Dios envió a Sansón a rescatar al pueblo de Israel de los Filisteos, aun
cuando el pueblo no clamo a Dios pidiendo liberación. Dios, en su gran Misericordia, escogió un libertador para ellos. En la vida de Sansón, vemos a Dios obrando a través de un hombre imperfecto y pecador para el bien de Su pueblo y gloria de Su Nombre.
Dios obra aun a través de las derrotas de líderes pecadores para llevar a cabo Su plan.
La caída de Sansón fue el resultado de su propia desobediencia, y sin
embargo Dios uso su muerte para empezar la liberación de Su pueblo. La muerte de Jesús fue el resultado de Su perfecta obediencia y nuestra desobediencia. Dios uso Su muerte para traer liberación de Su pueblo “una vez para siempre”.
Debemos llamar a la gente que se siente derrotada por el pecado y la
maldad a dejarlos y retornar a Dios para ser liberados.