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1)El Consentimiento Informado en psicología es un deber del psicólogo y un derecho del

usuario. Como deber es la obligación del profesional de informar a su usuario de manera


clara, oportuna, veraz y completa del proceso que seguirá en la prestación de sus
servicios en cualquier área de la psicología, cerciorándose y asegurándose de que el
usuario lo ha entendido, siendo un derecho del usuario recibir dicha información y dar su
consentimiento para la intervención psicológica de manera libre y autónoma.

2)

Confidencialidad.
Dado que en la historia clínica se consignan a cabalidad los datos obtenidos por la labor
profesional, el cuidado de esta información se encuentra bajo la reserva del Secreto Profesional.
Por ello, la historia clínica no podrá hacerse pública y a ella solo tendrán acceso terceros de
acuerdo al consentimiento explícito por parte del paciente, por orden judicial o para la correcta
prestación y vigilancia de los servicios de salud.

La historia clínica también podrá ser usada dentro de investigaciones o para labores de
docencia, sin embargo en estos casos será necesario salvaguardar los datos que permitan la
identificación del paciente. De esta manera deberán eliminarse o modificarse en la historia
clínica todos aquellos elementos que permitirían al paciente o a cualquier otra persona
reconocerse como el sujeto de la misma.

Además de la obligatoriedad, los psicólogos son responsables de regirse por el principio de


confidencialidad (Ley 1090 de 2006, artículo 2) y, por consiguiente, deben “guardar el secreto
profesional sobre cualquier prescripción o acto que realicen en cumplimiento de sus tareas
específicas, así como de los datos o hechos que se les comunicare en razón de su actividad
profesional” (Ley 1090 de 2006, artículo 10, inciso f). Por consiguiente, lo registrado en la historia
clínica es información confidencial, y a respetar esta confidencialidad están obligados tanto el
psicólogo (Ley 1090 de 2006, artículo 30), como quienes colaboran con él en el ejercicio de sus
funciones y tienen acceso a este documento (Decreto 3380 de 1981, artículos 23 y 24)

Los datos consignados en la historia clínica están protegidos por el secreto profesional, ya que su
conocimiento está limitado por el Derecho a la intimidad por tratarse de una información privada
(Sentencia T-834 de 2006) que voluntariamente es comunicada por el consultante o paciente en
una relación profesional que éste último considera segura para sus intereses (Sentencia T- 1563 de
2000), dadas las características de idoneidad y discreción con las que están investidos cultural y
profesionalmente los psicólogos. Su profesionalismo “se identifica con el saber escuchar y
observar, pero al mismo tiempo con el saber callar (…) De esta manera el profesional, según el
código de deberes propios (…) se vuelve huésped de una casa que no le pertenece y debe, por
tanto, lealtad a su señor” (Sentencia C-246 de 1996, citada por la Sentencia T-1563 de 2000).
A pesar de ser un documento privado que sólo pueden conocerlo terceros, previa autorización del
paciente, también tienen acceso a él “las autoridades judiciales y de salud en los casos previstos
en la Ley” (Resolución 1995 de 1999, artículo 14). Uno de los casos previstos por la Ley es el
conocimiento que de este documento y de sus soportes tienen los auditores de las instituciones
de salud como lo establece el artículo 5 del Decreto 1725 de 1999 para dar cumplimiento al
numeral 6 del artículo 178 de la Ley 100 de 1991 (Sentencia 1563 de 2000)

3)

Acogerse a la norma constitucional y legal que prescribe que el Secreto Profesional es inviolable.

Apoyar los postulados de la Corte Constitucional, asumiendo como no escritas las normas legales
que prescriben salvedades al Secreto Profesional.

Que la violación del Secreto Profesional por parte del psicólogo tendrá que ser investigada por los
Tribunales Deontológicos y Bioéticos de Psicología de acuerdo con lo dispuesto en la Ley 1090 de
2006.

Que hay ocasiones en que la información dada al psicólogo, así como los resultados de sus
evaluaciones, pueden llegar a ser de dominio público o de conocimiento de terceros, y que en esos
casos, el psicólogo debe acudir al Consentimiento Informado en donde se debe expresar de
manera clara y explícita tal situación.

Que cuando el profesional de la psicología estime conveniente revelar el Secreto Profesional,


porque de no hacerlo llevaría a un evidente daño a la persona o a terceros, lo hará bajo su entera
responsabilidad, y que deberá recurrir, en su defensa, al principio ético doctrinal universal del Mal
Menor, y a las causales justificativas del hecho consagradas en el artículo 32 de la Ley 599 de 2000.

Que antes de tomar cualquier decisión en cuanto a violar la reserva de sus consultantes, deberá
hacer un profundo análisis, apoyándose en cualquiera de las estrategias recomendadas para ello,
en especial, en los diez pasos para la toma de decisiones consagrados en el Código de Ética de
Canadá o en las recomendaciones que hace el Meta Código Europeo de Ética del Psicólogo.

Que en todo caso, el psicólogo deberá informar a sus consultantes sobre las limitaciones al Secreto
Profesional, de acuerdo con lo dispuesto en el numeral 5 del artículo 2 de la Ley 1090 de 2006; que
si el consultante está de acuerdo, se debe consignar dicha limitación en el Consentimiento
Informado. Pero si el consultante no está de acuerdo, y aun así el psicólogo lo acepta en consulta,
deberá respetar su compromiso y bajo ninguna circunstancia revelará el Secreto Profesional sin la
expresa autorización del consultante. De hacerlo, lo hará siguiendo lo dispuesto en los numerales
4 y 5 de la presente doctrina.

Las consideraciones expuestas en la presente doctrina serán las que guíen la actuación de los
Magistrados de los Tribunal es Deontológicos y Bioéticos de Psicología cuando se esté
investigando la conducta de un colega, relacionada con la violación del Secreto Profesional.

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