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en América Latina
Francia y Portugal. izquierda latinoamericana de las últimas décadas. El nuestro autor: la certeza es horadada una y otra vez, y no
nista Argentino. Fue expulsado del PCA en 1963, en el
José Aricó
por encontrarle una sustitución a la altura de los distintos DEL PRÓLOGO DE MARTÍN CORTÉS donde continuará con su trabajo.
• Apoyar la formación de redes de investigadores/as e
instituciones que actúan en el campo de las ciencias En ese contexto escribirá sus textos más sustantivos,
sociales y las humanidades. sobre Marx, sobre Juan B. Justo y fundamentalmente
• Fortalecer los procesos de internacionalización aca- sobre José Carlos Mariátegui, participando activamente
démica en América Latina y el Caribe. de las importante relecturas del peruano que se realizan en
aquellos tiempos. Retorna a Buenos Aires con el fin de la
• Ampliar la cooperación y el diálogo académico
Sur-Sur y Norte-Sur. dictadura y contribuye en 1984 a la fundación del Club de
Cultura Socialista, espacio articulador de buena parte de
• Estimular el desarrollo y la consolidación de las
los debates intelectuales de los años ochenta, que tienen a
ciencias sociales y del pensamiento crítico en los países
la cuestión democrática como horizonte fundamental de
más pobres de América Latina y el Caribe.
discusión. En ese marco comienza a publicar, en 1986,
• Intervenir en el debate público nacional y regional, junto con Juan Carlos Portantiero y Jorge Tula, la revista
aportando las perspectivas y contribuciones de la
La ciudad futura. En los ochenta continúa también con
investigación social basada en resultados. Patrocinado por sus tareas de investigación –incorporándose al CONI-
• Colaborar con la formación de agentes gubernamen- CET-– fundamentalmente en torno de la historia de las
tales, activistas sociales y profesionales de la prensa en izquierdas argentinas y latinoamericanas. Fallece en Bue-
temas sociales, educativos, culturales y ambientales,
nos Aires en agosto de 1991.
acercándolos a problemáticas abordadas desde las cien-
cias sociales y a las evidencias que la investigación Agencia Sueca de Desarrollo Internacional Sus publicaciones más importantes son: Mariátegui y
social aporta. los orígenes del marxismo latinoamericano (México,
• Generar condiciones de acceso abierto a la producción
académica latinoamericana y caribeña, contribuyendo a
Antología esencial Cuadernos de Pasado y Presente, 1978), Marx y América
Latina (Lima, CEDEP, 1980; reedición ampliada en:
la democratización del acceso al conocimiento y per- México, Alianza, 1982), La cola del diablo (Buenos Aires,
mitiendo su más activa utilización por parte de los Edición, selección y prólogo de Puntosur, 1988) La hipótesis de Justo (Buenos Aires,
gestores de políticas públicas, las organizaciones sociales Sudamericana, 1999), Nueve lecciones de economía y
y ciudadanas, la prensa y el propio sistema universitario. MARTÍN CORTÉS política en el marxismo (México, COLMEX, 2011)
ISBN 978-987-722-284-5
Black
José Aricó
ISBN 978-987-722-284-5
José Aricó
Creemos que el conocimiento es un bien público y común. Por eso, los libros de CLACSO están disponibles en acceso abierto y gratuito. Si usted
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Primera edición
José Aricó: dilemas del marxismo en América Latina: antología esencial (Buenos Aires: CLACSO, noviembre de 2017)
ISBN 978-987-722-284-5
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medio electrónico, mecánico, fotocopia u otros métodos, sin el permiso previo del editor.
Pasado y presente........................................................................................................... 71
I............................................................................................................................................. 71
II............................................................................................................................................ 76
III.......................................................................................................................................... 83
IV.......................................................................................................................................... 88
V............................................................................................................................................ 96
Bibliografía.......................................................................................................................... 99
La izquierda................................................................................................................. 805
El interés por la obra de José Aricó se ha in- latinoamericanos del revolucionario sardo, des-
crementado notablemente en los últimos años. tacándose allí nuestro autor, naturalmente al
Desde coloquios realizados en su nombre hasta lado de grandes figuras del gramscismo de la re-
publicaciones de libros dedicados a su figura, gión como Carlos Nelson Coutinho, Juan Carlos
pasando por infinidad de artículos y textos bre- Portantiero o Dora Kanoussi.
ves, e incluyendo un creciente interés por sus Difícil saber con precisión a qué se debe este
producciones desde fuera de América Latina: re- entusiasmo por Aricó, aunque acaso esta breve
cientemente se ha traducido su Marx y América introducción pretenda esbozar algunas hipóte-
Latina al inglés –y tanto en Estados Unidos sis al respecto. Una primera cuestión que podría
como en Inglaterra existen indagaciones en tor- subrayarse, y sobre la cual la presente antología
no de su obra–, y el mundo gramsciano italiano pretende poner foco, es la progresiva importan-
vuelve una vez más su mirada sobre los lectores cia que vienen cobrando en debates teórico-polí-
ticos del mundo de las izquierdas los escritos de
Aricó. Remarcamos la palabra porque estamos
* Martín Cortés es Doctor en Ciencias Sociales (Uni- frente a una figura cuyas contribuciones teóri-
versidad de Buenos Aires) y Filosofía (Université Paris
cas han estado opacadas por una situación algo
8). Docente de grado y posgrado en la Universidad de
Buenos Aires. Ha ofrecido cursos y conferencias en dis- paradójica: fue tan fenomenal su trabajo como
tintas universidades de Argentina y el exterior. Es Inves- editor, que sus propias reflexiones teóricas han
tigador Asistente del CONICET, con sede en la Universi- quedado en un segundo plano. Recapitulemos:
dad Nacional de General Sarmiento, y Coordinador del entre los Cuadernos de Pasado y Presente, que
Departamento de Estudios Políticos del Centro Cultural
funcionaron entre 1968 y 1983 en tres ciudades
de la Cooperación Floreal Gorini, en Buenos Aires. Ha
publicado diversos libros y artículos sobre teoría políti- distintas (Córdoba, Buenos Aires, México) y
ca, teoría del Estado y marxismo latinoamericano. la Biblioteca del Pensamiento Socialista que
16 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Aricó dirigió en tiempos de su exilio en México, debemos referirnos al marxismo que Aricó pone
podemos contar al menos con dos centenas de en juego, entendiéndolo como un gran campo
libros introducidos al debate marxista latinoa- de complejos y heterogéneos saberes que pue-
mericano; títulos centrales como la traducción den ser hilados en distintas series de acuerdo
de los Grundrisse y la nueva traducción de El a las necesidades que los convocan. Por esto
Capital, y títulos extraños, situados en los leja- Aricó era un traductor, pero también un inven-
nos bordes de una tradición que Aricó insistía tor de libros, que componía títulos convocando
en mostrar como una inmensa familia de bús- piezas que encontraban su articulación solo re-
quedas y problemas. No contamos aquí otras trospectivamente, una vez que formaban parte
experiencias editoriales “menores” en canti- de ese nuevo libro1.
dad, pero no por ello en importancia: Signos en
Argentina y Folios en México, solo por mencio-
nar dos sobre las que algo diremos más abajo. Ni Paradoja: la virtud de la escritura,
Marx ni el marxismo, entonces, tienen en caste- detrás del poder de la edición
llano la misma espesura antes y después de la
intervención editorial de Aricó. Así, su trabajo Partimos entonces de una paradoja: la virtud
ha producido efectos perdurables en una larga editorial de Aricó puede ser leída como una
serie de lectores de los cuales muchos proba- gran contribución teórica a los debates marxis-
blemente ni estuvieran al tanto de esa tarea de tas, a pesar de lo cual esa misma contribución
traducción que sustentaba las posibilidades mis-
mas de esas lecturas. Aquí la palabra traducción
1 Hemos desarrollado la hipótesis de lectura del mar-
va mucho más allá del acto estricto de trasponer xismo de Aricó como un gran ejercicio de traducción,
un texto a otra lengua: se trata al mismo tiempo entendiendo por ello la preocupación por poner en re-
de un modo de intervención, bajo la hipótesis lación la productividad crítica del marxismo con las sin-
de que problemas teórico-políticos del presen- gularidades históricas de la realidad latinoamericana, lo
te pueden ser pensados o leídos por medio de cual implica, a la vez, un proceso de producción teórica
que rearticula cada vez el corpus marxista de acuerdo
un rodeo, de un ejercicio que los confronte con a las preocupaciones que lo convocan. Para un mayor
otros modos en que problemas similares fueron desarrollo de esta tesis, y en general una mirada más am-
tratados. De allí también la amplitud con que plia sobre el marxismo de Aricó, ver Cortés (2015).
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés17
opaca las reflexiones escritas por el propio de interrogante persistente que leemos funcio-
Aricó. Estas, claro está, acompañan en buena nando por debajo de las diversas intervencio-
medida esa vocación editora, y de allí también nes de Aricó: las condiciones de posibilidad de
la centralidad de atender a la infinidad de pró- un marxismo traducido a la realidad latinoa-
logos escritos por nuestro autor (en esta anto- mericana. Ahora bien, esta antología tiene en
logía apenas reproducimos un puñado de ellos, realidad un doble propósito. Por un lado, lo
quizá los más relevantes, pero en ningún senti- ya dicho acerca de resaltar las contribuciones
do los únicos). En su conjunto, escritos y edi- teóricas y conceptuales de Aricó para pensar
ciones pueden ser pensados como dos aspec- diversos dilemas del marxismo y el socialismo
tos de una misma obra, que intenta pensar los en la región. Pero, al mismo tiempo, se trata
modos en que un marxismo latinoamericano también de hacer una presentación extensiva
es posible. Sin embargo, la paradoja señalada de la figura de Aricó, que justamente contribu-
dificulta tomar en consideración por su propio ya a diluir el equívoco en virtud del cual se con-
peso esos escritos. Por fortuna, decíamos, este sidera que sus escritos son menores también
entuerto es el que se está tendiendo a desarmar en términos cuantitativos. Al mismo tiempo
en los últimos años, y esta antología tiene la que pretendemos atacar este prejuicio, perse-
precisa y explícita pretensión de continuar por guimos el propósito más inmediato de hacer
esa senda: se trata de mostrar al Aricó teórico una exposición general del autor en cuestión.
del marxismo latinoamericano. Podríamos articular lo planteado hasta aquí
Ciertamente con ello no concluyen los pro- para empezar de nuevo diciendo que esa es la
blemas, sino que más bien comienzan. Pues intención primaria de esta antología: presentar
aquello que suponemos como el marxismo la- a Aricó como un autor fundamental de la teoría
tinoamericano de Aricó está lejos de hallarse política latinoamericana de las últimas déca-
en un texto o tratado al respecto. Antes que das, a partir de sus contribuciones para pensar
eso, admitimos, se trata de una operación de los dilemas y las desventuras del marxismo en
lectura proyectada sobre una amplia variedad nuestra región.
de fragmentos que recorren ciertamente pro- Al tratarse de una presentación, el ordena-
blemas muy diversos, y enfocados de distintas miento de los materiales será cronológico y
maneras. Se trataría, entonces, de una suerte tendrá una intención, al menos parcial, de ser
18 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
un trabajo representativo de las distintas preo- la realidad peruana de José Carlos Mariátegui,
cupaciones y abordajes que recorrieron la obra publicados en 1928, como el único texto de
de Aricó. Decimos parcial porque efectivamen- marxismo latinoamericano que podía recono-
te queremos mostrar destellos de sus diversas cerse en la larga tradición escrita de las izquier-
épocas y espacios de intervención (a modo de das de la región. Desmesurada afirmación que
extremos indicativos, incluimos la primera pu- evidentemente tenía el objetivo de dejar claro
blicación que se le conoce, de 1957, y el texto el punto: la alquimia entre vocación universal
póstumo, escrito en sus últimos meses de vida, emacipatoria –aquello que provee el marxis-
con que se lo despide en 1992 en la revista La mo– y singularidad histórica latinoamerica-
ciudad futura, a un año de su fallecimiento), na no está dada ni es autoevidente, sino más
al tiempo que el propósito de mostrar su va- bien un complejo ejercicio que se confronta
lor teórico nos delinea también el recorte que con todo tipo de tentaciones y deslizamientos
coloca el énfasis en algunos textos en particu- que atentan contra sus posibilidades de éxito.
lar. En su conjunto, como sugiere el título de Acaso en la soledad de Mariátegui en esta em-
esta presentación, se trata de reunir fragmen- presa traductora esté la explicación, para Aricó,
tos de un discurso que invitamos a leer como del hecho de que la historia de las izquierdas
la búsqueda de las condiciones de producción en la región sea ante todo el drama del desen-
de un marxismo latinoamericano. Con este cuentro, de dos vías –la del socialismo y la del
esquivo par, marxismo latinoamericano, nos movimiento popular– que las más de las veces
referimos no más que a un modo virtuoso de corrieron paralelas y sin encontrarse. ¿Qué hay
articulación entre elementos de distinto orden, entonces en Mariátegui como secreto para de-
teóricos e históricos. Aricó no expresó explíci- velar el enigma del desencuentro? Una “lección
tamente que esta búsqueda fuera su propósito, de método”, como dice por allí nuestro autor: el
mucho menos que en ella pudiera articularse la esfuerzo por pensar en clave marxista y en sue-
gran variedad de sus escritos y empresas cul- lo peruano. Puesta la cuestión de este modo, el
turales e intelectuales, pero nos animamos a punto de partida es siempre el de una lectura
poner nosotros allí el valor más duradero de su situada en una coyuntura problemática, pen-
contribución. En más de una ocasión, Aricó se sada desde una búsqueda emancipatoria. De
refirió a los Siete ensayos de interpretación de este modo, es a partir de las singularidades de
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés19
esa coyuntura, de cada coyuntura (pero con el fuga antes que el del sistema de pensamien-
auxilio del marxismo como horizonte teórico to. Podemos con esto referirnos a la segunda
–y eventualmente de “todo” el marxismo, si nos particularidad que mencionábamos más arriba:
guiáramos por la insaciable vocación traducto- el propio modo de construcción del marxismo
ra de Aricó–), que se dirimen los elementos que latinoamericano como problema. Cabe aquí
pueden hacer a su ruptura. una analogía con aquello que Gramsci sostenía
Volvamos entonces a la noción de fragmen- para la historia de las clases subalternas: ésta
to. Esta antología está animada por una for- se nos aparece disgregada y episódica. La falta
ma fragmentaria. Quizá todas las antologías de un relato triunfal en la historia popular no
lo estén, pero aquí hay una particularidad, responde –al menos no principalmente– a la
o más bien dos. Por un lado, el fragmento es falta de historiadores capaces de escribirla, si
claramente una forma de trabajo de Aricó. no a su condición subalterna y la acumulación
No podrían comprenderse sus contribuciones de derrotas que eso supone. El marxismo en
si no es a través del armado de series con su América Latina corre una suerte similar: no ha
infinidad de prólogos, artículos dispersos, no- sido la forma, teórica ni política, predominante
tas. También están sus libros, que aquí resal- en los modos de organización de las clases sub-
tamos por su valor teórico, pero que no dejan alternas. El desencuentro al que nos referimos
de encadenarse virtuosamente con esas series más arriba es también la razón para emprender
de textos fragmentarios. El trabajo de arma- una búsqueda de ese marxismo latinoamerica-
do de series, vale aclarar, es del lector mucho no en intersticios, proyectos truncos, pliegues
más que del autor (o del “antologista”), que en no visitados, en suma, en fragmentos que no
todo caso y a partir de ese trabajo fragmenta- constituyen, ni pueden hacerlo, trozos de una
rio fuerza aún más el carácter de intervención gran historia lineal, sino más bien, formas in-
de todo acto de lectura. Estamos entonces termitentes de aparecer de una posibilidad que,
frente a una obra dispersa, y que además admi- desde el punto de vista de Aricó, vale la pena
ra otras obras dispersas: Gramsci como caso recuperar para seguir explorando.
paradigmático. Pero el Marx de Aricó tam- Dicho esto, y como parte de las tareas pre-
bién es mucho más el de los fragmentos que vistas para introducir una antología, quisiéra-
el de las grandes obras, el de los puntos de mos inscribir los textos que aquí presentamos
20 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
queda marcado en el lugar de los lejanos oríge- tiempos nos llega uno de sus más entrañables
nes o, incluso, los pecados de juventud. En el recuerdos, que nos permite situar en los tiem-
caso de Aricó sucede algo de esto, efectivamen- pos de militancia comunista el principio de la
te se lo reconoce infinitamente más por todo invariante preocupación por el desencuentro.
lo hecho luego de ser expulsado del Partido Todavía antes de ingresar al PCA y ya interesa-
Comunista argentino (PCA) en 1963 que por lo do por la política, el joven Aricó asiste, en 1945,
que hacía allí. Las razones para ello no dejan de a un acto estudiantil en contra del gobierno de
tener una base material fuerte: son muchos más Farrell, cuyo secretario de Trabajo y Previsión
los textos e iniciativas intelectuales las que pro- era Juan Domingo Perón:
dujo después de ese año que antes. Y son todas
esas iniciativas las que le dieron la trascenden- Ese acto fue relevante porque los ferroviarios
cia de la que hoy goza su figura. organizados en una marcha nos disolvieron ese
Sin embargo, es muy difícil, si se hace una acto que se hizo en una plaza. Entonces, me en-
evaluación detenida del asunto, considerar el contraba por primera vez con esto que luego va a
paso de Aricó por el PCA como un aspecto me- ser un desencuentro histórico entre el movimien-
nor de su formación, o como un período efímero to estudiantil, que tiene propuestas democráticas
y anecdótico. En primer lugar, por una razón casi de avanzada, de cambio, de justicia social, frente
de orden cuantitativo: Aricó, que había nacido a un movimiento –los ferroviarios– que también
en 1931 en la localidad cordobesa de Villa María, planteaban justicia social, etc., y que sin embar-
fue un militante comunista durante más de quin- go, se las agarraban con nosotros. Nos hicieron
ce años, desde su adolescencia, ingresando a la pedazos el acto, tiraron piedras, rompieron el
organización en 1947, hasta el ya mencionado lugar donde estaban hablando los oradores. Esta
1963, del que luego diremos algo más. En ese fue la primera impresión fuerte de mi encuentro
período tuvo diversas ocupaciones, tanto inte- con la política (Aricó, 1991a: 77-78)
lectuales como políticas, y combinó justamente
el trabajo en estos dos planos: estuvo a cargo de Años de incertidumbre, principalmente respec-
diversas instancias de formación, y fue también to del peronismo, y con ello, de la acción con-
una destacada figura de la Federación Juvenil creta de la clase trabajadora y del gran enigma
Comunista de Córdoba. Justamente de aquellos del hecho nacional. En las propias palabras de
22 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
espacios de formación coordinados por Aricó a podría extenderse un poco más allá, habida
los que acudía: “Pancho decía: ‘Si querés saber cuenta de que esa expresión gramsciana quedó
de política, leé literatura. La literatura te pinta adherida a la figura de Aricó, y de algunos otros,
una sociedad, la política te la fragmenta. Leé más allá de que sus actividades efectivas se lle-
Tolstoi, leé Dostoievski’ Yo me hice tolstoiano varan adelante bajo ese nombre. Aquí nos refe-
por Pancho”3. Por otro lado, aunque se trate de riremos, sin embargo y por razones que saltarán
una hipótesis impresionista y no a ser probada, a la vista, a los años que llegan hasta la partida
se podría sostener que esa infinita y prolífica hacia México en calidad de exiliado, en 1976.
búsqueda político-intelectual que caracterizó La revista Pasado y Presente ha merecido una
el itinerario de Aricó luego de 1963 (y que no importante cantidad de estudios y referencias,
encontró nunca un nuevo espacio de militancia de modo que no es preciso aquí reconstruir su
en sentido estricto) buscaba acaso responder, génesis y desarrollo4. Sí nos interesa señalar al-
desde estrategias diversas, a los mismos enig- gunas de sus características salientes que dejan
mas en torno de la nación, de la clase obrera, marcas visibles en la trayectoria de Aricó. Quizá
del peronismo, del comunismo y de la política la principal consista en la convicción de que los
en general constituidos en aquella singular at- grandes problemas que enfrentaba el marxis-
mósfera cordobesa. mo –en aquel contexto que reunía la crisis del
estalinismo con la revolución cubana a nivel
internacional, y los interrogantes en torno de
2. Bajo el signo de Pasado y Presente la relación entre izquierdas y peronismo en la
Argentina– podían ser abordados buscando di-
Este subtítulo podría enmarcar el itinerario versas torsiones internas a la tradición, o cuan-
intelectual de Aricó al menos hasta 1983, año to menos ensayando nuevas formas virtuosas
en que se edita el último de los noventa y ocho de relación entre marxismo y otros campos del
Cuadernos de Pasado y Presente, e incluso saber y la cultura contemporánea. Según Aricó
explica en el primer editorial, que incluimos en
esta antología, las preguntas fundamentales del “frente único”. Como se sabe, el PCA no recibió
marxismo, en torno de las clases sociales en la de buen modo la invitación, y tras algunas dis-
historia, debe combinarse con una búsqueda cusiones e idas y vueltas, el colectivo editor es
denodada por identificar las características sin- expulsado del Partido.
gulares de la sociedad que se analiza. Ello impli- Hasta su exilio en México en 1976, Aricó vive
ca, en el lenguaje expansivo de un marxismo to- en Córdoba (hasta 1970) y luego en Buenos Aires.
talizante: “no dejar de lado por consideraciones De acuerdo a su propio testimonio, fueron años
políticas del momento a diversos aspectos del de peregrinación tras un sujeto político5 que re-
conocimiento humano (psicología, sociopsico- sultaba esquivo y resbaladizo: la militancia orgá-
logía, antropología social y cultural, sociología, nica fue una experiencia que no se repitió, y en
psicoanálisis, etc.), abandonando a la ideolo- su lugar se sucedieron distintas formas de apro-
gía burguesa contemporánea campos que ya ximación a experiencias políticas que iban sacu-
el marxismo en 1844 reclamaba como suyos” diendo el mundo de las izquierdas argentinas: la
(Aricó, 1963: 15). La confianza en la capacidad guerrilla a mediados de los años sesenta, en un
de “reclamar como suyos” esos campos está efímero contacto con el Ejército Guerrillero del
probada en que tal cosa vendría sucediendo Pueblo de Jorge Masetti en Salta; el sindicalismo
desde los Manuscritos de Marx, en 1844. Será clasista, en los variados contactos del grupo con
posible volver a leer en Aricó diferendos con las las secciones gremiales de izquierda de la activa
plumas del PCA que parecen pasar por esta per- Córdoba de fines de los sesenta; el peronismo
cepción de que aquello que Pasado y Presente de izquierda, en la aproximación a las grandes
muestra, contra las lecturas de la organización,
sería una confianza en los textos marxistas tan- 5 En una entrevista de 1986, Aricó afirma: “Cuando
to para lidiar con nuevas realidades como para, desde el segundo número de la revista [Pasado y Pre-
por eso mismo, eludir los riesgos de dogmati- sente] estuvimos colocados en la situación de un grupo
zación. Así, una tesis de renovación de las dis- que no tenía destinatarios, excepto la sociedad en su
cusiones que se daban en el PCA anima a los conjunto, vivimos esa situación con un sentimiento de
culpa que creíamos poder apagar buscando desespe-
jóvenes a sacar el primer número de la publica- radamente un anclaje político. Creo que la vida de la
ción, todavía como militantes comunistas, aun- revista estuvo marcada por este deambular detrás del
que con el espíritu de emprender una revista de sujeto político” (Aricó, 1986: 22)
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés25
la más formalizada Editorial Universitaria de La propuesta de los Cuadernos, vista hoy a la luz
Córdoba (Eudecor), en la que Aricó es nom- de los casi cien números publicados, resulta bas-
brado gerente. La dirigía Gregorio Bermann, tante coherente. Puso en escena las polémicas
personaje por varias razones fundamental en que comprometieron a los marxistas en distintas
la formación de Aricó, especialmente porque épocas y lugares de la historia del movimiento
es el responsable de la ya mencionada publica- obrero y socialista en el mundo: la experiencia de
ción de las Cartas de la Cárcel de Gramsci en la Segunda Internacional y de la Tercera, el pro-
1950. Bermann, que provenía de la mítica refor- blema de la organización política, la teoría de la
ma universitaria que Córdoba había ofrecido a acción de masas, el problema nacional y colonial,
América Latina unas décadas antes, fue políti- la teoría del valor, etcétera (Aricó, 1986: 22-23)
ca y materialmente un apoyo fundamental para
los jóvenes de Pasado y Presente. Eudecor, Ciertamente dentro de esta descripción gene-
con un catálogo más abierto que incluía títu- ral se podrían trazar distintas consideraciones,
los como Televisión y cultura de masas, de agrupamientos y periodizaciones. Pero como
Theodor Adorno, Las vanguardias artísticas aquí solamente estamos siguiendo el itinerario
del siglo XX, de Mario de Micheli, El modo de nuestro autor, digamos que hasta 1970, los
de producción asiático, de Maurice Godelier primeros doce títulos se publican en la ciudad
(que incluía Las formaciones económicas pre- de Córdoba. Los Cuadernos se mudan con Aricó
capitalitas, de Marx), y El drama social de a Buenos Aires. La capital argentina consagra-
la universidad, de Deodoro Roca (una selec- ría definitivamente a un gran editor. Primero a
ción de escritos preparada, precisamente, por través de un pequeño emprendimiento llamado
Bermann), funcionó hasta 1968, año en que se Signos6, producto del encuentro entre los pro-
inician los míticos Cuadernos. Esta gran em- venientes de Córdoba Aricó, Héctor Schmucler
presa de traducción de debates marxistas al y Santiago Funes y dos historiadores de
castellano es difícil de resumir, y tampoco es Buenos Aires: Juan Carlos Garavaglia y Enrique
aquí el sitio para analizarla en profundidad,
pero acaso podemos dar al propio Aricó en be-
neficio de describirla tal como lo hace en una 6 Para un mayor desarrollo de la experiencia de Sig-
entrevista de los años ochenta: nos, ver García (2012).
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés27
Tandeter. Signos tenía previstos en su catálogo Los primeros setenta son también los años en
varios títulos próximos a los Cuadernos, incor- los que, en el marco de la convulsionada rea-
porando además colecciones de historia, econo- lidad argentina, la revista Pasado y Presente
mía, literatura y semiótica. Sin embargo, acaso conoce una efímera segunda etapa, con tres
el más ambicioso de sus proyectos, la publica- números publicados en 1973 (el 2 y el 3 como
ción de los Grundrisse de Marx por primera vez número doble). Aricó es nuevamente una de
en castellano, se realizaría en realidad a través las figuras principales de la revista, así como
de otra editorial de la cual Aricó comenzaría a del tono general de acercamiento al peronis-
participar en aquellos años, y a la cual su nom- mo de izquierda que allí se expresa. La revista,
bre permanecería atado por mucho tiempo: de todos modos, no se agota en sus opciones
Siglo XXI. Hasta 1971, esta casa editorial mexi- políticas, sino que vuelve a mostrar amplitud
cana solo distribuía libros en Argentina, pero para tratar diversos problemas teóricos, y para
justamente a partir del trabajo de Signos y del mostrar a sus editores a la altura de los más
nombre que el propio Aricó se iba forjando relevantes debates internacionales de la época.
como editor, el mítico director de la casa central Este período porteño de Aricó se cierra con el
mexicana de Siglo XXI, Arnaldo Orfila Reynal advenimiento de la dictadura militar, que inicia
confía en el grupo de la pequeña editorial para su exilio mexicano.
abrir el capítulo argentino de la misma. Los escritos de Aricó en este período se en-
Aricó fue el gerente de producción editorial cuentran dispersos entre revistas, fascículos,
y encaró una larga serie de proyectos de libros prólogos y notas editoriales. Los prólogos
en la nueva editorial, mientras continuaba la merecerían un trabajo aparte que todavía está
edición de los Cuadernos. Además de los men- pendiente, en parte porque cada uno requiere
cionados Grundrisse, y de decenas de títulos un fino trabajo en torno también de aquello
fundamentales, Siglo XXI emprende una nueva que es prologado, para comprender los modos
edición de El Capital –destinada a superar la en que Aricó va tallando un estilo de interven-
clásica traducción de Wenceslao Roces para ción a través del trabajo editorial. Algunos de
Fondo de Cultura Económica– que comienza los prólogos están firmados con su nombre, en
en Argentina en 1975 y concluye en los años otros se adivina su pluma detrás del “Pasado y
mexicanos a los que nos referiremos más abajo. Presente”. Se trata en muchos casos de textos
28 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
breves, donde se introduce aquello que se Aricó) vuelve sobre la cuestión de la relación
pone a disposición, y se sugiere apenas una entre bases peronistas y organizaciones de iz-
vía de lectura, las más de las veces dejando quierda, en lo que constituía una preocupación
ver las intenciones de resignificar esos vie- común de diversas corrientes de izquierda de
jos problemas teóricos a la luz de dilemas la época, desde el PCA hasta las más variadas
contemporáneos. formaciones políticas que se multiplicaban al
Para esta antología nos hemos inclinado por calor de la activación política de masas carac-
las revistas, seleccionando algunos textos im- terística de los años sesenta. Incluimos ade-
portantes y sobre todo indicativos de los inte- más una reseña de las contribuciones de Louis
reses y las contribuciones de Aricó a los deba- Althusser en la revista Los Libros (este texto
tes de la época: reproducimos aquí el editorial y el anterior nos muestran, por otro lado, una
del primer número de Pasado y Presente, de característica permanente de Aricó: su conver-
1963, por tratarse de un texto emblemático en sación de Aricó con el marxismo italiano y, en
el itinerario intelectual de Aricó y también en la menor medida, con el francés), animada entre
configuración de las preocupaciones de la en- otros por Héctor Schmucler y abocada a dis-
tonces naciente “nueva izquierda”. El lector po- cutir diversos temas a partir de las novedades
drá apreciar allí diversas indagaciones de Aricó editoriales que iban apareciendo. Finalmente,
sobre las tareas de su generación, sobre el sen- nos vamos al segundo período de la revista
tido de producir una revista como ejercicio de Pasado y Presente para publicar un texto de
intervención, sobre los modos de leer a Marx y Aricó sobre el pensamiento de Gramsci, en par-
al marxismo y sobre los problemas sociales y ticular sobre la relación entre base y dirigen-
políticos argentinos y las posibles formas de li- cia. Como solía ocurrir con Aricó, aquello que
diar con ellos. Luego, incluimos un texto inédi- aparece como un posible tema monográfico de
to en español, publicado por Aricó en la revista análisis textual es también una preocupación
italiana Problemi del socialismo en 1965, a pe- por colocar elementos teóricos que permitan
dido de su director Lelio Basso. El texto, que mediar las demandas políticas del momento.
se inscribe en una polémica en torno de las re- De allí que ese texto se pueda colocar en se-
laciones entre izquierda y peronismo (proble- rie con diversas publicaciones de la época, in-
ma crucial en buena parte de la trayectoria de cluidos algunos Cuadernos, que indagaban en
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés29
las formas consejistas y en la acción obrera de de la editorial , de manera que contó con una
base, lugares desde los cuales Aricó pretendía alternativa laboral inmediata a su llegada a
partir en su apoyo al peronismo. México7. De hecho, poco antes de la dictadura
Aricó fue invitado a México por Orfila Reynal
y juntos recorrieron el país por algunas sema-
3. México: marxismo y teoría política nas. En Siglo XXI México participará de diver-
sas colecciones, de las cuales se destaca sin
Este período es ciertamente el más presente lugar a dudas la ya mencionada Biblioteca del
en la antología, en parte porque es cuando en- Pensamiento Socialista. En México, el víncu-
contramos mayor cantidad de textos de Aricó, lo entre Siglo XXI y los Cuadernos sigue sien-
pero la razón no es sólo “cuantitativa”: esta no do orgánico. No solamente porque funcionan
es una antología “justa” en materia de distribu- en un mismo espacio, sino porque la afinidad
ción de textos por períodos, temas o formas de de temas y el trabajo complementario es evi-
escritura. Como hemos dicho, además de pre- dente. En carta a José Sazbón, Aricó afirma,
sentar algunos textos clave de la trayectoria de respecto de sus labores en la editorial:
Aricó, aquí buscamos resaltar especialmente al
“teórico” del marxismo, de allí que dominen las 7 En su documentada investigación sobre el exilio ar-
contribuciones de los años mexicanos, pues es gentino en México, Pablo Yankelevich señala que esa fue
entonces cuando encontramos sus elaboracio- la experiencia de la gran mayoría de los argentinos que
nes conceptuales más finas. hacia allí partieron, al menos de aquellos ligados con el
En México las urgencias de las búsquedas campo intelectual y cultural. Las universidades (especial-
mente la Universidad Nacional Autónoma de México, el
políticas dejan forzosamente lugar a las ta- Colegio de México y la Universidad Autónoma de Pue-
reas intelectuales. Siglo XXI Argentina sería bla) y las editoriales y librerías (en particular Fondo de
cerrada por la dictadura en 1976, incluyendo Cultura Económica, Siglo XXI y Librería Gandhi) fueron
la detención por algunos meses de uno de los ámbitos que acogieron de manera inmediata y privilegia-
colaboradores más próximos de Aricó, Jorge da a los argentinos que llegaban huyendo de la dictadura
militar (Yankelevich, 2010). Este contexto es el que le
Tula, que será también un compañero siempre brindó a Aricó, según variados testimonios, la posibili-
presente en las iniciativas del exilio. Aricó dad de trabajar de manera menos urgente y, de ese modo,
se traslada directamente a la filial mexicana de desplegar también su trabajo como investigador.
30 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Personalmente, además de meter la cuchara en todos Además de su trabajo en Siglo XXI, Aricó par-
los problemas de Siglo XXI: desde la edición de los ticipaba, junto con muchos de quienes habían
libros hasta la forma en que se los acomoda en los sido compañeros en Pasado y Presente, de la
depósitos, trabajo más en particular en las series de Comisión Argentina de Solidaridad10. Este es-
“Biblioteca del Pensamiento Socialista”, “América pacio, presidido por el ex Contorno Noé Jitrik,
Nuestra” y los Cuadernos8 llevaba adelante diversas actividades de solida-
ridad (ligadas con cuestiones de alojamiento,
La entrañable respuesta de Sazbón, da cuenta trabajo y trámites migratorios para los argenti-
de la fama de Aricó como editor y bibliófilo: nos que iban llegando), culturales y de denun-
cia de la dictadura argentina, operando además
[…] veo que para la historia tu figura será indiscerni- como un espacio de articulación de iniciativas
ble de la de Siglo XXI: ‘Pancho Aricó, quien en esa de los distintos grupos de exiliados. Aricó in-
época estaba literalmente tras cada una de las fases tegraba el grupo “de los socialistas”, junto con
de existencia del libro: lo imaginaba, lo producía ini- Portantiero, Schmucler, Jorge Tula, Alberto
cialmente como un ‘concreto mental’, lo escribía, o lo Díaz, Ricardo Nudelman y Emilio de Ípola entre
reescribía, lo prologaba, lo imprimía, lo corregía, lo otros. En 1980, se conforma sobre esta base el
editaba, lo empaquetaba, lo acomodaba en el depósi- Grupo de Discusión Socialista, que participó
to, lo distribuía y a veces acompañaba al lector hasta
la casa para indicarle por sobre el hombro las erratas
supervivientes o una ardua cuestión de interpretación 10 Los exiliados argentinos en México se dividieron
filológica o política9 principalmente en dos sectores expresados en dos es-
pacios político-culturales que los nucleaban. Por un
lado, el COSPA (Comité de Solidaridad con el Pueblo
Argentino), fundado y dirigido por Rodolfo Puigross, li-
gado muy estrechamente con Montoneros. Por el otro,
8 Carta de José Aricó a José Sazbón, fechada en junio estaba la CAS (Comisión Argentina de Solidaridad)
de 1978 en México. Disponible en el Fondo José Sazbón que nucleaba grupos socialistas, peronistas críticos de
del CeDInCI-UNSAM, Buenos Aires. montoneros y diversas expresiones intelectuales y cul-
9 Carta de José Sazbón a José Aricó, fechada en Mara- turales. Para profundizar en las fracturas políticas y las
caibo, Venezuela en diciembre de 1978. Disponible en el instituciones de los argentinos exiliados en México ver
Fondo José Sazbón del CeDInCI-UNSAM, Buenos Aires. Yankelevich, 2010.
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés31
bajo ese nombre en varios debates e iniciati- En ese mismo marco general, funcionó la
vas de los últimos años del exilio en México. editorial Folios, dirigida por Nudelman y ani-
En este marco surge también la publicación de mada por varios de los “socialistas” de la CAS.
una importante revista en los debates intelec- El emprendimiento, que funcionaba en torno
tuales de los argentinos exiliados en México: de la infraestructura de la importante librería
Controversia. La revista estaba dedicada a exa- Gandhi en la cual el mismo Nudelman traba-
minar el pasado reciente argentino, con un tono jaba, funcionaba como un pequeño espacio de
fuertemente autocrítico respecto de las prácti- discusión con una importante autonomía de
cas políticas y los universos teóricos que habían cada una de sus colecciones. Allí, Aricó diri-
desplegado las izquierdas, tanto las peronistas gía la colección denominada “El tiempo de la
como las socialistas, en los años inmediatamen- política”, en el marco de la cual aparecerían
te previos (reproducimos aquí una intervención importantes publicaciones que constituían
de Aricó en la revista, a propósito de la relación sustantivas traducciones destinadas a discu-
entre socialismo y democracia). Como parte tir los problemas que se venían tratando en
del ejercicio de revisión amplia de las déca- los debates de la izquierda exiliada y que se
das del sesenta y setenta, la revista, impulsada extenderían a los primeros momentos de la
por el grupo de socialistas, integraba entre sus reapertura democrática. La experiencia de
editores a figuras provenientes del peronismo, Aricó en Folios se extendió hasta 1984, cuan-
pero críticos de Montoneros, y por ello incorpo- do algunos de los títulos editados en México
rados al CAS: Nicolás Casullo y Sergio Caletti. se reeditan en Buenos Aires. Aunque escueta
Junto con estos, Aricó, Schmucler, Portantiero en publicaciones, esta iniciativa de Aricó es
y Ricardo Nudelman, entre otros, integraban el sumamente clara en su propósito de inter-
comité editorial de la revista, que tenía a Jorge vención teórico-política en los temas que ve-
Tula por director y que publicó trece números níamos señalando. Instalada claramente en
entre 1979 y 198111. el contexto de la “crisis del marxismo”, todos
sus textos se inscriben de algún modo en el
11 Para un análisis de la experiencia de Controversia,
intento por interrogar la teoría política del
centrado en los modos en que el marxismo fue puesto marxismo, desplegando además el ejercicio
en discusión en la publicación, ver Giller (2017) más fuerte de diálogo entre esta tradición y
32 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
otras corrientes del pensamiento moderno. La libros en aquellos años), así como con sus más
colección “El tiempo de la política” publicó un finas reflexiones como pensador de la tradición
total de cinco títulos: Los usos de Gramsci, marxista latinoamericana. Enumeremos breve-
de Portantiero, en 1981; el volumen colectivo mente: en 1977 imparte en el Colegio de México
Discutir el Estado, en México en 1982 y en el curso sobre economía y política en el mar-
Buenos Aires en 1983; los Escritos Políticos xismo, editado hace algunos años, primero en
de Max Weber, en dos tomos, en 1982 en México, luego en Argentina, como Nueve lec-
México; los Escritos Políticos de Karl Korsch, ciones de economía y política en el marxismo.
también en dos tomos editados en México en En 1980 se publica en Perú la primera edición
el mismo año y, finalmente, El concepto de lo de Marx y América Latina, que se reeditaría
político, de Carl Schmitt, editado en México y en México dos años después con el agregado
en Buenos Aires en 198412. de un epílogo muy relevante en materia histó-
De modo que entre estas experiencias edi- rica y teórica. De ese mismo año es la escritura
toriales y la vida universitaria en el mundo de buena parte de La hipótesis de Justo, que
mexicano, nos encontraremos con el momento se publicaría póstumamente, en 1999. A ello
más prolífico de Aricó en materia de edición debieran agregarse los textos sobre Mariátegui
(los Cuadernos continúan con más de trein- (desde la compilación Mariátegui y los oríge-
ta títulos editados en México y Aricó asume nes del marxismo latinoamericano, número
la dirección de la Biblioteca del pensamien- 60 de los Cuadernos, encabezado por un largo
to socialista que publica al menos unos cien estudio preliminar de Aricó hasta la participa-
ción en diversas revistas con artículos sobre el
amauta) y la importante variedad de artículos
12 A propósito del Aricó “inventor” de libros al que distribuidos en las más diversas publicaciones.
aludimos más arriba, es interesante señalar que en una Habida cuenta de la abundancia de materia-
nota al pie del texto de Louis Althusser que encabeza les producidos (editados y escritos) por Aricó
el volumen Discutir el Estado, se reenvía al texto de en estos años, se puede suponer que son tam-
Biagio de Giovanni “Difusión de la política y crisis del
estado”, presente en “La teoría marxista del Estado,
bién variados los temas abordados en el perío-
México, DF, Folios, 1982”. Nos fue imposible dar con do. Para esta antología hemos recuperado los
este libro, que aparentemente nunca fue publicado. trabajos más significativos que, por distintas
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés33
Allí se bucea en el Marx “tardío” –hoy bastante ne varios efectos problemáticos, pero a Aricó
conocido, pero no tan trabajado en aquel en- le preocupa particularmente uno: el desdi-
tonces– que se topa con las realidades perifé- bujamiento de la especificidad de la política.
ricas (fundamentalmente con Irlanda y Rusia) Si la historia es concebida bajo la forma del
para pensar de qué modo esas reflexiones, desarrollo lineal, la política tenderá a estable-
donde Marx es un furibundo crítico de la filo- cerse como efecto de un conflicto que sucede
sofía de la historia que, advierte, comienza a en otro lugar (la economía). Es justamente allí
erigirse en su nombre, pueden traducirse para que se insertan las abundantes indagaciones
pensar América Latina. Pues nuestra región no de nuestro autor en torno de la teoría política
habría tenido la misma suerte de ser leída con del marxismo15. En esa senda se pueden leer
aquella agudeza, ni por Marx –Aricó se detie- las Nueve lecciones de economía y política en
ne en el clásico y desafortunado Bolívar que el marxismo, como una búsqueda por los mo-
Marx escribe en los años cincuenta– ni, esto dos en que esta tradición pensó una relación
es más grave, por buena parte de los marxistas compleja entre ambas dimensiones, no lineal
latinoamericanos. ni reductiva. Allí despuntan Lenin y Gramsci
Ahora bien, afirmábamos que el problema
de la filosofía de la historia no es solamente
el de la vaga teoría del progreso que lastimó muy plausible suponer una notable importancia de es-
la capacidad crítica del marxismo. Como fon- tos argumentos althusserianos en el Aricó de los años de
exilio. Tanto es así que se podría hipotetizar que Marx y
do, ella supone una imagen simplificada de la América Latina está en buena medida cruzado por una
totalidad social, a la manera de un principio pregunta althusseriana, justamente aquella que indaga
último que le da sentido uniforme a todas las en la (problemática) relación entre Marx y Hegel.
partes (Louis Althusser, por cierto bastante 15 Aquí cabe señalar, una vez más, la permanente aten-
presente en estos años de Aricó, llamaba a ción de Aricó por los debates de la izquierda italiana. Al
esto “totalidad expresiva”)14. Esta imagen tie- menos desde 1975 se llevaba adelante en la península
un fuerte debate en torno de la existencia o del déficit
de una teoría marxista de la política y del Estado. Parte
14 Nos referimos en particular al Althusser de “Con- de esos debates fueron publicados por la Universidad
tradicción y sobredeterminación”, de 1962 (Althusser, de Puebla (en una colección dirigida por Oscar del Bar-
1970). Aunque no es tema inmediato de este trabajo, es co). Ver AAVV (1978).
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés35
como casos salientes de pensadores marxistas aunque no asume ningún cargo y sus apreciacio-
de la política (reproducimos aquí las lecciones nes de la época presentan siempre un tono más
dedicadas a ellos). Y en esa misma dirección tocado por la incertidumbre general que por
aparece, aunque asociado con la historia de un renovado entusiasmo político. En cualquier
las izquierdas argentinas, la enigmática figura caso, aquello que nos interesa subrayar es que el
de Juan B. Justo: como una vía para pensar las “clima intelectual” de los años ochenta implica
complejas asincronías entre economía, políti- una gran transformación en materia de temas
ca y cultura en la vida popular argentina, y las y estilos de discusión, y es incluso allí donde
recurrentes dificultades de las izquierdas para quizá puede rastrearse el desdibujamiento de la
lidiar con ellas. tarea editorial de Aricó, que tiene en Folios su
última experiencia relevante. Una entrevista de
1984 puede ayudarnos a comprender la posición
4. Los años democráticos de Aricó. Allí, a propósito de los Cuadernos de
Pasado y Presente como propuesta de apertura
Aricó pasará en Buenos Aires los años que si- del marxismo, afirma:
guen al fin de la dictadura militar en 1983, hasta
1991, año de su fallecimiento. Esos tiempos es- Los Cuadernos ayudaron a que mucho de lo silen-
tarán marcados por la continuación de muchas ciado pudiera emerger, pero no pueden modificar
de las preocupaciones intelectuales que recién por sí mismos una tendencia irrefrenable a la re-
consignábamos, pero también por un escenario constitución de un discurso ideológico, y por tan-
de discusión que se modificaba sustantivamente. to reductivista de la realidad. Y no es meramente
El naciente gobierno de la Unión Cívica Radical, con buenos libros como pueden superarse visio-
contaba con el explícito apoyo de quienes con- nes que emanan del propio movimiento social.
formaban el Grupo de Discusión Socialista. Pero la propuesta de los Cuadernos me parece
De hecho, Juan Carlos Portantiero y Emilio de hoy insuficiente por una razón adicional. Debido
Ípola se integran como asesores del presidente, a causas que no fueron originadas solamente por
y muchos otros se incorporan a distintos pues- la censura y la represión, la tradición marxista es
tos de gobierno. En el caso de Aricó, su simpa- hoy mucho más débil en la Argentina. Advierto la
tía por Alfonsín también era clara y manifiesta, presencia de una suerte de ruptura de tradiciones
36 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
que, de estar en lo cierto, debería llevarnos a ana- Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo, y a la cual
lizar con más cuidado la fastidiosa reproducción Aricó se incorporaría al momento de su retor-
en las jóvenes generaciones de los viejos discur- no a la Argentina. Es precisamente a partir del
sos. Es como si el olvido el opacamiento de esa encuentro entre estos dos núcleos que se forma,
tradición, transformara a los viejos discursos en en 1984, el Club de Cultura Socialista, un espa-
palabra muerta, en un redoble de tambores que cio que buscaba ser un centro de reflexión y ela-
impide al lenguaje ser un medio de comunicar boración intelectual que contribuyera a la reno-
ideas (Aricó, 1984: 33) vación de la cultura de izquierda en la Argentina,
y que produciría su propia revista, La Ciudad
Aparecen en estas palabras, si se quiere, las Futura16, a partir de 1986. Su principal propósi-
dos razones que podrían explicar no sólo el fin to, en este marco, era la discusión en torno de la
de la experiencia de los Cuadernos de Pasado democracia como punto de partida para el des-
y Presente, sino también de las tareas de edi- pliegue de un pensamiento socialista.
ción de Aricó. Primero, porque los “buenos li- Acaso a partir del espíritu del Club se pueda
bros” no pueden resolver dilemas que son en proveer una imagen del tipo de discusión polí-
realidad del movimiento social. Segundo, se- tica en que Aricó está inserto en aquellos años.
guramente como efecto de un mismo clima de Su “Declaración de Principios” es muy gráfica
época, porque los oídos del debate argentino respecto del modo de pensar el problema de
ya no reciben al marxismo como insumo para la democracia y el socialismo, situándose en
el pensamiento, sino como un eco del pasado el manifiesto camino de “renovar la cultura de
que no parece poder decir nada del presente, izquierda”, en el marco de lo cual sitúa la nece-
lo cual lleva a la trágica circunstancia de que sidad de trascender la concepción instrumental
las palabras que antes se ligaban a la emanci-
pación suenen anacrónicas.
Nada de esto detiene, desde luego, las inicia-
tivas político-culturales de Aricó. En tiempos de 16 El primer número aparece en 1986. Aricó, Portantie-
ro y Tula son los directores, mientras que el consejo edi-
la revista Controversia, el Grupo de Discusión torial está conformado, entre otros, por: Carlos Altamira-
Socialista toma contacto con la revista argenti- no, Emilio de Ipola, Rafael Filippelli, Ricardo Nudelman,
na Punto de Vista, animada principalmente por José Nun, Beatríz Sarlo, Oscar Terán y Hugo Vezzetti.
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés37
modos a través de los cuales Aricó continua modo de cuestionar la aceptación indiscriminada
indagando en los misterios de una izquierda de lo existente. Un modo, en fin, de ser también
que no logra presentarse como opción efectiva como él, un aguafiestas (Aricó, 1991b: 15)
de conducción de la sociedad argentina. Ahora
bien, estos textos, posiblemente por la pérdi-
da de potencia del discurso marxista a la que
aludíamos recién, evocan más una amarga dis- 5. A modo de cierre
tancia con la plausibilidad de aquellos proyec-
tos de transformación social que una urgencia Estamos frente a una intensa y compleja tra-
que el presente colocaba en la agenda teórica. yectoria intelectual, que es al mismo tiempo
Quizá eso explique la pasión tardía por la figura la aventura de una vida enlazada íntimamente
de Walter Benjamin, recuperada en este libro al nombre de Marx y de las tradiciones eman-
en una bella pieza de La ciudad futura en la cipatorias, como el signo de una serie de iti-
que Aricó parece hablar más de sí mismo que nerarios comunes que engloban a muchas fi-
del genial filósofo alemán: guras de la izquierda latinoamericana de las
últimas décadas. El recorrido de Aricó puede
Benjamin manifestaba simpatías por intelectuales pensarse como la historia de una búsqueda,
tan dispares como el filonazi Carl Schmitt, el sio- que acaso presenta un punto clave de ruptu-
nista Scholem o el marxista Brecht ¿Un marginal ra en 1963, cuando es forzado a abandonar el
incomprendido e irreductible o un pensador va- Partido Comunista y comienza un deambular
liente y astuto que se propuso llevar adelante un que no encuentra punto de llegada. Podríamos
proyecto propio en las circunstancias adversas de arriesgar que con esa expulsión termina de di-
un campo cultural lacerado por la intolerancia y el fuminarse una certeza que se encontraba de
espíritu faccioso? […] Cuando la ‘caza al marxista’ por sí cada vez más cercada, la de una orga-
–ese nuevo fantasma que recorre el mundo– ame- nización y un sujeto político que se suponían
naza ser un modo burdo y trivial de disfrazar la encarnaciones de un proyecto revoluciona-
incapacidad del pensamiento crítico para volverse rio. Sin embargo, lo que sigue no es tanto el
práctica transformadora, rescatar el carácter mi- abandono de esa certeza, como la búsqueda
litante de la crítica benjaminiana sigue siendo un permanente por encontrarle una sustitución a
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés39
la altura de los distintos dilemas que la vida que no encontraremos la verdad final en el úl-
política argentina y latinoamericana va atra- timo texto. Por el contrario, como el propio
vesando, siempre con el horizonte de producir Aricó parecía hacer con los libros que inven-
un encuentro entre el mundo de las izquierdas taba y editaba, nos interesa sugerir la posibi-
y el movimiento popular. De algún modo, la lidad de una lectura actual de nuestro autor.
amplitud de miras y el permanente proceder Esa actualidad, sostenemos está en la necesi-
crítico juegan una suerte de mala pasada a dad de seguir insistiendo con el problema del
nuestro autor: la certeza es horadada una y desencuentro. Desencuentro que es, en parte,
otra vez, y no logra nunca constituirse nue- el ya mencionado, el del marxismo y el mo-
vamente, no del modo en que lo estaba en el vimiento popular en América Latina. Pero es
pasado. Es precisamente en esos intentos, también, de manera más situada, el de Aricó y
inevitablemente fallidos, que se producen las la política, relación que aparece siempre más
grandes indagaciones teóricas y editoriales de signada por las derrotas que por las grandes
Aricó y, con ellas, sus más relevantes contri- síntesis. Hay que decir, en este punto, que esas
buciones al marxismo latinoamericano (y al derrotas son también las de las izquierdas la-
marxismo en general). Para nosotros, lecto- tinoamericanas en general, y en todo caso
res de sus textos y de sus ediciones, el desen- Aricó nos puede ayudar a comprender que
cuentro como fuerza motriz acaso explique la esa partida nunca termina definitivamente.
potencia y multiplicidad de legados que esta Justamente por esto es posible que la figura
figura nos ha dejado. de Aricó llame la atención de tantos nuevos
Como decíamos, esta no es una antología lectores en los últimos tiempos, porque algo
justa. No lo es porque, aun si pretende hacer de los enigmas políticos de los últimos años
una presentación del autor, se detiene espe- parecen volver sobre una cantidad de búsque-
cialmente en una serie de textos que consi- das y preguntas teóricas que aparecen desple-
deramos sus más relevantes contribuciones gadas en esta antología. Si Bolívar y Marx se
teóricas a los dilemas del marxismo latinoa- daban dramáticamente la espalda en Marx y
mericano. Este recorte tiene como fondo la América Latina, algo de esas dos figuras pa-
certeza de que una trayectoria, como el cono- reció rozarse en las aventuras de los procesos
cimiento mismo, no es acumulativa, de modo políticos latinoamericanos de las últimas dos
40 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
décadas. Se trata tan solo de una resonancia, Aricó, José (1991b) “Walter Benjamín, el
que debe ser explorada en su complejidad y aguafiestas”. En: La Ciudad Futura. Supl.
en sus dobleces, pero que, esto es lo impor- n. 9. Buenos Aires, Argentina, n. 25-26,
tante, nos sugiere que las búsquedas de Aricó octubre de 1990-enero de 1991, p. 15.
son, quizá, también las nuestras. Burgos, Raul (2004) Los gramscianos
argentinos. Cultura y política en la
Martín Cortés experiencia de Pasado y Presente. Buenos
Aires, Siglo XXI.
Club de Cultura Socialista (1984):
Bibliografía “Declaración de Principios”. Disponible en:
http://www.clubsocialista.com.ar/sobre_el_
AAVV (1978) ¿Existe una teoría marxista del club/declaracion_de_principios/index.php
Estado?”. Puebla, Universidad de Puebla. Cortés, Martín (2015) Un nuevo marxismo
Althusser, Louis (1970) “Contradicción y para América Latina. José Aricó:
sobredeterminación”, en La revolución traductor, editor, intelectual. Buenos Aires,
teórica de Marx. México, Siglo XXI. Siglo XXI.
Aricó (1991a) “José Aricó”. Entrevista de Crespo, Horacio (2001) José Aricó. Córdoba,
Carlos Altamirano. En Entrevistas 1974- Agencia Córdoba Cultura.
1991. Córdoba, CEA. De Ípola, Emilio (2005) “Para ponerle la cola
Aricó (1963) “Pasado y presente”. En Revista al diablo”, presentación de Aricó, José La
Pasado y Presente Nº 1. Córdoba. Cola del diablo. Buenos Aires, Siglo XXI.
Aricó (1984) “La necesidad de una autocrítica en Flores Galindo, Alberto (1980) La agonía de
el marxismo”. Entrevista de Carlos Suárez. . Mariátegui: la polémica con la Komintern.
En Entrevistas 1974-1991. Córdoba, CEA. Lima, DESCO.
Aricó (1986) “América Latina: el destino se García, Diego (2012b) “Signos. Notas sobre
llama democracia”. Entrevista de Horacio un momento editorial” en Políticas de
Crespo y Antonio Marimón. En Entrevistas la Memoria Nº10/11/12, Anuario de
1974-1991. Córdoba, CEA. Investigación del CeDInCI, Buenos Aires.
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés41
Por ello el proletariado no solo aplica su dic- capitalista, a través de un proceso de “sub-
tadura (dictadura del proletariado, como dice versión de la praxis” que no sabemos cómo
Marx) sobre la burguesía, sino que edifica se produce? ¿Cómo esta madurez del sistema
todo su poder sobre la base de la dirección y se hace conciencia en el proletariado? Por
la guía de todos los sectores populares. Este supuesto, en el nivel de la superestructura,
es el sentido del término hegemonía –utiliza- de la ideología. Pero en la sociedad actual,
do repetidamente por Gramsci– y que señala con la existencia de importantes organismos
la capacidad del proletariado de agrupar bajo “civiles” (partidos políticos, iglesias, escue-
su dirección a todas las fuerzas nacionales y las, prensa, etc.) que son vías de infiltración
populares. Es decir que el momento de la fuer- de la ideología burguesa en el seno de las
za es acompañado por el momento de la con- masas, ¿se puede afirmar que la clase obre-
ciencia, de la dirección política de los sectores ra sola, espontáneamente, puede producir la
aliados (del “consenso”, como diría Gramsci). ideología socialista? De ninguna manera. “La
Esta es una condición necesaria, y mérito de historia de todos los países atestigua que la
Lenin es haberla desarrollado y profundizado. clase obrera, abandonada a sus propias fuer-
El proletariado podrá triunfar sobre la bur- zas, solo es capaz de elaborar una concien-
guesía si sabe colocar bajo su dirección polí- cia tradeunionista, es decir la convicción de
tica y cultural a todos los sectores populares, que es necesario agruparse en sindicatos”
fundamentalmente los campesinos. (Lenin, 1946: 163). La conciencia socialista
Esto presupone la creación de la concien- únicamente puede surgir sobre la base de un
cia de clase en el seno del proletariado. Es de- conocimiento profundo del desarrollo cientí-
cir, la conciencia de los fines históricos que el fico de la época y de la generalización de la
proletariado tiene que cumplir, la conciencia experiencia proveniente de las luchas obre-
socialista. ras y populares. Esa ideología socialista es
Y entonces surge un problema fundamen- introducida desde afuera de la clase obrera
tal no resuelto por Mondolfo. Dentro de la y es lo que permite llevar a la misma la con-
sociedad capitalista, ¿cómo se forma esa con- vicción profunda del papel histórico que tiene
ciencia socialista? ¿Es un producto mecánico que desempeñar para la liquidación de la so-
de la madurez económico-política del sistema ciedad basada en la explotación del hombre.
46 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
En este sentido quizá convenga transcribir producto de la comprensión de las leyes de de-
una cita de Emilio Sereni que ilustra admira- sarrollo de la sociedad. Así el Partido Obrero
blemente lo planteado. cumple la función de acelerar la formación de
la conciencia de clase, de convertir en unitaria
En nuestra sociedad la ideología de la burgue- y coherente la disgregada –porque aún existen
sía es la dominante y basa este dominio en la elementos heterogéneos de distintos campos
espontaneidad de las masas. El abandono de culturales– concepción del mundo que está en
estas masas a la espontaneidad capitalista, no la mente de cada uno. De tal manera y a través
solamente impide el acceso a la cultura y a la de la acción profunda del partido, el marxismo
hegemonía cultural, sino que la imposibilita para deviene una filosofía histórica, porque se difun-
el desarrollo de su lucha política liberadora. Más de, se convierte en la concepción propia de las
aun, impide su constitución como clase para sí, masas, se hace política.
como dice Marx, porque para un proletariado El leninismo, y con él Gramsci, afirman por
producto de la diferenciación y degradación de consiguiente la necesidad de la existencia del
todas las clases, de la confluencia a las grandes partido político del proletariado. Es decir, de
ciudades de una población de diverso origen re- “un núcleo directivo consciente y enérgico que
gional, nacional, religioso, de diversa capacidad en virtud de un plan realista guíe y organice
profesional, su constitución como clase implica dinámicamente a la clase proletaria”. Y esta
la conquista de una conciencia de clase, la su- posición no supone –como equivocadamente
presión de la espontaneidad de los prejuicios cree Mondolfo– abandonar las exigencias que
corporativos, nacionalistas y otros que com- Marx (1946, 1980 [1859]), en el “Prefacio” a la
porta la variedad de origen de los proletarios Crítica de la Economía Política, plantea como
(Sereni, 1950: 29). condiciones para el triunfo de un cambio social
y que son:
Por ello, a diferencia de las otras clases que
fueron dominantes, el proletariado, para con- 1. La idea de que la humanidad solo se propone
vertirse en clase para sí, debe nuclearse en el aquellos cometidos que puede resolver (y el
seno del Partido de la clase obrera, que ex- cometido surge cuando existen las condicio-
presa el momento de la conciencia socialista, nes materiales de su resolución).
¿Marxismo versus leninismo? 47
que se desmoronó cual castillo de naipes ante ve, esta nación, la más burguesa de todas, as-
el avance del nazismo. Exactamente lo mismo pira a tener en resumidas cuentas, al lado de
ocurrió en la Italia del año 1920. la burguesía, una aristocracia burguesa y un
O tomemos un ejemplo que aporta Mondolfo proletariado burgués”. Es claro que esto tiene
(1956) cuando señala que el caso del laboris- una explicación. La acumulación de superbe-
mo inglés demuestra cómo a la madurez histó- neficios provenientes de la explotación colo-
rica objetiva corresponde una madurez subje- nial permite a las grandes potencias imperia-
tiva (!) de la clase trabajadora, sin necesidad listas corromper a las capas superiores de sus
de que el partido le imponga su dictadura (!). obreros y crear una aristocracia obrera que es
¡Pero si el tradeunionismo inglés es el caso tí- utilizada como freno de las luchas proletarias,
pico de cómo se castra la energía de las masas manteniéndolas en el lecho de Procusto de las
negándose a darles una teoría revolucionaria! simples reivindicaciones económicas. Esta es
¿Cuántas veces estuvo en el poder el laboris- la raíz social del oportunismo, que se mues-
mo en Inglaterra? ¿Construyó alguna vez –o tra en sus aspectos típicos en el movimiento
lo intentó siquiera– una sociedad socialista obrero norteamericano.
basada en la caducidad de la explotación del En el problema de las relaciones dialécti-
hombre por el hombre? ¿Impidió alguna vez cas entre el partido y la clase, existe la posi-
que el voraz imperialismo inglés explotase ini- bilidad de incurrir en dos graves errores: por
cuamente a sus colonias? El ejemplo del labo- un lado subestimar al partido, confiar en la
rismo inglés es precisamente el camino que no espontaneidad de las masas, confiar en que
debe elegir el proletariado en su lucha por el las masas por sí solas pueden adquirir una
poder. Y si Mondolfo quiere estar en la buena conciencia socialista. Esto es tradeunionis-
compañía de Marx y Engels en este caso, po- mo. Y la experiencia histórica demuestra
dría leer –y no es la única– la carta que el 7 de los fracasos a que conduce esta desviación
octubre de 1858 dirige Engels a Marx (Marx oportunista, economista del marxismo. Por
y Engels, 1973), en la que enjuicia el oportu- el otro lado, subestimar el papel de la cla-
nismo del proletariado inglés de la siguiente se es blanquismo, es llevar a la clase a la
manera: “El proletariado inglés se va aburgue- aventura despegarse de ella, de sus instin-
sando de hecho cada vez más; por lo que se tos, grados de evolución, de su iniciativa
50 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
que “en la política está la sustancia de la his- socratiano del “conócete a ti mismo” como
toria y para aquel que ha llegado a la concien- guía moral. Para Gramsci la cultura no consis-
cia crítica de la realidad y de la tarea que le te en el afán enciclopédico de acumular datos
espera en la lucha por transformarla, está y nociones particulares. Es por sobre todo
también la sustancia de su vida moral”. Y allí
están las profundas observaciones personales […] organización, disciplina del propio yo interior,
en Passato e Presente (el último volumen de es toma de posesión de la propia personalidad, es
los Cuadernos; Gramsci, 1951) para atesti- conquista de una conciencia superior, por la cual
guar que en Gramsci es inescindible la unidad se llega a comprender el propio valor histórico, la
de teoría y práctica, de lucha política y vida propia función en la vida, los propios deberes y de-
moral. Por sobre la aparente disgregación de rechos […]. Conocerse a sí mismo quiere decir ser
los cientos de notas y apuntes que constitu- sí mismo, ser dueño de sí mismo, distinguirse, salir
yen los escritos de la cárcel, existe algo que fuera del caos, ser un elemento de orden, pero del
los unifica en forma vital. Es la propia vida de propio orden y de la propia disciplina en torno a un
Gramsci, sus experiencias de dirigente de la ideal (Gramsci, 1958b: 24-25).
clase obrera italiana la que se vuelca en esas
páginas escritas con letra diminuta y prolija. Y por ello amaba tanto el estudio de la historia,
Su deseo de estar vivo, de no ser escindido ya que es allí donde el hombre al conocer a los
del mundo, pudo más que la acción de quienes demás, y al saber de los esfuerzos que debieron
deseaban impedir que su cerebro siguiese fun- realizar para llegar a ser lo que fueron y para
cionando y de los tormentos de su cuerpo en- crear este mundo que hoy nos rodea se conoce
fermo y maltrecho, porque toda su vida estaba también a sí mismo.
sujeta a una voluntad férrea que le permitía
centralizarla alrededor del estudio y la medi- [Le escribe a su hijo Delio] Pienso que la historia te
tación. Si había algo que odiaba y despreciaba gusta como me gustaba a mí cuando tenía tu edad,
era la irresponsabilidad, la vanidad, el diletan- porque se refiere a los hombres que han vivido y
tismo, “la veleidad que suplanta la voluntad todo lo que se refiere a los hombres, a cuantos
concreta”. Desde sus primeros escritos hasta más hombres es posible, a todos los hombres del
los Cuadernos aparecerá siempre el motivo mundo en cuanto a su reunión en la sociedad, en
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado...55
una teoría que deriva y se desarrolla en situa- Se trata entonces de reconstruir el largo pro-
ciones históricas determinadas, estando por ello ceso de desarrollo que va desde su juventud
sometida a un proceso continuo de renovación en la Cerdeña oprimida por un Estado que en
y desarrollo. el mismo momento de su nacimiento basó su
Pero existe también el simplismo de quie- estabilidad estructural en la explotación inhu-
nes parecen no darse cuenta que es imposi- mana de regiones enteras de su país, para favo-
ble comprender a Gramsci en la totalidad de recer así la acumulación capitalista en las otras,
su desarrollo si lo escindimos de Lenin, que hasta su muerte tres días después de salir de la
la teoría del Estado tal como se esboza en el cárcel en 1937. Fueron pocos años de vida pero
Maquiavelo presupone a Marx y Lenin aún muy intensos, puesto que los sacudimientos sur-
cuando desarrolle algunos aspectos que estos gidos en el mundo con motivo de la guerra y el
pensadores solamente delinearon debido a las desarrollo del movimiento revolucionario plan-
diferentes exigencias político ideológicas que tearon tales exigencias, destrozaron tantas cris-
se les planteaban. El mismo Gramsci lo reco- talizaciones, rompieron tantos prejuicios teóri-
noce cuando al analizar este problema de la cos que fue necesario afrontarlos y resolverlos
hegemonía hace mención al aporte leninista abandonando todo esquema dogmático, luchan-
en estos términos: do desde el interior del movimiento obrero por
un marxismo depurado de toda clase de incrus-
[…] el más grande teórico moderno de la filosofía taciones extrañas, de toda clase de determinis-
de la praxis [Lenin, nota de J. A.], en el terreno de mo fatalista que mellara la voluntad del hombre,
la lucha y de la organización política, con termino- pero sabiendo también que todo retorno a un
logía política, en oposición a las diversas formas marxismo genuino y renovado colocaba a este
“economistas”, ha revalorado el frente de la lucha en condiciones de enfrentar y superar todas las
cultural y construido la doctrina de la hegemonía manifestaciones de la cultura burguesa. Era una
como complemento del Estado-fuerza [es decir, tarea gigantesca, pero impostergable pues solo
la dictadura del proletariado en el lenguaje carce- cumpliendo con ella el proletariado estaría en
lario que debía utilizar; Gramsci, nota de J. A.], y condiciones de ejercer su influencia sobre los
como forma actual de la doctrina de la “revolución diferentes grupos sociales y convertirse en clase
permanente de 1848” (Gramsci, 1958a: 199). hegemónica, portadora por lo tanto del germen
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado...57
de una nueva cultura, de una reforma intelectual parte la concepción leninista del partido del
y moral. Esta fue la tarea emprendida por Lenin proletariado y es esta concepción la que fructi-
y resuelta con la Revolución de Octubre. Hacia fica en Gramsci de una manera profundamente
este logro se orientó también Gramsci en su es- original. Con justeza señala Togliatti (1958: 32)
fuerzo por individualizar las tendencias y parti- que dicha originalidad “reside en haber dado a
cularidades planteadas por la revolución socia- esta doctrina una forma que la inserta en la rea-
lista en Italia. El entronque de Gramsci con el lidad italiana, la convierte en un momento del
leninismo deriva del hecho de que las exigencias desarrollo de las doctrinas políticas en nuestro
planteadas a los revolucionarios marxistas por país, la vincula a los puntos cruciales de nues-
esa época de la primera posguerra eran en esen- tra historia y de aquí deriva una demostración
cia las mismas. Se trataba del triunfo de la re- de su verdad que es de impresionante eficacia”.
volución socialista en ambos países, se trataba De las experiencias de los acontecimien-
de criticar las viejas concepciones envejecidas tos de octubre y de los sucesos posteriores
de los socialdemócratas que castraban el aspec- Gramsci extrajo múltiples elementos que tuvie-
to revolucionario del marxismo, se trataba de ron una vital importancia para el objetivo que
comprender que el proletariado debía conducir se había trazado de esclarecer a su clase y, asi-
esta batalla abandonando todo espíritu de cuer- mismo, sobre las orientaciones e indicaciones
po, toda limitación sectaria, para convertirse en necesarias para guiar al proletariado y a sus
el caudillo de todas las masas explotadas y que aliados hacia la conquista del poder, a través de
esto requería el fortalecimiento y desarrollo de los caminos trazados por las particularidades
su partido de clase. del desarrollo histórico social italiano.
Aquí está el leninismo de Gramsci que es Ya Agosti (1958a) ha indicado en el “Prólogo”
innegable además de original, porque no surge a la edición castellana de El materialismo his-
de la simple aceptación de las teorizaciones de tórico y la filosofía de Benedetto Croce cómo
Lenin sino de la comprensión profunda de la el sentido creador del marxismo es reivindicado
nueva posición que asume la clase obrera inter- por Gramsci desde sus primeros escritos en Il
nacionalmente cuando la madurez objetiva del Grido del Popolo de Turín. Su concepción de la
sistema imperialista plantea la necesidad de la historia como desarrollo dialéctico, que le viene
revolución socialista. De estas consideraciones de su formación idealista crociana, le impidió
58 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
caer en el chato positivismo que constituía la actual de la lucha de clases tendiente al poder”.
sustancia de la cultura socialista de la época. Los Consejos son un nuevo tipo de organiza-
Pero aún cuando por ese entonces fuera “ten- ción proletaria, que se basa en la fábrica y no
dencialmente crociano”, la experiencia política en los oficios, en la unidad de producción y
en un medio donde la fuerza del proletariado te- no en los sindicatos profesionales. Este nuevo
nía (y tiene) tanto peso como en Turín, el feudo tipo de organización, desarrollándose, articu-
de la Fiat, y el acabado conocimiento de las me- lándose, enriqueciéndose con funciones orde-
jores tradiciones de la investigación económica nadas jerárquicamente constituye la estructura
e histórica de los maestros de la historiografía del Estado socialista, el instrumento de la dic-
racionalista y positivista, lo llevó a superar las tadura proletaria en el campo de la producción
limitaciones especulativas del mismo Croce y a industrial. Así define el Ordine Nuovo a estos
concebir el marxismo como historicidad abso- organismos cuya característica fundamental
luta o humanismo Integral, en el cual “hombre y reside en ser instituciones de carácter “públi-
realidad, instrumento de trabajo y voluntad, no co” en las cuales el conjunto de la clase obrera
están disociados, sino identificados en el acto entra a formar parte como “productora”, y no
histórico” (Gramsci: 1958b: 154). como en los sindicatos como asalariados es-
Es indudable que en el cuadro de dicha for- clavos del capital, adquiriendo con ello la con-
mación la etapa del Ordine Nuovo fue vital para ciencia del puesto que ocupa en la producción
Gramsci. El hecho de que esa modesta “revista y en la sociedad. Son por ello los órganos que
de cultura socialista” se convirtiera en porta- posibilitan el control obrero de la producción
voz de un movimiento de masas tan potente en el período previo a la revolución y la direc-
como el de los Consejos de Fábrica condujo ción total de la economía luego de ella. Fue tal
a Gramsci a elaborar los fundamentos de una el entusiasmo creado en el proletariado turinés
nueva concepción de la revolución socialista por el llamamiento del Ordine Nuovo a consti-
en Italia. Así como en Rusia fueron los Soviets tuir los Consejos, que al cabo de pocos meses
los nuevos órganos de poder de la revolución más de 150 mil obreros de Turín estaban orga-
bolchevique, en Italia dicha función podrá nizados en ellos.
ser cumplida por los Consejos de Fábrica en Estaríamos equivocados si creyéramos que
quienes, según Gramsci, “se encarna la forma todo esto no fue más que un genial descubrimiento
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado...59
de Gramsci y de los redactores del Ordine no puede ser reducido a una simple cuestión
Nuovo. Aquí jugó un papel fundamental la pro- de adhesión o de conquista sino que implica
funda asimilación del proceso revolucionario también elementos de convergencias que son
ruso, la identificación de lo esencial de dicho verdaderos aportes originales y que deben ser
proceso al margen de lo anecdótico. Pero la ex- considerados ellos también como leninismo,
periencia ordinovista a pesar de haber creado si por tal concebimos el desarrollo del marxis-
las premisas para el nacimiento y el desarrollo mo, rescatado de la revisión socialdemócra-
de un nuevo partido de la clase obrera (con- ta, en una nueva fase histórica: la época de la
cretadas en 1921 cuando en Livorno se creó el descomposición imperialista, el triunfo de las
Partido Comunista), contenía en su seno un lí- revoluciones proletarias y el paso a un nuevo
mite que era necesario superar. Un límite que la ordenamiento social basado en la liquidación
propia derrota del movimiento de los Consejos de la explotación del hombre por el hombre.
planteó en toda su magnitud y cuya superación Testimonios de la madurez alcanzada por
se logra cuando, recogiendo la esencia de la Gramsci en la profundización de los elementos
concepción leninista de la hegemonía, Gramsci fundamentales del camino italiano al socialis-
aproxima los dos términos de la cuestión obre- mo son dos escritos inmediatamente anterio-
ra y de la cuestión campesina y mediante una res a su detención que contienen en esencia los
magistral interpretación histórica de la forma- temas desarrollados luego en los Cuadernos.
ción y el desarrollo del moderno Estado bur- Tanto en las “Tesis para el III Congreso del
gués en Italia, da paso a una concepción total- P.C.I.” (Gramsci, 1926b)1 presentadas en Lyon
mente renovadora del problema de la dirección el 21 de enero, como en su inconcluso Alcuni
política del proletariado en el curso de la lucha
por el triunfo de la revolución socialista en su
país. 1 Estas tesis, también difundidas como “La situación
Gramsci aporta, por consiguiente, una con- italiana y las tareas del PCI” o “Tesis de Lyon” (Gramsci,
cepción que es profundamente leninista en 1977 [1926]), fueron redactadas por Gramsci y Togliatti
para el III Congreso del Partido Comunista Italiano ce-
la medida en que ha bebido de las raíces na- lebrado en Lyon, Francia, en 1926. Se puede consultar,
cionales del proceso revolucionario. Es evi- además, el Informe de Gramsci sobre el III Congreso
dente entonces que el leninismo de Gramsci (Gramsci, 1926a) [Nota de la presente edición].
60 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
temi della questione meridionale [Algunos por primera vez es analizado exhaustivamen-
problemas de la cuestión meridional] (Gramsci, te: en función de la estructura de clases que
1957) las tareas presentes del proletariado es- estaba en la base del Estado liberal burgués
tán planteadas en función del conjunto de los surgido del Risorgimento y que era necesaria
problemas no resueltos históricamente por la transformar en un sentido socialista mediante
burguesía. Para Gramsci era imposible anali- la sólida alianza de las dos grandes clases “que
zar científicamente el fenómeno del fascismo han comprendido ser esencialmente naciona-
como tendencia inevitable del Estado liberal les y portadoras del porvenir: el proletariado y
italiano y adoptar una línea de trabajo que con- los campesinos” (Gramsci, 1957).
dujera a su derrota sin un estudio profundo de Respondiendo a quienes acusaban al grupo
la estructura económica social italiana y el pro- ordinovista de tratar de solucionar el proble-
ceso histórico que la conformó. Si en las “Tesis” ma de los campesinos del sur de Italia y de las
(Gramsci, 1926b) el análisis de las fuerzas mo- Islas mediante la “fórmula mágica” de la divi-
trices de la revolución italiana es resuelto con sión de los latifundios entre los proletarios
una justeza y una brillantez admirable, esto es rurales, Gramsci responde –y perdóneseme lo
producto de un conocimiento cabal del com- extenso de la cita– que
plicado movimiento histórico que condujo a
la burguesía a la dirección del Estado unitario. […] los comunistas turineses se habían plantea-
Trombetti cuenta de la preocupación que tenía do concretamente la cuestión de la “hegemonía
Gramsci por el desarrollo de los cuadros del del proletariado”, es decir, de la base social de la
Partido y de cómo consideraba que el elemento dictadura del proletariado y del Estado obrero. El
esencial para la formación de un buen dirigente proletariado puede convertirse en clase dirigen-
revolucionario era la comprensión profunda de te y dominante en la medida en que logra crear
la historia de Italia, sobre todo de los últimos un sistema de alianzas de clases que le permita
cien años. Es esta necesidad de esclarecer a su movilizar contra el capitalismo y el Estado bur-
Partido y a la clase obrera lo que lo impulsa a gués a la mayoría de la población trabajadora, lo
escribir su folleto sobre la cuestión meridional que significa, en Italia, en las reales relaciones
que contiene una visión nueva de este proble- de clase existente en Italia, en la medida en que
ma fundamental de la historia italiana, ya que logra obtener el consenso de las amplias masas
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado...61
campesinas. Pero la cuestión campesina en Italia prejuicios y residuos corporativos, debo llegar
está históricamente determinada, no es la “cues- a pensar no como albañil, carpintero o meta-
tión campesina y agraria en general”; la cuestión lúrgico, sino como hombre perteneciente a
campesina, debido a la determinada tradición una clase cuyo objetivo es la construcción de
italiana, al determinado desarrollo de la historia una nueva sociedad que no conozca las lace-
italiana, ha asumido dos formas típicas y peculia- raciones de clase y cuya victoria depende de
res: la cuestión meridional y la cuestión vaticana. su capacidad de convertirse en el dirigente de
Conquistar a la mayoría de las masas campesinas los campesinos y de los intelectuales. Y aquí
significa, por consiguiente, para el proletariado se plantea la necesidad de la existencia de un
italiano, hacer suya estas dos cuestiones desde el fuerte partido del proletariado, que lo ayude en
punto de vista social, comprender las exigencias el complicado proceso de resolver exitosamen-
de clase que ellas representan, incorporar estas te estas ecuaciones de fuerzas.
exigencias entre sus reivindicaciones de lucha
(Gramsci, 1957: 206-207). El proletariado destruirá al bloque agrario meri-
dional en la medida en que logre, a través de su
Este concepto de la alianza de la clase obrera partido, organizar en formaciones autónomas e
y el campesinado planteado aquí no como algo independientes una masa cada vez mayor de cam-
circunstancial sino como un nexo fundamen- pesinos pobres; pero logrará en mayor o menor
tal, orgánico, base de un nuevo bloque de fuer- medida esta tarea obligatoria también subordi-
zas enfrentado a aquel dirigido por la burgue- nadamente a su capacidad de disgregar el bloque
sía, que constituye el núcleo fundamental de intelectual que es la armadura flexible pero muy
la contribución leninista al marxismo, es luego resistente del bloque agrario (Gramsci, 1957).
desarrollado en forma creadora en el volumen
sobre Maquiavelo y en los demás escritos de la La hegemonía del proletariado implica enton-
cárcel a través de la categoría de hegemonía y ces la alianza con el campesinado y la nece-
de la distinción entre el momento del dominio saria incorporación a este bloque de los inte-
y el momento del consenso. lectuales. Pero el protagonista de esta tarea
Pero para el logro de tal alianza el proleta- debe ser el moderno Príncipe: el partido del
riado debe saber despojarse de toda clase de proletariado.
62 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
El moderno Príncipe y la función que debe ella, la Revolución China, los prolegómenos
desempeñar, su estructura interna, los proble- de la tragedia española, fueron algunos de los
mas tácticos y estratégicos que se presentan acontecimientos que mostraron que a la etapa
a su actuar en el seno de la sociedad italiana: de la ofensiva revolucionaria del proletariado
he aquí el problema fundamental que Gramsci le sucedía una etapa de “estabilización relati-
aborda en los apuntes recogidos por Einaudi va” del capitalismo donde lo fundamental era
en Notas sobre Maquiavelo, la política y el resistir e impedir que la clase obrera fuese
Estado moderno (Gramsci, 1949). Hemos tra- aplastada. Fue la etapa que Gramsci carac-
tado de mostrar rápidamente cómo estas notas terizó, utilizando una imagen del arte militar,
presuponen un arduo proceso de maduración como de pasaje de la “guerra maniobrada” a la
del pensamiento gramsciano que culmina en el “guerra de posición”. Pero si este último tipo
ensayo dedicado a la cuestión meridional que de lucha exige “una concentración inaudita
quedó inconcluso sobre su mesa de trabajo de la hegemonía” comprendemos por qué el
cuando en la tarde del 8 de noviembre de 1926 núcleo que estructura y centraliza al conjunto
fuera detenido por la policía fascista. Muchos fragmentario de los Cuadernos gira alrededor
de los problemas abordados en los Cuadernos de los problemas del Estado y del concepto de
están allí, apenas esbozados mientras que nue- hegemonía con todas las implicancias que de
vos temas se agregan respondiendo a nuevas ellos derivan.
exigencias políticas y culturales. Y el mismo Gramsci se encarga de confir-
Recordemos cuán rico en acontecimientos marlo cuando en una carta a su cuñada Tatiana
políticos fue el período transcurrido en la cár- del 7 de setiembre de 1931, luego de informarle
cel (1926-1937). El descenso de la ola revolu- del estado de sus investigaciones sobre los in-
cionaria que siguió en Europa y otros lugares telectuales agrega que:
a la Revolución Rusa, el desarrollo del fascis-
mo en Italia, Hungría, Polonia, la derrota del […] Este estudio conduce también a ciertas de-
movimiento obrero en Alemania y el ascenso terminaciones del concepto del Estado, que de
de Hitler al poder, el duro período de cons- costumbre es comprendido como sociedad polí-
trucción del socialismo en la URSS, agravado tica o dictadura, o aparato coercitivo (para con-
por el cerco imperialista establecido contra formar la masa del pueblo, de acuerdo al tipo de
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado...63
producción y la economía de un momento dado) Gramsci (1962: 107) “Estado es todo el com-
y no un equilibrio entre la sociedad política y la plejo de actividades prácticas y teóricas con
sociedad civil (hegemonía de un grupo social so- las cuales la clase dirigente no solo justifica y
bre toda la sociedad nacional ejercida a través de mantiene su dominio sino también logra obte-
las llamadas organizaciones privadas, como la ner el consenso activo de los gobernados”. Y es
Iglesia, los sindicatos, las escuelas, etc.) y preci- fundamentalmente a este último aspecto al que
samente es en la sociedad civil en la que sobre se refiere Gramsci en los Cuadernos, vale de-
todo actúan los intelectuales (Gramsci, 1950: cir al Estado como hegemonía, como dirección
193/184). política, como ordenamiento moral e intelec-
tual. Es también a este aspecto al que retorna
El tema del Estado y de sus relaciones con la Lenin (1957 [1917]) (y digo retorna porque en
sociedad fue siempre, y es evidente la razón, el ¿Qué hacer? (Lenin, 1946) estaba magistral-
motivo de profundas reflexiones de parte de mente analizado) hacia el final de su vida en los
los creadores del marxismo. Tanto Marx como trabajos sobre el nuevo Estado creado por la
Engels y Lenin escribieron innumerables tra- Revolución de Octubre.
bajos –algunos de ellos de fundamental impor- Pero más que un afán de precisión filológi-
tancia como El Estado y la revolución (Lenin, ca política del concepto de Estado en general
1957 [1917])– desnudando la esencia de clase que entraría en contradicción con el espíritu y
de este organismo al que los juristas y políticos la letra del método marxista de análisis, el cual
burgueses consideran como “representante de parte siempre de una situación concreta en un
los intereses generales de la sociedad” (sic.). momento determinado, a Gramsci le interesa
Sin embargo, por exigencias políticas o por analizar el Estado burgués italiano como forma
otros motivos no todos los aspectos que pre- específica de ordenamiento de las relaciones
senta un fenómeno social tan complejo como entre las clases de la sociedad italiana. Le inte-
este fueron analizados con la misma profun- resa analizar el proceso de creación y conser-
didad que el aspecto de “órgano de domina- vación de dicho ordenamiento, porque a través
ción de clase, de opresión de una clase por de este análisis podrá ser resuelto el problema
otra” (Lenin, s/d) en el que se detuvieron con de su destrucción mediante la labor ideológico
preferencia los creadores del marxismo. Para práctica de la clase hasta ayer subalterna y
64 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
y es el partido político: la primera célula en la es el partido del proletariado no surge por el ca-
que se resumen los gérmenes de voluntad colec- pricho de tal o cual personalidad en cualquier
tiva que tienden a devenir universales y totales momento de la historia sino como expresión de
(Gramsci: 1962: 27). una necesidad histórica. Surge y puede desa-
rrollarse solo “cuando las condiciones para su
El instrumento a utilizar puede ser diferente ‘triunfo’, para su indefectible transformarse en
pero el objetivo es el mismo. Maquiavelo se es- Estado están al menos en vías de formación y
fuerza por convencer al pueblo de la necesidad dejan prever normalmente su desarrollo ulte-
de la existencia de un “jefe” que tenga plena rior” (Gramsci: 1962: 47).
conciencia de lo que quiere y de la forma de Todo el volumen del Maquiavelo está dedi-
lograrlo, y de la utilidad de seguirlo con plena cado fundamentalmente al estudio de este “in-
fe y entusiasmo aunque su actividad parezca telectual colectivo” que es el partido del prole-
estar, o esté en abierta contradicción con la tariado, analizado en el cuadro de la realidad
ideología de la época que era la religión. Esta italiana. No le interesa construir un esquema
posición debe ser aproximada según Gramsci abstracto de cómo debe ser y cómo debe fun-
a la de Marx, Engels y Lenin que lucharon tam- cionar un partido obrero en cualquier país y en
bién por “destruir la unidad basada en la ideo- cualquier circunstancia histórica. Si el presen-
logía tradicional sin cuya ruptura la fuerza nue- te debe ser una crítica permanente del pasado
va no podría adquirir conciencia de la propia además de su superación, si debemos estar
personalidad independiente” (Gramsci: 1962: cada vez más adheridos a un presente que
33). Pero una masa humana no puede adquirir nosotros mismos hemos contribuido a crear
por sí misma una personalidad independiente teniendo conciencia del pasado para mostrar
sin organizarse en el más amplio sentido de la las diferenciaciones y las precisiones y para
palabra; y si tenemos en cuenta que la organi- justificarlas críticamente, la historia del parti-
zación no puede darse sin la existencia de los do del proletariado tiene para Gramsci una vi-
intelectuales, vale decir de los dirigentes (“es- tal importancia, puesto que ayuda a esclarecer
pecialistas” más “políticos” según la distinción el proceso de distanciamiento de una deter-
gramsciana) es evidente que la presencia de un minada masa de hombres de la ideología pre-
cuerpo político homogéneo y consciente como dominante, las raíces de sus características,
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado...67
las influencias de los grupos afines amigos o vacilantes que mantienen puntos de fricciones
enemigos, la acción sobre ellos de las super- con el imperialismo. Especialmente el frag-
estructuras y los elementos estructurales que mento dedicado a quienes mantienen una rígi-
determinan el surgimiento de dicho grupo so- da aversión de principio a los “compromisos”.
cial. La historia del partido es en suma la his- Gramsci (1962) demuestra sagazmente que
toria general del país escrita desde un punto esta concepción está ligada al economismo y
de vista monográfico. Es lo que hace Gramsci dice:
en este libro que presenta para nosotros, ar-
gentinos, tantos puntos de vista válidos, para La concepción sobre la cual se funda esta aver-
nuestras reflexiones políticas en la medida en sión no puede ser otra que la certeza inquebranta-
que trascienden la concreta experiencia de ble de que en el desarrollo histórico existen leyes
lucha para convertirse en principios válidos objetivas del mismo carácter de las leyes natura-
también para nuestro actuar. Los problemas les, a lo cual se agrega la creencia en un finalismo
del Partido Comunista Italiano, de su forma- fatalista similar al religioso. Si las condiciones
ción y de su estructura son analizados exhaus- favorables deben verificarse fatalmente deriván-
tiva y profundamente. dose de ellas, en forma bastante misteriosa, acon-
Con una agudeza notable polemiza con las tecimientos palingenésicos, es evidente no solo la
ideologías vinculadas al revisionismo, en es- inutilidad sino el daño de toda iniciativa volunta-
pecial contra la concepción crociana de la ria tendiente a predisponer estas situaciones se-
política-pasión y contra la concepción sorelia- gún un plan. Junto a estas convicciones fatalistas,
na del mito; que en el plano político se tradu- está sin embargo la tendencia a confiar “siempre”
cen en una tentativa de negar la importancia ciegamente y sin criterio en la virtud reguladora
del partido obrero y en exaltar la espontanei- de las armas […].
dad. Particularmente notable es la nota sobre
“Algunos aspectos teóricos y prácticos del Más claro es absolutamente imposible.
‘economismo’” (Gramsci, 1962) y muy oportu- Muchos y diversos son los problemas analiza-
na para la polémica con algunos “izquierdistas” dos en este libro. Todos ellos tratados con la pro-
criollos que pretenden enchalecar al proletaria- fundidad y capacidad que caracterizan la totali-
do impidiéndole servirse de aquellos sectores dad de los escritos gramscianos. Sería por ello
68 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
una tarea que escaparía al marco de esta nota instrumento y como una guía y no como un dog-
analizarlos con la seriedad que se requiere, que ma al cual se deba adaptar la realidad. Ojalá que
solo puede ser producto de una mayor frecuen- su ejemplo de lucha, perseverancia, tenacidad y
tación de sus meditaciones. Solo hemos querido pasión revolucionaria se convierta en incentivo
ayudar al público lector –y él dirá si lo hemos para las jóvenes generaciones argentinas que
logrado o no– a ubicar este volumen en el con- comienzan a ver en el marxismo el instrumento
junto de los escritos incluidos en los Cuadernos ideológico de su liberación.
de la Cárcel y tomándolo también como el resul- En este volumen el traductor ha optado por
tado teórico más completo y profundo de toda incluir algunas notas con el ánimo de aclarar
la vida y de todo el pensamiento del que fuera el algunas circunstancias, acontecimientos o
más genial e insigne dirigente de la clase obrera personajes, para facilitar así la plena compren-
italiana. Hemos tratado de demostrar que, por sión del texto. Nos hemos servido para ello
encima de la aparente fragmentariedad de estas de las últimas ediciones italianas de las obras
notas, existe una profunda unidad de contenido de Gramsci, encaradas por Editori Riuniti y
que deriva del hecho de ser la expresión de una anotadas mediante el concurso del Instituto
conciencia que ha logrado asimilar la esencia Gramsci.
de la inmortal doctrina de Marx y de Lenin y de
aplicarla sin esquematismos ni estrecheces a la Córdoba, 1962
viva y cambiante realidad italiana. Las obras de
Antonio Gramsci a pesar de derivar de una rea-
lidad concreta que no es la nuestra –o precisa- Bibliografía2
mente en virtud de esta circunstancia– tienen un
gran valor que debe ser aprovechado por todos Gramsci, A. 1926a “Informe sobre el III
aquellos que en nuestra patria luchan por el ad- Congreso del PCI (celebrado en Lyon)” en
venimiento de una sociedad más racional y jus- L’Unità (Milán), 24 febrero.
ta. Son en última instancia un magnífico ejemplo
de las alturas interpretativas que puede lograr
el marxismo-leninismo cuando está en manos
de un pensador genial que lo utiliza como un 2 [Elaborada para la presente edición].
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado...69
Gramsci, A. 1926b “Tesis para el III Congreso Gramsci, A. 1958b Scritti giovanili (Turín:
del P.C.I.” en <http://www.gramsci.org. Einaudi).
ar/1922-26/29-sit-italian-tareas-pci.htm> Gramsci, A. 1962 Notas sobre Maquiavelo,
acceso junio de 2017. sobre política y sobre el Estado moderno
Gramsci, A. 1949 Note sul Machiavelli, sulla (Buenos Aires: Lautaro).
politica e sullo Stato moderno (Turín: Gramsci, A. 1977 (1926) “La situación italiana
Einaudi) y las tareas del PCI (Tesis de Lyon)” en
Gramsci, A. 1950 Cartas desde la cárcel Escritos Políticos (1917-1933) (México:
(Buenos Aires: Lautaro). Siglo XXI).
Gramsci, A. 1951 Passato e Presente (Turín: Lenin, V. I 1946 “¿Qué hacer?” en Obras
Einaudi). Escogidas (Buenos Aires: Problemas) Tomo I.
Gramsci, A. 1957 “Alcuni temi della quistione Lenin, V. I 1957 (1917) El Estado y la
meridionale” en Antologia popolare revolución (Buenos Aires: Anteo).
degli scritti e delle lettere (Roma: Editori Togliatti, P. 1958 Gramsci e il Leninismo,
Riuniti). Studi Gramsciani (Roma: Editori Riuniti).
Gramsci, A. 1958a El materialismo histórico
y la filosofía de Benedetto Croce (Buenos
Aires: Lautaro).
Pasado y presente
Cómo y por qué el presente es una crítica del que nos impulsa a plasmar cosas que roen nues-
pasado además de su superación. ¿Pero el pa- tro interior y que tenemos urgente necesidad de
sado debe por esto ser rechazado? ¿Es preciso objetivar. No es por ello desacertado buscar en
rechazar aquello que el presente criticó en las revistas el desarrollo del espíritu público de
forma “intrínseca” y aquella parte de nosotros un país, la formación, separación o unificación
que a él corresponde? ¿Qué significa esto? Que de sus capas de intelectuales. Puesto que al
debemos tener conciencia exacta de esta crítica margen de lo anecdótico, toda revista es siem-
real y darle una expresión no solo teórica sino pre la expresión de un grupo de hombres que
política. Vale decir, debemos ser más adheren- tiende a manifestar una voluntad compartida,
tes al presente que hemos contribuido a crear, un proceso de maduración semejante, una po-
teniendo conciencia del pasado y de su conti- sición común frente a la realidad. Expresa, en
nuarse (y revivir) (Gramsci, s/d). otras palabras, el vehemente deseo de elaborar
en forma crítica lo que se es, lo que se ha lle-
gado a ser, a través del largo y difícil proceso
I histórico que caracteriza la formación de todo
intelectual. Es el conocimiento de uno mismo
En la gestación de una revista de cultura siem- el que en un proceso singular torna a ser reco-
pre hay algo de designio histórico, de “astucia de rrido nuevamente, pero esta vez racionalizan-
la razón”. Algo así como una fuerza inmanente do en un esquema coherente esa infinidad de
experiencias que hemos recibido sin beneficio
de inventario. Esas huellas que la vida ha im-
* Primera edición: Aricó, J. 1963 “Pasado y Presente”
en Pasado y Presente. Revista Trimestral de Ideología preso y que al permitirnos reconstruir nues-
y Cultura (Córdoba) Año I, N° 1: 1-17, abril-junio. tra biografía, dan también como resultado la
72 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
reconstrucción de una parcela de la historia del en la vida política con acentos particulares. No
país, vista desde un ángulo personal o de gru- queremos hacer aquí el examen del conjunto
po. La crónica se transforma en historia. De allí de acontecimientos que condujeron a esa ma-
entonces, que no otra cosa que el oscuro y con- duración. Será tema de futuras entregas elu-
tradictorio cuadro de la realidad de las últimas cidar cómo se fue abriendo un abismo cada
décadas sea el objeto del inventario de quienes vez más profundo entre la visión optimista y
hoy coincidimos en emprender la aventura que retórica de una Argentina ficticia, irreal, que
presupone editar en el país una revista. la cultura “oficial” se esforzó por inculcarnos y
Pasado y Presente intenta iniciar la recons- la lucidez conceptual, la creciente aptitud para
trucción de la realidad que nos envuelve, par- descubrir las causas reales de la crisis nacional
tiendo de las exigencias planteadas por una que ha ido adquiriendo esta nueva generación.
nueva generación con la que nos sentimos iden- Solo deseamos reivindicar la validez intrínse-
tificados. Lo que no significa negar o descono- ca del nuevo “tono” nacional, de la poderosa
cer lo hecho hasta el presente, sino incorporar instancia que ella aporta a la acción transfor-
al análisis esa urgente y poderosa instancia que madora. Comprendemos cuán importante es
nos impulsa en forma permanente a rehacer la que sea valorada en sus justos términos por
experiencia de los otros, a construir nuestras la conciencia política de la clase que aspira a
propias perspectivas. Será por ello la expresión reconstruir en un sentido socialista al país, si
de un grupo de intelectuales con ciertos rasgos se quiere evitar la esterilización de tantos vi-
y perfiles propios, que esforzándose por aplicar vos fermentos renovadores y la interrupción
el materialismo histórico e incorporando las de esa dialéctica unidad de pasado y presente
motivaciones del presente, intentará soldarse que debe conformar toda historia en acto, vale
con un pasado al que no repudia en su totali- decir toda política.
dad pero al que tampoco acepta en la forma en Lo que aquí señalamos no significa de mane-
que se le ofrece. ra alguna caer en la visión interesada de quie-
Nadie puede negar que asistimos hoy en la nes en el concepto de “generación” buscan un
Argentina a la maduración de una generación eficaz sustituto a aquel más peligroso de “clase
de intelectuales que aporta consigo instancias y social”. Sin embargo, depurado de todo rasgo
exigencias diferentes y que tiende a expresarse biológico o de toda externa consideración de
Pasado y presente73
tiempo o edades e “historizado”, el concepto hombres que van de los 25 a los 35 años –reco-
de generación se torna pleno de significado. nociendo empero cuanto de aproximativo hay
Convertido en una categoría histórica-social, en la estimación– para comprender que tienen
válida solo en cuanto integrante de una totali- algo en común. Que los une un mismo deseo de
dad que la comprenda y donde lo fundamental hacer el inventario por su cuenta, que desean
sea la mención al contenido de los procesos ver claro y que para ello apelan a la franqueza
que se verifican en la sociedad, se transforma rechazando la demagogia, la grandilocuencia,
en una útil herramienta interpretativa. las mentiras, el disfraz de una realidad que co-
Desde esta perspectiva, ¿cuándo se puede mienzan a desnudar y a comprender en toda su
hablar de la existencia de una nueva genera- dialéctica complejidad. Que más que las pala-
ción? Cuando en la orientación ideal y práctica bras les interesan las esencias, los contenidos.
de un grupo de seres humanos unidos más que Una generación que no reconoce maestros no
por una igual condición de clase por una común por impulsos de simplista negatividad, sino por
experiencia vital, se presentan ciertos elemen- el hecho real de que en nuestro país las clases
tos homogéneos, frutos de la maduración de dominantes han perdido desde hace tiempo
nuevos procesos antes ocultos y hoy evidentes la capacidad de atraer culturalmente a sus jó-
por sí mismos. No siempre en la historia se per- venes mientras el proletariado y su concien-
fila una nueva generación. Pero hay momentos cia organizada no logran aun conquistar una
en que un proceso histórico, caracterizado por hegemonía que se traduzca en una coherente
una pronunciada tendencia a la ruptura revo- dirección intelectual y moral. Es preciso partir
lucionaria, adquiere una fuerza y una urgencia de esta dolorosa realidad para comprenderla
tal que es visto y sentido de la misma forma por en su raíz y transformarla. Pues no se trata de
una capa de hombres en los que sus diversos lamentarnos de las cosas que hicieron o deja-
orígenes sociales no han logrado aun transfor- ron de hacer quienes nos precedieron. Se trata
marse en concepciones de clases cristalizadas sí de comprender que la limitación apuntada
y contradictorias. más que estructural es circunstancial, transi-
¿Se está produciendo este fenómeno en toria, y que la maduración de una generación
nuestro país? Creemos que sí. Basta observar nueva que se caracteriza por su inconformis-
con un mínimo de atención esa amplia escala de mo y espíritu renovador es otro indicio, y muy
74 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
importante, del lento y contradictorio proceso real de la negatividad histórica, se traduce “en
de conquista de una conciencia histórica de forma inconsciente” el afán de realizar por su
parte del proletariado y de sectores considera- cuenta la hegemonía que su clase es incapaz de
bles de capas medias, en especial del que con- lograr. Pero en los momentos de crisis total de
forma nuestra intelectualidad en el más amplio la sociedad tienden, como señala con agudeza
sentido de la palabra. Gramsci (s/d), a “volver al redil”. Sin embargo,
Si la insurgencia “generacional” argentina no es “inevitable” que el proceso se produzca
tiende a resolverse en la maduración de una de la manera que destacamos. La historia no es
conciencia revolucionaria, no debemos por el campo de acción de leyes inexorables, sino
ello olvidar que este proceso sigue vías aún la resultante de la acción de los hombres en
demasiado internas, autónomas con respecto permanente lucha por la conquista de los fines
a la acción proletaria. Que el disconformismo que se plantean, aun cuando [son] condiciona-
de los nuevos grupos intelectuales no se en- dos por las circunstancias con que se encuen-
cauza todavía con la suficiente energía hacia el tran. Todo depende, en última instancia, del
plano de la acción revolucionaria, de su fusión juego de las fuerzas en pugna, del equilibrio
concreta con la lucha de la clase que aspira a de poder entre las clases en que se encuentra
destruir toda forma de explotación humana. Y escindida la sociedad. De allí que pueda ocu-
de allí el peligro [de] que las clases dominan- rrir –es más, que ocurra con frecuencia– que
tes puedan desviar esta tendencia mediante cuando el proletariado tiende a devenir históri-
una acción transformista que diluya en la pura camente capaz de asumir la dirección total del
“insurgencia” impulsos que son profundamen- país, el proceso se invierta y las nuevas capas
te renovadores. El transformismo conserva- de intelectuales se transformen, a través de un
dor –tan habitual en nuestra historia– es siem- desarrollo muy capilar y hasta doloroso, carac-
pre factible por la naturaleza del proceso que terizado por sucesivos desgarramientos, en in-
conduce al despegamiento de su clase de las telectuales de la clase obrera. Un proceso que
nuevas capas de intelectuales provenientes de compromete toda la “persona” del intelectual y
la burguesía. En su permanente aspiración a que exige como condición imprescindible para
convertirse en los dirigentes de la sociedad y producirse un mayor empeño práctico, una ma-
por ende de la clase que encarna el movimiento yor “obsesión política-económica” al decir de
Pasado y presente75
Gramsci (s/d). Sin ella, es difícil concebir que Si el marxismo en cuanto historicismo ab-
pueda desarrollarse con éxito la superación soluto puede ayudar a la izquierda a compren-
del individualismo, necesaria a los fines de la der la dinámica generacional, el permanente
conquista de una unidad raigal y profunda del replanteo de la cuestión de los “viejos” y los
intelectual con el pueblo. “jóvenes”, es siempre a condición del esfuerzo
La dualidad apuntada en el proceso de ma- por renovarse, por modernizarse, por superar
duración demuestra que estas condiciones no lo envejecido, que debe estar en la base de la
se dan con la plenitud que es de desear. Es aun dinámica de toda organización revolucionaria.
limitada la presencia hegemónica del proleta- Cuando se parte del criterio de que somos los
riado, pues inciden sobre él demasiados resi- depositarios de la verdad y que en la testaru-
duos corporativos, prejuicios, incrustaciones dez o en la ignorancia de los demás reside la
de ideologías provenientes de otras clases, que impotencia práctica de aquella; cuando conce-
el impiden comprender con la profundidad bimos a la organización revolucionaria como
que exigen las circunstancias la tarea histórica algo concluido, terminado, como una especie
que debe realizar como futura clase dirigente de edificio donde lo único que falta colocar son
del país. Y este hecho dificulta a su vez su po- los visillos de las ventanas, damos la base para
der de captación de las nuevas promociones que entre nosotros mismos se replantee, y esta
intelectuales. vez en forma virulenta, un “conflicto” que no es
De esta limitación debe partir en su análisis esencial, estructural, en el proletariado y me-
el marxismo militante, pues sin su superación nos en su vanguardia organizada. Un conflicto
es inconcebible la estructuración del nuevo que está vinculado a la existencia de clases do-
bloque histórico de fuerzas necesario para en- minantes y a las dificultades que ellas encuen-
carar la reconstrucción nacional. Partir de ella tran para dirigir a sus “jóvenes”. Recordemos
para comprenderla en toda su significación y las palabras con que Gian Carlo Pajetta (s/d)
poder así extraer su sentido y no engañarse advertía sobre este peligro:
con las exterioridades. Para poder actuar con
profundidad y coherencia sobre una realidad No habremos aprendido de nuestra experiencia y
que cada generación torna nueva, distinta de la de nuestra doctrina si creyéramos que poseemos
precedente. una verdad bella y terminada y exigiéramos a los
76 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
demás hombres que vinieran a aprenderla, como acción no puede extraer su sentido del pasa-
un fácil catecismo. Entonces nuestro partido no do, sino de la proyección crítica de ese pasado
estaría vivo, no vería afluir a los jóvenes con en- hacia un futuro concebido en términos de una
tusiasmo y con heroísmo, sería un museo o una sociedad sin clases. “No puede comenzar su
galería de solemnes oleografías o simplemente propia tarea antes de despojarse de toda ve-
un partido conservador en vez de revolucionario. neración supersticiosa por el pasado”, como
decía con belleza de expresión el autor de El
He aquí por qué para que la vanguardia política XVIII Brumario (Marx, 1973). “Las anteriores
de la clase revolucionaria pueda facilitar el pro- revoluciones necesitaban remontarse a los re-
ceso de “enclasamiento” de las nuevas promo- cuerdos de la historia universal para aturdirse
ciones intelectuales en los marcos del proleta- acerca de su propio contenido”, pero nuestra
riado y en sus propias filas es preciso en primer revolución “debe dejar que los muertos en-
lugar reconocer la validez de la instancia gene- tierren a los muertos, para cobrar conciencia
racional, no tener nunca miedo de la obsesión de su propio contenido”. Cuando los aconte-
por ver claro, de la “irrespetuosidad” del lengua- cimientos plantean a los hombres tareas de
je, del deseo permanente de revisión del pasado la magnitud de las actuales, cuando la praxis
que la caracteriza. Y además comprender cómo subvertidora aparece como un objetivo alcan-
se desarrolla y cambia la realidad, no permane- zable, la reflexión sobre esa praxis deviene una
cer nunca atado a viejos esquemas, a viejos len- necesidad perentoria, una tarea del momento.
guajes y posiciones. Comprender que la historia La filosofía, que en última instancia no es más
es cambio, transformación, renovación y que es que la toma de conciencia, la autorreflexión a
siempre preciso estar dentro de ella. que se somete la misma praxis, se anuda aún
más con la historia, la asienta sobre bases rea-
les y científicas y de tal manera la prolonga,
II tornándola “presente”. Pero la historia no es
arbitrio. Es acción teleológica, el producto de
La revolución que ansiamos realizar, la pro- hombres que persiguen fines o proyectos no
funda transformación liberadora del hom- emanados del azar sino condicionados por el
bre argentino que compromete hoy nuestra conjunto de circunstancias que envuelven a
Pasado y presente77
los hombres y que son anteriores a él. Estas Si la vida nos plantea la necesidad objetiva
circunstancias tienen a su vez una historia, de la formación de un nuevo bloque histórico
son cristalizaciones de un pasado humano que de fuerzas y si ello presupone como condición
es preciso conocer para que la práctica social imprescindible la presencia hegemónica del
no sea gratuita y el condicionamiento al fin proletariado, es lógico que debamos buscar en
propuesto sea acertado. Para que el proyec- el pasado –especialmente en el pasado más re-
to a realizar no sea una mera ilusión óptica, ciente– las razones que impidieron la concre-
una simple utopía, sino un objetivo concreto ción de una voluntad colectiva nacional de tipo
y alcanzable. revolucionaria. Sin este análisis, no podríamos
¿Cuál debe ser nuestra actitud hacia el pasa- ofrecer a la acción teórica y práctica una pers-
do? Si nos planteamos rehacer las experiencias pectiva coherente y clara. Debemos indagar,
anteriores, ¿cómo debemos encarar la conside- por ejemplo, las causas que obstaculizaron la
ración de la suma de acontecimientos y situa- plena expansión del marxismo en el seno del
ciones que acogimos acríticamente y que hoy proletariado, las trabas que mediaron para que
nos sentimos urgidos de volver a analizar? Es su inserción en la realidad nacional fuese débil
evidente que para una revista que no desea per- y tardía, partiendo del criterio de que esas tra-
manecer en el marco de la especulación pura, bas no provenían exclusivamente de la clase o
la actitud con que encare el análisis del pasa- del país, sino también del propio instrumento
do debe ser no solo teórica sino fundamen- cognoscitivo, o mejor dicho, de la concepción
talmente política en el más amplio sentido de que de él se tenía y de cómo se entendía la ta-
la palabra. Más que por una preocupación de rea de utilizarlo como esquema apto para una
erudición abstracta deberá estar guiada por las plena comprensión de la realidad nacional. Lo
exigencias que derivan de la propia vida, por cual es hasta cierto punto explicable, ya que la
las necesidades prácticas que proceden de la vanguardia política de la clase, que tiene como
realidad. Son esas exigencias y necesidades misión histórica esa doble tarea de adecua-
las que nos obligan permanentemente a dirigir ción interpretativa y de inserción profunda del
nuestras miradas al pasado para comprender marxismo en la práctica revolucionaria, nun-
las diferenciaciones producidas y poder así jus- ca puede tener una vida interna por completo
tificarlas desde un punto de vista crítico. desligada de los procesos de conciencia que se
78 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
producen en la clase que históricamente repre- conciencia histórica del presente nos permite
senta. La dialéctica clase-partido no es unívoca penetrar y superar el pasado a través de un co-
o unidireccional, es una acción recíproca muy nocimiento que será tanto más objetivo y cien-
sutil y compleja que no puede ser analizada tífico cuanto más elevado sea el nivel cultural
en forma simplista, partiendo exclusivamente de la clase innovadora y más desarrollado su
desde uno de los dos polos. Las mismas vacila- espíritu crítico, su sentido de las distinciones.
ciones o errores de la vanguardia de la clase no “Se condena en bloque el pasado –dice Gramsci
deben ser vistos solamente como expresiones (s/d)– cuando no se logra diferenciarse de él, o
de inadecuación ideal, incomprensión, incapa- al menos cuando las diferenciaciones son de
cidad o cosa peor. También de aquellos –señala carácter secundario y se agotan por lo tanto
Palmiro Togliatti (s/d) en un trabajo dedicado a en el entusiasmo declamatorio”. Sería arries-
este tema– “es preciso saber derivar la expre- gado afirmar que en el proletariado argentino,
sión de una situación particular, de un grupo de que aparece como la única fuerza social capaz
problemas aún no resueltos, de una exigencia de llevar hasta sus últimas consecuencias un
no satisfecha a tiempo de la debida manera y amplio impulso de renovación nacional, los
que pesa sobre todos los desarrollos sucesi- fenómenos de conciencia hayan arribado a su
vos”. Pues, en caso contrario la objetividad plena madurez revolucionaria. Sin embargo, es
científica, que debe estar en la base de toda po- un hecho evidente y observable a cada paso
lítica seria, corre peligro de ser sustituida por cuánto se avanzó en dicho sentido. Y el pro-
un subjetivismo fácil de deslizar hacia uno de ceso contradictorio, a veces confuso, pleno de
los dos extremos en que más frecuentemente se sutiles mediaciones, que se está operando en el
incurre, cuales son la santificación de toda ac- plano político y social no puede dejar de estar
ción política pasada o su execración total. Esta acompañado de una acción renovadora en la
falsa polaridad, este maniqueísmo absurdo po- consideración del pasado, en la investigación
drá ser eludido si se analiza el pasado a partir histórica. Ya que en el fondo es inconcebible
de las nuevas experiencias, si se valoran los una historiografía al margen de los intereses
éxitos o los fracasos de la acción pasada ajus- prácticos y políticos del presente. Hoy pode-
tándose a un método rigurosamente autocrí- mos dejar de repudiar en bloque el pasado por-
tico y plenamente historicista. Solo una plena que en el terreno de la realidad concreta se está
Pasado y presente79
en otras palabras, de un criterio exterior a ella acontecimientos donde cada presente contiene
misma, que no puede ser otro que el que Marx “depurado” y “criticado” todo el pasado. Si no
aplicara con tanta pasión revolucionaria, pero existiese esta continuidad dialéctica no tendría
al mismo tiempo con tanta escrupulosidad sentido el devenir histórico no podríamos con-
científica, en la pequeña chef d’oeuvre que ci- cebir una labor de recuperación del pasado y
táramos al comienzo del capítulo, criterio que de proyección hacia el futuro, una política de
nos señala que así como en la vida privada se transformación revolucionaria. Sería el reina-
distingue entre lo que un hombre piensa y dice do del arbitrio, de la libertad absoluta y no de
de sí mismo y lo que realmente es y hace, en un telos. Sin embargo, el sentido de un aconte-
las luchas históricas hay que distinguir todavía cimiento o de un nudo histórico no puede ser
más entre las frases y las figuraciones de los caracterizado de una vez para siempre, pues
partidos y su organismo real y sus intereses la sociedad en su proceso de cambio no está
reales, entre lo que imaginan ser y lo que en sujeta una regularidad “natural”, inexorable,
realidad son. Esta consideración nos permite al margen de la acción de los hombres. Cada
eludir el peligro de caer en los errores “presen- etapa del desarrollo social abre en su proce-
tistas” que caracterizan a la mayor parte de los so de cambio un complejo de posibilidades
historiadores afectos al mal llamado “revisio- que no es limitado pero sí lo suficientemente
nismo histórico”. Puesto que si bien es cierto amplio como para ofrecer un vasto campo de
que toda historia es contemporánea, que en operaciones para la aplicación de la libertad
última instancia solo hay una historia del pre- humana concreta. Cuáles de esas posibilidades
sente, vale decir, una proyección hacia el pasa- ínsitas en la sociedad serán realizadas o, en
do de la política actual, no es menos cierto que cierto sentido, “conservadas” en la nueva rea-
esta proyección que yace en el fondo de toda lidad es, ante todo, una cuestión de “política”
labor histórica, no asume el carácter simplista práctica. El sentido de cada acontecimiento es
y esquemático que le asignan los ideólogos del permanentemente reelaborado en forma pro-
nacionalismo pequeñoburgués. gresiva por el movimiento histórico, quien, al
El proceso histórico no es una pura disconti- transformar las posibilidades de desarrollo en
nuidad valorable por ello solo desde el presen- realidades concretas, va mostrando al mismo
te. Es una unidad en el tiempo, una cadena de tiempo qué fuerzas y tendencias existían en las
Pasado y presente81
pasadas estructuras. Y como ese movimien- el hombre se integra. Cuando conociendo las
to no concluye jamás, no podemos tampoco posibilidades que ofrece la coyuntura histórica
otorgar un sentido definitivo a cada acto de la sabe organizar la voluntad los hombres alrede-
historia. dor de la transformación del mundo. El políti-
En esa verdadera dialéctica de conservación co revolucionario es historiador en la medida
y renovación que constituye todo progreso his- en que obrando sobre el presente interpreta
tórico, el pasado no se integra y realiza total- el pasado. En su acción práctica supera toda
mente en el presente. Es depurado, reducido a veleidad ideológica y acciona sobre el pasado
lo esencial. Pero esta selección constante entre “verdadero”, sobre la historia real y efectiva
lo vivo y lo muerto del pasado histórico, que cristalizada en una estructura, o lo que es lo
constituye la sustancia real de toda política en mismo, en el conjunto de las condiciones ma-
acto, no puede estar sujeta al capricho. Si una teriales de una sociedad. “La estructura –dice
fracción de la totalidad del proceso histórico Gramsci (s/d)– es pasado real, precisamente
es aislada del conjunto, escindida de las cau- porque es el testimonio, el ‘documento’ incon-
sas que la provocaron y de las consecuencias trovertible de lo que se hizo y de lo que conti-
que acarreó, si se establece un nexo arbitrario núa subsistiendo como condición del presente
entre ella y el presente, se abandona el firme y del porvenir”. Sin embargo, siempre existe la
terreno del historicismo concreto para incu- posibilidad del error: que se considere vital lo
rrir en la manifestación de una necesidad po- que no lo es, o que no se ubique con corrección
lítica del momento. Se deja de hacer ciencia un proceso de cambio que germina, y que de
historiográfica y se permanece en el estrecho tal manera la acción política quede rezagada.
marco de una ideología política inmediata. Es Pero no se puede descargar sobre el método
imposible determinar de antemano lo que se errores que provienen de un conocimiento in-
conservará del pasado en el proceso dialécti- suficiente del contorno sobre el que actúa la
co. Esto deriva del proceso mismo que en la fuerza renovadora, o de una concepción es-
historia real siempre se desmenuza en innu- quemática que pretende derivar los resultados
merables momentos parciales. La acción polí- no de la realidad sino del propio método. La
tica deviene momento historiográfico cuando relación método-aplicación práctica es lo sufi-
modifica el conjunto de relaciones en las que cientemente indirecta como para que ninguna
82 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
fuerza social pretenda edificar una supuesta De allí que sea en la política donde se expresa
capacidad de previsión por la sola posesión de lo genérico de este ser particular, su “humani-
un método correcto, científico. Reconociendo dad”, la posibilidad que le es inherente de real
que cada grupo social tiene un pasado al que apropiación de un mundo al que mediante el
considera como el único verdadero, se mostra- trabajo convierte en prolongación de sí mismo.
rá superior aquel grupo o aquella organización A través de la exaltación de la política, el
que sepa comprender y justificar críticamente marxismo realiza su función negadora de una
todos esos “pasados”. Solo así podrá identifi- sociedad que por estar fundada en la explota-
car la línea de desarrollo real, e intervenir en ción es por esencia alienada y alienante. Una
la acción práctica cometiendo menos errores, sociedad en la que está vedada toda posibilidad
puesto que sabrá también identificar la mayor de plena realización de lo humano. Es la única
cantidad de elementos renovadores sobre los doctrina que puede verdaderamente convertir
cuales apoyarse para estructurar una verdade- a los hombres en dueños de su propio destino,
ra labor de transformación histórica. Solo así ya que les permite comprender las condiciones
será la expresión viva del traspaso de la con- del actuar humano y trabajar conscientemen-
ciencia política a la conciencia histórica. te por la conquista de aquellos objetivos que la
En esta unidad de política e historia se ex- historia, una vez penetrada en forma racional,
presa todo el humanismo marxista, la profunda muestra como factibles de alcanzar. Al fundir
validez de su empeño práctico. Un humanismo teoría y práctica, historia y política, pasado y
que reivindica a la política como la más elevada presente, el marxismo se identifica con el cam-
forma de actividad del hombre, en cuanto su bio histórico y se torna al mismo tiempo, a
acción dirigida a transformar la estructura de la contrario sensu, la concepción más enlodada,
sociedad contribuye a modificar todo el género combatida, deformada por las clases dominan-
humano. Si no existe una naturaleza humana tes. No obstante, si el valor histórico de una
abstracta e inmutable, si es preciso concebir al filosofía puede ser medido por su eficacia prác-
hombre como un “bloque histórico”, como la tica, es preciso reconocer que ha resistido con
suma de las relaciones sociales en las que se éxito esta dura prueba. Con absoluta justeza el
integra, transformar al mundo significa al mis- filón italiano del marxismo, a través de Labriola
mo tiempo transformarnos a nosotros mismos. y Gramsci, supo definir el rasgo sustancial de la
Pasado y presente83
doctrina al denominarla Filosofía de la praxis. de las revistas culturales el desarrollo del espí-
Como tal, como concepción transformadora ritu público en el país, el proceso de conforma-
rechaza toda ideología cristalizadora, cosifica- ción de los intelectuales argentinos, indicába-
dora de la realidad. Aun de aquella que utilizan- mos un camino de búsqueda no suficientemen-
do un léxico marxista incurre en las más gro- te utilizado. Nuestros investigadores se sienten
seras deformaciones de fatalismo positivista más propensos a hacer reposar sobre la mayor
y de materialismo vulgar. Rechaza toda forma o menor originalidad de singulares personali-
de pasividad y de indiferencia política, que ex- dades el análisis de problemas que solo pueden
presan la aceptación del mundo y que por ello ser resueltos en la medida en que los ubica en
constituyen el peso muerto de la historia, el fá- el terreno de la formación de los intelectuales,
cil recurso al que apela siempre el pensamiento vale decir, en el estudio de los procesos que
de derecha. conducen a la diferenciación dentro de una es-
Pasado y Presente, en cuanto aspira a con- tructura social determinada de una categoría
vertirse en una nueva expresión de la izquierda de hombres que desempeñan vitales funciones
real argentina, parte de la aceptación del mar- de organización y conexión.
xismo como la filosofía del mundo actual y asu- No podemos decir que alguna vez se haya
me los deberes que esa aceptación le plantea. intentado analizar integralmente nuestro de-
Será por ello una revista “comprometida” con sarrollo político-cultural partiendo de las di-
todas las fuerzas que hoy se proponen la trans- ferenciaciones reales producidas en el cuerpo
formación revolucionaria de nuestra realidad. de la nación, de la formación y desarrollo de
Comprometida con todo esfuerzo liberador del categorías especializadas en el ejercicio de la
hombre. Será por ello una revista “política” en función intelectual. Uno de nuestros propósi-
el más amplio y elevado sentido de la palabra. tos es poder ofrecer en una próxima entrega de
Pasado y Presente un análisis de conjunto de
los distintos nudos históricos de formación de
III los intelectuales argentinos, enfocados a través
de una serie de ensayos monográficos. Aquí
Cuando al iniciar estas notas señalábamos la basta señalar cómo, a partir de la organización
conveniencia de estudiar a través de la historia nacional, paralelamente a la estructuración y
84 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
una ilusión imposible en la Argentina actual, es Un órgano de cultura que se fije esos objeti-
al mismo tiempo un claro índice de las limita- vos es hoy imprescindible. Una revista que sea
ciones presentes de la “autonomía” política del la expresión de un grupo orgánico y hasta cier-
proletariado y de la aún débil puesta en acción to punto homogéneo de intelectuales, cons-
de la capacidad intrínseca de captación que cientes del papel que deben jugar en el plano
posee la filosofía de la praxis. La experiencia de la ideología y responsables del profundo
de Contorno nos invita, por tanto, a la crítica sentido político en que hay que proyectar todo
de una ilusión, pero nos obliga también a la su trabajo de equipo. Que tienda a facilitar, tor-
autocrítica asunción de nuestras responsabi- nándolo más claro y consciente, el proceso de
lidades. Puesto que la tarea que se planteaba “enclasamiento” de la intelectualidad pequeño-
Contorno queda aún por resolver. La creación burguesa en los marcos de la clase portadora
de los puentes que permitan establecer un pun- del futuro. Pero que a la vez, por no estar enro-
to de pasaje entre el proletariado y los intelec- lada en organismo político alguno y por contar
tuales, entre el proletariado y sus aliados na- entre sus redactores hombres provenientes de
turales, la conquista de una corriente concreta diversas concepciones políticas, se convierta
que englobe clase obrera y capas medias, de ella misma en un efectivo centro unitario de
una totalidad que no excluya a los otros secto- confrontación y elaboración ideológica de to-
res destinados a conformar el bloque histórico das aquellas fuerzas que se plantean hoy la ne-
revolucionario, es aun un objetivo a alcanzar. cesidad impostergable de una renovación total
Lo que sí ha quedado claro, hasta para los mis- de la sociedad argentina. Y esta función espera
mos ex redactores de Contorno, es que esto cumplir Pasado y Presente.
solo puede ser factible si se cambia el punto de Claro está que una revista que aspira a con-
partida, si en lugar de ocultar o menospreciar vertirse en el instrumento de un nuevo sentido
al marxismo militante se lo coloca como punto de la organización cultural no puede dejar de
de arranque de una verdadera política de unifi- plantearse hacia dónde va dirigida, a qué masa
cación cultural destinada a otorgar al proleta- de lectores pretende influir y organizar y qué
riado la plenitud de su conciencia histórica. Y obstáculos debe superar para la conquista de
es esto lo que debe plantearse como tarea esen- una unificación cultural verdaderamente na-
cial toda revista que se considere de izquierda. cional y popular.
88 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
a sí mismo en forma absolutamente historicista Fiat y Kaiser en Córdoba significa no solo una
y someterse por ello a una permanente y des- seria modificación en el dominio de la produc-
piadada autocrítica. Más que de un prematuro ción (y por ende, del consumo, transportes y
“envejecimiento” del marxismo hoy conven- comunicaciones), sino también una transfor-
dría hablar, con mucha mayor precisión, de una mación en el dominio de la sensibilidad, de la
verdadera crisis del pensamiento dogmático. psicología social, caracterizada ahora por la
La realidad exige hoy de parte de la izquier- aparición y difusión de nuevos “tipos” huma-
da una comprensión cabal de la complejidad nos. Se trata en resumen del surgimiento de
de los cambios que acarrea en el cuerpo de la un mundo hasta cierto punto nuevo, diferen-
nación, o en nuestro caso de la ciudad, la trans- te, que exige ser penetrado en sus particulares
formación de una sociedad “tradicional” en una rasgos distintivos para poder actuar eficazmen-
sociedad “industrial”. Pero ocurre a veces que te sobre él. Este contorno es el que en última
por aferrarnos a un esquema predeterminado instancia condicionará el “tono” de Pasado y
nos comportamos ante esa realidad como si es- Presente, la orientación general de su proble-
tuviésemos frente a simples cambios en el in- mática, el campo hacia el cual va dirigida. Lo
terior de una totalidad ya conocida. Partiendo que de ninguna manera significa “provinciali-
de un correcto análisis global de la sociedad zar” su empeño, reducir su cuota de generali-
argentina y de la permanencia histórica de sus dad, ya que los fenómenos que observamos en
líneas estructurales más generales, no siempre la ciudad son parte de un proceso más vasto de
tuvimos una noción exacta de cómo esos “is- modificaciones de la vida económica y social
lotes” de capitalismo moderno en el seno de que comenzó a producirse en los preámbulos
una sociedad subdesarrollada fueron adqui- de la Segunda Guerra Mundial.
riendo paulatinamente un peso considerable Uno de los nuevos “tipos” humanos surgi-
en la vida política y económica del país, entre dos del proceso de transformación ciudadana
otras cosas porque contienen en su interior las está constituido por los obreros de las grandes
fuerzas destinadas a modificar radicalmente empresas, cualitativamente diferente del resto
nuestra actual sociedad. Pero, además, porque de la clase. Este es el sector que nos interesa
la introducción en una sociedad tradicional de analizar ahora y al que pretendemos llegar con
grandes complejos industriales como los de una nueva problemática revolucionaria ya que
Pasado y presente91
en él encontramos los gérmenes del hombre el peso individual del trabajador, desnatura-
nuevo, la fuerza dirigente del nuevo bloque liza el contenido humano del trabajo pero al
histórico a formar. La función directiva que el mismo tiempo eleva en forma considerable la
marxismo atribuye al proletariado industrial productividad social de la masa de hombres
en el proceso de conquista y creación de una que trabajan en la empresa, los vuelve cada vez
nueva sociedad nos plantea también la necesi- más dependientes unos de los otros, los homo-
dad de revalorizar la fábrica concebida como geniza tornándolos un verdadero trabajador
forma necesaria de la clase obrera, como un colectivo. El acrecentamiento de la diferencia
organismo político o al decir de Gramsci (s/d) entre trabajo manual y contenido humano del
como el “territorio nacional del autogobierno trabajo si bien por un lado posibilita a las di-
obrero”. Es a partir de la lucha en el interior de recciones empresarias la introducción de nue-
la misma fábrica como la clase obrera adquiere vas formas de alienación de la conciencia del
la conciencia plena de sus responsabilidades, trabajador, sobre la base de las técnicas mis-
de su función hegemónica en la sociedad, esa tificadoras de las “relaciones humanas”, por
conciencia de productor necesaria para con- el otro lado, paradojalmente, crea al mismo
quistar la dirección moral e intelectual de las tiempo condiciones favorables para la supera-
clases subalternas. ción de la alienación misma en el terreno de la
Las modernas fábricas que merced al im- conciencia, si media una potente acción ideo-
pulso de distintos grupos monopolistas se lógica de la clase obrera. Y esta acción dual y
han instalado en la ciudad aportan no solo la contradictoria del maquinismo industrial debe
utilización de nuevos instrumentos de pro- ser perfectamente conocida por la vanguardia
ducción, sino también y fundamentalmente la política de la clase obrera para que su inicia-
introducción de técnicas racionalizadoras ele- tiva práctica no se convierta en una primitiva
vadas orientadas más que a la sustitución del reacción contra todo progreso técnico, al es-
trabajo humano a la búsqueda de nuevas for- tilo de los ludditas. La nueva relación entre
mas de explotación del trabajo. La mayor y más esfuerzo muscular e intelectual establecida
perfecta división del trabajo en el interior de por los modernos procesos productivos, con la
la empresa y la introducción de técnicas “ra- consiguiente reducción del contenido humano
cionalizadoras” disminuye progresivamente del trabajo, no significa de por sí la conversión
92 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de las relaciones humanas que la división del hegelianizantes. Es hoy más necesario que nun-
trabajo recompone “objetivamente” en la uni- ca que el marxismo retome el discurso del ge-
dad total de un proceso de trabajo que da como nio de Tréveris y lo desarrolle en forma crea-
producto objetos que no emanan simplemente dora profundizando el aspecto antropológico o
de la labor de uno u otro de los trabajadores humanista de una doctrina que nunca perdió
sino de todos en su conjunto. Son las organi- en sus fundadores el sentido de una reflexión
zaciones propias del trabajador al nivel de las del hombre sobre el hombre. Cuando las con-
fábricas, las “comisiones internas” las destina- diciones maduran para grandes transformacio-
das históricamente a cumplir esa función por- nes sociales, el aspecto de la subjetividad pasa
que son ellas las únicas que pueden concebir a ocupar el primer plano de la reflexión filosófi-
en términos de futuro a las empresas, no como ca y social; esto explica la actualidad concreta
simples succionadoras de beneficios sino como de toda la problemática marxista de 1844 y de
centros de la actividad creadora del hombre. las categorías de alienación, trabajo alienado,
Aquí es donde el marxismo militante debe exteriorización, reificación, que tanto esco-
cumplir con rigurosidad científica e inteligente zor provocan en algunos marxistas contem-
acción práctica una permanente acción desmi- poráneos partidarios de la “vulgata”, y al mis-
tificadora; aunque lamentablemente debamos mo tiempo explica el creciente interés de los
reconocer que es aquí donde su acción ha que- jóvenes estudiosos marxistas por los aspectos
dado más retrasada y más urgente en la nece- antropológicos y metodológicos de El Capital
sidad de substituir viejos y rígidos esquemas (Marx, 1980) hasta ahora estudiado unilateral-
conceptuales por una categorización más dúc- mente solo desde su aspecto económico.
til y flexible de la realidad. No siempre los con- En este campo de la subjetividad, que la vida
tinuadores de Marx supieron comprender la ha tornado tan actual, debemos trabajar seria-
riqueza actual, el profundo valor cognoscitivo mente para lograr una perfecta mediación en-
de trabajos como los Manuscritos Económico- tre una filosofía que se nos presenta como la
Filosóficos de 1844 (Marx, 2004) y otros es- más coherente, la más concretamente totaliza-
critos “juveniles”, durante mucho tiempo re- dora, la que más posibilidades de conocimiento
ducidos a la cómoda y no comprometedora ofrece, y una realidad compleja, en permanen-
categoría de obras “pre-marxistas” y por tanto te cambio, que demanda una constante “puesta
94 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
al día” de la teoría misma. Una realidad en la Surge de la vida cotidiana que se muestra tan
que no existen solamente las clases sociales y opaca y resistente cuando intentamos pene-
sus luchas, sino también una multiplicidad de trarla con un instrumental dogmático, de esta
grupos humanos y organizaciones de diversos realidad que no cambia con exorcismo sino
tipos que no pueden ser descartados en la in- que exige una acción inteligente y profunda,
vestigación porque tienen un peso considera- permanentemente abierta a lo nuevo. Surge del
ble en la historia de todos los días y porque es mundo donde se genera el hombre nuevo, del
a través de ellos como se produce la inserción mundo de las fábricas, de los obreros. De aquí
de lo individual en lo colectivo, el proceso de tenemos que partir para elaborar una acción
conformación ideológica de una clase social. cultural que tienda a unir a la intelectualidad
Es preciso realizar la fusión entre una sociolo- avanzada con el proletariado en cuanto agente
gía que parta del reconocimiento del papel fun- histórico de una nueva civilización.
damental de las clases sociales en la historia y Para contribuir a edificar esta política nues-
una microsociología racional dedicada al aná- tra revista se esforzará por trabajar en dos pla-
lisis profundo de las características y formas nos hoy contrapuestos: el de la intelectualidad
que asumen los diversos grupos y subgrupos en que proviene fundamentalmente de las capas
que se estructura nuestra sociedad. Pero esto medias de la población y el de la propia clase
exige no dejar de lado por consideraciones obrera.
políticas del momento a diversos aspectos del Conviene en este sentido aclarar un equívoco
conocimiento humano (psicología, sociopsico- bastante generalizado en algunos sectores de
logía, antropología social y cultural, sociología, la izquierda argentina. El proceso de “enclasa-
psicoanálisis, etc.), abandonando a la ideolo- miento” de la intelectualidad pequeñoburguesa
gía burguesa contemporánea campos que ya el en los rangos del proletariado no consiste sim-
marxismo en 1844 reclamaba como suyos. plemente en su conversión en élite de la nueva
Es preciso comprender que toda esta temáti- clase. Implica un proceso más estructural en el
ca de la subjetividad no surge simplemente del que la lucha por establecer una nueva relación
injerto de una problemática extraña a nuestra ideológica y moral con la realidad debe condu-
realidad, de una especie de “moda” filosófica cir al intelectual “tradicional” a través de una
como piensan algunos marxistas “ortodoxos”. transformación paulatina, a integrarse con las
Pasado y presente95
nuevas categorías intelectuales que la propia la clase obrera cuya naturaleza expresa, en
clase crea a lo largo de su devenir. Y ello pre- esencia, una ruptura con la vieja relación en-
supone un laborioso esfuerzo de comprensión tre teoría y práctica establecida por las ante-
histórica cuyas dificultades las notamos a cada riores formaciones sociales. Al tipo clásico del
paso cuando observamos, por ejemplo, lo difí- intelectual, al escritor, al filósofo o al artista,
cil que resulta para un escritor revolucionario le sucede otro tipo de hombre cuyo modo de
proveniente de capas no proletarias represen- ser consiste “en mezclarse activamente con la
tar narrativamente el mundo cotidiano de la vida como constructor, organizador, ‘persuasor
clase a la que dedica todos sus afanes. permanente’ […] De la técnica-trabajo llega a
No podemos decir que el conjunto de la cla- la técnica-ciencia y a la concepción humanista
se obrera sea una masa indiferenciada, sin una histórica, sin la cual se permanece ‘especialis-
cierta estructura que surge del interior del pro- ta’ y no se deviene ‘dirigente’” (Gramsci, 1981).
ceso productivo. A la acción totalizadora del capitalismo mo-
La división del trabajo en el seno de la em- nopolista, ávido no solo del trabajo del obrero
presa, colocada ahora en un nuevo plano por la sino también de su pensamiento, debemos opo-
racionalización capitalista crea necesariamen- ner una acción consciente, firme e inteligente
te una capa técnica-productiva que cumple, en del marxismo militante. Ella es imprescindible
el interior de la fábrica y de allí se expande a para afianzar y acelerar el proceso de transfor-
toda la sociedad, esas tareas de organización y mación en “intelectuales” de todos aquellos
conexión social que caracterizan una función hombres que cumplen en la sociedad la fun-
intelectual. Pero dicha función se convierte en ción de racionalización, dominio y control de
base para la creación del nuevo tipo de intelec- cualquier rama de la realidad con la que estén
tual solo en la medida en que a partir de ella se relacionados; para hacerlos devenir hombres
elabora críticamente, se “racionaliza” el nuevo que expresan en su accionar la unidad total
equilibrio logrado y se estructura una concep- del proceso histórico-social, que en la sociedad
ción del mundo que dé razón de este poder cre- escindida en clases aparece disgregada en una
ciente del hombre. serie de actividades sin nexos mediadores. En
A partir de esa conciencia crítica puede cuanto “especialista” el hombre sigue siendo
sí figurarse una intelectualidad orgánica de esclavo de la técnica y de las fuerzas sociales
96 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Esta es en el fondo la preocupación que ani- a esclarecer ideas, estamos dispuestos a man-
ma a los redactores de Pasado y Presente. tener permanentemente abiertas las páginas
La de hacer una publicación que al afrontar de la revista a la confrontación de opiniones.
los problemas históricos o los derivados de Comprometemos desde ya el máximo empeño
la investigación filosófica o metodológica, las en esta dirección, inspirada no en meras razo-
cuestiones de historia del pensamiento político nes tácticas, circunstanciales, extracientíficas
y social, de psicología o de estética, los con- en el fondo, sino nacida de la convicción pro-
ciba como “instrumentos” o herramientas para funda de que la autonomía y la originalidad
comprender esta realidad que nos circunda, absoluta del marxismo se expresa también en
esta totalidad histórica en la que vivimos. Que su capacidad de comprender las exigencias a
no caiga en el enciclopedismo erudito y estéril las que responden las otras concepciones del
y que para ello tenga siempre presente su fun- mundo. No es abroquelándose en la defensa de
ción de arma de combate. Esto sin duda nos las posiciones preconstituidas como se avanza
obligará a incursionar por todos los campos de en la búsqueda de la verdad, sino partiendo del
la realidad, aún por aquellos poco frecuentados criterio dialéctico que las posiciones adversa-
y en los que nuestra preparación actual es insu- rias, cuando no son meras construcciones gra-
ficiente. Facilitaremos esta tarea incorporando tuitas, derivan de la realidad, forman parte de
a través de traducciones cuanto viene escrito ella y deben ser englobadas por una teoría que
en el mundo y esté a nuestro alcance, sobre las totalice. Solo así podremos dejar a un lado
la problemática del marxismo teórico y otros la actitud puramente polémica, que correspon-
campos del conocimiento humano. Pero ade- de a una fase primaria de la lucha ideológica
más apelaremos a todos aquellos que desde di- del marxismo, cuando aún el proletariado es
ferentes puntos de vista se planteen las mismas una clase subalterna, para pasar al plano crí-
exigencias, las mismas preocupaciones puesto tico y constructivo. Si lo que está en crisis en
que no deseamos que la orientación marxista de el momento actual es el conjunto de la estruc-
la mayor parte de los colaboradores de Pasado tura del mundo burgués y de las ideologías
y Presente excluya la participación de estudio- que lo representan, es una tarea histórica del
sos de otras tendencias. Porque necesitamos proletariado interpretar el verdadero sentido
del diálogo, de la discusión franca destinada de esta crisis. Esto no se logra oponiendo la
98 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
doctrina del marxismo a las demás, destruyen- ésta arrastra consigo cuantas límpidas venas se
do a cualquier costo el mundo de falsedades hallaban ocluidas en el pantano. El marxismo
que ellas puedan expresar. Se logra constru- triunfa usando las armas del mismo adversario
yendo un nuevo mundo de verdades, una nue- y enriqueciéndose de sus tesoros, no como botín
va Weltanschauung. Para esto es preciso saber de saqueo, sino como premio de una reconocida
penetrar en el interior de los puntos de vista victoria.
del adversario ideológico, desmontar paso a
paso las construcciones ficticias, mostrar sus Como comprendemos la magnitud de la labor
contradicciones internas, sus presupuestos que hoy decidimos emprender sabemos que no
metafísicos, sus métodos abstractos, sus de- puede ser resuelta por el pequeño núcleo de per-
ducciones incorrectas. Pero al mismo tiempo sonas que actualmente dirigen la revista. Es una
extraer todo lo que de verdad, de conocimien- tarea de todos los que coincidan en la urgente
to ellos expresen. Es así como el marxismo necesidad de su aparición, de todos los que al
deviene fuerza hegemónica, se convierte en la leer sus páginas comprendan que más allá de
cultura, la filosofía del mundo moderno, colo- las limitaciones conceptuales que puedan co-
cándose en el centro dialéctico del movimiento bijar, anima a quienes las escriben el profundo
actual de las ideas y universalizándose. deseo de facilitar el proceso de asunción de una
El proceso de conversión del marxismo en conciencia más profunda y certera de nuestro
la filosofía de las masas se transforma de tal tiempo. Y esto es lo que exige ser sostenido y
manera en una gran reforma intelectual y mo- estimulado. Si una revista no es en el fondo nada
ral, que al liberar a los espíritus desde el inte- más que un mundo de lectores vinculados entre
rior de sus concepciones erróneas les facilita sí por sus páginas, del mundo de lectores que
la conquista de una conciencia colectiva de la seamos capaces de crear y estimular depende
realidad y de sus momentos de desarrollo. Al nuestra suerte y nuestro porvenir.
decir de Antonio Banfi (s/d),
determinado momento. Como muy bien dice otra parte, del hecho de que no estén atados
el mismo Viñas, “en diversas circunstancias de pies y manos al capital monopólico, no se
nacionales e internacionales, diferentes grupos puede deducir arbitrariamente una total e irre-
burgueses ligados a diversos sectores de la pro- ductible oposición por su parte: entre el luchar
ducción, han actuado como burgueses nacio- a fondo contra el imperialismo y el convertirse
nalistas, y luego, al variar esas circunstancias, en su socio menor para explotar conjuntamen-
han dejado de actuar como tales”. No se trata te el atraso argentina, optarán siempre por esta
de perderse en bizantinismos sobre si la “bur- última solución.
guesía nacional” ha agotado o no sus posibili- La izquierda argentina siempre se ha movido
dades “revolucionarias”. en torno a dos posiciones extremas que la han
El hecho es que todo el enfoque deber ser conducido al aislamiento de las masas –cuando
revisado nuevamente en tanto que utiliza una de una oposición frontal a los estratos burgue-
categoría de análisis errónea, que presupone la ses derivaba un absurdo enfrentamiento con
existencia de un grupo burgués que permanen- los movimientos nacionalistas– o a la conver-
temente se comporta en sentido nacionalista. sión en mera fuerza reformista –cuando esa
La así llamada “industria nacional”, de la que oposición era luego sustituida por una política
se supone tomaría fuerza esta burguesía “no de compromisos indiscriminados con la bur-
ligada al imperialismo” (como deben agregar guesía. Evidentemente, la razón de este vaivén
siempre los teóricos del Partido Comunista debe ser buscada en circunstancias internacio-
Argentino) y el capital monopolista extran- nales y, en el caso concreto de los comunistas,
jero están unidos, en nuestro país, por un en- en las necesidades que derivan de la sujeción a
tramado de conexiones tan vasto que pueden las oscilaciones de la política soviética. Ahora
considerarse interdependientes. Con ello no bien, esta evaluación, común en todo el cam-
se pretende negar que puedan existir sectores po de la “nueva izquierda,” no es, en cambio,
burgueses medios que no estén vinculados al aceptada por el PCA, encerrado en la defensa
imperialismo; sin embargo, es preciso recor- acrítica de su reciente pasado político (o, por
dar que su peso económico es muy escaso, en lo menos, de los últimos veinte años).
cuanto permanecen marginales respecto a la En resumen, la suposición de la existen-
esfera real del poder económico y político. Por cia de una “burguesía nacional” antagónica
El peronismo y los problemas de la izquierda argentina103
que deben ser meramente tácticas. Lo cual con- más adelante y lanzarse hacia la revolución
tribuye a estructurar una dinámica política que proletaria y el socialismo”. Pero este paso era
en la realidad –no en la teoría ni en las afirma- inconcebible en 1955, aunque fuera solamente
ciones hechas en los documentos de partido– porque ni Perón ni los dirigentes peronistas es-
no parte del principio de que por más vasto taban dispuestos a moverse en esa dirección.
que pueda ser el frente de clase, las clases que Las razones del fracaso del 55, las causas que
cuentan en última instancia, las únicas que se explican la caída ocurrida prácticamente sin
empeñarán a fondo en el proceso revoluciona- luchar de un movimiento que en apariencia ha-
rio, son el proletariado, los campesinos pobres bía alcanzado su máxima expresión, deben ser
y los sectores intelectuales más radicalizados buscadas en la naturaleza misma del peronismo,
de los estratos medios, los cuales, por esto, en una reconstrucción objetiva y profunda de su
deben ser movilizados a fondo en el período historia, la cual, por sí misma, puede darnos la
precedente a la toma del poder. clave para comprender su “inesperada” vitalidad
El ejemplo del peronismo evidencia de ma- (inesperada para la izquierda, que contaba
nera palmaria lo que hemos señalado más arri- con el hecho de que la caída de Perón hubiera
ba. El mérito del artículo de Di Robbio (1965) determinado un rápido giro a la izquierda de
–y de las observaciones de Viñas (s/d)– consis- las masas obreras peronistas) y su presencia de-
te en haber puesto en evidencia cómo la polí- cisiva en el seno de las masas populares, diez
tica de desarrollo económico burgués lanzada años después de la caída y exilio de su líder.
por Perón tenía que terminar necesariamente Con el fin de una reconstrucción tal es nece-
en un callejón sin salida: y ello ya sea a causa sario, sin embargo, como afirma justamente Di
de las fuerzas que guiaban aquel proceso, o a Robbio (1965), “afrontar el análisis del conte-
causa de la coyuntura nacional e internacional nido concreto de clase de aquel experimento,
en la que se desenvolvía. “Para lograr una ver- más allá de las clasificaciones por convenien-
dadera transformación de fondo de nuestras cia y de los juicios con trasfondo más o me-
estructuras –afirma Viñas (s/d)– para crear una nos moralista”. Se trata, de todas maneras, de
nación, para liberarse de la dependencia del un trabajo aún por realizar. A pesar del tiem-
imperialismo, el peronismo no tenía otra sa- po transcurrido, no disponemos hasta aho-
lida, entonces, que la de impulsarse cada vez ra ni siquiera de una interpretación marxista
El peronismo y los problemas de la izquierda argentina105
adecuada del período histórico que comienza a defender las posturas tomadas en el período
en los años cuarenta. Los aportes de mayor precedente a la primera presidencia de Perón
validez a esta interpretación deben ser, tal vez, (45-46). Si a veinte años de distancia se sigue
buscados en esa que ha sido llamada la nue- intentando reconstruir todo un período de la
va izquierda, dado que, en lo que concierne vida política argentina, defendiendo acrítica-
a los estudios realizados por los comunistas, mente y santificando un pasado que la misma
el panorama es francamente decepcionante. realidad se ha encargado de despedazar, no
Pueden, de hecho, haber cambiado ciertos ape- es arriesgado afirmar que el inmovilismo y el
lativos, algunas formulaciones fueron retoca- sectarismo de élite que caracteriza al PCA no
das, pero el modelo estratégico continúa sien- podrán ser superados fácilmente.
do el mismo que fue aplicado en el 45, cuando Como afirma Portantiero (1964) en el nú-
el peronismo era definido como “fascismo”, mero 5-6 de Pasado y Presente, los problemas
“naziperonismo”, “corporativismo fascista”, y, planteados por la constitución en el 46 de un
mientras tanto, se daba inicio a una colusión frente electoral entre comunistas y fuerzas bur-
de fuerzas con la gran burguesía y la oligarquía guesas (Unión Democrática) serán “por mu-
terrateniente. La mentalidad típica de aquel pe- cho tiempo esenciales para el debate político
ríodo1 sigue prevaleciendo en el PCA, como lo e histórico que se centra en el análisis de los
prueban algunos recientes trabajos dedicados obstáculos aparentemente inexplicables para
una inserción de las izquierdas en la realidad (y
especialmente del PCA, a quienes obviamente
1 Puede ser útil, al respecto, consultar el libro de incumben las mayores responsabilidades). Es
Marianetti (1965), que citamos por varios motivos: por-
que el autor es miembro del Comité Central del PCA;
necesario insistir en el hecho de que la polí-
y porque el libro es una lectura recomendada para los tica comunista del 41-45, con sus posteriores
inscritos y dice con absoluta claridad lo que los otros derivaciones, es la obra maestra de un grupo
intentan, por todos los medios, esconder con razona- dirigente, el primer fruto de su maduración or-
mientos sofistas. Sería, de hecho, inútil buscar en los gánica, la revelación más clara, por lo tanto, de
Trabajos Escogidos de V. Codovilla (1972 [1964]; donde
se reúnen escritos del 20 hasta hoy) ¡siquiera la mínima
aquello que un sector de los cuadros del parti-
huella de la caracterización que se hacía en el 45 del do entiende por la aplicación de una estrategia
“naziperonismo”! de la revolución argentina”.
106 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Si el 1945 sigue siendo la clave para explicar- algunos momentos, incluso con errores de in-
se la profunda distancia todavía existente entre formación y de prospectiva.
proletariado e izquierda revolucionaria, el arro- ¿Cuáles son, entonces, las principales obje-
gante rechazo a revisar una posición que, de ciones que se pueden presentar al trabajo que
cara al proletariado ha adquirido el sentido y estamos examinando? Una primera y funda-
las dimensiones de una “traición” –rechazando mental se refiere a las prospectivas de traba-
de tal manera un proceso de sana y profunda jo con el peronismo trazadas por Di Robbio
autocrítica– significa, en los hechos, negarse (1965), en particular cuando concluye que “la
conscientemente la posibilidad de una concre- burocracia peronista no puede ser derrotada
ta y adecuada comprensión del fenómeno pe- desde el interior, sino solo puesta fuera de
ronista. Si la clase obrera argentina sigue sien- juego desde el exterior: realizando una alianza
do como en el 45, masivamente peronista; si de clase a nivel de base, sin preocuparse dema-
demuestra una persistente impermeabilidad a siado de la unidad del movimiento justicialista,
la acción de la izquierda, ya es hora de concluir en vista de la búsqueda –mucho más importan-
que las razones de este hecho, aparentemente te– de la unidad del proletariado”. Este esque-
paradójico, no residen solo en el peronismo en ma sería plausible, a. si la contradicción entre
sí, sino, y fundamentalmente, en la impotencia dirección burguesa y base obrera en el seno
de la izquierda. Mientras no se quiera entender del peronismo hubiera alcanzado un grado de
que todo el discurso sobre el presente y el fu- maduración tal que hubiera permitido la susti-
turo del peronismo implica necesariamente un tución de una dirección interna (burocrática)
examen de la capacidad de acción de la izquier- por una externa (izquierda revolucionaria); b.
da, mientras no se quiera admitir que, en última si existiera en el país una fuerza de izquierda
instancia, el peronismo es el espejo donde se capaz de llevar adelante tal política de alianza
reflejan nítidamente las miserias de la izquier- de clases a nivel de base. Sin embargo, yo sos-
da argentina, es imposible concebir un proceso tengo que estas dos condiciones se dan de un
de convergencia de fuerzas revolucionarias, modo bastante diferente de como las considera
como el planteado por Di Robbio (1965). Di Robbio (1965).
Este es el aspecto central que el autor ita- Consideremos cuál es la contradicción cen-
liano examina sin toda la atención debida y, en tral y de fondo del peronismo y tendremos así
El peronismo y los problemas de la izquierda argentina107
un ejemplo de cómo la evaluación simplista que el famoso giro a la izquierda nunca tuvo
puede conducir a grandes confusiones. Hoy ya lugar y agrega cautamente –en una frase que
es claro para cualquiera que el giro a la izquier- solo tiene el sentido de una desmentida– “al-
da existió solamente en la fantasía de los diri- guien se ha sentido autorizado a definirlo
gentes comunistas. En cuanto a aquellos pero- como un verdadero salto cualitativo”. Ahora,
nistas, las palabras pronunciadas para alentar este “alguien”, aunque Di Robbio no lo diga, es
ciertos acuerdos y algunos actos que parecían, Codovilla (1962), que en su “Informe al Comité
además, concretarse, no eran otra cosa que una Central del PCA” del 21 y 22 de julio, definió el
maniobra que pretendía presionar al Gobierno giro a la izquierda del peronismo como un pro-
y a los militares. Es claro que el hecho de uti- ceso irreversible. Algunas líneas más abajo, no
lizar como elemento de presión una posible obstante, es el mismo Di Robbio (1965) quien
convergencia entre peronismo y comunismo dice que este giro “se reveló verdaderamente
ha constituido, de por sí, un elemento altamen- como tal si se consideran los pasos significa-
te significativo de un estado de conciencia de tivos que se dieron a nivel de base obrera por
las masas favorable a cambios revolucionarios; el acercamiento entre trabajadores comunistas
pero eso no basta para demostrar la existencia y peronistas”. Aquí estamos realmente frente a
de una voluntad revolucionaria en la direc- un equívoco. Cuando la dirección del PCA ha-
ción peronista. Como oportunamente recuerda blaba de un “giro a la izquierda del peronismo”,
Di Robbio (1965), es el mismo Andrés Framini no se refería simplemente a un aumento de la
(el pretendido “iniciador del giro”) el que en combatividad popular, sino que definía con esta
el 63 aceptó sin dudar la formación del Frente fórmula un fenómeno político que se le apa-
Nacional y Popular con los frondicistas: alianza recía como el resultado de años de esfuerzos
dominada por un personaje como el financista políticos. Por esto se hablaba del comienzo de
Rogelio Frigerio y en el marco de la cual los un “salto cualitativo”, pretendiendo referirse a
peronistas se unieron a sus persecutores del 18 un proceso localizado a niveles de dirigentes
de marzo del año anterior. (como reflejo de la situación existente en la
Sin embargo, Di Robbio (1965), en el análi- bases), y se llegaba a afirmar abiertamente que
sis de esta maniobra, incurre en algunas con- “lo que se había previsto se realizó o está por
tradicciones. En un pasaje afirma justamente realizarse del todo: un acercamiento cada vez
108 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
más estrecho entre peronistas y comunistas en muy fuerte, organizada sindicalmente y con un
la lucha por las reivindicaciones económicas, sentimiento de clase bastante consolidado en
sociales y políticas, tanto a nivel sindical como los últimos 25 años. Esta verdadera concordia
político: una clarificación de las ideas confusas discors, que constituye la naturaleza misma del
todavía existentes en este campo y una cre- peronismo, tiende a resolverse, escindiéndose
ciente asimilación, por parte del peronismo, en sus componentes fundamentales –burguesía
de la línea política y táctica de los comunis- y proletariado– cuando la coyuntura económi-
tas” (del informe de Codovilla). Esto no suce- ca y social se caracteriza, como en el momento
dió. La realidad política argentina se ha encar- actual, por una ofensiva generalizada del go-
gado de desmentir netamente esta fórmula, bierno y del patronato contra la clase obrera.
hoy reducida a un mero lugar común, y no exis- Si algo ha frenado hasta ahora este proceso de
te ningún “paso significativo” en la vida política disgregación es, por un lado, la fuerte estructu-
del país, del 62 en adelante, del tan celebrado ra sindical sobre la que se funda el movimien-
“acercamiento entre trabajadores comunistas to y, por otro, la figura carismática de Perón,
y peronistas”. Podríamos incluso decir que, como símbolo unificador de la voluntad revo-
en cambio, se han producido nuevos motivos lucionaria de las masas. Su táctica ha consisti-
de divergencia a causa de la política netamen- do hasta ahora en permitir el libre juego de las
te oportunista conducida por el PCA frente al contradicciones para resolverlas en última ins-
Gobierno de Illia. tancia como árbitro supremo. Por eso su guía
Lo que la realidad nos muestra es, en cam- se ha caracterizado siempre a través de pasos
bio, una violenta agudización de las contradic- hacia adelante y hacia atrás, y de órdenes y
ciones internas del peronismo, que amenazan contraórdenes destinadas a volver imposible
con conducirlo a una posible ruptura. Es claro la adopción de una línea política coherente.
para todos que estas contradicciones derivan Esto le permitía también, al mismo tiempo,
de aquella central y originaria: de la verdade- decapitar el movimiento cada vez que surgían
ra incongruencia congénita en un movimiento dirigentes que por su gravitación podían poner
ambiguo, ideológicamente confuso y de clara en discusión su liderazgo. Y, de todas maneras,
impronta pequeño burguesa, con una acción el maquiavélico juego de Perón no ha impedi-
política incoherente, pero con una base obrera do el reforzamiento creciente de los sectores
El peronismo y los problemas de la izquierda argentina109
sindicales y, en particular, del grupo dirigido para marginalizar al proletariado en las próxi-
por Augusto Vandor, secretario general de la mas elecciones del 67 y 69. Los hechos de octu-
Unión Obrera Metalúrgica. En este sentido, lo bre demuestran eficazmente que el prestigio de
que ocurrió con ocasión del viaje de la mujer de Perón, como jefe ha sufrido un deterioro con-
Perón a Argentina en octubre pasado es extre- siderable, mucho más de lo que se hubiera pen-
madamente sintomático, en cuanto demuestra sado hasta ahora. De todos modos, no sería co-
la violencia que está adquiriendo el contraste rrecto deducir que la crisis interna ya llegó a su
entre el “sector político” –acusado por los sin- máxima expresión. El margen de maniobra de
dicalistas de connivencia con el Gobierno– y Perón todavía es vasto, aunque se haya reduci-
el “sector sindical” –actualmente comprome- do por el hecho de encontrarse lejos del país y
tido en una verdadera lucha política contra el prisionero del mismo juego pendular que le ha
Gobierno de Illia por su aversión a la actividad permitido, hasta aquí, dirigir el movimiento. La
política de los sindicatos. Aparentemente por- tradicional debilidad de la izquierda peronista
tadora de un mensaje pacificador de Perón, impide que la fractura se profundice mientras,
Isabel Martínez en realidad había sido invitada por su parte, el gorilismo antiperonista de los
por Jorge Antonio (cerebro oculto y financista militares actúa como un factor que impulsa a
de Perón) con el objetivo de dirimir la dispu- superar las divisiones. Todos los elementos,
ta en favor del sector político, defenestrando sin embargo, indican que la disgregación inter-
a los líderes sindicales que dominan la Junta na del movimiento tenderá sistemáticamente a
Coordinadora Nacional Peronista. La CGT, para profundizarse y que no se puede descartar una
impedir esta maniobra, apoyada por el mismo eventual ruptura. En tal caso, se ofrecen dos
Gobierno, suscitó un imponente movimiento posibilidades: a. que el peronismo se despeda-
de masas, que sacudió los grandes centros in- ce y se diluya en las organizaciones ya existen-
dustriales del país y que cerró con un balance tes, vencido por el escepticismo y la desilusión,
de tres obreros asesinados por la policía. Así, y termine así por integrarse al sistema; b. que
la clase obrera organizada se había encargado, encuentre nuevos canales y que, entonces, con-
una vez más, de demostrarle al Gobierno, y en servando su “alma” revolucionaria, se abra una
este caso al mismo Perón, lo difícil que será vía hacia la convergencia con los sectores re-
concretar los acuerdos que se están tomando volucionarios. Claro, no podemos decir cuál de
110 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
las posibilidades podrá realizarse. Pero pode- interna y de paralela formación de una tenden-
mos elegir y trabajar decididamente para que cia revolucionaria de masas no puede proceder
la que triunfe sea la segunda prospectiva, dado por vías directas, del todo claras y definidas.
que esa continúa siendo la tarea vital de la iz- De la descomposición del grupo burocrático
quierda argentina, tanto peronista, como no. no surgirá claramente ni de golpe una corriente
Asistimos hoy en nuestro país a un proceso revolucionaria con un programa homogéneo y
lento y molecular de recomposición y de nueva una sólida capacidad organizativa. Muy proba-
dislocación de las fuerzas. Al interior del pero- blemente (y esta probabilidad deriva del hecho
nismo se está delineando la estructuración or- de que tomamos en cuenta la enorme debilidad
gánica de corrientes revolucionarias, algunas de la izquierda no peronista para presionar y
de las cuales son mencionadas en el artículo de acelerar el proceso) se producirán reagrupa-
Di Robbio (1965), que –si bien tienen poco eco mientos confusos, en que participarán sectores
en las masas– se van uniendo de forma cada de la misma burocracia, los cuales no querrán,
vez más estrecha a los cuadros intermedios del de ninguna manera, perder el apoyo de las
sindicalismo peronista, tendiendo a imprimir masas del que hoy gozan. Continuaremos mo-
una ideología revolucionaria a un movimiento viéndonos en situaciones muy contradictorias
privado de un cuerpo doctrinal. Su capacidad que exigirán, de las fuerzas revolucionarias,
de irradiación es superior al número de cua- una evaluación no esquemática de la realidad
dros y tenderá a acrecentarse en momentos y prácticas dúctiles que permitan concentrar
de crisis y de ruptura. Por lo tanto, es posible el ataque contra los grupos que serán, en cada
esperar que grandes contingentes peronistas caso, los enemigos más peligrosos. Y, de todos
comiencen a volverse hacia posiciones cons- modos, es claro que un proceso así de fluido
cientemente revolucionarias, contribuyendo, y contradictorio como aquel aquí prospectado,
en tal modo, a cortar el nudo gordiano que hoy requiere como condición de base la presencia
paraliza la creación de un gran movimiento de activa de una vanguardia revolucionaria capaz
liberación nacional. de transformarse en una verdadera guía orien-
Aquí reside mi parcial disenso con Di tadora de este proceso, sea por lo acertado de
Robbio. Es evidente (y los hechos tienden a su enfoque estratégico, como por la eficacia
demostrarlo) que este proceso de disgregación de sus acciones. Pero aquí comienza el drama
El peronismo y los problemas de la izquierda argentina111
argentino, ya que es un hecho visible para to- el PCA es la organización fundamental, será
dos que esta vanguardia todavía no existe ni necesario examinar rápidamente si la política
se registran síntomas que permitan conjeturar de este partido estimula o no la ruptura del jue-
su aparición en los márgenes del peronismo. go de las elecciones burguesas, estableciendo
Actualmente, el drama reside en el rechazo de una correcta estrategia revolucionaria, ya que
la izquierda (fundamentalmente del PCA) a a este propósito, Di Robbio da por desconta-
comprender que, sin la estructuración orgánica das o afirma cosas muy distantes de la realidad.
de una corriente revolucionaria al interior del Veamos algunas.
peronismo, es difícil concebir una solución de a. La presunta habilidad del PCA en la reali-
izquierda al actual proceso político, dado que zación de una política de unidad a nivel de base
la construcción de una alternativa revoluciona- con los militantes peronistas es una afirmación
ria requiere como conditio sine qua non que gratuita. De hecho, esta política no ha tenido
las masas peronistas agoten esa experiencia: y ningún éxito, como queda demostrado por el
esto, en las condiciones actuales, solo puede escaso peso de los comunistas en el seno de
ser hecho al interior del cuadro peronista. la CGT (control, a nivel nacional, de solo dos
Pero, si el abordaje propuesto es correcto federaciones, canillitas y químicos, con alguna
o, al menos, practicable; si la construcción de influencia sobre los ferroviarios) y por la mo-
un “bloque ideológico que, más allá de todo desta adhesión al interior de las grandes em-
sectarismo –son las palabras de Di Robbio presas industriales y en los enfrentamientos
(1965)– ofrezca finalmente a las masas prole- políticos decisivos. Quizás, donde verdadera-
tarias de una guía unitaria para una política mente el PCA ha demostrado saber moverse
de clase” puede concebirse únicamente como con habilidad, ha sido en el trabajo con los
la culminación de un proceso de confluencia estratos pequeño y medio burgueses. No por
de militantes y de organizaciones revoluciona- nada la mayor actividad de masa promovida
rias tanto del interior como del exterior del por los comunistas ha sido un acto organiza-
peronismo, es entonces evidente que será el do en el Luna Park (el local cerrado más gran-
comportamiento adoptado de las actuales or- de de Buenos Aires) del así llamado Instituto
ganizaciones de izquierda lo que favorecerá o Movilizador de Fondos Cooperativos, un orga-
no aquel proceso. Y si al interior de la izquierda nismo que controla más de 600 cooperativas
112 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de crédito del país. Si hubiera intentado una sido nunca advertida como el eje de las alian-
empresa similar el Movimiento de Unidad y zas de clase en nuestro país! Y no por nada es
Coordinación Sindical (MUCS, controlado por justamente en las zonas del noroeste donde el
los comunistas) no habría logrado reunir nun- PCA es prácticamente inexistente. En Tucumán,
ca las 50.000 personas que participaron en el feudo de los barones del azúcar, el conjunto de
acto promovido por el Instituto. la clase obrera y de los estratos más pobres es
b. “El PCA está actuando sabiamente hacia masivamente peronista. Por otra parte, el PCA
un fortalecimiento de la alianza obrero-campe- no tiene ninguna base real en las refinerías de
sina, con vistas sobre a la inserción en el movi- azúcar. Y, en cambio, es justamente de aquí des-
miento sindical de las masas desheredadas del de donde toma fuerza un bloque de izquierda
noroeste, relegadas hasta ahora al margen de la peronista que se basa en la FOTIA (Federación
CGT y de cuyo potencial revolucionario parece Obrera Tucumana de la Industria del Azúcar),
lícito esperar ya sea una mayor agresividad de que reagrupa por lo menos 300.000 trabajado-
clase, ya sea un aumento del peso específico de res. Tucumán, Salta y Jujuy (zona de concentra-
los grupos sindicales de orientación marxista”. ción de la industria azucarera y de otros produc-
Esta formulación contiene varios errores. La po- tos) junto a varias provincias limítrofes (subsi-
lítica agraria del PCA, subestimando el grado de diarias de las primeras, en cuanto ofrecen con
desarrollo capitalista en este sector, ha sosteni- su ejército de desocupados una mano de obra a
do siempre, en teoría, la alianza entre obreros buen precio, sometida a una dura explotación)
y campesinos, pero concibiéndola como una componen el noroeste argentino, una zona que
alianza del proletariado urbano con el campesi- lleva adelante reivindicaciones particulares,
no medio (que en nuestro país y en particular en dado que el desarrollo industrial que se produ-
la zona cerealera es, de hecho, un empresario). ce fundamentalmente en el Gran Buenos Aires
En el plano organizativo esta alianza se ha tra- ha exacerbado hasta lo impensable los desequi-
ducido en la pretendida CGT-FAA (Federación librios regionales. Sería inútil buscar entre las
Agraria Argentina, que reagrupa fundamental- publicaciones del PCA o en sus formulaciones
mente a los medianos y ricos productores de la programáticas un examen detallado de estas
zona cerealera) ¡La alianza entre la clase obre- particularidades, o un intento de reconstrucción
ra y las masas desheredadas del noreste no ha histórica. Así como sería también inútil buscar
El peronismo y los problemas de la izquierda argentina113
Radical del Pueblo. En vez de conducir un rigu- y sin principios. Sin embargo, es evidente que
roso análisis de clase del Gobierno actual, el un partido marxista que abandona el terreno
PCA encuentra enseguida lo que ha encontra- de los principios deja de ser un polo de atrac-
do siempre, en cada gobierno de la historia del ción para el proletariado y empieza a cerrarse,
país: los sectores “democráticos” y los sectores convirtiéndose en un verdadero obstáculo para
“reaccionarios”. El secreto consiste, entonces, esa convergencia de masas e ideas que la actual
en presionar a los primeros para que lleven a situación política argentina requiere. Sin este
cabo el programa derrotando a los segundos. abandono de la estrategia revolucionaria por
Es claro que, si algo caracteriza al oportunismo, parte del PCA, tampoco podríamos explicarnos
es precisamente esta permanente adaptación la extrema fragmentación de las fuerzas de la iz-
a “los acontecimientos del día, a los virajes de quierda marxista, a la que se refiere Di Robbio.
las minucias políticas (olvidando) los intereses
cardinales del proletariado [...] sacrificando es-
tos intereses cardinales [...] por ventajas reales Bibliografía
o supuestas del momento” (Lenin, 1961 [1908]).
Estimular la presión de las masas hacia un go- Codovilla, V. 1962 “Informe al Comité Central
bierno claramente burgués tiene sentido solo en del PCA”, 21 y 22 de julio (s/d).
el ámbito de una estrategia global que apunte a Codovilla, V. 1972 (1964) Trabajos escogidos
develar su rol de explotador (en nuestro caso, el (Buenos Aires: Anteo) T. 1 y 2.
despotismo de clase que se ejercita detrás de las Di Robbio, E. 1965 “s/d” en Marcha
apariencias “democráticas”) y la necesidad de (Montevideo) N° s/d, 17 de septiembre.
una transformación revolucionaria del sistema. Espartaco [seudónimo de Aníbal Pinto] 1964
Sin una estrategia alternativa tal, que tenga per- “Crítica del modelo político de la ‘izquierda
fectamente claras las fases de transición a través oficial’” en El trimestre económico, N° 121,
de las cuales es necesario pasar para llegar al enero-marzo.
socialismo, las medidas tácticas que son adopta- Lenin, V. I. 1961 (1908) “Marxismo y
das terminan necesariamente insertándose en el revisionismo” en Obras Escogidas (Moscú:
ámbito del sistema, y la práctica política termina El Progreso) Tomo I.
caracterizándose por un empirismo oportunista
El peronismo y los problemas de la izquierda argentina115
él. Hay un proceso de universalización del mar- marxismo puede responder hoy con una afir-
xismo y tanto Marx como Engels forman parte mación: la de su nuevo desarrollo.
de los clásicos del pensamiento moderno hasta El redescubrimiento de los propios oríge-
en los países capitalistas. El marxismo partici- nes significa para el marxismo un cuestiona-
pa del Saber de nuestra época y todos somos, miento radical, producir el concepto de una
de una manera u otra, “marxistas”. diferencia que solo es auténtica a condición
Pero esta universalización ¿no se habrá de ser impura. ¿Diferencia con respecto a
producido en perjuicio de su potencial crí- qué? Con respecto a la filosofía clásica ale-
tico? ¿No será un signo de obsolescencia mana y en especial con Hegel, que representa
más que de vitalidad? Si, para referirnos a el último gran sistema filosófico. La pregunta
la práctica teórica de los partidos comunis- por el marxismo nos retrotrae una vez más a
tas, el marxismo se ha convertido en algo la eterna cuestión de la relación Hegel-Marx
tan vago que incluye obras dispares como el como punto de partida para la búsqueda de
Programa del PCUS, el Libro Rojo de Mao o los contenidos específicos y originarios de las
el “Testamento” de Togliatti, ¿no será que a elaboraciones de Marx en sentido estricto, y
fuerza de querer explicarlo todo ya no puede a la vez –y simultáneamente– a las relaciones
explicar nada? Para responder a las pregun- de este último con el “marxismo”. Pero esos
tas que le plantea la realidad política el mar- contenidos deben ser buscados, aislados y
xismo se ve obligado a autocuestionarse, a categorizados en la obra en que los expresa
inquirir sobre sus “orígenes”, a tratar de iden- más acabadamente: en El Capital. Es esta la
tificar el núcleo irreductible que lo define obra de Marx, a la que consagró la mayor par-
como teoría y como ciencia. Y todo esto pro- te de su vida, y es por esta obra que debe ser
voca, como es natural, su propio desarrollo y juzgado, pues con ella esperaba “asestar a la
maduración. A diferencia entonces de lo que burguesía en el plano teórico un golpe del que
podría indicarnos una observación superfi- jamás podrá reponerse”. Si todo Marx está
cial, es la actual crisis política del socialis- allí, la historia de esta obra, de su elaboración
mo la que posibilita el vigor intelectual cada y publicación parcial en vida del autor, de la
vez mayor que muestra el marxismo de los reelaboración y publicación post mortem de
últimos años. A la pregunta por su muerte, el los tomos subsiguientes por Engels primero y
El marxismo antihumanista119
Kautsky después, la historia de sus lecturas, fundación de su teoría de la historia, pero que
la desventurada historia de los manuscritos esa filosofía debe aún ser construida. El lugar
publicados tardíamente –cuando ya habían por excelencia “donde nos está permitido leer
echado raíces interpretaciones equívocas de la filosofía de Marx” no es como podría pensar-
El Capital– o aún vedados al lector y guarda- se sus trabajos estrictamente filosóficos, tales
dos en los armarios del Instituto Marx-Engels- como los Manuscritos de 1844, por ejemplo,
Lenin de Moscú, constituiría sin duda alguna sino aquella obra a la que en modo alguno se
la espina dorsal de una verdadera historia del podría definir como filosófica: El Capital. Los
“marxismo”. propósitos de Marx al escribirla estaban clara y
¿Cuál es la real significación de la “crítica taxativamente indicados en el prólogo con que
marxiana” –y conviene recordar que ya desde la presentara al lector alemán: “la finalidad últi-
joven Marx concibió a todos sus escritos teóri- ma de esta obra es […] descubrir la ley econó-
cos como “críticas”: del Estado, la economía, la mica que preside el movimiento de la sociedad
política, el derecho–? ¿Hasta qué punto consti- moderna”. Sería vano buscar en ella una filoso-
tuye el fin de toda filosofía o es en realidad el fía del trabajo, de la libertad o de la necesidad,
comienzo de la filosofía? Estas son las pregun- y ni siquiera una explicitación de los propios
tas a las que hay que responder si se quiere fun- términos filosóficos que allí se emplean: apa-
dar teóricamente la especificidad irreductible riencia, esencia, alienación, fetichismo, etc.
del marxismo. Pero Althusser se propone leer El Capital
Las elaboraciones de Louis Althusser se ins- como filósofo y descubrir lo que Marx no vio
talan en este campo de problemas ya desde ni pudo ver, porque se limitó a dar existencia
su primer libro (una selección de escritos de práctica a una filosofía que era absolutamente
Feuerbach) hasta sus trabajos de mayor alien- nueva en cuanto dejaba de ser ideología para
to: La revolución teórica de Marx (1967) y acceder al rango de disciplina científica. La
Para leer El Capital (1967), este último escrito tarea fundamental de los marxistas es darle a
en colaboración con un grupo de profesores de esa filosofía su forma de existencia teórica, y
L’Ecole Normale Superieur de París. Althusser es eso lo que ambiciona Althusser.
afirma la existencia en Marx de una filosofía Leer El Capital como filósofo significa tratar
implícita, fundada por él en el mismo acto de de responder a la pregunta de si esta obra es
120 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
una simple producción ideológica entre otras, conceptos puramente científicos. Los princi-
“la imposición al dominio de la realidad econó- pios de esa separación son extraídos del inte-
mica, de las categorías antropológicas defini- rior del propio marxismo, pues este no es para
das en las obras filosóficas de juventud” o si El Althusser la verdad de un proceso histórico
Capital representa de hecho la fundación “de particular (la lucha teórico-práctica del prole-
una disciplina nueva, la fundación de hecho de tariado) sino “disciplina de investigación cien-
una ciencia, y por lo tanto un verdadero acon- tífica […] que no está más turbada por su propia
tecimiento, una revolución teórica que relega, génesis que por la evolución de la historia que
a la vez, la economía política clásica y las ideo- ha marcado con su intervención [… El marxis-
logías hegeliana y feuerbachiana a su prehisto- mo] debe someterse igualmente, para ser com-
ria, el comienzo absoluto de la historia de una prendido, a la aplicación de principios marxis-
ciencia (Althusser, Balibar y otros, 1969: 20). tas de investigación” (Althusser, 1967: 50). Esta
El proyecto althusseriano es por tanto esen- posición valorizadora de la autonomía formal
cialmente epistemológico. Se propone funda- del conocimiento científico significa un avance
mentar el derecho del marxismo a postularse indudable de la problemática epistemológica
como saber objetivo y colocar al materialismo marxista, pero comporta a la vez las mayores
dialéctico en la base de toda tentativa de cons- dificultades teóricas y prácticas. Ella le permite
titución teórica de las ciencias humanas y del sostener una eficaz y brillante polémica con las
conocimiento científico. Para ello es preciso ideologías que: a) reducen el marxismo a “his-
fundar teóricamente una distinción entre cono- toricismo”; b) conciben al conocimiento como
cimiento científico y conocimiento ideológico “visión” o como “reflejo” en el cerebro de los
a partir de la heterogeneidad radical que separa procesos de lo real, en lugar de concebirlo co-
a las categorías fundamentales correspondien- rrectamente como “producción”; c) reducen el
tes a ambos modos de producción conceptual: marxismo a “pragmatismo”, o a d) “humanis-
las categorías de “estructura” y de “totalidad mo”. En sus últimos escritos, protestando por
expresiva”. Esta distinción lo lleva a establecer la falsa identificación de que fuera objeto por
una rígida separación teórica entre las obras sus críticos, Althusser rechaza también al es-
juveniles de Marx, que serían ideológicas, y tructuralismo por ser una “ideología formalis-
las obras de madurez, en las que operaría con ta de la combinatoria que explota y, por tanto,
El marxismo antihumanista121
compromete, cierto número de progresos téc- características esenciales que distinguen al co-
nicos reales que se dan dentro de algunas cien- nocimiento científico en el campo de las cien-
cias” (Althusser, 1969: 3). cias físicas y matemáticas. Aquí están las raíces
Su análisis del modo de producción de los del antihumanismo althusseriano y de su teoría
conocimientos ideológicos y su elaboración de la producción de los conocimientos como
del concepto de estructura constituyen las una especie de esquematismo práctico. La fi-
premisas necesarias para una investigación losofía del concepto, esbozada por Althusser
más amplia (de las que sus obras son apenas prosiguiendo la obra de los maestros de la
“simples comienzos”, reconoce modestamen- epistemología y de la historia de la ciencia mo-
te Althusser) tendiente a fundar una dialéctica derna en Francia (Bachelard, Koyré, Cavaillès,
concebida como lógica científica y como teoría Canguilhem) “se parece mucho a la exhibición
general del conocimiento científico. Una inves- del campo estructurado del saber como campo
tigación encarada de esta manera tiene el mé- multitrascendental sin sujeto” (Badiou, 1969:
rito indiscutible de explicitar las condiciones 35). El hombre tiende a ser excluido cada vez
en que la dialéctica podría ser inteligible como más de la estructura teórica de las ciencias
lógica científica y sacaría al eterno problema humanas.
de la dialéctica marxista del impasse teórico La teoría del conocimiento científico que se
en el que todavía está encerrada. Pero para ello proponga la reducción de la experiencia vivida
es preciso aceptar la noción de ciencia que nos a la realidad, implica no obstante una determi-
ofrece Althusser. Y aquí está el núcleo de las nada concepción de la realidad y solo puede ser
mayores dificultades de la tentativa del filósofo aceptada a condición de compartir esta última.
francés. La “reducción” althusseriana, que re- Althusser pareciera haber soslayado por com-
chaza la experiencia vivida como “ideológica” pleto este problema y sin embargo es con refe-
y que relaciona el objeto del conocimiento a rencia a él que puede planteársele una objeción
las condiciones de su producción “de una ma- radical. La manera intelectualista (quizás fuera
nera que recuerda mucho la empresa progre- mejor decir “teoricista”, como parece reconocer
siva y constituyente de Kant”, señala Badiou autocríticamente el mismo Althusser en sus úl-
(1969: 35), solo es posible a partir de la exten- timos escritos) en que formula el problema del
sión al campo de las ciencias humanas de las conocimiento lo lleva a otorgar a la experiencia
122 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
la vez del control del aparato del partido y del 4. En síntesis, el movimiento conciliar apare-
Estado. La burocracia “socialista” (sic), cons- ció en la década del veinte como un intento de
truyó un régimen a su imagen y semejanza y resolución de los problemas planteados por la
pugnó por perpetuarse en el poder, destruyen- crisis del capitalismo y de la socialdemocracia
do implacablemente todos los obstáculos que europea. “En la realidad contradictoria de la
pudieran interponérsele. Para ella, la transfor- historia social europea, el sovietismo fue una
mación de un país atrasado en un país indus- experiencia valiosa y una gran idea-fuerza, la
trial era una tarea lo suficientemente grande única que podía indicar el camino para evitar
como para justificar cualquier abuso de poder. la restauración capitalista, la reconstitución de
Es imposible analizar aquí el conjunto de un sistema imperialista mundial y la recupera-
circunstancias que posibilitaron la progresi- ción de la dominación ideológica incontrasta-
va extinción de la democracia socialista en da de las élites del poder” (Salvadori, 1972). En
la URSS. Simplemente, vale la pena señalar cuanto indicaba un objetivo necesario para dar
que la desaparición del sovietismo condujo a sentido real a la lucha anticapitalista, el movi-
una monstruosa distorsión del objetivo esen- miento conciliar posibilitó el surgimiento de
cial del socialismo en la práctica política y a una real vanguardia revolucionaria. Los conse-
la sustitución del marxismo por una ideología jos fueron las instituciones que permitieron a
justificadora en la teoría. En adelante, ya no se la vanguardia dejar de ser un órgano externo al
trataba de crear las condiciones para superar proletariado y transformarse efectivamente en
la desigualdad política y social de los hombres su parte más avanzada. Las masas entraban en
estableciendo un sistema basado en el autogo- contacto con esa vanguardia reflejando su pro-
bierno de los trabajadores. El socialismo no pio grado de experiencia real, creando de ese
era sino una mera prolongación superestructu- modo las condiciones para superar la relación
ral de una base económica ya revolucionada pedagógica abstracta y autoritaria que había
por el traspaso al Estado del conjunto de los caracterizado a la socialdemocracia.
medios de producción. La utopía comunista de La teoría de los consejos (que en tal senti-
una sociedad sin Estado, dirigida por hombres do debe ser considerada como el componente
emancipados de un poder político ajeno, resul- esencial de la teoría marxista del Estado), per-
taba postergada sine die. mite articular el pensamiento revolucionario
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci127
con el concepto proletario de democracia, ofre- El sistema de los consejos fue por ello la ex-
ciéndole una fórmula concreta de resolución presión histórica “concreta” de la aspiración
práctica. La democracia obrera podrá tener del proletariado a la propia autonomía y a la
vigencia solo si el proletariado logra adueñar- conquista de una democracia obrera efectiva.
se de las condiciones y de la organización del Cuando la lucha obrera fue derrotada y comen-
aparato productivo. Recién entonces tendrá zó el largo período de la estabilización del ca-
sentido hablar de la conquista del poder en la pitalismo, era lógico que la experiencia consu-
sociedad, dado que una clase obrera que no se lar quedara sepultada en los recuerdos de los
haya emancipado de la división jerárquica del viejos militantes revolucionarios de la década
trabajo en la fábrica no podrá tampoco eman- del veinte y que la simple mención de la pala-
ciparse de la división capitalista del trabajo bra consejo provocara malestar en los medios
en la sociedad, aunque como ocurre hoy en los de izquierda oficiales (tanto comunista como
países llamados “socialistas” haya sido abolida socialista).
legalmente la propiedad privada de los medios Hoy, la recuperación del proletariado euro-
de producción. Para el proletariado, conquistar peo, las luchas revolucionarias en los países
la propia autonomía como clase significa sub- dependientes, el malestar creciente en el in-
vertir la escala jerárquica impuesta por la divi- terior de los países mal llamados socialistas,
sión capitalista del trabajo humano, adueñarse reflota nuevamente la temática y reclama de
de los instrumentos de producción y autodeter- nosotros la reubicación histórica de una expe-
minar las condiciones y formas en que se crean riencia formidable de la clase obrera, que está
los bienes necesarios a la sociedad. Es verdad unida indisolublemente a la esperanza de una
que un proceso semejante presupone necesa- vigencia real del socialismo en el mundo.
riamente la conquista del poder del Estado y En el terreno teórico, la discusión acerca de
fue un mérito indiscutible de los bolcheviques los “consejos” tiene el privilegio de remitimos
rusos haber defendido tenazmente esta verdad necesariamente al punto nodal de entronque y
frente a la socialdemocracia reformista. Pero de verificación de los problemas fundamenta-
la historia nos ha enseñado también que la con- les de una estrategia y de una táctica revolu-
quista del poder no siempre es el umbral del cionarias: los problemas del aparato del Estado
socialismo. y de sus centros decisivos de poder; de las
128 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
por el poder. Había que encontrar un camino encuentran sintetizados los elementos funda-
de acceso que no fuese el producto del acto mentales de la elaboración gramsciana1:
arbitrario de una organización que se autopro-
clame revolucionaria, un acto de jacobinismo Para que la revolución de simple hecho fisiológi-
que desemboque luego en una dictadura que co y material se transforme en un acto político
sustituya y reprima a la propia clase obrera. e inicie una nueva era es preciso que se encarne
“La revolución es comunista solo si existe en en un poder ya existente cuyo desarrollo estaba
las masas la voluntad de introducir en las fábri- frenado por las instituciones del viejo orden. Este
cas el orden proletario, de hacer de la fábrica la poder proletario debe ser emanación directa,
célula del nuevo Estado, de construir el nuevo disciplinada y sistemática de las masas trabaja-
Estado como reflejo de las relaciones indus- doras obreras y campesinas. Es necesario por lo
triales del sistema de fábrica” (Gramsci, 1973a tanto sistematizar una forma de organización que
[1919]: 103-106). La revolución social es un pro- absorba y discipline permanentemente a las ma-
ceso histórico generado “desde abajo”, desde sas obreras: los elementos de esta organización
la fábrica que es el núcleo esencial del proce- deben ser creados en las comisiones internas de
so productivo en la sociedad capitalista. ¿Pero fábrica, según las experiencias de la revolución
existía en Italia una institución obrera que fue- rusa y húngara y según las experiencias pre-re-
ra capaz de transformarse en órgano de poder volucionarias de las masas trabajadoras inglesa
y generadora de un nuevo Estado? ¿Había un y norteamericana, que a través de la práctica de
germen de gobierno de los soviets en Turín, los comités de fábrica han iniciado la educación
que era la ciudad que concentraba a gran par- revolucionaria y el cambio de psicología que, se-
te de la industria italiana? La originalidad del gún Karl Marx, deben ser considerados el sínto-
artículo “Democracia obrera” reside en haber ma más prometedor de la realización comunista.
respondido afirmativamente a esa pregunta, El prestigio que irradia el Partido Socialista debe
planteando el problema de las comisiones in- ser dirigido a dar forma revolucionaria a esta
ternas de fábrica como los órganos potenciales
del poder proletario en un nuevo sistema de de-
mocracia obrera. En un discurso pronunciado 1 Discurso pronunciado en la Sección turinesa del
tres días después de la aparición del artículo se Partido Socialista Italiano el 27 de junio de 1919.
130 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
organización, a convertirla en una concreta ex- siempre por una concepción aristocrática, ilu-
presión del dinamismo revolucionario en marcha minista y tutelar de las masas proletarias.
hacia las máximas realizaciones […]. Es preciso Por primera vez en la historia del movimiento
iniciar la educación concreta sovietista de la cla- obrero italiano, dentro del proletariado de fábri-
se obrera convirtiéndola en experta constitucio- ca, en el seno mismo de la producción industrial,
nalmente y capaz de ejercer la dictadura proleta- se plasma un proceso de autogestión de las ma-
ria (Gramsci; citado en Spriano, 1963: 42-43). sas, de creación de nuevas instituciones que se
plantean el control obrero y que educan a la cla-
Una vez lanzada la idea de la transformación de se en la lucha revolucionaria y en la destrucción
las comisiones internas en consejos obreros de del orden capitalista. Entre L’Ordine Nuovo y
fábrica, L’Ordine Nuovo se convierte en el eje los obreros que popularizaban sus ideas-fuerzas
teórico y práctico de un movimiento de masas se estableció una dialéctica de dirección y es-
que se expande rápidamente por las fábricas pontaneidad fundada en el rechazo de la repeti-
de Turín. Sus redactores popularizaron en las ción mecánica de las verdades doctrinarias, que
asambleas obreras las experiencias sovietistas no confundía la política con las disquisiciones
y contribuyeron a que el primer consejo obre- científicas o teóricas, que se aplicaba, como
ro surgido en la fábrica Brevetti de Fiat fuera anota Gramsci (1973: 136-139),
seguido por la constitución de organismos si-
milares en la mayoría de las fábricas turinesas. […] a hombres reales, formados en determinadas
Desde ese momento L’Ordine Nuovo fue el pe- relaciones históricas, con determinados senti-
riódico de los consejos de fábrica. Su programa mientos, modos de concebir, fragmentos de con-
de acción hacía de él un centro propulsor de cepciones del mundo, etc., que resultaban de las
ideas que educaba a la clase en el espíritu inter- combinaciones ‘espontáneas’ de un determinado
nacionalista de la revolución europea, orientán- ambiente de producción material […]. Este ele-
dola hacia la conquista de su plena autonomía mento de ‘espontaneidad’ no se descuidó ni se
como clase. Se establece así una relación entre despreció: fue educado, orientado, depurado de
espontaneidad y dirección consciente, entre todo elemento extraño que pudiera corromperlo,
masas y vanguardia absolutamente inédita en para hacerlo homogéneo, pero de un modo vivo e
la tradición socialista italiana, caracterizada históricamente eficaz, con la teoría moderna.
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci131
ordinovista en su lucha contra la visión sectaria consciente” (Gramsci, 1973, 1977, 2000), que
de la relación entre las masas y la dirección po- aunque escrito varios años después es absolu-
lítica, le dio un tono iconoclasta que irritaba la tamente coherente con los de la época ordino-
poltronería intelectual de los Treves y los Turati. vista, evidencia claramente que, a diferencia de
Polemizando con los dirigentes sindicales, teme- Sorel, Gramsci concibe a la acción espontánea
rosos de perder el control burocrático sobre sus como un proceso ni arbitrario ni artificial, sino
afiliados, o con los dirigentes socialistas, acos- históricamente necesario, como un nivel de
tumbrados a pensar en el partido como el único concreción de los sentimientos populares sur-
y legítimo centro de poder obrero, Gramsci de- gido de la “experiencia iluminada por el senti-
fendía su idea-fuerza del proceso revolucionario do común”. De ahí que entre “espontaneidad”
como un proceso de masas. Y a quienes batían y “dirección consciente”, o sea entre las accio-
el parche sobre el “espontaneísmo” y el “sindi- nes aparentemente inorgánicas de las masas y
calismo” del Ordine Nuovo, Gramsci respondía la actividad educadora sistemática de un grupo
que la única equivocación que había cometido la dirigente, no haya una diferencia cualitativa,
revista era la de “creer que la revolución comu- sino meramente cuantitativa, de grado y no
nista puede ser hecha solo por las masas, y que de calidad. Uno y otro nivel son, para Gramsci,
no pueden hacerla ni un secretario de partido ni mutuamente reductibles. No hay una dirección
un presidente de república a golpe de decretos. única en el proceso histórico por la cual las
Parece ser que esta fue también la opinión de luchas sociales deben solo producirse a par-
Karl Marx y de Rosa Luxemburg, y es hoy la de tir de las organizaciones preexistentes que las
Lenin, todos los cuales son, para Treves y Turati, generen; la experiencia conciliar en Rusia y en
anarcosindicalistas” (Gramsci, 1955: 489). Europa central estaba demostrando que eran
Es verdad que el reconocimiento del valor las luchas sociales las que creaban en forma
de la acción espontánea de las masas obreras “espontánea” (vale decir, de manera imprevis-
será una posición permanente de la revista y ta) sus propias organizaciones. No es verdad
del pensamiento de Gramsci. Sin embargo, se- entonces que la preexistencia de formas or-
ría erróneo buscar en este reconocimiento una ganizativas constituya un presupuesto para la
causa puramente ideológica, de raíz sorelia- acción de masa organizada; en la historia de
na. El texto sobre “Espontaneidad y dirección las luchas sociales hay momentos de ruptura
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci133
en los que surgen nuevos movimientos a tra- ordenado dé como resultado una mayor produc-
vés de los cuales las masas intentan resolver tividad “social” y de que el conjunto del personal
sus exigencias de orientación política y de or- de una fábrica deba concebirse como un “trabaja-
ganización. Son movimientos que resultan de dor colectivo”; estos hechos son los presupuestos
las combinaciones “espontáneas” de un deter- del movimiento de fábrica que tiende a conver-
minado ambiente de producción material, de la tir en “subjetivo” lo que ya se está dando “objeti-
unificación de elementos sociales dispares. Es vamente” (Gramsci, 1952: 79).
esta heterogeneidad, sin duda, la que impulsa
a las organizaciones políticas a considerarlos Gramsci advierte que el proceso revoluciona-
como ciegos y por tanto rechazables, sin com- rio no puede comprometer simplemente a los
prender que por el hecho mismo de surgir de instrumentos de la superestructura del Estado
un “determinado ambiente de producción ma- burgués, que las organizaciones tradicionales
terial” tales movimientos no son arbitrarios ni de la clase obrera como el partido y el sindicato
artificiales, sino históricamente necesarios. tienen un carácter transitorio e históricamente
El movimiento de los consejos de fábrica, en determinado que las coloca “en el campo de la
particular, intentaba dar cuenta de un proceso democracia burguesa” y que les veda la posi-
real verificado en el desarrollo del sistema de bilidad de llevar adelante el proceso de homo-
fábrica. Como señala Gramsci en una nota de geneización de la clase que las estructuras de
los Cuadernos de la cárcel, la sociedad industrial están facilitando a nivel
de la fábrica. Plantearse el problema del poder
[…] el hecho de que una división del trabajo cada significa para Gramsci plantearse la necesidad
vez más perfecta reduzca objetivamente la posi- de nuevas organizaciones de fábrica y del con-
ción del trabajador en la fábrica a movimientos trol por la clase obrera del proceso productivo.
de detalle cada vez más “analíticos”, de modo tal De la experiencia de los soviets rusos,
que a cada individuo se le escape la complejidad alemanes y húngaros, de los Shop Stewards
de la obra común, y en su conciencia su propia Committees ingleses, de los sindicalistas re-
contribución se deprecie hasta parecer fácilmen- volucionarios norteamericanos, de Lenin,
te sustituible a cada instante; el hecho de que Sorel, De Leon y otros, Gramsci recoge aque-
al mismo tiempo el trabajo concertado y bien llos elementos ideológicos que le permiten
134 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
sustentar teórica y prácticamente la lucha por político directo la que le permitía redimensio-
la creación de nuevas instituciones de la cla- nar el papel de las organizaciones políticas y
se obrera que reflejen la estructura industrial sindicales y teorizar un proceso revoluciona-
capitalista, que se desarrollen a partir de la rio cuyo eje estaría constituido por el propio
fábrica, que sean expresiones de la vida en su proletariado en el acto mismo de gestión del
interior y de la conciencia de “productor” sub- proceso productivo. Cuando varios años des-
yacente en el obrero de fábrica. Creo que la pués volvió a reflexionar sobre la experiencia
coherencia teórica y práctica de Gramsci debe ordinovista, Gramsci (1971: 51) señaló que sus
ser buscada aquí, en esta recuperación bas- méritos esenciales habían sido: 1) haber sabi-
tante original de la tradición de los grandes do “traducir” en un lenguaje histórico italiano
maestros revolucionarios a partir del “presen- los principales postulados de la doctrina y de
te” de la acción histórica y de las necesidades la táctica de la Internacional Comunista. Y en
que este presente plantea. los años 1919-1920 esto significaba la consig-
La recuperación de la fábrica y la importan- na de los consejos de fábrica y del control de
cia central de la acción en la estructura del la producción, o sea la organización de masas
sistema fijan sin duda la fuerza y la limitación de todos los productores para la expropiación
del pensamiento del Gramsci “ordinovista”. de los expropiadores, para la sustitución de la
La fuerza, porque el reconocimiento de que el burguesía por el proletariado en el gobierno
movimiento proletario debe expresarse bajo de la industria y por lo tanto, necesariamente,
formas propias, debe dar vida a sus propias del Estado; 2) haber sostenido en el seno del
instituciones, no es sino otro modo de expre- Partido Socialista el programa integral de la
sar la hipótesis marxiana que afirma que la Internacional Comunista, incluyendo también
emancipación de la clase obrera solo puede la defensa del sistema de los consejos, y no
ser obra de los mismos obreros2. Es esta hipó- solo algunas partes de este programa, como
tesis del crecimiento de la clase como sujeto ocurrió con las demás corrientes que luego
confluyeron con los ordinovistas en la forma-
ción del Partido Comunista Italiano.
2 Consigna incorporada por Marx a los Estatutos gene- Sin embargo, esta recuperación de la fábri-
rales de la Asociación Internacional de Trabajadores. ca es hecha a partir de una concepción más
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci135
historicista que dialéctica, desde una perspectiva a las instituciones políticas del Estado burgués,
determinista de la evolución social en la que donde reina la corrupción y la mistificación de
el consejo de fábrica aparece como un desa- los antagonismos de clase, la sociedad indus-
rrollo “natural” y casi obligatorio del proceso trial está amenazada de disgregarse. El proleta-
productivo (Cf. Tomasetta, 1971: 222). Hay una riado es la única categoría social que puede evi-
tendencia pronunciada –corregida en parte en tar esa disgregación puesto que no puede vivir
los escritos posteriores– a concebir el proceso sin trabajar, “y sin trabajar metódica y ordena-
productivo no bajo su forma específica de orga- damente”. En la fábrica se crea “la unidad psico-
nización capitalista de la producción en la que lógica de la clase proletaria” y se desarrollan los
despotismo y racionalidad, por una parte, ex- elementos que concluyen en la formación del
plotación y alienación, por la otra, representan “obrero colectivo”; es en la fábrica donde la cla-
binomios indisolubles, sino bajo una forma bas- se obrera “deviene un determinado ‘instrumen-
tante más general, y de validez universal como to de producción’ en una determinada constitu-
modelo de organización en una sociedad comu- ción orgánica”. Es por ello que el proletariado es
nista. “La unidad entre desarrollo técnico e in- el único capaz de revertir el proceso de disgre-
tereses de la clase dominante [dice Gramsci] es gación social haciendo que el poder industrial
solo una fase histórica del desarrollo industrial, retorne a la fábrica, que el sistema industrial sea
debe ser concebida como transitoria. El nexo depurado de la “banda de aventureros y de polí-
puede disolverse; la exigencia técnica puede ser ticos mercenarios”, para asegurar su traspaso a
pensada concretamente al margen de los intere- la sociedad comunista. Y solo puede hacerlo en-
ses de las clases dominantes, y aun más, unida carnándose en una forma de poder que constitu-
a los intereses de las clases todavía subalternas” ye la célula del nuevo Estado proletario, la base
(Gramsci, 1952). Pero la nueva síntesis entre de- del nuevo sistema representativo: el sistema de
sarrollo técnico y clases subalternas, encarnada los consejos. Es esta opción de fondo en favor
en el consejo de fábrica, no pone necesariamen- de la organización económica, de las exigencias
te en cuestión la organización capitalista de la productivas y de la primacía moral de la fábrica
producción sino apenas su dirección. Debido al lo que lleva a Gramsci a privilegiar el consejo de
crecimiento de las capas medias improductivas fábrica frente al partido político y al sindicato
y a la transferencia de los poderes de decisión profesional.
136 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
La aceptación acrítica del progreso tecnoló- vanguardia turinesa. Los consejos no pudieron
gico como neutral e independiente de la espe- resistir la ofensiva combinada de los patrones
cificidad de la relación de producción y como y del Estado y fueron derrotados ante la indi-
motor del desarrollo de la sociedad condujo a ferencia del Partido Socialista, la satisfacción
Gramsci a teorizar la posibilidad de un pasaje apenas oculta de las direcciones sindicales y la
del viejo al “nuevo orden”, salvando la conti- pasividad del resto de la clase obrera italiana.
nuidad histórica y dejando inmutable el centro 7. La derrota del movimiento conciliar y el
estructural del despotismo, o sea la fábrica con acceso al poder del fascismo coincidió con la
su racionalidad capitalista, con su organización derrota del sovietismo en toda Europa, excep-
autoritaria, con su parcelización y alienación del to Rusia, y obligó a un replanteo global de una
trabajo. El proceso revolucionario que él conci- estrategia hasta entonces de ofensiva. Gramsci
be acaba así por coincidir con una revolución fue sin duda el marxista “occidental” que más
como evolución (Cf. Tomasetta, 1971: 222). profundamente indagó sobre las causas de
Esta limitación del pensamiento del Gramsci esta derrota y las lecciones que ella arrojaba.
ordinovista, que oscilaba entre el espontaneís- En 1919 sus concepciones se fundaban en la
mo controlado de Rosa Luxemburg y el cen- creencia de que el capitalismo habría de de-
tralismo organizado de Lenin, que no siempre rrumbarse rápidamente y de que el movimiento
lograba distinguir claramente los consejos de los consejos desembocaría en la dictadura
como “órganos técnicos de la producción y del del proletariado. La maduración en la clase
ordenamiento industrial” de los consejos como obrera de una voluntad del poder, de una fé-
“órganos políticos de la clase obrera en lucha rrea disposición hacia la conquista del Estado
contra el capital”, que poniendo el acento en la mostraba como una clase hegemónica, o sea
el crecimiento de la clase como sujeto político como el sujeto político directo del proceso re-
directo subestimaba la importancia de la for- volucionario. Frente a ella, al partido le corres-
mación y de la organización del partido históri- pondía actuar como una vanguardia intelectual
co de la clase obrera, era también la limitación y moral, como un instrumento de educación y
práctica del movimiento, como se evidenció de dirección política, de síntesis ideológica de
bastante nítidamente cuando la realidad na- una conciencia que no necesitaba de mediacio-
cional demostró estar más atrasada que la nes puesto que surgía de la propia experiencia
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci137
de distorsionar el significado real de los movi- primer plano la función educativa y de direc-
mientos concretos de las masas. De ese modo, ción política del partido a fin de elevar el gra-
cada lucha por reivindicaciones parciales y do de conciencia y de experiencia política de la
hasta corporativas es considerada como ex- clase o, dicho de otro modo, a fin de estimular
presión madura de una conciencia de clase ya su conversión en clase revolucionaria. Pero
existente sobre la cual basta insertar la acción esta tarea es posible a condición de que no se
revolucionaria de la “vanguardia”. intente comunicar desde el exterior la concien-
Para Gramsci, al igual que para Rosa cia (cual si fuera el espíritu absoluto) a las ma-
Luxemburg (1967 [1907]) o el Lenin sovietis- sas. Si una organización política revolucionaria
ta de Las Tesis de abril (Lenin, 1975 [1917]) es colocada por la fuerza de los hechos en una
y de la Revolución de Octubre, el acento debe relación de exterioridad con la clase, resultaría
ser puesto en el agente social directo, en el al fin inevitable su degeneración en una secta
proletariado, porque únicamente así se puede doctrinarista y políticamente ineficaz, en la so-
llegar a establecer una dialéctica entre clase y ciedad burguesa, y en una nueva clase dirigente
dirección política, entre partido y organismos incontrolable y reaccionaria allí donde hubiera
de democracia obrera, que alimentada por una conquistado el poder. Solo se puede llegar a
forma permanente de revolucionarización so- ser dirigente desde el interior de la lucha de
cial3 impida al partido convertirse en un cuerpo masas, puesto que es únicamente allí donde la
separado y extraño a la clase. Poner el acen- fusión de la espontaneidad social con la direc-
to sobre el proletariado significa colocar en ción consciente crean los puentes qua permite
el pasaje del “saber al comprender y al sentir”
y viceversa, y donde, con términos de Marx, el
3 Este es el elemento concreto que aporta el maoís- educador acaba también por ser educado4.
mo y que significa un retorno a la idea marxiana de la
“revolución en permanencia”, de la sociedad comunista
como radicalmente distinta y destructiva de la socie- 4 Cf. el fragmento de Gramsci (Aricó y otros, 2014)
dad burguesa. Cf. al respecto los trabajos de Bettelheim sobre el pasaje del saber al comprender y viceversa, del
(Aricó y otros, 2014) que incorporamos infra y el N° 23 sentir al comprender y al saber, reproducido infra. En el
de los Cuadernos de Pasado y Presente dedicado a La fondo, constituye una glosa de la idea de Marx expuesta
revolución cultural china (Collotti Pischel, 1971). en la 3° Tesis sobre Feuerbach: “La teoría materialista
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci139
sistema sin que puedan ser aislados y destrui- idea es la de la revolución como un proceso so-
dos? ¿Cómo establecer una dirección política cial, producto de la maduración de las masas
que no sea la realización de un “proyecto exte- que tienden a superar su condición de clases
rior”, sino la indicación de un objetivo aceptado subalternas para asumir el control total de la
por las masas, porque primero estuvo sometido sociedad. En este caso, reflexionar sobre la ex-
prácticamente a la necesaria confrontación y periencia sovietista en general, y la de Gramsci
crítica de sus motivaciones? ¿Cómo construir en particular, sobre su visión de los consejos
una fuerza capaz de sintetizar el potencial de como instituciones políticas de las masas gene-
lucha de las masas trabajadoras, superando las radoras de un orden nuevo, tiene un enorme in-
limitaciones teóricas y prácticas de las “van- terés teórico y práctico también para nosotros,
guardias externas” a la clase? En las condicio- por cuanto nos ayuda a reformular y analizar
nes actuales de la lucha de clases en nuestro desde una perspectiva original los problemas
país, todos estos son problemas abiertos que abiertos por la etapa actual de maduración de
exigen mucho más una dilucidación teórica y la conciencia de clase y de las luchas obreras
práctica (basada en la confrontación crítica de en la sociedad argentina.
toda la experiencia socialista y revolucionaria)
que la aplicación de supuestas fórmulas teóri-
cas definitorias. Pero hay algo que la dureza de Bibliografía5
la lucha política tiende a hacer olvidar y que
no obstante es lo único que puede dar sentido Aricó, J. y otros 2014 Revista Pasado y
a una acción política de izquierda. Para que la Presente: edición facsimilar (Buenos
destrucción de la sociedad burguesa desembo- Aires: Ediciones BN) T. I y II.
que en la liberación del proletariado y, con él, Bettelheim, Ch. 1971 “China y URSS: dos
de la humanidad, para que una transformación modelos de industrialización” en Collotti
radical resulte ser verdaderamente socialista y Pischel, E. et al. 1971 La revolución
no un trágico regreso a nuevas formas de ex-
plotación social, es preciso partir de una hipó-
tesis conductora, de una idea-fuerza que fije su
impronta desde el comienzo de la lucha. Esa 5 [Elaborada para la presente edición].
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci141
Tema III (primera clase) todavía no ha sido abordado con suficiente am-
plitud como para que de ese análisis surja con
Hasta ahora hemos analizado el tipo de aproxi- mucha más claridad de lo que se puede expo-
mación al marxismo que se operó en un centro ner aquí, qué sesgo dio al pensamiento de Marx
de pensamiento de excepcional importancia el conocimiento parcial que de su obra tenía
como fue Alemania y que estuvo vinculado a Engels y la influencia preponderante que en él
la gestación y desarrollo de la socialdemocra- tuvieron ciertos filones ideológicos y culturales
cia más potente de Europa. Este proceso ad- predominantes en la cultura europea de finales
quirió una importancia excepcional porque su del siglo pasado.
gestación contó con la ayuda y con la directa Ahora trataremos de ver cómo se produjo la
participación de Engels en la última época de aproximación al marxismo en la socialdemocra-
su vida. Así que el análisis de cómo se aproxi- cia rusa. De entrada debemos decir que aunque
ma al marxismo la socialdemocracia alemana estamos frente a un complejo nacional mucho
tiene importancia porque nos lleva a encontrar más retrasado desde el punto de vista econó-
ciertas diferenciaciones en el propio cuerpo mico social, su problemática teórica fue mucho
teórico de los dos pensadores que gestaron más avanzada que la de la socialdemocracia
y conformaron la doctrina marxista. De paso alemana. ¿Por qué fue más avanzada? Bueno,
aclaro que el tema de la diferencia entre el pen- ese es un mundo de problemas muy amplio y
samiento de Marx y el pensamiento de Engels cuyas respuestas pueden sernos útiles si noso-
tros queremos referirnos luego a otros centros
de formación del pensamiento marxista, como
* De la edición: Aricó, J. M. 2011 Nueve lecciones de
economía y política en el marxismo (México: El Cole- Asia o América Latina. Debemos tener en cuen-
gio de México) Lecciones cuarta, quinta y octava. ta que el marxismo entra en Rusia cuando ya
144 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
se ha afirmado como doctrina internacional de virtud de las relaciones que establece con los
la clase obrera, vale decir Rusia se beneficia de movimientos políticos todo pensamiento doc-
la expansión del marxismo en el circuito euro- trinario tiende a mitificarse, tiende a responder
peo. Luego otros países, como China, se benefi- a un nudo de problemas y a eludir otros. Si las
ciarán a su vez de esta penetración del marxis- nuevas preguntas son complejas y diferentes
mo ya no solo en el circuito europeo sino tam- obliga a ese pensamiento a desmitificarse. Si
bién en el circuito ruso, con lo cual pudo darse esto es cierto no hay que temer excesivamen-
una situación donde a pesar de la primitividad te por la mitificación del marxismo: la emer-
del desarrollo del movimiento social y del re- gencia de la vida real, de la realidad política y
traso del desarrollo de la formación económica social, obliga siempre a un desarrollo. Lo que
se lograron avances teóricos en el pensamien- pasa es que no siempre solemos comprender
to marxista, hecho que contradice la tendencia cómo “desarrollo” no significa “liquidación” de
a pensar que el marxismo es un simple reflejo un pasado teórico, ni tampoco crisis de ese pa-
especulativo de las contradicciones de clase y sado teórico.
del desarrollo del movimiento social. Aunque A fines del siglo pasado se discutía en Rusia
está vinculada, por nexos causales o de otro la posibilidad del desarrollo del capital, la fun-
tipo con las formaciones económicas sociales ción del mercado interno, las relaciones entre
de las cuales surge, un cuerpo teórico puede producción y consumo; de modo que la discu-
desarrollarse independientemente de esas for- sión sobre la posibilidad de gestación o la pre-
maciones sociales. Países arrasados se benefi- sencia ya de un desarrollo capitalista en Rusia
cian así del desarrollo de la teoría que se pro- obligó a adoptar puntos de partida radicalmen-
duce en los países más avanzados en el sentido te distintos de los que tenía la socialdemocra-
capitalista. Pero en concreto, en Rusia también cia alemana, aferrada ciegamente a dos textos
ocurría otra cosa: la situación rusa le planteaba teóricos: el capítulo sobre la acumulación ori-
al marxismo un nudo de problemas tan extre- ginaria, en El Capital (Marx, 1980), y los ca-
madamente complejos, que para responderlos pítulos del Anti-Dühring (Engels, 1964) donde
el marxismo debía desarrollarse. Los aconteci- se examina el tránsito del socialismo de la uto-
mientos en Rusia plantearon al marxismo un pía a la ciencia. Como la socialdemocracia ale-
reto que me explico de la siguiente manera: en mana se enfrentaba a una sociedad capitalista
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta145
estructurada, se le planteaba el problema de las democrática; el Estado ruso reflejaba cada vez
formas de paso a una sociedad socialista. De más los intereses de las nuevas clases sociales
ahí que el centro de su discusión fuera el pro- que se estaban constituyendo en su interior. En
blema de si la sociedad capitalista tenía o no lugar de un gendarme colocado por encima de
límites, si se debía o no derrumbar. En el caso la sociedad, el Estado ruso se orientó cada vez
de la socialdemocracia rusa la discusión era más a aproximarse a los grupos burgueses que
otra; se enfrentó con interlocutores que pre- se fueron constituyendo en su propio interior.
guntaban si era o no posible un desarrollo del Vale la pena señalar rápidamente algunas
capitalismo en Rusia. La posición de la social- características de la Rusia de aquella época,
democracia alemana frente a Rusia heredaba cuál era su tipo de estructura agraria, advertir
las posiciones asumidas por Marx y Engels en la poderosa presencia de la obschina (comu-
el año 1848, en la época de la revolución. La so- na rural), el hecho de que los siervos estaban
cialdemocracia alemana tenía una concepción “atados” a la tierra, es decir el hecho de que el
de tipo podría decirse “naturalista” del derrum- tipo de usufructo de la tierra era una herencia
be del imperio zarista. Ese derrumbe debía pro- de formaciones comunitarias anteriores y que
ducirse por dos elementos centrales: o por los no existía como tal la propiedad del suelo. Los
golpes que provocaría a ese baluarte zarista la terratenientes no eran dueños de los siervos
revolución europea, vale decir una revolución que estaban atados a la gleba; o, dicho de otro
proveniente del exterior a través de una guerra, modo, entre siervos y tierra había una unidad
o por una lenta disgregación interna que con- indisoluble, y los terratenientes solo podían
duciría a muy largo plazo a la sustitución del usufructuarla por mediación de los siervos.
zarismo por ignoro qué otra forma de gobierno Además de este tipo de propiedad estaba la co-
liberal. Lo que veía entonces la socialdemocra- muna rural rusa, donde existía una suerte de
cia alemana eran los rápidos pasos adelante reparto anual de la tierra como forma degene-
que se estaban dando en Rusia y que habrían rada de formas comunitarias anteriores. La tie-
de conducir a la conformación de una socie- rra se redistribuía anualmente entre el conjun-
dad, al igual que la europea, capitalista. Ya ha- to de los campesinos con relación a la cantidad
cia finales del siglo pasado Rusia había dejado de personas que formaban cada familia campe-
de ser el simple gendarme de la antirreacción sina. Es esto lo que viene a tratar de destruir
146 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
la reforma zarista de 1861, al emancipar a los toda la discusión sobre el destino futuro del
siervos de la tierra y establecer un impuesto a país giró en torno al enfrentamiento de ambas
los campesinos con el propósito de despojar- corrientes.
los del usufructo de la tierra. El Estado ruso Pero, ¿cuál fue la actitud de Marx y de Engels
intentaba así abrir el paso a un desarrollo más y del marxismo europeo, en general, frente a las
acelerado del capitalismo, a la vez que obtenía perspectivas revolucionarias en Rusia? ¿Hasta
los fondos necesarios para reequilibrar un pre- qué punto se mantuvieron sus posiciones ini-
supuesto seriamente afectado por su derrota ciales cuando en momentos de la crisis revolu-
en la Guerra de Crimea. cionaria del 48 manifestaron un desprecio to-
En este proceso de diferenciación que se tal por los pueblos eslavos? Permítasenos una
da en el campo, y en la gestación en principio digresión al respecto, tanto más necesaria por
débil y luego extremadamente concentrada el hecho de que, como veremos, las complejas
de la actividad industrial en las ciudades, iba relaciones que Marx sostuvo con el movimien-
apareciendo un proletariado en torno al cual to democrático y revolucionario ruso posibili-
comenzaba a diferenciarse y a cambiar una taron que en todo el debate entre marxistas y
discusión histórica en el seno del pensamiento populistas estuviera como trasfondo teórico
social ruso. El centro de interés, ocupado an- la adhesión a buena parte del pensamiento de
tes por el campesinado, se desplazará hacia el Marx, que tanto unos como otros manifestaban
análisis del papel del proletariado industrial en públicamente.
Rusia. Fue esta problemática la que daría lugar En la visión que Marx y Engels tenían de
luego a la formación de los primeros núcleos las diversidades nacionales un elemento que
de socialdemócratas rusos allá por los años aparece con alguna frecuencia es el de ciertas
ochenta. El antiguo debate entre occidentalis- características nacionales consideradas como
tas y eslavistas, que durante largos años divi- elementos constantes que definen una idiosin-
dió al espíritu público ruso en dos tendencias crasia particular, una suerte de atributo inmodi-
antipódicas, se recreaba ahora de distinta ficable o de “genio nacional”. Esta idea román-
manera pero con resonancias idénticas en las tica de la existencia de un genio nacional sub-
divergencias entre los llamados “populistas” y yace en una concepción que, como la de Marx,
los incipientes “marxistas” rusos. En adelante tendía por la propia lógica de su razonamiento
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta147
a considerar las diversidades nacionales como el primer país donde se traduce El Capital
fenómenos superables. No es este el problema (Marx, 1964). La presencia de un movimiento
que analizamos aquí, solo quiero recordar que político como el de los populistas, basado en
el desprecio que Marx y Engels sentían por el su doctrina, y el interés que presentaba la for-
zarismo los llevaba a tener una actitud de des- mación agraria rusa para el análisis de un pro-
precio también para con los rusos, actitud de blema que lo obsesiona en sus últimos años,
desprecio que en el terreno de la lucha política llevó a Marx a prestar una creciente atención
impregnó al fuerte antagonismo planteado en por Rusia. El reexamen del problema de la
la Primera Internacional entre Marx y Bakunin. renta agraria, de la relación entre agricultura
Si el Imperio ruso fue la fuerza que reprimió las y la industria en el seno del capitalismo, la na-
revoluciones nacionales en Europa, la concep- turaleza de los países agrarios y su relación
ción paneslavista que sostenía Bakunin servía, con los países industriales, impulsaron a Marx
más allá de las intenciones de este, para justi- a estudiar con más detenimiento algunas zo-
ficar la acción de gendarme que desplegaba el nas y en particular a Rusia. Marx comienza a
Imperio ruso. Amparados en la bandera panes- estudiar ruso para poder leer a ciertos auto-
lavista los soldados rusos reprimieron la revo- res, entre otros a Chernichevski. Se empapa
lución en Hungría y en otras partes de Europa, de toda la tradición del pensamiento liberal y
contribuyendo así decisivamente al triunfo de democrático ruso y establece relaciones con
la reacción que siguió a los sucesos de 1848. ciertas personalidades. La correspondencia
A medida que se comienza a discutir sobre de Marx con los rusos se torna cada vez más
la posibilidad de la disolución de las comunas extensa y en el interior de lo que fue un amplio
agrarias y comienza a surgir una inteligencia intercambio de ideas aparece una serie de re-
radicalizada en las ciudades, las ideas marxis- flexiones de Marx que lo llevan necesariamen-
tas predominantes en Europa occidental pe- te a alejarse de cierto eurocentrismo caracte-
netraron también en Rusia. En la década de rístico de su pensamiento hacia la década de
los sesenta, Marx descubre con sorpresa que los cincuenta, cuando privilegiaba, por ejem-
sus más fieles discípulos no se reclutaban ni plo, el papel del capitalismo inglés en la con-
en Inglaterra, ni en Francia, ni en Alemania, formación del capitalismo en la India. Marx
sino en Rusia. Luego de Alemania es Rusia comienza a vislumbrar la forma que adquirió
148 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
el desarrollo del capitalismo en los países con a Marx planteándole este problema lo obligan
predominio de estructuras agrarias y estructu- a reflexionar sobre algunas intuiciones que ya
ras campesinas fuertemente consolidadas. El se habían manifestado en trabajos anteriores.
hecho es que a partir de los setenta se produ- El trabajo en el que pretendió no solo res-
ce en Marx una aproximación al pensamien- ponder a sus corresponsales sino ante todo
to populista, es decir al pensamiento de una aclararse a sí mismo este complejo problema
corriente política que expresaba la ideología teórico-político, quedó en borrador. Una prue-
de los campesinos rusos, que teorizaba la na- ba de las dificultades con que se enfrentaba la
turaleza y la importancia del movimiento cam- proporciona el hecho de que no pudiera con-
pesino ruso. Se llamaban populistas porque su cluirlo, que redactara cuatro variantes y que
consigna era ir hacia el pueblo, buscar en el optara finalmente por enviarle a Vera Zasúlich
pueblo la verdad primigenia, las fuerzas mo- una breve carta donde reiteraba conceptos ya
rales para la regeneración de la sociedad rusa; expuestos en otra carta anterior dirigida a la
fue tal la fascinación ejercida por la teoría redacción de la Otiechéstvennie Zapiski. Marx
marxista entre los populistas que hacia el año (1964: 711-712) escribió:
1880 el único hombre que podía decidir sobre
quiénes tenían razón en el interior de Rusia, Para poder enjuiciar con conocimiento propio
sobre si la comuna rusa podía desarrollarse las bases del desarrollo de Rusia, he aprendido el
o estaba condenada necesariamente a desin- ruso y estudiado durante muchos años memorias
tegrarse para abrir el paso al capitalismo, so- oficiales y otras publicaciones referentes a esta
bre si la presencia de la comuna significaba la materia. Y he llegado al resultado siguiente: si
posibilidad de abreviar el doloroso parto de Rusia sigue marchando por el camino que viene
una sociedad más justa eludiendo el camino recorriendo desde 1861, desperdiciará la más her-
del capitalismo, el único hombre que podía re- mosa ocasión que la historia ha ofrecido jamás a
solver esta discusión planteada en el interior un pueblo para esquivar todas las fatales vicisitu-
del pensamiento democrático ruso era Marx. des del régimen capitalista.
Por eso cuando el grupo de Ginebra de los
populistas rusos, formado por Vera Zasúlich, El capítulo de mi libro que versa sobre la acumu-
George Plejánov, Axelrod y Deutsch escriben lación originaria se propone señalar simplemente
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta149
el camino por el que en la Europa Occidental Ahora bien, ¿cuál es la explicación que mi crítico
nació el régimen feudal capitalista del seno del puede hacer a Rusia de este bosquejo histórico?
régimen económico feudal. Expone la evolución Solamente esta: si Rusia aspira a convertirse en
histórica a través de la cual los productores fue- un país capitalista calcado sobre el patrón de los
ron separados de sus medios de producción para países de la Europa Occidental –y durante los úl-
convertirse en obreros asalariados […], mientras timos años hay que reconocer que se han infligido
los poseedores de estos medios se convertían en no pocos daños en ese sentido–, no lo logrará sin
capitalistas […]. Hasta hoy, esta expropiación antes convertir en proletarios a una gran parte de
solo se ha llevado a cabo de un modo radical en sus campesinos; y, una vez que entre en el seno
Inglaterra […]. Pero todos los países de la Europa del régimen capitalista, tendrá que someterse
Occidental están pasando por la misma evolu- a las leyes inexorables, como otro pueblo cual-
ción, etc. […] Al final del capítulo, se resume la quiera. Esto es todo. A mi crítico le parece, sin
tendencia histórica de la producción diciendo embargo, poco. A todo trance quiere convertir mi
que engendra su propia negación con la fatalidad esbozo histórico sobre los orígenes del capitalis-
que caracteriza a los cambios naturales, que ella mo en la Europa Occidental en una teoría filosófi-
misma se encarga de crear los elementos para un co-histórica sobre la trayectoria general a que se
nuevo régimen económico al imprimir simultá- hallan sometidos fatalmente todos los pueblos,
neamente las fuerzas productivas del trabajo so- cualesquiera que sean las circunstancias históri-
cial y el desarrollo de todo productor individual cas que en ellos concurran, para plasmarse por
en todos y cada uno de sus aspectos un impulso fin en aquella formación económica que, a la par
tan poderoso, que la propiedad capitalista, la cual que el mayor impulso de las fuerzas productivas,
descansa ya en realidad en una especie de pro- del trabajo social, asegura el desarrollo del hom-
ducción colectiva, solo puede transformarse en bre en todos y cada uno de sus aspectos.
propiedad social. Y si esta afirmación no aparece
apoyada aquí en ninguna prueba, es por la senci- Un poco más adelante señala la necesidad de
lla razón de que no es más que una breve recapi- estudiar por separado cada fenómeno históri-
tulación de largos razonamientos contenidos en co, para luego compararlos entre sí y poder en-
los capítulos anteriores, en los que se trata de la contrar la clase que los explica, agregando que
producción capitalista. este es un resultado que jamás podría lograrse
150 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
si se parte de la clave universal de una teoría negaba la razón y los borradores sobre el desti-
general de filosofía de la historia, “cuya mayor no de la comuna rural rusa apenas se exhuma-
ventaja reside precisamente en el hecho de ser ron en 1926), el hecho es que sus reflexiones
una teoría suprahistórica” (Marx, 1964: 712). continuaban otras reflexiones anteriores que
Es evidente que una respuesta semejan- una lectura cuidadosa de sus escritos econó-
te venía a alentar las concepciones teóricas micos hubiera permitido evidenciar. Qué poca
y políticas de los populistas frente a sus de- importancia concedían Marx y Engels al redu-
tractores marxistas. Fueron precisamente cido grupo de marxistas “ortodoxos” rusos que
aquéllos los que publicaron en su periódico decía seguir sus enseñanzas, lo demuestran
Viestnik Naroda Volia la carta de Marx (1964) las relaciones de Engels con Plejánov. Cuando
al Otiechéstvennie Zapiski poco tiempo des- este le envía su libro acerca de la concepción
pués de su muerte, y quienes la utilizaron como monista de la historia, Engels responde con
pieza teórica fundamental en el debate sobre un simpático acuse de recibo, aunque luego,
el destino histórico del capitalismo que preo- en una carta a Kautsky, se permite irónicos
cupó a la intelectualidad rusa de fines del siglo comentarios sobre el grupo de los “marxis-
pasado1. tas” rusos. Para Engels, los verdaderos revolu-
Si bien la carta a Vera Zasúlich permaneció cionarios rusos, los que luchaban con valor y
inédita (en realidad, en el tiempo que medió energía por la destrucción del zarismo eran los
entre su carta y la respuesta de Marx (1926 populistas. Y al pequeño grupo de marxistas
[1881]), Zasúlich se había vuelto marxista y rusos exiliados en Ginebra y capitaneados por
consideró conveniente ocultar un texto que le Plejánov los contemplaba con la extrañeza de
quien admira una flor exótica.
Retomando el tema luego de esta extensa
1 Aricó mostró un gran interés por este debate, que se digresión, conviene recordar que el debate sus-
expresó en la edición de dos publicaciones: Escritos so- citado en la Rusia de fines de siglo pasado ya
bre Rusia II. El porvenir de la comuna rural rusa (Marx no giraba en torno al problema de si era posible
y Engels, 1980) [en el que entre otros materiales publicó
los borradores completos de la respuesta de Marx a Vera
o no un desarrollo de tipo capitalista en dicho
Zasúlich]; Correspondencia (1868-1895) (Marx, Daniel- país, sino acerca del ritmo de ese desarrollo
son y Engels, 1981) [Nota del primer editor]. en las condiciones peculiares de una sociedad
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta151
abrumadoramente rural. Los populistas no ne- las dimensiones del proletariado industrial,
gaban que el capitalismo se estuviera desarro- etc. Lo que estaban discutiendo era otra cosa;
llando en Rusia; no eran unos tontos impeni- si el ritmo de desarrollo del capitalismo en
tentes empeñados en desconocer la realidad. Rusia era extremadamente débil, las fuerzas
Economistas populistas como Vorontsov y políticas podían actuar en el sentido de invertir
como Danielson, por ejemplo, con el último o frenar esa tendencia, esa “necesidad natural”
de los cuales Marx y Engels sostienen una que a la larga había de imponerse. De modo que
estrecha correspondencia (Marx, Danielson, la discusión versaba más sobre términos políti-
y Engels, 1981), eran pensadores tan capaces cos: en qué clase se depositaba el centro de la
como Bulgákov o Tugan-Baranovski, máximos actividad política, sobre qué lugar se ponía el
exponentes de una escuela económica rusa, peso fundamental de la actividad.
adversa al populismo, dedicada fundamental- La discusión giraba en torno a los proble-
mente al examen de problemas derivados de mas del ritmo de desarrollo del capitalismo en
la economía política clásica y la introducción Rusia y a cómo gravitaba este ritmo de desarro-
de métodos matemáticos; era por supuesto llo sobre el proceso de descomposición de la
una escuela consistente y teóricamente muy obschina, es decir de la comuna agraria rusa.
desarrollada. La discusión que viene luego so- En el interior de Rusia se estaba operando el
bre la validez de los esquemas de reproducción surgimiento de una industria urbana, protegi-
del capital establecido por Marx en el segundo da fundamentalmente por el Estado a través de
tomo de El Capital (1980) se hace casi exclusi- una serie de mecanismos financieros, y se esta-
vamente en Rusia y compromete a lo mejor del ba produciendo además la penetración del ca-
pensamiento económico ruso. Si ustedes, por pitalismo en el campo, acelerado por la política
ejemplo, leen La acumulación del capital de de emancipación de los siervos. Al separarse a
Rosa Luxemburg (1967), podrán observar que los siervos de la tierra, esta se convertiría en
hay una sección especial dedicada a recons- una mercancía. Es decir podía ser comprada o
truir esa discusión suscitada en el interior de vendida.
Rusia. De manera que insistían en decir que los Es a través de este proceso de compra-venta
populistas no eran necios que se negaban a ver de la tierra, derivado de las disposiciones que
que surgían fábricas, que crecían lentamente emancipaban a los siervos, que se va operando
152 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Engels a su análisis coincidía con el que por complejidad del problema de las fuerzas socia-
su parte estaba haciendo Marx (no sabemos les interesadas en la renovación o transforma-
hasta qué punto estaba él enterado) en los úl- ción de la sociedad zarista.
timos años de su vida. Una vez más se reitera aquí el hecho para-
La preocupación de estas charlas consis- dójico de que aun cuando el marxismo es o
te en ver qué nexo tienen con la realidad las pretende ser una teoría del movimiento obre-
formulaciones teóricas y cómo las demandas ro, todo movimiento obrero demasiado ten-
políticas obligan a la teoría a dar determinado sionado hacia una visión obrerista impide
sesgo; pero también cómo, a veces, un despla- que la teoría marxista se despliegue como tal.
zamiento en el plano teórico tiene a su vez con- Preocupados por los gérmenes de constitución
secuencias políticas. Estos desplazamientos de un proletariado autóctono, los marxistas
teóricos pueden llegar a ser graves si, como en ortodoxos rusos de fines del siglo pasado no
el caso de Rusia, es decir, de una suciedad don- supieron percibir en toda su complejidad la di-
de el 80% de la población eran campesinos, las ferenciación que se estaba produciendo en el
fuerzas políticas se despreocupan del proble- interior de Rusia. Esto es lo que no sabe ver
ma campesino. Rosa Luxemburg, ni tampoco Plejánov en úl-
El hecho de que Marx y Engels enfocaban tima instancia. Y el hecho de que tanto Rosa
fundamentalmente el problema campesino y Luxemburg como Plejánov se esfuercen por
no el problema de la ciudad tenía que ver con la fijar fechas más o menos precisas de gesta-
presencia decisiva del mundo rural en la socie- ción del proceso de desarrollo del capitalismo
dad rusa. Luego veremos como Rusia intenta en Rusia (ambos establecen como fecha la li-
compaginar ambos elementos: parte del punto beración de los siervos en 1861) los empuja a
de vista de la gestación de la clase obrera en la hacer coincidir el desarrollo del capitalismo en
ciudad rusa, para analizar desde esa perspecti- Rusia con determinada política concreta del
va el problema de los campesinos. Retengamos Gobierno, como si hubiera sido el Estado ruso
por ahora el hecho de que los marxistas orto- el creador del capitalismo en Rusia. Al estable-
doxos, es decir aquellos marxistas que más cer una fecha precisa y determinada para lo que
aferrados estaban a la ortodoxia de la social- en última instancia constituye todo un proceso
democracia alemana, no pudieron ver toda la histórico, oscurecen el trasfondo histórico de
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta155
la lucha de clases y del desarrollo del capita- una coyuntura política determinada; al con-
lismo en Rusia. Como decíamos, Plejánov se fundirlas y al pensar que el Estado colocaba
desplaza desde posiciones populistas hacia los presupuestos económicos del capitalismo,
posiciones marxistas expresadas claramente Plejánov desbordaba de hecho y sin saberlo
en dos textos fundamentales en la polémica el campo teórico del materialismo histórico
contra los populistas: El socialismo y la lu- al convertir a la forma política en el elemento
cha política (Plejánov, 1976 [1884]) y Nuestras decisivo del proceso de gestación de una for-
diferencias (Plekhanov, 1885). Este último es mación económico-social. Plejánov se olvidaba
sin duda el trabajo más importante. En ambas del acelerado proceso de lucha de clases que
obras, Plejánov considera que el Estado sienta se estaba operando en el interior de la socie-
los presupuestos económicos del capitalismo a dad rusa. El concepto despotismo oriental, que
partir de su necesidad de equilibrar la aguda si- sirve a Marx y a Engels para definir la especifi-
tuación financiera que le ha planteado la derro- cidad de la estructura social y del Estado ruso,
ta de Crimea. Plejánov rechaza el argumento se convertirá, usado por Plejánov, en un esque-
populista de que la ayuda del Estado demostra- ma dentro del cual meterá toda la historia de la
ba la debilidad de la burguesía; los populistas conformación de la sociedad rusa desde Pedro
afirmaban que si la burguesía necesitaba para el Grande hasta la liberación de los siervos.
crecer y desarrollarse de la ayuda del Estado, El método de análisis de Marx, que se aplica
esto demostraba que era una burguesía precoz, a sociedades concretas en momentos concre-
de donde se permitieron concluir la artificiali- tos, que parte del presente, de la crítica de la
dad de todo el proceso. Para Plejánov el hecho ideología y de la crítica de la economía política
de que el Estado contribuyera al desarrollo de para analizar formaciones sociales determina-
la burguesía no constituía una novedad rusa, das, deja de disponer de toda la riqueza teórica
ya que el proceso de gestación del capitalis- que deriva de ese presente para convertirse en
mo en Europa había contado siempre de una la “teoría de un modelo” de modernización de
manera u otra, con un Estado que lo facilitaba. la sociedad rusa impuesto desde afuera y des-
El Estado, afirma, se comporta en todas partes de arriba a través del Estado. El hecho de que
de igual manera. Plejánov tiende a confundir Plejánov fijara en 1861 el inicio del desarrollo
lo que es una época histórica con lo que es del capitalismo en el imperio ruso convierte a
156 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
defendida por Marx, de que cada país encontra- era esta la posición de Marx, que Marx consi-
ra su propio camino, dejaba de ser considerada deró evitar para Rusia el camino capitalista. El
como un tema a dilucidar y de decisivas conse- hecho de que Marx entreviera dicha posibilidad
cuencias teóricas y prácticas. no derivaba de ninguna consideración sobre la
Al pensar Plejánov que el Estado era en “lentitud” del desarrollo del capitalismo en el
Rusia el motor fundamental del desarrollo del interior del mundo rural ruso, sino de una apre-
capitalismo abrió las puertas para dos consi- ciación bastante ajustada de la agudización de
deraciones que se diferenciarán claramente en las contradicciones de clases en el interior de
el futuro y contra de las cuales debió luchar esa sociedad y de la posibilidad de un frente
Lenin. Por un lado, la apología del capitalis- antizarista (para decirlo de algún modo) de to-
mo, que condujo a la constitución de lo que se das las fuerzas populares, de todas las fuerzas
denominó el movimiento de los “marxistas le- democráticas rusas. Para Marx este hecho, es
gales”, vale decir de aquellos marxistas que se decir, la explosión de un movimiento político
planteaban que era preciso desarrollar primero de masas en contra de la dictadura zarista, mo-
las fuerzas productivas para alcanzar luego el vimiento político que estaba alimentado por la
socialismo, ya que el desarrollo de las fuerzas agudización de las contradicciones de clases
productivas implicaba el desarrollo de la clase en el interior del campo, abría la posibilidad de
obrera en tanto que clase destinada histórica- una revolución violenta, la cual en virtud de la
mente a revolucionar la sociedad capitalista. ayuda que podía prestar el movimiento obrero
Es decir, una posición casi idéntica a lo que hoy europeo y en virtud de las tradiciones comu-
se denomina “desarrollismo”. Por otro lado, nitarias del campesinado ruso, facilitaría enor-
Plejánov abría también la puerta a una concep- memente un paso acelerado de la sociedad rusa
ción gradualista, lenta, del desarrollo históri- al socialismo. Reitero: cuando Marx planteaba
co, con lo cual daba armas ideológicas para la la posibilidad de evitar el capitalismo no hacía
constitución de lo que luego habrá de llamarse derivar esta creencia del hecho de que el capi-
el “menchevismo”. Del mismo modo que los talismo no tenía posibilidades de desarrollo en
marxistas legales, los mencheviques basaban Rusia. De ningún modo. Lo que Marx hacía era
sus concepciones fundamentalmente en la teo- determinar la presencia de fuerzas políticas ca-
ría de las fuerzas productivas. Ya se dijo que no paces de evitarle dolores de parto, capaces de
158 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
eludir la “necesidad natural” de desarrollo del que se operaba en Rusia. Algo semejante ocu-
capitalismo. Lo que Plejánov no veía era que rre con otros marxistas tan destacados como
un desarrollo lento de las fuerzas productivas Rosa Luxemburg. Cuando ella analiza el desa-
puede en ciertos casos ocultar, y esto es suma- rrollo del capitalismo en Polonia lo ve, como
mente importante, un desarrollo acelerado de Plejánov, en términos “cuantitativos”, cantidad
las relaciones de producción capitalistas. El de fábricas, dimensión de la clase obrera, ex-
hecho de que la gestación de las fábricas fuera pansión de las ciudades, etc. A partir de este
lenta, o que la clase obrera rusa no creciera con criterio cuantitativo es como ambos intentan
toda la velocidad que se deseaba; el hecho tam- determinar el grado de desarrollo capitalista
bién de que la descomposición de la comuna alcanzado por una sociedad. Lenin en cambio,
rusa apareciera como un proceso lento y des- como se verá luego, interpreta y actúa de ma-
gastante, no implicaba necesariamente que el nera radicalmente distinta.
capitalismo se estaba desarrollando en Rusia Si se lee con detenimiento el conjunto de
en forma muy lenta. Si comprendemos que el escritos polémicos contra los populistas y los
desarrollo de las fuerzas productivas no es un marxistas legales, observaremos que la preocu-
objetivo del capitalismo sino una consecuencia pación central de Lenin es el análisis del pro-
de su desarrollo; si comprendemos que el obje- ceso de conformación de un mercado interno
tivo fundamental del desarrollo capitalista es la de tipo capitalista, el estudio de las diferencia-
acumulación de riquezas en uno de los polos ciones económicas y sociales que se operan en
de la sociedad, el desarrollo de las fuerzas pro- el interior de las comunas, el tipo de explota-
ductivas es entonces solo uno de los indicado- ciones y el nuevo tipo de relaciones que contri-
res (no siempre el más importante) del grado buyen a la disgregación social del campo. Los
de desarrollo capitalista de una sociedad. De llamados “escritos económicos” son una forma
modo que la percepción que tenía Plejánov de radicalmente distinta de estudiar el proceso
la concepción materialista de la historia, per- de desarrollo capitalista en Rusia. Esto pudo
cepción que lo llevaba a privilegiar unilateral- ser porque Lenin no tenía una concepción tan
mente el crecimiento de las fuerzas producti- estrecha como para caracterizar al desarro-
vas, no le permitía ver el intenso grado de de- llo capitalista como un simple resultado del
sarrollo de las relaciones sociales capitalistas crecimiento de las fuerzas productivas. Lenin
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta159
concebía el desarrollo del capitalismo como la en cuenta, como posible línea de búsqueda,
imposición de relaciones sociales capitalistas que Lenin fue un lector verdaderamente pre-
en el interior de un circuito económico-social coz de El Capital (Marx, 1980). A los veintidós
determinado, no como un hecho técnico me- años lee el primer tomo y escribe sus primeros
ramente cuantitativo (aun cuando es evidente trabajos: Quiénes son los “amigos del pueblo”
que a mayor cantidad de clase obrera y a ma- (Lenin, 1973), por ejemplo. Escribe todos sus
yor cantidad de fábricas corresponde un mayor “escritos económicos” entre los veintidós y los
desarrollo capitalista). Esto es una verdad de veintisiete años, cuando redacta El desarrollo
Perogrullo, pero tomar esta verdad como pa- del capitalismo en Rusia (Lenin, 1972). Su lec-
trón de medida conduce a dejar de lado el cen- tura predilecta es El Capital de Marx (1980).
tro de la cuestión: cómo era la determinación Su intuición fundamental es que si no se dis-
del lugar donde se estaba produciendo el pro- cute ideológicamente con los populistas, no
ceso de diferenciación y de aparición de una hay espacio para la gestación teórica y prác-
formación social capitalista. Es porque Lenin tica de un movimiento político de contenido
rescata de la concepción marxista un eje in- marxista. Otro hecho a considerar: Lenin parte
terpretativo fundamental que puede percibir al exilio varios años después que Plejánov y
el fenómeno del desarrollo capitalista desde Vera Zasúlich. Antes participó intensamen-
otra perspectiva. La formulación del concepto te en diversos círculos socialdemócratas que
formación económico-social y la comprensión brotaban como hongos en las principales ciu-
del sistema capitalista como un sistema de re- dades de la Rusia de la última década del si-
laciones sociales le permite desplazar el eje de glo pasado. La proximidad con el proceso de
análisis hacia otro lugar. Y aquí se nos plantea formación del movimiento socialdemócrata
el interrogante de cómo pudo efectuar este en el interior de Rusia y los intensos debates
desplazamiento. teóricos y políticos que oponían a populistas
¿Por qué marxistas experimentados y y marxistas le permitieron mantener un pie en
teóricamente capaces como Kautsky, Plejánov tierra, lo que no siempre ocurrió con el grupo
o la propia Rosa Luxemburg no pudieron hacer de emigrados rusos que con Plejánov a la cabe-
lo que él hizo prácticamente desde sus inicios za se instalaron en Ginebra, en 1882: el grupo
en la batalla teórica y política? Hay que tener “Emancipación del trabajo”.
160 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
El exilio tuvo un efecto contradictorio entre tomo que la socialdemocracia deja de lado es
los pensadores rusos de izquierda. El poner precisamente el tomo central que para su análi-
en comunicación a los emigrados rusos facili- sis toma Lenin. En ese tomo Marx intenta cons-
tó su proceso de ruptura con la ideología po- tituir un eje interpretativo del proceso global de
pulista y su conversión a la doctrina de Marx. desarrollo del capital a través de la elaboración
Pero marxistas a la europea. Se convirtieron al de los esquemas de reproducción. En síntesis,
nuevo credo con la pasión y el sectarismo de su temprano exilio (desde el punto de vista del
los conversos. Imperceptiblemente se fueron grado de penetración de las ideas marxistas
acercando a una zona de problemas, y funda- en el interior de Rusia), su confinamiento en
mentalmente a una forma de abordarlos, que ese centro cosmopolita del pensamiento cen-
no era la suya y que con todos sus errores se troeuropeo que era Ginebra, su adhesión irres-
había forjado en la consideración del “destino” tricta al marxismo de la Segunda Internacional
de Rusia. El mundo teórico al que se adhirieron representado por la socialdemocracia alema-
era el de la socialdemocracia alemana, la cual, na y su vocero teórico, Karl Kautsky, restaba
como es obvio, está instalada en otro nivel de posibilidades al núcleo de exiliados de pensar
análisis, planteándose problemas que giraban un conjunto de problemas que Lenin y otros
alrededor de un movimiento ya constituido y marxistas veían en Rusia. Como ustedes saben
del paso de ese movimiento a un nuevo tipo de Lenin era hijo de una pequeña propietaria rural
sociedad. de la región de Samara y su padre fue durante
Ni el problema agrario, ni el problema nacio- años inspector de escuelas rurales. Durante su
nal, ni la posibilidad de desarrollo y la moda- niñez y su juventud vivió siempre en provincias
lidad de desarrollo del capitalismo, vale decir rusas. Puede afirmarse que su conocimiento
ninguno de los problemas que habían obsesio- del sector rural era desusadamente profundo y
nado a los rusos, aparecían ante los alemanes solo explicable por el carácter de su formación
como problemas agudos. Por eso el tomo II de intelectual con respecto a los dos grandes cen-
El Capital, la obra donde Marx (1980) esboza tros intelectuales: Moscú y San Petersburgo.
los procesos de reproducción del capital, no Cuando se lo expulsa de la universidad debido
despertó ningún interés en la socialdemocra- a su actividad política se lo confina en una pe-
cia. Detengámonos en este hecho singular. El queña aldea campesina. Convertido finalmente
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta161
en abogado representa a los campesinos en contra el Zar), por razones políticas y familia-
innumerables conflictos judiciales con los se- res vinculado a un mundo campesino como no
ñores. En mi opinión debe buscarse en estas lo estuvo casi ninguno de los otros socialde-
circunstancias algunos de los motivos que ex- mócratas rusos, Lenin adquirió una visión to-
plican la singularidad de este pensador, a esta talmente distinta de los problemas teóricos y
figura solitaria del marxismo ruso que analiza prácticos derivados de la formulación de una
en su confinamiento siberiano las estadísticas política socialista para Rusia. Su preparación
de los zemtsvos indagando el nivel de desarro- teórica, por ejemplo, fue muy novedosa. No
llo alcanzado por las pequeñas industrias arte- se formó leyendo el Anti-Dühring (Engels,
sanales gestadas en el interior de las comunida- 1964), que prácticamente no utiliza, sino le-
des campesinas, el proceso de formación de un yendo exhaustivamente los tres tomos de El
mercado interno capitalista, etc., mientras los Capital (Marx, 1980) Estoy tentado de agregar
demás discuten en los foros más importantes algunas otras observaciones de tipo psicológi-
de Europa sobre la concepción monista de la co, de orden subjetivo, que ayuden a explicar
historia, sobre el papel del hombre, de la his- mejor las razones que hicieron de Lenin una
toria, sobre el materialismo y sus raíces en las figura absolutamente singular en el conjunto
filosofías de la Ilustración, sobre el problema del movimiento socialista europeo de la época.
del arte y de la vida social. Borracho de cifras, El hecho es que puede sostenerse que porque
obsesionado con elaborar cuadros estadísticos era un personaje absolutamente singular, por-
que ilustrasen lo que estaba pasando en Rusia, que tenía una visión muy distinta de la habitual,
preocupado por encontrar en la propia socie- pudo ver los grandes problemas que planteaba
dad que disecaba con tenacidad inigualable su la sociedad rusa de su época: el problema na-
profesión de fe marxista, Lenin era en realidad cional, en la medida que Rusia era un complejo
lo que se llama una rara avis en el movimiento multinacional de naciones oprimidas, una va-
socialista ruso. riedad de pueblos, nacionalidades e idiomas
Por su extracción social, por el lugar don- que planteaba reivindicaciones que cuestiona-
de nació y se formó intelectualmente, por la ban la estabilidad del zarismo ruso; el proble-
atracción que ejerció sobre él un hermano ma agrario, cuestión fundamental que debía
populista (ajusticiado por un atentado fallido resolver la socialdemocracia; el problema del
162 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
imperialismo como el entrelazamiento de una la economía política (Marx, 1977 [1857]) fue
nueva fase de desarrollo del capitalismo con la publicada por Kautsky en 1902 como comple-
actualidad de la revolución socialista; el pro- mento de su edición de la Contribución a la
blema de la organización, elemento decisivo crítica de la economía política (Marx, 1980
para la gestación de un movimiento teórico- [1859]). Este texto, considerado por los mar-
político capaz de transformar esa compleja so- xistas actuales como el discurso del método de
ciedad. Creo que una ruptura tan profunda con la doctrina de Marx no fue prácticamente “des-
la tradición teórica del movimiento socialista cubierto” en su momento. Si se leen escritos
europeo como la introducida por Lenin, presu- posteriores de Plejánov, de Mehring, o de otros
pone necesariamente un método de análisis de teóricos de la época se observará que práctica-
la realidad social claramente diferenciado del mente nadie utiliza dicho texto. Sin embargo,
que caracterizaba al “marxismo de la Segunda cuando Lenin polemiza con Mijailovski y dice
Internacional”. Negándose sistemáticamente a que no puede hablarse de la “sociedad en gene-
convertir la doctrina de Marx en una filosofía ral” sino de las “sociedades concretas” repite a
general de la historia y de la sociedad, Lenin Marx sin citarlo; cuando Lenin dice que no se
redescubre la estructura científica del sistema puede separar la producción de la distribución
marxiano tal como se explicita en El Capital y del consumo porque constituyen una unidad,
(Marx, 1980). Y este es un hecho de decisiva dice exactamente lo mismo que Marx (1977
importancia. En una etapa fundamental de su [1857]) en su Introducción general. Lenin repi-
pensamiento como fue el de la lucha contra los te las afirmaciones de Marx y no puede decirse
populistas y los marxistas legales, Lenin redes- que las reproduce sin citarlas porque se ignora
cubrió por propia cuenta la estructura cientí- hasta qué punto conocía ese texto que para la
fica de la obra de Marx y lo hizo a tal punto socialdemocracia no tenía ninguna significa-
que pudo expresar formulaciones que repro- ción particular.
ducen casi textualmente lo que Marx plantea-
ba en algunos textos aún inéditos o simple-
mente soslayados por los teóricos marxistas
de la época, por ejemplo, la Introducción de
1857. La Introducción general de la crítica de
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta163
[Del original A] Una de dos: o bien esta comuna rural, libre de las
exigencias desmesuradas del fisco, de los pagos a
Pregunta: La carta que según entiendo Marx los señores de la administración arbitraria, es ca-
envía a Vera Zasúlich, expresa la idea de que paz de desarrollarse en la vía socialista, o sea de
el capitalismo no puede repetirse en ningún organizar poco a poco su producción y su distri-
otro país del mismo modo en que se constitu- bución de los productos sobre las bases colecti-
yó en Europa Occidental. ¿Podría usted abun- vistas, en cuyo caso el socialismo revolucionario
dar un poco más sobre este tema? debe sacrificar todas sus fuerzas a la manumisión
J. Aricó: Como ya dije, la supervivencia en de la comuna y su desarrollo. O si, por el contra-
Rusia de un gran sector rural caracterizado por rio, la comuna está destinada a perecer no queda
la presencia de la propiedad comunitaria de la al socialista, como tal, sino ponerse a hacer cál-
tierra, planteaba a los revolucionarios rusos el culos, más o menos mal fundados, para averiguar
problema de si la comuna rural podría llegar a dentro de cuántos decenios pasarán las tierras
constituir la base de una transformación socia- del campesino ruso de las manos de este a las
lista del país (como sostenían los populistas), de la burguesía y dentro de cuántos siglos, quizá,
o si habría necesariamente de disolverse para tendrá el capitalismo en Rusia un desarrollo se-
permitir el traspaso a la forma social capita- mejante al de Europa Occidental. Entonces debe-
lista caracterizada por la propiedad privada, rán hacer su propaganda tan solo entre los traba-
siguiendo de esta manera el camino recorrido jadores de las ciudades, quienes continuamente
por las sociedades de Europa Occidental. Esta se verán anegados en la masa de campesinos que,
cuestión fue retomada expresamente por Vera a consecuencia de la disolución de la comuna, se
Zasúlich en su carta a Marx, en la que le pedía encontrarán en la calle, en las grandes ciudades,
que expresara su opinión sobre “el posible des- buscando un salario2.
tino de nuestra comunidad rural y de la teoría
de la necesidad histórica para todos los países
del mundo de pasar por todas las fases de la
producción capitalista”. Esta supuesta teoría
marxista colocaba a los revolucionarios rusos 2 “Carta de Vera Zasúlich a Karl Marx” en Marx y En-
ante la siguiente disyuntiva: gels (1980: 29). [Nota del primer editor].
164 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Es claro que el dilema estaba mal planteado base de toda esta evolución es la expropiación
y que expresaba en cierta manera la inmadurez de los agricultores. Esta no se ha efectuado radi-
ideológica de las corrientes vinculadas al pen- calmente por el momento más que en Inglaterra
samiento de Marx. Por reacción a la mitología […]. Pero todos los demás países de la Europa
populista de la comuna rural, los socialistas, Occidental siguen el mismo camino”.
en caso de aceptar la segunda alternativa, se
habrían encerrado en una espera fatalista de Por tanto, he restringido expresamente la “fatali-
la irrupción del capitalismo en Rusia y habrían dad histórica” de este movimiento a los países de
limitado su proselitismo al todavía numérica- Europa Occidental. Y ¿por qué? Tenga la bondad
mente débil proletariado industrial, ignoran- de comparar el capítulo XXXII, en el que se dice:
do por completo al campo y sacrificando a la […] La propiedad privada basada en el trabajo
pura y simple propaganda teórica y política la personal […], está siendo suplantada por la pro-
acción enérgica de movilización política del piedad privada capitalista, basada en la explota-
campesinado que la situación rusa imponía y ción del trabajo ajeno, en el trabajo asalariado.
que justificaba el terrorismo populista. En su
respuesta, Marx se esforzó por esclarecer ante Por tanto, en resumidas cuentas, tenemos el
todo el punto teórico de la denominada “inevi- cambio de una forma de la propiedad privada
tabilidad” de la disolución de la obschina y de- en otra forma de propiedad privada. Habiendo
mostrar que esta podía aún convertirse en “el sido jamás la tierra propiedad privada de los
punto de partida de una regeneración de la so- campesinos rusos, ¿cómo puede aplicárseles este
ciedad rusa”, a condición de que la explosión planteamiento?
oportuna de la revolución abatiera los obstácu-
los para su libre desarrollo. Y dice Marx (1926) Desde el punto de vista histórico, el único argu-
en su carta fechada el 8 de marzo de 1881: mento serio que se expone a favor de la disolu-
ción fatal de la comunidad de los campesinos
Al tratar de la génesis de la producción capita- rusos es el siguiente:
lista, yo he dicho que su secreto consiste en que
tiene por base “la separación radical entre el pro- Remontando al pasado remoto, hallamos en todas
ductor y los medios de producción” […] y que “la partes de Europa Occidental la propiedad comunal
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta165
del tipo más o menos arcaico; ha desaparecido por En los borradores que preparó sobre este tema,
doquier con el progreso social. ¿Por qué ha de es- y a los que ya hice referencia en mi exposición,
capar a la misma suerte, tan solo en Rusia?3 Marx mostraba una notable preocupación por-
que no se hiciera una aplicación mecánica a la
situación social en Rusia de su esquema del de-
3 En la edición hecha por Aricó de los materiales de sarrollo capitalista. Según Marx, la posibilidad
Marx sobre la comuna rural rusa (Marx y Engels, 1980),
se presenta una versión distinta de esta carta de Marx a
atribuida a Rusia de evitar el camino capitalis-
Vera Zasúlich del 8 de marzo de 1881: ta, derivaba del hecho de que en este país:
“Analizando la génesis de la producción capitalista
digo: En el fondo del sistema capitalista está, pues, la […] en Rusia, gracias a una combinación única
separación radical entre productor y medios de pro- de las circunstancias, la comunidad rural, que
ducción […] la base de toda esta evolución es la expro-
existe aún a escala nacional, puede deshacer-
piación de los campesinos. Todavía no se ha realizado
de una manera radical más que en Inglaterra […]. Pero se gradualmente de sus caracteres primitivos
todos los demás países de Europa occidental van por y desarrollarse directamente como el elemen-
el mismo camino” (Marx, 1873: 316; edición francesa). to de la producción colectiva a escala nacional.
La ‘fatalidad histórica’ de este movimiento está, pues, Precisamente merced a que es contemporáneo
expresamente restringida a los países de Europa occi-
de la producción capitalista, puede apropiarse to-
dental. El porqué de esta restricción está indicado en
este pasaje del capítulo XXXII: ‘La propiedad privada, das las realizaciones positivas de esta, sin pasar
fundada en el trabajo personal […] va a ser suplantada por todas sus terribles peripecias4. Rusia no vive
por la propiedad privada capitalista, fundada en la ex-
plotación del trabajo de otros, en el sistema asalariado’
(Marx, 1873: 340).
En este movimiento occidental se trata, pues, de la originales, me ha convencido de que esta comuna es
transformación de una forma de propiedad privada el punto de apoyo de la regeneración social en Rusia,
en otra forma de propiedad privada. Entre los campe- mas para que pueda funcionar como tal será preciso
sinos rusos, por el contrario, habría que transformar eliminar primeramente las influencias deletéreas que la
su propiedad común en propiedad privada. acosan por todas partes y a continuación asegurarle las
El análisis presentado en El Capital (Marx, 1873) no condiciones normales para un desarrollo espontáneo”
da, pues, razones, en pro ni en contra de la vitalidad (Marx y Engels, 1980: 60-61) [Nota del primer editor].
de la comuna rural pero el estudio especial que de ella 4 “Proyecto de respuesta de Marx a la carta de V. I. Za-
he hecho, y cuyos materiales he buscado en las fuentes súlich” (Marx y Engels 1973, T. III: 161-162). Aricó agrega
166 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
aislada del mundo moderno; tampoco es presa de Marx señalaba que la comuna rural rusa cons-
ningún conquistador extranjero como ocurre con tituía el tipo más moderno de la formación
las Indias Orientales5. arcaica de la sociedad, y que al mismo tiem-
po representaba una fase de transición hacia
el siguiente párrafo de Marx: “El análisis hecho en El Ca-
una sociedad basada en la propiedad privada
pital (Marx, 1873) no ofrece, pues, razones ni en pro ni de la tierra. Pero en tal sentido, se preguntaba
en contra de la vitalidad de la comuna rural, pero el estu- si esto significaba que la parábola histórica de
dio especial que he hecho sobre ella, y cuyos materiales la comuna rural debía arribar fatalmente a ese
he buscado en las fuentes originales, me ha convencido resultado. Pero fíjense cómo responde a esta
que esta comuna es el punto de apoyo de la regeneración
social en Rusia; pero a fin de que ella pueda funcionar
cuestión:
como tal habrá que eliminar primeramente las influen-
cias deletéreas que la sacuden de todos lados y luego Por cierto que no. El dualismo que ella encierra
asegurarle las condiciones normales de un desarrollo permite una alternativa: o el elemento de propie-
espontáneo”, que no aparece en la versión de las Obras dad privada prevalece sobre el elemento colecti-
escogidas de Marx y Engels (1973) que hemos citado,
correspondiente al primer borrador de Marx de la res-
vo, o este se impone sobre aquél. Todo depende
puesta a V. Zasúlich. Aricó utilizó en su texto la versión del medio histórico en que ella se encuentra […].
de otro borrador de la respuesta a Zasúlich, que aparece Las dos soluciones son de por sí posibles.
en la edición francesa de El Capital (Marx, 1873), según
la cita en el original A [Nota del primer editor].
5 Marx y Engels (1973: 162). La versión ofrecida por
Aricó en su texto dice: un conquistador extranjero como las Indias Orientales
“[…] gracias a una combinación de circunstancias úni- […]. Rusia es el único país europeo en que se ha con-
cas, la comuna agrícola, aún establecida por toda la servado la propiedad comunal en escala nacional. Pero
extensión del país, puede despojarse gradualmente de al mismo tiempo Rusia se encuentra en un medio his-
sus caracteres primitivos y desarrollarse directamente tórico moderno. Es contemporánea de una civilización
como elemento de la producción colectiva en escala na- superior y está ligada a un mercado mundial en el que
cional. Es precisamente gracias a la contemporaneidad predomina la producción, capitalista”. Las diversas ver-
de la producción capitalista, que ella puede aprovechar- siones del borrador de respuesta a Vera Zasúlich fueron
se de todas las conquistas positivas sin pasar a través publicadas por Aricó en el citado Cuaderno de Pasado
de sus peripecias terribles […]. Rusia no vive aislada y Presente N° 90 (Marx y Engels, 1980: 31-59) [Nota del
del mundo moderno, ni es de manera alguna presa de primer editor].
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta167
mundo, capaz de someter a todos los países a la uniformidad material de toda la variada gama
su propia dinámica, a sus propias leyes. Y para de la existencia social. Aunque plantea, lo cual
confirmar nuestra afirmación de que una idea se ha demostrado como absolutamente verda-
semejante no suponía en Marx la creencia en dera, la subsunción al modo de producción ca-
un proceso de homogeneización total en sen- pitalista de todas las formas sociales preceden-
tido capitalista del universo humano, vale la tes, con el consiguiente cambio de significado
pena recordar lo que escribe en el tomo II de El y de función social de tales formas. Pero vuelvo
Capital (obra que, como ustedes saben, fue en a insistir que sobre este tema abundaremos en
gran parte escrita antes7 de la publicación del nuestra próxima clase.
tomo I, en 1867). Dice Marx (1980):
totalidad de la vida social. Además, plantean- son elementos de una misma realidad que es
do esta categoría de formación económico- la producción. Por ello, el análisis del proceso
social como eje interpretativo de la sociedad, de producción hecho en el segundo tomo de
Lenin se colocaba fuera de la concepción del El Capital constituía el terreno más favorable
materialismo histórico que había caracteriza- para extraer en su forma más desarrollada los
do las posiciones anteriores y que planteaba la fundamentos lógicos de la crítica de la econo-
cuestión en términos de relación infraestructu- mía política formulada por Marx, y por eso re-
ra / superestructura. tornar a él colocaba a Lenin ante el problema
Es esta una relación que, como habíamos de la estructura lógica de El Capital (Marx,
visto, empantanó toda la discusión teórica 1980), es decir, ante la estructura lógica de una
iniciada a partir del revisionismo y de las con- obra crítica de la economía política que según
cepciones de Bernstein. Dijimos también que Marx era a la vez una exposición del funciona-
es a partir de ese concepto como Lenin llega miento de conjunto de la sociedad capitalista y
a comprender la distinción entre dos acepcio- una crítica radical de su existencia.
nes del concepto de producción: por un lado, Lenin había llegado a este problema no a tra-
producción como un momento parcial del pro- vés de un conjunto de lecturas metodológicas
ceso económico y por tanto como una visión previas, sino a través de un razonamiento que
técnica, como una conversión de la economía estaba determinado necesariamente por los re-
política, que era una crítica de la sociedad ca- querimientos de la práctica. En efecto, la discu-
pitalista, en una teoría económica basada fun- sión con los populistas en torno a la posibilidad
damentalmente en las relaciones técnicas de de existencia de un sistema capitalista en Rusia
producción y, por el otro lado, el concepto de lo condujo a analizar el mecanismo de repro-
producción como equivalente al concepto de ducción del conjunto del capital (de cómo se
modo de producción. forma y circula ese capital en la sociedad glo-
Al interpretar la producción como modo de bal), tema que Marx analiza por medio de los
producción, Lenin coincidía con la formula- esquemas de reproducción del capital en la ci-
ción hecha por Marx (1977) en el segundo pá- tada sección del tomo II. Dijimos además, que
rrafo de la Introducción de 1857, donde dice mientras este tomo de El Capital (Marx, 1980)
que la producción, la circulación y el consumo no había merecido ni siquiera un pequeño
172 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
comentario (excepto dos líneas de Kautsky) imposibilidad de fundar el análisis del proceso
en la socialdemocracia alemana, se convirtió, de reproducción del capital sobre la base de la
en cambio, en el eje de la discusión sobre si el distribución del ingreso entre las distintas cla-
capitalismo era posible o no en la Rusia zarista. ses. También en esa obra indica que a los movi-
Ahora bien, el problema consiste en que en mientos y las contradicciones que se operan en
la medida en que era una discusión que estaba el proceso de reproducción del capital hay que
mediada por la política, Lenin no utiliza este considerarlos como subordinados al proceso de
conocimiento para hacer un discurso de tipo desarrollo de las fuerzas productivas y a los mo-
metodológico, sino como instrumento de aná- vimientos internos de este desarrollo. Es esto lo
lisis capaz de ofrecer una representación con- que estaba viendo Lenin y lo que la socialdemo-
creta del desarrollo económico que se estaba cracia alemana y el mismo Kautsky no habían
operando en Rusia, representación que era ne- percibido, dado que por un lado su atención se
cesariamente alternativa a la de los clásicos de centraba en lo que puede denominarse la teoría
la economía política, como se ve claramente en del plusvalor que ellos reducían a una simple
la respuesta de Lenin a los populistas a través teoría de los salarios, a una teoría de la explo-
de la crítica de Sismondi9. tación capitalista, y por otro, en la socialización
En esta tercera sección del segundo tomo del proceso de producción como fundamento
de El Capital, Marx (1980) desarrolla la dis- objetivo para la transformación socialista de la
tinción entre capital e ingreso y demuestra la sociedad; por eso estaban afincados fundamen-
talmente en el tomo I de El Capital. Una obra,
que es paradigmática en este sentido, es La doc-
9 Es precisamente en el trabajo contra Sismondi, la
“Contribución a la caracterización del romanticismo
trina económica de Marx, de Kautsky (1946;
económico”, donde Lenin (1979a, T. 1) hace su formu- una especie de manual de popularización de la
lación de la producción, que lo lleva a enfrentarse con teoría económica de Marx), que versa solamen-
toda la tradición clásica del pensamiento: “la economía te sobre el primer tomo de El Capital (Marx,
clásica se ha acostumbrado a ver a esta producción 1980), cuyo eje interpretativo gira alrededor
como un momento parcial del proceso económico,
pero para nosotros la producción es el conjunto de las
de estos dos elementos: la teoría del plusvalor
relaciones sociales de una sociedad, es el modo de pro- convertida en simple teoría del salario –y por
ducción de una sociedad”. tanto de la explotación capitalista–, y el proceso
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta173
conversión del marxismo en una filosofía de la no es una posición gratuita, puesto que está
historia y más en general todo el razonamiento dando cuenta de cierto tipo de interpretación
sobre la acumulación originaria que hace Marx de la teoría de Marx que sin embargo confun-
es reducida por este marxismo de la Segunda de con la posición de Lenin cuando en reali-
Internacional a partir de los elementos carac- dad esta marca una ruptura que se reelabora
terísticos de todo el positivismo europeo a una a partir del concepto de necesidad histórica,
concepción teologista. y de rescatar la necesidad vigente en la teoría
Al reducir el análisis de Marx a los marcos de Marx, de desarrollar un análisis minucioso a
de una concepción positivista, se da un pro- partir de la coyuntura presente, y no de la uto-
ceso de generalización de los métodos de las pía futura10.
ciencias naturales y su aplicación al mundo La corriente opuesta al populismo, el mar-
social. Esta reducción se vio motivada por el xismo legal, se reduce por su parte a la doctri-
desarrollo de la biología, de las ciencias natu- na que explica cómo la propiedad individual,
rales, por la aparición de lo que se ha llamado basada en el trabajo del propietario, cumple en
el darwinismo social, que consiste en trasladar el régimen capitalista su desarrollo dialéctico, y
las concepciones de Darwin a la sociedad. cómo se transforma en su propia negación para
El estudio de la sociedad deviene así en una luego socializarse. Lenin rechaza esta posición
suerte de organismo que sufre un proceso evo- y con ella el componente esencial del marxis-
lutivo natural signado por la característica de mo de la Segunda Internacional que llevó a
nacimiento, crecimiento y muerte. Es a partir
de este organicismo con que se interpreta la
10 El socialismo científico, lejos de establecer pers-
sociedad como se puede convertir este análisis pectiva alguna sobre el porvenir, se limitó a hacer un
de Marx sobre la acumulación originaria en una análisis del régimen burgués moderno y sus tendencias.
filosofía de la historia de tipo evolucionista; es Y solo esto: nada de previsiones, nada de utopía. Solo
a partir de la percepción de esta ley ineluctable a partir del examen de las contradicciones internas del
de todo organismo que está condenado a fene- régimen burgués moderno, se pueden deducir las pers-
pectivas de una acción política socialista. Aquí reside
cer, como se llega a la idea de la caducidad del la gran conquista científica del marxismo: en haber de-
sistema capitalista y la necesidad de su muerte mostrado la necesidad del actual régimen de explota-
ineluctable. Por eso la posición de Mijailovski ción capitalista.
176 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
convertir a El Capital (Marx, 1980) en un ingre- A pesar de las diferencias se dio una suerte
diente necesario para justificar toda teoría de de alianza implícita en la lucha contra los po-
la industrialización capitalista. En base a este pulistas, entre los llamados marxistas legales
componente todas las corrientes democráticas que se basaban en Marx para demostrar la po-
liberal-burguesas de finales del siglo pasado sibilidad de desarrollo sin contradicciones y al
que pugnaban por el desarrollo del capitalismo infinito del sistema capitalista –como Struve–,
en Rusia, se apoyaron en las formulaciones de y figuras más radicales, como Plejánov, o el
Marx para demostrar la necesidad de este sis- propio Lenin. Los primeros trabajos de Lenin
tema. El Capital (Marx, 1980) se había conver- se publicaron en una recopilación donde tam-
tido en el libro de los burgueses11. bién figura un escrito de Struve. El hecho sus-
citó posteriormente en el seno de los grupos
marxistas una discusión respecto a por qué,
a pesar de las diferencias, fue necesario es-
11 A partir de este tipo de examen los socialistas tablecer en su momento un frente de acción
formularon la teoría del desarrollo de las fuerzas pro- junto con los marxistas legales. Con todo, el
ductivas que pretende demostrar que solo es posible hecho importante radica en que desde sus
cambiar la sociedad capitalista a partir de determinado
grado de desarrollo de las fuerzas productivas. Teoría
primeros trabajos, la diferencia entre Lenin y
a la que se opuso en Italia una corriente de izquierda los marxistas legales, y por tanto entre Lenin
dentro del partido socialista que luego, encabezada por y la Segunda Internacional, era radical. Ya en
Gramsci (1917) quien escribió un trabajo con el signi- ellos Lenin contrapone a lo que él llama “so-
ficativo título de “La revolución contra el capital” (no ciólogo objetivista” el “sociólogo materialista”:
contra las relaciones capitalistas, sino contra El Ca-
pital de Marx), donde demuestra que la revolución en
mientras el primero habla de la necesidad del
Rusia fue una revolución hecha contra El Capital de desarrollo del sistema capitalista, el verdade-
Marx (1980), pero no contra lo que Marx realmente pen- ro materialista debe tratar de comprender las
saba sino contra todo aquello que la socialdemocracia particularidades de una formación económi-
había interpretado: las revoluciones podían triunfar sin co-social determinada, esto es, descubrir las
que se hubiera llegado a esa etapa de madurez del desa-
rrollo de las fuerzas productivas, parti pris de la cual
contradicciones de clase que se generan en el
partían los socialistas para mostrar la viabilidad de un interior de esta formación económico-social.
proceso revolucionario. Al plantear esta diferencia Lenin se colocó
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta177
fuera del interrogante que obsesionaba a los Al plantear el problema de esta manera Lenin
participantes del debate provocado por la teo- concibió una relación entre teoría e historia
ría de Bernstein: ¿el desarrollo de los hechos que eludía esa percepción del marxismo que,
correspondía a las previsiones hechas por con distintos signos, era común tanto a revi-
Marx?; para él no se trataba de individualizar sionistas como a ortodoxos. Mientras unos
las irresistibles tendencias históricas12. hablaban de irresistibles tendencias históri-
Se trataba, entonces, de determinar la clase cas, otros trataban de negarlas, mientras unos
que en una determinada estructura económica sostenían que las predicciones de Marx habían
se pondría a la cabeza del proceso, generando fracasado los otros sostenían que ellas se veri-
la resistencia del resto de las clases sociales. ficaban en la realidad; mientras unos aducían
que estaban apareciendo nuevas clases me-
dias, los otros respondían que estas clases no
12 Para Bernstein y la socialdemocracia en general, eran tan consistentes; mientras unos hablaban
la historia tenía un fin predeterminado, por lo que el de la cartelización de la sociedad, como for-
marxismo –que daba cuenta de ese fin– les aparecía mas de reorganización económica y de auto-
como una teoría cerrada, confusa. Lenin, por el contra- control de la sociedad, los otros la veían como
rio, plantea la necesidad de hacer avanzar al marxismo,
porque, creía que la teoría de Marx –y lo dice– no es
síntoma de la exacerbación de la anarquía y
algo definitivo, inamovible. Por el contrario, está con- de la aproximación cada vez más ineluctable
vencido de que ella solo ha puesto “las piedras angula- del derrumbe. Con todo, el esquema de pensa-
res de la ciencia que los socialistas deben hacer progre- miento de ortodoxos y revisionistas era exac-
sar, en todas las direcciones, si no quieren distanciarse tamente el mismo.
de la vida. Nosotros pensamos que para los socialistas
rusos es particularmente necesaria una elaboración in-
Cuando Lenin ubica el problema de las ten-
dependiente de la teoría de Marx, puesto que esta teoría dencias históricas en la determinación de las
nos da solamente los principios directivos generales, clases que dirigen un determinado ordenamien-
que se aplican en particular a Inglaterra de manera dis- to económico y la confrontación de estas con
tinta que a Alemania, a Alemania de manera distinta que el resto de las clases, reordena todo el campo
a Rusia” (Lenin, 1975d: 217-218) [Nota de la presente
edición: Aricó cita otra traducción del ensayo “Nuestro
de la relación entre la teoría y la historia. Ahora
Programa”, que difiere levemente de la que se lee en las la irrupción en el análisis de toda la variedad
Obras completas consignadas en la bibliografía]. histórica no es ya contradictoria con la teoría,
178 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
se afirma necesariamente sobre la base de una obrera. Por ello, al no establecer una relación
concepción simplista y lineal del desarrollo necesaria entre desarrollo capitalista y desa-
capitalista. Pero combatir todo esto significa, rrollo del movimiento socialista, Lenin parte de
inevitablemente, combatir toda forma posible la idea de que existía en Rusia un peligro con-
de espontaneísmo teórico. creto de tradeunionismo que debía ser evitado;
El hecho de que no existiera en Rusia un la única forma de evitar ese peligro, era luchar
movimiento obrero organizado, no podía ser plenamente contra todo tipo de espontaneísmo
interpretado a la manera populista como un teórico.
desmentido concreto del proceso de desarrollo Al respecto se esbozan en el joven Lenin
capitalista abierto en este país. Entre el desa- (1975c) dos documentos que encuentran en el
rrollo capitalista y el nacimiento de un movi- “¿Qué hacer?” una plena función: en primer lu-
miento obrero y socialista no existe, como dice gar, el hecho de conocer profundamente el aná-
Lenin, una relación de derivación necesaria; lisis que del proceso de reproducción del ca-
no es cierto que a medida que una sociedad se pital social global hace Marx lo llevó a excluir
desarrolla en forma capitalista deba generarse de antemano toda hipótesis catastrófica, pero
necesariamente un movimiento obrero, ni, me- además lo llevó a reconsiderar la relación entre
nos aún, un movimiento obrero de caracterís- el capital y el trabajo como el punto central de
ticas socialistas como pretendía, por ejemplo, referencia para un reconocimiento analítico del
el programa socialdemócrata de Erfurt. Así, conjunto de las relaciones de clase que existían
la posibilidad de que fermentara el tradeunio- en una formación económico-social determina-
nismo en el seno de la clase obrera rusa, era da. De allí, entonces la afirmación del carácter
un reflejo real, que lo llevó al análisis de las irreductiblemente político de la acción de la
formas tradeunionistas de organización sindi- clase obrera rusa, lo que en este caso significa-
cal que existían en Inglaterra. De este análisis ba la imposibilidad total de separar la lucha por
Lenin extrapola la concepción del tradeunio- el socialismo, la lucha por la libertad política,
nismo considerada no como resultado de la de la lucha económica; en otras palabras la lu-
conformación particular de la estructura sindi- cha social en Rusia adquiría necesariamente el
cal inglesa, sino como categoría que muestra carácter de una lucha por reivindicaciones eco-
un proceso de decapitación política de la clase nómicas y políticas, y todo intento de superar
182 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
esta relación estrecha entre ambas conlleva el política socialdemócrata. No solo no se puede
riesgo de conducir a una tradeunionización de esperar, dice Lenin, un crecimiento automáti-
la clase obrera rusa15. co de un movimiento obrero socialista, sino
En segundo lugar, este tipo de consideración que hasta se excluye la posibilidad de hablar
lleva a Lenin a acentuar una vez más el papel de una ideología independiente elaborada por
fundamental de la teoría como instrumento las propias masas obreras en el curso de esos
capaz de garantizar aquel nivel de la lucha de movimientos.
clases en el que se define el análisis de las re- Acentuando el rol de la teoría y colocándo-
laciones que existen entre el conjunto de las la como el nivel estrictamente necesario para
clases sociales de una formación económico- definir el conjunto de las contradicciones de
social dada, una vez que se ha precisado esta clases de una sociedad, Lenin llega a la con-
fisura existente entre el elemento espontá- clusión de que figurando estas dos áreas –el
neo y el área propia, en la que se define una espontáneo pulular del movimiento de la lucha
de clases respecto al área en que se define la
política social demócrata– no se puede llegar
15 Es importante señalar que es a través de este aná- a hablar de la formulación de una ideología in-
lisis marxiano del proceso de reproducción del capital
social global como llega Lenin al análisis de la condi-
dependiente elaborada por las propias masas
ción particular de la clase obrera rusa, porque luego obreras en lucha. Es esta idea la que lo lleva
veremos cómo a partir de la concepción particular del a aproximarse a las formulaciones de Kautsky
estado en la sociedad rusa, Trotsky también llega a (lo que motivó a identificar incorrectamente a
comprender la necesidad de la unidad total e indiso- ambas posiciones); apoyándose en este, Lenin
luble entre lucha política y lucha económica. Ambos
llegan a la misma conclusión por diferentes motivos;
(1975c) afirma:
sin embargo, el hecho de que Lenin hubiera enfatiza-
do el análisis del proceso de reproducción del capital […] también en Rusia la doctrina teórica del so-
social global rescatando la categoría de formación cialismo surge, independientemente del creci-
económico-social lo lleva luego a prolongar este análi- miento espontáneo del movimiento obrero, como
sis al conjunto de las clases de la sociedad rusa, y aquí
resultado natural e inevitable del desarrollo del
aparecen ya las diferencia notables con Trotsky fun-
damentalmente en torno al problema del movimiento pensamiento de los intelectuales socialistas
campesino. revolucionarios.
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta183
Esta afirmación que hace Lenin (1975c) en el sorprendente todavía. Declarar en letra de molde
“¿Qué hacer?” y que en buena medida se cons- que los socialdemócratas rusos agrupan única-
tituyó en la piedra del escándalo, no surge por mente a las fuerzas obreras para luchar contra el
generación espontánea. Recordemos en este capital (¡es decir solo para la lucha económica!),
sentido la cita que hemos señalado en “Quiénes sin unir a los individuos y grupos revolucionarios
son los ‘amigos del pueblo’ (Lenin, 1975b) o lo para luchar contra el absolutismo, significa igno-
que Lenin dirá luego en “Las tareas de los so- rar o querer ignorar hechos por todos conocidos
cialdemócratas rusos” (Lenin, 1979b), escrita sobre la actividad de los socialdemócratas rusos
en 1897 y donde puede percibirse claramente (Lenin, 1979b: 391).
la diferencia con Kautsky:
Lenin ofrece aquí una visión muy particular de
Se ha dicho hace ya mucho que sin teoría revo- la definición sobre la unidad de socialismo y
lucionaria no puede haber movimiento revolu- movimiento obrero contenida en el comentario
cionario, y es dudoso que en el momento actual al programa de Erfurt. Por su parte en Kautsky,
sea necesario demostrar esta verdad. Calificar y en esto estriba la diferencia, esta formulación
de “particularidades” la teoría de la lucha de establece una relación necesaria entre la teo-
clases, la concepción materialista de la historia ría del derrumbe y la indiferencia total frente
rusa, la apreciación materialista de la actual si- a la temática del partido. Si el capitalismo está
tuación económica y política de Rusia y el reco- ineluctablemente destinado a perecer y si la
nocimiento de que es necesario reducir la lucha clase obrera estaba ineluctablemente destina-
revolucionaria a determinados intereses de una da a tomar conciencia de este hundimiento, la
clase concreta, analizando su relación con las teoría de la organización aparece como proble-
demás clases: calificar de “particularidades” es- ma secundario, que sería superado por la pro-
tos importantísimos problemas revolucionarios pia toma de conciencia de la clase. Por eso la
es un error tan descomunal e inesperado en un socialdemocracia careció siempre de propues-
veterano de la teoría revolucionaria que estamos tas, frente a los problemas organizativos. En
casi dispuestos a considerar este pasaje como cambio, Lenin enfatiza la necesidad de cons-
un simple lapsus. En lo que atañe a la prime- truir subjetivamente el movimiento obrero, por
ra mitad del párrafo citado, su sinrazón es más medio de la fusión de dos elementos distintos,
184 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
tanto por su naturaleza como por su origen, una realidad concreta es a su vez acompañada
de forma tal que de ninguna manera podían en el caso de Lenin, de una defensa a ultranza
encontrarse automáticamente en la sociedad. de los elementos constitutivos esenciales de la
Para Lenin la tarea de la socialdemocracia es doctrina de Marx. Lenin se enfrentó a las con-
introducir en el movimiento obrero espontáneo cepciones que invalidaban estas posiciones de
determinadas convicciones socialistas, cuyo Marx, a las que calificaba de economicistas.
nivel será el de la ciencia moderna; introducir Según Lenin el revisionismo bernsteiniano era
la explicación teórica de la realidad económica totalmente identificable con el economicismo;
social que los obreros no pueden, espontánea- este, en su rechazo al derrumbismo, consideró
mente, descubrir puesto que es necesario que que la dinámica de la sociedad capitalista supo-
esta le sea develada con los métodos de una nía una lenta evolución hacia una sociedad más
ciencia particular que posee un sistema propio justa, donde las luchas económicas por las pro-
de categorización ajeno al organicismo que in- pias reivindicaciones, o las luchas políticas en
troduce las categorías de las ciencias naturales estrecha relación con estas conducían a un me-
a las ciencias sociales. joramiento permanente de las condiciones de
En sus trabajos sobre la particularidad del la vida de la clase obrera, de la sociedad capi-
desarrollo del capitalismo en Rusia, Lenin lo- talista al socialismo. Por eso, decía Bernstein,
gra superar una incomprensión que subyace el movimiento lo es todo, los objetivos nada.
en el marxismo anterior a él, la relación estre- Y son nada porque el movimiento es capaz de
cha que existe entre el análisis de El Capital realizar todo, en la medida en que avanza para-
(Marx, 1980) y la riqueza del desarrollo histó- lelamente a la evolución natural de las relacio-
rico. Esta incomprensión acerca de la utilidad nes económicas16.
de El Capital de Marx como elemento de va-
lidación de la realidad multifacética es el sig-
no común a todos los participantes en torno 16 Esta concepción era para Lenin el peligro funda-
al debate sobre Bernstein: Rosa Luxemburg, mental que había que desterrar, por eso fue Struve,
discípulo ruso de Bernstein, el blanco central de sus
el mismo Kautsky, e incluso Bernstein. Es por ataques. Según este, existía entre la teoría de la revo-
ello que la consideración sobre la necesidad de lución social y la concepción materialista de la historia
hacer avanzar la teoría a partir del análisis de una contradicción absoluta. La teoría de la revolución
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta185
Así la teoría de la revolución social aparecía que no fuera el proletariado. En contraste, para
como una teoría aventurera que lo único que Lenin, la autonomía del proletariado no era una
lograba era perjudicar la evolución natural y autonomía organizativa, simplemente política,
lógica hacia un mundo de igualdad. sino una autonomía teórica, ideológica, en la
Combatir esta concepción fue para Lenin medida en que podía reconocer y determinar
una tarea central debido a que ella podría con- científicamente el conjunto de las relaciones
solidar la tendencia tradeunionista en el joven de clase existente en una formación económi-
proletariado ruso. En esta afirmación Lenin co-social. Lenin y Kautsky convergen en la idea
otorgaba un papel esencial a la particularidad de que el socialismo debe ser aportado al movi-
de la situación rusa, si bien no hay que olvidar miento obrero desde el exterior, pero las moti-
que esta situación la había ya descifrado a la luz vaciones que conducen a ambos a esta afirma-
de una interpretación de marxismo que consi- ción remiten a dos concepciones del marxismo
deraba que el elemento central de la autono- radicalmente distintas en sus propios funda-
mía de la clase obrera no residía en su escisión mentos. ¿Dónde se sitúa la diferencia? Veamos
con respecto al resto del cuerpo social (teoría más detenidamente la cuestión. Para Lenin, la
que Kautsky había extraído de su lectura de El conciencia de clase, solo puede ser aportada
Capital (Marx, 1980) a través de la teoría del desde el exterior de las relaciones entre obre-
salario). La teoría kaustkiana de la autonomía ros y patrones. Y esta conciencia de clase se
llevaba a fomentar la corporativización de la puede adquirir en la medida en que el análisis
clase obrera; de aquí que desde finales del si- parte de la sociedad como un todo y dentro de
glo, en los procesos de constitución de los mo- esta se concede fundamental importancia a las
vimientos socialistas, la autonomía de la clase relaciones recíprocas entre todas las clases y
obrera fuera vista en términos de constitución de estas con el Estado. La conciencia de clase
de partidos independientes que no debían de solo podía darse en la medida en que el análi-
establecer alianzas con ninguna fuerza política sis dejara de estar situado en la confrontación
entre obreros y patrones, y se situara al nivel
social se reducía para él a la teoría de la catástrofe; la
del conjunto de las clases sociales existentes
concepción materialista de la historia se reducía a una en el interior de esa sociedad determinando así
visión determinista de los elementos económicos. el grado de tensiones entre ellas, el grado de
186 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
que puede ser el resultado de la acción de una no de teoría donde Lenin intenta ver las for-
clase en la medida en que ella supere ciertos mas concretas que debe asumir el proceso
niveles de actividad y de confrontación para de constitución del movimiento socialista en
llegar a niveles más amplios donde se convier- Rusia. En este sentido, hay en él elementos
te en una fuerza social que tiene la conciencia teóricos que forman una unidad con otros que
y el conocimiento del conjunto de la sociedad se han ido consolidando desde los primeros
necesarios como para emprender la lucha de escritos de Lenin; son estos elementos los que
transformación. Solo así el socialismo deja de ayudan a distinguirlos del conjunto de la so-
ser el resultado del camino ineluctable de la cialdemocracia en la medida en que Lenin re-
rueda de la historia para convertirse en una constituye un método científico de percepción
apuesta histórica que debe ser construida sub- de la realidad que estaba ya en Marx y que ha-
jetivamente a través de la construcción de la bía quedado oculto por cuanto la significación
conciencia de clase del proletariado. Es evi- última de sus obras había sido desconocida
dente que a partir de esta percepción Lenin por la socialdemocracia. Esta concepción de
debía privilegiar el momento de constitución Lenin se desarrolla a través del rescate de
del partido. Y es en torno a sus ideas de hege- una categoría particular que está subyacente
monía del proletariado y del papel de un par- en Marx pero que fue ignorada incluso por
tido revolucionario, como se puede reconocer Engels: la categoría de formación económico-
la validez ahistórica de las concepciones de social. Pero el contenido del libro se refiere al
Lenin; ahistórica que luego requería ser histo- problema de la construcción del partido en la
rizada, en la medida en que las clases sociales sociedad rusa, de aquí que diga Lenin que el
son distintas, en que son otros los momentos error consiste en creer que dicho libro puede
políticos y otros los procesos de constitución aplicarse a cualquier realidad, que todos los
de la organización política. partidos deben ser construidos a partir de lo
La concepción que dio origen al “leninis- allí expuesto por él.
mo” no provino de la generalización del mé- Este hecho condujo, por una parte, a conver-
todo del “¿Qué hacer?” sino precisamente de tir al “¿Qué hacer?” (Lenin, 1975c) en una suer-
su parte ahistórica: el contenido. El “¿Qué ha- te de línea divisoria de las aguas entre revisio-
cer?” (Lenin, 1975c) es un libro de política y nistas y marxistas (marxistas revolucionarios
188 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
nos está hablando de los intelectuales clásicos, de Lenin (2015) El Estado y la Revolución,
de los novelistas, de los pintores, de los que etc. Entonces, los caminos de acceso a la cien-
escriben notas en los periódicos, pero también cia son hoy radicalmente distintos de los que
de todo hombre que en un lugar determinado eran cuando se estaba discutiendo el “¿Qué
ocupa un papel organizativo. En ese sentido, hacer?” (Lenin, 1975c) en el seno de una socie-
sería intelectual un jefe de policía, sería inte- dad opresiva, que para poder leer El Capital
lectual un primer ministro, serían intelectuales había que copiarlo a mano porque lo tenía un
los dirigentes sindicales, serían intelectuales señor a cincuenta o doscientos kilómetros de
los jefes de sociedades vecinales, serían inte- un lugar determinado. Esto se ha modificado
lectuales todos aquellos hombres que ocupan hoy, por lo cual las formas de acceso a la cien-
un puesto de organización de la sociedad. cia son otras. Pero también sabemos que para
El desdibujamiento de esta categoría inte- que esto se conforme en una conciencia nece-
lectual tiene importancia porque lleva a mos- sita ser organizado y definir la característica de
trar que no es cierto que haya un núcleo depo- esa organización es definir la característica de
sitario de la ciencia y otro núcleo, otro sector una formación económico-social determinada.
amplio compuesto por los que aplican esta Por tanto, el problema no está resuelto por el
ciencia. No, esta ciencia comienza a navegar solo hecho de que sus traductores de la teoría
más allá de los propios intelectuales en la me- se pongan de acuerdo, hagan un sello, alquilen
dida en que con la integración de la sociedad un local a partir de allí se definan como la van-
capitalista aparece la industria cultural como guardia del proletariado. No, no se trata de eso,
un hecho de masas, en la medida en que apare- sino de definir “teóricamente” estas relaciones
cen los libros de la sociedad capitalista. Antes teóricas. No se trata de traducir la teoría de
El Capital (Marx, 1980) lo hacía un hombre y Marx como un instrumental técnico aplicable
se editaban mil ejemplares. Hoy se editan cien- al análisis de cualquier realidad. Por el contra-
tos de miles de ejemplares, y como los capita- rio, los marxistas desarrollan el marxismo en
listas han encontrado que editar El Capital en la medida en que son capaces de analizar una
forma económica rinde mucho, entonces edi- realidad económico-social determinada, y el
tan miles y miles de ejemplares de El Capital, y hecho de que haya tan escasos análisis de for-
no solo de El Capital sino de las obras de Mao, maciones económico-sociales determinadas,
192 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
el hecho de que para ver cómo se desarrolla social que comanda el proceso de desarrollo
y conforma el mercado nacional en un país, capitalista en una formación económico-social
cómo se desarrolla el capitalismo en un país es definir la dominante; el elemento dominante
siempre tengamos que recurrir necesariamente sería entonces el modo de producción, mien-
a Lenin demuestra entonces que esta no es una tras que definir la formación económico-social
verdad simple, sino que es una verdad com- sería mostrar la relación que hay entre este ele-
plicada que los marxistas no han logrado aún mento dominante y el conjunto de los elemen-
dilucidar porque piensan efectivamente que la tos que constituyen una sociedad determinada.
teoría marxista es una verdad universal y que Sin embargo, esta distinción que parece poseer
puede ser simplemente adecuada, recortada; o un valor hermenéutico extraordinario no ha
sea que cambiando el nombre de los sujetos, logrado aún dilucidar el problema de si las so-
cambiando el nombre de las categorías, puede ciedades precapitalistas latinoamericanas son
ser aplicada a cualquier realidad, y es esto lo sociedades feudales en tránsito hacia el socia-
que niega concretamente Lenin con su examen lismo o sociedades capitalistas deformadas, es
de la formación económico-social. decir, si su temprana adscripción al mercado
Creo que hay una cosa muy viscosa que de- capitalista mundial las define como sociedades
riva de la dificultad de definir la conformación capitalistas o si hay que ver fundamentalmen-
particular de los sectores no capitalistas clási- te las relaciones de producción internas y la
cos. Esta diferenciación tan pronunciada, aun forma de extracción de plusvalor para decidir
cuando ha surgido en Europa, que es el centro si son efectivamente capitalistas o feudales.
de elaboración de herramientas conceptuales Esas son las dos tendencias que prevalecen
–es Poulantzas centralmente el que la señala– hoy en el discurso marxista en América Latina,
creo que surge de toda la discusión que se está discurso que a veces se torna excesivamen-
haciendo en América Latina sobre el carácter te violento porque, recubierto tras él, hay un
de la dependencia, sobre el carácter de las intento de categorización de las realidades la-
formaciones nacionales, sobre el grado de re- tinoamericanas, una discusión sobre el papel
lación entre estas formaciones nacionales con de determinadas clases en el proceso de de-
el imperialismo con el fin de establecer una dis- sarrollo de la revolución o de transformación
tinción clásica. Decíamos que definir la clase revolucionaria, fundamentalmente la relación
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta193
que puede haber entre clase obrera y burguesía real de las clases en el interior de cada una de
nacional o grado de desarrollo capitalista en el estas sociedades tenga cierta importancia para
campo. Toda la discusión gira en torno a esto el análisis político, para el análisis social, etc.
y hay especialistas en este tema que se han en- Pero la distinción no aparece clara ni en Marx
zarzado en complicadas discusiones. Nosotros ni en Lenin, y el hecho de que no aparezca cla-
hemos contribuido a la confusión general con ra no le impidió a Lenin hacer un examen del
un Cuaderno sobre los modos de producción desarrollo interno del capitalismo en Rusia,
en América Latina (cf. Laclau y otros, 1973)17; análisis del cual se discute hoy si, en él, Lenin
después Historia y sociedad ha hecho una ha exagerado o no el grado de diferenciación
discusión y yo presumo que esa discusión no capitalista en el interior del campo. Este aná-
tiene salida. ¿Por qué? Porque a través de la lisis, que es muy minucioso, está hecho en
referencia de Marx a esta característica parti- un momento en que Lenin se ve urgido por la
cular del sistema capitalista en el sentido de necesidad de demostrar que ese desarrollo se
que este subsume el conjunto de relaciones, está operando. Entonces, así como era lógico
el conjunto de sociedades precapitalistas y, que en un momento donde estaba predominan-
sin modificarlas, convierte la circulación de do el economicismo Lenin inclinara todo su
productos en una circulación generalizada de razonamiento hacia la necesidad de la confor-
mercancías y por tanto en una circulación ca- mación del partido, del elemento político como
pitalista de mercancías, desde este análisis la elemento decisorio en el “¿Qué hacer?” (Lenin,
discusión habría sido liquidada hace tiempo. 1975c), también es factible que haya forzado
Nos interesa el grado de diferenciación inter- el análisis de las diferenciaciones de clases en
na de cada una de estas formaciones, desde el Rusia lo cual lo haya llevado a afirmar que la
punto de vista del mercado mundial son todas diferenciación era tan grande que el peso de la
sociedades capitalistas en la medida en que es- burguesía agraria era mayor de lo que realmen-
tán adscritas a las sociedades capitalistas, lo te era. Si esto es así, no parece contradictorio
cual no invalida que el reconocer la naturaleza que la política de los bolcheviques hasta la
Revolución de 1917 contara con la nacionaliza-
ción de la tierra como principal reivindicación,
17 [Agregado de la presente edición]. tendiendo a apoyarse fundamentalmente sobre
194 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
el campesinado pobre. Pero si esa diferencia- entre ambas. Pero creo que no es a través de
ción no era tan grande, si las capas intermedias la definición teórica de las diferencias entre
del campesinado eran muy consistentes, la po- estas categorías o de la definición teórica de
lítica de nacionalización podía llevar a un en- esta imbricación como hoy puede avanzar el
frentamiento entre el proletariado de la ciudad análisis concreto de determinadas realidades.
y estos sectores rurales muy consistentes. El Por el contrario, es porque hay un déficit en
que Lenin modificara el programa socialdemó- el conocimiento de ciertas realidades que se
crata de nacionalización para adoptar el de los plantea la cuestión de la definición, de la im-
populistas rusos –entrega de la tierra a los cam- bricación de los modos de producción como
pesinos– quizás se deba a este hecho. De todas problemática de irresoluble solución teórica.
maneras, esta modificación del plan plantea ya Entonces, hay etapas en las que se necesita
la necesidad de reexaminar hasta qué punto el un avance teórico y otras en las que lo que se
análisis de las clases que estaba haciendo era necesita es un avance práctico. Y el momento
correcto. actual se ubica en el segundo caso en dos sen-
Lenin partía del criterio de que el instrumen- tidos: en torno a las estructuras internas de las
tal teórico era un instrumental de análisis, y formaciones económico-sociales y en torno a
no podía prefigurar, determinar, condicionar la nueva estructura que va adquiriendo el mer-
la propuesta política. Además, sabía que el cado mundial capitalista. Como ustedes saben,
movimiento populista poseía una gran fuerza y son estos dos importantes elementos que Marx
como se trataba de ganar para el proletariado no desarrolló. El segundo, que Marx relegó a
el movimiento campesino pues de lo contrario un estudio futuro, no llegó a analizarlo, y a su
se liquidaba la posibilidad de un triunfo revo- vez el análisis de las formaciones económicas
lucionario, Lenin podía torcer rápidamente precapitalistas no es un examen profundo pues
ciertos objetivos políticos, poseía la suficiente se reduce a ver cómo a través de un modelo se
ductibilidad como para hacerlo. puede desentrañar que las sociedades anterio-
Ahora bien, como decíamos, existe una dife- res van prefigurando las sociedades capitalis-
renciación entre modo de producción y forma- tas. O sea, Marx no estaba analizando la socie-
ción económico-social que lleva a la necesidad dad rusa, ni la sociedad griega, ni la sociedad
de un análisis sobre los grados de imbricación china, sino los elementos que contribuyeron a
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta195
concretas y muy determinadas. Ejemplificando análisis de las sociedades, lo cual llevó a una
con el caso de Rosa Luxemburg, que concebía cantidad de problemas sobre las estructuras
a la sociedad capitalista como una sociedad económicas feudales, sobre la existencia de
que funciona sobre la base de determinadas restos de feudalismo en el campo, sobre las
relaciones, desarrollo de la industria, etc., este revoluciones agrarias y antiimperialistas y, en
era el modelo de funcionamiento de una so- general, sobre cantidad de categorías marxis-
ciedad capitalista, cuantificada en términos de tas, de categorías políticas que derivaban de
fuerza de trabajo, en términos de fábricas, de esta conversión de ciertos procesos o de cier-
cantidad de productos que se exportan e im- tas concepciones o de ciertos hechos en mode-
portan. Y a partir de concebir esta sociedad ca- lo. Hay una circunstancia que tiene demasiado
pitalista como el tipo ideal había que subsumir peso sobre todos los investigadores: la conver-
o reducir todas las formaciones económico- sión del capitalismo como modelo ideal que
sociales a este tipo ideal. Esto con respecto al se desarrolla en Inglaterra a partir de lo cual
modelo capitalista. Paralelamente, se hace del todos los procesos se analizan según el grado
marxismo un modelo, por ejemplo, cuando se de aproximación o diferencia que presenten
habla de que el desarrollo de la humanidad ha con Inglaterra. Entonces, se ha convertido a
seguido un esquema unilineal que desde el co- Inglaterra en el caso típico, en el modelo, por
munismo primitivo pasa luego al esclavismo, tanto, de desarrollo del capitalismo, aun cuan-
de este al feudalismo y finalmente al capitalis- do observando con más detenimiento vemos
mo. Todos los especialistas chinos saben que que todos los procesos son diferenciados y que
en China nunca hubo feudalismo, pero como es muy difícil reducirlos a esos modelos, tal
los [comunistas]18 chinos creen a pie juntillas como ocurrió con Japón, Alemania, o aun los
en esta supuesta aseveración de Marx han des- Estados Unidos.
cubierto el feudalismo también en China. Pero Concebir el marxismo como un modelo lleva
esta conducta la han tenido no solo los chinos, a pensar que del “¿Qué hacer?” (Lenin, 1975c)
sino que a partir de Stalin se aplicó en cualquier se deducen una serie de modelos organizativos
que deben ser aplicados para la conformación
de los partidos políticos en el mundo. Esto
18 [Agregado del primer editor]. parece una cosa absurda: sin embargo, en el
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta197
Yo creo que para analizar la validez univer- otros centros menores de rechazo como pue-
sal del marxismo hay que partir de un elemento den ser los grupos denominados eurocomu-
central que como habíamos visto definía todo nistas o la misma Cuba, en cierto sentido, o
el razonamiento de Marx, es decir partir del Vietnam. Anteriormente estos principios se
presente, lo cual significa partir de una época definían a través de la Tercera Internacional,
determinada que es definida en sus caracte- luego del Cominform, después en la reunión
rísticas, partir de una coyuntura determinada. de los partidos comunistas. Debido a que en la
Mejor que hablar de coyuntura diríamos que última época las diferencias internas eran muy
hay que partir de una formación económico- grandes, los principios eran definidos diplomá-
social determinada. Existe otro procedimien- ticamente, es decir se lograba el acuerdo sobre
to, el cual es el de convertir a determinados una coma y se buscaba el común denominador;
principios en principio de validez universal, como la diferencia era tan grande, el común
los que deben ser aplicados inexorablemente; denominador tenía la característica de ser muy
o sea partir de la presencia de principios uni- pequeño, muy formal, tan absolutamente ge-
versales que deben aplicarse inexorablemente neral que todos podían reconocerse en él pues
en un movimiento como este significa partir de simplemente encubría un campo de problemas
custodios de estos principios fundamentales y no una definición. Cuando Lenin está arries-
lo cual lleva necesariamente a pensar que hay gando ese intento de definir ciertas caracterís-
países, lugares, potencias, sociedades, partidos ticas universales del proceso de la revolución
determinados que son los que deben velar por en Rusia, lo hace en un momento muy particu-
la verdad de estos principios generales. Este lar –en un texto cuya importancia no es teórica
no es un hecho caprichoso, sino lo que ocurre sino fundamentalmente política–, a través de
hoy concretamente en el movimiento obrero un examen y de una definición del capitalismo;
comunista mundial. Existe un centro de poder, pero es este un momento de viraje. Cuando, a
que es la Unión Soviética, que tiene una defi- partir del Tercer Congreso de la Internacional
nición de lo que son los principios de validez [Comunista]21 se ha llegado a la conclusión de
universal que deben aplicarse en cada uno de
los casos concretos. Existe otro centro, que es
China, que tiene la misma pretensión, y existen 21 [Agregado del primer editor].
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta199
y que se modifica en el Séptimo Congreso [de Entonces, ciertos elementos de validez univer-
la Internacional Comunista]22: la necesidad de sal que estaban detrás de esta verdad particular
que todas las sociedades en proceso de tran- fueron dejados de lado, y hoy se vuelven a plan-
sición iniciaran un camino soviético. En este tear en el terreno marxista como una discusión
sentido, toda la teorización de los comunistas sobre las características del Estado, sobre si
residía en que la alternativa al Estado burgués es posible en el caso de Italia, de Francia, de
era una salida de tipo soviético, lo que habla España, construir una sociedad, iniciar un pro-
que constituir eran sociedades soviéticas. Por ceso de transición, si el Estado se deja tal cual,
tanto, el camino soviético no era un caso par- si simplemente se modifican los grupos gober-
ticular ruso sino una verdad universal de todo nantes, las clases dirigentes de ese Estado.
proceso revolucionario. Hoy sabemos que la discusión es más profun-
Como decíamos, esta concepción se modi- da. ¿Por qué? Porque la reconsideración de
fica en 1935 y hay en los comunistas una re- esto que Marx señalaba como los elementos de
consideración del papel de las democracias, de producción y de reproducción del capital so-
los Estados representativos, parlamentarios: cial global llevan a comprender que el Estado
sin embargo, vemos que este planteamiento al no es un elemento externo, no es un elemento
dejar de lado esta verdad del camino soviéti- superestructural a una formación económico-
co que ahora aparece como particular, deja de social capitalista, sino un elemento interno del
lado simultáneamente ciertos elementos de propio proceso de producción capitalista, y por
validez universal de este camino: no se puede tanto una institución reproductora de relacio-
concebir la transición de una sociedad capita- nes capitalistas.
lista a una sociedad socialista sin un Estado Mantener el Estado como tal es permitir la
en proceso de extinción, sin un Estado que al posibilidad de reproducción de la sociedad
conformarse como un cuasi-Estado va creando capitalista. De este modo, podemos ver cómo
instituciones de nuevo tipo que significan una una verdad que surgió como universal en un
ruptura con respecto al Estado representativo. momento determinado –porque toda ruptu-
ra con la socialdemocracia se produjo alre-
dedor de la validez del camino soviético, o la
22 [Agregado del primer editor]. del camino socialista, toda la discusión entre
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta201
Kautsky y Lenin, entre la izquierda socialde- qué? Porque se da el caso de formaciones eco-
mócrata y Rosa Luxemburg se dirimía como el nómico-sociales determinadas donde aparecen
enfrentamiento entre una amplia franja sovie- imbricaciones de sectores productivos dife-
tista y una franja socialdemócrata–, esto que renciados y en lo que objetivamente la clase
aparecía como una verdad universal luego fue obrera aparece formando parte de un sistema
reconsiderada para ser analizada como un ca- de dirección, de homogeneización, de control
mino particular de desarrollo de la revolución de una sociedad, donde los máximos niveles de
en Rusia, hoy, en momentos en que, a su vez, dirección no están representados por la clase
se rediscute una categoría que aparecía hasta obrera precisamente, sino por otros sectores.
ahora como universal –la dictadura del prole- Entonces, puede darse cierta conjugación,
tariado–, aparece, sin embargo, como un ele- ciertos elementos de unidad entre burguesía y
mento que está planteando un problema cen- proletariado versus campesinado, a partir de lo
tral para todo proceso revolucionario. Por eso cual la consideración que estamos haciendo de
es muy difícil distinguir lo que son verdades la clase obrera como el eje, como el soporte de
universales de lo que son verdades particula- un proceso revolucionario, al abandonar la teo-
res; el camino de definirlo a través de la propia ría y analizar ciertas formaciones económico-
historia de la teoría, a través de la búsqueda de sociales concretas, se modifica. Por ejemplo, la
elementos comunes de los procesos y de de- clase obrera argelina era una clase constituida
finir esos elementos comunes como verdades fundamentalmente por franceses residentes en
universales es un camino teórico inconducente Argelia; o la clase obrera industrial organizada
que no aporta ningún elemento para redefinir en África del Sur, particularmente en el sector
el campo en términos de formación económi- servicios, es una clase obrera fundamental-
co-social concreta. Yo creo que solo a través mente blanca aunque, sabemos, en África del
de redefinir este campo se pueden ver ciertas Sur la sociedad está montada sobre la base de
verdades, y redefinir ese campo de la forma- la explotación de un proletariado negro que
ción económico-social concreta lleva a su vez ve al sector proletariado-burguesía como una
a redefinir otro problema que aparece como unidad en cierto sentido reaccionaria frente a
una verdad universal: la clase obrera como sus objetivos, sus necesidades, sus reivindica-
soporte de todo proceso revolucionario. ¿Por ciones. Así, el hecho de la validez teórica del
202 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
determinada manera esta unidad entre teoría y que en el análisis de cada una de esas socieda-
movimiento es una cuestión muy difícil de pre- des no encontraba los elementos que pudieran
cisar. El problema consiste en que hemos con- definir esa conformación particular. Entonces,
vertido una configuración histórica concreta este es uno de los problemas centrales: la de-
en el único modelo, la única forma posible de finición de la formación económico-social nos
desarrollo y tanto lo hemos configurado como remite a las clases, a las relaciones entre ellas
única forma de desarrollo que todavía los pe- y, desde un punto de vista marxista, nos permite
queños grupos de izquierda siguen soñando apostar a una clase y tratar de hallar los núcleos
con los “¿Qué hacer?” que van a redactar y con organizativos y el conjunto de instituciones en
los partidos bolcheviques que van a construir. torno de las cuales una clase se despliega. Pero
Pero retomando nuestro tema tratábamos de de esa manera solamente estamos abriendo una
ver a qué estructuras da origen esta confluencia veta, un problema histórico que puede o no ser
entre marxismo y movimiento social y cuál es la resuelto. Hasta ahora pensábamos que a partir
razón de que en lugares distintos origine distin- de una filosofía de la historia siempre era posi-
tas conformaciones. Eso no se sabe. Hace poco ble resolverlo. Hoy sabemos que no es así. Hasta
estuve leyendo una discusión que hubo entre hace poco sabíamos que después del capitalis-
historiadores del movimiento obrero europeo. mo vendría el socialismo; hoy sabemos que des-
Uno de ellos, miembro del Partido Comunista pués del capitalismo puede sobrevenir la barba-
Francés, Annie Kriegel, que ha elaborado una rie, la destrucción total, porque los hombres tie-
tesis muy importante sobre el origen de este nen ahora en sus manos la posibilidad de hacer
partido, cuando tuvo que hablar de por qué estallar el mundo. Si se quiere se puede conver-
solo en determinados lugares, en determinadas tir este mundo en inhabitable. Por el contrario,
zonas de Europa, se discutió la cuestión de los cuando Marx, Lenin, Rosa Luxemburg estaban
partidos socialistas de masas, la única razón que planteando ciertas cuestiones los hombres no
encontraba era, de alguna manera, el espíritu tenían en sus manos la posibilidad de destruir
clásico frente al espíritu romántico, como si los el mundo; hoy la tienen, y esta posibilidad intro-
pueblos tuvieran ciertos signos que los definen. duce un cambio radical. A partir de esto sabe-
Pero el hecho de que una historiadora cuidado- mos hoy que el socialismo es fruto de una lu-
sa y precisa llegara a esa conclusión se debe a cha muy difícil, muy complicada, con grandes
204 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
vaivenes, con avances y retrocesos, por un lado, características fundamentales de una forma-
pero que, por otro lado, el camino de la barbarie ción económico-social determinada; el segun-
está siempre abierto. Si esto es así, debemos ser do se define a partir del análisis preciso del
más analíticos, más modestos, debemos buscar papel que desempeña una clase obrera deter-
y encontrar la mejor forma de acción, la me- minada en esa formación social determinada,
jor forma de modificar una realidad; debemos los procesos de su constitución, la cultura en
comprender que una teoría es simplemente una cuyo interior se formó, la ideología política que
teoría que se enriquece con los hechos con los la envolvió en el proceso mismo de su constitu-
cuales debe ser permanentemente confrontada. ción, que son ideologías muy difíciles de cam-
Lo que intentamos decir es que la teoría de Marx biar, de transformar. Me atrevería a afirmar que
no es un modelo; si se la define como el análisis si se conoce o si se sabe cómo se constituyó
de las contradicciones internas de un modo de una clase obrera, se podría determinar qué tan
producción determinado, deja un campo abierto revolucionaria es o puede llegar a ser. Existen
a la permanente verificación histórica a través vicios de origen que son muy es modificar, pero
del análisis de todas las variables que se van in- el hecho de que sea difícil el cambio no impli-
troduciendo en este cuerpo de pensamiento. ca por sí que sea imposible. Solo significa que
Entonces, lo que define al marxismo es su una fuerza política debe aprender a conocer
condición de teoría abierta, de teoría capaz las formas particulares que puede asumir dicha
de incorporar un máximo de variables, y en posibilidad de cambio, lo cual nos remite al úl-
la medida en que es capaz de incorporarlas y timo problema que planteamos acerca del sig-
de apostar a las transformaciones que se ope- nificado de la conformación de una conciencia
ran a través de una fuerza social, es una teo- de clase, y del grado de elementos de práctica
ría revolucionaria y es una teoría abierta. Pero que debe englobar. Porque hay contradicciones
solo concibiéndola así puede dar cuenta de los de clase, porque la clase obrera es contradicto-
hechos. ria de la clase capitalista a nivel de ingresos, a
Para resumir la relación entre las tres pre- nivel de la posesión de la fuerza de trabajo, a
guntas planteadas, podemos afirmar que nivel de ritmo de trabajo, a nivel de puestos je-
constituyen tres problemas centrales: el pri- rárquicos, etc.; es decir, que los conflictos apa-
mero se aclara a partir de la definición de las recen permanentemente y son insuprimibles
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta205
en la sociedad capitalista. Solo a partir de esos aparición de una nueva época que encerraba
conflictos se puede reconstituir el todo de la el intento del capitalismo por evitar la ley de
sociedad porque solo a partir de ellos se puede la caída de la tasa media de ganancia a través
determinar con cierto grado de cientificidad las de una reconstrucción de su aparato produc-
mediaciones necesarias, en virtud de las condi- tivo, del predominio neto de la gran empresa,
ciones particulares y concretas, de una forma- del cambio de composición de la clase obrera,
ción económico-social dada. de la introducción de métodos de racionaliza-
ción basados en el taylorismo; en síntesis, todo
esto que Gramsci llama “americanismo”. Aquí
Lección octava23 se abre una interesante perspectiva de inves-
tigación, porque en la discusión contra Croce,
Gramsci y la teoría política Gramsci se refiere especialmente a la ley de la
caída tendencial de la tasa media de ganancia.
Hay un punto de entronque entre la formula- Aunque es una perspectiva de búsqueda que
ción de los comunistas de izquierda europeos nosotros dejaremos de lado, sería interesante
(Grossmann, Mattick) y Gramsci en cuya base rastrear hasta qué punto el entronque entre las
se hallan las reflexiones sobre la derrota del formulaciones de estos dos campos (el del pen-
movimiento obrero europeo, sobre las limi- samiento gramsciano y el de los comunistas de
taciones de la experiencia histórica de cons- izquierda europea) muestra una unidad aún
trucción del socialismo y sobre los procesos mayor que sin duda deriva del replanteamiento
de reconstrucción del capitalismo europeo. del significado de la doctrina económica y de la
A pesar de la distancia y la incomunicación crítica de la economía política de Marx. Como
entre unas y otras elaboraciones, ambas ver- para Grossmann y Mattick, para Gramsci la
tientes comienzan a interpretar los procesos organización burguesa de la producción no se
que se estaban operando en Europa como la presenta como algo fundamentalmente neutral
y racional, sino que está dominada desde el ex-
terior por la anarquía de la carrera capitalista
23 En el original A: “14 de diciembre de 1977” [Nota del en pos del máximo de ganancia. La investiga-
primer editor]. ción gramsciana sobre el “fordismo” ilumina
206 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
una dirección particular en la que muy pocos de la gran empresa industrial capitalista volve-
marxistas –casi ninguno, excepto estos dos rá luego, por caminos paralelos, a ser encontra-
grupos a que hicimos referencia– se ubicaron: do por Gramsci a través de la experiencia sin-
el de una racionalidad económica nueva como gular del movimiento de los consejos de fábri-
tarea esencial que el proletariado debe garan- ca en la concentración industrial más grande
tizar en el proceso revolucionario y que solo de Italia: la ciudad de Turín. El complemento
puede surgir sobre la base de la crítica radical teórico natural del modelo de Grossmann no
de todo el sistema capitalista, crítica que englo- podía ser entonces la corriente planificadora,
ba al mismo pensamiento científico en cuanto de origen segundo internacionalista, basada en
es el momento esencial de la objetividad de la la concepción de la importancia fundamental
producción burguesa. Por ello el pensamiento de planificar la anarquía del mercado para su-
científico es para Gramsci un momento en sí perar las limitaciones de la economía capitalis-
mismo ideológico, es decir un momento que en ta, ni tampoco la concepción derrumbista que
sí mismo pertenece al plano de la objetividad caracterizó a la Tercera Internacional. Por el
del modo de producción burguesa, lo cual no contrario, era necesario analizar los efectos es-
significa desconocer los elementos de verdad tructurales del fordismo y del taylorismo, y es
que pueda haber en ese pensamiento, sino si- este el punto de entronque, como decíamos, de
tuarlo dentro de un contexto preciso: la obje- Grossmann y Gramsci, que este último desarro-
tividad del proceso de producción capitalista lla en uno de sus trabajos de los Cuadernos de
que, como se dijo, es la objetividad del capital la cárcel (Gramsci, 1958, 1980b, 2000 [1934]).
idéntico a sí mismo, convertido en el verdade- Es significativo que Gramsci haya comprendi-
ro sujeto de toda la racionalidad capitalista. Se do la importancia de Grossmann, a pesar de
dijo también que en el análisis de Grossmann no haber conocido su obra sino a través de un
no era ya el capital financiero –convertido por comentario, y que haya analizado al america-
Hilferding en el eje del análisis del capitalis- nismo como una contratendencia a la caída de
mo– el sujeto implícito, sino que todas sus ela- la tasa de ganancia y cuya significación era un
boraciones erigirán como sujeto del análisis a fenómeno de la época y no meramente coyun-
la gran empresa capitalista que revoluciona las tural. Pero lo más significativo es el hecho fun-
técnicas y la organización del trabajo. El papel damental de que para Gramsci la solución de
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta207
los grandes problemas estratégicos del movi- y en el interior del capitalismo de Estado la di-
miento revolucionario pasaba necesariamente námica de ese proceso reproductivo, que no
por la reactivación de las categorías de la crí- solo es un proceso de reproducción de trabajo
tica de la economía política y por el intento de muerto, de mercancías, de riquezas, sino que
volver a fundar la teoría marxista a nivel de las es también y fundamentalmente un proceso de
nuevas formas que adquiría el modo de produc- reproducción de las clases sociales. Quiero se-
ción capitalista. ñalar que de los escritos iniciales y, fundamen-
Desde el punto de vista de la historia del mo- talmente, de sus escritos de la cárcel, redacta-
vimiento socialista y de sus momentos teóricos dos más o menos entre 1931 y 1937, nada se
más relevantes, aquí ya está planteado uno de conocía en su época, situación que se mantuvo
los elementos fundamentales que separan a hasta 1947, Gramsci muere en 1937; hasta el fin
Gramsci del conjunto de los marxistas, teóri- de la Segunda Guerra Mundial, para la mayoría
cos o políticos, que pensaron la realidad de los de los italianos Gramsci era una víctima más
años veinte y treinta. Para verificarlo basta leer del fascismo, reverenciada en los actos y rei-
cualquier página; siempre encontraremos un vindicada como héroe de la lucha antifascista;
lenguaje nuevo, una forma nueva de plantear pero el pensamiento de Gramsci, lo que signi-
los problemas y del análisis de la teoría, de de- ficaba su talento creador y recreador del mar-
sarrollar creativamente el marxismo. Sin em- xismo, nadie lo supo durante toda esa etapa.
bargo, si bien este aspecto es importante y está Fue necesario que en 1947 comenzaran a salir
permanentemente presente en Gramsci, es co- a la luz sus cartas desde la cárcel, dirigidas fun-
mún a un conjunto de pensadores, como Korsch damentalmente a su cuñada24, donde comunica
o Mattick o como el mismo Grossmann; lo fun- sus experiencias, sus lecturas, sus búsquedas
damental es recuperar a través de Gramsci la y sus propuestas de trabajo. Con la aparición
importancia estratégica que tiene el problema en 1947 de Cartas desde la cárcel (Gramsci,
de la relación entre la crítica de la economía
política y la ciencia de la política marxista que
24 Tatiana Schucht. La primera edición en castellano
se funda en aquélla; lo fundamental es recupe- de las Cartas de Gramsci (1950), con prólogo de Grego-
rar a través de Gramsci la dinámica de las crisis rio Bermann, fue traducida de la primera edición italia-
en la moderna fase del capitalismo de Estado, na de 1947 [Nota del primer editor].
208 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
1950) y, en 1949 de los Cuadernos de la cár- total con respecto a la red exterior del Partido
cel (Gramsci, 1958), Gramsci comienza a ser Comunista, es evidente que el silenciamiento
visto por los italianos como un gran pensador de Gramsci, aún dentro de la vieja generación
marxista y como una gran figura de la cultura de los Togliatti, los Terracini, etc., había sido
italiana del siglo XX. provocado por esa diferencia política que, dado
Recordarán ustedes que el Partido Comu- el clima, el tipo de vida y de funcionamiento de
nista Italiano fue ilegal desde 1926 hasta 1944; los partidos comunistas llevaba necesariamen-
cuando el partido se reconstituye en Italia, lo te a olvidar su presencia. De modo que para el
hace sobre la base de tres generaciones radi- conjunto de la intelectualidad italiana Gramsci
calmente distintas: la de Gramsci, la genera- era un desconocido; la primera impresión fue
ción intermedia que ingresó durante la lucha que se encontraban, como dije, ante un pensa-
antifascista y la generación que se incorporó dor marxista pero, además, frente a una gran
al partido en la época de la insurrección ar- figura de la cultura italiana en la medida en que
mada contra el fascismo y contra la invasión los Cuadernos de la cárcel (Gramsci, 1958) son
alemana al norte de Italia, es decir, tres gene- una reflexión sobre la cultura italiana y sus fi-
raciones, con tres experiencias radicalmente guras: de Maquiavelo a Manzoni, de Benedetto
distintas, con tres historias radicalmente dis- Croce a Giustino Fortunato. Es con el proce-
tintas; para las dos últimas Gramsci era una so de desestalinización que se abre a partir
persona absolutamente desconocida. Si ade- de la muerte de Stalin y del XX Congreso del
más recordamos que en los años 1930-1931 Partido Comunista de la Unión Soviética, cuan-
se plantea una diferencia entre Gramsci y la do se afirma una línea de autonomía frente a
Internacional Comunista porque este se opone los soviéticos del Partido Comunista Italiano,
decididamente a la línea del Sexto Congreso (la en que comienza a difundirse en el mundo el
política de clase contra clase, lo que se llama conocimiento de los escritos de Gramsci. Para
el tercer periodo, es decir, la política de extre- que ustedes tengan una idea, hasta hace dos
mo sectarismo de la Internacional Comunista), años en que la editorial Gallimard comenzó a
y que esa oposición, velada o no, casi le cues- publicar en Francia las obras de Gramsci solo
ta la expulsión del partido y de la que lo salva se conocía en ese país una edición recortada de
su condición de prisionero y su aislamiento las Cartas desde la cárcel y una edición, más
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta209
volúmenes diferentes, para algunos facilitó y Comunista Italiano. Es el peso de este partido
para otros impidió comprender que, en última en la sociedad italiana y a nivel mundial, ubi-
instancia, refiriéndose a la política, a la histo- cado como está ante las puertas del gobierno
ria, a los intelectuales o a los dialectos sardos, o del poder del Estado, lo que ha permitido
lo que Gramsci estaba planteando era un único que las concepciones de Gramsci adquieran
problema: cómo una teoría política se convierte hoy una importancia fundamental; han de-
en conciencia nacional, en cultura nacional, en jado de ser las elaboraciones teóricas de un
un elemento fundamental de lo que él llama la pensador solitario metido en una cárcel para
reforma intelectual y moral, la modificación de convertirse en el filón ideológico, el cemento
la conciencia de los hombres y la imposición a que unifica a una organización política de ma-
través del consenso de una nueva concepción sas. Aunque Gramsci no sea responsable de
del mundo que era la teoría marxista. El hecho las actuales posiciones del Partido Comunista,
de que este corpus político estuviera fragmen- el hecho de que su concepción sea reconoci-
tado impidió la comprensión de que, indepen- da por el Partido Comunista Italiano, como la
dientemente de su división temática, había en reinterpretación marxista de las condiciones
los escritos de Gramsci una unidad estructural particulares de Italia, ha llevado a su vez a que
fundamental. La publicación científica, crono- quienes consideran a este partido como una
lógica, respetuosa del orden de los cuadernos y de las organizaciones reformistas del pensa-
de su sucesión hecha en el año 1975, nos brin- miento revolucionario a la desconfianza ya no
da por primera vez la posibilidad de reconstruir solo hacia el Partido Comunista sino hacia el
de la mejor manera esta unidad temática funda- propio pensamiento de Gramsci. Quienes con-
mental del pensamiento de Gramsci. sideran al Partido Comunista Italiano una gran
Es evidente que para el reconocimiento organización reformista y (por ejemplo los
de su condición de genial pensador político chinos, los soviéticos y la izquierda latinoame-
marxista también contribuyó el hecho de que ricana) revisionista han extendido ambos cali-
Gramsci fuera italiano y de que sus posiciones ficativos también al pensamiento de Gramsci.
sean reconocidas como fundamento estraté- Esta desconfianza, este desconocimiento o
gico de un partido de masas, de una organi- conocimiento imperfecto deben ser supera-
zación cultural y política como es el Partido dos, lo mismo que los juicios sobre la aparente
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta211
disgregación de su obra, pues debe recordar- podemos decir que así como Newton, Marx,
se que Gramsci escribía en la cárcel y que los Freud, Engels, pertenecen a nuestra cultura,
censores sellaban y recogían cada uno de sus que todos somos de una u otra manera freudia-
libros. De ahí la necesidad de reproducir esos nos, newtonianos, engelsianos o marxistas sin
acontecimientos expresados metafóricamente saberlo, o sin haber leído sus obras porque ellas
para desentrañar lo que realmente quería decir están incorporadas al lenguaje de la época, del
y, por lo tanto, la necesidad de conocer esos mismo modo podemos decir que, tengamos o
acontecimientos que pertenecen a la historia no desconfianza, todos somos un poco grams-
interna de la sociedad italiana, de la sociedad cianos sin necesidad de haber leído a Gramsci.
europea, o del Partido Comunista Italiano. Es El problema consiste en que el conocimiento
este conjunto de dificultades lo que hay que de su obra es algo aún por abordar. Por eso,
superar para poder penetrar, despojados de independientemente de la calidad de su lectura
prejuicios, al análisis de esta obra. Pero puede de los textos de Gramsci, lo que me propongo
decirse que de todas maneras en el pensamien- es hacer una presentación general tratando de
to político marxista del mundo ha sido tan pro- despertar el interés por una obra a la que se
funda su penetración, aun a nivel de la cultura acercarán cuando tengan tiempo.
periodística, que hay un conjunto de categorías Hoy sabemos que es imposible conocer el
elaboradas por Gramsci en el proceso de su pensamiento de Gramsci porque en él aparece
construcción conceptual que hoy pertenecen por primera vez, recortada con nítidos rasgos
al lenguaje corriente de la política. En este de autonomía, una teoría marxista de la polí-
sentido abusamos hoy de términos como he- tica. Gramsci es casi la única figura solitaria
gemonía, bloque histórico, revolución pasiva, que aborda este campo, que lo recorta como
guerra de maniobras, guerra de posición, sin un campo autónomo y que si bien no intenta
saber que detrás de ellos hay un pensamiento construir una teoría, sí realiza una serie de ob-
concreto y determinado que elabora una cate- servaciones que nos replantean la posibilidad
goría concreta y determinada que no puede ser de construir una teoría marxista de la política.
utilizada indeterminadamente porque significa Construir una teoría marxista de la política no
algo muy preciso que está en torno a una ela- carece de importancia porque la línea diviso-
boración también muy precisa. Entonces, hoy ria que separa actualmente a los comunistas
212 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
soviéticos de los maoístas, eurocomunistas, sobre el por qué de esta acritud, dice que Marx
etc., es el problema de la teoría marxista de la y él debieron luchar en ese momento contra
política: la actitud frente al Estado, el carácter todas las concepciones que desdeñaban este
del partido, la naturaleza del poder, el carácter aspecto tan decisivo y que luego no tuvieron
del proceso de transición, es decir ese déficit tiempo para desarrollar los demás. Ahora bien,
que desde Marx los teóricos marxistas no han a partir de la preocupación del pensamiento
podido superar. marxista de los elementos estructurales surgió
Se dijo ya que cuando Marx se plantea la luego la falsa teoría de la superestructura y de
cuestión de la ideología alemana está pensan- la infraestructura, donde la primera quedó re-
do en dos grandes problemas: el develamiento ducida a un epifenómeno, a una anécdota de
de la naturaleza real de la sociedad capitalis- la historia real que transcurría en la estructura.
ta y el análisis de su estructura económica, de A partir de este hecho surgió un pensamiento
sus leyes de funcionamiento por un lado, y el marxista que dejó de lado los problemas de las
develamiento de las formas de manifestación, instituciones, del sistema social, del sistema
de las formas ideológicas con que se expresa de la representación política de una sociedad.
la sociedad burguesa. La teoría política mar- Este antiformalismo de Marx llevó entonces
xista se instala precisamente en el campo de a que los marxistas no pudieran contrastar la
develamiento de las formas de manifestación teoría política burguesa con las teorías políti-
de la sociedad burguesa como elemento funda- cas marxistas; todo estaba supeditado al objeti-
mental; se dijo, también, que desde el año 1848 vo de la conquista del poder y, por lo tanto, los
en adelante, y a consecuencia de la derrota de problemas que derivaban de las formas expre-
la primera revolución obrera en Europa y de sivas de la sociedad capitalista fueron dejados
la necesidad de buscar los motivos de la con- a un lado.
tinuidad de la sociedad capitalista, toda esta Si bien no se lo propone explícitamente,
concepción llevó a acentuar el aspecto estruc- Gramsci intenta salvar este problema recor-
tural de la sociedad burguesa, dejando de lado tando el campo de la política como un campo
el problema de formas de manifestación; cuan- autónomo; intentaré explicar por qué fue Italia
do al final de su vida, a partir de sus cartas a el país y por qué fue Gramsci el hombre que
Bloch, Starkenburg y otros, Engels reflexiona se planteó esta problemática. Y procedo de
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta213
este modo porque como marxista creo que gran zona de latifundios y con un peso de la
todo pensamiento está situado en una época, tradición campesina muy grande; es esta mez-
en un contexto socioeconómico determinado; cla de “primer mundo” y “tercer mundo” lo que
porque pienso que los hombres son esclavos encierra el contorno nacional italiano. Gramsci
de su época, para poder entender ciertos plan- nace en la zona más atrasada de Italia, vive
teamientos, ciertas metáforas de Gramsci es entre los campesinos hasta aproximadamen-
necesario reconstruir este contexto para luego te los veinte años y en el año 1912 se traslada
explicar a qué demandas de la realidad respon- precisamente a Turín, el centro industrial más
día Gramsci y por qué su pensamiento adopta avanzado del capitalismo industrial. De estos
ese lenguaje diferenciado que notamos en sus datos generales puede extraerse como conse-
obras. cuencia que un marxista italiano muy inteligen-
Italia era en esa época un microcosmos del te se hallaba en una posición realmente excep-
capitalismo mundial, puesto que encerraba en cional para comprender tanto la naturaleza de
su contorno nacional a la colonia, regiones ese mundo industrial, moderno y desarrollado
avanzadas y regiones atrasadas, zonas de de- del norte italiano, como el otro mundo, atrasa-
sarrollo y de subdesarrollo, zonas industriales do y arcaico que era su país natal. Y digo país
tan potentes como las del norte de Italia, donde porque en Italia las regiones son países con
en una sola empresa existía una concentración tal peso y autonomía que en determinado mo-
obrera de más de 150 mil trabajadores, como mento surgieron movimientos que planteaban
era la Fiat, y junto a ellas zonas atrasadas como constituirse como Estados nacionales indepen-
Cerdeña, la isla donde nació Gramsci, ejemplo dientes de Italia. La reflexión gramsciana sobre
típico de la parte más atrasada, más arcaica el sur de Italia y las islas (titulada “Algunos
y semicolonial de Italia. Tanto como Sicilia, temas sobre la cuestión meridional” [Gramsci,
como toda la zona del sur de Italia (lo que en 1977a]), escrito que termina precisamente en
italiano se llama el mezzogiorno, el mediodía). el momento de su detención y donde replantea
Italia está construida sobre la base de dos gran- todo el arco de alianzas de los sectores revolu-
des regiones claramente diferenciadas: el norte cionarios italianos, está referido a la relación
industrial, rico, con una clase obrera muy de- entre la clase obrera de Turín y el campesinado
sarrollada, y el sur pobre y miserable, con una pobre del Mediodía; su pensamiento está pleno
214 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de reminiscencias de esa historia juvenil que campesinado, además del proletariado rural;
está detrás de su propia vida. De este modo, por eso Italia era un caso único en Europa25.
a diferencia de los marxistas provenientes ya Pero hay otro elemento a destacar: el papel
sea del mundo desarrollado o del mundo sub- extraordinariamente decisivo que desempeña-
desarrollado, los italianos –y este italiano en ron los intelectuales del sur de Italia en el con-
particular– podían conjugar esos dos mundos junto de la cultura italiana. Ustedes saben que
tan diferenciados y buscar unir en un solo mun- la cultura italiana que va de finales del siglo has-
do conceptual estas realidades diferenciadas. ta el advenimiento del fascismo está dominada
Es esta la razón que explica por qué su pensa- por lo que se llama el “crochismo”, es decir por
miento no se dirige exclusivamente a los países el pensamiento de Benedetto Croce, pensador
avanzados, sino que también está planteando del sur de Italia. Todo el historicismo italiano
problemas específicos de zonas de extremo que reconoce sus raíces en el pensamiento de
atraso, como era el caso de Italia, calificado Hegel pasa a Italia por el sur; mientras el nor-
por Gramsci no como país capitalista avanzado te admitía la corriente positivista, cientificista,
sino como país intermedio. Y este es el punto etc., y los intelectuales norteños tenían esta ca-
de partida de los escritos políticos anteriores racterística, los del sur habían asimilado toda
a su detención, donde establece ciertas tipolo- la cultura alemana.
gías del capitalismo europeo que unifican bajo
el conjunto de “países intermedios” a España,
Portugal, Francia, Italia, es decir un conjunto
de países capitalistas fundamentalmente de la 25 En la actualidad, las regiones de más fuerte influen-
cia comunista en Italia son las zonas intermedias entre el
cuenca del Mediterráneo. Por otro lado, hay Norte y el Sur de Italia –la Emilia, la Toscana, la Umbria–
que tener en cuenta las características del mo- regiones donde las capas medias son más considerables,
vimiento obrero italiano, el único en Europa proletariado en el norte, capa media y proletariado en la
que tiene una base fundamentalmente indus- zona central y proletariado rural en el sur de Italia. Quie-
trial y una base agraria. Tanto el movimiento ro recordarles que en las primeras elecciones públicas
que se hacen en Italia en el año de 1946, el Partido Comu-
obrero en general, como el Partido Socialista nista Italiano, junto con el Partido Socialista, ganan las
Italiano están conformados sobre la base de elecciones en Sicilia, zona donde hay una alta densidad
dos grandes confluencias, el proletariado y el de proletariado y campesinado.
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta215
Por otra parte, hay que tener en cuenta el ca- Cavour, y de la revolución que venía desde aba-
rácter particular de Italia como nación y como jo expresada por la lucha de las masas del sur
sociedad burguesa. En Italia se dan una realiza- de Italia y dirigida por Garibaldi. La burguesía
ción nacional tardía y un desarrollo capitalista italiana fracasó, al menos en parte, en su mi-
prematuro; en el 1400-1500 las ciudades italia- sión histórica de crear una nación italiana. La
nas se constituyen como ciudades-Estados con nación se unificó sobre la base de una serie de
un elevado grado de desarrollo del capitalismo regiones que siguieron manteniendo sus dife-
comercial. A partir de las ciudades-Estados in- renciaciones lingüísticas, económicas y de todo
dependientes surge un pensamiento burgués tipo; por lo tanto, fue una revolución incomple-
y un liberalismo burgués precoces, que luego ta. Es por eso que los socialistas italianos como
desaparecen como consecuencia de la invasión Gramsci tenían una conciencia muy particular
a Italia y de la destrucción de las ciudades-Es- del posible papel del movimiento obrero, del
tados. Hay entonces un interregno, que abarca proletariado, como elemento de unificación
desde el Renacimiento hasta el Risorgimento, nacional y de conclusión de esta revolución
y la formación de un mercado único solo co- incumplida. Por eso el proletariado podía te-
mienza a configurarse hacia fines del siglo XIX. ner tempranamente la conciencia hegemónica,
A partir del año 1870 Italia se constituye como la conciencia de ser depositario de una tarea
una nación independiente y unificada. Pero histórica de constitución nacional a partir de la
esa realización nacional tardía no se produjo a incapacidad manifiesta de la burguesía italiana
través de una revolución triunfante, como fue para constituir una nación moderna.
el caso de la Revolución francesa, o a través Otro elemento más: como el resto de países
de una solución de compromiso, como fue el europeos, Italia era un país católico, pero, a su
caso de Alemania que surgió sobre la base de vez, el país donde el papado había establecido
la captación de la burguesía por la vieja clase su base territorial. Por esta razón la Iglesia en
dominante de los junkers prusianos, sino que Italia era una institución de enorme peso so-
fue una revolución parcial, (“mancata” dicen cioeconómico, un instrumento fundamental de
los italianos), pero que expresó la unidad de la dominio sobre las clases dominadas, actuando
revolución que venía desde arriba, a través del por fuera del aparato o actuando en conjunto
reinado en el Piamonte de su primer ministro con él; es decir que no solo existía la cohesión
216 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
y el consenso del aparato estatal sino de esta reestructuración desde arriba, esta revolución
gran institución que era la Iglesia italiana. Por pasiva expresada a través del fascismo, que a su
otra parre, Italia era un país donde a partir de la vez salió de Italia para expandirse por Europa.
precocidad de la constitución del capitalismo No es casual que este desmesurado y tem-
había aparecido una cultura nacional de élite prano desarrollo capitalista haya provocado
anterior a la constitución del Estado nacional. también un desmesurado y temprano desa-
Por eso Gramsci reflexiona largamente sobre rrollo del pensamiento político, que va desde
la función cosmopolita de los intelectuales ita- Maquiavelo en el siglo XVI hasta Pareto en el
lianos; cuando todavía no estaba constituida la siglo XX. Tanto Maquiavelo como Wilfredo
nación italiana. Italia daba intelectuales para Pareto y Gaetano Mosca son los autores que
todos los países europeos: eran ingenieros y están en la base de la constitución de la teoría
arquitectos italianos los que construían los política en el mundo, porque los pioneros ex-
palacios de los zares en Rusia; eran ingenie- tranjeros de la constitución de lo que hoy se lla-
ros y arquitectos los que construían edificios ma “sociología política” han estado vinculados
en toda Europa, pero eran también sus libros, con Italia y con estos pensadores, como lo de-
sus obras, los que recorrían Europa. Esta fun- muestra el caso de dos hombres que tuvieron
ción cosmopolita de los intelectuales, llevaba la constitución de la teoría política en Europa,
a que los marxistas italianos, o marxistas con Sorel y Michels. Sorel, más conocido en Italia
formación intelectual italiana, tuvieran una que en Francia, donde todas sus obras fueron
sensibilidad particular para este mundo de la traducidas y donde surgieron movimientos
intelectualidad que no expresaba simplemente anarcosindicalistas sorelianos que reconocían
un mundo de ideas, sino un mundo de corpo- su influencia; Michels, por su lado, era un hom-
reidad física, de capas sociales que cumplían la bre muy compenetrado de la cultura italiana y
función de intelectuales no solo en Italia sino en particular sobre el socialismo italiano, es el
en toda Europa. Fue este conjunto de elemen- autor de un libro de fundamental importancia
tos lo que actuó para que Italia se convirtiera sobre la teoría del partido político (Michels,
en una suerte de laboratorio social y político 1979). Nos sorprende entonces que los mar-
de extrema importancia. Luego se verá que xistas italianos hayan sido particularmente
fue Italia el primer país donde se intentó esta conscientes de la presencia de la teoría política
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta217
como un problema particular, como un campo italianos fueran pioneros en el análisis de por
particular sobre el cual habría que reflexionar. qué la Revolución de Octubre no pudo expan-
Italia era en ese momento, como hoy, el eslabón dirse a Europa, y precursores a su vez en la
más débil del capitalismo europeo. Después búsqueda de estrategias alternativas para la
de 1917 fue el país más próximo a una revolu- transición al socialismo.
ción social, y donde parecían existir todas las En este plano se ubica el pensamiento de
condiciones para el triunfo de la revolución. Si Gramsci, que es una reflexión sobre la derro-
leemos lo que establece Lenin como situación ta, lo cual permite entender más claramente
revolucionaria, como situación que facilita to- el tono desapasionado de su pensamiento. El
dos los elementos para una transformación re- centralismo burocrático, el autoritarismo, ese
volucionaria (incapacidad de los de arriba para proceso de deformaciones que se van operan-
manejar a los de abajo, descreimiento de los do en el socialismo y que Gramsci percibe des-
de abajo con respecto a la capacidad de los de de la cárcel, y sobre el cual escribe, es también
arriba, presencia de fuerzas organizadas capaz el fruto de la derrota del proletariado europeo.
de dinamizar el proceso y transformarlo), vere- Resumiendo, el campo de reflexión de Gramsci
mos que en la sociedad italiana en lo que va del es este: cómo remontar una derrota y cómo
año 1918 al año 1921, cuando los socialistas ga- encontrar resoluciones alternativas a partir de
naron las elecciones, cuando tuvieron mayoría las dificultades que se le plantean a revolucio-
parlamentaria, cuando aparecieron las grandes nes del tipo de la soviética para extenderse a la
huelgas, cuando bloquearon y ocuparon todas Europa capitalista. Y son estas preocupaciones
las fábricas, hubo un proceso de conmoción las que nos llevan a reconocer que lo funda-
social que generalizado podría haberse conver- mental de Gramsci es haber sido el iniciador
tido en una revolución social. Sin embargo, la de una teoría marxista de la política.
revolución no se produjo, la clase obrera fue Veamos algunos aspectos del pensamiento
derrotada y el fascismo, forma de reestructu- gramsciano en torno a este reconocimiento de
ración autoritaria capitalista que aparece por la teoría política, como campo recortado, di-
primera vez en Italia, llegó al poder. ferenciado. El objetivo que Gramsci se propo-
Por todos estos elementos puede decirse que ne es investigar el lugar que ocupa o debería
hasta cierto punto es lógico que los marxistas ocupar la ciencia política en una concepción
218 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
marxista sistemática. Todas sus elaboraciones sino a la historia que los mismos hombres ha-
giran en torno a este núcleo: la política como cen aunque su actividad esté determinada por
actividad autónoma y el lugar que ella ocupa condiciones históricas dadas. Es por eso que
dentro de una concepción como la marxista, la acción política es para Gramsci la vertebra-
lo cual no significa simplemente la introduc- dora del conjunto de la concepción del mundo
ción en el marxismo del tipo de discusión y es a través de esta acción política consciente
que plantean otros teóricos, como el mismo o inconsciente como la concepción del mundo
Maquiavelo, porque para Gramsci la política se constituye. Al conferir a la política esta ca-
es el núcleo no solo de una estrategia socia- racterística de autonomía Gramsci replantea
lista sino del propio socialismo, es el centro la temática de estructura y superestructura
fundamental de actividad, producto de una para dejarla a un lado, pues su concepción se
concepción de la política mucho más amplia aplica no solo a la política referida a las luchas
que la que corresponde a la ciencia de la po- por la transición hacia sociedades socialistas,
lítica como tal o a la ciencia y el arte de la sino fundamentalmente a los procesos del
política como tal. La concepción gramsciana socialismo y quizá más a este elemento que a
de la política es equivalente, en cierto senti- ningún otro. La base del socialismo no es para
do, a la noción de praxis que subyace en el él el proceso económico de socialización (la
pensamiento de Marx. Si por un lado Gramsci propiedad social, la planificación social); este
define a la política como un cuerpo de reglas será el punto de partida, pero lo fundamental
prácticas para la investigación y de obser- es la socialización en sentido sociológico y
vaciones detalladas útiles para despertar el político, es decir el proceso de formación del
interés en la realidad efectiva y estimular una conjunto de hábitos en el hombre colectivo
visión más rigurosa de esta, parte además de que, dice Gramsci (s/d), “tornarán automático
una idea ampliada de política que está implí- el comportamiento social de modo tal que se
cita en el mismo concepto de praxis: la idea elimine la necesidad de un aparato exterior
de que comprender al mundo y modificarlo es que imponga normas”.
una y la misma cosa. El concepto de praxis Y en este contexto “automático” no significa
marxiana no se refiere simplemente a las for- inconsciente, sino todo lo contrario, porque
mas ideológicas que asume la acción humana, Gramsci se refiere a un proceso de socialización
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta219
donde lo característico es la formación de há- turinesa que le enseñó a ver en la gran fábri-
bitos en el hombre colectivo que tornan auto- ca moderna no tanto el lugar de la explotación
mático su comportamiento social y eliminan, sino también la escuela del socialismo.
por tanto, la necesidad de un aparato exterior, No sé si ustedes conocen lo que fue la expe-
es decir, de un poder que imponga normas; es riencia conciliar en la zona de Turín luego de
evidente que este concepto gramsciano de la la guerra, en los años 1919-1921. Se expande
política debe ser aplicado fundamentalmen- entonces por toda la zona industrial turinesa
te a todos los procesos de construcción del un nuevo tipo de organización social que redi-
socialismo. mensiona la función del sindicato. Se constitu-
Cuando Gramsci vincula este tema al papel yen en cada una de las fábricas consejos obre-
de la producción en el socialismo, lo hace sim- ros siguiendo la experiencia de los que hablan
plemente como medio de creación de una so- aparecido en Rusia a través de los soviets y en
ciedad de la abundancia, aunque evidentemen- torno a un eje teórico, el periódico L’Ordine
te tenía conciencia de la necesidad de cierta Nuovo, dirigido por Gramsci. Hasta ese mo-
prioridad de la productividad. Pero podría ser mento el sistema de representación existente
visto así a partir de ciertos conceptos gramscia- en las fábricas italianas –el sindicato– opera-
nos y con una mentalidad productivista, como ba como un elemento exterior. Existían varios
vimos que ocurrió en el caso de Lenin a través sindicatos, socialista, anarquistas, etc., y solo
de su concepción particular del taylorismo. tenían voto en las elecciones sindicales los
Para Gramsci la producción es central para la obreros afiliados a ellos. A diferencia de todo
constitución y conquista de una conciencia an- esto aparece por primera vez una organización
ticapitalista. Por eso, así como la gran fábrica interna a la fábrica, los consejos obreros, que
es un elemento de reproducción de las rela- se constituyen sobre la base de delegados y
ciones capitalistas y de alienación de las rela- comisiones de cada sección. Entonces tendría
ciones de trabajo, para Gramsci era además y voto el conjunto de los obreros independien-
paradójicamente la escuela natural de constitu- temente de su color político y de su adhesión
ción de una conciencia de clase anticapitalista. sindical. Para la elección de cada consejo, que
Es evidente que en esta prioridad concedida a tenían no solo poder de contratación, sino po-
la gran empresa estaba presente la experiencia der de control sobre la empresa, se inicia una
220 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
aunque, según las ocasiones, pueda encontrarse subyacente en Gramsci. Pero el elemento no-
en choque con tal o cual gobierno, etc.). Esa con- vedoso que él aporta es la observación de que
cepción de la función de los intelectuales ilumina la hegemonía burguesa no es un hecho automá-
en mi opinión la razón, o una de las razones, de tico, sino algo que se logra mediante la acción
la caída de los municipios, o sea, del gobierno de y la organización política consciente. Para que
una clase económica que no supo crearse su ca- se establezca la hegemonía una clase social
tegoría propia de intelectuales. debe trascender, dice Gramsci, la organización
económico-corporativa, y convertirse así en
En este párrafo que he leído está planteado el hegemónica políticamente. Hay un nivel prima-
conjunto de temas que Gramsci elabora luego rio de la clase en que esta se define y se agrupa
en los Cuadernos de la cárcel (Gramsci, 1958, por el conjunto de sus intereses; un ejemplo
1980b); la idea de que el Estado implica no un son las organizaciones obreras, las organiza-
simple aparato coercitivo sino que representa ciones sindicales, las organizaciones empresa-
un equilibrio entre instituciones coercitivas e rias; pero para que una clase social pueda ser
instituciones consensuales, o que es también hegemónica, para que pueda dirigir al conjunto
una unidad entre ambos tipos de institucio- de la nación sobre la base del consenso y de
nes, no es en sí misma nueva, ya estaba plan- la constricción debe superar este nivel econó-
teada antes. Es evidente, y lo advertimos en mico corporativo y convertirse en una clase
cada acto cotidiano, que un Estado no puede políticamente hegemónica, lo cual implica ne-
funcionar exclusivamente sobre la base de la cesariamente que esta clase social implemente
represión, sino que funciona también sobre otros modelos de organización, distintos del
la base del consenso. Es evidente que la clase económico corporativo. Se plantea aquí toda la
dominante no solo confía en el poder y en la temática del partido, en cuanto no existe clase
autoridad coercitiva, sino en el consenso deri- sin organización de clase, ni organización de
vado de la hegemonía, de lo que Gramsci llama clases sin intelectuales que las organicen. Pero
la “dirección intelectual y moral” ejercida por cuando hablamos de intelectuales no lo hace-
el grupo dominante, lo cual equivale a una di- mos en el sentido corriente, restringido de este
rección general impuesta a la vida social por el término, según el cual son intelectuales los que
grupo dominante. Esta es la idea de hegemonía escriben en los suplementos de los sábados o
222 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de los domingos, o los que lo hacen sobre cine Gramsci la significación del partido del proleta-
o sobre arte, sino en el sentido amplio que le riado, que él denomina el “príncipe moderno”;
daba Gramsci: los organizadores de la cultura es decir, con la organización el proletariado
y los organizadores del consenso; por lo tan- viene a suplir en las condiciones de la sociedad
to, un cura, un militar, un dirigente sindical, un burguesa el papel que Maquiavelo asignaba al
estadista son intelectuales. A partir de esta de- príncipe a quien dedicó su libro. Dejando a un
finición Gramsci puede analizar por qué orga- lado la significación histórica del desarrollo del
nizaciones a nivel económico-corporativo que partido en el periodo burgués, Gramsci recono-
expresan agudos intereses de clases siguen ce que solo a través del movimiento y la orga-
siendo, no obstante, una parte subalterna de nización, es decir a través del partido, la clase
la sociedad capitalista; no interesa el grado de obrera desarrolla su conciencia y trasciende
violencia que pueda tener el sindicalismo, no la fase económica corporativa o sindicalista
interesa su representatividad en el seno de la espontánea. Puede decirse que en todos aque-
clase, no interesa el grado de honestidad con llos lugares donde ha triunfado el socialismo
que esta organización defienda los intereses se verifica la transformación de los partidos en
de sus representados; mientras se mantenga Estado, y que esta metamorfosis ha hecho posi-
en un nivel económico-corporativo, mientras ble el triunfo. En este sentido, puede afirmarse
no apunte al Estado, sigue siendo una parte que con respecto a su visión general del papel
subalterna de la sociedad capitalista. De ahí se del partido, Gramsci es leninista, y sus apuntes
desprende entonces otra distinción fundamen- están referidos en general a la función del par-
tal que hace Gramsci entre clases dominantes tido como intelectual colectivo.
y hegemónicas y clases subalternas, punto ver- Pero si en esta visión general del papel del
daderamente crucial en su pensamiento porque partido reside el carácter leninista de la re-
para Gramsci el problema básico de la revolu- flexión de Gramsci no es correcto afirmar que
ción es cómo lograr que una clase subalterna lo sea en cuanto a la aceptación de opiniones
sea capaz de ejercer la hegemonía, convencida acerca de cómo debe ser concretamente la or-
ella misma de ser una potencial clase dominan- ganización del partido en determinado momen-
te, y capaz de convencer al resto de las clases to o de cuál debe ser la naturaleza de la vida del
de esta potencialidad propia. Aquí reside para partido en un momento determinado. En este
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta223
sentido hay diferencias radicales, por lo menos era muy consciente de este peligro así como
en cuanto a las formas con que se conceptuali- del riesgo de burocratización que generaba el
zaron y llevaron a la práctica las ideas de Lenin distanciamiento entre clase y partido; y aunque
acerca del partido, su función, y la naturaleza no pueda decirse que en su examen de la buro-
de su vida interna, que aparecen con claridad cratización encuentre soluciones teóricas para
en una etapa de aguda tensión entre el Partido evitar este problema, es indudable que el con-
Comunista Italiano y el Partido Comunista junto de observaciones que hace en torno al
Soviético en el momento de la sanción contra el problema del centralismo burocrático son su-
grupo opositor encabezado por Trotsky. Véanse mamente ricas y aprovechables prácticamente.
al respecto las cartas redactadas por Gramsci Debe añadirse que Gramsci no podía encontrar
que el Partido Comunista Italiano dirige al so- soluciones teóricas acerca de este problema
viético; en ellas aparece claramente esta dife- porque la relación entre partido y clase no es
renciación a que nos referíamos, pues Gramsci un problema que admita soluciones teóricas,
se negó siempre a considerar al partido como sino soluciones históricamente determinadas
un elemento externo a la clase. Esta idea, que en virtud del carácter de la clase, de la naturale-
lo diferenciaba de Bordiga, el otro dirigente za del partido, de las correlaciones de fuerzas,
del Partido Comunista Italiano, y que consti- de las relaciones entre determinado Estado y
tuyó el motivo de la separación y la condena los demás, es decir un conjunto de relaciones
de Bordiga, tenía una gran importancia, porque que solo pueden ser correctamente analizadas
si el partido es considerado como un destaca- si se las ubica en los términos de este conjunto
mento exterior cuya función es la de iluminar a de mediaciones. Por tanto, no puede ofrecerse
la clase, el tipo de organización, la relación en- una solución teórica sino una solución concre-
tre partido y clase, etc., cobraban un carácter ta, porque la teoría se constituye a partir del
distinto. De todas maneras, y por mucho que conjunto de soluciones históricamente concre-
se identifiquen históricamente, Gramsci sabía tas de este tipo de problemas.
que partido y clase no son lo mismo, que pue- Otro aporte novedoso que diferencia a
den diferenciarse y hasta enfrentarse, particu- Gramsci del resto de los marxistas es su in-
larmente en las sociedades socialistas. Sobre sistencia en que el aparato de gobierno, tanto
este tema reflexiona Gramsci en esa carta; él en su forma hegemónica como en su forma
224 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
autoritaria, está compuesto fundamentalmen- arte militar. Dijimos también que correspondía
te por la capa social intelectual, que no está a una nueva etapa de la sociedad capitalista
definida como una élite o como una categoría para la cual la concepción de la revolución per-
social especial, sino –dice Gramsci– como una manente, enunciada par Marx en su directiva a
suerte de especialización funcional de la socie- la Liga comunista en 1848, había sido superada
dad para ese fin. Por eso para Gramsci todos por las circunstancias, fruto del desarrollo del
los hombres son intelectuales, aunque no todos sistema capitalista, de la creación de un siste-
desempeñen esa función en la sociedad; todos ma político basado en la representación parla-
los hombres son filósofos en la medida en que mentaria, de la creación de grandes organiza-
todos hablan y piensan, y hablar y pensar es ciones políticas de masas –fueran de derecha,
expresar concepciones del mundo que, sean de centro o de izquierda–, de la creación de so-
heterogéneas u homogéneas, siempre son con- ciedades económicas corporativas –sindicatos,
cepciones filosóficas. organizaciones patronales, etc.,– y, en general
En cuanto al pensamiento estratégico de del proceso de reestructuración capitalista. A
Gramsci puede decirse que está repleto de in- partir de este análisis de las modificaciones
tuiciones históricas brillantes que tienen ade- que se habían operado y que distinguían a la
más una enorme significación práctica. Pero sociedad capitalista más o menos desarrolla-
es preciso distinguir entre el análisis general da de las sociedades menos desarrolladas
de Gramsci sobre estrategia comunista en dis- (que Gramsci sintetiza en su diferenciación de
tintos periodos históricos, por un lado y, por Oriente y Occidente), Gramsci plantea que se
otro, la utilización de estas ideas por parte del ha abierto en Europa una etapa caracterizada
Partido Comunista. Para analizar este proble- por una guerra prolongada o de posición. En
ma vale la pena detenerse rápidamente en tres lugar de tomar el poder por asalto era necesa-
elementos fundamentales de la teoría estraté- rio emprender una guerra de posiciones que
gica de Gramsci: 1) la guerra de posición, 2) la permitiera ir tomando las trincheras con que
lucha por la hegemonía y, 3) el problema de las el Estado y la sociedad burguesa se recubren
relaciones entre la clase y el partido. Hablamos para constituirse. Si hay una concepción más
ya del significado de esta polaridad entre guerra amplia del Estado, si no es ya el aparato del
de posición y guerra de movimiento tomada del Estado mayor de la burguesía, sino el conjunto
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta225
de instituciones a través de las cuales se des- de la clase dominada, subalterna, con el fin de
pliega la concepción del mundo que predomina prevenir o evitar una revolución; también po-
y se convierte en hegemónica, era necesario día darse el caso de que el movimiento revolu-
batir este conjunto de instituciones que eran cionario admitiese, en la práctica, su derrota,
las casamatas a través de las cuales el Estado aunque su teoría siguiera siendo aparentemen-
se defendía contra las irrupciones violentas. La te revolucionaria; resultado de esta impotencia
imposibilidad de que triunfara en Europa una podía ser asimilada políticamente a un sistema
revolución del tipo de la rusa, llevó a Gramsci capitalista que mostraba una gran capacidad
a pensar en una estrategia de más largo plazo, de practicar reformas para calmar a las clases
pero de ninguna manera planteó la inevitabili- populares y, a su vez, cooptar, liquidar o des-
dad del triunfo revolucionario con una estra- gastar la resistencia de la clase dominada; es
tegia como la que él defendía. Puede afirmarse esto lo que Gramsci definía a grandes rasgos
que él pensaba que una estrategia de este tipo como revolución pasiva. Como consecuencia,
conducía directamente a una transición al so- la guerra de posición debía ser pensada siste-
cialismo, por lo menos a una nueva fase: guerra máticamente como una estrategia de lucha y
de maniobra, ataque frontal o alguna otra fase no simplemente como una tarea que debían
estratégica. Pero lo que en definitiva habría de llevar a cabo los revolucionarios. Mientras no
suceder dependería fundamentalmente de los existiera la posibilidad de levantar barricadas,
cambios que se produjeran en la situación con- la estrategia de guerra prolongada no era una
creta. A diferencia del resto de los marxistas estrategia de acumulación de fuerzas para es-
Gramsci contempló la posibilidad de que la perar el momento de dar el golpe frontal, sino
ausencia de revolución en Occidente pudiera una estrategia pensada en términos de trans-
provocar a largo plazo un debilitamiento de las formar toda la estructura política de la socie-
fuerzas progresistas a través de lo que él lla- dad. Porque Gramsci pensaba, ya se ha dicho,
ma los procesos de revolución pasiva. ¿Qué que el enemigo fundamental de la constitución
significa revolución pasiva? Un proceso de de un movimiento proletario autónomo y con
transformaciones estructurales que se operaba capacidad hegemónica era el economicismo, el
desde la cúspide de ese poder, porque la clase determinismo histórico. Esa difundida idea que
dominante podía acceder a algunas demandas suponía que el capitalismo tenía una suerte de
226 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
sino fatal que provocaría el triunfo inexorable la sociedad rusa estaba desde cierto punto in-
de las fuerzas populares debía ser abandonada. madura para la revolución. Pero para Gramsci
Mientras esto no sucediera las clases subalter- la idea de que la lucha por la hegemonía se libra
nas no podrían imponer su hegemonía sobre la desde el mismo proceso de constitución del
sociedad porque seguirían sin comprender que movimiento revolucionario es el eje, el aspecto
los problemas fundamentales se dilucidaban fundamental, el aspecto crucial de toda la es-
en el marco de las relaciones políticas, es decir trategia revolucionaria en cualquier caso, cual-
en el marco de las relaciones de fuerza. quiera que sea el tipo de resolución que tenga
Esto nos conduce a una segunda idea que la salida revolucionaria. Evidentemente, la
está detrás de la lucha por la hegemonía: para conquista de la hegemonía antes de la conquis-
convertir a la clase trabajadora en una cla- ta del poder aparece como importante, o como
se potencialmente dominante, dice Gramsci, básica, en aquellos países donde el núcleo de
debe librarse una lucha, durante o después poder de la clase dominante se ha instalado no
de la toma del poder. Esta es una de las ideas en su poder conflictivo, coercitivo, sino en su
que más han llevado a pensar en una suerte de poder consensual. La idea de la conquista de la
Gramsci reformista, iluso, desconocedor del hegemonía previa a la conquista del poder tie-
hecho, advertido por Marx, de que las ideas de ne sentido en aquellos lugares donde el Estado
una sociedad determinada son las ideas de la se constituye sobre una base consensual, y no
clase dominante. Si esto es así no puede pen- sobre la base dictatorial y autoritaria, que es
sarse en la lucha por la hegemonía antes de la lo que sucede en la mayoría de los países oc-
constitución del poder, por lo que entonces la cidentales en los que el sistema parlamentario
constitución de una cultura socialista se verá ha sido el gran instrumento de hegemonía de la
postergada hasta la toma del poder. Este es sociedad burguesa sobre el proletariado. Si se
precisamente el tema que discute Lenin en uno quiere un ejemplo de lo que es la idea gramscia-
de sus escritos posteriores a la toma del poder; na de hegemonía vista no en términos de fuerza
pero luego no se entendió que la discusión de proletaria, sino en términos de burguesía es ne-
Lenin está referida a la posibilidad del asalto al cesario remitirse al sistema de constitución del
poder en una circunstancia muy determinada y Estado parlamentario burgués occidental, este
muy concreta, cuando la situación general en gran elemento de consenso y de dominación
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta227
del proletariado. Aunque la coerción está siem- una profunda base coercitiva, como en el caso
pre detrás del consenso, aunque existe siempre del fascismo.
el aparato coercitivo preparado para intervenir La concepción de la hegemonía en Gramsci
en el momento preciso, es evidente que para es, por sobre todas las cosas desde el punto de
que funcione en los momentos de agudización vista del proletariado, una concepción de la de-
y de tensiones solo puede operar liquidando la mocracia y de la forma de Estado en el proceso
base consensual. Cuando se llega a una etapa de transición, proceso en el cual la formación
de dictadura como resultado de una profunda de la sociedad capitalista se plantea como una
lucha de masas, lo que se está liquidando es una lucha entre dos formas asimétricas, distintas,
de las bases constitutivas del Estado burgués de guerra de posición: una encabezada por la
que es su sistema consensual. Resumiendo: la burguesía y la otra por el proletariado. Sin em-
idea de hegemonía en Gramsci tiene importan- bargo, la relación entre ambas es asimétrica en
cia fundamental para aquellos países donde la la medida en que la conformación de la hege-
base del Estado es fundamentalmente consen- monía en el seno del proletariado adquiere una
sual, si bien, como decíamos, no solo existe el forma diferente de la que asumirá en el seno de
consenso, sino también la coerción pero es el la burguesía. La guerra de posición no suprime
caso que por la fuerza del proletariado, o por el momento de la ruptura, pero lo subordina a
innumerables razones, el aparato coercitivo la posibilidad del asalto, a la propia guerra de
no puede ser usado para frenar las luchas de posición como un momento táctico que forma
las masas. Por el contrario, en aquellos paí- parte de la estrategia general. La hegemonía
ses en que se hace uso de él, como es el caso aparece como la forma política de la transi-
de Chile o de Uruguay, se hace a costa de la ción puesto que no consiste simplemente en
propia institucionalidad burguesa, a costa del acumular más fuerzas para preparar el asalto
propio Estado burgués, porque la utilización final, según los esquemas clásicos. Después de
del aparato coercitivo se vuelve incompatible la toma del poder por parte de la fuerza socia-
con el uso del consenso, a menos claro que la lista el carácter de sus acciones dependerá de
sociedad pueda combinar la capacidad de re- lo que ha ocurrido antes de la toma del poder;
estructuración económica y la capacidad de un momento está en relación con el otro: si to-
otorgar reformas económicas profundas con mamos el poder de una manera, el proceso se
228 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
rompe con el aparato del Estado arrastrando esté dirigido, conformado y regido por el ejer-
tras de sí, en torno a la reconstitución ideológi- cicio pleno de la democracia como elemento
ca y política de la sociedad, al conjunto de las decisivo de la conformación de la hegemonía
clases subalternas. Esta concepción que rom- (democracia que significa el proceso de auto-
pe con el concepto instrumental del Estado y gobierno de las masas) adquiere el carácter de
tiende a verlo como un sistema de dominación una revolución pasiva, de un poder de transfor-
y no como mecanismo, lleva a reconsiderar el mación que se ejerce desde la cúspide contra la
problema de la revolución pasiva porque esta voluntad de las masas y que, en última instan-
revolución hecha desde la cúspide no solo co- cia acaba siempre por cuestionar la posibilidad
rresponde a formas de dominación burguesa, concreta de constitución del socialismo. Esta
sino que puede responder a formas de transi- es la característica distintiva del ejercicio de la
ción socialista. La revolución pasiva puede ser hegemonía de la burguesía o del proletariado;
ejercida a través de las tendencias autoritarias aquélla lo ejerce sobre la base de un consen-
y centralizadoras, caso de un Estado dictato- so que logra a través de la manipulación, de
rial; pero, como dice Gramsci no está sepa- la fragmentación, de la destrucción de la ca-
rada del consenso, de la hegemonía, que es pacidad hegemónica del proletariado; este, en
lo que ocurre fundamentalmente en la Unión cambio, solo puede convertirse en hegemónico
Soviética. Es decir, o bien se da una restructu- a través del ejercicio pleno de la democracia,
ración social, una modificación de la propiedad que es el pleno ejercicio de la propia voluntad
social desde arriba, a través de la dictadura que creadora de las masas. Agreguemos que el so-
opera sobre el conjunto de las clases que la so- cialismo no implica necesariamente un proce-
portan, o bien este proceso puede ser llevado so de revolución pasiva, aunque puedan darse
a cabo por una tendencia corporativa, es decir situaciones históricas muy particulares, como
una tendencia socialdemocratizadora que frag- es el caso de la Unión Soviética. Pero enton-
menta al conjunto de las clases, que las divide a ces la función de las organizaciones políticas
través de una política de reforma que impide la socialistas, verdaderamente revolucionarias y
conformación de un bloque histórico capaz de guiadas por el ejercicio de la democracia en
reconstituir la sociedad sobre nuevas bases. De su vida interna y externa, es superar las situa-
este modo, todo proceso de transición que no ciones de revolución pasiva sobre la base de la
230 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
porque los capitales tienen una fluidez total, lo de la apertura de una situación internacional
que implicaría una caída radical de los consu- especial. Es evidente que en 1918 los social-
mos y plantearía el problema de la reacción de demócratas alemanes eran aceptados como
las capas medias. ¿Cómo controlarlas utilizan- fuerza hegemónica, que concitaron el apoyo
do en lugar del consenso la violencia? ¿Y cómo, de la mayoría de la población; sin embargo, no
no pudiendo controlarlas a través del consen- tenían capacidad hegemónica, no eran en sí
so, utilizar la violencia sin producir una ruptura una fuerza hegemónica aunque el resto de las
en un aparato militar que no se controla? clases sociales los reconocieran como tal, aun-
Todos estos no son temas del asalto al po- que el proletariado los reconociera como tal;
der sino de la lucha por la hegemonía dentro de ahí entonces el fracaso y la tragedia de la
de la sociedad: ganar a las capas medias, a la revolución alemana. A diferencia de los pola-
dirección del proletariado, al campesinado. En cos, los comunistas checos podrían haber sido
este sentido, dos son los aspectos fundamen- aceptados como fuerza hegemónica y tenían
tales: 1) cómo se obtiene el consenso y, 2) si capacidad para constituirse como tal tanto en
los revolucionarios están preparados o no para 1945 como en 1968; pero, también a diferencia
ejercer la dirección. A esto debe agregarse la de los polacos, una situación internacional, la
coyuntura política concreta, las relaciones in- ocupación de Checoslovaquia por las tropas
ternacionales de ese país, etc.; es por eso que soviéticas en 1945 y 1968 les impidió conver-
las soluciones son muy difíciles. Veremos al- tirse en una fuerza hegemónica. Queda claro
gunos ejemplos: evidentemente en 1945 los que existen diversos tipos de soluciones que
comunistas polacos no eran aceptados como no es posible determinar en abstracto. Pero es
una fuerza hegemónica, aun cuando el Partido evidente también que si una fuerza política y
Comunista Polaco estaba preparado para ser- una clase social no devienen hegemónicas, el
lo; pero solo pudieron tomar el poder en virtud proceso de transformación de una sociedad
de una coyuntura internacional favorable: la capitalista en socialista puede estar condenado
ocupación de Polonia por la Unión Soviética. al fracaso, porque hoy sabemos que transfor-
Es decir que no siendo una fuerza hegemónica mar una sociedad capitalista en socialista no
pero pretendiendo serla y quizás con capacidad significa planificar la producción, quitarle los
para ello, solo pudieron tomar el poder a partir medios de producción a los burgueses para
232 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
podríamos decir que la política era lo absolu- como una revolución política. Si hubo en el si-
tamente primario, lo predominante en su acti- glo pasado un teórico del socialismo que reali-
vidad, y no podemos entender a Marx si no lo zó un esfuerzo por vincular, por estrechar los
vemos como sujeto político, participando de lazos entre esos dos tipos de revoluciones que
una u otra manera en las luchas sociales de en la constitución del movimiento social socia-
su época. Basta leer la correspondencia entre lista aparecía siempre dividido entre anarquis-
Marx y Engels de 1843-1844 hasta el final de tas y jacobinos, partidarios de Babeuf, fourie-
su vida (1883) para encontrar en ese momento ristas y sansimonianos, estas dos ideas de la
literario toda la reconstrucción de la vida polí- revolución social y de la revolución política
tica de Europa y hasta cierto punto del mundo como un hecho único, de una revolución social
conocido, del mundo que era la prolongación que se muestra y se expresa a la vez como una
de la Europa de su época. Por lo que no pode- revolución política, ese teórico fue Marx.
mos decir que existiera una despreocupación Es en Marx donde se produce la refundición
por el tema. El desplazamiento del campo, al entre estas dos vertientes del pensamiento so-
que hicimos mención, de la política hacia la cial: una que hereda, digamos, la Revolución
anatomía de la sociedad no significará en la francesa y el movimiento jacobino, y otra que
vida práctica de Marx un desplazamiento de deriva de la transformación capitalista que se
actividad, no se convertirá en un sabio que ha ido produciendo en la sociedad de la época
desde su gabinete examina situaciones aleja- y que se expresa fundamentalmente en el pen-
das de las luchas de los pueblos, de las cla- samiento anarquista. Es en Marx donde encon-
ses y de las sociedades. Hay en el Marx de la tramos esta unidad. Por otra parte, es también
época una cantidad de obras políticas, de es- en Marx donde toda una elaboración teórica
critos de circunstancias sobre los hechos de desemboca en la necesidad de la constitución
la política mundial y europea que muestran la del organismo político de la clase como ele-
profunda, primordial y decisiva preocupación mento decisivo para asegurar la transforma-
política de Marx. ción social y política de la sociedad. Es decir,
Esta preocupación política se expresa, a su durante todo el siglo pasado, a Marx y al movi-
vez, fundamentalmente en su concepción de la miento socialista de raíz marxista los separaba
revolución social, entendida al mismo tiempo del anarquismo y de otras corrientes socialistas
236 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
una organización que se desplegaba en una Si analizamos los planteos de Gramsci en torno
multiplicidad de organizaciones: sindicatos, a la cuestión meridional, a su concepción de
cooperativas, centros de cultura, o sea de or- las alianzas, del bloque histórico, de la guerra
ganizaciones de todo tipo que expresaban la de posiciones, en fin, a su concepción de la he-
capacidad de creación de cultura, de una con- gemonía, es evidente que esta realidad de un
cepción del mundo, de la vida y de la sociedad, partido construido sobre dos pies, uno apoya-
inherente a un partido que no solo expresaba al do en el movimiento proletario y otro en el mo-
proletariado italiano, sino también, y este es un vimiento campesino y pequeñoburgués, tuvo
hecho que lo distinguía en el movimiento socia- mucho que ver en dicha categorización de la
lista europeo, al campesinado italiano. En tal teoría política marxista.
sentido, recordemos que el Partido Socialista Es más, podríamos decir que en un partido
Italiano constituía una rara avis en toda la so- constituido fundamentalmente, o exclusiva-
cialdemocracia europea porque era el único mente, por la clase obrera, o con una eleva-
partido que tenía fuertes raíces campesinas, da y fuerte presencia de la clase obrera, no
zonas donde encauzaba y dirigía la voluntad solo numérica sino también políticamente,
de lucha no solo de capas obreras rurales, es es muy difícil concebir la formulación de una
decir de proletariado rural, sino también de pe- concepción de la hegemonía entendida como
queños propietarios rurales. Estas regiones se proceso de alianza, de nexo, de formación de
fueron conformando como zonas rojas desde un bloque histórico. Todo partido constitui-
aquella época y hoy continúan siendo las zonas do sobre la base de la presencia decisiva del
de mayor poder comunista en Italia, poder que proletariado tiende a ser un partido de tipo
no está asentado exclusivamente en el prole- obrerista, es decir un partido donde la pre-
tariado del norte ni en el proletariado del sur sencia del economicismo como concepción
sino también en el proletariado intermedio de del marxismo es predominante. Esto ha pasa-
aquella zona de fuerte presencia de capas me- do en la historia. Habrá que indagar hasta qué
dias urbanas y rurales. punto dentro de la propia clase obrera, den-
Esta fue la base social en la que se sustentó tro del propio peso de la clase obrera, están
el Partido Socialista desde fines de siglo pasa- los elementos que invalidan su conversión en
do y fue la base social del Partido Comunista. clase nacional, lo cual constituye, como ya
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta239
un sujeto activo, es decir en la medida en que de Lenin (1975c), y que conciben la concien-
es un sujeto vivo, contribuye a modificar el cia como algo exterior que se adquiere en de-
ambiente social en el que actúa; es por tanto terminado momento a través de la “fusión” de
un sujeto político, se desarrolla como un su- determinadas direcciones ideológicas como
jeto político, y tiende a establecer reglas, nor- un movimiento social.
mas, pautas que modifican las sociedades, y Podríamos afirmar que para Gramsci esta
esta contribución, como decimos, es una con- dilatación del campo de la política, esta com-
tribución política. En este sentido, ustedes po- prensión de la política como algo que impreg-
drán leer un primer párrafo bastante extenso na el conjunto de los actos humanos, lleva
donde Gramsci habla del sentido común y de necesariamente a plantear la acción humana
su relación con el buen sentido. En realidad, como un elemento decisivo de este proce-
es toda una reflexión sobre la relación entre so de transformación, reencontrándose con
la teoría y la práctica, en la que trata de inda- esa conocida tesis de Marx sobre Feuerbach
gar esto que estamos planteando aquí, y que cuando dice: “los filósofos hasta ahora han
como veremos fundamenta su concepción del interpretado al mundo, pero de lo que se tra-
proceso revolucionario como un continuo ta es de cambiarlo” (Marx, 1982 [1846], Tesis
que hunde sus raíces en la cultura popular y XI). La política entendida como la acción del
se despliega en una multiplicidad de formas hombre en una sociedad determinada es vista
de conciencia hasta alcanzar ese nivel de re- como transformadora de la sociedad y como
forma intelectual y moral vista ante todo en superadora necesariamente del campo estric-
términos de adquisición de una nueva concep- to de la filosofía, concebida como el campo de
ción del mundo. la ideología.
Observarán ustedes la presencia de La política, entonces, no es simplemente
Gramsci de una idea, de una teoría o de una un instrumento, no es simplemente un medio
concepción del proceso de constitución de la para llegar a determinado fin, sino que es el
conciencia de clase radicalmente distinta de proceso mismo de constitución de los hom-
la forma habitual en que la formulan los mar- bres como seres libres, como seres autóno-
xistas y que está planteada de una manera u mos, como seres capaces de conformar una
otra en ciertos libros como el “¿Qué hacer?” sociedad autorregulada, como seres capaces
242 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de conformar una sociedad sin gobernantes ni de los hombres, de concepciones de los hom-
gobernados. Es decir, como seres soportes de bres, es plantear de una manera radicalmente
la sociedad. nueva la relación entre teoría y práctica, entre
Podríamos decir que aquí se expresa una ciencia y conciencia, entre teoría revoluciona-
verdad hasta cierto punto obvia, de una u otra ria y movimiento revolucionario.
manera siempre planteada por la teoría mar- Si ustedes leen el conjunto de los textos de
xista, pero si concebimos la acción de todos Gramsci podrán observar que una cantidad
los hombres como una acción política, por de formulaciones están planteadas en estre-
más heteróclita que ella sea, es decir si con- cha vinculación con el mundo de la cultura
cebimos que la acción de los hombres en la popular. Gramsci trata de analizar, desmenu-
sociedad está presidida por una cantidad de zando una serie de concepciones, aforismos,
elementos dispersos, la mayoría de las veces vocablos, formas de expresión de los sectores
contradictorios, pero que son elementos que populares, y esto es consecuencia de su con-
sirven a los hombres para actuar en una socie- cepción particular como lingüista. Gramsci
dad, comprendemos entonces que la adquisi- era glotólogo, es decir un hombre que antes
ción de una nueva conciencia de la sociedad de volcarse de lleno a la política se dedica a
no significa meramente la adquisición de un su actividad profesional, la lingüística, un
hecho nuevo, sino la reformulación del con- hombre que parte de la concepción de que los
junto de los elementos con los cuales se ha términos tienen un significado determinado
constituido la conciencia de los hombres. y que en los significados están implícitas dis-
Plantear entonces como lo hace implícita- tintas concepciones del mundo. Si comparan
mente Gramsci que entre la cultura popular, ustedes a Lenin con Gramsci se encontrarán
entre las concepciones populares, entre el con una actitud radicalmente distinta fren-
sentido común y el buen sentido y la concien- te al mundo popular subalterno. El conjunto
cia no hay un hiato, no hay un salto, no hay de las referencias de Gramsci apunta funda-
una transformación, no hay un cambio ope- mentalmente al humus de la cultura popular,
rado por un elemento exterior a la acción de a los dichos populares, en cambio, nunca en-
los hombres, sino que es el propio proceso de contrarán en las palabras de Lenin, en sus re-
despliegue de la multiplicidad de afirmaciones cuerdos, ninguna imagen literaria extraída del
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta243
mundo popular. Sus imágenes provienen de que aún existe actualmente en Italia, donde
Goncharov, Saltikov-Schedrín, podrán remitir Italia es el continente, es decir lo que está afue-
a Pushkin, Herzen o Tolstoi, incluso a toda la ra de la nación, porque la nación es Cerdeña:
literatura culta rusa, pero no al mundo subal- entonces, hasta cierto punto, el personaje que
terno de la cultura popular rusa; por el contra- ahí aparece remeda bastante a Gramsci.
rio, sí encontrarán este aspecto en Gramsci, Gramsci es el hombre que nace en ese pue-
y este es un hecho importante porque sin una blo, que nace en ese mundo cultural subalterno
concepción particular de la cultura, de lo que y que cuando se traslada al centro de la pro-
significa el sentido común, el proceso de con- ducción industrial, Turín, la ciudad italiana de
formación histórica de un pueblo, no se pue- mayor concentración proletaria, es capaz de
de lograr una concepción de la hegemonía ni fundir estos dos mundos, y puede hacerlo por-
elaborar una teoría de la hegemonía que ex- que, de una manera u otra, esta cultura popular
prese, como decíamos, esta concepción de la subalterna está volcada en sus reflexiones so-
clase obrera como una clase nacional; o sea bre los nuevos hechos culturales que se están
un clase que representa al conjunto de la na- produciendo en Italia.
ción y en la medida en que lo representa es Entonces, como decíamos, este doble as-
la prosecución del proceso de constitución pecto de la política –que consiste, por un
histórica de un pueblo. Esto también apunta lado, en que el campo específico de esta es el
a ciertas características del movimiento so- de la acción en el Estado y desde el Estado,
cialista y a ciertas características particulares y, por el otro, en la circunstancia particular
de la formación de un hombre nacido a su vez de que es la política el elemento que explica
en un mundo popular subalterno, como era la la actividad de los hombres, que ella es el re-
Cerdeña del siglo pasado. sultado de su actividad en la medida en que la
Quizás hayan visto ustedes Padre padrone26. suma de sus acciones transforman a la socie-
Esta película está referida a un mundo cultural dad–, este doble elemento es el que aparece
permanentemente en la reflexión de Gramsci
26 Dirigida por los hermanos Taviani (1977) y basa-
a lo largo de toda su obra y lo que impulsa
da en la novela autobiográfica homónima de G. Ledda su pensamiento en torno al significado del
(1975) [Nota de la presente edición]. proceso de transición y a la posibilidad de
244 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
a otra. Debemos decir que el movimiento co- estas, remite a una discusión teórica general
munista ha pecado por un enorme retraso en sobre la toma del poder, sobre la transforma-
el desarrollo de un pensamiento estratégico ción del poder.
adecuado desde el punto de vista científico en Pero el significado de este proceso de trán-
lo que respecta al proceso de transformación sito, su posibilidad, sus mediaciones, no se ex-
de la sociedad, por un lado, y, por el otro, en plicitan, es decir, no hay una teoría de la con-
la concepción sobre el contenido y las formas quista del poder.
que asumen las sociedades socialistas. Y hoy Y lo que aparecía como tal no era otra cosa
este retraso se hace sentir; concretamente, que la explicitación de dos concepciones sim-
se está pagando con la situación de crisis por plistas. Por un lado, en el sector centrista, re-
la que atraviesan las sociedades socialistas presentado por Kautsky, y, por el otro, en el
constituidas, crisis que no es simplemente sector izquierdista, Pannekoek, la misma Rusa
económica, sino fundamentalmente teórica, Luxemburg y hasta cierto punto Lenin, aunque
de reflexión sobre los nuevos problemas sur- con diferencias en el caso de Lenin. Pero lo que
gidos en el proceso de constitución de estas caracteriza a la izquierda socialdemócrata eu-
sociedades. ropea, la transformación revolucionaria, solo
Diríamos que el movimiento comunista he- era posible después de la toma del poder; es
reda este retraso del propio movimiento socia- decir, antes de esta etapa solo podía haber acu-
lista, pues debe su constitución como tal a fines mulación de fuerzas, disciplinarización de fuer-
del siglo pasado, este se caracterizó fundamen- zas para la toma del poder; pero el momento de
talmente por la ausencia de un pensamiento la transformación correspondía a un periodo
estratégico acerca de la política de transforma- posterior a la toma del poder. Lean ustedes el
ción del capitalismo al socialismo. Si leen uste- libro de Kautsky (s/d) La revolución social, y
des las polémicas ideológicas planteadas inclu- ahí verán claramente expresada esta idea. Por
so por Rosa Luxemburg y Karl Kautsky en el otro lado estaba la idea de la posibilidad de una
seno de la izquierda europea socialdemócrata transformación a través de la conquista de la
contra la derecha o el centro socialdemócrata, mayoría parlamentaria. El 51% como salto mági-
verán que aun cuando la discusión está referi- co en la situación no es actualmente un planteo
da a acciones políticas concretas, a la forma de original de determinados sectores comunistas
246 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
o socialistas; no, es una herencia del siglo pasa- estaba al margen. Fíjense ustedes, sin embar-
do. De una manera u otra, la lectura del 51% se go, que cuando un dirigente socialista francés
puede extraer de la “Introducción” de Engels como Millerand forma parte de un gabinete
(1973) a “La lucha de clases de Francia”. Ahí burgués se produce en la socialdemocracia
se plantea ya el desarrollo inevitable, impetuo- europea una crisis internacional, una tremen-
so, insuperable, indestructible del movimiento da discusión y una división total. Porque el
socialdemócrata que conquistando la mayoría Partido Socialista se sostenía sobre la base de
parlamentaria inauguraría una nueva etapa considerarse un ente autónomo, apartado, una
caracterizada por la conquista del poder y la especie de microorganismo dentro de la socie-
transformación de la sociedad. dad burguesa aislado del aparato burgués, que
Por eso, decíamos, antes de la transferencia se negaba a formar parte del sistema institucio-
del poder las fuerzas socialistas debían operar nal y político burgués. En este sentido, la par-
en el interior del sistema, de las instituciones ticipación en el sistema parlamentario formaba
y de la política del Estado burgués, aunque parte de este proceso de acumulación de fuer-
sin formar parte del mismo; y es aquí donde zas pero no de un proceso de transformación
se advierte la quimera de la socialdemocracia, de la sociedad burguesa.
porque en la práctica no se podía estar fuera Ahora bien, ¿quiénes fueron los que plantea-
del campo burgués si pensamos en el Estado ron la posibilidad de la transformación burgue-
burgués en el sentido amplio en que lo define sa? ¿Quiénes los que hicieron hincapié en el
Gramsci: como el conjunto de mediaciones y momento de la transformación, en la discusión
multiplicidad de organizaciones y de institucio- sobre la transformación? Los revisionistas.
nes a través de las cuales se despliega la ca- Aquí debemos referirnos a Bernstein. Eduard
pacidad de dirección de una clase gobernante. Bernstein, que era un marxista cabal, que era
De este modo, si hacemos nuestra esta concep- un discípulo de Marx, que era el hombre al que,
ción del Estado era un sueño de la socialdemo- junto con Kautsky, legara Engels todos los es-
cracia pensarse fuera del sistema de las institu- critos de Marx, es decir el hombre que mejor
ciones del Estado: pero de todas maneras este expresaba en el mundo la ortodoxia marxis-
era el planteo, y la discusión entre centristas ta, este es el hombre que puesto a reflexionar
e izquierdistas consistía en hasta qué punto se sobre el hecho novedoso que significaba un
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta247
reacción de esta fue negar la validez del planteo concepción misma del límite natural le permi-
de Bernstein, negar el hecho de la permanencia tía buscar en esta estructura contradictoria del
de los sectores intermedios, tratar de demos- capitalismo los fundamentos “materiales” de
trar, utilizando nuevas cifras, que la concentra- su concepción revolucionaria.
ción de capital en pocas manos efectivamente De este modo, el hecho del revisionismo, la
se daba, que la polarización era un hecho, que presencia de Bernstein, el surgimiento de esta
los sectores intermedios desaparecían y que corriente de pensadores que en el terreno polí-
la piedra angular de la teoría marxista era la tico se estaba desplazando hacia el campo de
creencia en el derrumbe del sistema capitalis- la burguesía, el hecho de que este sector polí-
ta. Entonces aparece Rosa Luxemburg, que es tico hubiera percibido la modificación de una
quien intenta reconstituir el significado revolu- situación en el mundo llevó necesariamente al
cionario de la teoría marxista para modelar una otro sector a abroquelarse en la defensa de los
acción política revolucionaria; es ella la parti- puntos aparentemente fuertes, inconmovibles,
daria decidida de la concepción del derrumbe de los cimientos indestructibles de la teoría
inevitable del sistema capitalista. Enfatizando marxista. Por eso, a su vez, toda esa temática
al mismo tiempo el problema de las “terceras entrevista de una u otra manera en las concep-
personas” (ni proletarios ni capitalistas), o, ciones de Bernstein –la posibilidad de la trans-
dicho de otra manera, el problema de las re- formación de un movimiento socialista que se
laciones entre el capitalismo y los sectores no fortalecía en el interior de la sociedad capitalis-
capitalistas, precapitalistas, entre el capitalis- ta– fue dejada a un lado.
mo y el tercer mundo, podríamos decir. El capi- Ahora bien, las críticas revisionistas plan-
talismo era un sistema que no podía funcionar teaban tres problemas importantes: ¿qué im-
por sí mismo, que era contradictorio en sí mis- plicaciones tenía el hecho de que las viejas
mo y que no podía existir en estado “puro”; y clases y estratos sociales y los nuevos que se
como se expandía devorando los sectores pre- iban conformando no desaparecieran ni fueran
capitalistas, encontraba así su límite natural. absorbidos por el proletariado, ya fuera agrí-
Aunque Rosa Luxemburg afirmaba que mucho cola o industrial? Esta observación remite al
antes de que se encontrara su límite natural la hecho de que la heterogeneidad social, la mul-
socialdemocracia lo habría de derrumbar, la tiplicidad de las clases, es un elemento natural
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta249
dentro de todas las sociedades capitalistas. Sin desapareciera, ¿cómo se sustituiría esta idea
embargo, ni el propio Bernstein ni sus oponen- que se demostraba irreal, qué actividad, qué ac-
tes extrajeron conclusión alguna de este he- titud, qué concepción deberían tener los socia-
cho. Fueron incapaces de formular conceptos listas puestos entonces en la situación de la im-
tales como los de dictadura del proletariado, posibilidad de la conquista del poder? Si bien
o de dirección hegemónica del proletariado, y por un lado pretendían que su acción política
ni siquiera vislumbraron la posibilidad de una fuera una invocación a la fuente, una invoca-
política de alianzas. Anotemos que el Partido ción a la teoría, por otro lado, corrían el ries-
Socialdemócrata Alemán, por ser un organis- go de quedar fuera de la política cuando en el
mo fuertemente “obrerista” percibía como interior de la sociedad capitalista las reformas
contradictorio con su ideología proletaria todo introducidas por el propio capitalismo hubie-
tipo de vinculación con el mundo rural y con el ran quitado espacio a las reivindicaciones que
movimiento campesino. planteaba este Partido Socialista, ¿qué acción
En La cuestión agraria, Kautsky (1903) lle- debía cumplir entonces el partido? Estos he-
ga a reconsiderar la posibilidad de una política chos, que no fueron vislumbrados por la crítica
de alianzas del proletariado urbano con el pro- revisionista, la única que estaba en condiciones
letariado rural, pero no con las capas campesi- de hacerlo, y que quedaron fuera de la conside-
nas. El desarrollo del capitalismo en el campo ración y del horizonte teórico y cultural de la
era inevitable, y, por tanto, un proletariado ur- socialdemocracia, estos hechos fueron los que
bano no podría apostar a la defensa de los sec- se verificaron luego en el desarrollo de la crisis
tores campesinos atrasados pues estos estaban capitalista en Europa y en el mundo no euro-
condenados por la historia. La tecnificación, peo. Es decir, estos problemas suscitados de
el desarrollo, la colectivización capitalista del una manera u otra por la crisis del marxismo a
campo eran inevitables. final del siglo no fueron vistos ni analizados ni
Por otro lado, frente a la eventualidad de discutidos por la socialdemocracia, ni siquiera
una inevitable conquista del poder se plan- la perspectiva de la destrucción física del mo-
teaba otro problema: ¿cuál era la vía, la insu- vimiento socialista fue entrevista.
rrección o el triunfo electoral? Cuando la con- Por la misma época Engels (1973) plantea
vicción de esta inevitable conquista del poder esta posibilidad en su “Introducción a ‘La lucha
250 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de clases en Francia’”. Sin embargo, piensa que se planteaban, donde había un Estado absolu-
el intento de destrucción física del movimiento tista incapaz de introducir ningún tipo de re-
socialdemócrata por parte de la reacción ale- forma, ni siquiera la reforma política primera y
mana ocasionaría inevitablemente la revolu- fundamental consistente en dar una expresión
ción en Alemania, o sea, también para Engels política al conjunto de las clases sociales.
el triunfo de la socialdemocracia era inevitable. Por eso, el leninismo no admite de hecho una
Fue ante la crisis provocada por la guerra, ante vía alternativa al poder fuera de la revolución,
la necesidad de dar una respuesta a una situa- y ni siquiera ha tomado en consideración esa
ción radicalmente distinta en que aparece un hipótesis; no se la encuentra en todo el cuerpo
nuevo tipo de planteo. Efectivamente, Lenin del pensamiento de Lenin hasta el triunfo de la
elabora una estrategia política de la transfor- Revolución rusa.
mación. Pero esta fue, en última instancia, una Antes de ese momento la disputa se plan-
respuesta parcial en la medida en que si bien teaba entre quienes luchaban por la revo-
respondía al primer punto –las implicaciones lución, y quienes pactaban con el enemigo
que tenía el hecho de la existencia en la socie- contra su realización. Pero la revolución apa-
dad de una multiplicidad de clases sociales–, recía entonces como resultado inevitable,
de ninguna manera respondía a estos dos ele- como la única vía de transformación posible.
mentos que podemos caracterizar como la im- Después de la Revolución rusa Lenin entrevé
posibilidad de la conquista del poder, por un esta cuestión, pero se hace necesario enton-
lado, y, por el otro, al hecho de que las reformas ces dar respuesta a los nuevos problemas que
estructurales en la sociedad capitalista fueran plantea la constitución del Estado socialista.
introducidas por el propio capitalismo y no re- Ahora bien; si tenemos en cuenta que una
sultantes de la conquista o la expresión de la alternativa semejante a la que estamos plan-
lucha de la clase obrera. teando aquí es, de uno u otro modo, la alter-
Entonces, estas dos respuestas quedaron ex- nativa planteada hoy a la enorme mayoría de
cluidas de la elaboración leninista porque esta los países capitalistas, tendremos que admitir
planteaba una estrategia acorde a las exigen- entonces que los problemas que surgen a fina-
cias derivadas de una sociedad concreta donde les de siglo con la crisis revisionista plantea-
de hecho estas dos consideraciones ni siquiera da por Bernstein cobran en la actualidad una
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta251
La actual discusión entre los marxistas en único camino válido para la transformación de
torno al problema de la estrategia política, e, la sociedad es el camino bolchevique. La lucha
incluso, a la estrategia planteada por Marx, de- se planteará entonces en pro de la aplicación,
riva, en última instancia, de los debates estra- en todas partes, de los procesos de octubre, de
tégicos rusos acerca de diversos problemas: el la Revolución de Octubre, lo cual, llevado hasta
papel del proletariado, el problema de las alian- el extremo, deviene en la lucha por la reivindi-
zas, el de las nacionalidades. Por eso, cuando cación de los mismos modelos organizativos el
consideramos un término fundamental de la proceso revolucionario ruso.
elaboración gramsciana como es el de hegemo- Será en el año 1935 cuando se abandona la
nía, veremos que ha sido acuñado a lo largo de reivindicación de los soviets como una insti-
la discusión política de la socialdemocracia y tución universal, válida para el conjunto de
del bolchevismo ruso. Lo que queremos decir los países revolucionarios, o para aquellos en
es que el conjunto de las temáticas en torno a tránsito o en proceso revolucionario de trans-
las cuales se desarrolla hoy el debate sobre la formación. O sea que de una manera u otra
estrategia de ruptura de la sociedad capitalista la Tercera Internacional es el organismo que
está planteado ya en la hipótesis leninista. Sin disciplina las fuerzas políticas para la conver-
embargo, la profundidad de la Revolución rusa, sión de la Revolución rusa en un fenómeno de
el efecto deslumbrador de la estrategia leninis- valor universal, pero no en un valor universal
ta y el triunfo de la efectividad de esta revo- en términos de experiencia concreta de trans-
lución opera entonces simultáneamente como formación de cada sociedad concreta, sino en
un elemento de modificación del pensamiento términos de la elaboración de los parámetros
de la Segunda Internacional, y además como de todo proceso de transformación.
un elemento conservador, de afianzamiento, Por eso, la actual discusión sobre si el mar-
en cierto modo, de la ortodoxia, lo que provo- xismo es marxismo-leninismo o no lo es escon-
có que la temática de la transformación fuera de en realidad la discusión sobre si estos pará-
abandonada. metros instituidos por la Tercera Internacional
Es por esta razón que la Tercera Internacional siguen teniendo validez, siguen siendo uni-
aparecerá como un intento de explicitación, de versales; no es una discusión sobre Lenin,
universalización, de la hipótesis leninista: el como tampoco lo es sobre Marx, sino sobre la
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta253
quien plantea entonces la necesidad de la uni- corte radical con todos los conceptos anterio-
dad de clase y del frente único. Es Lenin el res y formulando, en ciernes, este concepto de
que lanza la iniciativa de la unificación de la hegemonía sobre el cual se basa todo el razo-
Tercera Internacional con la Segunda, diga- namiento de Gramsci. Entonces, es a partir de
mos la Segunda Internacional reconstituida. esta hipótesis, de su discusión en el seno de la
Después de la Primera Guerra, la Segunda Internacional Comunista y de sus efectos so-
Internacional se divide en dos vertientes, la bre las demás fuerzas sociales como Gramsci
Segunda Internacional y la Segunda y media, va engarzando toda su interpretación.
que suele llamarse la “dos y media” (ustedes Pero, como dijimos, a partir del fracaso de
saben que hubo dos intentos para unificar 1921 la revolución ya está detenida; el mode-
esas organizaciones, es decir, toda la dura crí- lo de los partidos constituidos sobre la base
tica contra el austromarxismo y contra las de- de las 21 condiciones establecidas por el
más concepciones de la izquierda socialdemó- Segundo Congreso de la Comintern clausura
crata se desarrolla a partir del fracaso de ese la capacidad creadora, la iniciativa política,
intento, fundamentalmente a partir del Cuarto la capacidad de la imaginación política de las
Congreso de la Internacional)29. Pero ya en el organizaciones30. Y hasta el fracaso en 1927
Tercer Congreso (1921) se había llegado a la de la Revolución de China obligaba de una
conclusión de la necesidad de reconstituir la manera u otra a una nueva reflexión sobre
unidad de la clase porque se ingresaba a una esta etapa nueva. Pero hay que agregar que
etapa de defensiva revolucionaria. no solo en el movimiento comunista se ad-
Por eso dice Gramsci que habría que ver si vierte esta incapacidad de reflexionar sobre
en el planteo que Lenin hace en 1921 en torno las nuevas situaciones, hecho que es necesa-
al problema del frente único de la clase –uni- rio recordar cuando se discute este problema
dad de toda la clase proletaria y alianza con los porque no solo fracasan los comunistas en
demás sectores– no estaba planteando ya un su incapacidad de ver la modificación de la
situación, la reconstitución del capitalismo, ni Max Adler; también lo era Stalin, Bujarin,
su capacidad de recomposición, sino que Trotsky y en cierto sentido Lenin. El fracaso
también fracasan las experiencias socialde- era imputable al conjunto del movimiento so-
mócratas y las esperanzas socialdemócratas, cialdemócrata, socialista y comunista. Y esto
pues si bien lo que se da en 1914 es la derrota solo lo advirtieron sectores muy marginales,
de la socialdemocracia en su oposición fren- pequeños grupos de izquierda expulsados de
te al Estado, lo que fracasa desde 1918 hasta la Internacional Comunista y colocados fuera
el año 1933, fundamentalmente en Austria y del campo de la acción política. Tal es el caso
Alemania, es la experiencia de la socialdemo- de Korsch, Grossmann y otros.
cracia en el gobierno. Y hasta tal punto que Pero, desde su gabinete, en la medida en
lo que sobreviene luego del gobierno de la que todos ellos se aislaron del escenario de
socialdemocracia es el fascismo. Entonces, la acción política concreta, lo vieron en tér-
fracasan por un lado los comunistas, pero minos de crisis del marxismo y sus posiciones
también fracasan los socialistas. Por eso, se fueron convirtiendo cada vez más en políti-
no hay que caer en el engaño de pensar que camente improductivas, incapaces de generar
toda esta desgraciada historia pertenece a un nuevos hechos políticos, nuevas reflexiones
sector. No, pertenece al conjunto del movi- políticas, salvo en términos puramente teori-
miento obrero, a la totalidad del movimien- cistas. Pero también Gramsci visualizó este
to obrero en estas sus dos vertientes. Si lo problema y este es un mérito que hay que re-
pensamos de esta manera, si pensamos que conocerle. Fue debido a la persecución mus-
el problema iba más allá del fracaso de los soliniana que Gramsci pudo verlo desde una
comunistas y de los socialdemócratas, no era cárcel, pero manteniendo los vínculos con el
entonces la existencia de la perfidia la cau- movimiento comunista, siendo parte de ese
sa del fracaso, no lo era la existencia de la movimiento aunque parte muy conflictuada.
entrega ni del reformismo, por un lado, ni En el año 1930, en ocasión de un viraje radi-
tampoco la del revolucionarismo abstracto, cal de la Internacional Comunista hacia una
de la política del ataque sistemático por el posición ultrasectaria –clase contra clase, re-
otro. Eran ambas posiciones las que estaban volución inmediata– Gramsci sufre una seria
fracasando. No solo Otto Bauer era culpable, amenaza de expulsión. Sin embargo, sigue
256 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
ante ustedes, si se esfuerzan por tener la acti- (Gramsci, 1958, 1980b) presupone necesaria-
tud que propugnamos, es una concepción nue- mente la imposibilidad de una traducción in-
va, diferente de la acuñada en la historia del mediata de las categorías gramscianas a las de
movimiento socialista, del partido político del la tradición socialista.
proletariado, de sus relaciones con las masas, Queda por aclarar un conjunto de proble-
de su forma de realizar la política, concebida mas dentro de esta misma temática, algunas
no ya simplemente como organización de la observaciones sobre el pensamiento estraté-
lucha por la conquista del poder, sino como gico gramsciano que en todo caso trataríamos
fundadora de una reforma intelectual y moral. de explicitar en la próxima charla. Solo quiero
Desde esta perspectiva, la noción de hegemo- agregar que apuntan fundamentalmente a esta
nía no significa una traducción italiana del concepción de la sociedad burguesa como una
concepto leninista de “alianzas de clase”, sino sociedad que se explicita en el dominio y en la
la revalorización del socialismo como creador hegemonía y que el asalto de las clases popu-
de una nueva cultura capaz de homogeneizar lares al poder se inserta en este momento del
al conjunto de las masas trabajadoras de una dominio. Pero inserto en este momento del
sociedad en la lucha por la conquista de una dominio, el problema de la hegemonía queda
nueva forma de vivir y de pensar de los hom- pendiente en la medida en que un nuevo poder
bres. De ahí que sea más bien la visión sore- no puede convertirse en el elemento instru-
liana del cristianismo primitivo antes que el mentador de una nueva sociedad donde hay un
recuerdo de la Revolución de Octubre lo que Estado en proceso de extinción y tampoco es
menta esa noción. Solo a condición de con- posible si la superación de esta distinción entre
vertirse en una reforma intelectual y moral la gobernante y gobernado si la hegemonía no se
propuesta proletaria puede ser hegemónica, y explicita. Y, a su vez, un nuevo poder no puede
por eso debe necesariamente contenerla aun apoderarse del poder si no está planteada ya
en germen como base de una acción política esa lucha por la hegemonía. Entonces, hay que
concebida de manera radicalmente distinta de ver hasta qué punto estos dos problemas de
cómo se entiende habitualmente la palabra. dominio y hegemonía no estuvieron separados
Es por esto que una lectura tendencialmen- en toda la historia del movimiento socialista y
te gramsciana de los Cuadernos de la cárcel comunista.
260 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
política y cultural de las masas, es difícil adue- de la sociedad. Es por eso que aparecen fenó-
ñarse del poder, y si por una determinada cir- menos de americanización en los sectores más
cunstancia absolutamente fortuita, vinculada conflictivos de las sociedades socialistas. Por
a la experiencia de la guerra o al descuido del eso el mercado negro de blue-jeans, por ejem-
imperialismo, o a lo que sea, nos apoderaremos plo, en la sociedad soviética, por eso los jóve-
del poder sin lograr la hegemonía, el poder se nes polacos se desesperan por la nueva moda-
pierde o se convierte en un mero dominio. El lidad de consumo de la sociedad occidental; lo
hecho de que se mantenga el poder en determi- que allí está en crisis es la hegemonía, es decir
nadas sociedades no significa que se haya con- la capacidad de dirección ideológica y cultural
quistado la hegemonía, sino que hay un poder de una clase.
externo o interno que se aplica sobre las clases Por todo esto, esta temática de la hegemonía
y que mantiene ese statu quo. Yo me atrevería a no es una temática exótica que nos sirve para
preguntar qué pasaría si los ejércitos soviéticos explicar qué está pasando en Europa, sino un
desaparecieran de todos los países del Este. elemento constitutivo de toda estrategia revo-
Porque no puedo entender que hoy, cuando en- lucionaria, de toda estrategia de transición. En
tre el mundo socialista y el mundo capitalista la segunda discusión trataremos de hacer un
no hay ya agresión sino división de funciones, examen más detallado de algunas categorías,
reconocimiento de esferas de influencia, la teniendo en cuenta que cuando estamos ha-
Unión Soviética tenga tropas en Polonia para blando de categorías gramscianas estamos re-
defender a Polonia de un posible ataque im- firiéndonos a categorías sui géneris. Gramsci
perialista, y lo mismo en Checoslovaquia o en no era un académico, un profesor de teoría po-
Hungría. lítica que estuviera haciendo un manual de esta
Evidentemente, lo que no soportaría esa so- materia.
ciedad es la desaparición de una cierta estruc- Está descubriendo un nuevo campo de re-
tura militar coercitiva, o un mero dominio, diga- flexión donde los conceptos son absolutamente
mos, independientemente de que lo justifique- provisionales. El hecho de que Perry Anderson
mos o no, sobre clases populares que no están no entienda esta circunstancia nos lleva a una
conquistadas, convencidas, ideológicamente absurda polémica sobre el significado último
unidas en torno a esta idea de transformación de las categorías gramscianas vistas desde
262 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
una perspectiva “marxista” de tipo académica. única y que así hay que abordarla, verán que
Anderson, evidentemente, no entiende hacia se lee con dificultad no porque sea complica-
dónde está apuntando Gramsci, porque compa- do su contenido, sino porque no siempre se
rar la discusión sobre guerra de posiciones de sabe hacia qué está apuntando. Pero la nueva
Gramsci, con la discusión entre Kautsky y Rosa edición que dentro de poco saldrá en español
Luxemburg sobre estrategia de aniquilamiento tiene el mérito de presentar notas al pie de pá-
o estrategia de agotamiento es cometer un pe- gina. Entonces, cuando Gramad está hablando
cado de doctrinarismo en la medida en que se de la fábula del castor que frente al enemigo se
sostiene que las discusiones teóricas pueden come sus propios testículos, viene una nota al
ser trasladadas de los contextos históricos en pie donde se explica que a través de esta fábula
que se produjeron sin sufrir modificaciones Gramsci se refiere a determinadas corrientes
sustanciales. Ustedes, que tienen la posibili- del movimiento comunista, y por qué reflexio-
dad de leer esa polémica en español, verán que na de esa manera.
eso no tiene absolutamente nada que ver con Si ustedes comprenden que se trata de una
lo que está planteando Gramsci. Porque con su tarea difícil por las circunstancias particula-
concepción de guerra de posiciones Gramsci res en que se elaboró la obra, igualmente debe
está planteando una línea de trabajo en torno a recordarse que es una obra muy metafórica
una coyuntura compleja, pero no hace ninguna y que es preciso entender en la particular co-
apuesta sobre los resultados de esa guerra de yuntura en que se elaboró. De ahí la utilización
posiciones. A partir de ella se llega al socialis- de ciertos conceptos, y la necesidad de discu-
mo o al fascismo. De acuerdo a los resultados tirlos atravesando la malla del censor. Puesto
no puede descartarse de antemano que no se que apenas murió, sus libros fueron recogidos
operará luego una actualización de luchas an- y enviados a la Unión Soviética. Gramsci era
teriores. El triunfo del fascismo, por ejemplo, consciente, entonces, de la necesidad de pasar
no impidió que en sus coyunturas distintas por la malla de innumerables censores prove-
aparecieran formas de guerra de movimiento, nientes de diversos campos.
como ocurrió en la última guerra mundial. Si Entonces, la búsqueda de un lenguaje apro-
ustedes tienen en cuenta estos recaudos me- piado, la búsqueda de nuevos conceptos, lo
todológicos, si comprenden que es una obra transforma en un pensamiento muy metafórico.
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta263
idea leniniana de que la política consiste en el funcionamiento, de las relaciones del poder
análisis concreto de una situación concreta po- popular, de la relación entre movilización y po-
demos reencontrar la idea de formación eco- litización permanentemente de las masas, es-
nómico-social, y es esta lógica del conocimien- tos son problemas que no entran dentro del
to específico de un objeto de una situación es- campo particular de la teoría marxista elabora-
pecífica lo que se pierde después de Lenin, lo do por los soviéticos, aunque este mismo sea
que no rescatan sus discípulos, y la teoría polí- actualmente el eje de la discusión en el seno
tica como tal, el problema de la política como del marxismo; y ustedes no entenderán nada
tal, desaparece. Es por eso no se pudo consti- del significado del eurocomunismo con rela-
tuir una teoría del Estado total y es por eso que ción a los soviéticos o a los chinos si no anali-
los marxistas no reflexionan sobre el problema zan este problema, porque es el punto de parti-
de la teoría del Estado, pues el Estado ya esta- da de todas las consideraciones eurocomunis-
ba definido en sus contornos particulares en tas. Es evidente que este conjunto de proble-
“El dieciocho Brumario” (Marx, 1973b) o en las mas que, disfrazados o no, se estaban plan-
obras históricas de Marx (Marx y Engels, 1973) teando entre algunos marxistas desde fines de
y recién hoy el marxismo se propone remontar la década del veinte, ya no pudieron ser discu-
este vacío, este antiformalismo que padece tidos dentro del movimiento comunista. El gra-
toda la teoría marxista. Por otra parte, la dis- do de sectarización, de congelamiento y crista-
torsión del proceso revolucionario llevó a que lización de la Internacional llegó a tal punto
el problema de las instituciones soviéticas, de que ninguno de estos problemas pudo ser dis-
las organizaciones estatales y de las formas cutido. Si esto es así, es fácil advertir otra con-
institucionales propias del proceso revolucio- dición particular en que se desarrolla el pensa-
nario ruso quedaran vaciadas de contenido y el miento de Gramsci; el que Gramsci pudo si-
problema institucional desapareciera como tuarse en ese problema, discutido y analizado
tal. Por ejemplo, hoy los soviets siguen exis- sin dejar de ser comunista se debe exclusiva-
tiendo pero nada tienen que ver con lo que fue- mente al hecho de que escribió desde la cárcel,
ron durante el proceso de su constitución, hoy de que las manos de la Internacional no podían
están vaciados de poder, de este modo, el pro- llegar hasta él: por el contrario, es imposible
blema del poder popular, de su constitución y imaginar que las elaboraciones que hizo
266 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Gramsci en la cárcel hubieran podido ser pen- escribiera sus escritos. Gramsci solo pudo
sadas y discutidas en el interior de la plantearse este problema y seguir siendo co-
Internacional Comunista. No son ya los proble- munista porque estaba fuera del campo de la
mas referidos a la representación popular, a la Internacional Comunista, y como estaba aisla-
movilización popular, al poder, al carácter del do de la política concreta del exterior pudo
Estado en la Unión Soviética, sino cosas apa- mantener la distancia suficiente para someter
rentemente más inocentes como es la diferen- a crítica esa política, pudo mantener la distan-
cia de pensamiento entre Marx y Engels. cia para escribir no para el presente sino para
Gramsci anota en los años 1928-1929, en sus el futuro. Por eso él dice “yo quiero escribir
Cuadernos de la cárcel (Gramsci, 1958, 1980b) para la eternidad, fuera de las tensiones del
que había una diferencia esencial de pensa- presente”. Esto no significa que no escribiera
miento entre ambos y que el marxismo ha sido políticamente en términos de la década del
interpretado a través de Engels y no de Marx. veinte y principios del treinta, porque no podía
Cuando esos escritos se publican en Italia se dejar de pensar en ese tiempo que era el de su
excluye esa parte para no irritar a los soviéti- experiencia política. Es esto lo que hoy dificul-
cos, lo cual resulta bastante comprensible. Es ta la lectura de sus obras por aquéllos que no
absurdo imaginar un Gramsci ilegal, persegui- conocen la historia política de esas décadas.
do por el fascismo, escapado de Italia, forman- Para ellos es necesario completar los textos
do parte del grupo de comunistas italianos gramscianos con la lectura de las discusiones
emigrados en Moscú y discutiendo todos estos de esa época, con la lectura de Bujarin, Trotsky,
problemas en la Unión Soviética. Por mucho con Stalin, porque sus textos hacen referencia
menos que esto el grupo de emigrados italia- a esas discusiones y su riqueza solo puede ser
nos (y no solo él) sufrió represiones durísimas extraída si se los vincula a ese contorno.
para no hablar de exterminio. Por eso Sintetizando, podemos decir que Gramsci, por
Hobsbawm anota irónicamente que a Mussolini las razones mencionadas, fue el único que se
le debemos varias cosas: una de ellas, que hu- dedicó a este conjunto de problemas y nos legó
biera tenido en la cárcel a Gramsci y hubiera una obra donde se asientan las bases para la
permitido a través de sus censores que los li- constitución de una teoría completa del
bros hubieran podido entrar para que Gramsci marxismo.
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta267
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270 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
intransigencia revolucionaria, de sus esperan- siguen siendo objetivos realizables, por los que
zas en un hombre nuevo. Es demasiado profun- vale la pena la lucha y el sacrificio. Cuando se
do el sacudimiento que provocó su presencia quiere identificar al socialismo con la barbarie
en la conciencia de los latinoamericanos y de y se descree de la capacidad de los hombres
todos los oprimidos del mundo como para que de liberarse de las lacras del capitalismo para
pueda abrirse paso con facilidad el juicio pon- alcanzar una sociedad sin clases, igualitaria y
derado y justo de la validez de su acción y de su libre, el “pensamiento” del Che se revela como
pensamiento. Pero debemos reconocer que esta el antídoto de la decepción, como esa sabia
sigue siendo una deuda que todos tenemos con conjunción de pesimismo de la conciencia y
él y con la revolución latinoamericana. Porque de optimismo de la voluntad que reivindicaba
no se trata simplemente de ajustar cuentas con Gramsci como lema de todo revolucionario
un pasado, de arribar a un juicio histórico que cabal. Frente a la social- democratización que
nos permita explicar, sin mentirnos a nosotros amenaza disgregar la esperanza socialista en
mismos, el sentido de todo lo que ocurrió. El el mundo y empantanarla en una realpolitik
Che murió defendiendo la causa de los explo- devoradora, el ejemplo del guerrillero heroico,
tados y de los oprimidos de este continente y del “compañero ministro”, del internacionalis-
del mundo entero, sacrificó su vida en la reali- ta sin prejuicios ni chovinismos, del comunista
zación de un proyecto de nueva sociedad que integral, seguirá siendo por muchos años un
aún debe ser conquistada. Comprender su pen- patrimonio a defender. Un patrimonio que re-
samiento y su acción es también analizar los presenta no una loca aventura sino un proyecto
problemas que hace aflorar la revolución aquí profundo de redención humana, sostenido no
y en el mundo, reconocer las dificultades que por un mesías sino por un político revoluciona-
debe sortear el socialismo para ser real y no rio en el verdadero sentido de la palabra.
formal. En un momento de crisis y de perpleji- La selección de trabajos está dividida en tres
dades, el rescate del Che representa una toma partes que mantienen entre sí una estrecha re-
de partido que divide tajantemente las aguas, lación; son tres aspectos distintos de un mismo
que define claramente los campos. Adoptar el problema. Iniciamos el volumen con una pri-
partido del Che significa reafirmarse en la con- mera parte dedicada a “la formación del hom-
vicción de que el socialismo y el hombre nuevo bre nuevo”. El comunismo, para Guevara, y no
Prólogo a El socialismo y el hombre nuevo, de Ernesto Che Guevara 273
se cansaba de repetirlo, antes que un sistema el resto de los trabajos, y comenzar el volumen
de reparto social más igualitario, implica en lo por este texto que constituye, a nuestro enten-
esencial un nuevo tipo de sociedad y de hom- der, la matriz ideológica con base en la cual debe
bre. No podemos afirmar que conociera todos ser interpretado su pensamiento y su acción.
los textos de Marx referidos al carácter de la Cuando luego de su muerte sus antiguos co-
nueva sociedad a la que la revolución proleta- laboradores sintieron la necesidad de reflexio-
ria abriría paso. Pero conociéndolos o no, es nar sobre cuál era el aporte ideológico funda-
indudable que Guevara como pocos supo hacer mental del Che a la teoría y a la práctica de la
suya esa frase de Marx en la que definía la esen- revolución, concluyeron individualizándolo
cia misma de la revolución comunista:
[…] en su prédica constante sobre la necesidad
[…] tanto para engendrar en masa la conciencia de formar el hombre nuevo, el hombre producto
comunista como para llevar adelante la cosa mis- del socialismo y constructor del comunismo, que
ma, es necesaria una transformación en masa de viviera para y por la sociedad. Guevara plantea el
los hombres, que solo podrá conseguirse median- desarrollo de la conciencia como el único posible
te un movimiento práctico, mediante una revolu- que conduce a la nueva sociedad. Plantea que con
ción; por consiguiente, la revolución no solo es las armas melladas del capitalismo, el socialismo
necesaria porque la clase dominante no puede no puede formar su hombre; que el estímulo ma-
ser derrocada de otro modo, sino también porque terial es un mal necesario, pero al que hay que
únicamente por medio de una revolución logrará erradicar definitivamente; ningún hombre cons-
la clase que derriba salir del cieno en que se hun- ciente puede ser sustituido por hombres que se
de y volverse capaz de fundar la sociedad sobre muevan empujados por estímulos materiales.
nuevas bases (Marx y Engels, 1982 [1846]). Viéndolo en su perspectiva histórica, el hombre
nuevo ya es viejo para él; en su propia vida vemos
La absoluta coincidencia con este pensamiento las virtudes que él pregona necesariamente para
de lo expuesto por el Che Guevara en su carta a ese nuevo ser social (Guzmán, s/d).
Marcha, conocida por el título de “El socialismo
y el hombre en Cuba” (1965), nos ha llevado a Así sintetiza Arturo Guzmán, el ex ministro
trasgredir el criterio cronológico introducido en de minería y metalurgia de Cuba, la opinión
274 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
común de todos sus colaboradores. Es por único proceso cuyo hilo conductor debe estar
esto por lo que, para Guevara, el hombre debe constituido necesariamente por la prioridad
transformarse conjuntamente con el avance asignada a la relación entre estructura ma-
de la producción, que solo adquiere sentido y terial y conciencia revolucionaria. Esta idea
logra capacidad liberadora de la enajenación verdaderamente comunista del proceso de
humana si sirve de fundamento para aquella transformación de la vieja sociedad fue deter-
transformación. El socialismo como tal queda- minante en la orientación dada por Guevara a
ría gravemente cuestionado si la preocupación la conducción del sector económico y político
de los dirigentes y de todo el movimiento en su a su cargo. Tal es lo que aparece claramente
conjunto estuviera aplicada solamente al incre- de manifiesto en los textos incluidos en la se-
mento de la producción material, si solo fuera gunda parte dedicada a “las bases materiales
capaz de generar una conciencia “productivis- del socialismo”. En la línea del pensamiento
ta”. El socialismo implica necesariamente, para expresado en “El socialismo y el hombre en
ser definido como tal, la producción de “cosas” Cuba” (1965), el conjunto de sus intervencio-
y de “conciencia”. Pero la conciencia solo pue- nes como ministro de industrias demuestra su
de ser producida si, al decir de Marx, la revolu- preocupación permanente porque esa unidad
ción comunista va dirigida contra el carácter estrecha entre estructura material y concien-
anterior de actividad, si es capaz de eliminar cia revolucionaria no fuera cuestionada por la
el trabajo como forma de actividad alienada y carencia de instituciones adecuadas. Frente a
desintegradora de la personalidad humana, y tal insuficiencia, y al peligro de la expansión de
de suprimir la dominación de todas las clases. la degeneración burocrática que toda estatiza-
Si el socialismo significa a la vez una trans- ción genera y que la debilidad del poder popu-
formación total de los mecanismos producti- lar alimenta, Guevara destaca la necesidad de
vos de los bienes y de la conciencia, realizada acentuar la participación consciente, indivi-
por hombres que en ese mismo proceso se dual y colectiva de los trabajadores cubanos.
van transformando a sí mismos, el socialismo Solo una política de masas, plenamente abier-
y el comunismo no están separados entre sí ta a la participación popular, podía ser capaz
por una barrera a la que solo la superabun- de cubrir el espacio aún vacío de la institu-
dancia de bienes logrará destruir. Todo es un cionalidad revolucionaria. Antes que fabricar
Prólogo a El socialismo y el hombre nuevo, de Ernesto Che Guevara 275
desde la cúspide modelos institucionales que Los trabajos más estrictamente “económi-
en vez de soldar a la dirección revolucionaria cos” del Che, incluidos en la tercera parte del
con las masas abriera entre ambas una cisura volumen, están dedicados al debate que sobre
insuperable, el Che encuentra una salida, tran- el tema de la gestión socialista de las empre-
sitoria claro está, en la masificación política, y sas se desarrolló en Cuba durante los años
por tanto consciente, del trabajo voluntario. 1963-1965. Como es natural, fue en torno a las
Si las nuevas instituciones del poder popular posiciones de Guevara que giró toda la discu-
solo pueden ser gestadas desde abajo por las sión destinada a reexaminar la experiencia de
propias masas en movimiento, movilizar a construcción del socialismo en el mundo y el
las masas era crear el terreno más apto para grado de su adecuación a Cuba. Todas sus in-
que la capacidad de autoorganización de los tervenciones muestran la absoluta coherencia
trabajadores pudiera abrirse paso. Es por eso de su pensamiento. Un socialismo concebido
por lo que, como señaló Fidel Castro (1967) como un proceso que desde el inicio va intro-
en su conmovedor Discurso de homenaje al duciendo elementos de comunismo presupone
revolucionario caído en la batalla, el 18 de oc- necesariamente un elevado grado de participa-
tubre, fue el Che “el inspirador y el máximo ción popular, el cual puede ser mantenido solo
impulsor de ese trabajo voluntario que hoy es mediante un sistema de gestión que privilegie
actividad de cientos de miles de personas en los estímulos morales y los consumos sociales
todo el país, el impulsor de esa actividad que y que tienda a aniquilar en forma constante y
cada día cobra en las masas de nuestro pueblo sistemática todas las categorías económicas
mayor fuerza”. Movilización permanente, par- sobre las que se asienta el sistema capitalista
ticipación en las decisiones, educación técni- de producción. Es que los estímulos materia-
ca e ideológica, éstas eran para Guevara las les crean elementos de fragmentación y despo-
palancas que podrían permitir a Cuba sortear litización de las masas, que pueden causar el
el camino a veces sin retorno de la degenera- estancamiento y la muerte de las revoluciones.
ción burocrática, y avanzar en la construcción Su consigna era “revolución que no se radicali-
del comunismo. Sobre estos pilares debían ser za, muere”.
estructurados los mecanismos de gestión de Sus trabajos de la época de la polémica están
la economía socialista cubana. dedicados a defender encarnizadamente esta
276 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
verdad para él indiscutible. Su defensa perma- Exactamente a diez años de su muerte, la re-
nente del sistema presupuestario como el úni- copilación de textos de Ernesto Che Guevara
co acorde con los objetivos de transformación que hoy publicamos tiene el doble sentido del
revolucionaria y socialista de las estructuras homenaje al revolucionario caído en la defensa
económicas y sociales heredadas del pasado, de la causa de los pobres, de los humillados y
lo condujo a observar con cierto escepticismo ofendidos, de los explotados, de los alienados
las experiencias realizadas en otros países so- por un sistema voraz y destructor así como el
cialistas con sistemas de gestión radicalmente propósito de contribuir, con todo lo de modes-
opuestos al propugnado por él. Escepticismo to que pueda tener nuestro esfuerzo editorial,
que a su vez se convirtió en irritación cuando al rescate de la figura del Che como pensador y
creyó descubrir en tales sistemas la raíz de la dirigente revolucionario. Esto puede servir sin
ausencia de un verdadero internacionalismo en duda a la develación de un patrimonio intelec-
las relaciones económicas de esos países con tual y moral del que de una forma u otra nos
los pueblos dominados por el imperialismo. Y consideramos herederos.
en el discurso que pronunció en Argel sostuvo
la posición de que el único parámetro válido México, 8 de octubre de 1977
para medir el internacionalismo proletario de
un país socialista con un país dependiente esta-
ba constituido por la decisión de aquél de violar Nota Editorial1
en favor de este las reglas del mercado capita-
lista. El Che estaba proponiendo una suerte de Para nuestra selección de escritos, discursos
“intercambio desigual” de los países socialistas y conferencias del Che hemos utilizado como
en beneficio de los pueblos expoliados por el guía la “Bibliografía del Comandante Ernesto
imperialismo. Porque era un revolucionario Che Guevara” publicada en un número especial
cabal, podía ser un internacionalista a ultranza dedicado al Che de la Revista de la Biblioteca
porque su principal virtud era ser un comunis- Nacional “José Martí” (1967). Los trabajos
ta, “él pudo como ningún otro hombre en estos
tiempos –dijo Fidel– llevar al nivel más alto el
espíritu internacionalista proletario” (1967). 1 [Nota de la Primera Edición].
Prólogo a El socialismo y el hombre nuevo, de Ernesto Che Guevara 277
ese principio esencial del análisis de Marx, que camino para superar la tendencia hoy predomi-
afirma que aun cuando la teoría es un elemento nante a datar en el encuentro con el leninismo
constituyente de la totalidad social e histórica, el verdadero descubrimiento mariateguiano de
en realidad y primordialmente es parte de esa la política, con el consiguiente resultado de con-
misma totalidad, es forma teórica de ser del pro- siderar a su pensamiento como la “traducción”
pio movimiento; o dicho de otro modo, si admi- o la “aplicación” del leninismo a la realidad pe-
timos que la teoría nunca puede ser “aplicada”, ruana. Es esta visión canónica de un Mariátegui
puesto que siempre es “recreada” por wel proce-
so social del que quiere dar cuenta o contribuir
a crear, detenernos en las características de la tipifican dos actitudes ante la vida: la de Mariátegui, obli-
práctica política de Mariátegui es un camino ori- gado por sus condiciones físicas a llevar una vida seden-
taria, recibiendo a quienes querían visitarlo, sin contacto
ginal, inédito, de reconstruir la naturaleza real con la vida cotidiana; y la de Haya, ambulatoria y beli-
de su concepción teórica y política, o, dicho de gerante, lo que le obligaba a conceder más interés a la
otro modo, de comprender la singularidad de acción que a la cavilación. El uno, intelectual, puro, este-
“su” marxismo. ticista, tardíamente comprometido con la causa proleta-
Se puede afirmar, y hay suficientes razones ria; el otro, intelectual dinámico, dedicado más al hacer
que al pensar. Al uno le sobró el espacio, al otro le faltaba
para ello, que es este el único modo correcto el tiempo. El uno modeló su perspectiva de acuerdo con
de aproximarnos a la obra de Mariátegui y de sus lecturas; el otro según sus experiencias”. En reali-
penetrar su significado. Privilegiar su actividad dad, Sánchez atribuye aquí a limitaciones físicas lo que
práctica, su condición de dirigente político y Haya de la Torre atribuía esencialmente al “eurocentris-
de creador de la primera organización revolu- mo” mariateguiano. Recordemos que en su carta a César
Mendoza del 22 de septiembre de 1929, Haya destaca la
cionaria de las masas peruanas, es una manera “falta de sentido realista”, el “exceso de intelectualismo
de evitar esa simplificación abstracta y malévo- y su ausencia casi total de un sentido eficaz y eficiente de
la de raíz aprista de un Mariátegui “intelectual acción”, que caracterizarían a Mariátegui. Y es en torno a
puro, esteticista, tardíamente comprometido la oposición entre Mariátegui/hombre de pensamiento y
con la causa “proletaria”1. Pero es también un Haya/hombre de acción que el aprismo lleva adelante su
lucha ideológica contra el “‘pensamiento” de Mariátegui.
Ecos de esa posición pueden encontrarse, a su vez, en el
trasfondo de la lucha de la Comintern contra el “mariate-
1 Dice Sánchez (1978: 142-143): “Estas diferencias guismo” en la década del treinta.
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú281
para que el encuentro de Mariátegui con el idea- instituidas entre intelectuales y masas, en una
lismo, aunque parta del proceso de unificación etapa caracterizada por el apogeo y la crisis de
cultural realizada por este y de hecho lo presu- la “república aristocrática” y por la emergencia
ponga, muestre desde un principio una fuerte de masas populares movilizadas. Y es lógico,
dimensión política, pero en torno a varios ejes por tanto, que estas modificaciones colocaran a
que dan a su pensamiento una diversidad de la política en el centro de un debate que se pre-
acentos profundamente distintivos. Es verdad guntaba por las condiciones mismas de existen-
que las transformaciones morfológicas opera- cia y de transformación de un país que no era
das en la sociedad peruana de los años diez y todavía una nación, sino apenas una posibilidad,
veinte modifican las relaciones históricamente un “concepto por crear”, según las palabras de
Mariátegui. Solo a partir de este nuevo tejido
Carlos Franco (1979) aclara que la “disponibilidad” de
social fue posible que la sociedad peruana se
Mariátegui al “marxismo italiano” (yo diría más bien a pensara a sí misma, que se abriera la posibilidad
la reacción antipositivista del idealismo filosófico italia-
no) “es incomprensible si marginamos de su conciencia
el activo sedimento teórico de su período formativo
anarquista peruana” (Franco, 1979: 248, 249 y ss.]. En mi
opinión, Franco acierta al enfatizar la importancia de la
atmósfera política y cultural del Perú de los años 1918-
1923 como condición necesaria y antecedente de la dis- o menos estrechos de Haya y de Mariátegui con la cul-
ponibilidad mariateguiana. Sin embargo, no creo que se tura política anarquista es difícil extender estos lazos
pueda identificar directamente a dicha atmósfera con el indiscriminadamente a toda la intelligentsia peruana.
anarquismo, y esto por dos razones sobre las que creo Por lo demás, habría que agregar que dichos lazos son
que vale la pena detenernos: 1) porque el conjunto de distintos en uno y otro caso. Si podría reconocerse que
valores, de ideas-fuerza y de estilos de acción definidos la influencia anarquista fue importante en Haya de la
como “anarquistas” son más bien características del ro- Torre, es posible pensar que haya sido menor en el caso
manticismo social latinoamericano, antes que atributos de Mariátegui, quien recuerda entre otras raíces de la
exclusivos de una corriente política más acotada en el conversión política de la joven intelectualidad peruana,
tiempo; 2) porque la expansión del anarquismo peruano las enseñanzas de un Víctor M. Maúrtua, por ejemplo,
en los años de la crisis de la guerra mundial es a su vez caracterizadas por una neta orientación “idealista”.
un producto de una cisura intelectual que requiere ser Todo lo cual lleva a preguntarme hasta qué punto cier-
explicada. Aunque es innegable que existen lazos más tas características del anarquismo latinoamericano, y
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú283
de pensar al país como una totalidad5. Desde de los mismos valores, de las mismas motivacio-
este punto de vista, Mariátegui fue una expre- nes ideales que, como bien ha sido recordado,
sión más, por relevante que ella fuera, de esa “restauraba el poder de la subjetividad y la ac-
intelligentsia peruana que irrumpe en los años ción creadora de la conciencia, privilegiaba la
veinte. Participó de la misma atmósfera cultural, ‘voluntad heroica’ al tiempo que devaluaba el
imperio de la explicación económica, hacía de
la moral el territorio de la política y recusaba,
más en particular del peruano, del brasileño, o del de un en nombre del instinto popular y democrático,
Flores Magón, por ejemplo, son explicables más en tér- la subordinación al fatalismo de la evolución
minos de la propia historia de las élites intelectuales, que
en términos por lo general arbitrarios de adscripción a
‘necesaria’” (Franco, 1979: 249). El “idealismo”
paradigmas ideológicos. El “anarquismo” así, expresaría de Mariátegui está expresando así el reconoci-
un estado de espíritu, una manera de concebir y de rela- miento del valor creativo de la iniciativa polí-
cionarse con el mundo antes que la mera adhesión a una tica y la importancia excepcional del poder de
corriente política definida. Se ha señalado muchas veces la subjetividad para transformar la sociedad, o
que en el interior de la gran autonomía política que ca-
racteriza a las sociedades latinoamericanas, existe una
para desplazar las relaciones de fuerza más allá
autonomía aún mayor de la producción ideológica, lo de las determinaciones “económicas” o de los
cual explica el papel excepcional que han desempeñado mecanismos automáticos de la crisis. Lo que
históricamente los intelectuales. Quizás por este costa- me interesa señalar es que siendo todas estas
do de la singularidad que asume en nuestros países la motivaciones ideales un patrimonio común
función intelectual podamos explicarnos la similitud de
comportamientos que podemos descubrir entre la inte-
de la intelligentsia peruana de esos años, po-
lectualidad latinoamericana y la intelligentsia rusa de la sibles de ser encontradas tanto en Haya de la
segunda mitad del siglo pasado. La circunstancia de que Torre como en Mariátegui, lo que distingue a
entre nosotros pesara más la figura de Bakunin que lo este último del resto, o por lo menos claramen-
que pesaba en Rusia la figura de Marx, no es en realidad te de Haya, es la dirección decididamente anti-
un hecho demasiado importante.
jacobina en la que iniciativa y subjetividad son
5 Sobre este tema en particular, bastante relevante colocadas. Es la crítica del jacobinismo como
por cierto en la medida que muestra las vinculaciones
del fenómeno Mariátegui con el proceso de “nacionaliza-
forma de mediación política lo que creo encon-
ción” de una vasta capa de intelectuales, véase el artículo trar como elemento realmente sustantivo en su
de Flores Galindo (1980). enfrentamiento primero con Haya de la Torre y
284 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Podría afirmarse que un enfoque que privile- en acto de recomposición de fuentes en el que
gia estos aspectos de la práctica política y de la la muerte sorprendió a Mariátegui? Como diría
concepción teórica que de esta práctica tenía Togliatti de otro combatiente al que el nuestro
Mariátegui corre el riesgo de exagerar los ele- tanto se aproxima en ciertos aspectos, si es en
mentos de “continuidad” de su pensamiento. la política donde está “contenida toda la filo-
Se podría recaer así en un error de distinto sig- sofía real de cada persona”, si es allí donde “se
no pero equivalente al que se pretende superar. encuentra la sustancia de la historia, y para el
Sin embargo, está tan consolidada la creencia individuo la sustancia de su vida moral”, es en
en una simple adscripción mariateguiana a la política donde hay que buscar la unidad de
cierto patrimonio teórico “marxista-leninista”, su vida, el punto de partida y el punto de llega-
que quizás resulte conveniente una torcedura da. Y todos, los múltiples aspectos de la vida
del bastón en sentido opuesto para descubrir de Mariátegui, las distintas etapas de su evo-
nuevas perspectivas de análisis y poder dar lución, la investigación, el trabajo, las luchas,
cuenta, en la medida de lo posible, de la sor- los sacrificios, son momentos de esta unidad
prendente originalidad de su visión de la rea- (Togliatti, 1971: 47).
lidad. Por otra parte, si el propio Mariátegui se
concebía a sí mismo como un combatiente, es
decir, como un político práctico, es en el sitio II
teóricamente privilegiado de su práctica políti-
ca, allí donde se conjuga pensamiento y acción, Aunque siga siendo un tema polémico, y no por
donde debemos buscar el real significado de su razones historiográficas sino más directamen-
conciencia crítica de la sociedad, el sentido te políticas, es posible afirmar que la corriente
fundante de la unidad de sus propuestas. ¿De marxista que reconoce en Mariátegui su ani-
qué otro modo podríamos evitar la recurren- mador intelectual y moral y que funda en 1928
cia al “europeísmo”, al “eclecticismo” para dar el Partido Socialista del Perú, emerge desde el
cuenta de su asombrosa capacidad de vincular interior y como una escisión del mismo movi-
el marxismo a las más diversas corrientes cul- miento del que habrá de surgir poco después el
turales de la época? ¿Desde qué otro lugar po- Partido Aprista. Miles de páginas fueron escri-
demos explicar satisfactoriamente el proceso tas para negar esta verdad que, por lo menos
286 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
en los inicios de los treinta, era reconocida por regeneración y unificación continental llamada
comunistas y apristas6. El moderno movimien- Alianza Popular Revolucionaria Americana, o
to social peruano tiene un punto de arranque Apra. La nueva organización tiene la enorme
común en esa suerte de Sturm und Drang virtud de recoger una diversidad de temas que
que fueron las movilizaciones populares ini- la ruptura de la intelligentsia con el régimen
ciadas con la jornada del 23 de mayo de 1923, de Leguía había hecho aflorar catárticamente
fecha en que, como afirma Mariátegui, “tuvo en la sociedad peruana. El Apra fue desde ese
su bautizo histórico la nueva generación”. momento en adelante la expresión de un movi-
Un año después, el 7 de mayo de 1924, Haya miento intelectual y moral profundamente re-
de la Torre crea en México un movimiento de novador de la sociedad en la medida que crea-
ba las condiciones para una ruptura “de masas”
6 En una publicación oficial de la Internacional Co-
de los intelectuales peruanos con su tradición
munista destinada a efectuar un balance de las activi- histórica.
dades de sus distintas secciones nacionales, publicada El hecho de que el Apra se postulara como
en 1935, se detalla de la siguiente manera el proceso un movimiento “continental”, aunque debíase
peruano: “Ya en 1924 surgió en Perú la así llamada Apra,
organización que en la primera época de su existencia
fue la representante política del bloque que reunía a
una parte de los elementos revolucionarios pequeño- del campo burgués-terrateniente, manteniendo gracias
burgueses y a los elementos nacionalreformistas de la a una demagogia de izquierda a una significativa parte
burguesía y los terratenientes, y que se orientaba hacia de las masas pequeñoburguesas bajo su dirección, otra
el imperialismo británico (por entonces había un go- parte de los antiguos apristas se pasó a las posiciones
bierno reaccionario en Perú que se mantenía en el po- del movimiento obrero revolucionario y se acercó al co-
der con ayuda del imperialismo de los Estados Unidos munismo. En 1928, este grupo formó con Mariátegui al
de Norteamérica). El Apra se sirvió abundantemente frente (uno de los dirigentes del aprismo de izquierda, y
de la fraseología ‘antimperialista’ y ‘revolucionaria’ y más tarde uno de los fundadores del Partido Comunis-
supo conquistar gran popularidad entre las masas. En ta) el Partido Socialista, en cuya ideología preponde-
la medida en que se ahondaba la crisis económica y se raban concepciones socialreformistas. La lucha interna
agudizaban las contradicciones de clase, se intensificó en este partido llevó a la escisión, y en 1930 fue fundado
en las filas del Apra el proceso de la diferenciación po- el Partido Comunista Peruano (con el grupo Mariáte-
lítica. Mientras una parte de sus cuadros dirigentes se gui, los elementos de la izquierda del Apra y elementos
vinculaba cada vez más con los elementos opositores anarquistas aislados)” (Komintern, 1935: 484-485).
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú287
de la experiencia populista rusa una compara- vista y de experiencias disímiles, una suerte
ble “marcha hacia el pueblo” destinada a con- de réplica en Latinoamérica del Kuomintang,
vertirla en la élite dirigente de los movimientos o de los frentes antimperialistas propugnados
populares-nacionales y revolucionarios moder- por la Comintern, que encontraba un punto de
nos. Podría hablarse, entonces, de un verdadero condensación en una compartida visión de la
“redescubrimiento de América”, de un acucian- realidad nacional peruana.
te proceso de búsqueda de la identidad nacional Pero por encima o más allá de la diversidad,
y continental a partir del reconocimiento, de la ¿qué definiciones comunes de la realidad del
comprensión y de la adhesión a las luchas de las Perú los mantenía unidos? ¿Cuál era el terre-
clases populares. no de las coincidencias entre Haya de la Torre
Esta mutación del espíritu público latinoa- y Mariátegui? (Y no solo entre ellos, puesto
mericano, esta verdadera revolución intelec- que es ya suficientemente conocido hasta qué
tual y moral por la que atravesó el continente punto fueron ambos expresiones de un mo-
en los años veinte, encontró en el crisol pe- vimiento de renovación ideológica y cultural,
ruano, y por razones que aún nos cuesta ex- antes que pensadores solitarios). A fuerza de
plicar –y hasta aceptar–, una forma de recom- acentuar sus diferencias, ¿no comienza ya a
posición que aún cincuenta años después nos ser analíticamente necesario mostrar el cam-
sigue apareciendo como paradigmática. Es po –no tan estrecho como una visión sectaria
incontrovertible que debemos a la poderosa quiere hacernos creer– de sus coincidencias
intuición de Haya de la Torre la emergencia de en lo esencial? (Franco, 1979: 255-256)7 En mi
un movimiento que, aunque reducido en sus
pujos continentalistas al Perú y a las colonias 7 Cuando se habla de “coincidencia en lo esencial”
de estudiantes peruanos en América Latina de ningún modo se quiere denotar “identidad”. En el
y Europa, en los años treinta se constituyó interior de esa coincidencia existe una diversidad de
en la fuerza política hegemónica del Perú, al matices que tenderán a profundizarse en la polémica.
tiempo que influyó decisivamente en las for- Recordemos, además, que el texto de Haya de la To-
rre (1985 [1935]) más utilizado para contraponer a Ma-
maciones populares de nuestro continente. riátegui es El antimperialismo y el Apra, que aunque
Pero en los años veinte, el Apra era en reali- supuestamente escrito en 1928, fue publicado solo en
dad un universo de tendencias, de puntos de 1935. Admitiendo esta aclaración del autor, no tenemos
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú289
Es, vuelvo a decirlo, en el interior de esa de los elementos que la componían se propone
constelación de fuerzas aún no homogeneiza- la inmediata transformación del grupo en parti-
das en torno a una propuesta política definida, do, Mariátegui, Falcón y sus compañeros se se-
pero orientadas por un mismo propósito de re- paran porque no consideraban esta tarea como
generación nacional y social, donde comienza posible mientras la presencia de dicho Comité
a emerger una inevitable tendencia a la cons- “no tuviera arraigo en las masas”. Y me parece
titución de partidos políticos diferenciados. que se expresa aquí una misma preocupación
El propio Mariátegui, en el documento sobre política porque es el argumento que puede ex-
los antecedentes y el desarrollo de la acción plicar el profundo desagrado que manifestó
clasista en el Perú, que hiciera presentar en la en 1928 ante la actitud precipitada y unilate-
conferencia de 1929, señala que a su regreso a ral de Haya de formar el Partido Nacionalista
Europa, en 1923, estaba animado “del propósi- Libertador cuando aún estaba inmaduro el pro-
to de trabajar por la organización de un parti- ceso de diferenciación política que necesaria-
do de clase”. Podría pensarse que tal propósito mente debía de operarse en el interior del Apra
reconoce como origen la experiencia europea como frente único.
de formación de nuevas organizaciones políti- El Apra podía aparecer como movimiento
cas de izquierda, populares y campesinas que de síntesis de la experiencia revolucionaria la-
le tocó vivir. Sin embargo, y sin por esto negar tinoamericana y asiática en la medida en que su
la importancia que tales hechos pudieron tener característica inicial de organismo expresivo
en la formación política de Mariátegui, es opor- de una alianza de clases perdurara aún más allá
tuno recordar que la voluntad política afirmada de las diferenciaciones que se produjeran en su
en 1923, ya había tenido ocasión de expresar- seno. De tal modo, y ateniéndose a las particu-
se en 1919, aunque esta vez paradójicamente laridades del movimiento social continental y
en su rechazo a la constitución de un partido peruano, se configuraba como expresión inédi-
socialista en el Perú. Cuando en el Comité de ta, original, de la línea estratégica central que
Propaganda y Organización Socialista, forma- la Internacional Comunista había establecido
do por sindicalistas e intelectuales y con la fi- desde su II Congreso para los pueblos depen-
nalidad de unificar “a todos los elementos ca- dientes y coloniales: la posibilidad de mante-
paces de reclamarse del socialismo”, una parte ner vínculos estrechos de colaboración entre
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú291
las formas estrictamente nacionales de trans- para aislar de modo tal al grupo hayista que cu-
formación social y la revolución socialista en piera “en un sillón”, según la gráfica expresión
cuanto que “movimiento mundial, al cual no se de Haya de la Torre. Y habría que preguntarse,
sustrae ninguno de los países que se mueven pero este es otro tema, por qué siendo así las
dentro de la órbita de la civilización occiden- cosas el Partido Aprista Peruano, no obstante,
tal”. Revolución socialista mundial y formas emerge a fines de 1930 como una gran fuerza
nacionales de este proceso podían encontrar política, capaz de disputar a los comunistas la
un principio de resolución en el imprescindi- dirección de las masas y de conquistarlas en
ble carácter “frentista” del Apra. Modificada forma perdurable8.
prematuramente dicha característica esencial Creo que en la distinta concepción que te-
del Apra por el apresuramiento personalista de nían Haya y Mariátegui del carácter frentista
Haya de la Torre, no quedaba en Perú otro ca- del Apra está un punto central del debate y la
mino que apresurar la formación de un partido explicación de la inevitabilidad de la ruptura.
“de clase”, capaz de recomponer sobre la base Para Haya el Apra no era sino la característi-
de nuevas definiciones ideológicas y políticas ca propia que adoptaba en América Latina la
el campo social ahora fragmentado. Lo cual ex- forma europea del “partido político”, de modo
plica que en un comienzo el debate con Haya tal que ambos eran una misma cosa. (“El Apra
de la Torre haya adoptado la forma de una de- es partido, alianza y frente ¡Imposible! Ya verá
fensa de las características esenciales del Apra, usted que sí. No porque en Europa no haya
contra la desviación hayista. La lucha por el nada parecido no podrá dejar de haberlo en
derecho ineludible de las fuerzas más decla- América”, le dice a Mariátegui en su carta del
radamente socialistas a convertirse en partido 20 de mayo de 1928) (Martínez de la Torre, 1949
político se da en el interior del aprismo y hasta 1947]: T. II). Para Mariátegui, en cambio, la
la muerte de Mariátegui se opera un molecular existencia del Apra como frente único implica-
y complicado desplazamiento de fuerzas donde ba la presencia en su interior de un proceso de
las lealtades personales desempeñaron, hasta
cierto punto, un papel relevante. Y hasta hubo 8 Sobre este tema, véase las siguientes contribuciones
un momento en el que el peso moral, ideológico de ineludible lectura: Deustua y Flores Galindo (1977);
y político de Mariátegui fue tan decisivo como Anderle (1978); Béjar (1980); Balbi (1980).
292 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
colocado en un plano primordialmente “ideoló- un partido “de clase”, como aclaraba en 1929?
gico” y por lo tanto sin capacidad de respuestas ¿Hasta qué punto este propósito era realizable
políticas a la acción represiva del Estado. en una situación de extrema debilidad numé-
Producida la ruptura con Haya, el único ca- rica, ideológica y política del naciente proleta-
mino de acción posible que quedaba libre para riado peruano, y de las difíciles condiciones de
Mariátegui era apresurar la formación de “un semi o casi ilegalidad a [las] que el Gobierno
grupo o partido socialista, de filiación y orien- de Leguía sometía al movimiento popular? Y
tación definidas, que, colaborando dentro del de ser esto posible, ¿qué tipo de partido? ¿Con
movimiento (o sea el Apra, o alianza, o frente qué fundamentos ideológicos y políticos? ¿Con
único, como ambiguamente lo califica) con ele- qué estructura organizativa? ¿Con qué fuerzas
mentos liberales o revolucionarios de la peque- sociales y de clase de sustentación? Rechazada
ña burguesía y aun de la burguesía, que acepten la propuesta de corte “nacionalista” de Haya de
nuestros puntos de vista, trabaje por dirigir a las la Torre ¿qué organización debían darse los so-
masas hacia las ideas socialistas” (Martínez de cialistas peruanos? Y aquí conviene recordar
la Torre, 1949 [1947]: 301, T. II)9. A ese objetivo que en esa primera etapa de aislamiento de
aplicará en adelante todas sus fuerzas y toda su Haya y de redefinición de posiciones socialis-
capacidad de pensamiento y de acción. tas parecieron emerger tres alternativas:
2. La de grupos apristas que, como el de Buenos cuya formación y orientación se esforzará te-
Aires, se oponían al proyecto del Partido nazmente por hacer prevalecer sus puntos de
Nacionalista de Haya, pero a la vez discrepa- vista revolucionarios clasistas”. Como luego
ban con la formación en el Perú de un partido veremos, el énfasis puesto en la designación
de “clase”. Proponían en cambio una organi- de “socialista” del partido a formar, con todas
zación de corte antimperialista, nacionalis- las implicancias que esto tenía, se convirtió
ta-revolucionaria y popular (Martínez de la en el punto central de discusión del grupo de
Torre, 1949 [1947]: 309-315, T. II)10; Mariátegui con la Internacional Comunista.
3. La planteada par Mariátegui y el grupo de sus
más afines, que enfatizaba la necesidad de En el interior de este campo problemático
crear un Partido Socialista, concebido como de tendencias divergentes y contradictorias,
una organización de clase, basado en las ma- constreñido por la doble presión de la re-
sas obreras y campesinas organizadas y “en composición aprista iniciada por Haya y de la
fuerte presión de la Internacional, que desde
1927 utiliza todos los medios a su alcance para
10 Existiendo disidencia sobre el nombre a dar a la comprometer a los “comunistas aislados que
organización propuesta por los apristas de Buenos Ai-
res, en el documento enviado a todas las organizacio-
están de acuerdo con el programa y la tácti-
nes apristas de América Latina y de Europa incluyeron ca de la IC” en la “iniciativa de constituir un
las siguientes propuestas: Partido Socialista Peruano, Partido Comunista Peruano”, Mariátegui in-
Partido Agrarista Peruano, Partido Popular del Perú. Es tenta desplegar el proyecto de un tipo nuevo
interesante señalar cómo al sostener la necesidad de la de organización, no populista, pero sí popular,
fisonomía nacionalista y popular de la nueva organiza-
ción, lo hacían desde una perspectiva socialista. En tal
que colocada en la perspectiva ideal y política
sentido, planteaban, por ejemplo, la “utilización simul- de la clase obrera fuera capaz de aglutinar a
tánea de los símbolos socialistas y nacionales” (Martí- su alrededor a un vasto movimiento de masas,
nez de la Torre, 1949 [1947]: 313, T. II). Es sorprendente movilizado política y nacionalmente en torno a
lo generalizada que estaba la idea de que el atraso de la un definido propósito de transformación revo-
cultura política de las masas peruanas obligaba a privi-
legiar contenidos antes que designaciones. Para todos,
lucionaria. Este proyecto nunca estuvo clara-
se trataba en cierto modo de ser socialistas en los he- mente explicitado, aunque existan una serie de
chos antes que en las declaraciones. documentos (acta de constitución del Partido
296 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
clara hasta alcanzar un grado inaudito de ais- una línea estratégica anterior caracterizada por
lamiento y sectarismo político en el período de una política más amplia de alianza con sectores
la Gran depresión, es decir, del llamado “tercer burgueses, pequeñoburgueses e intelectuales,
período” (1929-1934). Fue esta una etapa en la línea que, en América Latina, permitió abrirse
cual la IC establece una línea estratégica que, paso a diversas tentativas de alianzas estratégi-
entre otras cosas, define a los sectores políti- cas con los movimientos nacionales-revolucio-
cos intermedios y de la pequeña burguesía (so- narios y a formas organizativas más adecuadas
cialdemócratas y socialistas de izquierda, en para la conquista de las masas obreras y cam-
Europa; apristas, batllistas, prestistas, irigoye- pesinas. Partiendo del esquema del “bloque de
nistas, de “izquierda”, en América Latina) como las cuatro clases”, teorizado por Stalin para la
los enemigos más peligrosos del proletariado y situación china, pero generalizado luego a otros
de la revolución socialista12. países “semicoloniales” (incluida América
Es importante recordar que esta política, lla- Latina), los comunistas se esforzaron por rom-
mada de “clase contra clase”, venía a modificar per su aislamiento y por establecer alianzas
con los movimientos nacionales revoluciona-
rios. El mismo proceso de formación del Apra,
12 “Parte de los radicales en la Argentina se procla-
man a sí mismos ‘radicales-bolcheviques’, tratando de
la aproximación a la Internacional Comunista
salvar así al radicalismo, bastante comprometido ante de organizaciones tales como el Partido
las masas explotadas. Partes del batllismo, abiertamen- Socialista del Ecuador y el Partido Socialista
te fascistizado, del Uruguay, se denominan ‘avanzados’, de Colombia (organizaciones más “populares”
‘marxistas’, ‘simpatizantes del comunismo’, etc. Algu- que de “clase”), la aproximación a Prestes, etc.,
nos sectores de la Alianza Liberal de Brasil se declaran
revolucionarios y utilizan todas las formas de adap-
constituyen ejemplos de una perspectiva es-
tación a la creciente radicalización de las masas. Los tratégica que privilegiaba lo más válido de la
apristas del Perú, reaccionarios por todo su contenido, propuesta del frente único antimperialista. Es
se llaman a veces ‘comunistas tácticos nacionales’, etc., por esta época, y vinculada a la necesidad de
etc. Todas las agrupaciones feudal-burguesas oposito- buscar formas organizativas más adecuadas a
ras utilizan al trotsquismo como bandera e ideología
para combatir a la Unión Soviética, a los partidos co-
las condiciones políticas locales, cuando emer-
munistas, a la Internacional Comunista” (Bureau Suda- ge la problemática de los partidos obrero-cam-
mericano de la Internacional Comunista, 1932). pesinos sin duda estimulada por la apertura al
298 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
mundo campesino que caracteriza a la nueva el del Kuomintang y del crecimiento de las ligas
dirección bujarinista. Tratando de dar una base campesinas chinas, y en nuestro continente, de
teórica y social a sus posiciones evolucionis- las mexicanas, retomaba ciertas ideas que ha-
tas y a su concepción de la sociedad soviética, bían comenzado a germinar en el Lenin de los
Bujarin comenzó a considerar a los campesi- últimos años. La detención en Europa de la ex-
nos de manera más positiva y menos ambigua pansividad propia de la Revolución de Octubre,
que Lenin. De allí que concluyera afirmando el la perspectiva de un largo período de asedio
potencial revolucionario de los campesinos no del capitalismo y de lento avance de la revolu-
solo en Rusia, donde apoyaban a una revolu- ción en el interior de Rusia, hizo volver los ojos
ción proletaria, sino también a nivel mundial. de Lenin hacia ese mundo no suficientemente
En su opinión, era posible prever un período conocido, al Oriente campesino y colonizado
en el que la “campaña mundial”, bajo la guía de que entraba en el vórtice de los procesos socia-
los obreros, se habría de convertir en la “gran les de transformación. El carácter autónomo
potencia liberadora de nuestros tiempos”, defi- de los movimientos de liberación nacional y su
nición que, vista a la luz de los acontecimientos función antimperialista y anticapitalista fue in-
posteriores, mostró su aguda capacidad de an- tuido y claramente expuesto por Lenin en el III
ticipación (Lewin, 1977: 51)13. Ecos de esta po- Congreso de la Internacional, cuando reafirmó
sición pueden aún encontrarse en su informa el papel “activo e independiente” de tales mo-
al VI Congreso de la Internacional Comunista, vimientos. Pero esta intuición de Lenin, que lo
cuando era ya un derrotado político. La recon- indujo a admitir las posibilidades de existencia
sideración del potencial revolucionario del de movimientos auténticamente revoluciona-
mundo rural, en momentos que el campesinado rios –aun fuera del campo de la hegemonía ma-
sudeslavo mostraba su predisposición a soste- terial de la clase obrera– o a reflexionar sobre
ner formaciones políticas que lo representaban la necesidad de “adecuar el Partido Comunista
como tal, y en que aparecían fenómenos como al nivel de los países campesinos del Oriente
colonial”, fue sepultada por el peso cada vez
mayor y opresivo de una tradición “obrerista”.
13 Cf. Lewin (1977: 51) incluye la cita del artículo de La hipótesis leniniana encerraba “in nuce” el
Bujarin publicado en 1925. reconocimiento de que en las situaciones de
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú299
tipo colonial o –semicolonial– las fuerzas capa- que por esos años confrontaban propuestas de
ces de encarar transformaciones revoluciona- transformación social. En sociedades como las
rias de la sociedad constituyen siempre fuerzas nuestras, tan difícilmente parangonables a las
diversas liberadas por el proceso de disgrega- europeas, resulta comprensible que en ciertas
ción de la economía agrícola y revolucionariza- condiciones las capas intelectuales se definan
das por los extremos costos sociales de dicho más en términos de su común actitud crítica
proceso. En tales situaciones las funciones de frente al orden vigente, que por su extracción
vinculación entre el campesinado y la débil cla- de clase o por categorías puramente profesio-
se obrera, entre el estudiantado y la pequeña nales. Frente a la ausencia de formas sociales
burguesía patriótica, dicho de otro modo, la definidas, no pudiendo apoyarse en una clase
constitución de un nuevo bloque social trans- económica y social precisa, la intelectualidad
formador de la sociedad, podía encontrar un aparece como suspendida en el vacío, planean-
punto de concreción en la formación de cua- do por sobre el sentimiento de frustración que
dros revolucionarios dirigentes provenientes despiertan las autoritarias oligarquías nativas
en lo esencial de la intelectualidad urbana. Y es y la atracción ejercida por las interminables
a este fenómeno al que nos referimos cuando masas de “humillados y ofendidos”14. Es ese
hablamos de la emergencia en América Latina
de un sector social al que designamos con el
término ruso de “intelligentsia”. 14 La expresión “humillados y ofendidos” es de origen
Ya hice mención a ciertas particularidades dostoievskiana y está utilizada en el sentido en que la
latinoamericanas que explican el papel excep- recupera Gramsci: “Esta expresión –‘los humildes’– es
característica para comprender la actitud tradicional de
cional que han desempeñado históricamente los intelectuales hacia el pueblo y por tanto el significa-
los intelectuales. Pero creo que es conveniente do de la ‘literatura para los humildes’. No se trata de la
aclarar que aun dentro de esa excepcionalidad relación contenida en la expresión dostoievskiana de
reconocida, los fenómenos operados en las ca- ‘humillados y ofendidos’. En Dostoievski es potente el
pas intelectuales latinoamericanas de los años sentimiento nacional-popular, es decir la conciencia de
una misión de los intelectuales hacia el pueblo, que no
veinte adquieren un relieve especial sin cuyo obstante estar constituido ‘objetivamente’ por ‘humildes’
reconocimiento analítico resulta difícil enten- debe sin embargo ser liberado de esta ‘humildad’, trans-
der cabalmente la dinámica real de las fuerzas formado, regenerado” (Gramsci, 1975: 2.112, Vol. III).
300 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
mismo aislamiento y la sensación de un carác- sector social de tamaña importancia, fue uno
ter propio, de una “función” propia que debía de los límites más serios de la acción obrera
ser llevada a cabo aun en contra del curso natu- y socialista en América Latina. Cuando la re-
ral de los hechos, lo que tiende a constituirlos lación conflictiva entre ambas fuerzas sociales
en una “clase” distinta caracterizada por una dejó de ser una acción paralela con momentos
fuerte tensión moral, por una dedicación abso- históricos de encuentro para transformarse
luta a la puesta en práctica de todas aquellas en caminos antagónicos –tal como resultó del
ideas que pudieran encaminar a los pueblos viraje estratégico de la Comintern en 1928– la
latinoamericanos a su regeneración material y búsqueda comunista de una propuesta hege-
moral. De ahí entonces que lo que caracterice a mónica no era sino una pobre frase declamato-
la “intelligentsia” sea el sentido misional de su ria. Tal como veremos más adelante es precisa-
compromiso con el pueblo y la ruptura radical mente en torno a este tema que las diferencias
o el apartamiento de los intereses de la propia entre Mariátegui y la Comintern se muestran
clase, antes que su extracción de clase. No ha- más radicales.
ber podido comprender esto, haber empeñado Este fenómeno de intelectual alienado15,
en un reduccionismo “obrerista” frente a un que en su forma más típica y más cargada de
Antes se refirió al mismo tema en una carta a su cuñada 15 Alienado no en el sentido filosófico y complejo de
Tania del 7 de marzo de 1932: “Aquello que en las novelas la palabra, sino en aquel más pedestre y cotidiano al
de Dostoievski es indicado con el término de ‘humillados que se refiere precisamente el término ruso “otchuzh-
y ofendidos’ es la gradación más vasta, la relación propia denie” (“enajenación”) utilizado por Herzen para dar
de una sociedad en que la presión estatal y social es de cuenta de ese sentimiento que surge como resultado
las más mecánicas y exteriores, en las que el contras- de una “inquietud profunda, un malestar inexpresable”.
te entre derecho estatal y derecho ‘natural’ (para usar El elemento común a todos los miembros de esta inte-
esta expresión equívoca) es de las más profundas por lligentsia era “un sentimiento de profunda alienación
la ausencia de una mediación como la que en Occidente hacia la Rusia oficial y el ambiente que la circunda, y
ha sido ofrecida por los intelectuales dependientes del al mismo tiempo el deseo de escapar de ella y, en al-
Estado; Dostoievski, por cierto, no mediaba el derecho gunos, hasta el impulso de liberar al ambiente mismo”
estatal, puesto que él mismo era ‘humillado y ofendido’” (Herzen, 1961: 411). Según el estudioso M. Confino, las
(Gramsci, 1956: 585). actitudes que parecieran caracterizar la intelligentsia
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú301
creemos encontrar entre las reflexiones de Mariátegui y 1. La presencia de una total contradicción entre
las propuestas de la IC. la declaración de propósitos expuesta en una
18 En adelante, las citas de las intervenciones en la nota enviada a la internacional tiempo antes,
Conferencia de 1929 son tomadas del Tomo II de la obra en la que se afirmaba el reconocimiento de
de Martínez de la Torre (1949 [1947]), antes citada.
306 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
otra posibilidad: es posible que durante al- podía dejar de implicar el mantenimiento de
gún tiempo, los pequeñoburgueses y los in- ciertas características económico corporati-
telectuales, sean disciplinados; pero en el vas de una clase tan débil y tan pobre en ele-
momento decisivo, traicionarán, como ha mentos organizativos, una clase que, como
pasado siempre, y es preciso precavernos recordaba Gramsci en un trabajo dedicado
de ese peligro” (1929: 432). La actitud de los entre otras cosas a combatir la concepción
dirigentes de la Internacional reflejaba el es- sectaria de los comunistas italianos, “no tie-
tereotipo del intelectual como “traidor”, o ne ni puede formarse un estrato propio de
por lo menos siempre proclive a la traición, intelectuales sino muy lentamente, muy fa-
característico de la visión sectaria y obreris- tigosamente, y solo después de la conquista
ta de los movimientos obreros de la época del poder estatal” (Gramsci, 1977: 326).
y en particular de los comunistas (El es- El rechazo de la predilección por la acción
quemático desprecio por los intelectuales y directa y por el gesto heroico, del romanti-
por los grupos estudiantiles más avanzados, cismo “libertario” y del individualismo que
agudizado al máximo en la etapa del llama- caracterizaban el estilo de pensamiento y
do “tercer período” (1928-1933) se manifes- de acción de los movimientos antimperia-
tó en el relegamiento cada vez mayor a que listas latinoamericanos y de sus militantes,
se sometió a los intelectuales de los puestos tratando de contraponerlos a las virtudes
dirigentes partidarios. Un prejuicio celosa- de la rígida disciplina anónima y de un cier-
mente sostenido por la Internacional exigía, to economicismo del “estilo obrero”, que
por ejemplo, que el puesto de secretario ge- solo existía en las representaciones de los
neral del Partido fuese ocupado por obreros, comunistas, concluyó en un desconocimien-
aunque ellos no estuvieran en condiciones to gravoso de su insuprimible función en la
de desempeñar efectivamente tal función). sociedad. Separados del mundo intelectual,
El rechazo de la virtualidad revolucionaria los partidos comunistas se vedaron a sí mis-
del estrato intelectual rebelde y patriota, por mos la conquista de un estrato social sin el
lo general de extracción pequeñoburguesa, cual la tarea de hacer del proletariado o de
vinculado a la tradición nacional y popu- la fuerza social que representa su perspecti-
lar, en las condiciones latinoamericanas no va la fuerza ideológica y política hegemónica
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú309
partido, lo cual presupone la inevitable pre- más genéricamente “cultural”, en el que sigue
sencia de zonas de sombras solo posibles de reivindicando hasta el final la excepcional im-
iluminar mediante la incorporación de una do- portancia de filones ideológicos absolutamente
cumentación considerablemente más rica de la exteriores –y antipódicos– a la tradición de la
que actualmente disponemos –vg. los archivos III Internacional? A pesar de la considerable
del Partido Comunista del Perú aún no abier- cantidad de material escrito sobre el tema de-
tos a los investigadores en el caso altamente bemos reconocer que se han dado muy pocos
improbable de que hubieran sido devueltos por pasos más allá de lo ya dicho por Martínez de
los soviéticos–, ¿cómo podemos reconstruir la Torre en sus Apuntes (1949 [1947]: T. II). Es
de una manera aproximada dicho proyecto? posible que uno de los caminos de salida del
¿Hasta qué punto las críticas que se le dirigían impasse interpretativo –hasta tanto no se pro-
eran correctas o no? ¿En qué medida los docu- duzca una ampliación considerable de la docu-
mentos elaborados por Mariátegui, en especial mentación existente, de la que no habría que
el acta de constitución del PS, la declaración excluir el hallazgo del original extraviado– re-
programática y los estatutos, etc., expresan sida en colocarse fuera del marco referencial
realmente y de manera cabal su pensamiento, de la Comintern, y por tanto del “marxismo-le-
o son solamente documentos “diplomáticos”, ninismo”, para analizar desde el itinerario ideo-
es decir mediados por la necesidad de la dife- lógico y político del propio Mariátegui, desde la
renciación con el Apra y del reconocimiento “continuidad” de su pensamiento, todo el pro-
de la Comintern? Y a su vez, ¿hasta dónde ese ceso que desemboca en la formación del par-
pensamiento era tan claro como para fundar tido socialista. De ese modo se torna explica-
teóricamente una “autonomía” que nosotros ble, en los mismos términos de “su” marxismo,
solo podemos deducir de sus resistencias? de “su” leninismo, “su” pertinaz resistencia a
¿Qué relación de retroalimentación es posible adoptar las modalidades teóricas, estratégicas,
establecer entre este costado “político” de su políticas y organizativas de la Internacional
reflexión, donde el énfasis está puesto cada Comunista; su “opacamiento” luego de la cri-
vez más, desde 1928 en adelante, en el recono- sis que indudablemente debe haber afectado
cimiento de la primordialidad leninista como a la novel organización con los resultados de
fundante de la nueva organización, y el costado la Conferencia de 1929 y su decisión final de
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú313
histórico”, y si es fácilmente individualizable es el caso concreto del Perú. Pero para trans-
el origen soreliano de esta última, la pregunta formar esta categoría política en una realidad
de por qué Sorel y no Marx solo puede ser res- política, era necesario dilucidar las formas
pondida si eludimos el razonamiento tramposo concretas que en Perú asumía o podía asumir
de las “influencias” para dilatar hacia la propia el proceso de confluencia de un proletariado
teoría el campo de dilucidación. apenas en formación y un campesinado fun-
Es evidente que la temática de la alianza damentalmente indígena, hecho que, como
de la clase obrera con el campesinado es de es obvio, impedía cualquier tipo de traslación
estricta raigambre leninista20, y constituye el mecánica del plano categorial al plano polí-
campesinado el presupuesto de una acción tico. La Internacional Comunista instó a los
revolucionaria socialista en todos aquellos socialistas peruanos a resolver este problema
países donde la presencia del campesinado de la misma manera que intentaban resolver-
es relevante. Nadie puede dudar de que este lo los demás partidos comunistas. La consti-
tución del Partido Comunista y el encuadra-
miento de las masas campesinas en el interior
20 En el Coloquio de Culiacán (s/f), mi amigo Robert de las instituciones creadas desde fuera de
Paris objetó, con toda razón, la exactitud histórica de
esta formulación. La temática de la formación de un
esas masas. En Mariátegui, en cambio, la re-
bloque social basado en la confluencia de la clase obre- solución de ese problema exigió una recons-
ra con el campesinado estaba instalada en el movimien- trucción histórica de la sociedad peruana. El
to social ruso aun antes del propio Lenin, quien es más formalismo característico del pensamiento de
bien uno de sus propugnadores antes que su creador. la Comintern –por lo menos en el período que
Y no solo en el mundo obrero e intelectual, sino funda-
mentalmente en un partido que, como el socialista re-
estamos considerando– no necesitaba de la
volucionario, expresaba los intereses del campesinado historia para aplicar sus fórmulas universales.
radicalizado. Sm embargo, sin desconocer la importan- Y es por eso que resulta vano buscar en las
cia historiográfica y política de esta observación, que casi 400 páginas de las actas de la Conferencia
modifica profundamente una interpretación ya conso- de 1929 cualquier tipo de recurrencia a la his-
lidada, hay que reconocer también que esta temática
penetra en las luchas sociales del mundo no ruso vincu-
toria nacional de cada pueblo para fundar las
lada a la propuesta leninista, y como parte inescindible propuestas políticas. Excepto, claro está, el
y determinante de sus contenidos esenciales. esfuerzo excepcional, único, de los delegados
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú315
peruanos. Resulta también tarea vana buscar una búsqueda obsesiva en el pasado histórico
en las publicaciones oficiales u oficiosas de la del Perú de los elementos de su regeneración
Internacional algún eco de la publicación de nacional, de su peruanización. De allí que pu-
los Siete ensayos de interpretación de la rea- diera arribar a la conclusión de que la consig-
lidad peruana (Mariátegui, 1984 [1928]). Para na leninista de la alianza obrero-campesina en
la Internacional Comunista, Perú, América las condiciones concretas del Perú asumía la
Latina y todo el mundo colonial o semicolonial forma históricamente particular de una alianza
eran idénticos. “Para ‘justificar’ la creación de del proletariado con las masas indígenas. Pero
ese partido [socialista] –dice Codovilla– los la confluencia de ambas fuerzas sociales solo
compañeros llaman a reflexión al Secretariado resultaba posible si el bloque agrario gamona-
sobre las condiciones ambientes y diríamos – lista era destruido a través de la creación de
para utilizar una expresión ya clásica– sobre organizaciones autónomas e independientes
la ‘realidad peruana’. Indiscutiblemente, toda de las masas indígenas idea que, por lo que
táctica debe ser adaptada a las condiciones anotamos más arriba, era radicalmente opues-
peculiares de cada país. ¿Pero es que las con- ta a la de la Internacional. La fracturación
diciones del Perú se diferencian fundamental- del bloque intelectual que excluyó al mundo
mente de las del resto de los países de América indígena del espíritu público de la sociedad
Latina? ¡Absolutamente no! Se trata de un país peruana, el surgimiento de una tendencia ob-
semicolonial como los otros” (Martínez de la jetivamente de izquierda, que colocada en la
Torre, 1949 [1947]: 428, T. II). perspectiva de las masas indígenas, mantuvo
Al desprecio por el reconocimiento del cam-
po nacional que caracterizó a la Internacional,
y que explica su negativa a reconocer como cional que sus fronteras como tales constituían algo pu-
campo político de indagación la historia na- ramente artificial, juicio que era extendido indiscrimina-
cional de cada pueblo21, Mariátegui contrapuso damente al resto de los países latinoamericanos. Sobre
este tema en particular, lamentablemente no he podido
utilizar para mi trabajo dos contribuciones de fundamen-
21 Recordemos que en la Conferencia de 1929 se cues- tal importancia presentadas en el Coloquio de Culiacán
tionó la propia existencia del Perú como nación, o como (s/f): Oscar Terán “Latinoamérica: naciones y marxis-
nación en formación al afirmar un vocero de la Interna- mos” y Carlos Franco “De la nación al partido”.
316 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
el exacto conocimiento que tenía del escaso obstante el movimiento crecía, las organiza-
desarrollo de la experiencia histórica de las ciones sindicales y campesinas se formaban,
masas peruanas, intuyó que el momento del la Confederación General de Trabajadores del
partido político debía ser un resultado, antes Perú se constituía, Amauta y el nuevo perió-
que un presupuesto de las luchas de masas, dico obrero Labor se difundían, ampliando
que los puntos de condensación y de organiza- sus relaciones con otros grupos intelectuales
ción de la experiencia histórica de esas masas y obreros, es decir cómo iban surgiendo en el
constituían la trama a partir de la cual, y como movimiento aún informe de las clases subalter-
un producto propio de la voluntad colectiva en nas un conjunto de instituciones en las que se
formación, emergía un nuevo organismo polí- expresaba la voluntad organizativa de esas cla-
tico, una nueva institución de clase donde se ses, aproximando el momento del surgimiento
sintetiza toda esa experiencia histórica de lu- de un verdadero partido político revoluciona-
chas y se despliega en un programa concreto rio. Es claro que toda esta voluntad de lucha
la irresistible tendencia de las masas a conver- y de organización tenía un centro decisivo de
tirse en el soporte de un nuevo proyecto de agregación, que era concebido por Mariátegui
sociedad. El partido político debía crecer, no como un grupo comunista, cuya función deci-
como un todo completo, sino en sus elementos siva debía ser la de impulsor de la maduración
constitutivos, en el interior del movimiento de de conciencia política, de ejecutante de una
masas en desarrollo, y solo en la relación con obra de preparación, de educación política,
dicho movimiento el partido encontraba su ra- ideológica y organizativa de los cuadros del
zón de ser, la garantía contra una sectarización movimiento social. Solo la maduración de este
que lo llevara a encontrar en sí mismo las razo- movimiento estaba en condiciones de dar a luz
nes de su propia existencia. Estas reflexiones el organismo político que lo expresara. Entre
que creemos encontrar en el trasfondo de las tanto la función de los comunistas debía ser la
actitudes de Mariátegui nos permite compren- de preparar las condiciones de su formación,
der el “retraso” con que el comunismo peruano acentuando su labor de educación política y de
se constituyó en partido, retraso que con justa organización del movimiento de masas. La polí-
razón la Internacional le atribuyó en forma ex- tica de la Internacional era incorrecta porque al
clusiva. Pero a su vez, nos muestra cómo no intentar apresurar artificialmente la formación
318 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de un partido comunista creaba las condicio- la maduración del movimiento. Solo a partir de
nes para una división aún mayor que la operada una situación tal un partido comunista en el Perú
por la actitud unilateral y divisionista de Haya tendría una razón de ser.
de la Torre. Es precisamente a esta concepción, factible
La formación del Partido Socialista, como or- de ser detectada en la labor política e ideoló-
ganización que reúne en su seno la dirección del gica de Mariátegui, a la que yo denomino el
movimiento social constituido por el proletaria- “antijacobinismo” de Mariátegui, aproximable
do, las masas campesinas indígenas y las capas en muchos sentidos al Gramsci del período
de intelectuales radicalizados, con un programa ordinovista. El rechazo de la caracterización
democrático radical y controlado por el grupo de la revolución como un hecho político, an-
comunista dirigente, fue la respuesta que intentó tes que social; la intuición de la autonomía de
Mariátegui para responder a esa triple exigencia los movimientos de masas frente al partido;
de la realidad peruana: 1) la necesidad de dispu- el reconocimiento de la institucionalidad pro-
tar la orientación del movimiento social a un Apra pia del proceso de organización de las clases
en proceso de reconstitución en torno a Haya de subalternas, en cuya morfología se expresa
la Torre; 2) la urgencia de encontrar una forma su condición de clases históricamente –y no
de vinculación “autónoma” con la Internacional solo estructuralmente– situadas; la idea de un
Comunista; 3) las demandas políticas y organiza- partido al que las masas, y no una voluntad ex-
tivas del movimiento de masas. En esta estructu- terna a ellas, contribuye a formar, todos estos
ra singular, que no creo pueda ser asimilada a or- son los rasgos distintivos de un pensamiento
ganizaciones “interclasistas” sino más bien a esas radicalmente opuesto al que predominaba en
formas nuevas insinuadas por los comunistas a la Internacional Comunista, pero también, y
mediados de los veinte –partidos obreros y cam- es bueno no olvidarlo, al que explícitamente
pesinos–, los comunistas habrían podido desple- aparecía en la concepción hayista del partido
gar, bajo la protección del movimiento de masas aprista en proceso de formación23.
y de la estructura legal del Partido Socialista, esa
labor de formación de la conciencia política y 23 Sobre la concepción de Haya de la Torre en torno al
de centralización de los mejores elementos del organismo político véase el análisis particularizado hecho
movimiento social imprescindible para acelerar por Carlos Franco en su trabajo ya citado (1979: 271-277).
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú319
como “inorgánico” la relación entre organismo proceso de constitución del movimiento social
político y masas es siempre vista en términos es concebido de esta manera –y existen sufi-
“iluministas”, y por tanto “jacobinos”. cientes elementos para afirmar que así ocurría
Creo encontrar en Mariátegui una visión –¡y con Mariátegui– un partido o una organización
el problema reside en saber hasta dónde ya ha- política que se considere verdaderamente re-
bía alcanzado a ser una concepción!– radical- volucionaria no puede concebirse a sí misma
mente distinta del “partido de la revolución”. como una típica organización “bolchevique”,
Una visión que lo impulsaba a considerarlo no sino como un organismo de nuevo tipo, cuyas
como un presupuesto de la acción, sino como formas organizativas precisas no pueden ser
un resultado de las luchas de las masas. Las trasladadas de procesos revolucionarios de
vanguardias políticas más o menos “externas” otros momentos o de otros países, sino creadas
a las masas que se planteaban la tarea de for- a partir de las exigencias y de las característi-
mar ese “partido de la revolución” (y pongo cas de luchas que son nacionalmente diferen-
entre comillas esta expresión porque la recu- ciadas (con todo lo que esto implica) y a partir
pero en el sentido marxiano, antes que leni- de un grado determinado de organización del
nista) solo estarán en condiciones de realizar movimiento de masas.
dicha tarea desde el interior de un movimiento Son todas estas ideas las que encontramos
de masas autónomo y organizado en una red viviendo en el horizonte ideológico y político
de estructuras organizativas reivindicativas y mariateguiano. El hecho de que no hubieran
políticas a la vez, estimulando el desarrollo de madurado plenamente no solo derivan de lo
ese movimiento, combatiendo sus momentos prematuro de su muerte, y de la gelatinosidad
corporativos, elevando los niveles de concien- del proceso social peruano, sino también de
cia de las vinculaciones entre la lucha local y que para que pudieran abrirse paso era preciso
el movimiento general, o dicho de otro modo, hacer estallar el modelo revolucionario cons-
generalizando las experiencias de lucha y tituido y difundido hegemónicamente por la
creando las condiciones para nuevos avances. III Internacional. Tuvieron que ocurrir dema-
De este modo el crecimiento del propio movi- siadas cosas en el mundo para que hoy se pue-
miento se va configurando como una alterna- da intentar un análisis crítico de todo ese mo-
tiva social, y no solo política, al sistema. Si el vimiento de tan extraordinaria significación,
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en Apuntes para una interpretación
La hipótesis de Justo
Escritos sobre el socialismo
en América Latina*
propio, una real y efectiva independencia na- modernos y aquellos otros definidos como co-
cional, son todos elementos que contribuyen a loniales y atrasados que, desde el advenimiento
mostrar la presencia de esta matriz única so- del imperialismo en las últimas décadas del si-
bre la que se funda la posibilidad del concepto. glo pasado, se abre paso con una fuerza incon-
De todas maneras, y aun reconociendo la trastable. La condición ni periférica ni central
existencia de un filón latinoamericanista que del subcontinente; la autonomía de sus formas
en determinados momentos emergió con fuer- estatales y la ausencia de dominación política
te densidad histórica y con capacidad aglutina- directa por parte de los países centrales con-
dora (la guerra de independencia, el proyecto quistada por la mayoría de las naciones latinoa-
bolivariano, el antimperialismo de fuerte tono mericanas ya desde la guerra de independen-
anticapitalista de comienzos de siglo, el redes- cia; la existencia de fuertes movimientos nacio-
cubrimiento de la unidad continental bajo la nales y populares orientados a la conquista de
envoltura de la Reforma universitaria de los un espacio “nacional” propio; el elevado grado
años veinte, el viraje latinoamericanista como de organización institucional, ideológica y po-
producto de la fulgurante experiencia de la lítica de las clases gobernantes en países que,
revolución cubana en los años sesenta), la im- como Chile, Argentina y Uruguay, por ejemplo,
posibilidad de definir con nitidez la condición reproducían con bastante fidelidad procesos,
“latinoamericana” de nuestros pueblos remite ya conocidos en Europa, de construcción de
a un problema más general cuya dilucidación ciertos Estados nacionales; el carácter neta-
tuvo profundas implicaciones sobre la “difu- mente capitalista de la evolución económico-
sión” del marxismo en un contexto histórico social, política y cultural de la mayoría de los
diferente de aquel en que se constituyó como países, indican la existencia de características
doctrina, y sobre el carácter que adoptó en al- distintivas que no permiten una identificación
gunas tentativas de recomposición teórica y simplista con ese mundo asiático o africano
política. que la Tercera Internacional clasificó genéri-
Para decirlo en pocas palabras, el proble- camente como “países coloniales y semicolo-
ma surgía por la ubicación anómala de nues- niales”. Más bien admiten una aproximación a
tra región en ese mundo dividido y cada vez Europa, a esa Europa de “capitalismo periféri-
más diferenciado entre los países capitalistas co” que Gramsci ejemplificaba con los casos de
330 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Italia, España, Polonia y Portugal, y en los que de su resolución haya permitido alcanzar en el
la articulación entre sociedad y Estado estaba presente una aguda conciencia de la imposibili-
fuertemente signada por la presencia de un va- dad de resolver el problema en los términos en
riadísimo espectro de clases intermedias “que que históricamente se planteó. El riesgo está
quieren, y en cierta medida logran, llevar una en que en la misma idea de “aproximación”
política propia, con ideologías que a menudo subyace implícita la posibilidad de desplazar la
influyen sobre vastos estratos del proletariado, comparación del terreno hasta cierto punto ex-
pero que tienen una particular sugestión sobre terior de una semejanza hacia una relación más
las masas campesinas” (Gramsci, 1971: 122)2. interna, más estructural, de identidad fundante
Una diferenciación neta respecto del mun- de una evolución capaz de suturar en un futuro
do oriental y una búsqueda de identidad en la previsible los desniveles existentes. Al aproxi-
proximidad de Europa comportan, no obstante, marnos a Europa es lógico que acabáramos por
un riesgo que el pensamiento social latinoame- pensar a nuestras sociedades como formando
ricano no ha logrado todavía hoy sortear con parte de una realidad destinada inexorable-
éxito, aunque la crisis de las formas teóricas mente a devenir Europa. En tal caso, nuestra
anomalía no requeriría de un sitio propio en
2 Sobre los recaudos a que obliga la utilización de
la clasificación, puesto que solo indicaría una
esta categoría de “capitalismo periférico” véanse las atipicidad transitoria, una desviación de un es-
utilísimas consideraciones hechas por Juan Carlos Por- quema hipostatizado de capitalismo y de rela-
tantiero (1981: 123-132). Refiriéndose a los países lati- ciones entre las clases adoptado como modelo
noamericanos arriba mencionados, Portantiero destaca “clásico”. Pero en la medida en que un razona-
que, más allá de los rasgos comunes que los aproximan
a esas naciones europeas periféricas y de tardía madu-
miento analógico es por su propia naturaleza
ración capitalista, en los primeros aparece con mayor de carácter hipotético o, para decirlo de otro
claridad que en las segundas el papel excepcional des- modo, contrafáctico, las interpretaciones basa-
empeñado por el Estado y la política en la construcción das en la identidad de América con Europa, o
de la sociedad. Aunque se trata de un Estado –aclara– más en general con Occidente, no representa-
“que si bien intenta constituir la comunidad nacional
no alcanza los grados de autonomía y soberanía de los
ban en realidad sino transfiguraciones ideoló-
modelos bismarckianos o bonapartistas” (Portantiero, gicas de propuestas políticas modernizantes.
1981: 127). La dilucidación del carácter histórico de las
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina331
que, aunque el romanticismo social fuera un imposición externa de las relaciones de pro-
componente inseparable del movimiento inde- ducción capitalistas solo logró abrirse paso al
pendentista y de la formación de los Estados precio de una imbricación atípica de formas
nacionales –lo cual habla de la facilidad con productivas que mantuvieron hasta las prime-
que las ideologías de transformación social ras décadas del siglo XX la presencia, en algu-
penetraron en nuestra región–, el socialismo nos casos decisiva, del trabajo servil. Pero la
como pensamiento y como acción, y con él la coexistencia de trabajo servil y trabajo asala-
difusión de concepciones de matriz marxista, riado, si bien generalizaba formas de relacio-
solo comenzó a evidenciarse hacia fines de si- nes que permitían la reproducción del capital,
glo, una vez que se hubo completado la aboli- establecía límites insuperables para la consti-
ción de la esclavitud en algunos de los países tución de una clase obrera moderna. El resulta-
más avanzados, o que en otros las fuertes inmi- do fue la marginalización de una parte sustanti-
graciones europeas hubieron creado una masa va de la fuerza de trabajo, la limitación del peso
considerable de trabajadores libres. Sin embar- del proletariado agrícola y el aislamiento frente
go, la aparición en el escenario de las luchas al mundo rural de un proletariado de industria
sociales de las nuevas figuras del proletariado, de por sí fuertemente minoritario y desplazado
de sus instituciones de clase y de formaciones geográficamente hacia las zonas mineras y de
políticas socialistas estuvo condicionada en la costa5. Lejos de conducir a una moderniza-
buena parte por la inmadurez en el desarrollo
de un capitalismo industrial de algún modo de Bolivia, la Unión Obrera Primero de Mayo. La crea-
parangonable al de ciertos países europeos y ción formal del Partido Obrero brasileño, en 1890, siguió
también a las limitaciones que caracterizaron igualmente a la abolición de la esclavitud (1888). Y si el
el proceso de abolición del trabajo servil4. La primer periódico obrero cubano, La Aurora, circuló des-
de 1865, la iniciativa de militantes como Enrique Roig
San Martín o Fermín Valdés Domínguez fructificó, en el
4 “También la aparición del socialismo está frecuen- Congreso Obrero de 1892, solo después de la abolición
temente condicionada por la abolición de este trabajo definitiva de la esclavitud (1889)” (Paris, 1978: 166).
servil. Es en 1905, por ejemplo, o sea un año después 5 La ubicación geográfica desplazada hacia los puer-
de la abolición parcial de las corveas para los indígenas, tos y zonas costeñas del proletariado industrial y de
cuando se constituye la primera organización socialista servicios limitó fuertemente la posibilidad de expan-
336 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
ción y a una uniformación material de la diver- de predominio del trabajo servil–, a una penosa
sidad de lo social existente, la introducción y explotación económica y a la negación de los
el desarrollo del capitalismo en América Latina derechos y garantías formalmente reconocidos
produjo una forma económica relativamente por las constituciones “liberales” que las clases
inédita caracterizada por la superposición del dominantes de las jóvenes repúblicas habían
modo capitalista de producción sobre todas las impuesto en sus países. A su vez, las demandas
formas anteriores y por la transformación de del mercado mundial en expansión y el déficit
estas –sin su previa destrucción– en producto- crónico de fuerza de trabajo en algunas regiones
ras de mercancías. latinoamericanas condujeron a las clases domi-
Las necesidades suscitadas por la explota- nantes locales a apresurar el proceso de forma-
ción capitalista de nuestros recursos naturales ción de una masa de trabajadores libres median-
demandaron la construcción de obras de in- te la inmigración masiva de mano de obra ex-
fraestructura como ferrocarriles y puertos, al cedente europea o asiática en una magnitud tal
mismo tiempo que la creación de una incipiente que en países como la Argentina los inmigrantes
industria de transformación en los ramos de mi- constituyeron por muchos años la gran mayoría
nería, textiles, alimentación, vehículos. Con la de los trabajadores de la ciudad y del campo. Y
relativa expansión de un industrialismo moder- este componente extranjero habría luego de gra-
no y de la incorporación de la agricultura al mer- vitar sobre las características y la ideología del
cado mundial, se fue constituyendo una masa de proletariado de las zonas de inmigración masiva
trabajadores sometidos a las más duras condi- (Argentina, Brasil, Uruguay, etc.) contribuyendo
ciones de trabajo –especialmente en los lugares a darle una impronta que solo habrá de modi-
ficarse en la década de los treinta, cuando los
nuevos procesos de industrialización absorban
sión nacional de organizaciones socialistas que, como de las migraciones internas el flujo de fuerza de
la argentina o uruguaya, habían logrado una relativa trabajo necesaria6.
implantación entre los trabajadores urbanos. Sin em-
bargo, las áreas de difusión de las corrientes políticas
socialistas o anarquistas obedecen a muchas otras ra- 6 Es un error demasiado generalizado atribuir en for-
zones que no son simplemente las de las características ma casi exclusiva el tipo de comportamiento de la clase
estructurales de la fuerza de trabajo. obrera del período al hecho de su condición extranjera.
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina337
El hecho es que las características propias de fracturaban las sociedades nacionales en zonas
la expansión capitalista en América Latina y la de “modernidad” y zonas de “atraso”. Antes que
profunda transformación operada por la intro- en un continente arrastrado irremisiblemente al
ducción masiva de fuerza de trabajo extranjera torrente del progreso universal, América Latina
en un período relativamente breve provocaron se transformaba velozmente en una vasta área
una dislocación económica y social radical de de disgregación social que exacerbaba las ten-
toda la sociedad latinoamericana. Lo que ante los siones, desarticulaba las relaciones sociales tra-
ojos de las clases dominantes y de la inteligencia dicionales y postergaba sine die la constitución
americana aparecía como un gigantesco esfuer- de esas naciones burguesas que el pensamiento
zo de “europeización” de toda la región, proceso positivista europeo y su réplica americana con-
que era exaltado como una conquista irrever- cebían como un resultado ineluctable del pasaje
sible del progreso y de la civilización, ocultaba de la sociedad militar a la sociedad industrial, o,
en realidad una distorsión siempre mayor de dicho de otro modo, de una sociedad estamental
la sociedad global, una diferenciación crecien- controlada por caudillos a una sociedad de cla-
te de las estructuras económico-sociales, que ses en lucha entre sí, pero regulada por el saber
científico. Tal como ya había observado Marx
Es indiscutible que dicha condición operó como un ele-
para el caso de Rusia –esbozando una perspec-
mento retardatario de los procesos de nacionalización tiva de búsqueda que quedó lamentablemente
de los trabajadores. Pero exagerar su importancia con- inconclusa, y que sus discípulos no parecieron
duce a menospreciar la importancia decisiva que tienen tener interés alguno en desarrollar:
los análisis histórico-estructurales en el estudio de la
constitución de la clase obrera latinoamericana y de
[…] la aparición del sistema ferroviario en los prin-
sus formas de acción. Solo a partir de esos estudios –
aún tan escasos y deficientes en nuestra historiografía– cipales países capitalistas permitió –e incluso obli-
será acaso posible encontrar el fundamento real de una gó– que naciones en las que el capitalismo abarca-
similitud de comportamientos incluso en lugares donde ba solo una reducida capa superior de la sociedad
la inmigración fue notoriamente menor o casi inexis- crearan y ampliaran repentinamente su superes-
tente. No es necesario aclarar que este error de tipo re-
tructura capitalista en una medida enteramente
duccionista tiene como trasfondo político la visión del
socialismo como un fenómeno “externo” a una realidad desproporcionada al conjunto del organismo so-
supuestamente ajena a las determinaciones de clase. cial, que llevaba a cabo la mayor parte del trabajo
338 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
productivo según los métodos tradicionales. Por Una situación como la aquí esbozada no
eso no cabe la menor duda de que en esos Estados podía menos que provocar serias consecuen-
el ferrocarril ha acelerado la desintegración social cias sobre el tipo de socialismo y sobre sus
y política, de la misma manera que en los Estados áreas geográficas de difusión, en un territorio
más avanzados ha acelerado el desarrollo final y, en el que el surgimiento de un proletariado
por lo mismo, la transformación final de la produc-
ción capitalista (Marx, 1981 [1879]: 126-127).
siguiente: “[...] un país en el que la sociedad burguesa
Tanto América del Norte como América del Sur no se desenvolvió sobre la base del régimen feudal,
estaban involucradas contemporáneamente sino a partir de sí misma; donde esta sociedad no se
en un mismo proceso de incorporación al mo- presenta como el resultado supérstite de un movi-
miento secular, sino como el punto de partida de un
vimiento general de la sociedad moderna; sin nuevo movimiento; donde el Estado, a diferencia de
embargo, las vías que debieron recorrer resul- todas las formaciones nacionales precedentes, es-
taron en definitiva diferentes, porque también tuvo subordinado desde un principio a la sociedad
eran por completo diferentes sus respectivas burguesa, a su producción, y nunca pudo plantear la
estructuras económicas y sociales. Los mismos pretensión de constituir un fin en sí mismo; donde, en
conclusión, la sociedad burguesa misma, asociando
elementos técnicos y procesos económicos que las fuerzas productivas de un mundo viejo al inmen-
condujeron a una sociedad que, como la nor- so territorio natural de uno nuevo, se desarrolla en
teamericana, era capitalista desde sus inicios, a proporciones hasta ahora ignotas y con una libertad
transformarse ya a finales de siglo en una nación de movimientos desconocida, y ha sobrepasado con
moderna, hicieron aflorar en Hispanoamérica largueza todo trabajo precedente en lo que atañe al do-
minio sobre las fuerzas naturales; y donde, por último,
un mundo de problemas no resueltos que tras- las antítesis de la sociedad burguesa misma aparecen
ladaron a un futuro impredecible los sueños de solo como momentos evanescentes”. En este sentido
la conquista de una plena modernidad para las Engels (s/d) podía sostener con una expresión para-
repúblicas del subcontinente7. dójica que América era “el más joven pero también el
más viejo país del mundo”, un país burgués desde el
inicio de su historia y en el que la república burguesa
7 Marx retornó muchas veces sobre las causas de la se constituye en una suerte de modelo al que tenderán
completa modernidad de los Estados Unidos. En los a conformarse los Estados modernos arrastrados por
Grundrisse (Marx, 1976: 92), por ejemplo, afirmaba lo el mecanismo de reproducción del capital.
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina339
urbano8, la fractura inicial derivada de las ca- preexistente y abriendo una nueva etapa en las
racterísticas intrínsecas del tipo de desarrollo luchas sociales que aún está lejos de concluir.
capitalista se profundizará hasta alcanzar los La segunda consecuencia se refiere a las
grados extremos de dualización que la socio- expresiones ideológicas de todo este proceso.
logía latinoamericana ha calificado de manera Porque es evidente que las dificultades objetivas
aproximativa como de “colonialismo interno”. con que se enfrentaba la clase obrera para cons-
Cuando la crisis de los años treinta provoque tituirse como tal se daban en el interior de un
un sacudimiento radical de todo este sistema, tejido nacional y continental en el que predomi-
ambas vertientes del movimiento social irrum- naban una multiplicidad de corrientes democrá-
pirán en la vida política e intelectual de las ticas revestidas de un fuerte carácter social, de
naciones latinoamericanas como dos corrien- sostenidas esperanzas mesiánicas en una rege-
tes netamente diferenciadas y hasta antagóni- neración universal, sin que existieran entre ellas
cas, profundizando gravemente una diferencia las fronteras más o menos precisas que luego de
la revolución de 1848 se fueron estableciendo en
Europa. La superposición estructural de formas
productivas que reconocían tiempos y modali-
8 Estamos simplificando. La relación ciudad-campo
es extremadamente más compleja que el simplista es-
dades distintas parecía corresponderse con un
quema de la progresividad per se del modelo urbano extremo sincretismo ideológico que borraba los
sobre el rural, que, como es comprensible, era un su- contornos de las ideologías y de sus propues-
puesto incuestionado del “marxismo” de la Segunda tas de transformación social. Hasta avanzado
Internacional, pero también de la Tercera en la medi- el nuevo siglo, América Latina parecía detenida
da en que la recuperación leninista de la potencialidad
política del campesinado no significaba la liquidación
en un mundo de esperanzas de regeneración
del paradigma urbano-obrerista sobre el que se funda- universal semejante al de los años que precedie-
ba. Para nuestro caso, y como veremos más adelante, ron en Francia a la revolución de 1848. Como
resulta de interés recordar la posición de Juan B. Jus- anota con acierto Robert Paris (1978: 167), “la
to al respecto por cuanto su proyecto de un desarrollo ausencia de un modo de producción dominante
argentino basado en una democracia rural avanzada
tendía a distinguirlo netamente de ese marxismo “ale-
hace que el espacio americano aparezca abier-
mán” –y por tanto también bernsteiniano– al que con to a todas las experiencias y que, a veces, hasta
demasiada ligereza se lo ha querido siempre adscribir. parezca suscitarlas”; la persistencia de la utopía,
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina341
En la medida en que la vida social del conti- nacionales, y de una vasta masa de proletaria-
nente estaba fuertemente teñida de la presen- do urbano y rural, en su gran mayoría de origen
cia de un subproletariado generalizado, para el inmigrante, colocada en la situación objetiva
que carecían de sentido las luchas de las clases de fuerza de trabajo segregada y explotada,
propietarias por la constitución de los Estados era natural la existencia de un larvado senti-
miento de rebeldía contra una recomposición
del tejido social que se realizaba a expensas y artesanos de la ciudad y del campo, en gran
de las clases subalternas. Las masas populares medida inmigrantes, los campesinos pobres,
mantuvieron y profundizaron una actitud de los peones y desocupados, la juventud intelec-
protesta que tendía a estallar bajo las formas tual pequeñoburguesa de la que podría decirse
de una violencia destructiva, las más de las ve- lo mismo que el propio Bakunin decía del am-
ces espontáneas, viciadas de odio y desespera- biente anarquista italiano de los años setenta:
ción. La reacción inmediata contra el “desor-
den social” impuesto por las clases dominan- La Italia posee lo que falta en los demás países;
tes encontraba en las doctrinas libertarias una una juventud ardiente y enérgica, con frecuencia
ideología acorde con una visión que fundaba desposeída, sin carrera y sin salidas, la cual, no
en la eliminación física de toda la estructura obstante el origen burgués, no está moral e inte-
autoritaria y represiva la posibilidad de la libe- lectualmente exhausta, como la juventud burgue-
ración de los hombres. Las esperanzas puestas sa de los demás países. Esta juventud se precipita
en una resolución catastrófica e inmediata del hoy de cabeza en el socialismo revolucionario, en
presente, que es típica del mundo de nuestro si- el socialismo que acepta por entero nuestro pro-
glo y particularmente de sus zonas periféricas, grama (Bakunin, 1971: 85).
tornaba en definitiva prescindible toda estrate-
gia que se planteara objetivos futuros a largo La crítica, entre romántica y violenta, de las
plazo. La redención humana solo era posible instituciones “sagradas” de la sociedad bur-
si los hombres estaban dispuestos a rebelarse guesa, de la propiedad privada, el Estado, el
ya contra la nueva sociedad nacional, que era parlamento, el Ejército, la Iglesia, la familia,
la que aparecía ante ellos como la causante de la educación, encontraba terreno fértil en una
sus males presentes. masa de trabajadores que eran verdaderos pa-
En este ambiente objetivamente apto para rias expulsados de sus aldeas de Italia o de
la penetración de concepciones como las de España por la miseria endémica, la opresión te-
Bakunin, las doctrinas libertarias ejercieron rrateniente y la violencia del Estado. Rotos los
una profunda fascinación sobre ese vasto mun- vínculos con su comunidad y su familia, desa-
do de los “humillados y ofendidos” que eran rraigados en una tierra extraña, ¿cómo podían
los destinatarios de sus ideas: los proletarios esos hombres no sentirse atraídos por esta
344 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
nueva comunidad basada en el respeto mutuo, de la utilidad que podían obtener los trabaja-
en la fraternidad y en la igualdad ofrecida por dores de su participación en luchas políticas
los ideales libertarios y colectivistas? Las aso- y electorales a las que, en definitiva, conside-
ciaciones en las que los anarquistas trataban de raban extrañas a sus intereses y sentimientos.
incorporar a los trabajadores, esas verdaderas Las corrientes libertarias y sindicalistas podían
comunas basadas en el apoyo mutuo, tenían lograr una receptividad mayor que las socia-
por función no solo la defensa de sus intere- listas porque se basaban precisamente en este
ses profesionales y la difusión doctrinaria, sino apoliticismo natural de las clases subalternas,
también la de integrarlos cultural y societaria- al que contribuían a su vez a consolidar. El
mente en su condición de “pueblo trabajador”, predominio que de tal modo fueron conquis-
es decir, de seres humanos desposeídos y por tando en el interior del movimiento obrero en
lo tanto excluidos de la civilidad burguesa. Era formación frenó la posterior expansión del so-
una forma de estructurar una verdadera cultu- cialismo de filiación marxista, contribuyendo a
ra de oposición, capaz de mantener vivo el re- fortalecer entre estos aquellas tendencias más
chazo violento del capitalismo e incólume la fe moderadas y reformistas.
apasionada en la siempre próxima e inmediata Un hecho al que se debió en buena parte la
revolución social. gran difusividad del anarquismo, tanto en su
El aislamiento en que estaban los trabajado- variante individualista, primero, y en la sindi-
res respecto de la sociedad global, la ausencia calista, después, fue la capacidad de atracción
o debilidad de las instituciones de la democra- que mostró tener frente a la intelectualidad de
cia burguesa que operaban en Europa como origen pequeñoburgués. En América Latina el
mecanismos de incorporación de las masas al anarquismo reclutó a los intelectuales avanza-
sistema político (el sufragio universal, la plena dos de las primeras décadas del siglo, particu-
libertad de expresión sindical y política, etc.), larmente aquellos formados al margen de las
los obstáculos creados para el libre acceso de instituciones universitarias y de los ambientes
los inmigrantes a la tierra y a la conquista de académicos, cada vez más sensibilizados fren-
sus derechos ciudadanos, crearon en América te a la violenta irrupción de la “cuestión social”
condiciones aun más favorables para la difu- en la realidad del subcontinente –y no solo de
sión de aquellas corrientes que desconfiaban este. La relativa libertad de prensa existente por
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina345
esos años permitió a los anarquistas desplegar Río de la Plata de las dos figuras internacional-
una formidable publicística que convirtió a la mente más destacadas del anarquismo, como
Argentina en uno de los lugares más importan- fueron Enrico Malatesta y Pietro Gori, contri-
tes de difusión de la literatura de corte social, buyó tan decisivamente a crear una atmósfera
lo cual era también una demostración de una cultural favorable en los medios intelectuales
relevante capacidad de organización cultural de Buenos Aires, que durante años la bohemia
e intelectual. Según afirma Nettlau (1927: 17), porteña se sintió totalmente identificada con
Buenos Aires era por esa época uno de los dos el mundo moral e intelectual del anarquismo.
centros americanos para la difusión de publi- Figuras como Alberto Ghiraldo, Florencio
caciones anarquistas; un centro tan importante Sánchez, José de Maturana, Rodolfo González
que en 1900, por ejemplo, se llegaron a editar Pacheco, Julio R. Barcos, Elías Castelnuovo,
en esta ciudad tantos folletos y libros de pro- o españoles casi nacionalizados como Rafael
paganda como en Barcelona, máximo centro Barrett, le dieron al anarquismo un irresistible
mundial10. Por otra parte, la presencia en el poder de expansión entre la juventud intelec-
tual iconoclasta. De ahí que haya podido afir-
marse con toda razón que en la Argentina de
10 Oved (1975, T. II: 368) recuerda que “en la actividad
de los grupos anarquistas de la Argentina resaltaba una
la primera década del siglo nacer a las letras
tendencia notable a difundir publicaciones ideológicas “casi era como iniciarse en la anarquía” (Abad
[...]. Entre 1890 y 1905 se editaron en Buenos Aires y de Santillán, 1930: 121)11.
se difundieron en la república (así como en países ve-
cinos) 90 libros y folletos de autores anarquistas, prin-
cipalmente europeos, y de algunos activistas locales.
De este modo Buenos Aires, a fines del siglo XIX y co- liana, y sobre todo española. Los libros, periódicos y
mienzos del siglo XX, se convirtió en uno de los dos folletos de las editoriales anarquistas de Barcelona y
centros principales en el continente americano para la Madrid llegaban pronto a Argentina y eran absorbidos
difusión de publicaciones anarquistas (el otro era Pa- por un público lector numeroso”. La edición del libro de
terson, en los Estados Unidos). La propaganda escrita Oved (1978) El anarquismo y el movimiento obrero en
en ese entonces, por intermedio de las publicaciones, Argentina, publicada por Siglo XXI, no incluye la parte
tuvo amplia difusión; además de la literatura impresa citada de la tesis.
en Buenos Aires, Argentina era un mercado vasto para 11 El mismo autor afirma, quizá con demasiado énfa-
absorber literatura anarquista europea: francesa, ita- sis, que no hubo país donde el anarquismo tuviera tan-
346 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Sin embargo, toda esta inmensa actividad argentino fue un vehículo excelente, pero no
publicística y de propaganda doctrinaria, al ha ofrecido al mundo mucho de original” (Abad
margen en muchos casos de su valor litera- de Santillán, 1938: 182). Pero la falta de “ori-
rio, tuvo un muy bajo nivel teórico y político. ginalidad” teórica del movimiento anarquista
Como destaca Abad de Santillán, que para el argentino no puede ser imputable exclusiva-
caso es una fuente insospechable por la adhe- mente, como hace Santillán, al bajo nivel in-
sión moral e intelectual que mantuvo frente a telectual de sus propagandistas. Vale la pena
un movimiento del cual fue, además, uno de recordar que el movimiento se expande en el
sus máximos exponentes, “se han divulgado Río de la Plata cuando comienza a sufrir de
ideas, pero no se ha pensado; el movimiento una parálisis intelectual en el mundo, de la
que no saldrá ni siquiera en la deslumbrante
ta influencia en la literatura como en Argentina, salvo
aunque lamentablemente breve estación de la
un corto período en Francia: “Se puede decir que la República española12. Al margen, empero, de
gran mayoría de los jóvenes escritores en la Argenti-
na se han ensayado desde 1900 [...] como simpatizan-
tes del anarquismo, como colaboradores de la prensa 12 En una entrevista concedida al periódico La Stam-
anarquista y algunos como militantes [...]” (op. cit., p. pa, Francesco Saverio Merlino, ese socialista anárquico
121). Aunque considerando exagerada esta afirmación al que Robert Michels definió como “el primer revisio-
de Santillán, Oved reconoce que “el anarquismo ejerció nista de Marx en el campo de los socialistas italianos”,
influencia sobre un número de autores jóvenes desta- extendía un certificado de defunción del anarquismo
cados en la primera década del siglo XX. En esos años espontaneísta y romántico de fin del siglo: “Creo que el
estaban muy cerca la bohemia porteña y los círculos partido anárquico está destinado a desaparecer. Es mi
anarquistas; varios de los cafés más famosos de Buenos impresión particular que el partido anárquico no posee
Aires, por ser lugar de cita de los bohemios [...] eran más ningún hombre de primera línea [...] Por lo demás,
conocidos también como lugares de reunión de anar- el partido anárquico ya no produce más intelectualmen-
quistas activos” (Oved, 1975, T. II: 369-370). En estos te; ninguna obra científica o política de valor ha surgido
círculos brillaba con luz propia la figura intelectual más de alguna mente del partido anárquico, que tampoco ha
relevante con que contó el anarquismo en la Argentina, logrado procrear nada nuevo. Cuando el pensamiento
Alberto Ghiraldo. Sobre la relación entre el anarquismo anarquista generaba vigorosas manifestaciones en los
y la intelectualidad argentina, tema aún no suficiente- Estados Unidos, en Alemania, en la propia Inglaterra,
mente abordado, véanse entre otras obras: Cordero el movimiento anárquico lograba expandirse. No solo
(1962); Bagú (1963); Giusti (1965). se ha detenido; está concluido” (Bakunin, 1971: 698). El
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina347
esta crisis teórica del movimiento anarquista importante en las primeras décadas del siglo,
mundial, que no impidió que en América Latina la heterogeneidad de su composición desde el
se destacaran figuras de la magnitud de Manuel punto de vista de las corrientes migratorias que
González Prada o de Ricardo Flores Magón, es las constituyeron era de tal magnitud que solo
acaso en las características propias del movi- podían recomponerse como “clase” autónoma
miento obrero en germen y de su organización en la medida en que ponían entre paréntesis
más representativa donde deba rastrearse la el propio espacio nacional en el que operaba
ausencia o no de “originalidad” del anarquismo tal recomposición. En el acto mismo de reafir-
argentino. Aun cuando las clases trabajadoras marse como clase obrera, paradójicamente se
tenían en Argentina un peso numéricamente vedaban a sí mismas la comprensión teórica de
la posibilidad de su conversión en “clase nacio-
agotamiento teórico del pensamiento anarquista no lo-
nal”. Excluidas objetivamente del sistema polí-
grará ser superado ni por figuras de la importancia polí- tico, su propia fuerza numérica las arrastraba a
tica de un Enrico Malatesta, o de un Camillo Berneri, en un quid pro quo de pensamiento y de acción,
España. Solo en los años sesenta, y como resultado del del que por largos años no pudieron escapar
cuestionamiento anticapitalista del movimiento estu- y por el cual la conquista de una conciencia
diantil y de luchas obreras de nuevo signo, emerge una
izquierda extraparlamentaria y radicalizada que ade-
“obrera” solo podía ser hecha a expensas de la
más del marxismo recupera la temática antiautoritaria posibilidad de pensar en la teoría y en la prác-
y no institucional del anarquismo y del comunismo de tica los caminos que pudieran conducirlas a la
izquierda europeo de la década del veinte. Lo cual, aun- conquista de una transformación revoluciona-
que no siempre se esté dispuesto a reconocerlo, contri- ria de la sociedad en su conjunto que inspiraba
buyó decisivamente a incorporar a la discusión sobre
el socialismo un conjunto de problemas soslayados
muchas de sus acciones. Una doctrina como la
durante muchos años por el movimiento obrero inter- anarquista, que fundamenta en abstractos prin-
nacional. Antes que una resurrección del anarquismo cipios de justicia la denuncia de la explotación
es posible afirmar que estamos presenciando una re- y la explicación de la lucha de clases, no resul-
cuperación por parte del movimiento socialista –en el taba en definitiva apta para contribuir a superar
más amplio sentido de esta palabra de una constante
libertaria a la que las experiencias socialdemócratas
esta limitación por así decirlo “estructural” del
y comunistas ahogaron en la teoría y en la práctica del proletariado argentino y para elaborar una pro-
movimiento social. puesta de transformación basada en un análisis
348 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
concreto de la sociedad argentina, del carácter obrera, en su práctica cotidiana por la defensa
nacionalmente situado de la lucha de clases de los explotados, donde podremos encontrar
y de la naturaleza del Estado. En la teoría, el un filón de búsqueda que nos permita colocar
movimiento anarquista apuntaba solo retóri- en su correcta dimensión la pregunta acerca
camente a la destrucción del poder capitalista; de la verdadera originalidad de un movimiento
en los hechos, su esfuerzo estaba puesto casi que, al igual que su congénere norteamericana
exclusivamente en la defensa de los intereses la Industrial Workers of the World (IWW), más
corporativos de los trabajadores, en tareas de que en la potencialidad de su teoría residía pre-
solidaridad y en la lucha por la conquista de cisamente en una aguda percepción de la con-
una plena libertad de funcionamiento de las dición obrera y de las formas prácticas a través
organizaciones profesionales y culturales del de las cuales podía organizarse para luchar por
proletariado13. Y es aquí, en su estilo de acción sus reivindicaciones.
13 Son bastante ilustrativas al respecto las “Conside- dictaduras [...]. En una palabra, el centro de la FORA
raciones finales” con las que Abad de Santillán (1971: hasta aquí, la resistencia al capitalismo, hay que des-
285-293) termina su libro sobre la Federación Obrera plazarlo por este otro: la preparación revolucionaria.
Regional Argentina (FORA), fechadas el 31 de diciem- La preparación revolucionaria tiene dos aspectos, uno
bre de 1932, o sea, en momentos en los que la sociedad económico y otro insurreccional [...]. La FORA recono-
capitalista en su conjunto, y en particular la argentina, ce como medios de lucha para la conquista de mejoras
atravesaban una profunda crisis económica, social económicas y morales solo la acción directa, es decir, la
y política: “[La FORA] ha cumplido hasta aquí, como acción en la que no intervienen terceros y que se desa-
ninguna otra organización en América, con su misión rrolla por los trabajadores mismos frente al capital ex-
de defensa de los trabajadores, en resistencia tenaz y plotador y al Estado tiránico”. El arma específica de que
abnegada contra el capitalismo. Pero no basta ya la re- dispone, la huelga general, responde perfectamente,
sistencia; es preciso encarar más y más la superación según Santillán, a la lucha contra el capitalismo y el Es-
del actual sistema económico [...]. No es ya la defensa tado en el régimen capitalista; sin embargo, no permite
la que ha de primar, sino el ataque, y ese ataque implica al movimiento salir de él y destruir el monopolio de la
una mejor disposición de nuestras fuerzas, pues en el riqueza y del poder capitalista: “La huelga, el boicot y
terreno económico la producción y el consumo no pue- el sabotaje valen para arrancar esas conquistas y para
den ser interrumpidos, so pena de hacer odiosa la revo- defenderlas; para destruir los pilares del capitalismo no
lución y de tener que sostenerla solo a base de nuevas basta. Y la FORA quiere destruir esos pilares, para eso
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina349
El mérito del movimiento anarquista favora- bajo la inspiración del anarquista italiano Pietro
ble a la organización sindical, es decir, anarco- Gori, fue un verdadero crisol donde se fundie-
sindicalista, residió en haber intentado con éxi- ron una diversidad de nacionalidades, funda-
to organizar a los trabajadores a partir de sus mentalmente latinas y eslavas, que constituían
características intrínsecas, derivadas en buena una masa trabajadora extremadamente móvil y
parte del tipo de desarrollo capitalista que se im- desprovista de cualquier tipo de calificación téc-
puso en el país y de su condición prioritaria de nica. Unificándolos en organizaciones gremiales
proletariado inmigrante. La Federación Obrera por principio “absolutamente autónomas en su
Regional Argentina (FORA), constituida en 1901 vida interior y de relación”14, la FORA contribuyó
ha sido creada, para eso ha sido sostenida”. Para supe- 14 Bayer enfatiza el papel desempeñado por la FORA
rar esta “falla en su táctica”, la FORA debe “afilar las del V Congreso, es decir, por la organización que se
armas de la revolución y declarar que lo mismo que las mantuvo fiel a los principios del “comunismo anárqui-
conquistas parciales tienen sus métodos propios y ló- co”, en el establecimiento de un nexo orgánico dúctil y
gicos, los tiene la destrucción del régimen de opresión creativo de una masa de trabajadores de por sí bastante
y explotación en que vivimos [...]. La revolución tiene difícil de organizar. “La central obrera anarquista había
sus armas propias, y una organización obrera no pue- logrado algo que luego ningún movimiento político-
de concertarlas más que en estos dos métodos: Ocu- gremial superó en nuestra historia: la formación de las
pación de las fábricas, de la tierra y de los medios de ‘sociedades de oficios varios’ en casi todos (¡sic!) los
transporte. Insurrección armada para la defensa de pueblos de campaña. Y lo que es más, casi todas (¡sic!)
esa ocupación”. Resultará una tarea vana buscar en el con sus órganos propios de expresión o sus propios vo-
libro alguna previsión concreta de los procesos reales lantes impresos. Es a la vez curioso e increíble lo que
a través de los que una organización extremadamente hizo el anarquismo por el proletariado agrario argenti-
debilitada por las divisiones internas, la represión po- no: hubo pueblos o pequeñas ciudades del interior don-
licial y la coyuntura económica de crisis, como era la de el único órgano de expresión, el único periódico, era
FORA a comienzos de los años treinta, podía ser capaz la hoja anarquista, con sus nombres a veces chorreando
de efectuar, en un tiempo más o menos razonable, un bondad, a veces oliendo a pólvora. Y los únicos movi-
desplazamiento de fuerzas como el planteado. El llama- mientos culturales dentro de esas lejanas poblaciones
do a la insurrección en boca del autor no es sino una fueron los conjuntos filodramáticos que representaban
exhortación a no integrarse, a resistir paciente y obsti- obras de Florencio Sánchez, Guimerá o Dicenta [...]. En
nadamente la derrota para estar prontos a usufructuar los pueblos de campaña con estación de ferrocarril se
la inevitable victoria del mañana. juntaban tres organizaciones obreras anarquistas: la de
350 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de mano de obra proveniente de Europa y solo Sin embargo, vale la pena preguntarnos
pudieron crecer en disputa permanente con las hasta qué punto es cierta la afirmación tantas
corrientes democráticas, radicales y anarco- veces repetida –y nunca demostrada– que la
sindicalistas. Pero mientras en México, Brasil fragmentación en dos tendencias radicalmen-
o el Perú el predominio de esas corrientes te contrapuestas de ese campo democrático
bloqueó, por lo menos hasta los años veinte, y socialista, sin fronteras claramente defi-
casi por completo la difusión del socialismo nidas, fue en América Latina el resultado de
de raíz marxista, en aquellos países donde el una profundización en el conocimiento del
desarrollo prematuro de la institucionalidad marxismo. Si aceptamos con Antonio Labriola
burguesa había provocado una cierta liberali- que “el complejo de doctrinas que en la ac-
zación del sistema político –como fue el caso tualidad se suele llamar marxismo solo ha
de Argentina, Uruguay y Chile–, anarquismo y llegado en verdad a su madurez en los años
socialismo coexistieron durante largo tiempo del 1860 al 1870” (Labriola, 1973: 88)19. ¿Qué
realimentándose mutuamente18.
luchas sociales buena parte de los líderes obreros y de
18 Al igual que lo ocurrido en Europa, en América La- la masa de trabajadores movilizados. El hecho de que
tina el proceso de organización de la clase obrera en las características estructurales establezcan los límites
el plano sindical y político reproducía una insuprimible de la acción sindical y hasta los módulos organizativos,
tensión interna del propio proceso. La dialéctica anar- no significa que determinen el signo ideológico de tal o
quismo/socialismo no estaba expresando en el plano de cual organización. Porque las clases obreras argentina
la ideología y de la acción política la polaridad verdad/ y chilena tenían fuertes rasgos distintivos, una misma
error, como creían los antagonistas, sino dos fases o ideología y propuesta política como la socialista tenía
perspectivas de una situación en sí misma contradic- en ambos países una morfología y funcionalidad dife-
toria. Por esto, atribuir el predominio de una u otra co- renciadas.
rriente exclusivamente a las características estructura- 19 Es importante recuperar esta observación de La-
les de la clase obrera latinoamericana (del tipo: masas briola que considera al marxismo como un fenómeno
de extracción artesanal = anarquismo; proletario indus- históricamente determinado y no como un sistema dog-
trial = socialismo) es una explicación que soslaya as- mático de verdades ya adquiridas desde las primeras
pectos tan importantes y decisivos como, por ejemplo, elaboraciones de Marx y Engels. Y esto por dos razo-
el de las experiencias políticas previas y el tipo de orga- nes: en primer lugar, para superar una concepción res-
nizaciones en cuyo interior realizaron experiencias de trictiva y maniquea de la historia del marxismo y del
354 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
conocían de ese cuerpo de doctrinas los so- Comunista (Marx y Engels, 1973 [1848]) la
cialistas americanos que desde fines del siglo Miseria de la filosofía (Marx, 1987), La gue-
se definían como marxistas? Evidentemente rra civil en Francia (Marx,1973b [1871]), los
muy poco y bastante mal. Excepto algunas manifiestos de la Asociación Internacional de
obras de los fundadores como el Manifiesto los Trabajadores (Marx, 1973 [1864], 1973a
movimiento obrero; en segundo lugar, para poder abor- para dar paso “a la verdadera organización de la clase
dar en términos de problemática historicidad la quere- obrera para la lucha”, debía ser de fundamental impor-
lla acerca del encuentro del marxismo, en cuanto teoría tancia para la elaboración marxiana y condujo a Marx y
de la transformación social, con el movimiento social a Engels a la firme convicción de que la desembocadura
no solo de los países capitalistas centrales, sino tam- de ese proceso debía ser la formación de partidos nacio-
bién en el resto del mundo. El reconocimiento implíci- nales autónomos de la clase obrera. Vale la pena citar al
to en la formulación de Labriola de que la maduración respecto una comunicación de Engels al Consejo Fede-
del pensamiento de Marx no es un hecho puramente ral español de la Internacional, escrita el 13 de febrero de
individual, puesto que se corresponde con la madu- 1871, donde aparece taxativamente enunciada la idea de
ración de un proceso en el que adquiere una decisiva que la formación de los partidos políticos nacionales era
importancia la transformación histórica de ese sujeto el resultado inevitable de un proceso de maduración de
concreto al que la doctrina asigna una función esencial, la autonomía política de la clase obrera: “La experiencia
instala a la investigación historiográfica en el terreno ha demostrado en todas partes que el mejor medio para
concreto de una realidad dada y otorga al encuentro liberar a la clase obrera de esta dominación de los anti-
del marxismo con el movimiento obrero el carácter de guos partidos consiste en fundar en cada país un partido
un problema siempre abierto en la medida en que cada proletario con una política propia, política que se distin-
uno de los términos se resuelve en su relación con el ga claramente de la de los demás partidos, ya que debe
otro. La definición del encuentro en términos de corres- expresar las condiciones de emancipación de la clase
pondencia es una vía para eludir el falso dilema de las obrera. Las particularidades de esta política pueden en
interpretaciones marxistas condenadas a oscilar entre cada caso variar según sean las circunstancias de cada
una versión especulativa y una versión pragmática de la país; pero puesto que las relaciones fundamentales entre
relación entre teoría y movimiento social. capital y trabajo son en todas partes las mismas y puesto
En cuanto al contenido en sí de la afirmación de Labriola que en todas partes subsiste el hecho del poder de las
(1973: 88), es innegable que una experiencia como la de clases poseedoras sobre las clases explotadas, los prin-
la Primera Internacional a la que indirectamente se refie- cipios y el fin de la política proletaria serán idénticos,
re, en la medida en que estaba encaminada a superar el por lo menos en todos los países occidentales” (Marx y
nivel de “secta” de la acción obrera y socialista anterior Engels, 1962, T. 17: 288).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina355
[1871]) y los fragmentos del Anti-Dühring principios y de los fines del socialismo, de
(Engels, 1964) que Engels recogió en folleto acuerdo con el programa de la socialdemo-
aparte sobre La evolución del socialismo de cracia de Alemania”, era al mismo tiempo el
la utopía a la ciencia (Engels, 2012 [1891]), mayor centro de difusión de la literatura anar-
las ideas socialistas eran conocidas a través quista y social en general20.
de divulgadores como Gabriel Deville (1883), En realidad, el debate en el interior de este
cuyo resumen de El Capital fue traducido abigarrado mundo de fermentos sociales que
al español ya en 1883, Carlo Cafiero, Paul condujo a la conformación de los socialistas
Lafargue (2002 [1883]) y algo de Karl Kautsky como un movimiento autónomo versó no tan-
(1903). Y aunque el socialista argentino Juan to sobre la “ciencia” de unos contrapuesta a
Bautista Justo había traducido el primer tomo la “utopía” de los otros, como sobre si se de-
de El Capital (Marx, 1898) para la editorial bía o no intervenir en la vida política de cada
madrileña de F. Cao y D. de Val, esta obra fue país con una organización política propia. Los
durante las primeras décadas del nuevo siglo partidarios de Marx –y no todavía los “marxis-
más reverenciada que leída, excepto por el tas”, en la medida en que este término se in-
propio Justo. En el pensamiento social lati- corporó al vocabulario político años después
noamericano, Marx era uno más de una vasta y solo adquiere un carácter más claro de de-
pléyade de reformadores sociales que las de- finición política cuando en los años veinte lo
ficientes ediciones españolas mal traducían asuman los partidos comunistas latinoameri-
del francés. Y en las publicaciones de la épo- canos recientemente formados– eran aquellos
ca eran mucho más citados publicistas como
Louis Blanc, Eliseo Reclus, Benoit Malon,
Enrico Malatesta, Achilles Loria, Enrico Ferri, 20 La exhumación del archivo del checo Anton Neu-
Proudhon, Bakunin o Luisa Michel, que Marx gebaur ha permitido reconstruir la historia del club
y Engels. La ausencia de fronteras entre las di- Vorwärts, el cual, por lo menos hasta principios de los
versas tendencias era tal que el club Vorwärts, noventa cuando el grupo de G. Avé-Lallemant conquista
su dirección, nucleaba no solo a socialistas marxistas,
por ejemplo, fundado en 1886 en Buenos Aires como se pensaba erróneamente, sino también a repu-
por emigrados socialistas alemanes, con la fi- blicanos y anarquistas. Véase sobre este tema el artícu-
nalidad de “cooperar a la realización de los lo de Klima (1974: 111-134), que consultó dicho archivo.
356 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
que, desconociendo en gran medida lo efecti- 524-530) o Pablo Zierold, de México, la social-
vamente dicho y pensado por Marx, admitían democracia alemana aparecía como una gran
como lo esencial de su pensamiento la afirma- fuerza política iniciadora de una época nueva
ción de la necesidad de que las clases trabaja- en la historia de los movimientos sociales, ex-
doras se dieran un partido político propio, el presión de una moderna cultura laica y demo-
partido socialista u obrero, que debería actuar crática, y forjadora consciente de un proyecto
en la vida nacional siguiendo los patrones de de transformación social. Representaba un
conducta de las organizaciones socialistas ejemplo que debía ser seguido y hasta imitado.
que integraban la Internacional Socialista Sin embargo, el ejemplo de la socialdemo-
y Obrera, de la que el partido alemán era el cracia alemana, aureolada del apoyo que le
ejemplo más destacado. La rotunda victoria prodigara Engels al considerarla como un mo-
electoral conquistada por los socialistas ale- delo internacional de partido socialista, llegó a
manes el 20 de febrero de 1890, y poco tiempo nuestras tierras cuando comenzaba a romperse
después, la caída de Bismarck, el hombre que el difícil equilibrio programáticamente alcanza-
más se había empeñado en destruirlos, no po- do entre la perspectiva palingenética en la que
día menos de tener un valor paradigmático y se inspiraba y su naturaleza de partido de ma-
ejercer un poderosísimo influjo sobre los in- sas moderno, vinculado por miles de hilos visi-
tentos de formación de partidos obreros en bles e invisibles al sistema político del Estado
América. Ante socialistas como Germán Avé- germano. De ese partido, lo que se trasvasó a
Lallemant, que entre 1894 y 1909 fue un asiduo América fue su visión del marxismo como ideo-
corresponsal en la Argentina de Die Neue Zeit logía del desarrollo y la modernización, en el
–órgano científico de la SDP dirigido por Karl interior de una insuprimible lucha de clases en
Kautsky (1890)–, o Juan B. Justo, lector cons- la que el socialismo representaba el “partido
tante de las publicaciones sociales europeas del progreso”. El divorcio cada vez mayor entre
y en particular alemanas, o ante los socialis- los principios teóricos proclamados y la activi-
tas de San Pablo, que en lo concerniente a sus dad práctica se revertía en América en forma
ideas “se ubican total y absolutamente en el agravada, acentuando una ignorancia de la teo-
terreno de los postulados establecidos por ría que los socialistas europeizantes se empe-
sus compañeros alemanes” (Cf. Löbe, 1902: ñaban en considerar como propia no solo del
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina357
desdeñoso paternalismo del que hacía gala la doctrinario y político de las débiles organiza-
socialdemocracia alemana en sus relaciones ciones socialistas del subcontinente, sorpren-
con los partidos u organismos socialistas del de sin embargo la pobreza de sus propuestas
mundo no europeo –y aun no Mitteleuropeo–, alternativas, el sentimiento de externidad o,
y que, como es lógico, influía poderosamente para decirlo de otro modo, el distanciamiento
en la mentalidad de los militantes alemanes que trasuntan sus escritos, como si estuvie-
emigrados a América Latina22. ran presididos por la certeza de la imposibili-
No obstante lo fundado de buena parte dad de modificar esa situación de atraso hasta
de sus observaciones sobre el primitivismo tanto el crecimiento de “una masa obrera con
22 Aún falta un estudio detenido sobre el papel desem- de vista industrial como intelectual”. Es posible pensar
peñado por la emigración alemana en la formación del que haya sido esta doble condición de “técnicos” e “in-
socialismo latinoamericano. Pero sobre la diferencia telectuales” que caracterizaba a la emigración alemana
entre la emigración “latina”, y más particularmente ita- lo que contribuyó además a reforzar ese paternalismo
liana, y la alemana, resultan sugerentes las observacio- característico de la socialdemocracia alemana. Un caso
nes de Gramsci (1953: 210-211): “En Alemania el indus- paradigmático es el de Germán Avé-Lallemant (1835-
trialismo produjo en un primer tiempo una exuberancia 1910), ingeniero agrimensor y estudioso del marxismo,
de ‘cuadros industriales’, que fueron quienes emigraron que fundó en 1890 el semanario El Obrero, y figura re-
en condiciones económicas bien determinadas. Emigró levante de un grupo compuesto en su mayor parte de
un cierto capital humano apto y calificado, junto con alemanes (Augusto Kühn, Guillermo Schulze, Gotardo
una cierta escolta de capital financiero. La emigración Hümmel, Germán Müller) que contribuyeron a formar
alemana era el reflejo de cierta exuberancia de energía el Partido Socialista, en el interior del cual mantuvie-
activa capitalista que fecundaba economías de otros ron siempre una actitud crítica y de principios, y que
países más atrasados o del mismo nivel, pero escaso de finalmente formaron parte desde sus inicios del Partido
hombres y de cuadros dirigentes. En Italia el fenómeno Comunista. Una recopilación parcial de los escritos de
fue más elemental y pasivo y, lo que es fundamental, Avé-Lallemant, precedida de una introducción de Leo-
no tuvo un punto de resolución, sino que aún conti- nardo Paso, se publicó hace algunos años (Avé-Lalle-
núa [...]. Otra diferencia fundamental es la siguiente: la mant, 1974). Pero el estudio más detenido de su vida
emigración alemana fue orgánica, es decir junto con la intelectual y política, aunque deformado por una visión
masa trabajadora emigraron elementos organizativos fuertemente ideologizada y anacrónica de los términos
industriales. En Italia emigró solo masa trabajadora, del debate en el interior del Partido Socialista, sigue
preferentemente todavía informe tanto desde el punto siendo el de Ratzer (1969).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina359
conciencia de sí misma y de sus objetivos” la propia teoría, claro está– entre socialismo y
(Thiessen, 1912: 857) pusiera las condiciones democracia proyectara una propuesta de re-
necesarias para el surgimiento de una fuerza solución que no postergara al primero de los
cabalmente socialista. Su razonamiento per- términos para un futuro lejano e imprevisible.
día así toda capacidad de reacción sobre una Es por esta razón que la crítica al “cosmo-
realidad a la que, en última instancia, descali- politismo” del socialismo latinoamericano,
ficaba y hasta menospreciaba; no era capaz de hecha desde una perspectiva nacionalista, ra-
extraer las consecuencias que necesariamente dical o populista, o a la ausencia en él de “pro-
se derivaban de su justo reconocimiento del posiciones verdaderamente socialistas” (Avé-
terreno “más democrático y reformista social, Lallemant, 1903: 838), como objetaban los so-
antes que socialista” (Zierold, 1911: 396)23 en cialistas más apegados a ciertas experiencias
el que tales organizaciones estaban instaladas. europeas, tienden ambas a menospreciar las
Porque si tal era la situación, el problema con- reales dimensiones intelectuales, culturales y
sistía en cómo debía ser reformulada la doctri- civiles de su actividad. Los socialistas lucharon
na para que la relación inédita –en términos de por organizar a las masas artesanales y consti-
tuyeron, junto con los anarquistas, los prime-
23 Pablo Zierold (?-1938), técnico alemán que emigró
ros núcleos de clase obrera, alimentando en
a México en 1888, constituye otro ejemplo semejante las clases subalternas ese “espíritu de escisión”
al de Avé-Lallemant y el grupo de emigrados alemanes frente a la sociedad que constituye el requisito
de Buenos Aires. Además de las notas enviadas a Die imprescindible para la formación de una con-
Neue Zeit mantuvo correspondencia con Bebel, Liebk- ciencia de clase. Contribuyeron así a constituir
necht y Rosa Luxemburg y tradujo al español artículos
y ensayos de socialistas europeos. En 1911 fue uno de
una concepción del mundo distinta y contra-
los fundadores del Partido Socialista Obrero mexicano, puesta a la de las sociedades tradicionales, de
organizado según el modelo del Partido Socialista espa- modo tal que sus teorías y su práctica forma-
ñol. Lamentablemente su archivo, legado después de su ron parte inescindible del proceso de organiza-
muerte al Partido Comunista mexicano, se ha extravia- ción de las clases populares latinoamericanas.
do, por lo que hasta ahora resulta imposible reconstruir
tanto la intensidad de sus relaciones con los socialistas
Todos estos eran objetivos valiosos por sí mis-
europeos, como la historia de ese partido. Tomamos la mos; sin embargo, les faltaba algo esencial para
referencia de García Cantú (1969: 130-132). ser parte constitutiva de una estrategia que
360 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
pudiera merecer el nombre de socialista; les fal- dilatación de los elementos de modernidad la
taba una perspectiva política vinculada a la ac- posibilidad de una perspectiva socialista. Es
ción teórica y práctica por imponer soluciones comprensible por tanto que encontraran en el
avanzadas a los grandes problemas nacionales. marxismo de la Segunda Internacional o, con
En una palabra, no incluían una definición po- más propiedad, en la construcción hegemónica
líticamente productiva sobre las condicionales que de él hizo la socialdemocracia alemana, la
“nacionales” para el cumplimiento integral de teoría más apropiada para entender la realidad.
una revolución democrática y de su tránsito a Colocados fuera de una perspectiva concreta
una transformación socialista. Porque nunca de poder, una doctrina que fundaba en la fuerza
se les planteó en la práctica el problema del po- espiritual de los principios y en la capacidad
der; para desplegar su actividad no necesitaron organizativa del partido la homogeneización
de la rigurosa determinación, o especificación, política de la clase, se les aparecía como el ins-
de los elementos originales y propios del pro- trumento más idóneo para actuar en condicio-
ceso histórico nacional y continental en el que nes de atraso. Paradójicamente, una ideología
les tocó actuar. Es por ello que, y sin tener una que ocultaba, detrás de la radicalización kauts-
clara conciencia de ello, apostaron simplemen- kiana de la teoría, una estrecha política de
te a la democratización de la vida ciudadana y representación de los intereses corporativos
a la organización de las clases populares. Pero de una clase obrera fuerte se convertía en la
vale la pena reconocer que en esa apuesta estu- concepción dominante de un movimiento que
vo acaso la mayor de sus virtudes. tenía por base un proletariado no industrial. La
Porque intentaron dar una expresión políti- funcionalidad reformista de la socialdemocra-
ca a una clase instalada aún en un terreno “no- cia alemana, despojada de su retórica marxis-
nacional” o, para decirlo en otros términos, en tizante, se ponía claramente de manifiesto en
el interior de un horizonte económico-corpora- un territorio que solo podía recuperar de ella
tivo y pequeñoburgués, teñido de la presencia su condición de partido parlamentario de las
de fuertes tradiciones populares de romanti- reformas sociales. Aquello que los socialistas
cismo social, los socialistas latinoamericanos latinoamericanos privilegiaban de la experien-
tendieron a pensar la realidad dentro de un cia alemana no era el escolasticismo marxista
tipo de pensamiento que hacía recaer sobre la de Kautsky, y ni siquiera el cuestionamiento
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina361
revisionista de Bernstein, sino su capacidad Si eran desconocidas casi por completo situa-
de implementar un partido político moderno ciones anómalas del tipo del socialismo serbio,
y de masa, con principios socialistas genera- o de los socialistas revolucionarios rusos, o de
les lo suficientemente amplios como para que las que provocaron la temprana separación en-
la unidad partidaria no dependiera de una es- tre mencheviques y bolcheviques en la Rusia
tricta adhesión a una teoría sino de la habili- de comienzos de siglo, ¿a qué otras experien-
dad política excepcional de sus líderes. No en cias podían dirigir sus miradas en búsqueda de
vano fue precisamente August Bebel, un diri- ejemplos iluminadores? Hay que recordar que
gente que reunía una aguda percepción políti- hasta la aparición del movimiento comunista
ca y una relevante capacidad de organización no existió en el socialismo europeo hegemó-
y de dirección, la figura más respetada y hasta nico ninguna tentativa efectiva de ampliación
reverenciada. al mundo no europeo de las categorías analí-
ticas fundamentales de la doctrina de Marx. Y
para el caso particular de América Latina, esta
4. Socialistas europeos y revolución deficiencia resultaba agravada porque ciertas
democrática latinoamericana particularidades de su evolución histórica y
política y de su estructura económico-social la
Si para todas las formaciones socialistas eu- volvían irreductible a una identificación gené-
ropeas la experiencia alemana fue hasta la rica con ese mundo colonial que la expansión
Primera Guerra Mundial la expresión más aca- imperialista arrastró violentamente al torrente
bada y paradigmática de una teoría y de una de la historia. La condición ni periférica ni cen-
práctica marxista, ¿puede sorprender que se tral de América Latina, la temprana conquista
haya convertido también en el modelo indiscu- de las independencias nacionales de los países
tido de los socialistas latinoamericanos? Otras que la formaban, las particularidades de sus
experiencias europeas como la francesa, y en construcciones estatales eran elementos que
menor medida la italiana o española, o el mis- cuestionaban de hecho la generalización indis-
mo cooperativismo belga, eran leídas como criminada del valor explicativo y proyectivo de
adecuaciones y nuevos desarrollos del modelo, la doctrina marxiana, y hasta habían creado un
antes que como tendencias que lo invalidaban. implícito problema teórico al propio Marx, en
362 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
excluido en la teoría y en la práctica a un mun- alemán por sus posiciones ideológicas, teóri-
do al que descalificaba como “bárbaro”. cas y políticas. Todos enfatizaban las conse-
Un ejemplo muy ilustrativo de este soslaya- cuencias exteriores de un proceso del cual solo
miento es el hecho de que dos años después parecían interesarles los ecos en los Estados
de iniciada la revolución mexicana no se hi- Unidos. Como anota agudamente Leopoldo
ciera ninguna mención de ella en el Congreso Mármora26 (1981: 4),
Socialista Internacional de Basilea, realizado
en noviembre de 1912. Podría pensarse que […] la estructuración y la dinámica interna de la
la atención de los participantes fue unilate- sociedad mexicana están ausentes o integradas
ralmente desplazada hacia los inminentes pe- a los mismos de un modo totalmente accesorio.
ligros del estallido de una guerra mundial, o Todo lo que no se adecuaba a los moldes conoci-
que faltó una información adecuada o por lo dos de la lucha de clases “moderna” y “civilizada”
menos suficiente. Sin embargo, si recordamos era ignorado o negado como ahistórico, irracio-
lo escrito por los socialistas europeos sobre nal, etc. Por ejemplo, la fuerza social y cultural
el tema debemos concluir que no pueden ser del sistema agrario comunal fue completamente
estas las razones que expliquen un olvido que
resulta inexcusable desde el punto de vista de
la naturaleza y de los objetivos de un congre- 26 Veamos algunas referencias recogidas por este au-
so concebido por todos como la sede donde se tor: “El destino de México está hoy inseparablemente
debatían las experiencias de lucha de las masas unido al de los Estados Unidos. Los esclavos por deu-
trabajadoras del mundo. Si tomamos, por ejem- das del campo y los esclavos asalariados de la industria
difícilmente podrían liberarse por sus propias fuerzas”
plo, los análisis publicados en Die Neue Zeit y (Thalheimer, 1911: 860; citado en Mármora, 1981);
el Vorwärts!, los dos órganos más autorizados Eugen V. Debs (1912: 31; citado en Mármora, 1981: n.
de la socialdemocracia alemana, observaremos 8) sostiene que la consigna “de los liberales, ¡Tierra y
que, curiosamente, la perspectiva de redacto- Libertad!, ¡Expropiación de los latifundios! no parece
res de la importancia de August Thalheimer, correcta. Las masas proletarias mexicanas son igno-
rantes, supersticiosas, desorganizadas, completamente
Gustav Ledebour o Heinrich Cunow es exacta- esclavizadas y oprimidas. Antes de realizar una ‘revo-
mente la misma no obstante integrar corrientes lución económica’ hay que esclarecer a esas masas e
radicalmente diferenciadas dentro del partido imbuirlas de conciencia de clase”.
364 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
la descalificación del mundo rural y del cam- y hubo menester de las fulgurantes presencias
pesinado identificados con el “primitivismo” y de las revoluciones rusa y china para descubrir,
la “barbarie”. Si es verdad que proletariado y en los años veinte, que en su propio territorio
clase obrera no coinciden necesariamente, lo se estaba operando desde una década anterior
que el europeísmo a ultranza de los socialde- una experiencia de masas de tamaña magni-
mócratas no percibía era que ese proletariado tud. El laboratorio político mexicano ponía a
cuya ausencia lamentaban estaba en las masas prueba la validez de las hipótesis teóricas fun-
rurales movilizadas, que en México consti- damentales del movimiento obrero mundial y
tuían, como es lógico, la fuerza motriz de todo mostraba que sin una refundación de la teoría
proyecto radical de transformación. Del mismo y de la práctica del socialismo la realidad ame-
modo que el débil semiproletariado urbano de ricana era indescifrable para el marxismo.
la ciudad de México –que manifestó una fuerte La paradoja del socialismo latinoamericano
incomprensión del movimiento zapatista por residía, por tanto, en que al operar sobre una
su notable componente religioso, y que ten- realidad distinta de la europea sus esfuerzos por
dió a aliarse con la pequeñaburguesía citadina aplicar a nuestro medio las orientaciones funda-
para reprimir militarmente a las masas cam- mentales del marxismo construido y canoniza-
pesinas en rebelión–, los socialistas europeos do por la Segunda Internacional tenían efectos
no podían entrever siquiera la perspectiva de contradictorios, efectos de los que no se tuvo
la formación de un nuevo bloque social revolu- plena conciencia en su naturaleza y consecuen-
cionario basado en la fusión de fuerzas socia- cias. Si bien les permitía obtener éxitos relativos
les que, como el campesinado y la clase obrera, en la organización de las clases trabajadoras, los
eran, para ellos, expresiones de dos mundos colocaba objetivamente en una posición subal-
excluyentes. terna en el interior del bloque de fuerzas orien-
Es sin duda esta concepción la que explica tadas a la modernización capitalista de la región.
el soslayamiento y aun la negación de uno de El desconocimiento casi total de la esencia de
los hechos revolucionarios más significativos la teoría revolucionaria de Marx, la aceptación
del siglo. Pero no fue solo Europa la que olvidó incuestionada del paradigma socialdemócrata
o trató de silenciar esta realidad traumatizante; que condicionaba la posibilidad del socialismo
ocurrió del mismo modo con América Latina, al crecimiento de las fuerzas productivas y por
366 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
cualquier circunstancia; principios que debían que los militantes latinoamericanos recogieron
ser difundidos como prerrequisito para que un de la experiencia de la socialdemocracia euro-
movimiento obrero, aún no desprendido por pea. Es la aceptación de esta hipótesis lo que
completo del mundo burgués del que surgió, condujo a que, por lo menos hasta Mariátegui,
pudiera conquistar una identidad propia. A ese socialismo y marxismo fueran, en América
mundo lo separaba del proletariado una cisura Latina, “sinónimos de Europa” (Paris, 1981:
radical y la función de la doctrina y de la acción 12). Lo cual explica que solo pudiera formular-
socialista era transformar dicha cisura en una se una propuesta de terrenalización de la doc-
grieta profunda y consciente. trina de Marx a una realidad reconocida en for-
Teoría y movimiento real no eran, por tanto, ma explícita como históricamente diferenciada
los dos términos de una relación que solo po- –aunque dentro del paradigma europeísta y al
día fundarse en la determinación precisa de la precio de la amputación de toda su perspectiva
especificidad histórica del proceso, sino entes revolucionaria– en las zonas más plenamente
abstractos y siempre idénticos a sí mismos en “europeas” del continente, en ese confín de
los que únicamente la ignorancia e incultura América del Sur donde una extensa comarca
transitoria del segundo creaba las dificultades fue convertida prácticamente en colonia de
de inserción del primero. La tarea de los socia- “poblamiento” por el capitalismo central.
listas quedaba reducida, en última instancia, a Ya hemos señalado las consecuencias nega-
una empeñosa e inteligente labor de organiza- tivas para el desarrollo del marxismo derivadas
ción y de educación del proletariado. El peso de la despreocupación del socialismo europeo
aplastante que este debía necesariamente ad- por la singularidad latinoamericana, despreo-
quirir en la sociedad capitalísticamente desa- cupación que mantiene inalterada una actitud
rrollada, según la visión reformista, o los hipo- ya presente en los propios fundadores de la
téticos cataclismos históricos a que estaba con- doctrina. Lo que acaso sorprenda es saber que
denada, según la visión revolucionaria, habrían el cuestionamiento marxiano de la validez uni-
de conducir a ese proletariado a la conquista versal del camino recorrido por el capitalismo
del poder y a la construcción del socialismo. en Europa occidental –que tuvo como origen la
Tal era la concepción del socialismo moder- reorientación de sus estudios hacia el análisis
no, y más en particular de la doctrina de Marx, de los procesos de disolución de la comunidad
368 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
en el que ciertas características propias deter- determinar las causas de la distinta función que
minan una diversidad de caminos irreductible a desempeñaba en una y otra parte la república
ciertos paradigmas teóricos constituidos en la burguesa: forma política de la subversión de la
Europa de fines de siglo29. Ya el propio Marx se sociedad burguesa en Europa era en América
había topado con este problema cuando trató de del Norte su forma conservadora de vida. En
países de vieja civilización, con una formación
29 Ya a comienzos de siglo Werner Sombart (1906) ha-
de clase desarrollada, con condiciones moder-
bía de poner en duda la necesidad de la coincidencia nas de producción “y con una conciencia inte-
entre capitalismo y desarrollo de un movimiento obrero lectual en la que todas las ideas tradicionales se
socialista. En 1906 publica un ensayo titulado sugerente- hallan disueltas por un trabajo secular” la repú-
mente Warum gibt es in den Vereinigter Staaten kein blica burguesa, en cuanto forma política, faci-
Sozialismus? con el propósito, al final no logrado, de
dar una respuesta a la refutación práctica que la expe-
litaba la transición a una forma social distinta.
riencia predominante en los países anglosajones hacía Pero en los Estados Unidos de América, “donde,
de su tesis sobre el socialismo como expresión ideológi- si bien existen ya clases, estas no se han plasma-
ca necesaria derivada de la existencia económico-corpo- do todavía, sino que cambian constantemente
rativa inmediata de los trabajadores. Para la conciencia y se ceden unas a otras sus partes integrantes,
socialista de fines de siglo, la experiencia de la sociedad
americana obligaba a una ampliación considerable de la
en movimiento continuo; donde los medios mo-
teoría marxista y a la necesidad de un enriquecimiento dernos de producción, en vez de coincidir con
de la imagen que se tenía del socialismo. Como es evi- una superpoblación crónica, suplen más bien la
dente, analizar la experiencia socialista en los Estados escasez relativa de cabezas y brazos, y donde,
Unidos solo en términos de “fracaso” impide plantearse por último, el movimiento febrilmente juvenil
la verdadera pregunta: hasta qué punto hubo o no una
“americanización” de las doctrinas socialistas y a qué or-
de la producción material, que tiene un mundo
ganizaciones dieron vida dichas doctrinas que significa- nuevo que apropiarse, no ha dejado tiempo ni
ron un momento de relevante importancia en la constitu- ocasión para eliminar el viejo mundo fantasmal”
ción de la clase obrera norteamericana. Pero un estudio (Marx, 1973 [1852], T. I: 416)30, allí, o en países
de este tipo requiere necesariamente estudiar la historia
del socialismo norteamericano no solo en relación con
la evolución social y económica del país, sino también 30 Justo utiliza estas frases de Marx para mostrar que,
preguntarse de qué manera tal historia estuvo unida a la al igual que en los Estados Unidos, en la Argentina re-
del socialismo europeo. sulta imposible mantener el carácter exclusivamente
370 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
diseminarse por un vasto territorio libre, la sus análisis los llevó a subestimar los obstá-
producción capitalista avanzaría lentamente. culos que podrían anteponerse a la consti-
Cuando el proceso se revirtiera o la ola in- tución de grandes movimientos obreros en
migratoria europea fuera superior a la capa- América. Exagerando la “plasticidad” de esa
cidad de absorción del territorio, la produc- masa enorme de fuerza de trabajo descarga-
ción capitalista avanzaría a pasos de gigante, da en nuestras costas por Europa, trasladaron
aunque la dependencia del asalariado tardara la dinamicidad del industrialismo americano
en alcanzar los niveles logrados en Europa. al proceso mismo de formación de las orga-
Mientras cualquier hombre pudiera conver- nizaciones de clase. Las tradiciones arcaicas,
tirse, si no en capitalista, por lo menos en un la religiosidad artificial, la incapacidad teórica
hombre independiente, produciendo o comer- serían aventadas fácilmente cuando el inevi-
ciando con sus propios medios o por su cuen- table movimiento social se echara a andar.
ta, no existía espacio alguno en el interior del Pero lo que interesa recordar es que frente a
cual la clase obrera pudiera madurar para un un movimiento inédito en sus características
movimiento histórico independiente. Pero distintivas, ambos comprendieron lúcidamen-
apenas el desarrollo capitalista concentrara la te la necesidad de recomponer el campo de la
riqueza y distribuyera ampliamente la pobre- propia teoría, de enriquecer toda su visión de
za, ese movimiento habría inevitablemente de la relación entre teoría y movimiento. Se plan-
surgir con un ímpetu y una fuerza desconoci- tearon, en cierto modo, el problema crucial de
dos por el mundo, y esto por la simple razón las condiciones de validez de un conjunto de
de que, a diferencia de los más antiguos movi- principios, de categorías y hasta de vocabula-
mientos políticos y obreros europeos, no ten- rios constituido con relación a otros pueblos
dría que enfrentarse a ese colosal montón de y a otros medios culturales. El propio Engels
basura heredada de las formaciones sociales recordaba, y no por casualidad, a su corres-
anteriores. No obstante que el Nuevo Mundo ponsal germano americano Sorge que el caso
aparecía ante Marx y Engels como más atado de Inglaterra, y también por supuesto el de los
por ciertas costumbres, más viejo en algunos Estados Unidos de América, demostraba “que
aspectos que Europa, el optimismo y activis- es imposible machacarle simplemente una
mo revolucionario sobre los que fundaron teoría en forma abstracta y dogmática a una
372 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
gran nación, aun cuando se posea la mejor de debía ser puesta a prueba con las experien-
las teorías, surgida de las propias condicio- cias adquiridas. Solamente así los socialistas
nes de vida, y aun cuando los tutores sean los estarían en condiciones de contribuir a que la
mejores” (Engels, 1972b: 574). La necesidad teoría se convirtiera en una expresión origi-
de organizar el movimiento obrero a escala naria de la propia realidad del movimiento, a
nacional, aun abstrayéndose de programas que se incorporara “a la carne y a la sangre”
teóricos definidos, que recorriera un camino de la clase obrera (Engels, 1979: 316)31. Sin
propio, por más limitado que este fuera, era embargo, para elevarla a un nivel tal en que
enérgicamente defendida frente a cualquier le resultara posible en las nuevas condicio-
exigencia de claridad teórica, porque “mucho nes representar el movimiento del futuro en
más importante a que el movimiento proceda el movimiento del presente, la doctrina debía
desde el principio sobre líneas perfectamente ser despojada de su “característica específi-
correctas en teoría es que se difunda, que mar- camente alemana” y reformulada “a la mane-
che armoniosamente, que se arraigue y abar- ra inglesa”. La ortodoxia teórica, ese campo
que en todo lo posible a todo el proletariado privilegiado que remitía casi exclusivamente
norteamericano [...]. Lo más importante es po-
ner en marcha a la clase obrera como clase”
(Engels, 1972a: 564), porque “cada paso del 31 Carta de Engels a Florence Kelly Wischnewetsky,
movimiento real” es infinitamente más valioso del 27 de enero de 1887: “Nuestra teoría es una teoría
que una infinidad de programas. de desarrollo, no un dogma a aprender de memoria y
El movimiento real de autoconstitución de a repetir mecánicamente. Cuanto menos se les macha-
que a los norteamericanos desde afuera y cuanto más la
la clase obrera en el proceso de lucha por la pongan a prueba con su propia experiencia –con ayuda
defensa y la ampliación de sus intereses es- de los alemanes tanto más profundamente se incorpo-
pecíficos podría evolucionar hacia propuestas rará a su carne y a su sangre [...] Creo que toda nuestra
socialistas no mediante la imposición desde experiencia ha mostrado que es posible trabajar junto
el exterior de dogmas “alemanes” o “marxis- con el movimiento general de la clase obrera en cada
una de sus etapas sin ceder u ocultar nuestra propia po-
tas”, sino a través de una revolucionarización sición e incluso nuestra organización, y temo que si los
desde el interior del mismo movimiento, en germano americanos eligen una vía distinta cometerán
un proceso en el que la propia teoría de Marx un grave error” (Engels, 1979: 316).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina373
a características específicas del movimiento hasta dónde sus discípulos americanos tu-
obrero y socialista alemán, debía por tanto vieron en cuenta estas advertencias que, por
dejar paso a una nueva forma de la relación lo demás, encerraban consecuencias que en
entre teoría y movimiento social que no po- modo alguno ambos extrajeron32. Poco antes
día menos que implicar la recomposición de
ambos. La obstinación con que estas grandes
32 La correspondencia de Marx y Engels con los ame-
naciones “independientes” –y para Engels “las ricanos (en su mayoría emigrantes alemanes) es bas-
inglesas y sus descendientes son con seguri- tante ilustrativa de la despreocupación por la teoría
dad las más independientes”– se empeñaban de que hacen gala. Evidentemente tenían una noción
en recorrer un camino propio debía molestar aproximada del modo de formación de la sociedad
lógicamente a todos los doctrinarios, es decir americana y de los efectos que sobre ella podían tener
las sucesivas oleadas de inmigrantes y la consiguiente
a aquellos dogmáticos que no pudieron apren- incorporación a la producción de una mano de obra
der a usar la teoría como palanca para poner en extremo diferenciada, tanto racial como cultural-
en movimiento a las masas, pero eso no impe- mente. Comprendieron hasta dónde resultaba difícil
día que tal obstinación constituyera en sí mis- formar allí un tejido unitario en términos de concien-
ma una garantía de que “una vez comenzado cia de clase, y se sintieron inclinados a valorizar, de
una manera inusual en ellos, todo movimiento prácti-
el proceso este pudiera llevarse a su término” co de los trabajadores; comprendiendo que, como tal,
(Engels, 1972c: 578). dicho movimiento no podía dejar de tener profundas
Frente a una clase obrera fuertemente di- implicaciones teóricas. Mientras sometieron a una
ferenciada en su interior, por razones eco- virulenta crítica el Programa de Gotha, que sirvió de
nómicas, culturales, de raza, religión y na- base a la unificación del movimiento obrero alemán
en 1875 en un único partido socialdemócrata, en el
cionalidad, colocada totalmente fuera de las caso del movimiento obrero norteamericano estaban
experiencias europeas conocidas, y por tanto dispuestos a considerar de modo favorable cualquier
ajena a los propios esquemas marxistas, a sus programa que, manteniéndose en el terreno de clase,
fundamentos doctrinarios y hasta a sus distin- permitiera al movimiento dar un paso adelante. Esta
tas fases de elaboración, Marx y Engels se es- actitud, aparentemente contradictoria, en realidad no
es tal si se la analiza desde la perspectiva política en
forzaron, en nuestra opinión sin lograrlo, por la que Marx se colocaba, y no desde las consecuencias
adecuar la teoría a las particularidades del que se cree deducir de sus concepciones. Lo que Marx
movimiento. No corresponde dilucidar aquí creía encontrar en el obrero alemán y lo llevaba a atri-
374 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de morir, Engels se mostró tan escéptico de lisa y llanamente por la disolución del partido
la capacidad de comprensión de sus amigos “alemán” en cuanto tal. En su opinión se había
germano americanos que hasta se pronunció convertido en el peor de los obstáculos para
que pudiera fructificar una acción doctrinaria
socialista en un movimiento que hacia fines de
buirle una función emblemática, no podía en modo al- siglo mostraba serios indicios de comenzar a
guno descubrirlo en el obrero norteamericano, lo cual
muestra hasta qué punto es errónea, o por lo menos
marchar. Pero lo que interesa señalar aquí es
parcial, la afirmación, que ya es casi un lugar común, que hubo en América Latina, y más precisa-
de que Marx y Engels no entendieron la naturaleza es- mente en la República Argentina, un pensador
pecífica de los partidos socialistas que se organizaron socialista que, sin tener posibilidad alguna de
en el marco del desarrollo capitalista. Esta opinión no conocer estas reflexiones marxianas, salvo las
puede sostenerse si en lugar de tomar como patrón de
medida la relación entre Marx y el movimiento obrero
que se pudieran desprender de su lectura de
alemán introducimos a esta en el contexto más amplio El Capital (Marx, 1946, T. I), del cap. XXV: “La
del movimiento obrero europeo y americano. teoría moderna de la colonización”, trató de
De todas maneras, es evidente que ambos tendieron a encarar en el mismo sentido de la preocupa-
observar el movimiento americano con las lentes del ción de Marx la tarea histórica de construir en
inglés, influidos, acaso, por los elementos de conver-
gencia que podían encontrarse en los procesos forma-
su país un movimiento socialista. Hecho este
tivos de ambos. Abrigaron idénticas esperanzas en la que no debe sorprendernos demasiado porque
capacidad de ambas clases obreras de superar el peso en la etapa en que maduraban sus concepcio-
retardatario de sus respectivas tradiciones, sin com- nes socialistas pudo observar en la prácti-
prender cabalmente cuán distintas eran entre sí. Dicho ca a un movimiento obrero y a una realidad
de otro modo, no pudieron imaginar hasta dónde las
características de la sociedad americana colocaban
nacional que, con la norteamericana, Marx
al movimiento de sus clases trabajadoras fuera de las solo pudo seguir de manera indirecta. Un año
experiencias europeas conocidas, y por lo tanto tam- antes de la formación del Partido Socialista
bién fuera de los propios esquemas marxistas, de sus Argentino, pero un año después de la creación
fundamentos doctrinarios y hasta de sus fases de ela- del periódico obrero La Vanguardia por él di-
boración. Lo cual plantea el problema de los límites de
la teoría y no simplemente los de su aplicación, terreno
rigido, pudo realizar un viaje de estudios a los
este en el que, como es explicable, ni Marx ni Engels Estados Unidos, del que extrajo conclusiones
pudieron instalarse. que indudablemente le permitieron formular
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina375
de siglo, Justo fue una de esas grandes figuras proseguidor de las tradiciones liberales demo-
que caracterizaron a la Segunda Internacional. cráticas que tuvieron en Sarmiento su mayor
Injustamente soslayado en ese plano, su per- exponente en la sociedad argentina. De ahí
sonalidad relevante quedó sepultada bajo la que, a diferencia de una actitud bastante gene-
pesada lápida con la que el movimiento revolu- ralizada en el pensamiento socialista de la épo-
cionario, a partir de la Primera Guerra y de la ca, desde el inicio de sus reflexiones intentara
Revolución de Octubre, intentó enterrar toda la encontrar las raíces del socialismo en una reva-
significación histórica de esa vastísima y con- lorización crítica, y desde el punto de vista de
trovertida experiencia social. Al igual que otros la lucha de clases, de toda la historia nacional.
dirigentes internacionales trató de mantener Porque en realidad nunca fue un marxista tout
una relación crítica con la doctrina de Marx, no court, su “teoría científica de la historia y la po-
concibiéndose a sí mismo ni a su partido como lítica argentina” no fue otra cosa que la reite-
“marxistas”, sino como socialistas que encontra- ración del papel relevante desempeñado por el
ban en Marx, pero también en otros pensadores, “factor económico” en la Revolución de Mayo
un conjunto de ideas y de propuestas útiles para y en la guerra civil que sucedió a aquélla, sobre
poder llevar adelante el propósito al que dedi- lo cual ya había insistido desde años antes una
có toda su inteligencia y su voluntad de lucha: corriente interpretativa bastante difundida.
el de crear, en las condiciones específicas de la Pero lo que en nuestro caso importa, porque lo
sociedad argentina, un movimiento social de de- distancia de esa interpretación, es que el aná-
finido carácter socialista y un cuerpo de ideas lisis “economicista” de Justo concluía en una
que, sintetizando los conocimientos aportados condena radical de las clases dirigentes argen-
por la ciencia y los que se derivan de la propia tinas y en una revalorización positiva de las cla-
experiencia de ese movimiento, se constituyera ses populares34. El Partido Socialista aparecía
en una guía certera para el logro del objetivo fi-
nal de una sociedad socialista.
Concibiendo al socialismo como un resulta- 34 “El pueblo argentino no tiene glorias. La indepen-
dencia fue una gloria burguesa; el pueblo no tuvo más
do inevitable del avance de la cultura política parte en ella que la de servir los designios de la clase
y de la democratización de las instituciones, privilegiada que dirigía el movimiento. Pero pronto
Justo fue un demócrata cabal, un consecuente tuvo que luchar contra esta clase para defender el suelo
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina377
en su razonamiento como el único capaz de fu- El socialismo moderno cuenta también con las
sionar los esfuerzos históricamente ciegos de masas populares y con el poder de la razón; pero
aquellas clases subalternas con el movimiento con las masas populares en tanto que ejercitan
obrero y social moderno en gestación, porque su razón, y con la razón, en tanto que es ejerci-
era el único partido político dotado de un pro- tada por las masas [...]. El pueblo, movido por la
grama y de un objetivo histórico compatible necesidad, se está asimilando una gran verdad
con la evolución de las sociedades. Afirmaba científica: la teoría económica de la historia, y
Justo (1947 [1897]: 40): su porción más inteligente y activa, el Partido
Socialista, basa en ella su acción. Enseña a los
trabajadores a comprender su situación de clase
explotada.
en que vivía contra la rapiña y el absoluto dominio de
los señores [...]. El gaucho vio su existencia amenazada,
e, incapaz de adaptarse a las condiciones de la época,
se rebeló. Así nacieron las guerras civiles del año vein- la producción capitalista, a la que era incapaz de adap-
te y subsiguientes, que fueron una verdadera lucha de tarse, que se alzaba contra los propietarios del suelo,
clases. Las montoneras eran el pueblo de la campaña cada vez más ávidos de tierras y de ganancias [...]. Poco
levantado contra los señores de las ciudades [...]. Los a poco la población campesina fue domada por los mis-
gauchos defendían el terreno que pisaban; luchaban a mos que ella había exaltado como jefes, y de toda esta
su modo por la libertad. Su resistencia, sin embargo, lucha no resultó nada permanente en bien de quienes
fracasó. ¿Por qué fracasó? Porque eran de una incapa- la habían sostenido: los campesinos insurreccionados
cidad económica completa; su insurrección, puramen- y triunfantes no supieron establecer en el país la pe-
te instintiva, no tendía más que a dejar las cosas como queña propiedad. Para ellos, esta hubiera sido, sin em-
estaban, a un imposible statu quo, que les permitiera bargo, el único medio de liberarse efectivamente de la
seguir viviendo como habían vivido hasta entonces” servidumbre y del avasallamiento a los señores; como
(Justo, 1947, T. VI: 37-38). “Los gauchos no eran ‘un establecer la pequeña propiedad hubiera sido el medio
pueblo lleno de la conciencia de sus intereses y de sus más eficaz de oponerse a las montoneras y de cimentar
derechos políticos’, como lo pretende el historiador Ló- sólidamente la democracia en el país” (Justo, 1947, T.
pez, y lo creen quienes toman en serio el mote aquel VI: 167). Como luego veremos, esta idea de una demo-
de ‘Federación’; no eran tampoco una ‘inmunda plaga cracia rural cimentada en un desarrollo agrario de tipo
de bandoleros alzados contra los poderes nacionales’, norteamericano constituye uno de los presupuestos de
como dice el mismo historiador. Eran simplemente la la estrategia justista de un bloque urbano-rural bajo la
población de los campos acorralada y desalojada por dirección de la clase obrera.
378 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Esta versión original del socialismo, como un que la encarnación metafísica de una idea; no
incontenible movimiento emergente de la mo- se agota como tal demostrando el error o las
dernidad de la sociedad argentina pero con limitaciones de sus propuestas. Pero puede
fuertes raíces que lo unen a todas las tradicio- ser de utilidad para esa reconstrucción histó-
nes de lucha de las clases explotadas del país, rica, aun faltante, indagar un poco más sobre
y del mundo, permitió al Partido Socialista las tensiones internas de la hipótesis de Justo,
arraigarse en la vida política y social argentina no con la finalidad de convertirlas en demiur-
como una parte de ella misma y no como un gos sino simplemente de reintroducirlas luego
fenómeno “externo”, ajeno a la propia reali- en la funcionalidad propia que tuvieron en un
dad. Sin embargo, los éxitos logrados tanto en tejido político que, en cuanto que tal, no podía
el movimiento social como en el sistema po- dejar de modificarlas. Trataremos de ver has-
lítico no pudieron superar los límites subya- ta qué punto su visión extremadamente suge-
centes en la propia hipótesis de Justo, límites rente –no digo exacta– del entrelazamiento de
que habrían de condicionar decisivamente su los elementos de modernidad y atraso en la
accionar político y su capacidad de conquis- sociedad argentina le permitió a Justo rebatir
tar a las masas trabajadoras argentinas para con éxito las superficiales observaciones del
su proyecto estratégico. socialista italiano Enrico Ferri, que cuestio-
No sería metodológicamente correcto ana- naban la posibilidad misma de existencia del
lizar el proceso histórico concreto de cons- socialismo en América Latina –y más en parti-
trucción de una gran organización política cular, en la Argentina–; pero al mismo tiempo
como fue el Partido Socialista Argentino solo intentaremos mostrar cómo su razonamiento
y exclusivamente desde la perspectiva que soslayaba teóricamente un problema implíci-
trazó Juan B. Justo. Tampoco resultaría válido to en la argumentación de Ferri destinado a
insistir en encontrar las razones de su deca- tener gravísimas consecuencias políticas no
dencia y frustración histórica en las limitacio- solo para el socialismo, sino también para la
nes del pensamiento de un dirigente, por más democracia argentina.
importante que este haya sido. Un movimien-
to político que fue de hecho expresión de bue-
na parte de las clases populares es mucho más
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina379
De más está decir que una idea semejan- es en sí misma una evidencia irrefutable de su
te tiene en su favor la aparente fuerza de los insuperable condición de fenómeno externo a
hechos, porque a diferencia de lo ocurrido en la singularidad continental. Arrinconado en el
Europa, resulta imposible –quizá con la sola desván de la historia, el socialismo no forma
excepción de Chile– encontrar en América parte de nuestra realidad, no aparece como
Latina la presencia constante, prolongada en la una de sus expresiones originarias ni puede
historia, de movimientos obreros y socialistas dar cuentas, aun parcialmente, de la experien-
con características similares o aproximadas a cia de un siglo de luchas sociales latinoameri-
las de los europeos. El carácter problemático, canas. Reducido a la condición de mera faceta,
y relativamente atípico, que asumió en América un tanto folklórica, del romanticismo social
la relación entre movimiento social y organiza- cuarentiochesco y colocado en la situación de
ción socialista fue resuelto en el plano de la elemento externo al proceso histórico de cons-
teoría de una manera negativa y, en última ins- titución del movimiento obrero latinoamerica-
tancia, simplista. Aquello que históricamente no, el movimiento socialista como tal no tuvo
no pudo existir como tal no puede reclamar la ni pudo tener entre nosotros una historia sus-
legitimidad de una existencia futura; la debili- tantiva, propia, que debiera necesariamente ser
dad histórica del socialismo latinoamericano reconstruida como parte insoslayable de la his-
toria de los trabajadores. No para convalidar
un presente, signado por el distanciamiento de
como reconocía Mariátegui. La crisis de la racionalidad movimiento obrero y socialismo, sino para de-
occidental es también la nuestra, y solo desde el inte- limitar un campo problemático que requiere de
rior de ella y de todo lo que ella libera es posible pensar
un mundo nuevo y los caminos propios que todo pue-
nuevas propuestas teóricas y políticas.
blo recorre para construir su identidad propia en ese En síntesis, para ciertas corrientes historio-
universal colectivo que es el mundo de los hombres. gráficas vinculadas más o menos directamente
Bien vista, la idea de la existencia de un “continente del a expresiones ideológicas de corte nacionalista
porvenir” reconoce como fundamento la posibilidad o populista, el socialismo fue, en realidad, solo
abierta para toda la humanidad de construir una nueva
civilización que involucra necesariamente al socialis-
un mero cuerpo catalítico, uno de esos elemen-
mo; en caso contrario, solo es un sustituto ideológico tos de los que se sirve la historia para precipitar
del encubrimiento real del statu quo. los procesos sociales y que acaban agotándose
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina381
en los mismos; estuvo presente en un momento el que la presencia de los partidos socialistas
particular de la vida de las clases subalternas, aseguraba la aceleración de su ritmo, en la
contribuyó en cierta medida a conformar una medida en que facilitaba un aprovechamiento
visión del mundo que mostró ser impotente mejor de la experiencia mundial; permitía, en
para trastocar una realidad y una teoría cons- una palabra, un acortamiento de la diferencia
tituida desde la perspectiva y las necesidades de los tiempos históricos. Es difícil encontrar
propias de las clases dominantes. un texto más ilustrativo de esta forma de ver la
Frente a esta concepción del socialismo como realidad que el discurso pronunciado por Juan
una doctrina de importación, aplicada a una B. Justo (1947a [1896]: 30-31) en el congreso
realidad cuyas determinaciones estructurales de fundación del Partido Socialista Obrero
eran distintas de las del modo de producción Argentino el 28 de junio, y que nos permitimos
capitalista en cuyo interior aquella germinó, citar in extenso:
el movimiento socialista encontró su razón de
ser, su necesidad inmanente, en la admisión de Empezamos treinta años después que los par-
una manifiesta o latente homogeneidad capita- tidos socialistas de Europa y por lo mismo que
lista del mundo, de una irrefrenable tendencia empezamos tarde debemos empezar mejor, apro-
a la unificación burguesa de toda la humani- vechando de toda la experiencia ya acumulada en
dad. Si América Latina ocupaba un peldaño el movimiento obrero universal. Poco haríamos
aun inferior del proceso, no por ello dejaría si nos diéramos el mismo punto de partida que
ineluctablemente de alcanzar la cima en un tuvieron las ideas socialistas de Europa. Para
futuro previsible. La inmadurez no estaba en ver mejor cómo ha evolucionado el movimiento
una ciencia que demostraba la inevitabilidad obrero, lo mejor es comparar el de Inglaterra,
histórica del triunfo del proletariado, sino en Alemania y Bélgica. En la primera empezó como
la propia realidad. Pero la inmadurez no im- movimiento gremial, y así se conserva, siendo
plicaba diversidad presente y eventualmente esto una de las causas de su estancamiento y
futura, sino evolución más o menos rápida ha- de su atraso; en Alemania predominó el carác-
cia una sociedad “moderna”. El desarrollo del ter político del movimiento, y en esa forma ha
capitalismo debía provocar una determinación adquirido su gran desarrollo; en Bélgica, donde
socialista de la clase obrera en un proceso en empezó después, al carácter gremial y político, se
382 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
agrega desde un principio el elemento coopera- la clase, en condiciones de asimilar tales expe-
tivo, y en esta forma llega a adquirir una impor- riencias y de transmitirlas e implementarlas.
tancia relativa mayor que en cualquier otra parte. Las determinaciones “nacionales” no son, en
Debemos buscar nuestro modelo en las formas última instancia, sino meros resabios de igno-
más recientemente adoptadas por el movimiento rancias heredadas que la acción científica y po-
obrero, y las ideas socialistas, en este país virgen lítica del socialismo podrá extirpar, supuesta
de ideas, tomarán así una importancia principal, una maleabilidad inagotable de la clase obrera
si no decisiva. Notemos que insignificante como y de las masas populares. Apoyado en la cien-
es nuestro partido, es el único que representa en cia, y operando en el mismo sentido que el fija-
el país ideas positivas de política y de gobierno. do por la evolución de los sistemas económi-
Adoptemos sin titubear todo lo que sea ciencia; cos y sociales, el movimiento socialista “tiende
y seremos revolucionarios por la verdad que sos- a realizar una libre e inteligente sociedad hu-
tenemos y la fuerza que nos da la unión, muy dis- mana” en el mismo proceso de lucha en “de-
tintos de esos falsos revolucionarios, plaga de los fensa y por la elevación del pueblo trabajador”
países sudamericanos, que solo quieren trastor- (Justo, 1947 [1902]: 176). En la visión iluminis-
nar lo existente, sin ser capaces de poner en su ta de Justo, para que el proceso de agregación
lugar nada mejor. organizativa de los trabajadores se constituya
en un movimiento histórico con conciencia
Subyace en el discurso de Justo la imagen de de clase es necesaria la presencia de una guía
un movimiento de clase que, apoyado en la teórica, pero esta guía no es concebida como
experiencia mundial y “guiado por la ciencia”, un complejo mecanismo de síntesis de la expe-
es capaz de superar sus limitaciones de origen riencia de lucha del movimiento obrero que se
para alcanzar formas más perfectas y fructífe- constituye como una teoría crítica transforma-
ras de acción política, formas que pueden ser dora, revolucionaria, de la sociedad nacional,
libremente escogidas. Admitida esta plastici- sino simplemente como la mediación organiza-
dad proyectiva de la sociedad, comenzar tarde tiva a través de la cual es posible la adquisición
puede concluir siendo una virtud antes que una de una cultura general no percibida, en última
debilidad, pero solo a condición de que exista instancia, en sus determinaciones de clase.
una institución de clase, un partido político de Es esta cultura general la que permite que
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina383
Es verdad que la tentativa de trazar un plano Estado a que dio lugar no resultó ser “el instru-
del país para luego edificarlo realizada por las mento pasivo de una élite política”. La excesiva
élites letradas argentinas no logró un consen- gravitación alcanzada por “ese servidor prema-
so tal que obviara las luchas violentas por las turamente emancipado y difícilmente controla-
que debió atravesar el país para que, en 1880, ble” suscitaba fuertes dudas sobre la probable
el Estado emergiera como un todo concluido. evolución futura del país hacia una república
Y también es cierto que el resultado no coinci- verdadera. Sarmiento (s/d) pretendió modificar
dió en mucho con los proyectos alentados por la realidad de un sistema representativo falsea-
un ideal democrático como el de Sarmiento, do en su funcionamiento concreto mediante la
por ejemplo. Entre dichos proyectos, o los de naturalización en masa de los extranjeros. Pero
Alberdi u otros, y el proceso de construcción su propuesta no tuvo resonancia alguna en la
del Estado argentino se fue abriendo una cisu- sociedad, y esto por la sencilla razón de que las
ra cada vez más profunda que terminaría frus- clases propietarias argentinas, que detentaban
trando las esperanzas de la inteligencia argen- los derechos electorales, no estaban en modo
tina. Si la República parecía haber encontrado alguno interesadas en extenderlos a otros sec-
en 1880 el camino señalado por Alberdi (s/d), el tores sociales y en hacerlos respetar. Cuando
por motivos muy poderosos dicha actitud de-
bió modificarse en sectores decisivos de estas
“ideologías de la dependencia”, se hace desde una pers- clases, la reforma electoral pudo abrirse paso.
pectiva que enfatiza un “pensamiento nacional” que, Como advierte Halperin, “más que un proyecto
aunque se reconoce que aún no está formulado como realizable, el de Sarmiento es una nueva mani-
tal, subyace, según el autor, en una supuesta voluntad
historicista de un pueblo argentino metafísicamen-
festación de la curiosa lealtad al ideal democrá-
te pre constituido. Para Chávez (1977: 30), “el día que tico que mantiene a través de una larga carrera
la historia de la cultura argentina se escriba sobre un política en que su papel más frecuente fue el
nuevo eje, habrá que dar el sitio y el espacio que le co- de defensor del orden, y aun en momentos en
rresponde al pensamiento historicista o antiiluminista que su preocupación inmediata es –como en
que transcurre de Alberdi a Taborda, y a aquellas obras
literarias que, exaltando y defendiendo lo americano de
esta última etapa de ella– limitar la influencia
la barbarie europeísta, constituyen una suerte de anti- de los desheredados” (Halperin Donghi, 1980).
facundos que rebaten la funesta fórmula sarmientina”. Aunque distinta de como la soñó la generación
386 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
del 37, la Argentina de 1880 es, a su modo, una alguna con problemas políticos más generales
nación moderna. Pero ha dejado aún sin res- derivados del contexto ideológico e interna-
puesta “una de las preguntas centrales de la cional en que operaba el proceso (Halperin
etapa que va a abrirse: si es de veras posible la Donghi, 1980: XII).
república verdadera, la que debe ser capaz de Solo a partir de los años treinta, y en el
ofrecer a la vez libertad e igualdad, y ponerlas nuevo marco político y cultural abierto por
en la base de una fórmula política eficaz y dura- la revolución de septiembre, se constituye
dera” (Halperin Donghi, 1980). una corriente historiográfica que defiende la
El proyecto de Justo pretendió dar una res- existencia de una alternativa a ese proyecto
puesta democrática y radical a este interro- nacional; alternativa que, aunque derrotada en
gante. Haciendo del proletariado el núcleo en el pasado, emerge de la crisis del Estado libe-
torno al cual era posible construir un nuevo ral como la única tradición en la que podrían
bloque social, Justo esboza un proyecto que fundarse una ideología y una práctica política
no apunta simplemente al saneamiento de una privilegiadora de la soberanía nacional. El he-
organización política defectuosa sino a una cho de que el “revisionismo histórico” no haya
transformación de toda la sociedad. Y aquí re- logrado, ni mucho menos, una reconstrucción
side su mérito indiscutible, lo que lo vincula historiográficamente aceptable del pasado
a la tradición liberal, pero también el nuevo argentino no debería hacernos olvidar, como
terreno desde el cual puede negarla y sobrepa- subraya Halperin (1980) “que solo gracias a él
sarla. De todas maneras, lo que interesa para se alcanzaron a percibir ciertos aspectos bá-
nuestro examen es insistir sobre esa fuerte sicos de esta etapa de la historia argentina”.
convicción que tenía la inteligencia argenti- La historia revisionista nunca pudo ser otra
na que participó en la construcción del nuevo cosa que el reverso de la historia liberal, pero
país de que solo en la clarividencia del proyec- precisamente por esa circunstancia ayudó a
to residía la garantía de su triunfo. Los obs- percibir hasta qué punto el proyecto liberal
táculos que se le opusieron fueron atribuidos “se daba en un contexto ideológico marcado
por ella a causas episódicas, a malos enten- por la crisis del liberalismo que sigue a 1848
didos o a rivalidades personales y de grupo, y en uno internacional caracterizado por
desprovistas, todas por igual, de vinculación una expansión del centro capitalista hacia la
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina387
periferia que los definidores de ese proyec- a ciertas élites. El antiideologismo revisionista,
to se proponían a la vez acelerar y utilizar” su rechazo de la utopía iluminista, encubre, en
(Halperin Donghi, 1980: XIII). realidad, una actitud abiertamente hostil con-
La quiebra del Estado liberal y la restaura- tra una ideología determinada: la ideología de-
ción conservadora iniciada en los treinta te- mocrática heredada de la Revolución Francesa,
nían la virtud de mostrar las miserias de las cuyos principios, según Ernesto Palacio (1960:
clases propietarias argentinas, vinculadas por 24) “implican la negación de todas las condicio-
lazos económicos, ideológicos y políticos de nes de la convivencia social”37.
subordinación al capitalismo extranjero y en Colocado en una perspectiva ideológica y
particular a Inglaterra. Sin embargo, la conde- política pretendidamente nacionalista –aunque
na de esas clases (definidas curiosamente por de hecho usufructuaria del pensamiento de
los revisionistas no en términos de grupos de Maurras y de la derecha francesa– el revisio-
intereses o de capa social, sino de una élite uni- nismo histórico fue un violento contradictor
ficada por una mentalidad extranjerizante, esto de aquellas interpretaciones que, como la de
es, de una “oligarquía”) se alimentaba de una Justo, intentaban explicar los conflictos domi-
tradición cultural tan fuertemente tributaria de nantes en la Argentina posrevolucionaria en
la derecha antijacobina francesa que concluía términos de lucha de clases. Y aunque este re-
por negar cuanto de democrático pudiera ha- visionismo de corte “nacionalista-oligárquico”
ber en la tradición liberal. No es por esto ca- de los años treinta sufrió profundas modifica-
sual que dicha corriente se fuera constituyen- ciones a partir de la presencia en la vida polí-
do en torno a la crítica del gobierno radical de tica nacional del peronismo, sus fundamentos
Yrigoyen no por sus insuficiencias reales, sino historiográficos permanecieron incólumes. El
por sus aspectos democráticos, por su condi- conflicto social es considerado por ellos como
ción de “plebeyo”. La quiebra del Estado libe-
ral era la consecuencia lógica de un régimen
político que, al colocar el poder de decisión en 37 Es, como advierte Halperin “un antiintelectualismo
propio de intelectuales, que si creen que una ideología tie-
manos de las masas populares, conducía a des- ne por sí sola fuerza suficiente para deshacer todo un or-
jerarquizar la función pública y a negar el pale den secular, es porque creen implícitamente que las ideas
de dirección que por naturaleza correspondía gobiernan la historia” (Halperin Donghi, 1970: 17-18).
388 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
un hecho negativo que solo tiene vigencia por de un pasado donde lo que se desea existió y
la presencia de una contradicción básica de no pudo triunfar o manifestarse abiertamente
ideales de vida y de cultura entre una “men- a causa de la intervención de fuerzas “anti-
talidad nacional” y una “mentalidad de clase”. nacionales” y de la derrota de sus “caudillos”
Siendo la “mentalidad de clase” patrimonio ex- históricos.
clusivo de la burguesía, puesto que el proleta- Justo participaba de esa ideología “proyec-
riado y, más en general, las masas populares se tual” tan fuertemente consolidada en las cla-
caracterizarían por una “mentalidad nacional” ses dirigentes, pero lo que lo apartaba de esta
(Rosa, 1968: 10-11). De tal modo, conciencia eran la determinación precisa y explícitamente
de clase tienen, según Rosa, solo los de arriba, defendida del nuevo sujeto social sobre el que
mientras que la conciencia nacional está siem- fundaba la viabilidad de un proyecto de trans-
pre instalada en los de abajo. Las caracteriza- formación, y el papel que asignaba a la acción
ciones sociales, aun en aquellos historiadores política socialista como la única fuerza orgá-
que utilizan categorías marxistas, tienden a ser nica capaz de realizar la república verdadera
elaboradas “a partir del examen del conflicto po- con la que soñaba Sarmiento. Es innegable que
lítico antes que de un estudio de las funciones toda su prédica mantiene estrechos lazos de
de los distintos grupos sociales dentro del siste- continuidad con la solución propugnada por
ma económico” (Halperin Donghi, 1970: 64). Sarmiento (s/d) de una dilatación del control
En última instancia, la historia es reducida de la sociedad sobre el Estado a través de una
a mera historia ético-política porque los con- democratización del sistema representativo38.
flictos económicos y sociales y los bloques de
poder que a partir de tales conflictos pudieran
constituirse apenas alcanzan a ser una masa in- 38 Declara Justo en la fundamentación de un proyecto
forme de datos y de argumentos reapropiados de legalización de las asociaciones obreras por él pre-
más o menos caprichosamente en función de sentado a la Cámara de Diputados, en 1912: “La inter-
un debate que sigue siendo esencialmente po- vención del Estado, la extensión de sus atribuciones,
no las queremos, señor presidente, sino en la medida
lítico. El resultado es una historia fuertemen- en que la clase trabajadora conquista el poder político,
te especulativa, maniqueísta y fetichizada, en penetra dentro del Estado y lo impregna de sus ideales”
la que predomina el sentimiento nostalgioso (Justo [1912]; citado por Cúneo, 1956: 35-36).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina389
La campaña periodística llevada a cabo por el política. No era en el interior de estos sectores
genio sarmientino en sus últimos años de vida donde había que buscar los soportes sociales
en pro de la naturalización en masa de los resi- de una propuesta de democratización radical
dentes extranjeros, será recuperada y conver- de la sociedad. La democracia podía ser con-
tida en una de las propuestas programáticas quistada si la nueva clase de los trabajadores,
esenciales del nuevo Partido Socialista. Por lo en su enorme mayoría extranjeros, intervenía
que no resulta un despropósito ubicar a Justo organizadamente en la vida nacional a través
en ese punto de flexión en el que el ideal demo- de una institución de nuevo tipo, de un parti-
crático se transforma en socialista al incorpo- do político “moderno” como se proponía lle-
rar como elemento decisivo de la regeneración gar a ser el Partido Socialista. No era ya una
social a las masas trabajadoras en su conjunto, minoría ilustrada capaz de imponerse sobre el
es decir, al conjunto de desheredados que tan- desorden de las masas lo que requería el país
tos temores había despertado en las élites le- para modernizar su sistema político. Ahora se
tradas argentinas, luego de la experiencia trau- trataba de algo distinto, porque el propio de-
matizante de la revolución europea de 1848. sarrollo capitalista operaba en el sentido de la
En el caso de Justo, esa concepción de la transformación del tejido social preexistente.
transparencia de las relaciones entre econo- Como indicaba Justo (1947 [1894]) en el edito-
mía y política sobre la que fundaba su razona- rial del primer número de La Vanguardia, el
miento, al incorporar como un elemento deci- 7 de abril, el país se había transformado; las
sivo la presencia de una nueva clase social, la grandes creaciones del capital se habían ense-
clase obrera, modificaba en forma radical los ñoreado de modo tal de la vida nacional que los
términos sobre los que se había constituido la caracteres de toda sociedad capitalista “se han
hipótesis liberal. La posibilidad de transformar producido en la sociedad argentina”, haciendo
a la república posible en una república ver- emerger “las dos clases de cuyo antagonismo
dadera ya no dependía exclusivamente de la ha de resultar el progreso social”. Afirma Justo:
clarividencia de un proyecto ni, como quería
Sarmiento, de la nacionalización de aquellos Pero junto con la transformación económica del
extranjeros a los que la extrema movilidad so- país se han producido otros cambios de la ma-
cial había convertido en propietarios sin voz yor trascendencia para la sociedad argentina.
390 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Han llegado un millón y medio de europeos, que mostrando la emergencia del nuevo sustrato
unidos al elemento de origen europeo ya exis- social, con base en el cual la transformación de
tente forman hoy la parte activa de la población, la sociedad se tornaba un objetivo posible. Y
la que absorberá poco a poco al viejo elemento el destino de la república verdadera se jugaba
criollo, incapaz de marchar por sí solo hacia un solo allí.
tipo social superior. Además de la capital se han En una Argentina dividida entre un país
desarrollado varias ciudades importantes. Se ha político en decadencia (“la Bolsa, la especula-
formado así un proletariado nuevo que si no está ción, el capitalismo improductivo”, “la política
todo él instruido de las verdades que le conviene es la alternativa del pillaje y de la plutocracia”)
conocer, las comprenderá pronto. Comprenderá y un país económico en vertiginosa expansión,
que su bienestar material y moral es incompatible el socialismo aparece ante Justo como un for-
con el actual orden de cosas; comprenderá que la midable instrumento cultural y político para
gran producción solo puede ser fecunda para to- unificar como clase a esa ingente fuerza de
dos con la socialización de los medios de produc- trabajo a la que el capitalismo homogeneizaba
ción; comprenderá, por fin, que solo él, el mismo en un acelerado proceso de recomposición so-
proletariado, puede realizar una revolución tan cial. Pero esta unidad solo podía ser lograda en
grandiosa, y se pondrá a la obra. Sus intereses y forma plena si la clase obrera era integrada a
sus simpatías lo llevan a ponerse al lado del pro- un sistema político obligado inexorablemente
letariado europeo, en su irresistible movimiento a renovarse por los efectos mismos de dicha
de emancipación, y las estrechas relaciones eco- integración. La oposición histórica entre nati-
nómicas que el capitalismo ha establecido entre vos e inmigrantes desaparecía en virtud de una
nosotros y Europa, los vapores, los cables, la co- hipótesis estratégica de nacionalización de las
rriente inmigratoria no hacen sino acelerar esa masas populares a partir de la incorporación
incorporación (Justo, 1947 [1894]: 22). de los extranjeros –pero no solo de ellos– a la
vida política nacional y de la creación de las
La situación singular de una considerable masa instituciones propias de las clases trabajado-
humana compuesta en su gran mayoría por in- ras, capaces de imponer, por la fuerza que les
migrantes y sometida a un acelerado proceso daba su unidad y su experiencia, su “inteligen-
de incorporación al sistema productivo estaba cia y su sensatez”, su condición de “parte activa
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina391
socialista de las propias raíces de la historia Es en una vinculación cada vez más estre-
nacional, aunque al precio, como veremos, de cha e inteligente entre acción económica y ac-
desconocer el carácter profundamente disrup- ción política como el proletariado puede llegar
tivo, y por tanto discontinuo, de la revolución a comprender su situación de clase explotada
socialista. no únicamente como trabajador, sino también
como ciudadano. Pero esta vinculación requie-
re de una madurez política que la clase debe
3. Hegemonía obrera y organicidad de adquirir por sí misma en la lucha por sus in-
la nación tereses y por la formación de sus propias ins-
tituciones. Si mediante la huelga los obreros
Del marxismo Justo adopta la concepción de aprenden a resistir la explotación capitalista
la lucha de clases y con base en esta intenta y se arraigan en su seno los sentimientos y
constituir la problemática histórica y cultural hábitos de solidaridad sin los cuales no es de
del país, así como la acción política del Partido hecho una clase social, para poder alcanzar un
Socialista. Como se desprende de su discurso nivel de desarrollo en que se plantee la tarea
inaugural antes citado, en una sociedad como de emanciparse necesita además de otros ins-
la argentina, en la que el ordenamiento burgués, trumentos de lucha. “Solo en el esfuerzo acti-
aunque se basara de derecho en una estructura vo, solo en la lucha política y en la asociación
institucional republicana, excluía de hecho a las cooperativa, puede adquirir la clase obrera los
clases populares del sistema y de la vida políti- conocimientos y la disciplina que le hacen fal-
ca, la lucha de clases debía ser utilizada no solo ta para llegar a la emancipación” (Justo, 1947b
para imponer, a través de la organización sindi- [1896]: 33)39.
cal y de la organización política, las exigencias La emancipación del proletariado no consis-
corporativas de los trabajadores, sino también te, por tanto, en un mero acto de conquista del
–y fundamentalmente– para la conquista del su- poder por el Partido Socialista (“no somos el
fragio universal, como forma de aprovechar en
favor de los objetivos finales del proletariado los
márgenes para la acción clasista permitida por 39 Discurso pronunciado en una reunión obrera en El
la democratización del Estado. Tigre el 3 de octubre de 1896.
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina393
pueblo, sino una fracción de él; no nos creemos movimiento socialista como necesario y fatal;
llamados a librarlo de la opresión, ni nos atri- por la fuerza, no de una revolución, sino de
buimos el papel de libertadores. Contribuimos una serie de movimientos revolucionarios, si la
simplemente a poner a la clase obrera en condi- clase rica opone una resistencia ciega y brutal”
ciones de librarse ella misma”), sino en un pro- (Justo, 1947b [1896]: 34).
ceso de lucha social en el que la clase aprende Estos y otros textos semejantes que Justo
a organizarse y a gobernar una sociedad nueva. repitió insistentemente a lo largo de tres déca-
No es, por ello, una creación ex novo, sino la das de reflexión y de acción política y cultural
culminación de un proceso en el que los ele- socialista muestran su rechazo a caracterizar
mentos fundantes de su resolución positiva a la revolución como un hecho político antes
han madurado en la propia sociedad burguesa. que primordialmente social. Dicho rechazo, un
“La madurez política de la clase trabajadora tanto atenuado en 1919, cuando como resulta-
consiste en poder modificar las relaciones de do de la crisis social y política que sacudió a la
propiedad, por vía legislativa o gubernamental, Europa de posguerra diversos países atravesa-
elevando al mismo tiempo el nivel técnico-eco- ron por violentos cambios41, fue una constante
nómico del país, o, al menos, sin deprimirlo” de su pensamiento no solo en una primera eta-
(Justo, 1947b [1919]: 43)40, pero para que esto pa, de diferenciación y enfrentamiento con las
resulte posible es preciso que dentro de la so- corrientes anarquistas hegemónicas en el mo-
ciedad se constituya un movimiento que, por vimiento obrero, sino también luego de la gue-
su disciplina y por su capacidad política, apa- rra y en relación con la experiencia soviética,
rezca ante las clases populares como una alter- a la que, no obstante reconocer su derecho a
nativa social al sistema. En la medida que estos
fenómenos se fueran operando, se adelantaría
la emancipación del proletariado “pacíficamen- 41 Véase su Informe al Partido Socialista Argentino del
te, si la clase dominante llega a comprender el 27 de junio de 1919 (Justo, 1947b [1919]: 15-49) y la con-
ferencia pronunciada en un Centro socialista el 13 de
diciembre (Justo, 1947 [1921]: 352-376), que representan
la exposición más razonada y completa de la concepción
40 Informe al Partido Socialista Argentino del 27 de de Justo acerca de las vinculaciones entre el Partido So-
junio de 1919. cialista y el movimiento democrático burgués.
394 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
existir, cuestionó en sus aspectos cada vez más que el objetivo de la transformación socialista
predominantes de autoritarismo y burocratiza- concluía esfumándose en el nebuloso terre-
ción y en su intento de presentarse como único no de la utopía. Pero si recordamos que este
modelo a seguir. Su concepción fuertemente “reformismo” justista no contradecía ninguna
evolucionista de la dinámica social y su recha- otra alternativa concreta y definida como “re-
zo de todo tipo de catastrofismo economicis- volucionaria” de pasaje al socialismo, resulta-
ta lo llevaba a enfatizar la autonomía del mo- ría un craso error contraponer la posición de
mento ético-político. La causa del socialismo Justo a lo que debería haberse hecho, según un
era tan noble, tan acorde con el progreso de la esquema ideológico e histórico construido al
humanidad, que no podría dejar de atraer en margen o sin tener suficientemente en cuenta
su favor a la enorme mayoría de la población. las condiciones de la época, la existencia o no
En una etapa de expansión y crecimiento del de condiciones objetivas –y el grado de orga-
movimiento socialista debía ser dejado de lado nización del movimiento es una de ellas– para
todo tipo de intransigencia que obstaculizara tal proyecto, el estado de la opinión pública y
o retrasara una aspiración que, aunque nacie- el grado de conciencia de los actores sociales.
ra entre los trabajadores, podía extenderse al Ateniéndonos a una consideración metodológi-
conjunto de la sociedad, y que apuntaba hacia ca como la que planteamos, lo que realmente
una grande y profunda transformación social, importa es analizar hasta qué punto la hipóte-
“llamémosla o no revolución social” (Justo, sis “reformista” de Justo intentaba dar una res-
1947 [1921]: 376). puesta positiva, lo cual significa políticamente
Es claro que una concepción semejante des- productiva, a la acción de una clase lo suficien-
plazaba de modo tal las contradicciones implí- temente fuerte para jaquear a los gobiernos oli-
citas en todo proceso de transformación social, gárquicos de turno, pero totalmente incapaz de
desconocía hasta tal punto las características provocar un desplazamiento de fuerzas en fa-
específicas del desarrollo capitalista argentino vor ya no de sus objetivos de revolución social
en una etapa nueva del capitalismo mundial sig- sino, más inmediatamente, de la legitimidad de
nada por el ascenso del imperialismo, simplifi- sus instituciones y de sus organismos de clase.
caba tanto la magnitud de los obstáculos que se Se trata, en síntesis, de indagar si dicha hipó-
interponían a una ampliación de la democracia, tesis contenía las propuestas adecuadas para
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina395
posibilitar que esa clase pudiera convertirse No hay razón alguna para admitir la excesi-
en una fuerza decisiva de la sociedad, y, en el vamente reiterada calificación de Justo como
caso de que así lo fuera –como es nuestro pun- un reformista bernsteiniano, aunque más no
to de vista–, qué incomprensiones encerraba, sea por el simple hecho de que Bernstein era
qué contradicciones pretendía compatibilizar, marxista y Justo nunca pretendió serlo. Si se-
qué limitaciones no pudo superar como para guía con detenimiento el debate suscitado por
que, siendo válida, finalmente fracasara en su Bernstein y reconocía méritos en este no era
propósito de conquistar para sus objetivos a la porque creyera que sus ideas fueran las únicas
mayoría de los trabajadores y de las clases po- correctas y debían ser adoptadas por el socia-
pulares argentinas. lismo argentino, sino porque su concepción de
Si nos colocamos en una perspectiva seme- la doctrina socialista lo inclinaba a rechazar
jante adquiere relieve el rechazo por parte de por principio cualquier tipo de ortodoxia teó-
Justo de cualquier propuesta de colaboración rica. No era por esto un revisionista, en el pre-
de clase que implicara la subordinación del ciso sentido que ese término tuvo en el debate
proletariado a otras fuerzas políticas y socia- socialista internacional, sino un reformista que
les. Si además, por concepción y temperamen- privilegiaba las tareas cotidianas y la evolución
to, no creía en la existencia en el interior del gradual del modo en que lo hacía un Jaurès, por
sistema capitalista de contradicciones econó- ejemplo. Es sorprendente, que quienes se detu-
micas de tal tipo que lo condujeran a su inevi- vieron a analizar el pensamiento y la acción de
table derrumbe, era lógico que tratara de per- Justo no hayan reparado en todo lo que lo apro-
filar caminos diferentes para el avance organi- ximaba al dirigente francés y se dejaran obnu-
zativo y político de la clase, sin renunciar por bilar por el símil falso y exterior que creyeron
ello a la propuesta de transformación social. encontrar con Bernstein.
Es en la resolución de este nudo de proble- La identificación superficial de todo tipo de
mas donde Justo muestra una autonomía de cuestionamiento de la doctrina de Marx desde
pensamiento que lo distancia de las corrientes el interior del movimiento socialista con las
kautskiana y bernsteiniana en que se dividió concepciones de Eduard Bernstein condujo,
ideológicamente la socialdemocracia alemana como ya vimos, a considerar a Justo como un
a fines de siglo. revisionista de matriz bernsteiniana. Además
396 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de ser esta una afirmación absolutamente gra- comenzaba en la revista Neue Zeit una serie de
tuita, muestra la incapacidad de ciertas co- artículos [...] bajo el título común de ‘Problemas
rrientes interpretativas para colocarse en un del socialismo’, Justo fundaba entre nosotros
plano historiográficamente adecuado en el aná- el Partido Socialista que, si bien inspirado en el
lisis del complejo mundo de las ideas. Ni los ideario del autor de El Capital se diferenciaba
defensores ni los detractores de Justo repara- netamente de la mayoría de las agrupaciones her-
ron nunca en el simple hecho de que Bernstein manas de Europa por la modernidad de su len-
pretendió siempre mantenerse en un estricto guaje, su actitud crítica y su disposición al libre
terreno ideológico y teórico marxista, mien- examen. Justo nos dio así un partido socialista al
tras que resultaría una tarea vana encontrar en día, despojado de intransigencias estériles, alige-
Justo una definición en tal sentido. Justo fue rado de cargazones dogmáticas y en el que no era
marxista solo en la medida en que el término posible advertir la existencia de residuos antilibe-
remitía genéricamente a la versión del mar- rales, tan comunes en la conformación ideológica
xismo por ese entonces predominante en el de algunos partidos del viejo continente.
movimiento socialista mundial; dicho de otro
modo, en la medida en que la doctrina de Marx En un trabajo dedicado en particular a este
era aceptada como cierto horizonte ideológico tema, Barreiro demuestra la temprana vocación
último de todo socialista. Pero no lo era en la de Justo por recrear en las condiciones particu-
acepción que al término otorgaba un Kautsky, lares de la sociedad argentina el contenido de
por ejemplo. En tal sentido, Luis Pan (1963) se- emancipación social implícito en la doctrina
ñala correctamente la relación de “contempo- de Marx. Ya en la conferencia que pronuncia a
raneidad” antes que de “derivación” que puede fines de 1897 en el Centro socialista obrero de
establecerse entre la aparición del revisionis- Buenos Aires sobre Cooperación obrera, Justo
mo bernsteiniano y la creación del socialismo inicia su labor de “interpretar, rectificar o am-
argentino: pliar la teoría histórica de Marx, para guiar la
acción medio siglo después de la desaparición
Por los mismos días en que Croce iniciaba [...] la del gran pensador”. Pero a diferencia de lo que
crítica de algunas ideas y proposiciones de Marx, cree Barreiro, esa misma conferencia y el énfa-
y en que Bernstein todavía exiliado en Londres sis que siempre puso Justo en la cooperación
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina397
obrera demuestran el desmedido peso que en Jaurès y Justo compartían una misma con-
su pensamiento tuvo la experiencia del socia- cepción del socialismo como realización plena
lismo belga. No obstante su profundo conoci- de los ideales de la democracia moderna; bas-
miento del idioma y de la cultura alemana, sus ta leer los discursos por ellos pronunciados
asiduas lecturas de la publicística socialdemó- el 5 de octubre de 1911 en la demostración de
crata, tanto en la vertiente ortodoxa kautskia- afecto que los socialistas argentinos dedicaron
na como en la revisionista, la atracción que a Jaurès con motivo de su resonante viaje a
sobre él ejerció la disciplina y la extensión de Sudamérica para percibir la profunda comuni-
masa del partido alemán, es probablemente en dad de intereses y la idéntica manera de situar-
las experiencias belga y francesa donde puede se frente a las ideas y a los hechos de las clases
resultar más útil buscar ciertas fuentes, evoca- populares43.
ciones y antecedentes doctrinarios del socialis- Reconociendo en la sociedad argentina una
mo de Justo. De ahí que, no obstante su riqueza notable preocupación por constituir un Estado
de datos, el trabajo de Barreiro (Barreiro, 1966: de nacionalidad definido, coherente y cons-
159-205) no pueda mostrar ninguna filiación di- ciente, “armonizando poco a poco tantos ele-
recta entre las elaboraciones de Bernstein y las mentos múltiples y fundiéndolos en el crisol de
de Justo42. pensamientos comunes y de comunes pasiones
colectivas”, Jaurès intenta demostrar cómo
esa preocupación sería vana si no llegara “a la
42 Ocurre simplemente que en aquellos países donde realidad profunda de las cosas”, si además de
se formaron partidos socialistas sobre bases sociales la enseñanza de la historia y el conocimiento
no claramente diferenciadas, en los que no existía pre-
via o simultáneamente una tradición marxista fuerte
de la lengua tradicional, “no entraran en juego
o personalidades teóricas relevantes, y la doctrina de
Marx era leída con las lentes de ideologías socialistas
heredadas de las tradiciones revolucionarias francesas
e inglesas, el reformismo social no tenía necesidad al- 43 Las conferencias pronunciadas por Jean Jaurès en
guna de modificar una teoría marxista revolucionaria a Buenos Aires, en septiembre y octubre de 1911, fueron
través de un abierto o velado “revisionismo”. Sobre el taquigrafiadas y traducidas por Antonio de Tomaso
tema véanse Eric J. Hobsbawm (1974: 265) y también y luego publicadas en volumen aparte: Conferencias
los ensayos de Hobsbawm y otros (1980). (Jaurès, 1922 [1911]).
398 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
[...]. Vosotros no trabajáis solamente por vosotros marxismo, se separaron de él cuantas veces lo
mismos, sino que trabajáis para toda la democra- creyeron necesario, porque la teoría solo podía
cia argentina. Vosotros la obligaréis a organizarse, ser tal si dejaba de ser una doctrina abstracta
vosotros obligaréis a la burguesía argentina, para para convertirse en un cuerpo de pensamien-
combatir vuestras doctrinas, a oponer ideas con- tos apto para descubrir o inventar las formas
tra ideas, doctrinas contra doctrinas. Así como en
física, cuando en un líquido amorfo se introduce
un cristal toda la sustancia poco a poco se crista-
liza en su torno, el Partido Socialista es el cristal luego de reconocer los méritos de un hombre que “supo
puro que obligará a los otros partidos a depurarse comprender en su hora una gran necesidad pública”,
y organizarse (Jaurès, 1922 [1911]: 100-101). concluía afirmando: “Ha realizado sin esfuerzo aparente,
en este continente de revueltas sangrientas y estériles,
una verdadera revolución incruenta y fecunda. Lo colo-
Son estas mismas ideas las que alimentan las con- camos al mismo nivel de los hombres que en el arte y
cepciones de Justo, su visión de la historia de las en la ciencia, en la economía y en la técnica, propulsan
sociedades humanas, del papel transformador de el progreso humano. Y por eso el Partido Socialista ex-
las masas cuando están guiadas por un ideal de tiende también su aplauso a la memoria del presidente
extinto. Con ello probamos que si la lucha de clases es
transformación. Por lo que resulta doblemente para nosotros una necesidad, no es un ideal. Se nos
curioso que nunca se haya intentado analizar el impone como un hecho. Su noción y su práctica nos
paralelismo de ambas figuras del socialismo, ni vienen de la sociedad misma en que vivimos y nuestra
siquiera a la luz de un texto tan sugerente e ilus- actividad fundamental tiende a hacerla más humana,
trativo como las conferencias porteñas de Jaurès. más conducente. Si ha de haber partidos, ¿qué partidos
son más justificados que aquellos en que esté dividida
Ambos aceptaron la lucha de clases como la sociedad misma por sus leyes fundamentales? Con
ese drama necesario por el que la humanidad nuestra actitud, aportando a la deliberación pública de
debía atravesar para que una nueva sociedad los negocios de la Nación la opinión de la clase produc-
pudiera abrirse paso44. Aunque próximos al tora manual, de la clase productora por excelencia, con-
tribuimos a que se solucionen los problemas nacionales
en la mejor forma. Estamos seguros de evitar así con-
44 En el homenaje que la Cámara de Diputados rindió al flictos ciegos y destructivos en el seno de la sociedad
presidente de la República, Roque Sáenz Peña, que aca- en que vivimos” (Justo, [1914]; citado por Cúneo, 1956:
baba de fallecer, Justo pronunció un discurso en el que, 342-343, énfasis nuestro).
400 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
nuevas que el ideal socialista debía adquirir en sociedad civil, y solo esta podía convertir en
cada sociedad nacional concreta. un objetivo alcanzable a aquélla.
Para Justo, y esto lo aproxima a Jaurès, la Pero una tarea tan vasta como la planteada
tarea del Partido Socialista no podía limitarse por Justo requería de la resolución teórica y
a una mera acción organizativa y educativa del práctica de un problema a las puertas del cual
proletariado, sino que debía comprometerlo su visión política lo condujo pero sus limita-
en toda la actividad política presente de modo ciones ideológicas le impidieron atravesar. El
tal que apareciera ante toda la sociedad como excepcional conocimiento que tenía del mo-
una fuerza capaz de dirigirla. El proletariado vimiento obrero mundial le permitió percibir
no podía ser solo un elemento de oposición, con claridad sus límites históricos. Trató de
porque en las condiciones particulares de la superar el dilema de la oposición global o in-
sociedad argentina una actitud tal lo conde- tegrada al sistema mediante una metodología
naba a la esterilidad. Mediante la utilización de lucha que potenciaba los avances organiza-
inteligente de todos los instrumentos de la tivos y políticos de la clase en la sociedad ci-
agitación social que su capacidad organizati- vil y su capacidad de control del Estado. Pero
va ponía a su alcance, debía conquistar el su- de hecho quedó fuera de su programa y de sus
fragio universal como plataforma a partir de perspectivas a corto o mediano plazo el pro-
la cual se tornaba posible ejercer en favor de blema de la conquista del poder. Comprendió
las clases populares un control del poder po- que el Partido Socialista no debía ser un par-
lítico. Pero el hecho esencial no residía en la tido de oposición sino la dirección política de
magnitud de los objetivos alcanzados, que de- una clase que debía orientar a toda la sociedad;
pendían siempre de la correlación de fuerzas pero estuvo siempre ausente en él una visión
existentes, sino en la naturaleza misma de un de la complicada dialéctica a través de la cual
tipo de actividad que contribuía a conformar a el proletariado puede transformarse en una
la clase trabajadora como una fuerza hegemó- fuerza hegemónica en la sociedad democrática
nica. La lucha a largo plazo por la conquista de burguesa. Enfatizando correctamente la impor-
la dirección de la sociedad debía estar acom- tancia trascendental de la lucha política contri-
pañada de una acción cotidiana de organiza- buía a hacer del proletariado una fuerza activa
ción de las clases populares en la base de la en la renovación de la sociedad argentina, pero
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina401
características que asumía el proceso social reaparecen los mitos de la cultura popular
argentino. Halperin Donghi recuerda con subalterna como fulgurantes recreaciones
acierto cómo la solución elaborada por Justo de una situación de explotación generalizada
encontraba un referente social caracterizado y de un larvado sentimiento de oposición al
por “el creciente eclecticismo de los mitos po- orden existente que adquiría periódicamente
pulares de protesta social y por la popularidad formas violentas de luchas urbanas. Sin em-
nueva de que gozan entre un público en el que bargo, lo que resulta sorprendente es que, no
criollos e inmigrantes no están ya separados” obstante la notable difusión de este crepuscu-
(Halperin Donghi, 1976: 477)48. Es el momento lar sentimiento negativo frente al Estado, no
en que emerge una cultura de contestación al haya podido constituirse en la contradicción
orden establecido basada no ya en la oposi- determinante de la vida política argentina.
ción entre criollos e inmigrantes, sino entre Justo no se equivocaba cuando situaba en
masas explotadas y clases gobernantes. En la la contradicción entre modernidad capitalista
literatura social de comienzos de siglo, fun- del sistema económico y atraso del sistema
damentalmente de orientación anarquista49, político una limitación esencial de la demo-
cracia argentina. Y hoy resulta evidente para
todos que fue el reconocimiento de las incon-
48 Sobre el proyecto de Justo en particular, véase Hal- trolables consecuencias políticas y sociales
perin Donghi (1976: 473-478). de esta contradicción, y la necesidad peren-
49 Retomando la observación de David Viñas (1971: toria de resolverla, lo que está en el trasfondo
212-213), Halperin menciona la nueva y definitiva po- de esa revisión radical de la política tradicio-
pularidad adquirida por el mito de Juan Moreira cuan-
do es llevado al teatro. Fue el conjunto teatral de los
nal de las clases gobernantes que significó la
Podestá, una familia proveniente de inmigrantes ita- Ley de Reforma Electoral promulgada por el
lianos, el que llevó hasta los últimos rincones del país
“las desgracias del pobre cuya justa venganza sobre
su implacable acreedor no tiende a ser vista ya sobre
la clave exclusiva de una oposición entre gauchos y
gringos; es la reaparición de Martín Fierro en la pren-
sa anarquista, como víctima simbólica de la opresión la ‘barbarie gaucha’ de los gobiernos represores” (Hal-
política y social, que convive con las denuncias contra perin Donghi, 1976: 477).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina407
presidente Roque Sáenz Peña, que imponía el Más que representar un cambio político revolu-
voto universal, secreto y obligatorio50. cionario, los sucesos de 1912 fueron, por consi-
La introducción en 1912 de reformas políti- guiente, significativos como reflejo de la capaci-
cas tendientes a adecuar la estructura institu- dad de la élite para adaptar la estructura política
cional del país a un sistema de gobierno repre- del país a nuevas condiciones y para hacer lugar
sentativo tenía por objetivo fundamental atraer a nuevos grupos dentro del sistema.
la oposición radical a la acción legal, desalen-
tando aun tendencias insurreccionales, y utili- La institucionalización de la participación polí-
zarla como acicate para la transformación de tica se hacía, de hecho, a expensas de la clase
las clientelas conservadoras en un partido mo- obrera, la cual, por su mayoritaria condición de
derno, pero de características populares, que extranjera, era excluida del sufragio. Mientras
legitimara el dominio de las clases propieta- radicales y capas medias encontraban un sitio
rias al suprimir todas aquellas expresiones de en el sistema político, inmigrantes y obreros
descontento popular. Se trataba, por lo tanto, seguían permaneciendo fuera. Y hasta la propia
de un proyecto político de vasto alcance con participación limitada del Partido Socialista
vistas a la construcción de un nuevo bloque constituía un elemento más en ese vasto dis-
social, que fuera capaz de incorporar a las cla- positivo de seguridad construido por el sector
ses medias urbanas y de restituir estabilidad al más lúcido y políticamente capaz de las clases
sistema político. Como afirma correctamente gobernantes.
Rock (1977: 37), En nuestra opinión, lo que Justo pareció
no comprender es la complejidad del proceso
económico, social y político que hacía emerger
50 Sobre las causas que impulsaron al presidente Ro- la necesidad de la reforma como instrumento
que Sáenz Peña a poner en marcha una reforma política decisivo para la recomposición del Estado. En
que daría como resultado el triunfo de Hipólito Yrigo- otras palabras, lo que no pudo entrever, o por
yen en las elecciones presidenciales de 1916 véase, en lo menos no valoró en sus justas dimensiones,
especial, el excelente libro de Natalio R. Botana (1977:
217-345); más referida al tema del conflicto entre siste-
fue la dilatación de la capacidad de absorción
ma político y clases populares, es por muchos motivos del Estado burgués y el acrecentamiento de
valiosa la contribución de David Rock (1977). los elementos de conservación del sistema
408 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
capitalista que la reforma se proponía poten- ¿Pero en qué consistía en realidad la “mo-
ciar. Porque si bien a partir de la aplicación de dernidad capitalista” del sistema económico
la nueva Ley Electoral la Unión Cívica Radical argentino sobre la que Justo fundaba su pro-
(UCR) y, en menor medida, pero de todas ma- yecto socialista? Aunque son numerosísimos
neras en grado relevante, el Partido Socialista los escritos que dedicó a este tema, es sin duda
se transforman en dos grandes fuerzas popula- en el artículo de polémica con Ferri donde más
res, con gran presencia electoral y parlamenta- sintética y claramente Justo reitera su inter-
ria, la confrontación de clases subyacente en pretación de la evolución económica argentina
la contradicción apuntada no pasa a un primer como un ejemplo concreto del proceso de colo-
plano. Y en aquellos escasos momentos en que nización capitalista que se opera en los países
emerge a la superficie, como en la crisis de
1919, lo hace a través de un complejo proceso
político que desdibuja, o mejor dicho oscurece, en la represión social y participaron como árbitros de
la confrontación entre fuerzas populares y cla- la suerte del gobierno civil; además, y juntamente con
ses dominantes51. el ejército, en la acción represiva participan grupos pa-
ramilitares integrados por civiles de clase media y alta,
expresivos del temor generalizado en las capas medias
51 Los grandes conflictos sociales que en 1917 dieron por la subversión social. Si durante una primera etapa
lugar a un movimiento huelguístico sin precedentes del gobierno de Yrigoyen sus relaciones con las clases
(entre otros, ferroviarios y portuarios) culminan en dominantes estuvieron mediadas, en gran parte, por su
enero de 1919 con una huelga general reprimida violen- política de coalición con el movimiento obrero, desde
tamente por el gobierno. La “semana trágica” de enero 1919 en adelante la política de los radicales tenderá a
abrió una crisis profunda en la sociedad y en el seno del consolidar un bloque con la clase media urbana. Véan-
gobierno radical, hasta ese momento proclive a acep- se, sobre este tema, Rock (1977: 167-204); Godio (1972).
tar la legitimidad de las luchas obreras. Dos hechos Un comportamiento semejante tuvo poco tiempo des-
fundamentales mostraron la debilidad de los soportes pués el gobierno de Yrigoyen cuando se produjeron los
sociales sobre los que se apoyaban los cambios inten- movimientos huelguísticos de los peones rurales de la
tados por Yrigoyen e hicieron emerger a esas mismas Patagonia, en 1921-1922. Una vívida reconstrucción del
fuerzas que, una década después, provocaron la ruptu- conflicto y de la masacre de más de 1.500 trabajado-
ra del régimen de gobierno representativo y la caída de res llevada a cabo por el ejército y la guardia blanca de
la segunda presidencia de Yrigoyen. Por primera vez las los terratenientes es la obra ya citada de Osvaldo Ba-
fuerzas armadas se vieron envueltas de manera directa yer (1972, 1974, 1978) Los vengadores de la Patagonia
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina409
periféricos desde el siglo pasado. La expansión teórica y prácticamente este problema median-
capitalista a vastas tierras vírgenes despobla- te un mecanismo que se ha dado en llamar “co-
das planteó a las clases gobernantes la necesi- lonización sistemática” y que en realidad no es
dad de crear rápidamente una clase de traba- otra cosa que la “implantación sistemática en
jadores asalariados, sin la cual la explotación estos países de la sociedad capitalista, la co-
capitalista no tenía fundamento. Como lo de- lonización capitalista sistemática. Consiste en
muestra Marx (1946, 1980) en el último capítu- impedir a los trabajadores el acceso inmediato
lo del Tomo I de El Capital –capítulo que para a las tierras libres, declarándolas de propiedad
Justo adquiere el valor de un canon interpre- del Estado y asignándoles un precio bastante
tativo incuestionable–, el capitalismo resolvió alto para que los trabajadores no puedan desde
luego pagarlo”. En las colonias latinoamerica-
trágica, en cuatro volúmenes. Considerados estos con-
nas, las masas trabajadoras, que en un primer
flictos desde una perspectiva actual, resulta evidente momento estaban constituidas esencialmen-
que por sus características propias, y por la ausencia de te por mestizos e indígenas, fueron desde un
fuerzas radicalizadas en condiciones de aprovecharlos principio excluidas de la propiedad del suelo,
con propósitos revolucionarios, estos conflictos nunca adjudicado a los señores en grandes mercedes
significaron una amenaza real para el orden social vi-
gente. Sin embargo, la gravedad de la crisis económica
reales. Desde el momento en que “el progreso
y social y los hechos revolucionarios europeos hicie- técnico-económico” comenzó a expandirse en
ron creer a muchos que efectivamente existía un grave nuestras tierras, las clases gobernantes co-
peligro de trastrocamiento del sistema político y social menzaron también a practicar la colonización
existente. Y esto explica el violento desplazamiento de capitalista sistemática recurriendo en forma
los sectores medios hacia una política fuerte de recons-
titución del orden, que se expresó orgánicamente con
masiva a ese “ejército de reserva” que le pro-
el surgimiento de la Liga Patriótica Argentina. Pero a di- porcionaban las masas pauperizadas italianas
ferencia de lo ocurrido con las bandas armadas que en y españolas.
los años anteriores colaboraban con la policía en la des-
trucción de los locales y de las publicaciones socialis- De este modo se ha formado en este país una cla-
tas y anarquistas, la Liga Patriótica Argentina represen-
se proletaria, numerosa relativamente a la pobla-
tó el primer grupo con propósitos antirrevolucionarios
organizado de modo permanente y con una propuesta ción, que trabaja en la producción agropecuaria,
orgánica de resolución de los conflictos sociales. en gran parte mecanizada; en los veintitantos mil
410 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
kilómetros de vías férreas; en el movimiento de Y es por eso que el sistema político argentino
carga de los puertos, de los más activos del mun- negaba violentamente el ejercicio de los dere-
do; en la construcción de las nacientes ciudades; chos de expresión y de organización de esas
en los frigoríficos, en las bodegas, en los talleres, masas, además de conspirar de hecho y de de-
en las fábricas. Y a esa masa proletaria se agrega recho contra su naturalización. Entre clases
cada año de un ⅕ a ¼ de millón de inmigrantes. gobernantes y clases trabajadoras, en su mayor
[...] Y ese mismo ejército proletario de reserva, que parte inmigrantes, existía un marcado conflic-
cada año cruza los mares para trabajar en los mi- to, lo suficientemente tenso como para que, no
les de trilladoras a vapor que funcionan cada ve- obstante la densidad de las formas ideológicas
rano en este país, ¿no es la mejor prueba de que y culturales que obstaculizaban su percepción,
la agricultura argentina es a tal punto capitalista aparecieran en el tejido social como una ver-
y está en tal grado vinculada a la economía mun- dadera lucha de clases. Como recuerda Rock
dial, que ya no puede engendrar las ideas políticas (1977: 29), ser extranjero equivalía a ser obrero
de los viejos pueblos de campesinos propietarios? y probablemente un obrero no calificado. El
(Justo, 1947 [1908]: 243-244). Estado argentino resultaba ser así el instru-
mento de una clase terrateniente y comercial
Aunque en virtud de ciertas características par- cuyo parasitismo, según Justo, se convertía en
ticulares de la economía agropecuaria argenti- un freno para un desarrollo capitalista sano del
na las masas trabajadoras de la zona pampeana país que, considerado como inevitable, solo po-
obtenían ingresos comparativamente buenos día abrirse camino “a pesar de la oligarquía”. La
en términos internacionales, el crecimiento y corrupción generalizada, el fraude electoral, el
la prosperidad de todo este mecanismo econó- despojo de las masas a través del envilecimien-
mico descansaba en el control económico y po- to de la moneda y un sistema impositivo “solo
lítico de la clase trabajadora (Rock, 1977: 25)52. comparable con la gabela y la capitación de la
antigua Francia”, la violencia represiva, consti-
tuyen todos los elementos de una política única
52 Sobre la estrecha relación entre progreso económi-
co y control de la clase trabajadora, véanse además los
que tiene en la oligarquía terrateniente su fun-
trabajos recopilados por Giménez Zapiola (1975); Flich- damento social y en el Estado su órgano ejecu-
man (1977); Cortés Conde (1979). tor. El carácter extranjero del capital, que no es
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina411
no proporcionará por décadas– el tema domi- sino de la mayor fertilidad de la pampa húme-
nante a la vida política argentina” (Halperin da54. Como advierte agudamente Laclau, el mo-
Donghi, 1976: 477). nopolio de la tierra ejercido por la oligarquía
¿Dónde buscar las causas que puedan ayu- terrateniente y la elevada renta diferencial pro-
darnos a explicar este error de previsión? ¿Qué veniente de la extrema fertilidad de la llanura
elementos coadyuvaron a que el bloque oligár- pampeana fueron los dos elementos que, imbri-
quico dominante pudiera neutralizar ese enor- cados, tendieron a consolidar la estructura a la
me potencial de contestación acumulado en las vez capitalista y dependiente de la economía
clases populares argentinas? Es evidente que argentina.
buena parte de la explicación está en las carac-
terísticas propias del capitalismo dependiente Si el monopolio de la tierra determinó el surgi-
argentino, en el modo específico a través del miento de la renta como categoría significativa
cual se articuló el dominio económico, social, dentro de la organización rural argentina, la renta
político e ideológico de un sistema cuyo dina- diferencial al actuar como un multiplicador de su
mismo derivaba de las cuantiosas ganancias magnitud, la transformó en una categoría clave.
extraordinarias logradas de la explotación de Pero la renta diferencial [...] es plusvalía produci-
la pampa húmeda. En los últimos años diversas da por el trabajador extranjero e ingresada al país
investigaciones han analizado con inteligen- en razón de la amplitud de la demanda de mate-
cia y rigurosidad científica las características rias primas en el mercado mundial. De ahí que la
esenciales y las consecuencias políticas de ese Argentina, al absorberla, lograra tener un elevado
proceso económico mostrando hasta qué pun- ingreso per cápita que no guardaba relación con
to las clases dominantes pudieron establecer su esfuerzo productivo (Laclau, 1975: 37).
un poder con elevada capacidad hegemónica
en virtud del éxito logrado en la incorporación
de Argentina al mercado mundial y a la excep-
cional potencialidad redistributiva de que dis-
54 Además de los trabajos de Rock (1977); Laclau
puso la oligarquía terrateniente durante toda (1975); Flichman (1977) y Cortés Conde (1979) ya ci-
esta etapa de expansión de la renta diferencial tados, sobre este tema véanse: Ferns (1968); Scobie
obtenida no de la sobreexplotación del trabajo (1968) y Laclau (1978: 164-233).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina413
El resultado fue, entre otros, que si bien no cual explica la arraigada concepción librecam-
pudo consolidarse, como pretendía Justo, una bista que impregna todo el movimiento obrero
fuerte clase de medianos propietarios rurales en sus diversas tendencias, y que inspira el tipo
debido a las dificultades del acceso a la tierra de reivindicaciones y de propuestas programá-
antepuestas por el monopolio terrateniente, ticas defendidas por ese movimiento popular
que fue el radicalismo. Ni los grupos indus-
[…] la expansión del consumo oligárquico, unida triales incipientes, ni el movimiento popular y
a las tareas de comercialización de la riqueza del obrero opusieron a este mecanismo productivo
vasto hinterland rioplatense y a la construcción de un proyecto diverso de desarrollo económico
la red ferroviaria, crearon fuentes de trabajo en el alternativo, sobre la base de algo semejante a la
sector urbano que dieron origen a una estratifica- industrialización sustitutiva que se abrirá paso
ción de clases medias, obreros artesanales, de ser- desde los años treinta en adelante.
vicios, etc., de una magnitud sin par en América Empeñados en la defensa de las condiciones
Latina. De tal manera, la oligarquía argentina con- de vida de los trabajadores, tanto socialistas
seguía asociar a toda una estratificación social como anarquistas, sindicalistas y luego comu-
considerablemente diversificada al ciclo expansi- nistas, se opusieron a medidas proteccionis-
vo de la renta diferencial (Laclau, 1978: 211). tas que provocaran el encarecimiento de los
medios esenciales para la reproducción de la
En la medida en que el nivel de ingreso de los fuerza de trabajo. Y si en el caso de los anar-
trabajadores argentinos estaba estrictamente quistas, o de los sindicalistas, esta posición se
vinculado a la continuidad de todo el proceso, vinculaba a sus actitudes principistas opuestas
era lógico que tendiera de modo más o menos a todo tipo de intervención obrera “en los inte-
consciente a oponerse a todo cambio estructu- reses unilaterales de la clase burguesa o en sus
ral que implicara el crecimiento de la industria expresiones materiales que son la industria y el
nacional sobre la base del proteccionismo esta- comercio, cuya gestión directa les pertenece”55,
tal y arancelario. La lucha en el interior de este
mecanismo productivo tenía como horizonte 55 Resolución adoptada en el IX Congreso de la Fede-
una redistribución de la renta y nunca un cues- ración Obrera Regional Argentina (FORA) del 1 al 4 de
tionamiento teórico y práctico de la misma, lo abril de 1915. El Congreso resuelve “pronunciarse con-
414 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
en el caso de los socialistas y de Justo, en par- la aceptación de un pacto cuasi colonial, que
ticular, el liberalismo económico constituía rechazaba por principio, sino la creencia in-
un elemento esencial de su programa y de su cuestionada en la fuerza depuradora de los im-
práctica política. El partido obrero, afirmaba pulsos automáticos del capitalismo. Si el atraso
reiteradamente Justo, que es esencialmente político era el causante principal de los fuertes
internacional por su tendencia y organización, rasgos de parasitismo subyacentes en la eco-
no podía dejarse engañar “por las ficciones del nomía argentina, la capacidad política y orga-
nacionalismo industrial o proteccionismo, con nizativa del partido obrero debía ser puesta al
trabas aduaneras al comercio que son tan bár- servicio de una actividad tendiente a despejar
baras como hace ciento cincuenta años”. el campo para que ese automatismo pudiera
¿Pero hasta qué punto el librecambismo jus- abrirse libremente el paso. Su liberalismo, por
tista puede ser identificado –como una crítica tanto, no implicaba una propuesta de absten-
interesada tiende a hacerlo– con la defensa ción del Estado frente al juego de las fuerzas
consciente o inconsciente del ordenamiento económicas, sino una intervención positiva
económico existente? La evidente insuficien- para la destrucción de esas dos grandes trabas
cia de los instrumentos interpretativos de los del desarrollo argentino: la gran propiedad te-
que se sirve su razonamiento no puede de nin- rrateniente y el capital extranjero ausentista.
gún modo conducirnos a deformar el sentido El establecimiento de una clase de pequeños
de sus propuestas. Su oposición al proteccio- propietarios rurales, productores inteligentes,
nismo industrial tiene como fundamento no de visión modernista, constituía el presupues-
to de una verdadera industrialización. Y los tra-
bajadores no solo no debían considerar como
tra el proteccionismo, por cuanto reconoce que si bien ajena a sus intereses una propuesta de trans-
el intercambio libre y universal puede, en ciertos ca- formación semejante, sino que debían consti-
sos, lesionar intereses circunscriptos de determinados tuirse en su fuerza impulsora. Dice Justo:
grupos industriales de trabajadores, el proteccionismo
representa una forma artificial de concurrencia en la
El proletariado es ese personaje ideal que no
producción que solo puede sustentarse a expensas de
las clases consumidoras, encareciendo el precio real de tiene más recursos que el producto diario de su
las mercaderías”. Citado por Laclau (1975: 40-41). trabajo, situación demasiado real para una gran
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina415
masa humana, pero que no es universal dentro de ella necesita de la “protección” del Estado no
la clase obrera propiamente dicha. Fuera de esta porque encuentre en este su condición de exis-
distinción, entre el proletariado y el burgués hay tencia, sino porque a través de la promoción e
una cantidad de otras que se imponen; pero eso intervención positiva el parasitismo puede ser
no excluye que de un lado y otro de la frontera sofrenado y luego destruido. Entendido de esta
haya fuerzas que puedan, en un momento dado, manera, el proteccionismo aparece como afín y
hacerse efectivas para un propósito común. [...] complementario de la política de la oligarquía
Entre los empresarios mismos no hemos de creer terrateniente y del gran capital, mientras que
que todos sean iguales, que basta su situación el liberalismo presupone necesariamente una
de empresarios para que no debamos tener con activa iniciativa promocional del Estado. ¿Pero
ninguno de ellos la menor afinidad. Desde luego de qué Estado? Evidentemente de un Estado
se impone la separación entre empresarios de in- sometido a la fuerte presencia y capacidad
dustrias libres, de industrias sanas, de indus- política del partido obrero. Podría resultar de
trias que se han desarrollado espontáneamente, extrema utilidad un rastreo sistemático, en el
y empresarios incubados y cebados por la ley, movimiento social anterior a los años treinta,
mediante trabas aduaneras y privilegios imposi- de la percepción que en su interior se tuvo de
tivos (Justo, 1947 [1921]: 373-374)56. la naturaleza del fenómeno que estamos anali-
zando. En numerosos escritos Justo denuncia
Hay una industria sana que crece espontánea- los efectos negativos para el país de este me-
mente en el suelo del capitalismo argentino; canismo económico y social pero nunca llega
56 Estas expresiones son de 1921, pero ya en sus pri- económico del país [...]. Un partido librecambista debe
meros escritos insistía sobre la misma perspectiva: “La congregar cuanto antes a los capitalistas de la industria
ilusión está en creer que el progreso del país depende rural. Ella no pide protección del Estado, ni la necesita;
de la implantación de industrias artificiales o que las pero no puede sufrir por más tiempo sin protesta, las
buenas industrias necesitan protección legal. La tonte- leyes del proteccionismo. Que haya en buena hora una
ría es no darse cuenta de que esta protección se hace industria argentina, pero no a costa del debilitamiento
en detrimento de su propia industria, de la ganadería de las principales fuentes de riqueza que tiene el país”
y de la agricultura, bases del bienestar y del adelanto (Justo, 1947c [1896]: 135-137).
416 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
a entender su naturaleza específica, ni sus lími- Aunque en otros análisis posteriores el catas-
tes concretos. Cuando se topa con el problema trofismo inicial cederá paso a una visión más
tiende de hecho a descalificarlo, a considerarlo matizada o atenuada, permanecerá siempre
como algo meramente transitorio en virtud de como clave interpretativa última. El fenó-
una abstracta caracterización del capitalismo meno fue percibido también, curiosamente,
y de sus mecanismos esenciales de funciona- por el Comité Ejecutivo de la Internacional
miento. Aunque ciertos efectos de la capacidad Comunista, que, en una Carta Abierta dirigida
redistributiva de la oligarquía son claramente al Partido Comunista de la Argentina, el 4 de
visualizados, nunca son indagados en su origen abril de 1925, afirma lo siguiente:
porque se los considera destinados a desapare-
cer a breve plazo por las leyes inexorables de la El proceso económico de la Argentina, base de su
acumulación capitalista. Por ejemplo, en 1894, evolución política y social sigue el mismo curso
en su primer editorial de La Vanguardia Justo del capitalismo internacional pero con un ritmo
advierte que: más acelerado, al aplicar las grandes invencio-
nes, la forma y los métodos de producción más
[…] si entre nosotros los salarios son a veces re- adelantados de los otros países capitalistas [...]
lativamente elevados, es debido a circunstancias Las condiciones de país de colonización y su ca-
transitorias que han de desaparecer para siem- racterística agrícola y de cría de ganado, han
pre. A medida que se perfeccione la producción permitido que las condiciones generales de vida
y la circulación de las mercancías, el número de de la clase obrera puedan ser superiores a las de
brazos disponibles va a ir en aumento hasta que los grandes países capitalistas (Justo, 1925; énfa-
por fin se forme el ejército de desocupados que sis nuestro).
ya tiene a su disposición la clase capitalista de los
otros países más adelantados [...] A medida pues Para la dirección de la Comintern, estos ele-
que se caracterice la explotación capitalista en mentos sentaban las bases económico-sociales
la República Argentina los salarios van a bajar a (estructurales) del reformismo en el interior
su mínimo posible, al mismo tiempo que va a ser del movimiento obrero argentino, del peso des-
más difícil para el trabajador encontrar trabajo mesurado de sus tendencias corporativas, etc.
(Justo, 1947 [1894]: 22). Sin embargo, en la medida en que estos hechos
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina417
tradicional, de controlar los impulsos disrupti- moral. Y de sus palabras emerge con nitidez la
vos de las masas, de orientarlos hacia la con- singular personalidad de un hombre obsesio-
solidación de una organización civil democrá- nado por encontrar en la sociedad argentina
tica. La unidad entre desarrollo económico y una fuerza social y un cuerpo de ideas capaces
proceso de democratización, presupuesta en la de construir un nuevo ordenamiento político.
teoría, era vislumbrada como alcanzable en la Recuerda Justo:
práctica mediante un intento de anular el an-
tagonismo específico del capital absorbiéndolo Me hice socialista sin haber leído a Marx, arrastra-
en una conflictualidad más genérica y expresi- do por mis sentimientos hacia la clase trabajadora
va de la vieja sociedad, a través de un proyecto en la que veía una poderosa fuerza para mejorar
de democratización de la vida política y de las el estado político del país. Mis más importantes
instituciones o, dicho de otro modo, de integra- lecturas de orden político y social habían sido,
ción de las masas populares en el Estado. Su hasta entonces, las obras de Herbert Spencer, que
visceral repulsión frente al desorden y la des- en estilo claro y relativamente ameno, ha escrito
obediencia, su rechazo de toda forma de auto- sobre lo que algunos llaman sociología, pretendi-
ritarismo, su profundo desdén por la política da ciencia en la que no creemos. Nos sentimos, en
criolla, su odio y repugnancia por la intromi- cambio, bien dentro de la historia, desarrollo con-
sión de la fuerza militar en la política, lo condu- tinuo y eterno de la humanidad, en que, activa y pa-
jo a privilegiar exageradamente una visión del sivamente, tomamos parte, y es porque queremos
partido obrero como racionalizador de la insu- imprimir a la historia un sentido dado que trata-
bordinación social, como un responsable y su- mos de ver bien claro en los acontecimientos para
premo gestor del disentimiento en beneficio de dirigirla mejor. Asimismo la lectura de Spencer me
la construcción avanzada y de una nueva clase había dado algunas ideas, que ya eran un paso para
política, de la que ese partido sería su dinami- orientarme en el desbarajuste político del país, que
zador y su expresión más clarividente. En una después de Sarmiento no había tenido hombres
conferencia dedicada a denunciar los peligros de ideas sustanciales. El teorema spenceriano de
del fanatismo autoritario en el interior del mo- la evolución social de tipo primitivo militar a un
vimiento obrero, Justo reconstruye de manera tipo industrial definitivo, fue uno de los motivos
muy ilustrativa su autobiografía intelectual y ideológicos de mi adhesión al socialismo. Spencer
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina419
también me iluminó haciéndome ver lo relativo e Aparecen aquí claramente evidenciadas las
imperfecto de la función del Estado, lo muy poco razones ideológicas y éticas de su postura en
que puede la ley, y curándome así de todo fetichis- favor de la clase trabajadora. El teorema spen-
mo político, de toda superstición por el poder de ceriano, que no es sino una hipótesis, encuen-
los hombres que hacen leyes y decretos. La lec- tra su fundamentación científica en la obra de
tura de Marx me hizo ver más allá; comprendí la Marx, a la que se concibe como aquella doctrina
superficialidad de Spencer al denunciar al socia- que hace de las relaciones económicas la base
lismo como la esclavitud del porvenir, crítica en esencial de los más elevados y complejos fe-
la cual caía en el doble error de suponer que el nómenos sociales o, dicho de otro modo y con
esclavo trabaja siempre para su amo y los asala- palabras de Justo, “la base técnico-económica
riados modernos siempre para sí mismos. De las de la historia”. La inevitable evolución de la
ideas de Spencer me quedó, sin embargo, bastante sociedad moderna hacia ese spenceriano “tipo
sedimento para que al hacerme socialista, es de- industrial definitivo”, por la impronta capitalis-
cir, amigo de la formación y del desarrollo de un ta en ella dominante, provoca el crecimiento
partido político obrero empeñado en la conquista siempre cuantitativamente más significativo
del poder, tuviera la conciencia de la utilidad so- de las clases trabajadoras, que se convierten
cial relativa del anarquismo antielectoral, de esa de hecho, aunque no de derecho, en la fuerza
secta que nos ha molestado con sus obstrucciones social fundamental. Actuar en su favor significa
y difamación sistemáticas desde el comienzo de marchar en el propio sentido de la historia, que
nuestra actividad social, desacreditándonos ante aun cuando en un comienzo es sufrida pasiva-
la opinión de los trabajadores que no son todavía mente por las masas, puede recibir el impulso
capaces de comprender el socialismo, ni de utilizar de una dirección mejor cuando estas mismas
el partido, y alejándonos al mismo tiempo de las masas se vuelven conscientes del sentido últi-
facciones de la política criolla, acaparadoras del mo de su avance.
voto inconsciente del pueblo. Comprendí también El sentimiento lacerante de adhesión moral
la necesidad de que los socialistas no se encierren a los oprimidos y explotados encuentra ahora
en los cuadros del partido y sepan asociarse tam- la posibilidad de encarnarse en un movimiento
bién con otros hombres, para otros fines, en otras social transformador que, como tal, se consti-
organizaciones (Justo, 1947 [1920]: 318-319). tuye en el elemento esencial del que la historia
420 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
hasta qué punto es una experiencia positiva de forma de acción social, y al engreírse en la efi-
los trabajadores, no obstante que tiende a exa- cacia universal de la huelga general (Justo, 1947
gerar sus propios alcances. [1920]: 330).
Lo hemos visto al aparecer en los gremios obre- Las razones de esta valorización son varias, y
ros esa nueva corriente de ideas que se ha llama- aquí solo enumeraremos algunas. En primer lu-
do sindicalismo. Esta fue en Francia una reacción gar, porque el sindicalismo se instalaba en ese
sana y necesaria contra la politiquería socialista terreno de la autonomía de la institución sindi-
en los gremios, divididos por la multiplicidad de cal, que era un supuesto plenamente aceptado
partidos titulados socialistas que hubo en cierto y defendido por Justo. En segundo lugar, por-
momento en aquel país. Aquel movimiento fue que al colocar como base de la unidad de los
saludable, aun cuando afirmara la autonomía ab- trabajadores el fundamento socio-profesional,
soluta de los gremios y pretendieran estos bas- y no el ideológico, el sindicalismo podía res-
tarse a sí mismos para realizar la transformación ponder cabalmente al conjunto de aspiraciones
social, porque desdeñó las declamaciones de y necesidades inmediatas de la clase obrera.
ciertos políticos y puso término a su injerencia En tercer lugar, y quizá sea esta la razón fun-
perniciosa en la organización gremial. Fue tam- damental, porque el sindicalismo otorgaba una
bién un progreso del sindicalismo su realismo importancia decisiva a los medios de gestión
social, que le hizo menospreciar las divagaciones con relación a los objetivos finalistas, recha-
sobre la sociedad entera y la emancipación final, zando de tal modo toda escatología revolucio-
para concretarse a las cuestiones positivas de naria que colocara al movimiento obrero al ser-
hoy y de aquí, según la enérgica expresión que los vicio de opciones políticas extrañas a su estado
socialistas argentinos hemos tomado de un buen de conciencia y a sus niveles de organización.
documento obrero norteamericano [...] El sindi- Esta idea, tan presente en la experiencia de la
calismo caracteriza bien su tendencia al hablar de Primera Internacional, de una emancipación
la acción directa de los gremios, capaces por sí de los trabajadores que resulte de su propia
solos de obtener grandes ventajas; pero la exa- acción, coincide plenamente con el concepto
gera al considerar suficiente esa acción directa y de Justo respecto del significado formativo de
creerse en condiciones de prescindir de toda otra la acción socialista. En cierto modo, tanto su
422 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
perspectiva como la de los sindicalistas consi- vinculada al mercado universal, y cuya vida
deraban por igual que lo realmente significati- política está en manos de partidos políticos sin
vo eran los medios a través de los cuales una equivalentes ni afines en la política de ningún
clase obrera puede adquirir plena conciencia otro país moderno. Agrupaciones efímeras, sin
del sentido de su lucha en favor de la transfor- programas ni principios, ni más objetivo que el
mación social. triunfo personal del momento, los partidos de la
La modernización del conflicto social impli- política criolla, pasada la frontera, carecen de
caba, por lo tanto, una reconstitución de la cla- todo sentido [...] Frente a este caos de facciones
se política de la que el Partido Socialista consti- y camarillas, cuya única palabra de orden y úni-
tuía de hecho el motor impulsor. En una estra- co vínculo interno es el nombre del condottiere
tegia semejante, no había espacio alguno para que los guía al asalto de los puestos públicos,
la existencia de fuerzas tan vinculadas, según ha aparecido y se desarrolla el Partido Socialista
la concepción de Justo, al atraso político del que, sin excluir a nadie de su seno, se presen-
país, como eran el radicalismo y el anarquismo, ta ante todo como la organización política de la
las que, en consecuencia, no eran sino sobre- clase más numerosa de la población, la de los
vivencias culturales de un pasado destinado trabajadores asalariados. Representa una co-
inexorablemente a desaparecer. Siendo un rriente de opinión, extendida por el mundo en-
partido de clase y, precisamente por serlo de tero civilizado; está en relación regular con los
manera consciente, de una fuerza capaz de re- partidos afines extranjeros; sus costumbres son
modelar toda la sociedad, el Partido Socialista las de la democracia moderna; tiene centros or-
desempeñaba al mismo tiempo la función de ganizados en los principales puntos del país; es
esas corrientes radicales europeas, democráti- la única agrupación política de vida progresiva
cas y propugnadoras de reformas sociales, que y permanente, que sostiene un programa, cele-
la ignorancia y la sordidez de los políticos ar- bra grandes asambleas y vota, despreciando por
gentinos imposibilitó crear en el país. igual la inercia de la mayoría de los electores y
las malas artes del gobierno. Es, en una palabra,
Para un observador imparcial y sobrio de jui- para el observador sobrio e imparcial, el único
cio [dice Justo], este país ofrece el cuadro sin- partido que existe (Justo, 1947 [1908]: 241).
gular de una sociedad moderna, íntimamente
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina423
Al contrario de lo que sostenía la “ciencia de sin clases constituye por tanto una virtud, el re-
pacotilla” del profesor Ferri, esta dualidad de conocimiento de una posibilidad abierta por la
funciones a que las condiciones particulares historia de un paso menos doloroso y ¿por qué
del país obligaba al Partido Socialista no cons- no? más acelerado hacia esa nueva sociedad.
tituía una limitación para el proyecto de nueva El partido radical a la francesa, recetado con
sociedad, sino condiciones favorables para su total ligereza por Ferri a los socialistas argen-
despliegue. La indefinición estructural de las tinos, no tenía en ese país espacio alguno y sus
fronteras de clase, la notable movilidad social equivalentes funciones debían ser cumplidas
imperante en Argentina podían ser altamen- por una organización distinta.
te favorables a una evolución socialista si, tal
como ocurría en Australia o Nueva Zelanda Ferri cree haber desautorizado el socialismo en
–países a los que Justo aproxima al nuestro–, este país [dice Justo]. Lo habrá robustecido si
una inteligente política de reformas de la pro- reconocemos las medias verdades contenidas
piedad del suelo permitía “la formación de cla- en sus temerarias afirmaciones. Dice que des-
ses enteras de nuevos propietarios que, porque empeñamos la función de un partido radical a la
son nuevos, están tocados por el espíritu socia- europea; pongamos entonces mayor empeño en
lista y, dígalo o no la ley escrita, saben que su llevar a su madurez de juicio a los radicales doc-
derecho de propiedad es condicional, relativo, trinarios que haya en el país, hagámosles sentir
prescriptible”. y comprender que su puesto está en nuestras fi-
El hecho de que en tales países no existieran las. Presenta como un obstáculo al socialismo la
partidos socialistas, tal como concebía a estos actual economía agrícola argentina; dediquemos,
el juicio superficial y limitado de Ferri, no inva- pues, mayor esfuerzo a la política agraria, que ha
lidaba que el partido obrero de Australia, o el de acelerar la evolución técnico-económica del
partido progresista neozelandés hicieran real- país, y también su evolución política, enrolando
mente socialismo aunque no se proclamaran en nuestro partido a los trabajadores del campo
como tales. En las condiciones argentinas, la (Justo, 1947 [1908]: 249).
circunstancia de que un avanzado partido de
reformas utilice una metodología socialista y Si la perspectiva estratégica de Justo incorpo-
defiende como objetivo futuro una sociedad raba como un elemento esencial una propuesta
424 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de profundas reformas estructurales en la pro- su preocupación por este problema dan buena
piedad agraria, de esto se desprendían dos con- cuenta sus numerosos artículos y conferen-
secuencias respecto de las cuales mostró una cias57, pero también sus observaciones sobre
sorprendente lucidez: 1) la necesidad de pro- las limitaciones de la acción socialista cuando,
longar organizativa y políticamente la acción como en el caso de Australia, por ejemplo, se
socialista al mundo rural, incorporando a los muestra incapaz de conquistar el apoyo “del
trabajadores del campo a las filas del partido; partido de los chacareros”. ¿Pensaba Justo que
2) una propuesta de bloque social entre trabaja- en las condiciones argentinas era posible y con-
dores urbanos y pequeños y medianos produc- veniente un partido político que representara
tores agrarios, de la que el Partido Socialista a ese sector? ¿Hasta qué punto la proximidad
debía ser motor impulsor. La preocupación de política e ideológica con el Partido Demócrata
Justo por encontrar las vías aptas para cons- Progresista y con su líder, Lisandro de la Torre
tituir este bloque urbano-rural fue tan grande (expresión de un bloque agrario democrá-
que dedicó buena parte de su pensamiento y de tico de la “pampa gringa”), reconocía como
su acción al estudio del problema. Y para poder
llevarlo a cabo se instaló durante cuatro años
57 De sus innumerables escritos mencionamos: “El
en una población del interior de la provincia de programa socialista del campo” (1901); La cuestión
Buenos Aires que le permitió mantener un con- agraria (1915b), que incluye como apéndice una con-
tacto estrecho con el mundo rural. Durante su ferencia sobre “La renta del suelo” (1915a); ¿Crisis
estadía en Junín, a partir de 1899, Justo estudió ganadera o cuestión agraria? (1923), que reproduce su
las particularidades de la cuestión agraria ar- intervención parlamentaria de los días 20 y 21 de abril
de 1923. En el Congreso socialista realizado en La Plata
gentina y dio las bases para el programa de su en julio de 1901 se aprobó el programa agrario redac-
partido sobre el tema. Dado su conocimiento tado por Justo. De su vocación por los problemas del
de la literatura del socialismo europeo, es posi- campo argentino, quizá debida también a la dura ten-
ble que dispusiera de los materiales fundamen- sión familiar que debió soportar cuando joven, entre
tales del debate sobre la cuestión agraria que una madre que lo deseaba intelectual y un padre que
se batía infructuosamente por convertirlo en un hacen-
por esos años se suscitó en la socialdemocra- dado, dan una buena prueba sus reiterados intentos
cia alemana. Lamentablemente, el tema aún no por compatibilizar su profesión y su vocación políticas
ha sido estudiado desde esta perspectiva. De con la de un productor agrario moderno. Ya no solo su
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina425
argentinos no pudieron llegar a comprender es toda la actividad política del Partido Socialista,
que ni una ni otra cosa podía ser lograda sin a cuya consolidación contribuyó poderosa-
una transformación radical de la economía y mente una estructura interna de sus núcleos di-
de la política, esto es, sin una recomposición rigentes cada vez más dependiente del bloque
global de las masas populares en torno a una parlamentario. Pero lo que interesa señalar es
estrategia de alternativa a todo el sistema, no que, en Justo, el parlamentarismo es el resulta-
solo político, sino también, y fundamentalmen- do inevitable de los límites de su propuesta an-
te, económico-social. tes que una convicción. Creyéndose a salvo “de
En la capacidad, o quizá resultaría más exac- todo fetichismo político, de toda superstición
to decir en la posibilidad, de formular una es- por el poder de los hombres que hace leyes y
trategia semejante –que no solo estuvo ausente decretos”, Justo quedó finalmente envuelto
entre ellos, sino en todo el movimiento social en las finísimas mallas de una estructura peli-
en su conjunto– se fundaban los presupuestos grosamente proclive a subrogar con la acción
para superar el plano exquisitamente formal en parlamentaria las durísimas luchas sociales
que Justo instalaba la constitución del bloque y políticas que llevaron a cabo por esos años
social transformador. El deslizamiento hacia las masas populares argentinas. Exagerando
un fácil sociologismo, en un pensador tan sen- la rigidez organizativa y política de sus institu-
sible al reconocimiento del papel primordial de ciones y el puritanismo moral de sus militan-
la política, aparece así como un resultado ne- tes, el Partido Socialista, bajo la impronta de
cesario de una concepción que desplaza hacia Justo, acabó siendo finalmente fácil presa de
un futuro imprevisible el único elemento capaz los arribistas a los que atrajeron sus éxitos de-
de otorgar una dirección políticamente eficaz a rivados de la incorporación al sistema político
toda la acción del movimiento social. Ausente existente58.
una estrategia de alternativa, la potencialidad
propia del movimiento social desaparece en
la práctica de una institución política cada vez 58 Véanse al respecto las consideraciones hechas por
el Comité Ejecutivo del PSA en su informe presentado
más inclinada a la acción parlamentaria. Los al Buró de la Internacional Socialista sobre el fraccio-
éxitos electorales condujeron desde 1914 en namiento partidario que condujo a la formación del
adelante a una creciente parlamentarización de Partido Socialista Independiente enfrentado al oficial:
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina427
Las consecuencias de una perspectiva se- malestar social y que de un modo u otro se
mejante sobre el accionar político concreto de mostraban renuentes al organicismo socialis-
los socialistas, sobre su forma de construir la ta. Aceptando de hecho el parlamento como
política y de vincularse con las masas, resultan sede esencial de la dilucidación del conflicto,
previsibles. Al privilegiar la dimensión formal- menospreciaron y hasta ridiculizaron el es-
institucional en la percepción del movimiento pontaneísmo subversivista de los anarquistas
de las clases subalternas, tendieron a dejar de y la contradictoria búsqueda de un encuentro
lado, mucho más de lo que conscientemente con el movimiento obrero por parte del yrigo-
querían, todas aquellas corrientes programáti- yenismo. Mientras se mostraban atentos a las
camente indefinidas, vinculadas a tradiciones fragmentaciones del bloque oligárquico y siem-
políticas pasadas, o expresivas del larvado pre esperanzados en el efecto regenerador que
sobre sus mentes más lúcidas podía lograr la
aceptación de la legitimidad civilizadora de las
“A partir de 1914 –año en el que el Partido obtiene sus reformas propuestas, rechazaban con violencia
grandes triunfos electorales logrando la mayoría de toda reforma de hecho si venía envuelta en el
diputados por la Capital, además de la elección de un ropaje mesiánico y personalista que caracteri-
senador por el mismo distrito, y la de dos diputados a
la Legislatura de la provincia de Buenos Aires y uno a
zó al radicalismo.
la Legislatura de Mendoza– el Partido comienza a su- Si el socialismo era un resultado directo de la
frir una crisis de crecimiento. Atraídos por estos éxitos democracia, y esta solo era posible como supe-
engrosan sus filas numerosas personas sin educación ración del atraso político de las masas y como
ni costumbres de verdaderos socialistas. Numerosos conquista de su propia autonomía política y
jóvenes que hasta entonces se habían conducido de
una manera correcta y en relación con los ideales que
organizativa, todos aquellos movimientos vin-
nosotros defendemos, entrevieron horizontes políticos culados de algún modo a este atraso debían ser
más halagadores que la ruda lucha del socialismo como combatidos para que el progreso pudiera abrir-
fuerza de crítica y de control. Comienzan a verificarse se paso. Anarquistas y radicales se convertían
en nuestra propia organización algunos fenómenos des- de tal modo en los dos obstáculos fundamen-
agradables de inconducta individual y de grupos que
pretenden aclimatar en nuestro seno las prácticas y los
tales para que el Partido Socialista pudiera des-
métodos que nosotros repudiamos de las facciones de empeñar el papel excepcional de gestador de un
la política tradicional” (Vandervelde, 1928: 7-8). sistema político estable, dinámico y permisivo a
428 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
60 El Comité de Propaganda Gremial fue constituido rentes al régimen, la organización obrera puede prever
el 12 de mayo de 1914 por un conjunto de militantes y atenuar; Levantar estadísticas del trabajo por gre-
provenientes del movimiento juvenil socialista y que mios, número de obreros de cada profesión, desocupa-
sostenían una política de oposición de izquierda en el ción, salarios, condiciones de trabajo, costo de la vida
interior del PSA. Sus propósitos eran: “Constituir sin- y habitación obreras, etc.; Publicar en hojas volantes
dicatos gremiales entre los obreros de un mismo oficio el resultado de estas estadísticas y otras análogas del
que aún no estén organizados en sociedad; Intensificar extranjero, como asimismo todo aquello que tienda a
la propaganda gremial para el acrecentamiento de los ilustrar a la clase trabajadora en lo relativo a su progre-
sindicatos ya organizados; Crear sociedades de ofi- so y mejoramiento”. La necesidad de una organización
cios varios en las localidades y entre los obreros que semejante estaba dictada por un hecho que resulta su-
por condiciones especiales no pueden por el momento mamente ilustrativo de la indiferencia por la actividad
constituirse en sindicatos de oficio; Uniformar las or- sindical que invadió la vida interna del Partido Socia-
ganizaciones a constituir y las ya existentes mediante lista cuando comenzaron sus grandes éxitos electora-
una eficaz y positiva reglamentación que, a más de estar les. Según observa el Informe publicado en 1917 por el
basada en el espíritu de la lucha de clases que encarna CPG, “constituido el actual Comité, trató de desarrollar
el moderno movimiento proletario, consulte asimismo su acción preliminar entre el elemento obrero incorpo-
todo otro género de necesidades, que, si bien son inhe- rado al Partido Socialista, considerándolo como el más
432 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
su potencial disruptivo, que tenía como origen sino precisamente la “modernidad” capitalista
su propensión a hacer estallar esa cisura entre la que estaba subyacente en la morfología con-
economía y política que los socialistas se mos- creta que adoptaba el proceso de constitución
traban predispuestos a legitimar en la teoría y de las masas populares. La visión de una trans-
en la práctica del movimiento. parencia de las relaciones entre vida econó-
La transformación de la doctrina de Marx mica y vida política en la sociedad argentina,
en un canon interpretativo basado en la unidad derivada de la ausencia de las sedimentaciones
tendencial de evolución técnico-económica y pasivas que caracterizaban a la sociedad euro-
evolución política conducía a Justo a descono- pea (y aún a los Estados Unidos, para el caso
cer el hecho esencial de que no era el “atraso” concreto del peso excesivo que tenían en su
vida social los movimientos religiosos y sectas
confesionales), concluía en el fácil sociologis-
apto por su concepto de la lucha de clases y aspiracio- mo de privilegiar una institucionalidad perfec-
nes de emancipación social. Indújole a esta preferen- ta que solo existía en los papeles y que condujo
cia, además de la circunstancia indicada, el hecho de al Partido Socialista a estrellarse infructuosa-
haber comprobado, mediante una estadística levantada mente con la opacidad de un mundo irreducti-
en agosto de 1914, que un 95% de los afiliados estaban
sin agremiar” [!]. El Comité organizó –según reza su
ble a la transformación proyectada.
propio informe– a 16.671 trabajadores, realizó 64 con- Quizás entonces no resulte erróneo pensar
ferencias de propaganda, publicó 32 manifiestos con un que es precisamente allí, en esa idea de trans-
tiraje de 67.500 ejemplares y en momentos de su disolu- parencia que impregna todo el pensamiento
ción tenía organizados 18 sindicatos y 3 centros cultu- de Justo, donde es posible rastrear los límites
rales. De los documentos sobre la polémica que se sus-
citó entre el CPG y la dirección de La Vanguardia y del
últimos de una hipótesis condenada a la este-
Partido Socialista se deduce que este organismo había rilidad política en la medida en que colocaba
logrado el suficiente éxito en su labor como para que en un terreno primordialmente “pedagógico”
despertara los recelos de los dirigentes sindicales de la la tarea histórica de conquista de las masas
FORA y del propio Partido Socialista. Buena parte de populares para un proyecto socialista. Al so-
los integrantes del Comité de Propaganda Gremial pa-
sarán luego a formar parte del nuevo Partido Socialista
bredimensionar el grado de homogeneidad
Internacional surgido de una ruptura interna del socia- capitalista de la formación económico-social
lismo. Véase Comité de Propaganda Gremial (1917). argentina y la virginidad política e ideológica
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina433
a dicho cuerpo, puede la clase obrera adquirir conduce a la clase obrera a transformarse en
conciencia de su perfil propio y definir a su ad- una clase nacional, o dicho con otras palabras,
versario, ¿por qué pensar que las cosas debían a transformarse en una fuerza social capaz de
ocurrir de diferente manera en la Argentina? Si convertir sus intereses en los intereses de toda
esta es una característica universal de la cons- la nación, presupone necesariamente superar
titución como clase de los trabajadores, ¿no el antiestatismo inicial, ese vago cosmopolitis-
es absolutamente comprensible que lo mismo mo pre político que distinguió el accionar de
ocurriera con el proletariado argentino y que los trabajadores argentinos y que resultaba no
fueran también aproximables ciertas formas tanto, o no solo, de su composición nacional
ideológicas predominantes en las fases consti- heterogénea, sino de ese tránsito obligado de
tutivas? Colocadas objetivamente en un plano la escisión a la totalidad que debe recorrer his-
de cuestionamiento global al sistema, las cla- tóricamente una clase para llegar a ser tal62. El
ses trabajadoras encuentran en las ideologías cosmopolitismo del proletariado argentino era,
contestatarias el cuerpo teórico a través del en consecuencia, un resultado inevitable de su
cual la realidad se les torna legible. actitud negativa ante el Estado y la lucha po-
Pero el problema consiste en que si bien lítica, actitud que encontraba formas de cris-
la escisión es el acto fundacional de la clase, talización teórica y política en las ideologías
esta solo puede alcanzar capacidad hegemóni- orgánicas que le daban identidad. Como señala
ca y transformarse en “nacional” si la escisión acertadamente Gramsci (1977: 27),
como tal es superada en el sentido hegeliano
de la palabra, es decir, si en un proceso que se […] el concepto de revolucionario y de interna-
despliega en un tiempo histórico determinado cionalista, en el sentido moderno de la palabra,
el proletariado muestra una capacidad siem- es correlativo con el concepto preciso de Estado
pre acrecentada de recomponer en la acción y de clase social; por oposición, la escasa com-
política la totalidad social. En cierta manera, prensión del Estado significa a la vez la escasa
esta es una verdad que muy tempranamente
comprendió Justo, lo cual le permitió entrever 62 Sobre el “cosmopolitismo” de la clase obrera y sus
dónde residían los verdaderos límites de la ac- raíces véanse las aclaraciones hechas en la nota 3 de la
ción obrera. La actividad teórico práctica que Primera Parte del presente ensayo.
436 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
conciencia proletaria, pues la comprensión del trabajadores extranjeros a los organismos del
Estado existe no solo cuando se lo defiende, sino movimiento obrero, como elemento de decisi-
también cuando se lo ataca para transformarlo. va importancia para la conquista de la plenitud
De la escasa comprensión del Estado y de la con- de los derechos políticos por él concebidos
ciencia proletaria se deriva la escasa eficiencia de como el supuesto inderogable de toda lucha de
los partidos políticos63. clases moderna. Y en la aplicación de estas pro-
puestas llegó a ser de una inflexibilidad tal que
En nuestra opinión, Justo advirtió esa doble raíz a veces colocó al joven partido ante la disyunti-
del cosmopolitismo obrero argentino y lo prue- va de su fraccionamiento64.
ba el hecho de que su hipótesis se basara esen-
cialmente en las propuestas de: 1) nacionaliza-
64 En 1898 se produjo la primera división orgánica en
ción de las masas trabajadoras, y 2) acción po- el socialismo argentino. Uno de los motivos de la ruptu-
lítica de la clase obrera; propuestas ambas que ra, que luego se constituyó en el motivo central, giró en
por sí mismas implican una lucha política por torno a los procedimientos para la elección de los can-
superarlo. Comprendió, quizá como nadie en didatos del Partido en las elecciones de ese mismo año.
su época, la necesidad de que el recientemente La decisión del Partido de excluir como candidatos a
los militantes que por su condición de extranjeros no
formado Partido Socialista se fijara como tarea tuvieran los derechos políticos motivó la protesta del
prioritaria la lucha por la incorporación de los Centro Socialista de Barracas al Norte por lo que consi-
deraba una flagrante discriminación. El Comité Ejecuti-
vo (1896) responde sentando un criterio que luego cons-
63 Es importante indicar la dimensión “antiestatal” tituiría un artículo del Estatuto aprobado en el Primer
del cosmopolitismo porque, aun admitiendo las dificul- Congreso partidario: “Puede haber algún extranjero o
tades para el proceso de nacionalización de las masas algún ciudadano no inscripto que haya prestado a nues-
que generaba su fuerte composición extranjera, lo que tra causa servicios de consideración; pero seguramente
realmente interesa analizar son las actividades desarro- él será el primero en comprender cuán poco importante
lladas para modificar esta situación, o la ausencia de es para el Partido que él tenga en todos los casos dere-
ellas, lo cual implica la incomprensión de los propios cho a voto en el funcionamiento interno del Partido. Lo
objetivos. De tal modo, se podrá dar una importancia importante para una organización que predica la acción
privilegiada “a los grupos que surgieron de esta situa- política es fomentar esa acción en todos sus miembros;
ción por haberla entendido y modificado en su ámbito” y para eso nada tan razonable ni tan necesario como
(Gramsci, 1977: 24-27). dar mayor influencia dentro de la colectividad a los que
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina437
proyectados debían ser llevados a cabo con- propia de ciertas tendencias profundas de la
cluía invalidándolos? ¿En qué medida la falta sociedad argentina, que la remodelación de
de sensibilidad y de comprensión por ese mun- la Nación y del Estado no alcanzó a destruir.
do de los “humillados y ofendidos”, renuente El proceso de nacionalización de las masas,
a integrarse a la institucionalidad de clase pre- que era la aspiración esencial del proyecto de
figurada, que era su característica personal –y Justo, tenía un efecto contradictorio que, por
no solo la de él, sino también la de todo el nú- convicciones o por temperamento, nunca pudo
cleo dirigente que contribuyó decisivamente a visualizar. Lograr que las masas trabajadoras,
formar–, establecía una barrera infranqueable en su mayor parte extranjeras, pudieran con-
con esas mismas masas a las que se pretendía vertirse en sujetos políticos detentadores de
conquistar?66 La falta de respuestas teóricas y plenos derechos ciudadanos significaba tam-
prácticas a todos estos interrogantes eviden- bién el reencuentro con una tradición histórica
cia el límite que no pudo superar la hipótesis cuya apropiación mostraba ser una condición
de Justo, y que expresaba, en última instancia, necesaria para que el proceso pudiera llevarse
una porfiada negativa a reconocer la legalidad a cabo, para que la conquista de una identidad
nacional pudiera ser finalmente el problema
por todos compartido.
66 Como señalaba Gramsci (1975a: 120-121), “[…] el A través de un razonamiento que, por enfati-
elemento popular ‘siente’, pero no siempre comprende zar el carácter capitalista “puro” –para decirlo
o sabe. El elemento intelectual ‘sabe’ pero no compren- de algún modo– de la formación económico-
de o, particularmente, ‘siente’. Los dos extremos son, social argentina, concluye despojando de con-
por lo tanto, la pedantería y el filisteísmo por una parte,
y la pasión ciega y el sectarismo por la otra. [...] El error
notaciones históricas concretas el proceso de
del intelectual consiste en creer que se pueda saber sin constitución de las masas populares, Justo es
comprender y, especialmente, sin sentir ni ser apasio- arrastrado a una simplificación iluminista, y en
nado (no solo del saber en sí, sino del objeto del saber), el fondo paternalista, de los términos comple-
esto es, que el intelectual pueda ser tal [...] si se halla se- jos en los que se produce la maduración políti-
parado del pueblo-nación, o sea, sin sentir las pasiones
elementales del pueblo [...]. No se hace política-historia
ca de las fuerzas sociales. Si se arranca, como
sin esta pasión, sin esta vinculación sentimental entre él hace, de una relación especular, inmediata,
intelectuales y pueblo-nación”. entre subversivismo de masa y modernidad
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina439
clasista del conflicto, se concluye no enten- del intelecto humano67. Desaparecido el mar-
diendo la dinámica del movimiento real, pero xismo reaparece esa vieja idea que permea
a la vez se limita en la teoría y en la práctica la todo el movimiento socialista y que Lassalle
potencialidad estratégica del organismo políti- llevó a su más clara expresión: la del encuentro
co de los trabajadores, se vuelve imposible la
formulación de un proyecto general articulado
67 En realidad, frente al método de Marx, Justo (1947,
y de vastos alcances alrededor de la conquista T. VI: 262) adopta una posición esencialmente empiris-
del Estado y de la transformación revoluciona- ta, coincidente con la asumida por Bernstein: “No fal-
ria de la sociedad. Y es aquí donde más clara ta, pues, quien crea que si Marx y Engels han llegado
aparece la distancia entre su pensamiento y el a grandes resultados, no ha sido gracias a la dialéctica
cuerpo de ideas fundamental del marxismo. hegeliana, sino a pesar de ella. Bernstein achaca a las
‘trampas’ de este modo de raciocinio algunos de sus
Porque mientras para Marx la autoemancipa- errores de hecho, como la predicción de que la revo-
ción de los trabajadores presuponía siempre lución burguesa alemana del año 48 sería el inmediato
una compleja dialéctica entre movimiento his- preliminar de una revolución proletaria [...]. Toda la
tórico de la clase (“movimiento real”) y capa- sección ‘Forma de valor’ del primer capítulo de El Ca-
cidad develadora de la teoría, en Justo todo el pital, donde el autor dice haber hecho gala del modo
de expresión característico de Hegel, es un artificioso
proceso es visto en términos de una explota- esfuerzo por demostrar que la igualdad A = B es una
ción directa visualizable por un movimiento al desigualdad, y en la equiparación del valor de dos mer-
que la lucha política y sindical y la asociación cancías cualesquiera descubrir por el raciocinio que
cooperativa –en cuanto que instrumentos de- una de ellas está en la ‘forma de equivalente’, es decir,
cisivos y únicos de la acción de clase– permi- de moneda”. Justo no comprendió la importancia fun-
damental que tiene para el sistema científico de Marx el
ten rápidamente adquirir los conocimientos y análisis de la forma de valor y de las demás categorías
la disciplina necesarios para la conquista de la económicas fetichistas. Considerándolas como puras
emancipación social. El conjunto de categorías “alegorías”, como vacuna metafísica, Justo no entendió
analíticas con que Marx abordó el develamien- que con ellas Marx no pretendía fundar una nueva filo-
to de la naturaleza contradictoria de la socie- sofía sino precisamente escapar de esta. No para crear
en su lugar una nueva “ciencia”, sino los instrumentos
dad burguesa se volatilizan en un razonamiento para una crítica de la economía política, concebida
que reduce el movimiento de la clase a un mo- por Marx como un cuestionamiento radical de toda la
mento más del eterno e irreductible progreso ideología burguesa y, por tanto, también de la “ciencia”.
440 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
y fusión del proletariado con la ciencia como política de las masas, el reconocimiento del ca-
presupuesto de la realización de una sociedad rácter históricamente necesario del proceso de
sin clases. superación del capitalismo.
La fuerte influencia que tuvieron en su for-
mación política ciertas experiencias del movi-
5. A modo de conclusión miento obrero europeo (el francés y el belga,
por ejemplo), su aceptación de la validez teó-
El punto fuerte de razonamiento de Justo, lo rica y práctica del cuestionamiento bernstei-
que hace de él un pensador “moderno” en el es- niano de la doctrina fundante de la tradición
tricto sentido de la palabra, es decir, un político –aunque no ya de la práctica– de la socialde-
capaz de analizar la situación argentina en las mocracia alemana, su aguda percepción de las
nuevas condiciones creadas por una profunda limitaciones del movimiento obrero inglés, lo
extensión de las bases de la sociedad capita- reafirmaban en su hipótesis inicial que hacía
lista y por un ascenso notable de la voluntad descansar en la introducción, en el sistema
organizativa del proletariado mundial, reside, político argentino, de una formación políti-
como hemos tratado de mostrar, en su recono- ca de clase establemente organizada la única
cimiento de la necesidad y de la posibilidad de posibilidad de superar la contradicción cada
la formación de un partido político autónomo vez más gravosa entre el “atraso” de tal siste-
de las masas trabajadoras argentinas, separado ma político y la “modernidad” capitalista de
del resto del movimiento democrático y popu- su ordenamiento económico. Los trabajadores
lar. Es cierto que hacia fines de siglo esta ne- argentinos, en el mismo acto de constitución
cesidad es sentida por la casi totalidad de las de su organización política propia, creaban los
corrientes socialistas de otros países latinoa- presupuestos necesarios para que su lucha por
mericanos. Aquello que lo distingue, sin embar- la conquista de una democracia económica im-
go, es la claridad con que plantea la urgencia de plicara de hecho la realización de la democra-
superar una visión de secta para fundar en la cia política. Y, en tal sentido, debe reconocerse
acción política del proletariado, esto es, en la que la fundación del Partido Socialista no solo
explicitación de un programa y en el desarrollo significó el surgimiento de la primera organiza-
de la organización y de la amplia participación ción política del proletariado, sino también el
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina441
punto de arranque del proceso de formación de Socialista aprobados en 1896) alianzas y pactos
los modernos partidos políticos en Argentina. con otros partidos y agrupaciones para la defensa
Cuando en 1933 uno de los más importantes de un mínimo común interés. Partido Socialista,
dirigentes de ese partido realizó un balance de gremios obreros, cooperación libre, centros de
la actividad teórica y práctica desplegada por cultura proletaria, realizan una gran tarea nacio-
él en sus casi cuarenta años de existencia, en nalista que los gobiernos no habrían sabido reali-
pocas palabras ofreció una síntesis que ilustra zar. En este país de inmigración esos organismos
con bastante precisión lo que quiso ser la hi- tienen a su cargo la función de “asimilación nacio-
pótesis de Justo. Una síntesis precisa, pero a nal” de los extranjeros que conociendo el idioma,
la vez reveladora no tanto por la distancia que la idiosincrasia, las leyes y la organización políti-
podamos encontrar entre sus propósitos y sus ca y civil del país, dejan de ser metecos, se ciuda-
logros efectivos, como por el hecho de que en danizan y se incorporan a él definitivamente. Solo
su escueta formulación se destacan con nitidez la escuela primaria puede mostrar una tan grande
las razones de su falencia: obra de asimilación nacionalista como la desarro-
llada por los órganos del movimiento autónomo
La clase obrera orientada por una doctrina de la e integral de la clase obrera organizada sobre
historia y por un ideal de perfeccionamiento rea- bases socialistas. La lucha de clases ha cumplido
liza en el país una actividad propia y autónoma y cumple una tarea profundamente civilizadora.
que difiere fundamentalmente de la actitud asu- Asimiló a los extranjeros, elevó al pueblo educán-
mida por los gauchos en su posición instintiva y dolo políticamente, y mejoró la política obligando
regresiva en los primeros años de la vida indepen- a los partidos burgueses a darse una organización
diente. La clase obrera no va contra la máquina, moderna (Ghioldi, 1933: 31).
no persigue a los inventores, no se pone al ser-
vicio de ambiciones caudillistas para servir de En estas formulaciones de Américo Ghioldi,
masa de choque en los conflictos de grupos bur- que en el interior del socialismo argentino apa-
gueses. Acepta la técnica, busca inspiración en la reció por muchos años como un fiel seguidor del
ciencia y quiere desplegar una acción propia sin pensamiento de Justo, se evidencian claramen-
encerrarse, empero, en forma tan absoluta que no te las virtudes pero a la vez las limitaciones que
prevea (como lo hacen los estatutos del Partido encerraba este proyecto de democratización
442 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
económica, social y política de la nación argen- dicho proyecto se fundaba en una concepción
tina. Virtudes, porque no se puede explicar la del proceso de transformación social que po-
irrupción de la problemática de la nación que día dar cuenta de la realidad –aun con todas
compromete el pensamiento y la acción del las restricciones señaladas– solo a condición
movimiento social de los años treinta sin toda de que la propia realidad fuera, o permaneciera
esa labor desplegada desde fines de siglo por siendo, aquella en la que efectivamente los pro-
el Partido Socialista68. Limitaciones, porque gresos de la ciencia y de la instrucción pública
tendieran objetivamente a permitir o facilitar
soluciones pacíficas, no violentas, en una pa-
68 Por todo eso no es casual que hayan sido los so- labra, “reformistas”, de los conflictos sociales.
cialistas y los comunistas quienes en los años treinta El hecho de que Ghioldi reafirme la validez de
se convirtieran en las corrientes dirigentes del proceso
de constitución de un nuevo sindicalismo industrial.
la propuesta de Justo tres años después de un
Instalados en el conflicto de clases, su capacidad or- golpe de Estado que destruyó el ordenamien-
ganizativa y su honestidad e inteligencia les permitie- to institucional de la República y la legalidad
ron conquistar a sectores decisivos de la clase obrera del movimiento social, elementos ambos so-
para una intervención más activa en la vida política de bre los que se asentaba la hipótesis reformista,
la República. Sin embargo, ni socialistas ni comunistas
fueron capaces de incorporar como problemáticas pro-
demuestra hasta qué punto el criterio de reali-
pias el conjunto de temas que de un modo u otro habían dad fundante del gradualismo justista se había
contribuido a suscitar en los años anteriores a la crisis esfumado entre las sinuosas mallas del trans-
y que esta había hecho emerger con intensidad dramá- formismo burgués. El proyecto inicial de una
tica. El problema de la nación, de su identidad, de sus reforma democrática del Estado por medio de
incapacidades, de la vinculación entre propuesta nacio-
nal y propuesta socialista, entre intelectuales y pueblo,
la presión organizada de las masas trabajado-
o dicho de otro modo, esa autocrítica nacional que la ras cedía su lugar a las más pobres justificacio-
crisis del treinta permitió realizar, fue encarada por co- nes ideológicas; las miserias del presente eran
rrientes ideológicas distintas y divergentes de aquellas exorcizadas recurriendo a las virtudes creado-
otras vinculadas al movimiento obrero, de modo tal que ras de la ciencia. Las palabras eran las mismas,
entre socialismo y nación se profundizó una cisura en
el momento mismo en que el socialismo mostraba una
solo la realidad era distinta.
capacidad inédita de fundirse con la única clase verda- Para cerrar la profunda cisura abierta entre
deramente nacional. las palabras y las cosas hubiera sido necesario
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina443
hacer algo que la izquierda argentina no hizo Y aquí está, indudablemente, el momento de
ni pudo hacer, y no solo en las inéditas condi- extrema debilidad del razonamiento de Justo,
ciones de los años treinta, sino tampoco años pero también el de toda la izquierda argenti-
después, cuando el ascenso del peronismo na; la incapacidad de comprender en la teoría
volvió a plantear la temática de la actitud del y en la práctica que la sustitución de un orde-
movimiento obrero y socialista frente a las ex- namiento capitalista por otro ordenamiento
periencias del reformismo burgués. Porque la económico, social y político distinto, fundado
actitud socialista –y también la comunista– de sobre nuevas relaciones de producción y de
oposición global e irrestricta a los gobiernos propiedad, no solo supone el ascenso al poder
radicales (1916-1930) no fue un hecho casual de la clase obrera, sino también –y nos atreve-
y pasajero, ni el error de cálculo de una táctica ríamos a decir, esencialmente– de un bloque
circunstancial, sino el resultado lógico de una de fuerzas sociales y políticas que, como tal,
forma de percibir la realidad de los movimien- modifica los contornos y funciones de todas
tos sociales, de la política y de la naturaleza las clases, incluida, claro está, la propia clase
del capitalismo que ya está toda presupuesta obrera. Lo que no entendía Justo, pero no solo
en las concepciones de Justo. En la medida él, sino tampoco el maximalismo que lo denos-
en que las posiciones adoptadas por ambas taba por “reformista”, era que el dilema falso
fuerzas políticas de la izquierda argentina entre reformismo y maximalismo que dividía
contribuyeron, no podemos precisar aquí has- al movimiento obrero argentino por esos años,
ta qué punto, a erosionar los obstáculos que y que lo siguió dividiendo de ahí en adelante,
se interponían al triunfo del golpe de Estado no era sino una forma ideológica, y por tanto
en 1930, el análisis de las razones que condu- velada e inconsciente, de reproducir en su pro-
jeron a la derrota de un movimiento nacional pia interioridad la división entre economía y
y popular, como era –no obstante todas sus li- política sobre la que se asienta la posibilidad
mitaciones– el yrigoyenista, hubiera obligado incontrastada de reproducción del sistema al
también a cuestionar los fundamentos de una que se creía afectar con uno u otro tipo de ac-
política basada en la identificación del bloque ción obrera.
de fuerzas populares como los enemigos fron- El socialismo que precedió a la crisis
tales del proletariado. del treinta –cuando hablamos de tal no nos
444 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
objetivo que nos proponemos es más delimi- vinculaciones ideológicas con el aprismo, mini-
tado y concreto. Solo trataremos de ordenar mizadas, negadas o criticadas por sus propios
aquellos trabajos más significativos, y que a la compañeros de lucha inmediatamente después
vez resultan de difícil acceso para el lector la- de su muerte; 2) su supuesto “populismo”, de-
tinoamericano, que versaron sobre tres temas nostado por la Internacional Comunista; 3) su
de fundamental importancia para el análisis de filiación “soreliana”, atribuida por los más be-
la naturaleza y de las características del “mar- névolos a la inmadurez y al estado de gestación
xismo” de Mariátegui. Y esos temas son: 1) sus de sus concepciones definitivas.
Como es fácil advertir, estos tres temas no inexcusable la reflexión crítica sobre toda una
son sino aspectos diversos de un único y mis- tradición histórica, consolidada con la fuerza
mo problema: el de las relaciones entre el pen- que otorgan décadas de acción teórica y polí-
samiento marxista y la cultura contemporánea tica y formaciones estatales emergentes de esa
o, dicho en otros términos, el viejo y siempre lucha, reaparezca en un plano destacado la fi-
actual problema del carácter “autónomo” del gura excepcional de Mariátegui. Ocurre que, al
marxismo. No es necesario insistir aquí sobre igual que otros heterodoxos pensadores mar-
la importancia de una cuestión que está en el xistas, él pertenece a la estirpe de las rara avis
centro del debate teórico, ideológico y político que en una etapa difícil y de cristalización dog-
del movimiento obrero y socialista desde Marx mática de la historia del movimiento obrero y
hasta nuestros días. Pero reconocer su impor- socialista mundial se esforzaron por establecer
tancia no siempre ha implicado reconocer su una relación inédita y original con la realidad.
problematicidad. Todo lo contrario. Es así que Es por esto y no solo por su formación italia-
una de las razones, o mejor dicho, la razón más na, aunque esta fue decisiva, o por su muerte
poderosa de la actual crisis del movimiento prematura o sus limitaciones físicas, por lo que
socialista (que en el plano de la teoría aparece su figura evoca irresistiblemente la de ese gran
como “crisis del marxismo”), reside en la tenaz renovador de la teoría política marxista que fue
resistencia de la tradición comunista a admitir Antonio Gramsci.
el carácter crítico, problemático y por tanto Admitiendo como un supuesto inderogable
siempre irresuelto de la relación entre el mar- la “criticidad” del marxismo, nuestra recopila-
xismo y la cultura de la época, a la que dicha ción se propuso incluir un conjunto de textos
tradición califica genéricamente como “bur- cuyas controvertidas posiciones remitieron al
guesa”. Es en esta polaridad conflictiva donde carácter crítico del marxismo de Mariátegui.
se sintetiza la permanente exigencia teórica y Su lectura cuidadosa nos ayuda a compren-
política que tiene el marxismo de medirse con der las falacias a que conducen las tentativas
el desarrollo de las situaciones históricas rea- de definir el pensamiento de Mariátegui en
les y con el mundo de las ideas en que dichas términos de “adopción” o “encuentro” con
situaciones se expresan. No es casual que en determinadas corrientes ideológicas. Si re-
una etapa en la que se plantea como una tarea sultan fallidos los intentos de convertirlo
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina447
en un “marxista- leninista” (¿y, por qué no, renovadora precisamente de la parte más avan-
stalinista?)70 cabal; si aparecen como arbitra- zada y moderna de la cultura burguesa contem-
rias las calificaciones de “aprista de izquier- poránea. Dicho en otros términos, la discusión
da”, “populista” o “soreliano”, la discusión no nos permite comprender el hecho paradojal
obstante demuestra hasta qué punto el “mar- que significa determinar la presencia del mar-
xismo” de Mariátegui extrajo su inspiración xismo de Mariátegui precisamente allí donde
los marxistas pretendieron rastrear sus vacila-
ciones frente a las “ideologías del enemigo de
70 Este es precisamente el tono que caracteriza el li- clase” (Levano, 1976)71. Si Mariátegui pudo dar
bro de Jorge del Prado, compañero de lucha de Mariá-
tegui en el proceso de gestación del Partido Socialista
del Perú y en la actualidad, desde hace varias décadas,
secretario general del Partido Comunista peruano. En objetivo de conquista de las masas y de transformación
Mariátegui y su obra, Del Prado (1946) se empeña en revolucionaria de la sociedad. Aunque, claro está, siem-
demostrar la presencia en Mariátegui de una suerte pre queda el recurso de la traición, que se convierte así
de stalinismo avant la lettre, al mismo tiempo que lo en el canon interpretativo fundamental. Por ejemplo, el
convierte en un teórico del “frentismo” browderiano. fracaso de los comunistas en su política de conquista
Resultaría interesante analizar las diversas reelabora- de las masas apristas en la década del treinta se debió –
ciones que sufrió este texto al cabo de los años como según la Internacional Comunista– a las rémoras maria-
piezas fundamentales para la reconstrucción del iti- teguistas que repercutían en su trabajo práctico; varios
nerario de los comunistas peruanos. Constituye una años después, cuando la caracterización del aprismo
demostración bastante elocuente de las graves limita- se ha modificado, la exclusiva responsabilidad del sec-
ciones de una historiografía de partido que hace de la tarismo de la etapa inicial del Partido Comunista del
unidad del grupo dirigente y de su identificación rígida Perú recae sobre la acción disociadora y de traición del
y sectaria con un módulo ideológico y político determi- renegado Ravines...
nado el eje interpretativo de una historia que presenta 71 Véase la nota introductoria de César Levano (1976,
multiplicidad de articulaciones, de vacilaciones y de vol. 16: 17) a Figuras y aspectos de la vida mundial.
errores, de debates y fraccionamientos. El resultado de Levano refuta a Robert Paris afirmando sin, por supues-
una historia concebida de esta manera es, como diría to, demostrarlo que entre la concepción soreliana del
Togliatti (1974) la “representación de una ininterrum- mito y la que sustentaba Mariátegui hay una diferencia
pida procesión triunfal” que, como es obvio, no puede radical, dado que este no era “de ningún modo, procli-
explicar el hecho de que una organización con historia ve a concesiones a las ideologías del enemigo de clase”
semejante haya fracasado históricamente en su doble (¡sic!). ¡Qué distancia hay entre las palabras de Levano
448 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Vale la pena recordar aquí la particularidad del elemento distintivo de este marxismo era una
caso italiano, donde la presencia desde fines del contraposición explícita y consciente contra
siglo pasado de un vasto movimiento de masas la visión evolucionista y fatalista propia de la
no estuvo acompañada de una fuerte tradición II Internacional, contraposición basada en el
política marxista, sino de una subalternización rechazo de la pasividad política que era su co-
total a la tradición positivista y evolucionista rolario. Rechazando la pasividad, colocaba en
burguesa. La recuperación de la creatividad el centro el problema de la revolución y del
histórica del pensamiento marxista que se ope- partido, es decir el problema de la transforma-
ra en el movimiento obrero italiano desde fines ción social y política y de la organización de
de la década del diez, como fruto de la crisis las fuerzas capaces de realizarlas. Es por esto
revolucionaria abierta en la sociedad europea que reivindicaba como la forma más elevada de
de posguerra, implicaba necesariamente, en actividad humana, como la forma y la fuente
virtud de tal ausencia, no la restauración de del conocimiento, a la práctica humana aso-
una doctrina marginada del proceso histórico ciada. Pero de esta exaltación de la actividad
de constitución del movimiento de clase, sino humana, que establece la línea de continuidad
directamente una auténtica creación de la di- entre ese marxismo y la tradición idealista ita-
mensión crítica y activista del marxismo. En liana, derivaba también su peculiaridad irre-
los duros enfrentamientos de clase del “bienio petible tanto frente a la crítica del marxismo
rojo” italiano se gestaba, de tal modo, una vi- de la II Internacional madurada en el interior
sión del marxismo no asimilable a ninguna de de la socialdemocracia europea, como frente
las formas que había precedentemente asumi-
do en la historia el movimiento obrero interna-
cional. Como señala con precisión Ragionieri de uno de sus más destacados participantes: Togliatti
(véase Togliatti, 1974: XLIX-L)72, el primer (1977 [1964]) “Rileggendo L’Ordine Nuovo”, publicado
en Rinascita el 18 de enero e incluido ahora en la reco-
pilación de sus escritos sobre Antonio Gramsci. Véanse
72 Sobre el tema de las características ideológicas del también la introducción “Espontaneidad y dirección
grupo de jóvenes intelectuales turineses que animaron consciente en el pensamiento de Gramsci” en Gramsci
la experiencia ordinovista, la bibliografía es extensísi- (1973: 87-101); y el “Apartado II” del trabajo de Portan-
ma, pero siempre es útil volver a las agudas reflexiones tiero (1977: 22-36).
450 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
través de la densa presencia que tuvo en sus en la creación de nuevos valores morales y en el
reflexiones la obra de Piero Gobetti, ese “cro- surgimiento de un nuevo orden político. Su in-
ciano de izquierda” en filosofía y teórico de la vestigación se transportó, con su acercamiento a
revolución liberal y mílite de L’Ordine Nuovo Gramsci y su colaboración en L’Ordine Nuovo, al
en política, según la definición que de él ofrece terreno de la experiencia actual y directa. Gobetti
Mariátegui casi al final de sus días. Vale la pena comprendió, entonces, que una nueva clase di-
citar al respecto un párrafo donde este sinte- rigente no podía formarse sino en este campo
tiza a vuelo de pájaro las características de la social, donde su idealismo concreto se nutría
biografía intelectual de “uno de los espíritus moralmente de la disciplina y la dignidad del pro-
con los cuales sentía mayor afinidad”: ductor (Mariátegui, 1950: 151-152)74.
Gobetti llegó al entendimiento de Marx y de la La visión que tenía Gobetti de la clase obre-
economía por la vía de un agudo y severo análi- ra, de la significación de su autonomía, de su
sis de las premisas históricas de los movimientos tendencia a transformarse en una nueva clase
ideológicos, políticos y religiosos de la Europa dirigente, capaz de reorganizar el mundo de la
moderna en general y de Italia en particular. [...] producción, de la cultura y de la sociedad toda,
La enseñanza austera de Croce, que en su adhe- es de estricto origen soreliano. Su interpreta-
sión a lo concreto, a la historia, concede al es- ción del Risorgimento como un proceso “in-
tudio de la economía liberal y marxista y de las completo o convencional” de formación de la
teorías del valor y del provecho, un interés no unidad italiana, en virtud del carácter limitado
menor que al de los problemas de lógica, estética
y política, influyó sin duda poderosamente en el
74 En este libro se incluye la serie de tres artículos
gradual orientamiento de Gobetti hacia el exa- que Mariátegui dedicó a Gobetti: “I. Piero Gobetti”, “II.
men del fondo económico de los hechos cuya ex- La economía y Piero Gobetti” y “III. Piero Gobetti y el
plicación deseaba rehacer o iniciar. Mas decidió, Risorgimento” (1950: 146-159). Originariamente fueron
sobre todo, este orientamiento, el contacto con el publicados en la revista Mundial (12 y 26 de julio y 15
de agosto de 1929, respectivamente). Sobre la relación
movimiento obrero turinés. En su estudio de los
entre Mariátegui y Gobetti, véase “Mariátegui e Gobet-
elementos históricos de la Reforma, Gobetti ha- ti” de Paris (1967) y la “Introduzione” de Delogu (1973:
bía podido ya evaluar la función de la economía LIII-LXIII).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina453
de la “clase política” liberal que condujo dicho esfuerzo semejante conlleva riesgos, y el pro-
proceso, es la interpretación que Mariátegui in- pio Mariátegui tenía plena conciencia cuando
tenta aplicar a la historia del Perú. Como seña- presentaba sus ensayos aclarando que ninguno
la Delogu (1973), el núcleo central de las ideas estaba acabado, ni lo estaría mientras viviera
que Mariátegui desarrolla en el período de rea- y pensara y tuviera algo que añadir. Pero lo
lización de su programa de “peruanización” de que interesa rescatar es que él, a diferencia del
la acción teórica y práctica revolucionaria “es
indudablemente el que resulta de la exposición
del pensamiento de Gobetti”. Pero Mariátegui tegui observa que lo que lo aproximó al autor de Nues-
concluye de manera no gobettiana y sí leninista tra América es “cierta semejanza de trayectoria y de
en la “necesidad del partido como instrumento experiencia”. “Como él yo no me sentí americano sino
en Europa. Por los caminos de Europa, encontré el país
de acción” (Delogu, 1973: XII). de América que yo había dejado y en el que había vivi-
De todas maneras, aunque la asimilación de do casi extraño y ausente. Europa me rebeló hasta qué
la crítica histórica de Gobetti está en la base punto pertenecía yo a un mundo primitivo y caótico; y
de la elaboración de los 7 ensayos (Mariátegui, al mismo tiempo me impuso, me esclareció el deber de
1984 [1928]) y de sus escritos publicados bajo mi regreso, yo tenía una conciencia clara, una noción
nítida. Sabía que Europa me había restituido, cuando
la rúbrica “Peruanicemos al Perú”, lo realmen- parecía haberme conquistado enteramente, al Perú y
te significativo es que la materia prima de sus a América [...] no es solo un peligro de desnacionali-
reflexiones es una realidad distinta de la ita- zación y de desarraigamiento; es también la mejor po-
liana, una realidad que él intenta explicar con sibilidad de recuperación y descubrimiento del propio
el único instrumental conceptual que admite mundo y del propio destino. El emigrado no es siempre
un posible deraciné. Por mucho tiempo, el descubri-
como válido: el de “la ciencia y el pensamiento miento del mundo nuevo es un viaje para el cual habrá
europeo u occidental”75. Es indudable que un que partir de un puerto del viejo continente” (Mariáte-
gui, 1950: 211-214). El deber de una tarea americana...
apareció ante el joven Mariátegui como un imperativo
75 Sobre un periplo europeo como observatorio privi- moral cuando en Europa se sintió extraño, diverso e
legiado para redescubrir la identidad propia de Améri- inacabado, cuando comprendió que allí “no era nece-
ca, Mariátegui hace unas curiosas reflexiones autobio- sario”, y el hombre “ha menester de sentirse necesario”
gráficas sobre las cuales no se ha insistido lo suficiente. para poder emplear gozosamente sus energías, para po-
En una serie de notas dedicadas a Waldo Frank, Mariá- der alcanzar su plenitud.
454 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
lo revaloriza otorgándole una importancia ex- clases, su capacidad de superar los esquemas
cepcional. Porque fue indudablemente la ex- dogmáticos acumulados en el camino76. Todo
periencia viva de la lucha política e ideológica
en el Perú la que imprimió un viraje definitorio
a sus reflexiones. Si la lectura de la doctrina 76 Debemos preguntarnos hasta qué punto es correcto
de Marx a través de Croce, Sorel y Gobetti y cuáles son las razones que impulsan a los historia-
dores de filiación comunista a identificar a Mariátegui
lo inclinó a percibir la realidad peruana con con otros destacados dirigentes del comunismo latino-
una mirada distinta de la que caracterizaba (y, americano (véase al respecto el artículo de V. Korionov
¿por qué no?, aún sigue caracterizando) a los incluido en la presente recopilación). Si lo que los apro-
marxistas latinoamericanos, fue el reconoci- xima es el hecho de haber “levantado la bandera del in-
miento de la Revolución de Octubre, del bol- ternacionalismo proletario en América Latina”, los pun-
tos de comparación son importantes pero por completo
chevismo y de la figura de Lenin lo que le per- insuficientes. Si, según lo que se desprende del párrafo
mitió individualizar y seleccionar un complejo de Korionov (s/d), Mariátegui al igual que los demás ha-
de principios de teoría política en base al cual bría sido “uno de los más ardientes propagadores de las
constituir el movimiento histórico de transfor- ideas del marxismo-leninismo”, la identificación corre
mación de aquella realidad. Mariátegui fue le- el riesgo de hacer desaparecer lo que los distingue, es
decir todo aquello que caracteriza la “singularidad” del
ninista en el doble sentido del reconocimiento pensamiento de Mariátegui. Aunque más no sea desde
de Lenin como el teórico de la política y el ar- un punto de vista metodológico, lo relevante no es enfa-
tífice de la Revolución Rusa, y de la adscrip- tizar la adscripción ideológica y política de Mariátegui
ción al movimiento revolucionario mundial a la III Internacional, puesto que esta es innegable; lo
gestado a partir de esa experiencia y de sus realmente importante, y el único camino válido para re-
construir “su” marxismo, es señalar lo que lo distinguía
enseñanzas. Pero su peculiaridad, lo que hace y hasta distanciaba de la Comintern. Solo así podremos
de Mariátegui una figura completamente ex- entender, por ejemplo, la diferencia de actitud mental,
traña al estilo característico del teórico y del de estilo de razonamiento, de concepción política y de
político de la III Internacional, consistía en visión ideológica que caracteriza a la polémica que Ma-
que por su formación cultural tendía a mante- riátegui y Mella emprendieron con Haya de la Torre y el
aprismo. Únicamente. El verdadero marxismo excluye
ner constante una concepción del marxismo el procedimiento del “pensar en abstracto”, porque solo
que enfatizaba su capacidad de recrearse en puede medirse en forma fructífera con la realidad: 1) si
el proceso mismo de desarrollo de la lucha de es capaz de no separar el juicio sobre un fenómeno his-
456 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
lo cual presuponía necesariamente introducir son expresión siempre renovada del desarro-
el criterio de realidad en la consideración de llo histórico real” (Gramsci, 1970: 354-355)77,
problemas a los que el escolasticismo teórico el hecho de que la verdad del marxismo se
y la rigidez política tienden a colocar fuera del expresara en Mariátegui en el lenguaje de la
campo de la historia. En la singularidad del situación concreta y particular del Perú, y lo
pensamiento de Mariátegui, en la imposibili-
dad de identificarlo plenamente con el sistema
de conceptualizaciones y con el estilo de pen- 77 Gramsci (1970) se pregunta en dicha nota “si una
samiento del marxismo de la III Internacional, verdad teórica descubierta en correspondencia con una
reside la demostración más contundente de determinada práctica”, es decir si el leninismo “puede
que el marxismo solo podía ser creador a generalizarse y considerarse universal en una época
histórica”. La prueba de su carácter universal consis-
condición de mantener abiertos los vasos co- te, para Gramsci, en la posibilidad de que esta verdad
municantes con la cultura contemporánea. se convierta: 1) en un estímulo para conocer mejor la
Porque si es verdad el principio de que “las realidad efectiva en un ambiente distinto del que la vio
ideas no nacen de otras ideas, de que las filo- surgir; 2) en que una vez ocurrido esto dicha verdad se
sofías no engendran otras filosofías, sino que incorpore a la nueva realidad con la fuerza de una ex-
presión propia y originaria. Y aclara: “En esta incorpo-
ración estriba la universalidad concreta de aquella ver-
dad, y no meramente en su coherencia lógica y formal,
tórico del proceso de su formación; 2) si en el examen o en el hecho de ser un instrumento polémico útil para
de dicho proceso no convierte a una de sus característi- confundir al adversario”. La universalidad del marxis-
cas en un elemento tal que le permita suprimir todas las mo, o en nuestro caso del leninismo, no residiría enton-
otras. Siempre es útil recordar las observaciones que ces en su “aplicabilidad”, sino en su capacidad de emer-
hace Lenin contra ese estilo de pensamiento en abstrac- ger como expresión “propia” de la totalidad de la vida
to en su polémica contra Bujarin y Trotsky acerca del de una sociedad determinada. En este sentido, solo sus
papel de los sindicatos. Como curiosidad anotemos que múltiples encarnaduras “nacionales” permitirán lograr
cuando Togliatti (1974) se vio obligado a luchar contra que la teoría de Marx y, aceptemos también, la de Le-
la misma deformación del estilo de pensamiento mar- nin, en la medida en que pueda ser autonomizable de
xista, tradujo y publicó en Rinascita un escrito de He- aquélla, se convierta de una verdad teórica en una uni-
gel, titulado precisamente Wer denkt abstrack? [¿Quién versalidad concreta. Es por eso que Gramsci acota, con
piensa en abstracto?]. Sobre el particular, véase la cita- razón, que la unidad de la historia no es un presupuesto,
da introducción de Ragionieri (en Togliatti, 1974: LIII). sino un provisional punto de llegada.
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina457
punto estrechas, con Haya de la Torre, rela- y amigo” que acababa de fallecer, intentan rea-
ciones que se irán transformando paulatina- lizar un balance crítico de su pensamiento en
mente en mutuo distanciamiento y franca rup- el que el acento es puesto en la oposición no
tura a partir del Congreso Antimperialista de resuelta entre un andamiaje intelectual “eu-
Bruselas, en febrero de 1927. ropeizante” y una realidad singular a la que
La operación de apropiación de la figura de Mariátegui pugnó dolorosamente por aproxi-
Mariátegui se inicia ya en el número de home- marse, sin haber podido lograrlo jamás. Ambos
naje (1930) que le dedica la revista argentina coinciden en la reconstrucción de una figura de
Claridad, esa histórica tribuna del pensamien- la que rescatan sus valores intelectuales y mo-
to de izquierda latinoamericano, dirigida por rales, pero a la que descalifican políticamente:
Antonio Zamora. Manuel A. Seoane y Luis E. lacerado entre una formación romántica que lo
Heysen78, militantes del movimiento aprista arrastraba con fanatismo ciego a batallar por
pero vinculados estrechamente al “compañero una revolución irrealizable, y una vocación
por la acción política, a la que su sensibilidad
de “artista” anteponía barreras imposibles de
78 No encontramos en la Bio-Bibliografía de José superar; habiendo pretendido escribir para el
Carlos Mariátegui de Rouillon (1963) referencia algu-
na al número de homenaje que la revista Claridad de
pueblo, Mariátegui solo había logrado hacerlo
Buenos Aires dedicó a Mariátegui. No hemos tenido ac- para una élite. Aunque el momento histórico
ceso a dicho número y conocemos la polémica solo a lo unía a las muchedumbres, su yo lo alejaba.
través de la recopilación de trabajos sobre el pensador Como dirá Cox años más tarde, Mariátegui, el
peruano preparada por Ramos (1973), algunos de los hombre del verbo, no era el hombre de acción
cuales forman parte también de nuestra edición. En el
número de homenaje publicado en mayo aparecieron
que necesitaban y ya tienen ahora las masas
los artículos de Seoane (1930) “Contraluces de Mariá- oprimidas del Perú. No es necesario aclarar
tegui” y de Heysen (1930a) “Mariátegui, bolchevique que la persona a la que se estaba refiriendo Cox
d’annunziano”. Posteriormente, en septiembre del mis- era Haya de la Torre.
mo año, Armando Bazán (1930) envía a la revista una Este juicio lapidario con que se despedía al
Carta Abierta que se publica con el título de “La defensa
de Amauta”, y a la que Heysen (1930b) responde el 18
compañero de lucha, aunque estuviera edulco-
de octubre con su artículo “Un poroto en contra de mi rado por entusiastas adjetivaciones, no logra-
bolchevique d’annunziano”. ba velar una clara motivación política nacida
460 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
pocos años antes. Tanto Heysen como Seoane unirse a las filas de los que luchábamos con el pro-
no hacían sino reiterar los argumentos usados letariado de Lima, contra las balas de la tiranía,
por su líder en el sinuoso debate que condujo me dijo que ésa era una lucha liberalizante y sin
a la ruptura. Recordemos en tal sentido la car- sentido revolucionario. Varios años después, en
ta que Haya de la Torre (1929) escribe desde carta que conservo me confiesa su error. Pero el
Berlín, el 22 de septiembre a su correligionario líder que se equivoca en el momento mismo de la
César Mendoza: acción tiene que aprender a rectificarse a tiempo.
Mariátegui piensa como un intelectual europeo
Yo siempre he simpatizado con Mariátegui. Me del tiempo en que él estuvo en Europa. Pero la
parece una figura interesante del romanticismo, realidad de estos pueblos cambia y exige nuevas
de la fe y de la exaltación intelectual de un revo- tácticas. Mis objeciones fraternales a Mariátegui
lucionario. Pero Mariátegui nunca ha estado en la fueron siempre contra su falta de sentido realista,
lucha misma. El 23 de mayo79, cuando lo invité a contra su exceso de intelectualismo y su ausen-
cia casi total de un sentido eficaz y eficiente de
acción. Pero yo creo que no puede exigírsele más.
79 Se refiere a la manifestación de obreros y de estu- Mariátegui está inmovilizado y su labor es mera-
diantes que el 23 de mayo de 1923 se lanzaron a las calles
mente intelectual. A nosotros los que estamos en
de Lima para protestar contra el propósito del presidente
Leguía de consagrar el país al Sagrado Corazón de Je- la acción nos corresponde la tarea de ver la reali-
sús. Varios miles de manifestantes, incluyendo una gama dad frente a frente y acometerla80.
extremadamente variada de corrientes políticas (desde
civilistas hasta anarquistas), luego de escuchar una en-
cendida arenga de Haya de la Torre marcharon en masa
hacia la sede del gobierno, que desató una brutal repre- de mayo, Mariátegui afirmó que ella “reveló el alcance
sión. Todo terminó con la muerte de dos manifestantes, social e ideológico del acercamiento de la vanguardia
muchos heridos y gran cantidad de detenidos. Haya de la estudiantil a las clases trabajadoras. En esa fecha tuvo
Torre fue expulsado del país, iniciando así un periplo la- su bautizo histórico la nueva generación”. Sobre este epi-
tinoamericano y europeo que lo pondría en contacto con sodio de importancia decisiva en la historia de las masas
la revolución mexicana, los países capitalistas de Europa populares peruanas, véase el relato puntual e ilustrativo
y la Unión Soviética. El hecho tuvo una significación po- de Sánchez (1955: 118-128).
lítica de tal magnitud que Haya se convirtió súbitamen- 80 La carta de César Mendoza forma parte de un con-
te en un héroe nacional. Comentando la jornada del 23 junto de documentos (el llamado “documento secreto”
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina461
disputa entre los apristas y el pequeño núcleo Es lógico entonces que la polémica sobre
de seguidores del fundador de Amauta, se vio Mariátegui sufriera una permanente distorsión
favorecida por la apreciación, en cierto sentido y que ni apristas ni comunistas hicieran esfuer-
coincidente, que se abrió paso en el interior del zo alguno por reconstruir la originalidad de su
Partido Comunista del Perú, constituido ape- pensamiento, su decidida vocación por pensar
nas un mes después de la muerte de Mariátegui una realidad particular desde una perspecti-
y dirigido durante casi una década por un hom- va marxista y revolucionaria. Los textos que
bre que hizo de la lucha contra el pensamien- incorporamos en la sección dedicada al tema
to de Mariátegui un componente decisivo de constituyen una prueba demasiado elocuente
la afirmación de su liderazgo. Nos referimos de la incapacidad de reflexión, de la pereza in-
a Eudocio Ravines. El “mariateguismo”, pa- telectual, del profundo sectarismo que impreg-
labra acuñada para designar una desviación naron las discusiones sobre la herencia maria-
pequeñoburguesa, una suerte de “aprismo de teguiana. Nuevamente fue la revista Claridad
izquierda” liquidacionista en la medida en que la sede de la polémica suscitada entre el diri-
subestimaba la necesidad y urgencia de la for- gente aprista Carlos Manuel Cox y el comunis-
mación de la organización política del proleta- ta Juan Vargas, presumiblemente el seudónimo
riado peruano, fue durante varios años consi- de alguien que no sabemos por qué razones
derado como la limitación ideológica y política prefirió conservar el anonimato. Si tenemos
fundamental para la consolidación orgánica presente la época en que se produjo el deba-
del Partido Comunista en el interior de la clase te (1934-1935), debemos recordar que son los
obrera peruana. En definitiva, a través de una años que corresponden a un viraje radical en
operación semejante a la aprista, aunque de las formulaciones estratégicas y en la política
signo contrario, Mariátegui fue confinado por de alianzas de los comunistas. Luego de la pro-
los comunistas en el campo reverenciado de funda crisis provocada en el interior del movi-
los precursores intelectuales de un movimien- miento comunista por el triunfo del nazismo y
to histórico, al que sus limitaciones filosóficas el aplastamiento físico del Partido Comunista
y su desconocimiento concreto de la realidad en Alemania, la Comintern abandona la línea
peruana impidieron dar toda la densidad y el política establecida en el VI Congreso mundial
estímulo necesarios. (1928) y que se caracterizaba por una visión
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina463
en un estilo de razonamiento, en una forma casi lineal del VI, aunque, claro está, adaptado
de pensar que concibe al discurso comunista a las nuevas circunstancias. El complejo pro-
como el único verdadero. En última instancia, blema no solo historiográfico, sino fundamen-
Vargas no hace sino reafirmar la permanencia talmente político e ideológico, de la relación
de una visión profundamente sectaria frente a entre “continuidad” y “ruptura” en la acción
los movimientos nacionalistas de origen peque- teórica y práctica del movimiento obrero y so-
ñoburgués o a movimientos aun más indefini- cialista, que el marxismo ha concebido como
bles desde el punto de vista de clase y dirigidos un campo siempre problemático en virtud de la
por la intelligentzia radicalizada del mundo permanente necesidad de la teoría de dar cuen-
dependiente y colonial. La actitud excluyente tas de la confrontación del movimiento con la
y competitiva que caracterizó la primera época realidad, queda por completo ocluido en virtud
de los comunistas peruanos no constituyó para de un razonamiento basado en la percepción
Vargas un gravísimo error teórico y político, de la teoría y del movimiento como siempre
sino que fue una etapa necesaria para la afirma- idénticos a sí mismos. Es por eso que la rea-
ción del Partido Comunista como un organis- lidad queda siempre degradada a la condición
mo de clase del proletariado peruano. La nueva de “anécdota”, o de elemento de confirmación
línea de unidad no es el resultado de un cues- de la verdad de aquéllos. ¡Y pensar que una
tionamiento interno, de un proceso autocrítico concepción tan verdaderamente “idealista” de
que ayudara al partido a salir de su infantilismo la historia se autodefine pomposamente como
sectario inicial, sino la adecuación a un cambio la concepción “materialista” y “científica” de la
operado en el mundo, en el continente y en el historia y de la sociedad!81
país. La continuidad de la concepción ideológi-
ca, política y estratégica del partido se mantie-
ne como un dato; la percepción de la realidad, 81 Una demostración bastante ilustrativa de las limi-
el estilo de razonamiento y la forma de hacer taciones de la actual historiografía soviética aplicada
la política siguen siempre idénticos a sí mis- al estudio de la Internacional Comunista, es la ofrecida
por el reciente volumen preparado por el Instituto de
mos. En la trama estructural de la historia nada Marxismo-Leninismo anexo al Comité Central del Par-
nuevo ha ocurrido. En última instancia, el VII tido Comunista de la Unión Soviética (s/d [1969]). Esta
Congreso no es otra cosa que la prosecución obra, que representa la primera tentativa de escribir
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina465
Las consecuencias en el plano del debate respuesta de Vargas soslaya por completo el
político de una posición semejante resultan asunto. Cuando Cox recuerda, y con razón, los
previsibles y aparecen con nitidez en los textos estrechos lazos que unían a Mariátegui con las
de Vargas. Frente a las tentativas de Cox por figuras más destacadas del movimiento aprista,
demostrar la presencia en el razonamiento de Vargas se encarga de demostrar, con profusión
Mariátegui de una flagrante contradicción en- de citas, que ello ocurrió en una etapa anterior
tre su análisis de la realidad peruana hecho en en la evolución intelectual y política y que su
los 7 ensayos y su propuesta de formación de transformación en marxista debía apartarlo
un partido socialista y no comunista –lo cual re- necesariamente de un movimiento “naciona-
mitía, como recordaba el propio Cox, al oscuro lista reaccionario” como era el APRA. De tal
y controvertido problema de las relaciones de modo, desde 1924 a 1929 se habría operado en
Mariátegui con la Internacional Comunista–, la Mariátegui una “evolución natural” que lo lle-
vó del error del aprismo a la verdad del mar-
xismo, lo cual contradice de hecho las propias
una historia orgánica y documentada de la Comintern, afirmaciones de Mariátegui que indican que fue
tiene el grave defecto de superponer al movimiento real ya desde 1923 cuando inició su “trabajo de in-
de la clase obrera un cuerpo de doctrinas fijo y cris-
talizado, el “marxismo-leninismo”, de modo tal que los
vestigación de la realidad nacional, conforme
hechos y situaciones son interpretados en términos de al método marxista”.
aproximación o no a dicho esquema. Es así como las Separadas así las ideas en “malas” y “bue-
directivas de la Comintern son consideradas siempre nas”, todo el complejo proceso dialéctico de
correctas y los “errores” derivan exclusivamente de su interpenetración de las ideas marxistas con las
mala interpretación o de su incorrecta aplicación. Hay
que reconocer, sin embargo, que a diferencia de obras
tradiciones revolucionarias del radicalismo po-
anteriores que seguían el lamentable criterio de no ci- lítico del movimiento social peruano, que era
tar nunca el origen de la documentación utilizada, la el terreno común que homogeneizaba a la in-
presente contiene referencias puntuales y precisas al telligentzia emergente del sacudimiento de la
material de archivo empleado, lo cual tiene una impor- Reforma Universitaria, se desvanece y es susti-
tancia fundamental para el análisis de algunos períodos
decisivos de la historia de la Comintern, como es el
tuido por un estrecho canon interpretativo ba-
caso concreto de la etapa preparatoria del viraje del VII sado en ideas que se excluyen mutuamente. El
Congreso, desde fines de 1933 a mediados de 1935. análisis de las raíces sociales de una amalgama
466 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de filones ideológicos y culturales, tan singular sentido, bien hacía Cox (s/d) en recordarle las
como para unificar en una problemática única a palabras de su maestro cuando afirmaba que
fuerzas destinadas a enfrentarse violentamente “nada importa, en la historia, el valor abstracto
pocos años después, el porqué de la constitución de una idea. Lo que importa es su valor concre-
de un terreno ideológico común desaparece ab- to. Sobre todo para nuestra América, que tanto
sorbido por la reconstrucción de una historia ha menester de ideales concretos”.
basada en un “antes” y un “después”. El hecho La escisión provocada por Mariátegui en
de que el aprismo se pensara a sí mismo como el interior del genérico e indistinto univer-
una aplicación del método marxista al estudio so aprista (escisión a la que Haya de la Torre
de la realidad nacional, según una formulación contribuyó decisivamente con su propuesta
semejante a la de Mariátegui, solo debía ser in- de transformación del movimiento en partido)
terpretado como una demostración más de su fue, según Cox, esencialmente política antes
perfidia, de su propósito de confundir a las ma- que ideológica, y giró en torno al problema de
sas populares que buscaban en el marxismo el la naturaleza de la organización política verte-
instrumento teórico de su liberación. bradora y unificadora de la lucha de las masas
De todas maneras, quedaba sin explicación populares peruanas. En nuestra opinión, es este
el fenómeno histórico-social del aprismo, es un señalamiento de fundamental importancia
decir el hecho singular de que lo que se consi- para abordar el nudo problemático de una con-
deraba en “etapa de liquidación total” en 1929 troversia tan cargada de implícitos como fue
demostrara ser en 1935 un movimiento político la que enfrentó a apristas y comunistas desde
de una envergadura tal como para ser capaz de fines de la década del veinte. Recordemos nue-
movilizar a “cientos de miles de trabajadores vamente que el terreno común de definición
manuales e intelectuales”. Dicho de otro modo, era en un comienzo la profesión de fe marxista,
el que una concepción errónea e inadecuada y que si los apristas reivindicaban como suya
como el aprismo pudiera afirmarse tan consis- la figura de Mariátegui, no obstante puntuali-
tentemente en la realidad peruana, y hasta lati- zar las diferencias que los separaban, lo hacían
noamericana, un hecho tan enigmático o difícil desde una posición que calificaban de “mar-
de explicar como este no parecía quebrantar xista creadora”. De allí que en la conclusión
en modo alguno las certezas de Vargas. En tal de su respuesta a Vargas, Cox destaque los
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina467
manera tan errónea las ideas de Mariátegui, de aquél: opiniones liberales sobre el problema
como fue el caso de Miroshevski, Del Prado indígena, al que se negó a considerar como una
(1946) anota lo siguiente: “cuestión nacional”, concesiones al aprismo,
resistencia a la formación del partido del prole-
No es de extrañar, por eso, camaradas, que so- tariado, etc. Hay que tener en cuenta, además,
bre la base del insuficiente conocimiento de su que en las décadas del treinta y del cuarenta la
obra escrita y de la falsa información sobre su acusación de “populistas” no era pequeña cosa
militancia política, recogida, seguramente, a tra- en el universo comunista. Después de “trotskis-
vés de Ravines cuando este renegado estuvo en ta” era sin duda la acusación más infamante.
la URSS, el escritor soviético Miroshevski, en un En una época caracterizada por la colectiviza-
interesante estudio que tiene el mérito induda- ción forzada del campo, por la represión a san-
ble de estudiar la historia social de nuestro país, gre y fuego de la resistencia campesina, por la
cogiendo fragmentariamente (como él mismo liquidación física de las corrientes intelectua-
lo advierte) algunos aspectos de la obra escrita les vinculadas al mundo rural, por el silencia-
por Mariátegui, señala en ellas una tendencia miento de la historia del movimiento populista
populista. ruso, por el privilegiamiento obrerista del pro-
letariado, por la trasposición al terreno de la
Es probable que Del Prado no supiera hasta historiografía de las tesis que consideraban a
qué punto la posición de Miroshevski expresa- los sectores intermedios, y en ellos incluidas
ba no una visión particular, de un investigador hasta las masas rurales, como enemigos del co-
determinado, sino toda una corriente interpre- munismo y de la revolución; en una época de
tativa de la que Miroshevski fue solamente la feroz autoritarismo como ésa, todo intento de
figura más conocida. Como indican Semionov indagar nuevos caminos de transición revolu-
y Shulgovski (s/d), en la década del treinta la cionaria que apuntaran a la revalorización del
crítica a Mariátegui fue, no podemos afirmar potencial transformador de las masas rurales,
hasta qué punto sistemática, pero sí frecuente estaba condenado de antemano como la peor
en las publicaciones soviéticas. Dichas críticas de las herejías. Como señala Franco Venturi
versaban sobre su supuesto “populismo” y so- (1975: 52) en su bellísimo libro sobre los popu-
bre toda una gama de desviaciones derivadas listas rusos,
472 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
[…] persuadido como estaba [Stalin] de que los Si bien en los inicios de la década del treinta, y
populistas debían ser abandonados al silencio, con motivo de la colectivización de los campe-
tenía igualmente la firme convicción de que las sinos entonces en curso, se suscita en la Unión
únicas revoluciones campesinas aceptables eran Soviética el más interesante debate historio-
las que se realizaban desde arriba. La situación gráfico, político e ideológico sobre el papel del
en que se hallaba el campo ruso tras la colecti-
vización de 1920 no invitaba a estudiar de cerca
las rebeliones, las revueltas que acompañaron y u otra encuentran en ella una serie de puntos proble-
siguieron a la reforma de 1861. Se acabó pronto máticos aún no resueltos, tales como la relación entre
llegando a una de esas típicas situaciones diso- democracia y socialismo, intelligentzia y pueblo, de-
ciadas y contradictorias que abundan en la vida sarrollo retrasado o acelerado de la economía, Estado
y participación popular, etc. Para Venturi, la meta obli-
mental de la Unión Soviética. Por una parte, el
gada del renovado interés por el populismo es siempre
motor de las reformas fueron los campesinos re- la comparación histórica con el marxismo, y en tal sen-
beldes, y por otra, era mejor no observar muy de tido concluye su introducción con una afirmación que
cerca esos movimientos aldeanos. El mito revolu- suscribimos totalmente. Si en su comparación histórica
cionario se cernía sobre la realidad sin iluminarla con el populismo el marxismo se ve obligado a llegar
a la conclusión de que en dicho movimiento ya están
ni penetrar en ella85.
planteados in nuce una cantidad de problemas aún
irresueltos, en las sociedades en transición, debe com-
prender también “que el pensamiento y el movimiento
85 Sobre el “redescubrimiento” por parte de la his- socialistas, en toda Europa, de dos siglos a esta parte,
toriografía soviética actual, del movimiento populista son demasiado variados y ricos para poder ser monopo-
como una corriente con una unidad propia y una con- lizados por una única corriente, aunque esta sea el mar-
tinuidad que expresaba la experiencia más formidable xismo, y que todo intento de establecer en el ámbito del
de fusión de las masas populares con la intelligentzia socialismo una corriente llamada científica y considera-
revolucionaria rusa del siglo pasado, véase la “Intro- da como auténtica –contrapuesta a las otras, utópicas
ducción” de Venturi a la segunda edición italiana de y falaces– no solo es históricamente erróneo, sino que
su libro, incluida en la edición española que citamos acaba llevando a una voluntaria mutilación y distorsión
(Venturi, 1975: 9-75). El autor señala con acierto que de la totalidad del pensamiento socialista” (Venturi,
la manifiesta necesidad que sienten los historiadores 1975: 75). Sobre este tema, véanse también el libro de la
soviéticos de volver sus miradas sobre la experiencia investigadora soviética V. A. Tvardovskaia (1978) y en
del populismo revolucionario, es porque de una manera especial el prólogo, redactado por M. I. Gefter.
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina473
populismo y su vinculación con la historia rusa, durante decenios, superando la influencia del
pocos años después, entre 1935 y 1936, había populismo, contra este, aniquilándolo como el
desaparecido todo rastro de la discusión. La cau- peor enemigo del marxismo y de la causa entera
sa principal, o al menos la más evidente y clara, del proletariado” (Venturi, 1975: 11-12).
según Venturi, fue la voluntad de Stalin de evitar Fueron entonces necesidades políticas in-
por todos los medios posibles que volviera a ha- mediatas las que condujeron a efectuar, a me-
blarse de revolucionarios capaces de servirse de diados de los años treinta, tan violento corte
bombas y pistolas, de realizar acciones de gue- realizado en el tejido histórico de Rusia, que
rrilla y golpes de mano. Como explicó Stalin a en virtud de la hegemonía cultural e ideológica
Zhdanov86, y como repitió este el 25 de febre- del PCUS sobre la Internacional Comunista, y
ro de 1935 al Comité urbano de Leningrado del por ende sobre todos los partidos comunistas
Partido Comunista: “Si educamos a nuestros del mundo, inevitablemente debía convertirse
jóvenes como a los hombres de la Narodnaia en canon interpretativo de otras realidades
Volia, criaremos terroristas” (citado en Venturi, nacionales, caracterizadas por un fuerte com-
1975: 76). Las medidas de seguridad adoptadas ponente campesino y por densos movimientos
por Stalin afectaron tanto a los muertos como a intelectuales vinculados al mundo rural. Tal es
los vivos, y se aplicaron con idéntica crueldad lo que ocurrió, por ejemplo, con China y con el
contra el recuerdo del populismo revolucionario grupo dirigente maoísta, fuertemente criticado
y contra los historiadores y eruditos que se ha- en la dirección de la Comintern por sus desvia-
bían ocupado de él. [...] La teoría oficial fue ex- ciones campesinistas, y por tanto “populistas”.
presada por E. Yaroslavski, que en 1937 se dirigía Y fue solamente debido a circunstancias tan es-
a las nuevas generaciones diciéndoles que “los peciales como la derrota del movimiento revo-
jóvenes miembros del partido y del Konsomol lucionario en las ciudades y la relativa “autono-
no siempre saben, ni valoran suficientemente, el mía” frente a la Comintern del grupo maoísta,
significado de la lucha que nuestro partido libró lo que permitió a Mao conquistar la dirección
total del Partido a comienzos de 193587.
comportamientos que contribuyeron podero- de toda elaboración estratégica (lo cual cons-
samente a aislar a los comunistas de las fuerzas tituye, sin duda, el límite supremo de un viraje
sociales y políticas potencial o efectivamente que tuvo no obstante tanta importancia para la
comprometidas en las transformaciones re- superación del radicalismo infantil que carac-
volucionarias. En primer lugar, condujeron a terizaba en gran medida la acción militante de
excluir por principio toda búsqueda original los comunistas). En segundo lugar, condujo a
basada en el estado social del país y no a partir menospreciar la potencialidad revolucionaria
de doctrinas sectarias89. La revolución fue vista del mundo rural, degradado a la condición de
más en términos de modelos a aplicar que de zonas de “atraso” cuyos movimientos sociales
“caminos nacionales” a recorrer, y fue carac- de características “pre políticas” solo podían
terístico de todo un período iniciado en el VI ser utilizados para cuestionar la estabilidad
Congreso (1928) concebir a las revoluciones del sistema o, mejor dicho, del gobierno. Sin
como la aplicación del modelo de los soviets. capacidad de inserción autónoma en la lucha
Aunque el VII Congreso (1935) abandonó de he- por la gestación de nuevas formaciones esta-
cho esta consigna, en ningún momento fue sus- tales revolucionarias, el mundo rural debía
tituida por una reconsideración teórica y prác- cumplir una mera función disruptiva, dentro
tica que privilegiara el reconocimiento de las de una concepción que mantenía sin modificar
estructuras nacionales como punto de partida la idea de una ciudad siempre progresiva y de
una campaña siempre atrasada. En tercer lu-
gar, degradado el mundo rural a la condición
89 Siempre es bueno recordar lo que escribía Engels de mundo atrasado y sin potencial histórico,
(1976 [1872]) al italiano G. Bovio: “En el movimiento de
la clase obrera, según mi opinión, las verdaderas ideas
los comunistas debían lógicamente luchar por
nacionales, es decir correspondientes a los hechos eco- la destrucción ideológica y política de todas
nómicos, industriales y agrícolas, que rigen la respecti- aquellas formaciones intelectuales que pugna-
va nación, son siempre al mismo tiempo las verdaderas ban por homogeneizar y autonomizar los mo-
ideas internacionales. La emancipación del campesi- vimientos rurales (regionalistas, indigenistas o
nado italiano no se cumplirá bajo la misma forma que
la del obrero de fábrica inglés; pero cuanto más uno y
campesinistas) emergentes del proceso de des-
otro comprendan la forma propia de sus condiciones, composición de las sociedades provocado por
más la comprenderán en la sustancia”. el desarrollo capitalista.
476 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Por todas estas razones, debemos descartar de supeditación– que establecía el Partido
la intervención dada por Del Prado (1946) de Comunista de la Unión Soviética entre las cien-
la campaña iniciada por ciertos historiadores cias históricas y las elaboraciones políticas.
soviéticos y por la Internacional Comunista
contra el “populismo” mariateguiano. Más aún
si consideramos que V. M. Miroshevski no era IV
simplemente un historiador reconocido en el
mundo intelectual soviético, ni la figura más La acusación de “populista” lanzada contra
destacada de los investigadores aplicados al es- Mariátegui lleva una carga infamante y cumple
tudio de la historia latinoamericana, sino tam- una función política precisa: la de clausurar
bién, y quizás fundamentalmente, un asesor de una temática subyacente en las elaboraciones
primera línea en el Buró Latinoamericano de la estratégicas y tácticas de los partidos comu-
Comintern90, todo lo cual no puede de ninguna nistas de los países no europeos en los años
manera sorprendernos si tenemos en cuenta veinte, temática que los vinculaba a las indaga-
la relación estrecha –diríamos prácticamente ciones marxianas de los años ochenta, cuando
al reflexionar sobre el caso concreto de Rusia,
Marx entrevió la posibilidad de que este país,
90 Es lo que se deduce de las memorias de Ravines en virtud precisamente de su atraso y de la pre-
(1974: 244): “[...] Manuilski convocó a una ‘conferen- sencia aún poderosa de una institución feneci-
cia estrecha’ a la que solo asistimos cinco dirigentes da mucho tiempo antes en Europa occidental,
latinoamericanos: Prestes, Rodolfo Ghioldi, Blas Roca, la comuna rural, pudiera eludir el capitalismo y
Da Silva y yo. Participaron en las reuniones secretas,
además de Manuilski y de Dimitrov, Guralski, Kuusi-
pasar directamente a formas socialistas de vida
nen, Motilev, Miroshevski y el ‘camarada Grinkov’, el y de producción91. Este Marx, como es obvio,
profesor de arte militar que dirigía los cursos en una
academia especial sobre métodos de sabotaje, de ata-
que y defensa, de lucha callejera, de asalto a cuarteles, 91 Véase al respecto la carta de la por ese entonces
líneas férreas, depósitos de armas, víveres, etcétera”. populista Vera Zasúlich a Marx y la respuesta de Marx
Además, y es otro elemento en favor de nuestra hipóte- en Marx y Engels (1980 [1881]). Para responder a la
sis, Miroshevski escribía en el órgano teórico oficial, La pregunta de su corresponsal sobre el destino futuro del
Internacional Comunista. capitalismo en Rusia, Marx (1926: 309-342) preparó un
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina477
no pudo ser conocido por Mariátegui, puesto quien tendía más bien a privilegiar el papel de
que los borradores, apuntes y cartas en los que la clase obrera europea en la tarea de asegurar
abordaba el problema de la comuna rusa fue- la viabilidad de un camino no capitalista para
ron publicados recién a partir de 1926 y en re- Rusia. Es casi seguro que Mariátegui leyó este
vistas científicas de circulación muy limitada, texto, así como lo leyeron generaciones ínte-
al alcance solamente de un restringido grupo gras de marxistas; sin embargo, no es de su lec-
de especialistas. El último escrito conjunto de tura de donde Mariátegui podía derivar ciertas
los dos fundadores del socialismo científico re- opiniones sobre la comunidad indígena perua-
ferido precisamente a este problema, el prefa- na factibles de ser calificadas de “populistas”
cio a la edición rusa del Manifiesto Comunista por la ortodoxia soviética. Es posible afirmar
(Marx y Engels, 1882), en la medida en que dis- que Mariátegui no pudo tener del populismo
crepa con la perspectiva en la que estaba colo- otro conocimiento que el que pudiera extraer-
cado Marx por esa misma época, se supone con se de la literatura anarquista, y de la testimo-
buenas razones que, aunque suscrito por Marx, nial y folletinesca con que los editores espa-
fue redactado exclusivamente por Engels, ñoles inundaron el mercado latinoamericano
desde fines del siglo pasado. A lo cual habría
borrador más o menos extenso sobre el particular, que
que agregar, sin poder precisarlo demasiado, la
no llegó a completar ni enviar y que permaneció desco- eventual lectura de algunos de los escritos po-
nocido hasta que lo publicó el Marx-Engels Archiv de lémicos de Lenin sobre el tema92.
Frankfurt. Diversos otros materiales sobre el tema de la
evolución de la economía y de las estructuras agrarias
rusas, que demuestran el gran interés que Marx tenía 92 Según el registro de los libros de la biblioteca
por esa problemática, hasta estos momentos solo han particular de Mariátegui laboriosamente elaborado
sido publicados en revistas especializadas soviéticas, y por Harry E. Vanden (1975), la única recopilación de
en idioma ruso. La bibliografía sobre el asunto es ya obras de Lenin que probablemente incluyera algunos
bastante extensa, pero sigue siendo sugerente la res- de sus escritos contra el populismo es el Tomo I de
puesta intentada por Eric J. Hobsbawm (1976: 5-47) a la Pages Choisies (1895- 1904) editado en París (Lenin,
pregunta de cuáles habrían sido las razones que impul- 1930), es decir varios años después de que las posicio-
saron a Marx a indagar en la posibilidad de existencia nes de Mariátegui sobre la comunidad agraria peruana
de caminos que obviaran los sufrimientos generados ya habían sido elaboradas. En su biblioteca figuraban
por el capitalismo. también algunos tomos de Oeuvres Completes de Edi-
478 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
No creemos entonces que haya sido la lectu- car en las primitivas civilizaciones autóctonas
ra del Marx liberado de las mallas del eurocen- las raíces de un socialismo primigenio que la
trismo, ni las elaboraciones hasta cierto punto clase obrera peruana debía tener por misión
tercermundistas de la Comintern del período realizar en las nuevas condiciones del Perú ca-
bujariniano, ni siquiera la experiencia italiana, pitalista. Todos estos elementos, que Mariátegui
de la que solo asimiló curiosamente su costado sintetizó quizás en su expresión de “la cien-
capitalista moderno representado por el Norte cia europea” y que tuvieron en la Revolución
industrial93, lo que impulsó a Mariátegui a bus- Rusa el núcleo político de homogeneización,
tions Sociales Internationales, editadas en París (Lenin, dentismo y de bizantinismo finiseculares que fue el jo-
1928). Pero debemos recordar que esta edición nunca ven Mariátegui, el deslumbramiento ante el sincretismo
se completó y que solo se publicaron pocos volúmenes, cultural grecorromano no le impidió advertir los signos
ninguno de ellos sobre los primeros escritos. Vanden in- indudables de consunción, arrastrado por la caída de la
dica que es probable que otros trabajos de Lenin pudie- democracia liberal. Pero, impresionado por el mundo
ron haber sido extraídos de la biblioteca de Mariátegui, fabril y por la nueva clase social que en su interior ma-
pero esto es solo una presunción. duraba (no por casualidad al escribir sobre el sentido
93 Como señala Delogu (1973: LXX), Mariátegui cono- ético del marxismo transcribe una extensa cita donde
ció una Italia bien determinada geográficamente: aquel su admirado Gobetti relata la emoción que sintió al
territorio que desde Roma hacia el norte “se desanuda, conocer por primera vez el interior de las usinas Fiat
antes que distenderse, por Siena, Florencia, Génova, y encontrarse con una masa de trabajadores con “una
Turín, Milán, Venecia. Una Italia que más que cuerpo y actitud de dominio, una seguridad sin pose, un despre-
sustancia parece tener articulaciones, puntos de con- cio por todo tipo de diletantismo”), Mariátegui no vio
junción y de anudamiento, coincidencias y contradic- esa Italia subyacente, esa Italia meridional e “indígena”
ciones”. La Italia fuertemente tensionada entre centra- con la que debería haber tenido un mayor sentido de
lismo y regionalismo, entre Norte y Sur, entre campo y afinidad. La temática del “atraso”, que está en el centro
ciudad, entre industria y agricultura, entre desarrollo y de su reflexión de los años 1926-1928, no emerge en Ma-
subdesarrollo, aparece en Mariátegui siempre mediada riátegui como traducción del “meridionalismo” grams-
a nivel político y, dada también la naturaleza del me- ciano y ordinovista, sino como “descubrimiento” de un
diador, todas estas contradicciones, son “esfumadas, mundo ocluido hasta ese entonces de su pensamiento.
atenuadas y de algún modo, aunque solo sea a través Mariátegui se aproxima a Gramsci no por lo poco que
del silencio, mistificadas”. A ese provinciano en franca pudo haber leído y aceptado de él, sino porque frente
ruptura con su pasado de literato inficionado de deca- a una problemática afín tiende a mantener una actitud
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina479
pudieron ser refundidos en una visión de la que habría de convertirlos en la élite dirigente
singularidad nacional porque fueron filtrados de los movimientos nacionales-populares y re-
por la fulgurante presencia en la realidad lati- volucionarios modernos. Mariátegui y el grupo
noamericana de los años veinte de dos grandes que se constituyó en torno a la revista Amauta
experiencias histórico-sociales que sacudieron representaron indudablemente la parte más
a las masas populares del continente: las revo- lúcida de ese proceso, tan lúcida como para li-
luciones china y mexicana. Precedidas por las berarse de la férrea envoltura de una función
repercusiones de la Revolución de Octubre y intelectual que por el hecho mismo de ejercer-
por ese verdadero movimiento de reforma in- la los apartaba del pueblo, y virar sus miradas
telectual y moral, en sentido gramsciano, que hacia ese mundo aún inmaduro, pero ya “escin-
fue la Reforma Universitaria, las experiencias dido” y con perfiles propios, de las clases sub-
transformadoras de dos países rurales de las alternas. Se puede hablar con propiedad de un
magnitudes de China y de México provocaron verdadero “redescubrimiento de América”, de
una revolución tal en las mentes de la intelli- un acuciante proceso de búsqueda de la identi-
gentzia latinoamericana que iniciaron una nue- dad nacional y continental a partir del recono-
va época en la historia de nuestros pueblos. Sin cimiento, de la comprensión y de la adhesión
tener de ello una conciencia totalmente lúcida, a las luchas de las clases populares. Y este era
los intelectuales latinoamericanos iniciaban, un hecho totalmente nuevo, por lo menos en la
varias décadas después de la experiencia popu- historia de los intelectuales peruanos.
lista rusa, una misma “marcha hacia el pueblo”
tan grande era el temor que esta le inspiraba. más moderados del país andino, animados de
El recuerdo traumatizante de la rebelión indí- un pensamiento político y social que reflejaba
gena de Tupac Amaru en el Perú colonial, y la la continuidad aun bajo nuevas formas de las
convicción implícita de la posibilidad siempre estructuras coloniales. La república acabó por
presente de su repetición, fueron factores de- ser la sustantivación de un concepto de “na-
terminantes del conservadorismo visceral de ción” y de “patria” vinculado
las clases dominantes y lo que explica el carác-
ter efímero de toda tentativa de cambio basada […] a la cultura y a la lengua españolas, que en
de algún modo en el apoyo de las masas opri- el caso del Perú automáticamente excluía a los
midas. Como señalan acertadamente Bonilla y indios, es decir a la mayoría de los residentes de
Spalding (1972: 46), “la reducida acción de los un territorio que la independencia convirtió en
movimientos con participación indígena revela república del Perú. Por eso los indios, definidos
más que la vacilante respuesta de los grupos durante la época colonial como una “repúbli-
más bajos de la sociedad, el temor a una re- ca” aparte, con sus propias leyes, relaciones y
vuelta social y la repulsión de los miembros de características, ligados a los criollos solamente
la sociedad criolla”. El Estado republicano se por el hecho de compartir con ellos la condición
constituyó sobre bases políticas, ideológicas e de súbditos de la corona española, pasaron a ser
institucionales que mantenían inmodificada la ignorados en la nueva república, levantada so-
herencia colonial y que instauraban de hecho bre el modelo de la sociedad criolla (Bonilla y
un sistema cuasi medieval de estamentos jerár- Spalding, 1972: 62-63).
quicamente organizados. La república política,
basada formalmente en la igualdad universal, El hecho de que los indios fueran ignorados
descansaba de hecho en la convicción de la por el espíritu público de una sociedad cons-
desigualdad social. En ese vasto espacio pro- tituida sobre su exclusión, no significó, sin
fundamente desarticulado por la guerra de in- embargo, que su presencia dejara de hacerse
dependencia primero, y por la penetración del sentir con peligrosa constancia en la realidad
capitalismo inglés luego, la delimitación del política y social peruana. La gran insurrección
territorio nacional, la formación de la “nación” de Huaraz en 1885, dirigida por Atusparia y la
fue el resultado de la dirección de los sectores de Rumimaqui, en la segunda década de este
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina481
siglo, son únicamente las expresiones más re- profunda cisura que facilitará la formación de
sonantes de una situación endémica de rebel- una corriente de opinión favorable al indígena.
día campesina indígena que en la sola región de La preocupación por ese submundo terrible
Puno conoció entre los años 1890 y 1924 más de explotación, rebeldía y represión ya había
de once sublevaciones. Y no es casual, como aparecido en Manuel González Prada, cuando
anota Robert Paris (s/d) en su contribución al regreso de un viaje por el interior del país es-
al análisis de los 7 ensayos que incluimos en cribe sus Baladas peruanas (González Prada,
este volumen, que, con la notable excepción 1966) en las que por primera vez el exotismo
de Castro Pozo, la mayoría de los intelectua- romántico, la utilización del indio como un
les que se colocaron en un terreno favorable mero elemento decorativo, cede el lugar a una
al mundo indígena provengan de las provincias tentativa de mostrar una realidad social con-
meridionales del Perú, es decir “particularmen- movedora. La crisis moral que sacude a la so-
te en el caso de la región de Puno, de las zonas ciedad peruana luego de la derrota y que obliga
en las que, a comienzos de los años veinte, las a preguntarse sobre las causas que la provo-
comunidades indígenas se mantienen todavía caron, permite nuevamente a González Prada
intactas”. La larvada y permanente presión in- proclamar ante la opinión pública peruana que
dígena sobre una sociedad desintegrada como la causa de la debilidad nacional residía preci-
la peruana operó durante muchos años como samente en la negativa de las clases dirigentes
un factor de homogeneización conservadora de a admitir como elemento decisivo de la nacio-
las clases dirigentes, contribuyendo al rechazo nalidad a las masas indígenas. En su célebre
a la constitución de un bloque agrario absolu- discurso pronunciado en el Politeama, el 28 de
tamente solidario en la función represiva del julio de 1888, González Prada (1976) procla-
movimiento campesino indio. Cuando la derro- mará: “Con las muchedumbres libres aunque
ta frente a Chile en la Guerra del Pacífico pro- indisciplinadas de la Revolución, Francia mar-
voque una crisis generalizada, crisis ideal y de chó a la victoria; con los ejércitos de indios dis-
conciencia que permitirá a los peruanos redes- ciplinados y sin libertad, el Perú irá siempre a
cubrir la antes negada realidad de un país in- la derrota. Si del indio hicimos un siervo, ¿qué
vertebrado, de una nación irrealizada, se abrirá patria defenderá? Como el siervo de la Edad
en el interior de la intelectualidad peruana una Media, solo combatirá por el señor feudal”. El
482 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Perú solo puede constituir una nación a condi- Al indio no se le predique humildad y resigna-
ción de asegurar la libertad para todos y princi- ción sino orgullo y rebeldía. ¿Qué ha ganado con
palmente para las masas indígenas: trescientos o cuatrocientos años de conformidad
y paciencia? [...] el indio se redimirá merced a
No forman el verdadero Perú las agrupaciones su esfuerzo propio, no por la humanización de
de criollos y extranjeros que habitan la faja de sus opresores. Todo blanco es, más o menos,
tierra situada entre el Pacífico y los Andes; la un Pizarro, un Valverde o un Areche (González
nación está formada por las muchedumbres de Prada, 1976: 343).
indios diseminados en la banda oriental de la
cordillera [...]. Cuando tengamos pueblo sin es- Este ensayo de González Prada (1904) deter-
píritu de servidumbre, y políticos a la altura del minó un cambio profundo en la orientación
siglo, recuperaremos Arica y Tacna, y entonces de aquellas capas intelectuales favorables o
y solo entonces marcharemos sobre Iquique y próximas al mundo indígena, especialmente
Tarapacá, daremos el golpe decisivo, primero y de los que constituyeron pocos años después,
último (González Prada, 1976: 44 y 45-46). en 1909, la Asociación Pro-Indígena. El hecho
de que las posiciones de González Prada ence-
En la prosa un tanto alambicada y retórica del rraran más una protesta que un programa con-
discurso del Politeama la intelectualidad ra- creto, y que el método de los “proindigenistas”
dicalizada peruana descubrió el “germen del tuviera un fondo humanitario y filantrópico an-
nuevo espíritu nacional” que González Prada tes que político, no invalidaba la significación
(1904) intentó bosquejar con mayor precisión y las implicaciones que tenía para la vida de la
en su inconcluso estudio sobre Nuestros in- nación la constitución de un bloque orgánico
dios. Partiendo del criterio de que la cuestión de intelectuales favorables a una resolución
del indio no es un problema racial, que pueda liberal y reformista de la cuestión indígena.
ser resuelto en términos pedagógicos, sino que Cuando la penetración imperialista y el desa-
presupone una transformación económica y rrollo capitalista agudizan las tensiones del
social, concluye con la sorprendente afirma- mundo rural peruano y aceleran la irrupción de
ción de que deben ser los propios indios los las masas indígenas en la vida nacional, surge
artífices de su libertación social: desde el interior de aquella corriente el grupo
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina483
clasificarme no hacen falta estos términos. Toda la problemática decisiva, el eje teórico y políti-
clave de mis actitudes [...] está en esta sencilla y co en torno al cual Mariátegui articuló toda su
explícita palabra. Confieso haber llegado a la com- obra de crítica socialista de los problemas y de
prensión, al entendimiento del valor y el sentido la historia del Perú. Su originalidad, su capaci-
de lo indígena en nuestro tiempo, no por el camino dad de reflexionar en los términos particulares,
de la erudición libresca ni de la intuición estética, connotados social e históricamente, en que se
ni siquiera de la especulación teórica, sino por el presenta en el Perú el problema teórico, políti-
camino –a la vez intelectual, sentimental y prácti- co de la alianza obrero-campesina, nos muestra
co– del socialismo (Mariátegui, 1927b)94. la presencia de un verdadero pensador marxis-
ta. El “leninismo” de Mariátegui está aquí, en su
En esta confluencia o aleación de indige- traducción a términos peruanos de una proble-
nismo y socialismo está el nudo esencial, la mática que solo puede evitar la recaída en las
tendencias más economicistas y chatamente
descriptivas de la sociología –que caracteriza-
94 El texto de Mariátegui ha sido incluido en una útil ron las elaboraciones de la III Internacional– si
recopilación de los textos y documentos principales de se pone en el centro de la reflexión, como hizo
la discusión: La polémica del indigenismo (Mariátegui,
1976: 75-76). La idea de la resolución final del indige-
Mariátegui, el nudo de las relaciones entre las
nismo en el socialismo deriva en Mariátegui de la con- masas y la política.
vicción de la incapacidad de las burguesías locales de La vinculación con el movimiento indigenista,
“cumplir las tareas de la liquidación de la feudalidad”. el hecho de que fueran las obras de aquellos inte-
“Descendiente próxima de los colonizadores españo- lectuales más identificados con el mundo de las
les, le ha sido imposible [a la burguesía] apropiarse de
las reivindicaciones de las masas campesinas. Toca al
reivindicaciones indígenas las que constituye-
socialismo esta empresa. La doctrina socialista es la ran la fuente de información sobre un universo
única que puede dar un sentido moderno, constructivo, de problemas del que en su juventud estuvo tan
a la causa indígena, que, situada en su verdadero terre- alejado, significó un acontecimiento de decisiva
no social y económico, y elevada al plano de una políti- importancia en su proyecto de reinterpretación
ca creadora y realista, cuenta para la realización de esta
empresa con la voluntad y la disciplina de una clase que
de la realidad peruana. El indigenismo le permi-
hace hoy su aparición en nuestro proceso histórico: el tió aproximarse a ese mundo para él vedado del
proletariado” (Mariátegui, 1971 [1930]: 188). Perú “real”, de ese Perú cuyo “resurgimiento”
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina485
condiciones concretas del Perú asumía la for- cuanto representantes de toda la tradición cul-
ma históricamente particular de la alianza del tural de un pueblo. Nos referimos a Antonio
proletariado con las masas indígenas. Pero la Gramsci (1977a) y a su escrito Algunos temas
confluencia de ambas fuerzas solo resultaba sobre la cuestión meridional, redactado por la
posible si el bloque agrario gamonalista era misma época de la batalla pro “indigenista” de
destruido a través de la creación de organi- Mariátegui.
zaciones autónomas e independientes de las En un testimonio grabado hace algunos
masas indígenas. La fracturación del bloque años, Luis E. Valcárcel, el antropólogo indi-
intelectual, la conformación de una tendencia genista cuzqueño que tanto contribuyó al co-
de izquierda que, colocada en la perspectiva nocimiento de la vida indígena por parte de
y en las reivindicaciones de las masas indíge- Mariátegui, ofrece una visión bastante suge-
nas, mantenía una relación de comprensión rente del pensamiento de este, que confirma la
con las luchas obreras urbanas, representaba aproximación con las posiciones de Gramsci
un hecho de fundamental importancia para que establecimos:
Mariátegui, y por eso afirmó que la creación
del Grupo Resurgimiento anunciaba y prepa- Él [Mariátegui] creía realmente no solo en la ac-
raba una profunda transformación nacional. ción de los intelectuales, sino que este movimiento
Como creía firmemente que este movimiento [es decir, el grupo Resurgimiento] iba a prender en
(u otros semejantes aparecidos en diversos la masa misma indígena y que, tomando concien-
lugares del Perú) recorría un camino que in- cia de la responsabilidad que el propio indio tenía
defectiblemente habría de coincidir con el de con su destino, iba a producirse. De manera que
la clase obrera, respondió con violencia a quie- nunca tuvo desconfianza, nunca creyó que el indio
nes atribuyeron al oportunismo su posición. iba a permanecer indefinidamente inconsciente de
Ocurre que Mariátegui, a miles de kilómetros su destino, inconsciente de su papel, de su porve-
de distancia de otro dirigente marxista al que nir. Esto alimentaba la esperanza de José Carlos
solo conoció por interpósita persona, arribaba en que la acción ideológica, es decir el movimiento
en virtud de una experiencia teórica y política ideológico que surgió entre los intelectuales y que
tan singular como la de él a la misma conclu- se alimentó precisamente siempre dentro de un cír-
sión acerca del papel de los intelectuales, en culo relativamente reducido, iba a tener impacto
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina489
en la masa indígena. Y yo abrigaba la misma espe- Es sin duda la acuciante necesidad de hacer
ranza, manifestándole que ya llegaría el momento emerger el socialismo de la propia realidad, de
de ponernos en un contacto más directo con el convertir al marxismo en la expresión propia y
elemento indígena. Porque hasta la fundación que originaria de la acción teórica y práctica de las
hicimos en el Cuzco del grupo Resurgimiento no clases subalternas por conquistar su autono-
habíamos tenido en realidad un contacto personal mía histórica, lo que explica el disgusto con que
ni siquiera con los personeros, con los jefes de co- Mariátegui participó en el proceso de fractura
munidades; y toda nuestra actividad se reducía a del movimiento renovador del que Amauta era
conversaciones dentro de un grupo restringido de su centro decisivo de agregación. Por su forma-
escritores, periodistas, artistas, que se inquietaban ción teórica y por el exacto conocimiento que
por estos problemas. Había que esperar y, claro, él tenía del nivel aún primario de desarrollo de la
no abrigaba la posibilidad de un repentino movi- experiencia histórica de las masas peruanas,
miento, de un movimiento que pudiera producirse comprendía como nadie que el momento del
en breve tiempo, sino que consideraba que iría ma- partido político de los obreros y de los campe-
durando (Soldi, 1970)96. sinos debía ser el resultado y no el supuesto de
96 En dichas conversaciones, recopiladas en cinta capital, sino de las provincias; de manera que era fre-
magnetofónica por Ana María Soldi, Valcárcel se remite cuente encontrar en estas reuniones a gentes del norte,
a un artículo suyo aún inédito y titulado “Coloquios con del centro, del sur del Perú, de la sierra y de la costa. En
José Carlos” en el que expone con mayor detalle las en- las discusiones que llegamos a tener con José Carlos,
trevistas e intercambios de ideas que sostuvo con Ma- en realidad nunca llegamos a disentir; por el contrario,
riátegui. De todas maneras, y para completar el cuadro íbamos cada vez entendiendo más el planteamiento
del interesante y decisivo episodio de las relaciones de nuevo que él hizo del problema indígena, sacándolo de
estas dos figuras destacadas del pensamiento social pe- su ambiente puramente regional y aun nacional, para
ruano, vale la pena transcribir el relato de la otra faceta adherirlo al movimiento universal de las clases oprimi-
de la relación, la de la influencia poderosa que tuvo Ma- das. También en ese aspecto estábamos de acuerdo y
riátegui en el grupo indigenista para hacerlo avanzar en no hay duda de que se produjo un verdadero vuelco en
una definición más concreta de su problemática. Y dice ese sentido, sacando el problema indígena de su am-
Valcárcel: “Las reuniones en torno a Mariátegui, a quien biente restringido para denunciar la opresión indígena
ya veíamos en sus dos últimos años inmovilizado en su ya al lado de las demás opresiones que se realizan en el
silla de ruedas, atraía a elementos no solamente de la mundo” (Soldi, 1970).
490 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
las luchas de las masas, que los puntos de con- crea además de Amauta un periódico de difu-
densación y de organización de la experiencia sión cultural y política destinado a capas más
histórica de esas masas constituyen la trama a amplias de trabajadores, se adhiere al grupo
partir de la cual, y como un producto propio Resurgimiento, es decir promueve, desarrolla
de la voluntad colectiva en formación, emerge y crea todas esas instituciones constitutivas de
un nuevo organismo político, una nueva insti- la voluntad organizada de la clase y, por tanto,
tución de clase donde se sintetiza toda esa ex- fundantes del movimiento del partido político.
periencia histórica de luchas y se despliega en La decisión de Haya de la Torre de trans-
un programa concreto la irresistible tendencia formar al movimiento de masa en un partido
de las masas a convertirse en el soporte de un político, agudiza las tensiones internas del am-
nuevo proyecto de sociedad. El partido político plio frente de trabajadores e intelectuales que
debía crecer, no como un todo completo, sino se expresaba en el APRA. La ruptura se vuelve
en sus elementos constitutivos, en el interior inevitable, aunque Mariátegui apela a todos los
de la envoltura protectora que le daba el movi- recursos a su alcance para evitarla. Comprende
miento de masas en desarrollo. Y este partido que la fragmentación del movimiento en comu-
en ciernes necesitaba esa protección no solo, nistas y nacionalistas, como dos corrientes
ni tanto, por las difíciles condiciones políticas separadas y en mutua competencia, puede ser
en que se desarrollaba la lucha de clases, sino fatal para la suerte del socialismo –como real-
fundamentalmente para evitar el peligro siem- mente lo fue–, pero de ninguna manera puede
pre presente de su maduración precoz, de su resignar el derecho de la clase obrera a orga-
tendencia a encontrar en sí mismo las razones nizar su propio partido de clase. Producida la
de su propia existencia. Estas consideraciones ruptura, Mariátegui realiza un esfuerzo gigan-
constituyen la clave para explicarnos por qué tesco por impedir que ella tenga efectos dema-
mientras se resiste a la creación de un partido siado gravosos para el movimiento revolucio-
comunista propugnada por la célula comunista nario peruano. Y aunque la división del movi-
del Cuzco, establece relaciones con los orga- miento lo obligue, aun en contra de sus deseos,
nismos internacionales de la Comintern, im- a apresurar la formación del partido político
pulsa la creación de organizaciones sindicales del proletariado, y ponga en esta tarea toda su
y de la Confederación General Obrera del Perú, inteligencia y su capacidad de trabajo, nunca
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina491
política adherente a los caracteres propios de sin duda serían explicitados un conjunto de
la sociedad neocolonial peruana, y la definición elementos que solo aparecen en él como intui-
de los rasgos propios a través de los cuales de- ciones. Escribe Mariátegui (1977) a su compa-
bía expresarse la dirección política, y que po- ñero Arroyo Posadas:
nía el acento fundamental en la permanencia
y la extensión del movimiento de masa, fueron Este último libro contendrá todo mi alegato doc-
totalmente dejadas de lado por un nuevo nú- trinal y político. A él remito a los que en 7 ensa-
cleo dirigente que, apoyado en la fuerza irresis- yos pretenden buscar algo que no tenía por qué
tible de la Comintern, hizo de la lucha contra el formular en ninguno de sus capítulos: una teoría
aprismo la razón de su existencia política. o un sistema político, como a los que, desde pun-
Los 7 ensayos de interpretación de la reali- tos de vista hayistas, me reprochan excesivo eu-
dad peruana (Mariátegui, 1984 [1928]) fueron ropeísmo o insuficiente americanismo. En el pró-
editados como obra independiente en el pro- logo de 7 ensayos está declarado expresamente
ceso de esta lucha por formar la nueva orga- que daré desarrollo y autonomía en un libro
nización política de los trabajadores peruanos. aparte a mis conclusiones ideológicas y políticas.
Constituyen el mayor esfuerzo teórico realizado ¿Por qué, entonces, se quiere encontrar en sus
en América Latina por introducir una crítica so- capítulos un pensamiento político perfectamente
cialista de los problemas y de la historia de una explicado? Sobre la fácil acusación de teorizan-
sociedad concreta y determinada. Mariátegui te y europeísta que puedan dirigirme quienes no
los consideró simplemente como resultados han intentado seriamente hasta hoy una interpre-
provisionales de la aplicación de un método tación sistemática de nuestra realidad, y se han
de examen que no reconocía antecedentes en contentado al respecto con algunas generaliza-
el movimiento socialista en Latinoamérica. A ciones de declamador y de editorialista, me hará
partir de estos resultados, y como síntesis teó- justicia con cuanto tengo ya publicado, lo que
rica del proceso político de construcción del muy pronto, en el libro y en la revista entregaré
movimiento de masas y del partido político de al público.
los trabajadores en el que estaba empeñado,
Mariátegui trabajaba en un nuevo libro sobre la Pero el destino, o el sectarismo ideológico y
evolución política e ideológica del Perú, donde político, no quisieron que Ideología y política
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina493
–que así fue titulado por Mariátegui– fuera un trayectoria del movimiento obrero
hecho. Los originales, enviados en sucesivas revolucionario en la Argentina (Buenos
remesas a su amigo César Falcón, director en Aires: Proyección).
Madrid de la casa editorial que habría de pu- Abendroth, W. 1975 Historia social del
blicarlos, parecen no haber llegado nunca a movimiento obrero europeo (Barcelona:
su destino. Y nadie puede decir con absoluta Laia).
precisión si hubo o no copias, aunque algunos Alperovich, M. S. 1976 “El estudio de la
afirman haberlas visto, y otros sostienen que historia de los países de América Latina en
fueron destruidas, después de la muerte de su la Unión Soviética” en Historia y Sociedad
autor. Quizás, como otros hallazgos que, aun- (México) N° 10: 49, segunda época.
que tardíos, permitieron nuevas indagaciones Aricó, J. 1978 Mariátegui y los orígenes del
sobre episodios oscuros de la lucha de los marxismo latinoamericano (México: Siglo
hombres, alguna vez aparezcan en los archivos XXI, Cuadernos de Pasado y Presente N°
de algún dirigente internacional y ¿por qué no? 60).
en los de la propia Comintern... Aricó, J. 1980 Marx y América Latina (Lima:
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504 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
obras de Marx y Engels, Aníbal Ponce lo re- en 1951, el dirigente comunista estadouniden-
descubrió para los lectores de habla española se William Z. Foster lo citó favorablemente en
publicándolo en el primer número de su revis-
ta Dialéctica, en marzo de 19362. Desde 1937
en adelante forma parte de la recopilación de sus autores se centraban en los problemas de la expan-
trabajos de Marx y Engels sobre La revolu- sión imperialista de los Estados Unidos y las cuestiones
del movimiento obrero y los problemas agrarios. Así
ción española, aunque sin nota alguna de los sucedió que en la mayoría de los estudios publicados,
editores comentando el texto o justificando las naciones de América Latina figuran como meros
su inclusión (Alperovich, 1976: 61)3. Todavía objetos en que se realiza la política agresiva del impe-
rialismo norteamericano. Asimismo, la historia interior
o nacional de los numerosos países latinoamericanos
[…], hasta de algunos que se han señalado más arriba,
2 Sobre la publicación del artículo por Aníbal Ponce prácticamente se investigaba en una medida inadecua-
y su “comentario marginal”, véase: “Apéndice” Nota VII. da, insuficiente; la mayoría de los países permanecían
3 El artículo de Alperovich ofrece una buena síntesis fuera del estrecho ángulo hacia el cual se enfocaba el
de la evolución del pensamiento historiográfico sovié- interés de los historiadores soviéticos” (Alperovich,
tico sobre América Latina, aunque no ahonda en las 1976: 53-54). Dicho con otras palabras, las razones de
razones de tal evolución. Indicar al XX Congreso del los errores conceptuales derivaban: 1) del hecho de
PCUS como el hecho que creó condiciones favorables considerar a nuestras naciones exclusivamente desde
para un nuevo examen de la historia latinoamericana es el fenómeno imperialista; 2) o desde la perspectiva del
solo una comprobación que de todas maneras no ayu- movimiento obrero (agrego, internacional). América
da demasiado a aclarar por qué los juicios del período Latina, y el conjunto de naciones que la componen, era
anterior eran incorrectos. Atribuyendo la unilateralidad considerada, por tanto, desde su exterioridad. Alpero-
de las concepciones originarias “al culto de Stalin y a vich soslaya el hecho importantísimo de que esto era
las condiciones subsiguientes de la época”, Alperovich posible en gran medida porque la historiografía soviéti-
no obstante agrega una consideración que, a nuestro ca constituía una sistematización teórica e histórica de
entender, constituye una buena hipótesis de trabajo la experiencia concreta de la Comintern y de los parti-
y coincide con las reflexiones que estamos haciendo dos comunistas. Sobre la relación entre historiográfica
acerca de la relación entre el pensamiento marxista y y política en el movimiento comunista, y referida más
América Latina. Según Alperovich, las pocas obras so- concretamente al caso de Mariátegui, remitimos a nues-
bre el tema, publicadas en la etapa anterior, “se referían tra “Introducción” a Mariátegui y los orígenes del mar-
a la historia de unos cuantos países latinoamericanos xismo latinoamericano (Aricó, J. y otros, 1978: xi-lvi y,
(México, Argentina, Cuba, Panamá, Paraguay, Haití) y en particular, xxvi-xxix y xxxiii-xl).
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx507
su Outline Political History of the Americas, y hasta al propio movimiento. Cuando estas
lo cual era explicable en términos de la acep- posiciones fueron abandonadas, fue cuestio-
tación acrítica no tanto de los textos de Marx nado también el juicio de Marx. En la segunda
como de las tendencias historiográficas sovié- edición en ruso de las obras de Marx y Engels
ticas. Debemos recordar que, durante un largo (1962 [1959]) se incluyó una severa crítica de
período –según los propios historiadores sovié- las posiciones sostenidas en el citado artículo,
ticos, hasta los umbrales del XX Congreso del aunque la explicación de tales errores se funda-
PCUS–, las opiniones de los americanistas so- ba en las insuficiencias y la parcialidad de las
viéticos influidos decisivamente por Vladímir fuentes utilizadas por Marx:
Mijáilovich Miroshevski y su escuela coincidían
con la visión de Marx sobre Bolívar, haciéndola Marx, como es natural, no poseía en aquel tiem-
extensiva a una caracterización negativa de las po otras fuentes a su disposición que las obras
guerras de independencia latinoamericanas. de los autores mencionados, cuya parcialidad
Enfatizando el limitado carácter nacional y po- era entonces poco conocida. Por consiguiente
pular del proceso revolucionario que condujo era inevitable que Marx elaborara una opinión
a la constitución de los Estados independien- unilateral de la personalidad de Bolívar, tal como
tes, solo vieron en este “un asunto propio de un se refleja en este ensayo. Esa ambición de poder
puñado de ‘separatistas criollos’ que no conta- personal, magnificada en las obras mencionadas,
ban con el apoyo de las masas populares”4. El no pudo dejar de influir en la actitud de Marx ha-
juicio de Marx era trasladado incluso a las de- cia Bolívar (Marx y Engels, 1962, T. 14: 743; citado
más personalidades del movimiento liberador en Draper, 1968: 300; cursivas nuestras)5.
4 La nueva recopilación soviética y los textos de 5 Draper (1968) señala correctamente la motivación
Marx y Engels sobre España, publicada por la editorial política del juicio adverso de Marx sobre Bolívar, pero
Progreso de Moscú en 1974, abandonó el criterio an- deja de lado un problema que en nuestra opinión sigue
terior y dejó de incluir el artículo sobre Bolívar. Como siendo el fundamental. Si bien Marx tendió siempre
en los casos anteriores, y a diferencia de una práctica a usar una tabla de valores tradicionales para hablar
habitual en este tipo de publicaciones, no se incluye de personajes, la dejó de lado al enjuiciar los hechos.
ninguna nota editorial aclaratoria. ¿Por qué en el artículo sobre Bolívar el enjuiciamien-
508 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Como vemos, los editores trataron elegante- que lo caracterizaba– mostraba claramente la
mente de zafarse de esta ardua cuestión es- presencia de un prejuicio político firmemente
bozando una respuesta que, en realidad, antes enraizado. La respuesta de los editores, por
que una solución constituía una mera excusa, lo tanto, nos remite nuevamente al nudo del
porque la aceptación tan entusiasta por parte problema a dilucidar, porque debemos pregun-
de Marx de una información nunca sometida a tarnos hasta qué punto es verdad que Marx no
crítica –lo cual contradecía el estilo de trabajo disponía de otras fuentes que las mencionadas.
Y si se demuestra, como creemos posible, que
Marx dispuso de otras fuentes que eran favora- Este supuesto cambio de juicio es simplemente
bles a su biografiado, la nueva pregunta que se recordado por Scaron, como si fuera una ver-
nos plantea es por qué las dejó conscientemen- dad de hecho, cuando en realidad hay elemen-
te de lado. tos para pensar que solo se trata de una opinión
Si aceptamos las aclaraciones hechas por derivada, muy probablemente, de una creencia
Scaron en su presentación del texto de Marx, no por extendida menos cuestionable: la de que
la biografía de Bolívar fue escrita en una épo- el capitalismo europeo, y fundamentalmente
ca en que el juicio en un comienzo favorable el inglés –que constituía en nuestros países la
al Libertador que tenían las más importantes nueva potencia por ese entonces hegemónica–,
figuras de la cultura europea se oponía a la unidad latinoamericana, y por
tanto a los proyectos bolivarianos. El ejemplo
[…] había cedido la plaza a una animadversión de Brasil muestra que por lo menos Inglaterra
punto menos que general. Los liberales repudia- no tenía motivo alguno para temer la creación
ban el centralismo y autoritarismo de Bolívar; los de unidades políticas más vastas, capaces de
republicanos detectaban recetas criptomonárqui- mantener la paz y el orden interno, y por tanto
cas tras los esquemas de organización política de ofrecer mercados “seguros” a las exporta-
propuestos por el Libertador; los ideólogos de la ciones metropolitanas y luego a las inversiones
expansión europea –y esto nos parece lo decisi- de capitales. Lo cual explica que el proyecto de
vo– intuían certeramente en los planes bolivaria- organización americana esbozado por Bolívar
nos de unidad latinoamericana una voluntad de haya contado con la simpatía británica7. Antes
resistencia a aquella penetración (Marx y Engels, que una posición principista favorable a la
1975: 105)6. disgregación hispanoamericana, en el sentido
de divide et impera, por temor a la eventual
6 Las consideraciones del recopilador del volumen 7 Véase sobre el tema de la hegemonía británica en
sobre el texto de Marx están incluidas en su “Introduc- América Latina y de su actitud frente a la unidad con-
ción” (Marx y Engels, 1975: 12 y 13) y en las numerosas tinental las desmitificadoras reflexiones de T. Halperin
y utilísimas notas con que se comenta el artículo (Marx Donghi (1969: 146-161 y 168-175), que comentamos en
y Engels, 1975: 105-121). la Nota VIII del “Apéndice”.
510 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
en identificar con el más odiado de sus enemi- reaparecen en forma encubierta ambas líneas
gos. Debemos coincidir entonces con Draper de pensamiento de raigambre hegeliana, aun-
(1968) cuando concluye que fue una evalua- que la primera implique una adhesión modi-
ción política la que indujo a Marx a interpretar ficada de aquel pensamiento, mientras que la
a Bolívar como autoritario y bonapartista, y a segunda exprese el rechazo del hegelianismo
proyectar, como solía hacerlo, su hostilidad en este terreno. El razonamiento adoptado es
política al conjunto de las actividades y hasta el que se vincula con la noción de los “pueblos
a la propia personalidad del libertador, del que sin historia”; en tanto que el negado se refiere
se burla encarnizadamente a lo largo de su ex- al papel del Estado como instancia productora
tenso ensayo. En conclusión, no fue por el des- de la sociedad civil8.
conocimiento de datos imprescindibles ni por Permítasenos retornar sobre el tema de la
haber tenido al alcance de la mano solo fuentes ahistoricidad de ciertos pueblos para tratar
tendenciosas por lo que la actitud personal y de dilucidar desde qué aspecto ella pudo ser
política de Marx fue tan violentamente antibo- recuperada por Marx. Debe recordarse que la
livariana, sino por su radical discrepancia con noción de “pueblos sin historia” no alude en
respecto a la visión, a las metas y a los actos Hegel solamente a un carácter de ausencia de
antidemocráticos de Bolívar. potencia o virilidad expansiva, sino a una no-
Si aceptamos, aun como hipótesis de traba- ción más radical y necesaria de su sistema: a la
jo, que fueron consideraciones políticas las de la racionalidad del devenir. En la medida en
que arrastraron a Marx a la adopción de una que el proceso general, y el histórico humano
actitud tan prejuiciosa sobre Bolívar y lo que dentro del mismo, no es en Hegel un aconte-
esto implicó de incomprensión sobre las carac- cimiento exterior sino inmanente al desarrollo
terísticas de América Latina y la naturaleza de de lo real (el espíritu universal), un aspecto
su movimiento real, se trata ahora de ver más
detenidamente cómo en el propio texto sobre
Bolívar afloran dos líneas de pensamiento sub- 8 Debo buena parte de las reflexiones que siguen
a las discusiones que sobre este trabajo mantuve con
yacentes en las elaboraciones de Marx desde Oscar Terán, quien tuvo la generosidad de facilitarme
su juventud. Estimuladas por su evaluación po- sus observaciones por escrito, y permitirme utilizarlas
lítica negativa del fenómeno latinoamericano libremente en mi texto.
512 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
central del esfuerzo teórico hegeliano pasa por una conjunción de sucesos afortunados modi-
mostrar precisamente la interioridad, la nece- ficó nuevamente el curso de las cosas”. Quizá
sidad y por ende la racionalidad de todas las pocas veces como en esta oportunidad se le
grandes figuras adoptadas por este despliegue aplicaría al propio Marx la crítica que este le
a lo largo de su desarrollo. Pero como esta ra- hiciera en otra oportunidad a Víctor Hugo por
cionalidad es pensada desde el punto de vista el modo de presentar el golpe de Estado de su
de la totalidad, los pueblos con destino históri- odiado Luis Napoleón: “En cuanto al aconte-
co serán aquellos que estén en condiciones de cimiento mismo, parece, en su obra, un rayo
recuperar, y al mismo tiempo negar, el conjun- que cayese de un cielo sereno”9. Lo cual per-
to de las diversas figuras desplegadas a lo lar- mite pensar que la xenofilia que recorre todo el
go de una historia que esté en condiciones de
operar como continente sintetizador de aquella 9 “Víctor Hugo se limita a una amarga e ingeniosa in-
herencia. De ahí que la noción de historicidad vectiva contra el editor responsable del golpe de Estado.
hegeliana implique la negación de la “positivi- En cuanto al acontecimiento mismo, parece, en su obra,
dad” o, lo que es lo mismo, la negación de la un rayo que cayese de un cielo sereno. No ve en él más
exterioridad en cuanto que reinado de la ar- que un acto de fuerza de un solo individuo. No advierte
que lo que hace es engrandecer a este individuo en lugar
bitrariedad, del absurdo y, en definitiva, de la de empequeñecerlo, al atribuirle un poder personal de
irracionalidad. Elementos estos últimos que iniciativa que no tenía paralelo en la historia universal.
aparecen condicionando fuertemente la lec- Por su parte, Proudhon intenta presentar el golpe de Es-
tura que hace Marx de los sucesos históricos tado como resultado de un desarrollo histórico anterior.
protagonizados por Bolívar, descritos como Pero, entre las manos, la construcción histórica del gol-
pe de Estado se le convierte en una apología histórica
una sumatoria de casualidades y de hechos gra- del héroe del golpe de Estado. Cae con ello en el defecto
tuitos o “positivos”, es decir, contingentes. Por de nuestros pretendidos historiadores objetivos. Yo, por
ejemplo, cuando Marx (1975: 85-86) anota que, el contrario, demuestro cómo la lucha de clases creó en
como consecuencia de las sucesivas derrotas Francia las circunstancias y las condiciones que permi-
derivadas de la manifiesta incapacidad militar tieron a un personaje mediocre y grotesco representar
el papel de héroe” (Marx, 1973b: 405). Resulta imposible
de Bolívar, “a una defección seguía la otra, y negar la identidad de procedimiento analítico utilizado
todo parecía encaminarse a un descalabro to- por los historiadores “objetivos” frente a Napoleón III y
tal. En ese momento extremadamente crítico, por Marx frente a Bolívar.
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx513
la propia nación. La “ceguera” teórica de Marx el fin esencial es ser un Estado y mantener-
derivaría, entonces, del círculo vicioso en que se como tal: un pueblo sin formación política
acabó por encerrarse su pensamiento. […] no tiene propiamente historia; sin historia
Recordemos que la concepción hegeliana existían los pueblos antes de la formación del
de la “dialéctica de los espíritus de los varios Estado, y otros también existen ahora como
pueblos particulares” reconocía a cada uno naciones salvajes” (Hegel, 1974: 372, § 549).
de ellos la posibilidad de “llenar solo un gra- A partir de tal consideración, Hegel pensaba
do y a ejecutar solo una misión en la acción que un pueblo al que le resultara indiferente
total”10. En el pasado, no a todos los pueblos poseer un Estado propio dejaría rápidamen-
les cupo esta tarea sino única y exclusivamen- te de ser un pueblo. Pero como América era
te a aquellos que por sus disposiciones natu- para Hegel el continente del porvenir, la po-
rales y espirituales estuvieron en condiciones tencial historicidad de sus pueblos estaba en
de crear un vigoroso sistema estatal, mediante su capacidad de devenir Estados, capacidad
el cual lograron imponerse sobre los demás. que, por ser desplazada a un futuro en el que
Según Hegel, “en la existencia de un pueblo, la relación entre hombre y espacio geográfi-
co habría de modificarse, dejaba abierta una
problemática que, como tal, escapaba a la fi-
10 “Este movimiento de la historia universal es el ca- losofía, pero no necesariamente a la política.
mino para la liberación de la sustancia espiritual, el he- Porque si dejamos de lado el punto de vista de
cho mediante el cual el fin absoluto del mundo se reali- la “filosofía de la historia universal” desde el
za en el mundo; el espíritu, que primeramente es solo en cual Hegel analizaba América y retomamos su
sí, llega a la conciencia y a la autoconciencia y por tal
modo a la revelación y realidad de su esencia en sí y por
concepción del Estado como “productor” de
sí, y se hace también eternamente universal, se hace el la sociedad civil y de la nación, es necesario
espíritu del mundo. Puesto que este desenvolvimiento admitir que dicha concepción tenía la enorme
tiene lugar en el tiempo y en la existencia, y por tanto virtud de mantener “la riqueza de interrelacio-
en cuanto a historia sus momentos singulares y grados nes que unen la política a lo político-institu-
son los espíritus de los varios pueblos, cada uno como
singular y natural en una determinación cualitativa está
cional, los sujetos sociales a la esfera estatal,
destinado a llenar solo un grado y a ejecutar solo una con sus múltiples articulaciones y con su com-
misión en la acción total” (Hegel, 1974: 370, § 549). pleja dimensión de ‘legitimación’” (Marramao,
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx515
1982: 25). Y es esto, precisamente, lo que tien- espíritu– se divide en las dos esferas ideales
de a perder de vista el pensamiento marxiano de su concepto, la familia y la sociedad civil.
al operar una proyección elíptica de la inma- […] Reparte así en esas esferas el material de
nencia sectorial de lo “económico” sobre la to- su realidad finita”. Más explícitamente, en el
talidad de las relaciones sociales y de su histo- parágrafo 263 utiliza la metáfora del sistema
ria en cuanto que permanente transformación. nervioso central para equipararla al Estado, y
El rechazo de la concepción hegeliana del aclara definitivamente que el Estado requiere,
Estado tuvo el efecto contradictorio de ob- como momentos interiores al mismo, el desa-
nubilar su visión de un proceso caracterizado rrollo de la familia y de la sociedad civil, aun
por una relación asimétrica entre economía y cuando estas dos últimas esferas solo puedan
política, de modo tal que, no pudiendo indivi- devenir “efectivamente reales” cuando están
dualizar el “núcleo racional” fundante del pro- encuadradas estatalmente, o sea, cuando “las
ceso –la “ley de movimiento” de la sociedad–, leyes que los gobiernan son las instituciones
Marx redujo la “política” a puro arbitrio, sin de la racionalidad que aparecen en ellos”.
poder comprender que era precisamente en Pero ¿en qué consiste institucionalmente el
esa instancia donde el proceso de construc- Estado hegeliano? Basta citar la descripción
ción estatal tendía a coagularse. Recordemos que de él hace Eric Weil (1970) para advertir
que la negación del Estado como centro pro- cuánto se le aproximaba el proyecto boliva-
ductor de la sociedad civil es un principio riano de nuevo Estado a formar. “Este Estado
constitutivo del pensamiento de Marx. No es una monarquía constitucional, fuertemente
es por azar que su Crítica de la filosofía he- centralizada en su administración, descentrali-
geliana del derecho (Marx, 2010) se inicia zada en cuanto a los intereses económicos, con
prácticamente con el cuestionamiento del un cuerpo de funcionarios profesionales, sin
parágrafo 262 de la Filosofía del Derecho de religión de Estado, absolutamente soberano
Hegel (1975), o sea, allí precisamente donde tanto en lo exterior como en lo interno” (Weil,
se afirma la productividad de la sociedad ci- 1970). Descripción esta que coincide con la he-
vil, o, dicho de otro modo, de la “economía”, cha por Marx en su conocida referencia críti-
por el Estado, esto es por la “política”. Hegel ca al Estado francés incluida en El dieciocho
afirma allí que “la idea efectivamente real –el brumario:
516 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Este Poder Ejecutivo, con una inmensa organi- político-estatal contra la que siempre había
zación burocrática y militar, con su compleja y combatido desde una doble perspectiva teóri-
artificiosa maquinaria de Estado, un ejército de ca y política. Teórica, porque la constitución
funcionarios que suma medio millón de hombres, misma de su pensamiento se realiza contra el
junto a un ejército de otro medio millón de hom- sistema de Hegel, pero no contra una parte
bres, este espantoso organismo parasitario que cualquiera del mismo sino en oposición a su
se ciñe como una red al cuerpo de la sociedad teoría política. En parte compartiendo así aun
francesa y le tapona todos los poros, surgió en la el clima joven hegeliano, pero en parte desbor-
época de la monarquía absoluta, de la decadencia dándolo en la medida en que su crítica no se
del régimen feudal, que dicho organismo contri- limita al terreno de la alienación religiosa, el jo-
buyó a acelerar. […] Napoleón perfeccionó esta ven Marx desemboca en la crítica de la política
máquina del Estado. […] Todas las revoluciones como instancia autonomizada de la sociedad
perfeccionaban esta máquina, en vez de destro- civil. En adelante, la crítica de la política será
zarla (Marx, 1973b, 488; citado por Weil, 1970: 72). una directa emanación de la crítica de la econo-
mía política, y del sistema marxiano resultarán
Sin embargo, esta réplica del Estado hegelia- finalmente excluidos una teoría y un análisis
no que Marx ve reproducirse de manera agu- positivo de las formas institucionales y de las
dizada en la situación de “autonomización del funciones de lo político11. La reiterada negativa
Ejecutivo” característica del Segundo Imperio,
no era sino una expresión lineal de una rela-
ción de fuerza ya previamente consolidada 11 “Toda transformación puede y debe, para Marx,
devenir objeto de explicación causal mediante la re-
dentro de la esfera económico-productiva. Sin currencia a la ‘esencia’ del modo de producción. De ahí
la presencia claramente delimitable de dicha la relación de adecuación perfecta que se viene a es-
esfera, su existencia era una falsa forma, pura tablecer entre crítica de la economía política y expli-
arbitrariedad y autoritarismo. cación científica de la morfología capitalista. En este
A partir de todas estas consideraciones, esquema –que de ‘núcleo esencial’ deduce las ‘leyes de
movimiento’ y de estas la tendencia fundamental al de-
no resulta difícil imaginar de qué modo el rrumbe del sistema–, la crisis política se presenta como
Bolívar que Marx construye debía ser el here- una variable dependiente de la crisis de la relación de
dero arbitrario y despótico de aquella tradición producción, precisamente en la medida en que la crítica
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx517
El pueblo tomado sin sus monarcas y sin la articu- que analizó: la dinámica real de las luchas de
lación del todo que se vincula necesaria e inmedia- clases o de fuerzas actuantes. Resulta así sor-
tamente con ellos, es una masa carente de forma prendente que no haya prestado atención algu-
que no constituye ya un Estado y a la que no le na a las referencias acerca de la actitud de los
corresponde ninguna de las determinaciones que distintos sectores sociales latinoamericanos
únicamente existen en un todo formado y organi- ante la guerra de independencia, las rebeliones
zado: soberanía, gobierno, tribunales, autoridades, campesinas o rurales contra las élites criollas
clases, etcétera (Hegel, 1975: 329, § 279). que dirigían la revolución, la endeblez de las
apoyaturas políticas de dichas élites entre los
Tampoco podía Marx admitir las referencias sectores populares de la población, y más en
positivas a la clase militar, en cuanto que “clase particular entre los negros y los indios, quienes
de la universalidad”, hechas por Hegel. Como tendían a sostener la causa de los españoles:
es obvio, resultaban difícilmente compatibles el alcance de la abolición del pongo y la mita;
para un cuerpo de pensamiento que, como el la distinta característica de las guerras de in-
marxiano, ubicaba la densidad económico- dependencia entre el Sur, donde las élites ur-
social como instancia fundante de la historia banas habían logrado mantener el control del
y la centralidad de la clase como sujeto de la proceso evitando el peligro de una abierta con-
misma. frontación entre pobres y ricos, y México, don-
La descalificación de Bolívar implicaba un de la revolución comenzó siendo una rebelión
riesgo que Marx fue incapaz de sortear y del generalizada de campesinos y de indígenas; en
que nunca tuvo plena conciencia: la incom- fin, el profundo temor que embarga a la clase
prensión del movimiento en su conjunto. No es gobernante ante la posibilidad de un proceso
casual que, dejándose llevar por su odio al au- que reprodujera los hechos de la sublevación
toritarismo bolivariano, concebido como una indígena de Tupac Amaru, o la rebelión negra
dictadura “educativa” impuesta coercitivamen- en Haití. Entre la disgregación política y social
te a masas que no parecían estar maduras para y la voluntad revolucionaria de imponer un or-
una sociedad democrática, Marx haya dejado den que pudiera asegurar la libertad de los in-
de considerar lo que su propio método lo im- dividuos, entre la necesidad de destruir el viejo
pulsaba a buscar en otros fenómenos sociales orden colonial y el temor por abrir paso así a la
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx519
Cuestionada hacia fines de la primera déca- semejante podía lograr atraer, sin necesidad
da revolucionaria la credibilidad de las solu- por esto de caer en otra forma de sujeción, el
ciones monárquicas soñadas por los patriotas, apoyo decisivo del capital británico, con el que
cuando fueron desbordados por el torbellino se contaba imprescindiblemente para la recu-
de la disgregación y el desorden, la única po- peración económica de un continente arruina-
sibilidad de organización “nacional” –que por do por las guerras.
ese entonces seguía siendo contemplada desde Como tantas veces se ha señalado, el hecho
una perspectiva continental– residía en la im- de que este proyecto fuera derrotado no signi-
posición de un poder fuertemente centralizado fica por sí mismo que hubiera sido utópico, que
basado en la presencia de un orden constitu- no expresara a fuerzas sociales existentes en la
cional aceptado por las elites gobernantes lo- realidad continental. Los planes de Bolívar no
cales y capaz de asegurar una representación fracasaron simplemente porque no contaban
legitimada y segura a cada una de las fuerzas con una poderosa clase social que los hiciera
sociales en pugna. El virtuosismo republicano suyos, sino porque no existiendo tal clase las
de los dirigentes aseguraría que el sistema no fuerzas sociales que se aglutinaban en torno al
se desplazara hacia las formas opresivas de
la libertad ciudadana que la Independencia se
había propuesto destruir13. Solo una unidad PCUS en las nuevas condiciones de partido en el poder
mediante la incorporación de unos cien obreros que
por su virtuosismo “de clase” podrían contrarrestar la
concreto de la Gran Colombia, volvió a soslayar el pro- peligrosa tendencia a la burocratización del Estado y
blema de la lucha bolivariana por impedir la balcani- del partido que detectaba Lenin. Véase, al respecto, la
zación de América para solo considerar sus veleidades recopilación de textos de Lenin (1980: 97 y ss.) titulada
imperiales. Contra la burocracia. Aunque la semejanza estableci-
13 El virtuosismo republicano de los dirigentes re- da deriva de una identidad de situaciones, antes que de
clamado por Bolívar se asemeja sorprendentemente a opiniones, resulta interesante ver cómo las respuestas
la idea que se hacía Lenin, por ejemplo, de la caracte- a los problemas suscitados por los procesos de cambio
rística que debía tener el núcleo dirigente del partido hechos “desde arriba” son casi siempre las mismas y
revolucionario, en condiciones de ilegalidad, para con- combinan de manera curiosa la apelación al poder re-
tinuar siendo democrático. Pero también se asemeja a presivo del Estado y la confianza en las virtudes excep-
la propuesta leniniana de ampliar el grupo dirigente del cionales del núcleo dirigente.
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx521
proyecto bolivariano, y que debían haber “sus- del proyecto bolivariano no expresaba, como
tituido” la ausencia de aquella, carecían de la la entendió Marx, las características persona-
voluntad revolucionaria suficiente para hacer les de un individuo sino la debilidad de un gru-
avanzar el proceso hasta un punto en el que un po social avanzado que, en un contexto conti-
posible retorno a la situación anterior resultara nental y mundial cuyo rasgo característico era
imposible. En otras palabras, se volvió irreali- el ascenso de la contrarrevolución, solo pudo
zable por la debilidad propia de las fuerzas que proyectar la construcción de una gran nación
debían encarnarlo y por el profundo temor que moderna a partir de la presencia de un Estado
sentían ante la violencia destructiva de las ma- fuerte, legitimado por un estamento profesio-
sas populares. El recuerdo traumatizante de nal e intelectual que por sus propias virtudes
las rebeliones en la época colonial, la reacción fuera capaz de conformar una opinión pública
conservadora y realista provocada en la élite favorable al sistema, y por un ejército dispues-
criolla por la presencia amenazante de masas to a sofocar el subversivismo constante de las
“dispuestas a ser agitadas por cualquier dema- masas populares. Por lo que podemos afirmar
gogo y lanzadas contra los centros del orden, que, traicionando lo que constituía la esencia
la cultura y las finanzas”, corroía el débil jaco- de su manera de analizar los procesos socia-
binismo que caracterizó aun a los más radica- les, Marx sustantivó en la persona de Bolívar lo
lizados representantes del movimiento revolu- que se negó de hecho a analizar en la realidad
cionario. La perspectiva de hacer depender de latinoamericana: las fuerzas sociales que pro-
la profundización de la movilización popular el vocaron su auge y decadencia. De modo idea-
triunfo del nuevo orden revolucionario era te- lista, el “movimiento real” fue sustituido por las
mida “no solo por los individuos de mentalidad desventuras de un falso héroe.
conservadora, sino también por muchos de for- Marx pudo abrirse a la comprensión de los
mación liberal, como Bolívar, que veían que la fenómenos sociales del mundo europeo por-
masa popular tenía más capacidad destructiva que sumó a un conocimiento totalizador de la
que constructiva” (Di Tella, 1968: 181). Pero si dinámica del capitalismo en el mundo la deter-
tales eran las complejas y peligrosas alternati- minación desprejuiciada de nuevos soportes
vas que se alzaban delante del movimiento inde- sociales de los procesos de transformación. Al
pendizador, la forma bonapartista y autoritaria analizar países como Irlanda, España, Rusia o
522 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Es por todo esto que resulta pobre, limita- reencontrarse con ese filón democrático y po-
do y falso asignar al supuesto “eurocentrismo” pular del marxismo. Es introducir un nuevo
marxiano el paradójico soslayamiento de la punto de partida, una nueva perspectiva “desde
realidad latinoamericana. La presencia obnu- abajo” de los procesos históricos, en los que la
bilante de los fenómenos de populismo que consideración de las masas populares, de sus
caracterizan la historia de nuestros países en movimientos de constitución y de fragmenta-
el siglo XX llevó curiosamente a identificar eu- ción, de sus formas expresivas, de sus vincu-
rocentrismo con resistencia a toda forma de laciones con las élites intelectuales o políticas,
bonapartismo o de autoritarismo. El resultado de su homogeneidad interna, de sus mitos y
fue una fragmentación cada vez más acentuada valores, de su grado de supeditación o autono-
del pensamiento de izquierda, dividido entre mía, que debería ser reivindicado como el úni-
una aceptación del autoritarismo como costo co y verdadero criterio marxista. Solo así qui-
ineludible de todo proceso de democratización zá se podría evitar esa permanente oscilación
de las masas y un liberalismo aristocratizante entre “objetivismo” y “subjetivismo” en que se
como único resguardo posible del proyecto de debate aún hoy la historiografía y la teoría po-
una sociedad futura, aun al precio de enajenar- lítica marxista, incapaces de dar cuenta de lo
se el apoyo de las masas. Aceptar la calificación nuevo a fuerza de seguir atadas a lo viejo. De
de “eurocéntrico” con que se pretende explicar ahí que problematizar las razones de la resis-
la oclusión marxiana implica de hecho cues- tencia de Marx a incorporar a su pensamiento
tionar el filón democrático, nacional y popular la realidad del devenir Estado de las formacio-
que constituye una parte inescindible del pen- nes sociales latinoamericanas no sea un mero
samiento de Marx. Si es innegable que el proce- problema historiográfico o un vacuo ejercicio
so de constitución de las naciones latinoameri- de “marxología”, sino una más de las múltiples
canas se realizó en gran parte a espaldas y en formas que puede y debe adoptar el marxismo
contra de la voluntad de las masas populares, para cuestionarse a sí mismo. Al rechazar el
cuestionar la idea cara a la II Internacional criterio del europeísmo de Marx como prin-
(pero no solo a ella) de la “progresividad” in cipio explicativo válido para dar cuenta de su
nuce del desarrollo de las fuerzas productivas y paradójica oclusión, debemos internarnos por
de las formaciones estatales significa de hecho caminos intransitados que su genio desbrozó
524 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
por vez primera, pero a los que la conversión marxismo su condición de teoría crítica y re-
de sus ideas en sistema sepultó bajo exquisi- volucionaria, la carga disruptiva que siempre
tos procedimientos hermenéuticos. La crisis de tuvo en el pensamiento de Marx. El hecho de
un saber que intentó ser a la vez completo y que en el presente, y en momentos de crisis de
autosuficiente nos permite recuperar hoy esas las concepciones autoritarias y burocráticas, el
verdaderas “sendas perdidas” del pensamiento marxismo como filosofía de Estado atraviese
de Marx. Y estas, de un modo u otro tienen el una grave crisis y el filón democrático y anti-
efecto contradictorio de mostrarnos los límites autoritario vuelva a emerger con una fuerza tal
de validez de un método, al tiempo que arras- como para reclamar todo un reordenamiento
tran a la superficie filones de un pensamien- de la teoría y de la práctica política muestra la
to ocultos por años en la tradición socialista. vitalidad de una doctrina aún capaz de sostener
Cuestionando una tradición interpretativa, he- una confrontación productiva con la realidad y
mos llegado a rozar ciertos núcleos problemá- con la cultura contemporáneas.
ticos en los que los puntos de fuga del sistema
marxiano aparecen como ofreciendo mayores México, 12 de marzo de 1980
posibilidades de proseguir una línea de búsque-
da más adherente al espíritu de Marx. Y de ese
modo el resultado logrado, aunque se funda
quizás exageradamente más en lo no dicho que
en lo explícitamente afirmado por Marx, podrá
contribuir en parte a restituirnos la heterodo-
xia de un pensamiento al que un movimiento
histórico de extraordinaria magnitud como es
el socialista insistió en ver solo desde el costa-
do de una verdad incontrovertible.
Mostrando la presencia en su interior de sus
dos “almas”, hegelianizante y libertaria, enfa-
tizando la necesidad de privilegiar la segunda
frente a la primera, podremos restituirle al
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx525
jurídico], de tendencia populista. Por su parte, por Fernando Claudín (Lenin, 1974: 1-55), para
Nikolái Frántsevich Danielson la incluyó en su edición de los Escritos económicos de Lenin
forma integral para conocimiento del público (1974). Sobre la diferencia de opiniones entre
occidental como apéndice a la versión francesa Marx y Engels acerca del “problema ruso”,
de su libro sobre la economía rusa (Danielson, resulta ilustrativa la reciente publicación de
1902: 507-509), aunque por esa misma fecha lo la Correspondencia de ambos con Danielson
publicó también la revista Le mouvement so- (Marx; Danielson y Engels, 1981).
cialiste (24 de mayo de 1902: 968 y ss.). Resulta
significativo que ni los marxistas rusos ni los
occidentales (excepto los franceses) hicieran Nota IV. El desplazamiento del
esfuerzo alguno por publicar un documen- campo de interés de Marx hacia las
to de tamaña importancia. En la polémica de comunidades agrarias
los años noventa, teóricos populistas como
Mijailovski, Danielson, Vorontsov y otros uti- Se puede aducir, y con buenas razones, que el
lizaron con bastante frecuencia esta carta de desplazamiento marxiano del campo de inte-
Marx para contraponerla a las posiciones de rés hacia las sociedades precapitalistas es solo
los marxistas rusos. Véase, en particular, la uti- un caso particular de un fenómeno más gene-
lización de la carta hecha por Mijailovski y la ral que comprometió a buena parte de la inte-
respuesta del joven Lenin en su libro ¿Quiénes lectualidad europea del último tercio del siglo
son los “amigos del pueblo” y cómo luchan pasado. El proceso de expansión capitalista
contra los socialdemócratas? (1973 [1894]). hacia el mundo colonial y las regiones atrasa-
En español, tanto este documento como el con- das de Europa sudoriental y meridional dislocó
junto de materiales de Marx y Engels sobre el sociedades enteras e hizo emerger problemas
problema del camino original ruso fueron re- que reclamaban ser abordados. No es casual
copilados en los Escritos sobre Rusia que han que la exhumación de Haxthausen a través de
comenzado a editar los Cuadernos de Pasado Maurer y el descubrimiento de que la comuni-
y Presente (Marx y Engels, 1980). Pero sigue dad rural, con la posesión colectiva de la tierra,
siendo una de las mejores exposiciones sobre fue la forma primitiva de la sociedad desde la
el debate la “Presentación general” redactada India hasta Irlanda –como aclara Engels en su
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx527
nota rectificatoria a la edición inglesa de 1888 Morgan, orientada a los fenómenos del paren-
del Manifiesto del Partido Comunista (Marx y tesco, y la de Kovalevski, interesada esencial-
Engels, 1973 [1848])– se hayan sucedido cuando mente en el análisis de la naturaleza de la comu-
Rusia “comenzó a moverse” y en vastas zonas nidad primitiva y de sus restos en las sociedades
europeas y asiáticas irrumpieron grandes movi- actuales, permitió, a través de la recuperación
mientos rurales bajo diversas formas políticas. engelsiana de sus apuntes sobre la obra de
Marx y Engels aprovecharon ampliamente las Morgan, que fuera considerado como esencial
investigaciones científicas de la época no solo lo que en Marx tenía solamente una importancia
para verificar y redimensionar la validez de su accesoria. De sus estudios de la década del se-
teoría de la sociedad, sino también para medir tenta y de los primeros años del ochenta, la tra-
la productividad política de tales investigacio- dición marxista solo incorporó los dedicados a
nes. En nuestra opinión, y particularmente en Morgan, sepultando en el olvido los dedicados a
el caso de Marx, pensamos que su creciente Kovalevski y la comunidad rural. La interpreta-
interés por la historia y la teoría de la comuna ción de Morgan hecha por Engels (s/d) con base
rural implica una apertura hacia el mundo popu- en los cuadernos de apuntes de Marx, y plasma-
lar subalterno de efectos imprevisibles sobre la da en su libro sobre los Orígenes de la familia,
propia teoría marxista, por lo menos para aque- la propiedad privada y el Estado, tuvo el efecto
lla época. Desde este punto de vista, el hecho negativo de empobrecer el desarrollo del estu-
de que la preocupación fundamental de Marx dio de la historia y de la teoría de la sociedad por
hubiera sido soslayada por el marxismo de la parte de los marxistas y de los socialistas de la II
II Internacional –del que hasta cierto punto hay y de la III Internacional, como señala Lawrence
que exceptuar al filón austromarxista y al mar- Krader (1978) en su interesante contribución en
xista “ruso”– tuvo consecuencias negativas para el tomo 1 de Storia del marxismo editada por
el examen de problemas tan importantes como Einaudi14.
la cuestión campesina y la cuestión nacional y
colonial, afectando seriamente a la propia teoría
14 Véase “Evoluzione, rivoluzione e Stato: Marx e il pen-
de la sociedad y del Estado marxiana. El hecho siero etnológico” (Krader, 1978: 211-244). En la versión
de que los estudios de Marx giraran en torno a española véase “Evolución, revolución y estado: Marx y
dos problemáticas distintas como fueron la de el pensamiento etnológico” (Krader 1979: 89-137).
528 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Volviendo a lo señalado al comienzo de esta emerger con fuerza inusitada un problema que
nota, podemos afirmar que el cambio de pers- había lacerado desde muchos años antes a la
pectiva marxiana operado en los años setenta intelectualidad rusa, generando esos dos gran-
estuvo motivado por la necesidad de resolver des movimientos ideológicos y políticos com-
problemas teóricos surgidos en el proceso de plementarios que fueron el occidentalismo y la
elaboración definitiva de los tomos subsiguien- eslavofilia. Occidentalistas y eslavófilos discu-
tes de El Capital (Marx, 1980a), pero además tían, con la pasión romántica que caracterizó
por razones más estrictamente políticas: las a los debates rusos, sobre el destino último de
condiciones sociales de Rusia y los problemas su país. ¿Estaría condenado a reproducir las
que de ella derivaban para el triunfo de una re- formas bárbaras del atomismo y de la explota-
volución a la que consideraba inminente. A su ción burguesa que caracterizó a la Europa lue-
vez, la lectura de Maurer, Kovalevski, Morgan, go de la revolución de 1848, o el conocimiento
Tylor, Lubbock, Phear, Maine y de los econo- de los males sociales de los países avanzados
mistas y sociólogos rusos le permitió abrir- podía permitir a los atrasados evitarlos? La de-
se, con la amplitud de criterio y la capacidad bilidad del capitalismo en Rusia ¿era un hecho
analítica que lo caracterizaba, a la ciencia de positivo o negativo? La presencia de formas
la época para encontrar en esta los elementos comunitarias profundamente arraigadas en
que permitieron la potenciación crítica de su el campo ¿favorecían o no un camino propio
teoría. Por esta misma época, además, anota hacia el socialismo capaz de obviar las mise-
cuidadosamente la obra de Bakunin Estatismo rias del capitalismo? ¿Qué papel debía o podía
y anarquía (s/d), que gira en torno a la pro- cumplir la comuna rural en el tránsito a una
blemática del Estado. Para Marx, la liberación sociedad igualitaria? En torno a estos proble-
de los siervos de la gleba en Rusia fue la señal mas, que en la polémica de Marx y Engels con
indicativa de un proceso de disgregación de los Herzen, Bakunin y Tkachov había sido resuel-
cimientos de la autocracia zarista, que estaba to hasta entonces en forma negativa, se opera
destinado inexorablemente a agudizarse. Pero en la década del setenta un cambio en el que
la expansión de las rebeliones campesinas y el se perfila una diferencia de criterios –disimu-
crecimiento del movimiento populista, que co- lada o, mejor dicho, no explicitada– entre am-
locaron a Rusia al borde de su “1789”, hicieron bos teóricos del socialismo. Mientras Engels
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx529
considera que la Comuna rural puede facilitar respuesta a Vera Zasúlich, escrito un año an-
el paso al comunismo, evitando así para Rusia tes. En la breve carta con que finalmente trató
la fase capitalista, solo a condición de que la de satisfacer las cruciales demandas de su co-
revolución campesina antifeudal en Rusia esté rresponsal, Marx admitía que la comuna rural
acompañada por una revolución proletaria en podía convertirse, bajo determinadas condi-
Europa occidental, Marx intenta en cambio ciones, en el fundamento de la regeneración
dar una respuesta distinta, o por lo menos se social de Rusia, pero dichas condiciones pa-
advierte en él un acento distinto en el análi- recían estar relacionadas directamente con la
sis del problema. En su artículo “Acerca de la vida de la propia comuna rural, con la necesi-
cuestión social en Rusia” de la polémica con- dad de “eliminar primeramente las influencias
tra Tkachov de 1875, Engels (Marx y Engels, deletéreas que la acosan por todas partes y a
1980) tiende a ver fundamentalmente cómo el continuación asegurarle las condiciones nor-
capitalismo se desarrolla cada vez más en ese males para un desarrollo espontáneo”. Es muy
país, desintegrando inexorablemente la pro- probable que Marx incluyera a la revolución en
piedad comunal en el campo. El hecho de que Occidente como uno de los factores que podía
Rusia pudiera llegar al socialismo a partir de la contribuir a dicha eliminación, pero el hecho
obschina era una mera posibilidad aleatoria y es que en los borradores el énfasis está puesto
circunstancial, supeditada a una previa y triun- en la revolución en el interior de Rusia, como
fante revolución en Occidente. Todavía en vida el elemento decisivo y fundamental para apro-
de Marx, esta posición es reafirmada, aunque vechar una ocasión histórica a la que considera
con mayor ambigüedad, en el prefacio de 1882 en parte como excepcional.
a la segunda edición rusa del Manifiesto (Marx
y Engels, 1973 [1848]), que aun cuando lleva la Para salvar a la comuna rusa hace falta una revo-
firma de ambos, es muy posible que haya sido lución rusa. Por lo demás, los detentadores de las
redactado solo por Engels. Existen varias razo- fuerzas políticas y sociales hacen cuanto pueden
nes para defender esta hipótesis, aunque la más para preparar a las masas a semejante catástrofe.
importante sigue siendo la evidente diferencia A la vez que desangran y torturan la comuna, es-
entre esta posición y las afirmaciones de Marx terilizan y agotan su tierra, los lacayos literarios
contenidas en el borrador de su proyectada de los “nuevos pilares de la sociedad” señalan
530 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
irónicamente las heridas que estos le infligieron forma positiva el hecho de que se abreviara la
como otros tantos síntomas de su decrepitud es- agonía de la comuna y de que acelerara el avan-
pontánea e incontestable. Aseveran que se muere ce inevitable del desarrollo capitalista? Basta
de muerte natural y que sería un bien el abreviar leer los borradores de Marx y compararlos con
su agonía. No se trata ya de un problema que hay esos textos de Engels para advertir que esta-
que resolver sino simplemente de un enemigo al mos ante dos posiciones distintas. Vale la pena
que hay que arrollar. No es entonces un problema acotar, sin embargo, que estas diferencias no
teórico. […] Si la revolución se efectúa en el mo- aparecían claramente delimitadas y que los po-
mento oportuno, si la inteligencia rusa concentra pulistas rusos consideraban tanto al uno como
todas las fuerzas vivas del país en asegurar el libre al otro sus soportes teóricos. Al publicar en
desenvolvimiento de la comuna rural, esta se erigi- su periódico Narodnaia volia el prefacio a la
rá pronto en elemento regenerador de la sociedad segunda edición rusa del Manifiesto (Marx y
rusa y en elemento de superioridad sobre los paí- Engels, 1973 [1848]), la redacción le añadió un
ses sojuzgados por el régimen capitalista (véase comentario en el que sostenía que dicho texto
parte del borrador en Marx y Engels, 1973: 170). confirmaba plenamente “una de las tesis funda-
mentales del norodovolchestvo, confirmación
Pero entonces podemos preguntarnos: que se beneficia de las investigaciones de es-
¿Hasta qué punto Engels, en su polémica con tudiosos de elevadísima estatura como Marx y
Tkachov en 1875 (Marx y Engels, 1980), en el Engels” (Tvardovskaia, 1978: 95).
“Postscriptum” de 1894 (Marx y Engels, 1980) Porque en el Engels de los años setenta y
o en las cartas a Danielson (Marx; Danielson ochenta ya estaba firmemente arraigada la con-
y Engels, 1981), no incurre precisamente en cepción del papel rector de la revolución en
aquello que criticaba Marx? Cuando Engels es- Occidente resulta explicable la facilidad con
cribe a Danielson, el 17 de octubre de 1893, que que se desvanecieron en él las esperanzas que
“ninguna gran calamidad histórica deja de tener albergó en ciertos momentos en la posibilidad
por compensación un progreso histórico. Lo de compatibilizar un proceso revolucionario
único que varía es el modus operandi. Que les de tipo plebeyo en Rusia con las necesidades
destinées s’accomplissent!” (Marx; Danielson de la revolución obrera y socialista en Europa
y Engels, 1981), ¿no estaba considerando en occidental. El “Prólogo” de 1882 al Manifiesto
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx531
(Marx y Engels, 1973 [1848]) pareciera ser un posible luego del capitalismo en Rusia. Para
texto de compromiso, el punto en el que se decirlo de un modo distinto, en los años no-
encontraron las posiciones diferenciadas de venta, el “voluntarista” Marx ha cedido su lugar
ambos pensadores. Pero ya en los inicios de al “objetivista” Engels y, a través de este, a la
los noventa, Engels vuelve a insistir sobre las expansión en Rusia –pero no solo en ella– de
mismas ideas explicitadas en la polémica con un marxismo instalado ideológicamente en su
Tkachov y descubre en la realidad rusa lo que forma “legal”. Y por eso durante los primeros
había sostenido como existente años antes: la años el joven marxismo ruso polemizó contra
plena afirmación del capitalismo y el inevitable el populismo desde la perspectiva de Struve.
proceso de disgregación de la propiedad comu- Cuando sobreviene la diferenciación entre las
nitaria. Más allá de los matices que puedan en- dos alas del marxismo ruso, la ecuación leni-
contrarse en ambos discursos, lo que realmen- niana de voluntarismo populista + objetivismo
te interesa destacar es la diferente concepción marxista está tan firmemente instalada en el
del nexo entre teoría y movimiento social que interior de una teoría del partido y de la revo-
los inspira. En su análisis, Marx no excluye la lución que queda fuera del análisis la hipótesis
posibilidad del desarrollo capitalista en Rusia; subyacente en el pensamiento de Marx y que
simplemente lo considera como un hecho his- infructuosamente trató de explicitar en la res-
tóricamente negativo que los hombres –es de- puesta a sus amigos y discípulos populistas. La
cir, el movimiento social– deben por todos los abrumadora presencia de masas rurales vincu-
medios evitar. Dando por descontado la inevi- ladas por lazos comunitarios no podía dejar de
tabilidad histórica del proceso capitalista ruso, tener profundas implicancias sobre el modelo
Engels, en cambio, considera a este como una “occidental” de proceso de transición ensaya-
transformación históricamente progresiva. do en Rusia.
Aunque no está dicho en forma explícita sino Las limitaciones con que el bolchevismo en-
apenas sugerido, el análisis de Marx nos hace caró las agudas tensiones sociales generadas
pensar en que, según él, el socialismo ruso de- por la Revolución de Octubre fue, desde este
pende en gran parte de la posibilidad de evitar punto de vista, una prueba práctica de las con-
el capitalismo. El de Engels, en cambio, parte secuencias peligrosas que tuvo para la teoría y
de la convicción de que el socialismo solo es para la práctica revolucionaria la oclusión de
532 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
del pensamiento occidental. No porque creyera de aniquilar el poder eversivo que a sus prin-
que la transformación del mundo no requirie- cipios asignaba Marx. Como interpretación de
ra del concepto, sino porque dicho concepto, la historia y creador de ella muestra ser menos
para que la transformación fuera efectiva reali- “subversión de la praxis” que ciencia de la le-
zación humana, debía fundarse según palabras gitimación, lógica del poder, ideología encubri-
de Ernst Bloch (1977) “en la inmensa conexión dora. La crisis del socialismo, que es también
de lo que está haciéndose con lo que todavía crisis de la idea y de la práctica del proyecto de
no ha llegado a ser”. El concepto no debía por transformación, arrastra como la piel al cuerpo
tanto preceder sus determinaciones, como en el cuestionamiento de su perspectiva teórica,
apariencia ocurría en Hegel, sino expresar un cual es el de un marxismo al que los avatares
“movimiento real” cuya dirección proyectiva del movimiento de las clases subalternas sobre
solo podía imponer su necesidad en la medida las que se fundó ha ido configurando como una
en que se constituía como crítica radical de lo doctrina completa, o por lo menos completa-
existente, de lo que inmediatamente aparece y ble con sutiles procedimientos hermenéuticos.
se reviste de una racionalidad legitimadora15. Convertido en religión de Estado, el marxismo
Corroído por su tránsito mundano, doble- parece reducirse a esa ideología autoritaria y
gado bajo el peso asfixiante y exterior de la represiva predominante en casi un tercio de
forma de valor sobre el trabajo concreto de nuestro planeta, o en un término genérico, po-
los hombres, el marxismo se ha desdoblado bre de teoría pero formidable como mito polí-
en sus naturalezas sacra y terrenal al precio tico, con el que se afirma una posición frente al
mundo, una voluntad de lucha por transformar
una sociedad lacerada e injusta.
15 Véase Bloch (1977: 270-277). Cuando Marx afirma Pero esta realidad incontrovertible, ¿da
que los filósofos solo han interpretado al mundo y de lo cuenta plenamente de la complejidad del fe-
que se trata es de transformarlo, nos está diciendo que nómeno “marxista”? Si desde que existe como
toda interpretación es posible únicamente como trans- edificio teórico y motor de la historia fueron
formación y que toda transformación es interpretación.
Como podría decirse hoy, el territorio de la interpreta-
constantes las tentativas de reinterpretarlo de
ción se extiende a todo el mundo ya que todo el mundo acuerdo a las distintas experiencias y circuns-
puede ser concebido como lenguaje. tancias, ¿hasta qué punto el objeto “marxismo”
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx535
se deja aprisionar por un término sintético que fracturas, para transformarse en una historia de
expresa ciertas formas de su constitución –por la “pluralidad” de los marxismos. Y solo de esta
más hegemónicas que estas sean– pero deja de manera podrá ser posible reconstruir cómo y
lado otras, a las que la ortodoxia descalificó en qué medida el trabajo teórico de Marx y de
como “heréticas” y sin cuya determinación la los que siguieron tales o cuales de sus ideas o
historia del marxismo puede construirse como en él se inspiraron pudo haber influido –para
historia universal al precio de mutilar lo que le utilizar una expresión que reconozco ambigua
es verdaderamente propio, su sustancia prác- e imprecisa– en un determinado país y en un
tico-política? Así como la historia de la Iglesia preciso momento histórico; hasta dónde fue
no es idéntica a la historia del cristianismo ni recuperado por las fuerzas y movimientos so-
la contiene in toto, la historia del marxismo ciales en sus luchas y en la configuración de
desborda las vicisitudes de la vulgata y de sus sus ideologías, programas y culturas; qué papel
“desviaciones”. Además de una historia eso- desempeñó en la constitución del socialismo
térica como institución y como dogma, como como una corriente ideal y política.
hecho de ideas y de figuras intelectuales, es in- Desde una perspectiva semejante, que al rete-
negable que hay otra historia suya discontinua ner sus elementos esenciales16 privilegie siem-
y descentrada, plena de morfologías ocultas, pre la diversidad de realidades, de ritmos y de
de sendas perdidas y temporalidades diversas; temporalidades en que tales elementos debie-
una historia esotérica y pluralista en la que se ron operar para ser formas teóricas y prácticas
expresa la multiplicidad de tentativas, de pro-
yectos y de resultados de la lucha de las cla-
16 Cuando me refiero a los elementos esenciales del
ses subalternas. Negada como reconstrucción marxismo apunto a tres aspectos que en Marx consti-
ideal, cronológica y rectilínea de una ortodoxia tuían una unidad inescindible: la crítica de la economía
–que no deja de ser tal por el hecho de insti- política como ciencia del trabajo fetichizado de los
tuirse a partir de ciertas corrientes o centros hombres; una concepción de la historia y una metodo-
teóricos y políticos de coagulación–, la historia logía historiográfica por la cual el tiempo histórico se
constituye como teoría de las formas a partir del carác-
del marxismo reclama ser construida en su ex- ter sistemático del presente; la coincidencia de filosofía
trema diversidad nacional. Deja por tanto de y política, o dicho de otro modo, la “identidad” de teoría
ser una historia única, aunque con admitidas y práctica.
536 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
¿es posible reducirlo, sin desvirtuarlo, a mera perniciosa y asfixiante presencia, es una filoso-
“filosofía de la historia”, a un momento hoy pe- fía del Absoluto. ¿Pero a título de qué confundir
rimido o por lo menos en irrecuperable crisis los términos del problema? ¡Una cosa es Marx
del logos en Occidente? En consecuencia, ha- y otra el movimiento marxista y de ningún
blar de “crisis del marxismo” –y no con mayor modo es posible reducir a identidad la extrema
propiedad, de marxistas en crisis–18 tiene sen- complejidad de la historia de sus relaciones!
tido si previamente hemos hecho de él lo que No es necesario hacer una indagación dema-
precisamente nunca pretendió ser: una visión siado sofisticada para mostrar una nítida línea
del mundo capaz de englobar como método y de continuidad en el pensamiento de Marx que
como teoría la totalidad de lo diverso desde se expresa como crítica radical de la filosofía,
una sede privilegiada convertida en Absoluto. de la economía política y de la política, y es in-
Digo “nunca” sabiendo que cometo un abuso cuestionable su rechazo a todo intento de con-
de lenguaje, porque si algo fue y es la vulgata vertir a sus ideas en un sistema, su negativa a
marxista, ese tristemente célebre “diamat” de admitir cualquier ideología estatalista que se
postulara monopolizadora de la verdad. Puede
decirse, sin embargo, que el vulgo marxismo –
18 Recordemos las sensatas palabras de Bobbio: “Para
concluir, he comenzado a hablar de crisis del marxis-
pero no solo él– no habría existido sin Marx;
mo para adoptar el lenguaje corriente; en realidad para que ciertas visiones, análisis e ideas suyas con-
quien como yo no es marxista ni antimarxista, y conside- tribuyeron a fundarlo; que contradiciéndolo el
ra a Marx como un clásico con quien es preciso ajustar movimiento marxista avanzó a su amparo y en
cuentas como se hace con Hobbes o Hegel, no existe torno a los problemas que su crítica puso en el
tanto una crisis del marxismo como marxistas en crisis.
Solo un marxista, en cuanto considera que el marxismo
centro de la estructura de nuestro tiempo his-
es una doctrina universal, o un antimarxista, en cuan- tórico. Es verdad también que el propio Marx
to considera que el marxismo debe ser rechazado del tendió a ser muchas veces “marxista”. Pero no
principio al fin, pueden correctamente decir, con dolor por esto debemos cambiar las cartas y aceptar
o placer, que el marxismo está en crisis. El primero, por- análisis indiscriminados que acaban anulando
que no encuentra allí lo que creía encontrar; el segundo,
porque de la constatación de un error decreta su fracaso
la insuprimible dimensión histórica de estos
y su fin”. Véase ahora, en español, la intervención de N. problemas. El diamat o, más en general, el mo-
Bobbio (1982: 76-83) de donde tomamos la cita. vimiento “marxista” debe ser explicado, y es
538 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
necesario hacerlo porque solo de tal modo será razones que impidan poner en tensión las poten-
quizás posible destruir o recomponer tradicio- cialidades críticas de su discurso para historizar
nes ideológicas y culturales que, formadas en el iter de un movimiento que forma parte ines-
el terreno histórico-concreto de constitución cindible del pensamiento y de la acción de las
del movimiento social, contribuyeron a darle clases explotadas del mundo moderno en favor
a este una identidad sin la cual su autonomía de un reordenamiento democrático de la orga-
política resultaba imposible, pero que hoy re- nización del trabajo social y de toda la sociedad
presentan lastres poderosos para dar respues- en su conjunto. Por lo que no se trataría ya de
tas prácticas y teóricas a las grandes preguntas dar nihilistamente por concluido un saber al que
de nuestro tiempo. previamente se ha congelado en una forma de-
Es posible pensar entonces que, del mismo terminada, ni de iniciar un movimiento de “re-
modo que hace más de un siglo debió mediar la torno” a un Marx “verdadero”, pero condenado
crítica de la “ideología alemana” para que el mo- siempre a la incomprensión, sino de analizar
vimiento socialista se abriera paso como cons- con los instrumentos analíticos de que dispone-
ciente alternativa social y política al desarrollo mos –y pensar en excluir de estos al mundo ca-
de la racionalidad y del dominio capitalista, hoy tegorial marxista es una mera puerilidad– esta
sea imprescindible otra labor de crítica seme-
jante sobre la “ideología marxista” en una nueva
época histórica signada por la crisis del Estado, sidad de lo real. Pero la consumación de las categorías
de la política y de las formas generales del in- definitorias de “totalidad”, “progreso” y “centralidad”,
telecto europeo –entendiendo este término presupuestas en dicha razón y que Marx –aunque no
solo él– arrastra a su punto de disolución, ¿lo instala
en el sentido de “capitalístico-céntrico”–. Pero solo en el pasado? Resultaría ilusorio negar que el de-
hasta tanto aparezca otro Marx19, no encuentro bate actual sobre el problema del Estado y de lo polí-
tico obliga a examinar críticamente toda la cultura de
izquierda, ¿pero como abrirse a una renovada y más po-
19 Por el razonamiento que estoy haciendo es eviden- derosa tensión proyectual sin medirse necesariamente
te que este condicional tiene para mí un valor mera- con Marx? Si el pasado continúa operando sobre el
mente retórico. No creo en tal posibilidad porque me presente cronológico y tiende a proyectarse al futuro,
parece que con Marx se clausura la tentativa de la razón ¿cómo pensar la transición sin todo aquello que nos dio
occidental de englobar como método y teoría la diver- Marx para entender el pasado y el presente?
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx539
estilo alegórico evocaba Marx la necesidad de vincularse consigo mismos y con la naturaleza.
la filosofía de volver los ojos al mundo exterior, En adelante, todos los misterios que inducían
en el elemento de la actividad humana misma a la teoría al misticismo “encuentran su so-
considerada como actividad objetiva. Solo allí, lución racional en la práctica humana y en la
en la actividad crítico-práctica del hombre es comprensión de esta práctica”. Y en la idea de
posible dilucidar el problema de la verdad o, sociabilidad, o de actividad critico-práctica,
según sus palabras, de “la realidad y el poder, o de praxis, está el núcleo teórico de reunifi-
de la terrenalidad de su pensamiento”. El mun- cación de todos los elementos de la vida social,
do sensible que aparece en la vida cotidiana de elementos que, por lo demás, se encuentran
los hombres, en sus construcciones teóricas y en la base de toda forma de vida social histó-
científicas, no es un objeto, o una cosa que la ricamente determinada. Esta idea de Marx hoy
conciencia simplemente refleja, sino siempre aparece como tan obvia que ni valdría la pena
un producto de la práctica histórica global. Es mentarla. Sin embargo, la idea de que el cono-
a partir de este concepto clave de la vida social cer no es una simple actividad descriptiva de lo
como vida esencialmente práctica que puede objetivamente existente sino la construcción
construirse una concepción materialista de la de un mundo sensiblemente experimental y es-
sociedad. Porque si la vida social es vida esen- tructurado de relaciones constantes y de pro-
cialmente práctica, todos los fenómenos de cesos regulares, implica el establecimiento de
la sociedad deben ser remitidos a las relacio- un principio que ya no puede ser contradicho
nes sociales que los hombres establecen para desde el interior del discurso filosófico.
Que con esta idea que Marx comparte con
modernos” es porque “los espíritus mediocres conciben,
Nietzsche se haya alcanzado, según palabras
en tales épocas, una idea inversa a la de los estrategas de de Heidegger, la “posibilidad más extrema de
cuerpo entero. Creen poder reparar el daño sufrido re- la filosofía” (Heidegger, 1968: 133, 1969)21, sin
duciendo las fuerzas combatientes, dispersándolas, con-
cluyendo un tratado de paz con las necesidades reales,
al revés de lo que hizo Temístocles cuando, amenazada 21 Tanto Marx como Nietzsche “permanecen, y no
Atenas por la destrucción, movió a los atenienses a aban- solo exteriormente, ligados a premisas metafísicas;
donar la ciudad, para crear una nueva Atenas en el mar, ellos completan la metafísica y realizan de tal mane-
en otro elemento” (Marx, 1982: 131). ra el fin de la filosofía en absoluto. En el ‘platonismo
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx541
lograr romper no obstante con las premisas seguimos girando en la órbita de Marx, es de-
metafísicas a las que se mantuvieron ligados, cir, en los temas que él colocó, resolviéndolo
siendo un problema relevante no anula la radi- o no, en el centro de la estructura de toda una
calidad de sus propuestas. Después de Marx y época histórica a cuya agonía estamos asistien-
Nietzsche, el pensamiento filosófico ya no pue- do sin que lo nuevo se descubra todavía en sus
de ser proseguido libremente y debe limitarse determinaciones conceptuales. Lo que enseña
a los sucesivos “renacimientos de los epígonos el concepto, ya lo muestra en su necesariedad
y de sus variantes”. Para una conciencia laica la historia, decía Hegel; “solo en la madurez de
como la que me empeño en situarme interesa la realidad aparece lo ideal frente a lo real, y
poco que ambos pensadores estén más acá o erige a este mismo mundo, aprehendido en su
más allá de los umbrales de la nueva época que sustancia, en la figura de un reino intelectual”
vislumbramos; o epígonos o heraldos marcan (Hegel, 1975: 26)22. En definitiva, la verdad del
un insoslayable punto de flexión de la cultura marxismo no reside en que tales o cuales afir-
moderna. Si tal como recordaba Marx todo maciones suyas no puedan aun ser refutadas
gran pensador condena a las generaciones su- –tarde o temprano lo serán, o ya lo están sien-
cesivas a explicarlo, de un modo u otro, sacra- do–; la validez de la teoría marxista deriva del
lizándolo a despecho de aquello que lo cues- hecho de que es, con todo lo que esto implica,
tiona o desdeñándolo como “perro muerto”, el juicio existencial sobre una época del mundo
todavía no concluida23. He aquí la razón de por
clásico de reproducción del capital hoy apa- una nueva perspectiva de desarrollo de lo po-
rece ante nuestros ojos como una realidad in- lítico (Auciello, 1981: 47)24. Considerada como
controvertible en la crisis del Estado “social”. momento de pasaje a la apertura de un nuevo
Como bien se ha señalado recientemente, continente estatal y teórico, o sea, como una
fase nueva de las formas de la reproducción, la
[…] el análisis combinado de los fenómenos de crítica de Marx se manifiesta en toda su moder-
superproducción y del carácter contradictorio na significación, a condición de que se admita
del dominio del tiempo de trabajo; la imagen fun- las consecuencias que de aquí derivan sobre su
damental de la crisis como el “violento restable- propio sistema teórico, que grafican la presen-
cimiento de la unidad entre momentos indepen- cia de fronteras que para ser atravesadas re-
dientes y el violento volverse independientes de quieren de su reconstrucción. Porque ya no es
momentos que esencialmente son una sola cosa”; posible restringir la historia del antagonismo
el esquema de una relación “deductiva” entre de- político al desarrollo de su ciclo estatal-insti-
sarrollo y crisis y el consiguiente emerger de un tucional, tratar de reducirlo en clave “económi-
“límite” en el mantenimiento constante de la for- ca” implicaría instaurar un verdadero axioma
malización del trabajo delimitan en su conjunto de clausura del marxismo teórico que acabaría
el perímetro de las adquisiciones más duraderas vedándole toda capacidad de proyección de las
de Marx. formas moleculares de la transición. Sería una
manera de resolver “en negativo” los objetivos
Pero la imposibilidad de reducir a los térmi- elementos de crisis del sistema teórico de Marx
nos de El Capital (Marx, 1980a) la diversidad abiertos por la crisis del Estado y de la política
de los elementos del análisis deriva precisa- en la sociedad moderna.
mente del hecho de que la teoría de la crisis Es preciso comprender que en las condi-
de Marx se evidencia, a un mismo tiempo, ciones actuales la modificación radical de las
como el anuncio del agotamiento de una for-
ma “política” de la dominación capitalista y
24 Véase también todo el apartado “Sviluppo, socializ-
como apertura de un nuevo tiempo suyo, como zazione e forma ‘politica’ della crisi in Marx” (Auciello,
clausura de un modelo lineal de las relaciones 1981: 11-47), que desarrolla la línea argumental aquí
entre las clases y como individualización de presentada.
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx545
los “límites” y “barreras” del mismo25. La mer- suturada epocalmente en términos de una
cancía, que era objetivación de una relación revitalización del Estado de derecho hoy en
social, estalla, rompiéndose la naturalidad del extinción. El hobbesiano “estado de guerra”
cambio constitutivo-genético entre fuerza de que se instala en el escenario del mundo tiene
trabajo y capital. La mercancía deja de ser sín- como a uno de los actores la materialidad de
tesis real (la realidad tal cual es, la realidad un sujeto –diverso, múltiple, contradictorio en
del mundo capitalista, como sitúa Marx en sí mismo, y como tal irreductible también al
el primer tomo de El Capital (Marx, 1980a)
el punto de partida de su análisis) y la fuer-
za de trabajo deviene trabajo vivo autónomo. peso relativo respecto de las demás partes del mismo
El dominio capitalista, en adelante, deberá sistema. “El Estado, como máquina, aparato, no solo
de dominio sino también de administración, no solo
refundarse en un posicionamiento de poder como estrato de gobernantes sino también como cuer-
colocado fuera de la relación “económica” po de funcionarios, comando y ejecución, decisión más
que representaba el capital, pero la “crisis de burocracia, Schmitt más Weber: esta forma de Estado
gobernabilidad” que involucra una fase seme- está en crisis general” (Tronti, 1982: 54). Y esta crisis
jante muestra los obstáculos insorteables que es acompañada de manera paralela y convergente por
una crisis general del partido político. El punto crítico
plantea la no asimilabilidad de la subjetivi- que atraviesa hoy el hecho histórico de la organización
dad separada de lo social dentro de la sínte- de las masas, señala Tronti (1982), deriva del hecho de
sis sistémica. Y digo “insorteables” porque la que tanto el Estado como el partido “han perdido el mo-
ruptura del viejo contrato que esta dilatación nopolio de la política”. La notable dilatación de la sub-
irreductible de la subjetividad plantea –en tér- jetividad que tanto el capitalismo como el socialismo
crearon en las últimas décadas –y que tuvieron en 1968
minos de la crisis de la forma Estado y de la un agudísimo momento de manifestación– no pareciera
crisis de la forma partido–26 ya no puede ser ser integrable a través de los mecanismos de una so-
ciedad altamente conflictuable en Occidente, o de un
sistema fuertemente ideologizado como en los países
25 Véase Marx (1972, Vol. I: 373-377 y Vol. II: 227-230). de socialismo “real”. El hecho de que esta tendencia a
Véase también Rosdolsky (1978, cap. 28: 457-481), dedi- la crisis del Estado en los actuales sistemas políticos
cado específicamente al tratamiento del tema. se manifieste de las más variadas maneras no alcanza
26 Crisis de la forma Estado en el sentido de que la a velar la nitidez de un proceso para el que hoy se ha
parte “Estado” de los sistemas políticos tiende a perder acuñado el término de “ingobernabilidad”.
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx547
sueño utópico de una sede privilegiada desde historia. Es inútil que desde nuestras ventanas
la cual se dicte ley al mundo– para el cual el intentemos percibir sus movimientos subterrá-
comunismo aparece no ya como un fin sino neos, o queramos reproducir la laberíntica tra-
como una contingencia posible. Pero en la ma de sus desvelos. Se requiere salir de la casa
medida en que solo se trata de una posibili- para que la realidad de lo otro, de lo diverso,
dad contingente, la existencia de otros acto- carcoma nuestras certezas. ¿Pero advenir a lo
res nos enfrenta al espectro mortífero de la diverso implica necesariamente destruir el si-
catástrofe. tio del que se parte? ¿No se corre de tal modo
La pobreza actual de la teoría no encuentra el riesgo de pagar con un desarme de la orga-
por esto su justificación en sí misma, o por lo nización y con un debilitamiento de la relación
menos solo en sí misma, sino primordialmente de fuerzas una fuga adelante tras la ilusión de
en la tenaz resistencia del mundo real, del dife- que todo puede hacerse a condición de abando-
renciado mundo del antagonismo social, a esa nar los grandes principios?27 Se comprenderá
“aproximación al concepto” de la que Marx ha- entonces por qué el dilema de desterrar o no al
blaba que pueda permitirnos hacer de su mor- marxismo es un dilema falso, una nueva tram-
fología concreta no ya algo de lo cual sabemos pa de la razón para eludir el verdadero debate
sino el reconocimiento de un campo de fuerzas sobre el carácter ambiguo de la subjetividad en
cognoscible, aunque no unificable. Me pregun- la edad moderna.
to, sin embargo, ¿hasta dónde una reformula- La crisis de la “razón histórica” marxista,
ción radical de las teorías y de las prácticas de aunque no solo de esta puesto que, como ya
la transformación puede efectuarse sin recurrir
a los análisis, a las tradiciones, a las concep-
tualizaciones teóricas de que disponemos? Es 27 Véase Tronti (1982: 53). Es verdad que hay momen-
verdad, como evoca Béjar (s/d), que “fuera de tos de “clausura” de toda una época histórica en los que
casa… hace frío”, o dicho de otro modo, que resulta inconducente mirar hacia atrás para encontrar
los marxistas –¿pero solo ellos?– se resisten a en el pasado las respuestas a los desafíos del presente.
Pero aunque, como alguien recordaba, sea particular-
reconocer el viejo topo que fatigosamente y a mente difícil saber ser herederos de sí mismos, no nos
la intemperie sigue excavando los cimientos queda otro camino que medirnos con el pasado y el pre-
del mundo y corroyendo la continuidad de la sente para proyectar el futuro
548 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
vimos, también ella es heredera de toda una a crítica radical a los contemporáneos y al es-
cultura que fijó sus presupuestos y determi- tado de cosas existente. Este es el sentido que
nó sus límites; la crisis de la idea mítica de un Marx daba a la Selbsverständigung, en cuanto
tiempo homogéneo y continuo que desemboca inteligencia de sí y del mundo y al modo en que
en el comunismo, nos devuelve a la laicidad de debía proceder la crítica.
un mundo que no tiene “asegurado” un desti- La posibilidad de medirse con la gran cultu-
no ni un futuro venturoso, excepto el que los ra burguesa, con ese “pensamiento negativo”
hombres puedan conquistar para sí; que no que a través de Nietzsche y Weber sometió a
tiene una dirección única, salvo la que impone una crítica decisiva e irreversible la pretensión
la reproducción de un sistema que conlleva la del Estado moderno de fundar instancias he-
destrucción del sentido mismo de lo humano. gemónicas totalizantes, sin la cual le resultaría
Sería una tarea vana negar la importancia, yo imposible aferrar los nudos centrales del de-
diría trascendental, del curso laicizador que la bate en torno al significado actual de la crítica
realidad y el intelecto moderno está imprimien- del Estado y de lo político, depende de la ca-
do al pensamiento de Marx y al marxismo. Solo pacidad que muestre la cultura de izquierda de
un curso semejante permitirá, como ya lo está privilegiar el carácter crítico del pensamiento
haciendo, que las líneas de demarcación entre de Marx. Privilegiándolo, ya no tendrá sentido
el marxismo y las otras formas de indagación para el marxismo la obsesiva búsqueda de su
social y de emancipación política, provenien- identidad en la restauración de una visión del
tes de tradiciones distintas, pierdan la rigidez mundo concebida en términos de competencia-
que el Miserabilismus de la vulgata marxis- exclusión con respecto a la cultura moderna, o
ta de la ortodoxia logró darle durante casi un en una empirista admisión de la complejidad, o
siglo. Rescatado del cielo de la metafísica, un finalmente en una reconstrucción que lo con-
marxismo laico podrá volver traslúcida la cate- vierta en una suerte de verdad inmanente de la
goría de crítica que lo funda. Crítica, no como multiplicidad de los “juegos”, tal como advierte
elaboración de aparatos conceptuales defini- agudamente Cacciari (1977: 25)28. Pero negado
tivos, ni como una marcha inexorable hacia
la Ciencia, sino como un hilo conductor que
avanza autocriticándose al tiempo que somete 28 Me refiero a “juegos” en el sentido de multiplicidad
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx549
humana se plantea cuando los procesos histó- donde lo que interesa en realidad no es lo que
ricos la arrancan de su vida natural. Si la iden- somos sino lo que deberemos ser.
tidad solo puede definirse como oposición a No me propuse, por lo tanto, escribir un tex-
lo otro, a lo diverso y distinto, la pregunta por to sobre un episodio puntual de historia de las
la naturaleza específica de cada pueblo remite ideas, sino efectuar una reconstrucción “proble-
siempre a una dimensión comparativa que por mática” de la manera en que Marx se situó fren-
su propia naturaleza es de carácter hipotética. te a realidades con las que tuvo que enfrentar-
La dilucidación del carácter histórico de las so- se cuando encaró los grandes fenómenos de la
ciedades latinoamericanas solo podía ser enca- política internacional. En otras palabras, intenté
rada convirtiendo a Europa en el punto desde ver cómo funcionaron ciertos análisis, teorías
el cual semejanzas y diferencias adquirían con- y tradiciones en el propio Marx para tratar lue-
tornos conceptualizables. Entre muchas otras go de ir más allá de él y encarar la cuestión de
razones, por el hecho de que el pensamiento por qué el socialismo no pudo transformarse en
europeo fue, entre nosotros, un presupuesto América en una alternativa real de la morfología
universal nunca puesto en cuestión para siste- concreta que adquirieron los procesos de cons-
matizar de una manera racional cualquier tipo trucciones estatales y de nacionalización de las
de reflexión sobre la naturaleza y las caracte- masas ocurridos en nuestra región. Como recha-
rísticas definitorias de la región y de cada una zo la idea de una ajenidad estructural del socia-
de sus formaciones nacionales. Y fue esta sin lismo o del marxismo a un continente colocado
duda la causa que llevó a una de las inteligen- no se sabe por cuáles razones al resguardo de
cias más advertidas del problema a enfatizar, los movimientos políticos y sociales que emer-
en la advertencia de una obra excepcional, gieron de la sociedad moderna, creo firmemen-
que “no hay salvación para Indo-América sin la te que los obstáculos que el socialismo no pudo
ciencia y el pensamiento europeos y occiden- sortear para convertirse en una significativa y
tales” (Mariátegui, 1977: 12). En el fondo, y no perdurable corriente ideal son los mismos que
siempre claramente explicitado, la discusión impidieron la efectivización de procesos verda-
sobre nuestra identidad no es sino el aspecto deramente democráticos y la instauración y per-
teórico y la transfiguración ideológica de un manencia de democracias en América Latina. La
problema de naturaleza esencialmente política, pregunta finisecular acerca del “porvenir de las
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx551
aislar “causas” de no interesa qué índole. Pero Es evidente que una y otra dimensión guar-
aun aceptando una forma de razonar que pre- dan una estrecha relación mutua. Solo una pro-
supone una noción del tiempo histórico hoy funda “reforma intelectual y moral” en el senti-
indefendible, si concebimos a la democracia do gramsciano podía romper la inerte envoltura
no como una superestructura del capitalismo que mantenía a las masas populares en la pasi-
sino como una creación popular, es evidente vidad, pero para ello se requería de la presen-
que el análisis debe orientarse hacia la recons- cia de una élite transformadora cuya existencia
trucción –¿pero no es más correcto hablar de estaba condicionada por la puesta en fusión de
“construcción”?– morfológica de los diversos esas mismas masas. Roto o ausente este me-
y entrecruzados niveles horizontales de estruc- canismo de alimentación recíproca, la cultura,
turas, donde lo que realmente interesa es la for- como resultado de las acciones humanas, redu-
ma en que estas intervienen en el tejido social cíase a “ilustración” neutralizante y el espíritu
y no el revelamiento de un atributo particular público permanecía anclado en el tradicionalis-
otorgado a tal o cual de ellas por una interpre- mo autoritario. En este irresuelto nudo gordiano
tación finalista de la historia. Y en este sentido se empantanó la democracia americana, pero
resulta de fundamental importancia el énfasis la incapacidad de romperlo está también en el
que pone en su ensayo Paz sobre dos dimen-
siones de la realidad latinoamericana que el
reduccionismo economicista ha tendido a sos- conjunción de las dos dimensiones aquí señaladas? Re-
layar: los insorteados obstáculos con que debió cordemos las palabras de Gramsci cuando sintetizaba en
enfrentarse la conformación de una corriente dos puntos fundamentales la función del socialismo: “la
formación de una voluntad colectiva nacional-popular
intelectual crítica y moderna, por un lado, y por de la cual el Príncipe moderno es al mismo tiempo or-
el otro “la inercia y la pasividad, esa inmensa ganizador y expresión activa y operante”. El movimiento
masa de opiniones, hábitos, creencias, rutinas, socialista debía ocupar en las conciencias de las masas
convicciones, ideas heredadas y usos que for- populares el sitio ocupado por la divinidad o el impera-
man la tradición de los pueblos” (Paz, 1982)30. tivo categórico, y en tal sentido podía convertirse en la
base de un laicismo moderno y de una completa laici-
zación “de toda la vida y de todas las relaciones de cos-
tumbres”. Como fundamento de la civilización moderna,
30 ¿Qué otra cosa es el movimiento socialista sino la ¿qué es la democracia sino esta laicización del poder?
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx553
Me preguntaba, y lo sigo haciendo, hasta qué “verdadero” que deba ser salvado a toda costa
punto la “oclusión” marxiana de nuestra reali- de las falsificaciones de sus discípulos, sino
dad puede ser leída exclusiva o fundamental- porque todo análisis fundado exclusivamente
mente en términos teóricos, es decir, en base a en la presencia constrictiva en su pensamien-
la contradicción que emerge entre un modelo to de “redes categoriales” que predeterminan
teórico-abstracto y una situación irreductible a su mirada oscurece –aun sin proponérselo–
sus parámetros esenciales. Y la pregunta tiene un problema más relevante, cual es el de su
importancia porque, si se contesta afirmativa- asistematicidad33, con la entera exigencia
mente la conclusión de Franco –pero no solo
de él–, resulta incontrovertible: “El hecho de
que Marx no percibiera las ‘regularidades’ de 33 Véase en la reciente “Introducción” de Oscar del
Barco a las Notas marginales al “Tratado de economía
la realidad latinoamericana no se explica por política” de Adolph Wagner, de K. Marx (1982: 11-28),
la inexistencia de estas, sino por la perspectiva una densa y significativa exposición de los alcances que
desde la cual las analizaba”. Dicha perspectiva puede tener para la “reinterpretación” de Marx una lec-
era un resultado de su adhesión “a la modalidad tura del carácter “fragmentario” de su discurso. Para Del
particular que tomó la relación nación-Estado Barco, el hecho de que siempre dejara inconclusos sus
escritos no es producto de la impotencia creadora del
en Europa” y teñía necesariamente “su concep- autor ni de falta de tiempo debido a una sobrecarga de
ción de la política, del Estado, de las clases, en sus tareas políticas; “se trata, más bien, de una compleja
realidad, del íntimo curso histórico de los pro- mutación en el objeto de estudio de Marx y, consecuente-
cesos”. La visión “eurocéntrica” de Marx era, mente, en la perspectiva del enfoque teórico. Por causas
por tanto, consecuencia inevitable de su con- […] que constituyen lo diferente del sistema capitalista
y que descentran todo el aparato teorético explicativo,
cepción, de su sistema de pensamiento. el objeto ha perdido su traslucidez y asibilidad, de ma-
Tiendo a pensar que un razonamiento es- nera tal que el discurso que pretende dar cuenta de ese
tructurado de la manera en que lo hace Franco, objeto no puede presentarse como un todo teórico, sino
siendo válido para explicar las nervaduras que está constreñido a ser un discurso molecular, genea-
esenciales del discurso marxista sobre la lógico […]; ese saber, en sentido propio, intenciona una
realidad a la que solo es posible acercarse a través de los
realidad latinoamericana, acaba haciendo de restos y las fracturas, los deslizamientos, las fallas y los
Marx su prisionero. Y es esto lo que me parece desechos de lo que durante tanto tiempo, y al menos en
discutible. No porque crea que exista un Marx el proscenio histórico, se creyó algo compacto y legal,
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx555
que esta reclama de individualizar los puntos limitaciones de orden teórico oscurece en vez
límites de su pensamiento; todas esas fisuras de aclarar la cuestión? No pudiendo por ahora
por donde se cuela un discurrir que en su pre- extenderme en la consideración de temas que
tensión de dar cuenta de la densidad refrac- todavía despiertan en mí más interrogantes que
taria –no solo a la teoría, por supuesto– de la respuestas, me limitaré simplemente a plantear
trama social en su devenir histórico retorna algunas observaciones sobre las que valdría la
pendularmente a sus propios parámetros para pena seguir debatiendo. Veamos las referidas a
criticarlos y redefinirlos. Esta es la razón por la utilidad de establecer rígidos criterios de pe-
la que creo que trabajar en Marx obliga siem- riodización en la obra de Marx, a partir de los
pre a criticar en él todo aquello que lo impul- cuales pueda fundarse un análisis en términos
saba muchas veces a ser “marxista”. No niego de “ruptura de paradigma”, y la que versa sobre
que tal observación recae también sobre mi la naturaleza de su “eurocentrismo”.
texto: leído a dos años de distancia ofrece Es indudable que mi texto comparte con
fundadas razones para esa inquietud –que en los de Franco (1981; Franco, Terán y De Ípola,
realidad es más bien insatisfacción– que siem- 1981)– y me refiero específicamente a los su-
pre me inspiró. Pero como no se trata aquí de yos porque son los que de manera más clara y
justificar lo hecho sino de examinar una forma tajante han llevado a sus consecuencias extre-
de proceder de la crítica, poner el acento en mas algunos de mis análisis– un énfasis exage-
el carácter asistemático del pensamiento de rado en ciertos cambios sucedidos en el pen-
Marx obliga a no encerrar nuestro trabajo en samiento de Marx, luego del fracaso de la re-
la vivisección de sus limitaciones “teóricas” volución europea de 1848. Para designar tales
sino a proyectarlo hacia la plena admisión de cambios hemos utilizado expresiones fuertes
su radical ambigüedad. como las de viraje radical, mutación, quiebra,
¿En torno a qué problemas creo que un ra- superación, cambio y hasta ruptura de “para-
zonamiento fundado en el privilegiamiento de digma”, que prestaron la utilidad de agredir
violentamente la convicción de una continui-
dad sin relieves del discurso marxiano. ¿Pero
una pura objetividad estructurada según los cánones de hasta qué punto es correcto concebir como
la Razón” (ibíd., pp. 13 y 14). verdaderas “rupturas” estos cambios? Y si no
556 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
lo es, ¿en qué medida afectaron las hipótesis la consiguiente identificación histórica de la
fundamentales formuladas anteriormente? No producción con la clase obrera, por una parte,
creo que un concepto tan controvertido como y la burguesía, por la otra. El análisis de Marx
el de paradigma pueda dar cuenta per se de la en sus obras teóricas fundamentales se coloca
diversidad de planos, de discursos múltiples, así en una perspectiva de unificación mundial
que encierra un pensamiento fuertemente iner- como resultado de la tendencia a la universa-
vado por la política, o, dicho de otro modo, lización de las relaciones capitalistas. La po-
por posiciones y juicios de valor por lo gene- tencia explicativa de El Capital (Marx, 1980a)
ral no fundados “teóricamente”. En definitiva, tiende a hacer gravitar toda la historia en tor-
aceptar aun a título tentativo la validez de la no o como precedente de esta relación capi-
noción de paradigma para aclarar el sentido talista, con la finalidad de establecer su histó-
y los límites del descentramiento de la visión rico e inevitable cumplimiento y superación.
marxiana del acontecer histórico, solo es posi- La centralidad de la clase obrera –momento
ble a condición de convertir a su pensamiento a su vez central de ese paradigma marciano–
en una ciencia (tal como esta es entendida co- deriva de su condición de portadora exclusiva
múnmente) y no en una crítica que, como tal, del trabajo productivo, en la medida en que
no necesita para desplegarse de una ontologi- este se identifica y agota en la producción de
zación de lo social y de la naturaleza. Pero efec- mercancías. La perspectiva de la supresión
tuada una reducción semejante se evidencia del capitalismo, resultado de la capacidad or-
fuertemente discutible la afirmación de que ganizativa y revolucionaria del proletariado
en algún momento hubo en Marx tal cambio como agente histórico de la transformación,
de paradigma. es la matriz que determina en última instancia
Si el pensamiento de Marx es visto desde las opciones coyunturales en favor de tales o
la perspectiva de su constitución sistemáti- cuales procesos históricos. El hecho de que
ca, el paradigma que lo preside es un mode- luego, para construir, completar y verificar tal
lo teórico-abstracto construido en base a un modelo Marx haya considerado útil, o en cier-
esquema dualista de la sociedad, capaz de tos aspectos hasta imprescindible, ocuparse
captar efectivamente el momento genético de científica o políticamente de otras formacio-
la sociedad “cristiano-burguesa-capitalista” y nes económico-sociales,
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx557
[…] no afecta la naturaleza, por así decir, autosu- seguir los criterios interpretativos que de aquel
ficiente, autocentrada, o ‘céntrica’ […] de todo el se deducen. ¿En qué sentido los soslaya o los
proceso de configuración capitalista burgués que, violenta? En el sentido de que lo “político” tien-
en este sentido, no puede no decirse europeo y, de a ser visto no como una expresión lineal de
sin embargo, también en este caso está referido una relación de fuerzas instalada en lo “econó-
(al menos hasta los tiempos de Marx) solo a aque- mico”, en la esfera económico-productiva, sino
llas zonas particulares de Europa en que la abs- como autónomo lugar de resistencia contra el
tracción […] se habría realizado o se encamina a dinamismo revolucionario de la sociedad civil.
completar su dominio (Filippi, 1982). Si en su juventud su reflexión estuvo orientada
a tratar de ofrecer una respuesta al problema
No creo que pueda discutirse esta correcta de la autonomización de lo político como ca-
puntualización de Filippi, pero quizás valga la racterística esencial del proceso de autocons-
pena detenernos en ella para mostrar de qué titución del Estado moderno centralizado; si
modo nos sitúa frente a uno de esos nudos concibió la continuidad de la revolución como
problemáticos a los que antes hice mención y la expulsión de la sociedad civil de la categoría
sobre los que conviene reflexionar. Porque es de lo político, las vicisitudes de la revolución y
precisamente en su exilio londinense, cuando su fracaso en 1849 han hecho emerger el peso
inicia con los Grundrisse (Marx, 1972) el pe- de la política con toda su fuerza. El agotamien-
ríodo más productivo dedicado a la crítica de to de la revolución muestra la solidez del blo-
la economía política, el momento en que Marx que de fuerzas tendientes a la conservación,
afronta con mayor pericia y dedicación los pro- que mantendrán el sistema de equilibrio eu-
blemas de la política internacional y de la histo- ropeo impuesto desde antes de la Revolución
ria diplomática. Lo que quiero destacar es que, Francesa. Colocado en la situación de obser-
en la misma etapa de su vida en que redacta los vador tendencioso del desplegarse del capita-
textos que han sido tradicionalmente conside- lismo en el mundo, su análisis del proceso real
rados como la manifestación del materialismo de producción le permite analizar de manera
histórico, efectúa simultáneamente un análisis crítica la naturaleza de las fuerzas sustentado-
de los grandes temas de la política internacio- ras de tal equilibrio, y de las que en su interior,
nal en los que paradójicamente muestra no y fuera de él, son los protagonistas del mundo
558 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
modelo o sistema, como simple escenario reconoce a la sociedad civil una fuerza disrup-
(superestructural), a cuyas espaldas se agita tiva de propagación, asigna a lo político y a lo
la realidad de las clases. Como señalo en mi diplomático que se concentran en el Estado la
texto, la negativa a dotar de eficacia propia a tarea de bloquear la sociedad civil, de sofocar
la esfera estatal era una consecuencia inevi- sus potencialidades revolucionarias, por lo que
table de las modalidades de constitución del en su pensamiento gozan de un estatuto am-
sistema de Marx, expuesto en trabajos como pliamente autónomo. Lo político es frecuente-
los Grundrisse (Marx, 1972) el “Prólogo” de mente visto por él como el autónomo lugar de
1859 a la Contribución a la crítica de la eco- resistencia contra el dinamismo de la sociedad
nomía política (Marx, 1980c) y El Capital
(Marx, 1980a).
podría haber citado muchos otros textos orientados en
Pero, y aquí viene la paradoja, por esos mis- el mismo sentido. Porque este principio de Marx es fun-
mos años, “en sus análisis concretos”, Marx damental en su razonamiento, el marxismo tuvo siem-
privilegia la autonomía de la política hasta tal pre serias dificultades para explicar el poder dictato-
punto que puede analizar el asiatismo ruso- rial. Cuando, como en el caso de Napoleón III, el Estado
mongol, por ejemplo, en sus solas compo- no aparecía dominado por ninguna clase determinada,
el hecho era presentado como la resultante de una si-
nentes político expansionistas34. Así como tuación “transitoria” de equilibrio de fuerza entre las
clases, que permitía una “momentánea autonomización
del Ejecutivo”. Es esta situación particular la que Marx
34 Véanse, por ejemplo, sus Revelaciones sobre la describe en sus escritos histórico-políticos como Las
historia diplomática secreta del siglo XVIII (Marx, luchas de clases en Francia (Marx, 1973a) y El diecio-
1980b). Este texto casi desconocido de Marx evidencia cho brumario de Luis Bonaparte (Marx, 1973b). Pero
por sí mismo hasta qué punto una lectura paralela rela- lo que quedaba sin explicación era el hecho de que, una
tiviza, o por lo menos condiciona y delimita, el valor ge- vez instaurado, el Estado dictatorial, estaba siempre en
neral de algunas afirmaciones por todos aceptadas, y de condiciones de perseguir una política independiente
las que en mi libro me hice partícipe. Por ejemplo, en la porque en realidad se había convertido en una potencia
página 130 sostengo que “la negación del Estado como en sí mismo. Lo cual, y aquí vuelve a reaparecer la “pa-
centro productor de la sociedad civil es un principio radoja” marxiana, es lo que muestra con lujo de deta-
constitutivo del pensamiento de Marx”. Cito allí el cues- lles y hasta con exageración Marx en sus Revelaciones,
tionamiento que él hace de la concepción hegeliana de redactadas, como se sabe, en la misma época de sus
la productividad de la sociedad civil por el Estado, pero artículos sobre la revolución en España y sobre Bolívar.
560 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
civil35. En mi ensayo aclaro que este privilegia- que hay suficientes razones para refrendar esa
miento del carácter “político” de ciertas situa- afirmación, pero me preocupa que el relega-
ciones –siempre presente en Marx– pertenece miento de esta aceptación de la autonomía de
más bien a los “puntos de fuga” del sistema, an- lo político a la condición de “punto de fuga” del
tes que ser deducibles del sistema mismo. Creo sistema le otorgue un carácter tan excepcional
que acabe finalmente por arrinconar en una
supuesta “anomalía” o “heterodoxia” del pro-
35 Aunque existan diversas teorías “marxistas” de la pio Marx todo aquello que en realidad muestre
política, no existe en cambio una teoría marxista de la la diversidad de formas en que se explicita su
política. Como subraya Bongiovanni, lo que existe, en crítica de la política. No pudiendo convertirse
realidad, es una crítica marxiana de la política. “Cuan- en ejemplificaciones de un método preconsti-
do Marx adopta en positivo categorías de la política no
las reelabora (lo cual sería imposible), sino que toma
tuido (o deducido), los exámenes históricos y
en préstamo aquellas provenientes de la gran tradición políticos de Marx son finalmente separados de
democrática y revolucionaria precedente. […] Pero en aquellas obras suyas privilegiadas como “teóri-
su análisis las categorías de lo ‘político’ y hasta de lo ‘di- cas”, y reducidos a escritos “de ocasión”, pane
plomático’ gozan de amplia autonomía: gravitan sobre lucrando, y por lo tanto “menores”. La división
la realidad histórica, en sus escritos ‘periodísticos’, ‘po-
líticos’ e ‘histórico-diplomáticos’, seguramente no me-
de sus obras o escritos en mayores y menores
nos y quizá más que la ‘economía’ y las ‘clases’ de sus funda la posibilidad de una lectura donde las
epígonos marxistas.” En Marx, en cambio, “lo ‘político’ “anomalías” constituyen una forma indirecta
es con frecuencia visto (internacionalmente) como el de demostrar la existencia de una “norma”, o,
autónomo lugar de resistencia contra el dinamismo re- dicho de otro modo, de una “ortodoxia”.
volucionario de la sociedad civil” (Bongiovanni, 1981:
li). Desde este punto de vista, creo que es cuestionable
De ahí que me parezcan fuertemente cues-
la observación de Franco de que la falta de elaboración tionables todas aquellas posiciones que, al en-
en Marx de “un conjunto sistemático de categorías po- fatizar en Marx su construcción teórico-siste-
líticas independientes” le impidió “identificar los fenó- mática, descalifican el valor de escritos suyos
menos reales en su propia esfera e identificar las deter- que la contradicen, sin advertir que esta cir-
minaciones de la institucionalidad política”, puesto que
tal ausencia no lo tornó desvalido ante el curso íntimo
cunstancia suscita un problema a dilucidar. Si
de otro proceso –el de Rusia– que también “descendía la masa de significantes y de enunciados cuyo
de las alturas”. conjunto constituye la obra marxiana no es un
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx561
todo homogéneo sin diferencias ni jerarquías, eurocéntrico”, como destaca Franco (Franco,
¿cómo pensar y establecer la relación que es- Terán y De Ípola, 1981: 70), resultaría extrema-
tos escritos guardan con la obra global? ¿Hasta damente difícil no encontrarlos en toda la obra
qué punto su lectura estuvo o está condiciona- de Marx desde sus primeros escritos hasta los
da desde un principio por la concepción global últimos. Los nítidos y paradójicos “descentra-
del sistema que la subtiende? Pero debemos mientos” de la historia que advertimos en sus
preguntarnos también si ciertos escritos (los escritos tardíos sobre Rusia o las comunidades
referidos a España, Rusia, Irlanda, Polonia o de aldea, además de remitirnos a tensiones de
América) están o no en condiciones de inau- su pensamiento claramente distinguibles en
gurar, a su vez, una definición o redefinición de sus trabajos juveniles, no requieren para ser
la morfología del corpus teórico global, y bajo explicados que se los conciba como abandono
qué requisitos pueden aspirar a reformar, re- o modificación radical de ningún paradigma.
construyéndolo, la identidad del sistema hasta El rechazo por parte suya de la tentativa de
ahora admitido. transformar su reconstrucción genético-es-
Son estas las razones por las que descreo de tructural en una teoría histórico-filosófica, que
la utilidad de extrapolar de los escritos de tal para Franco implica el “pasaje de un sistema
o cual época de Marx una serie de elementos interpretativo a otro”, no requiere en realidad
o de creencias para ordenarlos y jerarquizarlos de la sustitución de un paradigma que, fundado
luego de modo tal que constituyan un “paradig- como él lo hace, puede admitir “anomalías” que
ma”, el que por supuesto no podría tener otro en definitiva no lo cuestionan como tal.
atributo que el de “eurocéntrico”. Pienso que Franco advierte las dificultades que plantea
la creencia en el progreso, en la necesidad del una interpretación “teoricista” cuando acla-
dominio del hombre sobre la naturaleza, en la ra “que el pasaje de un sistema interpretativo
revalorización de la tecnología productiva y a otro no es suficientemente claro, no solo en
en una laicización de la visión judeocristiana el plano del contenido sino también en el de
de la historia, subyacente en el pensamien- los tiempos” (Franco, 1981: 21), hecho este
to de Marx, jamás lo abandona. Por lo que si que desde mi punto de vista tiene una impor-
estos elementos constituyen el basamento tancia hermenéutica radical en la medida en
valorativo y cultural de un “típico paradigma que obliga a “contextualizar” o, dicho de otro
562 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
modo, a “politizar” las lecturas de los inocul- bastarda, impura, de una idea que lo sustenta y
tables cambios, desplazamientos, “alteraciones trasciende y que designa realidades tan fuertes
de los centros de referencia”, incorporación de como la de “Occidente”, de “metafísica occi-
nuevas temáticas, evidentísimas en el discurso dental”, etc. Si así fuera el caso, como creo que
marxiano. En definitiva, estoy firmemente con- lo es, Marx es tan eurocéntrico como Bolívar,
vencido de que existen en Marx concepciones Martí, Sarmiento, Rosas o cualquier otro; toda
fuertemente arraigadas, elaboraciones teóricas América es eurocéntrica, y de un modo tal que
“fuertes”, que fundan una lectura en clave de la categoría deja de tener valor explicativo al-
“sistema”, al cual, como bien distingue Filippi, guno para analizar el tema que nos preocupa.
deberíamos designar con mayor propiedad “ca- Cuando Marx cuestiona de hecho el paradig-
pitalístico-céntrico”. Si queremos ser estrictos, ma de una sucesión unilineal de transformacio-
no podemos hablar de “eurocentrismo” frente nes históricas –que emerge de sus textos y del
a una elaboración que reconoce explícitamen- cual es muchas veces prisionero–, sienta la po-
te el desplazamiento del centro de gravedad sibilidad de pensar las diferencias, el paralelis-
capitalista –y por tanto el centro de la revolu- mo, la discontinuidad temporal de los procesos
ción– de Europa occidental a diversos otros lu- de transformación. En esos momentos, que no
gares; a menos que otorguemos a dicha noción están situados en una precisa etapa de su vida,
un significado más “filosófico”, y no referido o solamente en ella, que no son por tanto “pe-
por tanto a la “ideología” o al “gusto” de Marx, riodizables” porque recorren transversalmente
ni tampoco a su “modelo teórico-abstracto”. su pensamiento, manifiesta de manera incon-
Desde esta perspectiva podemos preguntar- trovertible que lo asedian otras visiones o ideas
nos hasta dónde ese sentido filosófico de eu- en las que las figuras dialécticas son continua-
rocentrismo hace referencia más bien a la idea mente forzadas, las contradicciones destroza-
de una unificación ecuménica de los hombres, das en sus elementos constitutivos, el movi-
a una suerte de “polis” que permita pensar al miento histórico permanentemente dislocado y
género humano como una unidad, y si pensar- proyectado hacia adelante sin dirección ni sen-
lo de esa manera no establece por sí mismo tidos previos, o preconstituidos. No creo que
ciertos criterios antropocéntricos en base a los este sea el “Marx verdadero” que deba sustituir
cuales el “eurocentrismo” no es sino una forma a cualquier otro descalificado como “falso”, por
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx563
la sencilla razón de que uno y otro están siem- explicativas de su método. Ninguna de estas
pre presentes de alguna manera en una obra consideraciones, por más presentes que estén
que, al rechazar aparatos conceptuales defini- en Marx y que influyan sobre su manera de si-
tivos para analizar los problemas sobre los que tuarse frente a la realidad, me parecen suficien-
versa, acaba siendo tan enigmática como fas- tes por sí mismas para explicar el fenómeno.
cinante. Es la plena aceptación del carácter no Todas ellas menosprecian, curiosamente, la
“unívoco” del pensamiento de Marx, recorrido perspectiva política desde la cual Marx analiza
como está por fuertes tensiones problemáti- el contexto internacional, al mismo tiempo que
cas, lo que me impulsa a enfatizar la impronta señalan su falta como una consecuencia inevi-
“ensayística” de mi trabajo. A los lectores les table de la rigidez de su hipótesis interpretati-
tocará juzgar hasta dónde mi propósito ha sido va. No eran esquemas teóricos definidos, sino
alcanzado, pero definir su intención es ya una más bien opciones estratégicas consideradas
forma de preconizar un estilo de trabajo capaz como favorables a la revolución, lo que lleva-
de sustraerse a toda aproximación totalizante, ba a Marx a privilegiar campos o a jerarquizar
como una posibilidad concreta de encarar pro- fuerzas. La matriz de su pensamiento no era
ductivamente los diversos y contradictorios ni- por tanto el conocimiento del carácter progre-
veles de problemas que la realidad plantea; una sivo del capitalismo sino la posibilidad que esto
realidad que, como la latinoamericana, apare- abría de la revolución. Es la revolución el sitio
ce en Marx bajo la modalidad perturbadora de –¿pero es en realidad un “sitio”?, ¿no es más
una no-presencia, un objeto que no es tal, un preciso, y a la vez ambiguo, decir el “punto”
mundo que rehúsa tornarse “visible”. para eludir el riesgo de una connotación “geo-
América Latina no aparece como tal en gráfica” de la palabra?– desde el cual se carac-
Marx, no porque la modalidad particular de la teriza la “modernidad” o “atraso” de los movi-
relación nación-Estado en Europa obnubile su mientos de lo real. Y porque esto es así, la ben-
mirada, ni porque su concepción de la política dición o la maldición marxiana caen de manera
y del Estado excluya la admisión de lo diverso, aparentemente caprichosa sobre los hechos.
ni tampoco porque la perspectiva desde la cual Aceptando el carácter “progresista” del capita-
analiza los procesos lo conduzca a no com- lismo, es la Inglaterra “moderna” la que resulta
prender sociedades ajenas a las virtualidades denostada por Marx debido a su colusión con
564 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
expuestas, el lector podrá preguntarse si ellas Althusser, L. “El marxismo como teoría
no cuestionan en todo o en parte mi ensayo; ‘finita’” en AA.VV. Discutir el Estado
si algunas de las reflexiones hechas dos años (México: Folios).
después de su elaboración inicial no obligan a Aricó, J. y otros 1978 Mariátegui y los
someter a una crítica radical ciertas líneas de orígenes del marxismo latinoamericano
razonamiento hoy consideradas insatisfacto- (México: Cuadernos de Pasado y Presente
rias. Si así fuera, me sentiría plenamente satis- N° 60) [Publicado también en Socialismo y
fecho, porque aun de esa manera habría alcan- participación (Lima) N° 5: 13-42, diciembre
zado el objetivo que me propuse de privilegiar de 1978].
la sustantividad de un tema, no solo para poner Auciello, N. 1981 La ragione politica. Saggio
de relieve lo que pueda ayudarnos a reconstruir sull’intelletto europeo (Bari: De Donato).
las vicisitudes del socialismo en América, sino Bakunin, M. s/d Estatismo y anarquía (s/d).
para ensayar una forma de trabajar en Marx Bloch, E. 1977 El principio esperanza
que evidencie las razones de su incuestionable (Madrid: Aguilar) T. I.
actualidad. Bloom, S. 1975 El mundo de las naciones
(México: Siglo XXI).
México, 12 de octubre de 1982 Bongiovanni, B. 1981 “Introduzione” en Marx,
K. Manoscritti sulla questione polacca
(1863-1864) (Florencia: La nuova Italia).
Bibliografía Cacciari, M. 1977 “Ma io parto dalla tragedia
di Weimar” en Rinascita, N° 31: 25, 5 de
AA. VV. 1982 Discutir el Estado (México: agosto.
Folios). Cacciari, M. 1982 Krisis. Ensayo sobre
Alperovich, M. S. 1976 “El estudio de la la crisis del pensamiento negativo de
historia de los países de América Latina en Nietzsche a Wittgenstein (México: Siglo
la Unión Soviética” en Historia y sociedad XXI).
(México) N° 10: 53-54, segunda época. Claudín, F. 1974 “Presentación general” en
Lenin, V. I. Escritos económicos (Madrid:
Siglo XXI) Vol. 1.
566 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
comenzó a imperar desde esa fecha en adelan- democracia encubre una acción tendiente a
te: “el socialismo como plena realización de la anularla en el futuro. La lucha democrática y
democracia”, o directamente, de la identidad socialista por un “nuevo” tipo de democracia,
de ambas categorías. La ambigüedad de las re- no es sino un burdo disfraz de un astuto plan
laciones categoriales muestra la presencia de de captura del poder en lugares donde el par-
una fuerte tensión irresuelta en el movimiento tido comunista constituye una minoría incapaz
socialista. Tratando de no abandonar el campo por sí sola de arrastrar al conjunto de fuerzas
de la democracia, los socialdemócratas olvida- democráticas detrás de consignas como las de
ron el socialismo. Aferrados al mito del socia- “dictadura” del proletariado. Quizás debiera
lismo como superador de la democracia, los valerme de viejos recuerdos para ilustrar este
comunistas acabaron instalando una autocra- hecho. Veamos el siguiente.
cia. Lo que quedó es cualquier cosa, pero nunca Resulta curioso que en toda esta discusión
socialismo. actual sobre democracia y socialismo mientras
Si así eran las cosas, hablar de democracia se habló de muchas cosas, otras pasaron bas-
en el seno de la izquierda no-socialdemócrata tante ignoradas. Una de ellas es que la discusión
(utilizó este término simplemente para comu- más tensa, pero con enormes posibilidades de
nicarme, no porque crea que tiene alguna de- resolución positiva en el plano de la política, fue
notación precisa) no era sino incurrir en una la que comprometió a socialistas y comunistas
forma duplicidad. La famosa “doppiezza” a europeos –y no solo a ellos, pues el “browde-
la que hacen mención crítica los comunistas rismo” debe ser también colocado en ese terre-
italianos. Mientras hablamos públicamente no– a finales de la Segunda Guerra Mundial. En
democracia y sostenemos basarnos en sus mé- los años 1945-1947, los procesos de transición
todos para construir nuestras propuestas, ins- encarados en los países de Europa Oriental
tituciones y estilos de acción política, en nues- partían de la unidad socialista y comunista (no
tro fuero íntimo, en los entresijos de nuestro organizativa, sino política y de objetivos) para
pensamiento del mundo y de la sociedad, en proponerse la construcción de una democracia
el cuerpo de nuestra teoría, en nuestros obje- avanzada (“nueva democracia”) con base en las
tivos finales, etc., etc., somos profundamente reformas de estructuras y el pluralismo político.
jerárquicos y autoritarios. La apelación a la La alianza del bloque obrero urbano (socialista
Ni cinismo ni utopía571
y comunista) con los partidos campesinos que No creo que pueda a ustedes explicarles lo
eran verdaderas expresiones de masa del mun- que pasaba por nuestras cabezas en esos años.
do rural predominante en aquellas sociedades. Estaba la experiencia gloriosa hecha por la
Rechazado el modelo soviético como único y Unión Soviética en la guerra; pero había tam-
excluyente, el método democrático aparecía bién muchas otras cosas que nos maravillaban:
como connatural al proceso de transición a una los comunistas chinos en Yenán, la resisten-
forma social autorregulada. En la complejidad cia yugoslava, el reencuentro con su patria de
de la sociedad, en el reconocimiento de este he- Dimitrov, los triunfos comunistas y socialistas
cho como un valor positivo y no negativo, resi- en Francia e Italia, etc., etc. Un mundo nue-
día la garantía del mantenimiento de un pluralis- vo se abría ante nosotros. Era natural que las
mo cultural, ideológico y político, en el interior viejas fórmulas caducaran. A diferencia de lo
de cuya dialéctica se perfilaban los ineludibles ocurrido en el interior del comunismo francés
puntos de ruptura. Las formas democráticas, hace dos o tres años, nadie por aquella época
antes negadas como “disfraces”, eran ahora va- se rasgó las vestiduras, y es curioso que man-
lorizadas como expresivas de la morfología de teniendo mi mente el brumoso recuerdo de las
la complejidad del movimiento social. La dicta- conferencias de 1948, no haya registrado o con-
dura del proletariado, en la forma concreta que servado dato alguno de resistencias o perple-
asumió en la revolución rusa, era archivada jun- jidades sobre esta reformulación estratégica,
to con el movimiento soviético que contribuyó que parecía solo refrendar en la teoría, lo que
a delinear. la práctica de aquellas experiencias avanzadas
En un ciclo de conferencias pronunciadas estaba realizando. Por lo que diría que una nue-
a mediados de 1948 con motivo del centena- va perspectiva de avance hacia el socialismo
rio del Manifiesto comunista (1958), Vittorio era, en esos momentos, parte importante del
Codovilla nos explicaba, con su manera ram- movimiento democrático y socialista mundial.
plona de atravesar los terrenos teóricos, cómo 2. Sin embargo, el noviazgo entre democra-
“la democracia popular aseguraba una transi- cia y socialismo duró muy poco tiempo. En
ción al socialismo sin pasar por la dictadura del realidad, ya estaba roto con los acontecimien-
proletariado” (éste era más o menos textual el tos que condujeron en septiembre de 1947
título de una de las conferencias). a la constitución del Cominform, aunque el
572 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
cambio de ruta apareciera públicamente por He recordado este hecho solo con el afán
los mismos días de las conferencias codovi- “provocativo” de mostrar que todo el deba-
llianas cuando la resolución condenatoria de te actual tiene una larga historia previa y que
Yugoslavia, lanzada por el Cominform el 28 de conviene siempre mantenerse aferrado a una
julio de 1948, frente al estupor y la incredulidad perspectiva “terrenal”, no ideologizante ni pu-
del movimiento comunista mundial, mostró ramente “especulativa” de los grandes proble-
que el período de las “vías nacionales” quedaba mas teóricos, si queremos realmente encontrar
clausurado quizás para siempre. sus formas de resolución práctica.
No existen aun explicaciones suficientemente Para nuestro caso, esto significa que, aunque
satisfactorias de las razones que motivaron estos lleguemos a la conclusión de que las razones
hechos, pero lo que importa destacar es que es determinantes de la ruptura entre democra-
si los comunistas yugoslavos pudieron triunfar cia y socialismo (digámoslo así) en los prime-
como fuerza de dirección ideológica y política ros años de posguerra son otras, nadie puede
de su pueblo es porque supieron incluir en su desconocer las agudas tensiones que fueron
reformulación radical del proyecto socialista, emergiendo de la puesta en funcionamiento
como un principio esencial del nuevo Estado, del de democracias avanzadas en el este europeo.
partido, de las empresas industriales y agrarias, Surgieron gravísimos problemas teóricos y
de las administraciones nacionales, regionales y prácticos para la resolución de los cuales no
locales, la plena participación de los ciudadanos. había soluciones previas, ni podía haberlas,
Y no debe por ello sorprendernos que el primer como es natural.
serio cuestionamiento del monolitismo soviético La admitida dialéctica entre democracia y
aparezca en una línea de continuidad con esta socialismo fue rota no simplemente porque
experiencia de mediados de los cuarenta, y que a los comunistas eran y son autoritarios por su
su vez haya pugnado por encontrar una forma de teoría y por su práctica política. Dejando de
resolución de los grandes problemas suscitados lado este problema que requiere de un discur-
por el proceso de transición avanzando audaz- so distinto, hay que reconocer que esa dia-
mente en la instauración de un poder autoges- léctica se rompió porque toda propuesta de
tionario de los trabajadores, o dicho más propia- transición, en la medida en que está colocada
mente, de los productores. necesariamente en un plano productivista, es
Ni cinismo ni utopía573
un valor propio, insuprimible, pero al hacerlo pero con el máximo de capacidad crítica de-
cuestiona radicalmente todas las experiencias bemos aprender a medirnos con los hechos.
socialistas concretas. 3. Es por todo esto por lo que para quien,
Para todos estos problemas, los socialistas como uno, nunca pretendió ser otra cosa que
no tienen soluciones prácticas, ni el marxis- un socialista a secas, y que durante muchos
mo respuestas teóricas. Pero yo me pregunto: años pensó que era el movimiento y la teoría
¿Las tiene o las tuvo alguien? ¿Es una respues- comunista los que expresaban más fielmente
ta el capitalismo? ¿No estamos asistiendo a la aquel ideal, el problema debe comenzar por
quiebra de los paradigmas ideológicos sobre la negativa a aceptar cualquier tipo de iden-
los que se constituyeron las sociedades bur- tificación entre socialismo y democracia, o
guesas? ¿No comenzamos a aceptar la idea cualquier tipo de supeditación de uno al otro
de la ingobernabilidad de tales sociedades? A término. Si a esta altura del mundo, de un mun-
su vez, ¿el hecho de que cuestionemos firme- do terrible colocado ante la alternativa de un
mente las experiencias socialistas existentes irrefrenable proceso de autodestrucción, el
significa que neguemos los avances logrados ideal socialista tiene todavía sentido, es porque
en el crecimiento y redistribución de los re- fuera de sus ideas esenciales, de sus grandes
cursos?, o dicho de otro modo, ¿significa ideales de transformación social y de configu-
que debamos renunciar a todo proyecto de ración de una nueva comunidad humana, solo
reconstrucción programada y en un sentido entrevemos la barbarie y no una forma civil de
societario de la sociedad? ¿Existe una tercera relación del hombre con sus semejantes. Casi
vía que nos permita escapar del capitalismo podríamos decir que lo que muestra hoy la rea-
para construir una sociedad más igualitaria, lidad del mundo es que para poder ser tal re-
pero a la vez más infinitamente democrática quiere necesariamente del socialismo.
y libre? Creo que es aquí donde el debate se Pero siendo diverso, el ideal socialista se
muerde la cola y se muestra absolutamente sostiene como tal solo a condición de admitir al
incapaz de avanzar en propuestas inéditas. Y método democrático como camino de su efec-
donde no parecemos ser capaces de eludir la tivización. Solo así el mundo incontenible de
corrida a la utopía, o la aceptación cínica de lo diverso y de lo complejo puede abrirse paso
lo existente. Es aquí donde con toda buena fe, de una manera no negativa, sino positiva, como
Ni cinismo ni utopía575
una nueva forma de vida moral y cultural de más da que a los nuevos ídolos los llamemos
las masas. Si nos oponemos a la unidimensio- nacionales y populares o socialistas, peronis-
nalización capitalista, no podemos doblegarnos tas o marxistas, si a todos los define su pobre y
ante tendencias semejantes rotuladas de “so- miserable condición de “ídolos”? Introducirse
cialistas”. La desaparición del capitalismo no en el tema significa una actitud distinta, por-
significa, como creímos ingenuamente durante que así como el debate sobre la democracia
tantos años, el retorno de lo complejo a lo sim- no es mero resultado de la crisis teórica el
ple; por el contrario, supone una diversificación marxismo, sino el reconocimiento de una cri-
gigantesca de las formas sociales que maduran sis radical de todo el mundo civilizado, por el
como formas de contestación en el seno de la momento, la discusión sobre la democracia en
sociedad burguesa. La pluralización social y por la Argentina no es una evaluación de los acier-
lo tanto el método democrático de resolución de tos y los errores de los socialistas argentinos,
las diferencias en eterno proceso de aparición sino de las debilidades de toda la sociedad en
y desaparición (los “nuevos sujetos sociales”), su conjunto y en primer lugar de su movimien-
aparecen así como los fundamentos sobre los to popular hegemónico: el peronismo. Discutir
cuales el socialismo puede abrirse paso. sobre la democracia en la Argentina es, por
Para mí, por lo tanto, discutir de democracia esto, abrirse a una actitud de modestia, com-
significa comenzar a preguntarme por muchas prensión y autocrítica que compromete, como
de las cosas que jamás me pregunté, pero no es lógico, a todo el espectro de fuerzas de iz-
para descubrir las supuestas virtudes del capi- quierda, pero también, y en primerísimo lugar,
talismo, o del populismo, o de cualquier otro a la fuerza política, al movimiento popular que
ismo que se presente, ni para aceptar la separa- tuvo fundamentalmente en sus manos la posi-
ción un tanto falaz entre democracia formal y bilidad de asegurar, o por lo menos, defender
democracia sustantiva y demostrar los méritos de mejor manera el terreno democrático en el
de una en contra de los deméritos de la otra. que debían mantenerse firmemente arraigadas
Yo diría que esta sería una forma de ocultar la todas las propuestas de avance social.
verdad o de “generar nuevos ideologismos so- Desde esta perspectiva, introducirse en el
bre el tema”, como observa N. Casullo en este tema de la democracia significa de un modo u
mismo número de Controversia (1980). ¿Y qué otro receptar la crítica que el presente ya hizo
576 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
del pasado, acoger plenamente esa crítica real 4. Todo nuestro empeño ha estado siempre
que aunque se debata infructuosamente por al- orientado a mostrar la presencia en la Argentina
canzar el nivel del concepto, está ya instalada de fuerzas poderosas que, coaligadas, se con-
en la política. Y el hecho de que por nuestra virtieron en las barreras insuperables de toda
condición de trasterrados –permítaseme el tér- democratización efectiva de la sociedad. No
mino menos pretencioso aunque más cierto–, importa cómo hayamos denominado cada uno
estemos objetivamente situados fuera del jue- de nosotros a esas fuerzas; metafórica o cientí-
go político argentino es una condición no nega- ficamente, ética o políticamente, nosotros eran
tiva, como insistimos en pensar, sino positiva, y son siempre las mismas: los dueños de la tie-
pues lo que buscamos decir no son las verda- rra, la gran burguesía, el imperialismo extranje-
des “oportunas” sino aquellas otras que son en ro, la burocracia de Estado, etc. Pero si esto es
el fondo las únicas ciertas, y valga la paradoja. así, ¿no es hora ya preguntarse por qué pueden
Me refiero a esas verdades que la sofocante vencer, dónde están las raíces de la profunda
atmósfera de una lucha política de bajos prin- debilidad de la democracia argentina, el por
cipios, sin grandes ideales ni fuertes persona- qué de la falta de propuestas verdaderamente
lidades, donde la mentira, la simulación y el renovadoras, la perplejidad de las fuerzas po-
ocultamiento se convierten en estilo y lenguaje pulares frente al sentido de los cambios que se
“políticos”, impidió que emergieran y se abrie- operan en la economía, en la sociedad y en la
ran paso en nuestra forma de razonar y pen- política? ¿Es posible pensar que el tiempo no ha
sar la realidad. Me refiero a esas verdades que permitido ya de modo suficiente que las fuerzas
solo decimos entre los amigos, y en la cocina, políticas y sociales se expresen, desplieguen
cuando pocos nos escuchan. Nosotros tene- sus propuestas y concepciones? Sabemos lo
mos la posibilidad de hablar con desenfado de que ha dado y dio el peronismo, y del mismo
muchas cosas y el tema de la democracia quizá modo podemos hablar de los radicales, comu-
sea el que mejor lo permita, el que mejor prue- nistas y de las demás corrientes. Y si esto es
be hasta qué punto quienes tienen la obligación así, ¿es posible pensar que lo ocurrido no es en
moral de tratar de ver claro, siguen mostrán- buena parte también resultado de lo que se pro-
dose como hasta el presente prisioneros de un pusieron hacer o de lo que fueron incapaces de
pasado que no les deja pensar ni actuar. impedir, de lo que no supieron controlar o de lo
Ni cinismo ni utopía577
que efectivamente deseaban, de lo que estalló su propia fuerza, en las organizaciones sociales
así porque cada uno actuó buscando su propio en que se organizan, en las fuerzas políticas en
beneficio sin colocar nunca a los intereses co- que se expresan, en las ideologías a partir de las
lectivos, en este caso el de los sectores popu- cuales conocen a la sociedad y a sí mismas. Lo
lares, por encima de los intereses de su grupo, que se deberá analizar no serán tanto las coyun-
facción o cuerpo? turas organizadas por clases y grupos estructu-
Si es verdad como afirma Portantiero (1980), ralmente enemigas de proyectos democráticos,
y como creo a pie juntilla, que “fue mucho más sino más bien los fuertes condicionamientos
la presión corporativa de los sindicatos sobre la que existieron históricamente y aún existen en
tasa de ganancia que el desborde guerrillero lo la propia interioridad de clases populares para
que descalabró el proyecto [peronista]”, ¿no ten- poder convertirse realmente en las protagonis-
dremos que contabilizar necesariamente a esa tas de un movimiento social y político de demo-
“presión corporativa” como uno de los elemen- cratización efectiva de la sociedad argentina. Se
tos decisivos que operaron para que todo el sis- trataría, como dice Tomás Borge, de buscar el
tema estallara? ¿No estaríamos aquí frente a la monstruo en nosotros mismos, y no ya fuera de
contradictoria evidencia de que aquello que fue nosotros.
siempre un poderoso elemento de democratiza- Mi propósito inicial era el de comenzar mi
ción de las sociedades puede en determinadas artículo exactamente por donde termina, es
circunstancias convertirse, más allá (o no) de decir por el reconocimiento de que, en mi opi-
los intereses del grupo dirigente de esa acción, nión, la debilidad fundamental de la demo-
en un factor de decisiva importancia para su caí- cracia argentina está en el propio interior del
da? Pero entonces, si consideramos estos y mil movimiento que constituye su nervio, es decir
otros elementos más, discutir sobre democracia en el propio interior del movimiento obrero ar-
no puede significar mostrar la responsabilidad gentino, en su capacidad de reconocerse a sí
de los militares, el imperialismo, la oligarquía y mismo en el sector social decisivo, con todo lo
la gran burguesía, por su falencia, sino indagar que esto implica, para una recomposición de-
en la propia realidad de las clases populares, en mocrática de la sociedad argentina.
su propia interioridad, para encontrar allí las ra- Colocado, en virtud de la debilidad del sis-
zones de su debilidad: mostrar su presencia en tema político argentino, en la situación de
578 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
complejos que no toleraban un uso superficial y escuela obrera. En 1904 también se inicia la
esquemático del método de Marx. Se formó así publicación de una de las más importantes
en el ámbito de la escuela marxiana una comu- iniciativas científicas de la cultura marxista
nidad espiritual (Geistesgemeinschaft) a la cual, de la época, los Marx-Studien, volúmenes de
para distinguirla por un lado de la precedente ge- periodicidad irregular dirigidos por Max Adler
neración marxista –representada sobre todo por y Rudolf Hilferding, en los que aparecen traba-
Kautsky, Mehring y Cunow–, y por la otra de las jos de fundamental importancia para el mar-
contemporáneas escuelas marxistas de los demás xismo teórico, como por ejemplo: Die soziale
países, y en especial de la rusa y de la holandesa, Funktion der Rechtsinstitution [La función
ambas desarrolladas bajo influjos culturales sus- social de las instituciones jurídicas] de Karl
tancialmente diversos, se le ha dado el nombre Renner, y Kausalität und Teleologie im Streite
de austromarxismo (Bauer, 1927; AA. VV., 1970). um die Wissenschaft [Casualidad y teología
en la disputa sobre la ciencia] de Max Adler
La socialdemocracia austriaca creció bajo la (1904: Vol. I); Die Nationalitätenfrage und
orientación doctrinaria del marxismo kautskia- die Sozialdemokratie [La cuestión de las na-
no aunque la vigorosa personalidad de Viktor cionalidades y la socialdemocracia] de Otto
Adler desde los inicios imprimió a su acción Bauer (1907: Vol. II); Das Finanzkapital [El
práctica un sello particular. Diferenciándose capital financiero] de Rudolf Hilferding (1910:
de esta tradición, el austromarxismo se cons- Vol. III); Die Staatsauffassung des Marxismus
tituyó en un centro de coordinación de una [La concepción marxista del Estado] de Max
política cultural y de un estilo de trabajo nue- Adler (1922: Vol. IV). En octubre de 1907, año
vos, en torno al cual se operó la agregación de en que conquistado el sufragio universal tanto
intelectuales provenientes de diversas orienta- el Partido socialdemócrata como el Partido
ciones. Aparece como una tendencia relativa- cristiano social obtuvieron una gran victoria
mente autónoma en el interior del movimiento electoral que los convirtió en las dos fuerzas
obrero austriaco cuando funda su organización principales del electorado austriaco, se inició
propia y sus propios medios de expresión. En la publicación de la revista teórico-política Der
1903 se constituyó la “Zukunft-Verein”, que Kampf [La lucha], fundada por Otto Bauer jun-
un año después organizará una importante to con Karl Renner y Adolf Braun.
584 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
La necesidad de crear un ámbito propio uno de los más importantes puntos de referen-
de expresión surgió de la nueva perspectiva cia del austromarxismo); en el campo literario
abierta por la escuela marxista de Viena en el por Hofmannsthal, Kraus, Musil, Roth, Zweig,
interior de la socialdemocracia austriaca. Pero Schnitzler, Bahr, Altenberg, etc.; en el campo
esto implicaba un distanciamiento cada vez de la música por Mahler, Schönberg y Richard
mayor con la política cultural llevada a cabo Strauss; en el campo de la arquitectura por
por Kautsky desde Die Neue Zeit, el órgano Hoffmann, Loos, Wagner, etc.; y, finalmente,
científico de la socialdemocracia alemana que en el campo del psicoanálisis, por su fundador
hasta ese momento había sido también el de la Sigmund Freud, del cual Bauer era amigo per-
austriaca. De tal manera, y sirviéndose de sus sonal y admirador.
propios instrumentos ideológicos, los austro- Resulta imposible pensar en la maduración
marxistas pudieron realizar una confrontación de una escuela como la austromarxista sin este
productiva con esa cultura de la gran Viena excepcional clima cultural que hizo de Viena el
de las primeras décadas del siglo que aun nos centro de la cultura mundial en las dos o tres
sigue asombrando por su carácter verdadera- primeras décadas del siglo. Porque únicamente
mente excepcional: Una cultura expresada en en una relación productiva con la alta cultura
el campo del derecho por las teorías de Hans contemporánea el marxismo podía dar res-
Kelsen, con el que no casualmente Bauer y puestas a los interrogantes planteados por la
Adler tendrán discusiones cruciales en los años crisis provocada por Bernstein. En el centro
veinte; en el campo de la economía con aquella de la iniciativa de los Marx-Studien, como en
Wiener Schule de Carl Menger, Böhm-Bawerk el proyecto más vasto de Der Kampf, estaba
y Wieser que en la disputa sobre el método en primer lugar el propósito de encontrar una
había desbaratado a la Historia Schule alema- salida al debate artificial entre ortodoxia y re-
na, en el campo lógico-científico por Ludwig visionismo, de establecer una confrontación
Wittgenstein, que estableció un puente entre la política no solo con Bernstein, sino también
cultura vienesa y el mundo anglosajón, y por con el propio Kautsky. Negándose a compar-
la Wiener Kreis de Carnap, Hahn, Neurath y tir las consecuencias radicales del revisionis-
Schlick, influida poderosamente por el pensa- mo bernsteiniano, tanto Bauer como Adler
miento de Ernst Mach (autor que representó acogieron la instancia crítica por él planteada
Otto Bauer y la cuestión nacional585
Mundial. Mientras que en Karl Renner la na- decir, del imperialismo, y el principio de na-
ción es vista como sujeto jurídico y momento cionalidad, que “traicionado por la burguesía,
de una unión pluralista que da lugar a la uni- se transforma en una posesión segura de la
dad del Estado, en Bauer es concebida como clase obrera”. Es esta posición de Bauer lo
“comunidad de destino” como un complejo de que según Lenin lo hace defendible frente a
elementos histórico-culturales en transforma- las críticas de Rosa Luxemburgo. Por lo que
ción que no puede por lo tanto establecer una entonces puede afirmarse que más allá de las
línea de continuidad con el Estado, del mismo deformaciones psicológicas contra las que
modo en que la voluntad colectiva no puede polemizó Lenin (1961 [1914]) en su artículo
ser identificada con la voluntad abstracta del Sobre el derecho de las naciones a la autode-
Estado. Esta concepción de Bauer lo lleva a terminación, el análisis de Bauer expresaba
reintroducir los fenómenos nacionales en los ya antes de la guerra la exigencia de redefinir
problemas complejos de las luchas de clases en términos antieconomicistas el carácter de
que se desenvuelven en el curso de desarro- la lucha de clases en la época del imperialis-
llo de una formación social. De aquí deriva mo. De ahí que aunque su propuesta de una
su teoría del odio nacional como un odio de federación de naciones autónomas en el inte-
clase transformado y su análisis del “desper- rior del Estado austriaco pareciera semejante
tar de las naciones sin historia”. Sin embargo, a la de Renner, en realidad los distanciaba el
su oposición al organicismo renneriano no lo hecho de que Bauer concibiera esa propuesta
condujo como muchos de sus contradictores simplemente como una solución provisional y
pensaron a considerar a la nación como una no como un “modelo” impermeable a la lucha
categoría “natural”. Antes bien, se lo podría de clases. Cuando en 1924 prologa una nueva
acusar –como hicieron Lenin y Stalin– de una edición de su libro, no obstante reconocer que
reducción de la nación a un hecho meramente su programa político de 1907 había quedado
“cultural”. sepultado por la historia, recalca que su “ex-
Otro aspecto que distancia a Bauer de posición histórica de la génesis y del desarro-
Renner es la relación que establece entre la llo de las naciones no había sido rectificada
época del capitalismo maduro, de los carte- sino confirmada por los acontecimientos e in-
les, de los trusts, de los grandes bancos, es vestigaciones sucesivas” (Bauer, 1924 [1907]).
Otto Bauer y la cuestión nacional587
curioso, tampoco es casual que en estos días que los marxistas pueden seguir siendo tales,
haya aparecido una edición en catalán y se es el pie en tierra desde donde puede pensarse
anuncie otra en idioma… occitano! Si como la posibilidad actual de realizar la consigna de
acostumbraba recordar Bauer, cada época Bauer de una unidad internacional construida
debe tener su propio Marx, en la nuestra, tan no sobre la nivelación de las particularidades
compleja y contradictoria, donde observa- nacionales, sino sobre el pleno despliegue de
mos el pronunciado in crescendo de luchas su variedad2.
nacionales que corroen violentamente has-
ta el propio interior del bloque de los países
llamados “socialistas”, ¿no habrá llegado la Bibliografía3
hora también de tener nuestro propio Bauer?
Cuando trastabillan las viejas convicciones en AA. VV. 1970 Austromarxismus (Fráncfort del
una igualdad de destino que el análisis econó- Meno: Europaische Verlagsanstalt).
mico –o mejor dicho, economicista– atribuyó Adler, M. 1904 Kausalität und Teleologie im
a todos los proletarios del mundo, releer los Streite um die Wissenschaft (Viena: Wiener
escritos de un teórico marxista que mantuvo Volksbuchhandlung) Marx-Studien Vol. I.
imperturbable su fe en el triunfo del socialis-
mo, pero que supo descubrir ya a principios
de siglo la insoslayable presencia de una “co-
munidad de destino” resultante de la compleja
e irreductible historia de cada nación y tanto 2 Para la redacción de esta nota hemos consultado va-
o más importante que la primera, volver a las rias obras. Pero dejamos constancia de nuestro recono-
páginas del texto de Bauer es una forma de cimiento para con dos trabajos que ofrecen un muy buen
mantenerse firmemente adherido al mundo cuadro de conjunto de la significación teórica y política
del austromarxismo y de la figura de Bauer. Ellos son: (1)
real. Lo cual, además de ser la única forma en Marramao (1977); (2) Bourdet (1968). Nuestra adverten-
cia solo se ha limitado a glosar las fuentes indicadas, y en
anunciada, se titula Sobre la qüestió nacional (Bauer, especial, la Introducción de Marramao, extremadamente
1979). No podemos precisar si se trata de una antología rica en ideas y sugerencias analíticas.
o de la obra completa. 3 [Ampliada para la presente edición].
Otto Bauer y la cuestión nacional589
la aceptación por los segundos de una insu- del marxismo –en forma abstracta y sin el ne-
primible dimensión política de la lucha obrera cesario “reconocimiento nacional”– las tres
los llevaba necesariamente a privilegiar una orientaciones fundamentales recabadas de los
exigencia heredada de la I Internacional y que programas de acción del socialismo europeo:
constituyó el punto de ruptura entre bakuninis-
tas y marxistas: la formación de un partido po- a. la autonomía ideológica, política y organiza-
lítico autónomo con respecto a la democracia tiva del movimiento obrero y en consecuen-
burguesa. De ahí entonces que todos aquellos cia la necesidad de que el partido socialista
que colocándose desde el punto de vista de la se distinguiera nítidamente de los partidos
clase obrera expresaran la necesidad de cons- democráticos o radicales burgueses;
tituir un partido político propio, se pensaran a b. la exigencia de que el movimiento obrero
sí mismos como marxistas, no importa qué co- autónomo no se aislara en la espera de una
nocimientos tuvieran de las ideas de Marx. El crisis revolucionaria, sino que se prepara-
marxismo fue entonces en América Latina una ra para ella y para su resolución favorable
determinación de fronteras precisas respec- cuando sobreviniera, mediante la participa-
to de los anarquistas y de la democracia bur- ción en las luchas cotidianas de los trabaja-
guesa, antes que la introducción de una forma dores por la extensión de la democracia y
del saber, reconocida en sus categorías funda- por la satisfacción de sus propias reivindica-
mentales. Para los socialistas latinoamerica- ciones de clase;
nos Marx no era sino uno de los tantos en una
c. la convicción de que la crisis revolucionaria
vasta pléyade de reformadores sociales que las
era el resultado de una necesidad histórica
deficientes ediciones españolas mal traducían
inmanente al propio desarrollo de la socie-
del francés, mientras que en la publicística de
dad capitalista.
la época eran mucho más citados Louis Blanc,
Pablo Lafargue, Enrico Ferri, o los anarquistas Sin embargo, a los núcleos dirigentes del so-
Bakunin, Proudhon, Malatesta o Reclus. cialismo latinoamericano les faltó –no importa
Los partidos socialistas que se forman ya fueran reformistas o revolucionarios, sindica-
a partir de fines de siglo en América Latina listas revolucionarios o sindicalistas reformis-
(v. socialismo latinoamericano) solo recogen tas– una comprensión más o menos adecuada
Marxismo latinoamericano595
de cómo estas tres orientaciones podían ser marxista. Sin embargo, desde mucho tiempo
plasmadas en la realidad. Faltos de una sólida antes, más precisamente con la repercusión
cultura marxista, adheridos a las corrientes que tuvieron en las corrientes democráticas la-
más paternalistas de la II Internacional, im- tinoamericanas los fulgurantes acontecimien-
buidos de una fe inconmovible en la ciencia tos de la Comuna de París, en 1871, se despertó
y el progreso de la humanidad, no pudieron el interés por la figura de Karl Marx y por su
elaborar una definición sobre las condiciones pensamiento. Debe recordarse que en América
“nacionales” en las que su voluntad de transfor- Latina la Comuna fue unánimemente conside-
mación debía abrirse paso. Concibieron al mo- rada como la obra exclusiva de la Asociación
vimiento obrero como la prolongación del mo- Internacional de los Trabajadores y todo el
vimiento radical-democrático, y el encargado espectro de las tendencias ideológicas en ella
por tanto de llevar a cabo las tareas históricas presentes, desde el jacobinismo y la democra-
que la burguesía no había sabido o podido re- cia social hasta el socialismo revolucionario y
solver. El socialismo marxista significaba para el anarquismo, fueron remitidos por la opinión
ellos una acción doctrinaria y política tendien- pública a una matriz: la Internacional. Es así
te a lograr la progresiva democratización de la como ya en 1870 un periódico obrero mexicano
sociedad y del Estado mediante los instrumen- publica el Manifiesto Comunista (Marx, 1970)
tos democrático-burgueses de la concientiza- por primera vez en América Latina. Pero duran-
ción del pueblo y de la conquista de mayorías te estos años iniciales y hasta la constitución
parlamentarias. Dentro de esta concepción el del Partido Socialista en la Argentina, en 1896,
marxismo no era sino una vertiente más que el conocimiento de las obras más importantes
contribuyó a la formación del pensamiento so- de Marx estaba en manos de los pequeños nú-
cialista, y sus hipótesis fundamentales no des- cleos de la emigración política alemana –que
empeñaron ningún papel determinante en su leía tales obras en su idioma original– o fran-
práctica política. cesa e italiana. Pablo Zierold, desde México,
Solamente desde los años veinte del nuevo o el ingeniero socialista alemán Germán Avé-
siglo, y con la formación del movimiento comu- Lallemant (1903), desde Argentina, mantuvie-
nista, se inició en América Latina una actividad ron un estrecho contacto con los socialdemó-
sistemática de edición y difusión de la literatura cratas alemanes, y en especial con Kautsky
596 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
(1890) y su revista Die Neue Zeit, de la que concepción marxista”. Desde ese momento, y
eran corresponsales. Sin embargo excepto en hasta la formación de los partidos comunistas,
el pequeño núcleo de emigrantes alemanes el marxismo teórico en América Latina fue pa-
que protagonizó con Avé-Lallemant la expe- trimonio casi exclusivo del núcleo generado en
riencia de un periódico declaradamente mar- Argentina en torno a la figura de Juan B. Justo
xista como El Obrero (Avé-Lallemant, 1890), y de sus otras áreas continentales de expansión
publicado en Buenos Aires, el conocimiento (Uruguay, Chile, Bolivia, Brasil).
del marxismo no pudo expandirse en los me-
dios obreros e intelectuales latinoamerica-
nos, aunque el nombre de Marx comenzara a II. Juan B. Justo y su reinterpreta-
ser reiteradamente mentado por pensadores ción del marxismo
como José Martí, Tobías Barreto, Euclides da
Cunha y otros. Fue sin duda desde la creación El fundador y dirigente más respetado del so-
por militantes socialistas argentinos del perió- cialismo argentino durante las tres primeras
dico obrero La Vanguardia (AA. VV., 1894), y décadas del siglo, Juan B. Justo, representa
dos años después, del Partido Socialista, que la indiscutiblemente un caso particular en el
teoría marxista comienza a difundirse en forma marxismo latinoamericano, no solo, por su ex-
orgánica, y en torno a la experiencia ideológica cepcional nivel intelectual, sino porque en nin-
y política de un organismo obrero que susten- gún otro país logró coagularse en torno a una
ta tal filiación. En 1898, y como resultado del personalidad equiparable un núcleo dirigente
memorable esfuerzo intelectual del socialista como el que dirigió por muchos años al Partido
Juan B. Justo, se publica en Madrid la primera Socialista de su país. Vinculado estrechamente
traducción directa y completa del primer tomo al movimiento socialista internacional, lector
de El Capital al español (Marx, 1898). Desde asiduo de las principales publicaciones socia-
1909, y durante varios años, comienza a editar- les europeas y americanas, estudioso de la pro-
se en Buenos Aires, y bajo la dirección del so- blemática teórica y política de los movimientos
cialista Enrique del Valle Iberlucea, la Revista sociales, traductor de El Capital (Marx, 1946)
Socialista Internacional, colocada, según ya a fines de siglo, Justo fue una de las gran-
su presentación, “en el dominio teórico de la des figuras de la II Internacional injustamente
Marxismo latinoamericano597
La concepción del socialismo como un in- la emancipación del proletariado debía ser el
contenible movimiento emergente de la mo- resultado de un proceso de lucha social en el
dernidad de la sociedad argentina, pero con que la clase obrera aprende a organizarse y a
capacidad de recuperación de las tradiciones gobernar una sociedad nueva. Más que una
de lucha de las clases explotadas del país, creación ex novo es la culminación de un pro-
contribuyó a que el Partido Socialista lograra ceso en el que los elementos fundantes de su
echar sólidas raíces en la vida política, social solución positiva han madurado en la socie-
y cultural argentina. Sin embargo, los éxitos al- dad burguesa. “La madurez política de la clase
canzados en la construcción del nuevo partido trabajadora –decía Justo (1947)– consiste en
no lograron superar los límites existentes en la poder modificar las relaciones de propiedad,
propia hipótesis estratégica de Justo, límites por vía legislativa o gobernativa elevando al
que condicionaron decisivamente su acción mismo tiempo el nivel técnico-económico del
política y su capacidad de conquista de las ma- país, o al menos sin deprimirlo”, pero esta ma-
sas trabajadoras argentinas para su proyecto durez debe expresarse en la construcción de
estratégico. un movimiento surgido desde el interior de
Del marxismo Justo adoptó sobre todo la la sociedad, que por disciplina y capacidad
concepción de la lucha de clases. En un país política se presente ante las clases popula-
en el que, no obstante la estructura institucio- res como una alternativa social al sistema. La
nal republicana, se excluía de hecho a las cla- revolución, con toda la carga de ambigüedad
ses populares del sistema y de la vida política, que el término posee en Justo, debía ser un
la lucha de clases debía ser utilizada no solo hecho social antes que político. Al negarse a
para imponer, a través de la organización sin- creer en la existencia en el sistema capitalista
dical y política, las exigencias corporativas de de contradicciones económicas que conduje-
los trabajadores, sino también –y fundamen- ran inevitablemente a su derrumbe, Justo era
talmente– para la conquista del sufragio uni- llevado por su privilegiamiento de la revo-
versal, como forma capaz de ampliar la acción lución como hecho social a indicar diversos
clasista posibilitada por la democratización caminos para el avance organizativo y políti-
del Estado. Antes que un mero acto de con- co de la clase obrera, sin renunciar por esto
quista del poder por parte de los socialistas, a la propuesta de transformación social. Y
Marxismo latinoamericano599
contradictoria búsqueda de un punto de en- mostraba ser capaz de luchar por la naciona-
cuentro con el movimiento obrero del irigoye- lización de las masas trabajadoras extranjeras
nismo. Si el socialismo era un resultado directo y por la acción política de la clase obrera. En
de la democracia, y este solo era posible como la lucha por la imposición del sufragio univer-
superación del atraso político de las masas y sal, de la libertad política sin restricciones,
como conquista de su propia autonomía políti- por el gobierno de las mayorías y el respeto
ca y organizativa, todos aquellos movimientos de las minorías habría de operarse la fusión
vinculados de algún modo a este atraso debían de masas “extranjeras” y “nacionales” reque-
ser combatidos a fin de que el progreso pudiera rida para la formación de un movimiento de
abrirse paso. masas moderno, que como tal era compatible
La transformación de la doctrina de Marx con la modernidad alcanzada por el desarrollo
en un canon interpretativo basado en la unidad de las fuerzas productivas en Argentina. Pero
tendencial de evolución técnico-económica y el problema no residía en la perspectiva en sí,
evolución política le impedía a Justo advertir sino en los procesos que debía protagonizar
que no era el atraso sino precisamente la mo- el movimiento obrero argentino para que pu-
dernidad capitalista el trasfondo de la mor- diera movilizarse en torno a dicha propuesta
fología concreta adoptada por el proceso de estratégica. Y es aquí donde se evidencia una
constitución de las masas populares. La visión distancia profunda entre su pensamiento y el
de una trasparencia de las relaciones entre es- marxismo. Porque si para Marx la autoeman-
fera económica y esfera política en la sociedad cipación de los trabajadores suponía siempre
argentina concluía en el fácil sociologismo de una compleja dialéctica entre movimientos his-
privilegiar una institucionalidad perfecta que tóricos de la clase y capacidad develadora de
solo existía en el papel y que condujo al par- la teoría, para Justo en cambio se reduce a una
tido socialista a estrellarse infructuosamente simple explotación directa claramente visuali-
con la opacidad de un mundo irreductible a zable por un movimiento al que la lucha políti-
la transformación proyectada. Justo (1947) ca, la lucha sindical y la asociación cooperativa
advirtió como pocos –y aquí reside el valor de permite rápidamente alcanzar los conocimien-
su hipótesis– que el socialismo podía ser una tos y la disciplina necesarios para la conquis-
fuerza “nacional” en la Argentina finisecular si ta de la emancipación social. Desaparecido o
Marxismo latinoamericano601
mutilado el marxismo reaparece esa vieja idea orden natural de las cosas, el leninismo aposta-
que permea todo el movimiento socialista y ba fuertemente a la subjetividad de la lucha de
que Lassalle llevó a su más clara expresión: la clases, a la energía y creatividad de las masas,
del encuentro y fusión del proletariado con la a la voluntad de poder de un grupo sólidamente
ciencia como presupuesto para realización del estructurado y de cuya energía, audacia y orga-
socialismo. nización dependía fundamentalmente su posi-
bilidad de transformarse en Estado. En un con-
tinente instalado en la desarticulación y la de-
III. El leninismo en América Latina pendencia, una ideología que tendía a colocar
todo en el terreno de la política y que inspiraba
Fue sin duda la introducción de la perspectiva una experiencia social de la magnitud de la so-
leninista la que contribuyó a modificar radical- viética, no podía dejar de convertirse en una
mente los términos en que se había planteado componente muy fuerte –aunque no siempre
hasta entonces la posibilidad del socialismo en reconocida como tal– de todas las agregacio-
Latinoamérica. Por primera vez el tema de la nes políticas de tipo socialista o nacionalistas
conquista del poder como supuesto inderoga- revolucionarias y populistas que proliferaban
ble de un proyecto de transformación revolu- en la América Latina de los años veinte y trein-
cionaria de la sociedad era colocado en el cen- ta. Por lo que si puede hablarse en esos años de
tro del debate y defendido como la divisoria de una creciente difusión del marxismo, solo lo es
aguas cuya aceptación o rechazo determinaba a condición de aclarar que el conocimiento de
la condición o no de marxistas de las fuerzas las obras de Marx y de Engels estuvo teñido de
que se proclamaban socialistas. El leninismo las lecturas leninista y tercerainternacionalista
(v.) se convirtió en la ideología no solo de quie- que de ellas se hicieron.
nes lo recuperaron desde el interior de un mo- Si bien el leninismo arrastraba consigo una
vimiento socialista escindido en adelante en las absolutización de la forma partido, que aca-
corrientes revolucionarias y reformistas, sino baría por desvirtuar y anular el marxismo en
también de todas aquellas fuerzas que emer- cuanto que forma teórica del movimiento de
gieron de la crisis de posguerra con objetivos autoemancipación humana, encerraba tam-
de transformación política y social. Contra el bién, virtualmente, la posibilidad de pensar los
602 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de la autonomía de la revolución colonial resi- de una recomposición crítica del marxismo, sin
día, en consecuencia, su límite mayor, lo que le la cual las realidades nacionales no podían ser
impidió una “traducción” adecuada o política- pensadas, solo era factible fuera de los marcos
mente productiva a las realidades específicas de la III Internacional, o por lo menos fuera del
del mundo no europeo. Una apertura como la peso opresivo de su pensamiento y de su ma-
vislumbrada por Lenin requería necesariamen- quinaria organizativa. Y si en Europa será entre
te de una búsqueda autónoma de los distintos los reducidos grupos de exiliados alemanes y
niveles histórico-sociales, de las diversas con- austriacos, o en las reflexiones desde la cárcel
figuraciones políticas y culturales de los paí- de Gramsci (1981), donde se extraerán las lec-
ses donde operaban, pero una búsqueda tal no ciones de la derrota del movimiento obrero y se
podía dejar de modificar el marco estratégico analizarán las nuevas formas de la restructura-
general dentro del que se intentaban subsumir ción capitalista; y si en China la excentricidad
aquéllas. Privilegiar una estrategia general con- incontrolable del núcleo de comunistas chinos
ducía inevitablemente a desdibujar y hasta me- dirigidos por Mao Zedong y enclaustrados en
nospreciar las realidades nacionales. Mientras las montañas de Yenan le permitirá reconocer
esa estrategia general se desplazaba hacia los las potencialidades revolucionarias inéditas de
supuestos centros de la revolución mundial, el sus áreas rurales, en América Latina le corres-
sectarismo era en parte atenuado por la auto- ponderá a José Carlos Mariátegui (1894-1930)
nomía relativa de que gozaban las secciones recrear el marxismo en oposición a la corriente
nacionales de la Comintern, especialmente populista y a la teoría y la práctica de los parti-
las del mundo latinoamericano. Cuando ancló dos comunistas.
definitivamente en la realidad soviética, y se
constituyó en una prolongación de los reque-
rimientos propios de esta, el campo teórico IV. Mariátegui y la formulación de
del reconocimiento nacional y del análisis un marxismo latinoamericano
diferenciado como sede privilegiada para una
traducción latinoamericana del marxismo, vir- La intuición leniniana de la autonomía de la
tualmente abierto por el pensamiento de Lenin, situación colonial y de la necesidad de su des-
quedó clausurado. En adelante, la posibilidad centralización encontrará en América Latina
604 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de la experiencia social, se perfila una tentati- desde su interior una corriente intelectual favo-
va de respuesta al dilema ante el cual se había rable al mundo de las clases subalternas y que
detenido el pensamiento revolucionario. La se pregunta con inquietud por la identidad de
paradoja de las virtudes productivas del atra- una nación que tradicionalmente se creía tal y
so se presenta en América Latina con la mis- que la guerra ha mostrado como un país inver-
ma fascinación que condujo a Marx a poner tebrado, como un mero “proyecto a realizar”.
en discusión la idea de un modelo unilineal de De tal modo la “cuestión nacional” se reveló
sucesión de los modos de producción. El co- como el punto de partida obligado para cual-
nocimiento de la particular situación de Rusia quier reflexión sobre la posibilidad de un pro-
llevó a Marx a descubrir la potencialidad de yecto de transformación de la sociedad perua-
una vía de desarrollo distinta de la europeo- na. Pero para que este proceso de refundación
occidental, en la cual el atraso aparecía como pudiese alcanzar elementos reales de novedad,
una virtud antes que como un límite insupera- fue necesaria una concentración igualmente
ble. El hecho curioso es que en América Latina, excepcional de capacidad teórica, de conoci-
y en un país distinto de Rusia, pero lacerado miento de la realidad nacional y mundial, de
por una idéntica crisis ideal y de conciencia, actitud crítica frente al propio marxismo.
se opera un mismo proceso de reapropiación La matriz del pensamiento de aquellos inte-
crítica del marxismo, que conduce a cuestio- lectuales que encontraron en la revista Amauta
nar el paradigma eurocéntrico del que padecía y en la personalidad de José Carlos Mariátegui
gravemente el socialismo latinoamericano. El un núcleo privilegiado de agregación, se nu-
Perú podía ser la Rusia de América Latina por- tre de la diversidad de filones liberados en la
que no existía quizás otro país en el que más cultura europea por la crisis del positivismo.
abiertamente contradictoria se mostrara la ex- Las corrientes vitalistas, antiintelectualistas,
periencia histórica del socialismo con las con- antipositivistas, anticientistas, antieconomis-
diciones de atraso económico y social, de crisis tas, en relación con las cuales se estructura la
intelectual y moral que soportaba la nación. La recuperación mariateguiana del marxismo, ha-
fractura profunda que conmueve a la sociedad bían sido denunciadas por el marxismo oficial
peruana a partir de su derrota frente a Chile en como expresiones de la decadencia burguesa.
la Guerra del Pacífico (1879-1894) hace aflorar A su vez, la política cultural de fusión de las
606 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
vanguardias estéticas con las vanguardias polí- El destino reservó al joven Mariátegui la
ticas propugnada por Amauta, ya había conoci- posibilidad, única para un latinoamericano, de
do en Europa una decisiva fractura. Estos dos llegar a Marx a través de esa auténtica refun-
hechos muestran hasta dónde la experiencia dación de la dimensión crítica y activista de su
de la revista peruana estaba colocada en las an- pensamiento que se operaba en el socialismo
típodas de la concepción ideológica y cultural italiano. Pero esa revisión de fuentes tan di-
de la III Internacional. Es por esto posible afir- versas –que van del historicismo crociano has-
mar que si Mariátegui logró dar de la doctrina ta Marx, pasando por Sorel, Bergson, Gobetti
de Marx una interpretación tendencialmente y la presencia catártica de Lenin– fue posible
antieconomista y antidogmática –en una épo- solo porque la realidad nacional sobre la cual
ca en que intentarla desde las filas comunistas operaba, ese Perú de los años veinte, se presen-
era teóricamente inconcebible y políticamente taba como un laboratorio político indicativo
peligroso– solo pudo ser posible por una doble también de un conjunto de problemas que ca-
situación que ayuda en parte a explicar cómo racterizaban y comprometían a toda América
surgió en el Perú un marxismo renovado. En Latina. En el crisol de la realidad peruana y de
primer lugar, porque la formación marxista de sus complejas exigencias, la estación italiana
Mariátegui se produce fuera del movimiento de Mariátegui logró amalgamarse con expe-
comunista y de la III Internacional; en segundo riencias tan diversas como las del grupo de
lugar, porque el movimiento socialista peruano intelectuales “indigenistas”, los movimientos
se estructura en el interior de un amplio mo- obreros de tendencia anárquica y sindicalista,
vimiento intelectual y político, no sujeto a la las corrientes radicalizadas de los estudiantes,
presencia constrictiva del Partido Comunista, las vanguardias artísticas; así su conocimiento
y sin la herencia de un Partido Socialista que excepcional de los sucesos de la historia mun-
hubiera fijado en el movimiento social la fuer- dial le permitió absorber las contradictorias vi-
te impronta positivista que modificó al propio cisitudes de la revolución mexicana en vías de
marxismo. Mariátegui leyó a Marx y a Lenin transformarse en Estado, la experiencia de la
con el filtro del historicismo italiano y de su po- revolución china y las elaboraciones estratégi-
lémica contra toda visión positivista y fatalista cas de la III Internacional. De esta confluencia
del desarrollo de las relaciones sociales. de historias de vida y de tradiciones culturales
Marxismo latinoamericano607
tan diversas emerge un bloque intelectual y estudioso de la comuna rural rusa. El desa-
político unificado en torno a dos ideas-fuerza, rrollo económico y social latinoamericano se
sobre las cuales se basó la posibilidad de cons- apartaba del europeo occidental, por lo que de
titución de un marxismo latinoamericano: 1) ninguna manera podía ser admitido este como
una aguda conciencia del carácter original, prefiguración y modelo universal. Era necesa-
específico y unitario de la realidad latinoame- rio reconocer la presencia de una nueva tipo-
ricana; 2) la aceptación del marxismo, pero de logía histórica que admitiese cuanto aparecía
este marxismo heterodoxo, como el universo como anomalía en su auténtico carácter de tipi-
teórico común, según el cual las sociedades la- cidad. Entre Europa occidental y la región lati-
tinoamericanas, como cualquier otra realidad, noamericana no existía un continuum definido
podían ser discretas y analizadas determinan- en términos de modernidad y atraso, sino una
do sus posibilidades de transformación. conflictiva interdependencia que debía ser de-
Admitir como un principio indiscutible el re- finida en su especificidad. Una redefinición de
conocimiento del carácter original, específico la naturaleza de las formaciones económico-
y unitario de la realidad peruana y latinoame- sociales americanas implicaba necesariamente
ricana significaba de hecho el cuestionamiento un cambio en la caracterización de las clases
del paradigma eurocéntrico que había acompa- de los sujetos sociales sobre los que podía ba-
ñado la constitución del marxismo como tal. sarse un proyecto de transformación, pero ade-
Sin embargo, aunque la admisión de la origi- más en la forma de organización política capaz
nalidad de la región ya estaba presente en la de estructurarlos. Y es quizás en la discusión
discusión de los comunistas latinoamericanos de este último problema donde las diferencias
y se evidenció en los debates del VI Congreso iniciales entre Mariátegui y Haya de la Torre
de la IC, solo fueron los peruanos y en particu- se mutaron en contraposiciones radicales, que
lar Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre, acabaron por fragmentar la unidad de un mo-
los que extrajeron las consecuencias más radi- vimiento ideológico sobre el que tantas espe-
cales que de aquella se derivaban. Y sus con- ranzas se cifraban. De esa ruptura emerge el
clusiones, aunque no idénticas y con diferen- aprismo (v.) como una de las grandes corrien-
cias que luego se convertirán en oposiciones, tes ideológicas del pensamiento radical de iz-
se aproximaron curiosamente a las del Marx quierda latinoamericano.
608 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Una lectura cuidadosa y desprejuiciada de despliega desde las bases de la sociedad, como
las dos obras teóricas más significativas del una suerte de réplica de ese movimiento cris-
pensamiento social latinoamericano: los Siete tiano primitivo que su maestro Sorel había to-
ensayos de interpretación de la realidad pe- mado como ejemplo para mostrar “el valor pe-
ruana, de Mariátegui (1984 [1928]) y El anti- renne del mito en la formación de los grandes
imperialismo y el Apra, de Haya de la Torre movimientos populares” (Mariátegui, 1976). En
(1985 [1936]), precedido este por otro libro consecuencia, es verdad que tanto Haya de la
de gran significado como Por la emancipa- Torre como Mariátegui sostuvieron que el suje-
ción de América Latina (Haya de la Torre, to histórico de la transformación revoluciona-
1927), muestra que utilizando ambas al mar- ria del Perú debía ser un bloque de las fuerzas
xismo como un instrumento de análisis antes populares. Pero a partir de un análisis en el que
que como una teoría prescriptiva, llegan a un se esboza con elevada coherencia una primera
idéntico reconocimiento nacional, más allá del teoría marxista de la dependencia, Haya dedu-
cual aparecen sin embargo las diferencias que ce de la incipiencia y atraso de las clases socia-
habrán de convertirse luego en rupturas. Y ta- les en el Perú una concepción de ese bloque so-
les diferencias versan precisamente sobre la cial que acaba degradando los sujetos históri-
organización política del bloque de clases y de cos al nivel de grupos económico-corporativos
fuerzas sociales revolucionarias y el papel que articulados desde el Estado. Aparece así clara-
en dicho bloque se asigna a cada una de ellas, y mente evidenciada la poderosa influencia que
sobre la relación entre el proceso nacional pe- ejerció sobre Haya la teoría leninista del parti-
ruano y la revolución socialista. Mientras Haya do político revolucionario, que es leída por este
de la Torre duda sistemáticamente de la capa- desde la perspectiva mesiánica que acompañó
cidad del proletariado y de los campesinos de siempre su visión de los procesos sociales. El
construirse autónomamente como sujetos polí- rechazo mariateguiano del proyecto de Haya
ticos y concibe al Estado como la sede natural se fundaba en una concepción democrática,
de una articulación que necesariamente debe popular y laica del socialismo y de la propia
descender del poder; Mariátegui piensa en teoría marxista, que lo conducirá luego a re-
cambio en un laborioso proceso de construc- chazar también la presión de la Internacional
ción de una voluntad nacional popular que se Comunista para la formación de un partido
Marxismo latinoamericano609
comunista, a su parecer similar al de Haya. La social construido sobre la alianza entre la cla-
veta antiestatalista que permea todo su pensa- se obrera y los campesinos podía encontrar en
miento se manifiesta en su manera de ver los el Perú una forma de traducción que la hiciese
procesos históricos “desde abajo”, desde los emerger como expresión propia y original de la
procesos de constitución y de fragmentación de realidad. Mariátegui –a diferencia de Haya de la
las masas populares, desde sus formas expresi- Torre y del pensamiento de la III Internacional–
vas, sus mitos y sus valores, para determinar y logró analizar el problema indígena desde una
potenciar sus tendencias hacia la construcción perspectiva de clase que tornaba posible su in-
de una propia autonomía. Es sin duda posible troducción en una propuesta socialista y revo-
rastrear en José Carlos Mariátegui la presencia lucionaria. Y no simplemente por el hecho de
de este filón de pensamiento ya en sus prime- que comprendió que el problema indígena era
ros escritos de los años precedentes a su viaje el problema de la tierra y no el de nacionalida-
a Europa. Su particular formación intelectual des oprimidas, sino por que operó una trans-
durante la estación italiana lo preparó de algún formación de todo el discurso marxista oficial
modo para el cambio de perspectivas que se que lo condujo a basar sobre el indio la fuerza
produce en su vida poco tiempo después de su social estratégica de todo proyecto socialista
regreso al Perú. El descubrimiento del mundo de transformación. Iluminando de tal modo la
fascinante de las clases subalternas aparece centralidad del problema indígena para una so-
claramente evidenciado en su artículo sobre lución socialista de la transformación peruana,
“El problema primario del Perú” (Mariátegui, Mariátegui debió necesariamente fundar una
1971 [1924]) dedicado a analizar el problema in- lectura antieconomista de la clase, destinada
dígena. Y este descubrimiento el que señalará a tener consecuencias importantes sobre todo,
el punto de partida de una nacionalización de su discurso socialista.
su discurso y de una refundación de su marxis- No solo porque contrastaba radicalmente
mo, concebido no ya como una teoría exterior, con la visión “clasista” del marxismo oficial,
sino como una traducción productiva para el sino porque lo diferenciaba del jacobinismo es-
propio reconocimiento nacional de la realidad tatalista de Haya de la Torre. Colocando como
peruana y para el análisis diferenciado de sus eje teórico y político de su análisis socialista
procesos. La hipótesis leninista de un bloque un universo que se definía más en término de
610 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
cultura que en los estrictamente de clase, un treinta años para que el sacudimiento provoca-
objeto nacional y popular antes que “obrero”, do por la revolución cubana liberara de su ex-
Mariátegui hacía aflorar de una manera inédita plícito o velado ostracismo la figura excepcio-
el problema de la nación peruana. Porque ya nal de un pensador convertido hoy en el punto
no se tratará de la liberación de una nación de referencia obligado de todo pensamiento
irredenta, ni de la autodeterminación de una crítico y revolucionario.
nacionalidad oprimida, tal como se entendía
la “cuestión nacional” en el discurso de la III
Internacional, sino de la incorporación demo- V. EL marxismo latinoamericano
crática de las masas antes marginadas a un pro- desde los años treinta hasta la Re-
ceso constitutivo de la nacionalidad, que debía volución Cubana
necesariamente fusionarse con un proyecto
socialista. Desde la clausura de la tentativa mariateguiana
Amenazado por la Internacional Comunista, de recomposición teórica y política del marxis-
que en la conferencia de Buenos Aires de los mo, hasta fines de los años cincuenta, el pen-
partidos comunistas había criticado violenta- samiento de Marx sufre un singular proceso
mente sus posiciones y los presupuestos ideo- de neutralización. La dilatación creciente de
lógicos y políticos sobre los que se fundaban, su conocimiento en los medios intelectuales y
aislado de los grupos socialistas que en el inte- académicos se produjo a expensas de la capa-
rior del Perú se inclinaban por las posiciones cidad de penetración de sus estructuras analí-
de la Internacional, obligado a sostener una ticas y metodológicas en el campo de las ela-
amarga polémica con los antiguos compañeros boraciones políticas, operándose una profunda
apristas, alineados ahora con Haya de la Torre, fractura entre cultura y política.
cada vez más debilitado por una enfermedad En cuanto fenómeno ideológico el marxis-
que algunos años antes lo había obligado a la mo acompañado de sus sucesivas adjetivacio-
inmovilidad, Mariátegui vivió una larga agonía nes –primero leninismo, pero desde los años
que concluyó el 16 de abril de 1930. Con él se cuarenta también estalinismo– no era sino
clausuró la breve estación del marxismo teóri- un referente genérico, y por tanto neutro, de
co latinoamericano, y debió esperarse más de las propuestas programáticas de los partidos
Marxismo latinoamericano611
comunistas, en cuanto que fuerzas hegemóni- aislados los que intentaron continuar desde la
cas del discurso socialista marxista. Pero estas cátedra universitaria, el periodismo o la activi-
propuestas eran fieles traslaciones a contextos dad editorial, una difícil labor de difusión del
diferenciados de las elaboraciones teóricas y marxismo y de las corrientes más importantes
políticas efectuadas por la III Internacional – del pensamiento moderno, mencionaremos
hasta su disolución en 1943– y por el Partido casos como los de R. Mondolfo y E. Suda, en
Comunista de la Unión Soviética. Sin embargo, Argentina, o de Kozlik, en México, La masiva
es por esos años que comienza una constante inmigración intelectual y política española pro-
actividad de difusión del pensamiento de Marx vocada por la caída de la República española,
y de sus seguidores más relevantes. Es un he- estimuló también poderosamente la expansión
cho conocido, pero aun no estudiado en toda de iniciativas editoriales que comenzaron a
su real envergadura, el papel desempeñado realizar por esos años una sistemática labor de
por la emigración política europea en un ma- publicación de las principales obras del mar-
yor conocimiento del marxismo en América xismo. Los esfuerzos de la Editorial Europa-
Latina. El ascenso del fascismo y del nazismo América o de la “Biblioteca Carlos Marx”, di-
en Europa, y la consiguiente destrucción de rigida por Wenceslao Roces para la Editorial
áreas importantísimas de la elaboración teóri- Cenit, de Madrid, fueron proseguidas por edito-
ca marxista como Alemania, Austria, Europa riales americanas que, como Fondo de Cultura
central y la propia Italia, obligó a buena par- Económica de México y merced al trabajo pio-
te de la intelectualidad socialista a emigrar fi- nero del mismo W. Roces, pusieron al alcance
nalmente a América. En algunos casos fueron de los estudiosos latinoamericanos la traduc-
grupos enteros los que debieron reconstituir ción íntegra de El Capital (Marx, 1946) y de
su actividad en ambientes no siempre favora- otros escritos fundamentales de Marx.
bles como fueron los de Estados Unidos para Sin embargo, esta significativa y aun no sufi-
la Escuela de Frankfurt (Adorno, Horkheimer, cientemente valorada actividad de difusión del
Pollock, Marcuse, Kirchheimer, Lazarsfeld, pensamiento de Marx, por importantes que ha-
Grossmann), o para el grupo de consejis- yan sido sus efectos en los planos ideológico y
tas alemanes y holandeses (Mattick, Korsch, cultural, no logró suturar la fractura entre cul-
Pannekoek); en otros fueron intelectuales tura marxista y política socialista emergente
612 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
en Europa de la derrota del movimiento obrero cincuenta alcanza una magnitud significativa.
y de la involución estalinista, y agudizada en Discípulo de J. Ingenieros, al que se mantuvo
América desde la condena de Mariátegui. Es así fiel casi hasta el final de sus días, Ponce unió
como se irá produciendo una escisión siempre a su vasta cultura humanista un conocimiento
mayor entre una izquierda socialista en buena profundo de la publicística marxista. Como lo
parte marginada del movimiento obrero y cuya prueba la experiencia de la revista Dialéctica
adscripción marxista es meramente ritual, y un (Ponce, 1936) publicada en Buenos Aires,
campo intelectual y académico cada vez más Ponce muestra una versatilidad sorprendente
interesado en estudiar el marxismo como es- en los comentarios marginales de los textos
tructura de pensamiento y como corpus teóri- marxistas que por primera vez hace conocer
co cuya significación se muestra cada vez más a sus desinformados lectores. Sin embargo, en
relevante en las ciencias sociales contemporá- sus ensayos sociológicos y filosóficos, o aun
neas y en la cultura en general. La potenciali- en las obras consagradas a estudiar ciertos
dad teórica y política del marxismo es así des- aspectos de la vida nacional, nunca aparece
membrada en dos esferas separadas y prácti- claramente puesta de manifiesto la intención
camente incomunicables. Ni los estudios sobre de utilizar al marxismo como una clave inter-
las realidades nacionales o continental, hechos pretativa de la sociedad argentina. A diferen-
desde una perspectiva marxista, fundamentan cia de un pensador como Mariátegui, Ponce no
las propuestas programáticas de las fuerzas de pareciera interesarse por encarar un análisis
izquierda, ni tales propuestas reclaman esos sistemático del desarrollo histórico del Estado
estudios para construirse. El marxismo se bi- y de la sociedad argentina. Su marxismo opera
furca en una ciencia académica aparentemente en el plano de la crítica cultural, y en tanto que
neutra como las demás y en una ideología legi- tal permanece inmodificado, como un cuerpo
timadora de programas de acción construidos teórico concluido que no necesita medirse con
con base en modelos aceptados a priori. una realidad histórica concreta para validar
Quizás ningún otro caso como el del pen- su potencialidad cognoscitiva. Sin embargo, y
sador marxista Aníbal Ponce (1898-1938) ex- para hacer justicia a un ensayista desapareci-
prese esta fractura entre cultura y política que do trágicamente en un momento de profunda
en la América Latina de los años treinta a los mutación de su pensamiento, debe recordarse
Marxismo latinoamericano613
cómo desde el exilio mexicano al que lo em- marcos estrechos del “marxismo soviético”
pujó a fines de 1936 la reacción conservadora –aceptando la designación de Marcuse (s/d)–
argentina, Ponce corta amarras con el pensa- los intentos de aplicar un instrumental mar-
miento de Ingenieros y modifica, no sabemos xista renovado para el análisis de realidades
hasta qué punto radicalmente, su visión antes reconocidas como anómalas. Y en tal sentido,
negativa de las clases subalternes argentinas. deben mencionarse los trabajos de estudiosos
Poco tiempo antes de su muerte, en los traba- como Sergio Bagú, Oscar Waiss, Julio César
jos sobre “La cuestión indígena y la cuestión Jobet, o las reflexiones de un Alejandro Korn,
nacional” (Ponce, 1937), da fe de su voluntad no olvidando tampoco las tentativas de aque-
de encarar una perspectiva de análisis que llos intelectuales que influidos por el trotskis-
implicaba necesariamente una ruptura con su mo pretendieron analizar la realidad latinoa-
pensamiento anterior. mericana a través de una síntesis original en-
El caso de Ponce es paradigmático de la ten- tre el marxismo y las ideologías democráticas
dencia del marxismo latinoamericano a con- latinoamericanas. Es precisamente en estos
vertirse en un saber neutro, por lo menos en el últimos grupos donde el término de marxismo
plano de la acción política, y cuya gravitación latinoamericano se acuña como referente teó-
es preciso rastrearla en los efectos que indu- rico de lo que dio en llamarse “socialismo na-
dablemente produjo en los medios culturales cional”, o también “izquierda nacional”.
e intelectuales. Su penetración en el mundo Dentro de una perspectiva marxista, aun-
académico lo convierte en una dimensión insu- que fuertemente adherido a las elaboraciones
primible del pensamiento contemporáneo, des- frentistas del VI Congreso de la Comintern y a
tinado luego a fijar una impronta significativa la doctrina “marxista-leninista”, el intelectual
en las ciencias sociales latinoamericanas. Pero mexicano Vicente Lombardo Toledano (1894-
el hecho es que durante todo este periodo el 1968) intentó formular una propuesta ideológi-
marxismo ha perdido en la utilización que de ca, cultural y política desde el propio interior
él hace el movimiento comunista toda la origi- de la revolución mexicana. Definiéndose a sí
nalidad que evidenció tener en los años veinte, mismo como un “marxista radical, aunque no
cuando se desató la polémica entre apristas comunista” (Lombardo Toledano, s/d), criticó
y marxistas. Será preciso buscar fuera de los a estos por su falta de preparación ideológica,
614 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
por su sectarismo y por “su olvido de los gran- central sindical que había contribuido a formar,
des problemas nacionales y el estudio de la Lombardo Toledano se trasformó en un mero
concreta recuperación de los derechos de la portavoz de las corrientes de izquierda interio-
clase trabajadora” (Lombardo Toledano, s/d). res al establishment y su marxismo, en una pe-
Lombardo Toledano presentó a su propuesta destre ideología legitimizadora.
programática como el resultado de la aplica-
ción de una nunca cuestionada verdad uni-
versal del marxismo-leninismo al análisis y la VI. El marxismo latinoamericano a
construcción de una perspectiva radical y de partir de la Revolución Cubana
izquierda de la revolución mexicana, basada
en la fortaleza ideológica, social y política del El triunfo de la revolución castrista en Cuba
movimiento obrero organizado. Su visión del inaugura una nueva estación del marxismo la-
pensamiento de Marx, leído en clave “marxista- tinoamericano, caracterizada por una extrema
leninista”, estaba absolutamente fijada en tor- variedad de posiciones y de perspectivas aje-
no a la experiencia cardenista y al papel excep- nas en su mayoría a las clásicas delimitaciones
cional que le tocó desempeñar como dirigente de tendencias establecidas por la experiencia
máximo de la Confederación de Trabajores de la II y de la III Internacional. Su extraordina-
de México (CTM). En tal sentido, sus concep- ria capacidad expansiva en la joven intelligent-
ciones se aproximan de manera significativa sia radicalizada –proveniente de sectores que
a las elaboraciones hechas por los soviéticos como los católicos o los de partidos políticos
desde el XX Congreso del PCUS sobre la “de- tradicionales no habían mostrado antes excesi-
mocracia nacional” como forma de transición va proclividad al discurso marxista– abre un in-
al socialismo en los países dependientes y co- menso campo de acción para las ideas de Marx,
loniales. Pero es útil recordar que tales formu- que son ahora recuperadas en claves esencial-
laciones constituyeron el núcleo mismo de las mente voluntaristas. Vuelven así a aflorar los
ideas expresadas en los años veinte y treinta temas del humanismo marxiano, de su ética re-
por Haya de la Torre y el aprismo. Consolidado volucionaria, de la función del mito en la cons-
el bloque de poder que aun hoy dirige el pro- trucción de una voluntad nacional, del hombre
ceso mexicano, y marginado totalmente de la como productor de la historia, que recorren
Marxismo latinoamericano615
el joven Marx y que reaparecen siempre en comunistas, que en general mantendrán inmo-
los momentos de accesos revolucionarios. El dificadas sus tradiciones teóricas, aunque a
ejemplo cubano, la imposibilidad de reducirlo costa de fracturas internas y desprendimientos
a los modelos clásicos, su profunda heterodo- de sus corrientes más renovadoras– ya no se
xia teórica, su adopción del marxismo como reconocerán en las viejas tradiciones de la II
orientación ideológica pero a través de una y la III Internacional y tratarán de establecer
lectura que enfatizaba sus supuestos o reales nuevas formas de recomposición entre la teo-
elementos de continuidad con la tradición mar- ría marxista y las configuraciones inéditas de la
tiana, posibilitaba una ruptura con el determi- política. El marxismo dejará así de presentarse
nismo cientificista al que había sido reducido como una estructura de pensamiento y un cor-
el pensamiento de Marx en los años del reflujo pus teórico unívoco para convertirse en lo que
obrero europeo. Se liberan así las potencialida- Braudel (s/d) llama “un pueblo de modelos”,
des críticas y revolucionarias de una teoría que una diversidad de perspectivas girando en tor-
requiere para su recomposición de una nueva no al denominador común de una perspectiva
sutura entre cultura y política. Desde una pers- de transformación social.
pectiva política, los escritos fundamentales a A partir de una situación semejante deja
través de los cuales la revolución cubana pre- de tener sentido plantearse la pregunta de la
tende constituirse en un cuerpo de doctrina, y existencia o no de un marxismo latinoameri-
que hará emerger al castrismo (v.) como una cano, porque es hoy una convicción generali-
corriente nueva en el interior del marxismo, zada que la posibilidad de la reconstrucción
se constituirán en adelante en los ejes verte- de su historia en nuestro continente solo se
bradores de un debate que corroerá las ela- torna factible si la atención está puesta en sus
boraciones teóricas y políticas de la izquierda áreas nacionales y no globales de expansión.
tradicional. Y a partir de este debate habrá Motivada históricamente por la necesidad de
de producirse una profunda recomposición probar sus condiciones de validez en un terre-
de todas las estructuras partidarias. Las fuer- no ajeno y diverso de aquél en que se constitu-
zas ideológicas y políticas emergentes de esta yó, no es necesario ya plantearse esa pregunta
etapa de restructuración del campo de la iz- porque la disgregación de sus centros consti-
quierda latinoamericana –excepto los partidos tutivos reintegra el marxismo a su campo real
616 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Argentina, Uruguay, Brasil, Chile y México. Ante la que el socialismo expresaba el “partido del
socialistas como Germán Ave Lallemant, que en- progreso”. El divorcio siempre mayor entre
tre 1894 y 1909 fue corresponsal en Argentina principios teóricos proclamados y la actividad
de Die Neue Zeit, o Juan B. Justo, que seguía práctica revertíase en América en forma agra-
asiduamente las publicaciones alemanas, o ante vada, acentuando una ignorancia de la teoría
los socialistas paulistas, que en lo concernien- que los socialistas europeizantes se empeña-
te a sus ideas “se ubican total y absolutamente ban en considerar como propia no solo del
en el terreno de los postulados establecidos por atraso, sino también de la condición “latina” de
sus compañeros alemanes” –como la misma Die los trabajadores. La exigencia, derivada de la
Neue Zeit–, la socialdemocracia alemana apare- doctrina de Marx, de la autonomía ideológica,
cía como una gran fuerza política iniciadora de política y organizativa del movimiento obrero y
una nueva época en la historia de los movimien- la necesidad de una nítida distinción del parti-
tos sociales, expresión de una nueva cultura lai- do socialista u obrero respecto de los partidos
ca y democrática, y forjadora consciente de la democráticos burgueses era traducida en clave
revolución social. corporativa, aislando la acción reivindicativa
Sin embargo, el ejemplo de la socialdemo- de los trabajadores y colocando barreras insal-
cracia alemana, aureolada del apoyo que le vables para una política de bloque con las co-
había prodigado Engels, considerándola como rrientes radicales, democráticas y anarquistas
un modelo internacional de partido socialista, del movimiento social de las clases explotadas.
llegó a nuestras tierras cuando comenzaba a La paradoja del socialismo latinoamericano
fracturarse el difícil equilibrio alcanzado entre consistía, por lo tanto, en el hecho de que ac-
la perspectiva palingenética en la que se inspi- tuando sobre una realidad distinta de la euro-
raba y su naturaleza de partido de masa, vincu- pea, sus esfuerzos por aplicar a nuestro ambien-
lado por miles de hilos visibles e invisibles a la te las orientaciones fundamentales del marxis-
acción integradora del Estado germano. Lo que mo canonizado de la II Internacional tenían sin
de este partido venía trasplantado a América embargo plena conciencia. Aun permitiéndoles
fue su visión del marxismo como ideología obtener éxitos relativos en la organización de
del desarrollo y de la modernización, en el in- las clases trabajadoras, los colocaba objetiva-
terior de una insuprimible lucha de clases en mente en una posición subalterna en el interior
Socialismo latinoamericano621
del bloque de fuerzas orientadas hacia la moder- socialista era transformar dicha cisura en una
nización capitalista. La ignorancia casi total de grieta profunda y consciente. Teoría y movi-
la teoría revolucionaria de Marx, la aceptación miento real no eran, por lo tanto, los dos térmi-
indiscutida del paradigma socialdemócrata, que nos de una relación que solo podía fundarse en
condicionaba la posibilidad del socialismo al la determinación precisa de la especificidad his-
crecimiento de las fuerzas productivas y, por lo tórica del proceso, sino entes abstractos y siem-
tanto, al consiguiente aumento cuantitativo de pre idénticos a sí mismos en el que únicamente
una clase obrera moderna, la subordinación a las la ignorancia e incultura transitoria del segundo
difíciles condiciones ideológicas y políticas en creaba las dificultades de inserción del primero.
las que se desenvolvía su labor, tendía a limitar La tarea de los socialistas quedaba reducida, en
la acción socialista a una mera batalla cotidiana última instancia, a una empeñosa e inteligente
por las reivindicaciones más inmediatas de los labor de organización y de educación del prole-
trabajadores y por la legalidad del movimiento. tariado. El peso aplastante que este debía nece-
La doctrina estaba de hecho escindida de esta sariamente adquirir en la sociedad capitalística-
acción y relegada a la condición de una filosofía mente desarrollada, según la visión reformista,
de la historia sobre la que se fundaba la propa- o los hipotéticos cataclismos históricos a que
ganda abstracta de una sociedad alternativa. estaba condenada, según la visión revolucio-
Hasta en quienes defendían con mayor fir- naria, habría de conducir a ese proletariado a
meza el contenido doctrinario socialista de los la conquista del poder y a la construcción del
nuevos organismos políticos, la doctrina, en rea- socialismo.
lidad, era considerada como una suma de prin- Debido a su incansable actividad cotidiana,
cipios abstractos, válidos de una vez para siem- los socialistas lograron formar un conjunto de
pre y en cualquier circunstancia; principios que instrumentos de vida democrática colectiva
debían ser difundidos como prerrequisito para tales como gremios obreros, sociedades de so-
que un movimiento obrero, aún no desprendido corros mutuos, cooperativas de consumo y de
por completo del mundo burgués del que surgió, viviendas, círculos socialistas, bibliotecas y uni-
pudiera conquistar una identidad propia. A ese versidades populares, editoriales y periódicos.
mundo lo separaba del proletariado una cisura Supieron vincular la propaganda y la agitación
radical y la función de la doctrina y de la acción a la acción inmediata orientada a satisfacer las
622 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
italiana y belga. En 1894, y bajo la dirección del destacadas figuras de la democracia argentina,
médico Juan B. Justo (1865-1928), se fundó el mostró a su partido como una fuerza discipli-
periódico socialista La Vanguardia, en torno nada, democrática y consecuente defensora de
al cual, y como resultado de la integración de los intereses de los trabajadores. Años después,
una serie de agrupaciones de trabajadores ar- cuando la presión de un movimiento obrero en
gentinos y extranjeros, se constituyó en 1895 el ascenso y la oposición del Partido Radical (v. ra-
llamado Partido Socialista Obrero Argentino, dicalismo latinoamericano) al desconocimiento
título del que luego se eliminaron los dos úl- de la voluntad popular, ejercida por un régimen
timos aditamentos. Un año después, en su que usufructuaba un ordenamiento electoral
primer congreso, establece su declaración de viciado, impongan el voto universal, secreto y
principios, estatutos y programa, que aunque obligatorio, el Partido Socialista surgirá de las
modificados varias veces en los años sucesivos elecciones parlamentarias de 1912 como la ter-
se mantienen en su esencia hasta el presente. cera fuerza política del país, luego de los radi-
En dicho congreso se define como el partido de cales y conservadores, mayoritaria por muchos
los trabajadores organizados para la conquista años en la ciudad capital de la República. Por
del poder político y la socialización de los me- esa misma época, el Partido contaba con más de
dios de producción. 4 mil miembros, un periódico (La Vanguardia)
En 1904, cuando era todavía una pequeña or- de gran difusión nacional, una revista bimensual
ganización política, logra imponer como diputa- y varios semanarios en diversos lugares del país.
do, por la circunscripción obrera de la Boca, al Por su neto perfil programático, por la elevada
doctor Alfredo L. Palacios, que fue en tal senti- disciplina de sus militantes y por la permanen-
do el primer representante socialista a un par- te labor de educación ideológica y política que
lamento latinoamericano. La excepcional labor desplegaban sus organismos en el seno de la so-
desplegada por Palacios, que mediante una es- ciedad civil, el Partido Socialista fue, con plenos
trecha vinculación con sus representados hizo derechos, el primer partido político moderno de
aprobar disposiciones legislativas fundamenta- su país y del continente.
les como el descanso dominical y la protección Su fundador y dirigente más respetado du-
al trabajo femenino e infantil, además de pro- rante las tres primeras décadas del siglo, Juan
yectarlo al plano nacional como una de las más B. Justo, representa indiscutiblemente un caso
Socialismo latinoamericano625
En 1918 las corrientes de izquierda que desde por mantener una autonomía política y orga-
1912 se fueron perfilando en su interior rom- nizativa de los sindicatos obreros y del propio
pieron con la dirección partidaria que rehusaba partido. En su declaración de principios el so-
el apoyo a la Revolución de Octubre y la parti- cialismo colocó en un primer plano la necesi-
cipación en la III Internacional y formaron un dad de transformar la estructura agraria y de
nuevo partido que, denominado inicialmente impulsar la creación de una clase de pequeños
Partido Socialista Internacional, adoptó en propietarios rurales. Para los socialistas uru-
1920 el nombre, que aún conserva, de Partido guayos el destino de la democracia social y
Comunista. política reposaba en la capacidad de la joven
república de provocar una transformación que
permitiera fundarla sobre otros cimientos que
IV Otras organizaciones socialistas los del latifundio. La construcción democrá-
tica debía encontrar una “nueva sustancia en
Es en Uruguay donde desde inicios del siglo la vida de la nación”, en “las masas proletarias
existe un partido socialista que, sin la gravita- urbanas y en la clase media, especialmente
ción del argentino, reproduce significativamen- del sector intelectual”, las fuerzas sociales que
te la experiencia de este. Desde 1896 existían permitieran convertirla en un proceso constan-
ya en Montevideo algunos grupos socialistas te e irreversible. En caso contrario, la demo-
cuya labor permitió que en diciembre de 1904, cracia uruguaya, solo sería “una construcción
y bajo el liderazgo de un intelectual prestigioso en la arena” (Frugoni, 1934: 143). En tal sen-
como Emilio Frugoni (1880-1969), se constitu- tido, el socialismo uruguayo fue la primera y
yera el Centro Carlos Marx y en 1910 el Partido por largos años la única organización política
Socialista Uruguayo, que ese mismo año con- que hizo de este tema un elemento central de
curre a las elecciones conquistando una banca su pensamiento y de su acción. Sin embargo,
parlamentaria. Apoyando críticamente las re- nunca pudo escapar de su fuerte y constricti-
formas económicas, sociales e institucionales va envoltura urbana para expandir su acción a
impulsadas por el Gobierno democrático de un mundo rural caracterizado por la ausencia
José Batlle y Ordóñez, el socialismo luchó por de un campesinado sediento de tierra, es de-
la extensión de estas a la clase trabajadora y cir, por la inexistencia de la única fuerza social
Socialismo latinoamericano627
Partido Socialista Obrero, al que se adhirie- margen de ellas y con una política continental
ron los sectores más radicalizados del Partido e internacional propia. Así su Declaración de
Democrático y grupos dispersos que ya a fines Principios señala que “[…] la doctrina socialis-
del siglo pasado habían intentado dar forma ta es de carácter internacional y exige una ac-
orgánica a la tendencia socialista. Habiendo ción solidaria y coordinada de los trabajadores
logrado cierta implantación entre los obreros del mundo. Para iniciar la realización de estos
del salitre, en el norte del país, en 1921 se trans- postulados, el Partido Socialista propugnará
formó en Partido Comunista. La fundación de la unidad económica y política de los pueblos
un nuevo partido socialista fue una resultante del continente para llegar a la Federación de
de la experiencia, excesivamente breve pero Repúblicas Socialistas del Continente y a la
ilustrativa del estado de ánimo de las clases creación de una economía antimperialista”
populares, de la “república socialista” surgida (Partido Socialista Chileno, s/d).
de una revuelta militar el 4 de junio de 1932. En Afirma además en lo nacional que “durante
1933 se constituye el Partido Socialista sobre el proceso de transformación total del siste-
la base de la fusión de grupos provenientes de ma es necesaria una dictadura de trabajadores
la izquierda radical y de divisiones producidas organizados”. En 1970, una coalición de cinco
en el interior del Partido Comunista. El nuevo partidos vertebrada en torno a la alianza socia-
organismo protagonizará, pocos años después, lista-comunista y denominada Unidad Popular,
junto con los comunistas y los radicales, la pri- impone como nuevo presidente de la República
mera experiencia latinoamericana de Frente al socialista Salvador Allende, que intenta ins-
Popular. Desde 1957 en adelante, y luego de trumentar un programa de profundas reformas
haber superado divisiones internas que este- de estructura abortado por el golpe militar de
rilizaron en buena parte su acción política, el 1973.
partido reunificado establecerá con los comu- Otras experiencias de formación de partidos
nistas una alianza que, bajo distintas formas, se socialistas en los marcos de la II Internacional,
mantendrá aun hasta el presente. casi todas infructuosas o de muy breve duración,
El Partido Socialista ha mantenido siempre se produjeron en Brasil, Cuba y México. En los
una actitud crítica frente a las experiencias años veinte, y vinculados a la III Internacional,
de la II y III Internacional, manteniéndose al se constituyen partidos socialistas en Ecuador,
Socialismo latinoamericano629
sobre el estatuto teórico del subcontinente en europeo– tuvo también consecuencias nega-
la tradición socialista. En primer lugar, porque tivas por razones de orden más estrictamente
a diferencia de lo ocurrido en aquellos países teórico. Forzado por el perfil fuertemente an-
donde el marxismo pudo ser de manera signifi- tihegeliano que adoptó polémicamente su con-
cativa la teoría y la práctica de un movimiento sideración del Estado Moderno, Marx se sintió
social de carácter fundamentalmente obrero, inclinado a negar teóricamente todo posible
entre nosotros sus intentos de “traducción” no rol autónomo del Estado político, idea esta que
pudieron medirse críticamente con una heren- sin embargo constituía el eje en torno al cual
cia teórica “fuerte” como la del mismo Marx, se estructuró su proyecto inicial de crítica de
ni con elaboraciones equivalentes por su im- la política y del Estado. Al extender indebida-
portancia teórica y política a las que él hizo de mente al mundo no europeo la crítica del mo-
las diversas realidades nacionales europeas. delo hegeliano de un Estado político como for-
Ausente una relación original con la compleji- ma suprema y fundante de la comunidad ética,
dad de las categorías analíticas del pensamien- Marx debía ser conducido, por la propia lógica
to marxiano, y con su potencial cognoscitivo de su análisis, a desconocer en el Estado toda
aplicado a formaciones nacionales concretas, capacidad de fundación o de “producción” de
el marxismo fue en América Latina, salvo muy la sociedad civil y, por extensión y analogía,
escasas excepciones, una réplica empobreci- cualquier influencia decisoria sobre los proce-
da de esa ideología del desarrollo y de la mo- sos de constitución o fundación de una nación.
dernización canonizada como marxista por la A partir de estos supuestos, que en el caso de
Segunda y la Tercera Internacional. sus trabajos sobre América Latina nunca estu-
Pero el “menosprecio” de Marx por la vieron claramente explicitados, aunque pueden
América hispana, o mejor dicho, su indiferen- ser deducidos del análisis que hizo, por ejemplo,
cia frente al problema de la naturaleza especí- de la figura de Simón Bolívar, Marx se rehusó
fica de las sociedades nacionales constituidas a conceder espesor histórico, alguna determina-
a partir del derrumbe del colonialismo espa- ción real, a los Estados naciones latinoamerica-
ñol y portugués –en una etapa de su reflexión nos y al conjunto de los procesos ideológicos,
en la que paradójicamente abordó con ma- culturales, políticos y militares que los genera-
yor amplitud y apertura crítica el mundo no ban. Al privilegiar el carácter arbitrario, absurdo
Marx y América Latina633
A fin de cuentas, no era tanto la realidad efecti- Si hoy sabemos que los textos de Marx y de
va, como la estrategia a implementar para mo- Engels referidos en forma directa o indirecta
dificarla en un sentido previamente establecido, a la América hispana son más abundantes de
lo que tendió a predominar en la forma teórica, lo que se creyó, y que la actitud que adopta-
ideológica y política adoptada por el marxismo ron frente a nuestra realidad de ningún modo
en Hispanoamérica. puede ser identificada por completo con la
benevolencia y hasta la aceptación con que
enjuiciaron, en una primera etapa de sus re-
Contextualizar a Marx flexiones, la invasión y despojo de México por
los Estados Unidos1, cuando hablamos de indi-
Sin embargo, creo que no sería de mucha uti- ferencia evidentemente nos queremos referir a
lidad contentarnos con el reconocimiento de algo más que a un simple vacío de pensamien-
la existencia de un menosprecio, indiferencia to. Lo que intentamos sostener no es que Marx
o soslayamiento de la especificidad americana –para referirnos solo a él– dejara de percibir la
en el pensamiento de Marx, y aceptar este he- existencia de una parte del mundo ya en gran
cho como una evidencia más de las limitacio- medida incorporada al mercado mundial capi-
nes de la conciencia europea para comprender talista en la época histórica que le tocó vivir.
y admitir la insuprimible heterogeneidad del Más aún, el papel que desempeñaron y seguían
mundo. Pienso por el contrario que reflexionar
sobre esta admitida “laguna” de Marx, y sobre
las razones que pudieron motivarla, puede ser 1 ¿No es sorprendente la abusiva reiteración con que
siempre se recuerdan estos juicios tempranos (1847)
un modo teóricamente relevante y políticamen- de Engels y de Marx como si fueran los únicos que hu-
te productivo de contrastar una vez más la vali- bieran emitido sobre las conflictivas relaciones entre
dez del corpus teórico marxiano en su examen México y los Estados Unidos? Véanse al respecto las
de las sociedades periféricas y no típicamente siempre útiles reflexiones de García Cantú (1969: 186-
burguesas. Lo cual, como se comprende, es 198 y 464-469) y, en este número de Nueva Sociedad,
el trabajo “Marx y México” de Monjarás Ruiz (1983),
también una forma indirecta de poner a prueba como texto preliminar de su estimulante estudio sobre
su vigencia actual como teoría y práctica de la los textos éditos e inéditos de Marx y Engels referidos
transformación histórica. a América Latina.
Marx y América Latina635
desempeñando las regiones americanas en de construir una trama más vasta que permita
la génesis y reproducción del capital aparece contextualizar a Marx confrontando sus tex-
nítidamente señalado en sus elaboraciones tos “americanos” con los que paralelamente
esenciales. Pero lo que nos interesa indagar dedicó al análisis del complejo fenómeno de
es desde qué perspectiva estos territorios pe- descomposición del mundo no burgués. Dicho
riféricos, estas “fronteras” del cosmos burgués, de otro modo, y para aclarar mejor el sentido
fueron o no considerados en su discurso teóri- de mi reflexión, no interesa tanto saber si Marx
co y político. Pero una vez admitido el hecho tenía o no razón frente a Bolívar como indagar
indiscutible2 de que la América hispana emerge por qué tendía a verlo del modo en que lo vio.
de los textos de Marx solamente como fronte- En caso contrario la discusión no tendría otro
ra, es decir como territorios sin personalidad valor que el estrictamente historiográfico, el
ni autonomía propias, el nudo problemático cual, como es obvio, no tiene para nuestro caso
se desplaza hacia la pregunta por las razones relevancia alguna. Para saber algo de Bolívar
que pudieron conducirlo a hacer de América nunca se necesitó leer el panfleto de Marx;
una realidad en cierto modo soslayada, o sea, pero este y otros textos suyos siguen siendo
“ocultada” en el mismo acto de referirse a ella. muy importantes para nosotros no por los co-
A partir de lo hasta aquí afirmado pienso que nocimientos que aportan sobre el tema en sí,
para avanzar en la dilucidación del problema sino por lo que nos enseñan del propio Marx
lo que corresponde es analizar la forma en que y de su modo de abordar realidades en buena
América Latina aparece en Marx –por ejemplo, parte ajenas al mundo social y cultural que dio
en el panfleto desmedidamente negativo sobre razón de ser a sus concepciones.
la figura de Bolívar–, forma que, en mi opinión,
exige para su develamiento ir más allá de los
contenidos explícitos de los textos directa- Cuatro excusas equivocadas
mente referidos al tema. Se trata, por lo tanto,
Se han ensayado varias explicaciones para
2 Tal como he mostrado en mi libro “Marx y América
dar cuenta de este desencuentro de Marx con
Latina” (Aricó, 1980, 1982), del que el presente trabajo nuestra realidad, que en el caso de la ya cita-
es en realidad una síntesis. da diatriba antibolivariana estaba destinada a
636 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
convertirse en una suerte de vía crucis para los una filosofía de la historia convertida en saber
marxistas latinoamericanos. En realidad, más absoluto. Pero si recordamos que la abruma-
que explicaciones satisfactorias fueron exone- dora mayoría de sus textos sobre el mundo
raciones de culpas que mantenían intocado un europeo, o para decirlo con más precisión so-
sistema aceptado de antemano como verdad bre el mundo no capitalístico-céntrico, fueron
absoluta e incontrastable, o la enfatización de escritos periodísticos, al aceptarlos solo como
una supuesta incapacidad del marxismo para “material de segunda clase” estamos obligados
dar cuenta de la originalidad radical del mundo a concluir que el análisis hecho por Marx sobre
americano. Veamos algunos ejemplos de las ex- las formas particulares que adoptaba el proce-
plicaciones más usuales. so de devenir mundo del capitalismo occiden-
tal no constituye una reflexión sustantiva. Sus
¿La superficialidad del periodista? trabajos sobre Rusia, el mundo esclavo, China
Basada en una distinción que rechazo como y la India, Turquía, la revolución en España, y
incorrecta o por lo menos superficial entre un hasta la cuestión irlandesa, no nos enseñarían
Marx “científico” y un Marx “político”, es casi nada equivalente a lo que en términos de teo-
una frase hecha la afirmación de que muchas ría nos ofrecen sus análisis de formaciones
de las reflexiones de Marx sobre la política y la sociales concretas como Inglaterra, Francia o
diplomacia mundiales, por provenir de artícu- Alemania.
los periodísticos justificados por razones eco- Esta explicación, en el caso de que fuera
nómicas personales, no tienen un valor teórico reconocida como tal, es una tontería que hace
propio. Se tratarían, por tanto, de trabajos oca- muy poca justicia al estilo de trabajo de Marx.
sionales factibles de ser dejados de lado en el Utilizada por quienes rechazan a priori la exis-
estudio de la naturaleza estricta del programa tencia de fuertes tensiones internas en su pen-
científico trazado por Marx. Y no puede negarse samiento acaban fragmentándolo en un extra-
que durante muchos años fueron prácticamen- ño ser bifronte que hace ciencia a la mañana y
te desconocidos o no suficientemente utiliza- escribe liviandades a la tarde. Basta comparar
dos por los investigadores. Material de acarreo sus escritos periodísticos sobre Irlanda, por
de innumerables antologías, solo se los utiliza- ejemplo, con las muchas páginas dedicadas a
ba para alimentar la vocación enciclopédica de la acumulación originaria del capital en su obra
Marx y América Latina637
teórica más relevante para advertir hasta dón- un investigador en la incómoda situación de
de existe entre ambos textos una alimentación “desconocer” informaciones. Es más, prolon-
recíproca. Lo cual, como se comprende, es un gando el razonamiento sobre la contradictoria
proceso lógico, natural e inevitable que funda relación entre conocimiento y verdad históri-
el rechazo de cualquier distinción o jerarquiza- ca podríamos llegar a la conclusión –que no
ción de corte althusseriano de sus textos. corresponde discutir aquí– de que la historia,
como “secuela de los hechos a narrar”, es de
¿El desconocimiento del historiador? algún modo una tarea imposible. Pero no creo
He aquí otra de las razones aducidas con que resulte de utilidad alguna introducir aquí
mayor frecuencia, aunque en realidad más que este reconocimiento de validez más general
una explicación constituye simplemente una que nos coloca fuera de la sustancia del proble-
constatación de hecho al servicio de un intento ma que estamos abordando.
justificatorio. “En descargo de Marx –recuerda La rigurosidad extrema, el enfermizo exceso
Maximilien Rubel comentando su texto antibo- de celo, la insaciable capacidad de lectura y de
livariano– podría decirse que en los momentos reflexión de Marx, que sigue provocando en no-
en que escribió su artículo la historia de las sotros admiración, respeto y ¿por qué no? mu-
luchas liberadoras de los países de América cho de envidia, nos lleva a rechazar cualquier
Latina estaban aún insuficientemente explora- privilegiamiento de la ignorancia para explicar
das” (Rubel, 1968: 24-29). Nadie puede negar las razones de sus juicios. Para encarar el estu-
que el conocimiento por parte de Europa de la dio de los diversos temas que despertaron su
Guerra de Independencia era limitado y que la interés, Marx consultó una imponente cantidad
información al alcance de Marx lo era aún más. de materiales en los más diversos idiomas que
Sin embargo, un argumento que intente fun- le permitieron disponer de una información
darse sobre la limitación de las fuentes histo- excepcional para su época. Véase, por ejem-
riográficas solo es parcialmente válido porque plo, el exuberante listado de obras que consul-
deja de lado el problema más importante del tó para escribir sus ensayos sobre España, o
modo en que tales fuentes son utilizadas. En el referido al estudio que en los años setenta
cierto modo la permanente renovación y avan- efectuó sobre las formas comunitarias en Asia,
ce de los estudios históricos coloca siempre a África y América; de su lectura se deduce un
638 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
escrupuloso trabajo de búsqueda, que no con- aplicarla a esa construcción teórica que arran-
dice con la gratuita y superficial atribución a ca de él pero se constituye como sistema luego
“desconocimientos” su facciosa valoración de de su muerte, hacia fines de siglo. Si el marxis-
Bolívar. Pero aun admitiendo que todo pudiera mo enfatizó la supuesta división de la realidad
deberse a informaciones insuficientes, insisto en “base” y “superestructura” –división que
en que esta razón no tiene validez explicativa. indudablemente está en Marx, pero que tiene
Porque o bien se demuestra que las informacio- connotaciones distintas y sostuvo que las for-
nes de que disponía eran unívocamente negati- maciones sociales solo podían ser analizadas
vas, y Marx fue un acrítico pero comprensible arrancando de la infraestructura, es lógico pen-
deudor, o bien se reconoce que era contradic- sar que este método era de difícil aplicación a
toria y el argumento deja de tener validez. Y sociedades cuya estructuración de clase en el
lo que sorprende es que disponiendo Marx de caso de existir era gelatinosa, y cuya organi-
fuentes que evaluaban de manera contradicto- zación giraba en torno al poder omnímodo del
ria el papel desempeñado por Bolívar, hubiera Estado nacional o de los poderes regionales.
aceptado plenamente los juicios de dos de sus Sin embargo, si analizamos desde nuestra pers-
enemigos declarados como eran Hippisley y pectiva los escritos de Marx sobre España, o
Ducudray, en lugar de los más favorables de sobre Rusia, nos sorprenderá observar que sus
Miller. Todo lo cual constituye una prueba más razonamientos parecen adoptar un camino in-
de que la actitud de Marx hacia lo latinoameri- verso al previsible, y es precisamente este he-
cano era previa a la lectura de los textos en los cho el que aún provoca en muchos marxistas
que se basó para redactar su panfleto. Y porque perplejidad y desconcierto. Como recuerda
su juicio era desmedido e injusto el redactor de Sacristán al analizar sus trabajos sobre España,
la enciclopedia para la cual lo escribió aceptó a el método de Marx, notablemente evidenciado
regañadientes publicarlo y solo por el respeto en sus textos “políticos”, es
que Marx le inspiraba.
[…] proceder en la explicación de un fenómeno
¿Las limitaciones del metodólogo? político de tal modo que el análisis agota todas las
Quizás sea esta la objeción de mayor peso, instancias sobrestructurales antes de apelar a las
aunque pienso que antes que a Marx habría que instancias económico-sociales fundamentales.
Marx y América Latina639
Así se evita que estas se conviertan en Dei ex siempre evanescente e indeterminada– nos
machina desprovistas de adecuada función heu- queda de todas maneras la fundamentación
rística. Esa regla supone un principio epistemo- que el concepto recibe por parte de quienes,
lógico que podría formularse así: el orden del colocados en una perspectiva distante de la ro-
análisis en la investigación es inverso del orden mántica-nacionalista que la visión de eurocen-
de fundamentación real admitido por el método trismo conlleva, enfatizan el hecho indiscutible
(Sacristán, 1970: 14). de un Marx pensador de su tiempo y poseído,
como es lógico, de una creencia nunca puesta
Y es esto lo que afirma precisamente Marx en cuestión en el progreso, en la necesidad del
cuando en El Capital (1980: 453; Cap. XIII, dominio del hombre sobre la naturaleza, en la
nota 89) observa que aun cuando sea más fá- revalorización de la tecnología productiva, y
cil hallar mediante un análisis el contenido, “el en una laicización de la visión judeocristiana
núcleo terrenal de las brumosas apariencias de de la historia. A partir de este basamento cultu-
la religión, […] el único método materialista, y ral, definido como un típico “paradigma euro-
por consiguiente científico”, es adoptar el ca- céntrico”, Marx habría construido un sistema
mino inverso que permita a partir del análisis categorial basado en las determinantes contra-
de las condiciones reales de la vida desarrollar dicciones de clase que debía necesariamente
las formas divinizadas que les corresponden. excluir aquellas realidades que escapaban al
modelo. La contradicción subyacente entre un
¿El eurocentrismo? modelo teórico-abstracto y una realidad con-
La última explicación del soslayamiento de creta irreductible a sus parámetros esenciales
Marx apela al socorrido argumento del supues- explicaría, por tanto, la exclusión de América.
to desprecio “eurocéntrico”. Si dejamos de Marx no podía ver detrás del caos, del azar y de
lado esa noción pedestre del concepto que se la irracionalidad, el proceso de devenir nacio-
funda en la idea de una ontológica “ininteligi- nes de los pueblos latinoamericanos, porque su
bilidad” del mundo no europeo por la cultura perspectiva capitalístico-céntrica se lo vedaba.
occidental –idea esta profundamente arraigada Una construcción teórica como la suya, basada
en América Latina, en cuanto mundo de nacio- en la modalidad particular que adquirió la re-
nes aún en búsqueda de una identidad propia lación nación-Estado en Europa, determinaba
640 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
c. el reconocimiento de la potencialidad de la
necesariamente una concepción de la política,
comuna agraria como vía no capitalista para
del Estado, de las clases, y más en general del
el tránsito a una sociedad socialista;
curso histórico de los procesos que no encon-
traba réplica cabal en América Latina. d. el privilegiamiento de la autonomía de la
política en sus análisis concretos, privilegia-
miento que impregna fuertemente todos sus
Actitud política desviante escritos políticos desde los años cincuenta.
Confieso que esta explicación me resulta in- Pienso que cualquier estudio que se haga so-
satisfactoria por diversas razones, la principal bre su obra debe necesariamente ser capaz de
es la de que acaba por convertir a Marx en un integrar tales perspectivas que parecen contra-
pensador esclavo de su teoría y a esta en un decir una lectura en clave sistémica de tal obra.
sistema cerrado e impermeable a la irrupción Es debido a esta y otras razones por las que
de la historia. Creo encontrar en Marx fuertes creo encontrar en la diatriba de Marx contra
descentramientos de sus hipótesis que no po- Bolívar elementos para fundar una interpre-
drían ser entendidas y evaluadas en su real sig- tación que privilegie, en cambio, la presencia
nificación si aceptáramos tal explicación. Cito en sus reflexiones de una previa y prejuiciosa
solamente algunos casos: actitud política desviante de su mirada. La ca-
racterización de Bolívar como delator, oportu-
a. el viraje estratégico de los años setenta en nista, incapaz, mal estratega militar, autoritario
torno al privilegiamiento de la independen- y dictador, y su identificación con el haitiano
cia de Irlanda como elemento motriz de la Soulouque, encontraba luego el tercero y ver-
revolución en Inglaterra; dadero término de comparación en el denosta-
b. el rechazo explícito en los años setenta de do Luis Bonaparte contra cuyo régimen Marx
la idea de un camino unilineal de la historia desplegó toda su capacidad de análisis teórico
basado en la expansión capitalista y de la y denuncia política, y todas sus energías de
reducción de su teoría a una filosofía de la combatiente.
historia omnicomprensiva; El rechazo del bonapartismo como obstá-
culo esencial para el triunfo de la democracia
Marx y América Latina641
europea, el temor por las consecuencias políti- la sociedad civil. Si el supuesto era la inexis-
cas de la apertura hacia América de Napoleón tencia de la nación, Marx no podía visualizar
III y la identificación de Bolívar como una for- de otra forma que como presencia omnímoda
ma burda de dictador bonapartista, fueron los y no racional –también en sentido hegeliano–
parámetros sobre los que Marx construyó una del Estado sobre los esbozos de sociedad civil
perspectiva de análisis que unió a la hostilidad los procesos en curso en América Latina desde
política una irreductible hostilidad personal. las guerras de Independencia, procesos en los
Este cabal prejuicio político pudo operar como que el Estado cumplía indudablemente un pa-
un reactivador en su pensamiento de ciertos pel decisivo en la modelización de la sociedad.
aromas ideológicos que, como aquella idea Marx no logró ver en ellos la presencia de una
hegeliana de los “pueblos sin historia”, cons- lucha de clases definitoria de su “movimiento
tituyeron dimensiones nunca extirpadas de real” y por lo tanto fundante de su sistemati-
su mirada del mundo. Y es indudable que tal zación lógico-histórica. A partir de lo cual no
idea subyace en su caracterización del proce- pudo caracterizar en su personalidad propia,
so latinoamericano, aunque nunca –como en en su sustantividad y autonomía una realidad
otros casos– haya sido claramente expresada; que se le presentaba en estado magmático.
es indudable que más por lo no dicho que por
lo dicho podemos descubrir en Marx la consi-
deración de los pueblos de la América hispa- La revolución como separadora de
na como conglomerados humanos carentes de las aguas
potencialidad propia y, podríamos decir, de esa
masa “crítica” siempre necesaria para la cons- Las condiciones de constitución de los Estados
titución de una nación legitimada en sus dere- latinoamericanos y las primeras etapas de su de-
chos de existencia. sarrollo independiente eran tan excéntricas de
Paralelamente con la resurrección positiva los postulados de Marx respecto de la relación
de esta idea hegeliana el síndrome bonapar- entre Estado y sociedad civil que solo podían ser
tista hace aflorar también con fuerza su viejo descubiertas en su positividad si Marx hubiera
rechazo juvenil al postulado de Hegel que co- empleado frente a ellas un tipo de razonamien-
loca al Estado como instancia productora de to como el que utilizó para el caso de España
642 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
o del asiatismo ruso-mongol, pero en la medida tanto el reconocimiento indiscutido del carácter
en que las consideró como la potenciación sin progresivo del desarrollo capitalista, si no la po-
contrapartida del bonapartismo y de la reacción sibilidad que este abría para la revolución. Es la
europea, el resultado fue su soslayamiento. Es revolución el sitio desde el cual se caracteriza la
por esto que me siento inclinado a pensar que “modernidad” o “atraso” de los movimientos de
América Latina no aparece en Marx desde una lo real. Y porque esto es así, la bendición o mal-
perspectiva “autónoma” no porque la modalidad dición marxiana cae de manera aparentemente
particular de la relación nación-Estado desvíe su caprichosa sobre los hechos. Aun aceptando
mirada, ni porque su concepción de la política el carácter “progresivo” del capitalismo, es la
y del Estado excluya la admisión de lo diverso, Inglaterra “moderna” la que resulta denostada
ni tampoco porque la perspectiva desde la cual por Marx a causa de su entendimiento con el
analiza los procesos lo conduzca a no poder baluarte reaccionario del zarismo. El contexto
comprende aquellas sociedades ajenas a las vir- internacional no puede ser analizado, en conse-
tualidades explicativas de su método. Ninguna cuencia, única y exclusivamente a partir de la
de estas consideraciones, por más presentes confianza –presente en Marx– del determinis-
que estén en Marx y que influyan sobre la ma- mo del desarrollo de las fuerzas productivas.
nera de situarse frente a la realidad, me parecen Requiere de otras formas de aproximación que
suficientes por sí mismas para explicar el fenó- permitan visualizar aquellas fuerzas que, pues-
meno. Todas ellas, curiosamente, menosprecian tas en movimiento por la dinámica avasalladora
la perspectiva política desde la cual Marx ana- del capital, tiendan a destruir todo lo que impide
liza el contexto internacional, al mismo tiempo el libre desenvolvimiento de los impulsos de la
que critican la supuesta ausencia en él de una sociedad civil.
admisión de la “autonomía” de lo político como Porque el desarrollo del modo capitalista de
consecuencia de la rigidez de su método inter- producción sucede sobre un mundo profunda-
pretativo. No eran esquemas teóricos definidos, mente diverso y diferenciado, tratar de mostrar
sino más bien opciones estratégicas considera- y de mutar la proteiforme realidad de este obliga
das como favorables a la revolución, lo que lle- a dejar de lado cualquier pretensión de unificar-
vaba a Marx a privilegiar campos o a jerarquizar lo de manera abstracta y formal y abrirse a una
fuerzas. La matriz de su pensamiento no era por perspectiva micrológica y fragmentaria.
Marx y América Latina643
que siempre se pensó –de un pensamiento frag- crítica de dirigir la atención de los hombres a
mentario, refractario a un sistema definido y los movimientos retrógrados de la historia, a
congelado de coordenadas. Es verdad que exis- todo aquello que amenaza hacer estallar la con-
ten en el mismo Marx fuertes elementos para tinuidad histórica reificada en las formas de la
concebirlo como un genial creador de siste- conciencia burguesa. Contra la idea “marxista”
mas; pero visto de ese modo terminaría siendo de que los destinos debían cumplirse [Que les
un epígono de la civilización burguesa, el cons- destinées s’accomplissent! escribía Engels al
tructor de una nueva teoría afirmativa del mun- revolucionario ruso Danielson recordándole
do, y no, como quiso ser, el instrumento de una la inevitabilidad del progreso histórico (Marx,
teoría crítica. Si como puede probarse Marx Danielson y Engels, 1981)] Marx defendía la ne-
pareciera ser europeísta en un texto al tiempo cesidad y la posibilidad de evitarlos.
que resultaría arbitrario designarlo como tal en
otro, la explicación debe ser buscada fuera de
esta noción y de la ciega fe en el progreso que la La sustitución del movimiento
alimenta. Marx, es cierto, se propuso descubrir real por un falso héroe
la “ley económica que preside el movimiento de
la sociedad moderna”, y a partir de ella explicar La descalificación de Bolívar tenía consecuen-
el continuum de la historia como “historia” de cias que Marx no sorteó y de las que, en reali-
los opresores, como progreso en apariencia au- dad, jamás tuvo conciencia. El resultado fue la
tomático. Pero el programa científico instalaba incomprensión del movimiento latinoamericano
este momento cognoscitivo en el interior de en su autonomía y positividad propia. Dejándose
una radical indagación que permitiera develar llevar por su odio al autoritarismo bolivariano,
en la contradictoriedad del “movimiento real” visto como una dictadura personal y no, como
las fuerzas que apuntaban a la destrucción de quizás fue, una dictadura “educativa” impuesta
la sociedad burguesa, o sea revelar el sustan- de manera coercitiva a masas que se pensaba in-
cial discontinuum que corroe el proceso his- maduras para una sociedad democrática, Marx
tórico. Utilizando una aguda observación de dejó de considerar aquellos aspectos de la rea-
Benjamin (2008), se puede afirmar que el con- lidad que su propio método lo condujo a explo-
cepto de progreso cumple en Marx la función rar en otros fenómenos sociales que analizó: la
Marx y América Latina645
dinámica real de las fuerzas sociales, aquellos proyecto bolivariano no expresaba simplemen-
movimientos más orgánicos de la sociedad que te, como creyó, las características personales de
el tumultuoso ocurrir de los hechos ocultaban un individuo, sino la debilidad de un grupo so-
detrás de la superficie. Es por esto que nos sor- cial avanzado que en un contexto internacional
prende que no haya prestado atención alguna a y continental contrarrevolucionario solo pudo
las referencias que en algunas de las obras que proyectar la construcción de una gran nación
consultó se hacen sobre la actitud de los distin- moderna a partir de la presencia de un Estado
tos sectores sociales hispanoamericanos ante la fuerte, legitimado por un estamento profesio-
guerra de Independencia; las rebeliones campe- nal e intelectual que por sus propias virtudes
sinas o rurales contra las élites criollas que diri- fuera capaz de conformar una opinión pública
gieron la revolución; la endeblez de las apoyatu- favorable al sistema, y por un ejército dispues-
ras políticas de dichas élites entre los sectores to a sofocar el constante impulso subversivo y
populares de la población, y más en particular fragmentador de las masas populares y de los
entre los negros y los indios, quienes en muchos poderes regionales. Por todo esto es posible
casos sostuvieron la causa de los españoles; el afirmar que, dejando a un lado lo que constituía
alcance de la abolición del pongo y de la mita; la forma mentis de su modo de abordar los pro-
la distinta característica de las guerras de inde- cesos sociales, Marx sustantivó en la persona de
pendencia en las regiones del sur, donde las éli- Bolívar lo que de hecho se negó a ver en la reali-
tes urbanas habían logrado mantener el control dad de Hispanoamérica: las fuerzas sociales que
del proceso evitando el peligro de una abierta conformaban la trama de la historia. De modo
confrontación entre pobres y ricos, y en México, idealista, reproduciendo un mecanismo que tan
donde la revolución comenzó siendo una rebe- brillantemente criticara en Víctor Hugo, el mo-
lión generalizada de campesinos e indígenas. vimiento real fue sustituido por las desventuras
Marx no comprendió que si el movimiento de un falso héroe.
independizador estaba enfrentado a tan comple- La presencia obnubilante de los fenómenos
jas y peligrosas alternativas, en un momento de del populismo que caracterizan la historia de
clausura de la etapa revolucionaria en Europa y los países americanos en el siglo XX llevó cu-
de plena expansión de la restauración conser- riosamente a cuestionar como formas de “eu-
vadora, la forma bonapartista y autoritaria del rocentrismo” la resistencia a las modalidades
646 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
podemos encontrar todo aquello que Marx aún Marx, K. y Engels, F. 1975 Materiales para la
nos sigue diciendo. Pero esta tarea es posible historia de América Latina (Buenos Aires:
solo porque siendo un pensador que alcanzó Cuadernos de Pasado y Presente N° 30).
una aguda conciencia de la crisis fue capaz de Marx, K. y Engels, F. 1980 Escritos sobre
leer en el libro de la vida la pluralidad de las Rusia II. El porvenir de la comuna rural
historias que fragmentan un mundo que se pro- rusa (México: Cuadernos de Pasado y
puso destruir, para que la posibilidad del futuro Presente N° 90).
pudiera abrirse paso. Monjarás Ruiz, J. 1983 “Marx y México” en
Nueva Sociedad N°66, mayo-junio.
Rubel, M. 1968 “Avant-Propos” a “Bolivar y
Bibliografía Ponte” en Cahiers de Marxologie, T. II, N°
12: 24-29, diciembre.
Aricó, J. 1980 Marx y América Latina (Lima: Sacristán, M. 1970 “Prólogo” en Marx,
CEDEP). C. y Engels, F. Revolución en España
Aricó, J. 1982 Marx y América Latina (Barcelona, Ariel).
(México: Alianza).
Benjamin, W. 2008 Tesis sobre la historia y
otros fragmentos (México: UACM / Itaca) Nota biográfica
Trad. Bolívar Echeverría.
García Cantú, G. 1969 El Socialismo en José María Aricó. Ensayista argentino. Editor
México (México: Era). de Pasado y Presente, colección latinoameri-
Marx, K. 1980 El Capital (México: Siglo XXI) cana sobre el pensamiento marxista. Ex ase-
T. I, Vol. 2. sor de la Dirección de la Editorial Siglo XXI
Marx, K.; Danielson, N. y Engels, F. 1981 en México. Autor de varias obras, entre las
Correspondencia (1868-1895) (México: que destaca su última publicación, Marx y
Siglo XXI). América Latina.
Marx, K. y Engels, F. 1968 Acerca del
colonialismo (artículos y cartas) (Moscú:
El Progreso).
Democracia y socialismo en
América Latina*
El hecho de que el imperialismo yanqui se particular de Chile (en los otros lugares todos
visualice como un enemigo común es el que los fenómenos son más espurios o más débi-
crea el problema de la identificación de amigos les), el caso de Chile antes, el caso de Perú
y enemigos en el sistema de bloques mundial, hoy, donde hay una franja de izquierda que se
tema que ya se estudió y que merece, sin duda, reconoce como socialista o marxista, que llegó
una ampliación, una discusión que, en mi opi- a sacar [por] caso el 30% de los votos en las
nión, no fue hecha suficientemente: por razo- últimas elecciones peruanas, excepto en estos
nes técnicas o por escasa decisión del conjunto casos, es muy difícil encontrar fuertes concen-
de los participantes, entre los que creo encon- traciones de izquierda. Pero, de todas maneras,
trar opiniones distintas de las que sustentaron un pensamiento de izquierda se elaboró, un
los expositores. pensamiento socialista se elaboró, y ese pensa-
Si nosotros rechazamos la idea de un conti- miento socialista fijó las categorías esenciales
nente único y admitimos una profunda diver- que configuraron el sistema de pensamiento de
sidad nacional, es evidente que el problema la izquierda sobre la realidad latinoamericana.
del socialismo se disgrega y comienza a ser el Esas categorías esenciales derivan, no tan-
problema de las vías o de las posibilidades del to de las tradiciones socialistas que pudieron
socialismo en cada uno de los países determi- existir en países como Chile o como Argentina
nados. Y en ese sentido las diferencias son tam- o como Uruguay, sino fundamentalmente en
bién bastante radicales. el proceso de expansión del leninismo en
La exposición que yo quería hacer ante uste- América Latina. Y este es otro problema que
des, y que ahora se modifica, era sobre las posi- nos plantea otra contradicción: aun cuando se
bilidades de socialismo en Argentina. Pero, evi- desarrollaron escasamente las formaciones co-
dentemente, no puedo reflexionar en el mismo munistas en Amé[rica] ___FALTA LA ÚLTIMA
sentido sobre lo que ocurre en otros lugares. LÍNEA DE LA PÁGINA___ [In]ternacional para
Por eso, entonces, solamente haré algunas con- interpretar o analizar a los pueblos dependien-
sideraciones generales. tes y coloniales, este conjunto de pensamientos
Aunque no podemos decir que no hayan que estaban en la Internacional, que tomaron
existido formaciones socialistas densas y con- los partidos comunistas, que copiaron, plagia-
sistentes, lo cierto es que excepto en el caso ron o adaptaron son los suficientes recaudos,
652 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Es el debate entre apristas y marxistas, entre introducción del conjunto de reformas que son
Haya de la Torre y Mariátegui. Este es el debate necesarias para constituir un socialismo nacio-
fundacional de la teoría política de este siglo en nal, en condiciones de atraso y sin una presen-
América Latina o de las temáticas políticas de cia decisiva de la clase trabajadora pero sí con
este siglo en América Latina. una presencia decisiva de un partido y de un
En esta discusión, frente a un Mariátegui de- líder –de ese partido, digo–, este era el esque-
mocrático-pluralista, que pensaba en la confor- ma leninista. Y en otros lugares, fundamental-
mación de un movimiento nacional basado en mente en Asia, este esquema aparece absoluta-
la recuperación y en la participación decisiva mente perfecto. Y cuando luego de las elabo-
del indígena, que en las categorías de él tiendo raciones del XX Congreso surge en el interior
a interpretar en el sentido de que reivindicaba del movimiento obrero internacional –es decir,
al indígena como el obrero del Perú, frente a en el movimiento comunista internacional– la
eso aparece una concepción homogénea, ab- tematización de las democracias nacionales, el
solutamente estructurada que persigue algo perfil que se da de esas democracias nacionales
que es semejante a lo que me atrevería a defi- responde exactamente a lo que había plantea-
nir como un “socialismo estatalista”, como un do Haya de la Torre, allá por el año 1929, y con-
“socialismo de Estado”. En cierto sentido, creo cretado en el año 1934.
que esta es la concepción de Haya de la Torre; Esto creo que constituye el horizonte mental
que Haya de la Torre fue el primer leninista de del socialismo ___FALTA LA ÚLTIMA LÍNEA
dimensión continental en América Latina. DE LA PÁGINA___ las características que fija-
Si interpretamos las cosas de esta manera ba la Internacional o las que quería fijar Haya.
sorprendente, de esta manera que cambia los Toda esta discusión, luego, entre socialistas,
cánones con que se ha interpretado toda esta marxistas, comunistas y demás, es una dis-
historia, se modifica totalmente la perspectiva cusión interna a este mundo categorial, sor-
de análisis. prendentemente perfilado de una manera tan
Observamos que la idea de la constitución homogénea por un hombre al que toda su his-
de un bloque de cuatro clases, la idea de la toria política posterior nos llevó a denostar, sin
conquista del aparato estatal, la idea –a par- entender suficientemente la significación que
tir de la conquista del aparato estatal– de la pudo haber tenido en aquella época.
654 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
razonamientos llegamos a un círculo sin salida, de estos sistemas, que no pueden configurar
lo único que nos queda –si pensamos que para estructuras tales que puedan dar respuestas a
el hombre existen ciertas posibilidades, cierta esta conflictividad permanente de la sociedad
ventura, ciertas esperanzas–, es romperlo por latinoamericana?
el lado de la voluntad. En ese sentido hablo de voluntad y no de vo-
Si admitimos como hipótesis la necesidad luntarismo. Porque cuando estoy expresando
de un cuestionamiento de todo este sistema el momento de voluntad, estoy expresando esa
de conceptualización que hoy consideramos otra perspectiva que está dada por esta conflic-
sobrepasado, que hoy debemos reconvertir sin tualidad de masas, que es una característica
saber claramente cómo lo debemos reconver- distintiva de América Latina desde que la re-
tir, un cuestionamiento que nos permita pensar cordamos como tal.
de nueva manera el socialismo, sobre la base Entonces, yo creo, la recomposición de esta
de dos experiencias centrales: sobre la base de cultura de izquierda pasa, sí, por un cuestiona-
la crisis del capitalismo y sobre la base de la miento del leninismo, por un cuestionamiento
experiencia de la crisis del socialismo real –que de los límites del leninismo. Pero digo que este
ése es otro elemento–, ¿hasta qué punto una cuestionamiento, en América Latina, tiene que
voluntad política puesta en el sentido de este partir del reconocimiento de lo que he llama-
reexamen crítico de todo un pasado y de estas do el leninismo de la sociedad ___FALTA LA
evidencias que nos muestran la crisis capitalis- ÚLTIMA LÍNEA DE LA PÁGINA___ sistemas
ta –en la que nosotros estamos metidos– y la políticos estables. Y esta es una contradicción
crisis socialista, puede dar lugar a procesos de que nos lleva a pensar, entonces, los problemas
reconversiones intelectuales, a procesos de re- del socialismo, o de la democratización radical,
agregaciones que coinciden con lo otro, con lo no simplemente como problemas de instaura-
no integrable, con lo que todavía no tiene sen- ción de un orden institucional representativo
tido o tuvo sentido y lo perdió, pero que apa- parlamentario, sino que nos obliga a pensar en
rece permanentemente en América Latina, que algo que va más allá. Porque esta debilidad de
es esta dimensión de las luchas sociales que las instituciones, del tipo de instituciones que
opera a modo de desestabilizador de los siste- tuvimos en América Latina, no es simplemente
mas y que está también en la raíz de la crisis un problema de la incapacidad para estructurar
656 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
las masas en el interior de las instituciones, se puede pensar una sociedad nueva –es este,
sino que deriva también de cierta formalidad por lo menos, el ideal socialista–, sin una pues-
de estas instituciones. ta en práctica de un sistema de participación
Yo creo que para superar esta discusión creciente de la sociedad. No sé bajo qué institu-
sobre formalidad institucional y acción real o ciones. No me atrevería a cerrar la discusión en
tendencia a la disgregación real, debemos so- torno a la aceptación en sí de las instituciones;
meter a crítica el propio problema de las ins- y yo creo que, allí, la diversidad de América
tituciones. Por lo que yo diría: un socialismo Latina opera y tenemos que verlo. Pero lo que
democrático avanzado, pluralista, en América me interesa ver es cómo este ejercicio perma-
Latina, presupone también el análisis del siste- nente y constante de la democracia aparece en
ma parlamentario, presupone también la dis- aquellos lugares donde ciertas circunstancias,
cusión del sistema parlamentario, presupone cierta necesariedad de los procesos, han dado
también la discusión de todo el aparato institu- lugar a hechos que impiden la presencia de ins-
cional que en la sociedad capitalista ha permiti- tituciones determinadas.
do hacer, por lo menos, una sociedad de orden En ese sentido me preocupa, por ejem-
y que el conflicto sea interior a ese orden. Ese plo, una reflexión que ___FALTA LA ÚLTIMA
es un problema abierto. LÍNEA DE LA PÁGINA___ en Nicaragua inme-
Ahora, otro problema abierto es que sin una diatamente después del triunfo. Este es un pri-
concepción fuerte de la democracia como una mer hecho que me sorprende. A esta altura, él
práctica difícil, como un sistema de acción so- considera que fue un error no haber hecho unas
bre las cosas, que no desemboca en una socie- elecciones generales en Nicaragua. El segundo
dad ideal o en un momento institucional ideal; elemento que agrega es el que me preocupa:
sin comprender que la democracia no constitu- “porque de esa manera hubiéramos demostra-
ye un punto de llegada sino el ejercicio perma- do la aplastante mayoría del movimiento san-
nente y difícil de un sistema de participación de dinista en Nicaragua”. Este es un elemento que
la sociedad –y, por tanto, una práctica difícil–, me preocupa porque no es la presencia de una
sin todo esto no creo que podamos avanzar. mayoría aplastante lo que debe condicionar o
En ese sentido, pienso que el socialismo está no la realización de elecciones.
inseparablemente unido con la democracia. No Nada más.
Presentación y Nota biográfica en
El concepto de lo “político”. Teoría del
partisano. Notas complementarias al concepto
de lo “político”, de Carl Schmitt*
gatos resultan pardos. Para una visión tan re- Sin compartir, empero, una concepción que
ductivista y maniquea, la responsabilidad edi- de manera soberbia se arroga el derecho de
torial debiera extenderse, quiéraselo o no, a los eximir a sus convicciones de las pruebas de
autores que publica, pero también a las pers- realidad, no deberíamos incurrir en el error
pectivas o puntos de vistas que estos sostienen equivalente de negarnos a aceptar que es pre-
en sus obras. cisamente a través de la fragmentación de tales
El lector deducirá por lo dicho que no com- seguridades que el saber crítico se abre paso.
partimos esta concepción del trabajo editorial, La visión maniquea de la cultura como el cam-
el cual es, para nosotros, ante todo y por so- po de confrontación de saberes preconstitui-
bretodo empresa de cultura o, para decirlo con dos y condenados a aniquilarse mutuamente
mayor precisión, de cultura “crítica”. El adje- no es patrimonio exclusivo del pensamiento
tivo enfatiza la necesidad que acucia al pensa- de derecha. Es también la concepción abru-
miento transformador de instalarse siempre en madoramente dominante en la izquierda. Basta
el punto metódico de la “desconstrucción”, en leer ese texto emblemático de György Lukács
ese contradictorio terreno donde el carácter (1959) sobre El asalto a la razón para advertir
destructivo de un pensamiento que no se cie- hasta qué extremos el cuestionamiento del su-
rra sobre sí mismo es capaz de transformarse jeto y de su saber que irrumpe en el pensamien-
en constructor de nuevas maneras de abordar to occidental desde fines de siglo es reducido
realidades cargadas de tensiones y de provo- de manera estrecha y arbitraria a fenómeno
car a la vez tensiones productivas de un sen- expresivo de la decadencia burguesa y, como
tido nuevo. Solo una actividad semejante nos tal, albacea del nazismo. La crisis del saber
permite admitir la riqueza inaudita de lo real y positivista y más en general de la racionalidad
medirnos con el espesor resistente de la expe- clásica, que para mantener la pregonada adhe-
riencia, sin perder ese obstinado rigor con que sión a la obra de Marx debía ser considerada
pretendemos –o deberíamos pretender– cons- ante todo como crisis del sujeto en la historia,
truir sentidos en un mundo sin ilusiones. Solo era degradada a fenómeno casi patológico de
así la interpretación puede abrirse a la historia una filosofía condenada a ser irracionalis-
y configurarse como saber crítico, cultura de la ta en virtud de la miseria cultural de un país
crisis o, en fin, cultura “crítica”. que llegó tarde y mal a la condición burguesa.
Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”... 659
Arrancando del irracionalismo de Schelling propusiera atravesar los territorios que la re-
para llegar a la sociología fascista de Carl presentación lineal de la lógica clásica había
Schmitt, Lukács se empeñaba en rastrear im- declarado intransitables. Desalojado del com-
placablemente la perversa continuidad de una plejo y oscuro territorio donde se cruzaban dos
ideología impugnadora de la idea del progreso. épocas, Marx era desplazado violentamente
Desde esta perspectiva lukacsiana, que fue y hacia atrás, hacia un pasado desde el cual ya
aun sigue siendo compartida por toda la cultu- poco podía decirnos. La demoníaca voluntad
ra progresista de izquierda, la separación entre puesta de manifiesto en su desconstrucción de
el sujeto y el mundo –constitutiva de una racio- la Economía Política como verdadera “ciencia”
nalidad a la que el “ocaso” de Occidente estaba del poder de su época, y que expresa el punto
sometiendo a una crítica devastadora– solo po- de máxima tensión, el umbral crítico que man-
día ser resuelta si se desandaba un camino sin tiene abierto el modelo allí precisamente don-
salida y se reafirmaban las viejas certidumbres de tendía a cerrarse, no encuentra seguidores,
de la Ilustración. El marxismo, en definitiva, sino apenas epígonos.
no indicaba la tentativa más radical de crítica Acaso resulte un tanto aventurado señalar a
de un mundo al que la crisis tornaba siempre Carl Schmitt –ese nonagenario testarudo que
más indecible, sino la consumación de las con- aun hoy se sigue considerando el único y ver-
cepciones racionalistas que el cosmos burgués dadero discípulo de Weber– como uno de los
elevó a su máxima expresión. La necesidad de “proseguidores” de Marx. Admítasenos esta
encarar de manera inédita el problema de la re- paradoja que se propone alcanzar algo más
presentación, de establecer una nueva relación que un efecto provocativo. Como crítico “de
con lo real, que constituía la razón de ser de derecha” de la sociedad burguesa Schmitt es
la emergencia del pensamiento negativo, era un pensador reaccionario que considera a las
soslayada porque de este solo se percibían sus conquistas iluministas como errores grave-
efectos destructivos y nihilistas. Pero al identi- mente perniciosos para la humanidad. En tal
ficar de manera ciega la modernidad con la de- sentido está en las antípodas de Marx. Pero
cadencia se terminaba clausurando la posibili- aun con propósitos radicalmente opuestos a
dad de asumir la construcción de otro modelo los suyos, Schmitt se sitúa en el pleno recono-
de racionalidad, de un saber de la crisis que se cimiento de lo que para nosotros caracteriza la
660 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
contribución epocal que Marx produjo: la de- terminara condicionando el proyecto teórico
terminación esencialmente política de la eco- marxiano, y con él, las posibilidades analíti-
nomía. Ya se ha señalado con agudeza hasta cas y críticas de su descubrimiento. Aunque es
qué punto la crítica inmanente de la “ciencia” este un tema de controversias, y acaso lo siga
económica efectuada por Marx desquicia ese siendo todavía por un largo tiempo, es induda-
ámbito central que caracterizó al siglo XIX. Al ble que más allá de las intenciones del mismo
poner en evidencia el carácter antagónico de Marx, el desmedido apego de sus discípulos al
sus relaciones constitutivas, El Capital (Marx, terreno en que situó su crítica y la transforma-
1980) mostró y puso en crisis la función “neu- ción de su visión del mundo en una filosofía de
tralizante” que desempeñaba la abstracción del la historia de matriz hegeliana, condujo a acen-
cambio. En aquello que la Economía Política se tuar ciertos límites históricos subyacentes en
empeñaba en presentar como “no político”, en la empresa marxiana. Al privilegiar lo econó-
la neutralidad del cambio entre capital y fuerza mico como matriz explicativa de toda la mor-
de trabajo, Marx descubría la emergencia de lo fología capitalista, se dejaba fuera “la riqueza
político: la antítesis de clase y su consiguiente de interrelaciones que unen lo político a lo
lucha (Marramao, 1982: 25). Nadie estaría hoy político-institucional, los sujetos sociales a la
dispuesto a negar que esta crítica del disposi- esfera estatal, con sus múltiples articulaciones
tivo neutralizante de la economía clásica re- y con su compleja dimensión de legitimación”
presenta un punto sin regreso para el análisis (Marramao, 1982: 25). De ese modo el “esencia-
social contemporáneo. Es más, resulta una ver- lismo” de Marx, la creencia nunca por él teóri-
dad tan fuertemente adquirida que hasta se ha camente cuestionada de que toda transforma-
desdibujado su radicalidad de origen, un poco ción puede y debe convertirse en objeto de ex-
por eso de que en la sociedad moderna todos plicación causal recurriendo a la “esencia” del
somos de un modo u otro “marxistas” sin sa- modo de producción, convertía finalmente a la
berlo o sin quererlo. crítica de la política en emanación directa de la
Es posible que Marx, como sostiene Schmitt, crítica de la economía política. (Y destacamos
quedara finalmente prisionero del plan impues- el adjetivo porque estamos convencidos de que
to por la propia burguesía; que la centralidad es posible encontrar en Marx, más precisamen-
conquistada por lo “económico” en el siglo XIX te en sus análisis del contexto internacional en
Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”... 661
que opera el desarrollo capitalista, una admi- de la guerra civil: el Ius publicum europaeum ha
sión de la diversidad de lo real que lo arrastra a nacido precisamente como neutralización de las
dejar de lado cualquier pretensión de unificarlo oposiciones, de la guerra civil confesional de los
de manera abstracta y formal, cualquiera expli- siglos XVI y XVII. Esta Erfahrung está en la base
cación que otorgue un sentido único, un orden de la teoría hobbesiana y no es casual que en su
de regularidad “esencialista” a sus movimien- autobiografía afirme que su madre engendró dos
tos.) La crítica a lo que, según la reconstruc- gemelos: él, Thomas, y el miedo. Desde este pun-
ción schmittiana, era el campo específico de la to de vista, cuando hablo de Estado no hablo en
“neutralización” del siglo XIX, al proyectarse general, sino que pienso solamente en el Estado
de su área inmanente de validez al conjunto de moderno desde el 1500 en adelante […]. El pro-
las relaciones sociales transformábase en esa blema de la dictadura, sea la de los comisarios del
suerte de “passe-partout de una filosofía de la pueblo o la soberana, corre paralelamente con las
historia” que ya Marx había negado enfática- vicisitudes de la edad moderna y se plantea con
mente por su condición de teoría “suprahistóri- particular agudeza cuando el proceso de desarro-
ca”, y por tanto, opuesta a su forma de pensar. llo en dirección del “Estado total” pone peligro-
El concepto moderno de lo político intenta samente en cuestión, disuelve “al soberano”, al
ser construido por Schmitt fuera de toda filo- sujeto de la soberanía (cf. Bolaffi, 1982: 192-193)1.
sofía de la historia universal y de cualquier jus-
tificación normativa de lo existente. La suya es Es esta idea de una crisis de la “soberanía” del
esencialmente una antropología pesimista que Estado liberal, incapaz de hacer frente a los
niega la idea de igualdad y apela en cambio al problemas internos y externos y a la irrupción
principio de autoridad: autoridad de la tradi- de la guerra civil lo que lo lleva a teorizar las
ción, pero en esencia autoridad del más fuerte. condiciones y la naturaleza de un poder de de-
cisión a la altura de los tiempos.
Si yo digo mío y tuyo –afirma Schmitt– no solo in- La acción política para Schmitt es sobre
dividualizo el origen del momento polémico, sino todo opción, riesgo, decisión: “producción de
que impongo la definición del enemigo como defi-
nición de mi identidad. La más horrible de las ex-
periencias que una sociedad pueda soportar es la 1 Reflexiones expuestas al italiano Angelo Bolaffi.
662 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
un mito” que no deja espacio libre y que com- contraposiciones. Desde esta perspectiva, el
promete al sujeto imponiéndole la elección. Y enemigo es simplemente el otro, “el extranjero
porque tal producción solo puede nacer de la y basta a su esencia que sea existencialmente
guerra, está dotada de una cualidad existencial […] algo otro o extranjero, de modo que, en el
y no normativa. La guerra se convierte de tal caso extremo, sean posibles con él conflictos
modo en el momento y en el lugar de definición que no puedan ser decididos ni a través de un
de la naturaleza “existencial” del comporta- sistema de normas preestablecidas ni mediante
miento político en cuanto impone una elección la intervención de un tercero ‘descomprometi-
irreversible que no permite circunloquios y do’ y por eso ‘imparcial’”.
mediaciones dialécticas y pone fin a la práctica La contraposición/distinción entre amigo y
discutidora de la eterna indecisión. La catego- enemigo debe no obstante ser asumida en su
ría de “lo político” no puede en nuestra época significado concreto, existencial y no como una
ser confundida con la de “estatal”. Si Estado metáfora o un símbolo. No debe ser teñida por
y sociedad se compenetran recíprocamente y concepciones económicas, morales o de otro
todos los asuntos antes sociales se han trans- tipo, ni debilitada por contraposiciones nor-
formado en estatales, (“aparece el Estado total mativas o “puramente espirituales”. Enemigo
propio de la identidad entre Estado y sociedad, no es el competidor o el adversario en general.
jamás desinteresado frente a ningún sector de Enemigo no es siquiera el adversario privado
la realidad y potencialmente comprensivo de que nos odia debido a sentimientos de antipa-
todos”) la referencia al Estado no es suficien- tía. Enemigo es solo un conjunto de hombres
te para fundar un carácter específico distintivo que, al menos virtualmente, o sea dentro de
de “lo político”. Es la distinción schmittiana una posibilidad real, combate y se contrapone
de amigo y enemigo la única que puede ofre- a otro agrupamiento semejante. “Enemigo es
cer una definición conceptual, o sea un crite- solo el enemigo público, puesto que todo lo que
rio, y no simplemente una definición exhaus- se refiere a semejante agrupamiento, y en par-
tiva o una explicación del contenido. Y como ticular a un pueblo íntegro, por el mero hecho
tal distinción no puede ser derivada de otros de serlo se convierte en público. El enemigo
criterios, ella corresponde en política a los cri- es el hostis, no el inimicus en sentido amplio”
terios relativamente autónomos de las demás (Schmitt, 1984). Si los conceptos de amigo y
Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”... 663
de la guerra civil, pero también del problema de la de Europa entera. En el sueño burgués de un
cómo el Estado pueda evitarla revitalizando su Estado sin política y sin decisión, que Schmitt
propia autoridad (Bolaffi, 1982: 165-166). define como la característica distintiva de la
república de Weimar, se expresa la impotencia
¿Cómo evitar la guerra civil? Dicho de otro del sujeto aislado para abordar productivamen-
modo, ¿cuál es el nexo entre dialéctica te el análisis de una crisis política real signada
histórica y orden que la controla en una época por la obsolescencia del Estado de Derecho y
signada por la crisis de la representación esta- la apertura hacia el Estado total.
tal clásica? Este es, en suma, el problema his- El Estado de Derecho, en cuanto mero cus-
tórico que desde siempre fascinó a Schmitt y al todio y garante del ordenamiento institucional
que abordó desde una perspectiva de derecha, dado, acaba finalmente por quedar prisionero
aunque deberíamos con más propiedad hablar de este. El equilibrio sobre el que se sustenta
de “conservadora”, porque no debería ser iden- el automatismo normativo ya no está en condi-
tificada con la filosofía de la vida y la subcultu- ciones de admitir innovaciones y transforma-
ra völkisch que conformaron los filones ideoló- ciones: cuanto más, podrá apenas ser reajus-
gicos sustanciales del nacionalsocialismo. Con tado. Pero una vez que se alcanza este último
razón ha podido decirse que cuanto hay de re- extremo de la neutralización que Schmitt iden-
accionario o de conservador en el pensamiento tifica con la era de la técnica, el equilibrio se
schmittiano evidencia una angustia histórica resquebraja comprometiendo al Estado en su
frente a las nuevas formas de lo político, un conjunto. Al extenderse a la política la forma
monismo que no impide el análisis ni paraliza de contrato, la dinámica pluralista del conflicto
el juicio crítico, pero que apunta a la búsqueda y del cambio entre los diversos grupos de pre-
de una composición a cualquier costo. La crisis sión y cuerpos institucionales conduce inexo-
implícita en el liberalismo, que es crisis de una rablemente a la disolución de la unidad sobe-
clase discutidora (vg., impotente y fantasiosa) rana del Estado.
y de toda su práctica parlamentaria, encontra-
rá una forma trágica de manifestarse en esa Del mismo modo que, para Nietzsche, está irre-
“catástrofe alemana” que para Meinecke y la misiblemente muerto el Dios que preside ocio-
inteligencia germana de posguerra es también samente el orden inmutable del mundo, para
Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”... 665
Schmitt el Estado de Derecho está muerto por- Pero no pudiendo eludir el riesgo de confundir
que ha perdido el monopolio de lo político. Es en la “gran oportunidad” con la occasio, implícito
esta muerte y en esta pérdida donde se encuen- en su indiferencia hacia la realidad empírica,
tra encerrada toda la peculiaridad que constitu- Schmitt incurrió con su adhesión al nazismo en
ye también el drama entero de la época presente ese mismo ocasionalismo contra el que com-
(Marramao, 1980). batió con tanta firmeza. Su antihistoricismo,
su negativa a divinizar la historia hizo de él,
Los grandes problemas de la creación de un que era un maestro de realismo político, una
verdadero orden político en Alemania, y por víctima de las energías políticas dominantes,
extensión en Occidente, problemas que en- buscando a veces consuelo frente a los juegos
cuentran su razón de ser en la necesidad de co- de la realidad en fantasías pseudo históricas.
mandar el irreversible proceso de transforma- La incapacidad de llevar hasta sus últimos ex-
ción del Estado; la recuperación del concepto tremos las consecuencias del reconocimiento
clásico de soberanía, alterado o disuelto por la de que la dimensión propia del ciudadano ha
teoría liberal y sus variantes pluralistas; la de- perdido ya irrevocablemente su “aura”, y que
terminación de la autonomía irreductible de “lo es en sí misma expresión de aquella crisis de la
político”: he aquí los temas nodales en torno a “síntesis” que marca el punto de arranque de la
los cuales giró obsesivamente el pensamiento gran cultura europea de este siglo, fue resuelta
schmittiano midiéndose críticamente con ese por Schmitt adoptando una posición aventure-
excepcional laboratorio político representado ra que buscará inútilmente soldar las dimen-
por la experiencia de Weimar. Su eterno com- siones de “lo político” y lo “estatal”, cuya dife-
bate contra toda concepción ocasionalista de renciación fue precisamente el supuesto inicial
la política lo llevó a polemizar con sus enemi- de El concepto de lo “político” (Schmitt, 1984).
gos de siempre: no solo el relativismo kelsenia- Paradójicamente, quien hizo de la incapacidad
no, o las decisiones “apócrifas” de Radbruch, y de la irresponsabilidad política del intelec-
sino también las diversas variantes del corpo- tual un motivo central de su reflexión crítica,
rativismo, desde la versión romántico-reac- incurría de tal modo en el más craso de los
cionaria de Othmar Spann, o la organicista de oportunismos. Es posible que los avatares de
Von Gierke, hasta la pluralista de Cole y Laski. la desgraciada historia de su país lo colocaran
666 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
en esa situación “desagradable, poco glorio- de esa autoconfesión que ofrece en los versos
sa y sin embargo, auténtica de un Epimeteo del “Cántico de un viejo alemán” (Schmitt,
cristiano” a la que hiciera referencia. Si se vio 1950, 1984):
obligado, o mejor dicho, si cedió a la fascina-
ción de trabajar “entre las garras del propio Mordí el freno a caballo del destino,
Leviatán” fue porque su búsqueda de un pen- Victorias y derrotas, revoluciones y restauraciones,
samiento de orden posestatal, en una sociedad Inflaciones, deflaciones, bombardeos,
en la que el Estado se fue configurando como Denuncias, crisis, ruinas y milagros económicos,
“total”, rechaza a la democracia parlamentaria Hambres y fríos, campos de concentración y
y pluralista como forma capaz de dominar la [automatización:
dialéctica histórica. Su visión extremadamente Todo lo atravesé. Todo me ha atravesado.
crítica de la neutralización liberal que caracte- Conozco los muchos estilos del terror.
rizó al ordenamiento weimariano, y que tuvo
consecuencias trágicas con respecto al pro- Sería un error, sin embargo, considerar su ad-
blema de la Constitución y a sus “custodios”, hesión al nazismo como una consecuencia ne-
lo impulsaba a impugnar una concepción del cesaria de su teoría, porque procediendo de tal
Estado como medio de “técnica social” deri- modo liquidaríamos con su nazismo la novedad
vada del formalismo kelseniano. (Porque la re- radical de su pensamiento y su tentativa de co-
flexión socialdemócrata de la época de Weimar locar la reflexión a la altura del tiempo “fuer-
se concentró exclusivamente en el problema te” de lo político y de la crisis de la forma de
institucional, porque identificó de manera es- Estado2. De mucha mayor utilidad resultaría,
trecha racionalización con socialización, y a
esta con “democratización”, fue incapaz de
controlar las nuevas potencias creadas por la 2 “Hay cierto acuerdo entre los críticos en conside-
socialización.) Aun hoy, Schmitt mantiene una rar la adhesión de Schmitt al nazismo como derivada del
arrogante conciencia del valor de su obra y de método decisionista y no de la homogeneidad de conte-
nidos entre el pensamiento de Schmitt y la experiencia
su persona, sin perder la lucidez extrema de la nazi. Es notable las divergencias en torno a la evaluación
desdichada situación que le tocó vivir. Son es- de este hecho entre aquellos que creen que deriva de un
tos valores, precisamente, los que se trasuntan general ‘ocasionalismo’ del pensamiento schmittiano,
Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”... 667
eterno problema de la guerra y la paz. Y con él, lo humano. Detrás o contra la posibilidad de la
resulta inevitable que ejerzan una fascinación catástrofe nuclear, allí donde la enemistad de-
particular las posiciones teóricas y prácticas bería expresarse en su forma total, reaparece la
de Carl Schmitt. Un pensamiento que, como el humanidad, afirma con justeza Bolaffi (1982a).
suyo, asume la guerra como posibilidad y como Pero si el concepto de humanidad excluye el de
tendencia continuamente presente en torno a enemigo, la contraposición indica también el
la cual la política se define en todo lo que tie- punto de consumación de esa categoría clási-
ne de específica, nos habla, querámoslo o no, ca de “lo político” que Schmitt desnudó en sus
de la tragedia presente. Y por esto no podemos significaciones últimas. “La distinción amigo-
soslayar, quienes creemos que frente a la heca- enemigo tiene, como todos los conceptos, un
tombe nuclear sigue abierta la posibilidad de destino y una historia propias. Está vinculada
la transformación, la perentoria necesidad de a la memoria de la ‘guerra civil’ y a la realidad
medirnos con sus lúcidas elaboraciones. Si la de dos guerras mundiales. La pregunta a la que
posibilidad de recurrir a las armas nucleares ha es preciso responder es, entonces: ¿cuáles se-
transformado de tal modo a la tradición de la rán las ‘categorías de lo político’ en el interior
guerra que ya no puede ser considerada en los de los sistemas complejos y en la edad de la
términos “clásicos”; si toda guerra “convencio- contraposición entre humanidad y guerra nu-
nal” transcurre hoy en ese cono de sombras que clear?” (Bolaffi, 1982a: 170).
aproxima la tragedia a la catástrofe, se vuelve Creer que en las nuevas situaciones en que
insensata la misma idea de la guerra “justa” o se presenta el problema de la guerra, y en un
de la guerra en nombre de la paz. El trastro- mundo en que el Estado ha perdido el mono-
camiento de la célebre máxima clausewitziana, polio de lo político –como lo pone claramente
(Clausewitz, 1983), que permite a Schmitt mu- en evidencia el debate teórico actual sobre la
tar a la política en la “prosecución de la guerra llamada “crisis de la democracia”–, pueda este
con otros medios” (frase, por lo demás, simies- reconquistar el “aura” que el corrosivo análisis
ca e irresponsablemente evocada en ciertos schmittiano contribuyó a disolver, sería una
medios políticos argentinos), no puede seguir vana ilusión, otra tentativa estéril de retornar
expresando la realidad de nuestro tiempo por- a un mundo definitivamente sepultado. La
que en su horizonte se dibuja la destrucción de consumación de un proceso que ya no puede
Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”... 669
impedir la irrupción de nuevos sujetos y la ge- estéril, si dejara de lado por prejuicios políticos
neralización inaudita de la política marcan un o morales, que en el caso de ser válidos recla-
momento de traspaso de época histórica. La man otras sedes y formas de debate, el análi-
notable dilatación de la subjetividad, que tanto sis de una obra que, como la de Carl Schmitt,
el capitalismo como el socialismo crearon en ha fijado una impronta insoslayable en la vida
las últimas décadas, no pareciera ser integrable espiritual del siglo XX. Para que deje de ser pa-
a través de los mecanismos de una sociedad trimonio exclusivo de la derecha, o de la acade-
altamente conflictual en Occidente, o de un mia, para que entre en el debate de izquierda de
sistema fuertemente ideologizado como en los manera plena, y para que este pueda medirse
países de socialismo “real”. La diversidad de lo con los grandes enemigos de sus propuestas
real muestra hoy, para quien se empeña en leer y no con sus mediocres escribas, incluimos a
en el presente los signos del mundo del maña- Carl Schmitt en nuestra colección. ¡Ojalá sea
na, la materialidad de un sujeto que se presenta leído con la comprensión y el espíritu crítico
como irreductible al sueño utópico de una sede que el excepcional valor de su obra se merece!
privilegiada –sea el Estado, el partido o la igle-
sia– desde la cual se dicte la ley al mundo. Buenos Aires, septiembre de 1983
Para estar a la altura de las demandas de
nuestro mundo histórico, para aferrar de ma-
nera productiva los nudos centrales del deba- Nota biográfica
te en torno al significado actual de la crítica
del Estado y de lo político, es imprescindible Carl Schmitt nació en Plettenberg (Westfalia)
que el pensamiento de la transformación sepa el 11 de julio de 1888. De formación católica,
medirse con la gran cultura burguesa que a estudió derecho en las universidades de Berlín
través de Nietzsche y Weber, pero también de y Estrasburgo, obteniendo en esta última el
Schmitt, sometió a una crítica decisiva e irre- doctorado en jurisprudencia. En los inicios de
versible la pretensión del Estado moderno de su actividad intelectual adhirió al neokantismo
fundar instancias hegemónicas totalizantes. jurídico, es decir, a una concepción que abor-
Una crítica de la forma burguesa de lo políti- da el análisis de la política a través del dere-
co resultaría parcial, mutiladora, y finalmente cho y que convierte al Estado en la realización
670 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
del mismo. Pero ya desde temprano modificó sustanciado en el Tribunal Supremo del Reich
de manera radical esta postura para asumir la entre el Gobierno central y el Estado federado
concepción “decisionista” que habrá de carac- de Prusia, luego de las medidas de excepción
terizar toda su carrera de pensador desde 1920 que llevaron a la destitución de los ministros
en adelante. Para el decisionismo schmittiano de ese Estado alemán y a la designación por el
el principio de explicación del mundo del dere- Gobierno del Reich de Von Papen como comi-
cho no reside en la norma, sino en la voluntad sario. Su posición en los momentos previos al
política que la genera: en la decisión, lo cual advenimiento del nazismo y su adhesión a la
implica necesariamente la aceptación de la política de Schleicher puede ser vista de algún
primacía de lo político sobre el derecho. Este modo como prueba de su desconfianza frente
factor voluntarista, creador y soberano es la al nacionalsocialismo, en alternativa del cual
matriz de todo su pensamiento político. prefería una solución autoritaria, conservado-
Schmitt desempeñó tareas docentes en las ra y anticomunista, pero no extremista como
universidades de Greifswald, Bonn, Berlín la defendida por Hitler. Sin embargo, apenas
y Colonia. A fines de los años veinte, cuando conquistado el poder por los nazis en marzo de
ya se conocían de él dos de sus obras funda- 1933, Schmitt se afilió al partido triunfante, se
mentales –El concepto de lo político (Schmitt, pronunció enérgicamente por el establecimien-
1984) y Teoría de la Constitución (Schmitt, to del nuevo Reich y colaboró en forma activa
1996)– era reconocido como un excepcional en la nueva legislación política, constitucional
pensador de la derecha antiparlamentaria ale- y penal que sustituyó a la anterior. Después de
mana. Formaba parte del entorno del general la consolidación del Tercer Reich se dedicó
Schleicher, último canciller de la república cada vez con mayor intensidad al estudio de
de Weimar antes del ascenso de Hitler al po- los problemas de política y de derecho interna-
der y personaje muy influyente en los acon- cionales, abandonando en 1936 la presidencia
tecimientos que condujeron a la destrucción de la asociación de los juristas nacionalsocia-
del orden jurídico y político instituido a partir listas. En diciembre de ese mismo año fue ata-
de la derrota alemana en la Primera Guerra cado por Das schwarze Korps, órgano oficial
Mundial. Precisamente a pedido de Schleicher, de los SS. Desde entonces vivió apartado de
Schmitt participó como experto en el juicio la vida política, aunque no de la enseñanza, y
Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”... 671
reducido a una situación por él parangonada Y en tal sentido resulta ilustrativo leer la cor-
a la de Benito Cereno, el protagonista del co- ta monografía sobre Donoso Cortés en inter-
nocido relato de Melville (1998). En 1940, Carl pretación paneuropea4 (Schmitt, 1952, 2009),
Schmitt publicó una selección de sus diversos redactada también en momentos de su inter-
trabajos menores bajo el título de Posiciones nación. En ella Schmitt reflexiona filosófica-
y conceptos3 (Schmitt, 2004) y varios artículos mente sobre el hecho de que la antítesis entre
sobre el problema de los “grandes espacios”, anarquía y autoridad, tema de gran actualidad
los que evidencian una adhesión sin reservas entre los años 1922 y 1933, ha sido desplazada
al nacionalsocialismo. Después de la caída del por la antítesis entre anarquía y nihilismo. En
Tercer Reich fue internado por los norteame- opinión de nuestro autor las ideas dominan-
ricanos en un campo por más de un año y al tes en el mundo han seguido con toda lógica
reconquistar su libertad se retiró a Plettenberg. la evolución que los escritores políticos de la
De esa experiencia dará cuenta en su libro tes- contrarrevolución profetizaron en 1848 y es
timonial Ex captivitate salus (Schmitt, 1950), posible construir una continuidad histórico-
en el que se define a sí mismo como contem- espiritual del pensamiento de derecha capaz
plativo, “sosegado, silencioso y transigente”, de cuestionar el monopolio de la interpreta-
amante como profesor de “formulaciones pre- ción de los acontecimientos detentado por los
cisas”, pero condenado a representar el papel marxistas. Lo esencial del pensamiento contra-
“de un Epimeteo cristiano”. Como Epimeteo rrevolucionario radica según Schmitt en la idea
abrió la caja de Pandora liberando las sorpre- de Donoso Cortés de que la pseudo religión del
sas trágicas que trató de explicar buscando sus humanismo absoluto abre el camino a un terror
raíces en la crisis espiritual del siglo XVI. inhumano. El humanismo pretendió liberar al
Sus escritos de posguerra muestran la persis- hombre colocándolo en el centro del Universo.
tencia de los puntos fundamentales de su pen- Desvinculado de Dios y de su Iglesia se enfrentó
samiento teórico conservador y anticomunista. a otros hombres que como él quisieron también
3 Traducción literal del título en alemán (Nota de la 4 Traducción literal del título en alemán (Nota de la
presente edición). presente edición).
672 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
ser superhombres. Muerto Dios, el mundo hu- Galli, C. 1981 “Presentazione” en Schmitt,
mano semejó al de los lobos, condenado según C. Romanticismo político (Milán: Giuffre
la imagen a la “guerra de todos contra todos”. Editore).
La solución de un Estado capaz de evitar el Hobbes, T. 2000 De cive (Madrid: Alianza).
conflicto se mostró ilusoria en la medida en Hobbes, T. 2009 Leviathan (Madrid: Alianza).
que solo podía asegurar la paz a condición de Lukács, G. 1959 El asalto a la razón (México:
crecer constantemente, convirtiéndose así en FCE) Trad. W. Roces.
un monstruo que devora a sus propios miem- Marramao, G. 1980 “Schmitt e il arcano
bros. Preocupado por encontrar una salida a la del potere”, Ponencia presentada en el
Europa desgarrada espiritual y políticamente Seminario de Padua los días 23 y 24 de
que emergió de la primera posguerra Schmitt abril.
contribuyó a la creación de un orden que efec- Marramao, G. 1982 Lo político y las
tivamente puso fin a la guerra civil, claro que a transformaciones (México: Cuadernos de
costa de arrastrar a la humanidad a la tragedia Pasado y Presente N° 95).
acaso más terrible que debió soportar en toda Marx, K. 1980 El Capital (México: Siglo XXI) 3
su historia. Tomos en 8 Vol.
Melville, H. 1998 Benito Cereno (Santiago de
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Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”... 673
socialista mundial es porque por vez prime- de “socialismo” se vuelve evanescente, cuan-
ra, y de manera clara y taxativa, una forma- do en Occidente parece ser invariable y en
ción política de histórica raigambre marxista Oriente inadmisible en su morfología concre-
renunciaba a la aceptación de este como su ta. Si el llamado “socialismo real” no consti-
único y excluyente patrimonio teórico y cultu- tuye para nosotros una alternativa creíble, y
ral. Desde ese lejano noviembre de 1959 hasta si el control público de la economía y de las
ahora, muchas y lacerantes experiencias ha sociedades capitalistas –orientado a aliviar
vivido el mundo y el movimiento socialista sus más evidentes iniquidades– es un proceso
como para que el recuerdo de Bad Godesberg pleno de dificultades casi insorteables, ¿cómo
provoque en nosotros la irritación que en su pretender incuestionadas aquellas ideas que
momento produjo. Y hasta es posible conside- guiaron las luchas de las clases trabajadoras
rarlo, sean cuales fueren nuestras opiniones por la transformación social?
sobre la significación específica de las refor- Más allá de las opiniones que tengamos res-
mas programáticas allí establecidas, como un pecto del actual debate sobre la crisis del mar-
hito importante en el proceso de laicización xismo –que en realidad implica otro, aún más
de un movimiento tan fuertemente cargado de importante, sobre el sentido y la posibilidad
finalismo escatológico. del socialismo– es innegable que en el mundo
Veinte años después, la relación entre mar- de hoy son firmemente cuestionadas dos ideas
xismo y socialismo se ha vuelto problemática, fuerza que encontraron en el marxismo su sus-
lo que no significa inexistente. Me atrevería tento teórico y que hicieron del movimiento
a afirmar que es hoy una convicción com- obrero y socialista un movimiento histórico de
partida por todos nosotros las insuficiencias transformación. Ellas son, y permítanme enun-
de las elaboraciones intelectuales y políticas ciarlas de esta manera sumaria pero a la vez
referidas al uso de categorías que, como las ilustrativa:
del pensamiento socialista y comunista clási-
co, constituyeron las “grandes narraciones” 1) Una idea alternativa de democracia capaz de
de las que se nutrieron el mundo simbólico, superar la escisión y contraposición entre
político y cultural de los movimientos de nivel formal y nivel sustancial que la demo-
transformación. Y hasta la propia categoría cracia liberal conlleva;
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión677
o inventar los caminos que posibiliten cons- Fue en Perú, y más precisamente con
truir movimientos socialistas potencialmente Mariátegui, que se sientan las premisas para
capaces de superar las viejas oposiciones entre un efectivo proceso de “nacionalización” del
populismo y clasismo, inadecuadas y despro- marxismo; no bajo la forma acabada de una
vistas hoy de realidad sustantiva. teoría sino en el estado inorgánico de intuicio-
Es en torno a estas formas antipódicas de nes. Y porque más que un sistemático trabajo
manifestación de la izquierda latinoamerica- de desarrollo de la teoría y de refundación de
na que puede resultar útil una breve incursión la política, lo que Mariátegui produjo fue la ilu-
historiográfica y no porque crea que el pasado minación de un camino, o tal vez de una senda
arroja lecciones que deben ser recogidas en el tempranamente abandonada en el fragor del
presente. Sino por aquello de que nada de lo combate, podemos retornar casi medio siglo
que alguna vez aconteció ha de darse por perdi- después a esa imagen del pasado, a ese destello
do y porque nuestra tarea, no de historiadores, de lucidez y clarividencia, para reiniciar desde
sino de socialista que en las voces del presente la sapiencia del presente ese diálogo interrum-
a las que presta oído intenta escuchar el eco de pido que reclama de su consumación para que
las que enmudecieron, acaso no pueda ser otra podamos finalmente vencer la inercia de la tra-
que la que Walter Benjamin atribuía al materia- dición, para que el pasado deje de ser esa pe-
lista histórico: “fijar la imagen del pasado tal sada lápida que nos impide imaginar el futuro.
como este se presenta de improviso al sujeto Creo que la breve estación peruana del mar-
histórico en el instante del peligro”. En tal sen- xismo teórico en los tiempos que precedieron
tido estoy persuadido que fue hacia fines de los la cisura de los años treinta tiene para noso-
años veinte, y en un país excéntrico a las gran- tros una doble importancia, historiográfica y
des sedes del debate teórico y político, cuando política, para encarar de manera productiva el
se configuran las ideas directrices de las dos tema que hoy nos ocupa porque por vez prime-
vertientes en que se fragmentó el movimiento ra América Latina fue vista en sus elementos
social americano; ideas que, significativamen- de originalidad. Con Mariátegui, pero no solo
te, giran en torno a lo que debería ser una ge- con él, Iberoamérica dejaba de ser esa región
nuina y creadora interpretación de la doctrina obsoleta diagnosticada por el pensamiento clá-
de Marx. sico para ser considerada desde su condición
680 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
comparación, o mejor dicho el contraste entre fue la dificultad para abordar el hecho nacio-
Iberoamérica y Rusia presenta el enorme inte- nal, es decir, la naturaleza propia, diferenciada,
rés de dar cuenta de una diferencia radical que irrepetible y excéntrica a los modelos “clásicos”
permite delimitar con claridad el núcleo de pro- del proceso de construcción de los Estados na-
blemas en torno al cual debe girar toda tentati- cionales en la región. La determinación de este
va de resolución del enigma. Los intelectuales nudo problemático no es, sin embargo, una
latinoamericanos, al decir de Morse, no podían explicación del fenómeno, sino apenas el pre-
apoyarse, como sus congéneres rusos, ni en una supuesto de la reconstrucción historiográfica.
idea fuerte de nación, ni en una occidentaliza- Pero si aceptamos este punto de partida, resul-
ción traumática como fue la rusa, ni en la exis- ta evidente que para poder llevarla a cabo es
tencia de una previa tradición “socialista” como preciso poner en cuestión ambos términos de
la que permitió a los naródniki fusionar la tradi- la pareja “marxismo latinoamericano”. Al pri-
ción comunal con el socialismo marxista. mero, porque únicamente desde la admisión de
La comparación, o mejor dicho el contraste, la diversidad nacional de su elaboración y apli-
entre Iberoamérica y Rusia presenta el enorme cación el marxismo puede ser objeto de histo-
interés de dar cuenta de una diferencia radical ria. (Si, como de aquí se desprende, hay una
que permite delimitar con claridad el núcleo pluralidad de marxismos, ¿a qué nos estamos
de problemas en torno al cual debe girar toda refiriendo cuando utilizamos el concepto?). Al
tentativa de resolución del enigma. Los intelec- segundo, porque América Latina es una catego-
tuales latinoamericanos, al decir de Morse, no ría problemática que, para nuestro caso, sim-
podían apoyarse, como sus congéneres rusos, plifica y vela la profunda y creciente fragmenta-
ni en una idea fuerte de nación, ni en una oc- ción nacional que la caracteriza. Encarar la his-
cidentalización traumática como fue la rusa, toria del marxismo en América Latina supone,
ni en la existencia de una previa tradición “so- por tanto, admitir una pluralidad de caminos y
cialista” como la que permitió a los naródniki de perspectivas que dieron lugar a diferentes
fusionar la tradición comunal con el socialismo centros de elaboración teórica y política, en
marxista. los que las ideas de Marx y de sus seguidores
Desde esta perspectiva, con la que coincido, influyeron de manera dispar, inspiraron luchas
el vía crucis del marxismo en América Latina con características propias y se contaminaron
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión683
podía ser sino el mismo, la generalización de la movimiento obrero moderno en gestación, por-
sociedad moderna. Por consiguiente, la acción que constituía el único partido político dotado
socialista debía apuntar a romper la corteza de un programa y de un objetivo histórico com-
resistente del ordenamiento económico-social patibles con la evolución de la sociedad. En la
tradicional. El reconocimiento nacional se vol- hipótesis de Justo se recupera del marxismo la
vía así imprescindible para determinar los pun- concepción de la lucha de clases y la propuesta
tos de resistencia a la política de moderniza- de un partido político autónomo de los trabaja-
ción y el marxismo dejaba de ser una mitología dores, pero bajo la forma de un canon interpre-
de redención social para convertirse en un ins- tativo basado en la unidad tendencial de evo-
trumento, a partir de cuya reformulación podía lución técnico-económica y evolución política.
pensarse y transformarse una realidad inédita. Esta idea de una suerte de transparencia de
Es interesante destacar que, a diferencia de las relaciones entre esfera económica y esfera
otros pensadores socialistas de la época, Juan política en la sociedad argentina conducía, en
B. Justo intentó desde el inicio de sus reflexio- definitiva, al privilegiamiento de la búsqueda de
nes encontrar las raíces del socialismo en la una institucionalidad perfecta que solo existía
historia nacional, que fue revalorizada críti- en el papel y que condujo al Partido Socialista
camente desde la perspectiva de la lucha de a estrellarse infructuosamente con la opacidad
clases. En realidad su “teoría científica de la de un mundo irreductible a la transformación
historia y de la política argentina” no era sino proyectada.
la reiteración del papel relevante reconocido al
“factor económico” en la formación del Estado
nacional, sobre el que ya había insistido la his- V
toriografía liberal. Pero a diferencia de esta, su
análisis concluía con una condena radical de Sin embargo, y para no incurrir en un vicio de
las clases dirigentes argentinas y una revalori- anacronismo, corresponde señalar que el obje-
zación positiva de las clases populares. El par- to teórico “marxismo”, como constitución de
tido socialista era, en su pensamiento, el único un saber autónomo y autosuficiente, derivado
capaz de fusionar los esfuerzos históricamente de la emergencia de una determinada clase
“ciegos” de aquellas clases subalternas con el social y fundante de una visión teleológica de
686 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
formidable fuerza política, solo es individuali- Esta forma teórica y política de un mar-
zado en la América Latina de los años veinte y xismo validado por una gran experiencia his-
bajo su forma “rusificada”. tórica se convirtió en la ideología no solo de
Fue únicamente, bajo su forma “leninista” aquellos que la recuperaron desde el interior
que el marxismo reclamó entre nosotros una le- de un movimiento socialista ahora enfrentado
gitimación incuestionable como teoría científica en las corrientes revolucionarias y reformistas,
del mundo y de la transformación social. Es por sino también de otras fuerzas nuevas de trans-
esta razón que, aunque no comparto el criterio formación que emergieron de la crisis de pos-
de algunos investigadores que insisten en el “re- guerra. Contra el orden natural de las cosas, el
traso” con que América recibió esta importación leninismo apostaba decididamente al activis-
–dado que el término puede aludir también a un mo revolucionario, a la energía y creatividad
conocimiento tardío de los escritos de Marx que de las masas populares, a la voluntad de po-
no fue tal– pienso que algo de verdad encierra der de un grupo sólidamente estructurado de
si con él se quiere reconocer un hecho. Es de- cuya energía, audacia y organización dependía
cir, que las condiciones para poder imaginar un fundamentalmente la conquista del Estado. En
proceso de “americanización” del marxismo, un continente que se caracterizaba por su he-
con todo lo que dicho proceso conlleva, solo se terogeneidad, desarticulación y dependencia,
crean en el momento mismo de introducción una ideología que tendía a colocar todo en el
y expansión del “leninismo”. Si desde fines del terreno de la política y que tenía detrás el pres-
siglo pasado las ideas de Marx se conocen y tigio de la experiencia soviética, y luego de la
difunden por toda Iberoamérica, el debate so- china, no podía menos que convertirse en un
bre la significación y naturaleza del marxismo formidable mito político. Y aunque no siempre
adquiere densidad histórica en los años veinte, fue reconocido como tal, el leninismo se trans-
cuando una nueva corriente ideal, la comunista, formó en una componente de todas las agre-
pretende ser expresiva de un marxismo del que gaciones políticas de tipo nacional revolucio-
los socialistas renegaron. En realidad, y hasta la narias, llamadas genéricamente populistas, que
quiebra de la hegemonía comunista en la cultura proliferaron como hongos en la América Latina
de izquierda, el único marxismo que se difundió de los años veinte y treinta. Como una teoría
por América fue el “marxismo-leninismo”. del poder en condiciones de atraso, la forma
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión687
rusificada del marxismo formó parte del dis- primeras, del leninismo defendido por las se-
curso populista y contribuyó a definir algunas gundas, sino la morfología concreta que adop-
de sus ideas más difundidas. ¿Cómo negar la tó el proceso de difusión del leninismo, o del
filiación leninista de reconocimientos como el “marxismo-leninismo” en dicho movimiento
de las heterogeneidades internas de naciones social. En este sentido, la experiencia latinoa-
sin posibilidad de su realización por la presen- mericana reproduciría de una manera propia,
cia decisiva del Imperialismo y la debilidad de diferenciada, lo ocurrido desde los años seten-
las clases nacionales, o de la imposibilidad de ta del siglo pasado en Rusia, cuando populis-
la constitución de un capitalismo nacional, o tas y marxistas discutían sobre los destinos de
de la necesidad de un partido capaz de superar su país amparándose ambos en las teorías de
la debilidad de las clases fundamentales? Marx.
Quien se tome el trabajo de releer las publi- Pero si aceptamos la perspectiva de análisis
caciones de izquierda o democráticas de difu- en que me coloco, es posible admitir cuánta
sión continental que se editaban por esos años razón tenían aquellos que en los años veinte y
(Amauta, Claridad, Repertorio Americano, treinta estaban convencidos que el debate en-
etc.) se sorprenderá al observar hasta dónde tre el Apra y la Internacional Comunista ence-
la experiencia rusa, combinada con otras que, rraba, en realidad, visiones divergentes de un
como la mexicana y la china se suponen seme- patrimonio teórico común. Y aún más, podría
jantes, forma parte inseparable de una galaxia sostenerse con poderosas razones que Haya de
ideológica y cultural que se reclama del mar- la Torre y el aprismo expresaron en los hechos,
xismo. Y por esta razón creo que las recons- y más allá de la letra de sus discursos, el más
trucciones historiográficas que redujeron la sorprendente y original caso latinoamericano
demarcación del fenómeno leninista a las di- de un ideal-tipo leninista. La sustitución del
mensiones e influencias de los escuálidos par- mito universalista por el indoamericanista ex-
tidos comunistas sudamericanos, soslayan de presa una necesidad semejante de respuestas
hecho el tema central. Cual es, el de que la bi- a la demanda de formación de una voluntad
furcación del movimiento social en corrientes nacional-popular en América Latina, a partir
“populistas” y corrientes “clasistas” no expre- de un diagnóstico de la situación que era casi
saba en definitiva la exclusión por parte de las idéntico entre comunistas y apristas. La idea
688 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
pregunta crucial con la que Gramsci iniciaba aprehender en una fórmula hermética”, dice
su discurso sobre el Príncipe moderno– ambos Mariátegui. Si la tradición tiene siempre un
respondían desde la perspectiva del Estado. aspecto ideal, fecundo como fermento o im-
Las diferencias de sus modelos partidarios, pulso de progreso o superación, y un aspecto
que como es obvio contaron en la elaboración empírico, que la reflejaba sin contenerla esen-
de sus respectivas políticas y en los éxitos o cialmente, el revolucionario no debe negarla
fracasos de estas, no invalidaba su sustancia sino refundarla, encarnando la voluntad de la
común de “antiestado” (uno del pueblo, el otro sociedad de no petrificarse en un estadio, de no
de la clase obrera). Lo que quedaba fuera de inmovilizarse en una actitud. Fundir las deman-
este esquema era una dimensión societal, para das de clase, de nación y de ciudadano en una
darle un nombre, cuya ausencia sorprende en realidad nacional que todavía no lo era, que era
los discursos aprista y comunista y que cons- apenas “un concepto por crear”, suponía para
tituye, yo diría, la nota distinta de la visión de Mariátegui incorporar a las masas populares,
Mariátegui. Lo que anuda esta visión al antiguo fundamentalmente indígenas, a un movimiento
ideal socialista es la certidumbre de que el mo- capaz de anclar en el pasado, en una memoria
vimiento revolucionario no podía dejar de ser colectiva recompuesta como mito, su realiza-
el abanderado y organizador de una reforma in- ción como nación. Desde la sociedad, desde los
telectual y moral –en el sentido que Gramsci da poderes de la sociedad civil debía ser pensado
a la palabra. Para que la transformación pudie- el nuevo orden revolucionario.
ra ser algo más que una revolución desde arri- Nunca ha dejado de sorprenderme la proxi-
ba, debía previa o simultáneamente penetrar y midad, por no decir la similitud, entre esta vi-
modificar la conciencia de los hombres; solo sión de Mariátegui y la que por los mismos años
así estaría en condiciones de romper la inercia habita en Gramsci. Para el marxista italiano era
de la tradición que mantenía a las masas popu- “imposible cualquier formación de voluntad co-
lares en la pasividad. lectiva nacional-popular si las grandes masas de
Pero la ruptura de la tradición es posible campesinos cultivadores no irrumpen simultá-
porque ella misma es heterodoxa y contradic- neamente en la vida política”; para el peruano,
toria en sus componentes, “porque se caracte- es precisamente esta necesidad la que susten-
riza precisamente por su resistencia a dejarse ta su propuesta fundacional de confluencia o
690 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
tragicidad el derrumbe de sus creencias, una sobre la subsistencia del paganismo aborigen;
intelectualidad aristocrática, elitista, consti- la imposibilidad de las corrientes ilustradas
tuida como tal sobre las espaldas de un mundo de generalizar sus visiones que chocaban con
popular subalterno sometido a la explotación las tendencias autoritarias de la cultura polí-
más inicua, un Estado que conservaba incólu- tica autóctona; la conformación de una inte-
me la herencia colonial y un sistema institucio- lligentsia colocada en situación de ajenidad
nal jerárquicamente organizado? Es aquí don- respecto de los sectores sociales de origen y
de la imagen paradójica de las virtudes “pro- con un fuerte sentido de culpa y de respon-
ductivas” del atraso muestra tener en América sabilidad personal por la suerte de los despo-
Latina el mismo poder corrosivo de certezas seídos; una crisis de certidumbre provocada
que condujo a Marx a cuestionar su propio pa- por grandes desastres políticos (la Guerra del
radigma de un modelo unilineal de sucesión Pacífico en Perú, las derrotas rusas frente a
de los sistemas económico-sociales. El cono- las potencias europeas, los turcos y luego los
cimiento de la situación particular de Rusia japoneses) que evidenciaron la existencia de
(punto de encuentro de Oriente y Occidente) una desigualdad social y económica insopor-
condujo a Marx a descubrir la potencialidad de table; la generalización en el espíritu público
un camino de desarrollo distinto del europeo- de una profunda inquietud, de un malestar que
occidental, y en el que el atraso constituía una no siempre encontraba formas de expresarse.
virtud antes que un límite. El hecho curioso es Estos elementos y algunos otros más que po-
que en Iberoamérica, y en un país muy distinto dríamos agregar permiten establecer un vín-
de Rusia, pero atravesado por una misma agu- culo entre experiencias sometidas a idénticos
da crisis ideal y de conciencia, se sucede un y traumatizantes procesos de modernización.
proceso similar de recomposición del “marxis- Lo que quiero enfatizar es que Perú pudo ser
mo” que conduce al cuestionamiento del para- la “Rusia” de América porque quizás no haya
digma eurocéntrico del socialismo americano. habido otro lugar en el que más abiertamente
Es posible trazar paralelismos entre Rusia y contradictoria se mostrara la experiencia his-
la América andina. Una población en su ma- tórica del socialismo con las condiciones de
yoría campesina con ricas culturas locales; atraso económico y social, de crisis intelec-
una profunda religiosidad popular asentada tual y moral, que pesaba sobre la nación.
692 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
expliciten históricamente los significados ob- nación peruana. Aunque no lo designara así, y
jetivos de fórmulas, posiciones, análisis, con- su discurso no estuviera exento de una persis-
ceptualizaciones, en su momento ambiguas o tente animosidad por la democracia liberal, era
teñidas de los elementos espurios que acompa- la “cuestión democrática” el paradigma desde
ñan siempre esos debates. Si se cuestiona esta el cual teorizaba la posibilidad y la necesidad
perspectiva desde una definición más estricta- de la transformación. El problema del Perú no
mente marxiana del presente histórico, resul- será ya la liberación de una nación irredenta,
ta posible analizar de otro modo el debate y ni la autodeterminación de una nacionalidad
comprender hasta qué punto la centralidad del oprimida, sino la incorporación democrática
problema indígena para una revolución demo- de las masas populares marginadas a un proce-
crática y socialista de la transformación es en so constitutivo de la nacionalidad, que podía y
Mariátegui un elemento dirimente con relación debía necesariamente fundirse con un proyec-
a las posturas aprista y comunista. to socialista.
Se evidenciaría así que Mariátegui puede
construir un nuevo concepto de centralidad
porque emprende una lectura antieconomicis- VIII
ta del concepto de clase –no en la teoría, sino
en el examen de la realidad peruana–, cuyas Se dijo, y hay mucho de verdad en esto, que
consecuencias tienen una importancia decisi- con Mariátegui el pensamiento de Marx pudo
va sobre todo su discurso socialista. No solo ser utilizado como herramienta en lugar de
porque contradice la visión “clasista” del mar- ser impuesto como sistema. Al igual que un
xismo oficial, sino también porque lo diferen- ingeniero alquimista mezcló las elaboracio-
cia del jacobinismo estatalista de Haya de la nes conceptuales más vivas de la tradición no
Torre. Al colocar como eje teórico y político de marxista con las ideas del sabio alemán en el
su análisis socialista un universo que se definía crisol de una realidad que, como la de su pue-
más en términos de cultura que en los estric- blo y América toda se interrogaba por su des-
tos de clase, un objeto nacional y popular antes tino. Esta operación pudo darse como se dio
que específicamente obrero, Mariátegui hizo porque ocurrieron algunos accidentes en su
emerger de manera inédita el problema de la vida que de tan fortuitos parecen dictados por
694 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
un oscuro designio. Las vicisitudes de la con- de materia telúrica en ebullición, canalizable por
tienda política precipitaron el exilio europeo donde la voluntad lo desee, y como la voluntad lo
donde descubrió certezas que en él, hombre de desee (Gramsci, 1980: 35).
filiación y de fe, se impusieron con la solidez
de la revelación. Allí pudo descubrir el nuevo Es un Marx filtrado por las lecturas de Sorel y
Marx que la revolución de los bolcheviques de Piero Gobetti, un Marx atravesado por la ob-
liberó de la ristra de afirmaciones dogmáticas sesiva urgencia del descubrimiento de lo con-
indiscutibles, absolutas, fuera de las categorías creto, de todo aquello que posibilita al espíritu,
del tiempo y del espacio que habían sustenta- a las ideas, realizarse.
do el discurso socialista clásico. Y por esto el Pero por los caminos de Europa Mariátegui
Marx de Mariátegui fue, en definitiva, el exhu- se descubrió, además, americano, pertenecien-
mado por la izquierda europea, y más en parti- te a un mundo primitivo y caótico en el que
cular italiana; ese Marx de los ordinovistas que había vivido hasta entonces “casi extraño y
tan nítidamente perfiló Gramsci (1917) en algu- ausente”. La revelación de que la experiencia
nas páginas que tal vez el peruano leyó, las de europea no instituía el paradigma de la nuestra,
“La revolución contra el capital”. Para todas las aunque las lecciones de su universalización y
fuerzas que el ciclo de la revolución europea decadencia tuvieran la virtud de iluminar por
liberó, Marx fue ese vasto cerebro que contraste nuestra identidad extraviada, de-
terminó el nuevo cometido de su vida: liberar
[…] nunca sitúa como factor máximo de la histo- América de la sumisión intelectual a Europa. El
ria a los hechos económicos en bruto, sino siem- deber de una “tarea americana” que esa libera-
pre al hombre, a la sociedad de los hombres, de ción le impuso ya no podía agotarse en la pro-
los hombres que se reúnen, se comprenden, desa- secución del quimérico sueño de “alcanzar” a
rrollan a través de esos contactos (cultura) una Europa que ofuscó la mente de nuestros pensa-
voluntad social, colectiva, y entienden los hechos dores clásicos. Era menester desnudar el espí-
económicos, los juzgan y los adaptan a su volun- ritu crepuscular del mundo burgués, su senec-
tad hasta que esta se convierte en motor de la tud y decadencia por pérdida de voluntad de
economía, en plasmadora de la realidad objetiva, creación, para poder así abrazar la causa de los
la cual vive entonces, se mueve y toma el carácter pueblos “receptivos a un mito multitudinario”
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión695
que en el mundo de posguerra no podía ser que terminó allí sepultado por una confronta-
otro que el socialismo. La autonomización ción ideológica y política equívoca. Tal marxis-
respecto de la cultura europea, de sus patrones mo se alimenta de una visión voluntarista que
evolutivos pretendidamente universales, deter- privilegia su condición de ética revolucionaria
minantes de lo que es avanzado y de lo que no antes que su supuesta cientificidad, el hecho
lo es, abre la posibilidad de imaginar otra cons- de ser principio ordenador de la práctica an-
trucción de la historia de nuestros pueblos, en tes que catecismo de afirmaciones dogmáti-
la que la autoctonía americana emerja no como cas e indiscutibles. Como es obvio, esta visión
un límite sino como una latente disponibilidad rompe con las posiciones tradicionales del so-
a invenciones alternativas de la realidad social. cialismo de matriz segundo internacionalista,
Con Mariátegui –señala con justeza Morse– pero también con el doctrinarismo a ultranza
América Latina tuvo por vez primera una inter- de la Comintern. La identidad entre historia y
pretación revolucionaria “indoamericanizada” filosofía que Mariátegui recoge del historicis-
del proceso histórico comparable a la que se- mo crociano lo conduce, como a Gramsci, al
tenta años antes había elaborado para Rusia descubrimiento de lo concreto. La “crítica so-
Chernishevski, y que contara con la adhesión cialista de los problemas y la historia del Perú”
de Marx. No existen datos que permitan afir- (Mariátegui, 1984 [1928]), iniciada en un libro
mar que Mariátegui conocía los escritos de los que todavía hoy sigue siendo la única gran obra
naródniki rusos; la coincidencia se debería realmente significativa del marxismo latinoa-
entonces a la similitud de situaciones. Pero es mericano, supone por tanto situarse frente a
tan sorprendente que explica las razones que ellos desde la perspectiva de la transformación.
indujeron a la Comintern a denunciar al perua- La descripción de las regularidades profundas,
no por su “populismo”. de sus formas ocultas, de los procesos comple-
Pienso que todo lo aquí expuesto ilustra la jos y diferenciados, solo pueden ser leídos des-
doble importancia historiográfica y política de una interpretación del presente que ponga
que trató de encontrar en el debate peruano de de relieve su carácter sistemático. Las grandes
los años veinte y que le otorga su carácter em- cuestiones nacionales son vistas por tanto des-
blemático. El resultado fue la producción por de un presente histórico que permite desnu-
Mariátegui de un marxismo latinoamericano dar esa formidable imbricación de formas que
696 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
caracterizó la evolución económica, política y sino también los vencidos, los que aún desde
cultural del Perú. El anclaje en la historia no el silencio de su voces acalladas nos advierten
implica una recaída en la ilusión de encontrar “de que ni siquiera los muertos estarán a salvo
en dicha evolución la génesis real de las forma- del enemigo, si este vence”. Y como recuerda
ciones sociales. Desde el presente es posible Benjamín, el enemigo no ha dejado de vencer.
otorgar la dimensión teórica al problema de la Creo que la vigencia del legado de Mariátegui
historia peruana (iberoamericana) y descubrir se instala en esta lección de método, que sigo
por qué no hubo nunca una “historia” nacional persuadido pertenece a la esencia viva del mar-
en el sentido de una secuencia trascendental xismo. De otro modo no podríamos responder
de etapas. El anclaje histórico puede aparecer a la pregunta de por qué, si los temas, los pro-
así, en los 7 ensayos de interpretación de la blemas y los paradigmas en torno a los cuales
realidad peruana (Mariátegui, 1984 [1928]), la reflexión de Mariátegui se abrió paso ya no
como connatural a una perspectiva de aborda- tienen estrictamente que ver con una realidad
je que arrancando de lo concreto introduce los en profunda mutación, nos seguimos refirien-
datos históricos y culturales como internos al do a él para imaginar un socialismo renovado
propio proceso. La necesidad y la posibilidad en su manera de considerar el mundo de los
del socialismo encuentran su razón de ser en humanos y las posibilidades de su transforma-
la dinámica misma de un proceso que las hace ción. Yo pienso que lo hacemos porque cree-
emerger como instancias propias y no como un mos encontrar en dicha lección una dirección
injerto extraño. de búsqueda, una senda extraviada, que nos
En esta lección de inmanentismo marxista lleva a reencontrar el filón democrático y anti-
aplicado al conocimiento y transformación de autoritario subyacente en el discurso de Marx.
su país está encerrado el núcleo de la origina- Deberíamos aceptar este reto que nos plan-
lidad de Mariátegui. Retornar a ella nos hace tea nuestra tradición, reconocer plenamente
entrever la posibilidad de construir una historia la demanda de realidad que se oculta detrás
distinta que el vacuo ejercicio hagiográfico al de la recuperación de Mariátegui, y mostrar-
servicio de las leyendas partidarias; una histo- nos capaces de atravesar el ropaje de lo viejo
ria que recupere un pasado olvidado pero impe- con que se reviste lo nuevo. Tentativamente,
recedero, donde no solo están los vencedores y para interrumpir esta meditación que tal vez
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión697
populares la que se deseaba subrayar puesto El objetivo del seminario era romper esta
que organizadores y participantes reconocía- suerte de brecha abierta entre análisis de la
mos que no siempre, o con la debida frecuencia, realidad y propuestas teóricas y políticas de
tal perspectiva estuvo presente en los debates transformación. Para ello era preciso tender
organizados por las instituciones que centrali- a buscar una aproximación a la política que,
zan la actividad intelectual de indagación de los sin desvirtuar la naturaleza de un seminario de
grandes problemas políticos y sociales de nues- cientistas sociales donde se discute sobre teo-
tros países. En nuestra opinión, que como es na- ría política, pugnara por encontrar un nivel de
tural puede o no ser compartida, se ha tendido a mediación con la realidad en la que las fron-
analizar más lo que existe, lo ya dado, lo que fi- teras demasiado rígidas entre lo “académico”
nalmente ha acabado por imponerse, que las al- y lo “político” se desdibujaran. Cuestionada de
ternativas que en la realidad se presentaron para tal modo una brecha que no siempre existió en
que pudieran imponerse procesos efectivos de el movimiento social, y sobre cuyas razones
democratización y socialización progresiva de históricas de constitución bien valdría la pena
las sociedades latinoamericanas. En definitiva, reflexionar, entre teoría y movimiento social,
buena parte de la reflexión teórica e histórica o dicho de otro modo, entre ciencia crítica de
estuvo dedicada más al análisis de los vencedo- la realidad y propuestas políticas de transfor-
res que a la indagación de las alternativas que mación, podría establecerse una relación de
no pudieron resolver en su favor los vencidos. alimentación recíproca que permitiera supe-
Una orientación que insiste en forma desmedi- rar un distanciamiento e incomunicación que,
da en dicha perspectiva, concluye instituyendo en nuestra opinión, caracterizó gran parte de
una forma de ver la realidad según la cual de- nuestra historia cultural, por lo menos desde
tenerse en las vicisitudes de las derrotas de las el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta los
clases populares pareciera ser un indebido des- últimos años. La reflexión académica estuvo
plazamiento al terreno de la política, plano que mutilada en su capacidad de prolongarse al
debería ser evitado si se desea permanecer en mundo interior de la política, fue más ideología
el ámbito “académico” en el que tendió a con- legitimadora que crítica social, al tiempo que
centrarse el debate no políticamente partidario la reflexión política tendió a excluir el recono-
de los problemas latinoamericanos. cimiento de los nuevos fenómenos teorizados
Prólogo a Hegemonía y alternativas políticas en América Latina701
y tematizados por los intelectuales. Para usar de Gramsci y la tradición leninista. Como se
una metáfora de Marx (s/d), ni la crítica se comprenderá, el último tema provocó las más
ejercía como arma, ni las armas necesitaban de arduas y a veces enardecidas discusiones por
la crítica para encontrar un fundamento. cuanto dicha tradición constituye precisamen-
Al reconocer la presencia de una brecha que te la forma teórica en que de manera casi ex-
acaba mutilando las posibilidades creadoras de cluyente adquirió entre nosotros la reformula-
ambas dimensiones de lo real, el seminario se ción del marxismo como teoría y política de la
propuso experimentar una forma de trabajar transformación social. Algunas ponencias, que
en la teoría que permitiera avanzar en un es- al insistir fuertemente sobre los elementos de
tilo nuevo de elaboración capaz de incluir en novedad aportados por Gramsci, tendían a sos-
el propio debate esa insuprimible y constante layar la problemática relación que de todas ma-
tensión entre teoría y movimiento. Para ello es- neras mantuvo con el pensamiento de Lenin,
cogió un tema de discusión cuyas fuertes con- fueron a veces violentamente contrastadas por
notaciones políticas no pudieran ser obviadas, otras que menospreciaban a su turno el valor
en la medida en que colocaba en el centro del disruptivo de una teorización que, como la de
debate la relación entre proyecto de transfor- Gramsci, se asienta sobre el reconocimiento
mación y sujeto histórico transformador. de transformación epocal de la que ni Lenin ni
El eje en torno al cual giró todo el debate el propio Marx pudieron en modo alguno dar
fue el concepto gramsciano de hegemonía, cuenta. De todas maneras, la discusión permi-
su validez como instrumental teórico y políti- tió avanzar en el establecimiento de un terre-
co para reconsiderar desde la perspectiva del no común de confrontación que permitirá sin
presente las limitaciones de la teoría marxista duda en el futuro relacionar tendencias que
de la política y del Estado; las reelaboraciones hasta ahora parecían separadas por áreas geo-
mediante las cuales tal teoría podía reconquis- gráficas de pertinencia, y a las que una visión
tar su potencial crítico y productor de estrate- restrictiva de la distinción gramsciana entre
gias de transformación en el terreno concreto “Oriente” y “Occidente” parecía dar plena legi-
de la realidad latinoamericana, y, finalmente, timidad. En este sentido, el debate hizo aflorar,
la relación de continuidad o de ruptura que aunque no con la suficiente claridad, los dos
podía establecerse entre las elaboraciones órdenes de problemas a los que el concepto
702 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
cree encontrar in nuce la formulación de una mucha claridad los peligros que implica preten-
teoría de la hegemonía que habrá de represen- der deducir de las posiciones que se ocupan en
tar su aporte aún inagotado a una comprensión las relaciones de producción ciertos comporta-
moderna de la política, del Estado y de la trans- mientos sociales que permitan establecer por
formación. Gramsci (s/d) arranca, en suma, de sí mismos la constitución de sujetos sociales
una serie de conceptos, muchos de ellos de soportes de transformaciones radicales. La
matriz leninista, sobre los que funda una visión concepción de sujetos sociales “preconstitui-
del proceso revolucionario en una etapa carac- dos”, que deriva de una lectura ingenua del
terizada por la derrota del movimiento obrero, pensamiento de Marx pero que sigue siendo
la crisis del Estado liberal y los fuertes límites aplastantemente dominante en el sentido co-
de la experiencia soviética. Y vale la pena re- mún marxista, se convierte de tal modo en la
cordar esta circunstancia porque son precisa- matriz esencial del reduccionismo economicis-
mente tales conceptos los que hoy deben ser ta, limitación que con distinto énfasis los parti-
puestos a prueba, no simplemente porque la cipantes del seminario tendieron a considerar
crisis del socialismo –para situar en su debido como la traba fundamental para la reconquista
lugar lo que hoy denominamos restrictivamen- de la capacidad explicativa y proyectiva del
te como “crisis del marxismo”– ha provocado marxismo. El privilegiamiento deductivista
la proliferación de corrientes que cuestionan del proletariado, típico de las teorizaciones
una tradición teórica fuertemente arraigada en de la Segunda Internacional, o aun su parcial
la historia del movimiento social, sino porque corrección mediante la incorporación del con-
toda una época histórica está concluyendo y es cepto leninista de “alianza de clases” (Lenin,
difícil pensar que con ella no se hayan agotado s/d), impuesto por la Tercera Internacional,
también partes significativas de tal tradición. dejaban en definitiva intocado el problema de
Un problema que afloró con particular agu- la complejidad de los procesos a partir de los
deza en el seminario versó precisamente so- cuales el antagonismo instalado en el nivel de
bre la validez del principio teórico y político las relaciones de producción podía expresarse
del proletariado como clase fundante, como en la constitución de las fuerzas sociales en
soporte histórico y social de una nueva forma permanente estado de recomposición. El con-
de sociedad. Algunos ponentes analizaron con cepto gramsciano de hegemonía, aquello que
704 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
creación ex nihilo. De pronto, irrumpía un gru- cuyo interior Pasado y Presente desempeñó
po de personas que provenían en su mayoría de una función más relevante que la que nosotros
la universidad, que eran todos militantes de la mismos tendimos a asignarle. Supongo que la
izquierda y comunistas los más, y que mostra- reconstrucción de esa historia, con todas sus
ban una disposición inédita a vincular ciertos implicaciones positivas y negativas, puede ayu-
debates teóricos que se sucedían en Europa darnos a explicar momentos que aún nos resul-
(pero no solo en ella) con los problemas de la tan difíciles de abordar: los años sesenta y el
izquierda argentina. Esto era lo que sorprendía: Cordobazo, la década de los setenta y el ver-
la novedad de un grupo que pensaba los proble- tiginoso viraje de la sociedad argentina a una
mas políticos y de la izquierda desde un lugar espiral de violencia total. En México, durante
de provincia, esto es, desde fuera del tradicio- el exilio, descubrimos hasta qué punto Pasado
nal centro de condensación de las estructuras y Presente estuvo en el centro de un debate
teóricas y de la fisonomía organizativa del pen- teórico y político que coagula en el más signifi-
samiento de izquierda. Esta circunstancia anó- cativo movimiento social de transformación de
mala sirvió de estímulo para el desarrollo de la las últimas décadas. De sus aciertos y de sus
revista porque le permitía descentralizar tanto profundos errores somos corresponsables: su
el discurso como los viejos temas de debate. historia es la nuestra.
Pero además le posibilitó incorporar voces
que nunca hubieran aparecido juntas en una ¿Cuáles fueron los puntos de nucleamiento
publicación porteña del mismo tipo. Es difícil, del grupo que animó Pasado y Presente?
desde el presente, reconstruir toda esa historia Nosotros éramos un grupo de comunis-
o darle su verdadera significación, pero en to- tas que nos propusimos reflexionar sobre las
dos estos años, me parece, por lo que he visto razones de las insuficiencias de la acción co-
y oído, por lo que he conversado con gente a munista en la Argentina. Y para esto arran-
la que no había conocido antes, que la presen- cábamos de dos hechos. Por un lado, lo que
cia de la revista, el clima de ideas que animó, estaba ocurriendo en la Unión Soviética, que
el tipo de discusiones que suscitó, fueron muy nos parecía grave y urgente de analizar a di-
importantes para una historia que aún no es- ferencia de la actitud asumida por un PC que
tamos en condiciones de reconstruir, pero en disminuía su significado. Por el otro, ciertos
América Latina: El destino se llama democracia711
las opciones políticas con el análisis histórico. creadora. Véase, por ejemplo, el ensayo dedi-
Entre historiografía e izquierda siempre hubo cado a la evolución de la literatura peruana.
conflictos y esto no ocurrió solo en Argentina. Pero volviendo al papel desempañado por
Hubo un libro en América Latina, tal vez el pri- Gramsci, yo diría que su insistencia en el re-
mer libro marxista, que se llamó justamente conocimiento cuidadoso del carácter nacional
7 ensayos de interpretación de la realidad que suponen una teoría y una práctica marxista
peruana y fue escrito por Mariátegui en 1928 nos permitía cuestionar la posición de subalter-
(Mariátegui, 1984 [1928]). Es posible que con nización de ese problema que dominaba en el
él se introdujera en la izquierda –pero no solo interior del PC y escapar de la lectura obligato-
en ella– la idea, el concepto, de “realidad nacio- ria de la Historia del Partido Comunista (B)
nal”. Y digo esto, porque fue precisamente la de la URSS (CC-PCUS, 1939) para comprender
idea de realidad nacional la que más irritó a los la naturaleza de los hechos del mundo y, por lo
dirigentes de la Internacional Comunista y de tanto, también de Argentina. Podíamos comen-
algunos partidos comunistas latinoamericanos zar a leer, no por la necesidad de completar una
en los debates del Congreso que realizaron en formación cultural, sino por los requerimien-
Buenos Aires en 1929. Para estos dirigentes no tos políticos que dirigían el redescubrimiento
existían realidades “nacionales” que distinguie- de la realidad, a aquellos autores que siempre
ran de manera significativa a cada uno de los nos habían parecido soslayables, de segundo
pueblos americanos. Solo existían numerosos orden, y que sin embargo eran quienes habían
países oprimidos por el imperialismo que cons- hecho o reflexionado sobre nuestra historia,
tituían el llamado mundo colonial en el interior sobre nuestra vida nacional. La lectura de la
del cual las diferencias contaban muy poco obra de Gramsci, si era hecha como lo fue en
frente a una condición que los igualaba y los re- nuestro caso, a plena conciencia, nos llevaba
ducía ad unum. El libro de Mariátegui probaba irremisiblemente a poner en duda un conjun-
que Perú y Argentina, por ejemplo, no eran la to de seguridades que había sostenido nuestra
misma cosa. Creo que, sin saberlo, Mariátegui formación comunista. A partir de él, mucho
hizo un libro “gramsciano” sobre la realidad de lo que ya sabíamos podía ser conocido por
de su país y en el que el tema de fondo de los nosotros. Por eso pienso que ciertos fenóme-
intelectuales era tratado de manera nueva y nos de ruptura interna de la homogeneidad
América Latina: El destino se llama democracia713
comunista comenzaron a darse entre los años daba el mundo comunista al problema del esta-
1960 y 1962 y en torno a hechos antes conoci- linismo, convencidos de la necesidad de repen-
dos. Así, para recordar uno, si el XXII Congreso sar la forma teórica del marxismo a partir de
de PCUS fue decisivo, no lo fue porque dijera las indicaciones de Gramsci, llegamos a la con-
algo nuevo respecto de lo que con incredulidad clusión de que debíamos emprender la aventu-
y luego vergüenza nos enteramos a partir del ra de una revista redactada por comunistas y
XX Congreso, sino porque no existiendo en no comunistas, colocada fuera de la disciplina
1962 nada que como los sucesos de Hungría en orgánica partidaria, que pudiera actuar sobre el
1956 ocultaran entre los comunistas la verda- partido como un centro de fermentos ideales,
dera significación del informe de Jruschov1, la de debate y crítica, posibilitando a las fuerzas
tragedia del estalinismo aparecía desnuda ante renovadoras que creíamos existentes en su in-
nuestros ojos ávidos de entender. La actitud terior la tarea de llevar adelante una recons-
del PCA, que intentó frenar la discusión sobre trucción teórica y política en condiciones más
la significación real de los hechos denunciados favorables. Eludiendo el rigor de las estrictas
en el XXII Congreso y la corresponsabilidad en normas partidarias, ofreceríamos al debate
ellos de todos los comunistas, junto a otros su- ideológico un terreno hasta ahora no utilizado
cesos que mostraban la distancia entre lo que y una demostración clara del rigor y la inteli-
se decía ser y lo que se era realmente, nos lle- gencia con que los comunistas se planteaban
varon a pensar la necesidad de emprender una las demandas de aggiornamento.
tarea de transformación del partido desde el Así estuvieron planteadas las cosas. Si se re-
interior del propio partido. Deslumbrados por corre la lista de los miembros de la dirección
la experiencia de la Revolución Cubana (por de la revista se observará el carácter no estric-
la que la dirección comunista no podía ocultar tamente partidario del núcleo constituyente.
su animadversión), críticos de la respuesta que Una parte era comunista, otra no, y la función
de esta última era la de impedir las presiones
inevitables que vendrían de la dirección del
1 Se refiere al famoso “Informe Secreto” de Nikita
Kruschev (o Jruschov, o Jrushchov), presentado en
PCA. Debe recordarse, además, que algunos
el XX Congreso del PCUS el 25 de febrero de 1956 [Nota de los intelectuales comunistas que allí figu-
de la presente edición]. raban habían ocupado u ocupaban lugares de
714 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
solo de ese modo el marxismo podía medirse ella. Excluidos del Partido Comunista y renuen-
permanentemente con la realidad. Esta es la tes a aceptar una forma de concebir la unidad
idea que defendíamos en 1963 y que todavía entre intelectuales y clase obrera que desde el
hoy podemos defender a pie juntillas. Es lo peronismo había entrado en crisis, ¿qué por-
que digo en el epílogo a la segunda edición de venir tenía un grupo de intelectuales socialis-
Marx y América Latina (Aricó, 2009 [1980]). tas descreídos de una salida en el peronismo?
En la posición de Pasado y Presente es posi- Todas las vicisitudes del itinerario político del
ble que no pudiera encontrarse mucho más que grupo tienen como fondo su incapacidad de dar
eso. Más que un cuerpo de propuestas sobre el respuesta a esta encrucijada. Su propia natura-
país y su historia, más que una estrategia u orien- leza como grupo con pretensiones políticas en-
taciones de acción política o ideológica, más traba en contradicción con su exacerbado espí-
que un proyecto elaborado de recomposición ritu crítico y pluralista. Y si menciono el tema
cultural –sobre los cuales existieron simple- de la “naturaleza” del grupo tengo que referirme
mente intuiciones–, más que todo esto había un a cierta característica de la sociedad argentina,
clima de heterodoxia, una conciencia pluralista esto es, a una sociedad donde los intelectuales
alimentada de la certeza de que una cultura de no tienen un peso propio –hoy existe la posibi-
izquierda solo podía realizarse a través del deba- lidad de que sí lo tengan, porque en medio del
te, de la discusión y de la libre circulación de las desastre, del genocidio, personas como Borges
ideas. Es posible pensar que esto era poco, y sin o Sabato tienen a veces más importancia cívica
embargo, ¡cuánto nos costó defenderlo! que la Multipartidaria o las 62 Organizaciones.
En definitiva, y simplificando, yo diría que el En Argentina ser un intelectual de izquierda era,
de Pasado y Presente fue, en esencia, un grupo en definitiva, ser un intelectual vergonzante.
socialista, pluralista y democrático. Si tuviera Solamente se podía ser de izquierda si se estaba
que precisar en pocas palabras la manera en que adscripto a alguna fuerza política de izquierda
nuestra revista intentaba pensar y contribuir a y, de una u otra manera, se acompañaba a dicha
transformar la realidad, diría que nos situába- fuerza. Cuando desde el segundo número de la
mos frente a los hechos desde la perspectiva de revista estuvimos colocados en la situación de
un marxismo colocado siempre como uno de un grupo que no tenía destinatarios, excepto la
los elementos de esa realidad, y no separado de sociedad en su conjunto, vivimos esa situación
716 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
con un sentimiento de culpa que creíamos po- lenguaje posible, en cierto modo aceptado por
der apagar buscando desesperadamente un an- todos, y que pudiera desplegar su labor crítica
claje político. Creo que la vida de la revista es- en el texto mismo en que se proponía un tema.
tuvo marcada por este deambular detrás del su- En ese momento se planteó la cuestión de si
jeto político. Basta recorrer las notas dedicadas debíamos dirigirnos a lectores que provenían
a la reflexión política para encontrar en ellas los del PCA, o a castristas o socialistas en gene-
vaivenes del grupo y también su imposibilidad ral. Algo era evidente: la recomposición de esa
de pensarse como un grupo autónomo cultural, cultura suponía un trabajo en el marxismo, un
instalado en la reflexión crítica y constituyendo esfuerzo por desentrañar la multiplicidad de
como tal, en sí mismo, un grupo político, una significaciones de ese artefacto teórico. Los
forma de organización política. Esta es, tal vez, Cuadernos representaron un intento de imple-
una verdad adquirida hoy por nosotros, pero mentar una perspectiva crítica del marxismo
para que adviniéramos a ella debió mediar todo que admitiera la dimensión pluralista y que
lo que ocurrió en la Argentina, y también las ex- reconociera la naturaleza múltiple del pro-
periencias que tuvimos fuera del país. pio objeto. Lo que se trató de afirmar en los
Cuadernos, no meramente como declaración
¿Cómo surge la experiencia de la colección de principios sino como manera de construir
Cuadernos de Pasado y Presente? cada uno de sus números, era la idea de que
Cuando en su primera época (1963-1965) no existía “el” marxismo, que desde su ini-
la revista no logró resolver de manera fruc- cio existieron “los” marxismos, que distintas
tuosa el problema del anclaje político, y las perspectivas teóricas y políticas habían co-
debilidades del grupo impidieron continuar habitado en las instituciones internacionales
con su tarea de recomposición de la cultu- en las que se expresaron, que discutieron ar-
ra de izquierda, se abre la alternativa de los duamente una diversidad de problemas y en
Cuadernos. Fueron, en parte, una propuesta esa compleja batalla ideal hubo triunfadores y
sustitutiva. Partíamos de la convicción de perdedores circunstanciales; en fin, que toda
que no se podía recomponer una cultura de la historia del socialismo, en cuyo interior el
izquierda como si se estuviera trabajando con debate marxista adquirió significación, había
un rompecabezas. Era preciso encontrar un sido y seguía siendo un proceso infinitamente
América Latina: El destino se llama democracia717
más complejo que las simplificaciones bi- la heterodoxia de la Tercera Internacional. Fue
zarras de una historiografía al servicio de la una especie de panóptico en el que la historia
política. del movimiento socialista dejaba de ser la del
La propuesta de los Cuadernos, vista hoy enfrentamiento entre la verdad y el error, entre
a la luz de los casi cien números publicados, el bien y el mal, entre una Internacional buena
resulta bastante coherente. Puso en escena las y otra mala; aparecían historias discontinuas
polémicas que comprometieron a los marxistas y fragmentarias, momentos de iluminación y
en distintas épocas y lugares de la historia del otros de ceguera, problemas que el debate no
movimiento obrero y socialista en el mundo: la clausuraba, etcétera. Frente a estas cuestiones
experiencia de la Segunda Internacional y de la la edición de los Cuadernos no intervenía más
Tercera, el problema de la organización políti- allá del propósito confesado de hacer conocer
ca, la teoría de la acción de masas, el problema lo olvidado, de dar voces a los silenciados. El
nacional y colonial, la teoría del valor, etcétera. catálogo de los distintos volúmenes restituía
Este conjunto de asuntos, que dentro de cier- una historia donde no existía una filiación
ta tematización vinculada a la experiencia de única sino una multiplicidad de filiaciones, de
la Tercera Internacional en su fase estalinista tradiciones. Pensar las realidades nacionales
fue estructurado como un cuerpo cerrado y ho- requería necesariamente de un vasto trabajo
mogéneo de doctrina: el marxismo-leninismo, de recomposición de esas tradiciones teóri-
a lo largo de los Cuadernos fue sometido a un cas, doctrinarias y políticas, de todas aquellas
trabajo de desagregación que resultaba de la fuerzas que se denominaban marxistas. El he-
distinción de situaciones, figuras y teorías dife- cho de que en toda esa complicada historia se
renciadas. Ya no emergían solamente aquellos pudieran reconocer o construir tipos ideales,
nombres que habían pertenecido a los salvado- modelos de configuración, no significaba que
res por la tradición, sino también los vencidos, se pudiera ir mucho más allá del ámbito me-
los que desaparecieron, los olvidados, los de- todológico en el que tales modelos podían ser
nostados (los Bernstein, Kautsky, Pannekoek, útiles. En la realidad, no existían modelos, solo
Bauer, Grossmann, Korsch, Chayánov, Ber se daban creaciones inéditas en las que las ex-
Borojov, Gramsci, etc.). Con otras palabras, periencias nacionales eran decisivas. Este fue
aparecía un mundo de figuras que expresaron el sentido de los Cuadernos.
718 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
En su etapa argentina, la colección tuvo cier- Creo que la historia del marxismo y sus vici-
to anclaje en una realidad política en vertiginoso situdes, sus desdoblamiento y multiplicidades,
cambio, logró canalizar ciertas temáticas nue- lleva a plantearnos siempre el problema de la
vas como la de los consejos obreros, los efectos relación entre marxismo y tiempo histórico,
de la división social del trabajo, la neutralidad marxismo y realidad, teoría de transformación
o no de la ciencia. En tal sentido, Cuadernos y movimientos sociales de transformación. Si,
fue una publicación que acompañó, y con sus además, arrancamos de la certidumbre de que
medios, estimuló, el acceso de la sociedad civil la teoría no es un dato adquirido para siempre,
que a fines de los sesenta se planteó problemas sino que se reformula frente a realidades cam-
que giraban en torno a su autonomía política, al biantes, los elementos de perennidad y de cam-
cuestionamiento de las estructuras de la direc- bio se muestran de validez relativa, en perma-
ción clásica del movimiento obrero, a formas di- nente cuestionamiento y lo que puede sobrevi-
versas de autoorganización de masas. Hasta se vir frente a lo coyuntural y episódico se impone
podría afirmar que indagando en los Cuadernos siempre como un interrogante obsesivo, como
y en sus sucesivas condensaciones temáticas, se un círculo del cual no podemos escapar. Este
podría, de alguna manera, reconstruir no solo es, por lo demás, el problema que siempre se
el itinerario de un grupo sino también el modo nos plantea frente a los clásicos. ¿Por qué hay
en que se transfiguraban en debates teóricos los que volver a ellos si pertenecieron a una época
problemas de la vida real. Una vez que abando- y dieron cuenta de una época que pasó hace
namos el país en 1976, y la serie debió conti- ya muchos años y, en algunos casos, como el
nuarse en México un año después, esta relación de Aristóteles, hace muchos siglos? Volvemos a
entre vida nacional y teoría de transformación ellos porque, evidentemente, retienen un poder
se vio, por razones obvias, fuertemente afecta- de evocación, y porque existe cierta estructura
da, y los últimos materiales pertenecerán a re- fundamental de la vida asociada de los hom-
gistros más estrictamente teóricos que políticos. bres que atraviesa las épocas históricas y sobre
la cual ese poder evocador actúa como estímu-
¿Podrías hacer referencia a tu trabajo en los lo e incentivo para medir a los clásicos con el
textos de Marx, a la parte “filológica” de tu presente. Desde ese punto de vista el problema
tarea? que se plantea entre lo “vivo” y lo “muerto” en
América Latina: El destino se llama democracia719
Marx es semejante al que tenemos con todos de buscar en Marx todo aquello que traiciona y
los clásicos. Marx es un clásico del pensamien- niega el marxismo de Marx, pienso que debo
to sobre el hombre, del pensamiento social, del levantar mi condición de marxista como una
pensamiento político; hablar de la “muerte” de especie de definición de barrera, como la ex-
Marx me parece tan estúpido como hablar de la presión de una apuesta, de una toma de parti-
“muerte” de Aristóteles. En realidad, se preten- do. En este lado de la barrera estamos los que
de hablar más bien de la muerte de un sistema pensamos que la sociedad es transformable,
de pensamiento. Pero si afirmo, en cambio, que que el apocalipsis que preanuncia el desarrollo
ese sistema de pensamiento nunca existió con capitalista y en su interior el “socialismo real”
la identidad, unidad y universalidad con que puede ser detenido, que los hombres pueden
se lo ha hecho aparecer, si digo que el marxis- convertir esta sociedad en un mundo humano
mo, desde que se alude a él, no existió de otro vivible. No digo en un paraíso terrenal, porque
modo que como una diversidad de tendencias no existen tales paraísos ni Marx jamás pensó
interpretativas a partir de ciertos núcleos te- en ellos, pero sí una sociedad de dimensiones
máticos que admitieron distintas resoluciones, humanas y manejada por hombres con un gra-
hablar entonces de “crisis del marxismo”, o de do de conciencia y responsabilidad mayor que
“muerte del marxismo”, me parece una estre- el que existe en las sociedades presentes.
cha manera de referirse a otro tipo de proble- Esta toma de partido se alimenta también de
mas, que apuntan más bien a la posibilidad o la convicción del “no” marxismo de Marx. Si
no de alcanzar transformaciones socialistas recorremos la historia de la constitución de la
de la sociedad capitalista, y de las del llamado teoría marxista –o de algo que era reconocido
“socialismo real”. Dicho con otras palabras, el por una mayoría como tal– observamos hasta
debate sobre la suerte del marxismo involucra qué punto las querellas se sucedieron desde
otro más sustantivo sobre si los hombres de- muy temprano. A la exacerbación de estas que-
ben seguir pensando y luchando por modificar rellas sirvió además la manera tenebrosa en
una realidad que no aceptan, y si esta puede o que se publicó el legado de Marx. Solo desde
no ser modificada. Por eso, y desde este ángu- hace pocos años han comenzado a editarse sus
lo, siendo yo un hombre que se plantea perma- obras completas en alemán –¡se calcula ter-
nentemente la necesidad del “trabajo en Marx”, minar su publicación después del año 2000!– y
720 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
ya apenas muerto Engels se sucedieron inter- de Marx permitía, por tanto, contribuir a de-
minables disputas sobre lo que debía o no ser finir mejor el terreno de confrontación de los
reconocido como “marxista” en la montaña diversos marxismos. Así, a partir de esta posi-
de papel escrito que nos dejó el autor de El ción, comenzamos a trabajar en ciertas obras
Capital. Contar esta historia –vuelvo a decir que nos parecían de excepcional importancia,
tenebrosa– es mostrar la existencia de un pro- como los Grundrisse [Elementos fundamen-
blema. ¿Por qué Marx no pudo ser publicado tales de la crítica de la economía política
en su integridad en la Unión Soviética a pesar (Marx, 1978)] y una edición científica de El
de que Riazánov ya se había propuesto hacerlo Capital (Marx, 1975), que desde 1971 comenzó
en 1919? ¿Por qué ciertas obras fueron publica- a publicar Siglo XXI de Argentina. Estas fueron
das en ediciones reducidas y fuera del contex- dos grandes experiencias editoriales, de muy
to de otras que eran privilegiadas como mar- buen éxito. Creo que la edición de Siglo XXI
xistas? ¿Por qué algunas obras nunca fueron de El Capital es, en la actualidad, la mejor en
publicadas en los países socialistas? ¿Por qué español; al menos hasta que podamos conocer
cada obra más o menos sistemática de Marx los resultados de la nueva edición que promete
que se publicó después de su muerte –obras el Fondo de Cultura Económica de México y
importantes en la historia de su itinerario inte- la que a cargo de Manuel Sacristán publicará
lectual– provocó una querella de interpretacio- próximamente Grijalbo en España.
nes? Bien, desenterrar estos hechos, trabajar
en ellos, es también una manera de reconstruir ¿Por qué precisamente los Grundrisse? ¿Cuál
–desde un costado un tanto impúdico– la his- es la importancia de esos textos de Marx?
toria de un movimiento que tuvo siempre una La publicación de los Grundrisse tenía para
relación conflictiva con el hombre al que reco- nosotros una significación particular. Allí apa-
noció como su tutor ideológico. Se evidenciaba recía Marx bajo una forma distinta. No como
así que entre Marx y el marxismo hubo siempre un pensador que prepara y pule un material
problemas y que nunca existió una interpreta- para publicarlo, con el recato y el sentimiento
ción sino muchas acerca de la naturaleza de su de contención que despierta el saber que algo
obra y de lo que de ella podía o no extraerse. propio será leído por otros y con las preocu-
La exhumación de ciertas obras fundamentales paciones y mediaciones en los razonamientos
América Latina: El destino se llama democracia721
que en definitiva nunca concluía sus obras. En la medida en que expresaron todo ello no de-
su propia vida, en sus manuscritos, en lo poco bían ser consideradas como muertas. Seguían
publicado y en la magnitud sorprendente de lo sobreviviendo de distintas maneras en la socie-
que se guardó para sí, Marx muestra ser una dad y contenían un poder evocador sobre una
figura prometeica. Solo si se retiene esta carac- proyectualidad que es inherente, como una di-
terística es posible emprender la reconstruc- mensión esencial suya, al movimiento social.
ción de su pensamiento. No existe movimiento que aspire a llamarse
¿Cómo encaramos un trabajo tendiente a pre- socialista sin esa dimensión proyectualista que
sentar no el verdadero Marx, sino nuestro apunta a pensar una sociedad distinta; desde
Marx? Publicando textos siempre olvidados y este ángulo, autores como Charles Fourier, por
que obligaran al lector a contextualizar lectu- ejemplo, tienen más importancia que muchos
ras, destruyendo la concepción althusseriana otros para reflexionar sobre la realidad de hoy
de textos teóricos con significación y textos y de mañana.
políticos sin significación, salvo la coyuntural.
Para que esta operación intelectual pudiera ser Hablabas, al principio, de la herencia gram-
asumida era necesario también que la obra de sciana. ¿Hay otras vertientes que se puedan
Marx ingresara en un ámbito que erosionara la mencionar?
idea del marxismo como totalidad excluyen- No hay otra que Gramsci. ¿En qué sentido?
te. Por eso lanzamos la colección Biblioteca En el sentido de que fue a partir de Gramsci que
del Pensamiento Socialista en Siglo XXI (una pudimos redescubrir una realidad. Gramsci, de
colección que nunca estuvo dedicada exclusi- un modo u otro, instaló toda su reflexión en
vamente al marxismo o a los marxistas). En una realidad a la que caracterizó como nacio-
otras palabras se trataba de mostrar que el so- nal-popular. Y pienso que las sociedades lati-
cialismo era un fenómeno que rebasaba el tema noamericanas son, esencialmente, nacional-
del marxismo, que suponía una diversidad de populares, o sea, que todavía viven con vigor
ideologías y tendencias que expresaron situa- el problema de su destino nacional, de si son
ciones sociales determinadas, movimientos o no son naciones. Se trata de sociedades que
significativos, procesos de organización de las se preguntan por su identidad, por lo que son,
clases populares y de los intelectuales, y que en sociedades que aún atraviesan una etapa de
América Latina: El destino se llama democracia723
Sturm und Drang –como anotaba agudamente me interesaron: las que me obligan a ver lo que
Gramsci refiriéndose a nuestra América–, esto no aparece, lo que no está presente, lo oculto,
es, de acceso romántico a la nacionalidad. Si lo silencioso. Eso es lo que hace Gramsci. ¡Su
hay un hombre que trató de pensar este campo capacidad de descubrir el orden de un siste-
de la diversidad de relaciones entre una fuerza ma a través de la lectura del reglamento del
social moderna y un mundo “no moderno”, y cabo…! Es lo que me deslumbra en sus escri-
además el tipo de transformaciones que debía tos: la manera en que exhuma lo inédito, lo no
sufrir tal relación en el nexo entre intelectuales registrado, un panorama que se oculta. Desde
y vida nacional, ese hombre fue casi exclusiva- este ángulo es posible establecer comparacio-
mente Gramsci. Es este espíritu gramsciano el nes entre Gramsci y Foucault, por ejemplo. Me
que, supongo, inspiró el campo y la naturaleza parece que en ambos pueden encontrarse las
de mi trabajo intelectual. Es el pensador que mismas cosas. Alguien podría afirmar que es-
despierta en mí más estímulos, a quien sigo le- toy diciendo una tontería porque en ambos son
yendo con el entusiasmo y la sorpresa de las distintos sus principios. Pero esto me interesa
primeras lecturas. Puedo reconocer hoy que su poco en la medida en que cada uno lee a los
concepción de la hegemonía es problemática y autores como quiere leerlos. Y hasta se podría
está demasiado conectada a la afirmación de la sostener que los autores no existen; existen
centralidad del proletariado, aunque sobre es- solo lectores que traducen y recomponen.
tos temas hay mucho todavía por reflexionar.
Aunque yo ahora rechace la idea de la dicta- ¿Supone todo esto una importancia decisiva
dura del proletariado como un camino válido del gramscismo en América Latina?
de concreción del socialismo, por lo menos en Creo que cuando haya que analizar los ele-
algunos países de América Latina, tal posición mentos que contribuyeron a la modificación de
es más la consecuencia lógica de la inscripción ciertas teorías acerca de América Latina, de su
gramsciana que una ruptura. A veces no es constitución como tal y sus procesos de cam-
exactamente lo textual de un pensador lo que bio –teorías como las del subdesarrollo, de la
nos sirve, sino de qué modo nos ayuda a ver dependencia, etcétera– el “gramscismo” apa-
costados de la realidad para nosotros antes ve- recerá como un dispositivo teórico corrector
dados. Y este es el tipo de lecturas que siempre de visiones y fusionador de fuentes diversas.
724 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
El primero de los temas, la crisis del mar- Había blanquistas, proudhonianos, anar-
xismo, es uno de los temas de moda, digamos, quistas, bakuninistas y también partidarios
en la actualidad, tal vez en algunos países de Marx. Pero las ideas de Marx tenían un
con más intensidad que en otros. Me parece elemento fundamental en su favor que les per-
que él plantea varios problemas. Uno tiene la mitía constituirse en un cuerpo coherente de
sensación, a veces, releyendo algunos de los pensamiento con la fuerza de una doctrina
clásicos del pensamiento socialista en el si- contrastable con los hechos. Yo creo que esa
glo XX, que esto de la crisis del marxismo no posibilidad de condensar un conjunto de ideas
es un asunto nuevo, por un lado; y por otro, en un cuerpo de doctrina estaba dada no sólo
está esa posibilidad de abordaje del tema en por el objeto de análisis de Marx, que era la
términos más parecidos a los que emplearía sociedad capitalista, y por lo que pudo haber
Bobbio, por ejemplo, esto es, que de lo que se producido el análisis de la sociedad capitalista,
trata, más que de la crisis del marxismo, es sino por el hecho de que él demostraba convin-
de la crisis de los marxistas. centemente que la posibilidad de transforma-
Sí, en verdad es un tema bastante viejo. ción de la sociedad capitalista, y su sustitución
Podríamos decir que surgió en el mismo mo- por una sociedad de otro tipo, se conformaban
mento en que apareció lo que llamamos “mar- en el interior mismo de la sociedad capitalista,
xismo”, vale decir, una cierta homogeneización estaban determinadas por la capacidad de or-
de los textos de Marx y de Engels para dar lugar ganización que podía tener la clase que estaba
a un cuerpo de ideas y de doctrinas coherentes. destinada históricamente a sepultar este sis-
Según se afirma, el marxismo es un producto tema: la clase trabajadora. El marxismo pudo
en primer lugar de Engels y, luego, de Kautsky. constituirse con extremo grado de coherencia
Ese marxismo en el momento mismo de su porque dio el referente ideológico al proceso
constitución se enfrentó con un hecho singu- concreto de constitución de las grandes or-
lar: la diferencia de época respecto de aquella ganizaciones políticas y sindicales de la clase
en la que Marx desplegó su actividad no sólo trabajadora. Esto le dio una fuerza inusitada y
como científico sino también como político. por eso el marxismo pudo acompañar el pro-
En vida de Marx sus ideas se confrontaban ceso de constitución de los partidos obreros
con otras ideas equiparables a las suyas. con el reverso de una misma medalla. Casi
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 729
podríamos afirmar que el triunfo del marxismo dieron continuidad y fuerza de doctrina a las
es la Segunda Internacional, es la constitución ideas del autor de El capital. ¿Cuáles eran es-
de las grandes organizaciones obreras. Este he- tas ideas?: el carácter histórico del capitalismo
cho le dio una fuerza mítica, simbólica, política, que encerraba en su interior contradicciones
enorme. Le permitió batirse exitosamente con potencialmente capaces de arrastrarlo a su
las otras concepciones surgidas en el mundo superación; que esas contradicciones se ma-
popular subalterno, destruirlas o reducirlas a nifestaban en la presencia de un polo de con-
su mínima expresión, de tal manera que el con- testación del sistema capitalista representado
junto de los partidos miembros de la Segunda por la clase obrera. Los trabajadores podrían
Internacional, que eran los partidos obreros de cumplir con su destino de clase revolucionaria
la época, se definían ideológicamente con rela- —puesto que sólo así constituirían una clase,
ción al marxismo. Es verdad que esa definición como decía Marx— si eran capaces de formar
no era clara, no todos lo hacían de la misma una organización política, una táctica diferente
manera, no todos decían ser marxistas, pero el de la de los partidos burgueses. De tal modo
medirse con el marxismo era algo insoslayable. podrían entrar en la lucha política y bregar
Recordemos además que Engels, que murió en por la obtención de una serie de medidas de-
1896, asistió a la formación de estos partidos y mocráticas y de transformación y, a través de
fue su hombre de consulta. Las ideas de Marx ellas, lograr la consecución de una sociedad
pudieron configurarse como una tradición sólo de nuevo tipo. Esas propuestas democráticas
porque lograron vincularse estrechamente con y de transformación de alguna manera ya es-
la constitución de los partidos obreros. La tra- tán enunciadas en el Manifiesto Comunista.
dición marxista se constituyó a partir de la for- El Manifiesto Comunista y la experiencia de
midable labor de difusión y de popularización la Revolución de 1848, las ideas de Marx sobre
de las ideas de Marx llevada a cabo por Engels, esta revolución, constituyen el patrón general,
que contó para ello con la ayuda de dos discí- las líneas esenciales de eso que se llama mar-
pulos: Karl Kautsky y Eduard Bernstein. A es- xismo. Pero sólo pasaron a ser marxistas hacia
tos se sumaron otros como Plejánov, Lafargue, finales de siglo aquellos que arrancaban de esas
Jaurès, Vandervelde, Adler, Labriola, un con- ideas y que, por lo tanto, privilegiaban la nece-
junto de teóricos y de dirigentes políticos que sidad de constitución de un partido político de
730 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
los trabajadores, condición inexcusable para Eso se decía en los primeros manifiestos y de-
una transformación revolucionaria al sistema claraciones de la Primera Internacional.
político, económico y social capitalista. En el proceso mismo de constitución de es-
tos grandes partidos obreros, que ocurre fun-
¿Cómo se concibe esta relación clase/partido? damentalmente en las dos últimas décadas del
Para que esta revolución no fuera un mero siglo pasado, surge un debate en el interior de
hecho político, sino también económico, se ne- las fuerzas que se reconocían marxistas acer-
cesitaba el poder organizado los trabajadores. ca de carácter de las predicciones de Marx.
Estas ideas, hay que recordarlo, van germinan- Como se sabe, el razonamiento de Marx que
do cuando aún no existe el movimiento obrero demostraba la existencia de contradicciones
organizado, no existen las organizaciones sin- en el interior del capitalismo, se fundaba para
dicales y hay, después de la derrota del ‘48, una su análisis en una serie de supuestos y extraía
indeterminación muy grande sobre cuáles eran diversas conclusiones, las que prefiguraban en
estas organizaciones políticas de los trabajado- cierto sentido las tendencias fundamentales de
res, si podían ser las organizaciones sindicales la sociedad capitalista. Hablaba de un proceso
que comenzaban a surgir o debían ser exclu- de concentración y centralización del capital;
sivamente los partidos políticos. La discusión hablaba de un crecimiento paralelo de los tra-
sobre la relación del partido político y las orga- bajadores y su organización; hablaba de un
nizaciones sindicales era una discusión interna aumento de las contradicciones en el proceso
al movimiento socialista. Y es una discusión in- mismo de reproducción capitalista.
terna porque, en ambos casos, aún los que pri- Preveía, por tanto, la explosión de crisis eco-
vilegiaban la acción política estricta del partido nómicas y, aún cuando no existe estrictamente
o los que privilegiaban la acción sindical par- en Marx una teoría del derrumbe capitalista,
tían del mismo principio, esto es, de una orga- que es algo que se construye posteriormente,
nización autónoma de los trabajadores frente en el análisis que hacía de la sociedad burgue-
al capital: frente al poder del capital, el poder sa se establecían las tendencias internas del
organizado de los trabajadores o, como diría capitalismo que potenciaban la acción obre-
Marx, frente a la economía política del capita- ra. Cuando estas ideas, encarnadas en movi-
lismo, la economía política de los trabajadores. mientos políticos y sociales concretos, deben
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 731
desplegarse en iniciativas que no pueden ser tendencias existieran desde antes, incluso en
solamente ideológicas sino que también deben Marx la idea de previsión no tuvo nunca las
ser iniciativas políticas se ven contradichas características que le asignaron sus discípulos,
por los hechos. Cuando estas organizaciones por el marxismo se constituyó de esta manera,
alcanzan un cierto grado de crecimiento que con estas características, y estas previsiones
las coloca necesariamente en el terreno políti- están claramente enunciadas en lo que se llama
co (y las coloca de manera excepcional, como el Programa de Erfurt, redactado por Kautsky,
fue en el caso de la socialdemocracia alemana y ahí se habla precisamente de estos hechos.
que, hacia fines de siglo, es el partido funda- El hombre que centralmente inicia esta lucha
mental y mayoritario de Alemania), cuando política y teórica por transformar, por suturar
estos partidos —y no sólo el alemán, sino tam- esta divergencia abierta entre teoría y prácti-
bién el belga, el austríaco, el francés— están ca fue Bernstein. Y no es casual que haya sido
obligados a luchar cotidianamente, a entrar en Bernstein. Él había vivido mucho tiempo en
la vida política, los problemas de una sociedad Inglaterra y tuvo un conocimiento más aca-
que mostraba ser más diferenciada que en el bado de la sociedad inglesa. Precisamente, el
esquema que había establecido supuestamente hecho de que viera la economía alemana y el
el marxismo, este esquema no se compadecía problema de Alemania con las lentes inglesas,
claramente con los hechos. Se hablaba de un tal vez le permitió distanciarse de una doctrina
proceso de concentración capitalista y, sin em- determinada y cerrada a la que se llamaba mar-
bargo, Bernstein detectaba que este proceso no xismo y que conducía a desconocer las tenden-
era tan absoluto. Se hablaba de un crecimiento cias de la realidad. Pero hacia final de siglo, y
de la clase obrera industrial y esto era cierto, con motivo de este debate, surgió lo que se lla-
pero también era cierto que crecían sectores ma la “crisis del marxismo”. Si nosotros recor-
medios e intelectuales que la teoría preveía damos estos hechos sobrevenidos a finales del
en proceso de extinción. Hacia final de siglo siglo pasado por los que aparecen las primeras
aparece claro que las llamadas “previsiones” discrepancias entre lo que postulaba el mar-
históricas de Marx no se correspondían exac- xismo y los datos de la realidad, y vemos que
tamente con las tendencias y con la dinámica ellas afloran bajo la categoría general de crisis
del capitalismo de la época. Posiblemente, esas del marxismo —crisis que se expande luego a
732 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
todos los países capitalistas europeos— pode- las sociedades presentes y no sólo de aquellas
mos reconocer que el marxismo viene sufrien- que lo son en sentido estricto sino, en muchos
do crisis intermitentes. Podríamos entonces casos, las llamadas socialistas. Pero pienso
considerar que, si pretendemos colocarnos en que existe tal complejidad en los problemas
el terreno marxista y quisiéramos defendernos que atraviesan las sociedades modernas, tal
con un razonamiento un tanto sofístico, podría- morfología concreta de la sociedad capitalista,
mos decir que dado que la manera de ser, de que la idea central de Marx de un movimien-
existir y de expandirse del marxismo es la cri- to político que cristalizara en torno del prole-
sis, no deberíamos preocuparnos por el hecho tariado y el énfasis puesto en la potencialidad
de que hoy se hable nuevamente de su crisis. propia del proletariado para superar y destruir
Me parece que este es un razonamiento sofís- las contradicciones capitalistas esté llegan-
tico y que se aplica con demasiada frecuencia, do a su consumación. Tengo la sospecha —y
pero es un razonamiento que deja de lado el digo la sospecha, simplemente para dar una
problema. palabra que relativice las cosas— de que esta
Porque de todas maneras no advierte que idea que aparece en Marx y que se sedimenta
podemos estar efectivamente frente a un cam- y se constituye como una idea fuerte del mar-
bio de época, que podemos estar frente al tér- xismo, la idea de una clase social que es la de-
mino de una época histórica y, por tanto, esta positaria y la ejecutora de una transformación
supuesta crisis del marxismo no debe ser medi- de la sociedad, ha caducado. No porque los
da del mismo modo en que lo fue en anteriores trabajadores no puedan ser elementos activos
circunstancias. de superación de la sociedad capitalista, sino
Este es un problema que debemos indagar porque no pasa estrictamente por su condición
porque tengo la sospecha de que estamos, efec- de productor el convertirse en elementos acti-
tivamente, bajo un cambio de época radical, y vos de superación de la sociedad capitalista.
no en el sentido de que estamos asistiendo a No pasa estrictamente hoy por el trabajo asa-
la liquidación o a la superación de la llamada lariado la posibilidad configuración de un polo
sociedad capitalista. Creo que los elementos social de superación de la sociedad capitalista.
distintivos de lo que Marx llamaba sociedades Esto podríamos decir —como podría decirlo
capitalistas siguen siendo las características de Marx, recordando a los Grundrisse— que es
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 733
adscriptos a la idea del marxismo reconocen descarnada puedo llegar a la conclusión de que
este cambio, reconocen que hay una consuma- es imposible pensar un proceso de transforma-
ción de toda una época histórica y hoy ya no ción en la sociedad presente sin establecer un
se pueden plantear la tarea y los problemas del encuentro con Marx.
socialismo como la prolongación estricta de
las necesidades del movimiento obrero y si se ¿Pero solamente con Marx o también con toda
admiten aún con cautela, puede ser extrema- la tradición del socialismo utópico del siglo
damente productivo un debate sobre el marxis- pasado: Saint-Simon, Fourier, Proudhon,
mo y su crisis. Con esto no estoy diciendo nada etcétera?
sobre el movimiento obrero en sí, ese es otro No digo solamente con Marx pues debe ser
problema. Estoy hablando del destino mesiáni- necesariamente con otros, con toda esa tradi-
co del movimiento obrero. Pero si esto es así, ción que mencionas.
si aceptamos esta idea de la desaparición, de la Por supuesto no se puede olvidar a Proudhon,
afectación de la idea de una clase histórica que por ejemplo, pero no es lo mismo Marx que
es el soporte la transformación, si el soporte Proudhon hoy. Pensando en Marx, me parece
de la transformación es una subjetividad que que nos legó muchos conocimientos ya no es-
rompe estrictos límites de clase y que configura trictamente en el terreno histórico, económico
un nuevo sistema de agregación en la sociedad o filosófico, sino también en el terreno político.
que suma lo que antes no podía ser sumado, en- Construyó un paradigma político que se asien-
tonces nosotros podemos volver y ver de una ta sobre la idea de la necesidad de la construc-
manera mucho más laica y descarnada esto ción de otra manera de relacionarse de los
que se llama la crisis del marxismo, podemos hombres, de la necesidad de construir otro tipo
tratar de observar con mucha más tranquilidad de sociedad, pero intentó mostrar cómo esta
y sin desgarrar nuestras vestiduras qué queda sociedad no es una construcción meramente
de Marx a cien años de su muerte, qué sigue utópica, vale decir una construcción ex-nihilo,
alimentando nuestras luchas, qué es lo pere- sino que sólo puede ser pensada y construida
cedero, lo que corresponde al siglo pasado y a partir de los elementos y de las fisuras de la
qué es lo que tiene aún vigencia en este siglo. sociedad presente. Esa idea de Marx de que la
Haciéndome esta pregunta de manera más utopía era la posibilidad de realizar algo cuyos
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 735
elementos ya estaban presentes, esa idea de de Marx, porque me parece que nos afinca en la
la “terrenalidad” de la utopía pienso que debe necesidad de entender que la lucha por la trans-
ser rescatada porque tiende a darle a la nece- formación de la sociedad actual y la conquista
sidad y a la posibilidad de conquista de una de una sociedad futura mejor está inscripta en
sociedad mejor una encarnadura material que la sociedad presente. Nos ayuda a comprender
los hombres deben saber descubrir en la propia la necesidad de movimientos sociales, políti-
lucha de su época, en los propios movimientos cos, culturales, de civilización de las costum-
de su época. En ese sentido, y alimentando po- bres, que sepan ver lo que aún no existe en su
derosamente una utopía de transformación, plenitud pero cuyas huellas se detectan en el
Marx no es, sin embargo, un utopista. Es esen- presente. Solamente manteniéndonos con este
cialmente un pensador no utópico. ¿Cómo se pie en tierra de la sociedad presente y con una
entiende esta aparente paradoja? Hay dos ma- visión de transformación es posible imaginar
neras de entender la utopía. La utopía como un que la sociedad puede ser transformada, que
norte ideal que permite descubrir lo que se aso- es posible pensar una sociedad de nuevo tipo.
ma en la vida de la sociedad, lo que corroe una Y creo que pensar una sociedad de nuevo tipo
manera histórica de vivir de los hombres, lo es un horizonte moral de importancia para los
aún no existente. La otra forma de entender la hombres. Es una postura intelectual y moral
utopía es como una construcción ideal, como frente a la realidad. Por último, debemos re-
una sociedad perfecta la cual los hombres de- cordar además que detrás de la idea de la cri-
bían acomodarse. Marx no fue un constructor sis del marxismo se oculta la idea de la impo-
de utopías en este último sentido, pero trató sibilidad del socialismo, de la imposibilidad de
siempre de prefigurar un futuro. una sociedad mejor. Sin embargo, la idea de la
imposibilidad de una sociedad mejor se funda
¿Se puede rescatar una utopía marxiana?, en última instancia en otra filosofía de la histo-
¿se puede seguir siendo marxista hoy? O di- ria tan negativa como aquella que se criticaba
cho en otros términos, ¿qué significa hoy ser en el marxismo, filosofía que nos lleva a reco-
marxista? nocer la “naturalidad” de lo existente, que nos
Pienso que hay que rescatar este utopismo impulsa a ser siervos de lo existente, en lugar
materialista de Marx, este utopismo terrenal de hombres libres que pugnan por cambiar lo
736 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
existente. Entonces, yo diría para finalizar que, una cuestión más interesante y problemática
quizás, una manera de seguir siendo marxista como desafío teórico y político-práctico, que
hoy es afincarse en esta idea de transformación, apareció en una observación tuya respecto del
en esta idea de cambio de la sociedad, en esta achicamiento numérico de la clase obrera en
dimensión utópica del pensamiento de Marx el capitalismo actual, el cual no sólo ya es no-
que no nos aparta de la realidad sino que nos table hoy, sino que se percibe como creciente
arrastra violentamente hacia esta para ver allí en el futuro inmediato en la medida en que
lo que efectivamente está cambiando, lo que se se extienda el proceso de robotización indus-
mueve, lo que quiere expresar otra realidad que trial, por ejemplo, lo cual incluso ha llevado
no puede aún cristalizar porque los hombres no a poner en cuestión la propia teoría del va-
siempre logran llevar a cabo lo que se proponen lor. Se trata de un fenómeno de las socieda-
ser o lo que imaginan que quieren ser. des capitalistas desarrolladas, sin duda, pero
también presente en sociedades capitalistas
Esta última parte de tu intervención plantea dependientes y nos replantea la cuestión de
de alguna manera el problema del sujeto de la cómo se transita y de quién dirige el tránsito
revolución, o del actor principal del proceso de estas sociedades a otras de nuevo tipo, a las
de transformación de la sociedad capitalista que seguimos denominando socialistas.
hacia una de nuevo tipo, que es también un El problema que planteas puede ser visto
viejo problema dentro de las tradiciones so- desde varios costados. Yo trataré de respon-
cialista y marxista, entre otras cosas, lo que derte abordando tres problemas: 1) la desapa-
ya es una perogrullada, porque la mayoría de rición de una forma histórica concreta del pro-
las revoluciones socialistas tuvo por sujeto letariado moderno: la clase obrera industrial,
decisivo, cuando no principal, a campesinos considerada como lo fue “el sujeto histórico de
más que proletarios, a diferencia de lo que la revolución”; 2) la consumación de una forma
pensaba Marx. Me parece, aquí, que es atina- de organización política consustancial a aqué-
do recordar aquella célebre expresión del joven lla tanto su faz socialdemócrata como su faz le-
Gramsci acerca de que la revolución soviéti- ninista; 3) la caducidad de una concepción es-
ca fue una revolución contra El capital. Pero trecha de la transformación social en términos
no quiero preguntarte sobre esto, sino sobre exclusivos de “revolución”. Como advertirás
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 737
estos tres problemas están estrechamente vin- de liberación que se consumaba en el proceso
culados con el tema que planteas en tu pregun- mismo de disolución de ese sujeto histórico. El
ta. Veamos el primer problema. La idea de suje- proletariado, al liberarse a sí mismo, liberaba a
to histórico de la transformación está en Marx todos los hombres; pero liberándose dejaba de
y es el componente fundamental del marxismo, ser, por esto mismo, “proletariado”.
pero está también en la tradición socialista pro-
veniente de otros filones ideológicos. Esta idea Esta parece una idea más metafísica que
de que la transformación se encarnaba en una materialista.
clase social determinada que constituida polí- ¡Es claro que estamos frene a una afirma-
ticamente como tal se hacía cargo del cambio ción metafísica! ¡Pero esta idea fue el principio
social, de una clase “sujeto”, cristalizó históri- motor de las grandes organizaciones políticas
camente en el proceso de constitución de los del proletariado! Lo que quiero decir es que
grandes partidos obreros socialistas. La afirma- ese principio metafísico tenía valor como mito
ción teórica se validó prácticamente. La idea de político porque en los hechos, en la realidad,
sujeto histórico era correlativa de la presencia existía un polo de negatividad en torno del
práctica de una fuerza social que se concebía movimiento de los trabajadores. La clase obre-
a sí misma como transformadora. Esta fuerza ra podía ser en la teoría un “sujeto histórico”
social, constituida en partido político, encarna- por el hecho de que lo era en la realidad de su
ba en sí misma a una clase social destinada a tiempo.
cambiar radicalmente, esto es, de raíz, el sis- El problema aparece bajo una nueva faceta
tema burgués o capitalista. Transformación y cuando esa clase determinada a la que histó-
revolución eran términos equivalentes y hacían ricamente se la ha identificado como “sujeto
referencia a la radicalidad del proceso. Este histórico” tiende a modificarse tanto cuanti-
podría ser más o menos violento, corto o pro- tativa como cualitativamente. Si hoy aparece
longado, acto o proceso, en fin, las discusiones como una clase en extinción, para decirlo pro-
al respecto fueron muy variadas, pero todos vocadoramente, si la clase obrera tal como ha
pensaban que sólo través de una revolución sido pensada y representada por la tradición
ese sujeto histórico que cargaba a cuestas un socialista es hoy un hecho del pasado, o un
destino inexorable podría realizarlo en un acto sector social que se bate en retirada frente a
738 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
la revolución tecnológica, si esto es hoy o será indiscutible que la clase obrera industrial cons-
mañana tal como lo afirmo, toda una cadena de tituye un sector cada vez más minoritario de la
razonamientos eslabonada con aquella premi- sociedad moderna.
sa pierde su fundamento y debe ser cuestiona- Y es posible imaginar en el futuro una so-
da. Yo sé que en la vida real lo que planteo es ciedad automatizada a un punto tal que ese
mucho más complejo, pero intento describir sector de trabajadores quede reducido a una
una línea de tendencia de la sociedad que no mínima expresión. Esto ya había sido contem-
puede ser negada o desconocida por los so- plado por Marx en sus famosos manuscritos
cialistas sin no quieren ser una fuerza ideal y de 1857-1858, a los que antes hice referencia.
política del pasado. Colocándonos entonces en Reflexiona allí sobre el problema y adelanta
este plano general, yo pienso que la situación hipótesis de extrema actualidad. Y no porque
histórica que dio fundamento material a la idea fuera omnisciente y pudiera prever las carac-
de sujeto de transformación y a la consiguiente terísticas particulares de las nuevas tecnolo-
teoría de la revolución y del partido “de clase” gías, sino porque la prolongación lógica de su
está cambiando, ha sufrido una metamorfosis razonamiento lo llevaba a enfatizar al sistema
que tiene a su vez la virtud de mostrar las ca- capitalista como un modo de producción que
rencias de que tal teoría (y por supuesto, tal posibilitaba la transformación del maquinismo
idea) encerraba. Pero no podemos dejar de ver industrial en una suerte de gran autómata que
que estas mismas carencias deben ser situadas subsumía real y formalmente la clase obrera al
históricamente para no incurrir en la soberbia capital con los consiguientes efectos de su ten-
de hacer del pasado una mera suma de errores. dencial reducción numérica y su enajenación
Y esto resulta mucho más fácil de ser dicho que cualitativa.
de ser llevado a la práctica en la reconstruc- Sin embargo, debo aclararles que esta prog-
ción historiográfica o en la reflexión teórica. nosis tan clarividente quedó oculta en manus-
Pero volviendo al tema inicial, hay un evi- critos exhumados casi un siglo después de ha-
dente achicamiento de la clase obrera en la ber sido escritos y que los marxistas estaban
sociedad moderna. En su cantidad numérica, persuadidos de que a medida que fuera cre-
en su proporción con el resto de la población ciendo el capitalismo se produciría un aumen-
y en su peso político y social. Hoy es un hecho to cualitativo del peso específico de la clase
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 739
obrera. Esta tendencia, considerada como una y la requerida distribución social de la masa
ley inexorable, se deducía estrictamente del de bienes creados. Esa distribución requería
análisis de Marx, quien —no puede negarse— objetivamente de un sistema que no podía ba-
participaba de tal idea. Hay que tener en cuenta sarse en la utilización de un ingreso derivado
que esta lectura de las leyes de tendencia del del trabajo, porque éste dejaba de ser la cate-
capitalismo se correspondía en la práctica con goría determinante de aquél. La presencia de
un vertiginoso crecimiento del proletariado in- una contradicción insoluble en los términos
dustrial y con la formación de los grandes par- del capitalismo, no significaba para Marx su
tidos obreros. Y por eso pudo tal vez imponerse inexorable derrumbe —aunque es esto precisa-
como una verdad adquirida en el movimiento mente lo que dedujeron sus discípulos— sino
socialista. Una vez hecha esta aclaración qui- la presencia de una “barrera” que debía tener
siera seguir reflexionando sobre esas sendas consecuencias profundas sobre la sociedad en
perdidas del análisis de Marx que lo conduje- su conjunto. Los sistemas socialistas han eludi-
ron a plantearse a sí mismo, dado que nunca do parcialmente el problema a costa de afectar
publicó la conclusión a la que llegó, que la ley la productividad y la innovación tecnológica.
del valor, luego de haber durante largo tiempo Se mantiene el objetivo de la ocupación plena
determinado o condicionado el movimiento del disminuyendo la rentabilidad de las empresas
capital en su conjunto, dejaba de tener validez o dejándolo por completo de lado. La pregun-
en el capitalismo. ta es ¿hasta cuándo? Los países capitalistas lo
Marx pensaba que la expansión futura del morigeran a través de métodos tan clásicos
capital y la transformación de la ciencia en un como la desocupación, el cierre de empresas,
poder productivo directo, derivada necesaria- la expansión del terciario, el seguro de desocu-
mente de la primera, convertían a la contabili- pación, etc. Pero en la crisis fiscal del Estado
dad en tiempo de trabajo en una base estrecha, actual están en parte las consecuencias de
excesivamente estrecha, para medir la riqueza un comportamiento semejante. Lo notable de
social. En una situación semejante, la teoría del la sociedad moderna es que la desocupación,
valor caducaba, dejaba de tener validez. Y de para tomar el caso de los siete países más im-
tal modo se abría en la sociedad una contra- portantes de Europa, afecta fundamentalmen-
dicción insuperable entre el trabajo asalariado te a sectores que tienen una mediana o alta
740 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
calificación técnica, o preparación profesional. social, otra forma de vida económica y social
Ya no son desocupados los que no sirven para de los hombres, que el presente margina en ese
el trabajo o no tienen calificación alguna, sino terreno despreciado de la imaginación utópica.
aquellos que sí la tienen. Si ésta es la realidad y Por todo esto pienso, como decía antes, que
si se advierte que hay una tendencia creciente no se puede dejar de hablar de la presencia de
a la desocupación, independientemente de los una crisis del marxismo, pero asumirla en la
ciclos coyunturales de las economías capitalis- plenitud de sus significaciones significa hablar
tas, sería ridículo negar que al mundo de hoy también de la crisis de las premisas básicas,
se le plantea un grave problema que no sabe históricas, sobre las que se legitimó el sistema
cómo resolver. capitalista imperante como un orden económi-
La ciencia económica, o las ciencias sociales co, social y político capaz de asegurar oportu-
en general, parecieran ser incapaces de encon- nidades vitales para todos los hombres.
trar salidas viables manteniendo las condicio- ¿No ha entrado en crisis una certeza del ca-
nes económicas-sociales existentes. pitalismo cuando la realidad evidencia el sin-
Habrás leído recientemente la conversa- sentido de depositar en el pleno desarrollo eco-
ción entre los economistas P. Sylos-Labini y V. nómico las posibilidades crecientes de satis-
Leontief publicada en un número de Debates. facción para todos o la mayoría de esas oportu-
Me sorprendió el pesimismo con que analizan nidades vitales? La certeza de poder alcanzar y
las posibilidades de nuestras sociedades para mantener la ocupación plena, la expansión ple-
soportar las revoluciones tecnológicas sin una na de los recursos, la incorporación plena de
desocupación creciente. los trabajadores al disfrute de un sistema políti-
co y social que avanzaba en su democratización
¿Por qué dices que son pesimistas? simultáneamente con su motor propulsivo que
¿Por qué son pesimistas? Porque siendo las era el crecimiento, o el desarrollo o como se lo
medidas a tomar fuertemente contradichas quisiera llamar; todas estas “plenitudes” que el
por la naturaleza del sistema económico-so- capitalismo defendía como elementos connatu-
cial imperante, la única manera de pensar en rales a su propia naturaleza, como atributos ex-
soluciones de mediano o largo plazo supone clusivamente suyos, todo este mundo de certe-
imaginar otro tipo de organización de la vida zas que unían en un haz sólido de modernidad a
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 741
crecimiento y democracia, todo esto ha volado como el de la clase obrera industrial, desapare-
por los aires, todo se ha esfumado y la incer- ce el sustrato material que permitía fundar las
tidumbre, el principio de incertidumbre, da la ideas de representación y de delegación sobre
tonalidad característica del pensamiento social las cuales se configuró la teoría y la práctica
en su conjunto. El umbral crítico alcanzado por del partido obrero. Porque la idea de la exis-
el proceso de modernización pone en crisis el tencia en la sociedad de un sujeto transforma-
paradigma marxista, ¿pero puede ser una so- dor encarnado en una clase social determinada
lución al problema revestir de características conducía necesariamente a la que depositaba
mágicas al paradigma del mercado, cuya vigen- en la organización política de la clase, esto es,
cia histórica es la que ha dado al mundo actual en el partido, la realización de la tarea históri-
su morfología concreta? Frente a esta crisis de ca al que aquél estaba convocado. Apenas se
las ideas fundamentales que constituyeron el conforman a fines del siglo pasado las grandes
mundo moderno, el pensamiento social se ha organizaciones sindicales y políticas de los tra-
achicado, se ha tornado “débil”, porque sabe bajadores se evidencian de inmediato los pro-
pero no “puede”. blemas que arrastran consigo estas funciones
Vayamos ahora al segundo problema, al de de “representación” y de “delegación”. Y es
la consumación de una forma histórica de or- interesante destacar la forma ideológica que
ganización política de la clase obrera. Si en las asumía la problemática: el cuestionamiento de
sociedades modernas se han producido trans- una concepción simplista de ambas categorías
formaciones reales que cuestionan una idea remitió al descubrimiento de la mayor comple-
del movimiento obrero estructurado histórica- jidad de la sociedad respecto de la matriz teóri-
mente en correspondencia con una fase deter- ca adoptada para analizarla, y esto a su vez pre-
minada del proceso de industrialización, como cipitó la llamada crisis del marxismo a la que
lógica consecuencia se desvanecen las preten- antes hice mención. Esta crisis, a su vez, giró
siones de alcanzar esa fusión monolítica entre profundamente en torno del problema de los
movimiento social, acción política y teoría de intelectuales. ¿Por qué ocurrió de ese modo?
la sociedad, que constituía el fundamento del Porque ninguna discusión teórica, por más so-
partido obrero o del partido de clase. Afectada fisticada que fuera, podía ocultar el hecho evi-
la solidez y expansividad de un estrato social dente de que tales partidos eran el resultado
742 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
del encuentro de los intelectuales con las élites imposibilidad de identificar el ideal socialista
obreras. La discusión sobre si el ideal socia- con un modelo determinado de transformacio-
lista surgía espontáneamente de la dinámica nes sociales. La teoría y la práctica de un par-
propia del movimiento de los trabajadores o si tido de clase que representa a los trabajadores
era producto de la fusión de la ciencia con la y que trata de organizarlos en la defensa de sus
existencia, no alcanzaba a ocultar este hecho intereses que son los de una política de trans-
evidente del desplazamiento de un amplio cam- formación económica y social, esto es lo que
po intelectual hacia un movimiento social que ha entrado en crisis porque no existe una direc-
mostraba capacidad de autoorganización, y de ción de cambio que prefigure una sociedad sin
resistencia a los efectos de la industrialización. la presencia de las categorías definitorias del
capitalismo. Esto por un lado.
¿Qué se puede decir hoy de esta fusión? Por el otro lado, no debemos olvidar que los
Pienso que esta fusión histórica ocurrida grandes partidos obreros fueron socialistas
hace ya casi un siglo ha consumado su fun- o comunistas (como el caso de los italianos),
cionalidad: dio lugar a experiencias radicales pudieron hacerse cargo de la complejidad cre-
de transformación que produjeron sociedades ciente de las sociedades a condición de ser
más igualitarias pero menos libres que las oc- cada vez menos partidos de clase y cada vez
cidentales, de todas maneras sociedades de más partidos populares, esto es, partidos que
ninguna manera identificables con el ideal de representan a los trabajadores y a los sectores
Marx y de los grandes partidos socialistas; populares en general. Quienes no pudieron
produjo experiencias muy importantes de or- acceder a esta esfera de lo político quedaron
ganización democrática de la economía y de relegados a la condición de grupos minúsculos
la sociedad como la de la socialdemocracia instalados en la ideología u organizaciones en
europea; permitió que se constituyera un gran proceso de desintegración (como el caso de
movimiento de contestación en el mundo a la los comunistas españoles y franceses). Pienso
dinámica propia del capitalismo, sin cuya pre- que en el caso de América Latina nunca exis-
sencia esta dinámica hubiera sido distinta y no tió el espacio propio que tuvieron los socialis-
creo que mejor; en fin, permitió muchas cosas, tas hacia fines de siglo, por lo que en realidad
pero ha dejado como saldo y como herencia la nunca pudo darse el fenómeno mencionado de
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 743
partidos “de clase”. Entre nosotros, quienes así que pareciera haber alcanzado ya su punto
se definieron, fueron sólo organizaciones inca- de máximo esplendor y se enfrentará ahora a
paces de transformarse en los grandes partidos una penosa decadencia. Tanto más penosa por
de masas de los que estamos hablando. Pero cuanto una política de defensa estricta de los
lo que me interesa recalcar que aún la funcio- intereses de los trabajadores tiende a conver-
nalidad misma del partido político como tal tirse en una política que privilegia una parte en
ha entrado en crisis en la sociedad moderna desmedro del conjunto de los trabajadores, que
y como un fenómeno concomitante con la cri- bloquea las posibilidades de los cambios, y que
sis del Estado Social o del llamado Estado de se expresa como una fuerza de conservación y
Bienestar. no de transformación.
Yo no pienso que esto sea en sí malo o bueno.
¿Qué podrías decir de la crisis de la “forma Ninguna otra propuesta de avance puede vali-
-partido”? darse a costa de dejar en la calle a los trabaja-
La “forma-partido” pareciera mostrarse inap- dores y sin siquiera la esperanza de que alguna
ta para asumir y resolver en un sentido positivo vez vuelvan al trabajo. El hecho de que la clase
los procesos de complicación social y cultural obrera aparezca como obstaculizando la reno-
de los que constituyen un testimonio muy evi- vación técnica y defendiendo una manera de
dente la explosión de nuevas formas de agrega- producir que aparece arcaica y antieconómica
ción, de los llamados nuevos sujetos sociales. según los criterios modernos de rentabilidad,
Y el movimiento general de los trabajadores, muestra el tipo de contradicciones con que se
sus organismos y sus tradiciones no parecen enfrenta la sociedad actual: una propuesta de
ser capaces de hacerse cargo de los problemas renovación vertiginosa que la sociedad no pue-
que estas realidades crean. Existen por tanto de metabolizar sino a costa de sacrificios sin
limitaciones prácticas y teóricas que impiden futuro. Por eso es necesario pensar una acción
a una tradición política y cultural determinada de transformación, no digo total, pero por lo
visualizar problemas para afrontar, los cuales menos de mayor alcance que esté en condicio-
tienen enormes carencias analíticas y teóricas. nes de comprometer en torno a su realización
Esta es, en síntesis la situación actual de a la multiplicidad de sectores que afloran en la
un movimiento histórico de transformación realidad.
744 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Pero esta empresa colectiva ya no pasa por colocando esta lógica bajo el control social?
la potenciación o la constitución de un partido ¿Es posible imaginar formas de la vida econó-
del proletariado en el sentido clásico. Esta eta- mica y social donde la innovación técnica y el
pa ya se ha cumplido en las sociedades indus- principio de la rentabilidad no sean sus instru-
triales, y en las que no pudo ocurrir así resulta mentos decisivos y orientadores? Si ninguna
vano confiar en que alguna vez ocurra. Es ver- forma de sociedad puede vivir si no se produce
dad que no hay una temporalidad uniforme en y en las condiciones dictadas por un mercado
los procesos sociales, pero es imposible ima- mundial que articula las economías naciona-
ginar un camino que dé validez histórica a lo les, ¿es posible escapar de la lógica capitalista
que ya no lo tiene. Es necesario imaginar otros (mercantil-privada)? Dicho de otro modo, ¿es
tipos de agregaciones políticas que sean aptos posible imaginar en el mundo actual la “salida
para articular sectores sociales diferenciados y del capitalismo”?
contrapuestos aún en el interior de una misma Estoy convencido de que cuando las cuestio-
clase social, siendo como son el producto de la nes se plantean en estos niveles de abstracción
forma que adquiere el Estado moderno. Y la no- resultan de solución imposible. Pero pienso
ción de complejo referida a la sociedad signifi- que si dejamos de lado estas preguntas nos ve-
ca precisamente esto: que se ha constituido un mos irremisiblemente arrastrados a naturalizar
tipo de Estado que introduce formas inauditas el presente, a aceptar lo dado, a rechazar lo
de difusión capitalista de la política y destina- aún no existente, a reprimir la imaginación. Si
das a trastornar toda la estructura del conflicto acepto incorporar las dimensiones de lo utópi-
social y de la lucha política. co, me niego a aceptar el pasivo doblegamiento
En una situación que en la terminología ac- del pensar. Porque además estoy persuadido
tual se define como la ingobernabilidad, ¿es de que, a diferencia de lo que se intenta impo-
posible compatibilizar intereses en pugna a ner, cuanto más dramático es el presente más
favor de una propuesta aceptada de transfor- necesario es que el mañana aparezca en el
mación? Si la transformación no puede ya ser horizonte.
entendida en el sentido de la industrialización Creo que es a partir de todos estos recono-
con hegemonía obrera, ¿cómo hacer avanzar cimientos que debemos plantearnos el tercer
la sociedad sin aceptar la lógica del capital o problema al que me referí, el de la caducidad
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 745
desocupación y sin hipotecar un futuro? Y digo a una cultura del recato, de la modestia, de la
esto último porque a veces ciertas medidas que austeridad y el control? El privilegiamiento de
aparecen como beneficiosas hoy acumulan tal todos aquellos mecanismos de acción, procedi-
grado de problemas mañana que se vuelven mientos, medidas y procesos económicos y so-
perniciosas. Apuntar hoy a la energía nuclear ciales que potencian la democratización de la
tal como ésta se plantea es hipotecar un futu- sociedad, su autoorganización, la formación de
ro. ¿En pro de qué cosa debemos hacerlo? Si instituciones de dirección de nuevo tipo, la re-
abandonamos los criterios que en su época nos forma profunda de las instituciones existentes,
llevaron a efectuar una industrialización susti- todos estos procesos sé que son de difícil reso-
tutiva que hoy muestra ser una rémora para la lución, pero se trata de pensar en ellos. Creo,
dinamización de la producción social, ¿a título por ejemplo, que los problemas de la televisión
de qué insistir en su reactivación? ¿No es po- estatal podrían ser resueltos de mejor manera
sible imaginar otros lugares y otros procedi- si el ente gozara de un estatuto como el de la
mientos que permitan ocupar a trabajadores? universidad, en lugar del sistema arbitrario,
Si sabemos que el desplazamiento hacia nue- despótico e ineficiente que hoy lo caracteriza.
vas industrias como la electrónica y la micro- ¡Y esto puede ser conquistado por la sociedad,
computación no contribuye manera decisiva o que es en definitiva la que paga! Es necesario
importante a disminuir los efectos de la des- que emerja en la sociedad un movimiento re-
ocupación, ¿qué sectores de la industria o de la formador capaz de ver los procesos sociales
actividad productiva o improductiva deberían no en términos de productividad, sino en tér-
ser privilegiados? Pero si nuestros objetivos minos de capacidad de liberación de los indi-
debieran ser la búsqueda de una sociedad más viduos y, de este modo, sí será posible volver
justa, ¿no son otros patrones que los de produc- luego sobre los requerimientos de la producti-
tividad, rentabilidad, etc., etc., los que debie- vidad, sin quedar preso de una lógica económi-
ran comandar el movimiento transformador? ca que doblega la imaginación, que nos impide
¿No hay que cambiar también patrones de con- pensar en lo que sí puede cambiar hoy. Si has
sumo que acentúan las diferencias, que impo- tenido ocasión de leer un reportaje publicado
sibilitan resoluciones parciales, que exasperan hace pocos días atrás en La Razón, un repor-
a los ciudadanos? ¿No es necesario abrirnos taje a un alcalde de una población marginal de
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 749
Lima, recordarás que allí, en medio de una mi- Las grandes ideas de autoliberación, de au-
seria terrible, la voluntad de autoorganización toorganización, de experiencias de formas dis-
de los hombres, la imaginación para resolver tintas de “democracia directa” no son de fácil
problemas que son muy urgentes, están pre- aceptación ni por los gobiernos, ni por los sis-
sentes con una fuerza admirable. Cuando leía temas políticos, ni por las instituciones públi-
la nota me preguntaba si en la sociedad argen- cas o privadas existentes, ni por la sociedad
tina podrían existir experiencias de este tipo. Y misma. Sólo avanzan a contrapelo, imaginando
creo que no, porque la sociedad misma no re- salidas para impasses generados en la socie-
sistiría experiencias que serían vistas con des- dad, y sus dimensiones hablan de la cuota de
confianza por las instituciones de poder, que liberación y de autoemancipación humana, que
suscitarían las oposiciones de los organismos una sociedad es capaz de permitirse. Y yo diría
políticos en búsqueda de su manipulación, que que cuanto más débiles son esas dimensiones,
encontrarían los cubículos corporativos que menos libre es la sociedad en su conjunto.
se sentirían afectados por algo que escapa de La crisis en que está metido nuestro país,
su trama. Recuerdo, por ejemplo, el temor que pero en general la de nuestros países america-
despertó en los setenta el movimiento de ville- nos, no pareciera ofrecer salidas. Y esto no lo
ros, o la manera burocrática-estatal en que ha digo yo desde un repudiable catastrofismo mar-
sido puesto en funcionamiento el programa del xista. Lo dicen todos, desde los gobernantes
PAN bajo el gobierno radical. Cualquier tipo de hasta los políticos, pasando por los técnicos.
acción que tienda a potenciar la capacidad pro- Pero no podemos encontrar salidas porque es-
pia de organización de los ciudadanos en torno tamos prisioneros de los propios términos de
de pequeños o grandes problemas, choca de la crisis, razonamos desde su interior y es ella
inmediato con la extrema rigidez del sistema la que nos fija un horizonte de visibilidad. Si
político, con la susceptibilidad enfermiza de insistimos en esta manera de ver no creo que
estamentos como la Iglesia y el ejército que la Argentina tenga un futuro mejor, no creo
temen cualquier voz disonante, pero también que vislumbremos nuestro destino. Si naci-
con sectores de la sociedad de la que no de- mos como país organizado con la esperanza de
ben ser excluidos muchas veces los propios prendernos a un mundo que iba hacia lo mejor,
sindicatos. hoy que ese mundo ha perdido una dirección
750 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de avance y nosotros no tenemos lugar seguro La experiencia a la que acabas de hacer re-
en su recomposición. Si ninguna de las teorías ferencia, en Villa El Salvador, en el cinturón
que inventamos para imaginar que les podía- de Lima, que lidera Miguel Azcueta, es un
mos ser imprescindibles, hoy puede sostener- buen pretexto para introducirnos en otros de
se. ¿Será capaz América Latina de construirse los puntos planteados por esta conversación.
un destino propio que nos incluya? En realidad, es un buen pretexto para enca-
¿Seremos nosotros lo suficientemente ge- rar dos de esos puntos. Uno, la cuestión de
nerosos para pensar en esta dirección de bús- las relaciones entre democracia y socialismo;
queda? Hace pocos días, el presidente del Perú, otro, el debate acerca de Marx, del marxismo
Alan García, habló ante el parlamento argentino y de América Latina. Y no es casual, probable-
poniendo este interrogante. La suerte de Perú mente, que esta experiencia haya surgido en
también se juega aquí, el destino de Nicaragua el Perú. Un Perú que fue la cuna de un debate
está en América, pero del mismo modo nuestra como el de Mariátegui y Haya por los años
suerte se juega en Nicaragua. ¿Lograremos en- veinte, y el lugar donde se intentó pensar el
contrar otras formas de articulación que reba- marxismo desde una perspectiva americana.
sen el marco de la solidaridad, valiosísima por Esto se encadena su vez con una temática en
sí misma, como lo está mostrando el ejemplo la que trabajaste en los últimos años y en la
de Contadora? ¿Podremos encontrar formas que tu aporte funciona como una divisoria
de escapar aun parcialmente a los efectos de de aguas. Son dos cuestiones, creo. Una, la de
la crisis mediante una combinación de medidas Marx y América Latina, y la otra, la que se
extranacionales? ¿Podremos, como lo están refiere a cómo pensar desde el marxismo la
haciendo hoy los demócratas europeos respec- cuestión de la constitución de la nación…
to de su continente, volver a inventar América? Rememorando las circunstancias que me
Hay que negarse a admitir las cosas como son. condujeron a centrar mis reflexiones en estos
No hay que creer que el mundo deba ser fatal dos temas a los que hiciste referencia, me pa-
y eternamente como es, repetía Mariátegui. rece importante señalar que ambas preocupa-
Pienso que en esta frase está encerrado todo ciones surgieron concretamente en una situa-
el optimismo que sostiene el razonamiento que ción de exilio. Y yo diría que están fuertemen-
he tratado de exponer. te marcadas por esa impronta. De Marx y de
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 751
Mariátegui me ocupé mucho antes de mi viaje de los setenta, pero también de la necesidad de
a México, en 1976. Es más, el planteo del pro- aprender a vivir en un país radicalmente distin-
blema de la incapacidad de Marx para abordar to del nuestro, como es México.
este continente inclasificable que es el nuestro, Dicho de otro modo, México es un país que
ya estaba hecho en un breve texto de no más ofrece al estudioso una riqueza de elementos
de nueve páginas que debía servir de introduc- nacionales como tal vez fueran las Galápagos
ción a un libro sobre el socialismo en América para Darwin. Es posible que lo que estoy di-
Latina, que nunca fue terminado de escribir. ciendo sea una absoluta tontería, pero esa
Pero allí yo solamente planteaba el problema. fue la sensación que tuve frente a dos países
El giro de la investigación, los caminos que re- americanos, que fueron, precisamente, México
corrió para avanzar en un terreno tan movedi- y Perú. Dos naciones con fuerte implantación
zo, los resultados que pueda haber alcanzado, indígena y campesina, dos especies de labo-
todo esto se hizo en el exilio mexicano y pien- ratorios políticos. Por primera vez supe en
so que le deben mucho a él. Tal vez si hubiera México lo que era el campesinado indígena;
decidido irme a Europa, a Italia, por ejemplo, por primera vez advertí que un mismo idioma
tan afín a mi ascendencia, a mis preferencias, no evita los problemas de traducción, sino que
mis reflexiones hubieran recorrido otros te- por el contrario puede dificultarlos al máximo;
mas o problemáticas. Esto no lo sé, pero de lo que las tradiciones son elementos intransferi-
que sí estoy absolutamente persuadido es de bles y de dificultosa comparación; que un con-
que no se puede cortar sin consecuencias ese junto nacional distinto del nuestro nunca deja
hilo invisible que nos une al suelo, y agregaría de ser ajeno a nosotros, ni mejor ni peor, pero
que en muchos casos las consecuencias son siempre distinto. México era además el país
favorables y, si me apuran, podría llegar a de- que había protagonizado una gran revolución
cir hasta que son favorables siempre, sin que campesina, tal vez la primera de este siglo, y su
por esto se me pueda acusar de propiciador sociedad atravesaba esos momentos de cam-
del exilio como forma de conocimiento. Creo bios de época en que se preguntaba a sí misma
que en el exilio mexicano surgió una serie pre- si era todavía hija de esa revolución, o ya ha-
ocupaciones, derivada de la angustiante expe- bía dejado definitivamente de serlo. Allí, en ese
riencia de los hechos vividos en la Argentina país, se había producido tal vez el fenómeno
752 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
intelectual más importante en América Latina: pensar las coordenadas del lugar en el que, y
una concentración inaudita de corrientes in- desde el cual, se piensa. Pero lo que no es habi-
telectuales originadas por los exilios políticos tualmente un hecho de conciencia, se convier-
que habían asolado antes a la España de la te, podríamos decir, en un hecho de existencia
guerra civil, y que asolaban ahora a los pueblos cuando el desplazamiento se produce. Y el que
sudamericanos y centroamericanos. Fue el en- este virar del pensamiento a veces no ocurra
trecruzamiento de discursos disímiles, de ex- puede, si razonamos bien, ser la prueba indi-
periencias diferenciadas, de experiencias polí- recta de lo que estoy diciendo. Situado en otro
ticas diversas, de matrices culturales distintas, lugar, en un espacio nacional caracterizado por
lo que creó la posibilidad de medir efectiva y una multiplicidad de elementos tan significati-
no ritualmente nuestras ideas con las de los vos, yo podía plantearme problemas o maneras
otros. Estoy convencido de que fueron todas particulares de verlos que antes no me había
estas circunstancias y las que no menciono planteado en mi indagación. Yo venía traba-
pero que se refieren a la configuración del teji- jando desde hacía varios años sobre el tema
do intelectual plural, las que permitieron que se de la expansión del marxismo como si ella
diera una estación muy fértil del exilio latinoa- fuera el resultado natural de la potencialidad
mericano en México, de la que yo me siento un de éste. Ahora lo que me interesaba ver eran
usufructuario privilegiado. ¿Por qué? Porque los obstáculos que dificultaban su difusión. Y
me permitió darle a mi trabajo intelectual una esto me remitió al origen, al conocimiento de
dimensión, una manera de ver los hechos que que el socialismo en América no pudo contar
acaso no hubiera podido alcanzar en mi país, para su expansión con una reflexión de Marx
por lo menos en esa Argentina que yo recuer- en la que apoyarse. Pero la recopilación de tra-
do, en la Argentina de mis años. Por supuesto bajos de Marx y Engels sobre América Latina
que en la Argentina de mi exilio, la del Proceso, —que tan bien preparó Pedro Scaron y que yo
nada de esto era pensable. Pero ¿qué es lo que edité en los Cuadernos de Pasado y Presente
se produjo en México? En esencia, un cambio en 1972— mostraba que si bien los textos de
del punto de observación, desde el sitio desde ambos pensadores sobre nuestra realidad no
el cual pensaba. Y esto tiene relevancia porque eran demasiados, eran sí suficientes para sa-
nunca cuando se piensa se incorporan en ese car conclusiones sobre el modo particular
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 753
en que Marx vio a nuestro continente, sobre descalificar el valor explicativo de una noción
lo que pudo ver y sobre lo que se empecinó desde la cual se analizaron los errores de Marx:
en ver mal. La idea de que Marx despreció a el concepto de “europeísmo”. Si aceptaba sin
América, justificó la ocupación de territorios discutir la idea de que la condición de europeo
mexicanos por los Estados Unidos, pensó que de Marx establecía un límite insuperable para
lo mejor que le podía ocurrir a México era su analizar otras realidades irreductibles al mode-
ocupación total, etc., etc., es tan generalizada lo “europeo”, la investigación no podía dar un
que constituye casi un lugar común y como tal solo paso adelante. Yo me propuse tematizar la
un prejuicio histórico. Porque cuando Marx, en cuestión mostrando que en sus trabajos histó-
la década del cuarenta, pensaba que era bueno ricos Marx hizo gala de una curiosa capacidad
que los territorios mexicanos pasaran a manos analítica. Y digo curiosa porque parecía con-
de los norteamericanos, muchos mexicanos tradecir o diferenciarse de los cánones clási-
pensaban lo mismo, algunos se proponían ven- cos del materialismo histórico. Basta leer, por
derles más porciones de territorio y otros hasta ejemplo, sus trabajos sobre España, Rusia o
pensaron soluciones institucionales que condi- Turquía, para advertir que la supuesta descalifi-
cionaron fuertemente la existencia de México cación teórica y política del campesinado, que
como una nación republicana independiente. es verdad que pertenece a la tradición marxis-
Con esto quiero decir que el problema nacional ta y que se puede encontrar en los escritos de
no se planteaba en esos momentos de la misma Marx sobre Francia, no es tal y que, por el con-
manera que se planteó luego, frente a los fran- trario, el campesinado es privilegiado como
ceses, por ejemplo. un excepcional sujeto de transformación. Es
Pero dejando estas tonterías de lado, lo que interesante recordar, además, que la revalori-
me interesaba ver eran las razones de las difi- zación del campesinado ruso lo lleva concre-
cultades de Marx para considerar un complica- tamente a cuestionar la idea, aceptada como
do proceso de constitución de los Estados na- “marxista” ya en su época, de una secuencia
cionales, que no era totalmente comparable al unilineal en la sucesión de las formaciones so-
que se había dado y se estaba dando en Europa. ciales. Su insistencia en considerar a su teoría
Esto era lo que yo pretendía aclarar. Para como antipódica de una filosofía de la historia
poder hacerlo yo necesitaba previamente y su capacidad para analizar ciertas constantes
754 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
atípicas en los procesos de configuración de por sí misma la otra, pero el dato sobre el que
los Estados en las naciones excéntricas a los hay que basarse es que ninguna de las grandes
países de Europa occidental, dan elementos importaciones culturales europeas (el tradi-
para cuestionar la presencia en él de un vicio cionalismo hispánico, el liberalismo político,
europeísta como el que permeó el socialismo el principio democrático, el marxismo de la
europeo. A partir de estas consideraciones, Segunda y la Tercera Internacional) fructifica-
es fácil mostrar las insuficiencias del análisis ron del modo supuesto por la teoría, ninguna
tradicional. Pero si aceptamos, como hice en dio lugar a la configuración de realidades na-
mi trabajo, la existencia en el razonamiento de cionales identificables de algún modo con los
Marx de verdaderos puntos de fuga respecto modelos de base. Razonar, por tanto, sobre
del sistema analítico, es posible considerarlo Marx y América Latina es una manera no tan
históricamente como una figura de su tiempo, directa como se podría sospechar de razonar
atravesado por las contradicciones de la época, sobre las “resistencias” americanas al discurso
obsesionado por la transformación de un mun- no autoctonizado. Es sospechoso que se hable
do irreductible a la uniformación totalizante. tanto de la crisis del discurso marxista entre
Es posible romper el estereotipo marxista, del nosotros, privilegiando de algún modo las su-
cual sé que participa también Marx pero al que puestas virtudes de los demás discursos. ¿Pero
no debe ser reducido, no simplemente por un cuáles fueron las razones para que el liberalis-
acto de justicia histórica, sino por algo que tie- mo político fuera una ensoñación antes que
ne para nosotros mayor importancia. Pensar en una realidad? ¿Por qué el discurso democráti-
las dificultades que tuvo Marx para considerar co se confundió entre nosotros con el populis-
el hecho americano es también una manera de mo más inescrupuloso? Creo que los límites de
ajustar cuentas con toda una cultura de izquier- estas implantaciones nos obligan a pensar sus
da que basó su razonamiento en las hipótesis puntos críticos no sólo con relación a su co-
fuertes de Marx y que todavía lo sigue hacien- herencia teórica, sino también, y fundamental-
do. Las dificultades de Marx son también las mente, con relación a una realidad opaca, resis-
dificultades que luego encontrará el marxismo tente, que nos habla de tradiciones, de mitos y
para expandirse en América. Es claro que la re- símbolos políticos, de momentos históricos de
lación no es directa, que una cosa no esclarece acceso popular no consumados, de morfología
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 755
para nosotros, americanos? Es imposible pen- un espacio histórico y cultural unificado, tal
sar ese destino sin libertades políticas y dere- vez una nación, y que luego se fragmentó en
cho al disenso, sin formas políticas que asegu- cantidad de pueblos que nunca se convencie-
ren el derecho a la participación y a la decisión ron de la posibilidad de alcanzar una realiza-
para todos los ciudadanos, sin transforma- ción nacional plena al margen de la realiza-
ciones estructurales que permitan un control ción de esa unidad simbólica y mítica que es
más social de los recursos y de la distribución. Latinoamérica. Pero si nuestra realización
Garantías individuales, participación política, nacional es para nosotros impensable si no es
grandes reformas económicas, sociales, polí- al mismo tiempo una realización continental,
ticas y culturales, todos estos principios que debemos reinventar América Latina, debemos
alimentaron históricamente a esas tres gran- encontrar una dirección común de avance que
des importaciones europeas a las que hicimos nos permita construir en lo real una identidad
mención son las que deben ser refundidas si se continental. ¿Pero cómo es posible hacer esto?,
quiere transformar la vida asociada de los hom- ¿cómo encontrar lo común en un mundo tan
bres en América en un proceso civilizatorio. diferenciado?, ¿qué es lo que debe ser poten-
Un discurso sobre la transformación supone ciado y redimensionado para que tenga la fuer-
necesariamente un complejo entramado que za suficiente de imponerse como una mirada,
permita refundir o fusionar esas tradiciones. como una estrategia, como una política capaz
¿Pero cómo es posible pensar en proceso de fu- de imponerse a los intereses particularistas, los
sión de tradiciones encarnadas en movimientos chauvinismos nacionales, las presiones inter-
políticos con palabras de orden y con símbolos nacionales? Desde su nacimiento y fundamen-
que los oponen entre sí? Francamente no sé talmente en el siglo pasado, América apareció
cómo pensar un poco más allá de la invocación. ante la conciencia europea como la esperanza
Es cierto que se tratan por lo general de tradi- de libertad y de igualdad para los hombres.
ciones impuras, que ya sufrieron procesos de ¿Qué ideología más libertaria que la que inspiró
recomposición derivados de esa misma singula- las guerras de independencia?
ridad americana frente a la que se debatió Marx. Frente a un mundo aplastado por el peso
Hablamos de un continente que constituyó gravoso del pasado, América era la esperanza
una comunidad de lengua, tradición y religión, del mañana, el lugar de los sueños, la sede de
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 757
la utopía porque aquí, todo estaba por hacerse. advertir en qué medida dejaban de ser tales,
Hoy es sinónimo de frustración, de pérdida de para ser otra cosa, distinta, no remisible a sus
destino, de miseria y prepotencia, de violencia orígenes. La reinvención América debería su-
y exterminio, de desigualdades insoportables. poner por esto una recomposición de las tra-
Estamos dejando atrás las dictaduras y tal vez diciones intelectuales que nos constituyeron,
hayamos aprendido algo del sufrimiento de un gigantesco proceso de síntesis en el que el
nuestros pueblos para no caer nuevamente en principio rector podría ser, tal vez, el recono-
las trampas de querer abreviar el tiempo huma- cimiento del valor del eclecticismo como mé-
no de las cosas. ¿Pero la conquista del estado todo, la admisión de la actitud ecléctica como
de derecho no nos obliga a pensar su conso- un hábito laico y democrático del pensar que
lidación en términos de realización continen- nos permita mantener abierta la mirada hacia
tal? ¿Podemos hacer del nuestro un verdadero lo nuevo. Ni el liberalismo, ni la democracia,
continente de libertad e igualdad? Aceptando ni el marxismo, fueron en América importa-
la presunción de Hegel de que nuestro tiempo ciones fructuosas, y, sin embargo, no podemos
histórico es el futuro, ¿qué es lo que tenemos pensar la realidad americana sin considerarlas.
detrás y en qué medida obstaculiza o ayuda a ¿Pero es posible pensar desde fuera de ellas y
pensar ese futuro? no contra ellas? Y digo esto porque hay otra im-
¿Pero desde que conceptos “pensar” portación al fin, que no he tomado en cuenta,
América? Creo recordar que en uno de sus úl- que nos vino con el colonizador español, y que
timos trabajos José Luis Romero sostenía con hizo del absolutismo más cerrado y de la sumi-
razón que no podíamos acogernos a ninguna sión total al Estado una forma de vida asociada
tradición intelectual válida para explicar la his- profundamente internalizada. Por motivos que
toria de América Latina. Aún nos faltan los con- podemos enumerar, pero no siempre explicar
ceptos, las redes conceptuales que nos ayuden en sus modalidades específicas, las grandes im-
a comprender su unidad social y cultural. Si a portaciones ochocentistas no lograron trans-
las importaciones materiales las afectó muchas formar o metabolizar una tradición que alojada
veces el calor del trópico, a las intelectuales las en las áreas rurales, en las regiones no incor-
afectó una realidad que no era la suya y que sólo poradas a los ciclos productivos o en proceso
podían comprender si eran a la vez capaces de de decadencia, se impuso como un rechazo de
758 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
la modernidad. Pero en todo este proceso de de prueba de las tradiciones intelectuales exis-
conformación de los Estados nacionales y de tentes, las que debieran fundirse en ese crisol
reducción casi siempre brutal de las diversida- de matrices que propugno. Mi preocupación
des existentes se fue evidenciando la presencia por el marxismo se sitúa precisamente aquí.
de un fuerte sentimiento igualitario, de un in- Por eso podría decirte en qué sentido cambió
dividualismo exasperado, de una porfiada con- mi pensamiento en la última década. Si en un
fianza en nociones como la del pueblo, como comienzo intenté pensar América Latina des-
la de soberanía popular. Este larvado ideal de- de el marxismo, hoy me interesa mucho más
mocrático forma parte del humus cultural de ver qué efectos sobre una matriz ideológica
nuestros pueblos y en su existencia se asienta, tan perfecta, tan expresiva de una voluntad de
tal vez, la razón de ser del reclamo democrático progreso como fue y es el marxismo, tuvo una
como apelación insuprimible. realidad irreductible a sus paradigmas. Más
Si todo esto es cierto, si sólo así puede ex- que el marxismo en sí, lo que hoy me interesa
plicarse la necesidad que siempre tuvieron los es lo que potencialmente encierran estos pue-
regímenes de excepción de legitimarse apelan- blos en su imaginario colectivo, en su memoria
do de algún modo a la soberanía popular, creo histórica, que pueda servir para la reinvención
que es posible pensar ese sistema de creencias de América, de una América democrática y
transformado en mito, esa ideología popular socialista.
anclada en la noche de los tiempos, como el
núcleo compartido de certidumbre desde el Recojo esta última afirmación tuya para plan-
cual proyectar un destino. Las ideas de sobe- tearte ahora el segundo tema de mi pregunta
ranía popular, de federalismo, de regionalismo anterior y que versa sobre las relaciones entre
y poderes locales, de democracia directa y de democracia y socialismo. Escuchándote con
municipalidades, de traspaso a la sociedad —y atención creo observar en tu razonamien-
digo a la sociedad, no a las corporaciones—, de to algo así como una equivalencia de am-
funciones hoy asumidas por un Estado omnívo- bos términos. ¿Cómo ves concretamente sus
ro, son estas ideas, y todas las otras que van en relaciones?
la misma dirección de una democracia social Yo diría que tiendo a pensar al discurso demo-
avanzada, las que debieran constituir el banco crático como un discurso socialista. En teoría,
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 759
tierra? ¿Por qué el socialismo debe privilegiar Desde esta perspectiva, yo diría que entre un
la propiedad estatal y no buscar otras formas discurso democrático ad limite y un discurso
más efectivas de democratización del poder, socialista laico como el que estoy planteando
de la economía y de la sociedad? Si el énfasis no sólo no existe contradicción sino que son o
está puesto en la categoría de democratización, deberían ser el anverso y el reverso de un mis-
todo estatalismo cae bajo sospecha. Si la trans- mo proceso.
formación supone ambos términos, sus formas
se piensan de múltiples modos, porque lo que ¿Cómo se relacionan estos temas cuyos nexos
sí se muestra con claridad es la inexistencia de internos has mostrado con esa otra línea tuya
límites imaginarios a su acción. Siempre es po- de investigación vinculada con Juan B. Justo
sible pensar en una sociedad más democrática, y con la experiencia del socialismo argenti-
siempre hay un proceso de socialización que no? ¿Hasta qué punto es otra faceta del mis-
podrá llevarse a cabo. No atado a formas eco- mo problema de la relación entre democracia
nómicas precisas, el socialismo puede sopor- y socialismo?
tar fructuosamente el debate al que hoy quiere Se dice que cada libro tiene su historia. Y el
llevarlo el neoconservadorismo, que privilegia que estoy escribiendo sobre Justo también la
las excelencias del mercado y combate con- tiene. Te dije al comienzo de cómo trabajando
tra toda forma de control social o estatal de la sobre el socialismo en América Latina recalé
economía. El socialismo no es un estadio ideal en dos grandes temas que ocupan por años mis
sino un concepto ideal para referirnos a todas días de exilio. Y lo que debían ser dos capítu-
aquellas formas económicas, sociales, políticas los del libro originario se convirtieron luego en
y culturales que apuntan a la construcción de obras independientes. Una publicada y la otra
una nueva igualdad, de una forma distinta de no. También tenía un capítulo dedicado a Justo,
producir y de vivir. pero luego se fue ampliando de tal manera que
Pensar en esas nuevas formas sin ninguna constituyó una obra independiente. Concluida
obligación apriorística de someternos a un en 1980, pero que en estos momentos reescribo
modelo teórico es de algún modo pensar el so- para publicarla en Buenos Aires. No creo que
cialismo como un movimiento, como un enca- alguna vez concluya el bendito libro sobre el
minarse a algo que no tiene punto de llegada. socialismo latinoamericano, pero ya cumplió
762 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
y tal vez siga cumpliendo una finalidad que no figuras europeas, sin embargo su universalismo
deja de alegrarme, pues da sentido a mi vida socialista no le impedía tener una comprensión
y un horizonte definido a mis preocupaciones adecuada de los obstáculos a superar y una
intelectuales. Y esto no es poca cosa para un confianza plena en la capacidad del movimien-
intelectual, aunque lamento haberlo alcanzado to. Para poder encarar una reconstrucción co-
tan tarde. Me detuve en el relato sólo porque rrecta del pensamiento de Justo yo debí vencer
quise señalarte que mi preocupación por Justo los prejuicios que me venían de mi antigua for-
fue más reciente y está estrechamente vincula- mación comunista. Me propuse como norma
da con el viraje que se fue produciendo en mi cuestionar las interpretaciones existentes y re-
orientación de búsqueda. Me enfrenté al pro- correr de otra manera el itinerario intelectual
blema de Justo cuando debí trabajar sobre la de Justo. Desde esta actitud, el marxismo o no
visión que tenían los socialistas europeos resi- de Justo era un problema no significativo para
dentes en América sobre la posibilidad de crear lo que yo me proponía indagar. La historiogra-
entre nosotros movimientos políticos conecta- fía comunista, en consecuencia, sólo podía ser-
dos con el centro. La característica distintiva virme como modelo de una forma de razonar
de las notas de los corresponsales americanos que debía rechazar. En cuanto a las interpre-
publicadas en Die Neue Zeit, la revista teóri- taciones de otras corrientes de la izquierda,
ca más importante el socialismo europeo, di- como las de Rodolfo Puiggrós, o Jorge Enea
rigida por el discípulo de Marx más relevante, Spilimbergo, por ejemplo, son tan arbitrarias
Karl Kautsky, es su inocultable paternalismo, el y descontextualizadas que constituyen más
fastidio que les provocaba observar las dificul- proceso de intenciones que reconstrucciones
tades que obstaculizaban la difusión del mar- historiográficas. Al rechazarlas, yo quería po-
xismo y del ideal socialista en países bárbaros ner a prueba la siguiente hipótesis: hasta qué
como eran los nuestros. Leyendo con deteni- punto el marxismo de aquellos socialistas de
miento los trabajos de Justo me encontré con formación europea, como el de Ave Lallemant
una personalidad diferente. Siendo un pensa- (para citar el caso del corresponsal más asiduo
dor que por sus conexiones internacionales, e interesado de los problemas argentinos), fue
por su conocimiento de la doctrina, por sus há- un obstáculo para determinar alternativas que
bitos intelectuales, podía aproximarse a ciertas el no marxismo de Justo le permitió lograr. La
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 763
distancia que siempre mantuvo respecto de la acción evolutiva y reformista. Como además la
aceptación acrítica de la doctrina y su defen- crítica de la izquierda se ha centrado sobre su
sa de una actitud abierta en la consideración figura, al reconsiderar la naturaleza íntima de
de las tradiciones teóricas lo convirtió en un sus ideas podía yo establecer con mayor clari-
pensador fuertemente tensionado al privilegia- dad la razón de ser de la distancia crítica que
miento de la práctica política y de la experien- me inspiraba la historiografía de filiación mar-
cia efectiva de un movimiento social del que xista. Tal fue mi propósito al escribir un libro
fue por muchos años su creador y orientador. al que titulé La hipótesis de Justo y que tal vez
Al cuestionar la utilidad de la matriz marxista me decida a publicar este año. No me interesa-
para reconstruir el pensamiento de esta figura ba tanto estudiar el Partido Socialista, ni cons-
tan excepcional, quedó claramente puesta de truir la biografía de un pensador y de un políti-
manifiesto la línea de continuidad que se puede co excepcional, sino analizar la coherencia del
establecer entre ciertas tradiciones democráti- conjunto su propuesta estratégica y política, y
cas avanzadas y las ideas defendidas por Justo. por eso hablo de su “hipótesis”. Pienso que ésta
En mi opinión, concebía a su movimiento ya fue expuesta en lo esencial en el discurso de
como el único capaz de llevar a su culminación fundación del Partido Socialista, en 1896. Justo
un pensamiento democrático que la defección planteó allí un modo de relación con la teoría
de una clase ociosa y decadente había sepul- que posibilitara a los socialistas argentinos
tado bajo el peso humillante de las peores for- aprovecharse de la experiencia internacional
mas de la perversión política. La tradición de- del mundo del trabajo. A diferencia de lo que
mocrática podía ser recuperada y llevada a su decían los socialistas europeos, Justo conside-
consumación socialista si en la vida política de raba como una circunstancia que podría resul-
la nación intervenía decididamente la voluntad tarnos beneficiosa el retraso de la incorpora-
organizada de los trabajadores. ción a la vida política moderna. Me interesaba
Yo me propuse analizar cómo veía él esta re- esta visión de la virtuosidad del atraso porque
lación entre democracia y trabajadores y qué la encontraba en aquellos crisoles donde se
recomposición del ideal socialista aparecía en producían reapropiaciones creadoras del pen-
los escritos de un dirigente fuertemente incli- samiento de Marx. El rechazo de la uniformi-
nado al reconocimiento de las virtudes de una dad del tiempo histórico, y la consideración del
764 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
atraso como virtud, como lugar desde el cual ramas diferentes de una acción de clase que se
es posible visualizar problemas que otras situa- desplegaba en la multiplicidad de formas de la
ciones no veían, ambas posiciones involucran sociedad moderna. Nos topamos con un hom-
un reconocimiento de la acción histórica, de bre que de entrada no se proclama marxista,
la voluntad política, que ponía en cuestión ese que dice que no lo es aunque se propone apli-
determinismo ciego que adoptó como forma car las ideas del marxismo; un hombre que ha
preponderante el marxismo de fines de siglo. leído a Marx como ninguno de sus iguales, que
En los debates de los populistas rusos esta aprendió el alemán para traducir El capital, que
idea aparece expuesta de manera ejemplar. escribió una serie de obras que se alimentan del
Pero en América Latina la encontramos de fi- pensamiento de Marx; pero que no quiere con-
guras como la de Mariátegui y respecto de si- vertirse en un marxista, esto es, en un doctrina-
tuaciones que el marxismo clásico o el marxis- rio. Un hombre, en fin, que se propone utilizar
mo-leninismo no podían comprender. En 1896, el contenido democrático y socialista avanzado
justo pudo defender la idea de que si los trabaja- del movimiento europeo, tratando de recom-
dores argentinos habían conformado un movi- poner las tradiciones democráticas argentinas
miento de clase treinta años después del inicio en el interior de las cuales se formó, para abrir
de la experiencia europea, debían aprovecharse paso así a una experiencia socialista argentina.
de sus mejores enseñanzas. ¿Y cuáles eran esas Más allá de los límites que podamos encontrar
enseñanzas a privilegiar? Aquellas que mostra- en su pensamiento y en su acción, lo que real-
ban que la expansión autónoma de la clase en la mente interesa de Justo es precisamente eso, la
diversidad de aspectos de su acción como clase posibilidad que entrevió de construir una expe-
creaban las mejores condiciones para la con- riencia socialista en Argentina que se expresara
quista del socialismo. Frente a movimientos que como continuidad de una tradición avanzada
privilegiaban una u otra dimensión, el socialis- de esta sociedad y que introdujera en la vida
mo debía ser, en las condiciones argentinas, el política del país lo que en otras partes la capa-
motor de un gran movimiento de organización cidad de autoorganización de los trabajadores
de los trabajadores en un partido político autó- estaba produciendo en términos de democrati-
nomo, en organismos gremiales autónomos, en zación de las formas políticas y de ampliación
instituciones cooperativas autónomas, como de la justicia social.
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 765
Esta idea encontraba sustento en la defini- socialista. Esta posición se muestra con abso-
ción de la sociedad argentina como una socie- luta claridad en el debate público que sostuvo
dad moderna, es decir, capitalista. Me explico. con el socialista italiano Enrico Ferri. Si en la
Por distintas razones, pero especialmente por Argentina no existe una estructura industrial
una a la que Justo atribuía un carácter para- moderna, ni por tanto un proletariado indus-
digmático, nuestro país representaba un caso trial extendido, no es posible el socialismo, y si
particular en Latinoamérica. La fuerte especi- alguna corriente política afirma serlo sólo dis-
ficidad de la situación nacional residía en su fraza la realidad de un partido que sólo puede
naturaleza de colonia de poblamiento (como ser democrático radical a la europea. Esto es
se definió a los espacios naciones cuasi-vacíos más o menos lo que viene a decirles Ferri a los
llenados luego por las inmigraciones europeas sorprendidos congéneres argentinos.
y asiáticas). Si esta situación aproximaba nues- Y Justo le responde que creer que el prole-
tro país a otros como Brasil, o Uruguay, lo dis- tariado nació con la máquina de vapor es una
tanciaba en cambio de países como México o tontería que muestra la crasa ignorancia de un
Perú, Colombia o Panamá. Hoy sabemos que socialista a la violeta como era el italiano. Si
ésta fue una semiverdad, que dejaba de lado el capitalismo se expandía aceleradamente y
realidades preexistentes destinadas a mostrar- se incrementaba simultáneamente al mundo
se irreductibles a la modernización y a condi- de los asalariados, era necesario que los traba-
cionar decididamente la evolución económica jadores se organizaran y combatieran por sus
y política de la sociedad argentina. No es que propósitos. El socialismo no sólo era necesario
esas realidades no fueron vistas, sino que se las sino también posible. ¿Dónde residía, en opi-
consideraba como condenadas a desaparecer. nión de Justo, la fuente de la contradicción ma-
Pero de todas maneras, esta presunción daba terial que fundaba esa posibilidad? En el hecho
cuenta del impetuoso avance del crecimiento de que si bien la sociedad argentina estaba so-
capitalista, de los cambios que se operaban metida a un vertiginosos proceso de moderni-
en la estructura económico-social, de la con- zación económica, el sistema político existente
formación de una considerable fuerza de tra- era compatible con el avance de la sociedad.
bajo asalariada, hechos todos que fundaban Las clases gobernantes se apropiaron de los
la posibilidad de creación de un movimiento beneficios del flujo modernizador pero eran,
766 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
visto desde la perspectiva estoy planteando, Creo que en este hecho, en el reconocimien-
pero vale la pena interrogarse al respecto to de que la mayoría de los trabajadores eran
porque, si estoy en lo cierto, la “hipótesis” de desde inicios del siglo de procedencia extranje-
Justo se fundaría en el reconocimiento del va- ra y podían contar como fuerza propulsiva del
lor positivo de una línea de autonomía sindical proceso de democratización sólo a condición
frente al Estado y a los partidos como la que de nacionalizarse, en el reconocimiento de este
tempranamente se impone como una caracte- hecho, repito, está el elemento paradigmático
rística distintiva del movimiento obrero, por lo de la hipótesis de Justo. La clase trabajadora
menos hasta el primer gobierno de Yrigoyen. en Argentina podía aspirar a transformarse en
Creo que es esta característica la que Justo la dirección intelectual y moral de la sociedad
interpreta en un sentido positivo. Aquello que únicamente a condición de nacionalizarse. La
lo separaba del anarquismo no era la hegemo- propuesta socialista no era otra cosa que la
nía lograda por éste en el movimiento gremial, cobertura política de implementación efectiva
sino su negativa a aceptar las mediaciones de un proceso de nacionalización de masas.
políticas. Pero su visión de movimientos pa- En el plano político esto suponía la modifica-
ralelos que empujaban en el mismo sentido ción del sistema electoral, con vistas a lograr
lo conducía a respetar al sindicalismo como el voto universal, secreto y obligatorio, y una
una corriente que contribuía a la constitución convincente acción política y cultural a favor
de los trabajadores como una nueva clase di- de la nacionalización de los trabajos extranje-
rigente. Insisto entonces en que, a diferencia ros. ¿Pero cómo luchar por el voto en un lugar
de lo dicho sobre este asunto, es posible que donde era burlado sistemáticamente? ¿Cómo
ese diseño organizativo que con tanta claridad convencer a los trabajadores extranjeros para
Justo esbozó en el congreso fundacional esté que se nacionalizaran si esto le ocasionaba más
en la raíz misma del éxito del partido socia- perjuicios que beneficios? Creo que no puede
lista. Y vale recordar que sus éxitos electora- analizarse el acendrado purismo ético y polí-
les no representan un parámetro que le haga tico de los socialistas fuera de este quid pro
totalmente justicia porque buena parte de los quo que le planteaba una realidad que aparen-
trabajadores inmigrantes no podían votar por temente no estaba en sus manos cambiar. El
su condición de extranjeros. rigor con que ese pequeño partido impulsó la
768 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
exigencia de ser argentino para ocupar puestos su núcleo más avanzado, a su sector más trans-
de dirección, la decisión que a comienzos de formista, imponer un proyecto de reforma inte-
siglo tomó un congreso partidario de obligar gral del sistema electoral, este hecho no puede
al extranjero a nacionalizarse en el año de su ser explicado desconociendo aquella presión
afiliación, han sido vistos como otra expresión social. El insurreccionarismo radical pero tam-
más del moralismo mojigato que el grupo di- bién la fuerza y gravitación del movimiento
rigente del partido, nucleado en derredor de socialista y anarquista fueron los elementos
Justo, trató de imponer como correctivo de for- de la realidad que indudablemente indujeron
mas degradantes de la moralidad pública. Y sin a la clase gobernante a introducir una reforma
embargo, ese rigorismo ético debería ser visto que pocos años después posibilitó su derrota
como un elemento decisivo de esa revolución electoral.
cultural —para usar un término moderno—
que el socialismo quiso ser y en parte fue en la A propósito de ello, ¿cuál es la percepción de
sociedad argentina. Había que votar aunque no Justo de radicales y conservadores y del papel
se pudiera hacerlo, había que defender el voto, del socialismo frente a unos y otros?
aunque tal vez se le fuera la vida en esta acción. Es evidente que en la visión que Justo tenía
Como una especie de gandhianos prematuros, del país, la apuesta debía efectuarse a favor de
los socialistas defendieron una manera de ha- los conservadores. Frente a los radicales, a los
cer política, de vivir la cotidianeidad, propug- que despreciaba por sus formas plebeyas de
nar una moralización de las costumbres que a aceptación de la inorganicidad de las masas,
tantos años de distancia se me aparece como Justo veía en esa élite conservadora que había
portentosa. No sólo fueron ellos. Estuvieron sido capaz de darle al país un mecanismos que
también los anarquistas y otras corrientes del posibilitara la configuración de un sistema po-
movimiento social. Pero el hecho es que en la lítico basado en la incorporación de las masas
primera década del siglo este movimiento tenía y en el respeto pleno del estado de derecho, el
tal fuerza que el problema “social” se impuso contradictor natural de un Partido Socialista
como uno de los problemas más graves del destinado necesariamente a crecer en una si-
país. Si en 1912 se produjo en el seno de las tuación favorable para su prédica. Además, el
clases dominantes esa fractura que permitió a mismo hecho de representar los intereses de
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 769
las fuerzas que realmente controlaban la vida El socialismo aparecía dando una respuesta a
económica del país hacía de los conservadores este problema, venía a canalizar en una pro-
—en el esquema de Justo, claro está— el polo puesta de organización de masas las exigencias
inevitable de agregación de las clases dominan- de intervención de las masas movilizadas por la
tes. Frente al partido de la burguesía se alzaría quiebra de la sociedad tradicional y la incorpo-
el partido de los trabajadores. Capital y trabajo ración masiva de la avalancha inmigratoria. La
enfrentados en la contradicción que rige la di- fuerza de esta propuesta residía en que acom-
námica del sistema y asegura su avance hacia pañaba el proceso de modernización y no lo ne-
las formas mejores. gaba, en que proyectaba la constitución de un
Este esquema de la probable evolución po- organismo político de nuevo tipo, claro en sus
lítica del país, de inocultable matriz liberal, propósitos, definido en su programa y funda-
debía llevar a Justo a descalificar al partido ra- do en una teoría que esclarecía con la potencia
dical como la continuidad de una tradición po- de la ciencia la dirección del mundo, sostenido
lítica que debía ser abandonada. Su oposición por el apoyo que le daba una clase que irrumpía
al radicalismo está fundada en la resistencia en la historia con fuerza sin igual. Justo se sirve
de éste a transformarse en un partido moder- de las ideas de Marx y de la tradición socialis-
no, con programa definido y con formas orga- ta para pensar un proyecto de transformación
nizativas que respeten la voluntad ciudadana. que la crisis del ‘90 colocó como necesario. Ni
Su oposición al anarquismo tiene en el fondo el radicalismo ni el anarquismo estaban en con-
la misma motivación. El rechazo de la inorga- diciones de dar respuestas a los requerimien-
nicidad de las masas, la búsqueda desesperada tos de cambios exigidos por la realidad.
de todas aquellas instancias capaces de intro- Eran fuerzas revulsivas, pero no constructo-
ducir cauces institucionales precisos para dar ras. En mi opinión Justo no se equivocaba al
un orden a las cosas, para aferrar ese Proteo respecto. Cuando el radicalismo fue gobierno
inaprensible que es la sociedad argentina. Todo mostró su incapacidad de resolver esas gran-
el debate de fines de siglo que recorre América des cuestiones nacionales que fundaban la ra-
gira en torno de este dilema. Y surge con tal zón de ser del Partido Socialista. ¿Cuáles eran
uniformidad y desesperanza porque ya no se esas grandes cuestiones?: la nacionalización
confía en poder encontrar un camino cierto. de los extranjeros y su incorporación a la vida
770 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
significan una metamorfosis de los anteriores, un nuevo país en el que se desanden caminos
es hoy de vital importancia porque en 1983 se equivocados y se emprendan otros. Si desea-
ha clausurado toda una época en la Argentina. mos una República federal es preciso desarmar
Desde ese momento en adelante las viejas co- una máquina que funciona centralizando y de
rrientes ideológicas y políticas están obligadas manera aplastante todos los aspectos de la vida
a recomponer identidades y a replantearse asociada de los argentinos. Si queremos una
orientaciones. Desde esta situación de excep- República democrática es preciso encarar una
ción, que bien mirada es toda una ocasión his- reforma del Estado que modifique el sistema
tórica para un país metido en un atolladero del clientelar de reclutamiento de su burocracia,
que no sabe salir, volver a esos problemas pue- que la califique técnica y moralmente para ha-
de ser una forma de liberarse de las cargas del cerla servir a los intereses de los ciudadanos,
pasado. Somos demasiado propensos a pensar que devuelva a la sociedad la gestión de aque-
que basta condenar el pasado para consumar- llas áreas donde más eficazmente la iniciativa
lo, olvidando que es esta la peor sumisión a su de los ciudadanos puede ponerse a prueba,
peso asfixiante. La historia a contrapelo, la his- que anule las múltiples disposiciones legales
toria contrafáctica, me interesa no para enca- que obstaculizan el pleno ejercicio de los de-
rar otra requisitoria del pasado, sino porque es rechos humanos, que destruya los servicios es-
la única manera en que un socialista puede ha- peciales que amenazan la vida y los bienes de
cerla. Si estoy aprendiendo a liberarme de las todos y que representan el más sólido baluarte
prisiones de una filosofía de la historia de ma- de la inestabilidad constitucional. Si queremos
triz marxista, no ha de ser para incurrir en otra una República verdadera es preciso controlar
de signo contrario que me obligue a conceder el equilibrio de los poderes y para ello poten-
racionalidad a lo ocurrido. La idea sarmienti- ciar todas las formas de poderes locales y re-
na de una república verdadera que fuera capaz gionales que reabsorban las funciones de un
de ofrecer a sus ciudadanos libertad e igual- Ejecutivo hipertrofiado.
dad, y que fueran estos los valores fundantes El cuestionamiento de la deformación esta-
de un efectivo sistema político democrático, talista que subvirtió la carga libertaria y auto-
este sueño de Sarmiento aún está irrealizado. gestionaria del socialismo debe encontrar una
Pensar en llevarlo a cabo significa pensar en resolución positiva en una nueva nación donde
772 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
sus habitantes sepan eludir la falsa discusión el Estado era un guardián nocturno, el conjun-
sobre achicar o agrandar el Estado. Cuando un to de poderes que aseguraba el orden social.
Estado afirma la necesidad de privatizar, reco- Poco cambiaba que unos pensaran que habría
noce de hecho de que es incapaz de manejar de extinguirse en una sociedad que como la
con eficacia la empresa pública. ¡Cómo si el socialista no requeriría de fuerzas especiales
problema del país fuera sólo el de la inefica- de orden, o que otros afirmaran que pensar en
cia del Estado y no también el de la ineficacia su desaparición no era más que utopía barata.
del capitalismo en su conjunto! No se trata de El Estado moderno no tiene ya mucho que ver
aceptar tan rápidamente el juego porque es ver- con ese Estado restringido de los socialistas y
dad que la empresa privada es más eficaz que de los liberales. Pero defender el ideal liberal y
la pública. ¿Pero qué significado damos a la pa- defender el ideal socialista ¿no supone necesa-
labra eficacia? ¿Eficacia con relación a qué y a riamente plantearse este dilema? ¿Pero cómo
quiénes? Además, ¿podemos aceptar la catego- planteárselo sin volver a ciertos supuestos de
ría de “pública” para las empresas del Estado? ambos ideales, sin imaginar una sociedad don-
¿En qué medida lo público determina su de este Estado, tal como está constituido hoy,
funcionamiento? Las deficiencias que inevita- como un Estado que potencia y reproduce la
blemente generan las empresas estatalizadas dinámica de la vida económica, social, políti-
fueron reconocidas por los socialistas ya desde ca y cultural tal como hoy se presenta, es decir
fines del siglo pasado. Y por eso frente a la na- con todas sus formas patológicas y enajenan-
cionalización o estatización defendieron la idea tes, donde este Estado, repito, sea reformado,
de “socialización”, “cooperativización”, “muni- democratizado? Democratizar el Estado argen-
cipalización”, etc. Entre lo estatal y lo privado, tino significa cambiarlo de raíz. Y, por esto, una
¿qué otras maneras de manejar público pueden propuesta que puede aparecer ante muchos
haber? Creo que estas preguntas deben estar como reformismo, en las condiciones del país
siempre planteadas para que el razonamiento se convierte en una consigna revolucionaria.
pueda ir al fondo de los problemas. En el siglo Reformar el Estado democratizándolo signifi-
pasado, tanto los socialistas como los liberales ca no tanto cambiar una serie de aparatos de
participaban de una misma visión de la natura- un mecanismo impersonal. En realidad, signi-
leza del Estado y de sus funciones. Para ambos, fica cambiar la mente de treinta millones de
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 773
argentinos. Y si hay algo que define con certeza importante Partido Socialista adherido a la
la idea de revolución es precisamente el propó- Segunda Internacional. Aníbal Ponce fue un di-
sito de cambiar la conciencia de los hombres. fusor de las ideas de Marx y al final de sus días
Más que por las cosas la revolución pasa esen- se identificó con el marxismo. Dialéctica fue
cialmente por la cabeza de los hombres. una revista marxista editada por Ponce. ¿Cómo
saber quién lo era y quién lo era menos? ¿Qué
Esto remite, de alguna manera, a la relación nos ayuda a conocer la designación? Cada vez
entre sociedad civil y Estado, que me pare- estoy más convencido que estas designaciones
ce una buena manera de abordar el último tienen poca importancia. Es como si cada país
punto de esta conversación: la polémica en- necesitara en esto también sus padres funda-
tre Mariátegui y Haya de la Torre dentro del dores. Días atrás, alguien me reprochó que
proceso de constitución y desarrollo del pen- me ocupara tanto de Mariátegui y tan poco de
samiento y de la práctica política socialista Recabarren. Claro, quien lo decía era chileno.
en América Latina. Mariátegui, como Justo, Cada quien tiene sus héroes locales y no pienso
piensa en el socialismo pero, a diferencia de que esto en sí sea algo malo o criticable.
éste, es marxista, entendiendo bien, por su- Pero una de las funciones definitorias de
puesto, que se trata de un marxismo que tiene la condición de intelectual es la capacidad de
sus rasgos de originalidad, en tanto es pensa- traducir los lenguajes teóricos y políticos. Y
do desde la especificidad peruana, tema este en ese sentido, siendo diferentes por muchos
que ahora se valoriza. motivos, estas tres figuras del marxismo teóri-
Es cierto y esto me lleva a reflexionar so- co en América Latina pueden ser vistas como
bre un tipo de expresiones que confunde y equivalentes.
no aclara los problemas. Cuando se dice que ¿Pero lo son de verdad? Uno socialista re-
Mariátegui es el primer marxista de América, formista, los otros marxistas leninistas revolu-
se afirma, sin demostrarlo, que todos los que lo cionarios. ¿Pero esta última definición engloba
precedieron no lo fueron. Justo fue el primer por igual a Mariátegui y a Ponce? ¿Cómo es po-
traductor de El capital al español, trató de uti- sible instituir un juicio que permita encontrar la
lizar de manera positiva el legado de Marx y fue identidad al mostrar las diferencias? Yo arran-
una figura decisiva en la constitución del más co de una inquietud tal vez más apegada a la
774 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
que están en cada uno de los discursos, puedo De poco sirve indagar cuán diferente es
restituirle a la teoría ese lugar modesto que su hoy la sociedad peruana de como la pensó
soberbia se empeña en desplazar. La apuesta a Mariátegui si no indagamos a la vez por que
la modernización encerrada en la hipótesis de sigue teniendo que ver con su pensamiento y
Justo daba cuenta del hecho real de un país me- con su acción. Creo entrever en la evolución
tido violentamente en una orientación compati- política y cultural del Perú actual ese momen-
ble con tal apuesta. Y por eso fue la única expe- to de consumación de un pasado que permite
riencia socialista de masas realmente exitosa el difundir en un mismo crisol metales que no ad-
primer tercio de siglo en América. mitían aleaciones. Es posible que hacia delante
Desde la sociedad y frente al Estado, el Mariátegui pueda estar al lado de Haya; es po-
Partido Socialista de la Argentina constituyó sible pensar que todo habría sido quizás más
una fuerza política de real gravitación, pero cir- fácil si Haya no se hubiera sobrevivido. Pero
cunscrita fielmente al área de modernización todo lo que Haya fue de político práctico, de
de la sociedad argentina. La construcción de oportunista olvidado de los principios que pre-
un organismo político semejante es la prue- gonó, el personaje oscuro de la maniobra, de
ba indirecta de la “verdad” de la hipótesis de servil defensor de intereses que no eran los de
Justo. Pero no hubo eficacia política alguna la nación peruana, no puede sólo ser explicado
en la hipótesis de Mariátegui que nos permita en los términos de ciertas características per-
afirmar, como en el caso de Justo, su capaci- sonales que hicieron de él, al nacer, un traidor,
dad intrínseca de medirse con la realidad. Y y de Mariátegui, héroe.
sin embargo, a más de medio siglo su muerte ¿Qué marxismo de pacotillas es éste que deja
seguimos refiriéndonos a él a pesar de que la de lado las circunstancias para explicar todo
sociedad de su tiempo ha cambiado y la mayor con inconmovibles categorías morales? ¿Qué
parte de lo que pensó y dijo pertenece a un pa- marxismo es éste que consagra como hábito
sado ya perimido. ¿Pero qué es el pasado para intelectual ese vicio del pensar abstracto tan
que en el presente del Perú se necesite evocar denostado por Hegel? La decadencia de Haya
a este hombre? ¿Qué hay en la constitución de debe ser explicada también por las difíciles y
ese país, o de América, que Mariátegui ha ex- pérfidas circunstancias de un dirigente político
presado de algún modo? obligado a vivir exiliado de su país, separado
776 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
de su movimiento, distanciado del suelo nu- posible encontrar un lenguaje común que per-
tricio de una realidad que funda el pensar y la mita comunicarlas? ¿Nos deparará el destino
acción política. ¡Cuánto de la decadencia de los a nosotros, que acaso seamos solamente los
liderazgos políticos americanos debe ser bus- náufragos de una terrible tormenta, la tarea de
cado en esa endémica lacra del exilio! comenzar este verdadero trabajo de Sísifo que
El Perú de hoy, la democracia peruana de- significa que los hombres aprendan a hablar un
pende de la capacidad de entendimiento, de lenguaje común aunque quieran, como es lógi-
comprensión, de articulación, de concertación, co, cosas distintas? No lo sabemos. Pero lo que
de confluencia (¡son tantas las palabras!) de la sí sabemos es que uno de los requisitos para
izquierda y del APRA. De un APRA renovado, resolver el problema reside en saber plantearlo
pero también de una izquierda renovada. El con toda su agudeza, su pertinencia y su am-
que pueda entreverse en el futuro una línea de plitud. Al calor de esta preocupación, ir hacia
confluencia es el indicador de la posibilidad de el pasado significa reconocer los antecedentes
que esos dos padres fundadores en torno de históricos de los problemas de hoy y trabajar
cuya polémica se constituyó el Perú moderno, por recomponerlos, esto es, por construir otra
puedan soportar las necesarias operaciones tradición que esa pobre ideología maniquea so-
sincréticas que requiere una nueva sociedad. bre la que se ha fundado nuestra frustración. Y
Sería conveniente que una experiencia seme- esta es una tarea de la que no debería desertar
jante pudiera darse en la sociedad argentina. hoy la intelectualidad democrática y socialista.
No sé si estamos en ventaja o desventaja res-
pecto del Perú para encarar una operación Muchas gracias. Pancho.
semejante. Pero estoy convencido de que es
preciso encarar un sistemático, profundo y
sincero trabajo de recomposición de experien-
cias y tradiciones políticas disímiles, que con-
dujeron a nuestro país al enfrentamiento y la
decadencia por la manera cerril y violenta con
que intentaron imponerla, más allá de la real
voluntad de los supuestos beneficiarios. ¿Es
El populismo ruso*
esto no estoy diciendo que lo haya leído mal, 1840 y 1850 era de relativamente fácil acceso.
sino que lo leyó en virtud del tipo de resolución Entonces se puso a estudiar el populismo. Vale
que tuvo el problema social ruso a partir de la decir que debemos a la censura de las bibliote-
Revolución de Octubre. Y ese tipo de resolu- cas soviéticas el hecho de que un historiador
ción llevó a que –por una cantidad de motivos italiano nos haya suministrado la obra más im-
sobre los cuales podemos conversar luego– portante sobre ese movimiento del siglo pasa-
este movimiento populista quedara descalifica- do y nos permita seguirlo en todos sus detalles.
do o clausurado, quedara silenciado. Ya sé que ustedes estudian literatura y en
Si quieren conocer con más o menos profun- este curso de literatura solo les ha tocado un
didad y detalle lo que fue ese movimiento, de- ruso y que posiblemente no les toque uno nun-
ben recurrir a un libro de Franco Venturi (1975) ca más. En una de ésas la literatura rusa no les
Los populistas rusos, que es quizás lo mejor interesa o no les interesa tanto como para po-
que se ha escrito sobre el tema. Franco Venturi nerse a estudiar el ámbito, el lugar donde sur-
es un historiador del iluminismo italiano de fi- gió esa literatura. Pero si les llegara a interesar,
nes del siglo XVIII. Fue agregado cultural de la les prometo que se encontrarán con lecturas
embajada italiana en la Unión Soviética entre fascinantes. Se encontrarán con un mundo lle-
los años 47 y 50. En ese entonces se le ocurrió no de problemas, de debates, de personajes, de
trabajar sobre la ideología de la Revolución circunstancias, que los remitirán a los proble-
Rusa, fundamentalmente sobre el debate que mas del presente.
tuvo lugar dentro del Partido Comunista entre La particularidad de trabajar sobre estas co-
Bujarin, Trotsky, Stalin, Lenin. Quiso estudiar rrientes del siglo pasado es que ustedes encuen-
el fenómeno del leninismo. Cuando trató de tran allí, vinculados a un mundo particular que
conseguir el material bibliográfico para poder no es el nuestro, el conjunto de problemas que
hacer ese estudio, el manejo existente en las otros pueblos –entre otros, América Latina– se
bibliotecas de la Unión Soviética –donde a ve- han venido planteando desde el siglo pasado
ces los libros son secreto de Estado– se lo im- y que aún hoy lo hacen. Porque el problema
pidió. Entonces fue retrocediendo en los años central que se planteaba en la sociedad rusa
de pedido y se encontró con que el material del siglo pasado era si, siendo de alguna ma-
referido al movimiento populista ruso de entre nera Occidente, tenía un lugar en Occidente; si
El populismo ruso779
siendo un punto marginal de Europa, pero re- sociedad que de alguna manera estaba incluida
conociéndose como parte de Europa, tenía un en Europa, se sentía, por tradiciones religiosas,
lugar en ese mundo, tan distinto de lo que era por el enorme peso del campesinado, con un
el propio mundo ruso. destino particular. Reconociéndose como par-
No sé si ustedes conocen a grandes rasgos te de Europa, intuía que su camino no podía ser
lo que es la historia de Rusia: el Imperio de los el de la sociedad occidental.
Mongoles, el Reinado de Moscovia, la forma- ¿Qué era Rusia? Hasta la Guerra de Crimea
ción del Imperio Zarista, Catalina la Grande, las –vale decir hasta los años cuarenta del siglo
grandes sublevaciones campesinas. Todo esto pasado– era un cuartel reaccionario de pro-
lo van a encontrar en novelas. Si leen Pushkin tección de las monarquías europeas. Desde
(1999), en La hija del capitán van a encontrar las guerras napoleónicas, el Imperio ruso ha-
la rebelión de Pugachov. Quizás la conozcan de bía ocupado buena parte de Europa y fue uno
manera más indirecta por la película Miguel de los elementos decisivos en la constitución
Strogoff, O si han leído la novela de Julio Verne de la Santa Alianza, ese encuentro de gober-
(1966), donde el acontecimiento central es pre- nantes europeos que trató de instaurar un sis-
cisamente esa sublevación. tema de dominio de la sociedad europea por
La sociedad rusa, que se separó del mun- largo tiempo.
do occidental a partir de la reforma religiosa; Para la conciencia democrática y revolucio-
desde la ruptura de la Iglesia, que era parte del naria europea, Rusia era el baluarte de la re-
Reino de Bizancio pero que después se aparta; acción. Y así había aparecido en 1848 al pro-
que tiene una religión católica pero ortodoxa; ducirse la Revolución porque Rusia contribuyó
que sufrió reformas religiosas durante los si- a romper, a destruir una serie de revoluciones
glos XVII y XVIII; que fue obligada por Pedro nacionales u obreras que se dieron en Europa
el Grande a una europeización forzada –puesto por esos años, logrando imponer de nuevo el
que Pedro el Grande se propuso hacer de Rusia peso de gobiernos monárquicos reaccionarios.
una parte de Europa e intentó hacerlo con un A partir de la Guerra de Crimea, que significó
poder omnímodo que lo llevó a tratar de su- una derrota del Imperio ruso frente a un inten-
perar un atraso secular mediante la violencia, to turco, inglés, francés y de otras potencias,
la coerción, la presión y las muertes–; esta esa sociedad se ve sacudida. Fue una guerra en
780 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
la que el orgullo nacional quedó destrozado y comerciantes, de curas, que manejaban un in-
que colocó a la sociedad rusa en una situación menso archipiélago de instituciones campesi-
de perplejidad y de necesidad de reflexionar nas de una naturaleza particular.
sobre su camino. En ese mundo, la mayor parte de la inte-
Casi siempre son grandes derrotas militares lectualidad estuvo colocada siempre en una
–o no tan grandes– las que hacen que los pue- situación particular. Constituyó –y el término
blos se invaginen, se replieguen sobre sí mis- es importante– algo de lo que ustedes habrán
mos, se den vuelta y comiencen a preguntarse escuchado hablar: la intelligentzia. Cuando
qué son, hacia dónde van. No olvidemos nues- los rusos utilizaban esa palabra –que luego se
tro caso. Si hoy podemos estar hablando sobre trasmite a otras lenguas– no hacían referencia
Rusia es porque también existió una guerra, a una función determinada que se cumplía en
porque también perdimos una guerra y porque la sociedad; no hacían referencia al mundo
esa pérdida tuvo significación para la situación de los intelectuales, sino que se referían a un
argentina. Los remito a ello para tratar de que mundo de intelectuales que tenía una situación
entiendan, o traten de entender cómo es posi- particular. Vale decir, a un mundo intelectual
ble que en una sociedad como la rusa se haya cohesionado en torno a un conjunto de ideas,
podido dar un movimiento de renovación inte- por las cuales el origen social de este grupo no
lectual, un movimiento ideológico que se pre- tenía significación frente al peso que tenían de-
guntó por las raíces de esa sociedad y por su terminadas ideologías.
propio camino. La intelligentzia era la corriente radical
El tipo de estructura policial del Estado, el rusa que rechazaba el sistema existente, que
enorme peso del campesinado, la debilidad de pensaba que la posesión de la cultura era un
aquellas clases que constituyen las sociedades lujo y que debía necesariamente, esta cultura
europeas modernas –me refiero fundamen- que detentaba este grupo particular, ser devuel-
talmente a la burguesía–, la escasa presencia ta al pueblo del cual había surgido. Es decir que
de un proletariado que recién aparece como era un grupo de gente unificada en torno a cier-
fenómeno masivo hacia final del siglo, coloca- tas ideas de transformación de la sociedad. Por
ban a esa sociedad en una situación singular: eso, visto desde el costado de la intelectualidad,
era un mundo de príncipes, de aristócratas, de podríamos decir que todo el debate ideológico
El populismo ruso781
y político del siglo pasado es un debate en tor- un libro debía ser autorizada por el Zar, donde
no a las relaciones que deben existir entre los existían censores y todo tipo de controles del
intelectuales y el pueblo. El discurso populista pensamiento. Buena parte de esa intelligen-
fue un discurso sobre esas relaciones. En ese tzia debió emigrar, fue expulsada, fue exilada
discurso el pueblo aparece como dador de sen- y transitó por todas las grandes ciudades euro-
tido, como unidad de pureza, como una unidad peas. Zúrich, por ejemplo, fue uno de los gran-
por encima de las diferencias. Es ese concepto des centros de confinamiento y de encuentro
de pueblo el que luego es extendido y confor- de los intelectuales rusos.
ma la categoría que se denomina populista. Esa intelligentzia conocía Occidente, seguía
En Rusia la palabra narod, que hace referen- los procesos políticos de Occidente y trataba
cia a pueblo, también hace referencia a nación. de integrar esos procesos a la suerte de Rusia.
Vale decir, los rusos tienen esa misma y única Pero la pregunta era ¿Rusia, con esa situa-
palabra para designar pueblo y para designar ción, con esas características, era un país que
nación. De ella se derivan luego los naródni- podía incorporarse al torrente de Occidente?
ki, los populistas. El hecho de que existiera un Recordemos que la intelligentzia consideraba
solo concepto para designar esas dos entidades que tenía un deber para con el pueblo y que ese
que en occidente aparecen como distintas, está deber colocaba en primer plano la búsqueda de
marcando el tipo de relación que existía entre la justicia, la búsqueda de la libertad, la búsque-
la idea de pueblo y la de idea de nación: eran da de la felicidad. La pregunta que se hacían
una sola cosa; la nación no era sino el pueblo entonces era ¿esos valores predominaban en
y el pueblo no podía ser entendido sino como Occidente? ¿Existían en Occidente? ¿Qué exis-
ente independiente, autónomo, con sus pers- tía en Occidente?
pectivas propias. En esos años –estamos hablando de 1840 y
Evidentemente, la intelligentzia constituida 1850– existía el reinado del capitalismo. Existía
en torno a esas concepciones, tenía que resul- una sociedad sometida a procesos de transfor-
tar un elemento extraño, un elemento moles- maciones violentas a los que se llamó en un
to para la existencia de un Estado que tenía comienzo las revoluciones industriales, que
la estructura de un Estado policial, donde no descompaginaban la sociedad tradicional, que
circulaban las ideas, donde la publicación de movilizaban enormes cantidades de fuerza de
782 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
trabajo, que sacaban a esa fuerza de trabajo de condiciones era posible que la sociedad rusa,
los lugares en donde vivía y la confinaban en evitando los problemas del capitalismo pudiera
grandes barriadas. Fueron revoluciones que hi- reorganizarse como sociedad y encontrar otra
cieron de las ciudades grandes ghettos donde el forma de vida asociada de los hombres que no
hombre, separado de su comunidad, separado fuera la capitalista, sino que fuera esa socie-
de su mundo de relaciones, era convertido en dad pregonada por los grandes reformadores
obrero fabril. sociales europeos del siglo pasado en Europa.
La sociedad burguesa de mediados del si- Por los Fourier, por los Saint-Simon, por los
glo pasado europeo era una sociedad de ricos Proudhon, por los Marx, por estos que habla-
y de pobres, una sociedad jerárquica donde un ban de socialismo.
mundo paupérrimo debía soportar las cargas, Por ello podemos decir que la experiencia
los costos económicos y sociales del proceso populista rusa es una página de la historia del
de industrialización. Esa masa se había suble- movimiento socialista europeo. Su contorno
vado, había protagonizado revoluciones, había particular, sus características, la manera en
protagonizado la gran revolución de 1848 y, sin que abordaron y trataron de solucionar sus
embargo, había sido derrotada. Lo que aparecía problemas, están vinculados al contorno geo-
como propio del capitalismo europeo era la pér- gráfico donde operaba ese mundo cultural,
dida de sentido de lo humano, la imposición de pero sus ideas se correspondían con las ideas
un régimen que, sobre la base de la individuali- de transformación social que aparecieron en el
zación progresiva del hombre, lo despojaba de movimiento socialista europeo.
todas sus características, de todos sus atributos. Lo que germinó fue la idea de que el atraso
Eso era lo que los intelectuales rusos veían ruso, la situación rusa vista en términos de atraso
en la sociedad europea. ¿Qué significaba en- con respecto de Europa, bien podía ser no un de-
tonces occidentalizarse para Rusia? ¿Podía fecto, no un límite, sino una situación privilegia-
encontrarse en el camino de un desarrollo da, un punto desde el cual se pudiera encontrar
capitalista acelerado la manera de resolver el –sobre la base de la experiencia recorrida por
destino particular de Rusia? Ese era el proble- Europa– un camino que invalidara ese camino y
ma que se planteaba y trataron de darle una que permitiera encontrar otras respuestas para el
respuesta original. Trataron de pensar en qué avance de la sociedad en un nuevo sentido.
El populismo ruso783
que trabajaban para ellos, existían otras formas Si estos intelectuales rusos, que se plantea-
de cultivo de la tierra, diferentes de la típica ban movilizar esas potencias nacionales vincu-
modalidad de la propiedad individual grande, ladas fundamentalmente al campesinado para
pequeña o chica que existía en Occidente. cambiar una situación de atraso y encontrarle
Era una institución que se llamaba la obschi- un camino propio de desarrollo a la sociedad
na, vale decir una comuna aldeana en función rusa, veían la crisis de la sociedad occidental,
de la cual una determinada extensión de tierra tal como ellos la vieron a partir de la derrota de
era cultivada en forma comunitaria por un gru- la revolución del 48, pero además eran socialis-
po de campesinos que constituían una comuni- tas convencidos y encontraban en la sociedad
dad de aldea. Vale decir, una unidad en la que rusa formas de trabajo colectivo de la tierra, y
se repartían de manera comunitaria el conjun- dado que el trabajo de la tierra era el 90% de
to de los bienes extraídos del trabajo común de lo que era el trabajo productivo de Rusia –el
los campesinos en torno a un determinado tipo campesinado era el noventa y tanto por cien-
de propiedad. to de la población–, Rusia ofrecía al mundo la
Además de esta forma comunitaria de pro- posibilidad de que, afincándose en ese tipo de
ducción de la tierra, existían otras formas vin- estructura comunitaria, pudiera reestructurar-
culadas a ella que realizaban otro tipo de tareas se el Estado, la sociedad, de manera tal que el
semi-industriales. Además de las obschinas es- capitalismo fuera evitado y las conquistas del
taban los sarteles, que eran sistemas de trabajo capitalismo fueran introducidas en una socie-
cooperativo del pequeño artesanado. dad que tenía una estructura social distinta.
Sobre el origen de esta comunidad agraria Ese fue el conjunto de ideas en torno a las
se sigue discutiendo. Lo estudiará Marx y fun- cuales se estructuró el pensamiento populista:
damentalmente Engels (1957), en El origen de una visión del atraso como situación privile-
la familia. Constituirá un elemento central de giada; por lo tanto, la necesidad de acelerar un
la propiedad agraria en la Europa del siglo pa- proceso histórico sin replicar el modelo occi-
sado. El origen de esta forma comunitaria es dental; la idea de que ello era posible a partir
discutible, pero el hecho es que en Rusia estas de un tipo particular de relación entre intelec-
formas comunitarias eran mayoritarias en la tuales y pueblo; y el hecho de que esa relación
sociedad hacia mediados del siglo pasado. se basaba en la existencia de una tradición, de
El populismo ruso785
una forma de trabajo, de una forma de relación Si bien esas luchas tomaron la forma de la
entre los hombres que era consecuencia de un búsqueda del mejor zar, o del zar puro que ha-
tipo de sociedad comunitaria. bía sido despojado del poder, del zar verdadero
A pesar de que el pensamiento populista que había sido sustituido ilegítimamente por
no fue un pensamiento único, porque existían otro, eran luchas por una nueva forma de es-
alternativas, corrientes y diferenciaciones, es- tructuración de la sociedad en torno a un nue-
tos elementos que he señalado constituían el vo poder y es eso lo que está detrás de la gran
terreno ideológico común, compartido por to- sublevación campesina de Pugachov. Bakunin
das las corrientes. Por eso podemos hablar de toma esa idea de la movilización popular, de la
un movimiento populista, independientemente revolución social que nace desde abajo y rom-
del hecho de que hubo muchas figuras que dis- pe con todos los poderes existentes, no solo de
putaban entre sí en torno a su significado. ese trasfondo de luchas campesinas rusas, sino
Yo diría que podemos encontrar dos grandes también de su experiencia y vinculación con el
tendencias dentro del populismo ruso. Una in- mundo campesino italiano.
fluenciada fuertemente por el anarquismo de Pero además de esa tendencia que privilegia-
Bakunin, que daba prioridad a una revolución ba la revolución social por sobre la revolución
social nacida desde abajo. Antiestatista, anti- política, y que pensaba que esta revolución de-
político, enemigo de toda forma de dirección bía surgir del pueblo y no venir de arriba hacia
centralizada de la dinámica social, Bakunin abajo, existían otros grupos que privilegiaban
privilegiaba fundamentalmente el carácter es- la revolución política, la conquista del poder, la
pontáneo, el carácter auto-organizador de un lucha contra la autocracia.
pueblo movilizado en torno a ciertas ideas. Un Es en torno a estos dos grandes principios
pueblo que había expresado esta posibilidad –o una revolución democrática popular que re-
en las luchas sociales de la época. Porque to- negaba de alguna manera del 1789 francés, o
das las discusiones que se dan desde los años un golpe, una acción que condujera a la con-
cuarenta hasta por lo menos los setenta, tie- quista del poder y desde allí el cambio de la
nen como trasfondo una historia secular de sociedad– que se constituyen las organizacio-
grandes luchas campesinas contra la autocra- nes populistas rusas: Zemlyá i Volya “tierra y
cia zarista. libertad”, Naródnaia Volia “expresión popular
786 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
o voluntad nacional”, Chernye Peredel “repar- La autocracia rusa, la clase dominante rusa,
to negro”, y otras1. Esas organizaciones nacen aplicó el sistema que se aplicó siempre para
fundamentalmente luego de un hecho que tras- la instauración del sistema capitalista. Si el
torna la sociedad rusa: la famosa liberación de hombre está vinculado a la tierra, es necesario
los siervos, entre 1859 y 1860. Esa liberación separar al hombre de la tierra. Es necesario
buscaba separar la propiedad de la tierra del convertirlo en un ser despojado de todo instru-
mundo de los trabajadores campesinos y obli- mento de trabajo para que se vea obligado ne-
garlos a comprar la tierra. cesariamente a contratar esa fuerza de trabajo
Derrotado el Estado ruso en la Guerra de por dinero. Esto es lo que Marx llama “la colo-
Crimea, habiendo las clases dominantes rusas nización sistemática”. Esto es lo que se hizo en
tomado nota de esta situación de un atraso Estados Unidos, en Australia. Esto es lo que se
secular, que se expresó en la incapacidad del hizo en Argentina para lograr colocar a masas
ejército de hacer frente a ejércitos modernos, de la población, que con la existencia de fron-
plantearon la necesidad en el Estado de una teras abiertas era irreductible a este tipo de
occidentalización forzada, de donde podían ser políticas. Solamente controlando la tierra esto
extraídos los recursos que permitieran la cons- podía darse.
trucción de un capitalismo desde el Estado con Marx dice que el capitalismo inglés, cuando
marcha forzada. Esos recursos solo podían ve- intenta trasladar a Estados Unidos las fábricas
nir a través de exprimir en todo lo posible a este y los trabajadores, estos duraban exactamente
mundo campesino, para tratar de sacar de allí una semana, porque después se iban, se apro-
lo que podían ser los recursos necesarios para piaban de la tierra y se convertían en agricul-
construir los altos hornos, las carreteras, los fe- tores. Para que no pudieran apropiarse de la
rrocarriles, cuya inexistencia precipitó la derro- tierra, esa tierra debía ser controlada.
ta del ejército ruso en esta guerra. Para que los campesinos desembolsaran lo
que necesitaba el Estado ruso, era necesario
separarlos de la tierra. Y entonces se los separa
1 Naródnaia Volia significa expresión popular o volun-
tad nacional. El reparto negro se refiere a la restitución de
de la tierra, y lo que aparece como una gran re-
la tierra negra, fértil, la tierra del humus, a los campesinos; forma liberal en la sociedad occidental, liberan-
esa tierra que había sido usurpada por los terratenientes. do a estos siervos de esta forma de propiedad
El populismo ruso787
Esto fue una suerte de “campesinización” análisis que se hacía de la situación particular
de los intelectuales. Y a los intelectuales rusos, de Rusia, comparada con la situación occiden-
como a los que se proletarizaron aquí, les fue tal. El capitalismo europeo había provocado
más o menos de la misma manera, porque no un cambio de las sociedades, la expansión de
era posible pensar que este hiato histórico en- un área burguesa, la expansión de un sistema
tre intelectuales y pueblo, que había signado la político de representación de estos intereses a
característica de esa sociedad, como la sepa- través de los partidos y del parlamento, la ex-
ración entre intelectuales y proletarios en este pansión del movimiento proletario, la expan-
país, sería suturado mediante este simple cam- sión de las capas medias. Por tanto, las socie-
bio de valores y de comportamientos. dades occidentales tenían un tejido conectivo
Pero de todas maneras, el fracaso de este entre el poder del Estado y el conjunto de la
movimiento, que era un fracaso de una ten- sociedad que les permitía manejarse –pode-
dencia a penetrar en el conjunto de la socie- mos introducir un concepto gramsciano– de
dad molecularmente y hacerla estallar desde la manera hegemónica sobre el conjunto de la
propia sociedad, enfatiza, privilegia el camino sociedad. Vale decir, entre la sociedad y el
de respuesta violenta que adoptan los populis- Estado existía una multiplicidad de relaciones
tas para tratar de desarticular y destruir el po- que hacían de este Estado un sistema de re-
der zarista, la autocracia zarista, desde el lugar presentación de esa sociedad. Por tanto, entre
donde estaba ubicada, desde la conquista del este Estado y la sociedad estas mediaciones
poder. Comienza lo que se llama el terrorismo eran decisivas, y eran estas mediaciones las
ruso. Comienza la organización de pequeños que habían provocado –según el pensamiento
grupos revolucionarios que se plantean operar de los populistas– esta suerte de estancamien-
sobre el Estado para provocar estos cambios. to, de pérdida de perfil revolucionario de las
O para liquidar un zar y sustituirlo por otro, sociedades europeas.
o para liquidar el conjunto de este estrato de En Rusia la situación era distinta. Entre el
gobierno, de este poder omnímodo que existía Estado y la sociedad solo estaba la policía.
dentro de la sociedad. Ese Estado funcionaba en el vacío, no exis-
No es que esta idea fuera simplemente una tían sistemas de representación. No existía
idea alocada, porque estaba vinculada a un nada. Se podía operar sobre ese elemento
El populismo ruso789
relativamente externo a la sociedad y hacerlo Esta idea de que debía operarse centralmen-
saltar porque este Estado pendía en el vacío. te en esta instancia estatal tenía una serie de
Esta es la idea que los sostenía. Y digo que consecuencias sobre la dinámica social, sobre
no era una idea ridícula, porque esta diferencia la dinámica política e ideológica de esta orga-
de la relación entre Estado y sociedad en las nización, la acentuación del papel de la organi-
sociedades occidentales y en Rusia es el esque- zación, la necesidad de la estructura centraliza-
ma de análisis no solamente de los populistas da y disciplinada, el privilegiamiento cada vez
rusos, sino de todos los analistas europeos del mayor del rol de la inteligencia como dadora
pensamiento socialista. La particularidad rusa de sentido, como depositaria de la conciencia,
era ésa. Por eso, cuando se pensaba la revolu- como conocedora de la sociedad, como punto
ción rusa en Europa se la pensaba en los térmi- de la totalización de los conflictos, el papel por
nos de lo ocurrido en la Revolución Francesa. lo tanto educativo de la intelligentzia y el pa-
Rusia estaba madura por una revolución equi- pel de dirección. Estoy hablando de una serie
valente a la Revolución Francesa, que fue una de características que luego van a aparecer en
revolución del pueblo contra el absolutismo. personajes concretos y que ustedes los leerán
Representado de esta manera, los populistas luego en las novelas de Turguéniev, por ejem-
podían operar como elemento de mediación plo, que tienen la particularidad –por supuesto,
entre estas ideologías europeas y sus visiones transfigurado por la visión estética y artística
particulares porque su razonamiento no rom- de este creador genial que era Turguéniev– de
pía el esquema de interpretación con el que se hacer aparecer a todos estos personajes, con
analizaban las sociedades en el mundo. estas características, con estos elementos.
Entonces, a partir de esa situación abierta Pero, privilegiando el saber sobre la fuerza,
por la transformación que se va operando en privilegiando la dirección sobre el movimien-
el Estado ruso, y a través de esta derrota de un to, privilegiando la organización sobre la es-
movimiento que fincaba su eficacia en el desa- pontaneidad de base, se cambiaba, en cierto
rrollo de una revolución desde abajo, aparece sentido, la relación entre esta intelligentzia y
la conquista del poder como el objetivo princi- el pueblo, tal como sería visto en las doctrinas
pal, y la organización de fuerzas en torno a esta de Hertzen o de Chernicheski. No existiendo
idea de conquista de poder. ninguna posibilidad de surgimiento de una
790 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
percibir la sociedad, aun cuando la forma del Esto es fundamentalmente lo que buscaban
terrorismo y la búsqueda de una resolución en el marxismo, y es interesante ver cómo, de
violenta del problema ruso cuestionaba esta todas maneras, la obra de Marx tuvo una doble
idea, la afectaba y la colocaba en un terreno de lectura en Rusia. Por un lado el razonamiento
imposibilidad. que Marx (1980a) instituye en El Capital le per-
Este es, más o menos, el cuerpo de ideas que mite a un grupo de personas vinculadas al mar-
tenía esta fuerza, que se definía como una fuer- xismo ruso demostrar el inexorable desarrollo
za socialista. Definida como una fuerza socia- del capitalismo en la sociedad rusa.
lista, buscó en su conexión con el movimiento Por el otro lado, la lucha, el mundo del sufri-
socialista europeo un respaldo, una defensa, miento, la definición del significado del capita-
una doctrina. El encuentro entre estas concep- lismo, el carácter represivo y represor del capi-
ciones y el pensamiento socialista predominan- talismo permite a otras personas de la sociedad
te en los setenta y en los ochenta, que era el rusa encontrar en Marx alimento para luchar
marxismo, era bastante lógico. contra la imposición del capitalismo.
¿Qué es lo que les interesaba ver de la vi- Es en torno, nuevamente –1870-1880– a la
sión marxista a los populistas rusos? La idea posibilidad de redimensionar la propiedad
de que la sociedad cumplía ciertos ciclos por agraria rusa, que los populistas rusos se dirigen
los cuales los malestares presentes, las difi- a Marx para encontrar una respuesta. Le escri-
cultades presentes era el costo que necesaria- ben planteándole qué posibilidad tiene Rusia
mente se tenía que pagar para que la felicidad de encontrar un camino alternativo, potencian-
humana pudiera abrirse paso. Este determi- do esto nuevo que tiene Rusia con respecto a
nismo histórico marxista les permitía en un otros pueblos.
momento de descorazonamiento de represión Es interesante la historia de la respuesta de
furiosa, de imposibilidad de presencia en el Marx (Marx y Engels, 1980), porque él respon-
movimiento campesino, encontrar en el futuro de favorablemente a las esperanzas de los po-
una esperanza de transformación que estaba pulistas rusos.
inserta ya no simplemente en la voluntad, sino Pero cuando responde, quienes le escri-
en la propia dinámica del mundo, en la propia bieron esa carta pidiéndole la respuesta –y
capacidad de movimiento de las sociedades. no era una carta común, porque le estaban
792 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
escribiendo al hombre que, según ellos, podía Pero, la posibilidad de un camino alternati-
darle respuesta a su problema–, cuando reci- vo sigue su discusión en el interior de la Rusia
ben la respuesta ya habían dejado de ser popu- bajo la dominación bolchevique, durante los
listas y eran marxistas. Agarraron la respuesta veinte y aun hasta los treinta. La posibilidad de
de Marx, del año 1881, la guardaron en un ca- encontrar otro tipo de reconstitución del sec-
jón y solo pudo conocerse por el año 1928. tor rural, otro tipo de industrialización, estaba
La respuesta de Marx, que les venía a decir planteada desde los populistas en el siglo pa-
que es posible que la comuna agraria rusa sea sado, siguió estando planteada en la sociedad
la base de la constitución de un nuevo tipo de rusa aún hasta finales de los treinta, cuando
sociedad, y que para que esta comuna pue- son decapitados los famosos técnicos agrarios,
da constituir la base de una nueva sociedad cuando es fusilado esa expresión del populis-
es necesaria una acción estatal que tienda a mo ruso que fue el agrónomo Chayánov, teó-
impedir la presión de la sociedad capitalis- rico de la pequeña propiedad, de la propiedad
ta que tiende a descomponerla; venía a de- colectiva de la tierra.
cir que Rusia sí podía tener una alternativa
independiente, que esa alternativa podía ser Alumno: ¿Por qué ocultaron la carta de Marx?
jugada y que eso presuponía una manera de Aricó: La razón es muy simple. Ellos habían
ver la constitución de los hechos sociales, dejado de ser populistas, por tanto ya des-
la conducción de los procesos estatales, la creían de la posibilidad de un movimiento
forma de constituir la sociedad que era dis- afincado en el campesinado que potenciara la
tinta de lo que había ocurrido en la sociedad comunidad agraria. Ellos pasaron ya a defen-
occidental. der la hipótesis de que era fundamentalmen-
Esta idea, que está en los populistas rusos, te sobre el proletariado ruso, que se había
se reconstituye luego en los socialistas revolu- ido conformando en esos años, donde debía
cionarios que forman la mayoría del movimien- fincarse la posibilidad de la transformación
to socialista ruso, que es la agrupación con la revolucionaria. Ellos, entonces, estaban con-
cual Lenin establece un pacto aceptando el cibiendo el desarrollo de Rusia según los es-
programa de los socialistas revolucionarios en quemas europeos, y por tanto la respuesta
octubre del 17, y que luego es destruida. de Marx parecía contradecirlo y daba armas
El populismo ruso793
ideológicas a los que eran sus enemigos en la fue el camino soviético, fue un camino acele-
constitución de un nuevo movimiento social. rado de abreviación de etapas de la constitu-
Entonces, esta idea de un camino singu- ción de un sistema industrial semejante, yo
lar, de todas maneras permanece en la Unión diría idéntico, al sistema occidental.
Soviética durante años. Sin embargo, permane- Lo que está en ciernes en la hipótesis popu-
ce con un gran límite. Porque el problema que lista, y lo que sigue estando en ciernes en el
no se planteaba era la posibilidad de la comuna movimiento social ruso de las tres primeras
agraria, la posibilidad del privilegiamiento del décadas de este siglo, era la idea de un cami-
movimiento campesino. Este camino singular no alternativo que suponía necesariamente el
de Rusia permitía acelerar el movimiento his- cuestionamiento global de la occidentaliza-
tórico para que, sin sufrir los dolores del capi- ción. Vale decir, el cuestionamiento global del
talismo, la sociedad rusa se colocara al nivel de proceso industrial occidental.
la sociedad occidental. Se trataba de encontrar otras maneras de
Planteada de esta manera, la singularidad combinar la industria, el agro, el tipo de pro-
del camino populista quedaba desdibujada, piedad, el tipo de organización fabril, y eso
porque no era sino una manera de operar so- estaba en discusión en ese debate de finales
bre los tiempos para lograr un desarrollo que de siglo.
era equivalente al desarrollo occidental. El Por eso, cuando el problema de cubrir eta-
cuestionamiento del eurocentrismo que estaba pas aparece en el mundo luego, cuando a par-
metido en la hipótesis populista quedaba desdi- tir de la Segunda Guerra Mundial se esclarece
bujado cuando el objetivo era llegar a lo mismo y se acepta la idea de que este mundo está
que había llegado occidente. repartido, de que hay un mundo capitalista
O se pensaba un camino alternativo, pero avanzado, que existen los países centrales y
se pensaba entonces el desarrollo de la técni- existen los países periféricos, y que los países
ca, el desarrollo de la industria, el desarrollo periféricos tienen determinadas característi-
de la organización fabril y campesina de otra cas, y esas características se definen en térmi-
manera, o en última instancia esto no era sino nos de dependencia, subdesarrollo, atraso o
un camino de abreviamiento de etapas. Y si tu- como lo quieran definir; las categorías varían
viéramos que definir de alguna manera lo que como varían las teorías, el problema era cómo
794 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
estos países cubren rápidamente sus déficits Nosotros, hoy, ¿tenemos posibilidades de re-
acelerando su tiempo histórico para igualar correr la escalera que nos puede llevar a niveles
los niveles y las formas sociales de los países equivalentes a los de las sociedades europeas?
centrales. Si alguna vez lo llegamos a pensar, esta es la
Cuando aparece, entonces, la teoría del sub- idea que está en la sociedad argentina del siglo
desarrollo, la teoría de la dependencia, cuando pasado. Esto es lo que está en Alberdi, lo que
se construye la teoría del desarrollo necesaria- está en Sarmiento, lo que está en Roca. ¿Cómo
mente se repiten los temas que estaban plan- hacer para acelerar los tiempos históricos que
teados en este debate de los populistas rusos nos permitan llegar a donde están los otros? O
del siglo pasado. Y se siguen planteando. como dice Alfonsín, “sumarnos al concierto de
Lo volverán a encontrar en la discusión so- los grandes países actuales”. Ser igual que ellos
bre la revolución cultural china. El tipo de or- hoy es un hecho cuestionado, porque es impo-
ganización de la empresa moderna, compuesta sible pensar que podamos reconstituir de algu-
por una enorme cantidad de trabajadores, ¿au- na manera nuestras estructuras como para que
menta las tensiones sociales o no las aumenta? podamos llegar allí. Ese nivel no solamente ya
¿Es preferible un complejo industrial –como no puede ser alcanzado por estos pueblos, sino
discutía Mao– de 200 mil trabajadores, a diez que ya comienza a dejar de poder ser alcanzado
complejos de 20 mil trabajadores o cien com- por países de las propias potencias centrales.
plejos de 2 mil trabajadores? ¿Qué efectos tie- Cuando todo el sistema de producción in-
ne sobre el conjunto de la sociedad? ¿La cen- dustrial se modifica, ya no se trata de la capa-
tralización ocasiona un aumento de las diferen- cidad de montar una industria pesada o una
cias sociales? industria liviana. Cuando el problema central
Estos temas, que estaban siendo discutidos es quien detenta los elementos de la informa-
con las categorías limitadas del pensamiento ción, cuando la información se ha convertido
social ruso del siglo pasado, con las maneras en una especie de cerebro que ordena todo el
un poco bastardas del debate, pero vinculadas trabajo productivo, las diferencias entre las so-
a la teoría de la dinámica del capitalismo de ciedades se acrecientan, y el problema de los
Marx, luego vuelven a discutirse y se siguen modelos de civilización, de los modelos de pro-
discutiendo en todos los lugares. ducción y de consumo, se vuelven a replantear.
El populismo ruso795
reconstruye de manera absolutamente críti- cómo este término obedece a una visión de la
ca ese mundo de revolucionarios, por el cual sociedad o una visión de la literatura donde la
él siente un rechazo total, aun cuando en su literatura es reflejo de la sociedad. No me quie-
juventud había formado parte de grupos radi- ro meter en ese problema porque el personaje
cales, como el círculo Petrashevski, donde fue es sumamente complicado, y la función de us-
detenido y estuvo amenazado de fusilamiento. tedes es discutir sobre el personaje. Yo lo que
Contra esto reacciona. Pero reacciona con- les estoy dando es el contorno donde se han
tra esto reaccionando también con la idea de hecho estas discusiones.
lo que está creando esta sociedad capitalista, Pero la reflexión que hace Raskolnikov
la idea de la ciudad enferma, la ciudad que está cuando va a ir a asesinar a la viejita, al pajarra-
descomponiendo al hombre. Es la ciudad don- co ese, usurero, si uno ha leído a Fourier puede
de toda la lacra de la sociedad se acumula. encontrar fuertes elementos fourieristas. Yo
Esa idea está vinculada en el caso de él a creo que se puede descomponer una obra ha-
una eslavofilia profunda, la idea de una virtua- ciendo una operación ya no de crítica literaria.
lidad del mundo ruso que debía evitar también Diseccionando fuentes van a encontrarse con
el camino occidental, porque la religiosidad no un conjunto de elementos que circulan en la so-
debía ser suprimida, porque era la única posibi- ciedad europea, como el problema de la figura
lidad de felicidad de los hombres. La felicidad de Napoleón.
de los hombres estaba asentada en el dolor, La figura del dictador, el problema de cómo
estaba asentada en el suplicio. Pero era posi- se configura una visión del delito, delito y en-
ble. El tiempo de oro estaba en el pasado, pero fermedad, todo eso son temas de otras áreas.
podía estar en el futuro. Pero había que evitar Están siendo discutidos. Pero en el caso de
el pasado. Dostoievski, él tenía una visión fundamental-
mente crítica de este movimiento. Y creo que lo
Alumno: ¿Por qué dice que el persona- que lo asustaba de este movimiento era su ra-
je de Raskolnikov refleja este pensamiento cionalismo, el privilegiamiento de la vida frente
eslavófilo? a la visión racionalista de que las sociedades
Aricó: Estoy usando un término que sin dudas eran perfectibles, de que las sociedades podían
ustedes rechazarán. En otras discusiones verán ser arregladas, de que el Estado podía arreglar
798 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
la sociedad, de que los nombres podían ser or- Alumno: Este vacío que había entre esta ca-
denados. Esta visión colmenar de la sociedad beza de poder que los terroristas querían
no podía ser aceptada por Dostoievski. Pero no destruir y el resto de la nación se explica en
me meto más allá de eso. realidad por la falta de una burguesía, que
Si ustedes analizan Lenin, van a ver que era precisamente la que formaba las institu-
buena parte de estos elementos –si leen ¿Qué ciones que había en Inglaterra y en Francia.
hacer?, de Lenin (1960)– que estoy discutien- Para la teoría central de Marx esto es indis-
do, constituyen ese libro. No porque Lenin pensable, es indispensable que se constituya
los haya copiado de estos debates, sino por- la burguesía hablando en términos socioló-
que eran datos adquiridos de la manera de re- gicos y luego que se empobrezca para que se
flexionar sobre los hechos políticos y sociales concentre el poder económico y se pueda dar
que tenía el pensamiento avanzado ruso de la esta revolución que él en ese momento ve muy
época. fácil: se trataba nada más que de tomar las
Esto fue el humus cultural de la sociedad grandes empresas que habían centralizado la
rusa. Impregna toda la literatura. En el caso de acumulación del capital. ¿Cómo Marx puede
Turguéniev, impregna cada una de sus novelas, hacer esa voltereta ideológica para poder jus-
que están vinculadas a alguna de estas corrien- tificar que de las comunas rusas pudiera salir
tes. Y toda la discusión de los populistas rusos. otra vía distinta?
¿Cuánto bastardeó Turguéniev la figura de los Aricó: Marx (s/d) dice lo siguiente: “lo que yo
revolucionarios con su obra? describo en El Capital es el movimiento de
Pero si ustedes leen Humo, de Turguéniev las sociedades de la Europa occidental”. No es
(1944), ahí van a ver toda la discusión sobre el una teoría de la historia. No se puede construir
camino de Rusia. Quienes son los que discuten una teoría de la historia. No es un paspartú en
si Rusia tiene un camino o no. Son intelectua- el cual deben ser encerrados todos los hechos
les rusos veraneando en Baden-Baden, senta- históricos. Estas sociedades se organizaron
dos en las aguas termales de Baden-Baden. así, lo cual no significa que otras sociedades no
Esto lo horrorizaba a Dostoievski, esta ne- se organicen de otra manera. “En mi obra –dice
cesidad de discutir de los rusos, esta absoluta él– no deberían buscar una ley de desarrollo de
racionalización de las cosas. las sociedades”.
El populismo ruso799
Hay algunos que dicen que la sociología populistas rusos en el siglo pasado luchaban
como ciencia surgió sobre la base del impac- contra un poder omnímodo. Por tanto fue de-
to que tuvo el descubrimiento de América. La jado de lado.
incorporación de América en ciertas visiones Hoy eso se ha exhumado, y se trabaja, y los
teóricas –en Smith, o en Stuart, la teoría de las problemas de las sociedades en el mundo lo
dos etapas– está marcada por eso. En ese pun- vuelven a replantear. Entonces, el porqué de
to de cruce surgió la sociología. En ese punto esa voltereta de Marx (1980b) –voltereta en la
de cruce de la sociedad europea, que era el cual no lo siguió ni el propio Engels, que les
imperio del capital, y por tanto la idea de un dice a los populistas rusos por el año 1894
imperio que no tenía fin, que podía expandir- que “los destinos se cumplen” y que la histo-
se de manera inusitada, que no tenía límites, la ria avanza a través del horror, que los costos
idea de que el límite estaba en otra parte y de del capitalismo no pueden ser evitados y que
que en otra parte había virtualidades que de- solamente hay que morir para que el desarro-
bían ser aprovechadas, posiblemente apareció llo capitalista cree luego las condiciones para
el marxismo. su transformación. Esa idea de Engels no es la
De todas maneras, esos textos no solamen- idea de Marx.
te fueron silenciados por los que siendo popu-
listas en algún momento cuando se hicieron Alumno: Es notable que a pesar de que llue-
marxistas recibieron esa respuesta, también ven críticas sobre el determinismo marxista
fue silenciada por los marxistas. Y este tema tome poco relieve esta idea de que Marx en un
de la visión de Marx permaneció absolutamen- momento dado consideró la posibilidad de un
te oscuro, hasta hace relativamente muy poco camino alternativo.
tiempo. Aricó: Sí, porque cuestionaría la idea de un sis-
Permaneció silenciado hasta, en el caso de tema constituido sobre una idea determinista.
Rusia, que el estigma que existía sobre el mo- El determinismo marxista sirvió en Rusia para
vimiento populista desapareció. Ese estigma la constitución de una corriente marxista que
fue puesto fundamentalmente por Stalin en luego fue parte del sistema estatal zarista, y
los treinta. No se podía permitir a la sociedad fue parte importante de la corriente liberal, los
soviética que estudiase la manera en que los llamados “marxistas legales”, que son lo más
El populismo ruso801
parecido a los frondizistas que nosotros pode- resabios de precapitalismo o sociedades atra-
mos conocer. Porque los frondizistas plantea- sadas en el capitalismo las que lo muestran.
ron la transformación de esta sociedad sobre la Y porque ese desarrollo es cada vez más pro-
base de la lógica del desarrollo del capitalismo. fundamente desigual aparece en las sociedades
Todas las teorías que volvemos a discutir esta- capitalistas avanzadas una forma de explosión
ban ahí. de esta desigualdad recubierta detrás de las lu-
¿Por qué estuvieron allí? Porque efectiva- chas nacionales que caracterizaron a la socie-
mente el atraso tiene virtualidades. Porque dad europea de mediados del siglo pasado. Es
precisamente las sociedades atrasadas tienen Gales que plantea la independencia, es Escocia
la particularidad de iluminar ciertos aspectos que plantea la independencia. Es el país vasco
de su propia sociedad y de la otra sociedad que plantea la autonomía. Es Occitania que se
mostrando esos límites. Rompen con el con- piensa como una región especial. Es Córcega
cepto de neutralización de las relaciones so- que quiere la autonomía nacional.
ciales. Si existe el atraso, el desarrollo queda Terminando el siglo XX, cuando los contor-
cuestionado. El desarrollo no aparece con la nos nacionales se desdibujan, cuando hay una
capacidad de superarlo, con la capacidad de internacionalización del capital por la cual los
liquidarlo. contornos nacionales no pueden autodetermi-
La hipótesis capitalista de un mundo unifor- narse, en ese momento aparece una pugna por
mado en torno a ciertas características de este constituir naciones que no tienen sentido en
sistema no es así. No es el capitalismo el que da [un] lugar que aparentemente constituyen una
máxima de oportunidades y máxima de posibi- unidad total.
lidades a los ciudadanos. El capitalismo avanza Entonces, desde este punto de vista po-
sobre la base del subdesarrollo, sobre la base dríamos concluir que nunca nada está perdi-
de la liquidación de áreas, sobre la base del em- do. Nunca nada desaparece del todo. Aquello
pobrecimiento, sobre la base de la desigualdad. que perdió y fue destrozado, de alguna ma-
A mayor desarrollo capitalista no hay mayor nera sobrevive y aparece en determinadas
igualdad social, sino mayor desigualdad. Y es circunstancias.
el Tercer Mundo el que lo muestra, o los otros En un sentido negativo, esta es la pregunta
países no capitalistas los que lo muestran, o los que se planteaba Brecht: ¿Cómo es posible que
802 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
la pena reconstruir. Para trabajar mejor en los Chéjov, A. 2005 La gaviota: El tío Vanja; Las
problemas de la literatura, para trabajar mejor tres hermanas; El jardín de los cerezos
con los problemas de la sociedad, para ser un (Barcelona: Cátedra).
poco más sabios, más conocedores, y para sa- Dostoievski, F. 1936 El eterno marido
ber que la historia de lo humano no se agota (Santiago de Chile: La Novela Popular N°
nunca. Ni lo sabemos todo, ni ninguna socie- 32).
dad tiene nunca las claves de todas las cosas. Dostoievski, F. 1969 Memorias del subsuelo
Entonces, como educación sentimental y (Buenos Aires: Jorge Álvarez).
como educación en la modestia, valdría la Dostoievski, F. M. 2000 El doble (Madrid:
pena que incursionaran un poco sobre eso. Si Alianza).
deciden incursionar les puedo sugerir alguna Dostoievski, F. 2004 Crimen y castigo
literatura. Un libro muy interesante es el de (Buenos Aires: Colihue).
Isaiah Berlin (2012), un ruso de nacimiento, Dostoievski, F. 2010 Diario de un escritor
liberal, que está en Inglaterra, y que se llama (Barcelona: Páginas de espuma).
Pensadores rusos. En este libro está incorpo- Dostoievski, F. 2011 Los demonios (Madrid:
rado un trabajo que se llama “El zorro y el eri- Alianza).
zo” que vale la pena leer, porque es lo mejor Engels, F. 1957 El origen de la familia, de la
que yo he leído sobre La guerra y la paz de propiedad privada y del Estado (Moscú: El
Tolstoi (2004). Progreso).
Gógol, N. 2017 Las almas muertas (Madrid:
Nórdica).
Bibliografía Gógol, N. 2011 El capote (Madrid: Nórdica).
Lenin, V. I. 1960 Qué hacer (Moscú: Ediciones
Berlin, I. 2012 “El zorro y el erizo” en en lenguas extranjeras).
Pensadores rusos (México: FCE). Lenin, V. I. 1972 El desarrollo del capitalismo
Carr, E. H. 2010 Los exiliados románticos en Rusia (Santiago de Chile: Editora
(Barcelona: Anagrama). Nacional Quimantú).
Chéjov, A. 2003 El violín de Rothschild y otros Marx, K. 1980a El Capital (México: Siglo XXI)
relatos (Madrid: Alianza). 3 Tomos en 8 Vol.
804 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Marx, K. y Engels, F. 1980b Escritos sobre Turguéniev, I. 1944 Humo (Buenos Aires:
Rusia II. El porvenir de la comuna rural Sopena).
rusa (México: Cuadernos de Pasado y Turguéniev, I. 2015 Teatro completo (Buenos
Presente N° 90). Aires: Colihue).
Pushkin, A. 1999 La hija del capitán (Madrid: Tvardovskaia, V. A. 1978 El populismo ruso
Alianza). (México: Siglo XXI).
Sue, E. 1931 Los misterios de París Venturi, F. 1975 El populismo ruso (Madrid:
(Barcelona: El gato negro). Revista de Occidente).
Tolstói, L. 2004 La guerra y la paz (México: Verne, J. 1966 Miguel Strogoff (México:
Porrúa). Cumbre).
La izquierda*
de independencia nacional, de justicia social y de que esta solo era posible si la nueva clase
y de libertades civiles suponían esa conquista, de los trabajadores irrumpía en el escenario
sin la cual el socialismo no tenía sentido. político. La “cuestión social” que emergió de
Este fue un punto de llegada de las izquier- manera amenazadora a comienzos de siglo, re-
das, una conquista ideal que las constituyó quería por tanto de otras soluciones que la re-
como tal. Y por eso fue capaz, en los duros presión directa o indirecta a la que apelaron las
años de la crisis, de iluminar una perspectiva clases dirigentes, puesto que, en realidad, solo
de avance de la sociedad que se nutría de una era la forma en que se planteaba el problema
tradición y de una cultura nacidas medio siglo de la nacionalización de las masas a través de
antes. Las corrientes que la alimentaron fueron la conquista de su ciudadanía política. El hecho
de distintos signos: socialistas, anarquistas y de que esas masas fueran en gran medida inmi-
sindicalistas en un comienzo, se les agrega- grantes no hacía sino complicar una situación
ron luego las nuevas formaciones emergentes de “extranjería” derivada de la sobrevivencia
de la experiencia soviética y de la división del de un sistema político fundado en la exclusión
movimiento obrero mundial. Como un organis- del mundo popular subalterno.
mo de múltiples cabezas sufrió permanentes Para que los trabajadores pudieran modifi-
recomposiciones que la ampliaron o la car este estado de cosas necesitaban organizar-
estrecharon, pero vinculada como estaba a la se como clase en un partido político propio y
experiencia de constitución de los trabajado- en el conjunto de instituciones que los transfor-
res como clase, fue un factor de decisiva im- mara de parias en elementos activos de un mo-
portancia en la configuración de la Argentina vimiento obrero moderno. Solo así estaban en
moderna. ¿Qué dejó como herencia de algún condiciones de cambiar las relaciones de poder
modo incorporada a la tradición nacional esa e introducir las reformas políticas que posibili-
izquierda a la que el peronismo vendría luego taran un terreno más apto para luchar por sus
a relegar a una marginalidad de la que nunca reivindicaciones como productores y ciudada-
pudo escapar? En primer lugar, la idea de que nos. Desde esta perspectiva, la constitución del
el sistema político anacrónico con el que la oli- Partido Socialista en 1896 no solo significó el
garquía manejaba los asuntos del Estado no te- surgimiento de la primera organización políti-
nía por sí misma capacidad de transformación, ca del proletariado, sino también el punto de
La izquierda809
arranque del proceso de formación de los mo- pueblo, la organización de las clases trabajado-
dernos partidos políticos en la Argentina. Del ras, el progreso político y moral de los argen-
mismo modo, la creación de la primera central tinos, las ideas de transformación que involu-
sindical perdurable bajo inspiración anarquista cran sus exigencias, les deben a la existencia
(FORA) mostró la temprana capacidad orga- y a la lucha de las izquierdas buena parte de
nizativa de un movimiento proletario que hizo lo que hoy representan. La Argentina moderna,
de la lucha de clases una experiencia profun- con sus virtudes y sus defectos, no sería lo que
damente civilizadora. Asimilando a los extran- es sin esa corriente que contribuyó a darle una
jeros, educando políticamente a los trabajado- conciencia nacional.
res, desplegando en la sociedad un profundo Fundadora de nuevas instituciones políti-
activismo al servicio de la autoorganización de cas, gremiales, económicas y culturales; porta-
las masas y de la reforma intelectual y moral de voz de los derechos que le asistía a una clase
sus conciencias, la izquierda contribuyó a ge- de hombres oprimidos y explotados por un
nerar una nueva cultura popular inspirada en sistema económico inicuo y a la que contri-
los grandes principios de la igualdad, de la fra- buyó como nadie a darle organización y auto-
ternidad y de la solidaridad entre los hombres. conciencia, la izquierda fue por sobre todas las
Se ha insistido demasiado sobre la gravitación cosas un gran movimiento político y cultural de
que pudo tener la irreductibilidad yrigoyenis- la laicización de las costumbres y de la manera
ta en la imposición de la Ley del Sufragio y la de percibir los hechos sociales. Si por laicidad
reforma política de 1912. Y sin embargo, hasta del pensamiento se entiende su independencia
qué extremos se ha soslayado el hecho de que de toda visión ultraterrena o irracionalista del
también estuvieron dictadas por el profundo hombre, y el papel que asigna al hombre, a su
temor que despertó en las clases dirigentes la trabajo, a sus exigencias como ser con apeten-
extraordinaria capacidad de organización y de cias de libertad y justicia, ¿qué cultura política
presión de la que dieron muestra “las clases pe- podía ser más laica que la de la izquierda cuan-
ligrosas” orientadas por la izquierda socialista do podía mostrar, como otras no hacían, las
y obrera. Desde esta perspectiva, los partidos condiciones económicas, políticas y culturales
políticos modernos, la imposición del sufragio que posibilitaban la existencia de un orden in-
universal como expresión de la soberanía del justo y que hacía de la libertad pregonada por
810 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
sus beneficiarios una ideología, es decir, un ins- la vez le hizo perder aquellos atributos que po-
trumento práctico de dominio y de hegemonía dían permitirle constituirse como una sociedad
social? democrática y libre. Nunca pudo salir de una
La cisura abierta en la sociedad por la crisis posición subalterna que la sometía a la volun-
de la guerra y el nuevo ciclo político abierto por tad y a la iniciativa de otras fuerzas –fundamen-
el peronismo arrancó a esta izquierda su base talmente del peronismo– cuando buscaba alia-
de sustentación: el mundo de los trabajadores. dos, o aislada en un maximalismo anacrónico
Constreñido a no ser otra cosa que un medio y sin fronteras cuando pugnaba por un perfil
de conservación de determinadas instituciones propio. La tradición de izquierda y el ideal so-
políticas y económicas del orden oligárquico, cialista que anima a las corrientes transforma-
incapaz de dar cuenta de los problemas plan- doras en el mundo actual, quedaron libres para
teados por las mutaciones de una sociedad que, de a pedazos, alimentaran y renovaran el
que soportaba profundos cambios, el ideal de discurso de los partidos populares argentinos,
libertad que nos constituyó como nación y que en particular, de radicales y peronistas. Y se-
nos permitió proyectarnos a un futuro signado ría un ejercicio fácil indicar en sus propuestas
por su imperio, quedó aplastado, silenciado, doctrinarias y políticas las formas de pensar,
por ese vendaval de igualitarismo social que las categorías de análisis, los valores de justi-
el peronismo desató sobre el país. El espacio cia y libertad, la búsqueda de otra manera de
de la izquierda se cerró y con él desapareció organizar la vida asociada de los hombres, que
el impulso innovador que le daba un sentido y puso en circulación la izquierda desde hace ya
una función a cumplir. Excluida de la política, casi un siglo y que hoy son patrimonio también
se disgregó en una constelación de corrientes de fuerzas que gravitan en el escenario nacio-
ideológicas incapaces de medir sus discursos, nal. Es posible que tengamos razón y que en
sus propuestas, sus proyectos con el gobierno octubre de 1983 concluyó ese ciclo político
de las cosas, con la prueba de la realidad. La que el peronismo inició en 1945. Si así fuera,
tradición de la izquierda socialista no pudo so- la necesidad de una democratización radical
portar el desafío planteado por el fenómeno pe- de la sociedad que tiñe los nuevos tiempos re-
ronista, un fenómeno que partió la sociedad en quiere, para ser algo más que una esperanza,
dos, que la transformó radicalmente pero que a de una cultura política distinta, no anclada en
La izquierda811
el pasado, sino profundamente renovadora y ¿Qué debería darle al país de hoy y de ma-
capaz de incorporar lo que la misma sociedad, ñana una nueva izquierda renovada en sus pro-
aquí y en todas partes, está creando con pro- puestas teóricas y prácticas? Este es ya otro
yección de futuro. El mérito de la izquierda no problema, pero valdría la pena que comenzára-
es otro que el haber contribuido a darle a esta mos a discutirlo.
nueva cultura sus rasgos definitorios.
Pasado y Presente*
estos y otros problemas más vinculados al de- rupturas que configuraran el Partido Comunista
bate de ideas) y los efectos del XXII Congreso Revolucionario y corrientes castristas guerri-
del PCUS, nos llevaron a pensar en la oportuni- lleras. Por lo que podría afirmarse que la ex-
dad de publicar una revista de reflexión políti- pulsión del llamado grupo “pasado y presente”
ca y cultural, que, redactada por comunistas y en 1963, y el grupo que fundará luego La rosa
no comunistas, pudiera operar desde fuera del blindada, precipitó un proceso de diferencia-
encuadramiento partidario como un factor de ción más o menos extendido en el interior del
modernización y des-sacralización del discur- comunismo argentino que comprometió a una
so partidario. Porque era un proyecto que con- parte de sus direcciones políticas, en especial
taba con la participación de los comunistas, las afectadas al trabajo universitario con los in-
la revista podía ser un fermento revitalizador telectuales y algún sector obrero.
de la cultura comunista y de izquierda; como El primer número de PyP, esperado con
además no era un órgano “del partido” lo que fuertes sospechas en la dirección nacional de
allí se decía no cuestionaba directamente la la juventud comunista y del partido, cayó como
táctica partidaria y por tanto podía ser meta- un rayo en un cielo sereno en los medios in-
bolizado por un organismo político que no solo telectuales avanzados, en especial de Buenos
necesitaba una renovación, sino que parecía Aires. Nadie podía pensar que en una ciudad
contar con fuerzas en su propia dirección po- de provincia como Córdoba se publicara una
lítica que pretendían llevarla a cabo. En suma, revista con tal grado de apertura a los debates
aunque el proyecto de PyP perteneció yo diría teóricos y políticos de ciertas áreas europeas, y
que exclusivamente al grupo de intelectuales mucho menos que esa revista fuera redactada
cordobeses y al que rodeaba a Juan Carlos por comunistas militantes. Pues esta era otra
Portantiero, en Buenos Aires, ayudó a llevarlo de sus características. Buena parte de los re-
a cabo la convicción de que en el interior del dactores pertenecían a organismos partidarios
Partido Comunista Argentino existía una co- como el comité provincial, las comisiones de
rriente renovadora que la revista, aunque no organización, de cultura, del sector universi-
solo ella, ayudaría a construir. A la distancia, tario, etc. Recuerdo que la sorpresa fue tanta
pienso que tal corriente existió y poco tiempo que el secretariado del comité provincial nos
después, en 1967, se produciría la cascada de ofreció un brindis de felicitación. Pocos días
Pasado y Presente815
que nos permitiera reanudar la publicación de revolucionarias del pos 68. Su estación fue muy
la revista, comenzamos la experiencia de los breve, aunque yo diría relevante en la medida
cuadernos. Era una tentativa de mostrar que que los dos números publicados influyeron mu-
el proyecto continuaba; que el grupo no se ha- cho, para bien y para mal, en la visión que tuvo
bía desarmado y que retomaríamos en nuevas cierta izquierda de toda la experiencia que va
condiciones la publicación de la revista. Creo desde el Cordobazo al fracaso del segundo go-
recordar que hubo varios proyectos discutidos, bierno peronista. Para algunos fue un órgano
correspondencia sostenida, reuniones con los oficioso de montoneros, en la medida en que
amigos de Buenos Aires, etc. En 1969 y 1970 creyó descubrir en ese movimiento una posibi-
Schmucler, Aricó y otros redactores se trasla- lidad concreta de recomposición avanzada del
dan a Buenos Aires y la discusión en torno a peronismo; en realidad, si se leen con mayor
la nueva serie de la revista cambia de eje. Ya profundidad sus artículos se observará que la
no sería más una revista publicada en Córdoba calificación es abusiva y que mantuvo fuertes
y por un grupo local, sino la expresión de un reservas frente a un movimiento no suficiente-
nuevo grupo estructurado en Buenos Aires. Se mente democrático.
incorporan redactores como Jorge Feldman, Para sintetizar, y advirtiendo la cuota de arbi-
José Nun, Jorge Tula, y el mismo Portantiero, trariedad que toda síntesis porta consigo, diría
quienes con Oscar del Barco y José Aricó se- que la revista se colocó siempre en el terreno
rán los que inician la nueva serie de Pasado y del marxismo militante y de la izquierda socia-
Presente. lista. El gramscismo le permitió plantearse dos
El primer número de la nueva serie aparece orientaciones que con mayor o menor nitidez
en abril-junio de 1973 y le sigue el 2/3, corres- estuvieron siempre presentes en sus dos series:
pondiente a los meses de julio-diciembre del a) el descubrimiento de la sede “nacional” des-
mismo año, y con el cual concluye definitiva- de la cual el problema de la transformación y
mente la publicación de la revista. Más vincu- del socialismo debía ser planteado; b) la acep-
lada al proyecto de configuración de una ten- tación plena de la visión del socialismo como
dencia socialista, de izquierda, en el interior un proceso que se despliega desde la base, des-
del movimiento peronista, la revista sucum- de las masas, desde sus propias instituciones
be con el fracaso estrepitoso de las ilusiones y organismos. Estas dos ideas centrales tenían
Pasado y Presente817
la posibilidad, mejor dicho, encerraban un po- su supuesta condición de teoría verdadera sino
tencial crítico que nos permitieron mantener de la admisión que en su propia estructura teó-
siempre ciertas distancias frente a los discur- rica hacía de las adquisiciones de la ciencia y
sos castristas, guevaristas, peronistas, social- de la cultura moderna.
demócratas o maoístas. Esta distancia crítica De tal modo, el marxismo que hizo suyo y
fue vista, además, no como un límite sino como defendió la revista Pasado y Presente era aquél
una virtud. Rechazábamos fuertemente los “is- que estaba en condiciones de soportar un pro-
mos” aunque las flexiones del discurso político ductivo diálogo con el mundo y la cultura del
nos llevaran a aproximarnos a uno o a otro de presente. Esta suerte de visión laica, no ideo-
tales ismos. Este rechazo se basó en una hipó- lógica del marxismo, hizo de la revista Pasado
tesis fuertemente defendida desde el primer y Presente un hecho marginal molesto, inclasi-
número, en 1963, que caracteriza el tipo de ficable, de la cultura de izquierda argentina, y
marxismo del que nos apropiamos. Un marxis- convirtió a sus redactores, por lo menos a los
mo que no encontraba en sí mismo su punto de de mayor actividad en los medios culturales y
validación sino en su capacidad de medirse con políticos, en personas no muy bien vistas por la
los hechos de una realidad en transformación; ortodoxia de izquierda.
pero tal capacidad no era la evidenciación de
El espejo de Occidente*
de libertad nace como formando parte de una frontera, obligado a mediar culturas diferentes y
originaria conciencia cristiana, pero tiende a se- hasta opuestas. Fue esta situación particular la
parase de ella en los procesos de secularización que sin duda estuvo siempre presente en la con-
de la sociedad y del Estado. A partir de una con- ciencia desdichada con la que sus intelectuales
cepción que atribuye una connatural capacidad se enfrentaron al problema de occidentalizarse
expansiva de la idea de Europa o de Occidente, conservando una identidad; identidad que, como
la Rusia que sucede a las reformas de Pedro el siempre ocurre, está insuprimiblemente habita-
Grande pertenece con pleno derecho a tal mun- da por la ambivalencia de pretender ser univer-
do y no ocurre así, en cambio, con los países de sales a la vez que reivindicar la particularidad.
la península balcánica sometidos a los turcos. El debate que opuso a “occidentalistas” y
Para Voltaire, “la Italia y la Rusia fueron unidas “eslavófilos” fue simplemente una puesta a
por las letras” (1978: cap. XXXIV). Y en pleno si- prueba de la capacidad de la cultura occidental
glo XIX, cuando los grandes novelistas y escrito- para dilucidar los caminos de Rusia hacia una
res rusos se convirtieron en nombres conocidos modernidad planteada ya como horizonte ideal
por el hombre de Occidente, Rusia formó parte un siglo antes. Y porque en la noción misma de
verdaderamente activa de la Europa cultural y Occidente hunden sus raíces todas las tenden-
así fue sentida, no obstante el rechazo que por cias que cuestionan sus pretensiones de univer-
las formas autoritarias de su régimen políti- salidad, porque fue la misma cultura europea la
co manifestaron las corrientes democráticas que generó como parte también de sí misma el
europeas. antieuropeísmo, se pudo dar la paradoja de dos
Tanto por su cultura como por la inspira- tendencias absolutamente opuestas, nutridas
ción cristiana de su pueblo, Rusia se pensó a ambas de un mismo mundo de ideas.
sí misma como formando parte de Europa y de
Occidente, en la medida de que ambas naciones,
siendo distintas, tendieron a identificarse desde Examen de conciencia
la época del humanismo cristiano. Y sin embar-
go, en su autoconciencia como nación europea La difusión del marxismo, las revoluciones de
estaba incluido también el reconocimiento de 1905 y de 1917, el triunfo de los bolcheviques y
su singularidad, el lugar específico de país de la imposición del régimen soviético no pueden,
822 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
por consiguiente, ser considerados como fenó- a sí mismo, tiene precisamente la virtud de en-
menos ajenos al concepto de Occidente, sino frentarnos al dilema de Occidente. O demues-
como el modo particular en el que una gran tra ser capaz, en su teoría y en su práctica, de
nación llevó a cabo el proyecto de Occidente. mediar entre culturas diferentes en un mundo
“En tierra rusa –como lúcidamente describió en dispersión, o pretende imponer como hasta
Carl Schmitt la transferencia de la conciencia hoy una supuesta universalidad cuyo horizonte
de Europa a la Rusia posrevolucionaria– se ha es también el de la jaula de hierro de la que nos
tomado en serio la antirreligión del tecnicismo habló Max Weber (1983). Occidente no debería
y ha nacido un Estado que es el más estatal, por tanto rehusarse a considerar que, en cier-
el más intensamente estatal que cualquier otro to modo, Rusia es también su propio espejo.
Estado del príncipe más absoluto… Él comple- Comprender el fenómeno soviético y estimular
ta y supera ideas específicamente europeas y su cambio sin intentar medirlo con el exclusi-
muestra en una dimensión paroxística el nú- vo rasero de la constitución liberal del sujeto,
cleo de la historia moderna de Europa”. Europa es también una forma de colocar bajo examen
se enfrenta así a una imagen deformada de sí su propia autoconciencia. Solo así, Occidente,
misma que ilumina la profunda ambivalencia estará en condiciones de dilatar sus confines y
del concepto; desde Auschwitz, Hiroshima y abrirse a un nuevo concepto de humanidad.
el Gulag, ya no podemos pensarlo como exclu-
yendo por sí mismo la barbarie.
En el proyecto de Occidente está inscripto Bibliografía
con una lógica inexorable un proceso de secu-
larización sin límites y sin valores. Como fruto Montesquieu, Ch. L. J. de Secondat 1982
de su despliegue se abre paso una civilización Cartas persas (Buenos Aires: CEAL).
de la que no se pueden definir con certeza sus Voltaire, F. M. A. 1978 El siglo de Luis XIV
rasgos y características. El camino de las re- (México: FCE).
formas soviéticas, cuyos propósitos no pueden Weber, M. 1983 La ética protestante y el es-
ser otros que los de desmontar un Estado des- píritu del capitalismo (México: Península).
pótico que sofoca a la sociedad y se neutraliza
La cola del diablo. Itinerario de
Gramsci en América Latina
¿Por qué Gramsci en América Latina?*
ocultamiento –como en la Argentina de los años cualquier otro, deben siempre ser hechas, pue-
de la dictadura militar–, pero con recuperacio- de afirmarse que las elaboraciones de Gramsci
nes notables en aquellos lugares donde situa- forman parte de nuestra cultura y constituyen
ciones externas a su propia capacidad de cir- un patrimonio común de todas aquellas co-
culación dejaron de tener efectos. La conquis- rrientes de pensamiento democráticas y refor-
ta de la democracia en la Argentina permitió madoras del continente. Todos somos, en cier-
redescubrirlo, del mismo modo que años antes to modo, tributarios de su pensamiento aunque
la transición democrática en el Brasil expandió algunos no lo sepan o no estén dispuestos a re-
considerablemente su difusión. En México, la conocerlo. Y si hay razones para pensar que las
presencia del pensamiento de Gramsci en los incertezas en las que se debaten las corrientes
centros de estudios y de investigación, y en las de izquierda ponen a prueba la actualidad de
organizaciones políticas de la izquierda, es muy tales elaboraciones, resulta difícil creer que las
fuerte y ha desplazado algunas corrientes del respuestas a las nuevas preguntas de la socie-
marxismo que alcanzaron en su momento una dad puedan encontrarse más acá y no más allá
expansión desconocida en otras partes. de su pensamiento.
Una simple mirada sobre la imponente can-
tidad de trabajos y publicaciones referidos a
la problemática latinoamericana en todos sus 1
aspectos, desde aquellos históricos hasta los
más estrictamente culturales, da cuenta de ¿Cuáles fueron las razones de tal expansión y
la presencia que señalamos y de la difundida en torno a qué nudos problemáticos el pensa-
utilización de los instrumentos conceptuales miento de Gramsci fue incorporado como un
que Gramsci puso en circulación para analizar instrumental eficaz para examinarlos bajo nue-
viejas o nuevas dimensiones de la realidad de vas perspectivas analíticas? ¿Frente a qué de-
países colocados ante la disyuntiva de encarar mandas de la realidad las elaboraciones de los
profundas transformaciones para superar sus Cuadernos de la cárcel (Gramsci, 1981a) que
crisis y posibilitar la apertura hacia socieda- comenzaron a publicarse demostraban ser ap-
des más justas. Desde esta perspectiva y con tas para admitir traducciones hasta puntuales?
las puntualizaciones que en este caso, como en Para esbozar un cuadro de conjunto, pero que
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 825
retenga al mismo tiempo las diferencias temáti- tradición de pensamiento que constituyó desde
cas y de apropiaciones que se dieron en las dis- la Revolución Rusa en adelante la matriz esen-
tintas áreas nacionales, o aun regionales como cial de la cultura de izquierda. Si en los años
Centroamérica, es preciso recordar el contexto sesenta y comienzos de los setenta, los “años
político e intelectual en el que se produjeron. de Cuba”, para utilizar una expresión sintética
La difusión de sus ideas ocurre en América pero certera, el Gramsci que se incorpora entra
Latina a caballo de dos momentos históricos todo entero en la historia del leninismo ame-
diferentes, divididos como estuvieron por la ricano, en la nueva etapa que se inicia a partir
derrota de las ilusiones revolucionarias que de la descomposición de los regímenes autori-
despertó en el continente el “octubre cubano”2. tarios, Gramsci, en tanto que marxista, apare-
A comienzos de los setenta la ola expansiva de ce como irreductible al leninismo, aunque lo
la Revolución Cubana ya se había consumado presuponga y se nutra de su sustancia. Esta fue
y una cascada de golpes militares modificó el una convicción compartida por la mayor parte
rostro de un continente erosionado por la vio- de los intervinientes en el seminario de Morelia
lencia armada y la contrarrevolución. En esta de febrero de 1980, que giró fundamentalmente
situación, y de modo que no podía ser sino con- sobre la validez teórica y política del concep-
tradictorio, las ideas de Gramsci contribuyeron to gramsciano de hegemonía para analizar los
primero a nutrir proyectos radicales de trans- problemas de la transformación en América
formación, para posibilitar luego reflexiones Latina. Al resumir las conclusiones de lo que
más críticas y realistas de las razones de una fue un debate riquísimo de ideas, me permití
trágica desventura. expresar del siguiente modo lo que sin duda
Como es lógico, en uno o en otro momento fue un resultado del seminario:
las inflexiones fueron distintas, como distinto
fue también el lugar que se le atribuyó en una El concepto gramsciano de hegemonía, aquello
que […] lo transforma en un punto de ruptura
de toda la elaboración marxista que lo precedió,
2 Es el título de esa hermosa crónica de los avatares
es el hecho de que se postula como una supera-
de la revolución cubana publicada por Saverio Tutino
(1968) a partir de su contacto directo con dicha expe- ción de la noción leninista de alianza de clases
riencia como corresponsal de L’Unità en La Habana. en la medida en que privilegia la constitución de
826 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
importancia teórica general, que para el caso equivalencia en otras realidades4. Si la traduci-
de Latinoamérica adquiere una relevancia par- bilidad supone que una fase determinada de la
ticular por cuanto debe poder rendir cuenta civilización tiene una expresión cultural “fun-
de procesos específicos de vinculación entre damentalmente” idéntica, aunque el lenguaje
la teoría y la práctica. No es necesario insistir sea históricamente distinto por cuanto está
demasiado sobre la relativa ajenidad del deba- determinado por las tradiciones específicas
te marxista respecto de la problemática con- de cada cultura nacional y todo lo que de ellas
creta del movimiento obrero de nuestro conti- se desprende, Gramsci podía ser traducido en
nente. Aun en los casos, bastante aislados por
cierto, en los que existió una vinculación más
o menos estrecha entre el mundo de los traba- 4 Sobre este tema véase el conjunto de notas reuni-
das bajo el título de “Traductibilidad de los lenguajes
jadores y el referente teórico marxista, nunca científicos y filosóficos” pertenecientes al Cuaderno 11
la relación adquirió características aproxima- (1932-1933), es decir, aquel dedicado fundamentalmen-
bles a la constelación de formas europeas. Ni te a refutar la interpretación mecanicista del marxis-
la extensión y densidad histórica del prole- mo hecha por Bujarin en su Teoría del materialismo
tariado es comparable, ni su horizonte ideal histórico. En español, dichos textos pueden leerse en
Gramsci (1981a, T. 4: 317-322), pero también en Gram-
tendió a reconocer el socialismo más o menos sci (1975a: 71-79). Gramsci se refiere en muchísimas
infisionado de marxismo como una expresión partes de sus Cuadernos, y de los escritos previos a su
política propia. detención, a este problema frente al cual su condición
A partir de esta constatación se evidencia la de sardo de nacimiento y filólogo de formación lo hacía
necesariedad de confrontar con las diferencia- particularmente sensible. No deja de sorprender que es-
tas reflexiones no hayan despertado un interés mayor
das realidades latinoamericanas aquellos para- de los comentaristas. En tal sentido, no es por azar que
digmas teóricos y políticos que para poder ser el concepto de traducibilidad haya sido utilizado con
utilizados requieren de “traducciones” menos imaginación e inteligencia para encarar un estudio con-
puntuales e infinitamente más cautas. Y utilizo trastado de la difusión del marxismo en América Latina
el concepto en el sentido gramsciano de “tra- a través del análisis de los discursos de Gramsci y de
José Carlos Mariátegui. Me refiero a la comunicación
ducibilidad” de los lenguajes y que se refiere presentada por Robert Paris al Coloquio de Culiacán
a la posibilidad de algunos experimentos his- (Sinaloa) sobre Mariátegui en 1980 y publicada aparte
tóricos, políticos y sociales, de encontrar una en Paris (1983: 31-54).
828 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
estatal en sentido integral, marcada por un de- aplicables para situaciones que no son típi-
sarrollo económico desigual y sobre la que el camente occidentales. Es por sobre todo el
fascismo, a partir de una derrota catastrófica del pensador de una época nueva del capitalismo
movimiento obrero y popular, intentó reconstruir signada por la profundidad de los cambios
estatalmente la unidad de las clases dominantes y morfológicos en las relaciones entre el Estado
disgregar la voluntad política de las clases popula- y la sociedad que la crisis del treinta desenca-
res, en un movimiento convergente con un proce- dena, pero que ya estaban molecularmente en
so de centralización del capitalismo que se daba en curso desde fines de siglo. Por eso sus notas
la economía (Portantiero, 1980: 36-37). sobre el americanismo como la inmanente ne-
cesidad del capitalismo moderno de alcanzar
Pero si este era el terreno histórico-político la organización de una economía programá-
sobre el que se fundaron las reflexiones de tica forman el pendant necesario del análi-
Gramsci, sis de las diversas formas de resistencia que
este movimiento de desarrollo genera, y que
[…] ellas estarían más cerca de cierto tipo de so- Gramsci define como procesos de “revolución
ciedades latinoamericanas actuales, que de las pasiva”, o de “modernización conservadora”,
formaciones sociales del capitalismo contem- para utilizar la expresión de Barrington Moore
poráneo más avanzado y maduro. Precisamente (1976). Como indica Portantiero, estas notas
son las características de este tipo de sociedad “poseen una absoluta pertinencia como estí-
las que le permiten repensar de manera original mulo para indagar en las características de
el tipo de articulación entre sociedad y política, los fenómenos […] a través de los cuales se
la forma de lo político, distinguiéndola de lo que plantea también hoy una reorganización de
sería la forma ideal típica de lo político en el li- los lazos entre economía y política en los paí-
beralismo representativo (Portantiero, 1980: 37). ses de mayor desarrollo relativo de América
Latina” (Portantiero, 1980: 41)6. También entre
La delimitación de Gramsci como pensador
de “Occidente” tiene sentido solo a condición 6 En el mismo sentido y con idéntico énfasis véase
de no convertirlo en un eurocomunista avant todo el parágrafo V: “¿Por qué Gramsci?” en (Portantie-
la lettre y de admitir que sus reflexiones son ro, 1984a: 123-140 y 145-146).
830 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
nosotros, y con todas las diferencias resultan- habitado por profundas y violentas luchas de
tes de procesos históricos particulares, se está clases, pero donde estas no han sido los ac-
operando un proceso de recomposición capi- tores principales de su historia. Como recor-
talista, algo así como esa tercera revolución dó Touraine, “la nitidez de las situaciones de
burguesa descrita por el brasileño Florestan clase no acarrea prácticas de clase aislables.
Fernandes (1978) en una obra notable que to- Más profundamente, el análisis de las rela-
davía no han descubierto los lectores de habla ciones de clases está limitado por el de de-
española7. Su característica distintiva reside pendencia”. Los personajes principales de la
en ser un proceso de transformación desde historia latinoamericana reciente no parecen
la cúspide, de revolución desde lo alto, que ser la burguesía ni el proletariado, ni tampo-
está por supuesto en las antípodas de la tan co los terratenientes y los campesinos depen-
ansiada revolución democrático-burguesa que dientes. Son, más bien, según el mismo autor,
los partidos comunistas latinoamericanos ins- el capital extranjero y el Estado8. Se entien-
tituyeron como modelo teórico y político del de, así, que todo el desarrollo de la sociología
cambio y que pretendieron llevar a la práctica latinoamericana desde los cincuenta en ade-
a través de múltiples combinaciones tácticas, lante haya partido de la crítica de la idea de
desde fines de los años veinte. burguesía nacional, es decir, de la crítica de
Las desventuras de la izquierda latinoa- la teoría y de la práctica de una izquierda que
mericana derivan del hecho de que sus estre- hizo del modelo de la revolución democrático-
chos paradigmas ideológicos le impidieron burguesa su matriz ideológica fundante y su
comprender la singularidad de un continente
8 Véase Touraine (1978: 81). La cita forma parte del
ensayo “Las clases sociales en una sociedad dependien-
7 El autor utiliza la expresión de “contrarrevolución te” (1978: 81-100) motivado por el debate que se produ-
prolongada” para designar el proceso de transforma- jo en el Seminario de Mérida, Yucatán, sobre las clases
ción capitalista desde arriba de la sociedad brasileña sociales y los problemas metodológicos que plantea el
según el modelo de revolución pasiva descrito por análisis histórico estructural en sociedades “anóma-
Gramsci. El libro de Florestan Fernandes (1978) mues- las”. Las intervenciones y discusiones fueron recogidas
tra una evidente inspiración gramsciana aunque su en un volumen que sigue siendo de imprescindible con-
nombre solo sea mencionado en la bibliografía. sulta: Benítez Centeno (1973).
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 831
punto de referencia insoslayable para carac- Constreñida por su visión societalista a colo-
terizar la realidad. De tal modo, entre ciencia car siempre en un plano casi excluyente de los
crítica de la realidad y propuestas políticas demás la estructura de clases y las relaciones
de transformación se abrió una brecha que que de allí arrancan, la izquierda de tradición
produjo consecuencias negativas para ambas marxista se rehusó a reconocer y admitir la
dimensiones. La reflexión académica quedó funcionalidad específica de un Estado que, en
mutilada en su capacidad de prolongarse al ausencia de una clase nacional, operaba como
mundo de la política, al tiempo que una pedes- una suerte de Estado “puro” arrastrando a la
tre y anquilosada reflexión política excluyó de sociedad al cambio y fabricando desde la cúspi-
hecho el reconocimiento de aquellos nuevos de a la clase dirigente. Allí donde se producían
fenómenos tematizados por los intelectuales. metamorfosis profundas del capitalismo “de-
Parafraseando a Marx, ni la crítica se ejercía pendiente”, la izquierda solo podía descubrir
como arma, ni las armas necesitaron de la crí- descomposiciones catastróficas, preanuncios
tica para encontrar un fundamento9. de derrumbes que alimentaban sus pujos jaco-
binos; no estaba en condiciones de observar y
de aprovechar en su beneficio los procesos de
modernización a los que las sociedades latinoa-
9 Fue el reconocimiento de la existencia de esta bre- mericanas estuvieron sometidas a partir de la
cha entre “lo académico” y “lo político” –y la explora- crisis de 1930. Y es en torno a las formas nue-
ción de los caminos de su superación– lo que impulsó vas de articulación entre sociedad y Estado en
al Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM a países de industrialización tardía y “postrera”10
organizar un seminario que reunió a científicos sociales
y a dirigentes políticos de la izquierda latinoamerica-
na. Se escogió como tema la categoría gramsciana de
hegemonía “cuyas fuertes connotaciones políticas no 10 La expresión “industrialización tardía y postrera”
pudieran ser obviadas, en la medida en que colocaba en pertenece a Albert Hirschman (1973: 96-98). Es utiliza-
el centro del debate la relación entre proyecto de trans- da para diferenciar de los países de industrialización
formación y sujeto histórico transformador”. Véase La- “tardía” (Alemania Italia y Rusia) aquellos otros que
bastida Martín del Campo y otros (1985: 12); como ya se ingresaron más tarde al proceso industrializador ha-
ha recordado, este volumen recoge las intervenciones ciéndolo con diferencias cualitativas importantes en
del Seminario realizado en 1980 en Morelia, Michoacán. los patrones de acumulación. Una de ellas, la limitada
832 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
como la Argentina, el Brasil, Colombia, Chile, Ya Gramsci había señalado en uno de sus úl-
México y Uruguay, donde el pensamiento de timos trabajos redactados antes de su detención
Gramsci parece poder expresarse en “lenguas la situación particular, respecto de los países
particulares” concretas transformándose, de europeos de capitalismo avanzado, de una serie
tal modo, en un estímulo útil, en un instrumen- de países a los que llamó “Estados periféricos”
to crítico capaz de dar cuenta de los pliegues (Italia, Polonia, España, Portugal) y en los que
más complejos de lo real. la articulación entre Estado y sociedad operaba
a través de la presencia de un variadísimo es-
trato de clases intermedias “que quieren, y en
cierta medida logran, llevar una política propia
o ausente producción de bienes de capital. De todos con ideologías que a menudo influyen sobre vas-
modos, Hirschman invita a no exagerar la diferencia
entre ambos tipos de industrialización (1973: 97) y es
tos estratos del proletariado, pero que tienen
esta una recomendación que convendría extender, aun- una particular sugestión sobre las masas cam-
que a contrario sensu, a toda unificación desmedida pesinas” (Gramsci, 1977a)11. En la distinción de
de un grupo de naciones a partir de ciertas caracterís- “Oriente” y “Occidente” que Gramsci (1981a)
ticas comunes. Como recuerda Portantiero, “cada una instaura en los Cuadernos, es evidente que co-
de las sociedades en consideración es definida no solo
por el tipo de relaciones entre Estado y economía […]
loca a esta zona periférica dentro de la segunda.
sino también, y sobre todo, por el nivel que define las Desde el punto de vista de las formas diferencia-
relaciones entre Estado y masas […]. Por eso una so- das de articulación de la sociedad con el Estado,
ciedad como Bolivia, cuya industrialización comienza la categoría o, más exactamente, la metáfora de
recién después de la segunda posguerra, pero en la que “Occidente” es lo suficientemente amplia como
la fuerza política del movimiento sindical ha alcanzado
enorme gravitación, integra el referente histórico de es-
para incluir en ella esa vasta área de países euro-
tas notas. Pese a que no participa del mismo peldaño peos de frontera y, por qué no, también aquellas
de desarrollo económico que el resto de los países en sociedades latinoamericanas donde más avanzó
consideración, la densidad del sistema político bolivia-
no y la influencia que dentro de él ejerce desde 1952 el
movimiento obrero, acerca mucho más a Bolivia, para 11 Segunda edición, modificada (Gramsci, 1981: 286):
el sentido de estas notas, a Argentina y a Chile que a los “En los Estados periféricos típicos del grupo, como Ita-
países centroamericanos, por ejemplo, u otros países lia, Polonia, España y Portugal, las fuerzas estatales son
andinos” (Portantiero, 1984a: 172). menos eficientes”.
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 833
el proceso de industrialización. Para estas so- población indígena se logró a costa de repro-
ciedades, insiste Portantiero, el pensamiento de ducir respecto de esta la relación colonizador-
Gramsci demuestra ser de extrema potenciali- colonizado impuesta por los grandes imperios.
dad analítica: Al amparo de la fuerza de los ejércitos –cuya
casta militar junto al clero constituyen esas
Comparables por su tipo de desarrollo, diferencia- dos categorías de intelectuales tradicionales
bles como formaciones históricas “irrepetibles”, fosilizadas en la forma de la madre patria euro-
estos países tienen aun en ese nivel rasgos comu- pea, según la caracterización que de ella hace
nes: esa América Latina no es “Oriente”, es claro, Gramsci– se crean los Estados nacionales, y
pero se acerca mucho al “Occidente” periférico y con estos, los espacios económicos favorables
tardío. Más claramente aunque en las sociedades a la rápida penetración del capital extranjero.
de ese segundo “Occidente” que se constituye en De tal modo se configura la pareja de los que
Europa a finales del siglo XIX, en América Latina habrán de ser los personajes principales de la
son el Estado y la política quienes modelan la so- vida social y política latinoamericana desde
ciedad. Pero un Estado –y he aquí una de las de- sus orígenes hasta épocas recientes.
terminaciones de la dependencia– que si bien trata
de constituir la comunidad nacional no alcanza los
grados de autonomía y soberanía de los modelos 2
“bismarckianos” o “bonapartistas”. Todas las pujas
políticas del siglo XIX son pujas entre grupos que ¿No nos ofrece Gramsci (1981a) en algunas
desde el punto de vista económico se hallan es- notas lamentablemente poco frecuentadas de
casamente diferenciados y que aspiran al control sus Cuadernos una caracterización próxima
del aparato del Estado para desarrollar desde él la a la aquí expuesta, pero que tiene el mérito de
economía y promover, con ello, una estructura de encarar más específicamente el problema des-
clases más compleja (Portantiero, 1984a: 127 y ss). de la cuestión de los intelectuales? Ya en sus
apuntes primeros de los años 1929 y 1930 incor-
El proceso de construcción de los Estados la- pora el mundo de América del Sur y Central en
tinoamericanos operó sobre este virtual vacío la perspectiva de una reflexión sobre la forma-
social, que en el caso de los países andinos y de ción de los intelectuales tradicionales y sobre la
834 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Tal vez las limitaciones de la información con caracterizados por la Contrarreforma y el mili-
que contaba le impidieron desarrollar este tarismo parasitario. Las cristalizaciones resis-
tema del “jesuitismo” como ideología moder- tentes todavía hoy en estos países son el clero y
nizante y como medio de gobierno, así como una casta militar, dos categorías de intelectuales
también el otro gran tema del “despertar a tradicionales fosilizadas en la forma de la madre
la vida política y nacional de las masas abo- patria europea. La base es muy restringida y no
rígenes” que le sugiere lo que por esos años ha desarrollado superestructuras complicadas:
estaba ocurriendo en el México de Obregón y la mayor cantidad de intelectuales es de tipo
Calles. Pero es en el Cuaderno 12 redactado rural y puesto que domina el latifundio, con ex-
en 1932 donde incluye una reflexión más ex- tensas propiedades eclesiásticas, estos intelec-
tensa y madura sobre el problema, como un tuales están vinculados al clero y a los grandes
caso particular de su reconstrucción históri- propietarios. La composición nacional es muy
ca de la formación de los intelectuales tradi- desequilibrada incluso entre los blancos, pero
cionales. Repite allí algunas de las considera- se complica por las masas notables de indios
ciones ya hechas y presenta más nítidamente que en algunos países constituyen la mayoría
la función del clero y del militarismo para- de la población. Puede decirse en general que
sitario en países atravesados por una aguda en estas regiones americanas existe aún una si-
lucha cultural: tuación de Kulturkampf y de proceso Dreyfus,
o sea una situación en la que el elemento laico
En la América meridional y central la cuestión y burgués no ha alcanzado aún la fase de la sub-
de los intelectuales me parece que debe exami- ordinación a la política laica del Estado moder-
narse tomando en cuenta estas condiciones fun- no de los intereses y de la influencia clerical y
damentales: tampoco en la América meridional militarista. Así sucede que por oposición al je-
y central existe una vasta categoría de intelec- suitismo tiene todavía mucha influencia la maso-
tuales tradicionales, pero la cosa no se presenta nería y el tipo de organización cultural como la
en los mismos términos de los Estados Unidos. “Iglesia positivista”. Los acontecimientos de es-
En efecto, encontramos en la base del desarrollo tos últimos tiempos [noviembre de 1930], desde
de estos países los cuadros de las civilizaciones el Kulturkampf de Calles en México a las insu-
española y portuguesa de los siglos XVI y XVII, rrecciones militares-populares en la Argentina,
836 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
13 Las referencias a América Latina en los Cua- que se pregunta por los rasgos distintos de la su-
dernos se encuentran en las siguientes páginas de la puesta “latinidad” de nuestras naciones, agrega una
edición en español que estamos citando: (Gramsci, observación que conviene retener “la difusión de la
1981a, T. 1: 159, 216-217, 220, 299-300); (Gramsci, cultura francesa está ligada a esta fase: se trata de la
1981a, T. 2: 18-20, 194); (Gramsci, 1981a, T. 4: 365). cultura masónica-iluminista, que ha dado lugar a las
Conviene recordar que en un apunte fechado en 1930 llamadas Iglesias positivistas, en las que participan
Gramsci exceptúa a la Argentina de esa fase necesa- también muchos obreros aunque se llamen anarco-
ria de Kulturkampf que detecta en América. La nota, sindicalistas” (Gramsci, 1981a, T. 2: 18-19).
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 837
relación intelectuales-masa, que constituyen este tema de la concepción del Estado según la
lo propio de la indagación gramsciana, tienen productividad o función de las clases sociales
para nosotros una concreta resonancia empí- retorna en los Cuadernos y escribe una serie
rica (Portantiero, 1981a: 125)14. de apuntes extremadamente sugerentes para
Ya hemos recordado el informe de Gramsci un reexamen del proceso de formación de
al Comité Central del PCI de agosto de 1926 en nuestros propios Estados nacionales y de la
el que define a Italia como país de la “periferia” función que en él cumplieron los intelectuales.
y analiza el desmedido peso que tienen las cla- Gramsci se plantea el problema de aquellas
ses medias. Como producto de una composi- formas particulares de Estados nacidos sobre
ción demográfica que Gramsci califica de mal- la base de un determinado modo de produc-
sana, determinados estratos sociales no vincu- ción y para corresponder a los intereses de las
lados a las clases fundamentales encontraban clases productivas fundamentales, pero en los
allí un espacio favorable para desplegar un que la iniciativa de su formación no estuvo a
variado espectro de iniciativas políticas. Sobre cargo de aquellos sectores económicamen-
te fundamentales en él, sino de grupos de un
posible bloque dominante pero relacionados
14 El autor realiza aquí un examen cuidadoso del mo-
delo propuesto por Gramsci para analizar el bonapar-
indirectamente con tales sectores. Cuando el
tismo como ejemplo clásico de discontinuidad entre impulso hacia el progreso no va estrechamen-
clases y movimiento y de la utilidad de su aplicación te ligado a un desarrollo económico local, sino
a casos como el de los movimientos políticos naciona- que es un reflejo del desarrollo internacional
listas y populistas latinoamericanos. Luego de mostrar que manda a la periferia sus corrientes ideo-
que, en opinión de Gramsci, el estudio de un movimien-
to de tipo “boulanguista” –o sea, de cesarismo regresivo
lógicas, nacidas –recuerda Gramsci– sobre la
según la conceptualización utilizada en los Cuadernos– base del desarrollo productivo de los países
no puede efectuarse de modo tal que lo presente como más avanzados, entonces la clase portadora de
expresión inmediata de una clase, Portantiero agrega las nuevas ideas “es la clase de los intelectuales
que el texto en el que Gramsci critica esta visión “eco- y la concepción del Estado cambia de aspecto.
nomicista” de la dinámica social, “parece un retrato ex
profeso de tanta lectura “clasista’ que se ha hecho (y se
El Estado es concebido como una cosa en sí,
hace) en América Latina de los movimientos populis- como un absoluto racional”. Siendo el Estado
tas” (Portantiero, 1981a: 125-126). la expresión de un mundo productivo, y siendo
838 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
los intelectuales aquel estrato que se identifica desde este punto de vista, por cuanto es la for-
más plenamente con la burocracia estatal, “es ma política en la que las luchas sociales
propio de la función de los intelectuales poner
al Estado como un absoluto”. De tal modo es […] encuentran cuadros elásticos que permiten a
concebida como absoluta su función histórica la burguesía llegar al poder sin rupturas notables,
y es racionalizada plenamente su existencia, sin el aparato terrorista francés. Las viejas clases
son degradadas de “dirigentes” a “gubernativas”,
Este motivo es básico en el idealismo filosófico, y pero no eliminadas y mucho menos suprimidas
va ligado a la formación de los Estados modernos físicamente: de clases se convierten en “castas”
en Europa como “reacción-superación nacional” con características psicológicas determinadas ya
de la Revolución Francesa y del napoleonismo no con funciones predominantes. ¿Puede repetir-
(revolución pasiva). […] Cada vez que los intelec- se este “modelo” de la formación de los Estados
tuales parecen “dirigir”, la concepción del Estado modernos? (Gramsci, 1981a T. 1: 190).
en sí reaparece con todo el cortejo “reaccionario”
que de costumbre la acompaña (Gramsci, 1981a). La respuesta a esta pregunta oscila desde su
exclusión en 1930 (“por lo menos en cuanto a
Las formaciones estatales se construyen en la amplitud y por lo que respecta a los grandes
base a “sucesivas oleadas” producidas por una Estados”) hasta la aceptación condicionada de
combinación de luchas sociales de clases y de
guerras nacionales, con predominio de estas
últimas. Gramsci caracteriza el período de la siones a procesos que no tienen vinculación histórica
con ese periodo considerado en sentido estricto. Pero
Restauración15 como el más rico e interesante su generalización tiene la virtud de permitirnos plan-
tear el problema estrictamente teórico de “qué tipos
de efectos se producen cuando cierto tipo de sujetos
15 La introducción de las comillas para designar a históricos actúan de un cierto modo, y cuáles otros se
la restauración en algunos de los apuntes sugiere que producen cuando se actúa de modo distinto. La defini-
Gramsci usa el término en sentido metafórico, es decir ción de los tipos es entonces función de la teoría que se
para indicar “toda época compleja de grandes sacudi- quiere verificar” (Pizzorno, 1978: 47). No se trata, por
mientos históricos”. Utilizada como metáfora, la desig- tanto, de una tesis historiográfica, sino más bien de un
nación de “período de la Restauración” admite exten- criterio teórico-político.
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 839
esta posibilidad en los apuntes de 1935: “¿Debe En una posterior reelaboración de estos
excluirse esto en sentido absoluto, o bien pue- apuntes, Gramsci perfila de manera más acaba-
de decirse que al menos en parte pueden darse da un razonamiento que no quiere incurrir en
evoluciones similares, bajo la forma de adve- abstractos esquemas sociológicos y que exige,
nimiento de economías programáticas?” Pero por lo mismo, un cuidadoso y profundo reco-
toda la cuestión es para él de suma importan- nocimiento histórico. Y dice:
cia, “porque el modelo francés-europeo creó
una mentalidad”. Aunque sea cierto que para las clases productivas
Vinculado a esta cuestión aparece el pro- fundamentales (burguesía capitalista y proleta-
blema de los intelectuales y del papel que riado moderno) el Estado no es concebible más
creyeron cumplir en todo este prolongado que como forma concreta de un determinado
período de fermentación política y social in- mundo económico, de un determinado sistema
cubado por la restauración. La expansión de de producción, no se ha establecido que la rela-
la filosofía clásica alemana y, sobre la base de ción de medio a fin sea fácilmente determinable
esta, del marxismo, es producto de un para- y adopte el aspecto de un esquema simple y ob-
lelismo de desarrollo –una “traducción” del vio a primera vista. […] En realidad, el impulso
lenguaje político al lenguaje especulativo en para la renovación puede ser dado por la com-
el sentido de Hegel que recupera Gramsci– binación de fuerzas progresistas escasas e insufi-
entre dos dimensiones de la realidad: “lo que cientes de por sí (sin embargo de elevadísimo po-
es ‘política’ para la clase productiva se con- tencial porque representan el futuro de su país)
vierte en ‘racionalidad’ para las clases inte- con una situación internacional favorable a su
lectuales”. A partir de este fundamento his- expansión y victoria. […] Cuando el impulso del
tórico es posible explicar todo el idealismo progreso no va estrechamente ligado a un vasto
filosófico moderno y hasta cierta tendencia desarrollo económico local que es artificialmente
degenerativa del marxismo que conduce a al- limitado y reprimido, sino que es el reflejo del de-
gunos de sus fieles a considerar como “supe- sarrollo internacional que manda a la periferia
rior la ‘racionalidad’ a la política, la abstrac- sus corrientes ideológicas, nacidas sobre la base
ción ideológica a la concreción económica” del desarrollo productivo de los países más avan-
(Gramsci, 1981a T. 1: 190). zados, entonces el grupo portador de las nuevas
840 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
ideas no es el grupo económico, sino la capa de ausencia de otros elementos activos de modo
los intelectuales, y la concepción del Estado de la dominante”, de “toda época compleja de sa-
que se hace propaganda cambia de aspecto: este cudimientos históricos”. Los procedimientos
es concebido como una cosa en sí, como un abso- analíticos a través de los cuales Gramsci llega
luto racional. La cuestión puede ser planteada así: a formular este concepto clave, y que podemos
siendo el Estado la forma concreta de un mundo seguir en las sucesivas elaboraciones presen-
productivo y siendo los intelectuales el elemento tes en los Cuadernos (Gramsci, 1981a), nos
social del que se extrae el personal gobernante, permiten captar no solo su estilo de trabajo,
es propio del intelectual no anclado fuertemen- sino también la relación que él establece entre
te en un poderoso grupo económico presentar al paradigma interpretativo y ejemplificaciones
Estado como un absoluto: así es concebida como históricas.
absoluta y preeminente la misma función de los
intelectuales, es racionalizada abstractamente Los pasajes internos al razonamiento seguido
su existencia y su dignidad histórica (Gramsci, por Gramsci, la cautela expositiva que privilegia
1981a T. 4: 232-233). hipótesis interpretativas respecto a esquemas
generalizantes, inducen a individualizar un pro-
Rigurosamente anclado en una perspectiva cedimiento circular: de un fenómeno definido
analítica marxista, preocupado por establecer a un paradigma interpretativo más general, que
los nexos fundamentales entre estructura de a su vez debe ser verificado concretamente a la
las relaciones de clase y formaciones de la con- luz de específicas ejemplificaciones históricas.
ciencia (economía, política y cultura), Gramsci Este método de trabajo comporta una progresi-
ofrece, no obstante, una visión por completo va articulación de la misma hipótesis inicial. Si
alejada de la aplicación mecánica de un mo- se supone que el caso ejemplar de revolución pa-
delo de construcción estatal, que creó sí una siva es aquel donde se da “una combinación de
mentalidad generalizada, pero que no se repitió fuerzas progresivas escasas e insuficientes por sí
luego en ninguna otra parte. Aparecen aquí los mismas […] con una situación internacional favo-
elementos sobre los que construye el concep- rable a su expansión y victoria”, derivan de aquí
to de “revolución pasiva” como revolución sin algunas consecuencias relevantes. Así la com-
revolución, como criterio de elucidación, “en pleja realidad política que encierra la “expresión
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 841
metafórica” de Restauración no puede ser leída y setenta reduciendo la teoría a una ideología
como puro proceso de conservación, desde el legitimadora de una práctica política muy de-
momento que detrás del aparente inmovilismo de finida. Se ha señalado con justeza la función
una “envoltura política” ocurre en realidad una desempeñada por las elaboraciones teóricas
transformación molecular de las “relaciones so- de Althusser y de sus discípulos en toda una
ciales fundamentales” (Mangoni, 1987: 129-130). generación latinoamericana que encontró en
ellas la base doctrinaria y política para una
Si como se ha señalado son evidentes las de- acción caracterizada por su extremo volunta-
rivaciones de un análisis de este tipo para un rismo16. Es curioso observar el fenómeno solo
nuevo examen de las interpretaciones del fas- en apariencia contradictorio de la fascinación
cismo, también resultan claramente evidentes ejercida por lo que pretendiendo ser toda una
las consecuencias que ellas acarrean cuando se “revolución teórica” no era, en realidad, sino
aplican al cuestionamiento crítico de toda una una reformulación bajo nuevos conceptos de
literatura de impronta marxista sobre América las tesis fundamentales del marxismo-leninis-
Latina. mo. El vanguardismo típico del discurso de iz-
quierda encontraba en la aparente rigurosidad
conceptual de Althusser una posibilidad de re-
3 fundar su condición de portador de una verdad
científica, y por lo tanto histórico-política, ero-
Ya hicimos mención al hecho de que el desa- sionada por la crisis del estalinismo y la emer-
rrollo de la sociología latinoamericana de las gencia de fenómenos revolucionarios fuera de
últimas décadas partió de la crítica de la teoría la tradición comunista.
y de la práctica de una izquierda que hizo del El althusserianismo cumplió en América
modelo de la revolución democrática burguesa Latina una función contradictoria, lo cual tal
su matriz ideológica y su clave de interpreta- vez explica el hecho de que con extrema rapidez
ción de la realidad. La resultante fue un distan-
ciamiento de graves consecuencias políticas 16 Véanse, entre otros: Córdova (1987: 14); Portan-
entre política y cultura, que el althusserianismo tiero (1982: 324-325); Moulián (1983: 9-10), este último
en boga pretendió suturar en los años sesenta texto en clave autobiográfica.
842 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
(1976); Hirschman (1973); Skocpol (1984) y una revolución pasiva o desde arriba, cuando las
en el campo más estricto del marxismo Perry élites dirigentes se apropian de ella y sustituyen
Anderson (1979). las modificaciones radicales por las reformas. De
En un reciente libro en el que se comen- esta manera liquidan a los reductos radicales que
tan críticamente las interpretaciones sobre el permanecieron activos después de finalizar el mo-
Estado mexicano y la constitución del poder po- vimiento armado (Montalvo, 1985: 21 y 24-25)17.
lítico, Montalvo recurre ampliamente al concep-
to de revolución pasiva y de Estado ampliado Esta complejidad del proceso ya había sido en-
para mostrar las limitaciones en que incurrieron trevista por los dirigentes de la Internacional
aquellas posiciones apegadas a los “abstractos Comunista encargados del trabajo en América
esquemas sociológicos” que rechazaba Gramsci: Latina cuando entablaron una violenta polémi-
ca al respecto en la conferencia de los partidos
Las interpretaciones de la Revolución Mexicana comunistas de la región en 1929. La categoría
realizadas a partir de la oposición entre feuda- de revolución democrático-burguesa, que en
lismo y capitalismo, y las que lo analizan como las formulaciones de la Comintern era en rea-
revolución democrático-burguesa, contrapo- lidad una traducción rusa de la experiencia
niendo el porfiriato (entendido como dictadura europea del ciclo abierto por la Revolución
pura), al régimen posrevolucionario (asimilado a Francesa de 1789, resultaba inadecuada para
la democracia y a la libertad), han encerrado el dar cuenta de la dinámica social mexicana.
debate en torno al carácter de dicha revolución ¿Pero quién podía negarse a reconocer en esta
en esquemas que ella misma rebasa. […] En mu- ciertos rasgos característicos de la revolución
chos sentidos la Revolución Mexicana adquiere en oriente? Montalvo recuerda el paralelismo
aspectos presentes tanto en las revoluciones de con Rusia que sagazmente apuntó Octavio Paz
oriente como en las de occidente, y a la vez en y que por más alejado que parezca
las dos vías occidentales. No puede negarse que
la Revolución Mexicana es, durante su primera
17 Remitimos a la amplia reseña que incluye el autor
etapa, una revolución jacobina, en la que partici-
de las distintas corrientes interpretativas de la Revolu-
pan con demandas radicales amplias masas socia- ción Mexicana y de las características del Estado que a
les. Por otra parte también es, en buena medida, partir de esta se constituye.
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 845
[…] ilumina indirectamente las peculiaridades de Síntesis entre distintos tipos de procesos de
la situación mexicana. Como en la Rusia de prin- cambio, el mexicano evidencia ser una so-
cipios de siglo, el proyecto histórico de los inte- lución intermedia entre Oriente y Occidente
lectuales mexicanos y, asimismo, el de los grupos no tanto por las características de los hechos
dirigentes de la burguesía ilustrada, puede con- revolucionarios en sí como por la forma par-
densarse en la palabra modernización (industria, ticular, inclasificable en los modelos existen-
democracia, técnica, laicismo, etc.). Como en tes, en que se institucionaliza y conduce a la
Rusia, ante la relativa debilidad de la burguesía formación de un Estado ampliado en el senti-
nativa, el agente central de la modernización ha do gramsciano; un Estado social prematuro,
sido el Estado. Por último, como en Rusia, nues- “sin industrias, con pies de barro, pasto y pe-
tro Estado es el heredero de un régimen patri- zuña” como decía Alberto Methol Ferré (s/d)
monial: el virreinato novohispano (Paz, 1979: 91; para referirse al Uruguay batllista. Y la “solu-
citado por Montalvo, 1985: 25)18. ción” mexicana nos vuelve a remitir a la eterna
18 El paralelismo entre las situaciones rusa y lati- pendencia durante una generación en muchos casos no
noamericana desde la segunda mitad del siglo pasado pudieron establecer claramente sus límites geográficos.
ha sido ensayado por varios autores y ofrece muchos En segundo lugar, no hubo nada equivalente a la trau-
elementos de interés, para un estudio más fundado mática occidentalización de Rusia por Pedro el Gran-
de las dificultades que encontraron para implantarse de en la adición selectiva y dirigida de preceptos de
las grandes importaciones ideológicas europeas: el la Ilustración a la cultura política ibérica que se inició
liberalismo, el pensamiento democrático y el marxis- en la época borbónica e impidió enfrentamientos tan
mo. Indudablemente es Richard M. Morse quien ha dramáticos como los que se produjeron en Rusia entre
planteado el problema de manera más clara y a nivel occidentalizantes y eslavófilos, o entre burgueses y so-
propositivo, abriendo un campo de problemas a explo- cialistas, o entre racionalistas y nihilistas. En tercer lu-
rar: “Se puede elaborar mucho más el contraste entre gar, en Iberoamérica no existía el naródnichestvo, la fe
Rusia e Iberoamérica. En primer lugar, los rusos tenían en los campesinos y peones agrícolas que compartían
el sentimiento de poseer una cultura nacional propia en Rusia [los] naródniki religiosos (como Dostoievski,
y no europea y una forma no europea de cristianismo, Tolstoi y los eslavófilos) o irreligiosos revolucionarios
mientras que las fragmentadas naciones iberoamerica- (como Herzen, Bakunin y los naródniki socialistas de
nas no solo compartían la cultura y la religión de una la década del setenta). Mientras que la intelligentsia
parte ‘atrasada’ de Europa sino que después de la inde- rusa se sentía culpable ante un pueblo que para ella
846 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
analizar la vía brasileña al capitalismo, una vía De tal modo, y la ejemplificación que ofrece
en la que el Estado ha desempeñado a menudo el Coutinho es convincente, el concepto de revo-
papel de protagonista principal (Coutinho, 1987 lución pasiva muestra ser un valioso criterio de
[1985]: 39)21. interpretación no solo de la evolución históri-
ca del Brasil, sino también de todo el proceso
de transición del país a la modernidad capita-
21 El autor incluye a pie de página los nombres de al-
gunos especialistas que en los últimos años analizaron
lista. De las características de esta evolución
aspectos de la historia del Brasil a la luz de la categoría se derivan algunas consecuencias, que a su
de “vía prusiana”. Todos ellos, excepto uno, integran di-
cha categoría con la gramsciana de “revolución pasiva”.
Según Coutinho, esta integración no ha ocurrido por hoy con fuerte predicamento entre los historiadores
“casualidad”, sino por la convicción de que la primera marxistas, han surgido otras que intentan demostrar
resultaba insuficiente para entender “plenamente” una que la utilización indiscriminada de la categoría de “vía
realidad que requería de la “integración” de la segunda prusiana” para explicar la evolución de la agricultura
para poder ser aferrada. Tengo la impresión de que esta en América Latina obstaculizó la posibilidad de hacer
forma de plantear el problema aplasta la potencialidad historia de este problema, es decir, de reconstruir el
analítica de la categoría gramsciana al reducirla a una funcionamiento normal de las estructuras agrarias y a
suerte de coronamiento superestructural de un modelo partir de esto ofrecer un marco teórico y metodológico
factible de ser aplicado a ciertas realidades latinoame- más adherente a la realidad de las formaciones socia-
ricanas. Existe ya una amplia bibliografía dedicada a les decimonónicas. Véase, al respecto, entre otros, el
señalar los errores metodológicos y de concepción teó- reciente trabajo de Bellingeri y Montalvo (1982: 15-29).
rica implícitos en un esquema interpretativo que enfa- Así planteadas las cosas, y admitiendo que las aventu-
tizó desmedidamente el grado de desarrollo capitalista ras y las desventuras de la categoría de “vía prusiana”
en el campo ruso y que tuvo peligrosas consecuencias en América Latina resultan de la indebida aplicación de
políticas tanto antes como después de la Revolución esquemas abstractos a una realidad no clásica, se po-
de Octubre. Para el caso de América Latina, la utiliza- nen claramente en evidencia las virtudes de una catego-
ción de la categoría leniniana suponía la aceptación del ría como la de revolución pasiva, que supone un previo
modo de producción como elemento central y organi- reconocimiento del terreno nacional, es decir, un exa-
zador del análisis y la idea de transición al capitalismo men exhaustivo y problematizador de realidades nacio-
como estructurante de la interpretación histórica de los nales específicas. Un examen, por lo demás, que como
países. Desde esta perspectiva, la realidad latinoameri- el mismo Coutinho (1986: 169) indica, “está ya hacién-
cana era en definitiva asimilada a una realidad “clási- dose, y que, en sus mejores resultados, no ha sido ajeno
ca”. En contra de esta posición, que sigue contando aún a la inspiración y al estímulo de Antonio Gramsci”.
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 851
cabía la pregunta de si era un concepto útil para describir un tipo de movimientos políticos
para comprender cierta fase de los movimien- dentro del cual podemos comprender –con to-
tos de masas en los países periféricos o en vías das sus variaciones específicas– el peronismo,
de desarrollo. “No por nada este concepto es el varguismo, el aprismo y otros” (Pizzorno,
utilizado tan profusamente en América Latina 1978: 62-63).
que nunca ha sido rota por un fuerte movimien- en la India se mueve al unísono. Frente a un
to político nacional-popular desde abajo”. Se hindú que se maravilla de esta perfección
entiende así por qué en la conceptualización organizativa, el inglés le responde: “Porque
gramsciana, el rechazo de la revolución pasiva ustedes no saben hacer otro tanto, son nues-
como “programa” supone una exploración de tros súbditos”. Desde ese momento en ade-
signo contrario: un cuidadoso reconocimiento lante, el hilo rojo que recorrerá todo el pen-
de carácter nacional que permita determinar samiento de Gramsci será una sola y misma
la existencia presente o futura de “una antí- preocupación: cómo lograr una organización
tesis vigorosa y que ponga en acción todas del mundo popular subalterno que esté en
sus posibilidades de explicación intransigen- condiciones de estructurar, no sobre la base
temente” (Gramsci, 1975b: 1.827). Desde este de la fuerza, sino sobre el consenso, una vo-
punto de vista se puede afirmar que el proble- luntad nacional-popular capaz de enfrentarse
ma de Gramsci, a diferencia de otros marxis- con éxito a la hegemonía de las clases domi-
tas, fue en definitiva encontrar una teoría que nantes. La respuesta a esta pregunta lo habrá
desde un comienzo pudiera vincularse en la de conducir a un sorprendente –e inédito en
sociedad civil a las fuerzas capaces de llevarla el marxismo– trabajo de reconocimiento de
a su realización. Lo cual explica que sea siem- los diferentes estratos de la historia y de la
pre una misma preocupación la que vincule sociedad italiana, comenzando por el de las
todas sus reflexiones y que él haya sido el úni- clases subalternas, para el que su formación
co en considerarla como el punto de arranque de filólogo y su condición de sardo fueron tal
de la teoría política marxista: ¿Cuándo puede vez elementos invalorables para que pudiera
decirse que existen las condiciones para que remontarse luego hasta el análisis de las for-
pueda suscitarse y desarrollarse una voluntad mas modernas del Estado.
colectiva nacional-popular? El realismo esencialmente cultural de
Ya en un artículo de 1917, Gramsci recuer- Gramsci tenía la virtud, frente a una concepción
da a Kipling (2014 [1894]), quien en uno de de la acción transformadora que exageraba las
los relatos del Libro de la selva cuenta cómo dimensiones economicistas y a la vez híperpo-
a una orden de la reina Victoria todo el com- liticistas de colocar el problema de la nación
plejo aparato administrativo y militar inglés como el campo necesariamente obligado del
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 855
provocó una modificación sustancial de las con- Estas son las condiciones materiales y espiri-
diciones del trabajo intelectual y una suerte de tuales que ayudan a explicar la recepción masiva
continentalización de la intelligentsia que tuvo de Gramsci que se produce desde mediados de
consecuencias notables sobre el debate político- los setenta y que no ha dejado de incrementar-
intelectual en América del Sur. Como apunta se no obstante la introducción de otras lecturas.
Lechner en una inteligente reconstrucción de los Precisamente, la crisis de paradigma posibilita
cambios producidos en el campo intelectual de ciertos fenómenos de eclecticismo en los que
la región, la dramática alteración de la vida coti- Gramsci va de la mano de otros pensadores
diana que los golpes portaron consigo y el exilio como Weber o Foucault y forma parte de combi-
interior o exterior en que fue colocada la intelec- naciones sincréticas en las que cualquier preten-
tualidad de izquierda o aun democrática tuvieron sión de “gramscismo” queda invalidada. No obs-
un efecto corrosivo de las viejas certidumbres y tante todo aquello de sumisión a la moda que es-
una actitud de apertura intelectual que posibili- tas operaciones intelectuales arrastran consigo,
tó una “nueva densidad del debate basada en un no deja de ser un fenómeno beneficioso que se
mayor contacto interregional, una mayor disci- abandone la exégesis o las tentativas de aplicar
plina académica y una mayor responsabilidad una teoría preconstituida y se busque, a través
política”. Los golpes militares desmitificaron el de elementos teóricos que provienen de distintas
espejismo revolucionario e hicieron estallar ese matrices, dar cuenta de realidades nacionales di-
marxismo dogmatizado de los sesenta. “De un ferenciadas. Porque fue solo a partir del recono-
modo cruel y muchas veces traumático acontece cimiento de la complejidad irreductible de esas
una ‘crisis de paradigma’ con un efecto benéfico realidades como pudo crearse un terreno propi-
empero: la ampliación del horizonte cultural y la cio para la difusión de una perspectiva marxista
confrontación con obras antes desdeñadas o ig- que tenía la virtud de colocar el análisis diferen-
noradas” (Lechner, 1986: 33-35)24. ciado de los procesos y el reconocimiento del
terreno nacional como el punto de arranque de
sus elaboraciones teóricas y políticas.
24 Sobre el mismo tema del descubrimiento de la de-
mocracia y la ampliación del pensamiento de la izquier-
El resultado ha sido un cambio radical en la
da véase el exhaustivo análisis que hace Barros (1986: funcionalidad del marxismo y, más en particu-
27-60), y la extensa bibliografía que el autor comenta. lar, del uso que se hace de Marx en el debate
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 857
organicista desde la cúspide de un partido, las Y sin embargo, una izquierda moderna que se
ha llevado a plantearse problemas para los cua- rehúse al uso acrítico de la idea y de la propues-
les tenían respuestas meramente ideológicas –el ta de participación como un talismán que cura
de la democracia política, por ejemplo–, sigue todos los males, no puede dejar de plantearse
siendo una limitación grave de su accionar po- el problema de que siendo la democratización
lítico una visión puramente instrumentalista del desde abajo una forma eficaz de actividad po-
Estado y de su relación con la sociedad. Visión, pular es o puede ser una amenaza presente o
claro está, que sigue encontrando en el reduc- potencial para la estabilidad de las instituciones
cionismo marxista su fuente ideológica de sus- democráticas si no se incluye en alguna forma
tentación. La pretensión de mantener unidos de voluntad colectiva. Alguien dijo que la crisis
democracia y socialismo supone en la práctica de la filosofía de la historia –y que involucra,
política la lucha por construir un orden social y sería impropio negarlo, la perspectiva marxis-
político en el que la conflictualidad permanente ta– muestra que detrás del déficit de consenso
de la sociedad encuentre formas de resolución activo que hoy preocupa a la democracia polí-
que favorezcan su democratización sin generar tica, existe el problema de una reconstrucción
su ingobernabilidad. La tarea inmediata, enton- de sentido. En realidad, ningún orden social es
ces, no puede ser otra que posible si la pregunta por el sentido no se instala
de manera explícita o latente en el terreno fértil,
[…] el desarrollo de formas alternativas de cul- pero a la vez peligroso, de las aspiraciones y de
tura, organización y lucha que pongan en entre- los deseos reprimidos. Pero ponerse de cara a
dicho las normas y las jerarquías institucionali- estos problemas, y no veo cómo el socialismo
zadas y, por consiguiente, contribuyan a la for- como ideal y como movimiento podría eludir-
mación de unos sujetos populares dotados de la los si quiere ser algo más que un sueño estéril,
autonomía y voluntad para participar plenamente
en la vida pública (Barros, 1986: 52)26.
señando la posición de lo que califica “tercera tenden-
cia intelectual” entre los que incluye a un conjunto de
26 En realidad, el autor, en el parágrafo “¿Una alter- intelectuales de filiación gramsciana, o en los que es
nativa democrática radical a la democracia burguesa?” evidente su frecuentación, que tienen en común “el lla-
(Barros, 1986: 50-58) del que tomamos la cita está re- mamiento a una renovación de la izquierda”.
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 859
es reconocer la pertinencia, también para no- Es alrededor de estos temas que la frecuen-
sotros, de los grandes temas que se planteó tación de los textos de Gramsci, hoy posibles
Gramsci trabajando y pensando “para la eterni- de ser leídos en su entramado original a partir
dad”. Señala con acierto Barros: de la edición en español de los Cuadernos de
la cárcel, publicada por Era (Gramsci; 1981a),
De acuerdo con esto, los temas gramscianos de la demuestra ser fructífera para encarar los
“reforma intelectual y moral”, la “crítica del sen-
tido común”, la “hegemonía” y la construcción de
una “voluntad nacional-popular” proporcionan la esas cuestiones? El autor las enuncia así: “¿pueden ser
materia prima para elaborar una alternativa de- disociados los conceptos de ‘hegemonía’ y ‘voluntad na-
mocrática o una democracia limitada. Aquí la de- cional-popular’ de las condiciones sociohistóricas con-
cretas en las que fueron elaborados? Y, además, ¿se pue-
mocracia, entendida como la praxis activa de las
de adoptar como relativamente inequívoca la afirmación
clases subalternas, surge como algo inseparable de Gramsci de que la hegemonía solo puede plantearse
del proceso de autoconstitución de los sujetos con relación a las ‘clases fundamentales’ en las socieda-
populares históricos y del socialismo concebido des con bajos niveles de integración intersectorial, bol-
como una ampliación y una profundización del sas de producción capitalista intensiva controlada por
oligopolios locales y transnacionales y una clase obrera
control democrático sobre la existencia social
industrial relativamente pequeña que está sumamente di-
(Barros, 1986: 42)27. versificada y estratificada por las diferencias salariales?
Añádanse la fragmentación social y política de las otras
clases sociales, la intensa penetración de las orientacio-
27 Sin embargo, este autor critica la forma en que estos nes consumistas y la concentración y ubicuidad de las
temas han sido recuperados por los teóricos. La crítica formas de cultura, de masas, y la tarea parecerá imposi-
del reduccionismo, dice Barros, los ha llevado “a la con- ble de abordar” (Barros, 1986: 54). No hay dudas de que
versión a una teoría democrática de la acción, disfrazada Barros tiene razón en señalar estas cuestiones irresuel-
de hegemonía, a expensas de una teoría social capaz de tas como decisivas para la configuración de una alter-
iluminar las limitaciones de la acción social” (Barros, nativa democrática socialista en la región, o en algunos
1986: 54). En su opinión se ha recuperado la teología de de sus países. Pero hay que reconocer que son precisa-
la emancipación de Gramsci, pero no su “historicismo mente tales cuestiones las que hoy preocupan a teóricos
absoluto” con la consecuencia de que aquellas cuestio- e intelectuales socialistas que asumen con responsabili-
nes que resultan esenciales para la apropiación de Gram- dad el hecho de transitar terrenos que no conocen y con
sci en América Latina “son escamoteadas”. ¿Cuáles son instrumentos conceptuales que deben ser reformulados.
860 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
sectores de la historiografía en más rápido creci- historiográfica, sino que salió al encuentro de
miento y expansión. Y es un campo cultivado no un vía crucis del marxismo en América Latina
solo por marxistas o por [un] considerable número derivado de sus limitaciones para expandirse
de aquellos que, con razón, se pueden definir po- entre las clases populares. Las consecuencias
pulistas de izquierda, sino también de historiado- fueron de decisiva importancia para poder
res de otras ideologías. […] Hoy sería muy difícil, plantear de un modo nuevo el viejo y complejo
si no imposible, discutir de problemas de cultura problema del populismo latinoamericano. Y si
popular sin aproximarnos mayormente a Gramsci, bien las razones de este cambio de mirada so-
o sin hacer un uso más explícito de sus ideas, tal bre la sociedad reconocían motivaciones políti-
como, según Burke, lo han hecho E. P. Thompson cas evidentísimas como fueron la crisis del es-
y Raymond Williams (Hobsbawm, 1987: 23)29. tado de compromiso populista, la expansión de
la Revolución Cubana bajo la forma de guerri-
El redescubrimiento del mundo de las clases llas rurales y la erosión de la cultura comunis-
subalternas no solo estimuló la expansión de ta, es verdad también que pudo tener efectos
toda una nueva corriente en la investigación positivos en términos de conocimiento de la
realidad porque permitió a la teoría sacudirse
29 Además, recordemos el ensayo “Para un estudio
el corsé de escolasticismo que la aprisionaba
de las clases subalternas” rico en ideas y en problemas y recoger las adquisiciones de la crítica social
que Hobsbawm escribió en 1962 para la revista italiana que tanto fuera como dentro de la perspectiva
Societa y que en español lo reprodujo Pasado y Pre- marxista se desarrolló en América Latina des-
sente (Hobsbawm, 1963: 158-167). Pienso que el ensayo de los años veinte.
de Hobsbawm y la publicación en español de Rebeldes
primitivos (Hobsbawm, 1968), cumplieron entre noso-
No es necesario abundar en el hecho de que
tros un activísimo papel impulsor de los estudios sobre la categoría de lo nacional-popular entró a for-
movimientos sociales. Recuerdo que fue esta preocu- mar parte del lenguaje político de la región no
pación la que nos llevó en la editorial Siglo XXI, de Ar- por la vía del marxismo, sino por la crítica de
gentina, que se acababa de fundar en 1969, a iniciar una este. En realidad, fue monopolizada de mane-
amplísima colección de “Historia de los movimientos
sociales”, que luego continuó el mismo sello editorial
ra casi exclusiva por las corrientes ideológicas
en España y de la que un entusiasta impulsor de estos populistas y derivaba de matrices ideológicas
temas, Enrique Tandeter, fue el alma mater. y culturales diferenciadas. Si en el caso del
862 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
aprismo eran tributarias del marxismo, leído comunica y les otorga rasgos que se suponen
en clave latinoamericana, en el de otros fenó- comunes. Como se ha señalado, la utilización
menos de populismo como el caso concreto ampliamente generalizada del término coexis-
del peronismo, resultaban ajenos a este y más te con una extrema diversidad en la caracte-
próximos al nacionalismo de masas prota- rización e interpretación de lo que el término
gonizado por el fascismo mussoliniano de la designaría. En cada momento puede ser una
primera época. La experiencia peronista es un ideología, un movimiento, un conjunto de par-
ejemplo emblemático de las dificultades que tidos o directamente un régimen político, o
tuvieron las corrientes ideológicas vinculadas también un tipo de acción política que combi-
al marxismo para dar cuenta de un fenóme- na en distintas formas los elementos ideológi-
no “original” y al que interpretaron remitién- cos, políticos, organizativos, y que puede o no
dolo a sus matrices ideológicas. Desde esta transformarse en un régimen político31. Lo que
perspectiva el populismo y el nacionalismo me interesa destacar es que frente a un esque-
popular en general fueron condenados como ma interpretativo –generalmente compartido–
formas de falsa conciencia y de manipulación que hace de ellos fenómenos emergentes en
política en lugar de ser vistos como experien- aquellas fases históricas de transición desde
cias autoconstitutivas de los trabajadores y de una economía predominantemente agrícola a
otros sectores populistas30. una economía industrial y desde un sistema
Después de Rusia, América Latina es la político con participación restringida a otro
gran patria del populismo. Fértil en expe- con participación amplia, han surgido nuevas
riencias políticas de este tipo, es también un interpretaciones que replantean la cuestión
extensísimo laboratorio donde se procesan y lo hacen desde enfoques que se nutren de
las más variadas teorías sobre procesos his-
tóricos nacionalmente diferenciados, pero a
los que una genérica impronta populista los 31 Véase sobre el tema del populismo latinoamericano
la voz del mismo título que se incluye en el Diccionario
de política dirigido por Bobbio y Mateucci (1982: 1.288-
30 Sobre este tema véanse los trabajos: Portantiero 1.294), en el que se comentan con cierta extensión las
(1981: 230-250); De Ípola y Portantiero (1981: 7-18); ade- propuestas teóricas de Ernesto Laclau al respecto. Véa-
más de los antes mencionados. se, además, De Ípola (1982).
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 863
una frecuentación estrecha con el pensamien- ya dije a poner a prueba la potencialidad crítica
to de Gramsci. Tal es el caso de los trabajos de la perspectiva de Gramsci para el análisis de
de Ernesto Laclau, referidos ya no solo a la las alternativas políticas en la región.
caracterización del fenómeno populista, sino ¿Es posible una lectura de los procesos po-
también a la categoría gramsciana de “hege- líticos latinoamericanos contemporáneos a la
monía” y a sus reformulaciones como princi- luz de la problemática gramsciana de la hege-
pio estratégico y método lógico de una nueva monía? Para ambos autores, no solo era posible,
concepción de la democracia32. sino también necesaria en la medida en que po-
La resistencia a aceptar la contraposición que día “contribuir a ver mejor nuestros problemas,
el discurso democrático liberal insiste en esta- a esclarecer el porqué de nuestros muchos fra-
blecer entre hegemonía y democracia conduce casos así como también de nuestros avances, a
a profundizar toda la problemática en un sen- orientarnos en la elaboración de proyectos de
tido que va más allá del propio Gramsci, pero transformación social y de alternativas políticas
que se niega sin embargo a quitarle a aquella su positivas y viables” (De Riz y De Ípola, 1985: 45).
espesor teórico y político. La problemática de la Pero para que esta lectura pudiera abrirse paso
hegemonía, en consecuencia, no es incorpora- era necesario encarar un vasto trabajo de re-
da como una doctrina apta para la solución de construcción teórica y política que debía poner
todos los problemas de nuestro tiempo, sino en cuestión hasta el lugar mismo desde el cual
como un conjunto de instrumentos metodológi- se pensaban los problemas. Porque la incapaci-
cos y estratégicos que “proporcionan las bases dad de los modelos políticos e intelectuales para
teóricas de un nuevo modo de análisis de lo so- dar cuenta de la realidad social concreta no po-
cial” (De Riz y De Ípola, 1985: 69). Así conside- día ser atribuida, como casi siempre se hizo, a la
rada, puede contribuir a dar una respuesta po- sola ceguera de los intelectuales, a su condición
sitiva a la pregunta que Liliana De Riz y Emilio de intelligentsia que flotaba en el aire. La propia
de Ípola se plantearon en su intervención en el condición intelectual es también parte integran-
Seminario de Morelia de 1980, dedicado como te de la materialidad concreta de los procesos de
constitución en aquellas sociedades que, respec-
to a las de desarrollo capitalista clásico, resul-
32 Se pueden ver, entre otros, Laclau (1978, 1985: 19-44). taban ser “más opacas”. Y esta mayor opacidad
864 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
intrínseca de admitir muchas otras direcciones José Carlos Mariátegui. En sentido estricto, las
de pensamiento que constituyen la trama del co- referencias sobre el comunista italiano son tan
nocimiento del presente. En este preciso senti- escasas y genéricas en los escritos del peruano
do creo que la difusión de las ideas de Gramsci y que de ningún modo permiten hablar de cono-
el tipo de lectura al que sus escritos están siendo cimiento directo y mucho menos de contacto
sometidos por las corrientes intelectuales más personal alguno. Frente a los que quisieran po-
preocupadas por la terrenalidad cultural y polí- der establecer una relación de filiación directa,
tica de las ideas, abre la posibilidad de instalar bien vale la pena recordar que por esos años
en el centro de las reflexiones sobre el mundo Gramsci era casi un desconocido hasta para los
contemporáneo “un nuevo modo de análisis de propios italianos. Y si de su figura de dirigente
las realidades sociales latinoamericanas des- y luego de preso político se tenía algún recuer-
de el marxismo” (De Riz y De Ípola, 1985: 61). do, muy pocos podían decir algo de su estatura
Y digo posibilidad para remarcar el hecho de de teórico y creador intelectual. Más aun, tengo
que únicamente puede convertirse en realidad a la impresión de que Mariátegui pudo conocer
condición, claro está, de no embalsamar su pen- más de Gramsci a través de la relectura de su
samiento, de ser capaz de trabajar con él, desde admirado Piero Gobetti una vez de regreso a
él y más allá de él para aferrar situaciones que Lima, que de sus impresiones de la vida inte-
siempre habrán de escapársenos, porque para lectual y política italiana en los años de su resi-
lograrlo plenamente es preciso traspasar ese dencia en Europa (1920-1923).
umbral crítico donde el concepto cede finalmen- El problema se presenta, sin embargo, porque
te su lugar a la práctica transformadora. es posible establecer un cierto parentesco, y has-
ta coincidencias sugestivas, entre los discursos
de ambos sin que la común remisión al leninis-
5 mo sea suficiente para explicar este hecho sin-
gular. Y no porque resulte imposible encontrar
Se ha señalado, no sin algo de exageración, en uno y en el otro la impronta de los sucesos de
que el primer contacto de América Latina con Octubre y las elaboraciones teóricas fundamen-
Gramsci ocurrió ya en los años veinte y fue a tales de Lenin, sino porque ambos evidencian ser
través del pensador y revolucionario peruano productores de un cierto tipo de marxismo –no
866 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
reductible al leninismo– cuya vocación es radi- así de tener el valor de principio omnicompren-
carse en realidades nacionales que se admiten sivo que oscurecía la problematicidad intrínse-
como específicas, y expresarse en una práctica ca a sus elaboraciones, y adquieren un relieve
teórica y política diferenciada. A esta motivación particular su experiencia italiana, la profunda
fundamental deben ser agregadas otras, aun de simpatía que mantuvo por Piero Gobetti –“uno
biografías personales y de itinerario intelectual, de los espíritus con los cuales siento mayor afi-
que aproximan de manera sorprendente a ambas nidad”– y la adhesión entusiasta y constante a
figuras y que las convierten, entre nosotros, en ciertas ideas de George Sorel. Precisamente
una suerte de vasos comunicantes en una re- a aquellas que atrajeron a Gramsci y le permi-
flexión más general sobre las notas distintivas tieron concebir el movimiento socialista como
del marxismo latinoamericano. Una evoca irre- constructor de un bloque histórico capaz de
sistiblemente a la otra, de un modo tal que si en animar una reforma intelectual y moral de la
el Perú el reavivamiento del debate en torno a sociedad. A partir de las coincidencias que se
Mariátegui hizo irrumpir la figura de Gramsci, pueden encontrar entre ellos “resulta siempre
en el resto de América Latina, en cambio, es provechoso –dice Guibal– leer y comprender a
muy posible que haya sido la difusión del pensa- Mariátegui a partir de enfoques gramscianos al
miento del autor de los Cuadernos de la cárcel mismo tiempo que el conocimiento del Amauta
(Gramsci, 1981a) la que contribuyera decisiva- puede ayudarnos a percibir mejor la vigencia y
mente a redescubrir a Mariátegui. la fecundidad de los planteamientos de la filoso-
Es un hecho admitido por los investigadores fía de la praxis” (Guibal, 1981: 339-350)33.
peruanos el vínculo de retroalimentación que
aquí menciono, y que se torna evidente cuando 33 Ver en especial el anexo “Mariátegui ¿un Gramsci
las diversas corrientes interpretativas del pensa- peruano?” (Guibal, 1981). Entre otros varios testimo-
miento de Mariátegui rompen con el provincia- nios que dan cuenta de esta aproximación recuerdo
nismo con que hasta entonces se lo había consi- el de Roncagliolo (1980: 120): “A nosotros, peruanos
derado y sitúan sus escritos y su evolución inte- puede interesarnos Gramsci por una razón adicional:
piensa y actúa desde, y en, la Italia en que José Carlos
lectual en una vasta perspectiva cultural y políti- Mariátegui ‘hizo su mejor aprendizaje’. El conocimiento
ca internacional. Su encuentro con el leninismo de Gramsci servirá siempre para una más íntegra com-
y la experiencia del movimiento comunista deja prensión de Mariátegui”.
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 867
Lo que no resulta tan evidente, sin embargo, adquirió el marxismo en nuestra región se nu-
es hasta dónde la proyección latinoamerica- trió fundamentalmente de Gramsci y también
na de la figura de Mariátegui, con todo lo que de Mariátegui para llevar adelante una tentati-
esta conlleva de conocimiento puntual más va de actualización.
que de reverenciamiento sacro, es tributaria En este sentido, y como un caso verdadera-
de la difusión de Gramsci. No es mi intención mente ilustrativo, no puedo dejar de recordar
negar la gravitación que tuvo para el redescu- los trabajos pioneros de Robert Paris. En el pre-
brimiento de Mariátegui la publicación de sus facio a la edición en español de su libro sobre
obras completas por sus herederos y en parti- Mariátegui rememora brevemente la historia
cular la labor de Javier Mariátegui en favor de de esa obra; una historia, en verdad, que lleva
la creación de una verdadera trama intelectual consigo las marcas evidentes del vínculo inte-
no solo peruana, sino también continental e lectual entre ambos pensadores que no puede
internacional, dedicada al estudio de su obra. dejar de establecer quien pretenda reconstruir
Ni tampoco la masa impresionante de libros, la formación intelectual y moral del peruano.
folletos y artículos que desde hace varias dé-
cadas difunden en el Perú el pensamiento ma- Se trata –decía Paris en 1980– de un texto que tie-
riateguiano. Pero tengo la sospecha de que la ne ya más de diez años […]. Originariamente –esto
“insularidad” en que por motivos ideológicos y era en abril de 1964– se trataba de llevar adelan-
políticos estuvo encerrada la figura del Amauta te una investigación bastante limitada […] sobre
solo pudo ser rota en América Latina –y no en la experiencia italiana de José Carlos Mariátegui.
todas partes; en Brasil es todavía un hecho En esa época trabajaba sobre Gramsci con vis-
reciente– merced al efecto erosionante sobre tas a una tesis, había publicado un libro sobre la
una tradición firmemente constituida que tuvo historia del fascismo en Italia y diversos artículos
el conocimiento de Gramsci. Ya he señalado en sobre Gramsci, el marxismo y otras cuestiones de
otras partes de este libro las circunstancias po- este tenor, y pertenecía al comité de redacción de
líticas y culturales que facilitaron los procesos una revista –Partisans– que acababa de publicar
de crítica y autocrítica del discurso tradicional la primera traducción francesa de un texto de
de la izquierda, pero no deberíamos olvidar Mariátegui […]. Ruggiero Romano –de quien ja-
que el ajuste de cuentas con las formas que más se recalcará suficientemente cuánto ha hecho
868 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
por el conocimiento de Mariátegui en Francia y en las ideas del autor de los 7 Ensayos de inter-
Italia– no tuvo demasiado trabajo en convencerme pretación de la realidad peruana (Mariátegui,
acerca del interés de ese proyecto de investigación, 1984). Y no fue por azar que desde ese sitio
que muy rápidamente se reveló extremadamente privilegiado del exilio intelectual en que se
atractivo y que me condujo no solo a desbordar el convirtió México desde los años setenta se pu-
marco del proyecto inicial y a ampliar mis investi- diera organizar en Culiacán, con el Auspicio de
gaciones al conjunto de la obra de Mariátegui, sino la Universidad Autónoma de Sinaloa, el primer
también, guiado por este último, a embarcarme en Coloquio internacional sobre “Mariátegui y la
otros estudios sobre América Latina. Dicho rápi- revolución latinoamericana” en abril de 1980.
damente, terminé por abandonar mi tesis sobre Falta aún esa obra amplia y medulosa que
Gramsci y, el 21 de abril de 1970, defendí una tesis encare la reconstrucción de lo que no puedo
en historia titulada La formación ideológica de menos que considerar “el encuentro afortuna-
José Carlos Mariátegui. Esta es la tesis que aquí do” en la posteridad de dos pensadores que
presento (Paris, 1981: 7)34. en su tiempo no llegaron a conocerse, aunque
Mariátegui supiera de la existencia de Gramsci,
Los trabajos de Paris marcaron una perspectiva y que presentan para nosotros paralelismos y
de búsqueda que fue seguida por un conjunto coincidencias deslumbrantes. Pero ahora, a di-
de investigadores y ensayistas latinoamerica- ferencia de lo que ocurría en los años sesenta,
nos, de filiación gramsciana o asiduos lectores los materiales necesarios están allí, al alcance
de sus escritos, y que constituyeron un verda- de la mano de quien se proponga hacerlo35.
dero centro de irradiación a toda la región de
35 Indudablemente el trabajo fundamental sigue sien-
do el ensayo de Robert Paris presentado como ponen-
34 Sobre la vinculación entre Mariátegui y Gramsci a cia en el Coloquio de Culiacán y publicado luego como
través de Piero Gobetti –ese croceano de izquierda en artículo en Socialismo y Participación (Paris, 1983: 31-
filosofía y en política, el teórico de la revolución liberal 54). El autor, según sus palabras, intenta allí “aplicar –e
y el mílite de L’Ordine Nuovo, como lo bautizó el perua- incidentalmente verificar– la categoría gramsciana de
no– véase específicamente el capítulo VI (Paris, 1981: ‘traductibilidad’, a fin de desarrollar, a través de un es-
154-175). Esta aproximación ya había sido planteada tudio de caso, lo que designamos como una aproxima-
años antes por el propio Paris (1966: 194-200). ción contrastante”. Precisamente porque está instalado
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 869
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La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 873
Y cuando resultó evidente para todos que la un origen aún más antiguo y que se pueden si-
historia del mundo no europeo se distanciaba tuar en la época de la Restauración. Es en ese
de los modelos originarios que el centro del momento que se generalizan en Europa algu-
desarrollo internacional proyectaba a la perife- nas visiones del bolivarismo destinadas a tener
ria a través de sus corrientes ideológicas, esta un peso decisivo en todas las interpretaciones
ideología intervino con todo su instrumental posteriores. La “ideología europea” sobre el
analítico y conceptual para explicar las causas mundo periférico, y sobre Hispanoamérica en
por los efectos. De este modo, las particular, se constituye en esa época con tal
fuerza emblemática que dominará en adelan-
[…] sofisticadas e inagotables elaboraciones teó- te la precepción que Europa tuvo de los pro-
ricas sobre el cesarismo, la autocracia, la “anar- cesos políticos generados por las guerras de
quía de las masas”, el “gendarme necesario”, la Independencia. Y en tal sentido, el fenómeno
“oligarquía selecta” […] nos trataron de conven- del bolivarismo y las interpretaciones que de
cer, con rara desenvoltura, que esas teorías eran él se hicieron, constituyen simplemente un
lo propio, lo peculiar de América, lo congenial y capítulo más de una concepción que, bajo el
hasta sustancial al homus politicus latinoameri- peso de la reacción antiiluminista y antiromán-
cano (Filippi,1987: 138). tica, habrá de colocar desde la Restauración
en adelante un signo negativo sobre el mundo
Es verdad que estas interpretaciones modernas americano.
de la historia latinoamericana como “desvíos”
de modelos originarios aceptados como uni-
versales se remontan a posiciones hegelianas y II.
marxistas, a las que las elaboraciones teóricas
posteriores del positivismo o del historicismo Para desmontar esta “ideología europea” el
no hicieron sino acentuar y, en muchos, casos autor ha encarado un trabajo de indagación
radicalizar. Sin embargo, el análisis de las fuen- crítica en una doble perspectiva cuyos resulta-
tes documentales europeas sobre la figura de dos habrán de cristalizar en dos obras de vas-
Bolívar y sobre el “bolivarismo” lleva a Filippi to aliento. La primera fue la publicación, ya a
a precisar que aquellas interpretaciones tienen comienzos de los ochenta, de su libro sobre la
878 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
teoría y la historia del “subdesarrollo” latinoa- No se trata entonces de ceder ante la requisi-
mericano en dos gruesos volúmenes (Filippi, toria de aquellas corrientes de corte nacionalista
1981). Cruzando los discursos de las teorizacio- que al tildar de europeizante todo tipo de concep-
nes más significativas sobre el tema producidas tualización que cuestione las formas autoritarias
por latinoamericanos (que incorpora en el Vol. de gestión de poder, lo hacen exhumando las
II) con las suyas propias que ocupan todo el más recalcitrantes de las teorías reaccionarias…
primer volumen, Filippi se propuso demostrar europeas. En realidad, el problema consiste en
la imposibilidad de reducir el debate teórico so- asumir la paradoja que significa plantear nues-
bre la historia de la región dentro de las claves tra autonomía cultural y teórica reconociendo al
interpretativas deducidas o impuestas por abs- mismo tiempo que por tradición histórica e idio-
tractas y arbitrarias filiaciones a conceptos tales mática somos un resultado de la centralidad de
como feudalismo y desarrollo económico, etcé- la cultura europea en un mundo sometido a un
tera. Y no porque frente a tales conceptos hayan contradictorio proceso de modernización. Y la
sido elaborados, o puedan serlo, otros distintos, paradoja es posible porque en la propia Europa,
que den cuenta de mejor manera de las peculia- en su movimiento de devenir mundo, se han
ridades propias de una dinámica irreductible a generado en su propio interior todas aquellas
los modelos teóricos eurocéntricos, sino porque tendencias, corrientes e ideologías del antieuro-
siendo imposible eludirlos solo deben ser utili- peísmo que forman parte orgánica de su propia
zados reteniendo una distancia crítica que al constitución. En este sentido no dejaba de tener
mismo tiempo los problematice. Y al decir esto razón José Carlos Mariátegui (s/d) al rechazar el
no puedo dejar de recordar una frase de Marx mote de europeizante, y por tanto de “ajeno a los
(s/d) cuando citaba –creo que a Ruge– que no es hechos y las cuestiones de mi país”, que le endil-
suficiente que el concepto se aproxime a la rea- gaban algunos intelectuales peruanos, y al admi-
lidad, sino que es preciso también que la propia tir que sin la ciencia y el pensamiento europeo
realidad se aproxime al concepto2. “no hay salvación para toda Indoamérica”. Con
lo cual no se vedaba a sí mismo el reconocimien- Dicho análisis le permite arribar a una con-
to de las peculiaridades propias de una realidad clusión que hoy por hoy es compartida por el
a la que, como muy pocos en su momento, con- pensamiento social latinoamericano. Según esta,
tribuyó a conocer y comprender. Simplemente es verdad que las formaciones económico-insti-
aceptaba de hecho, sin tematizar el asunto, que tucionales latinoamericanas modernas fueron el
a diferencia de las demás culturas, la europea resultado de un lento y heteróclito proceso vin-
podía ser al mismo tiempo antieuropea, podía culado íntimamente a la expansión de la revolu-
asumir de manera tan radical su autocrítica que ción industrial y de las sucesivas transformacio-
al tiempo que imponía principios universales nes económico-institucionales del capitalismo
contribuía implacablemente a erosionarlos. occidental. Sin embargo, no por dicha razón las
Creo reconocer en el examen particulariza- transformaciones en las periferias reprodujeron
do, minucioso, fatigosamente exhaustivo de la de manera mecánica o determinista las caracte-
formación histórica del subdesarrollo latinoa- rísticas propias de los procesos en los países cen-
mericano a la luz de las teorías a que dio lugar, trales. No es posible por tanto suponer o avalar
que efectúa Filippi en una obra que valdría la una hipotética “continuidad lineal –o unilineal–
pena leer en español, un eco de esa capacidad progresiva de los movimientos históricos”; por
autocrítica de la cultura europea. Eco que se tor- lo contrario, el camino “americano”, aun incor-
na más evidente en el capítulo V (Filippi, 1988) porando todos los factores que de algún modo
dedicado al análisis de los factores y de las tipo- estuvieron presentes en los países centrales, se
logías a determinar en el abordaje de la transfor- ha manifestado desde el principio como “un pro-
mación de las formaciones político-económico- ceso de desarrollo desigual y multilineal, de lar-
sociales de la región. Aunque el autor destaca el ga duración, dominado por vastas relaciones de
nivel introductorio y de corte teórico en el que asimetría, discontinuidad y asincronía entre los
intenta colocar su trabajo, resultan valiosos los distintos factores económico-sociales y político-
elementos de reflexión crítica sobre las pecu- institucionales, culturales, etc., que componen la
liaridades de la relación entre determinaciones estructura” (Filippi, 1981: XXII-XXIII). Esta ca-
históricas y modelos de categorías económicas racterística propia distingue al proceso histórico
en las formaciones subdesarrolladas en general americano de lo ocurrido con las formaciones
y americanas en particular. características de los modelos europeos clásicos.
880 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Esta preocupación por una búsqueda en la sea) o de la pretendida exclusividad de una cien-
que la politicidad opere como factor corrosi- cia cualquiera (por más dominante o impuesta
vo de las ideologías que tiñen la problemática que esta sea) que condenen a todas las demás al
económica e institucional latinoamericana, anatema o a la intolerancia del silencio; en rea-
sin por ello desplazar una construcción teó- lidad, al proceder de este modo se celebra no ya
ricamente aceptable de tal problemática, se la autonomía del propio saber, sino que se per-
evidencia con nitidez en las conclusiones que petúa la autosuficiencia de la propia ignorancia,
el autor extrae de su investigación liminar. Al tornando vana la entera exigencia de racionali-
prologar su libro sobre la teoría y la historia dad emancipadora (Filippi: 1981: XXV).
del subdesarrollo latinoamericano, Filippi se
encarga de subrayar el tipo de relación que Al arrancar de esta doble preocupación teó-
cree poder establecer entre reconstrucción rica y política para indagar las condiciones
histórico-teórica y política de transformación. históricas y las modalidades propias en que
Y concluye: se constituyeron nuestras realidades, Filippi
estaba obligado a someter a una crítica ra-
Si las condiciones históricas que constituyen dical no solo algunos presupuestos teóricos
esta realidad que hasta ahora se ha dado en y metodológicos del pensamiento liberal-
llamar “subdesarrollo” permanecen –y en los democrático sobre los que se estructuraron
umbrales del siglo XXI no se vislumbra su oca- las concepciones del pasado siglo en torno al
so– será por tanto necesario para hacer cesar “porvenir” de las democracias latinas. Debía
sus causas lograr individualizar su exacta, po- también, y yo diría que fundamentalmente,
liédrica y específica dimensión. Pero para po- destinar una parte significativa de su traba-
der hacer esto debemos reconocer que la ratio jo al examen de las limitaciones teóricas de
que puede comprenderlas –y por tanto también aquella concepción que, por afinidad personal
la praxis que podrá removerlas, por cuanto el y por la importancia que ella tuvo en la con-
cómo hacer político es en realidad el verdadero formación de un pensamiento de izquierda en
experimentum crucis– no puede ni podrá nunca América Latina, constituye aún hoy el núcleo
emerger de la unilateralidad de una teoría cual- sólido que cualquier teoría revolucionaria. Y
quiera (por más verificable o falseable que esta aunque podamos admitir que la certeza sobre
Prólogo a Instituciones e ideologías en la independencia hispanoamericana883
que torna mi intervención menos global. Va a los angustiantes problemas provocados por la
ser, entonces, una intervención para mediar, modernización capitalista, el así llamado desa-
que debe ser integrada con otras intervencio- rrollo del subdesarrollo, según la expresión de
nes: en su conjunto, tal vez, se podrá desarro- Gunder Frank, ampliamente discutida en aque-
llar un análisis de lo que está aconteciendo en llos años. La revolución parece también la úni-
América Latina. ca posibilidad para impedir una regresión auto-
La realidad de nuestro país nos muestra ritaria en el subcontinente. “Socialismo o fas-
cambios, situaciones radicalmente diferentes cismo”, dice un eslogan de la época que retoma
respecto de aquellas que se vivieron en los una expresión de Rosa Luxemburgo. La idea de
años sesenta, que son, al fin y al cabo, los años una democracia que se pudiera concretar sin
del “Che”. transformaciones radicales estaba excluida del
A 20 años de su muerte, una puesta al día del pensamiento de la izquierda latinoamericana,
significado del pensamiento y de la acción de que en estos años sesenta expresa lo que era
Guevara impone un enfoque del contexto ideo- el pensamiento latinoamericano en general. La
lógico y político en el cual se han desarrollado. revolución era no solo necesaria, sino también
Si no comprendemos el clima ideológico que posible: esta era la convicción ampliamente
había en América Latina en esos años, conside- compartida por la izquierda intelectual y por
raríamos la experiencia del “Che” –sobre todo aquellas fuerzas políticas que se expresaban
la experiencia latinoamericana del “Che”– y las en la izquierda. Las reflexiones del “Che” que
experiencias que derivaron de aquella, como tenían como base esta idea de la posibilidad de
un puro delirio. realizar una revolución, formaron parte sustan-
Los años sesenta en América Latina están cial del esquema teórico, político y estratégico
marcados por un espíritu revolucionario. Diría de la guerrilla que sacudió el continente desde
que se trata de un conjunto de sociedades la época de la revolución cubana. Si no se toma
que viven con la idea de una revolución que en cuenta este particular aspecto, difundido en
se anuncia y que es posible llevar a cabo. El la América Latina de aquellos años, toda la ex-
tema central del debate político-cultural de la periencia de los años sesenta, no solo aquella
época es la revolución. La revolución, en es- de la guerrilla, sino de toda la izquierda, puede
tos años, parece ser no solo una respuesta a parecer un mero ejercicio teórico, una suma
Guevara y las tradiciones latinoamericanas887
infinita de errores que hoy tendrían que ser caracteriza las temáticas y las discusiones ac-
condenados por el pensamiento democrático y tuales en Brasil, en Uruguay, en Argentina y en
socialista americano. Creo que esta es la “mi- Chile. No estoy hablando del núcleo central del
sión” que subyace, implícita o explícitamente, debate en Centroamérica. Mi opinión personal
en buena parte de la intellighencija de izquier- es que este modo de considerar el significado
da que en los años ochenta se plantea otro ob- y la naturaleza de los movimientos políticos y
jetivo en su debate: la democracia y las concre- sociales de transformación es un modo limita-
tas reformas sociales que la ligan al socialismo. do, por no decir equivocado, porque tiende a
La crítica al Estado autoritario que ha sido la privilegiar las consideraciones estrictamente
respuesta a la revolución, se vuelve crítica al políticas y a limitar las elaboraciones teóricas
estalinismo; la revolución cubana pasa de ser a una pedestre sumisión a lo que acontece, a lo
modelo exportable a ejemplo a criticar. Aquí existente, a lo que es posible y necesario tomar
está el problema. Puestas de esta forma, las ex- en consideración. La teoría política, las con-
periencias del pasado, y en particular aquellas sideraciones teóricas, los elementos teóricos
de los sesenta, se ven descalificadas. Aunque de la izquierda intelectual latinoamericana no
la idea motriz de la revolución permanece en tienden a poner en evidencia lo que puede ser
ciertas áreas del pensamiento latinoamericano cambiado, lo que es posible cambiar, la necesi-
(en Centroamérica y en ciertas franjas de la iz- dad de buscar caminos para que se verifiquen
quierda del resto del continente) esta no cons- cambios en la realidad existente, sino que tien-
tituye hoy el tema central del debate político e den, más bien, a legitimar lo existente, los lími-
intelectual. Y esto marca un giro radical en el tes impuestos por las situaciones. Puesta en es-
espíritu de la época. tos términos, la crítica del pasado, que es, al fin
Si en los años sesenta este “espíritu de la y al cabo, una crítica concreta de los años se-
época” estaba inspirado, convencido, de la idea senta, conlleva necesariamente una aceptación
revolucionaria, en los años ochenta el debate de la pérdida de espesor de cada proyecto de
se centra en las políticas de reforma necesarias transformación teórico y práctico, que pese a
para llegar a la consolidación de la democracia las actuales condiciones de América Latina, se
en los diversos países del continente. Además, muestra, de todas maneras, como el único ca-
este tipo de debate cultural e intelectual mino posible para enfrentar de modo positivo
888 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
implica la disposición teórica, política, prácti- “desarrollo del subdesarrollo”–, las teorías ela-
ca, de buscar otros caminos hacia verdaderos boradas desde la Posguerra en adelante, si se
procesos de radicalización de los movimientos observan los puntos de vista de las diversas co-
sociales, verdaderas conquistas en el sentido rrientes de transformación, vamos a encontrar
de transformaciones radicales. Considero que un problema idéntico: el problema de cómo las
en esto consiste la experiencia del “Che”. Por élites intelectuales que se proponen políticas de
esto no creo que haya sido un maestro de pen- transformación, logran organizar movimientos
samiento ni que hayan sido sus ideas las que sociales de transformación. Este dilema de la re-
iluminan el mundo, sino que fundamentalmen- lación intelectuales-pueblo que ustedes pueden
te es su temperamento, su validez como figura ver como un clima de época de la sociedad rusa
revolucionaria, lo que nos muestra que es posi- del siglo pasado, fue la base del así llamado mo-
ble rechazar un mundo injusto, que es posible vimiento populista, que fue en sus diversas eta-
construir un mundo diverso incluso cuando pas la forma de introducción del marxismo en
los caminos son inciertos y poco claros. Creo Rusia. Si ustedes analizan este problema de las
que es posible encontrar el hilo conductor que relaciones entre intelectuales y pueblo, podrán
nos permita ligar el pensamiento del “Che” no comprender de qué modo, durante todos estos
solo a la radicalización extrema de un modelo años –de los años de la Reforma Universitaria
particular de transformación revolucionaria, de 1918 hasta el día de hoy– este problema de
como ha sido su concepción del “foco” –que las relaciones entre intelectuales y pueblo, toda
es la sublimación de una etapa particular de la la concepción castrista así como la de Guevara,
revolución cubana, de la culminación de la re- está inserta en este contexto de intelectuales
volución cubana– sino que tiendo a verlo más que deben ser –que son– la síntesis del pensa-
bien como la expresión de esta voluntad de miento social de la época, que son los hombres
transformación, y tiendo a aproximarlo a una que expresan este modo particular de enlazar
cierta tradición del pensamiento revoluciona- los temas de las clases sociales, las temáticas
rio o del pensamiento social latinoamericano. de la constitución de las naciones en tanto tales,
Si se observan en general los conceptos, las las temáticas que remiten a las fuerzas sociales.
teorías concretas –algunas típicas de América Bien, en aquella relación (intelectuales-pueblo)
Latina como aquella de la “dependencia” o del encontrarán todas estas temáticas.
Guevara y las tradiciones latinoamericanas891
No creo que el pensamiento castrista haya que se pueda reunificar, reintegrar, aquella élite
sido ajeno a lo que ha sido el pensamiento social intelectual que tiene un sentido de culpa hacia
latinoamericano, pero creo que es una expre- la sociedad, en el tejido social latinoamericano.
sión radicalizada de aquel pensamiento. Digo Si leen a Gramsci, lo que escribe en Los intelec-
que se pueden encontrar estrechas relaciones tuales y la organización de la cultura, cuando
entre el pensamiento de los marxistas del fin de analiza la peculiaridad de los problemas de los
los años veinte en Perú, entre el pensamiento intelectuales de los países latinoamericanos,
de Mariátegui o de Haya de la Torre, con pen- habla de países en una época de Kulturcampf,
samientos y consideraciones de impronta cas- en una situación similar a aquella que se verifi-
trista, o con conceptos de la experiencia gue- caba en Alemania en la época de Bismark. Es
rrillera, o con conceptos que están presentes decir, de intelectuales radicados en la socie-
en el movimiento sandinista de Nicaragua. Esto dad, que pretenden representar al Estado y que
constituye un “aroma de la época”, una línea del deben luchar contra las fuerzas que han orga-
pensamiento social latinoamericano que se ha nizado este Estado y que son las fuerzas de la
planteado siempre el problema de la propia po- Iglesia y del ejército.
sibilidad de fundirse en una nueva realidad, de Hoy, en cierto sentido, aun en la complejidad
la propia posibilidad de constituir un cuerpo so- de la situación, aun en la pluralidad de las insti-
cial. Creo que esto está estrechamente ligado a tuciones, esto está presente en muchos países
la dificultad de los procesos de identidad nacio- y es una característica del marxismo latinoame-
nal que se verifican en América Latina, al modo ricano, que tiende a ser un marxismo bastante
particular en que se ha formado la sociedad menos determinista y mucho más voluntarista,
latinoamericana –que es una formación desde al tiempo que tiende a una integración con todo
arriba hacia abajo–, al modo particular en que el movimiento populista. Esto hace que el con-
se han formado los Estados latinoamericanos. cepto de pueblo resulte mucho más importante
A partir de estas consideraciones es posible que el concepto de clase, y el concepto de na-
constatar que el movimiento social latinoame- ción a constituirse más importante que el pro-
ricano está fuertemente impregnado de la idea ceso de modernización. Estos elementos cons-
de que la formación del movimiento y las posi- tituyen el fundamento, son parte integrante del
bilidades de una transformación dependen de marxismo latinoamericano. Considero que esto
892 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
está presente en cada pensamiento revoluciona- sostenes sociales que podían permitirles elegir
rio y que es una característica del movimiento las clases en grado de transformar la sociedad,
guevarista. Un hecho sorprendente es cómo e ir entonces constituyendo una sociedad capi-
ciertas situaciones están presentes en un movi- talista sin vías de escape. Esta es la marca de
miento como el castrista o están presentes en los tiempos, es el trasfondo de la idea de la de-
todo el pensamiento de Guevara, pero son tam- gradación que se tenía en La Habana. Cuando
bién peculiaridades de todo el movimiento gue- se dice: “no se puede soportar un niño muerto,
rrillero de los años sesenta. Me refiero a esa idea no se puede soportar la violencia, no se puede
de modernización capitalista entendida como soportar el hambre, es necesario hacer la revo-
una pérdida de sentido, como consumación de lución hoy, ‘ahora o nunca’”, se crean límites.
un proceso de desarrollo capitalista, incapaz de La idea de la modernización capitalista
reconstruir la sociedad. como una pérdida de sentido, como un camino
En los años sesenta toda la discusión sobre sin salida hace que la revolución parezca casi
la guerrilla giraba en torno al eslogan “ahora o un movimiento contra la degradación de la so-
nunca”. En los años sesenta era posible hacer ciedad latinoamericana. El concepto de “foco”
la revolución, y lo que no era posible hacer en no debe ser interpretado como un concepto
aquel momento, en aquel preciso momento his- global de la política, casi como una radicali-
tórico, se pensaba que no se iba a poder reali- zación extrema de la idea leninista de partido,
zar nunca en el futuro. La idea que se tenía en sino que debe ser integrado en esta visión de
esos años y que inspiró tanto la experiencia de la posibilidad de una revolución abierta por los
Masetti como aquella de la guerrilla peruana, era elementos de resistencia a la modernización
que la Alianza para el Progreso, la nueva políti- capitalista y en la necesidad de una revolución
ca norteamericana de intervención en América que se concreta en un momento, y que no se
Latina, podía determinar una situación sin vías habría verificado nunca más. Quiero decir que
de escape, que habría cerrado toda posibilidad esta idea de la modernización, entendida como
futura a la revolución. Era entonces necesario una vía sin posibilidad de salidas es una idea
trabajar a contrarreloj; era necesario impedir que impregna a América Latina, es una idea que
que la modernización capitalista se lograra, por- es propia de toda la sociedad latinoamericana.
que lográndose los Estados habrían encontrado Esta idea de no ser Oriente, esta idea de no ser
Guevara y las tradiciones latinoamericanas893
Europa, pero de ser una Europa diferente, de sean la solución a los problemas que se nos
segunda o de cuarta, esta idea de que existen presentan. Estamos, en resumidas cuentas, en
situaciones de modernización alcanzadas por un impasse, en una encrucijada que no sabe-
las sociedades europeas pero que son impo- mos definir porque, si reconocemos el discurso
sibles de alcanzar para América Latina, pone democrático como un discurso de reconoci-
el problema de la identidad latinoamericana miento de la diversidad, de mantenimiento de
como un destino indefinido, como algo que es las diferencias, donde se privilegia todo lo que
necesario buscar pero que es impreciso en sus ha sido creado por la cultura popular, no po-
contornos. Si en los años cincuenta los moder- demos absolutamente aceptar formas estatales
nizadores argentinos y de otros países latinoa- de reconstrucción que llevan necesariamente a
mericanos apuntalaron sus proyectos basán- la supresión de la modernidad. Si los hombres
dose en modelos europeos o norteamericanos, en el mundo se preocupan por la supervivencia
hoy este parece un camino sin vías de salida. de las ballenas, tal vez sería oportuno pensar
El propósito de construir o reconstruir un que es necesario hacer algo en relación a la su-
sistema institucional a imagen y semejanza del pervivencia de los idiomas, a la supervivencia
de las sociedades europeas parece irrealizable. de las identidades nacionales, a la superviven-
La idea de las reformas institucionales a toda cia de ciertas etnias.
costa, en muchos países como el nuestro no pa- La crisis de América Latina, hoy, es una cri-
rece advertir que existe una singularidad, una sis de proyecto. La crisis del pensamiento social
identidad, una operación de crítica y de crisis latinoamericano consiste en no entender esta
de la modernidad. Por esto, me parece que hoy “diversidad”. Si la diversidad es algo que no hay
nos encontramos en una encrucijada, estamos que perder, ningún discurso democrático podrá
frente a un dilema que el movimiento guerrille- llevarse a cabo si no se mantiene, justamente,
ro de los años sesenta intentó resolver de un esta diversidad. De todas maneras, la pretensión
modo que yo considero equivocado –y los he- de mantener la diversidad impone la obligación
chos han demostrado que lo era– pero no creo de pensar un horizonte político, cultural, econó-
que los actuales proyectos de modernización, mico, social e ideológico de modo totalmente di-
en el sentido de una conformidad con ciertas ferente a como es actualmente pensado por los
formas institucionales típicamente europeas, Gobiernos latinoamericanos.
894 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Por otra parte, me parece difícil ligar de al- el poder (y se lo puede constatar considerando
guna manera el pensamiento y la experiencia todo este siglo), también ha habido una enorme
del “Che” a una supuesta tradición putchista cantidad de movimientos de rebelión, que, por
de los partidos comunistas latinoamericanos. lo general, han fracasado. Creo que los partidos
Sinceramente, creo que no ha habido ninguna comunistas, una vez desaparecida la hipótesis
tradición putchista de los partidos comunistas. del VII Congreso de la Internacional respecto de
Si hubo operaciones putchistas, como lo fue la los frentes únicos, son, prácticamente, partidos
fallida revolución de los años treinta en Brasil, sin objetivos claros de acción política para to-
operada por un grupo que podríamos definir, dos los años que van desde la Segunda Guerra
más que comunista, tenientista, esta estuvo li- Mundial hasta la revolución cubana. Creo que la
gada más a la experiencia de un peculiar movi- revolución cubana ha abierto una etapa de des-
miento brasileño que a la experiencia histórica congelamiento de las posibilidades revolucio-
de los partidos comunistas. Tanto es así, que narias tan radical como para provocar un quie-
el tema de la revolución, en el año 35, provocó bre en todas las organizaciones de izquierda en
en Brasil un debate muy áspero al interior del América Latina. Quizás no en Chile –aun cuando
mismo Comintern, que no había tomado ningu- han nacido organizaciones que pueden ser co-
na decisión al respecto; en realidad, la decisión locadas en este ámbito– pero seguramente en
fue forzada por la personalidad de Prestes más el resto de los países donde se ha formado un
que por la información que se tenía sobre la si- movimiento revolucionario radicalizado a la iz-
tuación brasileña. Me parece, entonces, que es quierda de los partidos comunistas y que ha pro-
difícil ligar al “Che” con una tradición putchista vocado rupturas al interior de estos. Creo que es
que no existía al interior de los partidos comu- necesario considerar estos elementos para po-
nistas. De todas maneras, se trata de un conti- der evaluar globalmente la estrategia guerrillera
nente con tradiciones putchistas, quiero decir de los años sesenta.
que es un continente en que los movimientos El triunfo de la revolución cubana aparecía
revolucionarios se han constituido sobre la base como una posibilidad revolucionaria abierta
de movimientos putchistas y como grupos put- en un determinado lugar, pero los procesos de
chistas. Así como existe una tendencia perma- expansión de la revolución cubana en América
nente de los ejércitos latinoamericanos a tomar Latina aparentemente creaban elementos de
Guevara y las tradiciones latinoamericanas895
subjetividad para que esta revolución pudiera pudieran tener un punto de referencia político.
extenderse. Me parece, entonces, que la visión La idea, entonces, de un centro revolucionario,
estratégica y política del “Che” pertenece a lo en estos lugares, me parece una idea estratégica
que podríamos llamar la “tradición castrista”. Y que, en cierto sentido, ha logrado tener una fun-
es fundamentalmente una construcción política ción, al menos en dos procesos revolucionarios:
que intenta resolver el siguiente problema: fren- el de Cuba y el de Nicaragua. Recuerdo las con-
te a la crisis del reformismo latinoamericano sideraciones de los partidos comunistas antes
que había mostrado sus límites en la medida en del triunfo de la revolución cubana: explicaban
que habían fracasado todas las experiencias de por qué era una “aventura” y por qué no podía
modernización, y frente al reconocimiento de la alcanzar ningún resultado positivo. El partido
existencia en la sociedad latinoamericana de las comunista cubano, en un primer momento, ad-
posibilidades revolucionarias, se debe crear un mitió haber tenido esta posición frente al pro-
movimiento que esté en condiciones de desarro- ceso revolucionario. Esto nos lleva a enunciar
llar, en el conjunto de América Latina, experien- el siguiente mensaje: estamos analizando expe-
cias revolucionarias capaces de preservar estas riencias fracasadas. A partir del hecho de que
posibilidades. Hace poco decíamos –justamen- las analizamos como experiencias fracasadas,
te– que la decisión sobre los lugares donde ope- es posible hacer una crítica que vaya más allá
raban estos movimientos estaba ligada a ciertas del sentido de esta experiencia o que la condene
condiciones geopolíticas. La imagen del peque- de por sí, en tanto tal. Considero que este sería
ño motor me parece acertada porque es una me- un criterio bastante arriesgado en la medida que
táfora que representa plenamente aquella que niega la posibilidad de apertura a lo nuevo, a lo
era la idea revolucionaria de entonces: era posi- que no está prescrito y preestablecido. Porque
ble crear un movimiento revolucionario amplio no podemos preestablecer nunca, nunca, los
y de masas solo si existía un pequeño motor que fenómenos de masas que una determinada si-
venía a descompensar la situación, que la des- tuación puede desencadenar. Por esto, todas las
equilibraba. Y un movimiento guerrillero podía revoluciones toman siempre desprevenidas a
descompensar la situación solo si lograba durar las organizaciones que, obviamente, no pueden
en el tiempo, es decir, si podía operar como un “fabricar” estas situaciones sino que deben, de
ejemplo frente al cual las luchas de las masas todas maneras, adaptarse a ellas.
896 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
no ha habido más de 600/700 unidades comba- esquema que podríamos definir (casi) latinoa-
tientes), de todas maneras el dato numérico no mericano. Es el esquema de un Estado que no
da plenamente la idea de la repercusión que ha podido resistir un malestar de fondo porque
este tipo de movimiento tenía, aun cuando ter- estaba privado de un sostén social, ya que no
minaba en una suerte de farsa, como ha sido el existía una relación entre Estado y sociedad.
caso de Masetti. La “guerrilla” de Masetti era Este fue el punto de partida. Considero que es
una farsa, tanto así que no eran ni siquiera doce un punto de partida equivocado y hoy sé que
los que entraron a Salta: eran apenas ocho. es equivocado, pero nosotros, entonces, partía-
Fíjense, entraron a Salta con una declaración mos de esa visión, tanto es así que el tema del
que había sido preparada contra el Gobierno Estado en tanto Estado no es una temática pro-
militar, pero entraron después de las eleccio- pia de la reflexión sociológica y política de los
nes y ya surgía una maraña de problemas con años sesenta. Tampoco el tema de la “depen-
el nuevo presidente de la República. Entraron dencia” aparece entre las temáticas de aquellos
de todos modos como “fuerzas” en movimien- años. Y en la temática de la dependencia y del
to y, aún bajo el Gobierno Constitucional, esta subdesarrollo, el Estado no aparece nunca, no
guerrilla tuvo repercusiones en Córdoba, en es tomado en consideración. La temática del
Salta y en Buenos Aires; repercusiones de una Estado empieza a ser tomada en considera-
magnitud, de todas maneras, significativa. ción por la sociología latinoamericana recién
Entonces: estoy hablando de un “modo de cuando empiezan a aparecer gobiernos auto-
sentir”, de un malestar de fondo que poten- ritarios. Nosotros “descubrimos” el Estado en
cialmente podía desembocar en situaciones de los años setenta, cuando se nos vino encima de
tipo revolucionario, en el sentido no de una re- una manera que ni siquiera hubiéramos imagi-
volución inmediata, sino de movimientos que nado. Entonces lo que intento decir es que en
habrían podido tener un impacto y estar en América Latina, en los años sesenta, en la épo-
condiciones de aprovechar aquel malestar. No ca de Castro y Guevara, estábamos condiciona-
es el esquema de la revolución rusa y no se tra- dos por cómo ciertos grupos sociales percibían
ta tampoco del de la revolución china; no per- los fenómenos sociales, y no por condiciones
tenece tampoco a los esquemas de la Tercera objetivas.
Internacional de los partidos comunistas; es un
Los intelectuales
en una ciudad de frontera*
del espíritu público nacional lo que los cordo- pero es evidente que cuando Sarmiento (1977
beses concebían como prudencia y espíritu de [1845]) describía en su libro una ciudad dete-
conservación aparecía ante los demás como nida en el tiempo expresaba una opinión com-
postura contrarrevolucionaria. Cuando al cabo partida por muchos. Cristalizado con la fuerza
de tres siglos de existencia Sarmiento la visite del sentido común un esquema interpretativo
creerá descubrir entre sus habitantes el mis- que acentuaba la bipolaridad entre la ciudad
mo inmovilismo estacionario de las aguas de excéntrica y la ciudad mediterránea –laica
su lago artificial. Según palabras de Taborda una, clerical la otra– acabaron por ser los tipos
(1974), poseído como estaba de enciclopedis- ideales de una contradicción que recorre des-
mo racionalista, el genial autor del Facundo no de la noche de los tiempos nuestra identidad
alcanzó a percibir en la intimidad del recinto nacional. Y sin embargo, la compleja dialécti-
universitario, al que se refirió con sarcasmo, “la ca de tradición y modernidad se desenvolvió
profundidad del espacio espiritual que comu- siempre erosionando un esquema interpreta-
nica al cordobés la tesitura reverenciosa de la tivo que era solo un prejuicio. En realidad, si
seriedad de la vida. Midiendo el espacio por su hubo una función que Córdoba desempeñó a lo
extensión kilométrica, por esa extensión que largo de su historia fue la preservación de un
llena de pampa baldía el cosmopolitismo de equilibrio puesto permanentemente en peligro
Buenos Aires, dejó escapar por las retículas de por las laceraciones de un cuerpo nacional in-
su esquema mental la nota que expresa el mote capaz de alcanzar una síntesis perdurable. Es
preferido por Keyserling (1930 [1918]): “El más posible pensar que esta posición intermedia es-
corto camino sobre sí mismo conduce alrede- tuvo determinada por la situación de frontera
dor del mundo”1. en la que la evolución del país la colocó. En los
La supuesta funcionalidad “reaccionaria” de confines geográficos de las áreas de moderni-
Córdoba tal vez tuvo en las vicisitudes de la zación, la ciudad tuvo un ojo dirigido al Centro,
guerra de Independencia un punto de origen, a una Europa de la que cuestionó sus preten-
siones de universalidad. Pero el otro dilataba
sus pupilas hacia una periferia latinoamerica-
1 Sobre esta función de “equilibrio” de la ciudad, véa- na de la que en cierto modo se sentía parte. De
se el ensayo de Santiago Monserrat (1972). espaldas a un espacio rural que la inmigración
Los intelectuales en una ciudad de frontera901
con el radicalismo sabattinista, que además de de los años treinta en torno a la figura de Saúl
figuras como Amadeo Sabattini o Santiago Del Taborda, y el de los años sesenta y setenta que
Castillo, dio al país un presidente de la estatu- se analiza en el texto contiguo. Dejo de lado el
ra ética y política de Arturo Illia. Recordemos de la Revolución Libertadora, en 1955, del que
que en los oscuros años que sucedieron al gol- Córdoba fue un epicentro, por razones de espa-
pe setembrino fue Córdoba el reducto solitario cio y de tiempo, aunque las consideraciones que
donde se preservaron las libertades civiles y se puedan hacer al respecto no se distancian ni
democráticas. contradicen las referidas a los tres momentos
Creo que esta función de mediación entre re- indicados. Hay un hilo rojo que recorre todas
giones, culturas y experiencias diferentes dio estas experiencias permitiendo establecer entre
a la ciudad una personalidad política e intelec- ellas una suerte de continuidad por encima de
tual que se prolongó por muchísimo tiempo, no las distintas realidades históricas.
obstante la prueba a que la sometió el autori- Es verdad que desde Gramsci sabemos que
tarismo de los gobiernos peronistas. Perduró es propio de los intelectuales considerarse a
hasta que el proceso militar y la cruzada geno- sí mismos como continuación ininterrumpida
cida de Menéndez se propusieron destruirla en en la historia, pero haciendo abstracción de
sus cimientos. Y porque la tradición espiritual esta característica inherente a los intelectua-
de los cordobeses era tan sólida los efectos de les, en cuanto categoría social cristalizada, la
la dictadura militar debieron ser tan terribles. continuidad que pretendo establecer deriva
Hoy, cuando el espectro de Menéndez parecie- de una fuente ideológica común que fue has-
ra haber dejado de flotar sobre la ciudad, pue- ta los sesenta el movimiento de la Reforma
de medirse con horror el trágico devastamien- Universitaria.
to a que fue sometida una sociedad orgullosa
de su linaje.
Hay tres momentos emblemáticos en la III
Córdoba moderna que pueden resultar de in-
terés para abordar el modo en que se planteó Aún no ha sido estudiada con la profundidad
históricamente la relación entre intelectuales necesaria la gestación de esa efectiva experien-
y sociedad: el de la Reforma Universitaria, el cia que estalló en Córdoba en 1918. Reducida
Los intelectuales en una ciudad de frontera903
sagrado de la civilización con las enseñanzas de de asumir, por sus condiciones morales y por la
la historia. ¿Cómo? Revisando, corrigiendo, de- virtud de sus ideales, la gestión del poder.
purando y trasmutando los valores antiguos; en El fatigoso proceso de conquista de una nue-
una palabra rectificando a Europa” (1918). La va identidad vinculado a la autoconciencia de
tradición argentina dejaba de ser la compues- la excepcionalidad de su función histórica con-
ta por las clases dirigentes que condujeron su tribuye a explicar el tono profético que nunca
evolución histórica. Era preciso reconstituirla abandonó su discurso y que fue compartido
volviendo los ojos a la singularidad america- por los reformistas de otros países latinoame-
na. La conquista de una identidad plena seguía ricanos. Pero, además, da cuenta del sentido
pendiente, pero alcanzarla suponía torcer un misional que daba a su labor cultural y políti-
rumbo histórico. No era suficiente reconstruir ca. Los intelectuales de la Reforma se sentían
–como aclara en 1933–, en realidad había que llamados a emprender una tarea pedagógica
regenerar. que se les presentaba como determinante y a
El segundo problema, y estrechamente vin- la que entendían como un proceso de fusión de
culado al primero, hacía referencia a una preci- intelecto y vida, en el sentido gramsciano del
sa y determinada colocación social del intelec- pasaje del saber al comprender. No por azar el
tual respecto de esta tarea. A él le correspon- movimiento político más directamente vincula-
día proponérsela e intentar llevarla a cabo. De do a la herencia de la Reforma, el aprismo, se
hombre de ideas, condenado siempre a separar presentó en un comienzo como un frente de los
intelecto y vida, el intelectual debía convertirse trabajadores manuales e intelectuales, y la ex-
en político práctico manteniendo la dimensión periencia de las universidades populares pro-
cultural de su propuesta regeneracional en un tagonizada por los intelectuales reformistas se
movimiento autónomo de los partidos políti- extendió a toda América. Todo lo cual explica
cos. La Reforma misma debía convertirse en el carácter fuertemente romántico de sus acti-
partido político. Nacida en el interior de la uni- tudes y de sus escritos.
versidad pero con propósitos en cierto modo En la medida que el movimiento reformista
universalistas, la Reforma debía contribuir a se expandió de su lugar de origen al resto del
formar “una nueva generación histórica”, una país y de América, estas características que se-
suerte de nueva clase política en condiciones ñalo penetraron en el mundo de valores y en los
Los intelectuales en una ciudad de frontera905
como José P. Barreiro. Imposible de ser clasi- soberanía popular, sino que lo dilataba hasta
ficado en ninguna de las vertientes del nacio- identificarlo con el principio “cada vez más cla-
nalismo reaccionario o populista por su clara ro, cada vez más autogobierno estuvo en el ori-
vocación democrática y antifascista. Taborda gen de la democracia argentina, los argentinos
fue al principio incomprendido y luego olvida- podían tener conciencia de ser una comunidad.
do. Pero junto al olvido de su figura de filósofo, Típico intelectual de frontera, Taborda fusio-
pedagogo y crítico político original y profundo, naba en su discurso no solo las vertientes del
quedó sepultada también la problemática que comunalismo hispánico, sino también sus lec-
había motivado sus reflexiones y la de su gru- turas del ideario anarquista, de la filosofía ale-
po. Uno de los momentos más felices y crea- mana y de la experiencia soviética que seguía
tivos de la cultura cordobesa, que retomaba con profundo interés. Si la tarea fundamental
los dilemas de una sociedad mal constituida debía ser la de la instauración de un nuevo
abordados por un conjunto de intelectuales del cosmos espiritual, ¿cuál debía ser el camino
interior en cierto modo marginales a la cultu- a emprender para purificar la vida política de-
ra dominante, fue sustraído al gran debate de volviéndole su recto sentido? Taborda no tenía
ideas que reclamaba una sociedad desquiciada respuesta alguna al problema, aunque defendía
y sin rumbo. el proyecto de una democracia funcional basa-
Al igual que en los años veinte, la preocupa- da en la Comuna como institución de base. La
ción de Taborda sigue siendo el divorcio del misión de encontrar una “fórmula salvadora”
intelectual con las masas. Pero en las nuevas no podía ser encomendada al partido político,
condiciones del país este tema habrá de gene- puesto que –según sus palabras– a ningún par-
ralizarse comprometiendo a la izquierda co- tido se le puede pedir que se suicide, ni existía
munista y al nacionalismo de corte populista. tampoco fuerza social alguna capaz de cons-
Las respuestas que ambos dieron a la cuestión tituirse en su soporte. Frente a la ausencia de
distaba de la que a través de un original releva- efectivos protagonistas del cambio, el discurso
miento histórico ofreció Taborda. Aunque más concluía retornando a las manos de quienes
no sea porque su diagnóstico pesimista de la habían proyectado una misión sin destinatario
vitalidad de un sistema político viciado por la posible: los propios intelectuales. Pero lo que
corrupción no cuestionaba el principio de la Taborda comprendió, y los demás no, es que
Los intelectuales en una ciudad de frontera907
esta contradicción era del orden de lo real y no todos de la Reforma, erosionando cualquier
simplemente de lo imaginario. Entre intelec- tipo de especialismo y cruzando los discursos
tuales y sociedad existía un hiato que no debía culturales con los políticos, organizando insti-
ser resuelto colocando al intelectual al servicio tuciones de resistencia al fascismo, la guerra
del príncipe, sino batallando con obstinación y el abuso de poder, creando periódicos y re-
por dotar, mediante una reflexión comprensiva vistas que aún hoy nos siguen pareciendo pre-
y creadora, de formas adecuadas a la expresión cursoras. Tal el caso de un Deodoro Roca, por
de la conciencia de los argentinos, para que ejemplo, de cuya iniciativa, ingenio y voluntad
nuestra tierra fuera “una tierra de productores surgieron publicaciones como Flecha o Las
que plasman en creaciones originales la eterni- Comunas. Y es en esta última publicación don-
dad de su nombre”. de el tema de las ciudades puede ser por pri-
¿Una tarea imposible? Tal vez lo fuera, pero mera vez abordado de manera integral en una
el hecho paradójico consiste en que habiendo perspectiva de análisis abierta por el ensayo,
la historia adoptado otro camino seguimos en también precursor, de Taborda sobre Córdoba
el laberinto sin poder todavía resolver el pro- o la concepción etnopolítica de la ciudad.
blema frente al cual Taborda ensayó una res-
puesta. Las grandes cuestiones que quedaron
irresueltas por el modo concreto en que se V
constituyó la Nación, y que la incapacidad de
los partidos políticos no les permitió modificar, ¿Qué relación de continuidad puede establecerse
son hoy en parte distintas de las que con inteli- entre esos dos momentos de la constitución del
gencia crítica enumeró Taborda. Pero el diseño ocaso del bloque intelectual generado en torno
de una política de reformas sigue sin encontrar a la Reforma Universitaria con el que eclosionó
quién pueda llevarlas a cabo. Y estando así las en los años de la Córdoba del conflicto? Acaso
cosas y habiéndose ensayado todo tipo de fór- un idéntica lucha contra lo imposible en una
mulas salvadoras, no parece existir otro cami- ciudad donde lo imposible fue un deseo cotidia-
no para el trabajo intelectual que aquel que en no en esos tres momentos de vida intensamen-
los difíciles años treinta se empeñó en transitar te colectivos. Pero diría algo más en el mismo
una pléyade de intelectuales cordobeses, hijos sentido con el que Antonio Marimón abrió una
908 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
picada en la selva de hechos y figuras que po- los que relampagueó una cultura de resisten-
blaron los sesenta. Esa lucha fue encarada en cia. Olvidados o amenazados de aniquilamien-
los tres momentos desde firmes posiciones de to por la fuerza de las armas, han sobrevivido
ruptura y con el propósito explícito de renovar y vuelven por sus fueros. Reclaman el análisis
una herencia cultural en sus elementos de tra- profundo y exhaustivo que los restituya al en-
dición y modernidad. Quienes la emprendieron tramado de las vicisitudes históricas, sociales y
hablaron desde su propia condición de intelec- culturales de una ciudad que, no gratuitamen-
tuales y sometieron a crítica dicha función, no te, aspiró siempre a ejercer una función parti-
porque pretendían dejar de ser intelectuales cular y muy propia en la sociedad nacional y en
sino porque creían que debía ejercerla de otro los confines de Occidente.
modo. Más allá de sus aciertos y errores, lle-
varon adelante sus propósitos con apasionada
exaltación y un tono profético que acaso sonaba Bibliografía3
a falso en una sociedad nacional aplastada por
adversidades y que se aceptaban como un sino. AA. VV. 1918 Manifiesto Liminar (Córdoba:
¿Pero a qué otro tono puede apelarse cuando se FUC).
cree tener algo que decir y se advierte la sorde- AA. VV. 2008 “Manifiesto Liminar de la
ra? Fueron hombres de su tiempo y si una vida Reforma Universitaria” en Cuadernos del
civil les era vedada a ellos y sus semejantes, ¿de Pensamiento Crítico Latinoamericano
qué otro modo que soñando lo imposible podían (Buenos Aires: CLACSO) N° 5, 21 de
cumplir con su responsabilidad de humanos? febrero.
Cuando las pasiones se extinguen y son mate- Monserrat, S. 1972 Córdoba: Tradición y
rias de tratados filosóficos, la reconstrucción de Modernidad (Córdoba: UNC).
un pasado es también una forma de resistencia Roig, A. A. 1998 La universidad hacia la
y de manifestación de esa verdad benjaminiana democracia (Mendoza: EDIUNC).
de que nada de lo que ocurrió está perdido para
siempre.
Córdoba la Docta, la ciudad civil, tiene mo-
tivos para reconocerse en esos momentos en 3 [Ampliada para la presente edición].
Los intelectuales en una ciudad de frontera909
Keyserling, H. 1930 (1918) Diario de viaje de Taborda, S. 1918 Reflexiones sobre el Ideal
un filósofo (Madrid: Espasa Calpe). Político de América (Córdoba: Imprenta
Sarmiento, D. F. 1977 (1845) Facundo. Elzeviriana) p.149.
O civilización y barbarie (Caracas: Taborda, S. 1974 “Córdoba o la concepción
Biblioteca Ayacucho). etnopolítica de la ciudad” en Tiempo Vivo
(Córdoba) N° 2.
Crisis del socialismo,
crisis del marxismo*
los países del Este, de Asia o de América Latina filósofo italiano Benedetto Croce (1942) creía
como Cuba, constituía una flagrante tergiversa- haber destruido con sus sesudas refutaciones
ción de los aspectos fundamentales de la teoría a finos del siglo pasado, siga persistiendo un
de Marx. A su vez, la teoría marxista no tenía siglo después? Si abordamos la cuestión desde
por qué conducir necesariamente a la consti- esta pregunta, es posible escapar a la tentación
tución de Estados despóticos o totalitarios. La ideológica (y por lo tanto políticamente situa-
doctrina de Marx nutrió, por ejemplo, la expe- da) de razonar únicamente sobre los elementos
riencia histórica de la socialdemocracia alema- o aspectos o partes de la teoría marxista quo
na, o austrohúngara, y ninguna de estas fuerzas, han entrado en crisis, para detenernos tam-
cuando fueron fuerzas de gobierno, pretendie- bién en aquellos elementos, aspectos o partes
ron constituir tales tipos de Estados o sistemas que dan cuenta de su extremada vitalidad en el
políticos. Con esto quiero decir que no hay que tiempo, de su prolongada existencia y aún de
confundir experiencias políticas con presu- su vigencia. Si enfocamos la cuestión de este
puestos ideológicos, excepto que aceptemos modo, no tratamos tanto de ver lo que ya no
el integrismo religioso o nacionalista, y el inte- sirve de lo que Marx ha dicho, como de poner
grismo “liberal”, que también existe y pretende de relieve hasta dónde parte de lo que dijo ilu-
obligarnos a aceptar una visión unidimensiona- mina nuestro presente, nos ayuda a reflexionar
lizada del mundo. sobre problemas que nos preocupan, nos per-
Me interesa analizar la llamada “crisis del mite pensar de mejor modo sobre males del
marxismo” y el por qué de esta manera habitual mundo que queremos dejar atrás. ¿Si así pro-
suya de comportarse. Un modo adecuado de cedemos con los pensadores que nos precedie-
abordar el problema es preguntarnos por qué ron, por qué no habríamos de hacerlo también
es posible la perduración de una concepción con Marx? Pese a los esfuerzos denigratorios
(doctrina o teoría) que desde el momento mis- de historiadores reaccionarios hoy de moda,
mo de su generación en el movimiento obrero como Paul Johnson (1990), Marx sigue siendo
ha estado sometida permanentemente a situa- una figura moral e intelectual cuyo pensamien-
ciones de crisis: crisis de certidumbre, crisis de to y cuya acción nos permitió construir una vi-
ideas, crisis de conceptualizaciones, etc., etc. sión del presente, una comprensión del mundo
¿Cómo es posible que un sistema teórico, que el de hoy que no puede ser extirpada o suprimida.
Crisis del socialismo, crisis del marxismo913
productiva inmediata, en fuerza científica ob- más compleja que las simplezas acerca del “de-
jetivada, que tiende a excluir a los hombres del rrumbe” inevitable del sistema capitalista por
acceso al trabajo. Pero sin trabajar, los hom- la contradicción entre el carácter social de las
bres no pueden tener en la sociedad capitalista relaciones de producción y el carácter privado
ingreso alguno. Como señala Marx, el sistema de la apropiación. Cuando Marx, a través del
mismo del asalariado moderno fija un límite y análisis del despliegue de la forma de valor de-
un obstáculo al desarrollo del capital. muestra la existencia de “obstáculos”, “límites”
Aun nos sigue sorprendiendo que estas ideas y “barreras”, estos elementos no son vistos en
pudieran ser expuestas por Marx en sus bo- el sentido de determinaciones reales que impo-
rradores de preparación de El Capital (Marx, sibilitan a un sistema funcionar. Sino de puntos
1980a), los famosos Grundrisse (Marx, 1971), de fractura sobre los cuales es posible la gene-
redactados entre 1857 y 1858 y que a casi siglo ralización política de la contradicción. Esta es
y medio de dicha obra el problema “teórico” la base material de terrenos posibles de unifica-
de las barreras para el desarrollo del capital ción y de alianzas entre aquellas fuerzas que im-
se esté hoy planteando como un problema de pulsan una aceleración positiva de la tendencia
política social práctico en algunos países ca- a la crisis. Estas ideas de Marx, que constituyen
pitalistas centrales. Toda la discusión sobre la los elementos centrales de su crítica del capita-
necesidad de resolver, a través de un salario so- lismo (la teoría del fetichismo de la mercancía,
cial garantizado, los efectos de desocupación de la alienación, de las contradicciones inter-
que genera el desarrollo económico presente, nas de la forma de valor, etc., etc.) no han sido
muestra hasta dónde lo que Marx planteaba refutadas como falsas y, por el contrario, son
“teóricamente” a mediados del siglo pasado de algún modo retomadas cuando corrientes
hoy es un problema de naturaleza “práctica” en reformadoras europeas (véase, al respecto, el
los países capitalistas desarrollados, para no gran debate teórico y práctico iniciado por los
hablar de los otros. economistas holandeses acerca del derecho al
¿Cómo pudo Marx adelantarse a su tiempo? ingreso) se plantean la superación de hecho del
En realidad, Marx dijo muchas más cosas que sistema del salario.
las simplezas y tonterías que hoy se le achacan. El movimiento obrero mundial, desde sus
La teoría de la sociedad de Marx es muchísimo inicios a mediados del siglo pasado, reivindicó
Crisis del socialismo, crisis del marxismo919
corno un derecho esencial, y que hasta moti- ser dejados de lado, que deben ser recuperados
vaba su razón de existencia, el “derecho al tra- aunque no se sostenga teóricamente la teoría
bajo”. Hoy, que los sistemas productivos mo- del valor trabajo. Consideración, esta última,
dernos, sobre la base de la incorporación de que no preocupaba demasiado a Marx por
tecnologías que provocaron una nueva y cua- cuanto no dejó de reconocer, y lo aclaró ex-
litativamente distinta “revolución industrial”, plícitamente en los Grundrisse (Marx, 1971),
expulsan a los hombres del trabajo, se plantea que la transformación de la ciencia en un poder
el gran problema histórico del derecho al in- productivo directo y la consiguiente reducción
greso” no proveniente del trabajo. Es preciso ad infinito de la proporción del tiempo de tra-
encontrar salidas de acceso de los hombres a bajo en la composición del capital, provocaba
los bienes necesarios para la reproducción de la extinción de la validez de la ley del valor-
su vida social sin que provengan de las rentas trabajo. Con lo cual, todo un período histórico
de trabajo. El salario social garantizado inten- del capitalismo llegaba a su consumación. Y de
ta resolver este problema, pero de algún modo esta conclusión de una época es que estamos
se coloca fuera de la esfera del capitalismo y hablando.
es contradictorio con su propia esencia. Aquí La gran paradoja de la situación presente es,
nos enfrentamos prácticamente con el proble- entonces, que en el momento mismo en que la
ma teórico que Marx planteaba hace un siglo y crítica radical de Marx al capitalismo parece
medio atrás. ¿Se puede hablar de mayor actua- encontrar una sorprendente verificación, la iz-
lidad que esta? quierda que por más de siglo y medio se nutrió
Si rechazamos la sugerencia de un poder adi- de sus ideas atraviesa una crisis de creencias y
vinatorio de Marx, no podemos dejar de reco- de teorías que aniquila su capacidad transfor-
nocer que en la naturaleza misma del sistema madora. ¿Cómo explicar esta anomalía? Las
del capital existían determinaciones a partir de razones son de distinto tipo: teóricas, políticas,
cuyo análisis era posible prever la emergencia históricas, etc., etc. Yo solamente me referiré
futura de ciertos problemas. Pero si aceptamos a dos temas que tienen, por supuesto, una es-
esta conclusión, debemos necesariamente re- trecha vinculación entre sí. En primer lugar,
conocer que en la crítica del capitalismo ela- al tipo de recepción del pensamiento de Marx
borada por Marx hay elementos que no pueden que se dio en los partidos obreros y socialistas
920 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
europeos (aunque no solo europeos) y el papel [1881]), eran conocidos por el movimiento
que aquel tuvo en la constitución de la estruc- socialista que se reconocía en sus doctrinas.
tura conceptual de la doctrina socialista. En se- En realidad, los textos básicos que nutrieron
gundo lugar, la función ideológica legitimadora la cultura socialista fueron, entre otros, el
de la práctica de dichos partidos que tuvo la Manifiesto Comunista (Marx y Engels, 1973)
tradición marxista. y el Anti-Dühring (Engels, 1964), además la
Como ustedes saben, los principales parti- sección séptima del primer tomo de El Capital
dos obreros de masas (alemán, austrohúngaro, (Marx, 1980a) dedicada al proceso de acumula-
francés, belga, italiano, etc.) se constituyen en ción del capital. Dichos textos fueron organiza-
las dos últimas décadas del siglo pasado. En dos sistemáticamente para derivar de ellos una
cierto modo, desde la muerte de Marx (1883) concepción económico-social y otra estratégi-
hasta la muerte de Engels (1895). No es exac- co-política basadas en la inevitable declinación
tamente así, pero quiero marcar ambos hechos del capitalismo.
para recordarles que fue Engels, y no Marx, La llamada “teoría del derrumbe del capita-
quien acompaña con sugerencias, indicacio- lismo”, que con mayores o menores variantes
nes, críticas y otras intervenciones, el pro- constituyó el núcleo esencial de la doctrina
ceso concreto de formación y expansión de socialista, sostenía lo siguiente: el capitalis-
esas grandes formaciones políticas modernas. mo origina inevitablemente en su propio in-
Hacia finales de siglo, de Marx solo se conocía terior, como resultado de sus leyes de funcio-
una pequeñísima parte de su legado teórico. Ni namiento, crisis económicas que conducen a
los escritos juveniles [por ejemplo, una obra su destrucción. Estas crisis podían derivarse
tan importante como La ideología alemana del infraconsumo de las clases populares, o
(Marx, 1982), se publicó recién en 1927, y po- resultaban de la imposibilidad de “realizar” el
cos años después los Manuscritos económico- capital, es decir, de convertir el plusvalor en
filosóficos de 1844 (Marx, 2011)], ni escritos de capital dinerario. Y tan fuerte fue la creencia
madurez como los Grundrisse (Marx, 1971) o en las crisis terminales del capitalismo que el
los Manuscritos de 1861-1863 (Marx, 1976), movimiento socialista abrigó la esperanza que
publicados respectivamente en 1939 y 1976, o el advenimiento del socialismo acompañaría
los trabajos sobre Rusia (Marx y Engels, 1980 el inicio del nuevo siglo. Si ustedes leen las
Crisis del socialismo, crisis del marxismo921
de masas, interpretada como “era de las mul- realidad para sostener una congruencia total
titudes”, se enfrenta al problema de los facto- de teoría y práctica, Bebel en cambio aceptaba
res integradores de la sociedad industrial mo- la separación entre una y otra.
derna. Y son precisamente estos factores los Con esto no quiero decir que Bernstein
que están en el centro del llamado “Bernstein- acertara en su tarea de refundación ideológi-
Debatte”. Toda la discusión posterior sobre ca. Nunca fue una gran mentalidad teórica y
el imperialismo y la teoría de la “aristocracia sus reflexiones están fuertemente teñidas de
obrera” tiene como telón de fondo el profundo su confianza en la capacidad del movimien-
temor del movimiento socialista a la capaci- to obrero de introducir reformas sustanciales
dad integradora del capitalismo moderno. en el sistema. Lo que estoy señalando es que
¿Cuál fue la respuesta del movimiento so- Bernstein advirtió la necesidad de tomar en
cialista al desafío planteado por Bernstein? La cuenta los cambios que se estaban producien-
negativa a aceptar los hechos que le sirvieron do en el capitalismo finisecular y la obligación
a este para recomponer la teoría en función de por parte de la socialdemocracia de reade-
compatibilizarla con la realidad. Para el teóri- cuar la teoría y la práctica del movimiento a
co oficial de la socialdemocracia alemana, Karl esta nueva realidad. En tal sentido el debate
Kautsky, toda la argumentación de Bernstein Bernstein tiene una importancia decisiva por-
se basaba en una lectura deformada de aspec- que ilustra sobre la naturaleza conflictiva de la
tos parciales de un proceso que en su esencia relación entre teoría del movimiento social y
no modificaba la caracterización de la socie- práctica política. Pero demuestra, además, la
dad capitalista hecha en el famoso Programa gravitación decisiva que sobre esta tienen los
de Erfurt redactado por el propio Kautsky elementos inerciales de una teoría elevada a la
(1891). Para un sagaz dirigente político como condición de factor determinante de la tradi-
August Bebel, en cambio, Bernstein tenía razón ción. Si se corroe esa tradición se descompone
pero sus afirmaciones no podían ser sostenidas el movimiento.
públicamente, porque conducían a desarmar A fines del siglo pasado se plantea de mane-
ideológicamente a un movimiento que reque- ra emblemática lo que habrá de ser luego un
ría de sus certezas programáticas para triunfar. dilema constante del movimiento socialista y
Si Kautsky pretendía negar los cambios en la luego del movimiento comunista. Es decir, un
924 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
complejo dilema para todas aquellas corrientes proletariado una capacidad propia y original de
que tienen contenidos doctrinarios precisos, construcción de una sociedad de nuevo tipo.
construidos a lo largo de una experiencia re- Pero el mundo del pueblo, de la nación, del ciu-
pensada como teoría, y que se plantean proyec- dadano es muchísimo más amplio y complejo
tos de transformación social. Si reflexionamos que el mundo del trabajo y entre uno y otro no
sobre la situación de ustedes, afiliados a un hay simplemente una diferencia de grados. El
partido político que no pertenece a los filones mundo del trabajo se expresaba en institucio-
ideológicos de la izquierda histórica, podemos nes propias (partidos, sindicatos, cooperativas,
afirmar que se les plantea un problema apro- bibliotecas, organizaciones deportivas, cultura-
ximable al de los socialistas de fines de siglo. les, etc.). En esta trama social homogénea, el
Vienen de una tradición que solo se mantiene partido político de los trabajadores tenía una
a condición de desdibujar sus contornos pre- relación capilar con una parte significativa de
cisos y van hacia algo que no pueden precisar la sociedad. Y dicha relación le aseguraba la
todavía. Tienen, como se dice, un problema de posibilidad de fusionar objetivos finalistas al
identidad encima. El hecho de que en estas jor- socialismo, con sus necesidades cotidianas de
nadas se recurra a expositores que provienen un vasto bloque de intereses. El dilema de los
de filones ideológicos distintos –marxistas, movimientos comunista y socialista es que de-
cristianos, etc.–, demuestra la voluntad de us- bieron sostener programas en definitiva revolu-
tedes de incorporar a una nueva herencia doc- cionarios, en sociedades que, salvo en contados
trinaria en formación elementos que provienen momentos, no lo fueron. Lo que se predicaba no
de otras culturas. ¿Pero hasta dónde esta ope- parecía ser posible de llevar a cabo por lo menos
ración de sincretismo político-cultural es posi- en un futuro inmediato. Esta distancia puede
ble? ¿Hay un límite de invariabilidad en todo sostenerse largos años a condición de introdu-
partido político que impide que se transforme cir en el pensamiento fuertes elementos teleoló-
en otra cosa sin dividirse? gicos. Dice Gramsci (1975): “La voluntad real se
En el caso de la cultura marxista las posibili- disfraza de acto de fe en cierta racionalidad de
dades de reelaboración planteaban dificultades la historia, en una forma empírica y primitiva de
muy serias. En primer lugar, reconocía al mun- finalismo apasionado, que aparece como un sus-
do del trabajo como su base social y atribuía al tituto de predestinación, de la providencia, etc.”.
Crisis del socialismo, crisis del marxismo925
Pero de este modo, si bien el determinismo me- del mundo de los trabajadores. Su historia, en
cánico se convierte en una fuerza formidable de consecuencia, no debe ser vista como la historia
resistencia moral y de cohesión, actúa a la vez de una teoría, sino como la historia de la cons-
como un elemento de preservación de la tradi- trucción de todo un movimiento: como corrien-
ción y de rechazo al cambio y a la innovación. Se te ideal y fuerza política y social.
da entonces un proceso que, podríamos llamar, La fusión entre teoría del cambio y movi-
de causación circular, imposible de cortar sin miento social que expresa el marxismo, como
fracturas en el movimiento. ideología dominante en el interior del movi-
El carácter sacro, mítico, que adquirió la doc- miento, obliga a analizarlo de otro modo que
trina en el interior de la izquierda socialista deri- el que se utiliza para analizar una escuela filo-
vaba, por tanto, del hecho de que constituía una sófica. Yo diría que obliga a poner en primer
explicación coherente sobre la transformación lugar este nexo que es un elemento decisivo en
de la sociedad. Demostraba que los elementos el modo mismo de construcción de la teoría.
para el cambio maduraban en el propio interior Pero si esto es así, la historia de las crisis del
de la sociedad capitalista, y que para que estos marxismo puede ser considerada como la for-
elementos pudieran tener efectividad era pre- ma particular en que se refractaron los acon-
ciso realizar una política acorde con dicha ger- tecimientos de la vida real; y podemos leer los
minación. La política obrera, es decir socialista, cambios de la sociedad moderna recorriendo
era llevada a cabo por los mismos obreros que los avatares de la teoría marxista. Y podemos
se autoorganizaban como tales en un partido po- hacerlo no por las virtudes explicativas de la
lítico de nuevo tipo. Entre partido y clase había teoría sino por el hecho sustancial, trascenden-
una relación de representación, porque los tra- tal, que ella estaba vinculada a un movimiento
bajadores reconocían a ese partido como suyo. histórico que operaba sobre la realidad, que
No se ha producido todavía la parodia de la producía hechos políticos concretos. Cuando
separación entre obreros concretos de carne y la relación entre teoría y movimiento se debi-
hueso, y pequeñas sectas que dicen representar lita, disuelve y hasta desaparece, la teoría se
sus “destinos históricos”. La fuerza de la izquier- vuelve sobre sí misma y piensa que puede tener
da provenía de expresar los intereses de un te- validez autónoma; se convierte, por así decirlo,
jido social denso, homogéneo y representativo en “verdad universal”.
926 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Mundial, pone en entredicho esta estrecha vin- resultados. De este modo, se bloqueó la alter-
culación entre teoría y acción política. Frente nativa de un proceso de regeneración del mar-
a las transformaciones sucesivamente verifica- xismo y el trabajo de investigación en adelante
das tanto en la forma como en la estrategia del quedará reducido a una tarea meramente inter-
partido, que conquista desde 1890 una plena le- pretativa. El socialismo –como bien lo define
galidad que anteriormente no gozaba en virtud Umberto Curi (s/d)– será “científico” no porque
de las leyes antisocialistas de Bismarck, pone se demuestre capaz de suministrar instrumen-
a prueba la configuración específica adoptada tos idóneos para descifrar y gobernar las con-
por el marxismo que, en adelante, desempe- tradicciones sociales, sino porque se revela co-
ñará una función de freno de las potencialida- herente con la forma lógico-epistemológica de
des expansivas de la teoría y como un factor un modelo teórico –el materialismo histórico,
permanente de crisis de su capacidad de fun- precisamente– en el cual la especificidad de los
cionar como guía teórica de la socialdemo- saberes particulares es resumida como articu-
cracia alemana. Las condiciones objetivas en lación de un único saber fundamental.
las que debió actuar desde 1890, acompañada La Revolución de Octubre y el surgimiento
por éxitos electorales resonantes, condujo a la del leninismo como corriente ideal y fuerza po-
socialdemocracia a abandonar la hipótesis de lítica significó una quiebra de la continuidad del
una “revolución en minoría” y privilegiar los marxismo. Se configuraron nuevas formulacio-
métodos legales para conquistar una mayoría nes doctrinarias que, vinculadas a la formación
electoral que le permitiera conquistar el poder de los partidos comunistas, darán lugar a lo que
mediante la alianza con los sectores medios (la desde mediados de los años veinte se designa
llamada “revolución de mayoría”). Pero frente “marxismo-leninismo” y que es un modo parti-
a la eventualidad de un proceso semejante, que cular de codificación y a la vez de canonización
desdibujara la teoría proclamada en 1848 en el de una serie de principios extraídos más de las
Manifiesto Comunista (Marx y Engels, 1973), obras de Lenin que de las de Marx. Este hecho
los doctrinarios marxistas (en primer lugar tendrá consecuencias negativas en América
Engels, y luego su continuador Kautsky) insis- Latina porque el Marx que se leerá desde esos
tieron en oponer la invariancia del “método” años en adelante lo será en una clave leninista.
respecto de la inevitable aproximación de los Fue el leninismo el que introdujo en América
928 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Latina un debate específico sobre el marxismo darle una salida que posibilite a la teoría dar
de la época de las revoluciones, postulándose cuenta de los nuevos procesos de complejiza-
como el heredero de una tradición abandonada ción de la sociedad, el cuadro de la situación
por la socialdemocracia. Introdujo en el debate del marxismo teórico de la primera posguerra
un problema que los socialistas siempre habían es francamente desolador. Al inicio de los años
dejado de lado o no lo consideraban como el treinta, y dada la insularidad de la experiencia
problema esencial: el problema del poder. En del marxismo como ciencia “abierta” encarada
este sentido el leninismo fue y es más una teo- por los austromarxistas, el marxismo no se en-
ría de la conquista del poder que una adecua- cuentra preparado para registrar una realidad
ción o reformulación de la teoría marxista a las totalmente distinta a sus expectativas revolu-
nuevas realidades. cionarias, o reformistas, de los primeros años
El cisma leninista no significó ese proceso de la década anterior.
de regeneración del marxismo que demanda- Las esperanzas abiertas por el ciclo de la re-
ban las nuevas condiciones creadas por los volución europea de posguerra se vieron frus-
procesos de reconstitución del capitalismo de tradas por el triunfo del fascismo y la confor-
posguerra. En los hechos potenció la esclerosis mación del estalinismo. El movimiento social
de la teoría al preservarla de la contaminación de los años veinte se nutría de la convicción de
de la práctica. El marxismo-leninismo era una un avance incontenible de los procesos de so-
vuelta a los orígenes, vale decir, a una elabora- cialización y de fortalecimiento del movimien-
ción teórica fuertemente teñida del jacobinis- to obrero que los colocaba en los umbrales del
mo político tributario de la revolución de 1848. poder. El fortalecimiento del poder soviético
A diferencia del programa científico de Marx, y las experiencias de gobierno de la socialde-
que se basaba en una crítica de la teoría polí- mocracia europea (en Alemania, Austria, los
tica y de la ciencia económica de su época; el países escandinavos, Inglaterra) hacían presa-
marxismo de corte leninista o de matriz segun- giar una dirección de avance que no podía ser
dainternacionalista se vuelve filología, deja de frenada. La crisis del treinta y el ascenso del
lado todo aquel saber que de algún modo afec- fascismo desintegran esta idea de un progreso
taba a la teoría marxista. Excepto el caso del ininterrumpido de la sociedad que constituía el
austromarxismo, que asume la crisis y trata de nervio del proyecto iluminista europeo, del que
Crisis del socialismo, crisis del marxismo929
cambio, si no estamos frente a una modifica- y rechaza el parlamentarismo. Hoy esta idea
ción irreversible de los términos del problema no es compartida y asistimos a la imposición,
y que supone, por consiguiente, un replanteo como un modelo universal, de la democracia
radical. Creo que la clave del asunto está en el política bajo regímenes parlamentarios. Podrá
hecho que la actual configuración del mundo hablarse de las “promesas incumplidas de la
de la segunda posguerra ha puesto en cues- democracia”, como hace Bobbio (s/d), y en
tión dos grandes ideas-fuerza que inspiraron muchas de sus consideraciones podríamos en-
el ideal socialista y comunista. La primera afir- contrar el eco de las críticas de Marx, pero de
maba la posibilidad de una idea alternativa de la democracia no podemos salirnos porque los
democracia basada en la democracia interna y resultados son peores que los males que pre-
el abandono del parlamentarismo. Esta idea se tendieron evitarse.
basaba en la crítica que Marx hizo de la socie- La segunda gran idea-fuerza que nutría las
dad burguesa como una forma que cristaliza la esperanzas del socialismo y del comunismo
separación entre productor y ciudadano, que es que era posible implementar un modelo in-
consagra la distinción entre representantes y dustrializador basado en la planificación y no
representados, que clausura el foso que opo- en el mercado al resguardo de los efectos de
ne gobernantes a gobernados. La conversión dilapidación, irracionalidad, desigualdad y fre-
de los representantes en burocracia se volvía no al desarrollo de las fuerzas productivas, que
el blanco preferido de la crítica de Marx, por- caracterizaba al capitalismo. La evolución del
que evidenciaba de qué modo un grupo social capitalismo mundial en la segunda posguerra
se apropiaba de la voluntad política de la gente y la impasse productiva que no pudo superar
para reproducir las relaciones de explotación y el socialismo, muestran que esta previsión no
de dominación de clase. La reasunción del po- se ha cumplido. Por el contrario, las cosas ocu-
der estatal por la sociedad –“como su propia rrieron exactamente al revés.
fuerza viva y ya no como la fuerza que la con- Me parece que la afectación de estas dos
trola y la somete”, insiste Marx (1957)– supo- ideas-fuerza y el reconocimiento que, desde el
ne hacerlo bajo una forma política que cambia inicio de la segunda posguerra, el movimiento
sustancialmente el sistema de representación, obrero europeo, y yo diría también el movi-
que privilegia elementos de democracia directa miento obrero latinoamericano, fue en todas
Crisis del socialismo, crisis del marxismo931
las formas concretas que adoptó la evolución en el debate sobre el significado futuro del
del capitalismo. Y hoy es preciso defender la socialismo porque la naturaleza del desarro-
conclusión de que solo un crecimiento econó- llo capitalista ha mostrado ciertos umbrales
mico selectivo puede ser aceptable. Se trata críticos que colocan un horizonte de catástro-
entonces de asegurar un crecimiento econó- fe, porque desnuda un tipo de relación de los
mico compatible con un privilegiamiento de hombres entre sí y con la naturaleza que es
la calidad de vida, lo cual significa una críti- inaceptable. Podemos así establecer una re-
ca aún más radical de las formas capitalistas lación, a mi entender muy estrecha, entre la
de producción y reproducción de los bienes. reflexión de Marx sobre los límites del capi-
A nadie puede resultarle extraño, por consi- talismo y la necesidad presente de construir
guiente, que un cuestionamiento de este tipo otras formas económicas y sociales que den
conduzca a revitalizar temas de la crítica an- respuestas posibles a las grandes preguntas
ticapitalista de Marx. Puesto que si se debe de la humanidad.
vincular desarrollo, calidad de vida y preser- Estas reflexiones pueden ayudarnos a pen-
vación del medio ambiente, hay que pensar sar de otro modo el viejo tema de la relación
en otro tipo de manejo de la industria y de la entre marxismo teórico y acción política que
economía, es preciso democratizar el sistema han motivado las consideraciones hasta aquí
para afectar un tipo de desarrollo industrial expuestas. Porque si su pasada fusión con la
regido solamente por las leyes del mercado; política del movimiento obrero no podrá ser re-
hay que completar la posibilidad de que cier- compuesta en un futuro previsible, como ambi-
tos productos o ramas deban ser extirpadas. ciona Anderson, el marxismo no tiene razón de
Pero cuando se plantean estos requerimien- ser. El marxismo que se fusionó con la política
tos, lo que está detrás de todo, rigiendo el sen- del movimiento obrero fue en definitiva el he-
tido del debate, son pautas civilizatorias con- redero de la racionalidad capitalista. Su fuerza
trapuestas. Quiérase o no, lo que está en dis- residió en su capacidad de funcionar como guía
cusión son modelos de sociedad distintos. Si teórica del movimiento socialista, legitimando
en los años cincuenta estos valores anticapita- su constitución en fuerza política real y otor-
listas estaban recluidos en el coto cerrado de gándole la absoluta certeza en la victoria final
los ideólogos utopistas, hoy pueden circular del proletariado. Aquí residió su fuerza, pero
Crisis del socialismo, crisis del marxismo933
también su límite temporal. Su crisis actual no referencias pero vinculadas a un debate pun-
nos habla simplemente de sus insuficiencias, tual con los lassalleanos, no hay en Marx un
sino de todo un cambio de época que marca la diseño futurístico. Nunca pretendió decirnos
extinción de una funcionalidad histórica parti- cómo habría de ser el mundo del futuro; solo
cular de la clase a la que consideró como sujeto defendió la idea que los elementos de lo nue-
privilegiado de la historia. Pero su crisis como vo anidaban en la sociedad presente y que es
teoría y como doctrina tiene el efecto paradojal en la indagación profunda y objetiva de sus
de liberar a Marx de todo aquello que impidió contradicciones internas donde el movimien-
que su radical y profunda crítica del capitalis- to anticapitalista debía asentar su movimiento
mo saliera al encuentro de las nuevas formas de transformación. Es verdad que en Marx hay
de la subjetividad moderna. muchas más cosas que estas y se puede ras-
Estas nuevas formas de crítica de la cultu- trear en sus escritos una profunda confianza
ra, que adquieren características y modalida- en la capacidad palingenética de los trabaja-
des diferentes de las tradicionales del movi- dores. Lo que quiero enfatizar es que su crítica
miento obrero, abonan esa vieja idea de Marx de la cultura basada en el Estado y en el valor
de que los hombres se plantean los proble- de cambio, hoy, forma parte imprescindible de
mas que pueden realizar y que, por lo tanto, todo movimiento que se proponga reformas
es una tarea vana tratar de introducir un es- sustanciales de la sociedad presente.
quema teórico sistemático y perfecto en una Si aceptamos, aun provisionalmente, el
realidad que comienza a cuestionar la idea modo en que he planteado el problema de la
de la omnipotencia de la política. De la mul- relación entre teoría marxista y movimiento
tivariedad de las luchas de los nuevos y vie- político podemos concluir, por consiguiente,
jos movimientos sociales es posible recuperar que la ruptura histórica que se ha producido
otro elemento sustancial del legado de Marx entre ambos términos obliga a una redefini-
vinculado a lo que podríamos denominar su ción de cada uno de ellos. Cuando se habla,
“antiutopismo”. Es imposible encontrar en por, ejemplo, de un proceso de laicización de
Marx ningún modelo utópico de sociedad del la política se quiere indicar la necesidad de
futuro. Excepto en la Crítica del programa de liberarla de ese conjunto de construcciones
Gotha (Marx, 1973), donde aparecen ciertas ideológicas que obstaculizan que esta sea un
934 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
modo de operar sobre la realidad para efec- disiparse, como reconocer que solo convirtién-
tuar cambios reales, una manera de reconocer dola en un objetivo ideal puede la sociedad
posibilidades o imposibilidades. El laicismo desnaturalizar las relaciones de dominación.
de la política significa eludir un discurso ideo- Pero en la medida en que la política se refie-
logizado que supedita todo al privilegiamien- re a las operaciones sobre el Estado y los par-
to de ciertos valores. Pero también significa tidos, al sistema político en las condiciones
una redefinición de sus campos de acción y de complejización creciente de la sociedad, la
de las posibilidades que abre. Laicizar la polí- politicidad se esparce por todos los poros de
tica no significa simplemente cuestionarle sus un sistema y no puede ser retenida por las ins-
inútiles apelaciones ideológicas, sino también tituciones clásicas en las que se ha ejercido.
acotar su tendencia omnívora a devorar todos Tal vez convenga al respecto retornar a lo que
los elementos de omnipotencia que arrastra señalaba un pensador de derecha como Carl
consigo. Laicizar la política es también com- Schmitt (s/d), al recordar que la ruptura del
prender lo que la política no puede dar, lo que principio de legitimidad basado en la trascen-
es inútil reclamarle a ella. dencia, que se inicia con las guerras religiosas
En este sentido nos encontramos aquí con del siglo XV, genera el ciclo de construcción
una dificultad que está en el propio discurso de del Estado moderno. La secularización de la
Marx cuando concibe a la política como enaje- política involucra, contradictoriamente, el
nación, como apropiación por una parcialidad crecimiento de una politicidad que no puede
de una capacidad de operar sobre la realidad quedar encerrada ni en el Estado, ni en el sis-
que debe ser devuelta a todos los hombres. La tema político. Transita por toda la sociedad y
política es la apropiación por una clase, una reclama de formas de institucionalización y
casta, un grupo o un partido de algo que per- de representación siempre en crisis, siempre
tenece al conjunto de la sociedad. Por eso la jaqueadas por el blanco móvil de la discon-
pregunta esencial que intenta resolver una po- formidad. La crisis de los sistemas represen-
lítica reformadora en el sentido socialista, es si tativos modernos es un efecto directo o indi-
se quiere o no superar la separación entre diri- recto del crecimiento de la politicidad como
gentes y dirigidos. Y no interesa tanto descon- demanda de liberación, como reconocimiento
fiar en que alguna vez pueda esta separación de un plus de significación que queda fuera de
Crisis del socialismo, crisis del marxismo935
las instituciones, que se resiste a ser reducida Socialista Obrero Español (PSOE, 1988), e in-
a política estatal. Esto significa que imaginar cluido como bibliografía para este seminario.
una laicización radical de la política, que es a Muchas gracias a todos por la atención que me
consecuencia de una tendencia objetiva de su prestaron.
despliegue como forma dominante, nos lleva a
pensar en todo aquello que la política deja es- Buenos Aires, 18 de julio de 1990.
capar pero sin lo cual la política deja de tener
una fundamentación moral.
La crisis del socialismo, y la crisis del mar- Bibliografía
xismo, que están en el trasfondo de la desinte-
gración de la carga disruptiva de la ideología de Anderson, P. (s/d).
izquierda, no son simplemente la expresión de Bernstein, E. 1982 (1899) Las premisas
la descomposición de una idea, de una tenden- del socialismo y las tareas de la
cia y de una organización política. Si solo fuera socialdemocracia (México: Siglo XXI).
esto, no valdría la pena insistir tanto sobre el Bobbio, N. (s/d).
asunto. En realidad, la crisis del socialismo y la Croce, B. 1942 (1899) Materialismo histórico
crisis del marxismo evidencian los límites de la y economía marxista (Buenos Aires: Imán)
política moderna para sostener y potenciar una Trad. Oberdan Caletti, Rev. R. Mondolfo.
profunda reforma de las conciencias, un nuevo Curi, U. (s/d).
sistema de valores que deje atrás a Maquiavelo. Engels, F. 1964 Anti-Dühring (México:
En mi exposición he tratado de efectuar Grijalbo) Trad. M. Sacristán.
un recorrido histórico sobre el modo en que Gramsci, A. 1975 El materialismo histórico
se cuestionó la tradición marxista y las razo- y la filosofía de Benedetto Croce (México:
nes de las insuficiencias de la teoría frente a Casa Juan Pablos).
los cambios de la realidad. Los términos más Gramsci, A. 1980 Cuadernos de la cárcel
puntuales del debate ustedes ya los conocen a (México: Casa Juan Pablos) 6 Vol.
través de la lectura del libro Evolución y cri- Johnson, P. 1990 Intelectuales (Buenos Aires:
sis de la ideología de izquierdas, redactado Vergara).
por la Comisión del Programa 2000 del Partido Kant (s/d).
936 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Kautsky, K. 1890 Die Neue Zeit (Stuttgart). (México: Cuadernos de Pasado y Presente
Kautsky, K. 1891 Programa de Erfurt (s/d). N° 93) Trad. R. Crisafio y J. Tula.
Kautsky, K. 1902 The Social Revolution Marx, K. 1980a El Capital (México: Siglo XXI)
(Chicago: Kerr & Co) Trad. A. M. Simons & 3 Tomos en 8 Vol.
M. Wood Simons [La revolución social]. Marx, K. 1980b Teorías sobre la plusvalía
Kautsky, K. 1996 [1909] The Road to Power: (México: FCE).
Political Reflections on Growing into the Marx, K. 1987 Escritos de juventud (México:
Revolution (Atlantic Highlands: Humanities FCE).
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el poder: Reflexiones políticas sobre el filosóficos de 1844 (Buenos Aires: Colihue)
desarrollo de la revolución]. Trad. F. Aren, S. Rotemberg y M. Vedda.
Marx, K. 1957 “La guerra civil en Francia” Marx, K. y Engels, F. 1973 “Manifiesto
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(Moscú: El Progreso). escogidas (Moscú: El Progreso).
Marx, K. 1971 Elementos fundamentales Marx, K. y Engels, F. 1980 (1881) Escritos
para la crítica de la economía política sobre Rusia II. El porvenir de la comuna
(Grundrisse 1857-58) (Buenos Aires: Siglo rural rusa (México: Cuadernos de Pasado y
XXI) Tomos I, II, III. Presente N° 90).
Marx, K. 1973 Crítica del programa de Gotha Marx, K. y Engels, F. 1982 (1846) La ideología
en Marx, K. y Engels, F. Obras escogidas alemana (México: Era).
(Moscú: El Progreso). Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
Marx, K. 1976 Progreso técnico y desarrollo 1988 Evolución y crisis de la ideología de
capitalista (Manuscritos 1861-1863) izquierdas (Madrid: Siglo XXI).
Schmitt, C. (s/d).
1917 y América Latina*
que nunca lograron, salvo en algún momento doctrinaristas y comprensivas de las particula-
y sitio determinado arraigarse profundamente ridades de la dinámica de las sociedades ame-
entre las masas populares de la región. ricanas, versó en definitiva sobre la evaluación
Sin embargo, el prestigio de la experiencia diferente del carácter universal de la experien-
soviética y del marxismo como teoría de la cia soviética.
Historia fueron determinantes para que el de- Aunque sus opiniones se irán modificando a
bate reprodujera casi exactamente en los mis- medida que la profundización de la controver-
mos términos la disputa que enfrentó a populis- sia conduzca a la ruptura de ambas corrientes,
tas y marxistas en la Rusia finisecular. Haya de la Torre (1924) definió con claridad el
Las relaciones ambiguas entre el aprismo y estado de ánimo de la izquierda latinoamerica-
el socialismo –que signaron el debate político- na respecto de Rusia:
intelectual de los años veinte y treinta en el
continente– derivan del hecho de que ambos Sería inútil que yo tratara de verter todas mis
estaban ideológicamente instalados en el terre- opiniones acerca de Rusia en una simple decla-
no del marxismo o de la cultura que este contri- ración. Ampliamente he de dar mis impresiones
buyó decisivamente a formar. De un marxismo en un libro que preparo y que he de editar tan
interpretado en clave leninista y bajo su forma pronto termine mi viaje por las distintas regiones
rusificada. La pregunta que subyacía y que cada del país de los Soviets. Como estudio no creo que
vertiente respondió a su modo se interrogaba tenga valor semejante un viaje a otro punto de
sobre el futuro de América. Si no se podía ni se globo. Para América: México, y para el mundo:
quería ser Europa, ¿acaso era Rusia el espejo Rusia. En México se inicia la revolución social de
en el que debía contemplarse? Dicho en térmi- tipo indoamericano y en Rusia se está creando el
nos más puntuales ¿hasta dónde la revolución tipo universal de la nueva revolución que cambia-
rusa podía constituir un modelo universal? rá todos los resortes de la historia.
La polémica que opuso al comunista cu-
bano Julio Antonio Mella y al fundador del La revolución social de tipo indoamericano,
Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre, polémi- esta categoría clave del populismo de izquier-
ca a la que las intervenciones de José Carlos da, fue en cierto modo la conclusión necesa-
Mariátegui aportarán consideraciones menos ria de una tentativa de interpretar los “climas
1917 y América Latina943
históricos y las latitudes sociales singulares de cuestión nacional respecto a una perspectiva
la región a partir de los instrumentos concep- exclusivamente clasista. En su versión, la es-
tuales provenientes del marxismo rusificado y casa autonomía de la clase obrera, su extrema
de su prolongación en la Tercera Internacional. debilidad respecto de los demás grupos y cla-
Hasta la misma revolución mexicana fue leída ses sociales, tornaba ilusorio un proyecto de
con las lentes rusas y no debe sorprendernos cambio fundado en su capacidad hegemónica.
reconocer que fueron los fulgurantes hechos La profunda heterogeneidad de los compo-
de la revolución china los que posibilitaron a nentes nacionales y populares solo podía ser
los sudamericanos descubrir que en su propio superada colocando al Estado en el centro de
continente desde más de una década atrás se la constitución de la unidad nacional. El con-
venía desarrollando una revolución autóctona cepto de pueblo es a la vez, paradójicamente,
de la que no se advirtió su presencia. un punto de partida y un producto de una ac-
Insisto en estas puntualizaciones porque si ción solo posible desde el Estado. Lo cual con-
la polémica entre socialismo y populismo en duce inexorablemente a una sobrevaloración
América Latina es retomada en sus orígenes y de su función en desmedro de la sociedad civil
en los textos fundacionales del pensamiento a la que, en definitiva, se considera incapaz de
crítico continental se advertirá con claridad cualquier acción autónoma. La conquista del
la influencia decisiva que tuvieron los sucesos Estado es el requisito para desde él conducir
del Octubre ruso y las construcciones teóricas la transformación y el proceso de industriali-
y prácticas que contribuyó a generar. Por con- zación. Esta doble función del Estado como
siguiente, fue y sigue siendo un craso error constituyente de la unidad nacional y como
tratar de evaluar dicha influencia con el estre- factor decisivo y hasta excluyente de la trans-
cho rasero de las escuálidas formaciones co- formación económica remite nuevamente a la
munistas que desde los años veinte vegetaron experiencia soviética y la conceptualización
en la región. El modelo populista arranca de leninista, pero se funda además en las moda-
las elaboraciones hechas por la Internacional lidades propias del proceso de construcción
Comunista sobre las revoluciones en los paí- de las naciones latinoamericanas. Un Estado
ses dependientes y coloniales y les da un ses- de fuerza decisiva frente a una sociedad ci-
go particular, merced al cual se privilegia la vil débil y gelatinosa no puede sino dar como
944 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
un mundo que cambia vertiginosamente en el regímenes del Este puede servir de experiencia
sentido de su integración. aleccionadora. Más aún, hasta se puede afirmar
En América Latina ya entró en crisis en los que es un elemento de decisiva importancia
años setenta y el ciclo de los golpes militares para encaminar a la izquierda latinoamericana
que le sucedió fue su resultado. Los actuales hacia la construcción de una acción política
procesos de democratización se enfrentan, a su verdaderamente reformadora. Pero para ello
vez, a una gravosa herencia de formas perimi- es imprescindible que el tema de la desintegra-
das del Estado y de la sociedad, que en muchos ción del comunismo como teoría y como prác-
casos los autoritarismos militares contribuye- tica sea asumido como propio por esa izquier-
ron a agravar antes que a superar. El camino da. Lo cual supone un cambio radical de la acti-
que ha emprendido América Latina ya no ad- tud vergonzante y de ocultamiento que siempre
mite retornos al modelo del Estado nacional tuvo frente a las denuncias sobre la naturaleza
antimperialista, pero la izquierda no ha demos- despótica de los regímenes del Este. Si hasta
trado todavía ser capaz de imaginar una alter- ahora pudo soslayarse el problema valiéndose
nativa progresista a las orientaciones neolibe- del argumento que en un mundo bipolar criti-
rales que se imponen en la región. El Estado car a la Unión Soviética o a los países del Este
de compromiso populista hizo aguas, pero el –pero también a China o a Cuba– llevaba aguas
cuerpo de ideas que condujo a la izquierda lati- al molino del imperialismo, desde la caída del
noamericana a defenderlo como un instrumen- Muro de Berlín esta posición se ha vuelto in-
to insustituible para abrir una perspectiva de sostenible, aún para quienes la aceptaban de
desarrollo autónomo sigue en pie. Aun hasta buena fe como legítima.
el presente sigue nutriendo las concepciones Desde esta perspectiva, asumir como pro-
y las estrategias políticas de esa izquierda. La pios de su tradición y de su patrimonio teórico
realidad se ha modificado, pero la inercia doc- y cultural los problemas e interrogantes que
trinarista de la teoría impide una renovación emergen de esa compleja experiencia histó-
tan necesaria como urgente. rica, iniciada en 1917 y que hoy se derrumba
Aquí, en esta asimetría de las demandas de estrepitosamente, es para la izquierda latinoa-
realidad y las insuficiencias del pensamiento y mericana una empresa insoslayable. Su desti-
de la acción es donde la descomposición de los no futuro se vería vitalmente comprometido
946 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
si, como hasta ahora, considerara que lo que de esta verdad que asumimos como un valor
ocurre en el Este no la compromete. He trata- universal ¿Pero cómo hacer para que sus reglas
do de mostrar hasta qué punto la discusión en fundamentales sirvan para estimular, y no obs-
América Latina sobre las vías posibles para en- taculizar, el impulso también universal hacia la
carar una transformación deseada tenía en los emancipación humana?
años veinte un referente que servía de ejemplo Para responder a esta pregunta no es sufi-
de lo que había que hacer: la Rusia posrevolu- ciente rechazar el pasado. Es preciso además
cionaria. Si hoy nuestra izquierda se encogie- indagar las razones de las miserias heredadas.
ra farisaicamente de hombros frente a lo que Los populismos latinoamericanos entraron en
ocurre con el llamado “socialismo real” habría crisis, pero permanecen como ideologías por-
que recordarle, remedando a Marx, De te fabu- que en el pasado dieron una solución política y
la narratur! cultural a demandas concretas de la sociedad y
6. El hecho de que la herencia de 1917 esté del Estado. Su fuerza residió en elaborar desde
hoy en liquidación deja en pie, sin embargo, un arriba, desde el Estado, una voluntad nacional-
interrogante. La Revolución de Octubre y el mo- popular, fusionando cultura de masas con polí-
vimiento comunista que se hace cargo de difun- tica moderna. Más allá de los juicios adversos
dir su contenido histórico universal trataron de que desde el presente podamos emitir sobre los
resolver globalmente el problema de la socie- callejones sin salida en que encerraron a nues-
dad justa. La vía por la que intentaron resolver- tros pueblos, fue una respuesta al problema de
lo ha resultado ser históricamente equivocada. la relación de la tradición con la innovación, que
Pero los problemas quedan. ¿Quién y cómo se recogía la herencia paternalista y caudillista de
plantea resolverlos? La universalización del la concepción tradicional de la política. Dicha
principio de la democracia política que está de- respuesta salía al encuentro de las limitaciones
trás de los traumáticos cambios políticos e ins- que tuvieron siempre los proyectos moderniza-
titucionales que presenciamos la coloca frente dores en la región. Al pretender tirar por la bor-
a la gran responsabilidad de demostrar su capa- da las tradiciones y copiar sin discernimiento
cidad para hacerse cargo de ese problema. De las formas que adoptaban los países centrales,
la democracia no se puede ni se debe salir, nos tales proyectos se identificaban con élites trans-
dice Norberto Bobbio. Y estamos convencidos formadoras sin capacidad hegemónica para
1917 y América Latina947
convertir en hechos de masas sus planes fanta- por ello la democracia es inseparable del con-
siosos. El topos clásico de la separación entre flicto. De un conflicto que pone constantemen-
intelectuales y pueblo no es sino la cristaliza- te en discusión quién y cómo decide.
ción ideológica de la constante crisis de legiti- El derrumbe de una experiencia fallida de li-
midad que debieron soportar los propósitos de beración de los hombres de su sujeción a la es-
cambio y quienes pretendieron llevarlos a cabo. casez material no puede llevarnos a aceptar la
Tal vez algo de todo esto ocurre hoy con el afirmación de que solo la economía capitalista
discurso sobre la democracia y la superación puede garantizar la democracia y el pluralismo.
del Estado de compromiso prebendalista en La experiencia histórica de un siglo y medio de
América Latina. Los temores que despiertan vida independiente de las naciones latinoame-
los obstáculos económicos, políticos y sociales ricanas demuestra que tal afirmación es solo
con que se enfrentan los procesos de democra- una falacia. Una democracia que evidenciara su
tización tienden a privilegiar los elementos de incapacidad para hacerse cargo y responder a
neutralización que la política moderna arrastra las demandas de enormes masas de hombres
consigo. En un orden esencialmente injusto se sumergidos en la miseria nunca podría subsis-
soslaya el reconocimiento, caro a la tradición tir sin transformar a sus reglas en meramente
socialista, de que la democracia no está nece- formales. La realización de la democracia –para
sariamente vinculada a la economía de merca- no utilizar el término neutralizante de “consoli-
do y a la forma capitalista de producción. Todo dación”– significa ponerla a prueba en su poten-
lo contrario, es el obstáculo fundamental para cialidad intrínseca de estimular los procesos de
que se impongan a la sociedad las ideologías transformación. Pero para esto es preciso que la
del éxito económico y del crecimiento sin lími- izquierda diseñe alternativas concretas a formas
tes como naturales e inviolables atributos de la económicas y políticas que han demostrado ser
condición humana. La democracia es un valor incapaces de acordar los derechos de la libertad
a defender porque, como ha escrito reciente- con las exigencias de justicia social.
mente Pietro Barcellona, en un mundo que La búsqueda de una solución política de
cuestiona todo fundamento ella realiza el de- problemas que la crisis del Estado social
recho mínimo de cada uno de poder decidir el agudizó hasta extremos desconocidos supo-
sentido de su propia historicidad. Justamente ne para la izquierda democrática y socialista
948 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
La imposibilidad de resolver estas antiguas La crisis de los países del Este, y de Rusia
contradicciones signó la evolución histórica de en particular, tiene el enorme mérito de poner
nuestras sociedades desde la conquista de su delante de nuestros ojos un espejo gigantesco.
independencia. El pulso de sus vidas naciona- Saber leer dicha crisis es tal vez otra ocasión
les no fue más que un espasmódico sucederse histórica que se nos presenta para reflexionar
de crisis profundas de las que nunca se salió sobre nosotros mismos; sobre la apremiante
del todo. La regla es el encabalgamiento de los disyuntiva que se nos presenta. Si, como se ha
problemas y no su consumación. Territorio de dicho, la modernidad es un destino, el proble-
frontera, “extremo Occidente” como la definió ma a resolver es de qué modo queremos los la-
Rouquié, América Latina, que fue un resultado tinoamericanos ser modernos.
de la gestación de la modernidad, es también
una prueba viviente del carácter ambivalente
de esta. Desgarrada por el riesgo de una pérdi- Bibliografía
da de espesor histórico y por el sueño de una
identificación imposible con Europa, es un bar- Haya de la Torre, V. R. 1924 “Impresiones de
co sin rumbo que marcha a la deriva. Rusia” en La Crónica (Lima), 9 de octubre.
La última entrevista a José M. Aricó*
movimiento, como era el caso de los obreros grabaron fuertemente como un campo misterio-
ferroviarios, que también planteaban justicia so y esotérico de saber que tenía que develar.
social, salarios, bienestar y demás, y que sin Eran palabras que no había escuchado nunca. Y
embargo se la agarraban con nosotros, como a mí me parece que fue esa preocupación por la
si fuéramos los culpables de esta situación. Y, conquista de cierto saber, que creía que estaba
evidentemente, del lado nuestro podría haber en un lugar determinado, lo que me atrajo po-
una actitud similar. Nos __REVISAR SI FALTA derosamente hacia la lectura de este periódico,
LA ÚLTIMA LÍNEA DE LA PÁGINA__ hicieron y me convertí en un lector entusiasta de este
pedazos el acto, tiraron piedras, rompieron el semanario que recibía y que, como se hace en
lugar donde estaban hablando los oradores. todas estas tareas de proselitismo, los recibía y
Ahí, entonces, me contacté por primera después tenía que comenzar a distribuirlo.
vez con comunistas, con personas que decían
ser comunistas, que eran afiliados comunis-
tas. Algunos de ellos –dos de ellos– uno, un En el Partido Comunista
compañero de curso, judío, y otro, compañe-
ro de cursos superiores. Bueno, ellos recibían Entonces me apartó, en primer lugar, de todo
la prensa, recibían lo que era el semanario del el mundo de mis compañeros de escuela, ya
Partido Comunista en ese momento, que era que ninguno era comunista. Quiere decir que
Orientación, y el periódico me interesó. No sé yo era como ellos en un conjunto de activida-
si lo has visto o recordás Orientación de esos des, y no era como ellos en otro conjunto de
años, que tenía una página cultural. Entonces actividades. Eso despertó en ellos una cierta
me acuerdo que me impresionó –de esas co- actitud de reconocimiento, pero también de
sas que impresionan fuertemente y que no se distancia. Quiere decir que yo era una persona,
te borran de la cabeza– un artículo de Marcel cómo podríamos decir, marginal, que tenía una
Prenant, que era un biólogo marxista francés, vida marginal. Pero ellos sentían respeto por
sobre el materialismo dialéctico y el materialis- mi persona, por una persona joven que tenía
mo histórico, que apareció en dos números de una vocación política, cierta vocación política,
este semanario. Bueno, esas palabras, materia- y la llevaba a la práctica, pero no compartían
lismo dialéctico y materialismo histórico se me ninguno de esos valores. Entonces, es como si
La última entrevista a José M. Aricó953
me hubiera recortado del conjunto. Y esa sen- Comunista, en la sección de Villa María. Y bue-
sación de extranjería, de particularidad, de no no, entonces allí estaba, organizaba la bibliote-
ser exactamente como todos, me acompañó ca, di cursos. Me acuerdo que la primera vez di
durante muchos años. un curso sobre la biografía de Marx, de Franz
Pero reflexionando muchos años después, Mehring; pero en realidad yo no conocía nada,
ha dejado como saldo cierta inseguridad, cier- recién estaba leyendo el libro y entonces se los
to temor –no sé cómo expresarlo con palabras explicaba en voz alta a personas que en reali-
precisas–, cierta diferencia, de la que la jac- dad no mostraban excesivo interés (sonrisa)
tancia con que la asumí durante muchos años en conocer esta historia, porque suponían que
mostraba que era el velo que ocultaba el fasti- la conocían o porque estaban ocupados, tenían
dio que me producía no ser como los demás, no sueño a la noche, bueno, esas empresas que
ser capaz de ser como los demás; es decir, no ir no cuajan, en una organización que ya estaba
a bailar los sábados a la noche –yo trataba de colocada a nivel de sobrevivencia, porque la
hacerlo– pero era extraño, no aprendí a bailar, oposición peronista, la censura, la intolerancia
no aprendí a nadar, no aprendí a hacer ningu- peronista se fue haciendo muy dura en los años
na de toda esa cantidad de prácticas que hacen 49-50; en el 51 empiezan las prisiones.
todos los jóvenes; hacíamos reuniones los días Yo pasé como ciento setenta días en un año.
de carnaval; vale decir, éramos seres estrambó- Me acuerdo una vez, que acababa de salir de la
ticos que funcionaban por otro lado. prisión, me pegué un baño, me puse un sobre-
Al margen, como protegiendo a esa familia todo nuevo que tenía, fui a la casa de unos com-
que se había comunistizado, porque mi padre pañeros del partido –del secretario del partido
se afilia al Partido Comunista un año después en Villa María– cayó la policía y ahí me enchu-
que me afilio yo, y mis hermanas no se llega- faron otros treinta días más.
ron a afiliar, pero como me querían mucho, Caímos justo cuando se estaban discutien-
mi vida era también la suya, entonces, era una do las teorías de Lisenko. Era interesante ver
protección fuerte que ejercían. La familia se a plomeros, hojalateros, albañiles, electricis-
comunistizó. tas, carpinteros, algún abogado por allí, un in-
Desde 1947 a 1949-50 (en el 49 voy a Córdoba geniero discutir sobre las leyes de la herencia
a estudiar Derecho) estuve en el Partido y de cómo las teorías de Mendel eran teorías
954 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
burguesas, que no se correspondían con la Maquiavelo. Por eso yo digo: le debo al Ejército
realidad, porque la ciencia marxista-leninista argentino la posibilidad de haber adquirido el
había descubierto que se podían transformar idioma que me permitiera leer a Gramsci den-
todas esas leyes genéticas mediante un trabajo tro de los cuarteles del Ejército.
con los seres vivos. Entonces, ver la ingenui-
dad, pero además, la pasión con que se dis-
cutía sobre temas de los cuales no se conocía Gramsci
absolutamente nada, es un hecho apasionante,
porque está mostrando en realidad, de manera Yo creo que había una cosa que me impresio-
disfrazada, grotesca, otro tipo de cosas: el pa- naba y que eso estaba vinculado a cómo yo me
pel que desempeñaba la cultura y el saber en la situaba dentro del Partido Comunista. Este era
formación de un militante comunista. un intelectual, un hombre que no había supedi-
En el año 52 yo voy al servicio militar. Me tado el conocimiento de la teoría, la reflexión,
toca hacerlo en un lugar que era una intenden- a los dictados del Partido Comunista, pero que
cia de campo, Intendencia de Campo Cuadro al mismo tiempo era un militante político. Vale
Nacional, que está en San Rafael. El ritmo de decir: un hombre juntaba estas dos cosas. Y
trabajo allí era muy simple: a las seis o siete de estas dos cosas eran las cosas que yo quería
la mañana se levantaban todos, iban a cosechar juntar, porque yo era un hombre muy preocu-
alfalfa. Yo iba a mi oficina, era uno de los cin- pado por la reflexión teórica, por la lectura de
co o seis tipos que sabían escribir a máquina, los libros, por toda la tradición teórica del pen-
porque los otros eran campesinos analfabetos samiento socialista, y además era un militante
de Malargüe, iban a trabajar, y entonces yo te- político. Y no encontraba ni en los intelectuales
nía mi oficina a mi disposición. A las dos de la ni en los políticos esa doble funcionalidad. Con
tarde se iban todos, y después desde las dos los intelectuales, en una de esas, podía hablar
hasta el otro día yo estaba solo en mi oficina, de Gramsci, pero tenía que forrar un libro de
tenía una cama. Me llevé una gramática italia- Gramsci para ir a las reuniones del comité pro-
na, un diccionario, un cuaderno y las Notas so- vincial del Partido Comunista.
bre Maquiavelo (Gramsci, 1949). Y traduje ese Quiere decir que había un campo de lectura
año, aprendiendo el italiano, las Notas sobre que yo debía proteger mediante el silencio, no
La última entrevista a José M. Aricó955
debía ser expuesto; por eso podía leer a Trotsky, del socialismo. En esa idea, que era él, porque
lo tenía en mi casa, pero nadie debía saber que esa era la idea de él, ahí cabía absolutamente
lo tenía, no podía exponerlo en una biblioteca. todo lo que iba llegando, todo lo que le llegaba,
Entonces, digo, esa posibilidad de juntar estas que llegaba así como traído por el tiempo, por
dos cosas estaba en Gramsci y eso es lo que me oleadas, ya fueran cosas del arte, o cosas de
interesó. Eso me llevó a comprar las obras, que la comida, o ideas, o teorías, o conocimiento
las compré en esos años. Todos los escritos de científico, o amistades, o viajes, o lo que fuere,
Gramsci (1949, 1951, 1953)1 de la primera edi- todo iba como entrando, digamos así, dentro
ción de Einaudi los compré entre el 51 y el 53, en de esa gran estructura abierta, lábil, en cons-
una librería de Córdoba que los traía. tante ebullición, que para él era socialismo.
Por consiguiente no podía haber nadie, era
inútil discutir con Pancho sobre si el socialis-
Testimonio de Oscar del Barco mo estaba en crisis, sobre si el socialismo iba
a desaparecer, etcétera, etcétera, porque era
Es interesante esta idea del socialismo que te- algo que escapaba, era algo inconmensurable
nía Pancho, como lo que hacía a su identidad, con la concepción –no, no con la concepción–,
así como, digamos, un tehuelche o un boro- con lo que para él era el socialismo. Esto es lo
boro tienen su identidad tehuelche y todo es que me parece que lo caracterizaba y se articu-
tehuelche, o un carpintero o qué sé yo, todos la con esa otra idea que yo digo, de lo amoroso
tienen una identidad. Pancho tenía una identi- en Pancho. Es decir, lo amoroso de Pancho, lo
dad, y su identidad era el socialismo, y por so- socialista en Pancho, eran casi cosas como…
cialismo entendía todo lo que era positivo en como homólogas, era como decir lo mismo.
el mundo, esa idea que tantas veces expresó, Ese era el punto que lo convertía en un imán.
que decía que el ansia que tienen los hombres En función de esto, cuando recuerdo la vida,
desde siempre de redención, esa era su idea los últimos tiempos de Pancho, veo como una
especie de transformación muy grande a partir
1 Mencionamos solo algunos de esos libros, que son
de la idea de la muerte. Creo que Pancho, que
los que cita Aricó en otros capítulos de esta misma An- era el hombre del sistema, que yo he llamado el
tología [Nota de la presente edición]. hombre hegeliano, que todo lo incorpora, que
956 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
todo lo asimila, desde la pintura, desde la mú- estaba cavando, digamos, su interioridad de una
sica, desde las técnicas, desde hacer un plato manera más profunda. Pancho comenzó a creer
de comida, etcétera, etcétera, que todo lo iba en cosas increíbles. Y ese creer en cosas increí-
incorporando, digamos así, tenía esa capacidad bles era la presencia de lo que yo llamo, tanto
plástica de la incorporación de las cosas, creo puedo llamarlo lo sagrado, como puedo llamarlo
que cuando es tocado por la muerte, entra en el misterio, y como otros lo llamarían con otros
una especie de ascenso, de verticalidad en sí nombres y todos son válidos, porque eso no tie-
mismo. No que se desprenda de lo otro, sino que ne nombre.
todo eso es como asumido y elevado, lo que ca-
racteriza a Pancho a partir de ese momento es
como la elevación. Pero ¿por qué? Yo pienso que [Continúa la entrevista Carlos
el toque de la muerte, que no es un toque mate- Altamirano]
rial, sino que es una destrucción de todo aquello
que nos mantiene encerrados y que abre, que lo El XX Congreso, ¿cómo opera ahí, en esto?
instala, que lo instaló a él en una suerte de in- Éramos, era una organización sui generis;
temperie esplendorosa, digamos así, lo llevó a en un lugar [Córdoba] donde la Universidad
enfrentarse a algo que también es común, que pesa mucho. Había una reestructuración del
también vivimos todos los hombres, muchas ve- trabajo universitario en torno a figuras que
ces sin tener cuenta, que es el misterio. Pancho eran militantes firmes, pero bastante librepen-
quedó como absorto, como fascinado, no por sadores. Por ejemplo Oscar del Barco, que es-
la posibilidad, sino por la existencia real de la taba en la dirección del Círculo de Filosofía,
misteriosidad, del misterio total en el cual es- de la célula de Filosofía que se fue ampliando,
taba y en el cual estamos. Y lo dijo, y lo decía pero él había pasado por el surrealismo, había
en sus conversaciones. Lo que pasa es que sus pasado por Nietzsche, por una cantidad pen-
conversaciones también tenían sentido en dis- sadores. Era un hombre firme como militante,
tintos lugares. Una cosa es cuando daba una pero culturalmente abierto a la discusión. Ese
conferencia y otra cosa es cuando hablaba en era un mundo abierto de discusión.
el campo, en medio de los árboles, en medio de Ahora, sin embargo, ¿por qué en el 56, cuan-
los pájaros, donde podía explayarse en esto que do viene lo del XX Congreso y lo de Hungría,
La última entrevista a José M. Aricó957
Comunista hacia la conquista de las masas que, vos utilizaras un órgano diferente para intro-
en este caso concreto, era la conquista del pe- ducir en el partido una discusión que no se
ronismo en disponibilidad. Eso significaba que libraba dentro del partido.
había que descomponer una historia tal como Eso era cierto. Eso era así. Tan cristalino
la habíamos construido, una caracterización aparecía el editorial que era así. Pero yo pensa-
del mundo peronista [tal] como lo habíamos ba que esa era la excusa elegante que les podía
constituido y señalar una distinción funda- permitir a ellos absorber las cosas y, en cierto
mental entre la caracterización que podíamos sentido, utilizarnos a nosotros (aquellos secto-
tener del Gobierno de Perón, y el efecto que res que estaban en el cambio dentro de la direc-
tuvo de nacionalización de masas que creó ción del partido), utilizarnos a nosotros como
esa experiencia histórica. Para eso, el otro ele- un elemento de presión y de cambio. Es decir,
mento que agregamos es que era necesario un nosotros no es que nos inmoláramos, pero nos
rearme ideológico del partido y, además, una colocábamos ahí como un elemento de punta
modificación del instrumental, de manera tal para abrir este debate cerrado. Esa era mi idea.
que pudiera estar en condiciones de establecer No teníamos una percepción muy clara, porque
un diálogo productivo con todo lo que estaba todo esto lo veíamos más bien desde el área de
produciendo la ciencia, la ciencia social, en el la juventud, más que desde lo que se cocinaba
cambio de las ciencias sociales en ese momen- en la dirección del partido, o desde las conver-
to, como parte del proceso de conquista de los saciones con Agosti, que era siempre el hombre
nuevos intelectuales. que estimulaba y frenaba, pero que nunca deja-
Esto es lo que decía el editorial: mostraba ba de estimularte, que en el caso de la revista
una confianza en la capacidad del partido para dijo “sigan”. Entonces, nosotros pensábamos
hacerlo, mostraba la existencia de un problema que había fuerzas más consistentes. No com-
generacional y la necesidad de abrir una etapa prendíamos hasta qué punto la crisis profunda
de un debate muy profundo. que se había abierto en el movimiento comu-
nista por la cuestión de la confrontación con
Bueno, y ¿qué pasó? Porque leyendo ahora el China y la revelación de todas estas cosas del
editorial de la revista uno capta una serie de estalinismo, abría fisuras que iban a conducir
reservas hacia el Partido Comunista, como si luego a la ruptura del Partido Comunista. Yo
La última entrevista a José M. Aricó959
creo que se tuvo un temor profundo a que si más una hoja arrastrada por la tormenta que un
este debate se prolongaba, se abría, se expan- centro ideológico formulador de políticas; que
día, iba a haber un proceso de laceración y di- muestra la debilidad intrínseca de un grupo que
visión del Partido Comunista. Y eso es lo que había surgido para una función que no podía
se trató de impedir, como diría Orestes Ghioldi, cumplir. Deslumbramiento no tanto frente a la,
agarrando la gallina y retorciéndole el pescue- cómo diría… a la consistencia de la empresa,
zo a tiempo. sino a la heroicidad de una empresa hecha por
un conjunto de hombres dispuestos a dar su
vida por cambiar una situación y por contribuir
La guerrilla guevarista a precipitar un cambio revolucionario que no-
sotros pensábamos que estaba inscripto en la
El otro elemento que sí tuvo una importan- lógica del mundo y en la lógica del país. Más
cia decisiva fue el encuentro con la guerrilla si tenemos en cuenta lo que estaba operando:
de esa época. Un encuentro casual, absoluta- el golpe de Estado, la caída ___REVISAR SI
mente casual, tal como se produjo, pero evi- FALTA LA ÚLTIMA LÍNEA DE LA PÁGINA___
dentemente no iba a ser casual luego: las cir- del Gobierno de Frondizi, toda esta situación
cunstancias fueron casuales. El hombre que se ambigua, con la aparición del poder militar, las
contacta con Ciro Bustos es Oscar del Barco. relaciones sindicales, el oscurecimiento del
Fue una situación casual. Oscar del Barco era peronismo, todas esas situaciones barrosas,
profesor en Bell Ville, Ciro Bustos tenía una pantanosas de esos años que, además, fue un
relación de parentesco con Ademar Testa, que momento de expansión del movimiento guerri-
era un abogado y amigo nuestro, y entonces llero en toda América Latina. Estábamos ence-
en la casa de Ademar Testa, Oscar lo encuen- guecidos por la experiencia de la Revolución
tra a Ciro Bustos, que le cuenta su experien- Cubana.
cia cubana y lo que viene a hacer, [de] cómo él Yo creo que fue un período de corto pla-
ha sido enviado para reclutar gente para esta zo porque la guerrilla era una operación tan
experiencia guerrillera. Y ahí se produce una
cosa, el deslumbramiento, que muestra hasta
qué punto, en muchas cosas, nosotros éramos
960 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
parecida a La armada Brancaleone2, que dio esa experiencia debía ser superada, no podía
los resultados que La armada Brancaleone quedar en ese estadio porque la relación era
dio. Efectivamente, desapareció como por en- una relación de manipulación y porque, ade-
canto, y si no dejó muchos muertos es porque más, el peronismo no había logrado crear una
en esa época estaba el Gobierno de Illia, que relación democrática con un mundo intelec-
era un gobierno, no digo complaciente, pero tual, un mundo intelectual que había quedado
respetuoso y capaz de entender, quizás con ex- enfrentado y que había quedado al margen y
cesiva ternura, que este era más bien un desvío que debía penetrar ese mundo. Esa fusión tenía
juvenil que una expresión política que debía ser que darse, y mientras existiera una izquierda
aplastada y liquidada como pensaba –y piensa– intelectual por un lado y un peronismo por el
el ejército. otro, el problema seguía estando planteado. El
problema era cómo encontrar la forma a este
Ya en la editorial del cuarto número aparece nexo. Eso aparece más claro, va a aparecer lue-
otra lectura del peronismo. go más claro en la editorial del número nueve.
Otra lectura, que está fuertemente sesgada
hacia el reconocimiento, como decía antes, de
lo que significó en términos de nacionalización Clase obrera y peronismo
de masas, de constitución de masas. Se reivin-
dica la organización sindical como la creación En el número nueve se retoma, de alguna ma-
de una institución, de un nuevo tipo de incor- nera, la inspiración más originaria de la re-
poración, pero no hay una caracterización del vista, porque se vuelve a poner en el centro la
gobierno peronista. No es sobre el gobierno cuestión obrera, la cuestión fabril…
peronista de lo que estamos hablando, sino so- La cuestión fabril, la expresión de un sindica-
bre los procesos de masas a que dio lugar la lismo de clase, la expresión de un bloque social
experiencia peronista; vale decir, en el fondo, que se va conformando en torno a ese proceso
de clase, la idea de que era posible mantener
2 La Armada Brancaleone es una película italiana
ese bastión a largo plazo y que Córdoba podría
de 1966, dirigida por M. Monicelli [Nota de la presente ser un factor de dinamización de una confron-
edición]. tación de clases en torno a la formación de un
La última entrevista a José M. Aricó961
nosotros. Ese anclaje en el peronismo quita pronto, entra otra dimensión, que añade un
la posibilidad de una reducción de esa masa, elemento que no necesariamente se sigue del
de la integración de esa masa. Es el soporte primer momento de la argumentación.
político de una irreductibilidad al sistema. Yo creo que la lectura en clave obrerista te
Pero no es un elemento que por sí mismo pue- hace enfatizar un elemento: el elemento de una
de conformar un movimiento de oposición al identidad obrera que está más allá del elemen-
sistema. Para que eso se pueda constituir es to de la identidad política. Y eso es lo que está
necesaria la formación, fuera del peronismo, subyacente en todos nuestros razonamientos.
de una corriente de izquierda que sea la que El peronismo era una especie de forma externa
actúe como elemento de dinamización. Y de –y cuando digo forma no lo estoy diciendo en
trámite. Es decir, ya en ese momento se está el sentido con que hoy pienso la idea de forma,
planteando un proceso futuro de fusión entre que es la única manera en que se expresa una
formaciones de la izquierda peronista y for- identidad. Lo pensaba más en el término de dis-
maciones de la izquierda intelectual, porque tinción forma y contenido vieja. Era una forma
eran fundamentalmente intelectuales, pero transitoria. Había una identidad obrera de base,
de matriz socialista, en un nuevo tipo de or- que la experiencia política iba a permitir que se
ganización política que de alguna manera no expresara de manera distinta. El peronismo era
podíamos dejar de considerar como un movi- una identidad política de trámite, que podía ser
miento socialista. cambiada. Quiere decir que en nuestro razona-
miento existía como elemento subyacente una
Pero, ¿qué es lo que liga [a] estos dos movi- extrema confianza en la posibilidad de cambio
mientos del razonamiento? Esto de la centra- de la conciencia obrera.
lidad del peronismo en la experiencia de cons-
titución de la clase obrera argentina moder-
na, digamos; y esto es lo que yo encuentro que Sobre la condición obrera
está en ese número 9 y con el mismo pasaje,
que no es fácil en el discurso, uno nota ciertos La puesta en el centro de la dimensión pero-
saltos en la lógica de la argumentación. Hay nista es historicista…
una lógica de argumentación obrerista y, de Es historicista, sí…
La última entrevista a José M. Aricó963
[…] Entonces, estos nuevos matices están ahí también fue distinta, fue un contacto distinto.
jugando en Pasado y Presente y van a jugar, El otro era un discurso más general, donde las
creo yo, a lo largo de las dos etapas. barreras estaban cortadas, era el discurso de
Van a jugar… En el caso del Negro, el Negro los intelectuales. Entonces, esa diferencia de
Porta3, el discurso historicista es pleno ¿no? Si sesgo era muy importante. Pero, digo, esas dos
vos ves todos los escritos que van desde nueva visiones están, ahora, en el propio discurso de
táctica hasta nueva política hay una conver- uno. Por eso puede ser que existan esos saltos
sión, podríamos decir en el caso del Negro, a que vos decís, esos forzamientos del razona-
esta especie de nacionalismo radical muy clara. miento, porque el trasfondo, el supuesto sobre
Yo diría que es el hombre que expresa con más el cual se montaba el razonamiento nunca que-
absoluta claridad esta posición. Esta no podía daba claramente de manifiesto.
ser mi posición, porque yo no estaba en esa ma-
triz, porque quería hacer un discurso no desde
las masas populares, sino desde la condición Montoneros, 1973
obrera. Eso era muy fuerte, quizá por tradición
personal, pero además porque hablamos de dos El hecho es que nuestra revista, y todo el gru-
realidades distintas: yo estaba en contacto per- po, se inclina por el voto al peronismo, porque
manente con el mundo obrero, porque estaba veíamos concretamente en ese caso la apari-
en una ciudad donde no podías prescindir de ción en el interior del peronismo de una fuerza
ese contacto. Yo me acuerdo, yo era amigo de de izquierda, que se definía como de izquierda
Gustavo Roca y en su estudio se juntaban los di- socialista, que tenía una visión muy socialista
rigentes sindicales, escuchábamos sus conver- de las características que tenía que tener ese
saciones, teníamos relaciones de amistad –con movimiento, que pretendía no simplemente
Atilio López nos juntábamos a comer. Era una una fusión en el interior de todo peronismo,
relación distinta. La del movimiento estudiantil sino un cambio del movimiento peronista,
que establecía una lucha por la hegemonía en
la dirección del movimiento peronista, y que
3 Se refiere a J. C. Portantiero. Ver Aricó (2009 [1980]: tenía todo el aval de Perón para llevarlo ade-
34) [Nota de la presente edición]. lante. Entonces, ¿qué veíamos nosotros? que
964 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
lucha frente al ejército, a la manera en que con- de masas, y cuestionamos el guerrillerismo que
sideraba la discusión interna del peronismo. está inserto en esa organización, que aparece
No participamos nosotros, excepto en el caso como insuperable, no comprendiendo, enton-
de Pepe Nun y de Pablo Gerchunov, de la acepta- ces, lo que son las tareas de la construcción de
ción de otras corrientes que cuestionaban al mo- un movimiento social. Entonces, lo que ha que-
vimiento montonero desde otros costados, fun- dado de ese editorial es el apoyo que nosotros
damentalmente el Peronismo de Base. Nosotros damos a Firmenich, pero no damos un apoyo a
no apostábamos al Peronismo de Base, sino al Montoneros, damos un apoyo a las palabras de
Movimiento Montonero. Por una razón muy Firmenich.
concreta: porque el peronismo de base nos me-
recía las críticas de todas estas expresiones que Que es el discurso de Atlanta…
no se hacían cargo de la necesidad de instalar Que es el discurso de Atlanta. Claro, no en-
la lucha, la constitución de esta nueva lucha en tendiendo que entre el discurso de Atlanta y la
los esquemas de poder, no en la construcción realidad del movimiento montonero no había
simplemente de un mundo de resistencia, abajo. ninguna compatibilidad, vale decir que decían
En el caso de la consideración de Perón somos una cosa y hacían otra. […] Que me recuerda
muy cuidadosos, es más, hacemos una crítica a una conversación que tuvimos prácticamente
Montoneros por no comprender la situación di- quince días antes de la detención de Quieto,
fícil en que el Gobierno de Perón se ve obligado que fue patética, patética porque nos encontrá-
a gobernar cuando hay un cerco en torno a él, bamos con un dirigente derrotado, aniquilado,
que deriva del hecho del fracaso del proceso en sin posibilidad de cambiar una situación en la
Bolivia, la caída del Gobierno de Allende, bueno, dirección del movimiento, desconfiando pro-
todo este tipo de cosas. Ahora, es evidente que fundamente de lo que ese movimiento estaba
en ese segundo editorial hay, podríamos decir, diciendo, pero obligado a defender cosas ab-
una exageración sobre la capacidad de cambio surdas, como la creencia de que una confron-
que puede darse en una organización como la tación frontal con el ejército podría llevarlos a
de Montoneros. Por eso, nosotros privilegiamos ellos al triunfo. Eso no lo creía Quieto, Quieto
el discurso de Firmenich, que es un discurso so- era un hombre que estaba derrotado antes, y
bre la construcción de una organización política su detención yo creo que es la consecuencia
966 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
lógica de este desplome moral, diría, y políti- cuestiona esta tendencia al estancamiento y
co que se produjo en este hombre. a la limitación y a la conversión de la demo-
Entonces, yo creo que tuvimos una posición cracia en una democracia bloqueada, pueden
equilibrada y correcta frente a Montoneros, en plantearse estos temas. Por eso digo, la radi-
una situación muy difícil porque no existía en calización que el discurso democrático admite
el plano político general ningún centro, ningún solamente puede plantearse si la posibilidad de
lugar donde se planteara un principio de razón la transformación es incorporada al propio de-
que dijera dónde estamos situados, qué está pa- bate, si la idea de democracia se combina con
sando en este país, no. la idea de socialismo comprendiendo, como
intento comprender, que ahí hay un problema,
Ustedes, finalmente, eran parte de una dialéc- que ahí hay un problema a dilucidar; con lo
tica social, en la que estaban involucrados y cual no estoy diciendo nada nuevo, porque el
que a lo mejor cuando ustedes creían que em- destino de los hombres es plantearse los pro-
pujaban, en realidad eran empujados por… blemas e intentar, muchas veces vanamente,
no por nadie, sino por… dilucidarlos.
Éramos empujados, es decir, nosotros
queríamos corregir algo que era incorregible, Testimonio de Juan Carlos Portantiero
dentro de un movimiento que nos envolvía,
donde quizás la única posibilidad real hubiera Quizás la mejor síntesis de la búsqueda de
sido retirarse y decir “no, vamos al desastre”. Pancho, la búsqueda madura de Pancho, su
Eso no lo decía nadie, ni siquiera Balbín. búsqueda teórica, ha sido la de intentar sepa-
rar a Marx del marxismo. ¿En qué sentido?:
intentar redescubrir a un intelectual, político,
México - Buenos Aires que sintió la enorme necesidad de someter a
la realidad y a la conceptualización de la rea-
La Ciudad Futura lidad, a las teorías de su tiempo, a una crítica
radical. Alguien que, como Marx, vivió al capi-
Este debate, solamente desde una perspec- talismo como el producto de una humanidad
tiva radicalizada, desde una perspectiva que fetichizada y que, en ese sentido, instituyó para
La última entrevista a José M. Aricó967
su análisis el principio de la crítica. A diferen- del libro de Pasado y Presente, eso es la lista,
cia del marxismo, esa operación intelectual de a veces caótica, de temas que aparecen en los
finales del siglo XIX donde de alguna manera, casi cien números de los Cuadernos de Pasado
dando vuelta a las cosas, en lugar de esa crí- y Presente.
tica radical, lo que aparecía era una construc- Esta preocupación, en México va a tener
ción de teorías montadas sobre un principio de alguna precisión particular, porque en México
absoluto. suceden por lo menos tres cosas importantes
Ese objetivo, esa separación entre Marx y en su vida: una, el descubrimiento [de] América
el marxismo, no significó, sin embargo, para Latina, el descubrimiento que muchos compar-
Pancho abdicar de otro elemento fundamental timos con él, pero que él llevó más allá que to-
que está en Marx, que es el socialismo. Pancho dos nosotros; otra, la reflexión sobre la crisis
pensó que Marx podía separarse del marxismo del marxismo y la revalorización de la relación
y que eso era correcto, pero en cambio sintió entre democracia y socialismo; y por fin, muy
que el pensamiento de Marx seguía siendo fun- personal, pero muy significativa, la posibili-
damental para diseñar esa posibilidad de auto- dad de Pancho de encontrarse a sí mismo, ya
nomización, de liberación del hombre, llamada no como un editor, sino como un investigador
socialismo. meticuloso.
Toda su preocupación, toda su obra gira De estas tres dimensiones, sobre todo la úl-
alrededor de esto. Si nosotros la examinamos tima que es la fundante de todas, hay pruebas
desde los años sesenta, en el momento en que muy grandes de lo que México significó y hasta
él lanza primero la revista Pasado y Presente, qué punto México fue un corte, un corte hacia
luego los Cuadernos de Pasado y Presente, adelante, importantísimo en su vida. La vuelta
vamos a ver hasta qué punto Pancho en esta a Buenos Aires de todos nosotros, la vuelta a
búsqueda de iluminación del socialismo y de la Buenos Aires de México, le permite, de algu-
figura de Marx, intenta para el socialismo una na forma, ir recuperando, precisando todavía
operación parecida a la que Marx había hecho, más lo que ya se había insinuado en esa esta-
esto es, conectarla, no con su propia historia día mexicana. De esa estadía mexicana vienen
interna, sino conectarla con la cultura más sus trabajos sobre Mariátegui (Aricó, 1978),
avanzada de su tiempo. Esos son los sumarios de esa estadía mexicana vienen sus primeros
968 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
borradores sobre Juan B. Justo (Aricó, 1999 que a mí me parece muy significativa: “la uto-
[1980]), de esa estadía mexicana viene su li- pía –dice Pancho– es el recurso de los débiles.
bro más importante, Marx y América Latina Cuando no se sabe cómo salir del paso –agre-
(Aricó, 2009 [1980]), en donde toda esta obse- ga– se recurre a la utopía. Una cosa es la utopía
sión trata de condensarse. Y vienen también los y otra cosa es la dimensión proyectual del hom-
apuntes para su último libro, el que traza el iti- bre”. Y para reivindicar esta dimensión proyec-
nerario de Gramsci en América Latina (Aricó, tual del hombre trata de liquidar lo que él llama
2005 [1988]). Por fin, los últimos años, los años el exceso de discurso utópico, que impide ver
del 83 en adelante, esos años que cuajan en la cotidianidad de la gente, la dimensión huma-
instituciones en donde Pancho trata de viabi- na de la política, en nombre de un futuro que es
lizar políticamente todo esto que él había tra- impreciso y que es indeterminado.
zado como itinerario intelectual, como el Club Creo que la crítica a la idea de revolución, la
Socialista o como la revista La Ciudad Futura, crítica a la idea de utopía, esta reformulación
allí, digo, en estos años, la problemática ad- que él avanza acerca de la vinculación entre so-
quiere características puntuales. Es un Pancho cialismo y democracia quedan como los gran-
que, yo creo que llegando al hueso de su preo- des temas de su obra y de su vida. Estos últi-
cupación, descubre y expresa con claridad dos mos años de la vida de Pancho aparecen como
temas fundamentales: uno, el tema de la crítica todavía más iluminados por esa preocupación,
de la idea de revolución, aquella visión del siglo y creo que es solo alrededor de esta preocupa-
XIX de que la transformación del capitalismo ción, y mirando hacia atrás, que puede recu-
al socialismo podía ser pensada desde la me- perarse este hermoso itinerario de casi treinta
táfora de la Revolución Francesa. Pancho ve años de vida intelectual.
mucho más al socialismo como un proceso lar-
go de transformación que debe influir sobre la
vida cotidiana de las personas y que debe asen-
tarse, entonces, sobre propuestas de reformas
de la sociedad. Vinculado con esto, la revisión
a la crítica de la idea de utopía. En uno de los
últimos trabajos de Pancho aparece una frase
Walter Benjamin, el aguafiestas*
faccioso? En el perfil biográfico que le dedica práctica intelectual y de las formas a utilizar
Julian Roberts (1982) se dice –y creo que con para llevarla a cabo con eficiencia evocara, en
mucha razón– que la historia de su carrera alguna de sus cartas, la figura conradiana del
intelectual es la historia de una lucha difícil y agente secreto. Dado que su propósito era tor-
extenuante por plegar a ese proyecto propio nar inutilizable para los historiadores burgue-
estructuras organizativas insensibles y sordas. ses a la crítica literaria, o a la historia de las
En este sentido, si su coraje nos sigue parecien- ideas, se sentía obligado a trabajar en forma
do admirable, no debemos dejar de reconocer “ilegal” y “de incógnito entre los autores bur-
lo aleccionador de su astucia. Las dificultades gueses”. La intensa actividad de crítico militan-
para contornear con rasgos firmes su figura no te que Benjamin desplegó desde fines de los
se desprenden, en consecuencia, de una am- años veinte, es decir cuando inicia su camino
bigua actitud suya que las justifique, sino más hacia el marxismo y el socialismo, no puede
bien de una incomprensión generalizada acer- por consiguiente ser olvidada, menospreciada
ca de sus propósitos, de la estrategia que se tra- o ignorada, porque de tal modo se dejaría fuera
zó en favor de una organización revolucionaria buena parte de su labor y los nudos centrales
de la cultura. A diferencia de lo que algunos de de su reflexión permanecerían oscuros. No se
sus críticos sostienen, nunca pensó que fuera podría advertir, por ejemplo, hasta dónde su
necesario encerrarse en un aislamiento parna- obra sobre los pasajes de París –equivalente,
siano para preservar a su investigación intelec- en el espacio multiforme de las superestruc-
tual de cualquier interferencia profesional o de turas, al análisis de la estructura de la socie-
clase. Todo lo contrario, contó con ellas como dad moderna llevada a cabo por Marx (1975)
dimensiones insuprimibles de una labor teóri- en El Capital– hunde su terreno nutricio en
ca y de difusión orientada a un público. Por ra- esa intensa actividad crítica de los fragmen-
zones ideológicas y políticas, pero también de tos cotidianos y dispersos de la modernidad.
subsistencia. Lamentablemente, la casi totalidad de esta la-
Trabajó en distintas organizaciones porque bor sigue siendo desconocida para los lecto-
siempre vivió preocupado por insertar su obra res de habla no alemana. Confiemos en que en
en la práctica inmediata. Y no deja de ser em- un futuro no lejano la errática edición de sus
blemático que para graficar el sentido de su escritos en español ceda su lugar a un proyecto
Walter Benjamin, el aguafiestas971
más integral y exhaustivo de publicación de que definen el sentido de toda su labor. Cuando
una obra cuya fragmentariedad alimenta mu- la “caza al marxista” –ese nuevo fantasma que
chas veces el equívoco. En el presente suple- recorre el mundo– amenaza ser un modo bur-
mento solo deseamos estimular el deseo de una do y trivial de disfrazar la incapacidad del pen-
aproximación más cabal a su pensamiento. En samiento crítico para volverse práctica trans-
los textos que hemos escogido se advierte con formadora, rescatar el carácter militante de
claridad la preocupación benjaminiana por de- la crítica benjaminiana sigue siendo un modo
finir la función intelectual en una época de cri- de cuestionar la aceptación indiscriminada de
sis política. Pero por sobre todo resulta eviden- lo existente. Un modo, en fin, de ser también
te hasta dónde la identificación con el modelo como él, un aguafiestas.
brechtiano significó en Benjamin el reconoci-
miento del proletariado como el destinatario y
a la vez el demandante de la posesión de los Bibliografía
instrumentos de la producción literaria. Hacer
justicia a un pensador que en su vida y en su Marx, K. 1975 El Capital (Buenos Aires /
reflexión expresó el difícil tránsito a la política México: Siglo XXI).
revolucionaria de un intelectual en los trági- Roberts, J. 1982 Walter Benjamin (Londres:
cos años de entreguerras obliga a admitir sin Macmillan).
cortapisas aquellas dimensiones de su pensar
Benjamin en español*
en 1922, inspirado en el célebre cuadro de Paul La publicación de los textos más expresa-
Klee que él adquiriera en Múnich en 1921. Un mente autobiográficos desvían el camino de
año antes había aparecido en Caracas, editado la hermenéutica de la obra benjaminiana al
por Monte Ávila, un volumen que, con el título tiempo que sugieren las instrucciones para
de Sobre el programa de la filosofía futura y transitarla. En 1982 aparece en español, publi-
otros ensayos (Benjamin, 1970), incorporaba, cado por Alfaguara, Infancia en Berlín hacia
entre otras, el ensayo sobre Las afinidades 1900 (Benjamin, 1982a). Cinco años después,
electivas de Goethe. la misma editorial presenta Dirección única
A principios de los ochenta la difusión de (Benjamin, 1987), rara colección de pequeños
Benjamin se revitaliza. La publicación de va- fragmentos y aforismos, que desafía, como casi
rios trabajos sobre la escuela de Frankfurt, todo el trabajo de Benjamin, la eficacia de las
como La imaginación dialéctica de Martin taxonomías y los límites de los géneros y que
Jay (1974) y Origen de la dialéctica negati- el autor dedicara, en 1928, a su fervorosamente
va de Susan Buck-Morss (1981) entre los más amada Asja Lacis.
importantes, y de las obras de Adorno (1962), Puede agregarse a este conjunto de obras el
Horkheimer (s/d) y Habermas (1975), en un cli- magnífico relato de la estancia del berlinés en la
ma cultural signado por la desintegración del capital soviética, Diario de Moscú (Benjamin,
marxismo positivista, constituye la invitación a 1988a) publicado por Taurus. Este trabajo es,
revisitar el legado benjaminiano y el argumen- acaso, el que de modo más elocuente ilustra la
to a partir del cual se hilvana una nueva lec- singular amalgama de estética, filosofía y políti-
tura de sus escritos. Disueltos los obstáculos ca que distingue la mirada benjaminiana.
culturales que limitaban su expansión, junto al Los trabajos de Gershom Scholem son otro
Benjamin crítico revolucionario y filósofo de la de los pilares sobre los que se edifica la inter-
historia se despliegan las figuras del teólogo, pretación contemporánea de Benjamin. De este
el viajero, el niño, el amante y el coleccionista. autor, Península publicó Walter Benjamin: his-
Avanzando en el laberinto de una escritura a la toria de una amistad (Scholem, 1987). Taurus
vez sobria y enigmática, el lector de habla his- edita la abundante correspondencia (Benjamin
pana aprende a perderse en los trabajos desco- y Scholem, 1987) que los dos amigos intercam-
nocidos como el autor en las calles de Berlín. biaron entre 1933-1940. El puntilloso cuidado
976 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
con el que Scholem preparó estas ediciones Algunas de las conferencias radiofónicas
permite acceder a una fuente de vital importan- que Benjamin (1988b) redactara fueron reco-
cia para reconstituir el itinerario biográfico de gidas por el sello Icaria en un libro aparecido
Benjamin, no menos sinuoso que su obra. en los ochenta: Berlín demónico. Según [una]
Curiosamente, a la par que el éxito de sus tra- noticia consignada en el suplemento que el
bajos se extiende, durante la década del ochen- diario El País de España publicara en conme-
ta pocos textos específicamente teóricos se moración del cincuentenario de la muerte de
agregan a la serie de traducciones. La editorial Benjamin, es de esperar que en el curso de este
mexicana Premia publica Para una crítica de la año pueda accederse a la traducción de uno
violencia (Benjamin, 1982b), texto a partir del de sus más importantes trabajos: El origen del
cual puede precisarse el tono particular que lo drama barroco alemán (Benjamin, 1990), El
revolucionario como forma de la política adquie- Trabajo sobre los pasajes y el cuarto tomo de
re en la voz del berlinés. Para completar el sem- Iluminaciones: Burguesía y Revolución espe-
blante del Benjamin crítico solo se agregaron ran, desde hace varios, años completar el pro-
dos nuevas traducciones. La primera de ellas, yecto editorial de Taurus1.
publicada por Península, recoge su tesis docto- Aún en ausencia de la posibilidad de acceder
ral de 1918: El concepto de crítica de arte en el al conjunto del corpus benjaminiano (posibili-
Romanticismo alemán (Benjamin, 1988 [1918]). dad que, por otro lado, solo se realizó para el
El otro volumen es una compilación de tra- lector alemán después de quince años de acae-
bajos sobre literatura infantil, los niños y los cida la muerte del autor) podrá el lector del
jóvenes titulado Escritos (Benjamin, 1989) en castellano acceder a un numerosos conjuntos
la edición de Nueva Visión. La misma editorial de ensayos y exégesis referidos a Benjamin, los
había publicado con el título de Reflexiones cuales, en mayor o menor medida, podrán cola-
sobre niños, juguetes, libros infantiles, jóve- borar en el boceto de un perfil del autor.
nes y educación (Benjamin, 1974b) algunos
de estos, pequeños ensayos. La nueva edición
agrega entre otros textos “Abecedarios de hace 1 Para consultar sobre las ediciones posteriores de
cien años” y un estudio introductorio del profe- estos textos, ver sección Bibliografía [Nota de la pre-
sor turinés Giulio Schiavoni. sente edición].
977
Benjamin, W. 1967 Ensayos escogidos (Buenos Benjamin, W. 1987 Dirección única (Madrid:
Aires: Sur) Ed. H. A. Murena. Alfaguara).
Benjamin, W. 1970 Sobre el programa de la Benjamin, W. 1988a Diario de Moscú (Buenos
filosofía futura y otros ensayos (Caracas: Aires / Madrid: Taurus) Trad. M. Delgado.
Monte Ávila). Benjamin, W. 1988b Berlín demónico
Benjamin, W. 1971a Angelus Novus (Barcelona: Icaria).
(Barcelona / Buenos Aires: Edhasa). Benjamin, W. 1988 [1918] El concepto de
Benjamin, W. 1971b Iluminaciones I: crítica de arte en el Romanticismo alemán
Imaginación y sociedad (Madrid: Taurus) (Barcelona: Península).
Trad. J. Aguirre. Benjamin, W. 1989 Escritos (Buenos Aires:
Benjamin, W. 1972 Iluminaciones II: Poesía Nueva Visión).
y capitalismo (Madrid: Taurus) Trad. J. Benjamin, W. 1990 El origen del drama
Aguirre. barroco alemán (Madrid: Taurus) Trad. J.
Benjamin, W. 1973 Discursos interrumpidos I Muñoz Millanes.
(Madrid: Taurus) Trad. J. Aguirre. Benjamin, W. 1991 Iluminaciones IV: Para
Benjamin, W. 1974a Haschisch (Madrid: una crítica de la violencia y otros ensayos
Taurus) Trad. J. Aguirre. (Madrid / Buenos Aires / México: Taurus /
Benjamin, W 1974b Reflexiones sobre niños, Aguilar) Trad. R. Blatt.
juguetes, libros infantiles, jóvenes y Benjamin, W. 1992 Cuadros de un
educación (Buenos Aires: Nueva Visión) pensamiento (Buenos Aires: Imago Mundi).
Trad. J. J. Thomas. Benjamin, W. 2005 Libro de los Pasajes
Benjamin, W. 1975 Iluminaciones III: (Madrid: Akal) Ed. R. Tiedemann.
Tentativas sobre Brecht (Madrid: Taurus) Benjamin, W. 2009 Estética y Política (Buenos
Trad. J. Aguirre. Aires: Las Cuarenta) Trad. J. Fava y T.
Benjamin, W. 1982a Infancia en Berlín hacia Bartoletti.
1900 (Madrid: Alfaguara). Benjamin, W. 2011 Denkbilder. Epifanías en
Benjamin, W. 1982b Para una crítica de la viajes (Buenos Aires: El Cuenco de Plata)
violencia (México: Premia). Trad. S. Mayer.
979
puede imaginar un retorno a situaciones ante- una alternativa clara y convincente respecto de
riores. Una transformación tan profunda como las propuestas neoconservadoras. Crisis de la
la que está ocurriendo en los países del “socia- realidad y crisis de la teoría, en resumen.
lismo real” quita sustento teórico y político a Por su condición periférica, por ser confi-
una izquierda latinoamericana que, no importa nes de un Occidente en vertiginoso proceso de
su matriz populista o socialista marxista, hizo cambio, el centro del debate político e ideológi-
y aún sigue haciendo de esas dos ideas cen- co en ambas regiones ha girado históricamente
trales el núcleo irreductible de sus propuestas en torno a la relación posible de establecer en-
programáticas. tre una modernidad que aparece como inevita-
ble y una tradición que debe ser transformada,
pero en modo alguno abandonada.
Tradición y modernidad en la Si volvemos la mirada hacia el pasado y re-
encrucijada corremos la experiencia de ambas áreas del
mundo, podemos reconocer que los grandes
La comparación entre ambas regiones, en- conflictos históricos que la pautaron fueron,
tre esos dos extremos de Occidente que son en realidad, expresiones distintas y variadas
Europa Oriental y América Latina, es no solo de este gran tema. Más aún, se puede afirmar
posible sino también útil porque ilustra acerca sin temor a ser contradicho, que el tema de la
de problemáticas irresueltas de la modernidad. relación entre modernidad y tradición estuvo
En ambas regiones hay una grave crisis del siempre en el centro del pensamiento social la-
Estado y de la sociedad y ambas se enfrentan tinoamericano al igual que en el ruso. Este es el
a la compleja tarea de emprender reformas ap- motivo por el que resulta posible encontrar con
tas para asegurar, en el marco de democracias facilidad aproximaciones, similitudes y hasta
estables, un crecimiento económico a la altura coincidencias sorprendentes, en las tradicio-
de las demandas crecientes de sus sociedades. nes del pensamiento social de ambas áreas.
Además, los referentes políticos y culturales Por esa razón, para dar un ejemplo, los voceros
con los que hasta hoy se había encarado esta de la Internacional Comunista cuestionaron
doble tarea se han desintegrado y no existe ni las ideas de Mariátegui acerca de la funcionali-
en el pensamiento ni en la acción de la izquierda dad de la comunidad indígena peruana para un
La búsqueda de una tercera vía985
del tejido social y cultural, los fenómenos de más preguntas que las que está en condiciones
generalización de la delincuencia y del narco- de responder. Porque resulta improbable una
tráfico (hasta el punto de permitirse algunos la consolidación de estos procesos sin una cier-
formulación macabra de una “civilización de la ta capacidad de resolución o, por lo menos,
cocaína”), la pérdida de fe en el futuro, la crisis de neutralización o atenuación de demandas
de los Estados nacionales, la sensación gene- legítimas de la sociedad. Salvo que en favor
ralizada de que nuestros países no tienen lugar del sostén a todo costo de las instituciones
en un mundo en recomposición, todos estos representativas se acepte de hecho el camino
hechos negativos tiñen la vida nacional y el es- de la separación cada vez más pronunciada en-
tado de ánimo de sus pueblos. tre sistema político y sociedad civil, como hoy
ocurre en todos los países de la región. Pero en
tal caso, si se mantiene y agrava esta situación,
Los límites de la democratización ¿hasta qué punto la brecha entre participantes
y no participantes de estructuras de poder cada
Una caracterización como la que acabo de es- vez más cerradas sobre sí mismas no ha de vol-
bozar, no por sucinta menos exacta, pareciera verse necesariamente catastrófica y disrupti-
ser incompatible con el avance de los procesos va? ¿Sobre qué razonamiento de teoría política
de democratización alcanzados en los ochenta. puede basarse quien está dispuesto a defender
Como una demostración más de la media ver- la peregrina idea de una prolongación ad aeter-
dad de aquel postulado que establece una rela- num de esta paradoja? Si no es posible conce-
ción causal y necesaria entre los procesos de bir procesos de democratización cada vez más
democratización y los procesos de crecimiento avanzados con situaciones cada vez más gra-
económico, América Latina vuelve a presen- ves de regresión económica y social, la pregun-
tar una nueva paradoja al mundo, un nuevo ta es a costa de qué, de cuántos y de quiénes un
desafío a las verdades acuñadas, encarando proceso de este tipo puede ser sostenido.
la democratización de sus regímenes políticos Las consideraciones que acabo de hacer no
en momentos de profunda regresión económi- tienen, como es obvio, ningún propósito de cues-
ca de la región y de metamorfosis del merca- tionar la opción por la democracia política como
do mundial. Una situación semejante plantea sistema y como método. Sino simplemente de
La búsqueda de una tercera vía987
conduce a la reconstrucción del Estado, pero la acepción sobre la que debería ponerse el
también, y en primer lugar, a la construcción de acento puesto que siempre es dejado de lado,
las propias sociedades nacionales. de integración social, o sea, de la superación
Según esta perspectiva el problema de las de la división entre quienes están integrados y
relaciones entre democracia y modernidad o, reciben sus beneficios, y quienes no lo están y
dicho de otro modo, entre la consolidación sufren las consecuencias.
de la democracia y la integración de América
Latina en el mundo moderno adquiere un ca-
rácter decisivo. Y en torno de estas relaciones Necesidad de una perspectiva
debe girar el debate, o más bien la investiga- continental
ción y la búsqueda, de todas aquellas fuerzas
que piensan que es posible encontrar caminos La América Latina que debe quedar atrás, la que
propios para resolver la grave crisis por la que hoy debe ser superada, es ese inmenso hinter-
atraviesan nuestras sociedades. land dividido, compartimentado en Estados
Pero integración tiene una significación no nacionales incapaces de encarar profundos ca-
unívoca, quiere decir muchas cosas a la vez y minos de reformas; Estados cada vez más ob-
dejar unas de lado en favor de otras conlleva soletos y agotados frente a las dificultades que
a mutilar el concepto porque en definitiva nin- plantea cualquier alternativa de cambio en un
guna de sus acepciones tiene por qué ser con- sentido integrador. Si algo nos enseña el pro-
tradictoria con las demás, cuando se habla de ceso de unificación europea es la imposibilidad
integración de América Latina en el mundo no de imaginar proyectos de reformas en un estre-
se habla solamente de una integración interna- cho marco nacional. El tipo de estructuración
cional de América Latina en la corriente diná- de las economías mundiales, y de integración
mica del mundo moderno. Tampoco se habla de las economías nacionales a las economías
exclusivamente de una integración regional mundiales, plantea los límites insuperables que
tendiente a superar las divisiones nacionales tiene todo proyecto de reformas sustanciales
y a permitir las mejores condiciones para una encarado dentro de esos marcos nacionales.
cooperación en escala más amplia de los países Las posibilidades de las grandes reformas so-
latinoamericanos. Se habla también, y es esta ciales en Europa dependen del proceso mismo
La búsqueda de una tercera vía989
de unificación y de las fuerzas políticas y so- y tradición, una América Latina dualizada y ex-
ciales que lo dirigen. Por esta razón la idea de cluyente, marginalizada con relación a sí mis-
la reunificación de la casa europea es para los ma y con relación al mundo moderno, acepta-
socialistas europeos consustancial a sus pro- ría quedarse con la tradición, defendiendo una
pósitos de ofrecer una plataforma continental causa perdida y descargando sobre los demás
a los programas de reformas. Sin esa reunifica- culpas que son también propias. ¿Pero es po-
ción no hay posibilidad alguna de implementar sible pensar que los procesos de democratiza-
cambios significativos. ción no han dejado saldo alguno en términos
Si después de un largo y conflictivo camino de un nuevo reconocimiento de la realidad?
el socialismo europeo ha llegado a esta con- ¿No están apareciendo en la cultura y en la po-
clusión y se abre para él una etapa de reno- lítica fuerzas que todavía son débiles pero que
vación teórica y programática que lo habilite pueden fortalecerse en el futuro a condición
para afrontar los nuevos desafíos que genera de que sepamos descubrirlas? En la crisis de
la unificación europea, ¿por qué los socialis- la confianza ilimitada en la revolución se en-
tas latinoamericanos deberían privarse de ex- cierra el germen de un conocimiento más aca-
plorar caminos similares? Y más en general, bado de los obstáculos que se oponen a cual-
¿cuáles son los obstáculos insuperables que quier política de cambio. En este sentido hay
impiden a los pueblos latinoamericanos la un reverso de la medalla y únicamente aquellos
búsqueda de una integración que todos consi- que se proponen cambiar las cosas pueden y
deran necesaria? La unidad europea puede ser deben explorarlo con mayor cuidado y tesón
un hecho porque existió una firme voluntad que en el pasado. Las crisis aplastan o liberan.
que animó a las élites políticas e intelectuales. Hoy sabemos lo que ha quedado clausurado
Es el resultado de la fe en el futuro y de la en América Latina; insistir en las visiones po-
confianza en la voluntad. ¿Existe esa fe y esa pulistas, nacionales-populares o socialistas
confianza en nuestras élites? Y sin ambas co- estatistas es una manera de quedar anclado en
sas, ¿cómo puede imaginarse la más mínima el pasado. Rechazar las alternativas conserva-
salida de la crisis? doras que se postulan como sustitutas obliga a
Frente al desafío que le lanza una relación pensar de otro modo a la sociedad, al Estado y
contradictoria e improductiva entre modernidad a la política. Y para poder pensar de otro modo
990 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
es necesario volver a recorrer con una mirada haber otra tarea que la de imaginar, ampliar,
distinta el intrincado problema de la relación dilatar la visión que se puede alcanzar de ta-
entre modernidad y tradición que menciona- les posibilidades. También a él se le plantea el
mos al comienzo de esta exposición. desafío de abroquelarse en el pasado o some-
terse el presente, como formas más o menos
encubiertas de aceptar el statu quo, o abrirse
Tomar conciencia de las a esas posibilidades inéditas que la crisis hace
potencialidades aflorar. Se me podrá decir que la frase de Morse
es apenas una profesión de fe, ¿pero qué otra
Algunas personas tienden a pensar que si uno cosa que profesiones de fe fueron por muchos
indaga en la historia de nuestros países es po- años las apelaciones de los Altiero Spinelli y
sible sostener que Iberoamérica está mejor seguidores, para citar un ejemplo, que con vo-
equipada que el mundo angloamericano para luntad, inteligencia y clarividencia contribuye-
sostener construcciones alternativas de la ron a que la unidad europea fuera un proyecto
realidad social. Esta es la postura que defien- verosímil?2
de Richard M. Morse (1982) en una pequeña Si me permite una cita más, y esta vez de un
obra, pero cargada de sugestivas observacio- sociólogo que conoce como pocos a América
nes, que valdría la pena que los intelectuales Latina y no es afecto a soñar con los ojos
y políticos latinoamericanos frecuentaran. Me
refiero a El espejo de Próspero editado en es-
pañol hace unos años1. Si esta hipótesis tiene 2 Altiero Spinelli, militante de la izquierda italiana,
fue el dirigente más relevante del Movimiento Fede-
algo de verdad, si es cierto que para nuestros ralista Europeo creado en la inmediata posguerra. Su
países está abierta la posibilidad de construc- línea política general defendía la idea de que una ver-
ciones alternativas de la realidad social, para el dadera unidad europea no podía ser realizada simple-
pensamiento crítico latinoamericano no puede mente sobre la base de las iniciativas de los gobiernos
nacionales e independientemente de un impulso popu-
lar eficaz hacia tal objetivo. Autor entre muchos otros
trabajos de una obra cuyo título es, por sí mismo, todo
1 Véase el apartado “Pajas al viento” en Morse un lema que los latinoamericanos deberíamos retomar:
(1982: 184-220.). L’Europa non cade dal cielo (Spinelli, 1960).
La búsqueda de una tercera vía991
abiertos, me refiero a Alain Touraine, y a su debilidades como en sus fuerzas, América Latina
reciente libro La palabra y la sangre3, podrán siempre ha buscado una tercera vía, la que combi-
observar ustedes la coincidencia de sus con- na crecimiento económico y participación social.
clusiones con las de Morse. En el transcurso del último siglo, lo ha consegui-
do parcialmente, pero dejando subsistir inmensas
La América Latina, como los países industria- zonas de exclusión y aceptando una dependencia
lizados desde hora temprana, […] necesita por demasiado grande respecto a inversiones extran-
encima de todo pensar de nuevo en términos de jeras. La crisis ha destrozado este edificio más
desarrollo, aumentar su capacidad de actuar, to- brillante que sólido. Pero ¿no hay que continuar
mar conciencia de sus posibilidades más aún negando la opción devastadora entre el crecimien-
que de sus dificultades, luchar por la inversión to económico y la participación social? Entre el or-
productiva y contra las desigualdades sociales. Si gullo occidental, convencido de ser depositario del
consigue transformar su modo de desarrollo mos- único modelo de modernización, y el culturalismo
trará al mundo que es posible salir del dilema en del ex Tercer Mundo encerrado en la búsqueda
que hoy parece ese mundo estar encerrado: ¿hay de una especificidad nacional más ideológica que
que escoger la civilización de los países ricos, que real, América Latina ha intentado construir un mo-
consumen y derrochan locamente, cuyo poder delo de desarrollo que combina el universalismo
crea desigualdades crecientes en el plano mundial de la razón con la especificidad de las culturas
y que hacen pesar sobre el planeta la amenaza de (Touraine, 1989: 452-453).
conflictos devastadores, o hay que encerrarse en
la defensa de la identidad cultural de los países
pobres, que conduce a dictaduras nacionalistas o
teocráticas, cuando no lleva a la descomposición Defender la posibilidad de una
de naciones débilmente integradas? Tanto en sus “tercera vía”
Tal cual lo expresa Touraine (1989), el dilema
3 ¿Por qué traducir de modo tan neutralizante la con-
traposición entre la “palabra” y la “sangre” que resume
que tienen hoy por delante el pensamiento so-
el título original en francés: La parole et le sang. Politi- cial avanzado de América Latina y las fuerzas
que et societé en Amérique Latine? políticas animadas de una voluntad de cambio
992 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
que represente la lucha por el socialismo. Esta la cultura, más que a buscar fines particulares.
lucha no puede ser resumida en un partido; ella Por supuesto que existen grupos que se llaman
toma lugar en muy distintos niveles dentro de a sí mismos socialistas y persiguen fines parti-
la sociedad. Y si ya ninguna clase tiene el des- culares, pero el socialismo no puede ser sola-
tino histórico de cambiar la sociedad, y si los mente eso.
elementos que cuestionan o niegan el sistema La confusión principal surge cuando el so-
se encuentran dispersos en una multitud de lu- cialismo toma el gobierno y se ve obligado a
gares, entonces tenemos que repensarlo todo. asumir la responsabilidad de un mundo com-
Y la izquierda no está preparada para esto. plejo, dejando atrás la simplicidad de sus sue-
Previamente, con la existencia de la Primera ños. Si la experiencia nos dice algo, es que el
Internacional, la Segunda Internacional, la socialismo pareciera no haber sido apto para
Tercera Internacional y la Cuarta Internacional, llevar adelante responsabilidades de gobierno.
la izquierda podía concebirse a sí misma como Se han repetido las mismas viejas cosas, los
parte de un movimiento mundial. Pero hoy no mismos discursos, las mismas fórmulas, las
existe centro ni forma alguna de integrar las lu- mismas palabras.
chas dispersas. Tal vez el mundo siempre haya La derecha no tiene los mismos problemas
sido así, y nosotros en la izquierda pensamos porque ella corre con el sistema. La izquier-
que era diferente. Tal vez la izquierda haya da, en cambio, corre contra la corriente. No es
sido siempre como la describo, y no lo que ella que los socialistas deben evitar tomar el poder,
siempre creyó ser. sino que una vez alcanzado el mismo se ven
Ya no podemos seguir pensando a la revolu- obligados a gobernar conforme a las reglas del
ción como dirigida hacia cierto fin ideal. Una capitalismo. Pueden modificar el modo en que
reforma profunda puede significar cambios la ganancia o el crecimiento son evaluados,
revolucionarios pero no podemos pensar a la pero como un gobierno nacional no puede
revolución como un acto que cambia la socie- modificar radicalmente el sistema, porque la
dad. Más bien tenemos que pensarla como un economía internacional no se lo permite. Las
proceso que cambia la mentalidad de la gen- reformas nacionales solo van a poder llevarse
te. El socialismo aparece así como una fuerza adelante si un movimiento de alcance mundial
contracultural, una fuerza destinada a cambiar las respalda. Si el movimiento obrero operase
Repensándolo todo (tal vez siempre haya sido así)995
a nivel mundial, por ejemplo, podría llegar a repensar estas ideas, aplicándolas a una lu-
resolver el problema del desempleo estructu- cha por la redistribución de la riqueza entre el
ral. En el siglo pasado, los trabajadores pudie- Norte y el Sur. Tal vez el socialismo, de aquí en
ron cambiar la jornada de trabajo de doce a adelante, debiera concentrarse en reformar a
ocho horas ¿por qué no proponer cambiarla a los países industrializados más que en resolver
cuatro horas? ¿Quién dijo que hay un límite? los problemas de las naciones pobres.
El límite solo está en nuestras cabezas. Si los Una de las grandes cuestiones de los socia-
socialistas van a cambiar las reglas del capita- listas de hoy es el concepto de imperialismo.
lismo, no pueden quedarse en meros cambios Muchos se mantienen firmes con las viejas ca-
a nivel de políticas de gobierno. La izquierda tegorías, diciendo que nada ha cambiado. Otros
tiene que transformar la cultura política. En proclaman que la noción de imperialismo per-
caso contrario se convertirá en el mero admi- tenece a una época pasada y que ya no sirve
nistrador de un orden que no puede cambiar y para describir al mundo. Tal vez están en lo
que, finalmente, habrá de aceptar. cierto. Pero el viejo concepto de imperialismo
Si los socialistas quieren seguir siendo socia- procuró describir un fenómeno que todavía no
listas en el mundo de hoy, tienen que tomar a ha desaparecido: la existencia de diferencias
su cargo el crucial problema de las relaciones en las tasas de crecimiento entre ciertas partes
Norte-Sur. Tal vez la gente podría ponderar el del mundo, dependencia de algunas regiones
viejo debate de Marx y Engels sobre la cuestión respecto de otras y mecanismos económicos
de Irlanda. En cierto momento Marx creyó que que, a través de la reproducción del capital,
la independencia de Irlanda dependía de los exacerban esas diferencias.
trabajadores de Inglaterra. Si los trabajadores Si no encontramos algún concepto para ex-
ingleses luchaban por la libertad de Irlanda, plicar esas diferencias reales, nos queremos
entonces Irlanda podría ser libre. Luego co- con el viejo argumento de que el capitalismo
menzó a pensar que los trabajadores ingleses es un sistema verdaderamente libre, en donde
eran parte de un sistema de dominación que todo es posible, y los pobres deben culparse
tenía sujeto a Irlanda, y que la salvación de los por su pobreza. El hecho es que vivimos en un
trabajadores ingleses dependía de la lucha de mundo que crece cada vez más desigualmente
Irlanda por su independencia. Tal vez podamos en términos de poder real.
996 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Las sociedades están atravesando épocas mundo en el que trabajan. Si los socialistas
de grandes cambios. Es como si la definición no tomamos cuenta de este desafío, debere-
de clase fuera flexible otra vez, como si estu- mos entonces elegir entre alternativas defini-
viéramos en el proceso de fundar nuevos gru- das por otros.
pos económicos y sociales. Entre otras cosas, Hemos entrado en un período de lucha cul-
estamos en el medio de una revolución indus- tural. Y otra vez son los reaccionarios quienes
trial diferente de todas las anteriores. La com- reconocen esto y actúan primero. La derecha
putación puede transformar por completo el ha redescubierto a Gramsci, en particular su
sistema productivo. Tal vez nos estamos acer- creencia en la primacía de la lucha cultural
cando a la época, imaginada por Marx en los –la lucha para remodelar el sentido que la
Grundrisse (1978), donde el poder de la cien- sociedad tiene acerca de lo que es correcto
cia y la tecnología son tan grandes que la fuerza y natural–. Hoy la derecha reconoce que la
de trabajo resulta una vía miserable para men- sociedad debe cambiar desde sus bases para
surarla. Marx decía que cuando la sociedad lle- alcanzar su visión. La derecha se basa en
gase a ese punto la teoría del valor ya no podría una historia inventada, en un pasado idílico
cumplir su función. y falso. Como los soviéticos, ellos ven a la
En todo caso la transformación del siste- historia como un instrumento político y no
ma productivo requerirá repensar y rehacer tienen reparos en recurrir a la mentira. Pero
las instituciones de la sociedad. El socialis- lo fascinante es ver cómo se han introducido
mo puede ser la fuerza ideológica, social, en la arena de la lucha que será fundamental
política o cultural que tome a su cargo esta en los años por venir: la arena de la cultura,
tarea. Pero el socialismo de hoy se encuentra los valores, y la legitimidad de un orden po-
a la defensiva. Defiende el statu quo y lleva a lítico y social.
cabo las viejas batallas contra el desempleo Uno de los signos de la debilidad de la izquier-
y por mejores salarios. Se ha retirado de su da en Latinoamérica es el hecho de que aún evita
capacidad de moldear una nueva sociedad, discutir la experiencia del bloque soviético. En
dejando esta tarea en manos de físicos, quí- verdad, históricamente ha evitado este punto. La
micos y biólogos que proceden a cambiar izquierda lo ha criticado y elogiado, pero nunca
el mundo sin valores éticos para definir ese se ha puesto a discutirlo o evaluarlo realmente.
Repensándolo todo (tal vez siempre haya sido así)997
Todavía no se anima a hablar con independencia era, y lo mismo ocurrió con la burguesía y los
de Cuba, porque cree que toda crítica resultará campesinos. Pero esa lucha le permitió a la
en beneficio del imperialismo. izquierda convertirse en una fuerza política y
La crisis del Este ha abierto una oportuni- diseñar categorías fundamentales para el pen-
dad histórica. Ahora, el muro que contenía el samiento de izquierda. Aún más: estas luchas
debate de izquierda –la existencia del campo le permitieron a la izquierda insertarse en la
socialista– ha desaparecido. Los grandes te- corriente principal de los procesos políticos
mas, finalmente, están saliendo a la superfi- latinoamericanos.
cie: el gobierno del mundo, un nuevo diseño Hoy, aquél modelo está en bancarrota. Pero
del mundo, nuevos tipos de organizaciones detrás de la vieja idea de los estados antimpe-
internacionales, la superación de la opresión rialistas había otra idea, tal vez más vieja y más
Norte-Sur, los límites del capitalismo nacio- valiosa, la idea de la unidad latinoamericana.
nal, un nuevo tipo de Estado. Los grandes Debería existir una respuesta popular-demo-
temas están frente a nosotros y en el intento crática y tal vez antimperialista a la concepción
de contestarlos podemos construir una nueva burguesa de la integración de mercados, basa-
izquierda. da en el principio de que cada país debe tratar
de salvarse cortejando al imperialismo.
¿Por qué no revivir la propuesta del APRA
La unidad latinoamericana en los años veinte acerca del establecimiento
de una ciudadanía latinoamericana? Mientras
La completa experiencia de la izquierda la- los gobiernos hablan acerca de mercados
tinoamericana creció alejada del modelo de comunes nacionales, ¿por qué la izquier-
Estado-nación antimperialista establecido en da no levanta la bandera de que en el nuevo
los años veinte. La izquierda trabajó a través mundo de bloques regionales competitivos
de todos los límites y posibilidades de dicho Latinoamérica solo puede sobrevivir como
modelo. Se pensó que la autonomía nacio- una unidad? Luego podríamos trabajar para
nal podía ser alcanzada a través de alianzas construir las bases culturales de la unifica-
de clases con una burguesía nacionalista. El ción. Pienso que esta es una idea que solo la
proletariado no fue lo que ellos pensaron que izquierda es capaz de perseguir. Sin una gran
998 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
en América Latina
Francia y Portugal. izquierda latinoamericana de las últimas décadas. El nuestro autor: la certeza es horadada una y otra vez, y no
nista Argentino. Fue expulsado del PCA en 1963, en el
José Aricó
por encontrarle una sustitución a la altura de los distintos DEL PRÓLOGO DE MARTÍN CORTÉS donde continuará con su trabajo.
• Apoyar la formación de redes de investigadores/as e
instituciones que actúan en el campo de las ciencias En ese contexto escribirá sus textos más sustantivos,
sociales y las humanidades. sobre Marx, sobre Juan B. Justo y fundamentalmente
• Fortalecer los procesos de internacionalización aca- sobre José Carlos Mariátegui, participando activamente
démica en América Latina y el Caribe. de las importante relecturas del peruano que se realizan en
aquellos tiempos. Retorna a Buenos Aires con el fin de la
• Ampliar la cooperación y el diálogo académico
Sur-Sur y Norte-Sur. dictadura y contribuye en 1984 a la fundación del Club de
Cultura Socialista, espacio articulador de buena parte de
• Estimular el desarrollo y la consolidación de las
los debates intelectuales de los años ochenta, que tienen a
ciencias sociales y del pensamiento crítico en los países
la cuestión democrática como horizonte fundamental de
más pobres de América Latina y el Caribe.
discusión. En ese marco comienza a publicar, en 1986,
• Intervenir en el debate público nacional y regional, junto con Juan Carlos Portantiero y Jorge Tula, la revista
aportando las perspectivas y contribuciones de la
La ciudad futura. En los ochenta continúa también con
investigación social basada en resultados. Patrocinado por sus tareas de investigación –incorporándose al CONI-
• Colaborar con la formación de agentes gubernamen- CET-– fundamentalmente en torno de la historia de las
tales, activistas sociales y profesionales de la prensa en izquierdas argentinas y latinoamericanas. Fallece en Bue-
temas sociales, educativos, culturales y ambientales,
nos Aires en agosto de 1991.
acercándolos a problemáticas abordadas desde las cien-
cias sociales y a las evidencias que la investigación Agencia Sueca de Desarrollo Internacional Sus publicaciones más importantes son: Mariátegui y
social aporta. los orígenes del marxismo latinoamericano (México,
• Generar condiciones de acceso abierto a la producción
académica latinoamericana y caribeña, contribuyendo a
Antología esencial Cuadernos de Pasado y Presente, 1978), Marx y América
Latina (Lima, CEDEP, 1980; reedición ampliada en:
la democratización del acceso al conocimiento y per- México, Alianza, 1982), La cola del diablo (Buenos Aires,
mitiendo su más activa utilización por parte de los Edición, selección y prólogo de Puntosur, 1988) La hipótesis de Justo (Buenos Aires,
gestores de políticas públicas, las organizaciones sociales Sudamericana, 1999), Nueve lecciones de economía y
y ciudadanas, la prensa y el propio sistema universitario. MARTÍN CORTÉS política en el marxismo (México, COLMEX, 2011)
ISBN 978-987-722-284-5
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