Está en la página 1de 36

Humanae vitae: la valentía, soledad y sufrimiento

de Paulo VI

Ponencia presentada en la Mesa Redonda Humanae vitae ¿Nostalgia


del pasado o una urgente necesidad?

Autor: Dr. Phil. Eugenio Yáñez

Universidad Adolfo Ibáñez


2

Introducción

Quiero agradecer a la Facultad de Humanidades la invitación a


participar en esta Mesa Redonda para compartir algunas reflexiones
sobre Humanae vitae, una encíclica que ha sido, sin lugar a dudas, la
que más impacto, controversia y críticas ha despertado, desde
León XIII en adelante. Críticas que no sólo provinieron desde fuera de
la Iglesia, lo cual sería esperable, sino también desde dentro de ella.
Laicos, teólogos, sacerdotes e incluso algunos obispos manifestaron
públicamente sus discrepancias con el texto papal.

¿Por qué causó tanto impacto, controversia y críticas?

1) por los temas que ella aborda

El tema de la transmisión de la vida, la regulación de la natalidad,


la anticoncepción, el ejercicio de la sexualidad, el uso de
preservativos, etc., son temas de permanente actualidad. Además son
temas “transversales”, es decir, traspasan toda la sociedad. Afecta a
pobres, ricos y clase media, izquierda, centro y derecha, creyentes, no
creyentes y agnósticos.

¿Quién de nosotros nunca ha conversado sobre el uso de


anticonceptivos, de preservativos, o de la regulación natural de la
natalidad? ¿Qué madre con hijas en edad adolescente no se ha
preocupado por el eventual ejercicio prematuro de la actividad sexual o
incluso por un eventual embarazo no deseado, y en consecuencia,
reflexionar sobre qué hacer?
3

2) Por la respuestas

Humanae vitae había generado muchas expectativas. Vientos de


cambio asolaban a la Iglesia y se esperaba, en consecuencia, que
también en el ámbito de la moral sexual la Iglesia se aggiornaría, se
pondría al día y reformaría su doctrina tradicional. Como era de
esperar la encíclica generó muchos adherentes, pero también, como
veremos más adelante, muchos detractores. La discusión en torno a
ella provocó “división” entre los católicos, quienes en su mayoría
tomaron partido a su favor o en su contra.

3) Por la época en que se promulgó

La década de los 60 es una época marcada por las ideas de


revolución, emancipación y liberación, lo cual implicaba la
necesidad de un quiebre o un cambio radical con el pasado y, por
ende, una crítica despiadada a “lo establecido”.

¿Por qué Humanae vitae no pierde actualidad, como otras


encíclicas?

Los temas que planteaba no han pasado de moda, por el contrario


siguen muy vigentes. De hecho se espera que Benedicto XVI
promulgue una encíclica sobre moral sexual. Todavía flotan en el
ambiente una serie de preguntas que es necesario despejar o aclarar,
como por ejemplo:

1) ¿Es efectivo que los postulados de la Iglesia Católica


en materia sexual implican una negación de la libertad
humana?
4

2) ¿Es cierto que Humanae vitae niega los derechos sexuales y


reproductivos, especialmente de las mujeres?
3) ¿no es antinatural lo que propone la Humanae vitae?

4) ¿No es una ilusión pretender apelar a la voluntad de los


jóvenes para que vivan la abstinencia sexual en una época
altamente erotizada?

5) ¿No es más efectivo y fácil, por ejemplo, llevar a las hijas


adolescentes al ginecólogo para que se cuiden, que
aconsejarlas a vivir la castidad?

6) ¿En aquellos hogares en que los padres están ausentes, no


sería mejor y más efectivo que el Estado intervenga y reparta
anticonceptivos o más aún la PDD para evitar embarazos, por
ejemplo embarazos no deseados?

7) ¿No será que la visión que tiene la Iglesia católica del


matrimonio es ideal pero no real?

Desde el punto de vista médico o sanitario también se presentan


preguntas tanto o más complejas que las anteriores, como:

1) ¿Es realmente aplicable en nuestros días la doctrina acerca


de la sexualidad y la transmisión de la vida de la Iglesia
católica?
2) ¿no es estar totalmente alejado de la realidad prohibir el uso
de preservativos o de anticonceptivos?

3) ¿tiene algún sentido o efecto práctico seguir hablando de la


virginidad o la castidad?

4) ¿No es acaso la Iglesia católica y más precisamente la


Humanae vitae la gran culpable de la transmisión del sida?
5

5) ¿Son realmente efectivos los métodos naturales de control de


la natalidad?

6) ¿Recoge la Iglesia Católica los descubrimientos y aportes de


las ciencias biológicas, la medicina, la psicología, etc.?

Estas preguntas seguramente las abordaran Gonzalo Ibáñez y Maritza


Busquets.

Si yo no voy a responder estas preguntas, ¿qué voy a exponer,


entonces? Me voy a concentrar dentro de lo que el tiempo me lo
permite, en ilustrar el contexto cultural y eclesial en el cual surge la
encíclica, así como en presentar las reacciones frente a ella, tanto
fuera como dentro de la Iglesia, para terminar con una pequeña
reflexión acerca de Humanae vitae
6

I. Contexto en el cual surge la encíclica (desde fuera)

1. Contexto Cultural: la década de los 60, como ya lo mencionaba es


la época de revoluciones, las liberaciones y las emancipaciones. En
esta década comienza a cristalizarse una nueva “mentalidad” que
incluía el rechazo a la vida.

Una de las décadas que mejor representan la ambivalencia


humana son los años sesenta. Lo que a principios de la década de los
años 20 comienza como una especie de anarquía moral, por la caída
de los absolutos y la pérdida de certezas (se comienza a pensar que
todo es relativo, y por ende la bondad o maldad, la verdad o falsedad,
la moralidad o inmoralidad de un acto dependerá exclusivamente de la
conciencia del sujeto), encuentra su decantación, en la década de los
60, considerada por algunos como la década de las "revoluciones".

Tres claras manifestaciones de este contexto son:

A) La liberación y emancipación femenina, que se manifiestan en la

- Promoción de una nueva conciencia e identidad sexual femenina.

- Abolición de los tabúes sexuales

- Una mayor presencia pública de las mujeres.

- Reconocimiento del aborto como un derecho.

- Liberación de los rígidos códigos morales.

La liberación y emancipación sexual tiene un punto de inflexión con la


"aparición oficial" de la minifalda el 10 de Julio 1964, presentada por la
7

modista inglesa Mary Quant , y popularizada por la modelo también


1

inglesa Twiggy . Esta prenda de vestir, más que una moda, fue un
2

símbolo de la liberación sexual y emancipación de la mujer, que rompía


con los viejos mitos y tabúes sexuales.

El feminismo radical proponía una "lucha contra la propia fertilidad",


afirmando que la mujer debía huir de "la trampa de la maternidad" si
quiere conquistar el terreno profesional del varón.

De la mano de la liberación femenina aparece la liberación


homosexual (gays y lesbianas). A fines de los sesenta los movimientos
homosexuales comienzan a plantear públicamente sus
reivindicaciones.
Kate Millet una feminista lesbiana norteamericana resume muy bien el
espíritu de este movimiento: “el amor ha sido el opio de las mujer, así
como la religión el opio del pueblo” (1984)

B. La revolución sexual o el derecho a gozar del sexo libre y


placenteramente
El hippismo en la década de los 60 promueve el sexo libre, sin amor.
La “revolución de las flores” o "powerflowers" representada por el
hippismo deja también su impronta y marca a toda una generación, no
sólo en Estados Unidos. Este movimiento significó una forma
totalmente diferente de ver el mundo, léase una forma más “libre” de
vivir. Más en concreto, un modo distinto de vivir el amor, de concebir el
matrimonio y la familia, de entender la sociedad, incluso una forma

1
El modisto francés André Courréges presentó en su colección primavera-verano en 1965 por
primera vez una minifalda, diez centímetros más arriba de la rodilla. La de Mary Quant era
más corta y estaba destinada a todo tipo de mujeres y no para una elite social, por lo cual fue
llamada la "Courreges de la clase obrera".
2
Esta modelo inglesa cuyo verdadero nombre era Leslie Hornby, no sólo popularizó la
minifalda sino que también creó un nuevo estilo en la moda. Alta, desgarbada, cabello corto y
muy delgada, impuso un look informal del tipo anoréxico, que transmitía cierta antielegancia.
8

diferente de vestirse. Los hippies buscaron estilos de vida alternativos.


Vivían en comunidades urbanas, se oponían a todo tipo de violencia,
consumían drogas, vestían ropas psicodélicas, escuchaban música
rock, practicaban el amor libre (“haz el amor y no la guerra”) y
rechazaban el stablishment.

Un impulso decisivo a la revolución sexual llegó del biólogo Alfred


Kinsey (1896-1956), con quien la vida sexual se separa por completo
de la vida emotiva y de la moral, para considerarse sólo desde el
punto de vista biológico.

Lo que hay detrás de esta forma de vida es una banalización de la


sexualidad.

C. El arte, especialmente la música y la pintura.


El ámbito musical se caracteriza por esta idea de cambio y critica
radical al sistema. Grupos como The Rolling Stone y The Doors y en
alguna medida los Beatles son fieles representantes de esta época.
Canciones emblemáticas como I can’t get no satisfaction (1965) y
Light my fire (1967) son muy ilustrativas. Se imaginan que influencia
podría haber tenido en estos miles de jóvenes que seguían a estos
grupos y que veían en ellos modelos de vida a seguir, un caballero
muy respetable y vestido de blanco que les hablaba de amor, de
fidelidad, de abstinencia sexual, etc. ¡Ninguna!
Es una época de excesos en lo sexual, el uso de drogas y alcohol. Se
trata de llegar al límite. “Sexo, Drogas y Rock and Roll” era la
consiga de esos años. Fueron precisamente los Rolling Stones los que
popularizaron la expresión. El festival de Woodstock realizado entre el
15 y 17 de agosto de 1969 fue el gran evento de la época.
Truman Capote, que no era ningún conservador, dijo de los Rolling
Stones: “Yo encontré a los Stones verdaderamente perversos. Bebían
a todas horas un brebaje llamado tequila sunrise y tenían a una chica
9

desnuda que les ofrecía una bandeja con todas las píldoras
disponibles. Y un tipo filmándoles mientras tenían relaciones sexuales
con completas desconocidas”.
A comienzos de la década de los 60 el doctor en Sicología Timothy Leary,
un ex católico convertido al hinduismo, de 40 años, atraía a numerosos
estudiantes para experimentos con drogas que buscaban extender los
límites del pensamiento: “No estéis tristes. El verdadero Dios no ha
muerto. Ni siquiera se ha perdido. Nos espera sencillamente en la
profundidad de nuestro espíritu. Estoy convencido de que sólo una
espiritualidad exacerbada o, mejor aún, por ser más rápida, una droga
sicodélica, puede conducirnos hasta el poder infinito. Haced como yo y
conoceréis la alegría y el terror totales. ¡Os será dado mirar a Dios de
frente!”.

En el mundo artístico (pintura) también se revoluciona con el


advenimiento del Arte Pop. Estos artistas reaccionan contra lo rígido y
teorizante del expresionismo abstracto.

2) Contexto Político

A. Rechazo a lo establecido
No sólo en lo político se da un rechazo al “stablishment”, también en
lo cultural y lo artístico. Icono de este rechazo fue, por ejemplo, la
"revolución" o "revuelta de mayo del 68" de los estudiantes franceses 3
marcó un hito importante en el mundo académico, cultural e
intelectual. Durante varias semanas, los estudiantes parisinos,
apoyados por obreros e intelectuales paralizaron Paris. Más de 30 mil
estudiantes agrupados en la llamada "Nueva Izquierda" armaron
barricadas en las calles y se enfrentaron con la policía. Como herencia

3
Esta "Revolución" o revuelta se extendió prácticamente por toda Europa y Estados Unidos.
10

de este movimiento quedaron frases como "prohibido prohibir", "la


imaginación al poder" y "como ser intelectual y no ser de izquierda".
La Iglesia católica representa por supuesto lo “establecido”.

3. Contexto social

El tema demográfico. Temor por la superpoblación

La denominada explosión demográfica era un fantasma que recorría


toda Europa. Tras la segunda guerra mundial, gracias a los progresos
médicos, crece la población. Surge entonces «previsiones
catastrofistas» sobre desequilibrios entre crecimiento demográfico y
recursos del planeta -como se dijo en la conferencia mundial de
población, celebrada en Roma en 1954 bajo el patrocinio de la ONU.
En las siguientes décadas, especialmente en la década del 60 las
organizaciones internacionales estiman que los países ricos estarían
en peligro por el asedio de una creciente multitud de pobres que se
multiplican, con el riesgo de consumir demasiados recursos.

Por su parte, “planificación familiar” es el nombre que, en los '60, asume


en realidad el control de la natalidad, que fomenta la idea de que los
niños deseados y queridos serán seres humanos mejores, más sanos e
inteligentes, y también más equilibrados y más felices que los nacidos
por azar o no deseados.

El 4 de octubre de 1965, en su alocución a la Asamblea General de las


Naciones Unidas, Pablo VI lanzaba su desafío a los presentes: «Vosotros
tenéis que hacer que haya pan suficiente para la mesa de la humanidad;
y no favorecer el control artificial de los nacimientos --algo irracional--
para disminuir el número de comensales en el banquete de la vida».
11

3. Contexto Científico

A. la píldora anticonceptiva

En el ámbito farmacéutico el año 1960 el endocrinólogo


estadounidense Gregory Goodwin Pincus y el ginecólogo, también
estadounidense John Rock patentaron, bajo el nombre de "Enovid", la
píldora anticonceptiva, que "liberó" a la mujer de las ataduras de la
maternidad, o en palabras de Katherine McCormick, patrocinadora
de la investigación, la píldora que otorgó a la mujer "dominio sobre
un viejo demonio, el sistema reproductivo femenino". Este
gravitante avance científico, tuvo un impacto cultural, demográfico y
moral inconmensurable.

Con la píldora anticonceptiva se impone rápidamente como bien


masivo el control de la natalidad, sobre todo como instrumento de
liberación para las mujeres en cuanto que les permite comportarse
sexualmente como los hombres, es decir, están en condiciones de
decidir la concepción de un hijo y, pueden separar definitivamente la
vida sexual del amor y de la familia. De este modo, la revolución
sexual no sólo separó definitivamente la sexualidad de la procreación,
sino también del matrimonio y del amor, para legitimarla como simple
búsqueda de placer individual.
12

Balance

El advenimiento de una nueva mentalidad liberal contagió también a


los católicos, sobretodo en temas acerca de los fines del matrimonio y
de la vida sexual. La moral sexual en la década de los 60 fue un tema
álgido para el catolicismo y creo que lo sigue siendo.

En líneas generales la década del sesenta estuvo marcada por la idea


de la “liberación de” que aparece como la gran bandera de lucha o hilo
de Ariadna que conducirá al hombre fuera del oscuro laberinto de
Dédalo y lejos del Minotauro caracterizado por “lo conservador”, “lo
establecido”, los “tabúes”, la Iglesia Católica, etc..

II. Contexto eclesial en el que surge la encíclica ¿Qué pasaba


dentro de la Iglesia?
1. Período postconciliar. Las aguas no se habían
calmado. Fuertes aires de “renovación” dentro de la
Iglesia. Se extiende la idea acerca de la necesidad que
la Iglesia se acerque al mundo, se aggiorne.
2. Confusión en los fieles respecto de que camino tomar.
Se vive cierta inquietud dentro de la Iglesia
3. Frente al dilema: el mundo reflejo de la Iglesia o la
Iglesia reflejo del mundo, algunos se inclinan por esta
segunda alternativa. Este aspecto marca más
claramente la división entre “conservadores” y
“progresistas”.

¿Cómo se gestó Humanae vitae?

A) En 1963 el Papa Juan XXIII creó una comisión de teólogos para


que estudiasen el dilema del control de la natalidad. Cuando Juan
XXIII murió, el 3 de junio de 1963, el Papa Pablo VI invitó a que
13

más personas se añadieran a la comisión. De 16 miembros se


aumentó a 20

B) Paulo VI decide posponer la discusión en el Concilio y disuelve la


comisión. Así lo hizo saber al Sagrado Colegio el 23 de junio de
1964. Sostuvo que el problema del control de los nacimientos era
"sumamente grave" y "sumamente complejo y delicado". En lo que a
la Iglesia
se refiere, dijo que tiene que afirmar su competencia, esto es, la
competencia de la ley de Dios, de la que se hace intérprete.
Pablo VI volvió a confirmar la validez de las normas promulgadas por
Pío
XII y añadió: "sobre un tema tan grave parece oportuno que los
católicos quieran seguir una única ley, es decir la que la Iglesia
propone con su autoridad". Desde 1964 hasta 19689 inicia Paulo VI
su propio estudio sobre el tema

C) Dicho grupo creó un reporte en 1966 que indicaba que el control


natal artificial tenía por que ser visto como un mal y que las parejas
católicas deberían de poder escoger entre los distintos métodos de
planificación familiar. Aparte del reporte creado por la mayoría de los
integrantes de la comisión, dos de los miembros crearon un reporte en
el cual determinaron que la iglesia debía de mantener su posición
tradicional.

D) Se conocen los “documentos secretos de la comisión”. En 1967 los


reportes fueron entregados a la prensa aún cuando se suponía que
solo estaban destinados a ser vistos por el papa. La propuesta de la
mayoría: si a la anticoncepción artificial. La mayoría de los
comisionados, dieciséis sobre veinte, habían opinado de acuerdo con
las costumbres de la civilización liberal; la minoría, cuatro sobre
veinte, opinaban de acuerdo con la enseñanza tradicional del
14

magisterio pontificio pero dejaban constancia de que no tenían


razones para sustentar su posición.

Hacia el final de 1963 varios teólogos holandeses, entre los que se


encontraban L. Janssens, W. van der Marck y J. M. Reuss, escribieron
artículos en los que se tendía a indicar que era lícito usar las píldoras
anticonceptivas en
función de una regulación cristiana de la fecundidad. Este hecho no pasó
inadvertido ante las autoridades centrales de la Iglesia porque además
algunos Obispos habían acogido este planteamiento: el episcopado
holandés, mons. J.C. Heenan, arzobispo de Westminster en nombre del
episcopado de Inglaterra y del Gales, y mons. Th. Roberts, ex arzobispo
de Bombay.

En algunos sectores laicos y del clero comienza a haber una mentalidad


contraceptiva, producto de un miedo exagerado a la cuestión
demográfica. Este mismo miedo habría influido en la Comisión instituida
por Juan XXIII para el estudio de los problemas de la población, de la
familia y de la natalidad, y a la que Pablo VI, una vez ampliada, confió la
profundización del tema de los anticonceptivos

Paulo VI unos años antes, aludiendo al problema que luego sería el tema
de la encíclica, cuyo título es De propagatione humanae prolis recte
ordinanda o «La recta regulación de la natalidad». El 23 de junio, de
1964, aprovechando la ocasión que le ofrecía la felicitación de los
cardenales y de la Curia romana con motivo del día de su santo, Pablo VI
dio a conocer que su predecesor Juan XXIII había creado una Comisión
pontificia de estudio, e hizo algunas puntualizaciones sobre el problema
de la regulación de los nacimientos, A nosotros nos interesa aquí
observar cómo definió el Pontífice el problema, que claramente se refería
sobre todo a la valoración moral de las vías o medios para llevar a cabo
15

la debida regulación de los nacimientos: «Problema sumamente grave:


afecta a las fuentes de la vida humana; (... ) es un problema sumamente
complejo y delicado».
16

Balance

¿Piensan ustedes que Paulo VI no conocía lo que estaba pasando en


el mundo y al interior de la Iglesia?

¿Estaba el Papa encerrado tras los muros del Vaticano, ajeno a la


realidad?

¿Estaba consciente Paulo VI de esta realidad tan adversa para la


publicación de la Humanae vitae, tanto fuera como dentro de la
Iglesia?

Sin duda que sí. ¿Por qué entonces, la promulgó? Según sus propias
palabras, porque él era un siervo fiel a su pastor. Fue justamente porque
él sabía lo que pasaba en el mundo y al interior de la Iglesia que la
publicó. En sus «Notas para nuestro Testamento» Pablo VI sintetizó --en
1965-- en una frase el sentido de su vida, de su pontificado y por lo tanto
también de la Humanae vitae: «Sobre el mundo: que no se crea que se le
beneficia asumiendo sus pensamientos, costumbres, gustos, sino
estudiándolo, amándolo, sirviéndolo».

Según el Cardenal Casaroli, en ese entonces Secretario de Estado, el


25 de julio en la mañana después de celebrar la misa, el Papa Paulo VI
“firmó su firma más difícil, una de sus firmas más gloriosas. Firmó su
propia pasión”.

A mí me parece que hay tres conceptos que reflejan la situación del


Papa antes, durante y después de la promulgación, respectivamente:
Valentía (antes), Soledad (durante) y Sufrimiento (después).
17

II. Principales postulados Humanae vitae

Lo primero que se debe afirmar es que la encíclica no es un


documento aislado, marginal o apendicular dentro del magisterio. Ella
se ubica en el surco labrado por sus predecesores y tanto Juan Pablo
II, como Benedicto XVI han seguido afirmando su importancia. Juan
Pablo II en un discurso conmemorando los 20 años de la encíclica
decía: El amor a la persona y al mundo contemporáneo tejieron la
intención de Pablo VI en la publicación de la Humanae vitae, una
encíclica que, a pesar de las contestaciones del '68, cumple 40 años
de rigurosa actualidad.

Sintetizando los principios de la encíclica Paulo VI decía 10 años


después: «el principio del respeto de las leyes de la naturaleza» y «el
principio de una paternidad consciente y éticamente responsable».

1) Lo tradicional

En la línea de sus predecesores Pío XI y Pío XII, y del pronunciamiento


conciliar sobre el matrimonio, la Humanae vitae se declaró contraria a la
práctica de la contracepción salvo con métodos naturales. Hay una
perfecta coherencia con el Magisterio de sus predecesores: “el
matrimonio no es efecto de la casualidad o producto de la evolución de
fuerzas naturales inconscientes”, sino una “sabia institución del Creador
para realizar en la humanidad su designio de amor”. Paulo VI nos dice:
“Los esposos, mediante su recíproca donación personal, propia y
exclusiva de ellos, tienden a la comunión de sus seres -sigue la
Encíclica-- en orden a un mutuo perfeccionamiento personal, para
colaborar con Dios en la generación y en la educación de nuevas vidas»,
y en los bautizados el matrimonio «reviste, además, la dignidad de signo
18

sacramental de la gracia, en cuanto representa la unión de Cristo y de la


Iglesia”.

Si Humanae vitae se ubica en la perspectiva doctrinal del


magisterio. Entonces: ¿por qué tanto revuelo?

2) Lo novedoso

Ciertamente lo novedoso tiene que ver con su juicio acerca de la


regulación artificial de la natalidad, y más en concreto con la prohibición
del uso de anticonceptivos. Desde una visión reductivista ella fue
llamada "la encíclica de la píldora".

En esta apretada síntesis no podemos ahondar más en sus postulados.


Digamos que Humanae vitae no es la encíclica de la píldora, sino la
encíclica del amor.
19

Reacciones críticas a Humanae vitae

La Humanae vitae inmediatamente desencadenó una serie de críticas


tanto desde fuera como al interior de la Iglesia Católica

Desde fuera

1) El neo-malthusianismo

En tiempos de la publicación de la Encíclica eran recurrentes «los


presuntos peligros de la superpoblación, en general agitada en
ambientes intelectuales y económicos de los países occidentales,
como por ejemplo del llamado "Club de Roma".

Reacciones críticas desde dentro


Las reacciones no se hicieron esperar. Especialmente en Europa y
EEUU. Teólogos, sacerdotes y obispos, académicos y laicos daban
entrevistas a la prensa y televisión, escribían artículos en diarios y
revistas especializadas y mandaban cartas a los periódicos.
Dos días después que se publicó la encíclica, por ejemplo, un grupo de
87 teólogos Norteamericanos rechazó abiertamente la encíclica. El
grupo, liderado por el Rev. Charles Curran y que también trabajaba en la
Universidad Católica de América, publicó su propio documento en el cual
declararon que la conciencia individual de cada católico debía de
prevalecer sobre un dilema tan personal.
Tras dos días de estudio de la encíclica en Amsterdam, el 18 y 19 de
septiembre de 1968, 20 teólogos europeos firmaron una Declaración
oponiéndose al Papa.
20

Dos meses después, un grupo de obispos canadienses publicaron la


Declaración de Winnipeg (originalmente Winnipeg Statement). En ella se
estableció que aquellos católicos que no aceptaran el enunciado no
debían de ser excomulgados de la iglesia Católica. Esta posibilidad no
está contemplada en la encíclica. Agregaron que una persona podría
utilizar anticonceptivos siempre y cuando haya hecho un intento para
aceptar las directivas de la encíclica, decidiendo en conciencia.

Los intelectuales católicos franceses reunidos en el Círculo Paroles


exigieron "un nuevo Concilio" y solicitaron a la jerarquía "un cambio de
actitud en los sectores de la bioética y de la moral familiar, conyugal,
sexual".
La ambigüedad de las conferencias episcopales, por ejemplo, de Francia,
Bélgica, Canadá, etc., ayudó a crear confusión entre los fieles, pues por
un lado le daban la razón a Paulo VI, pero por otro relativizan las
enseñanzas de la encíclica. A esta confusión incluso en el clero se debe
también los juicios críticos de influyentes teólogos como Hans Küng y
Karl Rahner. Este último publicó el 28 de agosto de 1868 un artículo en el
diario Die Welt, en donde sostiene que la doctrina de Paulo VI es doctrina
errónea (doctrina que debe ser reformada).
¿Qué paso en Chile? ¿Cómo reaccionaron los laicos, sacerdotes y la
Conferencia Episcopal?
Exactamente no lo se. Sólo puedo decir que consultando algunas fuentes
ellas me señalaron que de parte de la Conferencia Episcopal hubo un
tibio apoyo. Esta afirmación no la puedo refrendar con documentos.
Sólo puedo decir que había un clima generalizado de cambios y críticas.
Recordemos que el 11 de agosto de 1967 los alumnos se tomaron la
casa central de la Universidad Católica. En el frontis colgaron un gran
lienzo que decía: “Chilenos, el Mercurio miente”. Un año después,
exactamente algunos laicos y sacerdotes se tomaron la Catedral de
Santiago, siendo arzobispo el Cardenal Raúl Silva Henríquez. Por parte
21

de los llamados sacerdotes progresistas, hubo un claro rechazo, como se


pudo constatar en la revista Mensaje.
Este clima de confusión en cuanto a los principios de la moral, fue más
allá de las cuestiones de ética sexual. En el ámbito de la teología moral,
la contestación a Humanae vitae removió los principios básicos de la
moral fundamental. Precisamente después de Humanae vitae se ha
extendido un consecuencialismo que niega que haya acciones malas en
sí mismas y, una actitud de recelo y aun rechazo al Magisterio. En virtud
de ello no es extraño que algunos sacerdotes se cohíban ante el deber
de transmitir con integridad las enseñanzas de la Iglesia sobre la moral
conyugal.
22

Principales críticas al interior de la Iglesia

1) La Iglesia no tiene derecho a pronunciarse sobre materias


morales y/o “científicas”

Hay quienes niegan al Magisterio de la Iglesia su competencia para


pronunciarse sobre los aspectos morales, específicamente sobre la
contracepción, por tratarse de materias “científicas”, en las cuales la
Iglesia no es competente. Tampoco le sería permitido a la Iglesia
“meterse en la cama de los matrimonios”. Esta es una materia privada
reservada al ámbito de la conciencia.

2) La Iglesia debe reconocer el derecho a los fieles de decidir en


conciencia como llevar su vida sexual

3) Decisión arbitraria de Paulo VI

Por un lado se le crítica no haber escuchado a los Padres Conciliares, es


decir, haber tomado una decisión personalísima cuando dio el visto
bueno a la Humanae Vitae, en julio de 1968, más aún en la redacción
más conservadora, encarnada por el cardenal Ottaviani y los otros tres
miembros de la comisión, y ello frente a la posición más “liberal”, y
mayoritaria representada por el cardenal Suenens y los otros 15
miembros de la comisión.
Por otro lado se le crítica también la falta de colegialidad en estos temas.
El Papa no puede decidir solo. En una entrevista a Die Welt el 19 de
febrero de 2000, el
secretario del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, el
obispo Walter Kasper, afirmaba: "El Papa no puede decidir por sí mismo
23

todo (…). Durante mucho tiempo he sido muy crítico con la idea de un
nuevo Concilio, ya que opinaba que el último no se había asimilado
todavía. Por otro lado, hay cuestiones importantes en nuestra Iglesia, que
probablemente el Papa no puede decidir por sí mismo o, por lo menos,
no puede actuar él
solo y por ello, necesita de un consentimiento del Episcopado.

Kasper agrega: "La cuestión discutible es que si a este tipo de consultas


hay que llamarlas Concilio o sínodo general". La solución de muchos
problemas controvertidos necesita de "un vínculo más fuerte de la Iglesia
universal".

4) La encíclica es anacrónica

Se le crítica a Paulo VI no tomar en cuenta la realidad. La Píldora es una


realidad que debe ser asumida por la Iglesia, teniendo en cuenta además que
muchos católicos bien intencionados la ocupan.

5) El método natural es ineficaz

6) Esta encíclica causa daño a la Iglesia, a su prestigio y credibilidad, por lo


tanto provocara pérdida de muchos fieles que ya no se sienten identificados
con la autoridad del Papa

7) Críticas recientes:
A) Cardenal Martini: “La Iglesia debe tener el valor de reformarse”.
Según Martini una de ellas debe ser su concepción de la sexualidad y el
uso de los anticonceptivos.
B) “Católicas por el derecho a decidir”. Véase la carta que le enviaron
a Benedicto XVI, publicada el 25 de julio en “il corriere Della Sera”.
Acusan entre otras cosas a la Iglesia de ser la gran responsable de la
propagación del SIDA.
24

¿Pablo VI no imaginaba las reacciones negativas? L as había previsto


claramente. De hecho, escribió en la Encíclica: «Se puede prever que
estas enseñanzas no serán quizá fácilmente aceptadas por todos: son
demasiadas las voces —ampliadas por los modernos medios de
propaganda— que están en contraste con la de la Iglesia. A decir verdad,
ésta no se extraña de ser, a semejanza de su Divino Fundador, "signo de
contradicción" (cf. Lc 2, 34); pero no deja por esto de proclamar con
humilde firmeza toda la ley moral, tanto natural como evangélica" (n. 18).
25

Reflexiones finales

¿Así como la Iglesia se ha ido aggiornando en otros aspectos, no será


ya hora de que se ponga al día en materias de moral sexual y acepte
entre otras cosas el uso de anticonceptivos y preservativos? ¿Por qué
no seguir el ejemplo de los anglicanos que ya en 1930 en la llamada
Conferencia de Lambeth se declararon partidarios del uso de
anticonceptivos o de los protestantes que a fines de la década de los
50 dieron el vamos a la anticoncepción artificial, o el ejemplo de los
musulmanes o de un vasto sector del judaísmo, y de este modo,
además dejamos a todos contentos?

Sin pretender responder cabalmente estas complejas interrogantes,


solo quisiera decir, para terminar, que me parece que muchas de las
criticas y/o acusaciones contra Humanae vitae son injustas o
desproporcionadas. Creo también que muchos católicos rasgaron
vestiduras sin haber leído bien la encíclica. Muchos se contentaron
con lo que la prensa afirmaba, donde no siempre correspondía a la
realidad.

Humanae vitae no es la “encíclica de la píldora” sino la encíclica del


amor, es un llamado a vivir el amor en el matrimonio con respeto y
dignidad y a vivir la sexualidad ordenadamente.

Humanae vitae a mi modo de ver no es una encíclica puritana, represiva,


castigadora o antinatural. Tampoco es una encíclica irresponsable frente
a la pobreza o sobrepoblación. Ella es precisamente una encíclica acerca
de la regulación de la natalidad, conforme a la nobleza, dignidad y
naturaleza del hombre.
26

No creo que Paulo VI haya estado preocupado de aquellos


católicos que aún teniendo dudas tratan de seguir a su Iglesia. Tampoco
está preocupado de la casuística o de los difíciles dilemas morales. No
digo con ello, que excluya este ámbito. Pero creo que tiene una
preocupación mayor: el Papa está preocupado de que los católicos no se
dejen avasallar por el mundo con toda su secuela de materialismo,
hedonismo y utilitarismo, está preocupado de que no se contagien de la
mentalidad antivida. El papa Paulo VI previene contra los tres grandes
peligros que según él acarrearía una anticoncepción indiscriminada:

1) el relativismo moral y por allí abrir un camino bastante expedito para la


infidelidad conyugal;

2) la pérdida de respeto a la mujer, la cual pasaría a ser rebajada a


objeto o instrumento de goce egoísta. Y por último

3) la anticoncepción en manos de un Estado despreocupado de lo moral


y utilitarista puede ser muy peligrosa.

Me parece que el tiempo le ha dado la razón a Paulo VI.


27

ANEXO

Lo que han dicho los Papas de la encíclica. Extractos de algunos


párrafos.

1) Paulo VI

En la alocución del miércoles siguiente a la publicación de la Encíclica, el


mismo Pablo VI confió a los fieles los sentimientos que lo habían guiado
en el cumplimiento de su mandato apostólico. Decía: "El primer
sentimiento ha sido el de una gravísima responsabilidad nuestra. Ese
sentimiento nos ha introducido y sostenido en lo vivo del problema
durante los cuatro años requeridos para el estudio y la elaboración de
esta Encíclica. Os confesamos que este sentimiento nos ha hecho
incluso sufrir no poco espiritualmente. Jamás habíamos sentido como en
esta coyuntura el peso de nuestro cargo. Hemos estudiado, leído,
discutido cuanto podíamos, y también hemos rezado mucho... Invocando
las luces del Espíritu Santo, hemos puesto nuestra conciencia en la plena
y libre disponibilidad a la voz de la verdad, tratando de interpretar la
norma divina que vemos surgir de la intrínseca exigencia del auténtico
amor humano, de las estructuras esenciales de la institución matrimonial,
de la dignidad personal de los esposos, de su misión al servicio de la
vida, así como de la santidad del matrimonio cristiano; hemos
reflexionado sobre los elementos estables de la doctrina tradicional y
vigente de la Iglesia, y especialmente sobre las enseñanzas del reciente
Concilio; hemos ponderado las consecuencias de una y otra decisión, y
no hemos tenido duda alguna sobre nuestro deber de pronunciar nuestra
sentencia en los términos expresados por la presente Encíclica" (cf.
Insegnamenti di Paolo VI, vol. VI, 1968, págs. 870-871).
28

Fue semanas antes de morir, en su homilía del 29 de junio de 1978,


durante la celebración de la festividad de san Pedro y san Pablo.
Pablo VI, dirigiéndose al Colegio cardenalicio trazó un balance en su
15º aniversario de su pontificado: ejercido en el servicio de la «verdad
de la fe» con el elemento «imprescindible» de la «defensa de la vida
humana».

Respecto de Humanae Vitae afirmó: «Se trató de un sufrido


documento de nuestro pontificado no sólo por el grave y
delicado argumento tratado, sino también, y tal vez más, por un
cierto clima de expectativa según el cual, entre los católicos y en
el círculo más amplio de la opinión pública, se había generado la
idea de presuntas concesiones, o facilidades, o liberalizaciones
de la doctrina moral y matrimonial de la Iglesia». (Paulo VI,
Alocución al colegio cardenalicio en 1978).

«Se trató de un sufrido documento de nuestro pontificado -dijo Pablo VI


en no sólo por el grave y delicado argumento tratado, sino también, y tal
vez más, por un cierto clima de expectativa según el cual, entre los
católicos y en el círculo más amplio de la opinión pública, se había
generado la idea de presuntas concesiones, o facilidades, o
liberalizaciones de la doctrina moral y matrimonial de la Iglesia».

Pablo VI habló aquel día de la encíclica situándola en la estela del


Concilio Vaticano II, «y con palabras cuidadosamente elegidas
--apunta Vian-- subraya la validez del texto: "inspirado en la intangible
enseñanza bíblica y evangélica, que convalida las normas de la ley
natural y los dictámenes insuprimibles de la conciencia sobre el
respeto de la vida, cuya transmisión se confía a la paternidad y a la
maternidad responsable, ese documento se transforma hoy en nueva
29

y urgente actualidad por las vulneraciones inferidas por legislaciones


públicas a la santidad indisoluble del vínculo matrimonial y a la
intangibilidad de la vida humana desde el seno materno"».

A los diez años de la publicación de la Humanae vitae, el Papa Giovanni


Battista Montini señalaba la encíclica como uno de los momentos que
definían su pontificado, explica Vian: «No cambió de idea, a pesar de que
el documento había suscitado de inmediato tal vendaval de críticas hasta
en muchísimos ambientes católicos».

Fue semanas antes de morir, en su homilía del 29 de junio de 1978,


durante la celebración de la festividad de san Pedro y san Pablo. Pablo
VI trazó un balance en su 15º aniversario de su pontificado: ejercido en el
servicio de la «verdad de la fe» con el elemento «imprescindible» de la
«defensa de la vida humana».

Pablo VI habló aquel día de la encíclica situándola en la estela del


Concilio Vaticano II, «y con palabras cuidadosamente elegidas --apunta
Vian-- subraya la validez del texto: "inspirado en la intangible enseñanza
bíblica y evangélica, que convalida las normas de la ley natural y los
dictámenes insuprimibles de la conciencia sobre el respeto de la vida,
cuya transmisión se confía a la paternidad y a la maternidad responsable,
ese documento se transforma hoy en nueva y urgente actualidad por los
vulnera inferidos por legislaciones públicas a la santidad indisoluble del
vínculo matrimonial y a la intangibilidad de la vida humana desde el seno
materno"».

Recién publicada la encíclica en L´0sservatore Romano del 29-30 de


julio, de 1968, el día 31 del mismo mes el Papa dedicó a ella la audiencia
general, en la cual ofreció valiosas claves de lectura del documento. Para
nuestra cuestión interesan especialmente algunos pasajes, en los que se
manifiesta claramente la importancia que el Pontífice atribuye al
30

problema y a la solución que se le da: "Es el esclarecimiento de un


capítulo fundamental de la vida personal, conyugal, familiar y social del
hombre", dice al principio del discurso; y, al final, insiste "Es(...) una
cuestión particular, que considera un aspecto sumamente delicado y
grave de la existencia humana". Así pues, se repite con otras palabras el
mismo concepto ya expresado en el discurso del 23 de junio, de 1964.

2) Juan Pablo II

DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II


A UN ENCUENTRO ORGANIZADO POR EL PONTIFICIO CONSEJO
PARA LA FAMILIA CON OCASIÓN DEL XX ANIVERSARIO
DE LA HUMANAE VITAE
(Lunes 7 de noviembre de 1988)

En realidad, los años sucesivos a la Encíclica, no obstante la insistencia


de críticas injustificadas y de silencios inaceptables, han podido
demostrar con creciente claridad cómo el documento de Pablo VI era no
sólo siempre de viva actualidad, sino investido hasta de un significado
profético.

Un testimonio de particular valor lo ofrecieron los obispos en el Sínodo de


1980, cuando escribieron así en la Propositio 22: "Este Sagrado Sínodo,
reunido en la unidad de la fe con el Sucesor de Pedro, mantiene
firmemente lo que ha sido propuesto en el Concilio Vaticano II (cf.
Gaudium et spes, 50) y después en la Encíclica Humanae vitae, y en
concreto, que el amor conyugal debe ser plenamente humano, exclusivo
y abierto a una nueva vida" (Humanae vitae, 11 y cf. 9 y 12)

Yo mismo después, en la Exhortación post-sinodal Familiaris consortio,


propuse de nuevo, en el más amplio contexto de la vocación y de la
31

misión de la familia, la perspectiva antropológica y moral de la Humanae


vitae sobre la transmisión de la vida humana (cf. nn. 28-35). Asimismo,
durante las audiencias de los miércoles, dediqué las últimas catequesis
"sobre el amor humano en el plano divino" a confirmar y a iluminar el
principio ético fundamental de la Encíclica de Pablo VI acerca de la
conexión inseparable de los significados unitivo y procreativo del acto
conyugal, interpretado a la luz del significado esponsal del cuerpo
humano.

Entre los frutos del Sínodo de los Obispos sobre las tareas de la familia
en el mundo de hoy se debe recordar la constitución de dos importantes
organismos eclesiales, destinados el uno a estimular la actividad pastoral
sobre el matrimonio y la familia, y el otro a promover la reflexión
científica.

El primer organismo es el Pontificio Consejo para la Familia, con el cual


venía profundamente renovado al precedente Comité Pontificio para la
Familia querido por Pablo VI. En la Exhortación Familiaris consortio
indicaba el sentido y la finalidad del nuevo organismo: ser "un signo de la
importancia que yo atribuyo a la pastoral de la familia en el mundo, para
que al mismo tiempo sea un instrumento eficaz a fin de ayudar a
promoverla a todos los niveles" (n. 73).

El segundo organismo es el Instituto Juan Pablo II para estudios sobre


matrimonio y familia, querido "para que la verdad acerca del matrimonio y
la familia pueda ser cada vez mejor investigada científicamente, de modo
que laicos, religiosos y sacerdotes puedan recibir formación, ya sea
filosófico-teológica, ya en ciencias humanas, en esta materia, a fin de
que su ministerio pastoral y eclesial se pueda desarrollar de manera más
eficaz en favor del Pueblo de Dios" (Cons. Apost. Magnum matrimonii, 7
de octubre, 1982, n. 3).
32

Ya fundado y operante desde algunos años en la Pontificia Universidad


Lateranense, recibió el reconocimiento jurídico en 1982 y ha continuado
su laudable tarea alargando su actividad a otros países. En estos mismos
días el Instituto ha programado el II Congreso internacional de teología
moral sobre el tema "Humanae vitae: 20 años después", con reflexiones
y análisis que se mueven en la línea de las preocupaciones pastorales
propias también de esta reunión vuestra.

.5. Desde muchas partes la referencia a la Encíclica se une, casi


automáticamente, a la idea de la "crisis" que ha afectado, y continúa
afectando, a la moral conyugal.

Como raíz de la "crisis", la Exhortación Familiaris consortio ha señalado


una corrupción de la idea y de la práctica de la libertad, que es
"concebida no como la capacidad de realizar la verdad del proyecto de
Dios sobre el matrimonio y la familia, sino como una fuerza autónoma de
autoafirmación no raramente contra los demás, en orden al propio
bienestar egoísta" (n. 6). Más radicalmente todavía hay que indicar una
visión inmanentista y secularizante del matrimonio, de sus valores y de
sus exigencias: el rechazo a reconocer el manantial divino del que
derivan el amor y la fecundidad de los esposos, expone el matrimonio y
la familia a desintegrarse también como experiencia humana.

Al mismo tiempo la situación actual presenta también aspectos positivos,


entre los cuales sobresale el descubrimiento de los "recursos" de que el
hombre y la mujer disponen para vivir la verdad plena del amor conyugal.

El período post-conciliar ha favorecido un progresivo crecimiento en el


conocimiento del significado eclesial y social del matrimonio y de la
familia: es éste el lugar más común y, al mismo tiempo, fundamental en
el que se expresa la misión de los laicos en la Iglesia. La "Carta de los
derechos de la Familia”, publicada por la Santa Sede en 1983 a petición
33

del Sínodo de los Obispos, constituye un momento de particular


importancia para la conciencia del significado social y político de la vida
de pareja y de familia: éstas no son meras destinatarias, sino verdaderas
y propias "protagonistas" de una "política" al servicio del bien común
familiar.

Es especialmente urgente reavivar la conciencia del amor conyugal


como don: ese don que, mediante el sacramento del matrimonio, el
Espíritu Santo, que es la Persona-don en el inefable misterio de la
Trinidad (cf. Dominum et vivificantem 10), derrama en el corazón de los
esposos cristianos. Este mismo don es la "ley nueva" de su existencia, la
raíz y la fuerza de la vida moral de la pareja y de la familia. Y en realidad
su ethos consiste en vivir todas las dimensiones del don:

— la dimensión conyugal, que exige a los esposos llegar a ser cada vez
más un solo corazón y una sola alma, revelando así en la historia el
misterio de la misma comunión de Dios uno y trino;

— la dimensión familiar, que exige a los esposos estar dispuestos a


"cooperar... con el amor del Creador y del Salvador, quien por medio de
ellos aumenta y enriquece diariamente a su propia familia" (Gaudium et
spes, 50), acogiendo del Señor el don del hijo (cf. Gén 4, 1);

— la dimensión eclesial y social, por la cual los cónyuges y los padres


cristianos, en virtud del sacramento, "poseen su propio don, dentro del
Pueblo de Dios, en su estado y forma de vida" (Lumen gentium, 11). Y al
mismo tiempo asumen y desarrollan —como "célula primera y vital de la
sociedad".(Apostolicam actuositatem, 11)— su responsabilidad en el
ámbito social y político;

— la dimensión religiosa, por la cual la pareja y la familia responden al


don de Dios y en la fe, en la esperanza y en la caridad hacen de toda su
34

vida "sacrificios espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo"


(l Pe 2, 5).

Sin descuidar enseñanzas que tienen también su importancia, como son


aquellas que se refieren a los aspectos antropológicos y sicológicos de la
sexualidad y del matrimonio, el esfuerzo pastoral de la Iglesia debe poner
decididamente en primer lugar la difusión y la profundización de la
conciencia de que el amor conyugal es don de Dios confiado a la
responsabilidad del hombre y de la mujer: en esta línea deben moverse
la catequesis, la reflexión teológica, la educación moral y espiritual.

3) Joseph Ratzinger

En 1993 veinticinco años después, el cardenal Joseph Ratzinger


afirmaba: «Raramente un texto de la historia reciente del Magisterio se
ha convertido tanto en signo de contradicción como esta Encíclica que
Pablo VI escribió a partir de una decisión profundamente sufrida».

B) Benedicto XVI

En un discurso al celebrar el 40° aniversario del documento, el Papa


reiteró la prohibición de la iglesia contra métodos artificiales de control
de la natalidad, así como enseñanzas más recientes contra el uso de
métodos artificiales de procreación.

"La enseñanza planteada por la encíclica 'Humanae vitae' no es fácil",


reconoció Benedicto XVI.

Pero, "la verdad de ayer sigue siendo verdadera inclusive hoy. La


verdad expresada en 'Humanae vitae' no cambia. Por el contrario, a la
35

luz de nuevos descubrimientos científicos, es aún más actual", añadió


el Papa.

Benedicto XVI pareció aludir a los métodos de procreación artificiales,


contrarios a las enseñanzas del Vaticano. De acuerdo con la Santa
Sede, la única forma de concebir un niño es a través de la unión
sexual de los cónyuges.

"Ninguna técnica mecánica puede substituir el acto de amor", dijo


Benedicto XVI en su discurso.

El pontífice expresó su preocupación de que la vida humana arriesga


perder su valor en la cultura de la actualidad. También manifestó su
temor de que el sexo "se transforme en una droga", impuesta por un
miembro de la pareja al otro.

Se dijo que Pablo VI tuvo grandes dudas, mientras preparaba su


encíclica, sobre si podía permitirse la concepción artificial. Benedicto
XVI dijo que la decisión de Pablo VI era "un significativo gesto de
valentía".

5) Albino Luciani

En nuestros días pueden considerarse ángeles la


cultura, la modernidad, la actualización, cuestiones que le
interesaban mucho al papa Pablo. Pero cuando estas
cuestiones le parecieron contrarias al Evangelio y a su
doctrina, su “no” fue rotundo. Basta recordar la Humanae
vitae, su “Credo”, su postura ante el catecismo holandés,
su afirmación clara sobre la existencia del diablo.
36

Han dicho que la Humanae vitae fue un suicidio para


Pablo VI, el derrumbe de su popularidad y el comienzo de
críticas feroces. En cierto sentido es verdad, pero lo había
previsto y con san Pablo se decía: «¿Busco yo ahora el
favor de los hombres o el de Dios?… Si todavía tratara de
agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo»
(Ga 1, 10). (Albino Luciani durante la misa de sufragio por
Pablo VI celebrada en la Basílica de San Marcos de
Venecia el 9 de agosto de 1978)

También podría gustarte