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Guía de los buenos modales en la mesa

1. Lavarse las manos antes de comer.


2. Sentarse correctamente, con la espalda recta.
3. No se ponen los codos en la mesa. Los antebrazos
se colocan a ambos lados del plato.
4. No empezar a comer hasta que todos se hayan
servido.
5. Responder "no gracias" o "sí por favor" cuando te
ofrecen algo.
6. Comer a un ritmo adecuado, ni muy deprisa ni
muy despacio.
7. Masticar con la boca cerrada y no hablar con la
boca llena. No hacer ruido al masticar.
8. Llevar los alimentos a la boca con el cubierto
correspondiente y con la espalda recta, sin
agacharse.
9. Limpiarse con la servilleta que colocamos en la
rodilla y también, antes de beber.
10. No se debe llevar el cuchillo a la boca. No se
juega con los cubiertos.
Querida vagina,

Soy Ana ¿qué tal estás? ¿Cómo va todo por ahí? Es la primera vez que te escribo una
carta o que me comunico y hablo contigo y la verdad es que no sé muy bien que
decirte. Primero que nada pedirte disculpas por haber tardado tanto tiempo en
ponerme en contacto contigo, ya sabes, una busca mil escusas y pretextos.

No puedo decir que hayamos tenido una mala relación, simplemente esta casi no ha
existido, te he ignorado y mantenido al margen. No pienses que te odio o algo por el
estilo, te respeto mucho y se el inmenso poder que tienes.

El otro día te vi, hacía mucho tiempo que no te observaba y que no te tocaba. No sé si
te diste cuenta, pero te observe con curiosidad y fue interesante verte aunque me
pareces un poco rara. También te toqué, no es que me produzca algún rechazo
tocarte, para nada, lo que pasa es que nuestra cabeza se adelanta y me dice cosas,
como por ejemplo “esto no va a servir de nada”, “no vas a tener un orgasmo en la
vida”. Supongo que tu escuchas esos pensamientos automáticos y que también te lo
acabaste creyendo.

Ahora me pregunto cómo te habrás sentido tú con toda esta situación, con tantos años
de malos tratos a los que te he sometido, también te habrás sentido pequeñita y
seguro que por eso olvidaste el gran poder que posees. Espero que puedas
perdonarme, no he sabido hacer las cosas mejor.

Me gustaría que encontráramos la manera de sentirnos más unidas, que poco a poco
nos fuéramos conociendo y dándonos una nueva oportunidad sin esperar nada. Sería
interesante que hiciéramos piña y no nos dejáramos influir por la cabeza y que cuando
tengamos dudas lo hablemos tranquilamente. Prometo entrar en contacto contigo,
sentirte y darte el espacio que te mereces querida vagina y dejar que te expreses.
Intentaré contactar más contigo, me apetece, aunque si soy sincera mientras escribo
esto siento un miedo atroz de no conseguirlo que quedarme nuevamente paralizada.
Pero con miedo o sin él lo conseguiremos, porque estoy segura de que merece la pena.

Ya me voy despidiendo, ha sido un placer escribirte esta primera carta. Volverás a


recibir noticias mías muy pronto, estamos en contacto.

Un abrazo

Ana

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