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¿QUÉ ES UN SISTEMA?

Introducción
Desde mediados de los años 50 del siglo XX y desde
diversos ámbitos, comenzó a primar el objetivo de construir
una ciencia unificada. De igual modo, se buscó desarrollar
campos de conocimiento interconectados que respondieran
globalmente a hallazgos focalizados, generados por diversas
disciplinas. En tal contexto, la teoría general de sistemas (TGS)
emergió como una forma científica y sistemática de
aproximación y representación de la realidad. Al mismo
tiempo, representó una orientación hacia la conformación de
una práctica común para diversos desarrollos conceptuales
(Nardone y Watzlawick, 1992).
De la mano de Ludwig von Bertalanffy, la teoría general de
sistemas se transforma en un marco integrador en el área de
las ciencias sociales y naturales, que en conjunto con los
postulados de la cibernética, rechazan la postura analística
reduccionista tradicional en ciencias, desarrollando una
mirada centrada en el análisis “del todo”, el cual es más que
la descomposición y suma de sus partes.
Desde esta teoría se distinguen los primeros movimientos y
representantes que buscan unificar esta nueva mirada en
ciencias y las definiciones respecto a las propiedades y
funcionamiento de los sistemas, las que con el tiempo
comienzan a aplicarse en el análisis de los sistemas
familiares dentro de los procesos terapéuticos.

I. La Teoría general de sistemas (TGS)


El biólogo Ludwig von Bertalanffy (1901-1972) acuñó la
denominación teoría general de sistemas, refiriéndose a un
amplio marco integrador entre las ciencias naturales y las
ciencias sociales. Bertalanffy llegó a la conclusión que desde
el campo de las ciencias sociales, no necesariamente desde
la biología, era posible extraer elementos empíricos globales,
los que mostraban aplicabilidad a diversas disciplinas. En
1954, durante la reunión anual de la Asociación Americana
Para el Avance de la Ciencia, se conformó el proyecto de
constitución de una sociedad dedicada a la investigación general
de los sistemas.
Las principales tareas de dicha sociedad fueron (von
Bertalanffy, 1976):
a) Investigar el isomorfismo de conceptos y leyes en diversos
ámbitos del conocimiento.
b) Estimular el desarrollo de teorías en áreas del
conocimiento que carecieran de ellas.
c) Disminuir la repetición de esfuerzos de conocimiento
teórico en distintos campos.
d) Procurar la unidad de la ciencia.
Para Bertalanffy, un sistema es un conjunto de elementos en
interacción. Ello implica considerar que el cambio en uno de
sus elementos afecta al sistema en su conjunto; para
comprender un sistema, es necesario no sólo conocer los
elementos que lo componen, sino que también sus relaciones
(von Bertalanffy, 1976). Por ejemplo, en el caso de una
familia, el uso del concepto de sistema implica asumir que:
a) Si uno de sus miembros modifica su comportamiento, ello
afectará al sistema en su conjunto.
b) Para comprender al sistema familiar, no sólo basta con
comprender a cada miembro. Se deben conocer las
relaciones entre ellos.
La TGS plantea, por tanto, al igual que la cibernética, un claro
cuestionamiento a la epistemología reduccionista y analítica
que se había impuesto en las ciencias humanas a partir de
las ideas de Newton. Lo anterior ocurre dado que el
pensamiento reduccionista conlleva a asumir que el estudio
de una unidad aislada permite predecir y explicar la conducta
de la totalidad. Asimismo, desde el pensamiento analítico, se
recomienda subdividir el todo y estudiar sus elementos
constituyentes para comprenderlo. Desde la lógica analítica y
reduccionista, se concluye que la suma de las partes es igual
al todo. Sin embargo, para la TGS el todo es más que la suma de
las partes (Von Bertalanffy, 1976).
Para la TGS, es relevante atender y considerar el todo, no las
partes aisladas. Por tanto, plantea la relevancia de las
interacciones, del contexto, así como el carácter indivisible de
los fenómenos, frente a la noción de sumatividad planteada
por la visión causalista lineal.
La teoría general de sistemas afirma que, de acuerdo con su
naturaleza, los sistemas se pueden diferenciar en sistemas
abiertos o cerrados (Von Bertalanffy, 1976; Nardone y
Watzlawick, 1992).
Un sistema abierto es un sistema que establece una relación
permanente con su medio ambiente. Intercambia energía,
materia e información con el exterior. Los sistemas vivos (por
ejemplo, una célula, el hombre, la familia, una organización y
la sociedad) son sistemas abiertos. Un sistema abierto es un
procesador de inputs (entradas) y outputs (salidas). El input se
refiere a la importación de los recursos (como energía,
materia o información) necesarios para iniciar su ciclo de
funcionamiento. El output se vincula con las salidas del
sistema.
La familia, como uno de los sistemas abiertos, está en
constante interacción con otros sistemas y otros miembros
externos a ésta, manteniendo una relación dialéctica de inputs
y outputs entre el interior de la familia y las relaciones
interpersonales externas establecidas (Espinal, Gimeno y
González, 2003).
Esta posibilidad de interacción con el exterior es reflejo de
que la familia es un sistema en constante transformación, que
busca el equilibrio entre el cambio y la estabilidad, lo que le
permite adaptarse a las distintas exigencias a lo largo de todo
el ciclo vital familiar y así mantener la continuidad de ésta y el
crecimiento biopsicosocial de cada uno de sus integrantes
(Espinal, Gimeno y González, 2003).
Un sistema cerrado no intercambia energía, materia, ni
información con el medio ambiente. Es hermético a la
influencia contextual. El ejemplo más representativo son las
máquinas.

II. Propiedades de los sistemas abiertos


desde la TGS
Von Bertalanffy (1976) establece ciertas propiedades de los
sistemas abiertos:

a. Totalidad:
Un sistema abierto es un todo. Sus elementos constituyentes,
junto con sus propiedades o atributos, sólo pueden
comprenderse como funciones del sistema total. La noción de
totalidad se opone a la idea de sumatividad, un sistema
abierto es una Gestalt donde el todo es más que la suma de
sus partes. La totalidad pertenece a un nivel de abstracción
mayor.
Por ejemplo, la comprensión de un deporte colectivo no es
posible centrándose sólo en uno de los jugadores, sino que
es preciso mirar el juego como totalidad, mirar todo el equipo
y considerar cómo el movimiento de cada jugador afecta la
conducta de los restantes.
Si esta propiedad se aplica al funcionamiento de una familia,
se debe asumir que para comprenderla no sólo hay que
centrarse en sus unidades (miembros), sino en el todo que
conforman cuando realizan un actividad concreta. Esta
totalidad se va conformando dentro del sistema familiar a
través de los valores, creencias compartidas, experiencias y
costumbres vividas a lo largo de la vida y aquellas
transmitidas generacionalmente, lo que fortalece a lo largo del
tiempo una identidad como grupo familiar junto al sentido de
pertenencia a ésta de cada uno de los miembros que la
componen (Espinal, Gimeno y González, 2003).

b. Equifinalidad:
En un sistema abierto es posible obtener idénticos resultados
a partir de condiciones iniciales diferentes. Esto es, en un
sistema abierto, los resultados no están determinados por las
condiciones iniciales del mismo, sino por la interconexión con
el medio ambiente que hace que el sistema siga cursos o
itinerarios variables, sin que ello incida en la meta final. De
esta forma, distintas condiciones iniciales pueden llevar a un
mismo estado en el sistema.
Del mismo modo, cuando se estudia un sistema abierto, no
es posible, a partir de su estado actual, establecer una
inferencia certera en relación a su estado anterior o su futuro.
Por ejemplo, al comparar el sistema A con B y el C con el D:
A: 4x5+4=24
B: 6x3+6=24 C: 4x1+7=11
D: 4+1x7=35
En el caso de A y de B, si bien ambos sistemas tienen
condiciones iniciales diferentes, el producto o resultado final
es idéntico. Sin embargo, en el caso de C y D, si bien poseen
los mismos elementos, el resultado final es distinto. Éste no
depende de los componentes del sistema, sino de las
relaciones entre ellos (en este caso, las operaciones
matemáticas de sumar o multiplicar).
La aplicación de esta propiedad a una familia implica, por
ejemplo, que no es posible predecir con certeza absoluta el
futuro de la misma o su pasado, a partir del conocimiento
actual que se tenga de ella. Por otra parte, esta propiedad
también indica que es posible, a nivel terapéutico, realizar
intervenciones desde distintos ámbitos o desde cada
miembro, con el fin de obtener indistintamente del origen,
resultados positivos y similares en el sistema familiar en su
totalidad (Carrasco, s.f.).

c. Equipotencialidad:
En un sistema abierto, todos los componentes del sistema
tienen la capacidad de desarrollar las funciones de los
restantes. En el caso de una familia, ante una situación de
crisis, uno de sus miembros puede cumplir las funciones de
otro. Por ejemplo, el padre ante la enfermedad de la madre,
podría cumplir las labores que ella desarrollaba con
anterioridad para mantener el funcionamiento del sistema o
ante el fallecimiento del padre, el hijo mayor de la familia
asume algunos roles asociados a la figura paterna.

d. Objetivo:
Todo sistema abierto se orienta hacia un fin o propósito. En el
caso de los sistemas vivos, este objetivo es la mantención del
sistema y su adaptación al medio ambiente, aun cuando ello
involucre costos para una parte del sistema total
(subsistemas).
En el caso de una familia, las metas son en un comienzo
principalmente sociales y luego son internalizadas por el
sistema, como entregar seguridad, protección, cuidado, cubrir
necesidades básicas y afectivas de sus miembros (Espinal,
Gimeno y González, 2003), orientadas a la supervivencia del
sistema.
Sin embargo, el objetivo de mantención de la estabilidad
familiar puede involucrar un sobrefuncionamiento de alguno de
sus miembros (el padre o la madre, por ejemplo) para que el
sistema familiar opere correctamente. Tal
sobrefuncionamiento puede generar un desgaste individual y
una alteración posterior del sistema en su conjunto. Por
ejemplo, el padre o la madre que ha sobrefuncionado puede
desarrollar estrés requiriendo tratamiento médico, con la
consiguiente preocupación para el resto de la familia.

III. Conceptos fundamentales de la


teoría general de sistemas
La teoría general de sistemas establece los siguientes
conceptos fundamentales, como articuladores de una visión
de sistemas susceptible de ser aplicada a los procesos
humanos (Von Bertalanffy, 1976):

a. Niveles de organización de los sistemas


La primera distinción que establece la TGS es que cada
sistema está constituido por subsistemas que lo componen y, a
su vez, que es parte de un sistema mayor. Por tanto, los
sistemas se organizan en términos de: subsistema, sistemas y
suprasistemas. Por ejemplo, si se considera a la familia como
un sistema, se asumirá que sus miembros son subsistemas
de la misma y que la sociedad es un suprasistema, de la cual
la familia forma parte. Otro ejemplo es considerar al aparato
circulatorio humano como un sistema, asumir a los órganos
que lo conforman como subsistemas y considerar al cuerpo
humano como suprasistema.
Dentro del sistema familiar, pueden constituirse diversos
subsistemas con normas, funciones y roles propios, los que
interactúan con los otros subsistemas recibiendo una
influencia recíproca. Los subsistemas más habituales son el
subsistema conyugal, compuesto por la pareja, el subsistema
parental o parento- filial, compuesto por padres e hijos y el
subsistema fraterno, compuesto por los hermanos (Alcivar,
2010; Espinal, Gimeno y González, 2003).

b. Información
Así como para la física era crucial el concepto de energía -
durante el siglo XVIII y XIX-, para la TGS es fundamental el
concepto de información.
La ley de conservación de la energía establece que la energía
que permanece en un sistema es igual a la suma de la energía que
ingresa menos la suma de la energía que sale. En cambio, en el
caso de la comunicación, la incorporación de información no
elimina la información existente, sino más bien se agrega al
sistema. Por lo tanto, la información presente en un sistema
es igual a la información que ya existe en él, más la
información que se incorpora.
Von Bertalanffy concluye que el concepto de información para
la teoría de sistemas es tan relevante como lo fue el concepto
de energía para la física del siglo XIX (Von Bertalanffy, 1976).
c. Homeostasis
El término homeostasis hace referencia al estado interno,
relativamente constante de un sistema y que es mantenido
mediante la autorregulación. La homeostasis alude a la
permanente búsqueda del equilibrio por parte de los
sistemas. Este concepto fue planteado por Walter Cannon, en
el campo de la fisiología, para dar cuenta de la estabilidad
relativa de determinadas dimensiones fisiológicas. Por
ejemplo, el hecho que se mantenga constante la temperatura
del cuerpo de los mamíferos, a pesar de la temperatura
cambiante del ambiente (Cannon, 1967).
Dado lo anterior, la homeostasis se refiere especialmente a
los organismos vivos, en tanto sistemas en permanente
adaptación al medio ambiente. Es decir, los procesos
homeostáticos operan ante variaciones de las condiciones del
ambiente, manteniendo el funcionamiento óptimo del
organismo. En el caso de un sistema familiar, la mantención
de la homeostasis familiar podrá explicar por qué alguno de
los hijos (con independencia de quien sea) al momento de
hacerse adulto, no se separe del núcleo familiar. En un nivel
más complejo, algunas familias incluso pueden comprimir el
desarrollo de la autonomía de sus miembros, dificultando la
adaptación y crecimiento del sistema hasta gatillar en crisis
(Casas, s.f.). Del mismo modo, la mantención de la
homeostasis podría explicar el sentido de un síntoma dentro
de un sistema, porque más allá de quien lo porte (el hijo, el
padre, etc.), el síntoma estabiliza el funcionamiento familiar,
por tanto, mantiene la homeostasis familiar.

d. Morfogénesis
Los sistemas abiertos complejos, tales como los sistemas
humanos y sociales, se caracterizan por sus capacidades
para modificar su forma, estructura o estado con el objeto de
conservar su viabilidad en el tiempo. Estos procesos se
orientan al desarrollo, crecimiento o cambio. Un ejemplo muy
destacado son los procesos de aprendizaje y la
especialización. Si se toma, por ejemplo, a una institución
(organización social), ésta debe ser capaz de cambiar su
forma o su estructura en el tiempo de acuerdo al contexto, de
modo de ser viable.
En el caso de las familias, éstas deben buscar un equilibrio
entre los procesos homeostáticos y la morfogénesis. En
algunas familias, la tendencia constante al cambio puede
gatillar alteraciones, desorganización y caos, por la poca
regulación y estabilidad (Casas, s.f.).

e. Sinergia
Este concepto, en estrecha relación con el concepto de
totalidad, hace referencia a que precisamente el éxito y
viabilidad del sistema se obtiene a partir del conjunto, es
decir, surge de las interacciones entre los componentes del sistema.
Por ejemplo, el buen resultado actual de un equipo deportivo
no se puede explicar sólo por el funcionamiento de sus
partes, sino por la totalidad que constituyen en tanto sistema.
Asimismo, el equipo deportivo con las mejores
individualidades no necesariamente será exitoso, porque son
sus relaciones y la totalidad que conforman como equipo, la
principal indicación de un éxito.

f. Entropía
Este concepto alude al grado de desorganización o
desintegración (caos) que progresivamente puede desarrollar
un sistema.
Se sostiene, en el segundo principio de la termodinámica, que
la máxima probabilidad de los sistemas (tendencia inevitable)
es su progresiva desorganización, por ende, su
homogenización con el ambiente.

g. Negentropía
Se refiere a la energía que los sistemas abiertos importan del
medio ambiente, de modo de hacer sostenible y estable su
organización, por tanto, para sobrevivir. En este sentido, la
información opera como una crucial fuente de negentropía
para los sistemas abiertos.
Como ejemplo, una administración de una escuela tenderia
siempre al desorden (entropía) y la presión para volver al
orden es producto de los procesos de negentropía del
sistema escuela (Millán, 2000).

h. Retroalimentación
Hace referencia al proceso mediante el cual un sistema
abierto recoge información sobre los efectos de sus acciones
en el medio y luego, dicha información vuelve a actuar sobre
las acciones consiguientes.
La retroalimentación se puede diferenciar en retroalimentación
negativa y retroalimentación positiva.
La retroalimentación negativa se vincula con los procesos de
homeostasis, en la medida que permite mantener el balance
equilibrio que requiere el sistema Es una retroalimentación
que corrige o controla las desviaciones del sistema del objetivo
propuesto.
Algunos ejemplos son:
1. El funcionamiento del termostato, porque opera
controlando la desviación de la temperatura. 2. El
comportamiento de un conductor de una bicicleta, porque
dicho conductor iría recibiendo información de los límites de
la ciclo vía, de los que podría salir, corrigiendo con el
manubrio cualquier desviación.
3. Un terapeuta entrevistando a una familia, porque en tal
proceso recoge información, corrigiendo algunas
apreciaciones y planteando nuevas preguntas.
La retroalimentación positiva se vincula a los procesos de
morfogénesis, en la medida en que más que actuar corrigiendo
las desviaciones, las amplifica. Esto es, los cambios en uno
de los miembros del sistema generan cambios en los
restantes miembros de éste, que aumentan y refuerzan el
cambio inicial. El ejemplo más claro es la bola de nieve
cayendo desde la montaña.
La retroalimentación positiva se asocia a los fenómenos de
cambio y de crecimiento, porque el sistema debe modificar sus
metas o sus fines, alejándose del objetivo inicial que se había
propuesto. En el caso de una familia, la retroalimentación
positiva implica que el sistema modifique su manera de
entender la situación de crisis que lo afecta y generar un
objetivo nuevo.
Es a través de los mecanismos de retroalimentación que los
sistemas regulan sus comportamientos, de acuerdo con sus
efectos en el medio ambiente.

Conclusión
Desde mediados del siglo pasado, la teoría general de
sistemas (TGS) en conjunto a la cibernética, comienzan a
sistematizar una aproximación a la realidad distinta al
enfoque reduccionista analítico tradicional en ciencias.
Se abre espacio al análisis de los fenómenos desde una
postura que comprende la imposibilidad de conocerlos
basándose sólo en la descomposición y suma de sus partes,
poniendo en relieve el análisis de la totalidad, la que tiene un
sentido y función en sí misma.
Esta aproximación epistemológica plantea la importancia de
mirar los fenómenos como sistemas compuestos por
elementos o unidades en interacción, donde el cambio en uno de
éstos afecta al sistema en su conjunto.
Desde la TGS, se comienzan a sistematizar los
conocimientos en esta área desde distintos ámbitos
científicos, distinguiendo el significado y propiedades de los
sistemas y los conceptos centrales de esta nueva mirada.
















Referencias Bibliográficas
Alcivar, T., (2010). Análisis descriptivo de la estructura familiar de
las personas con trastorno bipolar en pacientes del Hospital
Psiquiátrico Julio Endara de la ciudad de Quito (Tesis de
posgrado). Universidad Politécnica Salesiana, Quito,
Ecuador.
Cannon, W. (1967). The Wisdom of the Life (La sabiduría de la
vida). New York: W.W. Norton and Company Inc.
Carrasco, E. (s.f.) Familia una organización para el desarrollo.
Disponible en:
http://escuela.med.puc.cl/paginas/publicaciones/manualped/fa
milia.html
Casas, G. (s.f.) Un perspectiva sistémica de la familia. Disponible
en: http://pridena.ucr.ac.cr/binarios/docente/pd-000104.pdf
Espinal, I., Gimeno, A., y González, F., (2003). El enfoque
sistémico en los estudios sobre la familia.Universidad Autónoma
de Santo Domingo. Facultad de Psicología. Disponible en:
http://www.uv.es/jugar/EnfoqueSistemico.pdf
Millán, T. (2000). Teoría de sistemas y sociedad. Disponible en:
http://www.lapaginadelprofe.cl/sociologia/sistemas/sist.htm
Nardone, G. y Watzlawick, P. (1992). El arte del cambio.
Barcelona: Editorial Herder.
Von Bertalanffy, L. (1976). Teoría General de los Sistemas.
México: Editorial Fondo de Cultura Económica.

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