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Los microbios que te rodean UNIDAD 2: La vida al filo de lo imposible: extremófilos

UNIDAD 2: LA VIDA AL FILO DE LO IMPOSIBLE: EXTREMÓFILOS

2.1. Vivir en los extremos

Nosotros, como la mayoría de los seres vivos, estamos adaptados a vivir en las
condiciones ambientales que denominamos “normales”: una temperatura ambiente
de 25ºC, un grado de acidez neutro, una determinada humedad ambiental y una
salinidad inferior al 3%.

Pero existen muchas zonas en nuestro planeta que se consideran extremas y donde la
vida en principio no es posible. Desde ambientes volcánicos con muy altas
temperaturas y una gran acidez hasta zonas híper-áridas como el desierto de Atacama
en Chile, probablemente el desierto más árido del planeta, donde se han registrado
periodos de hasta cuatro años sin lluvias y fluctuaciones diarias de temperatura entre
25ºC bajo cero y 30ºC. Otros ejemplos son el desierto de Néguev en Israel, dónde se
pueden alcanzar los 50ºC, o el valle seco de McMurdo en la Antártida, con vientos de
hasta 320 km/h, y donde la evaporación evita todo tipo de humedad por lo que no hay
ni si quiera nieve ni cubierta de hielo. O ambientes súper salinos, como el mar Muerto,
con un grado de salinidad media del 38%, casi 10 veces más que la salinidad del
océano, y que se denomina mar Muerto porque no hay prácticamente vida en él. O el
rio Tinto en Huelva (España), con sus características aguas rojas por la alta
concentración de hierro y otros metales pesados tóxicos y su alta acidez (pH entre 1,7
y 2,5), condiciones en las que los peces, por ejemplo, no pueden sobrevivir.

Todos estos ambientes extremos son zonas en las que a primera vista no existen seres
vivos capaces de a vivir en ellas. Pero hoy en día sabemos que existen algunos
microbios que, no solo resisten sino que necesitan para vivir unas condiciones
extremas de temperatura, salinidad, acidez, radiación o presión atmosférica. Son los
denominados microorganismos extremófilos, microbios que viven al filo de lo
imposible. Los extremófilos, por tanto, se definen así, como microorganismos que
NECESITAN unas condiciones extremas para poder sobrevivir.

Por ejemplo, la falta de agua del desierto no es la única condición desfavorable para la
vida. En estas zonas desérticas además de la aridez, los seres vivos deben defenderse
de la luz solar, de la intensidad de la luz ultravioleta, de las altas y bajas temperaturas y
de sus rápidas fluctuaciones, de los altos índices de evaporación, de los largos periodos
de desecación y, frecuentemente, de los altos niveles de salinidad. Sobrevivir en estos
desiertos no es nada fácil. A pesar de ello, los investigadores han sido capaces de
detectar la presencia de microorganismos que han desarrollado estrategias para
colonizar las zonas más inhóspitas del planeta. En estas condiciones, algunos
microorganismos han encontrado micro hábitats que les permiten sobrevivir, como los
poros o fisuras microscópicas que se encuentran en el interior de las rocas del
desierto. Los investigadores han aislado microorganismos no solo de la superficie de

Universidad de Navarra 1 Prof. Ignacio López-Goñi


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las rocas o del espacio entre éstas y el suelo propiamente dicho, sino incluso en el
interior de las rocas. Hay por tanto microbios que se refugian dentro de las rocas. Esos
hábitats les pueden proporcionar la suficiente humedad para poder vivir, les protege
de la radiación ultravioleta letal, del viento y de los cambios de temperatura y, en
muchos casos permite el suficiente paso de luz como para realizar la fotosíntesis. Se
han aislado cianobacterias fotosintéticas, bacterias no fotosintéticas, arqueas, y
asociaciones de algas y hongos, como los líquenes. Aunque el agua es esencial para la
vida, una muy pequeña cantidad puede ser suficiente para la supervivencia de algunos
microorganismos, que pueden obtener vapor de agua de condensación dentro de los
espacios que dejan los poros en el interior de las rocas.

Según las condiciones ambientales en las que viven, los microorganismos extremófilos
se pueden clasificar de distinta manera. Según la temperatura óptima de crecimiento
los microorganismos se puede distinguir en cuatro grupos: psicrófilos, que tiene un
crecimiento óptimo a temperaturas bajas, por debajo de 5ºC, incluso algunos pueden
necesitar temperaturas inferiores a los 0ºC; mesófilos, con temperaturas óptimas
moderadas, entre 35 y 40ºC; termófilos, con temperaturas óptimas elevadas, entre los
60 y los 80ºC; y los hipertermófilos, que necesitan incluso temperaturas superiores a
los 100ºC. Los psicrófilos, termófilos e hipertermófilos se consideran microorganismos
extremófilos.

Por otra parte, los microorganismos tienen un rango de pH1 dentro del cual pueden
vivir. La mayoría se desenvuelven entre 5 y 9 (el pH neutro es de 7). Pero existen
algunos microorganismos extremófilos cuyo pH óptimo de crecimiento es superior a 9,
y se denominan alcalófilos o basófilos; mientras que otros lo que necesitan es un
ambiente muy ácido, con un pH por debajo de 5, son los acidófilos.

Muchos microorganismos viven en el agua del mar, que contienen aproximadamente


un 3% de sal (NaCl). Normalmente, estos microbios necesitan esas concentraciones de
sal para poder vivir, por eso se denominan halófilos. Un organismo normal en
presencia de grandes cantidades de sal se puede deshidratar (por un efecto de
ósmosis). Algunos extremófilos requieren para poder sobrevivir ambientes muy salinos
(hasta un 15-30% de sal), y se denominan halófilos extremos. Aquellos que crecen en
ambientes con una alta cantidad de azúcares se denomina osmófilos; y los que crecen
en ambientes muy secos, por falta de agua, se llaman xerófilos.

Otros microorganismos viven en las profundidades de los océanos y requieren altas


presiones hidrostáticas, se denominan piezófilos.

Veamos ahora algunos ejemplos de los record Guinness de los microorganismos


extremófilos.

1
Lo mismo que el metro es una unidad de medida de la longitud, el pH (sigla que significa “potencial de
Hidrógeno”) se emplea para medir el grado de acidez de una solución. Tiene una escala que varía de 0 a
14. Son ácidas las soluciones con pH menores que 7 y alcalinas o básicas las de pH superiores a 7. Si el
pH es = 7 indica neutralidad de la disolución, como por ejemplo el agua.

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Methanopyrus kandleri es una arquea hipertermófila con una temperatura óptima de


crecimiento de 98ºC. Esto quiere decir que si intentas cultivarla a 37ºC simplemente
no crece, cuando mejor se encuentra para crecer es a 98ºC, casi en agua hirviendo!. Es
capaz de sobrevivir a los 110ºC e incluso permanecer viable varias horas a 130ºC. No
se conoce otro ser vivo capaz de resistir esas temperaturas. Esta bacteria se ha aislado
de chimeneas negras submarinas a más de 2.000 metros de profundidad en el golfo de
California. Es un microorganismo anaerobio, que no necesita oxígeno para sobrevivir, y
es capaz de producir gas metano (CH4) a partir de hidrógeno y CO2.

En el otro extremo de resistencia a la temperatura, en este caso a las bajas


temperatura, esta la bacteria Psychromonas ingrahamii, un psicrófilo. Se aisló del mar
helado de Alaska y crece a 12ºC bajo cero, la temperatura de crecimiento más baja de
un ser vivo, … de momento. Un bacteria que puede crecer por tanto en el congelador
de tu casa!

A Natronobacterium magadii lo que le gusta es la sal (es un halófilo extremo) y


ambientes alcalinos (pH alto). Es una arquea aerobia que se ha aislado de lagos
hipersalinos y con alto pH. Donde mejor se encuentra es a concentraciones de sal de
3,5 M y puede crecer con un pH superior a 11, como el amoniaco de casa!. Otra arquea
que también se encuentra muy cómoda en sal es Halobacterium salinarum, que
aunque crece a temperaturas de 37ºC, necesita concentraciones de sal saturantes por
encima de 4,0 M. Para que te hagas una idea el agua de mar tiene una concentración
de sal de unos 0,5 M.

Picrophilus oshimae es una arquea que se aisló por primera vez en Japón, en un cráter
volcánico rico en azufre, que no es un lugar muy agradable para vivir. Del grupo de los
Thermoplasmata, es un termófilo que crece entre 45-65ºC, con una temperatura
óptima de 60ºC. Pero quizá lo más característico es que el es ser vivo capaz de vivir a
un pH más bajo, su pH óptimo para crecer es de 0,7 y es capaz de multiplicarse a pH =
0,06!. Por eso, decimos que es un acidófilo extremo (le gusta la acidez). Por cierto, no
intentes meter el dedo en un líquido con un pH de 0,7: te quedarás sin dedo.

Deinococcus radiodurans es uno de lo seres vivos capaces de resistir las mayores dosis
de radiación. Puede sobrevivir a dosis de 5.000 grays (Gy), incluso hasta 15.000 Gy. Y
esto es mucha radiación: una dosis de 10 Gy pueden ser suficientes para matar a un
ser humano. Esta bacteria se aisló por primera vez en un experimento para comprobar
si los alimentos enlatados resisten altas dosis de radiación gamma. Esta bacteria se
podría aislar en una central nuclear. En realidad, Deinococcus no puede considerarse
un microorganismo extremófilo porque, aunque resiste muy altas radiaciones, no las
requiere para sobrevivir.

Conocer cómo estas bacterias son capaces de vivir en estas condiciones no es una
mera curiosidad científica. Los microbios tienen mucho que ver con la vida
extraterrestre. Cuando los científicos hablan de vida en otros planetas no están
buscando hombrecillos verdes con antenas, sino microbios. Algo parecido a las
bacterias que conocemos pero que sean capaces de vivir en ambientes tan inhóspitos
como puede ser el planeta Marte: una atmósfera enriquecida en CO2, temperaturas

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entre -100ºC y 30ºC, campo magnético muy débil, menor gravedad, mayor radiación,
inexistencia de agua líquida, … Por eso, conocer los microbios terrestres capaces de
sobrevivir en ambientes extremos puede darnos pistas de cómo podría ser la vida en
otros planetas.

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