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lente, in expr etc (et mena yafctonade a levantar STStriraciones prafgins ain rngna acon con fe eal Guan fe mpostbiag fe exractar este ctl, reratimos a {TS murstte ectores: Marcel Bolo coneuye con io glee "Someta, pues, alos fervenes de la nurs fas deiciones dads por ie aliens rnese: Tajo de tonteriaa, ooscensades y eroresartenber): oman de a pomagrafe(Coubon sleranes Metapiqicriatraeetn: Cochin cnteas Hockel Enrique Mouchet ‘SIGNIFICACION DEL PSICOANALISIS* Generaimente los criticos de Freud se agrupan en dos partidos: Jos que ven en a un genio creador en el campo de a pelcologia Ya un apéstol de una de las mas fecundas doetrinas en conclu sones éticas y pedagogleas, y los que, en cambio, se declaran sin ambages enemigos de sus teorias, negindoles sistematica- ‘mente todo valor ciency Mlosoico y declarandolas peligrosas fe inmorales, cuando no una verdadera locura, El distnguldo bidlogo J. Delage. en Mercurio, de Francia, 1916, trata de Una ppscosts nueva: el pstcoandlisis. Un compatrota nuestro, Luss Campos Aguirre, comenta, en la Revista de Fiasofia. enero de 1923, las teorias pslcoanailticas bajo el ttulo La divert este tiea de Freud, El autor dice: “Con el tango y el shimmy, las doc- ‘usnas psleolgleas de Freud han enloguecido medio mundo. COWidadas durante veinte af, reaparecen triunfalmente en el preciso momento en que un viento de locura colectiva parece Arrastrarnos. nadie sabe hasta donde. “Side la teoria relativista el agudo Plerremont ha escrito que ‘es una enfermedad de las matematicas, del pacoansllsia de Freud podria dectre que es la opereta de la psleologia.Imperdo- rable gaffe Ia de Janet, la de Regis lade Rignano, la de Lalo, al frilear. muy gravemente, la divertidas.tcorias deade el punto ‘de vista de la patologa mental, de la pstologiay de la esttica, “El aceidente ocurre con frecuencia a los buzlones: la fortuna de una bufonada depende mucho maa del olde que la reebe que de los labios de donde parte. Sabido es que por no haber alcan- ‘ado lo que habla de amargo en una de sus ironias, Molere ha ‘argado con la triste fama de ser el soto de los markdos con 7 Fmanidodes, 1926, pp 408-411, sentidos. Porque fuerza es dcirlo de una vez: con menos com: plicaciones que Anatole France, con mas llustracion clentiiea ‘que Chesterton, ain las proyerciones revolucionarias de Bernard ‘Shaw, Freud representa, sin disputa, la mas alta figura del Ihumertsmo contempordneo. St continua el primero la tradicion recta de Renan, st emontan los dos altimos hasta el Addison del Spectator, con Freud, por el contrario, se incia un nuewo enero: la epopeya clentifies-burlesea, “Nuestra eivlzacion Jo requeria. A Aristofanes no podemos ‘comprenderlo; Rabelais es demasiado grosero; Voltaire muestra. de ver en cuando, su peluca. En tlempos de socialisma y de ‘extension universtaria necesitabamos un genera mas sablo, ‘eapaz de agregar ala pornograla de Anstofanes, al sensualismo de Rabelais y a la intulcon de Voltaire, el pedantismo elentlicn 4 un sabi discipinado a la alemana. Psicologia, higiene, tera- peutica, pedagogla, clave de los suenos, sociologa, charadas, Glencla de los mites y de las religiones, barajadas unas con ftras por virtud del humour de este escrtor excepcional, ha- brian de dar por resultado el mas extraordinarto monumento de Jn iteratura comics,” ‘Mas adelante el comentarsta agrega: “Mucho temo que la ne- cesidad de ser stnteico haya puesto un poco de cordura en el pre: cedente resumen de las bufonadas de Freud: pero desearia que se fontagiara a muchos mi profunda grattud al humorista genial” ‘Para mi, en cambio, Freud no es nin genio ni un aposto, ni tampoco iin humorista ni un depravado. Es un hombre de ‘mucho talento, que ha consagrado (oda su vida a elaborar y Perfeccionar su sistema idealogle, y ere, por To tanto, que 8 eas deben ser estuidiadas y merecen ser conceidas y aun tra- tadas desde la catedra universitara (gpor qué no), a pesar de ‘que no las aceptemes. Veamos, pues, cules son los puntos Vil erables del psicoandlisis, para luego ocuparnos de sus méritos Y de su inluencia sobre el progreso dela cienela pslcolgea En primer lugar, Ia falta de rigor cientiico, que permita el ‘acl contralor de los estudiosos. me parece ser el punto mas vulnerable del pstcoanalisis. Los psicoanalistas nos piden que practiquemos largamente el psicoanalisis antes de que opine: ‘mos acerca de su Valor. Hay, pues, que aceptar la doctrina como se acepla una religion; es dogmaticay, en este sentido, anticien- lutea. Hay que ereer en lo que dicen sin que podamos compro. bar su contenido, por un acto de fe. Que pruebas tenemos. acerca de la verdad de la teoria de los suefios, dela interpreta 132 ‘lon de ta obra de arte, del determinismo de os actos frustra dos, del mecanismo de las neurosis? Ninguna. Hay que creet porque st, porque lo dicen los ihistres pslcoanalista, Freud se Aeflende diciendo: “Seria un error ereer que una clencla se com: pone solamente de tesisrigurosamente demostradas, y no ten ‘riamos razon st as lo exigiéramos. Semejante exgencta solo se concibe en temperamentos que piden autoridad, que tatan de reemplazar el catecsmo Feligioso por olro que sea de cardcter Clentiic, El eatecismo de la clencia no contiene sino muy pocas proposiciones apodicteas; la mayor parte de sus afirmaciones presentan solamente clerto grado de probabllidad, Pertenece proplamente al espiritu cieniico saber contentarse con esas aproximactones de la certidumbre y de poder continuar el ta bajo constructivo a pesar de que falten las citimas pruebas Uuroduetion a ta psychanalyse p40) ‘St hay que creer, si no podemos comprobar la verdad de las conchisiones psleoanaltcas, podemos sostener que, més que tuna clenela, 3 un dogma, Asi lo sostene tambien Janet qulen contestando al doctor Jones (de Nueva York dice: “Ayl,es ver- ‘dad, no he practieado el pslccanaliss, es decir, no he interpre- {ado los dichos de ios enfermos en el sentido de un dogma aver tado de antemano. y no podla hacerlo precisamente porque no ‘reia en el dogma y porque trataba de comprobar la verdad” (P, ‘Yanet, Rapp. aC. de Londres) Es, por otra parte, mas obra de artista que de hombre de lencia. Efecivamente, la letura de las obras de S. Freud nos lleva al convencimiento de que mis que hombre de ciencla que somete sus afrmaciones a la comprobacion de los hechos, es tin artista dotado de una imaginacton exuberante y de tna capact ad Iiteraria poco comin entre los de su profesion, Sus obras dan la impresion que se trata de un eificio sin fundamentos solos, levantado con el metodo deductivoy la dialéctiea, y euyo nnacleo central esta constituide por unas cuantas ingeniosas hhlpotesis: los complejos inconscientes (los de orden sextal en primer término), la censura, ls descos reprimidos, que se sais facen mediante el ensueno o la obra de arte o se manifestan bajo el ropaje de sintomas patelogcos o de actos frustrados. Por otra parte, representa una verdadera reaccion ~quiza la ‘mas importante por ef namero y Ia calidad de las personas ‘contra ln pelcaloga cientfica basada en la observacion de los hhechos y. con frecuencia, en la experimentacion. Pues el paloos nilisis, mas que representar un nuevo método complementario 1 de los ya clisios, pretende reemplazar a éstos y ergise en el {unico valederoy fecundo. ¥ sus principle, mas que representar ‘nuevas conguistas para la clenela psicolges, pretenden des- truir la psteologla, que en contraposteién con el pslcoandliss amaremos elisica, y reemplazarla totalmente como Gna doc: trina paleologca de valor ‘Por alimo, podriamos sostener, sin temor de equlvocarnos, que el eto de la doctrina psicoanaliica, que ha conquistado fervorosos adeptos en muchos paises de Europa y América, pro- viene, ademis de deberse al estilo brillante en que escribe Freud, de que los espirttualista y teblogos ven en ella una tabla ‘de salvacion para su idelogla comprometida serfamente por las corrientes posilivista, evolucionista y experimentallsta que tomaron cuerpo en el campo flosico desde principlos del algo 20% y un nuevo punto de apoyo para el movimento de reaccion contra tales “peligrosas"corricntes ideologicas, ‘Ademis, por su metodo, su dialéctca Y sus principlos es un retorno al escolasticisme. {La Censura, no representa una ent ‘dad metafisicay misteriosa a imagen de las ereaciones escola ‘eas de la Edad Media? Desde un punto de vista rigurosamente entiico no es aceptable esta entidad, pues ex una concepclin e la fantasia, sin ningGn apoyo en la realidad. Es, como otrora 1 Alma, la Voluntad, la Conciencl las Facultades del Alma, el Instino, la Inteligencia, la Libertad, ete (terminos escrttos todos ‘con maydscula), una entidad a modo escosticoy. por lo tanto, anticientifia e inaceptable. La clencia basada en la observacion e los fendmenos y en la experimentacion desechd todas e=as fentidades misteriosas del escolasticismo. Freud y au escuela ‘wuelven a los métodos de la Edad Media pretenden derebar, en estas cosas, el esfuerzo de todo el sigo 1x y de lo que corre del presente, reemplazando las nociones siempre perfecibles de la Gleneia basada en la observacion y Ia experimentacion —sin ddesechar la introspecelon~ por conceptos aprioristices y entida- des psiqulcas misticas, cual la Censura, la que abraria como tna fuerza misteriosa y subterrinea, pero inteigentemente, desde el Inconsciente del individuo, para reprimir los deseos de la Libido, og cuales, gracias a tan misterioso guardian se satafarian, des Agurados y‘simbolzados, en los sets, en los actos frustrados, en la obra artistica, en el chiste, y hasta en la enfermedad neurosis y pslcosis mediante ls sintomas mérbidos!! YY entidades tan misteriosas como la Censura y a Libido se- ‘fan los compleos, casi excluswamente de naturalera sexual. a ‘como el complejo incestuoso, et de Edipo, el de Electra, el home: ‘sexual, ec. Todas estas entidades constituirin la gran entidad {reudlana: el Inconsciente ‘Sin embargo, el psiccanaliss ha prestado algunos servicios a Ja civilzacon. Después de un periodo de grandes entusiasmos, que comprende la sequnda mitad del siglo xix y los primeros lustros del xx se observ en el campo de la pslcologa certo desaliento, que yo airibuyo, en parte, aun exceso de iusones puesto por los especalistas en el método rigurosamente expert ‘mental, es decir, en Ia pstcoléenkea. En realidad, la psicoteenica 8 un capitulo muy interesante de la pstcologa cientiiea, cap tulo que ningtn especalista puede ignorar decorosament, pero no consutuye toda la psicologia experimental, nl mucho menos, fl tampoco se puede esperar que ella transforme la palcologia ‘en una clencia exacta o aproximadamente, como fo son la sit ¥¥la quimica, y, hasta clerto limite, aunque mas en potencla que ‘en estado aciual la Asologia, cleneia esta que no puede tener ‘en rigor otro metodo uly fecundo que el del laboratorio. El laboratorio mas fecundo para el paicologo intelgente es y ser Sslempre la misma sociedad en que el hombre vive y lucha por la cexistendia, Cuando se empezaba a sentir certo desallento como conse ‘cuencia de un exceso de iusiones puestas en la pslcoteeniea, Ia corriente freudiana reanimé Ia liama del entusiasmo en el ‘campo de la ptcologiay volvo a ser esta, como en sus buenos tiempos, Ia ciencia de actualidad. Es esto, indiscutiblemente, un fran servicio prestado por la escuela psicoanalista a la psiolo- ia. Ademas, Freud y sus discipules levaron con gran entusias smo y'un teson digno del mayor encom la palcologia al campo de la medicina, especialmente de la peigulatria. Ea bien sabido ‘que, por regla general, os peiquiatras no profundizan en el ‘éampo de la pslcologa y, con suma frecuencia, no Uenen otra picologia que la que sabe todo el mundo, pues, mal que bien. todos, en cieria medida, somos psictlogos, ya que nos vemos ‘obligados cotidianamente a tratar con hombres y mueres de los ‘mas variados temperamentos, aptitudes e Inclinaciones ¥ nos vemos obligados a observarios y estudliaros afin de poder regu: Jar nuestra conducta hacia ellos. Pero esta psteologa, a la eval atribuyo mucha importancia ~y no quisiera escandalizar @ algunos especialistas y colegas—, por cuanto es la que esta al llcance de todo el mundo y de uso corriente, no ea suflciente para el psiquatra. Todo psiqulatra digno de este nombre debe estudiar pslcologia como clencla fundamental de su especia- lidaa. Freud ha puesto de actualidad la psicologa en el campo de 1 medieina y con ello ha prestado un importante servicio ala tlencia, a pesar. por supuesto, de no ser el noo que haya con tnibubdo a ello, pues en este sentido no podemos dejar de car, fin de ser Justos, a los médicos Maudsley. Janet, Krapelin y Solliery ai gran Th. Ribot. quien. a pesar de no haber sido rmedico, dedico toda su vida'a culvar Ia pelcologa mérbida con fran competencla y extraordinario talento, y entre nosotros a fos doctores Horacio G. Pinero y José Ingenieros, para no citar sno a los astros de primera magnitud, ‘Ademds, es un mito innegable para Freud y sus discipulos haber dado toda la importancia que efectivamente tene para la ‘pelcologia el problema sexual. En la gran mayoria de las obras ‘de los palsloges se desculda este asunto, como st el hombre no fuaese un ser sexal como todos los demés, inclusive las plantas ‘Yes Innegable que los pstcoanalistas, y especialmente Freud, han sabldo observar con raro talento las manifestaciones pico ‘semuales de la Infancia. Con ello han prestado un importante Servicio a la pstcologa Por altimo, el peicoanalists ha sabido poner en evidencia la Amportancia de lo subconsciente en muestra vida psiquica. Es verdad que la psicologia lisica no desculda este problema y ‘que hace rato que no se acepta que la psicologia se ocupe excli- Sivamente de los fenomenos de conciencia: pero Freud Y st ‘escuela han ahondado mas que nadle en este terreno, aunque ‘on un eriterio que no podemos aceptar por ser, como lo hemos ficho, su concepto del Inconsclente, mistico y antcientio, El peicoanalisis nacio como un metodo de diagndstica y de ccuraclon de las neurosis: luego la tmaginacion exuberante de Freud lo transformé en un sistema de pslealogia. Posteriormen- {ese fue expandiendo hasta abarcar la estetia, la socologa, 1a ‘mutologla, la lingoistica, la pedagogia, convirtiendose ast, por ‘bra del mismo Freud, en un sistema Mlosfico. Creemos firme: mente que esta excesiva expansion de la doctrina sera la causa foriginaria de su descredito y de su nulna ‘Juan Ramon Beltran LA PSICO-ANALISIS* ‘Agradetco Ia carifosa acogida que me brinda el Centro de Estu- lantes de Medicina por intermedio de su Ateneo. Nunca cret entrar a esta casa, que consideré mia desde el momento que Ingresé a Ta facultad de Ciencias Médicas, con tanta emocion ‘como la que ahora experimento, estrechamente vinculada a la fenllisima presentacion que acaba de hacer el presidente del ‘Ateneo, en terminos que por su generosidad exceden a mis tmodestos méritos y obligan el profundo recenocimiento de mi spit ‘Contribuyen a que este acto cobre un marco de especial atraccién las numerosas damas que lo realzan con su presen- ‘da Y, al eferrme a ellas, recuerdo la palabras con que Freud. tl genial creador de la psico-analisis, comenz6 su ciclo de confe- ‘enc en la Universidad de Clark ante un auditor cast esen Clalmente femenine; dijo entonces: "Considerar una teoria de ‘conceplos tan avarzaddos como la psico-andlsis, en la cual es necesario ocuparse de determinados aspectos dela vida sexual {hacerlo con palabras que parecerlan poco usadas en el trato Social corrente, no es una ieverencia para las damas; todo lo Contrare, signi, en primer término, evitar que se formulen {aleas interpretaciones por no utllzar un lenguale apropiado y ‘exact, J. en segundo Nigar, dare ala mujer el sitio normal que Te comesponde en el estudio de la clencia, considerando que. tambien a ese reepecto, ella debe estar en la misma posicion en ‘que se encuentra el hombre, pues no puede erearse una termi: ‘ologia clentifca ‘ad stim delphins™. ‘Al evocar en estos momentos las palabras de Freud, me pare Fiat det Cou Médico Argent, 1998, pp. 1852-1997.

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