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DOCUMENTO DE APOYO DE LA LITERATURA BARROCA ESPAÑOLA

AUTORES REPRESENTATIVOS DEL BARROCO ESPAÑOL

MIGUEL DE CERVANTES

La vida de Cervantes, como la de todos los grandes genios de la literatura, está estrechamente relacionada con su obra. Así,
nació en Alcalá de Henares no se sabe con exactitud en qué fecha, pero sí se conoce la de su bautismo, en octubre de 1547
en la Parroquia de Santa María la Mayor. Su padre, don Rodrigo de Cervantes, era médico cirujano y por ello Miguel viajó
mucho de niño por Valladolid, Sevilla y Madrid. En esos viajes y andando por Sevilla, vio representar sus pasos al gran
Lope de Rueda de donde debe haberse originado su afición por el teatro. Tampoco son seguros los datos que se poseen
acerca de dónde exactamente estudió su primera enseñanza. Suponen algunos que en los jesuitas de Sevilla, otros que en
Salamanca o Valladolid, pero se sabe con certeza que más adelante asistió en Madrid a las clases de humanidades del
maestro Juan López de Hoyos.

El soldado y héroe

Algunos cervantistas dicen que Miguel de Cervantes conoce al legado del Papa y futuro cardenal Julio Aquaviva, estando
en Roma, fugitivo de la justicia por haber herido a un tal Antonio de Sigura, lo cual es poco probable, aunque hay
documentos que hablan de un Miguel de Zervantes. Por otro lado, en el Persiles, nuestro autor se refiere al viaje y da el
itinerario Madrid- Roma, pasando por Barcelona. Al servicio del cardenal, vive “la vida libre de Italia” y conoce Roma,
Florencia, Milán, Palermo, Venecia, Parma, Ferrada... En el libro IV de Persiles se encuentra un buen soneto demostrativo
de la admiración y conocimiento que Cervantes tenía sobre la Ciudad Eterna. Después se alista como soldado a las órdenes
del capitán Diego de Urbina. Y el 7 de octubre de 1571, participa el la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los
presentes ni esperan ver los venideros: la batalla de Lepanto. Tiene veinticuatro años y pelea con el espíritu inflamado de
entusiasmo, porque entrevé la trascendencia de esa acción famosa. En un informe legal de ocho años después se deja
constancia de su valor.
Peleó y fue herido en el pecho y en la mano izquierda. Cuando la Armada triunfadora pasaba por Mesina, fue dejado en el
hospital de esa ciudad, y allí tras largos meses, sanó de las heridas del pecho y acabó por perder el movimiento de al mano
lisiada. Pese a ello, en 1580 vuelve a participar en acciones en Navarino, en la toma de Túnez y en la Goleta. Más tarde,
cuando los venecianos pactan con los turcos, regresa a España en el mismo barco con su hermano Rodrigo. Lleva una carta
de recomendación del propio don Juan de Austria.
Al salir de Nápoles, una flotilla turca los derrota y toma prisionero a Miguel, a su hermano y a todos los otros cristianos
sobrevivientes. El capitán y muchos soldados habían muerto en el combate. Comienzan así los durísimos cinco años de su
cautiverio.
En Argel, Cervantes fue vendido como esclavo a un renegado griego Mamí, quien creyó que se trataba de un gran
personaje por cuyo rescate cobraría mucho dinero, debido a la carta laudatoria firmada por el gran don Juan de Austria.
Permanece cautivo más de cinco años,” tres más que su hermano Rodrigo, el militar, a quien la familia rescata primero,
quizás por considerarlo más juicioso. Miguel , al cabo, fuera de soldado, no es más que un poeta”, opina Ramiro de Maeztu.
La verdad es que cuando llegan los dineros dificultosamente conseguidos, no alcanzan y, además, Miguel pide que envíen
de regreso a su hermano antes que a él.
Estos episodios de su vida fueron relatados posteriormente en sus comedias “El trato y los baños de Argel” y en la novela El
Quijote en el capítulo de la historia del cautivo. Pagaron al fin por su rescate a través del fraile trinitario Juan Gil, y
Cervantes, liberado, partió a Valencia, en octubre de 1580. Luego a Madrid, donde obtuvo trabajos mal pagados, y tanto por
eso como por su natural inclinación, escribió y publicó “La Galatea” en 1585, y varias comedias a veinte ducados la pieza,
de las cuales algunas fueron representadas con éxito. Pero, como esto no daba para vivir, se dedicó a otros negocios,
consiguiéndose al fin en 1587, el cargo de comisario de Abastos, para proveer trigo con destino a la Armada Invencible.
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Después del fracaso de la Invencible, todavía siguió en el cargo, pero después la pagaban tarde y mal. Para peor, como si
esto fuera poco, por irregularidades de un subordinado suyo en el acopio del trigo, fue procesado y gracias a algunos
fiadores, se le permitió continuar en su empleo recorriendo los pueblos andaluces. En 1597 quebró el banquero en cuyo
establecimiento Cervantes tenía algún dinero consignado y fue encarcelado por tres meses. Dos años después lo volvieron a
encarcelar por atrasos en sus deudas. Se supone que aquí empezó Cervantes a redactar en su celda la novela Don Quijote.
Cuando ya estuvo libre partió a Valladolid, para estar cerca de la nobleza, pues hacia allá se había trasladado la Corte.
Allí pasó una etapa oscura en casa de sus hermanas con un hijo natural que habría tenido de Ana Franca. En 1605 publicó la
primera parte del Quijote. Desde esta fecha hasta 1613 en que aparecieron las novelas ejemplares, escribió
ininterrumpidamente.
Terminaba de prisa el Persiles y Segismunda cuando murió en abril de 1616.

EL TEATRO DE CERVANTES

El teatro de Cervantes concede, al revés del de Lope, más importancia a los caracteres, el aspecto
psicológico, que la intriga. Sobre el tema de sus años de cautiverio, menciona algunas obras que se han
perdido. Su admirable obra “El cerco de Numancia”- llena de fervor patriótico encarnado en personajes de
la época de la resistencia contra los romanos- interesa además, porque en ella el protagonista es colectivo:
es toda la heroica ciudad que resistió cinco años el asedio de los romanos.
Sus ocho comedias de la segunda etapa se han agrupado en “caballerescas” (“La casa de los celos” y “El
laberinto del amor”), de “capa y espada” (La Entretenida) , “de santos” (El Rufián Dichoso) y una picaresca
(Pedro de Urdemalas).
Cervantes es el creador de las “Comedias de cautivos”, imitadas por otros autores, desde luego, por Lope
de Vega. En ellas, hay muchos elementos autobiográficos. Más lograda que “El gallardo español” y “La
gran Sultana” es “Los baños de Argel” (“baños” significa “prisiones”, “celdas” en donde por su rebeldía
estuvo Miguel varias veces, una de ellas durante cinco meses.)
Pero donde en, sin duda, un verdadero maestro es en sus Entremeses, verdaderas joyas del teatro menor
(obritas de un acto), que han sido comparados a los grabados de Goya y son precedentes de todo el teatro
posterior en este género. Cervantes supera a todos ellos con sus ocho pequeñas grandes obras.

PRIMERA ÉPOCA ENTREMESES

 El Trato de Argel El juez de los divorcios


 El Cerco de Numancia El rufián viudo
La guarda cuidadosa
SEGUNDA EPOCA El vizcaíno fingido
 El gallardo español El retablo de las maravillas
 La casa de los celos La cueva de Salamanca
 Los baños de Argel El viejo celoso
 El rufián dichoso
 La gran sultana doña Catalina de Oviedo
 El laberinto del amor
 La entretenida
 Pedro de Urdemales

NOVELAS:  La señora Cornelia


 El casamiento engañoso
: Novelas ejemplares  El coloquio de los perros

 La gitanilla Novelas de caballería


 El amante liberal  El ingenioso hidalgo Don Quijote de la
 Rinconete y Cortadillo Mancha”
 La Española Inglesa  Los trabajos de Persiles y Segismunda
 El licenciado Vidriera
 La fuerza de la sangre Obras atribuidas
 El celoso extremeño  La soberana Virgen de Guadalupe (Auto)
 La ilustre fregona.  Los habladores (entremés)
 Las dos doncellas  El hospital de los podridos (entremés)
 La tía fingida (novela)
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LA POESÍA DE CERVANTES.
Cervantes inició su carrera con poemas juveniles y más bien de circunstancias. Siempre quiso ser poeta
en verso y en cierta proporción, lo consiguió. Pero es muy grande la diferencia entre la inmensidad de El
Quijote y sus versos. Casi todos los críticos coinciden en hablar del escaso valor de su lírica.
Naturalmente, ella no puede compararse con la de Fray Luis de León o un Garcilaso, al cual tanto admira e
imita.

Yo que tanto trabajo y me desvelo


Por parecer que tengo de poeta
La gracia que no quiso darme el cielo.

Tal vez debería destacarse la doble dirección de su verso: hacia la atrayente vena de lo popular tradicional
o a la vertiente italianizante, como un lejano discípulo de Garcilaso, Fray Luis, etc.

DE LA NOVELA

Cervantes toma la palabra novela en el sentido italiano de “novela corta”. Su intención declarada es la de
entregar una sana entretención.
En el Quijote, Miguel de Cervantes, sintetiza la literatura novelesca de su época:
 Caricaturiza la novela de caballería; hace una sátira del estilo ( la razón de la sin razón que a mi
razón se hace...), o imitaciones realistas o divertidas, como la penitencia en Sierra Leona y la carta a
Dulcinea, incluidas las zapatetas que ejecuta sin calzones ni pañales, con cierto escándalo de Sancho.
 Demuestra su simpatía por la novela pastoril, intercalando episodios y recordando su “pecadillo”, La
Galatea.
 De la novela idealista de tipo italiana, hay episodios como aquellos de Dorotea y don Fernando,
Luscinda y Cardenio.
 De la novela de temas de cautivos que, naturalmente, contienen elementos autobiográficos.
 Del tipo de novela italiana, realista- maliciosa, es la novela intercalada en dos capítulos “El curioso
impertinente” de hondura humana y original acento.
 De la novela picaresca, en los materiales utilizados para el caso de los galeotes, en que sobresale el
simpático y antiheroico Ginés de Pasamontes, tan frescote e irreverente, que hace montear en cólera al
Caballero.

Con respecto al Quijote, los cervantistas están acordes en que la Segunda parte es mejor que la primera.
“obra de plena madurez” del autor: aparecen nuevos personajes y la acción se centra en el héroe o en la
pareja indisoluble. Don Quijote suele triunfar y salir airoso en más de una empresa y el heroísmo de su
locura o la profundidad de su vocación van irradiando una suerte de quijotismo contagioso y poético.
Si nos preguntaran por los pasajes más relevantes, casi no se podrían terminar de enumerar, sin embargo,
haremos un listado de algunos de aquellos que han llevado a nuestro Ilustre Caballero a la fama mundial :
 La ceremonia de la armadura bautismal del caballero. Miguel de Unamuno ha recalcado como primer
milagro del hidalgo manchego: las madrinas que escogió para ello en la venta.
 La liberación de Andrés, criado de Juan Haldudo, el primero de los entuertos que el cree enderezar y
permanecen chuecos, cuando la injusticia se escribe con mayúscula, permanece.
 Muchos de los razonamientos entre Caballero y Escudero.
 La amable relación con el Caballero del Verde Gabán, don Diego de Miranda, y su hijo que quería
dedicarse a las letras.
 La liberación de los galeotes. Otra empresa fracasada dificultad de comprensión del bien entre los seres
arruinados por el mundo.
 La carta del Caballero de la Triste Figura a Dulcinea y el ejemplo genial de la persistencia de la ilusión
ante la fea realidad.
 El retablo de Maese Pedro.
 Los consejos primeros y segundos de Don Quijote a Sancho Panza.
 La sabiduría del “gobernador” Sancho.
 La cordura, el testamento y la muerte y, antes, su rotunda afirmación, que debe de haber gustado a
Unamuno: Yo soy quien soy.
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POESIA LIRICA DEL SIGLO XVII

LUIS DE GÓNGORA Y EL CULTERANISMO

El Barroco, fenómeno cultural integral que abarca todas las manifestaciones artísticas en la literatura
española, se divide en dos corrientes o tendencias, que a veces aparecen separadas y hasta contrarias,
aunque son parte de un mismo fenómeno cultural. Son ellas el culteranismo o gongorismo y el
conceptismo.
Los términos cultismo o culteranismo están relacionados con las voces culto, cultivado, cultura, lo cual
significa que el arte literario culterano será cultivado, trabajado, refinado o de elite.

Luis de Góngora
Nombre bautismal y familiar: Luis de Argote y Góngora. El usó primero e inmortalizó el nombre
materno. Nació en Córdoba, de familia noble, de esos ambiente andaluz le vendrán, tal vez, su afición a los
toros, los amoríos juveniles, las riñas y trifulcas de estudiante en Salamanca, su pasión por el juego, por la
luz, el color, que aparecían en casi todas sus obras. Góngora fue un enamorado de la música.
Estudia en las humanidades de Córdoba; se ordena de clérigo y va luego a Salamanca a cursar leyes,
estudios que quizás abandona por al poesía. Se ordena tardíamente de sacerdote; es racionero ( tiene ración
o recibe estipendio) de la Catedral y es nombrado Capellán de Honor de la Corte de Felipe III . Antes había
viajado por las dos Castillas, por Galicia y Navarra en comisiones del Cabildo de Córdoba. Se retira un
tiempo a la Sierra de Córdoba y escribe sus obras mayores. Sufre graves dolencias, dolores de cabeza,
amnesia, y muere de apoplejía en su ciudad natal

En Góngora hay dos estilos y, consecuentemente, sus poemas pueden agruparse en dos series, pero no hay
dos épocas: una clara, “artística” y otra, oscura. El vate compuso poemas de corte tradicional, popular y
poemas cultos. Pero cuando compone sus poemas mayores no desdeña ni deja de escribir romances,
letrillas y canciones de tema y origen popular. Por ejemplo, sus grandes poemas El Polifemo y parte de las
Soledades estaban escritos ya en 1613.

Poemas en verso tradicional.


A lo largo de toda su vida, Góngora compuso más de 200 poemas en versos de arte menor. Desde los
primeros conocidos, hasta unas letrillas burlescas de 1626. Ya en los poemas de juventud, el estilo es
seguro.

Romances
Líricos, de tema de cautivos o de piratas, notables y llenos de fuerza, romances burlescos y satíricos,
sueltos y demostrativos de su extrema habilidad de poeta y versificador, algunos muy cercanos al estilo
culto, como el de Píramo y Tisbe.
Mencionemos algunos romances: La más bella niña, A la ciudad de Granada, Frescos airecillos, Lloraba
la niña, Angélica y Medoro, etc

Sonetos
Dentro de la poesía de Góngora escrita en verso endecasílabo italiano, en sus sonetos o en combinaciones
estróficas de ese verso con el heptasílabo, como en sus canciones, destaca la perfección de sus sonetos. Las
canciones, breves en número, están dedicadas a elogios de personas o de hechos: A la armada que el Rey
Felipe, nuestro señor, envió contra Inglaterra o A la toma de Larache, puerto y plaza fuerte de Africa.
Los sonetos de Góngora son considerados, desde el punto de vista de su estructura, los más bellos de la
poesía castellana. Escribió sonetos desde su juventud y al propio tiempo que sus grandes poemas. Los
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temas, variados y muchos de circunstancias: elogios a las personas, lugares, fiestas, monumentos. Los hay
también satíricos, punzantes, como el conocido contra la vanidosa pretensión de Lope, hombre de origen
más bien humilde, de fabricarse un escudo de armas nobiliarias:

Por tu vida, Lopillo, que me borres


las diecinueve torres de tu escudo
pues, aunque todas son e viento, dudo
que tengas viento para tantas torres..

FRANCISCO DE QUEVEDO Y EL CONCEPTISMO.

Francisco de Quevedo y Villegas nació en Madrid el 17 de noviembre de 1580; sus padres ocupaban altos
puestos en el servicio de la familia real. Se educó con los jesuitas y estudió en Valladolid. En esta ciudad se
dio a conocer como poeta, y comenzó la rivalidad con Góngora. Cultivó la amistad de aristócratas y
políticos, tenía afanes de nobleza, y ocupó gran parte de su vida pleiteando para que se le otorgara el
señorío de la Torre de Juan Abad. Fue a Italia en 1613 como consejero del Duque de Osuna, y actuó al
servicio de la política española en aquellos Estados, corriendo a veces graves riesgos. El Duque de Osuna
cayó en desgracia, y Quevedo fue desterrado a la Torre de Juan Abad (1620). Al morir Felipe III y ocupar el
poder el conde de Olivares, volvió al favor real. Contrajo matrimonio en 1634, pero se separó pronto de
su mujer. un grave incidente cuyas circunstancias no son aún claras, pero que irritó al rey y a olivares,
determina que sea encarcelado (1639) ; cuatro años pasó en un calabozo de san Marcos de León. Fue
liberado en 1644, y un año después moría en Villanueva de los infantes (8-IX- 1645).

Una Personalidad Desconcertante

La figura de Quevedo desconcierta con sus facetas múltiples y aparentemente contradictorias: ¿cómo
puede un mismo autor componer graves tratados morales o angustiados versos sobre la vida y la muerte y
también obras de carácter satírico , páginas desenfadadas y hasta procaces.

Tradicionalmente, fue el Quevedo satírico y burlesco el que atrajo la atención: de ahí la imagen unilateral
que ha circulado.
Sin embargo, la parte más amplia de su obra está formada por escritos graves, hondamente preocupados.
y la crítica, desde hace unos años, ve en Quevedo, ante todo, un lírico y un pensador político y moral.
Quevedo al igual que la época barroca está escindido en contradicciones. Nadie como Quevedo
representa ese vitalismo frustrado que está en la raíces del Barroco. Nadie expresó tan radicalmente el dolor
de España, las decepciones personales o, sobre todo, la angustia metafísica.

Un Virtuoso del Idioma.

Pocos han igualado a Quevedo en este terreno. Supo moldear la lengua hasta extremos inconcebibles,
jugando a su antojo con las palabras, con la sintaxis, con los conceptos. Esto recuerda su adscripción al
Conceptismo. Y así, en su obra, se acumulan comparaciones inesperadas, antítesis y contrastes, paradojas,
juegos de palabras. En su poesía, los recursos conceptistas (serios o jocosos) se hacen aún más densos en el
verso, cuyos estrictos cauces métricos parecen favorecer los hallazgos más sorprendentes. La poesía grave
de Quevedo se caracteriza, ante todo, por la intensidad emocional y la condensación del pensamiento.
Su poesía burlesca concentrará igualmente sus agudezas más hirientes, las distorsiones semánticas más
audaces y los juegos de palabras más difíciles.
Las formas métricas que usa Quevedo son muy variadas: domina el soneto, pero escribió también silvas,
canciones, epístolas en tercetos, décimas, redondillas, romances.

OBRA
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Su obra es muy vasta y variada. Entre sus obras satíricas destacas los Sueños, cinco escritos en los que se
proponía desenmascarar “abusos, vicios y engaños en todos los oficios y estados (condiciones sociales) del
mundo”. El resultado es una visión desolada, una sistemática degradación de la realidad, producto
inequívoco del desengaño: lo noble y lo bello son pura apariencia, y la realidad es fea y deleznable.
En el género novelesco escribió La vida del buscón llamado don Pablos, obra de juventud (1603). Su
argumento se ciñe a los moldes del género, pero su originalidad radica en la visión implacable de Quevedo
y, sobre todo, en la elaboración. Se ha discutido el alcance de su sátira social, aduciendo que todo parece
tomarse en ella como pretexto para el alarde del ingenio y el virtuismo verbal. Su meta sería pues, estética.
En todo caso, se trataría de una estética deformante y tal deformación denuncia esa actitud hostil ante la
realidad. Quevedo parece complacerse, con su risa ácida, en degradar la realidad.

Los poemas que se conservan son alrededor de un millar.


Quevedo publicó en vida un número muy reducido de sus versos; muchos debieron perderse; los demás
fueron recogidos por personas allegadas al autor y publicados después de su muerte en dos volúmenes:
Parnaso Español 1648) Las tres Musas (1670).
por su temática y sus tonos, la poesía de Quevedo presenta la misma variedad desconcertante que su obra
en prosa: la angustia vital, la preocupación patriótica y la gravedad moral alternan con la sátira mordaz y
con las burlas más procaces, sin separación cronológica alguna.
Entre los temas más recurrentes en su poesía podemos nombrar:
a) Lo breve de la existencia: “Vivir es caminar breve jornada…” Este viejo tópico se revitaliza con
Quevedo y recibe formulaciones de extrema radicalidad: la vida es más que breve; es fugitiva.
b) Angustia del Tiempo: El tiempo nos destruye (“sepultureros son las horas”) vivir es deshacerse.
c) La Muerte: es la muerte el más grave tema quevedesco. Si la vida
También incursionó en la poesía moral, religiosa, amorosa y satírica y burlesca.

TIRSO DE MOLINA

Fueron numerosos los dramaturgos que siguieron la fórmula teatral creada por Lope de Vega. Entre ellos
Tirso de Molina ha sido considerado –después de Lope y Calderón- como la figura más importante del
teatro Español.
Fray Gabriel Téllez –Tirso de Molina- nació en Madrid en 1584. Aunque son muy pocos los datos
biográficos que de él se conocen, se puede asegurar que estudió en Alcalá y profesó como monje de la
Merced en Guadalajara, en 1601. Estuvo en América –Santo Domingo- y, al volver, vivió largo tiempo en
Toledo. A pesar de usar el seudónimo de Tirso de Molina para escribir sus comedias, fue denunciado por su
labor teatral y dejó de escribir durante diez años.
Si Lope dio más importancia al dinamismo externo de la acción y a la intriga que al estudio del alma de
los personajes, Tirso de Molina presentó en sus obras una significativa intuición sicológica que le permitió
crear poderosas individualidades, como don Juan y Doña María de Molina.
Y tan fuerte fue su intuición sicológica, que en el personaje central de “El burlador de Sevilla”, no sólo
creó una poderosa individualidad, sino que también un tipo de personaje para la literatura universal: el Don
Juan, recreado luego por Molière , Antonio de Zamora y José de Zorrilla , entre otros autores.
Don Juan es la figura típica del Barroco, con su ansia nunca satisfecha de goces sensuales. Es el hombre
enamoradizo que no se enamora nunca, el seductor y el seducido, un símbolo de la masculinidad o lo más
opuesto a ello.
Sobre él, dice Ramiro de Maeztu: “ Lo engendró la fantasía hispánica, pero no la realidad española;
surgió de la leyenda, no de la historia; lo produjo la imaginación creadora, no la observación. Basta con
ponerse a mirar la realidad con ojos francos, para que se muestre la inconsistencia de Don Juan. Si don Juan
fuera humano, se enamoraría más o menos de cada una de las mujeres que persigue, porque no las
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perseguiría si no las codiciase y no las codiciaría si no estuviese enamorado de ellas. Pero un Don Juan que
se enamora no es ya don Juan.”
Como Burlador sale a escena en plena Contrarreforma y, además, su creador es un religioso, sufre al
término de la obra y de sus voluptuosos días, la condenación eterna. No sucederá lo mismo, dos siglos más
tarde, con el Juan Tenorio de José Zorrilla, que, gracias a la concepción romántica de lo sentimental, logra
enamorarse y con esto se redime en el momento de su muerte.

CALDERON DE LA BARCA

Don Pedro Calderón de la Barca vivió entre los años 1600 y 1681, o sea, llena con su vida lo más
representativo del siglo XVII, la centuria de barroco español. Ya hacia 1620 era aplaudido por algunos de
sus dramas, y se sabe que los compuso hasta días antes de morir. Durante esos sesenta años de
ininterrumpida producción dramática presidió la escena española, desde los tablados erigidos en la Corte
hasta los levantados en popularísimos corrales (escenarios populares donde entonces se representaban las
comedias.

De su vida se sabe relativamente poco: alumno de Colegio de jesuitas, estudioso de:


La teología escolástica, sacerdote, amistad y protección del rey Felipe IV, algún excepcional lance juvenil
poco edificante y, en general, una vida entregada a la reflexión y a la labor artística. Antagonismo claro de
carácter con su maestro Lope de Vega, tan extrovertido y dicharachero, tan puramente popular, tan genial
dentro de la improvisación.
Calderón, como todos los dramaturgos de la Epoca de Oro”, fue extraordinariamente fecundo. Compuso
varios centenares de dramas, entre los que se distinguen las comedias de capa y espada, las comedias
teológicas y filosóficas, y los autos sacramentales. A menudo aborda un mismo tema en géneros diferentes,
así La vida es sueño se presenta una vez bajo la forma de comedia y otra bajo la forma de auto.
Igual que Lope de Vega, el autor incursiona con especial gusto por la historia de España, llegando a
abordar en alguna ocasión idéntico asunto que su maestro. No extraña, por lo mismo, que haya un “Alcalde
de Zalamea” de Lope y otro de Calderón.
Este es más profundo que Lope y de ello hay una prueba definitiva el La vida es sueño, comedia superior
que se adentra en los problemas más hondos del ser humano: su destino, la libertad, la realidad y la
apariencia, las relaciones entre padres e hijos, el amor, la justicia.
Segismundo, el protagonista, está preso por orden del rey su padre, quien desea evitar que se cumplan las
predicciones que lo mostraban como tirano. El príncipe se queja en un monólogo del más hondo
pesimismo:
¡Ay mísero de mí! ¡Ay infelice!
apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido:
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
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pues el delito mayor


del hombre es haber nacido

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