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INFILTRACIÓN

El agua precipitada sobre la superficie de la Tierra, queda detenida, escurre por ella, o bien
penetra hacia el interior. De esta última fracción se dice que se ha filtrado. El interés económico
del fenómeno, es evidente si se considera que la mayor parte de los vegetales utilizan para su
desarrollo agua infiltrada y que el agua subterránea de una región tiene como presupuesto
previo para su existencia, que se haya producido infiltración.

Infiltración es el proceso por el cual el agua penetra en el suelo, a través de la superficie de la


tierra, y queda retenida por ella o alcanza un nivel acuífero incrementando el volumen
acumulado anteriormente. Superada por la capacidad de campo del suelo, el agua desciende
por la acción conjunta de las fuerzas capilares y de la gravedad. Esta parte del proceso recibe
distintas denominaciones: percolación, infiltración eficaz, infiltración profunda, etc.
Aparatos para medir la infiltración
Para medir la infiltración de un suelo se usan los infiltrómetros, que sirven para determinar la
capacidad de infiltración en pequeñas áreas cerradas, aplicando artificialmente agua al suelo.

Los infiltrómetros se usan con frecuencia en pequeñas cuencas o en áreas pequeñas o


experimentales dentro de cuencas grandes. Cuando en el área se presenta gran variación en el
suelo y vegetación, ésta se subdivide en subáreas relativamente uniformes, de las cuales
haciendo una serie de pruebas se puede obtener información aceptable.

Siendo la infiltración un proceso complejo, es posible inferir con los infiltrómetros la capacidad
de infiltración de cualquier cuenca en forma cualitativa, pero no cuantitativa. La aplicación más
favorable de este equipo se obtiene en zonas experimentales, donde se puede evaluar la
infiltración para diferentes tipos de suelo y contenido de humedad.

Los infiltrómetros se pueden dividir en dos grupos: de carga constante y simuladores de


lluvia.

 Infiltrómetros de carga constante. Permiten conocer la cantidad de agua que


penetra en el suelo en un área cerrada a partir del agua que debe agregarse a dicha área para
mantener un tirante constante, que generalmente es de medio centímetro.

Figura 1: Infiltrómetro de carga constante

Descripción del proceso de infiltración


Considérese un área de suelo suficientemente pequeña, de modo que sus características (tipo
de suelo, cobertura vegetal, etc), así como la intensidad de la lluvia en el espacio puedan
considerarse uniformes, aunque la última cambie en el tiempo.

Supóngase que, al inicio de una tormenta, el suelo está de tal manera seco que la cantidad de
agua que puede absorber en la unidad de tiempo, es decir, su capacidad de infiltración es
mayor que la intensidad de la lluvia en esos primeros instantes de la tormenta. Bajo estas
condiciones, se infiltraría toda la lluvia, es decir (Aparicio, 1999):

Si i < fp , f = i
Donde:
f = infiltración, expresada como lámina por unidad de tiempo (mm/h)
fp = capacidad de infiltración (mm/h)
i = intensidad de la lluvia

En esta parte del proceso las fuerza producidas por la capilaridad predominan sobre las
gravitatorias. Al avanzar el tiempo, si la lluvia es suficientemente intensa, el contenido de
humedad del suelo aumenta hasta que su superficie alcanza la saturación. En este momento
se empiezan a llenar las depresiones del terreno, es decir, se originan charcos y comienza a
producir flujo sobre la superficie. A este instante se le llama tiempo de encharcamiento y se
denota como tp.
Después del tiempo de encharcamiento, si la lluvia sigue siendo intensa, las fuerzas capilares
pierden importancia frente a las gravitatorias pues el contenido de humedad en el suelo
aumenta y la capacidad de infiltración disminuye con el tiempo. Además, bajo estas
condiciones, la infiltración se hace independiente de la variación en el tiempo de la intensidad
de la lluvia en tanto que ésta sea mayor que la capacidad de transmisión del suelo, de manera
que:

Si i > fp , t > tp, f = fp


Donde fp decrece con el tiempo.

Si después del tiempo de encharcamiento la tormenta entra en un periodo de calma, es decir,


su intensidad disminuye hasta hacerse menor que la capacidad de infiltración, el tirante de
agua existente sobre la superficie del suelo, de haberlo, disminuye hasta desaparecer y el agua
contenida en los charcos también se infiltra, y en menor grado se evapora.

Cuando ya no hay agua sobre la superficie del terreno, el contenido de humedad de las capas
de suelo cercanas al frente húmedo se difunde, haciendo que dicho frente avance hacia arriba
hasta que la superficie deja de estar saturada.

Posteriormente, la lluvia puede volver a intensificarse y alcanzar otro tiempo de


encharcamiento repitiéndose todo el ciclo descrito.

Factores que afectan la infiltración


El agua, para infiltrarse, debe penetrar a través de la superficie del terreno y circular a través de
éste. Hay dos grupos de factores que influyen en el proceso:
a) Factores que definen las características del terreno o medio permeable
b) Factores que definen las características del fluido (agua) que se infiltra

Algunos de estos factores influyen más en la intensidad de la infiltración, al retardar la entrada


del agua, que en el total de volumen infiltrado, pero tal consideración se desprende,
intuitivamente, de la descripción que a continuación se hace de ellos:

 Características del terreno o medio permeable


a) Condiciones de superficie. La compactación natural, o debida al tránsito, dificulta la
penetración del agua y por tanto, reduce la capacidad de infiltración. Una superficie desnuda
está expuesta al choque directo de las gotas de lluvia, que también da lugar a la compactación,
lo que también disminuye la infiltración.

Cuando un suelo está cubierto de vegetación, las plantas protegen de la compactación por
impacto de lluvia, se frena el recorrido superficial del agua que está, así, más tiempo expuesta
a su posible infiltración, y las raíces de las plantas abren grietas en el suelo que facilitan la
penetración del agua.

La pendiente del terreno influye en el sentido de mantener más o menos tiempo una lámina de
agua de cierto espesor sobre él. La especie cultivada, en cuanto define mayor o menor
densidad de cobertura vegetal, y sobre todo, el tratamiento agrícola aplicado, influirán en la
infiltración. En las áreas urbanizadas se reduce considerablemente la posibilidad de infiltración.

b) Características del terreno. La textura del terreno influye por sí y por la influencia en
la estabilidad de la estructura, tanto menor cuanto mayor sea la proporción de materiales finos
que contenga. Un suelo con gran cantidad de limos y arcillas está expuesto a la disgregación y
arrastre de estos materiales por el agua, con el consiguiente llenado de poros más profundos.

La estructura define el tamaño de los poros. La existencia de poros grandes reduce la tensión
capilar, pero favorece directamente la entrada de agua.

El calor específico del terreno influirá en su posibilidad de almacenamiento de calor que, afecta
a la temperatura del fluido que se infiltra, y por tanto a su viscosidad.
El aire que llena los poros libres del suelo, tiene que ser desalojado por el agua para ocupar su
lugar y esto suaviza la intensidad de la infiltración, hasta que es desalojado totalmente.

c) Condiciones ambientales. La humedad inicial del suelo juega un importante papel.


Cuando el suelo está seco al comienzo de la lluvia, se crea una fuerte capilaridad al
humedecerse las capas superiores y este efecto, se suma al de gravedad incrementando la
intensidad de infiltración. A medida que se humedece, se hinchan por hidratación, las arcillas y
coloides y cierran las fracturas y grietas disminuyendo la capacidad de infiltración.

Por otra parte, el agua que alcanza el nivel acuífero es el total de la infiltrada menos la retenida
por el suelo.

 Características del fluido que se infiltra


La turbidez del agua afecta la intensidad de la infiltración, especialmente por los materiales
finos en suspensión que contiene, que penetran en el suelo y reducen por colmatación la
permeabilidad.
El contenido en sales, a veces, favorece la formación de flóculos con los coloides del suelo y
reduce por el mismo motivo, la intensidad de infiltración. En otras ocasiones, puede ocurrir lo
contrario, al producirse defloculación.

La temperatura del agua afecta a su viscosidad y en consecuencia, a la facilidad con que


discurrirá por el suelo. Debido a ello se han obtenido para el mismos terreno, intensidades de
infiltración menores en invierno que en verano.

Aparatos para medir la infiltración


Para medir la infiltración de un suelo se usan los infiltrómetros, que sirven para determinar la
capacidad de infiltración en pequeñas áreas cerradas, aplicando artificialmente agua al suelo.

Los infiltrómetros se usan con frecuencia en pequeñas cuencas o en áreas pequeñas o


experimentales dentro de cuencas grandes. Cuando en el área se presenta gran variación en el
suelo y vegetación, ésta se subdivide en subáreas relativamente uniformes, de las cuales
haciendo una serie de pruebas se puede obtener información aceptable.

Siendo la infiltración un proceso complejo, es posible inferir con los infiltrómetros la capacidad
de infiltración de cualquier cuenca en forma cualitativa, pero no cuantitativa. La aplicación más
favorable de este equipo se obtiene en zonas experimentales, donde se puede evaluar la
infiltración para diferentes tipos de suelo y contenido de humedad.

Los infiltrómetros se pueden dividir en dos grupos: de carga constante y simuladores de


lluvia.

 Infiltrómetros de carga constante. Permiten conocer la cantidad de agua que


penetra en el suelo en un área cerrada a partir del agua que debe agregarse a dicha área para
mantener un tirante constante, que generalmente es de medio centímetro.

Figura 1: Infiltrómetro de carga constante


Los infiltrómetros de carga constante (Figura 1) más comunes consisten en dos aros
concéntricos, o bien en un solo tubo; en el primer tipo, se usan dos aros concéntricos de 23 y
92 cm de diámetro respectivamente, los cuales se hincan en el suelo varios centímetros.

El agua se introduce en ambos compartimentos, los cuales deben conservar el mismo tirante.
El objeto del aro exterior es evitar que el agua dentro del aro interior se expanda en una zona
de penetración mayor que el área correspondiente; la capacidad de infiltración del suelo se
determina a partir de la cantidad de agua que hay que agregar al aro interior para mantener su
tirante constante.

El segundo tipo consiste en un tubo que se introduce en el suelo hasta una profundidad igual a
la que penetra el agua durante la medición lo que evita que el agua se expanda, en este caso
se mide el agua que se le agrega para mantener el nivel constante.
Aunque estos aparatos proporcionan un método simple y directo para determinar la cantidad de
agua que absorbe el suelo con estas condiciones, sólo se considera la influencia del uso del
suelo, vegetación y algunas variables físicas. Esta forma de medir la infiltración puede cambiar
con respecto a la real porque no toma en cuenta el efecto que producen las gotas de lluvia
sobre el suelo, como son la compactación y el lavado de finos. Por otra parte, tampoco
considera el efecto del aire entrampado, el cual se escapa lateralmente; además, es imposible
hincar los aros o el tubo sin alterar las condiciones del suelo cerca de su frontera, pudiendo ser
afectado un porcentaje apreciable del área de prueba ya que ésta es muy pequeña.

 Simuladores de lluvia. Con el objeto de evitar en lo posible las fallas de los


infiltrómetros de carga constante, se usan los infiltrómetros que simulan la lluvia, aplicando el
agua en forma constante al suelo mediante regaderas.

El área que estos simuladores cubre varía generalmente entre 0.1 y 40 m 2. En estos aparatos
la capacidad de infiltración se deduce midiendo el escurrimiento superficial resultante de una
lluvia uniforme. Existen diversos tipos de infiltrómetros de esta clase, dependiendo del sistema
generador de lluvia y la forma de recoger el escurrimiento superficial del área en estudio.

La capacidad de infiltración media en la cuenca Æ, se puede obtener con las mediciones de


infiltrómetros en puntos representativos de las diferentes características del suelo de la cuenca.

Æ = (1 / Ac) Vi Ai

Donde:
Æ = capacidad de infiltración media de la cuenca (m/s)
Ac = área total de la cuenca (m 2)
Vi = velocidad de infiltración obtenida con el infiltrómetro (m/s)
Ai = área con características similares a las del punto donde se midió Vi (m2)

Métodos para calcular la infiltración


Todos los métodos disponibles para determinar la capacidad de infiltración en una cuenca
están basados en el criterio expuesto cuando se analizó el infiltrómetro simulador de lluvia, o
sea en la relación entre lo que llueve y lo que escurre. En la práctica resulta complicado
analizar detalladamente el fenómeno y sólo es posible hacerlo, con ciertas limitaciones, para
cuencas pequeñas donde ocurren tormentas sucesivas.

Los métodos que permiten calcular la infiltración en una cuenca para una cierta tormenta,
requieren del hietograma de la precipitación media y de su correspondiente hidrograma.
Esto implica que en la cuenca donde se requiere evaluar la infiltración se necesita, por lo
menos un pluviógrafo y una estación de aforo en su salida. En caso de contar únicamente con
estaciones pluviométricas sólo se podrán hacer análisis diarios.

Se considera que:
P=Q+F
Donde:
P = Volumen de precipitación (m 3)
Q = Volumen de escurrimiento directo (m 3)
F = Volumen de infiltración (m 3)

En esta ecuación se considera que F involucra las llamadas pérdidas que incluyen la
intercepción de agua por plantas y el almacenamiento en depresiones (techos de edificios,
casas, embalses) ya que no es factible medirlos; además, en esta forma se evalúa todo el
escurrimiento directo, que es de interés fundamental ya que permite determinar la cantidad de
agua que escurre con respecto a la que llueve.

 Indice de infiltración media


El índice de infiltración media (Figura 2) está basado en la hipótesis de que para una
tormenta con determinadas condiciones iniciales la cantidad de recarga en la cuenca
permanece constante a través de toda la duración de la tormenta. Así, si se conoce el
hietograma y el hidrograma de la tormenta, el índice de la infiltración media, ø, es la
intensidad de lluvia sobre la cual, el volumen de lluvia es igual al del escurrimiento directo
observado o lluvia en exceso.

Figura 2: Indice de infiltración media (ø )

Para obtener el índice ø se procede por tanteos suponiendo valores de él y deduciendo la


lluvia en exceso del hietograma de la tormenta. Cuando esta lluvia en exceso sea igual a la
registrada por el hidrograma, se conocerá el valor de ø.

Según la Figura 2, el valor correcto de ø se tendrá cuando:

= he
Donde:

= lluvia en exceso en el intervalo de tiempo deducido del hietograma ø de la


tormenta
he = lluvia en exceso deducida del volumen de escurrimiento directo (Ved) entre el área de la
cuenca (A).

Debe señalarse que como la lluvia varía con respecto al tiempo y el índice es constante,

cuando la variación de la lluvia en un cierto intervalo de tiempo sea menor que ø, se


acepta que todo lo llovido se infiltró. El problema se presenta cuando se desea evaluar el
volumen de infiltración, ya que si se evalúa a partir del índice ø se obtendrá por este hecho un
volumen mayor que el real. Para calcular el volumen de infiltración real, se aplica la siguiente
ecuación:

F = ( hp - he ) A
Donde:
F = volumen de infiltración (m 3)

hp = altura de lluvia debida a la tormenta, la cual es la suma de los (mm)


he = altura de la lluvia en exceso (mm)
A = área de la cuenca (m 2)

 Obtención de la curva de capacidad de infiltración media


Si se tiene una serie de tormentas sucesivas en una cuenca pequeña y se dispone del
hietograma e hidrograma correspondientes, es posible obtener la curva de la capacidad de
infiltración aplicando el criterio de Horner y Lloys.
Del hietograma para cada tormenta, se obtiene la altura de lluvia hp y según el hidrograma, la
lluvia en exceso, he, a que dio lugar. A continuación se calcula el volumen de infiltración F,
expresado en lámina de agua, que es:

En la ecuación anterior hf debe dividirse entre el tiempo promedio en que ocurre la infiltración
en toda la cuenca.

En este criterio se acepta que la infiltración media se inicia cuando empieza la lluvia en exceso
y continúa durante un lapso después de que ésta termina. En este momento, si la tormenta
cubre toda el área, la infiltración continúa en forma de capacidad e irá disminuyendo conforme
el área de detección del escurrimiento disminuye. Horton considera que el periodo equivalente
durante el cual el mismo volumen de infiltración pasa, desde que la lluvia en exceso finaliza
hasta que cesa el flujo sobre tierra, se puede detectar al analizar el hidrograma
correspondiente.

Según lo anterior, el tiempo promedio en el que ocurre la capacidad de infiltración se expresa


como:

Donde:
t = duración de la infiltración (h)
de = duración de la lluvia en exceso (h)
Δ t = periodo desde que termina la lluvia en exceso hasta que seca el flujo sobre tierra (h)

Por lo tanto, la capacidad de infiltración media será:

f = hf / t

Donde:
hf = altura de infiltración media (mm)
t = duración de la infiltración (h)

Una vez conocido el valor de f para cada tormenta, se lleva a una gráfica en el punto de cada
periodo t. Al unir los puntos resultantes se obtiene la curva de capacidad de infiltración media.

 Capacidad de infiltración en cuencas grandes


Para cuencas donde no se acepta que la intensidad de lluvia es uniforme en toda el área,
Horton propone un criterio para calcular la capacidad de infiltración media, fa, que se tiene para
una tormenta cualquiera.

Este criterio supone la disponibilidad de registros de lluvia suficientes para representar su


distribución satisfactoriamente, y que al menos uno de los registros se obtuvo a partir de un
pluviógrafo. Esto implica estimar que la distribución de lluvia registrada en el pluviógrafo sea
representativa de la distribución en toda la cuenca. Por otra parte, considera que el
escurrimiento superficial es igual a la diferencia entre la precipitación y la infiltración que ocurre
durante el periodo de la lluvia en exceso; o sea que se desprecia la infiltración antes y después
de la lluvia en exceso. Entonces, el valor de fa que se encuentra es tal que multiplicado por la
duración de la lluvia en exceso y restado de la lluvia total para el mismo periodo, proporciona el
escurrimiento superficial total.
La estación pluviográfica recibe el nombre de estación base y las pluviométricas se llaman
subestaciones. Con el fin de tener un criterio de cálculo general para la cuenca en estudio,
conviene transformar a porcentajes la curva masa de la estación base. Una vez hecho estos
cálculos, se suponen alturas de lluvia y a partir de la curva masa en porcentaje, se obtiene la
variación respecto al tiempo. A continuación se proponen capacidades de infiltración media y
se deduce cada altura de lluvia correspondiente a su lluvia en exceso.

Lo anterior permite obtener gráficas de alturas de lluvias totales contra alturas de lluvia en
exceso para diferentes capacidades de infiltración media. Así, conocida la altura de
precipitación media en la cuenca para la tormenta en estudio, y su correspondiente altura de
lluvia en exceso a partir del hidrograma del escurrimiento directo es posible obtener su
capacidad de infiltración media.

Este criterio es similar al del índice de infiltración media, sólo que ahora los tanteos se llevan a
gráficas que en el caso de tener una tormenta con una duración grande es muy conveniente,
ya que disminuye el tiempo de cálculo. Por otra parte, permite disponer de una gráfica que
relaciona para cualquier tormenta su lluvia en exceso, su lluvia total y su correspondiente
capacidad de infiltración media.

 Coeficiente de escurrimiento
Como sólo una parte del volumen llovido en una cuenca escurre hasta su salida, al considerar
la expresión:

Q = Ce P

Donde:
Q = volumen de escurrimiento directo (m 3)
Ce = coeficiente de escurrimiento (%)
P = volumen de lluvia (m 3)

Se tiene en dicho coeficiente el valor representativo de aquellos factores. Si se conocen los


volúmenes de escurrimiento y de lluvia, puede determinarse el volumen de infiltración, F, de la
ecuación:

F=P-Q

Conviene recordar que en F están comprendidos desde pérdidas por retención superficial o
intercepción de la vegetación y su evaporación, hasta los volúmenes que constituyen recarga
de acuíferos una vez que se satisfizo la deficiencia de humedad del suelo.

 Criterios en cuencas aforadas


Al tomar la lluvia como principal variable en cuencas aforadas y debido a que ni la capacidad
de infiltración ni el coeficiente de escurrimiento pueden considerarse constantes, se busca una
relación entre la lluvia y la infiltración de acuerdo con el criterio del U.S. Soil Conservation
Service (USSCS) según el cual la relación entre el coeficiente de escurrimiento Ce y la altura
de precipitación total hp es:

donde S es un parámetro dado en las mismas unidades que hp (mm). De S se prueban


distintos valores hasta encontrar el que hace mínima la variancia del error en el cálculo de Ce.
Conocido el volumen de escurrimiento, por diferencia con el de precipitación se calcula el de
infiltración.

Ejemplo: Calcular el índice de infiltración media (ø) de una cuenca dada con los datos
de lluvia obtenidos en un pluviómetro, si se sabe que el área de la cuenca es de 200 km 2
y tiene un volumen de escurrimiento directo de 16 X 10 6 m3.
Procedimiento:
1) Se obtiene la lámina de escurrimiento a partir del volumen de escurrimiento directo (he = 80
mm)
2) Se propone el índice de infiltración media ( ø) que se le resta a cada dato de lluvia,
buscando que la sumatoria sea igual a la lámina escurrida
3) Una vez igualada la sumatoria de las láminas escurridas (79.98 mm) con la lámina de
escurrimiento obtenida en el paso 1 (80 mm), se puede decir que se obtuvo el índice de
infiltración media (5.317 mm/h), el cual se puede graficar en el hietograma de la tormenta.

Bibliografía consultada
Aparicio Mijares F. J. 1999. Fundamentos de Hidrología de Superficie. Ed. Limusa. México. 303
p.
Custodio, E. y Llamas, M. R. 1996. Hidrología Subterránea. Ed. Omega. Barcelona. 2350 p.
Instituto Tecnológico de Sonora. 1985. Manual de apuntes de Hidrología Superficial. Cd.
Obregón, Sonora. 132 p.

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