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Resumen Capítulo 3.

Responsabilidad del auditor ante el fraude, bajo las normas de auditoría


Erika Vanessa Arango Restrepo 201356
Esteban Damián Londoño Villegas 201356130
Lina Vanessa Posada García 201356137

RESPONSABILIDAD DEL AUDITOR ANTE EL FRAUDE, BAJO LAS NORMAS DE AUDITORÍA

1. Fraude por el administrador o empleados


Las irregularidades pueden cometerse por cualquier funcionario de una organización, como también
llegar al resultado mediante una acción independiente o un esfuerzo colusivo. Es de tener en cuenta
que ninguna de estas circunstancias suministra indicios importantes para determinar la responsabilidad
del auditor. Así, como un empleado, los ejecutivos o gerentes que trabajen juntos, pueden fácilmente
idear un casi seguro método de desfalco, rompiendo las medidas protectoras más sólidas y de
eficiencia implantadas.

2. Relación con el auditor


Del análisis que se ha hecho de las anteriores características, basta decir que no se ha encontrado
una base racional, que sirva de fundamento para tratar de fijar la responsabilidad del auditor ante los
fraudes. Por lo tanto, es importante entrar a considerar otros aspectos.

Sería muy probable que haya irregularidades que un auditor en su primer examen pueda pasar
desapercibidas; pero pueden ser descubiertas en exámenes posteriores, si tales revisiones están
cuidadosamente planeadas y desarrolladas de conformidad con programas. En razón a esta
concepción sería ideal la siguiente clasificación, en cuanto a la factibilidad de detectar irregularidades:
• Descubrirlas en una sola auditoría
• Probablemente descubrirlas en una sola auditoría
• Probablemente descubrirlas en una serie de auditorías
• Improbable o imposible de descubrir
Esta clasificación, combinada indistintamente con algunas de las ya estudiadas, como materialidad,
propósito, influencia sobre los estados financieros, etc., puede tener alguna utilidad.

Así, un faltante al descubierto de determinada materia, probablemente es detectado en un primer


examen, mientras que un fraude o merma material, proveniente de acción colusiva, cuidadosamente
encubierto, mediante la elaboración de documentos falsos y cargado a cuenta de resultados, puede no
ser detectado. Al contador público le incumben grandes y diversas responsabilidades.

3. Responsabilidad del auditor


A pesar de existir literatura amplia sobre este tema, no se define con claridad la responsabilidad del
auditor en cada una de las áreas del error. Esta responsabilidad puede verse en algunos casos muy
precisa fundamentada especialmente en la subjetividad, que pretende fijar procedimientos sistemáticos
para determinar de manera limitada esta responsabilidad, mientras que para un juez su
responsabilidad puede ser más garantía al basarse en pruebas para definir su decisión.

Antes las auditorías externas tenían como objetivo el descubrimiento y prevención de fraudes, peor
hoy en los auditores pretenden reducir esta responsabilidad realizando acuerdos con sus clientes,
acuerdos que pueden tener alcances proteccionistas en procesos legales.

Se entiende que existan procedimientos para darle manejo a los delitos en cada país, lo que plantea el
autor es que debe darse un ordenamiento legal específico para las irregularidades mercantiles y no ser
tratadas como delitos en general de manera penal.

Depende de la utilización diligente de técnicas, normas y procedimientos de auditoría, el auditor tiene


la posibilidad de detectar muchas modalidades de fraude, y si se está atento también detectar si se
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están realizando actos ilegales con considerable impacto en los estados Financieros; pero de igual
manera existen irregularidades de las cuales el auditor no puede recibir responsabilidad en razón al
concepto de inmaterialidad como las irregularidades de las que no existe registro.

Como auditor se tiene responsabilidad sobre lo que se audita y se pueda percibir en el transcurso de
dicha auditoria, mas no se tiene responsabilidad sobre asuntos a los que no tenga acceso porque no
se encuentren en los registros auditados.

4. Las normas de auditoría y los fraudes


Cuando hay insuficiencia de evidencia, no hay forma de poder responsabilizar al auditor ya que los
fraudes son improbables; pero ocurre lo contrario cuando las condiciones son normales y existe
suficiente evidencia. En esta brecha hay ciertas faltas de diferentes características, a las cuales existe
una complejidad para atribuir o no la responsabilidad al auditor. Entre los factores que más pueden
influenciar el riesgo se encuentran el periodo escogido para realizar una auditoría y la presión por el
cumplimiento de un programa.

Con respecto al tema de fraudes, la postura más apropiada que debe asumir el auditor, es actuar bajo
el principio de diligencia profesional y cuidado; para dirigir la ejecución del trabajo, permitiéndole
descubrir ciertas irregularidades si están presentes (en condiciones normales). Por lo que no se
exonera al auditor de detectar algunas irregularidades, ni lo obliga a desarrollar extensos y rigurosos
exámenes que permitan detectar los enmarañados delictivos.

5. Distorsión de los estados financieros


Se ha hablado mucho sobre la influencia que tiene la inflación en la deformación de los estados
financieros; algunos gobiernos solicitan ajustes por la variación de precios, implícitamente o
extracontablemente para reconocer los efectos que estas variaciones causan. Los estados financieros
no reflejan el efecto de los cambios en el valor de la moneda sobre el poder adquisitivo de los recursos
financieros. Los rubros corrientes no requieren ajustes, a no ser que lo solicite la normatividad local.

Para entender mejor este tema se hacen dos clasificaciones de los rubros: monetarios y no
monetarios; los monetarios, son los actualizados no ajustables; los no monetarios serían los ajustables
o no actualizados. La contabilidad siempre expresará. “El objetivo fundamental del ajuste en los
estados financieros es el conocimiento de los resultados monetarios por efecto de la inflación, esto es,
cuando la moneda cae una declinación que la lleva a la pérdida de su poder adquisitivo.” Los rubros
monetarios o de valor actualizado (ej. Caja) son los que pierden valor por estar expresados en moneda
de la fecha del cierre del ejercicio.

“Los rubros no monetarios, como bienes en uso, inventarios, etc. son los que se hallan contabilizados
en la moneda de origen y por lo tanto se dice que mantienen su valor y el ajuste que requieren desde
una fecha precedente o del pasado hasta la de cierre; es una corrección de carácter numérica que no
implica un mayor valor real.”

Por lo anterior se requiere que los estados financieros estén ajustados al nivel general de precios, ya
que previene que las tomas de decisiones se hagan mal fundamentadas en información errónea.
Además, pueden servir para la medición capitalizadora de las empresas. Lo que podría ayudar a
“determinar si las reservas mínimas que prescriben disposiciones de orden legal (Código de
Comercio), son las requeridas o suficientes para mantener ese capital en un nivel de saneamiento
representativo al menos de la inversión de origen.

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