en la tarde de verano... riendo y cantando va el río y llora la flor del cardo. Llora que llora, lloraba, llorando una pena honda, lloraba en medio del campo, lloraba solita y sola.
El río se ha puesto un poncho
de flores de camalote, que son suspiros azules que van a pasear en bote, y llegan hasta la orilla y se ponen a jugar con pompones de espinillo y racimos del ceibal.
Pero en el medio del campo
la flor del cardo está sola. Por eso se siente triste, por eso su pena es honda.
Llega la noche, y la pobre
no se ha podido dormir... -¿Por qué no hay en el campo una amiga para mí?.