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Fobias especificas.

Las fobias específicas se diferencian de gran parte del resto de los trastornos de ansiedad,
por los niveles de ansiedad intercurrente.
Los trastornos de ansiedad son los trastornos más prevalentes en la infancia y la
adolescencia y suelen estar asociados a elevado malestar, repercutiendo en el
funcionamiento social, familiar y escolar del menor. Su comienzo en la infancia eleva el
riesgo de padecer un trastorno psiquiátrico en la vida adulta, desde trastornos ansiosos o
depresivos hasta abuso de sustancias e intentos de suicidio, especialmente si no se trata
durante la infancia. Dentro de los trastornos de ansiedad, la prevalencia de la fobia
específica en la infancia y la adolescencia es del 5% en población general y del 15% en
población clínica. Las fobias específicas pueden comenzar en cualquier momento de la
vida, aunque su inicio suele darse en la infancia, precediendo al del resto de trastornos de
ansiedad.
Existen cuatro factores que son útiles para establecer este diagnóstico: el objeto del
temor, el tipo y número de crisis de angustia, el número de situaciones evitadas y el nivel
de ansiedad intercurrente. Los miedos son muy frecuentes, especialmente en la infancia,
pero su sola presencia no permite asegurar el diagnóstico de fobia específica, a no ser que
interfieran marcadamente con las actividades sociales, académicas o laborales del
individuo, o le provoquen un malestar clínico significativo.
La prevalencia de las fobias es variable según el tipo de miedo estudiado. En general, una
tercera parte de las personas que las padecen no reciben una intervención adecuada,
debido a la resistencia a enfrentarse al objeto temido, a las bajas expectativas de
autoeficacia, o a los fracasos previos en su resolución. Sin embargo, cuando el trastorno se
desarrolla durante la infancia o adolescencia, el tiempo de evolución disminuye de forma
importante, debido a la identificación del problema y sus consecuencias por parte de los
familiares, que demandan ayuda especializada de forma precoz.
La evolución natural de las fobias específicas, como muchos otros trastornos de ansiedad,
es hacia un curso crónico con bajas tasas de remisión espontánea y elevado deterioro
funcional.
Con respecto al tratamiento, recientes metaanálisis y revisiones de estudios controlados
aleatorizados sobre la eficacia de la psicoterapia en trastornos ansiosos y fóbicos en la
infancia han senalado que la terapia cognitivo-conductual (TCC) es un tratamiento
efectivo.
Las herramientas terapéuticas más utilizadas de la TCC son el modelado participante, la
exposición en vivo y la práctica con reforzamiento, estás parecen ser las técnicas más
efectivas para el tratamiento de la fobia específica. Se ha demostrado que la exposición es
la técnica más eficaz para la fobia en adultos, este mismo abordaje ha sido trasladado a las
fobias infantiles y también se ha demostrado su eficacia. Recientes trabajos han
constatado en población infantil que el entrenamiento en atención a estímulos positivos y
el entrenamiento en violación de expectativas aumentan la eficacia de la exposición si se
emplean dichas técnicas durante el transcurso de la exposición.
Otra herramienta que encontramos actualmente es la realidad virtual, el área de mayor
desarrollo de estas aplicaciones sobre trastornos mentales es el de las fobias.
La fobia a volar ha sido objeto de aplicación preferente de la realidad virtual debido a que
sus características la hacen especialmente indicada para ello, ya que produce las
consecuencias negativas más importantes para las personas que la sufren. Las
características de la fobia a volar hacen que este trastorno se adapte especialmente bien a
algunas peculiaridades de la realidad virtual.
Por lo tanto, se concluye que las técnincas de la TCC son eficaces para el tratamiento de
fobias especificas en la infancia, y que, estas técnicas acompañadas de recursos
tecnologicos, como la realidad virtual, pueden llevar a tener resultados mucho más
favorables y prolongar las recaídas en pacientes con fobias.

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