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EDGAR MORIN EL PARADIGMA PERDIDO Ensayo de bioantropologta OTROS LIBROS KAIROS: upset Sholdrake LAPRESENCIA DFL PASADO Resonancia mia y hates de i Nawwaler ‘Desifando suposiciones fundanearaes de fa iene esta hiétossrevaucianara nuptere que la Natraleza tiene rc mora, Noes una mquina y de ests manera, esa tiga de ‘sso (ete de ensue pas 0 sociales) se far maa pari d= un unico campo meric con una mcmocia foectvao asocias, y nog paride eyes iauutables une werales. Salvador Pinker ENSAYOS RETROPROGRESIY 0S ersiamos en lead a compldd y de i incetdume ‘we y ses praiso serezer "on pus de creat” para ‘ulpasey sobrevii, Pets no May eeu i segue tay deals vigencia de Io "elropogresine spe “so para geotar uo lonbe moto slave iy miss, ove por una masa thea, bers Reeves EA HORA DE EMBRIAGARSE. Tine seid ef adverse? £1 universo cogendra la curnpleidad. La complejidad cn gor Is elicuia. Pero la czeia no cngondis necesita Inente el sentido tambien puede cunducar al sinsemidc, Sega H. Reeves, recunocideasitofsicoy vulgar cen ‘ie, cutespunde alse ann dark in sti al tae ‘nda G Dates, R. Binhwhistell B, Goffran, E'. Hal, P. Wetriawich, D. kaon, A. SchefenY ns LA NUEVA COMENICACION Selecein y ext prlininar de Voes Winkie libro que sen los textos seus de fa mis medora eo frien de fas sienciay sociales, cam Ia famosa es bela Ue Palo Ato, a comente de Filadelfa, Js socilogos de la ‘da cotidiana y figuras tan renombradas como Gregory ‘Balsor 0 Pal Wateiwick. Lye Mls v Doin Sa DAN STEROS La ewolucin de ta sexwatidad humava ‘Toman como imagen mean una bali Ue sip tense as ators eecorren Fain opto: hai el Hom. ‘ssc el chimpane os epi o as baci, lea to alravesato por a seuabdad decd que paresis he les de aes. Lo gue emerge es una enorme variedad Ue ‘experiencia sexales como ue! ponte de visa rl nel seta queda fortette relive EL PARADIGMA PERDIDO ENSAYO DE BIOANTROPOLOGIA EDGAR MORIN ¢/2? 3) EL PARADIGMA PERDIDO ENSAYO DE BIOANTROPOLOGIA CENTRO OF = iNFORMACIC editorial [Xairds ATION Numancia, 117-121 08029 Barcelona oe 7? Veo a un animal mas débil que unos menos Agil que otros; pero, en conjun- fo, el mejor organizado de todos. Jeax-Tacoves Rousseau , Discurso. acerca del origen de la ‘Titulo original; LE PARADIGME PERDU: LA NATURE HUMAINE desigualdad entre los hombres. ‘Traduccién: Doménee Bergadi Disefio portada: Agustin Péniker “© Faivions du Seuil, 1973 8 de la edigi6n on castellano: 1974 by Editorial Kuirés, S.A. Primera edicién: 1974 ‘Séptima edicidn: 2005 ISBN: 84-7245-250-6 Dop. Legal: B-28.085/2005, Impresion y encuademacién: indice, Fluvia, 81-87, 08019 Barcelona ‘ono tos derechos esersaos, No std penn x tepreduccin total parciat de este ibe Jarecopilacidn en uy sister infornnco, ma tapemisiin por mdi elacrdntco, ence, ur uenpiss, per regieteso por strae mado, salva ds breveseuiseta efectos de tees, sit Tnautorzasin preva y por ncrite del editor ol priest de eons. Universo Tierra Vida Vertebrados Reptiles ‘Mamlferos Antropoides Hominidos Homo sapiens Ciudad, Estado Filosofia Ciencia del hombre PROLOGO 7.000 millones de a mnstituye, a la vez, un giro y un regreso a un 5.000 millones de ai sttida. La orientacién tedrica es nueva, pero Ja existia. En El hombre y la muerte* es- 600 millones de a ; 1950, ya busqué el punto de unin y de 300 millones de a p © biclogia y ciencia del hombre. «Nuestra antro- 200 millones de afio ‘muerte —escribi— fundamentada en la prehis- 10 millones de tnologia, la historia, 1a sociologia, la psicologia infan- 4 millones de psicologia en general, tiene que encontrar ahora su con- ‘entre 100.000 y 50.000 én bioldgica, si quiere afirmarse con autehticidad cien- 10.000 2.500 a Zn modo alguno pretendo atribuirme una perspicacia o nacién excepcionales. Creo, vimicamente, que me na de estas cuestiones ingenuas, banales, eviden- solemos plantearnos entre los siete y los die- y que luego se inhiben, se reprimen, se asfixian €n cuando entramos en las Universidades y nas. Autodidacta por complexién, es decir, no intimidar excesivamente por los decretos de la ‘por la majestad de las Autoridades espirituales, le dejar de reconsiderar el nudo gordiano que ‘oficial crefa haber zanjado perfectamente. Es ‘teorfa dominante sobre el hombre se funda, no Ja separacién, sino sobre 1a oposicién entre de hombre y de animal, de cultura y de natura- que no encaja en este paradigma viene condena- ogismo», «naturalismo», «evolucionismo». por Kairés, 1974, en esta misma coleccién. Prétogo Prélogo Pero después de haberme otorgado un satisfecit, debo ah ra censurarme por haber permitido que durante veinte afiog la pregunta fundamental dormitara en mi interior. Bien verdad que no he podido nunca considerar al hambre cor una entidad cerrada, separada, radicalmente extrafia a la turaleea, y que cuando en 1962 me pregunté de nuevo «cqué somvs? ¢que es el hombre en el mundo?» (Le vif du sujet intenté formular una «antropo-cosmologias. Pero ahora yeg claramente que faltaba, no solamente el cslabén biolégicg esencial, sino también los elementos basicos donde apoyap tal meditaciGn. Sin darme cuenta me he encontrado encerr clo en el ghetto de las ciencias humanas; por este, cuant ims me acerco al problema central, mis limitaciones y la eg trechez de mi cultura mas me alejaban del mismo. En Intra duction 2 wre politique de 'homme, escrito por las misma fechas, cl problema bioantropolégico aflora repetidas veces pero de manera rota, fragmentaria, superficial, ignorant unas veces considerando que la accién cientifica es «el pi ducto de la dindmica interna de Ia especie humana» y q «el progreso tenico, nacida de la evolucién bioldgica, inte fiere en esta evolucién para orientarla y modificarla»; ot planteando la necesidad de una «biopolitica para aspirar a una transformacida de la «naturaleza huma de Ja que naceria el «meténtropo>, De este modo mi preocupacién «biologica» se volvia ne” sa John Hunt y a Jacques Monod, Jonas Salk iia al Salle Institute for Biological Studies. La tinica ‘se me pide es exactamente la que yo pido: apren- eonvertido de nuevo en estudiante, y con qué satis “dejo que mi exploracién siga los caprichos y la 16 © mi curiosidad; las lecturas que hago (entre ellas el ito de El azar y la necesidad), 1as conversaciones con \dores del Institute que se prestan a ser is be- Smentores, precipitan, no una «conversién a la biolo- ‘vera el lector después de las primeras veinte pa- ; de este libro), sino una reconversién te6rica. Al mismo bo, Anthony Wilden, del Departamento de Comunicacio- Ja Universidad de San Diego, me hace descubrir a ‘Bateson y me incita a una prospeccién de las diver- jentes de pensamiento que se encuentran bajo la ii Systems Theory. También entonces, y por todos lados, J con la problematica ecolégica, y mientras Wilden ‘Su investigacién «ecasistemolégica», Helene Dur- ‘ta a los pioneros y militantes del nuevo pensa- ‘ecolégico en Berkeley. trayectoria me aporta los estimulos decisivos, a mi ya Francia. La Logique du vivant, de Frangois Jacob nite ver la sorprendente dialéctica del desarrollo de neeptos biolégicos. Henri Atlan me inicia en la teoria 98 autématas de John von Neumann y en él principio de from noise, el eazar organizador» de Heina von Foers- ovecho una estancia en la universidad Mac Gill, de ntreal, para sumergirme en las tres obras, que no se en- en Francia, consagradas a los Self-Organizing Sys. para coger al vuelo la suerte y el azar que se me presents en dos ocasiones. En 1968, el doctor Jacques Robin forma un grupo de inte cambios y de discusiones, constituido principalmente por, bié Jogos y cibernéticos (Groupe des Dix) al cual me invita. Alli mientras Robin, incansablemente, me orienta hacia nueva Jecturas, Jacques Sauvan y Henri Laborit me hacen descub1 que la cibernética, en vez de ser una reduccién simplista 4° esquemas mec4nicos (como yo crefa), constituye por el com trario, una introduccién a Ia complejidad. El acontecimiento decisivo sobreviene un afio mds tarde) Dbibliografia); continto olvidando todo lo aprendido y ndo a aprenderlo todo, realizando, al fin, lo que tuve la én de haber hecho en Le vif du Sujet: la revisi6n critica ase de todo mi sistema de pensamiento. ide entonces, como autodidacta incorregible que soy, ajo, manipulo a tientas, a través de errores ¢ incertidum- 5, Ya partir de materiales que encuentro en las disciplinas nas diversas, ideas claves que se encuentran todavia en las fronteras de las disciplinas tradicionales (retenidas cn la 1@ Por falta de visado); manipulo la tcoria, que si no res- i Protogo Prétogo ponde al menos corresponde a Jas preguntas que hoy conside. xo fundamentales, Este trabajo sigue elabordndose, y sin. darlo por acabado saldré un primer enfoque en una proxima, obra (La Méthode), Esta investigaci6n es inseparable del CIEBAF (Centre Ine ternational d'études bio-anthropotogiques et d’antropologie fondamentale). A mi regreso de California, sofiaba con un centro apto para consagrarse a estos problemas, y donde pur dicran, no sélo efectuarse intercambias interdisciplinariog - entre ciencias biolégicas y ciencias humanas, sino ademég favorecer y desarrollar un pensamiento verdaderamente trans- disciplinario. El proyecto fue acogido e integrado en Ia Fonda. tion Royaumont pour le progrds des sctences de l'homme. Des= de entonces, la investigacién de Ia cual ha salido este manus: crito se confunde con la actividad del CIEBAF? En 1971-72, con Massimo Piattelli-Palmarini, bidlogo mo- lecular de formacién, Hevamos a cabo una exploracién a tra. vés de lecturas, encuentros, coloquios que fue para mi de una fecundidad extraordinaria, colocandome frente a problemas insospechados, reveléndome ignorancias, empujandome siem- pre a volver a aprender, La exploracién culminé con un en. Suentro que reunié en Royaumont a una cuarentena de inves: tigadores de distintos paises y de distintas disciplinas, encuen-_ to consagrado a la Unidad del Hombre. La generosidad de Cyrus Eaton, mecenas del movimiento Pugwash, permitié que el CIEBAF invitara. Y, una vez més, fue Jacques Monod. quien se ocupé de atar todos los hilos, ya que era cl autor de El azar y Ia necesidad a quien Cyrus Eaton habia ofrecido. Ia posibilidad de hacer una reuni6n internacional. EI presente libro nacié de este coloquio. En un principio, queria hacer una comunicacién de unas quince paginas, y, n0 sé cémo, Hené setenta. Entonces comprendi que bajo la apa riencia de un borrador a la vez demasiado corto y demasiade | largo, lo que s¢ habla formado en mi interior era el embridn de un libro; un libro que pedia ser Hevado a término, Pero este | ser llevado a término fue alimentado por el propio caloquio, ¥ el lector verd, por las muchas referencias que hay, que mi tra aunglle auténomo, es complementario del que reunié fomunicaciones y las discusiones de La Unidad del Hom- jar aqui las gracias a todos aqucllos que han permiti- Bucs tsebuio viera la ur con st calborovion, Como ¥a he ide EI CIEBAE hia constituido Ja placenta del presente texto, y durante fos que ha durado esta aventura piloto ha encontrado en el, Fee ee rae eae mi toda empresa se convierte en algo vano, desolador y dificil ee nie yee, capa cite Jacques Monod, Emmanuel Le Rey Ladurie, Salvador Luria y "Salk, asi como a Claude Gregory, Corneille Castoriadis y Claude Be eee Saar See Ce Minis” interlocutores permanentes, El CIEBAP debe sa cxistencia Fondation Royaumont pour le progrés dos sciences de homme, ir, a Ja confianza de Henry Gouin, la iniciativa de Philippe Daudy mfraternizacién establecida cntre éste, Bernard de Bonnerive y el esto suscribe. Debo subrayar aqui que el auténtico organizador CIEBAF fuc John Hunt, que a lo largo de mi cxploracion he man- ee 8s oe al eaten he eet a Mae Stel y ave be tects ea he podido progresar en Ja redaccidn del presente manuserito “condiciones ecoldégicas, naturales y humanas satisfactorias, tanto fs benéficas por cuanto que Johanne no ha dcjado en ningin mo- de acompaiiarme; en Torre-Vecchia, en casa de Carlo e Isabelle m0; €n cl Palagio, en casa de Simone de San Clemente; en Copa- Yen la isla de Itamaraca, donde perianecimos gracias a la bienhechora amistad de Candido Mendes; en el Trastevere, en Bs a cn eco oe Abinto na cae oe ea oe re eee increibles momentos de paz en los Jograba trabajar sin tregua oo en perfecta armonia con Michéle y Jean, Evelyne » Mien Reger etiaccies de Andre Burguicre y Jean, Daniel me:ten perma: yesclarecer, aligerar y explicitar con’ mayor claridad el contenido Bore ca ts cat one oneness (Sido, una vez més, indispensable. Finalmente, quiero dar las gracias Hou Melber, Allix d’Aragon y Odile Nouvelot que han mecano- tfiado las pAginas de mi manuscrito. Coy perfectamente cuenta de que be citado muchos nombres, Ao significa otra cosa que nunca hasta aqui mi trabajo habia lo de tantas culaboraciones y taftas presencias. No olvido en ‘inl ha sido la Condiciog pemordial gue he poste ia de este libro: sin la libertad de la que he gazado en el Pet a jnvestigacién de estas caracteristicas jamas habria visto ato 1. Que en noviembre de 1972 se ha convertido en el Centre Royate mone pour une science, de Phomme, 12 13 PRIMERA PARTE LA SOLDADURA EPISTEMOLOGICA «Todo nos incita a abandonar de una ver Ia vision de una naturaleza no hue ‘mana y de un hombre no natural». SERGE Moscovicr 1, LA CIENCIA CERRADA La evidencia estéril muy bien que somos animales de Ia clase de los del orden de los primates, de la familia de los del género homo, de la especie sapiens; que nues- ¢5 una méquina de treinta mil millones de células, lo y procreado por un sistema genético, el cual se én el transcurso de una evolucién natural a lo ‘2millones de afios; que el cerebro con el cual la boca con la cual hablamos, la mano con la cual 8 son érganos bioldgicos. Ahora bien, este saber es ante como el que nos informa que nuestro orga- _constituido por combinaciones de carbono, de de oxigeno y de nitrégeno, Darwin admitimos que somos hijos de primates, nosotros mismos seamos primates. Estamos con- de que, una vez descendidos del arbol genealégico donde yivfan nuestros antepasados, nos hemos ale- lempre de él, y de que hemos construido, al mar- uraleza, el reino independiente de la cultura, temente, nuestro destino es excepcional en rela- los demas animales, primates incluidos, a quienes ticado, reducido, rechazado, puesto entre rejas 7 El paradigma perdido © en reserva. Nosotros hemos edificade ciudades de piedra y acero, inventado maquinas, creado poemas y sinfonias, na gado por el espacio. ¢Cémo no creer que, aunque salidos de la naturaleza, no seamos, a pesar de ello, extranaturales sobrenaturales? Desde Descartes pensamos contra nat seguros de que nuestra misién consiste en dominarla, meterla y conquistarla, El cristianismo es la religion de hombre cuya muerte sobrenatural le permite escapar destino comin reservado a las otras criaturas vivas; el manismo es la filosofia de un hombre cuya vida sobrenaty ral le permite eseapar a tal destino. El hombre es sujet en un mundo de objetos, y soberano en un mundo de sy jetos. Por oira parte, a pesar de que todos los hombres pet Tenecen a una misma especie (hama sapiens), este ra comin nunca ha dejado de setle negado al hombre por el pros pio hombre, quien no reconace a un semejante en el extran jero o insiste en acaparar para si la plena calidad de hombre Incluso el fildsofo griego vela a un barbaro en todo persa un mero objeto animado en todo esclavo. Y si en la actual dad nos sentimes compelidos a admitir que todos los ho: bres somos tales, no por ello hemos dejado de excluir d este grupo a los que denominamos «inhumanos», ‘A pesar de todo, el tema de la naturaleza humana n ha dejado de plantearscle al hombre de todas las épocas come un inguietante problema a resolver, desde Sécrates a Mot taigne y Pascal, pero siempre lo ha sido para descubric ef ella lo’ desconocide, Ia incertidumbre, Ia contradiccién, 4 error. Los intcrrogantes no alimentaban un conocimiento, Ia duda sobre cl conocimiento. Cuando finalmente, graci a JeanJacques, la naturaleza humana emergié como plenit ud, verdad y bondad, éste tavo buen cuidado en mostra nos de inmediato que nos hallibamos exiliados de ella y &f deplorar Ia irremediable pérdida de tal estado paradisia Pero pronto hemos descubierto que este paraiso era tan in ginario como el otro. Paradigma inencontrable en Pascal, parafso perdido é Rousscatt, la idea de naturafeza humana iba a terminar pél diendo su micleo, convertida en blando protoplasma, gra a la toma de conciencia de la evoluciém histérica y de diversidad de las civilizaciones. Puesto que los hombres sof 18 La soldadura epistemoldgica ites en el espacio y-en el tiempo y se transforman isociedades en las que se hallan inmersos, debe que la naturaleza humana no es mas que una ma- maleable @ la que sdlo pueden dar forma 1a cul- ‘historia. Ademds, en Ia medida en que Ia idea de humana se ha visto inmovilizada por el conserva- “con él objetivo de usarla a modo de freno frente a ios sociales, Ia ideologia del progreso ha extraido de que para que se produzcan cambios no es jue exista ninguna naturaleza humana. Asi pues, todas partes, vaciada de virtudes, riquezas y di- Ia naturaleza humana aparece como un residuo inerte, mondtono: no ya como la base sobre la que ta el hombre, sino como algo que ha sido superad ‘acaso Ta naturdleza no leva en su seno un principio d, tal como Jo testimonian los millones de especies so no alberga un principio de transformacién? Teva implicita Ia evolucién que ha conducido hasta Privaremos a Ja naturaleza humana de toda cua- 2 La casa cerrada podido esperarse que la aplicacién al estudio del ‘de los métodos cuantitativos y los modos de objet | caracteristicos de las ciencias naturales romperia la d humanista reintegrando el hombre al seno del ¥ que la filosofia del hombre sobrenatural serfa € 108 uiltimos fantasmas, uno de los iiltimos focos de » que se opondrian a la creacién de una auténtica del hombre. De hecho, la unificacién ha tenido lugar al método, pero no en cuanto a la teorfa. embargo, algunas tentativas tedricas para an- Ciencia del hombre sobre una base natural. En las ‘es paginas del manuscrito-de 1844, Marx situaba en nitro mismo de la antropologia, no al hombre cultural y Sino al hombre genérico». Lejos de oponer naturale- inbre, indicaba que ¢la naturaleza es el objeto inme- ciencia que trata del hombre», pues «el primer 19 El paradigma perdido La soldadura epistemotdgica objeto del hombre —cl hombre— es naturaleza». Formulabg a continuacién el principio capital: «las clencias naturales acabarén englobando Ja ciencia del hombre y, a un mismo tiempo, la ciencia del hombre englobard las ciencias nat les: no habré més que una sola ciencia», Engels se esforad por integrar al hombre en la «dialéctica de la naturaleza Spencer fundamentaba la explicacién sociol6gica en la a1 logia establecida entre el cucrpo social y el organismo Diolé. gico, y en base a tal esquema sc intenté desarrollar un darwh nismo social fundado en el concepto de seleccién natural, Pot Su parte Freud buscaba en el organisino humano, y lo encos traba en el sexo, el arigen de los problemas de la psique. Ahora bien, el organicismo spenceriano no podia ir m cho mas alld de triviales analogias y el darwinismo soci acabé convirtiéndose en una grosera racionalizacién del pri cipio de la libre competencia. En cuanto al primer movimien to teGrico de Marx y de Freud retrocedi6 sin mayores com secuencias al no encontrar un terreno abonado. para su ult rior desarrollo, y acabé siendo clasificade como «errores ‘eieyos mecanismos del instinto, La sociedad humana, villa de organizacién, se define por oposicién a las agru- es gregarias, a las hordas y a las manadas, “pues, el mito humanista del hombre sobrenatural es tituido én el propio seno de la antropologia y la opo- naturaleza/cultura ha tomado Ja forma de un para- ‘es decir, de modelo conceptual que dirige todo su micnto. embargo, esta dualidad antitética hombre/animal, cul- fraturaleza, tropieza con la evidencia. Es evidente que mbre no est constituida por dos estratos superpuestos, bionatural y otro psicosocial, como también lo es que lamos en su interior ninguna muralla china que separe e hurnana de su parte animal, Es evidente que cada mbre es una totalidad bio-psico-sociolégica. A la luz de es- shos, Ia antropologfa aislacionista se ve sometida a una “de paradojas que es incapaz de superar. Si el homo , dotado de todas sus potencialidades, lo misrno que ea emerge de Zeus o Adan de Elohim, pero de un Zeus ente o de un Elohim rectisado, ede dénde sale enton- el ser biolégico del hombre es concebido, no como sino como materia prima que informa Ja cultura, s, ede dénde surge la cultura? Si el hombre vive en 60 cultural sin dejar por ello de pertenecer a Ja natu- ¢e6mo puede a un mismo tiempo ser antinatural y 2Cémo es posible dar una explicacién del hombre a Pde una teorfa que tan sdlo hace referencia a su aspecto natural? antropologia sc cuida muy bien de dejar al margen problemas y, como sucede muy a menudo, rechaza lo Xplicable como insignificante hasta conseguir que Ia cues- nteada se desvanezca y se esfume definitivamente de {tO campo de percepeién. Sin enibargo, es necesario in- gue dentro de la primera mitad det presente siglo ha precido inexplicable incluso para ta biologéa Ia relacién bre(naturaleza, y que su impotencia para resolver el pro- da cuenta, 20 ciertamente de la postura de ta artro- neu @ la cuestidn, sino de su propia incapacidad de los trastos inservibles la torpe «dialéctica de la natura leza». nuestro siglo dié un viraje radical en relacién a sus inmedia tos precedentes para repudiar de forma resulta todo vinci lo con el «naturalismo». El espiritu y la sociedad humanas Unicos en la naturaleza, deben hallar su inteligibilidad no 80 Iamente en si mismos, sino por antitesis frente a un univers0 biolégico carente de espiritu y sociedad. Pese a ser objeto de estudio cientifico bajo la guia de) métodos caracteristicos de otras ciencias, el hombre es ais lado y la filiacién que le vincula a una clase y a un orden naturales —los mamiferos y los primates— en ningtin m0 mento es concebida como una afiliacién. Por el contrari antropologismo define al hombre por oposicién al animal; cultura por oposicién a la naturaleza; el reino humane, sint sis de orden y de libertad, se opone tanto a los desérdenes naturales («ley de la jungla», pulsiones incontroladas) com? 20 a El paradigma perdido En efecto, la ciencia biolégica no podia proporcionar a ciencia del hombre ni un marco de referencia adecuado nj los medios para establecer sélidos vinculos bioantropoldgico Como minimo, hasta comienzos de la década de los 50, concebia Ia vida como una cualidad original propia de organismos vivos. La biologia se negaba a vincularse dem siado s6lidamente con un universo fisico-quimico al que. husaba verse reducida; se negaba a insertarse en el mare del fenémeno social que, si bien ampliamente extendido el reino animal, ¢ incluso en el vegetal, no era consicerado, falta de conceptos y enfoques metodoldgicos adecuados, que bajo la forma de vagas simililudes. Las sociedade: abejas y hormigas, con una evidente y alambicada organi; cin, eran relegadas a Ja categoria de casos excepcionales, en modo alguno se las consideraba como signos de una socis bilidad profundamente inscrita en el universo vivo. Finak mente, la biologia se negaba a considerar todas agucllas cua Tidades 0 facultades que traspasaran el marco esirictamente 1 los tiltimos veinte afos la situacién se ha modificado fisiolégico, es decir, todo lo que en los seres vivos es com . ¥ no obstante, abundan las situaciones de las nicacién, conocimiento, inteligencia. 2 desprenderse que tal modificacién es casi impet ‘Asi pues, la biologia se habia confinado voluntariamentt Ha dejado de existir la Frontera adiabitica que scpa- en el biologismo, o lo que es lo mismo, en una concepei6t s tres dominios cle pensamiento indicados al final del de la vida cerrada sobre el organismo. De forma similar anterior. Han aparecido una serie de brechas en el antropologia se refugiaba en el antropotogismo, es decir, cada paradigma cerrado, a través de las cuales se uma concepcién insular del hombre. Cada una de estas ray nas primeras interconexioncs que actian, a un mismo del conocimiento parecia tener como objeto una sustant }, Como aperturas. hacia los otros campos, hasta aquel propia, original. La vida parecfa ignorar la materia fisico-g prohibidos, y como nuevas emergencias tedricas. mica; la sociedad, los fenémenos supariores. El hombre P recia ignorar la vida, En consecuencia, el mundo pareci estar compuesto por tres estratos superpuestos y aislades ¢7 Ta ldgica de lo vivo tre si: 2, LA «REVOLUCION BIOLOGICA» Bi SSpesnieans’tiene:Tugsr porn’ antes, 1930. Shane HombieCiliata: con Ia teoria de la informacién, y Wiener con In nética (1948), inauguran una perspectiva tedrica aplica- . a las maquinas artificiales camo a los organismos VideNaturaleca a los Fenémenos psicolégicos como a los socio- ‘Algo més tarde, en 1953, el esluerzo Htewado.a cabo en Fisica Quimica das las obras cuva fecha de apaicitn se sein ext el texto, se nen Ja bibliografia que aparcee al final de este yolumen, 2 23: El paradignta perdido el campo de Ia biologia molecular consigue abrir la breg] decisiva que permite a la biologia ramificarse hacia «abajoy: el descubrimiento de Ia estructura quimica del cédigo gen tico por parte de los bioquimicos norteamericanos Watson Crick. En general, todo el mundo admite que el primer acto la crevolucidn bioldgica» lo constituye Ja apertura de la big. logla hacia «abajo», es decir, hacia el estudio de las estruct ras fisico-quimicas. Sin embargo, rara vex se ha dicho qi tal apertura hacia «abajo» ha constituido a un mismo tiempo una apertura hacia «arriba». Por el contrario, quizi la impre, sién general producida por tal descubrimiento ha sido la de que una comprensién de la vida a nivel molecular aleja mas que nunca a Ia biologia de la realidad humana. Pareci que la biologia hubiera emprendido el camino de una reduce cién de los fendmenos vitales a un nivel fisico-quimico y que, por lo tanto, dentro de la polémica entre «vitalistas» y duccionistas» tomaba partido por estos tiltimos. Efectiva mente, se demostré que no hay materia viva sino sistemas vives, es decir, organizaciones particulares de la materia sico-quimica, Sin embargo, cuando los que respaldaban tesis triunfante insistian en los términos fisico-quimicos, nfan cierta tendencia a ocultar la significacion paradigmati de la expresién «organizacién particular», a pesar de que no eran otros sino ellos los que ponian de relieve la existenci de tal organizacién y la elucidaban de forma progresiva a largo de toda la déeada de los cincuenta. La nueva biologie no hacia otra cosa que reducir Ia vida celular a sus sustratos micleoproteicos y descubria que las combinaciones e intera ciones existentes entre los millones de moléculas que com nen el mas mintisculo de los sistemas celulares correspon dian, desde el punto de vista estadistico, a sucesos altament improbables en relacin a los pracesos digamos «normales de Jos que no cabia esperar otra cosa que la descomposiciéa) del sistema y la dispersién de sus componentes. La nueva biologia ha necesitado apoyarse en una seri de principios de organizacién desconocidos en el campo dé la quimica: nociones tales como informacién, cédigo, men saje, programa, comunicacién, inhibicién, represién, exp! sion y control, entre otras. Todas estas nociones poseen 24 La soldadura epistemotégica cibernético en tanto que identifican a la célula con ina informacionalmente autorregulada y controla- ficacién a la célula, es decir, a la unidad fundamen- ida, de la nocién de maquina ya constituye por sf tun acontecimiento de capital importancia. Sin embar- hecho no ha sido reconocido en su justo valor puesto ste una mayor sensibilidad hacia las coninotaciones del término que a sus aspectos organizativos. de todo, no hay duda alguna de que se trata de un 0 salto epistemoldgico (Gunther, 1962) en relacién ma de la fisica clisica. La maquina se convierte en idad organizada, no reductible a sus elementos cons- que en modo alguno podrian ser correctamente des- como entes aislados a partir de sus propiedades parti La unidad superior (la maquina) no puede disolverse unidades clementales que Ja integran, antes al contra- es la que hace inteligibles las propiedades que éstas . Ms atin, las nociones procedentes de la teorfa cidn y de la cibernética no sGlo hacen referen- nas altamente organizadas sino que ademas llevan una connotacién antroposociomorfa, Realmente hecho donde reside lo asombroso de la apertura iba» anteriormente apuntada; informacién, cédigo, programa, comunicacién, inhibicién, represi6n, etc. meeptos extrafdos de la experiencia de las relaciones y hasta entonces habian sido considerados elemen- ociables de la complejidad psicosocial. No es extra- /que tales términos puedan ser aplicados a maquinas pues, a fin de cuentas, el control, Ia regulacién han sido concebidos por el hombre, integrados GI marco de sus relaciones sociales. Lo extraordinario es tan slta organizacién sc hallara en la misma fuente de * Ja célula parece una compleja sociedad de moléculas por un gobierno, adas las investigaciones a este estadio se hizo palma- tanto células como mAquinas y sociedades humanas fan obedecer a principios organizativos a los que la ciber- Precisamente apta para ser aplicada a tan diversas habia proporcionado un primer (y rudimentario) miento. Asi pues, la nueva biologia mataba tres pé- 25 El paradignia perdido jaros de un tiro. Por una parte, gracias a la intima vine cidn estructural que acababa de establecer con ta quimi consegufa una radical insercién del fenémeno de la vida La soldadura epistemotdgica jentes de haber Ievado a cabo una gran revolucién, secientes de Ja todavia mucho més prande revolucién fesbozaban los bislogos moleculares, se limitaron a Ta physis. En segundo lugar, su vinculacién con la ciberndtig era cl motor de un inaudito acercamiento a ciertas formas ' tedricoppractico para aprehender la mas profunda de organizacién consideradas hasta aquel momento como fisico-quimica de la vida, y no pensaron que, de tabioldgicas (la méquina, la sociedad, el hombre). Finalment file les coneetos traducian una realidad organizativa Jos conceptas cibernéticos como un simple ins- el principio de inteligibilidad biocibernética se alejaba la fisica chisica, Esta no sdlo era incapaz de prever la minim, nocion organizativa de cardcter cibern¢tico, sino que inch en su rama mds compleja, la termodindmica, no conseg mas que enunciar un principio de desorganizacién (segung “Eso explica también Ja escasa atencién que pres- ‘etapa metacibernética de los estudios realizados por tico yon Neumann, quien dedicé tos tiltimos afios a trabajar sobre la teorla de los autématas (von , 1966). Al margen de la evidente diferencia fenomé- principio) existe entre a mAquina artificial mAs perfecciona- En este aspecto conereto surgié un problema fundamen y ina viva ms elemental que concebirse pueda, tal puesto de relieve por Schriidinger (1945). Mientras que segundo principio nos habla de entropia siempre crecienig y otra, La maquina artificial, una vez ha sido cons- es decir, dela tendencia de la materia al desorden molecul lo. puede seguir un proceso degenerativo, mientras es decir, a la neguentropia. Quedaba abicrto, pues, el pre paradéjico de tal diferencia se nos muestra pal- ente si pensamos que una maquina artificial, que es 1enos fiable que una maquina viviente, viene, en eam- ida por elementos que en si mismos son mucho blema de la vinewlacién y Ja raptura enire los conceptos di de la paradoja de la organizacion viva, cwyo orden infon cional construido en et transcurso del tiempo, parece con decir un principio de desorden, que se difunde er: el tien} Como veremos mds adelante esta paradoja tan sdlo pu ser afrontada a partir de una concepeién tedrica que vinet estrechamente orden y desorden, es decir, que haga de il esta constituido por piczas allamente verifica- Tos riesos de averfa son iguales ala suma de los de deterioro de cada uno de sus elementos (buiias, dor, etc.). En cambio, una maquina viva, a pesar de tuida por elementos de escasa fiabilidad (molécu- degradan, células que degeneran, etc.}, dificilmente la de funcionamiento a catisa de una averla pues, Parte, es eventualmente capaz de regencrar, recons- ‘reproducir os elementos que se degradan —en otras » de autorrepararse— y, por otra, es eventualmente ionar a pesar de Ia vaverfa» local. Por el contra- tard como maximo a localizar- una vez que ha dejado de funcionar. Mas incluso, una Iégica de la complejidad, Llegados a este punto de} de lado este problema, primordial y central a un mismo ti po, para tratarlo a fondo en mi préxima obra (La méthode) Lo importante era sefialar que Ja nueva bioloria encontm Américas buscando las Indias, pues en el propio descub! miento que le abrfa el camino hacia el universo fisico-quimied topé con las principios basicos de la organizacién de la vids ¢ hizo saltar en pedazos el cerroja «de arriba» que Te imps que cl desorden interno, 0 en términos de teoria de al paso hacia las formas superiores de vida (las mds com! cién, el «ruido» o el error, degrada constantemente plejas), ‘maquina artificial, la maquina viva funciona siempre 26 7 El paradigma perdido ¢on una cierta proporcién de «ruido», y el acrecentamtent de su complejidad, lejos de disminuir su tolerancia respect, al sruido», la aumenta, Como veremos luego, puede afirma que entre ciertos umbrales de tolerancia parece existir intima relacién generativa entre el aumento de «ruido» 0 sorden y el de complejidad. Ta complejidad fue considerada por von. Neumann com una nocién clave. La complejidad no sdlo significaba que maquina natural ponfa en juego un numero de unidades ¢ sometido a una Igica de funcionamiento y de desarrollo ab: lutamente distinta; una Iégica en Ia que intervenian la ink terminacién, el desorden y el azar como factores de auto-or nizacién u organizacién a un nivel superior. Esta légica de viviente es sin duda mas compleja que la que nuestro ent dimicnto aplica a las cosas, por mas que nuestra entendimien to sea ya uno de sus productos. zCémo Hegar a comprender Ia Idgica de un sistema que auto-organiza generando sin cesar sus propios elementos co! titutivos y que se autorreproduce en su globalidad? Entre 1 y 1961 se reunieron tres simposios para tratar el tema (Yo Cameron y von Foerster). La cosa no prosperd. Los bosqueja de una teoria de la auto-organizacién —a diferencia del cibernética, que se aplica directamente a las maquinas de ls informética— no consegufan producir ninguna maquina dots da de las caracteristicas propias de la vida; tampoco cra p ble fecundar nuevas descubrimientos concretos en el ca de la biologia, cuyo objetivo primordial seguia siendo ident ficar quimicamente las diversas unidades que componfan ¢ sistema y sus interacciones. Tales intentos de teorfa eran af demasiado formales para impulsar una investigacién empiri y las subsiguientes aplicaciones practicas. La teoria del auto-organizacién permanece en estado embrionario, llas, pero el nuevo atin no nocién de vida se ha modificado radicalmente; explfcita 28 La soldadura epistemologica mente, la vida se relaciona con las ideas de auto- ion y de complejidad. La revelacién ecoidgica teorfa bioldgica, por inacabada que se encuentre ito actual, cambia la nocién de Vida. La nueva ca, por embrionario que sea su estado, cambia ‘de Naturaleza, La ecologia cs una ciencia natural ye Haeckel, en 1873, que se propone estudiar las entre los organismos y el medio en el que viven, , sea que la preocupacién ecolégica gozaba de cién secundaria en ¢l Ambito general de las ciencias sea porque el medio ambiente era esencialmente como un molde geaclimatico, unas veces forma- skiano) y otras selectivo (darwiniano), en’ cuyo ‘diferentes especies viven sometidas a un desorden glizado regido por una sola ley, la del mas fuerte o el no ha sido sino en una ¢poca reciente cuando ja ecoldgica ha legado a la conclusién de que la comu- -seres vivos (biocenosis) que ocupan un espacio o Beofisico (bidtopo) constituyen junto con él una uni © ecosistema. ¢Por qué sistenta? Porque el conjun- ones, interacciones e interdependencias que apare- seno de un nicho ecoldgico constituye, a pesar y a -aleatoriedades e incertidumbres, una auto-organiza- efecto, constantemente se establecen Jos equilibrios entre tasas de reproduccién y de y tales regulaciones, més 0 menos fluctuantes, se @ partir de estas interacciones. A partir de asocia- ibiosis o parasitismos se establecen complementa- ue también aparecen para regular las relaciones ales de rapifia y presas, comedores y comidos. se establecen jerarqufas entre las diversas especies. Jo mismo que en las sociedads humanas, en las Sdlo las jerarquias, sino tambidn los conflictos y las constituyen algunos de los fundamentos del Otganizado, cabe incluir entre las complejas bases que el ecosistema la competicién (matching) y el reajus- 29 Ft paradigna perdido te (fitting). A través de las interacciones indicadas se orjg nan una serie de ciclos fundamentales, de la planta al hervify ro y al carnivoro, del plancton al pez y al ave. Mediante | ciclo gigantesco ticne lugar Ia transformacién de Ja-cner solar para producir oxigeno y absorber anhidrido carbdni ensamblando a través de una tupida red de conexiones conjunto de seres vivos que constituyen el nicho del pla En este sentido cl ccosistema constituye una totalidad aug organizada. En consecuencia no es ningun delirio roménti considerar a la Naturaleza como un orpanismo global, ¢9 un ser maternal, siempre que no alvidemos que esta m ha sido creada por sus propios hijos y que al utilizar la de truccidn y la muerte como medios de regulacién ecolégica a deja de comportarse como una madrastra. ‘Vemos, pues, que la nueva conciencia ecoldgica debe trat formar la idea de naturaleza, tanto en el ambito de las cf cias bioldgicas (para las que Ja naturaleza no era més que u seleccién de sistemas vivos, y en modo alguno un ecosiste integrador de tales sistemas) como en el de las ciencias hum nas (para las que Ia naturaleza cra algo amorfo y desor Igualmente debe sufrir una transformacién radical la cepeién de Ia relacién ecolégica existente entre un scr y su medio ambiente. Segtin cl antiguo biologismo el ser evolucionaba en el seno de Ia naturaleza y se limitaba a traer de ella energia y materia, dependiendo de ella, tr mente, para su alimentacién y sus necesidades fisicas. Det mos a Schriidinger, uno de los pioneros de la revolucién B sivamente de cnergia, sino también de (Schrédinger, 1945), es decir, de organizacién compleja ¥ informacion. Esta proposicién ha sido desarroliada post: mente desde diferentes enfoques y puede avanzarse la clusién de que el ecosistema es co-organizador y coprog) dor del sistema vivo que engloba (Morin, 1972). Esta prov sicién implica una enorme consecuencia teérica, pues post que la relacién ecosistémica no es una relacién extern® tre dos entidades cerradas, sino una relacién integTa entre dos sistemas abierfos que, constituyendo cada un ellos un todo por sf mismos, no dejan de formar pa 30 La soldadura epistemotigica ‘otro, Cuanto mayor es la autonomia de la que goza fa vivo, mayor es su. dependencia con relacién sl eco- En efecto, ja autonomia presupone la complejidad, Ia ‘yez presume la existencia de una gran riqueza de s de todo tipo con el medio ambiente, es decir, de- ‘interrelaciones que se correspanden con gran cxacti , dependencias que son las condiciones de Ia rclativa lencia. La sociedad humana, lo mas cmancipado que ecto a la naturaleza, recibe su autonomia de multi- as. Cuanto mayor es la complejidad del orden eco- "més apto es ste para proporcionar a Ia sociedad riqueza y diversidad de objetos y productos, entar la riqueza y diversidad del orden social, es somplejidad? La individualidad humana, la quinta- e esta complejidad, es lo mas emancipado y ligado edad de todo cuanto existe. El desarrollo y manteni- su autonomia se hallan ligados 4 un gran mimero dencias ecucativas (prolongada escolaridad, proion- m), culturales y téenicas. En otras palabras, nela/independencia eeol6nica del hombre so en- 1a Social y ef del ccosistema natural. Y apenas jempezando a descubrirlo... logia, o mejor atin, la ecosistemologia (Wilden, 1972) stiencia que acaba de nacer, pero ya constituye una de capital importancia a la teoria de la auto-orga- m de lo vivo. En lo que se reficre a la untropolog: Hla nocién de Naturaleza y enraiza al hombre en ésta. za deja de ser alga desordenada, pasive v amorfo vertirse en una totalidad compleja. El hombre ya no tidad cerrada respecto a esta totalidad compleja, Jue sistema abierto que goza de una relacién de autono- dencia “organizativa en el seno de un ecosistema. La revelucién etaldgica ‘etolowia, que proyecta a la bivlogia hacia «arriba», ha €l Vuelo con pleno éxito durante Ia wltima década. Patgo, cl éxito del que goza en la actualidad no debe 31 El paradigma perdido ‘hhacernos olvidar que ha sido necesario el transcurso de my chos afios para que la obra de una serie de pioneros solit, que observaban los comportamientos animales en su m ambiente natural, y no en el marco de las condiciones plificadas de laboratorio, haya desembocado en un pi desarrollo. Mientras que la ecologia modifica la idea de raleza, la etologia. modi sida el comportamiento animal parecia hallarse regido, veces por reacciones automdticas o reflejas, y otras por siones automiticas 0 «instintoss, ciegos y éxtraordinaria te licidos a un mismo tiempo, cuya funcion era la de sa¢ Ja necesidad de salvaguarda de la supervivencia y de ° duccién del organismo. Los primeros descubrimientos ef Iégicos nos indican que el comporiamiento animal es a la: organizado y organizador. Desde los primeros pasos en investigaciones etoldgicas han emergido las nociones de nicacion y de territorio. Los animales sé comunican, es d especificos son recibidos ¢ interpretados como mensajes ( beok, 1968). ejemplo el canto de las aves. Encontramos asimismo jes visuales (gestos, mimicas), olfativos (secrecién de subst cias quimicas, feromonas, que comunican un deter: mensaje al vecino o a la pareja). Se hubiera podido creer tales comunicaciones son extremadamente simples y que tf s6lo conciernen a las relaciones sexuales. De hecho, se visto desarrollarse, ya sea sobre una base analdgica, ya sca bre una base digital, o incluso a través de una combinacién d ambas, ciertos comportamientos simbélicos o rituales, ¥ por cierto con una exclusiva funcién de hacer Ja corte, de amistad, de juego. Es digno de mencién el que 10 5 raras las ocasiones en las que un comportamiento significa marco de tal situacién concreta para expresar un mensdl simbélico. Por ejemplo, un oca gris hembra para manifesta a un macho su dileccién simulard una demanda de prot contra un ataque imaginario de forma que venga a signifi «tti eres mi jefe (Lorenz, 1969). Son numerosas las espe 32 La soldadura epistemotdgiea 9 comportamiento de sumisidn puede expresarse fo de forma acusada el pico, lo que equivale a imitar “famiento infantil de dependencia; el comporta- a puede significar someterse u ofrecer los respetos. ~ lado, tal como ya habia subrayado Bateson (1955), Supone una comunicacién sobre la naturaleza jeacién (metacomunicacién), Mordisquear parece ‘a morder, pero significa todo lo contrario, jugar, ‘stad, ne conflicto; el pseudo-conflicto Indico se ‘en la expresién de armonia. Vernos, pues, que en parecia ser Io més evidente y lo mas simple, el Ta complejidad comunicativa que, por otra snza su pleno desarrollo en la artimafia, el fingimien- laje. ice ver que las comunicaciones animales cubren 5 ico y, desbordando con mucho el felaciGn sexual, hacen referencia a una inmensa le relaciones interindividuales: sumisién, intimida- teccidn, rechazo, elecciGn, amistad. Ademss se hallan enémenos bisicos de organizacién tales como Ia re- ‘demografica, la adecuacién o la proteccién del terri- Hinsistido acertadamente en la importancia que posee de territorio para la mayor parte de Ias especies pero ciertos investigadores han caido cn el crror al nocién, o han intentado transformarla en ta pi de la etologia (Ardrey, 1967). De hecho el terri- aplicacidn a nivel espacial (mapping) de una orga- lentacion de Ia esfera de actividades de un individuo, grupo, sino también la organization de la relacin @l animal 6 el pueblo de otro territorio. idizando en su anilisis, la etologia descubre que muy el sistema de comunteaciones une a los individu ‘Telacién social hasta el presente invisible y aquello 1a impresién de un agrupamiento informe no es 33 El paradigma perdido raro que Se nos aparezca como ‘un orden organizado. E} nero no ¢s un harén desordenado sometido al gallo, sino sociedad rigida, jerarquizada segin el pecking-order, el de prioridad en’el merodeo que establece un rank-order ciso entre las gallinas; la manada de lobos no es una h conducida por un macho que la domina, sino una soci en la que la jerarquia se establece segtin un ritual de sién y que sabe usar de la estrategia colectiva tanto eq ataque como en Ia defensa (despliegue de fuerzas para cot el camino al enemigo, maniobras de distraccién en la guardia para cubrir la retirada al grueso de la tropa), La revelacién biosociolégica Es sabido que la sociologia humana se crefa como un meno sin precedentes en el mundo vivo y que las sociedades reconocidas, las constituidas par las hormiga: termitas y las abejas, parecfan ser, no sélo excepcion traordinarias, sino monstruosos ejemplos de antisocied: fundadas exclusivamente en la obediencia a un «insti ciego». Por su lado, el Biologismo no poscia ni los conc ni la voluntad necesarios para liberarse de su paradi ganismico y concebfa las sociedades organizadas de in: como casos particulares de una especie concreta, y m0 CO desarrollos particulares de una sociologia animal Actualmente se ha podido construir una nocién de soci al interrelacionar los diferentes datos que nos han sido P de, por supuesto, su base territorial y est estructurada quicamente, pero esta jerarquia es la resultante de ticiones y conflictos que se resuelven de forma provisial través de relaciones interindividuales de sumisién/d¢ cin, Estos, concatenados, constituyen precisamente Ia i guia. A un mismo tiempo la sociedad implica solid: frente a enemigos y peligros externos y suscita actividad cooperacién, muy a menudo sutilmente organizadas y dite ciadas. La rigueza de comunicaciones a través de signos, # 34 La soldadura epistemolégica {os es precisamente funcién de la complejidad y mul- id de las relaciones sociales, La enorme diferencia que re un individuo y otro, entre las aves y extraordina- )palmaria en el caso de los mamiferos, determina y ta esta complejidad tal como veremos ms adelante. Shechos significan que la sociedad, concebida como j6n compleja de individuos diversos, fmdada a un npo sobre la competicidn y Ia solidaridad y conlle- wun rico sistema de comunicaciones, es un fendmeno jamente extendido en Ja naturaleza. Y esto es jomo fuere, la sustitucién dle las nociones de horda, slonia por Ia de sociedad se hace necesaria desde nto en que se descubre cudn compleja es la organi de estos grupos. Nuevamente nos encontramos con r del concepto de organizacién emerge una nueva plejidad biosociolégica y que alrededor del concepto de id nos muestra su faz Ia organizacién social. ues, en lo sucesivo se podra considerar que la socie- una de las formas fundamentales més ampliamente g de la auto-organizacién de los sistemas vivos, des- diversamente desarrollada. En consecuencia la socie- ma aparece como una variante prodigiosamente fa del fenémeno social natural, y la sociologia /humana— pierde su insularidad para convertirse en elevada de la sociologia general —ciencia natural wici, 1972), consecuencias de la etologia y de la Sociologia animal Mo mortales para cl paradigma cerrado del antr 19. Se nos muestra con toda claridad que ni la comu- Ai el simbolo, nj el rito son exclusivas del hombre, Todos ellos hunden sus raices en coordinadas espacio- S muy Iejanas de la evalucién de las especies. Omo cs evidente que la especie humana no ha inven Somportamientos de cortejo y sumisisn, la estructu- lerérquica del grupo, la nocidn de territorio (Cosnier, MO es menos que la sociedad no es una invencién. rau Digamos de paso que ciertos caracteres que parecen eee Me las sociedades humanas (vinculacién ambigua “ia entre conflictos y solidaridades, entre oposiciones 35 El paradignma perdido y complementaridades, combinacién de individuos diferent ‘en un mismo sistema de comunicacién-organizacién) emer ya de forma clara en una serie de sociedades animales, puede contraponerse ya por més tiempo el orden hhumano al desorden de los comportamientos animales, ni incertidumbres complejas que reinan en el seno de las socig dades humanas (el margen de varinbilidades, conflictos y te siones que presuponen)'a la supuesta coercién mecdnica qu reina en los grupos animales. En las sociedades animales, especialmente en las de los mamiferos, existe un orden oo) plejo que supone un cierto desorden 0 «ruido» como ingr diente indispensable a su propia complejidad. Todos esto aspectos que han sido simplemente esbozados en la etologs animal, se pusieron de manifiesto de forma siibita ca los m nificos trabajos de primatologia de la tiltima década. En el 3. «NUESTROS 7 : . ya no es sélo Ia idea de sociedad la que cambia, es también I HERMANOS INFERTORES» Ydea de mono y Ia idea de hombre. uidio de grupos de monos y antropoides en libertad ucionado Ja visién que se tenia de su vida social, e de su vida a secas' (Carpenter, De Vore, Wash- ni, Chance, Kawamura, Tsumori, ¢tc.). Los grupos 98, macacos y-chimpancés han dejado de ser con- ome hordas sumisas a la desenfrenada tirania de Poligamo, para sev observadas como organizaciones on diferenciacién interna, intercomunicaciones, re- y prohibiciones. : La sociedad del mono Sotiedades estiin territorializadas y autorreguladas Peat Constan de un numero medio de indi qgorten te varias docenas y poseen una distribu mente invariable en funcién del sexo y la edad. ag © éxodo de los excesentes, ya sca por dis« olitan ya sea por fundacién de nuevas colonias 32 sipania conocer con ck ‘ rover oon eierta apros ir de tas jones de Yerkes y S, Zuckerman. eeicte et ae 36 37

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