Está en la página 1de 1

EL DIA QUE SUPE QUE NO TODAS LAS AVES VUELAN

Cuando tenía solamente 8 años, desconocía diversas cosas. Era solo un niño
pequeño y la inocencia abundaba en mí. Entonces, un día normal como todos los
demás, visité a mis abuelos, comí en su casa, platicamos un rato. Cuando estábamos
a punto de partir, quería subir a la azotea para ver a los animales de granja que mi
abuela tenía. No podía desaprovechar la oportunidad de subir allí mientras todos
estaban distraídos ya que realmente amaba a los animales de granja.

En verdad era tanta mi inocencia y mi ignorancia. No conocía varios de esos animales,


no sabía si podían volar o nadar; incluso, no sabía que comían. Mis padres jamás me
habían mencionado los nombres de esos animales; sin embargo, yo no debí
desobedecer a mi mamá de no subir a la azotea puesto que hacerlo es peligroso
cuando se es niño.

Estando ahí, empecé a observar cada uno de los animales de mi abuela, veía como
comían, como los más pequeños acudían a su mamá para que los alimentara y los
calentara, como algunos se escondían porque tenían miedo. De repente, vi a unos
animales que me llamaron mucho la atención ya que tenían un gran parecido a un
pájaro cualquiera; además, dado que no sabía si volaban o si nadaban, decidí tomar
uno de esos animales y liberarlo. Me acerqué a uno de los bordes de la azotea y lo
avente porque pensaba que podría volar; sin embargo, no fue así.

Desgraciadamente, el pobre animalito murió y me yo me asusté demasiado porque


sabía que mi mamá me regañaría cuando se diera cuenta de que la había
desobedecido y, sobre todo, porque había matado a uno de los animales de mi abuela.
Realmente fue así. Mi abuela y mi mamá subieron a buscarme porque no me
encontraban por ninguna parte. Cuando vi la cara enojada de mi mamá, comencé a
llorar y corrí a abrazar a mi abuela.

Después, mi abuela se percató de que la jaula, aquella donde se encontraba ese


animalito que había aventado, estaba abierta. Conto cuántos de esos animalitos
había, y no notó que faltaba uno; me preguntó que donde estaba y le dije que lo había
aventado porque quería liberarlo pensando que volaría. Mi mamá me regaño, pero mi
abuela le dijo que ya no lo hiciera porque no sabía lo que había hecho. Al final, le
pregunté a mi abuela el nombre de esos animalitos y me dijo que eran codornices.

También podría gustarte