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BICENTENARIO: Chile en doscientos años

En estos doscientos años de vida independiente que celebramos el 18 de


septiembre de 2010, como en todo evento de celebración donde procuramos fiesta,
alegría, rica comida y compañía de los que amamos, nos debemos a una celebración en
el amplio sentido de la palabra. Con ello quiero decir incluír y no olvidar, integrar y no
segregar, alegrarse y no recriminar, comprender y no juzgar, ampliar y no limitar, ver
los logros no maximizarlos, evaluar aplicando criterio de realidad, y etcétera.

Por lo tanto, doscientos años significa celebrar todos los aciertos y desaciertos que
nos configuran en el país que todos los chilenos hemos ayudado a forjar.

¿Y cómo forjamos todos los chilenos el suelo que habitamos?

Lo forjamos desde nuestras grandes diferencias, no menores en comparación al


lugar y geografía que nos acuna. Con nuestro color de piel, ojos, al grosor de nuestras
caderas y muslos. Nuestras, en muchos casos, mestizas facciones.

Si somos de costa o cordillera; isleños o del “conti”. Si somos mujercitas o varón.


Desde la clase social que nos cobija: “de plaza Italia hacia arriba”.
De izquierda o derecha. Jubilados a “activos”. Del servicio público o del sector
privado. De la grande, mediana o pequeña minería; de la pesca artesanal o del barco
pesquero. El escritor y el artista bohemio. Sirvienta o patrona. Juez, policía o infractor
de ley.
Lo forjamos desde los grandes hacendados, las fortunas de Chile, El Presidente,
los expresidentes y la expresidenta, la elegante dama antigua que tocaba el piano y
bordaba, “el que tiene tierras”, el empresario exitoso cuyos hijos estudian en Harvard,
los que veranean en “Cachagua” y también en el extranjero, los que leen sólo el
mercurio, las que compran en Alonso de Córdova, las que pasean a su blonda familia
en vehículos de veinte millones. Los que dan gracias a Dios en templos tradicionales y
elitistas con el sacerdote de impecable calzado. Para ellos, eso es Chile y ser chileno.
El antagónico lo forja, la “china”, el indígena que lucha por su terruño ,el que
llega a las 04:00 de la madrugada a la vega central, el pobre por herencia, el pescador,
el obrero que cruza Santiago gastando 1/3 de su sueldo para llegar a su labor, la
profesora de barrio marginal, la dirigenta de la población, el estudiante becado que
llega a la Universidad, los que venden pastillas en una cajita en las calles, el
beneficiario de un subsidio, los sin casa, los allegados, la madre adolescente, el
alcohólico sin rehabilitación, el que no cumple los requisitos, el panadero en doble
turno, los que profesan la fe en la calle, la niñita que vende flores en Bellavista, los que
viven de la prostitución en las esquinas, el paletero de la plaza, el estacionador de
autos, el pensionado que no le alcanza…para comer…
El enfermo crónico, el portador de VIH , el traficante, el proxeneta, el abusador de
menores, el explotador, el narcisista, el incrédulo, el alcohólico, el drogadicto que
vende para consumir, el lanza, el delincuente reincidente, el imputado, el condenado
del patio 4 de tanto penal en ruinas.
Diecisiete millones de alma oscuras y puras, espíritus que luchan y otros que se
dejan llevar, los que claman y reclaman y los que callan o disimulan, los que son
francos y los que mienten.
¡Sí todos y todas estamos invitados, ya sea a la fiesta chica o la grande, a la fonda
o al cauceo, aquí o en el extranjero donde también están nuestros chilenos!
Todos estamos invitados a este gran cumpleaños de nuestra patria, de la tierra en
que vivimos, por nacimiento o adopción, por costumbre o mansedumbre, por amor y
por inercia. Porque la vida se nos dio aquí en la franja de kilótrometros más extensa,
diversa y extrema del mundo, donde el hielo del polo sur enfría nuestros pies, los pies
que afirman Chile. Nuestro Chile.

¡Viva Chile mierda!

MALENKA BUSTOS ARELLANO


malvalent@hotmail.com
8 2955005

Copiapó, agosto de 2010

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