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Universidad Fermín Toro

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales

Escuela de Comunicación Social

SAIA 100% en línea

Facilitador: Maria Ramos


Alumna: Jessica Gómez

enero de 2018
El País Olvidado

Es triste ver como un país tan grande, glorioso y lleno de recursos como es
Venezuela, hoy en día se hunde en la miseria, hambruna, y migración de sus
habitantes, gracias al pensamiento ideológico de los que tienen el poder. En este
nuevo año que empieza, la situación en el país, es cada vez más insoportable para
cualquiera que tenga ojos para ver: niños en las calles, hambruna, escasez de
alimentos y medicinas, inflación y pobreza, son solo algunos de los problemas que
afligen a este gran país.

Según la última proyección del Fondo Monetario Internacional (FMI), la inflación


superó el 2.400% en 2017 y se proyecta que ronde el 13.000% en el presente año
por el déficit y la pérdida de confianza hacia el país. El desastre económico que
golpea al régimen de Nicolás Maduro es imparable desde hace años. La dramática
tendencia hiperinflacionaria es lo que más repercute en la vida diaria de los
venezolanos. Los precios de los productos básicos fluctúan en cuestión de
semanas, incluso de días, lo que hace que una familia media pueda satisfacer sus
necesidades básicas. Casi todos los productos aparecen y desaparecen de las
estanterías de las tiendas y los supermercados sin una lógica aparente.
Sin embargo, es más triste ver como el olvido, también ha ido invadiendo lentamente
un país, que antes aclamado por todos, hoy solo provoca la repulsión por sus
habitantes y gobernantes. Y es que, dentro de esta hermosa Venezuela, ya no
queda nadie que quiera luchar. El juego mórbido del oficialismo y oposición, en
donde ambos juegan con los sentimientos de los venezolanos, llenándolos de
promesas vacías y de sueños sobre una mejor Venezuela que claramente no está
cerca de llegar, ha provocado que todos hayamos perdido la fe y que abandonemos
ese país que nos vio nacer, crecer y desarrollarnos, por la ilusión de un mejor futuro
fuera de estas fronteras.

Y aunque en otro país no seamos nadie y la mancha de estos 18 años de revolución


nos persiga, es preferible arriesgarse en busca de un futuro a quedarse en medio
de un país olvidado, lleno de marionetas movidas por las ansias del poder.

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