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Autor: Richard Kingsley, MD

Dirección electrónica:
http://kidshealth.org/kid/en_espanol/sentimientos/divorce_esp.html

Fecha de consulta: 11/10/11

EL DIVORCIO.

Un matrimonio se divorcia cuando los integrantes de la pareja deciden que ya no


pueden continuar viviendo juntos y no quieren seguir estando casados. Acuerdan
firmar ciertos papeles con validez legal que les permiten volver a ser solteros y
casarse con otras personas si lo desean.

Aunque esto puede parecer sencillo, no resulta fácil para una pareja decidir
ponerle fin a su matrimonio. A menudo, antes de decidir divorciarse, se toman un
largo tiempo para intentar resolver los problemas que existen. Sin embargo, en
ocasiones, no pueden resolver esos problemas y deciden que el divorcio es la
mejor solución.

En ciertos casos, ambos padres desean divorciarse; en otros, sólo uno lo desea.
Por lo general, ambos se sienten desilusionados porque su matrimonio no duró
para siempre, incluso cuando uno de ellos desee divorciarse más que el otro.

Muchos niños no desean que sus padres se divorcien. Algunos niños tienen
sentimientos encontrados acerca del tema, en especial cuando saben que sus
padres no eran felices juntos. Algunos niños pueden llegar incluso a sentirse
aliviados cuando sus padres se divorcian, en especial si ellos se peleaban mucho
cuando estaban casados.
Es muy importante que los niños sepan que el hecho de que sus padres se hayan
divorciado no significa que se han divorciado de sus hijos. Algunos niños piensan
que, si sus padres se están divorciando, tanto su papá como su mamá también
querrán abandonarlos a ellos.
Si bien es cierto que un niño cuyos padres se han divorciado suele vivir con uno
de ellos la mayor parte del tiempo, el que no vive con él sigue siendo su mamá o
su papá para siempre. Eso nunca cambiará.
¡Los niños no son los causantes del divorcio!
Existen muchos motivos por los cuales la gente se divorcia. Tal vez, la relación se
haya enfriado. Quizás el amor mutuo que alguna vez ambos sintieron haya
cambiado. Tal vez, se pelean y no pueden ponerse de acuerdo acerca de nada.
Cada pareja tiene sus propios motivos para divorciarse. Más allá de cuáles sean
las razones, hay algo que es indudable: ¡Los niños no son los causantes del
divorcio!

Sin embargo, muchos hijos de padres divorciados creen que ellos son los
responsables de que su papá y su mamá se hayan divorciado. Piensan que, si se
hubieran portado mejor, hubieran obtenido mejores calificaciones o hubieran
ayudado más en las tareas de la casa, sus padres no se habrían divorciado. Pero
esto no es verdad. ¡El divorcio es algo que deciden las mamás y los papás!

El hecho de que alguna vez hayas escuchado a tus padres discutir acerca de ti o
de que tu vecino crea que sus padres se divorciaron porque él tuvo problemas en
la escuela no es motivo para que un matrimonio decida divorciarse. Quizá sientas
que eres el culpable de que tus padres se hayan divorciado, pero no eres el
causante. Y el hecho de que tus padres decidan ponerle fin a su matrimonio no es
tu culpa.

¡Los niños no pueden evitar el divorcio!

Así como los niños no son culpables del divorcio, tampoco pueden hacer que sus
padres vuelvan a estar juntos. En la mayoría de los casos, los padres no se
reconcilian, aunque muchos niños lo deseen e incluso intenten hacer cosas
destinadas a lograrlo. Es posible que, si te comportas como un ángel todo el
tiempo (¿quién puede hacerlo?) y obtienes las mejores calificaciones en la escuela
(algo también muy difícil de lograr), tus padres estén contentos contigo, pero eso
no significa que vuelvan a estar juntos.

Lo opuesto también es verdad. El hecho de que te metas en problemas para que


tu mamá y tu papá tengan que reunirse a conversar acerca de ese tema tampoco
logrará la reconciliación. Por lo tanto, solo sé tú mismo y trata de conversar con
tus padres acerca de tus sentimientos.

La vida después del divorcio


Por lo general, cuando los padres se divorcian, uno de ellos se va de la casa y
vive en otro lugar. Algunos niños pasan cierto tiempo viviendo con uno de sus
padres y cierto tiempo viviendo con el otro. Otros niños viven la mayor parte del
tiempo con uno de los padres y visitan al otro. Si éste es tu caso, al principio
puede parecerte extraño visitar a tu propio padre, pero quizás empieces a disfrutar
pasar algún tiempo fuera de la casa donde vives todos los días. Y puede hacerte
sentir bien saber que tienes dos hogares donde alguien te ama.

Si vives la mayor parte del tiempo con uno de tus padres, el otro quizá viva cerca o
lejos. La frecuencia con la que lo visites podría depender, en parte, de dónde viva
cada uno. Algunos niños cuyos padres se divorcian deben mudarse a una nueva
casa o un nuevo vecindario, y eso también puede resultar difícil. A menudo (más
allá del gran cambio que implica el divorcio), la mayoría de las otras cuestiones -la
escuela, los amigos y el vecindario- no se modificarán.
Autor: Suní Díaz

Dirección electrónica:
http://www.monografias.com/trabajos12/eldivorc/eldivorc.shtml

Fecha de consulta: 11/10/11

2.1 CAUSAS DE DIVORCIO.-


Las causas de divorcio están contenidas en el Capitulo II, Art. 2.,de la Ley 1306-
bis, sobre Divorcio (Mod. por la Ley No. 2669), el cual se plantea como motivo de
divorcio, de manera expresa, excluyente y limitativa las siguientes causales:
a)- El mutuo consentimiento de los esposos.
b)- La incompatibilidad de caracteres justificada por hechos cuya magnitud como
causa de infelicidad de los cónyuges y de perturbación social, suficientes para
motivar el divorcio, será apreciada por los jueces.
c)- La ausencia decretada por el tribunal de conformidad con las prescripciones
contenidas en el capítulo II del título IV del libro primero del Código Civil.
d)- El adulterio de cualquiera de los cónyuges.
e)- La condenación de uno de los esposos a una pena criminal.
No podrá pedirse el divorcio por esta causa si la condenación es la sanción de
crímenes políticos.
f)- Las sevicias o injurias graves cometidas por uno de los esposos respecto del
otro.
g)- El abandono voluntario que uno de los esposos haga del hogar, siempre que
no regrese a el en el término de dos años. Este plazo tendrá como punto de
partida la notificación auténtica hecha al cónyuge que ha abandonado el hogar por
el otro cónyuge.
h)- La embriaguez habitual de uno de los esposos, o el uso habitual o inmoderado
de drogas estupefacientes».
Los fundamentos de las causas:
 Las causas enumeradas anteriormente de la letra d.-) en adelante,
presupone una falta cometidas por uno de los cónyuges, en estos casos el
divorcio aparece como una sanción al esposo culpable que ha cometido alguna
violación a las obligaciones que le impone el matrimonio. Las dos primeras no
tiene ese fundamento.

 La causa debe surgir durante el matrimonio: Uno de los hechos


cometidos por los esposos sólo puede ser considerado como causas del
divorcio, si estos han surgido durante el matrimonio. Los sucesos ocurridos
antes del matrimonio no pueden ser retenidos como causas del divorcio.
 La causa debe ser provocada por el cónyuge demandado:
La Jurisprudencia exige que en toda demanda en divorcio por causa
determinada, es preciso que los hechos en que se basa emanen del cónyuge al
cual le son imputados. Ha sido juzgado que el esposo demandante no puede
invocar los hechos provocados por él y los cuales son los generadores de las
desavenencias, sin violar el principio de que "nadie puede prevalecer
en justicia de su propia falta".

 La reciprocidad de faltas en los esposos no sirven de excusas: Las


faltas a las obligaciones que impone el matrimonio que un esposo pueda
cometer, no excusan las que a su vez haya cometido el otro cónyuge, en razón
de que la Ley 1603-Bis, sobre Divorcio, no ha elegido la falta recíproca en un
medio de admisión con la demanda. Es decir que las injurias del marido no
excusan la de su mujer. Sin embargo a sido juzgado que cuando la mujer ha
injuriado a su marido por causa del adulterio cometido por este, ello justifica su
actuación y esos hechos no pueden ser invocados como causa de divorcio por
el marido. Y que cuando la causa de divorcio tiene su origen en un acto ilícito,
deshonroso e inmoral imputable a uno de los esposos, el culpable no podrá
"invocar la existencia de dicha causa de divorcio".
Autor: Mónica Pérez

Dirección electrónica:
http://www.cimacnoticias.com.mx/noticias/04ene/s04012705.html

Fecha de consulta: 11/10/11

EL DIVORCIO

El divorcio en México

El divorcio es el procedimiento legal que disuelve un matrimonio. Dicha disolución


del vínculo matrimonial es resuelta por la autoridad competente, basándose en las
causas específicas señaladas por la ley, lo cual permite a los cónyuges contraer
otro matrimonio jurídicamente legítimo.

En México este derecho que la ley otorga tanto a mujeres como a hombres para
separarse definitivamente de su pareja ha experimentado diversas modificaciones
a lo largo de la historia.

Durante la época de la Colonia, por ejemplo, existía sólo el llamado divorcio


eclesiástico, el cual no permitía la ruptura del vínculo matrimonial que, de acuerdo
con la definición de la Iglesia católica es, por institución divina, perpetuo e
indisoluble y una vez contraído no puede deshacerse sino con la muerte de uno de
los cónyuges.

En este sentido, también señala que en situaciones donde la convivencia


matrimonial sea prácticamente imposible, se admite una separación física de los
esposos, pero no el divorcio. Por lo tanto, “los esposos no dejan de ser marido y
mujer delante de Dios; ni son libres para contraer una nueva unión”.

Sin embargo, jurídicamente el vínculo matrimonial se define como un acuerdo de


convivencia, sancionado por la comunidad, según el cual la pareja está obliga a
respetar determinados derechos y a cumplir con diversos deberes. La disolución
de este vínculo es el divorcio.

Desde 1827, cuando surge el primer Código Civil en el estado de Oaxaca, hasta
1870 las leyes mexicanas sólo permitían que la pareja se separara como lo
estipulaba la Iglesia católica, es decir, no se autorizaba la separación definitiva ni
que los cónyuges se casaran nuevamente.
No obstante, ese mismo año se establecieron siete causales para el divorcio en el
Código Civil: adulterio de alguno de los cónyuges; propuesta del esposo para
prostituir a la esposa e incitación o violencia hacia alguno de los cónyuges para
que éste cometiera un delito.

Asimismo se consideraban causales la corrupción o la tolerancia de ésta hacia los


hijos; el abandono sin causa del domicilio conyugal por más de dos años; la
crueldad y la acusación falsa hecha por un cónyuge contra el otro.

Cabe apuntar que de acuerdo con el Código Civil de 1870, el adulterio infringido
por la esposa siempre era motivo de divorcio; mientras que el que efectuaba el
hombre sólo era válido si lo cometía en la casa común o cuando hubiera
concubinato.

Asimismo, la mujer sólo podía argumentar el adulterio como causal de divorcio si


su esposo la insultaba públicamente o si la otra mujer la había maltratado.
Además, el divorcio no podía pedirse antes de dos años de matrimonio.

Fue hasta el 29 de diciembre de 1914 cuando Venustiano Carranza decretó la Ley


del Divorcio, pues antes de esta ley la separación legal de los cónyuges sólo
suspendía algunas de sus obligaciones. Con esta disposición legal se establece
por primera vez en nuestro país la disolución vincular del matrimonio.

El decreto fue publicado el 2 de enero de 1915 en El Constitucionalista, periódico


oficial de la federación que se editaba en el estado de Veracruz, entonces sede del
Primer Jefe del Ejército Constitucionalista.

La Ley del Divorcio establecía que el matrimonio podría disolverse en cuanto al


vínculo, por el mutuo o libre consentimiento de los cónyuges cuando tuviera más
de tres años de celebrado o en cualquier tiempo por causas que hicieran imposible
o indebida su realización. Disuelto el matrimonio, los cónyuges podrían contraer
una nueva unión.

Así, la figura jurídica del divorcio aparece en plena revolución mexicana, sin
embargo, en 1917 al decretarse la Ley de Relaciones Familiares, los alcances de
la Ley del Divorcio se restringieron.

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