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Nikola Tesla

Frank mecafenix 16:15 0 comentarios

Nikola Tesla, nacido en Smiljan, Croacia (entonces Austria-Hungría), en el seno de una familia
serbia, el 10 de julio de 1856. Fue un físico, matemático, ingeniero eléctrico y célebre inventor, que
revolucionó la teoría eléctrica inventando y desarrollando la corriente alterna. Falleció en Nueva
York, Estados Unidos, el 7 de enero de 1943.
Nicola Tesla fue una de las mentes más brillantes de la historia de la humanidad. Sin embargo, los
logros de este inventor fueron ensombrecidos por su contemporáneo Thomas Edison y por una
sociedad que no quiso honrar a un extranjero capaz de opacar la capacidad inventiva de su
máximo héroe científico. Sin embargo, su obra abarca más de 700 patentes que incluyen las bases
del sistema de televisión, la radio, el microondas y el polémico sistema de defensa estadounidense
conocido como "la guerra de las galaxias".
Tesla era una gran mente para la ciencia. Algunos de sus estudios nadie podía descifrarlos debido
a su enorme capacidad inductiva. Para la mayoría de sus proyectos ideaba los documentos de
cabeza, le bastaba con tener la imagen de dicho objeto sin saber cómo funcionaba, simplemente lo
elaboraba sin saber que podía suponer un gran avance para la humanidad.

Es muy conocida su enemistad con Thomas Edison. Después de trabajar varios meses mejorando
los diseños de los generadores de corriente continua, y mientras le brindaba varias patentes que
Edison registraba como propias, este se negó a pagarle los 50.000 dólares que le había prometido
si tenía éxito (y usando las mejoras gratis), aduciendo que se trató de una "broma americana", e
incluso se negó a subirle el sueldo a 25 dólares a la semana. Edison inventó la silla eléctrica que
emplea corriente alterna (desarrollada por Tesla) en lugar de corriente continua de la que él era el
impulsor para así dar mala fama al invento del europeo.

Se dice que Nikola Tesla no hacía planos, sino que lo memorizaba todo. También se dice que sólo
dormía tres horas al día. Buena parte de la etapa final de su vida la vivió absorto con el proceso
judicial que entabló en lo relativo a la invención de la radio, que se disputaba con Guglielmo
Marconi, pues Tesla había inventado un dispositivo similar al menos 15 años antes. En la década
de los sesenta el Tribunal Supremo de los Estados Unidos dictaminó que la patente relativa a la
radio era legítimamente propiedad de Tesla, reconociéndolo de forma legal como inventor de ésta,
si bien esto no trascendió a la opinión pública, que sigue considerando a Marconi como su
inventor.
Según ciertos rumores, a medida que envejecía se hacía más y más excéntrico; al final de su vida
vivía constantemente en hoteles, de los cuales se marchaba (en busca de otro nuevo) cuando no
podía pagar la abultada cuenta. Periódicamente convocaba a la prensa para presentar algunos de
sus inventos, a cuál más excéntricos: por ejemplo propuso iluminar parte del desierto del Sahara
para que los marcianos comprobasen que la Tierra estaba habitada y contenía seres inteligentes.
En sus últimos años vivió solo, huraño y desconfiado. En otra oportunidad dijo poseer un rayo
capaz de crear ondas de frecuencia capaces de “partir a la tierra en dos como si se tratase de una
manzana”.

Los dueños de las empresas que siempre lo habían escuchado, vieron en él un peligroso visionario
capaz de entregar energía gratuita a todos los ciudadanos, poco a poco comenzaron a darle la
espalda. Otros, que tomaron partido a favor de Edison en su lucha contra el inventor serbio, se
sumaron a la larga fila de personas dispuestas a opinar que se trataba de un personaje cercano a
la locura y el desvarío.

Biografía
Nikola Tesla nació en el pueblo de Smiljan en la Frontera Militar austrohúngara, se educó en Graz
y posteriormente en Praga donde estudió ingeniería eléctrica. Dueño de una brillante inventiva,
tuvo su primer trabajo en 1882 en la sede parisiense de las empresas Edison y luego en
Estrasburgo, Austria, en donde, en sus horas libres, desarrolló el primer motor de inducción.
En 1884, con muy poco dinero (en su biografía cuenta que desembarcó con sólo 4 centavos en sus
bolsillos) emigró a los Estados Unidos para intentar una carrera. En Nueva York comenzó casi de
inmediato a trabajar en los laboratorios de Thomas Edison en donde terminó de desarrollar muchos
de los trabajos sobre los que el máximo inventor norteamericano trabajaba hacia muchos años. La
capacidad inventiva de Tesla y los celos profesionales de Edison hicieron que la relación entre
ambos terminara con el despido de Tesla.

Pero Tesla no se rindió y comenzó a juntar fondos para armar su propio laboratorio. Allí desarrolló
el primer sistema de corriente alterna (AC), una forma mucho más sencilla y segura de utiliar la
electricidad que el método continuo propuesto por Edison.

En 1884 se traslada a Nueva York, creando su propia compañía en 1886 tras romper con Edison.
En 1893 consiguió transmitir energía electromagnética sin cables, construyendo el primer
radiotransmisor (adelantándose a Guglielmo Marconi). Ese mismo año en Chicago, se hizo una
exhibición pública de la AC (corriente alterna), demostrando su superioridad sobre la corriente
continua (DC) de Edison. Tesla presenta la patente correspondiente en 1897, dos años después de
que Marconi lograra su primera transmisión de radio. No obstante, Marconi registra su patente
recién el 10 de noviembre de 1900 y es rechazada por ser considerada una copia de la patente de
Tesla. Se incia un litigio entre la compañía de Marconi y Tesla. Tras recibir el testimonio de
numerosos científicos destacados, la Suprema Corte de los Estados Unidos de América falla a
favor de Tesla en 1943. Pero la mayoría de los libros mencionan a Marconi como el inventor de la
radio.
A finales del siglo XIX, Tesla demostró que usando una red eléctrica resonante, y usando lo que en
aquél tiempo se conocía como "corriente alterna de alta frecuencia" (hoy se considera de baja
frecuencia), sólo se necesitaba un conductor para alimentar un sistema eléctrico, sin necesidad de
otro metal ni un conductor de tierra. Tesla llamó a este fenómeno la "transmisión de energía
eléctrica a través de un único cable sin retorno". Tesla afirmó en 1901: "Hace unos diez años,
reconocí el hecho de que para transportar corrientes eléctricas a largas distancias no era en
absoluto necesario emplear un cable de retorno, sino que cualquier cantidad de energía podría ser
transmitida usando un único cable. Ilustré este principio mediante numerosos experimentos que, en
su momento, generaron una atención considerable entre los hombres de ciencia."

Un amigo que trabajaba en la empresa de electricidad de Colorado Springs, lo convenció en 1899


para que se trasladase a esa localidad y también persuadió a los dueños de la compañía
generadora para que proveyeran a Tesla de energía sin costo. Allí, comenzó a trabajar en una
torre de transmisión de energía de 60 metros de alto denominada “la bobina de Tesla”, con la cual
pretendió demostrar que podía proveer de electricidad a una gran cantidad de aparatos sin
necesidad de cables transmisores. Su primer experimento fue un éxito. 200 lámparas de luz se
encendieron a cierta distancia de la torre. El método de Tesla fue transmitir una onda de frecuencia
a través de la tierra para hacer llegar la energía a las lámparas situadas a 40 kilómetros de la
torre.

El inventor tenía una predisposición muy grande a la teatralidad para presentar sus experimentos.
Por ejemplo, mostró como un tubo al vacío relleno con ciertos gases se iluminaba cuando se lo
acercaba a una campo electromagnético. Los tubos que presentó estaban doblados de manera de
formar los nombres de renombrados científicos especialmente invitados para esa oportunidad. Esta
forma de iluminación es lo que luego fue desarrollado como tubo fluorescente, ampliamente
utilizado en la actualidad.

Pasó el tiempo y Tesla debió recurrir al gobierno para tratar de financiar sus ideas. Basándose en
los experimentos de la “Bobina de Tesla”, presentó un proyecto para construir un artefacto capaz
de lanzar un rayo electromagnético a miles de millas de distancia “capaz de derribar aviones a 400
kilómetros de distancia”. Corrían entonces los primeros años de la primera guerra mundial y Tesla
vio entonces la oportunidad de sumarse al esfuerzo de rearme de los Estados Unidos. También
presentó una serie de planos para construir lanchas torpederas a control remoto, asegurando que
de haber contado con ellas, durante la guerra contra España, Estados Unidos hubiera ganado la
guerra en solo una tarde sin perder un solo hombre en la contienda.
Las propuestas de Tesla fueron ignoradas y entonces el inventor recibió un pedido de la Armada
Alemana para desarrollar un nuevo sistema de propulsión eléctrico, que se supone fue la base
para el desarrollo de los motores que utilizaron luego los alemanes en sus submarinos durante la
segunda guerra mundial. Pero el ingreso de Estados Unidos en la guerra y le peligro de ser
acusado de traición hizo que Tesla cortar su relación con los alemanes.

Nikola Tesla y su torre de Wardenclyffe situada en Shoreham, Long Island, Nueva York: el
quebranto económico no le permitió completar la construcción de Wardenclyffe y lo privaron de su
meta de entregar a la Humanidad toda, la energía necesaria, totalmente gratis

Por medio de una carta, se dirigió al entonces presidente Wilson revelando poseer un rayo capaz
de destruir grandes extensiones de tierra. Denominó a su invento “el rayo de la muerte”. De
acuerdo con su carta, ya había logrado resultados concretos que demostraban el enorme poder
destructivo de su arma y ponía como condición para su entrega que fuera utilizado solamente con
fines defensivos. Reveló, además, que durante 1908, mientras su amigo Robert Peary intentaba
llegar al Polo Norte, envió uno de sus rayos para que cayera al oeste de donde este se encontraba.
De acuerdo con los registros que obran en la Fundación Tesla, envió un críptico telegrama a Peary
en el que le anunciaba que recibiría una inequívoca señal de Tesla mientras se encontraba de
camino al Polo.

Peary volvió sin haber percibido nada anormal. Pero el mismo día que Peary conquistaba el Polo,
una devastadora y todavía inexplicada explosión sacudió a la zona de Tunguska, en Siberia, Rusia.
Cerca de 3.000 kilómetros cuadrados de bosque fueron barridos por una explosión que se calcula
tuvo el poder equivalente a una bomba atómica de 50 megatones. Nunca se dio una explicación
convincente al suceso, ya que jamás se encontraron restos de algún meteorito, cráter u otro factor
capaz de explicar semejante devastación. La explosión subsiguiente fue oída a 620 millas de
distancia del lugar.
En su carta al presidente, Tesla sugería que su rayo había sido el culpable de esa explosión y,
debido a errores en sus cálculos, el estallido se había producido en una zona alejada de sus
planes. Escribió que el enterarse del peligro que encerraba su invento, decidió desarmar la
maquina hasta que estuviesen dadas las condiciones para que sea debidamente comprendida,
pero que, debido al estado desbocado de la guerra, se ofrecía a rearmar para recuperar el
equilibrio mundial.

La carta fue recibida por un secretario de la presidencia y nunca llegó a su destino. Más tarde
Tesla hizo un nuevo intento y sobre el final de la guerra propuso un haz de ondas
electromagnéticas para detectar aviones y submarinos a distancia, pero su eterno competidor,
Thomas Edison, recomendó desechar la idea por inviable. Años más tarde los británicos
desarrollaron el sistema y lo denominaron radar, el que, luego, fue adaptado para operar en las
profundidades y sirvió para desarrollar los sonares modernos.

Condenado a ser tratado como un marginal de las ciencias, Tesla acabó sus años amargado y
tratando de subvencionar sus experimentos con lo poco que recibía de múltiples patentes
desarrolladas a lo largo de su prolífica carrera. Pero la suma de la envidia y las burlas le impidieron
recuperar el prestigio y el respeto de los que gozó al principio de sus días. En un último intento por
aportar con sus inventos a la humanidad, envió reproducciones de los planos de su “rayo de la
muerte” a los gobiernos de Estados Unidos, Francia, Rusia y del Reino Unido, con la idea que con
semejante poder destructivo en manos de todas las potencias se lograría un equilibrio capaz de
traer una nueva época de prosperidad y paz a la humanidad.

Enfermo debido a su continua exposición a intensos campos electromagnéticos, Tesla murió


durante 1943 tratando en vano de aportar con sus ideas al esfuerzo norteamericano para derrotar
la maquinaria bélica del eje. A modo de reconocimiento final a su carrera, ese mismo año, la Corte
Suprema de los Estados Unidos falló a favor de Tesla al indicar que las patentes presentadas por
el serbio eran décadas anteriores a las de Marconi y contenían todos los principios teóricos
necesarios para desarrollar la radio.
Sus obras sacaron a la humanidad del primitivismo y dieron al hombre una libertad tecnológica que
nadie pensaba se podía lograr. Lamentablemente, la avaricia ajena y los prejuicios de su época
entorpecieron su gran proyecto, su meta altruista que hubiera permitido a toda la Humanidad
contar con energía gratuita y permanente en todos los rincones del planeta.

Al día siguiente a su muerte todas sus notas y los aparatos de sus laboratorios fueron retirados por
agentes del gobierno y hasta la fecha continúan protegidos por el secreto de estado. Noticias
recientes indican que ninguna de las potencias que recibieron los planos del “rayo de la muerte”
dejó de tomar en serio al invento de Tesla.

Estados Unidos fue el primer país en presentar en público un rayo acelerador de partículas
(principio desarrollado por Tesla en la década de 1920) como parte de su esfuerzo por crear un
sistema de defensa antimisiles basado en el espacio durante la década de 1980/90. Además, a
través del proyecto HAARP ese país estudia la posibilidad de calentar ciertas áreas de la
atmósfera a fin lograr un control climático sobre algunas áreas del planeta. Este proyecto está
íntegramente basado en los experimentos de Tesla para transmitir energía a distancia.

Rusia pareciera poseer un rayo electromagnético cuyos efectos son muy similares a los que Tesla
describe que puede provocar su rayo. En 1987, el líder de la ultraderecha ruso, Valentín
Shirinovsky, amenazó a occidente con utilizar “el rayo de la muerte” capaz de destruir todas las
fuerzas de la OTAN que operaban contra serbia durante la crisis de los Balcanes. Fuentes de la
inteligencia occidental se apresuraron a desmentir que existiera un arma semejante, pero la prensa
rusa dio a conocer algunos documentos que revelaban que la ex Unión Soviética poseía ese rayo
desde la década del cincuenta. La ironía del destino quiso que el ruso amenazar con usar por
primera vez el arma en la tierra que vio nacer a su mentor.
El tiempo pasó y Tesla poco a poco comienza a ser reconocido como uno de los mayores
inventores de la época moderna, un poco tarde quizás para alguien que planteó la utopía de utilizar
la energía como un método para alcanzar un mayor grado de bienestar y equidad en la humanidad.
Su pelea con Edison y sus intentos por pasar por encima de las reglas del capitalismo mercantilista
le valieron el oprobio de los empresarios y la ignorancia activa de los funcionarios del país que
adoptó como suyo en 1891. Su doble condición de extranjero y utópico del futuro lo relegaron a un
lugar de olvido. Hoy, un grupo cada vez mayor de gente indaga sobre la vida y obra de este genio
incomprendido, cuyo mayor mérito fue conjugar el conocimiento con la sensibilidad hacia la
humanidad.

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