Efectos del alcohol en los cambios en la estructura
hepática:
La lesión relevante de la hepatitis alcohólica es la necrosis de los hepatocitos
en el área más periférica del acino. Esta necrosis es un factor determinante de insuficiencia funcional por reducción de masa hepática.
Otras alteraciones anatómicas colaboran a la producción de la insuficiencia
y también a la generación de la hipertensión portal: la desfenestración de los sinusoides, la colagenización del espacio de Disse, el aumento de volumen de los hepatocitos y la obstrucción de los vasos.
Las sinusoides presentas normalmente abundantes fenestraciones, las
que son necesarias para que exista un amplio contacto de la sangre con la superficie del hepatocito. En la hepatitis alcohólica estas fenestraciones disminuyen, reduciendo la capacidad de oxigenación y nutrición de la célula hepática. Existe además una ocupación del espacio de Disse por fibras de colágeno, producidas in situ, que aíslan aún más al hepatocito respecto a su irrigación. Esta colagenización del espacio de Disse se traduce además en una pérdida de elasticidad del lecho sinusoidal, que lo incapacita para adaptarse al flujo hepático, lo cual es un factor que favorece la hipertensión portal. El aumento de volumen de los hepatocitos, determinado fundamentalmente por un mayor contenido de agua, se traduce en una reducción del lecho sinusoidal, lo que favorece el desarrollo de hipertensión portal y dificulta la irrigación y con ello la oxigenación de los hepatocitos, factor que facilita la necrosis. Existe flebitis con obliteración vascular y reducción del flujo. Daño hepático producido por alcohol
La patogenia de la enfermedad hepática alcohólica es multifactorial. Entre
los factores involucrados están la producción de acetaldehido. radicales hidroxietil y radicales libres del oxígeno, derivados de la metabolización del alcohol en los hepatocitos y de la activación de las células de Küpffer, que producen lesiones por su capacidad química reactiva con las proteínas estructurales, la peroxidación de los ácidos grasos de las membranas y el desencadenamiento de reacciones inmunitarias.
Destaca también la importancia de la hipoxia El metabolismo del alcohol
produce un aumento del consumo de oxígeno. Como la organización circulatoria del hígado determina que a lo largo del sinusoide se establezca normalmente un gradiente de presión del oxígeno, el aumento del consumo por los hepatocitos proximales reduce el aporte a los más distales; cuando este aporte baja a un nivel crítico, se produce necrosis.
Las alteraciones de los sinusoides, la obliteración por flebitis y el aumento
de volumen de los hepatocitos dificultan la irrigación y la difusión del oxígeno, favoreciendo así el desarrollo de la hipoxia. Por esta razón, cuando ya existen estas alteraciones anatómicas, cantidades cada vez menores de alcohol son progresivamente más dañinas. También en estos pacientes la concomitancia de otros factores como la anemia, la fiebre, el esfuerzo físico, el hipertiroidismo y la insuficiencia cardíaca y respiratoria, puede constituir un factor desencadenante o agravante de la hipoxia.
Existen además factores constitucionales que determinan tanto la magnitud
del estado hipermetabólico como la posibilidad de compensación circulatoria y explican por qué no todos los bebedores exagerados desarrollan enfermedad hepática alcohólica.