Está en la página 1de 1

“A LA DIESTRA DE DIOS PADRE” TOMÁS CARRASQUILLA – COMENTARIO

Cristian David Rincón Orozco

La primera impresión que da el cuento es que, adrede, está escrito con el vocabulario más
montañero de la región paisa. Esto no me parece que esté mal. Por el contrario, hay que
destacar los esfuerzos de escritores que intentan plasmar en el papel las costumbres, creencias
y formas de hablar de su pueblo. Esto pasa con “A la diestra de Dios Padre” y, creo, lo hace
muy bien. Incluso cuando pone el acento y vocabulario paisa en boca de Jesús y San Pedro
lo hace con moderación, mostrando que, si bien ellos no son paisas, se les puede caracterizar
como tales para que armonicen con la historia. Ejemplo de esto se ve cuando Peralta llama
al diablo “El patas”, mientras que Jesús y San Pedro lo llaman simplemente “El diablo”.

Sin embargo, me quiero centrar en un aspecto particular de la historia que me llamó la


atención, y es la visión que se tiene de Dios como Dios castigador. Me explico. Cuando
Peralta le ganó todas esas almas a “El patas”, se las llevó al Paraíso para que Dios las dejara
entrar y se pudieran acomodar allí por toda la eternidad. Sin embargo, Dios no lo permitió y,
en cambio, se acogió a una idea que tuvo Santo Tomás de Aquino. La idea de las almas
rescatadas del infierno para llevarlas al Cielo no es nueva. Cuando Jesús fue crucificado,
descendió al Infierno para salvar a las almas condenadas y llevarlas al Cielo. ¿Por qué cuando
Peralta hizo lo mismo no se lo permitió Dios? Una razón podría ser que él no era Jesús y que,
por tanto, no tenía derecho a hacerlo. Eso me suena a falacia ad hominem. No se juzga la
acción sino quien la ejecuta. En todo caso, si Dios fuera completamente misericordioso,
permitiría que las almas arrepentidas pudieran entrar al Paraíso. No fue así. Las exilió y se
mostró, con eso, que la idea que se tiene de Dios es que es vengativo.

También podría gustarte