Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Isidro Herrera
instantesyazares@yahoo.com.ar
Abstract%ODQFKRWDQG%DWDLOOH$VORQJDVZHHPEUDFHWKRVHQDPHV
by the impersonal value Blanchot and Bataille themselves wanted to
give them, in silence about themselves and for themselves, making them
lose all that could personalize them, i.e. taking the biography away
from them and taking them away from biography, detaching them from
WKH DQHFGRWHV WKDW ZRXOG LOOXVWUDWH WKHLU ÀJXUHV ZLWK WKH FRORU RI OLIH
and preventing above all to turn them into a research object, as when
we try answering the question: who were Tom Dick and Harry? Thus
through impersonalization, exposing to and in friendship not a personal
presenceWKDWZRXOGVXSSRUWWKHLULGHQWLÀFDWLRQZLWKHDFKRWKHUEXWDQ
impersonal absence WKDW ZRXOG DIÀUP GLVWDQFH DV DQ LPPHGLDWH ERQG
putting their remoteness as that which approaches the most he who
for being far or being the farthest is at the same time who is closest.
Communicating with each other not as living beings who present their
credentials at the palace of friendship, but as dead beings who absent
themselves precisely to be able to die and to give their death to whom
will be present in the very moment of being absent.
.H\ZRUGV: Blanchot / friendship / Bataille / thought
6yORWHQHPRVUHODFLRQHVFRQRWURVLQRHVWDPRVFRQIXQGLGRVFRQ
RWURVyORFRPXQLFDPRVSOHQDPHQWHFRQDOJXLHQSRVH\HQGRGHpO
QRORTXHpOHVVLQRORTXHQRVVHSDUDGHpOVXDXVHQFLDDQWHVTXH
VXSUHVHQFLD\PHMRUD~QHOPRYLPLHQWRLQÀQLWRSDUDVXSHUDU\
hacer que renazca esta ausencia.
Maurice Blanchot
/DDPLVWDGOLEUHHLQÀQLWD
394
La amistad negativa. El pensamiento de la discreción
Para ello, Blanchot habría introducido algo “muy poco griego esta
vez”, “venido de otra parte”. Deleuze y Guattari hablan de catástrofe,
GHGHVYLDFLRQHVGHOFDQVDQFLRGHOGHVDPSDURGHODGHVFRQÀDQ]DGH
ODSDFLHQFLD«
5iSLGDPHQWH UHFRQVWUX\DPRV HQWRQFHV SDUD VDEHU HO SRUTXp GH
HVWHSXQWRGHLQÁH[LyQSDUDODFRPSUHQVLyQGHODÀORVRItDODQRYHGDG
que aportaría el pensamiento de Blanchot acerca de la amistad: la
presencia del amigo no vendría ya regida por el viejo estatuto de la
SKLOtD, que ponía en relación de reciprocidad a lo Mismo con lo Mis-
mo3, sino que sufre las consecuencias de la emergencia de la presen-
cia insalvable de AutruiGHORWURTXHQRHVRWUR\RVLQRDTXpODOTXH
–dativo– yo me dirijo4HOFXDOSDUDHO<R²QRPLQDWLYR²HVDEVROXWD
e inalcanzable lejanía. Por eso, la relación más congruente que cabe
WHQHU FRQ HO RWUR FRQ HO DPLJR FRQ HO DPDGR« VH SURGXFH FRQ VX
ausencia, con su desaparición, con su abandono, es decir, en presencia
GHVXDXVHQFLDFRQODFRQVWDQFLDGHVXDEDQGRQR3RUHVRWDPELpQOD
amistad ya no se reconocerá en el hecho de ser uno mismo en el otro,
395
Isidro Herrera
sino en dejar ser al otro (en cuanto otro) por el abandono, tanto de uno
PLVPRFRPRGHORWUR$EDQGRQRTXHVLVHKDFHLQÀQLWRFRPRORTXLHUH
%ODQFKRWDUUDVWUDFRQVLJRXQDGHVDSDULFLyQWDPELpQLQÀQLWDODFXDO
VLQHPEDUJRSRUVHULQÀQLWDQXQFDOOHJDUiDSURGXFLUVHSRUFRPSOHWR
HOHYDQGRODDPLVWDGTXHSURFXUyWDODEDQGRQRTXHVHIRUMyFRQpODOD
FDWHJRUtDGHLQÀQLWDDPLVWDGLQÀQLWD
<DHQORVSULPHURVDxRVDOJRPX\VHPHMDQWHSHQVDED*HRUJHV
Bataille, para quien esta nueva clase de amistad, la “amistad libre” e
LQÀQLWDSDVDSRUOD´SUXHEDµGHODEDQGRQR\YLHQHSRUWDQWRGHpO\
FRQpO
396
La amistad negativa. El pensamiento de la discreción
$FRQWLQXDFLyQLQGLFDORTXHGHEHPRVFRQVLGHUDUVXFHVLYRVMDORQHV
IHFKDGRVGHODDPLVWDG(PPDQXHO/pYLQDV*HRUJHV%DWDLOOH
\ 5HQp &KDU È]H9LOODJH 5REHUW $QWHOPH \ VXV
amigos (1958), y, cerrando la lista: “Con los mismos y con todos. Mayo
1968”. Nacida de un encuentro “necesario”, la amistad, en cada caso,
cada vez, será única, pero es con Bataille en particular, si recordamos
unas palabras de Derrida, con quien se producirá algo único en su
JpQHUR
&IUODIDPRVDQRWDELRJUiÀFDTXHDSDUHFtDHQORVOLEURVSXEOLFDGRVSRU*DOOLPDUG
“Maurice Blanchot, novelista y crítico. Su vida está enteramente consagrada a la
literatura y al silencio que le es propio”. Esta nota encuentra como un eco más lacónico
en L’Écriture du désastre: “(OHVFULWRUVXELRJUDItDPXULyYLYLy\PXULyµ$VtSXHV
sintetizando ambas, el escritor consagra enteramente su vida a la escritura y a la
muerte que le es propia.
7. M. Blanchot, “Les rencontres”, Le Nouvel Observateur, París, nº 1045, noviembre
de 1984, p. 84.
8. J. Derrida, &DGDYH]~QLFDHOÀQGHOPXQGRWUDG0$UUDQ]9DOHQFLD3UHWH[WRV
2005, p. 81. Mucho más tajante e intimidatorio es Derrida en Parages: “no se debería
poder citar L’Amitié. Todo debería proceder de ella: sellado por la singularidad
absoluta de una sola amistad, la de Maurice Blanchot y de Georges Bataille” (p. 62).
397
Isidro Herrera
'HVSXpVGHKDEHUODPHQFLRQDGRGHMDPRVDXQODGRSRUPX\HVHQ-
cial que nos parezca, la especie de inconveniencia que introduciría el
uso del “yo” en esa narración de sucesos constitutivos de lo más íntimo
GHXQDELRJUDItDTXHODSOXPDGH%DWDLOOHOHDWULEX\HD´pOµ1RVDFXFLD
mucho más explorar el misterio de un vínculo entre dos hombres a los
que todo les debería haber obstaculizado su amistad. Cabe enumerar
los componentes que convierten en “feliz” (dicho sin ironía: la felicidad
de la dicha y de la suerte) el encuentro entre Bataille y Blanchot.
398
La amistad negativa. El pensamiento de la discreción
399
Isidro Herrera
FRQ WRGR OR TXH HOOR VLJQLÀFD SRGUtD OODPDUVH VX ´REUDµ &RQ HOOD VH
abrirá una especie de afuera del afuera, donde, habiendo pasado a ser
“Bataille” y “Blanchot”, sujetos ahora sí por completo impersonales,
%DWDLOOH\%ODQFKRWH[SHULPHQWDQVLQHPEDUJRXQHVSDFLRLQpGLWRGHOD
amistad, sostenido, según la manera de cada cual, por la escritura y la
lectura, las cuales no serán en absoluto circunstancias exteriores que
acompañarán su amistad, sino componentes intrínsecos que afectan al
núcleo fundamental de lo que los une.
Pero, siendo lo anterior importante, si algo decisivo se produce en
ambos, es su cambio con respecto al pensamiento de lo común y de
la comunidad. Eso que a partir de ahora se podría llamar su pensa-
miento común de la comunidad, común no tanto porque piensen lo
mismo, sino porque, encaminado cada uno por derroteros que les son
SURSLRV YDQ D SHQVDUOR MXQWRV FRQYLUWLpQGROR HQ XQR GH ORV FHQWURV
GHVFHQWUDGRV GH VX SHQVDPLHQWR < QR VyOR HQ HO FDVR TXH SDUHFH
REYLRGHO%DWDLOOHGHO&ROHJLRGH6RFLRORJtDRGH$FpSKDOHVLQRHQHOGH
%ODQFKRW¢+DEUiTXHUHFRUGDUTXH%ODQFKRWPHQFLRQDWDMDQWHPHQWH
FRPR SURSLD ´XQD UHÁH[LyQ QXQFD LQWHUUXPSLGDµ VREUH ´OD H[LJHQFLD
comunista” y sus relaciones “con la posibilidad o la imposibilidad de la
comunidad”15"(VDUHÁH[LyQTXHHPSH]yFRQVXDPLVWDGFRQ/pYLQDV
VHUHQXHYDDEULpQGRVHKDFLDXQDH[SHULHQFLDLQpGLWDDSDUWLUGHOFRQR-
cimiento de Bataille.
400
La amistad negativa. El pensamiento de la discreción
17. M. Blanchot, L’Amitié, París, Gallimard, 1971, p. 330. Llama la atención que este
PRPHQWRHQTXH%ODQFKRWSRQHHQGXGDTXH%DWDLOOHVHDHO´VXMHWRµGHWRGRORTXHpO
dice de sí mismo sea el único en todo el texto en que aparece el nombre de Bataille.
Todos los grandes discursos acerca de la amistad giran en torno a un nombre propio, el
de Blanchot, que no lo es menos, casi no lo nombra, empeñado no tanto en enaltecerlo
como en borrarlo.
401
Isidro Herrera
&RPRWXYHHOSULYLOHJLRDSDUWLUGHH[DFWDPHQWHDOÀQDO
de ese año siniestro) de frecuentar casi diariamente a Georges
%DWDLOOH\GHFRQYHUVDUFRQpOVREUHWRGRVORVWHPDVSXHGRWHVWL-
moniar su horror al nazismo.18
2. En Pour l’amitiéKDFLpQGRVHHFRGHODVGXGDVGHDOJXQRVREUHVL
%DWDLOOHTXLVRÀUPDURQRODOODPDGD'HFODUDFLyQGHORV, aclara:
(QHVWHPLVPRWHUUHQRGHODVFRQÀGHQFLDVSRUHOODGRGH%DWDLOOH
si exceptuamos las menciones que aparecen en /·H[SpULHQFHLQWpULHXUH,
entre ellas la más esencial para lo que aquí nos interesa –“que esto en
nada haya faltado al sentimiento de discreción que quiere que junto a
pO\RWHQJDVHGGHVLOHQFLRµ²GRQGHHIHFWLYDPHQWHUHÀHUHXQDFRQYHU-
sación con su amigo y reproduce lo que le ha escuchado decir, Bataille
no habrá hecho ninguna. De hecho, propiamente hablando no volverá
a hablar de Blanchot, o sólo lo hará en apariencia, puesto que, cuan-
do escriba sendos artículos sobre dos relatos de Blanchot, e incluso
FXDQGRVHSURSRQJDHVFULELUXQOLEURVREUHpOXQOLEURTXHFRQWLQXDUtD
junto a otros la serie de la Somme athéologique, que unas veces se
402
La amistad negativa. El pensamiento de la discreción
El resto es, dicho con mucha propiedad, silencio. Pero nada puede
producir más problemas que haber nombrado el silencio. Lamentando
su mínima indiscreción, que en realidad no es otra cosa que una estra-
WHJLDGLVFXUVLYDODGUDPDWL]DFLyQTXHpOSUDFWLFD%DWDLOOHKDPHQFLR-
QDGRVX´VHGGHVLOHQFLRµ1RSXHGHHYLWDUKDFHUORSRUTXHÀQDOPHQWH
KD\TXHKDEODU3HUR¢FyPR"¢FRQTXpWLSRGHSDODEUDV"¢FyPRVHJXLU
VLHQGRGLVFUHWRKDEODQGRQRPEUDQGRODGLVFUHFLyQSLGLHQGRTXHpVWD
no se rompa, ya que callar no es posible o, dicho de otro modo, “para
callar hay que hablar”21? El propio Blanchot lo dice de una manera me-
ridiana en el preciso momento en que acaba de suceder la muerte del
DPLJRHVODSURSLDDPLVWDGQRDOJRDVtFRPRODÀGHOLGDGTXHDFDUUHD
la amistad, sino la amistad misma y en su ser más propio, la que se
impone esa prohibición:
/RV OHFWRUHV GH %DWDLOOH \ GH %ODQFKRW QXQFD PRVWUDUHPRV HO VXÀFLHQWH
agradecimiento a las respectivas biografías redactadas por Michel Surya y por
Christophe Bident. Inestimables por su rigor y por su saber, pero no menos por el
compromiso con que nos entregan datos inestimables sobre cada uno de ellos.
21. M. Blanchot, La communauté inavouable, ed. cit., p. 92.
22. Maurice Blanchot, L’Amitié, París, Gallimard, 1971, p. 328. $XQTXHHVXQWH[WR
que cierra el libro del mismo título, publicado en 1971, “L’Amitié” apareció en Les
Lettres Nouvelles HQ RFWXEUH GH HV GHFLU FDVL LQPHGLDWDPHQWH GHVSXpV GH OD
muerte de Bataille que sucedió el 8 de julio.
403
Isidro Herrera
404
La amistad negativa. El pensamiento de la discreción
$GHPiVVLHOQRPEUHSDUDHVRFRP~QTXHPHXQHDODPLJRHVDTXH-
lla muerte que me convierte en el extraño o el extranjero, en el lejano,
HQHOGHVFRQRFLGRSDUDpOWDOFRPRpOORHVSDUDPtHVRVLJQLÀFDTXH
ODDPLVWDGH[LVWHJUDFLDVDODPXHUWH(VRVLJQLÀFDWDPELpQTXHFRQ
la muerte la amistad no dejaría de existir, sino que se proseguiría en
FLHUWRPRGRVLQÀQJUDFLDVSUHFLVDPHQWHDORTXHOHGDÀQ
Por último, eso “esencial” –es la palabra exacta que utiliza
%ODQFKRW²TXHQRVXQHDODPLJRH[LJHTXHQRORFRQR]FDPRV¢3RUTXp"
El texto no lo dice, pero un lector de Bataille lo sabe a poco que haga un
esfuerzo de memoria –y Blanchot es un lector privilegiado de Bataille–:
porque “lo esencial es inconfesable”25. Es lo que Bataille dice, dramati-
zándolo, cuando evoca a un criminal condenado a muerte (es decir, el
culpableTXHUHFRPLHQGDGHVGHHOFDGDOVR´1RFRQIHVpLVQXQFDµ
(OVLOHQFLRVHLQVWDODHQWUHORVDPLJRV¢&yPRcomunican los amigos
SRUHOVLOHQFLR"+D\TXHDFXGLUDXQDQXHYDFRQÀGHQFLDGH%ODQFKRW
pero esta vez de un carácter muy distinto a las anteriores, para situar
y comprender ese silencio.
>«@DOJXQDVSDODEUDVTXHSRFRDQWHVGHPRULUPHGLMR*HRU-
ges Bataille acerca de Le bavard: este relato le parecía uno de
los más perturbadores que se hayan escrito: lo sentía cercano a
pOFRPRHVFHUFDQDXQDYHUGDGTXHVHGHVOL]D\WHDUUDVWUDHQ
HOGHVOL]DPLHQWRDFDVRIXHUDXQDGHVXV~OWLPDVOHFWXUDVSHUR
FRPRpOPLVPRFDVLQRWHQtDGHVHRGHHVFULELUPHSLGLyVDELHQ-
GRFXiQWRPHDIHFWDEDHVHUHODWRDPtWDPELpQVLQROOHJDUtDXQ
GtDDKDEODUGHpO*XDUGpVLOHQFLR$HVHVLOHQFLRTXHKR\QRHV
común, pero que soy el único en recordar, debo intentar respon-
der dando como una continuación a esta conversación.26
Los caminos por los que discurre esta amistad quedan ahora ilu-
minados por la luz más extraña. De golpe pasamos de la situación
más convencional, por la que el amigo moribundo le pide al que queda
vivo que haga algo en su lugar, a la respuesta dada a esa petición, que
es una respuesta que se niega a sí misma como respuesta y que, sin
embargo, no debe ser entendida de otro modo que como exigencia de
respuesta. Porque Blanchot no retrocede ante la petición de su amigo,
405
Isidro Herrera
406
La amistad negativa. El pensamiento de la discreción
>«@XQHQWHQGLPLHQWRRXQDFXHUGRFRP~QDXQTXHIXHUHHOPR-
mentáneo de dos seres singulares, que rompen con unas pocas
palabras la imposibilidad del Decir que el rasgo único de la ex-
SHULHQFLDSDUHFHFRQWHQHUVX~QLFRFRQWHQLGRVHULQWUDQVPLVL-
ble, lo que se completa así: sólo vale la pena la transmisión de
lo intransmisible.27
407
Isidro Herrera
nónicos acerca de ella, pero que rivaliza con ellos en la intensidad con
que se vive. Una amistad que a su vez profundiza su excepcionalidad
GHVGHHOPRPHQWRHQTXHVHDÀUPDVREUHHVDHVSHFLHGHVLQIRQGRHPL-
nentemente pasivo que le proporciona la escritura. Porque, en último
WpUPLQR¢QRHV%ODQFKRWTXLHQHQWRGDVXREUDGHVGHVXVUHODWRVKDVWD
sus últimos libros fragmentarios, ha caracterizado el gesto de escribir
como una experiencia-límite semejante a la que se acaba de describir?
¢1RFRPXQLFDQ%ODQFKRW\%DWDLOOHDWUDYpVGHHVDPLVPDH[SHULHQFLD
HVFULWDOHtGDSRUDPERV"¢1RHVHVRHQORTXHFRQVLVWHRVREUHORTXH
VHIXQGDVXDPLVWDG"3RUTXHHOSRGHUGHDÀUPDFLyQTXHWLHQHODREUD
de Blanchot la hace merecedora exactamente de la misma apreciación
que le merece a Blanchot la experiencia de Bataille:
8QHVFULWRUTXHHVFULEH´(VWR\VRORµ>«@SXHGHVHUFRQVLGHUD-
do bastante cómico. Es cómico tomar conciencia de su soledad
GLULJLpQGRVH D XQ OHFWRU \ SRU PHGLRV TXH LPSLGHQ DO KRPEUH
estar solo. La palabra solo es tan general como la palabra pan.
Desde que la pronunciamos, se nos hace presente todo lo que
ella excluye.29
408
La amistad negativa. El pensamiento de la discreción
30. Por este camino se aclaran los vínculos inextricables que hay entre escritura y
amistad: “Las palabras, lo sabemos, tienen el poder de hacer desaparecer las cosas,
de hacerlas aparecer en cuanto desaparecidas, apariencia que sólo es la de una
desaparición, presencia que a su vez regresa a la ausencia por el movimiento de
erosión y de usura que es el alma y la vida de las palabras”. (M. Blanchot, L’Espace
litéraire, ed. cit., p. 36). Del mismo modo que la cosa nombrada aparece y desaparece,
entra y sale de la palabra que la nombra, aquel que está comprometido en la amistad
gana y pierde su soledad (rompe su aislamiento al mismo tiempo que se adentra más
SURIXQGDPHQWHHQpOHQODUHODFLyQTXHOHÀMDHQHOOXJDUGHODPLJR/DDPLVWDGH[LVWH
DKRUDSDUDFHUWLÀFDUODVROHGDGGHODPLJRVROHGDGTXHVHKDFHSDWHQWHFRPRLPSRVLEOH
soledad.
409
Isidro Herrera
<DVtHQHOIRQGRGHHOODPLVPDPXHUWD\HQWHUUDGDVHIRUPyOD
pasión más profunda.31
>$QQH@VLQWLyFRPRXQYDFtRLQPHQVRODDXVHQFLDGHWRGRVHQWL-
miento y la angustia la atenazó. Entonces, en la forma de esta
pasión primordial, no teniendo más que un alma silenciosa y
sombría, teniendo un corazón vacío y muerto, ofreció su ausen-
cia de amistad como la amistad más verdadera y más pura.32
(VWDVQRWDVPHXQHQFRPRXQKLORGH$ULDGQDDPLVVHPHMDQWHV
y el resto me parece vano. No podría, sin embargo, pedir que las
leyera ninguno de mis amigos. Por eso, tengo la impresión de
escribir en el interior de la tumba.33
31. M. Blanchot, Thomas l’Obscur, París, Gallimard, 1950, p. 91. Blanchot dice en el
exergo a la nueva versión de Thomas l’Obscur que la primera versión fue entregada al
editor en mayo de 1940, es decir, antes de su conocimiento de Bataille.
32. Idem&DEHWDPELpQUHFRUGDUODHQRUPHLPSUHVLyQTXHThomas l’Obscur le produjo
D%DWDLOOHDTXLHQSRURWUDSDUWHODVSDODEUDVFLWDGDVTXHSRFRGHVSXpVDOXGLUiQDO
VDFULÀFLRQROHSXGLHURQSDVDUGHVDSHUFLELGDV
33. G. Bataille, Le Coupable en: Œuvres complètesW93DUtV*DOOLPDUGS
410
La amistad negativa. El pensamiento de la discreción
411
Isidro Herrera
35. No se debe de ninguna manera minusvalorar la carga latina que hay en las
SDODEUDVIXQGDPHQWDOHVHQTXHVHDSR\DHOSHQVDPLHQWRGH%ODQFKRW<DVHGHEHKDFHU
FRQ%DWDLOOHDQWLJXRVHPLQDULVWDSHURWDPELpQFRQ%ODQFKRWKLMRGHXQSURIHVRUGH
lenguas clásicas, que hacía que en la mesa familiar todos sus hijos hablaran en latín.
Cfr. Ch. Bident, Maurice Blanchot. Partenaire invisible, ed. cit. p. 16.
36. M. Blanchot, L’Amitié, ed. cit., p. 328.
412
La amistad negativa. El pensamiento de la discreción
>«@ DPLJRV KDVWD HVWH HVWDGR GH DPLVWDG HQ TXH XQ KRPEUH
abandonado, abandonado por todos sus amigos, encuentra en la
YLGDDDTXHOTXHOHDFRPSDxDUiPiVDOOiGHODYLGDpOPLVPRVLQ
vida, capaz de la amistad libre, desatada de todos los vínculos.38
6. Acompañar en el olvido
$OPHQRVHQXQDRFDVLyQ%ODQFKRWVHSUHJXQWDDFHUFDGHFXiQGR
da comienzo la amistad: “Creo que sabemos cuándo la amistad llega
DVXÀQ>«@3HUR¢VDEHPRVFXiQGRFRPLHQ]D"µ39'HVSXpVGHDÀUPDU
WDMDQWHPHQWH TXH ´QR KD\ ÁHFKD]R HQ OD DPLVWDGµ %ODQFKRW DxDGH
413
Isidro Herrera
414
La amistad negativa. El pensamiento de la discreción
²´QRKD\WHVWLJRVµ
– ni nuestras palabras ni nuestros recuerdos son aptos para conten-
HUOD´LQVLJQLÀFDQFLDµGHOPRULU\´HOHQLJPDTXHHOODUHSUHVHQWDµ
²ÀQDOPHQWHQXHVWURHVIXHU]RVHUHGXFHDSRQHUXQYHORDQWH´OD
~QLFDDÀUPDFLyQTXHWRGRGHEHERUUDUVHµ41.
<D QR QRV YDOHQ QL ODV SDODEUDV QL ORV UHFXHUGRV ¢&yPR FRQVHU-
var entonces al amigo y su amistad, si es que cabe hacerlo? Hay un
modo, pero está reservado sólo a los que compartirían “la comunidad
negativa, la comunidad de los que no tienen comunidad”42: es el olvido.
$OFRQYRFDUORHOSHQVDPLHQWRGHODDPLVWDGDOFDQ]DHOH[WUHPRGHOR
posible, su límite imposibleSDUDHODPLJRVyORQRVTXHGDHOROYLGR
415
Isidro Herrera
para nosotros, sólo nos queda “resbalar hacia el olvido”, “velar por ese
movimiento que se borra, al que algo en nosotros, que rechaza cual-
quier recuerdo, pertenece ya”43$TXHOODGLVFUHFLyQÀQDOTXHDQXQFLDED
OD SUHVHQFLD LQPLQHQWH GH OD PXHUWH VH KD UHVXHOWR ÀQDOPHQWH HQ HO
olvido, un olvido sin límites que, a su vez, permitirá la prosecución de
XQDDPLVWDGWDPELpQVLQOtPLWHVODDPLVWDGQHJDWLYDODDPLVWDGGH
los que no tienen amigos.
Nos damos así de bruces con las últimas palabras misteriosísimas
con que se cierra L’AmitiéTXHFRQYLHQHOHHUHQSULPHUOXJDUHQIUDQFpV
para apreciar la ambigüedad original que contienen:
416
La amistad negativa. El pensamiento de la discreción
(porque puede ser el dolor que “elle” padece o sufre y el dolor que “elle”
produce o trae consigo). Mientras que para el segundo “elle”, el de la
última frase demoledora, que contiene el “il faut” de la amistad, tam-
ELpQSXMDUtDHOGRORUSHUPLWLpQGRQRVGHFLUFRQPXFKRVHQWLGRTXH´HV
SUHFLVRTXHHOGRORUDFRPSDxHDODDPLVWDGHQHOROYLGRµSHURFDELpQ-
GRQRVVHJXLUUHÀULpQGRQRVDOSHQVDPLHQWR\GHFLU´HVSUHFLVRTXHHO
pensamiento acompañe a la amistad en el olvido”.
Blanchot –lo sabemos– ha delegado toda la autoridad en la lectura.
Leamos por tanto, haciendo una elección que deshaga momentánea-
mente la ambigüedad:
417