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La Madrastra y La Niña
La Madrastra y La Niña
Anónimo: África
Había una vez un hombre que tenía dos esposas. Una de las esposas tenía una hija
que se llamaba Saly mientras que la otra esposa tenía dos hijos que se llamaban
Tambaasi y Jaali. Cuando murió la primera esposa, el hombre dio a Saly a la otra
mujer para que la criara. Pero a la mujer no le gustaba la pequeña niña. No le
permitió dormir en la misma habitación que ella. Por esta razón Saly tenía que
dormir en la cocina con las ovejas. Encomendaba a la niña las tareas más
peligrosas. Cualquier cosa que fuera difícil le pedía a Saly que la hiciera y la
niña no tenía oportunidad para protestar.
Un día, la madrastra fue al bosque a recoger leña. Recogió un montón tan grande que
si te sentaras encima de él tus pies no tocarían al suelo. Era tan grande que no
podía alzarlo hasta su cabeza. Ató la leña con una cuerda y se dijo a sí misma:
“¿Quién va ayudarme a levantar este fajo de leña para que pueda llevarlo sobre la
cabeza?” Una mujer vieja pasó andando y le dijo:
La madrastra se sorprendió porque no había dicho nada en voz alta. ¿Cómo podía
saber la vieja lo que ella estaba pensando?
-¿Una persona?
-Sí.
Cuando la vieja dijo esto, la madrastra pensó que estaba hablando con una bruja.
Pero de todos modos pensó que le quedaba Saly.
-Mm… Tengo una niña pequeña en casa. A lo mejor puedo pagarte con ella.
-La quiero. ¿A qué hora puedo pasar a recogerla ? -respondió rápido la vieja
-No vas a dormir nunca más en esta casa. Debes irte a dormir con la bruja.
-Está pasando alguna cosa. Me ha despertado un extraño ruido. Vamos a ver qué pasa.
-Es lo que yo me pensaba. Se han llevado a nuestra hermana Saly. Esta noche cuando
estaba durmiendo me he dado cuenta de lo que pasaba. Tenemos que encontrarla.
Saly,triste Saly,
Por leña has de pagar .
Saly, triste Saly,
La bruja se te viene a llevar .
Saly triste Saly
Eres mi paga por la leña.
-Le dije que fuera a hacer un recado y aún no ha regresado -mintió la mujer.
Abrieron la puerta y Saly estaba allí. Luego Tambaasi fue hacia su padre y le dijo:
-Dejaste a tu hija con su madrastra para que la educara y ella la ha tratado como a
una esclava. Incluso la ha regalado a una bruja como paga.
La madrastra tuvo que admitir que era verdad. Se avergonzó y humilló profundamente.
Con estas palabras se despidió de su marido:
La madrastra se marchó pronto, y Saly desde entonces vivió feliz con su padre y sus
hermanos.
FIN