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Historia Política y Social Contemporánea de España

I. La revolución Liberal (1808-1843)


En el último cuarto del siglo XVIII España seguía siendo una gran potencia mundial, debido a
sus posesiones en las indias. A pesar de la debilidad de España y las pretensiones de Inglaterra
en las Indias, la alianza con Francia frenaba la potencia inglesa. Pero la revolución desequilibró
este acuerdo. Cuando Luis XVI fue destronado España se sumó a la coalición de países contra la
revolución, la guerra contra la convención. Contaban con el apoyo de la gran parte de la
nobleza y la Iglesia. La guerra se extendió entre 1793-1795 se saldó con derrota española y se
cerró con la Paz de Basilea, donde España reconoció a Francia como república. Retornaron los
pactos entre ambos países, pero la relación era desigual, España estaba subordinada a
Napoleón.

Tanto la guerra como la posterior relación transcurrieron durante el mandato de Manuel


Godoy, Príncipe de la Paz, designado en 1792 por Carlos IV, se hizo cargo del poder ejecutivo.
Su gestión tuvo mucha resistencia, por parte de la Iglesia y los sectores más conservadores que
rechazaban la alianza con la república francesa. Además intentó aumentar el poder del rey y
limitar el de la Iglesia. Estas políticas le llevaron a la desamortización de 1879. La nobleza se
dividió entre los que apoyaban a Godoy y los que apoyaban a Fernando, el heredero.

El 17 de marzo de 1808 tuvo lugar el motín de Aranjuez, en el que los nobles y la Iglesia
apoyando a Fernando propiciaron una serie de disturbios que en un principio obligaron a
Carlos IV a destituir a Godoy, pero que por la presión Carlos IV acabó abdicando en su hijo
Fernando VII

El 27 de octubre de 1807 España y Francia firmaron el Tratado de Fontainebleau, por el cual


acordaron invadir Portugal, permitiendo a Francia pasar por España, pero Francia fue tomando
lugares estratégicos, la abdicación de Carlos IV acelero el proceso. En abril de 1808 Carlos IV y
Fernando VII sometieron a pleito el trono al arbitraje del Emperador que les citó en Bayona.
Obligó a Fernando VII a devolver la corona a su padre y Carlos IV a entregársela a Napoleón
que se la cedió a su hermano.

1.1 Levantamiento contra los franceses y organización de los rebeldes

El levantamiento contra los franceses vino de la mano de las clases populares y de los notables
locales. Al principio motines espontáneos que se extendieron rápidamente. Es probable que el
detonante fuera la presión de las tropas de ocupación y su consumo de bienes básicos siendo
que los años anteriores había habido escasez por malas cosechas.

En abril hubo revueltas en León o Burgos, pero fue la represión tras el levantamiento de
Madrid el 2 de mayo de 1808 la que extendió el levantamiento. Los mismos que se levantaron
contra Godoy por su alianza con la república se levantaron contra Napoleón. El bajo clero
instigó la insurrección, su papel fue clave para pasar de insurrecciones aisladas a un bloque
único.

Las instrucciones de Fernando VII cuando se fue a Bayona fueron obediencia a los generales
franceses, pero las instituciones pronto se verían superadas e inoperantes. El resultado fue un
vacío de poder, los sublevados tomaron el poder. Al extenderse la insurrección, en las ciudades
y pueblos se formaron juntas locales que debían organizar la resistencia, intendencia y orden

Ignacio García Gorriti


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público. Tenían un carácter provisional y estaban formadas por los notables de la ciudad o
municipio. Su mera existencia era revolucionaria porque no provenía del régimen de la corona,
sino que provenía de abajo, del pueblo.

Al principio las juntas locales resultaron efectivas, pero para hacer frente al ejército imperial
era necesaria una mayor coordinación, así pues el 25 de septiembre de 1808 las juntas
provinciales se unieron en una Junta Suprema Central, presidida por Floridablanca.

1.2 La Guerra de Independencia

La sublevación contra los franceses obligó a las juntas a buscar la alianza con Inglaterra. La
guerra puede dividirse en tres fases:

 Primera fase: En el verano de 1808 las untas contuvieron al ejército francés. El 19 de


julio de 1808 el ejército organizado por las juntas de Sevilla y Granada al mando del
general Castaños, venció al general Dupont en la batalla de Bailén. Tras la derrota José
Bonaparte abandona Madrid y se establece al norte del Ebro. Portugal fue liberado por
el duque de Wellington.
 Segunda fase: entre el otoño de 1808 y principios de 1812, de dominio Imperial. En
noviembre de 1808 Napoleón asume el control de la contienda, entró en España con
300.000 hombres, ocupó Argón y Cataluña, aunque Zaragoza y Girona ofrecieron
resistencia hasta febrero y diciembre de 1809. El 4 de diciembre entró en Madrid y en
verano de 1810 ya controlaba España, excepto Cádiz. No pudo conquistar Portugal.
 Tercera fase: En 1812 la posición francesa se debilitó por enviar tropas al frente ruso.
En la primavera el duque de Wellington expulsó a los franceses de Extremadura, en
julio venció al ejercito Imperial en los Arapiles. El 21 de junio de 1813 volvió a vencer
en Vitoria y el ejército francés junto con José I huyeron a Francia. El 2 de diciembre de
1813 Napoleón liberó a Fernando VII, lo restableció en el trono y firmo con él un
tratado de paz y mistad franco-española.

La principal fuerza de choque fue guerrilla española, formada por soldados licenciados o
desertores que se beneficiaban del pillaje a los franceses. Hubo alrededor de 30.000
guerrilleros en todo el país. La guerra tuvo diversas consecuencias, España perdió entre
300.000 y 500.000 hombres, las cosechas entre 1811-1812 fueron malas y escasas con una
crisis de mortalidad en 1812. Hubo industrias que casi desaparecieron, como la lanera-textil de
Castilla, debido que los rebaños se utilizaban para alimentar a los ejércitos. La guerra genero
un fuerte déficit, en 1815 la deuda ascendía 12.000 millones de reales.

1.3 El reinado de José I

Cuando Fernando VII partió a Bayona dispuso que las administraciones cooperasen con los
franceses. El consejo de castilla acepto la convocatoria en la localidad francesa de Bayona de
una asamblea de notables españoles a propuesta del Emperador. Constituida por 150 solo
asistieron 65 y ratificaron el acceso a la corona a José I y aprobó con pocos cambios un texto
constitucional. José Bonaparte promulgo el estatuto de Bayona, el 7 de julio de 1808. Como
texto constitucional dentro de las denominadas cartas otorgadas. Partía del ideario reformista
ilustrado pero adaptado a España.

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Reconocía la confesionalidad católica de España y la prohibición de otra religión. Invocaba la


separación del poder judicial, el poder ejecutivo era del rey y sus ministros. Las cortes seguían
siendo estamentales. Igualdad entre ciudadanos de las colonias y la metrópolis, y la
constitución reconocía la liberta de la industria y comercio asimismo la supresión de privilegios
comerciales y aduanas internas.

Cuando la revuelta se extendió muchos españoles abandonaron las filas de José Bonaparte, los
que se quedaron eran los afrancesados. Los afrancesados creían en la ilustración y vieron en
Napoleón la oportunidad de modernizar el país. Muchos de estos estaban en la administración
con Carlos IV. Cuando las tropas francesas regresaron a Francia fueron acompañadas por entre
10.000-12.000 españoles afrancesados

1.4 Las cortes de Cádiz

El 19 de noviembre de 1809 las tropas imperiales derrotan la junta central de Ocaña. La junta
se retiró a Cádiz el 29 de enero de 1810. Desacreditados por as derrotas la Junta se disolvió
dejando paso a una regencia. La regencia para reforzar su posición convocó a las cortes, tras
un intenso debate se acordó que fueran unicamerales y elegidos por sufragio censitario. Se
reunieron por primera vez el 24 de Septiembre de 1810.

Las cortes fueron elegidas, fueron poco más de 300 los integrantes, abundaban los liberales,
funcionarios y eclesiásticos; aunque este último no fuera un bloque homogéneo sino que
hubiera diferentes visiones. No había partidos políticos pero se diferenciaban tres corrientes:

 Absolutistas: La soberanía radicaba únicamente en el rey. Las Cortes debían recopilar y


sistematizar las leyes.
 Jovellanistas: Abogaban por la soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
Precursores del liberalismo moderado. Las Cortes bicamerales, división de poderes.
 Liberales: No eran mayoría, pero estaban cohesionados. Consideraban que la
soberanía debía recaer en la nación, consiguieron imponer su tesis.

El 24 de Septiembre de 1810, las cortes se proclaman depositarias del poder de la nación. Esto
provocaba la creación de un orden jurídico y político nuevo, que rompía con el pensamiento
absolutista tradicional. Los liberales tenían influencias de la revolución francesa como la
declaración de derechos (1789) o la Constitución de 1791. Las Cortes aprobaron la nueva
constitución el 19 de Marzo de 1812, contaba con 384 artículos recogidos en diez títulos. Esta
constitución reconocía la soberanía nacional y derechos que constituían un mundo totalmente
nuevo. Proclamó la igualdad Jurídica, que el estado debí velar por la educación y por eso creó
escuelas primarias en todos los municipios.

Otro innovación radical fue la igualdad de los ciudadanos ante el impuesto, antes pagabas
según el estamento en el que estuvieses, la constitución decreto que se repartirían las
contribuciones entre todos los españoles, sin excepción, sin privilegio alguno.

El estado seguía siendo católico y prohibía ejercer otra religión. Aun así la Iglesia perdió
algunos privilegios como la censura de publicaciones, la inquisición y varias órdenes se unieron
a la desamortización. Se impuso el sufragio universal (Para los varones de más de 25 años) Se
aplicaba la división de poderes, el ejecutivo al monarca, el legislativo a las Cortes

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(unicamerales) y el judicial independiente. La legitimidad del monarca ya no era de origen


divino. Por tanto el rey conserva aquellas funciones que las cortes no podían ejercer por sí
mismas. El monarca no podía impedir que las Cortes se reuniesen o disolverlas, no podía
abdicar ni salir del reino sin su permiso. Perdía la potestad en la política de asuntos exteriores,
no podía dar ni quitar privilegios. Apenas podía vetar decisiones de las cortes. Era el jefe del
ejército, pero lo organizaban las Cortes. La constitución creo una milicia Nacional cuya misión
era proteger la Constitución frente a conspiraciones. A parte de la Constitución promulgaron
decretos:

 El decreto del 6 Agosto de 1811, que abolió el régimen señorial, célula básica de la
organización local. Los señores feudales tenían plena potestad para administrar justicia
en sus territorios, cada señorío tenía sus propias leyes y órganos de justicia. Demás de
sus propios tributos, el 6 de Agosto se abolieron lo señoríos jurisdiccionales, los
señores ya no podían impartir justicia. La justicia era independiente y común a la
nación.
 El decreto del 8 de Junio de 1813 dio plena libertad para el establecimiento de fábricas
e industrias, antes coartado por los gremios.
 Otros decretos abolieron las aduanas interiores y proclamaron la libertad de
contratación, arrendamiento y comercio de productos. Otro permitió la libre
utilización de la tierra pudiendo cercarla, algo que hasta la fecha había sido imposible
por la Mesta. A parte de liberalizar la economía, el 13 de septiembre de 1813
confiscaron los bienes de los afrancesados a parte de propiedades de Jesuitas,
monasterios, conventos, etc. Que habían quedado abandonados por la guerra, esto
sirvió para financiar la situación de conflicto.

El 11 de diciembre de 1813 Fernando VII fue restablecido en el trono. Regresó a España en


marzo de 1814, contaba con el apoyo de altos cargos del ejército, la jerarquía eclesiástica,
funcionarios y los diputados absolutistas, los mismos que crearon el manifiesto persa, que
suprimía las cortes y devolvía el poder al antiguo régimen. Amparado por este manifestó el 4
de Mayo de 1814 Fernando VII disolvió las cortes y metió a la cárcel a los liberales además de
suspender la constitución.

1.5 La revolución es Hispanoamérica

A finales del siglo XVIII España era una potencia mundial debido a las colonias. Las colonias
suponían el 48% de su comercio exterior, aparte de que estas suponían un flujo constante de
metales preciosos a España. Sin embargo, sostener el imperio no resultaba fácil, el
contrabando era un gran problema, problema que se acrecentó con su alianza con Francia, que
llevó a una guerra permanente con Gran Bretaña. Las exportaciones a las Indias descendieron
un 93%. Tras la derrota de Trafalgar en 1805. Gran Bretaña atacó las colonias directamente,
pero estas rechazaron el ataque, lo cual demostró la debilidad de España y la fuerza de las
colonias.

Las colonias se independizaron entre 1810-1815. Una de las causas de la independencia fue la
desigualdad que había entre los ciudadanos de las colonias y la metrópolis. Estas diferencias
fueron eliminadas por la constitución de Cádiz, que en 1811-1812 abolieron el tributo
indígena, la mita y el repartimiento, pero la revolución ya estaba en marcha.

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Pero los recelos por los privilegios de los metropolitanos no fueron la causa del inicio
revolucionario, sino que este proceso se iniciará con las Juntas locales.

Tras l invasión francesa, las instituciones cayeron y fueron reemplazadas por las juntas locales
que proclamaron su lealtad a Fernando VII. En las colonias ocurrió lo mismo, pero en 1810. Las
colonias en principio se mantuvieron a la expectativa, cuando llegaron las noticias de la
disolución de las juntas y la creación de la regencia, se extendieron por las indias las juntas,
que no apoyaban las nuevas autoridades metropolitanas, aunque en primera instancia
apoyaron a Fernando VII.

En las américas parecía que las instituciones españolas habían caído y las juntas se crearon con
los notables locales, los criollos. Eran juntas liberales que afirmaban que el poder debía recaer
en el pueblo. Esto en américa suponía apostar por la independencia. Tras la emancipación del
continente americano el patrimonio colonial quedó reducido a Cuba, Filipinas, Puerto Rico,
Marianas y Carolinas.

España perdió su condición de potencia mundial, a partir de ese momento su comercio


exterior tuvo un balance negativo.

Esto provocó en España una depresión económica y la caída del a renta nacional. La pérdida de
materias primas y del mercado americano perjudicó a la industria, algunas de las actividades
más dinámicas. El coste de las campañas militares en américa se sumó al déficit de la guerra de
independencia.

2. Reacción y revolución bajo el reinado de Fernando VII

Cando Fernando VII regresó a España reinstauró el antiguo régimen, esto no fue algo inusual,
tras la revolución las grandes potencias intentaron volver al mundo anterior, intentando tapar
lo que había sucedido. Aun así hubo lugares donde la restauración no pudo llevarse del todo.
En este momento se crea la Santa Alianza, entre Austria, Prusia y Rusia para evitar una
revolución entre estos países, posteriormente se unió Francia.

2.1 Restauración Absolutista

Cuando Fernando VII volvió al trono, hizo todo lo posible por volver al momento en el que
suprimió el liberalismo de Godoy y abdico su padre. Anuló todas las medidas de las cortes de
Cádiz, restituyó la inquisición, devolvió todos sus bienes a la Iglesia, restauró el antiguo
régimen y restauro el régimen señorial.

Hubo una represión fuerte sobre liberales y afrancesados, o eran encarcelados o exiliados. Se
depuraron las administraciones y el ejército. Fernando VII gobernó directamente pero de
forma arbitraria lo que provocó inestabilidad en s cúpula de gobierno, los gabinetes eran
inestables y descoordinados.

La situación de la hacienda pública llevo a España a la bancarrota, la guerra incrementó la


deuda pública hasta 12.000 millones de reales, en un momento en que sus ingresos se vieron
reducidos a la mitad por la independencia de las colonias. España se mantenía mediante los
ingresos fiscales, mientras ejercía cada vez más presión fiscal sobre un país empobrecido por la

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guerra. En vez de aumentar el comercio y la industria el rey volvió a ponerle impedimentos al


restaurar el antiguo régimen.

La situación económica obligó a licenciar a muchos soldados. Los mandos sospechosos de ser
liberales fueron separados del servicio y enviados a puestos irrelevantes, bloqueando sus
carreras. Estas mediadas tensaron una situación proclive a la insurrección. Esto provocó que a
lo largo de seis años hubiera numerosos pronunciamientos. Pronunciamientos que fueron
reprimidos como el de Francisco Espoz y Mina en Pamplona o por los generales Díaz Porlier en
1815 en A Coruña y Lazy en Mallorca en 1817.

El 1 de enero de 1820 el coronel Rafael del Riego se pronunció en Cabezas de San Juan
(municipio sevillano) y proclamó la constitución de 1812. Trató de tomar Cádiz pero no lo
logró, vagó por Andalucía durante dos meses, cuando parecía que iba a fracasar, en febrero
otras ciudades se unieron a la revuelta, ante la cadena de sublevaciones Fernando VII se vio
obligado a jurar la Constitución de 1812 el 7 de Marzo de 1820. La insurrección triunfo por la
debilidad del estado absolutista.

2.2 El trienio liberal

El 9 de Marzo de 1820 Fernando VII nombró una junta provisional consultiva, que gestionaba
el país mientras se constituía el nuevo gobierno. La junta restableció las libertades de
expresión y suprimió la inquisición. La junta fue relevada por un gobierno presidido por
Evaristo Pérez de Castro, un gobierno liberal. Este gobierno recupero la constitución de Cádiz y
su programa.

 La milicia Nacional restituida


 Los jesuitas expulsados de nuevo
 Empujaron a la desamortización, gracias a la ley de reforma del clero regular, se
suprimieron 290 monasterios de diversos ordenes, se impulsó la secularización y se
prohibió fundar nuevos monasterios
 Las trabas a la industria y l comercio fueron suprimidas, el régimen señorial abolido
 Desvinculación de los mayorazgos

LA cultura liberal se extendió rápidamente por el mundo urbano, proliferando la prensa libre,
la participación electoral y la fundación de clubes.

El liberalismo se extendió pero comenzaron a surgir vertientes: Moderados y Radicales


(progresistas). Los moderados gobernaron entre marzo de 1820 y julio de 1822. Este gobierno
se había afianzado en sus ideas líbrales durante el exilio, pero querían una transición pacífica,
también apoyan las relaciones entre el ejecutivo y el legislativo dando más poder al primero. Y
a su vez que la corona y la nación se situasen en un plano de igualdad. Los más conservadores
consideraban necesaria la reforma de la constitución para quitar poder a las cortes en
detrimento del rey. Y defendían la creación del senado para frenar posibles excesos del
congreso. Querían que Fernando VII apoyase sus reformas moderadas. Pero Fernando VII no
las apoyo, ni tampoco los exaltados, ya que él quería la restauración del absolutismo.

Los exaltados se consideraban garantes de la revolución, traicionada por los moderados.


Consideraban que a constitución de 1812 era intocable. Si los moderados se apoyaban en las

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élites para llegar a una transición los exaltados se apoyarían en los grupos populares urbanos,
además contaban con el apoyo de la milicia Nacional y el ejército de Riego. Ejercieron
oposición contra el gobierno, hasta que en 1820 el moderado Pérez de castro desmovilizó a las
tropas que dirigían Riego e ilegalizo las sociedades patrióticas más radicales. El último
enfrentamiento entre ambos fue en julio de 1822 cuando la guardia real encabezó un motín
para reinstaurar la monarquía absolutista, pero sofocado por la milicia Nacional, reforzados
por la victoria los exaltados reemplazaron a los moderados en el gobierno.

El motín de la guardia real no fue la primera acción insurgente de los absolutistas, en el norte
de España había guerrillas, pero no serían las guerrillas quienes acabarían con el trienio, sino
un ejército extranjero. Fernando VII pidió ayuda a la Santa Alianza para que enviasen tropas y
restaurar el absolutismo. El 6 de abril de 1823 el duque de Angulema entro en España al frente
de un ejército de 100.000 hombres, los cien mil hijos de San Luis (65.000 franceses y 35.000
españoles) El ejército español se rindió sin apenas luchar, el 23 de Mayo angulema entró en
Madrid. Antes de eso las cortes se trasladaron a Cádiz llevándose al rey. Fue sitiada por los
franceses y el 1 de octubre se rindió. Las tropas tardarían en irse por petición de Fernando VII,
permanecieron hasta 1828.

2.3 Las dos caras del absolutismo: Apostólicos y Reformistas

El mismo 1 de octubre Fernando derogó la obra realizada por los gobiernos liberales entre
1820-1823. Retornó de nuevo a las instituciones del antiguo régimen, anuladas la
desamortización, desvinculación de mayorazgos y la abolición del régimen feudal, así como lo
relativo al clero que recupero los bienes.

Hubo represión contra los liberales, Riego ejecutado el 7 de noviembre. Se establecieron


juntas de purificación, que expedientaron a 20.000 personas, 132 oficiales del ejército
ejecutados y 1000 cesados. La inquisición no volvió, pero los obispos instauraron juntas de fe
para preservar las doctrinas católicas frente a los liberales.

Para prevenir y castigar las disidencias, el gobierno creo la Superintendencia General de Policía
del Reino. Las insurrecciones que atacaban desde el exterior fueron desmanteladas, porque la
oposición en el interior fue desmantelada. Las insurrecciones se reactivaron tras la revolución
en Francia de 1830, pero en España fracasaron, la de Espoz y mina en 1830 o el desembarco
exaltado de José María de Torrijos en 1831.

La monarquía se había restaurado, pero la etapa entre 1814-1820 en la cual la monarquía con
su inmovilismo provocó la quiebra, pesó sobre esta etapa. En los gobiernos a participaron
herederos del despotismo ilustrado que modernizaron el gobierno, sin ser liberales. En 1823 se
creó el consejo de ministros, órgano del poder ejecutivo. Hacienda reordeno los servicios
financieros, estableció un sistema de presupuestos anuales, fundo el banco san Fernando
(predecesor del banco de España), el tribunal de cuentas, aumento los ingresos y redujo los
gastos. En 1829 introdujo el primer código de Comercio. También nacieron los carabineros,
destinados a perseguir el contrabando. En 1831 se construyó la bolsa de Madrid. En 1832 la
secretaría de Estado del despacho de Fomento general del Reino, destinado a impulsar la
educación, la economía y las obras publicas. En 1833 el ministro Javier de Burgo dividió el país
en provincias y acabó con las fronteras administrativas.

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Aun así estos cambios no solventaron la crisis de la hacienda, la agricultura y ganadería o la


desorganización de las administraciones.

En este periodo los absolutistas se dividen en reformistas y apostólicos. Estos últimos


defendían la religión como fundamento de la monarquía y exigían la inquisición. También
reclamaban autonomía para los voluntarios realistas, civiles armados de origen de las guerrillas
absolutistas. Fernando VII integro ambos bandos en su gobierno. Ante los rumores de
liberalización del sistema, en 1827 los apostólicos organizaron una insurrección en Cataluña. La
revuelta de los malcontents se extendió por el campo en torno a los voluntarios realistas,
llegando a sumar 30.000 efectivos, tomaron algunas ciudades, pero la insurrección fue
desmantelada por el ejército y la mediación del rey.

La división entre ambas partes aumentaría debido a la descendencia del rey, que no tenía
hijos, maría cristina estaba embarazada y se llevó a cabo la pragmática sanción, del 29 de
marzo de 1830 que anulaba la ley sálica.

Asegurándose así la reina que gobernaría su descendencia fuese el sexo que fuese. Los
apostólicos se reunieron en torno al hermano de Fernando VII, el Infante Carlos.

En 1832 los ministros apostólicos provecharon una enfermedad de Fernando VII para derogar
la pragmática sanción. Cuando Fernando VII se recuperó expulso a los ultras del gobierno y
repuso la pragmática sanción. Puso al frente del gobierno a Francisco Cea Bermúdez que
reforzó su posición aliándose con los sectores liberales más moderados, inicio una pequeña
apertura política:

 Reabrió las universidades cerradas desde 1830


 Amnistía que permitió volver a 10.000 exiliados
 Separó del mando de los ejércitos a los Carlistas y licencio a los voluntarios realistas

El 20 de junio de 1833 la princesa Isabel jura ante el parlamento como heredera. Fernando
fallece el 29 de Septiembre de 1833, los carlistas no reconocen a Isabel como nueva reina.

3. La guerra carlista 1833-1840

Cuatro días tras la muerte de Fernando VII un grupo de voluntarios realistas proclamo en
Talavera de la Reina al infante don Carlos como legítimo rey de España. Fue el inicio de una
gran guerra de 7 años.

El carlismo se asentaba en la reacción de la Iglesia contra la ilustración. Su ideario era muy


básico: defensa del aparato institucional del antiguo régimen y del poder de la iglesia perdido y
reivindicación de la naturaleza absoluta de la monarquía. Tuvo fuerte arraigo en zonas rurales
como Navarra y País Vasco donde la resistencia al cambio se identificó con los fueros.

El carlismo se extendió por el norte y noroeste de la península. Movimiento especialmente


rural, de apoyo campesino. Las grandes ciudades eran liberales y las tropas carlistas fracasaron
en sus intentos de tomar capitales. Aunque en las ciudades tenían apoyos como los artesanos
que vieron suprimidos los gremios. También los nobles del campo le apoyaron, pues veían
peligrar sus estatus y privilegios. Donde no tuvo ningún apoyo fue en la aristocracia, ya que se

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beneficiaban del desmantelamiento del antiguo régimen. Contó con el respaldo del clero
regular y de los curas rurales. Pero el alto clero mantuvo un apoyo crítico a la regente María
Cristina

Pocos fueron los oficiales y jefes del ejército que abandonaron las filas para unirse a os
carlistas: Tomas de Zumalacárregui o Rafael Maroto. Las filas carlistas estaban constituidas por
los viejos voluntarios realistas. La mayoría de los políticos se mantuvieron fieles a los liberales.

Los liberales recibieron el apoyo de la cuádruple alianza, creada para mantener los regímenes
liberales, formada por España, Gran Bretaña, Francia y Portugal en abril de 1834. Que le
enviaron 10.000 soldados voluntarios y le permitieron resistir el sitio de Bilbao. Y un cuantioso
apoyo financiero.

La cifra de fallecidos oscilo entre 150.000 y 200.000, en una población de 13.000.000.


Comenzó una serie de alzamiento de partidas guerrilleras aisladas, pero la torpe reacción
liberal les permitió consolidarse en el norte. En el norte los carlistas implantaron un micro
estado con su propia administración, fábrica de municiones, academia militar, universidad,
moneda y sistema tributario. El ejército carlista contó con 50.000 hombres.

Tomas de Zumalacárregui afianzo el País Vasco y Navarra, aunque no pudo tomar Bilbao y San
Sebastián en 1835 y 1836. En 1835 la revolución se extendió a Cataluña y el Maestrazgo,
donde se hizo fuerte el general Ramón Cabrera. Tras varios intentos fallidos de los liberales por
recuperar la zona perdida en los primeros años se conformaron con que no pasaran de la línea
del Ebro.

La situación cambio en 1836 cuando los carlistas hicieron varias incursiones fuera de su
territorio base. En junio de 1836 3.000 soldados partieron Asturias y Galicia, bajo después a
Andalucía y llegó hasta Córdoba. Ese mismo año otra partida a Cataluña para unir territorios
Vasco-Navarros con los catalanes. En 1837 el pretendiente Carlos encabezo una marcha con
20.000 hombres a Madrid, alcanzó las puertas de Madrid, pero ninguna incursión tuvo éxito,
dejando entre ver la inferioridad del ejercito carlista. En 1836 el general Espartero tomo la
iniciativa y empezó a ganar terreno. Tras medio año las filas carlistas se dividieron entre los
que apoyaban pactar la paz a cambio de concesiones y los que querían continuar la lucha. El 31
de agosto de 1839, el convenio de Vergara selló la paz entre carlistas y liberales. Los carlistas
reconocieron los derechos de Isabel II l trono y los liberales respetaron los fueros vascos y
navarros. Pese a la firma el general Cabrera mantuvo la resistencia en Cataluña hasta que fue
derrotado en verano de 1840.

4. División en las filas liberales. Moderados frente a progresistas 1833-1843

La guerra carlista se inició por un pleito en la sucesión al torno dentro de una misma familia
que tenía dos visiones del absolutismo. En septiembre de 1833 tras la muerte de Fernando VII
María Cristina de Borbón, regente del reino en nombre de su hija Isabel II, apostó por la
continuidad y mantuvo al frente del gobierno a Francisco Cea Bermúdez que defendía la
monarquía absoluta pero con reformas administrativas y económicas. Pero el despotismo
ilustrado ya no tenía cabía dentro de un gobierno liberan que luchaba contra los carlistas y

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estaba sometido a presiones para liberalizar más el gobierno, así pues el 15 de enero de 1834
María Cristina puso al frente del gobierno a Francisco Martínez de la Rosa.

4.1 La política en tiempos del Estatuto Real

Martínez de la Rosa ya había patrocinado años atrás la reforma de la Constitución de 1812 o su


reemplazo por una ley fundamental que limitara los poderes de las cortes, reforzara al
monarca y estableciera un sistema bicameral. Tras su exilio como pasó con otros muchos
liberales sus ideas cambiaron, intentaba lograr una transición gradual y pacífica del
absolutismo reformista al liberalismo. A este fin respondió el Estatuto Real, promulgado por la
regente el 19 de abril de 1834. No era una constitución, ya que no fue probada por una
asamblea nacional, sino que era una concesión de la corona, similar a la carta otorgada de Luis
XVIII a los franceses en 1814. Una concesión que pretendía acercar a los liberales sin ceder en
el radicalismo.

El estatuto Real, regulaba la organización de las Cortes y no dedicaba ningún título al rey o a
sus ministros, ni mencionaba los derechos fundamentales. Cuando se aplicó la corona estaa
sujeta a la ley fundamental, aunque la corona tenía amplios poderes:

 Podía convocar las cortes, cerrarlas y disolverlas


 Tenía en exclusiva la iniciativa legislativa y la sanción de leyes de modo que podía vetar
decisiones parlamentarias.

El Estatuto Real establecía dos cámaras el estamento de los Próceres (Senado) y el de los
procuradores (Congreso de los diputados). El estamento de los Próceres tenia cierto interés en
el Antiguo Régimen, contaba con próceres hereditarios y otros designados por la corona entre
arzobispos y obispos, aristócratas, altos cargos de la administración y del ejército, grandes
propietarios y universitarios con una renta anual superior a 60.000 reales. El cargo era vitalicio
y el nombramiento limitado para que se impusiera la voluntad de la Corona.

La vida política radico del estamento de los Procuradores, esta era una cámara electiva, pero
para ser elegido debías tener una renta anual de 12.000 reales. El decreto del 20 de mayo de
1834, que regulo las primeras elecciones, estableció un sistema electoral indirecto, censitario y
muy restrictivo. Solo pudieron votar 16.000 ciudadanos (0.1%). El decreto electoral del 24 de
mayo de 1836 amplio el número a 65.000 (0.5%)

Los procuradores se distribuyeron entre los dos grandes partidos que se perfilaron en el siglo
XIX: el moderado y el progresista. La mayoría de los procuradores votaba cada asunto según su
opinión personal lo que daba lugar a que veces estaba a favor de uno u otros. Ninguna de las
dos cámaras tenía iniciativa legislativa, sino que tramitaban las decisiones del gobierno. No
obstante podían ejercer el derecho de petición a la corono y por esta vía lo progresistas
llevaron al estamento de procuradores los temas que los moderados evitaban: Los derechos
ciudadanos, la soberanía nacional, la milicia nacional o la desamortización eclesiástica.

Entre enero de 1834 y septiembre de 1835 se sucedieron dos gobiernos moderados, presidios
por Martínez de la Rosa y el conde Toreno. Durante este año los progresistas mostraron su
rechazo al orden constitucional moderado, en las calles, las cortes y los cuarteles, porque no
habían sido llamados a la redacción del Estatuto Real, no emanaban de la voluntad nacional y

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confería demasiados poderes a la corona y pocos a las cortes. Consideraban que la


constitución de Cádiz seguía siendo la única norma que emanaba del pueblo y querían su
restitución. La prensa se movilizo contra el estatuto, también lo hizo la milicia nacional que
había cogido importancia al luchar contra la guerrilla carlista. En enero de 1835 varios militares
progresistas se pronunciaron sin éxito para derribar a Martínez de la Rosa. Pero los
progresistas fueron capaces de movilizar la opinión pública que en julio de 1835 estallo en la
revuelta popular y se crearon juntas apoyadas por la milicia nacional, al estilo de las juntas
creadas en la guerra de independencia: instituciones básicas de organización insurreccional en
las que participaban unidos el pueblo y las clases medias.

En septiembre de 1835 obligada por la presión de las juntas, la regente encargo el gobierno al
progresista Álvarez Mendizábal. Mendizábal promovió la autonomía local, reforzó la milicia
nacional que pasó de 30.000 miembros en 1834 a 400.000 en 1836. Pero la guerra se llevaba
todos los esfuerzos del gobierno, Mendizábal se comprometió a incrementar en 100.000 los
efectivos del ejército, pero solo pudo 47.000 para financiar sus operaciones bélicas busco
prestamos en el exterior, aumento la presión fiscal y abordó la desamortización. El decreto del
2 de septiembre de 1835 restableció la ley de regulares de 1820 y otro el 8 de marzo de 1836
suprimió la mayoría de conventos de religiosos varones. Los bienes de las comunidades
suprimidas fueron nacionalizados y puestos en subasta pública para financiar la guerra. El 13
de mayo de 1836, María Cristina forzó la dimisión de Mendizábal y le reemplazo por el
moderado Francisco Javier de Istúriz, que disolvió las cortes u obtuvo una mayoría moderada
en las elecciones.

Desde finales de julio Istúriz tuvo que afrontar una nueva movilización de las juntas, la
insurrección de la Milicia Nacional en varias capitales y el pronunciamiento de algunas
unidades militares del ejército del norte. El 12 de agosto de 1836 un grupo de sargentos se
sublevo y tomo el palacio de la Granja y obligo a la regente a jurar la constitución de 1812 y a
nombrar un gobierno progresista que presidio José Calatrava, con Mendizábal en Hacienda.

4.2 La constitución de 1837: una apuesta por el consenso

Cuando el motín de la Granja forzó a la regente a restaurar la constitución de 1812, la mayoría


de los progresistas ya defendían su reforma o su reemplazo por un texto acorde a la situación.
La constitución de 1812 concebida para frenar las pretensiones absolutistas de Fernando VII ya
no tenían sentido, ya que la regente y su nueva reina eran liberales. Y por otra parte el sistema
unicameral era una rareza comparado con Europa.

La necesidad de elegir un frente liberal ante los carlistas aconsejo la revisión constitucional,
porque si los progresistas no aceptaban el estatuto Real, los moderados tampoco aceptaban la
constitución de 1812, un nuevo texto que aunara ambas parte podría conseguir cierto grado
de consenso. Así pues el 21 de agosto de 1836 el gobierno de Calatrava convocó elecciones
para que la “nación reunida en las cortes” manifestara su voluntad acerca de la constitución
que ha de regirla o de otra conforme a sus necesidades. En junio de 1837, las cortes
nombraron una constitución.

La constitución de 1837 fue un texto pactado entre los sectores más centristas de los
moderados y los progresistas. Su preámbulo proclamaba el principio moderado de soberanía

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compartida. Con respecto a la constitución de 1812 la corona salía reforzada en detrimento de


las cortes: Ambas instituciones tenían iniciativa legislativa y al titular de la corona le
correspondía sancionar y promulgar leyes, así como convocar, suspender y disolver las cortes,
aunque tres meses después de su disolución debía convocar otras nuevas. El rey a la cabeza
del poder ejecutivo era sagrado, inviolable e irresponsable; los ministros se responsabilizaban
de las actuaciones del gobierno, lo que provocó que en la práctica sus ministros tuvieran el
poder.

Las cortes era bicamerales: el rey designaba a los senadores entre una terna votada por los
electores de cada provincia, los diputados eran elección directa.

La ley electoral del 20 de julio de 1837 era censitaria, pero redujo la renta exigida respecto a la
legislación previa, de modo que el número de electores paso de 65.000 a 267.000: llegaría a
635.000 al acabar la regencia de espartero. El texto reconocía los derechos fundamentales y
organizaba la Milicia Nacional. La constitución de 1837 era elástica, flexible, tenía 77 artículos,
frente a 384 de la de Cádiz. Además esta constitución remitía muchas cuestiones a su
desarrollo en el futuro, lo que daba a los diferentes partidos margen de actuación en temas
fundamentales como: Libertad de imprenta, ley electoral, Milicia Nacional o ayuntamientos.

La constitución fue promulgada por la regente María Cristina el 18 de junio de 1837. Dos
meses después cayó el gobierno de Calatrava, víctima de la difícil situación militar, las finanzas
y el hostigamiento de los moderados. Los tres años siguientes fueron testigos de como el
consenso obtenido con la constitución de 1837 se disolvía en una creciente polarización
política entre los partidarios de María Cristina y los del General Baldomero Espartero.
Espartero fue cogiendo prestigio debido a sus campañas militares contra los carlistas. María
Cristina elegía a sus ministros entre los moderados, pero espartero iba cogiendo cada vez más
poder en política militar llegando a coaccionar las decisiones del estado. La tensión iba
aumentando conforme llegaba el final de la guerra.

En 1840 el gobierno moderado de Evaristo Pérez de Castro intento modificar la ley de


Ayuntamiento de 1936, que había restituido la normativa de las cortes de Cádiz. Los
ayuntamientos eran elegidos por sufragio universal indirecto, lo que suponía que los
ayuntamientos tuvieran mucha autonomía. Los progresistas se apoyaban en los ayuntamientos
como medio de movilizar la opinión pública, mientras que los moderados se apoyaban en la
corona. Los moderados vieron en los ayuntamientos un foco de revolución e intentaron
abordar en el proyecto de Ley municipal de 1840, modificando la organización municipal: Se
redujo el número de electores a los mayores contribuyentes, atribuía al gobierno la
designación de alcaldes en las grandes ciudades y a los jefes políticos, autoridad provincial, en
el resto de los municipios.

Los progresistas combatieron por todos los medios una iniciativa que debilitaba su poder
político. Espartero exigió a la regente que rechazara el proyecto, pero María Cristina sanciono
la ley municipal el de julio de 1840. Al día siguiente estallaron las primeras protestas en
Barcelona y finales de verano se habían propagado por todo el país. Estos movimientos
insurreccionales estaban apoyados por parte del ejército y por la Milicia Nacional que ya no
apuntan contra la ley sino contra la regente. El 1 de septiembre de 1840 el ayuntamiento de
Madrid se declaró en rebeldía y constituyo una junta provincial, poco después se extendieron

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por toda la península. A finales de Septiembre Espartero que ya era un mito entre las clases
populares entró triunfal en Madrid. Forzada por la situación la regente nombro un gobierno
progresista pero no anuló Ley de municipios, a sabiendas de que el poder ya estaba en manos
de Espartero, María Cristina renuncio a su regencia y partió al exilio a Francia el 12 de Octubre
de 1840.

4.3 La regencia de Espartero

Tras asumir la regencia, suspendió la ley de ayuntamientos moderad. Todo parecía que iba a
ser una larga etapa progresista, pero poco tiempo después Espartero comenzó a perder
apoyos. Las grandes figuras progresistas acabaron alejándose de él, siendo así Espartero se
rodeó de políticos fieles pero de bajo perfil.

Los progresistas obtuvieron una mayoría aplastante en el congreso, debido a que los
moderados se negaron a votar tras el exilio de María Cristina. Pero aunque la situación en el
congreso les era favorable, la de Espartero no lo fue ya que un sector de su propio partido
ejerció una dura oposición contra él.

Espartero fue decayendo en los medios populares, sobre todo en Barcelona, una ciudad en la
que había avanzado la industrialización. Allí un creciente número de trabajadores comenzó a
participar organizaciones como la Asociación de tejedores de Barcelona, un sindicato
rudimentario que reclamaba la limitación de la jornada laboral y otros derechos. En Barcelona
y en toras ciudades españolas comenzó a extenderse un movimiento radical de izquierdas que
se desgajo de los progresistas, los republicanos, que en las elecciones de 1841 consiguieron 21
ciudades y una amplia representación en Barcelona y Madrid.

La movilización hacia la izquierda de Barcelona coincidió con la reforma de los aranceles de


1841. Desde la guerra de independencia España tenía aranceles para proteger la industria
nacional frente a la competencia extranjera. De hecho la industria catalana creció bajo ese
amparo. Los aranceles habían potenciado el contrabando, de tal manera que el contrabando
triplicaba lo producido en España. Gran Bretaña presionaba a España para que tomase
medidas librecambistas, de igual manera hacían los liberales progresistas contrarios a la
intervención del estado en la economía. Aun así la disminución de los aranceles en 1841 fue
para que así aumentara el comercio legal y disminuyese el contrabando. Sin embargo esta
medida indigno a los industriales catalanes que temían que aumentaran las exportaciones
británicas. Entre estas tensiones en noviembre de 1842 comenzó una insurrección en
Barcelona, en la que convergieron industriales, progresistas y republicanos.

Espartero asedio Barcelona como si se tratara de una campaña militar, desde el castillo de
Montjuïc inició el 29 de noviembre un bombardeo, el ataque destruyo 400 edificios. Sofocada
la rebelión, el gobierno dio Barcelona el trato de ciudad conquistada imponiéndole un multa
colectiva de 12 millones de reales.

Espartero con esta acción se quitó todavía más apoyos en la izquierda progresista. En 1843 un
sector del progresismo se confabulo con los moderados para derribar al regente. Desde el
principio los generales moderados habían combatido a Espartero alentados por María Cristina,
en septiembre de 1841 hubo un pronunciamiento moderado encabezado por O´Donnell y

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Diego de León, que trataron de entrar en palacio y secuestrar a la reina Isabel. Diego de León
fue capturado y fusilado mientras O´Donnell huyó a Francia con otros implicados como
Narváez. En la primavera de 1843 la conjura contra espartero dios sus frutos, en mayo hubo
una serie de pronunciamientos militares en Andalucía, en junio cobro fuerza en Cataluña, al
mismo tiempo que Narváez desembarcó en Valencia y marchó sobre Madrid, mientras el
regente intentaba sofocar la rebelión de Andalucía. El 30 de julio incapaz de tomar Sevilla y
Cádiz, Espartero se exilió en un buque británico.

5. La liquidación del Antiguo Régimen: 1833-1843

5.1 La desamortización eclesiástica

A lo largo de la edad media, la iglesia católica adoptó varias disposiciones jurídicas dirigidas a
impedir la dispersión de su patrimonio, de este modo las entidades eclesiales podían obtener
bienes, pero no venderlos, por lo que esto significaba la absoluta exclusión del mercado de
dichos bienes.

En el siglo XVIII algunos ilustrados defendieron la desamortización para aumentar la


producción de las tierras y limitar el poder de la iglesia. A finales del siglo XVIII se vio muy
eficaz la desamortización para nutrir las arcas del estado. En 1798 Godoy promovió la
desamortización de los bienes pertenecientes a hospitales, hospicios y obras pías.

Un decreto de las cortes de Cádiz, del 13 de septiembre de 1813, reemprendió la


desamortización al convertir en bienes nacionales las temporalidades de los jesuitas, los bienes
de las órdenes militares, los conventos y monasterios suprimidos durante la guerra de
Independencia, así como las propiedades de la inquisición. La ley de reforma del clero regular
de 1820, reactivo el proceso en el trienio liberal: suprimió 290 monasterios, redujo el número
de religiosos, estimulo la secularización y prohibió fundar nuevos conventos. Estas medidas
fueron derogadas por Fernando VII en 1814 y 1823.

Mendizábal al frente del consejo de ministros entre 1935-1836 y al frente de la hacienda entre
1836-1837 del gobierno de Calatrava dio un nuevo impulso a la desamortización. Tenía firme
interés de ganar la guerra y para ello necesitaba crédito, así que vio en l desamortización una
gran fuente de ingresos. Aporto relativamente poco 500 millones en dinero líquido, pero
redujo la deuda entre 4.600-5.300 millones de reales. Pudiendo si acceder a préstamos en el
exterior, necesarios para sostener la contienda.

La desamortización asumía una máxima: La expansión de la propiedad individual y el derecho


de los propietarios de disponer de ella a su voluntad. Los liberales creían que la colectivización
de tierras era algo ineficaz para la economía, y que la privatización haría de las tierra más
eficientes.

En la década de 1830 los moderados y los progresistas compartían estos principios básicos, si
bien discrepaban acerca de los tiempos y el alcance final que debía tener la desamortización.
Los primeros gobiernos moderados de la regente María Cristina ya adoptaron entre 1834 y
septiembre de 1835 medidas para recortar el poder de la iglesia. Un decreto del 3 de Julio de
1835 abolió la compañía de Jesús y otro del 25 de julio los conventos con menos de 12
profesos y nacionalizo sus bienes.

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Mendizábal acelero la desamortización, a partir de septiembre de 1835 mediante varios


decretos, restableció la ley de Reforma del clero regular de 1820, después nacionalizo y puso a
la venta los bienes de las ordenes extinguidas y, ya en 1837, extendió el proceso a las órdenes
religiosas femeninas y del clero secular. La desamortización de los bienes del clero secular s
vinculo a la extinción del diezmo. La desamortización y la supresión del diezmo privaron a la
iglesia de los recursos que habían permitido su condición de estamento privilegiado, en
adelante pasó de sostenerse por sus propios medios a depender del estado. El decreto del 29
de julio de 1837 creo la “dotación de culto y clero”, por la cual el estado asumía los gastos del
clero católico y los derivados del culto. El 2 de septiembre de 1841, Espartero reactivó la
desamortización del clero secular, bloqueada por los gobiernos moderados de María Cristina.

La desamortización provoco un trasvase de propiedades ingente, 600.000 propiedades se


desamortizaron. Un 40% de la tierra cultivable. Supuso también una ingente cantidad de
dinero que entraron en las arcas públicas, entre 3.273-4.455 millones de reales hasta 1844. La
entrada de este volumen de tierra cultivable al mercado, reactivó la economía, la producción
creció debido al aumento de la tierra cultivable.

La mayor parte de los compradores fueron del ámbito rural, grandes y medianos propietarios.
Pero esto no varió la estructura de la propiedad, en el norte pequeños propietarios pudieron
acceder a la tierra, mientras que en el sur prácticamente todo se lo llevaron los grandes
latifundistas. La liberación del mercado permitió a los grandes terratenientes explotar aún más
a sus trabajadores, provocando una polarización social.

5.2 La abolición de los señoríos

El 6 de agosto de 1811, las cortes de Cádiz abolieron los señoríos jurisdiccionales, es decir,
transfirió el poder que tenían los señores para hacer justicia y realizar nombramientos
administrativos a la nación. Suprimió todos los privilegios que su origen fuer de los señoríos
jurisdiccionales, del mismo modo declaro extinguido el vasallaje y las prestaciones que los
vasallos pagaban a los señores. Y reconoció a los viejos señores como propietarios absolutos
de los señoríos territoriales. Así quedo abolido el régimen señorial.

El decreto genero un problema. Muchos señores reivindicaron la posesión de señoríos cuyos


derechos empezaban siglos atrás, cuyos títulos de propiedad se habían perdido y otros
reclamaban los señoríos en que algún tiempo ejercieron algún tipo de jurisdicción. Ello
provoco querellas con los campesinos que también reivindicaban la propiedad. Muchos
campesinos se negaban a pagar hasta que no se supiera definitivamente quien era su señor.
Muchos casos acabaron en los tribunales, ya que un juez debía dar legitimidad sobre la
propiedad. La ley del 3 de Mayo de 1823 propuesta por los exaltados obligaba a los señores a
presentar títulos de propiedad para reclamar los señoríos, apenas pudo ponerse en práctica. El
23 de agosto de 1837 se restituye el decreto del 6 de agosto de 1811 y la ley del 23 de mayo de
1823, pero estableció nuevos criterio para la transformación de señoríos, dispuso que cundo
los viejos señores reclamaran la propiedad en la que no hubiera ejercido el señorío
jurisdiccional, el hecho de haber percibido en algún momento alguna renta era prueba
suficiente de que eran suyas y no estaban obligados a presentar títulos de adquisición.

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De este modo los señoríos territoriales se transformaban automáticamente en propiedad


privada del señor. Los tribunales solo intervenían si el señor había ejercido derechos
jurisdiccionales, en estos casos los señores debían presentar los títulos de propiedad, si no se
conservaban bastaba con presentar otros títulos con documentos e información de testigos
que constatasen la destrucción de los títulos de propiedad. En otros casos fueron directamente
falsificados

La abolición del régimen señorial implantó en el mundo agrario derechos de propiedad


capitalistas.

5.3 la desvinculación de los mayorazgos

En el siglo XIV se generalizó en castilla a institución del Mayorazgo, en la cual los bienes de una
familia no podían ser vendidos excepto expreso consentimiento del monarca, al igual que con
la Iglesia podían adquirir más bienes pero no venderlos. De tal manera que poseían más o
menos la misma cantidad de tierra muerta que la iglesia. La ley del 11 de octubre de 1820
autorizó a la nobleza a vender sus tierras, pero en 1823 esta ley fue abolida por Fernando VII.
El 30 de agosto de 1836, el gobierno progresista de José Calatrava recuperó por decreto la ley
de 1820.

A diferencia de la desamortización no se obligó a la nobleza a vender sus tierras, por lo que no


se vendieron muchas. Pero al abrir sus tierras al mercado estas subieron de precio, por lo que
acercaron posiciones con los liberales.

5.4 Consolidación de los derechos de los propietarios y liberalización del tráfico


económico.

A lo largo de la década de 1830 moderados y progresistas recuperaron y ampliaron la


legislación de las cortes de Cádiz que eliminaba las trabas para la libre disposición de la
propiedad, libertad de empresa y el tráfico económico. El 22 de diciembre de 1833 se resolvió
que los propietarios de montes pudieran cercarlos. Medida parcial, que acabo
complementándose cuando en 1936 un decreto autorizo el cercamiento de las fincas, medida
implementada con la supresión de la mesta.

A lo largo de la década se proclamaron otras medidas como:

 Libertad de precios sobre los bienes procedentes de la tierra


 Libertad del tráfico de grano y demás productos
 Libertad de arrendamiento

El capitalismo a final de la década de 1830 se había instaurado en el campo y en los demás


ámbitos. El 6 de diciembre de 1836 un decreto restauro otro d las cortes de Cádiz que
permitían a cualquier ciudadano español o extranjero establecer fábricas o ejercer cualquier
industria y comercio sin necesidad de obtener permiso para ello. Esto fue la puntilla a los
gremios que establecían un control férreo sobre la actividad productiva e impedían la libre
competencia.

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