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En qué consiste y cómo funciona el sistema feudal

Explica la función y significado y significado simbólico del plano, plantas y estancias


del monasterio de Cluny

3. Orden del Císter: origen principios de la orden cambios con respecto a los
monasterios benedictinos. Comentario, según Panofsky, de la siguiente imagen.

La orden del Císter hunde sus raíces en la región francesa de Borgoña. Se funda durante
el siglo XI por el monje Roberto, que junto a varios seguidores decide apartarse de la
sociedad para poner en práctica de forma rigurosa los principios de la regla benedictina
(Ora et Labora), que creían que no se cumplían adecuadamente en la orden
cluniacense.

Las bases y reglas del Císter recogidas en la Carta Caridad. Ampliaban las bases del
monacato benedictino prohibiendo el lujo y la riqueza en cualquiera de sus aspectos,
como por ejemplo la alimentación o el vestido. Hacía hincapié en sus raíces
benedictinas al plantear como tareas exclusivas la oración, la lectura de las Sagradas
Escrituras y el trabajo físico. Con la confirmación de este documento por el papa
Calixto II en 1119 legalizaba la orden del Císter.

La expansión de sus monasterios y casas fue una de las más rápidas durante la Edad
Media. De 1119 a 1153 se fundaron 343 monasterios de esta orden. El profundo apoyo
económico que experimentó gracias a sus contemporáneos permitió que estos nuevos
monasterios se convirtieran en verdaderas fuerzas económicas, lo que permitirá erigir
grandiosos monasterios.

La austeridad y sencillez exigida por los principios de la orden hacía que sus edificios
fueran sobrios tanto en el tamaño como en la decoración siguiendo la tradición de los
principios monásticos más rígida de la Alta Edad Media. Estas posturas se sustentaban
en la idea de eliminar todos los elementos superfluos que pudieran distraer al monje de
su labor de alabanza a Dios y oración.

Con el paso del tiempo esta actitud se irá haciendo cada vez más aperturista permitiendo
la representación de algunas temáticas concretas. Sin embargo, la cruz fue el único
símbolo permitido desde el comienzo en los monasterios.

La formación y el tipo de monasterio que utilizaron los cistercienses tomó como base
principal el modelo cluniacense. No obstante, realizó pequeñas variaciones en este tipo
de ordenamiento principalmente en la disposición de algunas partes. Mientras que en los
monasterios tradicionales el refectorio (el comedor) se disponía de forma paralela al
claustro, en el cisterciense se situará de forma perpendicular sobre la panda (galería del
claustro que corresponde).
Además, articulará de forma distinta las dependencias destinadas a los conversos, que
eran personas sin recursos que a cambio de manutención y cobijo asumían la regla de la
orden y colaboraban en las tareas más pesadas. Así el pabellón en el que se alojaban se
levantará a continuación del almacén (cilla). Además se construirá un corredor que
conecta este espacio al coro de la Iglesia destinada a los conversos para que puedan
moverse sin alterar la independencia y el silencio de los monjes.

En la Península carecemos de ejemplos completamente puristas de construcción


cisterciense, debido a que las edificaciones más antiguas datan de la segunda mitad del
siglo XII, momento en el que la sencillez de los materiales y la monumentalidad ya no
se seguía de manera tan estricta.

3. .1. Aánlisis

- Aspecto formal. Estamos ante un relieve en piedra, más concretamente, un


altorrelieve, dado que las imágenes sobresalen del fondo, dando lugar a imágenes
cercanas a una escultura de bulto redondo.

Vemos cuatro personajes en la escena. El menos tamaño, en proporción, de las figuras


superiores, identificadas como ángeles por las alas, hace que toda la acción recaiga en
las dos figuras inmediatamente inferiores, que sabemos que son terrenales al estar sobre
el suelo. No se observa policromía, no obstante, no se puede afirmar que este fuera su
aspecto original, dado que solo disponemos de una imagen de la escultura.

No se observa un estudio de perspectiva, pero con las telas y la forma de las columnas,
que componen el arco, tratan de dar algo de profundidad. Al ver un arco y una tela,
presuponemos que existe algo detrás por suposición, pero el verdadero fondo es
monocromático.

Existe una relación de proporcionalidad en el tamaño de los personajes, obviando las


figuras de los ángeles.

Se puede observar que las dos figuras superiores, están poniendo sobre la cabeza de uno
de los dos personajes, una corona. Este hecho, sumado a la postura de la figura de la
izquierda, da un mayor protagonismo y relevancia a este personaje.

Las caras de las figuras carecen de expresión, pero si es muy destacado este papel en los
gestos y la disposición. Se busca la naturalidad y el realismo con un estudio del
drapeado.

L.J. LEKAI, Los Cistercenses Ideales y realidad, Abadía de Poblet, Tarragona, 1987.

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