El funcionamiento de una bomba atómica es similar al
funcionamiento de un reactor nuclear, en el que la masa del combustible es muy superior a la masa crítica. Inicialmente, el combustible es fragmentado, y cada uno de los pedazos, suficientemente alejados de los demás, de modo que no sea atendida la talla crítica; la explosión se produce en acercar los fragmentos entre ellos bruscamente. A fin de aumentar el rendimiento y la eficacia de una bomba atómica se deben utilizar combustibles prácticamente puros; los utilizados hasta ahora han sido el uranio-235 y el plutonio-239. El uranio-235 es difícil y caro de obtener, porque no es posible separarlo químicamente del uranio natural y se debe recurrir a procedimientos físicos como la difusión gaseosa. El plutonio-239, que aparece como subproducto en los reactores de uranio natural, puede ser aislado por procedimientos químicos clásicos. En la bomba de hidrógeno, la fusión de los núcleos de átomos ligeros (corrientemente hidrógeno 2 e hidrógeno 3) desprende una energía calorífica específica mucho mayor que las bombas atómicas. Sin embargo, para iniciar la reacción de fusión son necesarias temperaturas muy elevadas, conseguidas corrientemente asociando una bomba atómica en una bomba de hidrógeno. Contrariamente a las bombas atómicas, las bombas de hidrógeno no contaminan el lugar de explosión con productos radiactivos. Se mide la energía explosiva de las bombas atómicas por comparación con la desprendida por una masa de un millón de toneladas de TNT (megatón).
La bomba de fisión, bomba nuclear o "bomba A"[editar]
La criticidad es el punto en que una masa de material fisionable es capaz de sostener una reacción en cadena continuada. Es una función de la cantidad de masa y la densidad de la misma. La mejor configuración geométrica (al menos hasta las armas de 6.ª generación) es la esfera, donde se necesitarían 52 kg de U-235, 16 kg de U-233 o 9-10 kg de Pu-239 para lograr la criticidad. Hasta la quinta generación (ver más abajo), básicamente la construcción consistía en introducir algo más de 9 kg de Plutonio en una "esfera desmontada", normalmente dividida en secciones más pequeñas que por sí solas no tienen ni masa ni geometría adecuada para alcanzar la criticidad. Cuando se activa la bomba, se disparan dichas secciones simultáneamente contra un punto determinado, donde colapsan formando una esfera que sí tiene masa y geometría suficientes para alcanzar la criticidad. A continuación se detona una capa de explosivos convencionales, que`producen una onda de choque de gran velocidad (superior a 8000 m/s) y alta simetría esférica (mezclas de RDX/TNT o nitrato de urea, por ejemplo). Por implosión, comprimen aún más la esfera (logrando un estado de hipercriticidad, al incrementar el factor temperatura/densidad) y la mantienen unida durante la liberación de energía de las primeras "reduplicaciones" de la reacción en cadena (si no fuera así, la primera liberación de energía desarmaría la esfera e interrumpiría el proceso). Los principales problemas en el diseño de este tipo de arma, están relacionados con los tiempos de inserción y, en el caso de la fisión por implosión, con la sincronización de los disparos (han de ser estrictamente simultáneos para que no se desequilibre el sistema).