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Daniéle Dehouve 2008 : «El venado, el maiz y el sacrificado », Diario de Campo, Mexico, INAH, Cuadernos de etnologia 4, p. 1-39. El venado, el maiz y el sacrificado ‘vendo, el mais y et sacifcado Daniéle Dehouvet 7 ‘esoamérica, considerada como uno dos focos mundiales de fa invencién dela agricul- tura, Tue poco estudiada como una zona de caceria Este articulo pretende recuperar ia importancia de las actividades cinegéticas en la sociedad, los ri- tuales y las representaciones mesoamericanas de ayer y hdy. Se propone mostrar que un “modelo cinegético” fue aplicado en otros campos, y en pri- mer lugar, en Ja agricultura, La literatura académica sobre este tema es es- casa y reciente, y por lo tanto, es facil recordar sus principales fechas. Pocos antropéloges se han focallzado sobre la caceria, entre fos cuales tres etnélogas francesas que trabajan en el suroes- te mexicano (Hémond, 1996; Neff, 2001 y Katz 2006). Un etrohistoriador (Braakkhuis, 2001) fue el primero en descubrir que la caza det venado* se considera, en ciertos mitos mayas, como una alianza matrimonial entre el cazador y su presa. Yerno del “sefior de los animales", el cazador ten- ria la obligacién de devolver a éste los huesos de los animales muertos, a fin de regenetarios y en- gendrar nuevos venados por medio de su actividad sexual con la “madre dé las presas”, Escenas pin tadas sobre vasos dol periodo Clasico constituirian. las representaciones de dichas escenas de regene- racién. Poco tiempo después y de manera inde pendiente, una arquedloga (Brown, 2005), publics cl resultado de sus excavaciones en los escoridites rituales de huesos faunisticos (ritual faxna caches), descubiertos en la zona maya. Su Investigacion en. fos textos etnohistéricos pone a luz la creencia en tun *guardidn de los animales” que reside en las ca vidades rocosas.del cerro, lugar donde el cazador devuelve los huesos de la caza consumida, Ai mismo momento, pude filmar enti los tla panecos del estado de Guerrero ef recibimiento ce- remonial del venado al regreso de la caceria y el > La doctora Danidle Debouve es Directora de Investigaciones del Centre National deta Recherche Seientifizue (CNS) en Paris y Direc tora de estudlos en ta Ecole Pratigue des Hautes Etudes (Sorbona) on Francia, ha eset los siguientes brs: fteguio de Tos santas ‘yt competencia entre ls mercadares, Hala una Rstria del espacio en la Monta de Guerrero, Cuando los banqueos eran santo, Lt afrenda szcrificil entre lo lapanecos de Guerrero, ente otros ‘Las ideas expresadas aqui son el resultado de una reflexion Iniclada en ef coloquio “ cacerfa,précticas sociales y simbélicas Universidad Paris X, Nanterre, 942 de junio de 2005, publicada por Isabelle Sidéra en 2006, Luego fueron discutidas on else sinario "Guerta, caceriay sactfico en Mesoamerice”, Universidad Paris X. Nanterre, ctopoligizas y entre los indigenas de México", Méxice. ENAH, 24-29 de Johanna Broda “Caceria, saeco y stul ena teotas a 2 de junto de 2006, y en el seminario de rovlembre de 2006. Agradezco los organizadores y participantes de estos eventos sus aportes a ml refiexdn, aunque quisiera destacar que soy I nica responsable de esta I Ineasy sus ercores eventuales. Agredazco profundamente a Gloria Artis, Saul Mi lian, Johannes Neurath David Reblchaux, por suinuerds en ver ia publicaciin de est aticulo. La presence refiexén no hublera sido posible sine! apoyo de la autoridades municipales de Acatepec, Guerrero, Agradezco en especial alas auteridades agrarias {que dleron el permiso de realizar wr ‘radlelén esnegetica de su: municipio, in caza de venade con el propdsito de que sea conservade por medio audiovsuals la rica * Por comodidad uiliza el término venado para designar el Odoceteus virgintanus. depésito de sus huesos en una cueva, y propuse la reconstruccién de la seduencia ritual cinegética en la cual estos eventos coran lugar, conforme a un modelo mesoamericano (Dehouve, 2006), Prepa- racién ritual y abstinencia, recibimiento ceremo- nial de las presas, separacion de la carne y de los hhuesos constituyen sus principales episodios, de ja misma manera que en el modelo elaborado por Roberte Hamayon para Siberia (Hamayon, 1990 y 2005). Ademés, en ambos casos, fa cacetia se concibe como una alianza matrimonial entre el cazador y su caza Apoyandome en estos trabajos convergentes, quisiera proponer una definicin mas precisa det "modelo cinegético”, Para el efecto, es necesario en primer lugar establecer que, al contrario de lo que se piensa a menudo, la cacerla no es tinica- mente una actividad de subsistencia, aun ritualiza- da. Propongo, de acuerdo con Hamayon (2005) y Wolf (2001), que la caceria representa una manera de sacar recursos de fa naturaleza que descansa fen una amplla construccién a fa ver social, simbé- lica y ritual, Hamayon muestra que la consiruccién simbolica de los cazadores siberianos se basa en la concepcién de espiritus que gobiernan los recursos cinegéticos, y con los cuales el cazador establece una alianza matrimonial que le permite tomar pre sas. Sin embargo, atin autorizada por la allanza, la toma de carne sigue siendo un crimen y abre iun ciclo de intercambios, Del mismo modo que los hombres se alimentaron de la fauna, los anima- les salvajes consumen ta fuerza vital de fos horn- bres que caen enfermos y mueren: enfermedad y muerte pagan por la vida pasada y garantizan fa vida futura (Hamayon, 1998). Dicha concepcién simbélica rige los rituales destinados a obtener a suerte en la caceria, asi como la organizacién so- cial dominada por la figura del “chaman”, capaz.de desposar un espiritu animal y volverse animal a voluntad y de modo reversible La lectuta de la sociedad de tos Kwakiutl de Colombia briténica propuesta por Eric Wolf (2001) construye también en torno a la toma de los recur 08 cinegéticos todo un mundo hecho de represen- taciones, rituales y jerarqufas sociales, En efecto, el consumo de la caza toma lugar en un ciclo; cuando los hombres cazan, fos animales aceptan morir con la condicion que sus cuerpos reciban el tratamiento ritual adecuado que permite su renack miento, Por lo tanto, "matar, transformar y comer se transforman en una tarea ritual en la cual los Jefes desempefian una responsabilidad especial” (Wolf, 2001: 140). Bllos son los que dirigen el pro- ceso de la toma y del consumo de fos recursos y garantizan el buen desarrollo del ciclo de vida y muerte segiin el cual, después de haber comido Jos animales, los hombres, a su muerte, sera a su vex. consumiidos por ellos, Sin embargo, los jefes adquieren su estatuto en el curso de unas ceremo- nas de iniciacion durante las cuales, jovenes, son simbdlicamente capturados y devorados por los. espiritus animates, Al volver de esta experiencia, ellos rismos han adquirido ciertas propiedades animales y pueden garantizar el equilibrio entre la sociedad humana y la fauna. La organizacién social de fos Kwakiutl, con su Jerarquia social dominada por los “jefes” contras- ta con la de los cazadores siberianos, en la cual sélo el chaman se distingue de los demds cazado- res por su aptitud en comunicar con los espiricus animales. Sin embargo, ambos casos representan, cada uno de un modo singular, una construcctén social, ritual y simbslica, cuya finalidad es permitir Ja coma de los recursos naturales. EnMesoamérica, el “modelo cinegético” organi za las representaciones y los rituales relacionados con la depredacion, La caceria, simbdlicamente legitimada por medio de la alianza matrimonial entre el cazador y la presa, abre un ciclo que com- prende el consumo de carne y la regeneracién de los huesos. A su muerte el hombre devolverd su propio cuerpo a la naturaleza, salvo en el caso en. que su falta de respecto a las observancias rituales Jo lleva a volverse inmediatarnente [a presa de los espititus animales Este esquema remite a las construcciones sim bélicas y rituales de los siberianos y los Kwakiutl sin embargo, y al contrario de estos dos casos, las sociedades mesoamericanas no se basan en la caceria, sino en la agricultura, aunque conviene matizar dicha afirmacién ya que, dado el poco de- sarrollo de la crianza de animales, las actividades, cinegéticas nunca han perdido su Importancia en fa alimentacién de carne. Ha sido demostrado que la cacetia se practica de preferencia en las milpas donde los animales vienen a comer las plantas cul tivadas, segiin un modo de gestién llamado garden ‘hunting (Katz, 2006: 184). Fuera como fuera, la ca- ceria se ha vuelto un sencillo complemento de las actividades agricolas, De acuerdo con eso, la socie- dad mexica no se basaba en la existencia de char manes, al contrario de las sociedades siberianas, nl de jefes, al contrario de la sociedad Kwakiutl, sino fen una organizacién ritual més amplia, dominada ‘en el campo ceremonial por fos sacrificlos huma- nos y én el campo social por un rey sagrado. En estas condiciones, zqué lugar conceder a la supervivencia de! modelo cinegético en Mesoamé- rica? Tales la pregunta planteada agut. El articulo mostrara que la toma de recursos agricolas sigue el modelo de la toma de recursos cinegeticos. Para el efecto, desarrollara cada uno de los aspectos del modelo cinegético-la alianza y su ruptura a nivel de las representaciones, el ciclo del consumo y del renacimiento a nivel ritual-y dermostraré que es- ran presentes tanto en la cacer‘a como en la agri cultura. Descubrira también los remoldamientos del modeto al pasar de la caceria a la agricultura La refiexién se basaré en los documentos etno- hhist6ricos que tratan de la depredacion y de los ri- tos agrarios, asi como en datos provenientes de los grupos indigenas contempordneos. Entre éstos tl tims, mencionaré de manera més particular dos grupos def estado de Guerrero-los tlapanecos del municipio de Acatepec, donde realize desde 2000 un estudio intensivo de la religién, y los nahuas de Xalpatlahuac donde también empecé mi tra bajo exnografico en 1967-. Sin embargo, los casos citados no seran descritos de manera exhaustiva y se mencionaran tnicamente para apoyar la de- mostracion, Ademds, citaré una amplia literatura ‘etnogtafica abarcando varios grupos indigenas de México y Guatemala La alianza y el establecimiento del pacto El establecimiento de una allanza matrimonial simbdlica entre el cazador y la caza, por una pat te, y el agricultor y sus cultivos, por la otra, se basa respectivamente en las actividades cinegeéticas y agricolas Los actores En primer lugar estableceremos quién esta en me- dida de pacrar la alianza A, Los jefes” 0 * duerios” Una visién jerérquica de las potencias naturales preside a las representaciones mesoamericanas. Es lo que se desprende de la observacién del caza- dor tlapaneco, quien antes de salir de cacerfa, pide varios seres él permiso de matar los animales. Primero se presenta ante el cerro mayor llamado gj en tlapaneco y San Marcos en espafiol para presentar sus ofrendas y peticiones. Luego visita al seftor de los animales (tlap.,fovetion, esp., San Eus- El vonado, el maizy el sactifcado: <—~ taguio) que reside en el cerro, en una cavidad tlena de los huesos de los animales depositados por los cazadores. Por fin, su suerte en la caceria depen de de las relaciones individuales que es capaz de entablar con el “rey de los venados”, Si pudo ma- tar un venado de gran tamario y descubrir en su ‘estémago la piedra bezoar, es capaz de volverse cazador profesional, Al conservar esa piedra en su olsa cuando saldré de caceria, mataré muchos animales; pero al dormir en él monte de noch no debera echarse en el suelo, ya que los vena- dos lo atacarian para recuperar la pledra, También ftendré que tomar mucho cuidado en no perderta, pues se volveria vulnerable y victima de la vengan- za de los animales, Este caso modemo permite entender de qué ‘modo las potericias natuvales combinan sus pode- res segiin una escala jerarquica. El certo, el sevior de los animales y el jefe de la manada, en orden decreciente, intervienen en la caceria de mane- ra conjunta, a tal punto que se interpenetran y, a veces, se confunden. Asi, Linda Brown demostro ue el sefior Ge los animales es omnipresente en Figura {Las cahas de dos magoras en Acatapec, Cutcrro. Foo Danie Dohowve | | | | | | | | —+ Cuadernos de Cinologla + Fguce 2 Las eafae de dos mazorcas en Acsepec, Guerrero, Foto: Danie Figure 5; Maaorear do dobley eile cabeza (Cee Moreno, X, p15, fo. 2608"), tre fos mayas contempordneos, asi come entre sus ancestros de la época colonial y prehispanica (Brown, 2005: 138-139) y, sin embargo, su representacién oscila entre una figura asociada a la cavidad rocosa, y por consiguiente al dios del cerro, y la imagen de un gran venado de astas ramificadas. De hecho, el sefior de los animales esta literal mente constituido por los huesos y créneos animales enterrados en el corazon del certo y posee, por lo tanto, una naturaleza dual, a la ver tertestre y animal. Veremos més ade- lante gue, en los mitos, el suegro del caza- dor se asemeja, segtin Jos casos, al dios del cerro 0 al venado. Cul es la contrapartida agricola de es- tas potencias naturales? Ellas se distribuyen también los papeles de manera jerérquica Volviendo a tornar el ejemplo del tapaneco, el agricultor, se dirige a los cerros llamados ~ @jkui 0 San Marcos. En cada cumbre ofrece un sactifcio que el cerro comparte con la tierra sobre la cual esté extendido. Pero, ademés, la milpa posee sus jefes o duerios que es necesario venerar. Cuando el maz madura entonces aparecen unas matas car- gadas de dos, tres o cuatro mazorcas (tlap. rixpd, “gemelo”), (Figuras 1 y 2). Otras ma- zorcas llamadas mbasta poseen dos o tres cabezas en lugar de una (Figura 3), Los ri- tuales se dirigen a estas plantas especiales y no al maiz comun y corriente En la parte nahua del estado de Guerrero, son las mazorcas de cabezas miltiples que llaman la atencion del campesino (Matias Alonso 1982). La “madre de las mazorcas” (zinnantti esté conforma da por cuatro mazorcas reunidas en una sola. La “serpiente mazorca” o "mazorca germela”(zincoat!) esté constituida por dos mazorcas sobrepuestas en forma dé vibora, La “cruz mazorca” (gincruz) te- line tres mazorcas que dibujan una cruz. Entre los mixtecos, Monaghan (1995; 218) observé que el ‘maiz tiene su “duefio” (ito), que es una mazorca doble, nif iy, “rey de las mazorcas”. Se coge y se deposita en el altar doméstico donde recibe ofren- das de copal y velas, Descubrir tal mazorca es una sea de buena cosecha. Las otras plantas tienen también sus duefos; ast ef autor da el ejemplo de una vieja mata de café que su propictario mixte- co no queria cortar por miedo de matar el duefio del cafetal, eso hubiera traidc. por consecuencia la desaparicién de todos los demas arboles. De esta manera, las matas con mazorcas mdi ples y las mazorcas de cabezas multiples son con: Heradas como los jefes o dueftos, padres y madres del terreno cultivado. Pienso que estas précticas deben ser difundidas, aunque pocos antropélogos las mencionen. ‘Anivel etnohistérico, se encuentran huellas del culto a las mazorcas multiples en algunos docu- mentos coloniales. Bl padre Pedro Ponce de Leén, indio noble de Tlaxcala y cura de Zumpahuacan (en el actual Estado de México), sefialé hacia 1569 que, a fines rituales, el agricultor cortaba en su milpa la “catia que lleva dos 0 tres mazorcas, que llaman xolott, Ponce de Leén en Garibay, 1965: 127), Por su parte, Durén describe el modo de cosechar estas matas; “Quebraban las cafias de ‘maiz por junto a la mazorca dos 0 tres canutos mas abajo sacando de cada sementera una braza- da de aquellas cafias de matz con sus mazorcas” (Durén, t. I, cap. 19, p. 176), Dichas descripcio- nes remiten a las representaciones que figuran en ~ Jos manuscritos pictogréficos de estilo precorte- siano. En ellos admiramos el “duetio" del maiz, aibujado como una cafta de mazorcas multiples 0 como la mazorca de varias cabezas (Figuras 4, 5. 6.798). En conclusién, la jerarquia de las potencias na- turales en la agricultura comprende el certo (Tlé- loc), la tierra y tos duefios del maiz. Aqui aparece ‘un modelo estrictarmente paralelo al de las poten- clas cinegéticas. El cerro y sus cavidades desem- pefian para el cazador, el papel del cerro y dela tierta para el agricultor. Por otra parte, el rey de los vertados desempefia la misma funcién que las cafias y mazorcas dobles, las cuales representan, en el mundo agricola, e! jefe de la manada. Se puede pensar que la dualidad de los jefes de manada animales y vegetales dej6 huellas en Jas mitologias mesoamericanas, en particular en las figuras paradigméticas de los gemelos Xolotl y Quetzaicéat! (el término coatl, serpiente, significa gemelo). Se cuenta que el dios Xolet!, queriendo li- brarse del sactificio, se transformé en mazorca do- ble y luego en maguey doble (Dakin, 2004), Por su atte, la Leyenda de tos Soles (192) describe como bajaron del cielo dos venados, que poseian cada uno dos cabezas y fueron las primeras victimnas de Ja cacerfa. B. El principio duat Conocemos ahora las potencias naturales suscep- tibles de establecer la alianza. Falta precisar que I venado, el malzy el saccade = Figura 6 Una celdeddlrva condos mazoeasen cada mane (Ourtn, 195, pg 26. sagors 5 Chierecoatl cosa losmantenimiento, cen dasmazarees Seis mano devecha (idee Feri, Uf 29°), ——* Candernos de Etnologia + igure 6: Ete abt en a asta ence de Hvetecut (Cie Bobsnic, pg 77), Alpe fara a encuerere un cana de dab azacea cada una de ellas posee un doble sexo. Esto es un principio fundamental segin el cual cada ser (0 categoria de seres) esta dotado simulténeamente de los generos masculino y femenino, ain cuando predomine uno de los dos. ‘As{una manada de venados se compone de dos clases de animales, los machos y las hembras, El mismo modelo se aplica en la agricultura donde el conjunto de las plantas cultivadas se define.como la unién del maiz (hembra) y de otra planta (mma- cho). Bn la época prehispénica, el cultivo comple- mentatio era el huauhtli, arnaranto o bledos (Reyes Equigas, 2005), que aparece en par con el maiz en el altar de la diosa Chicomecoatl (Figura 7, véase Reyes Equigas, 2005: 165). Sabemos, ademas, que la semilla de maiz y de bledos se asociaban para hacer la masa llamada tzoatl, con la cual se repre sentaban a las deidades, ritualmente consurnidas. Asi, pot ejemplo, el Cédice Magliabecht advierte que, durante la fiesta de Toxcatl, “hacian tamales de los bledos y del maiz, que ellos llaman cuerpo de dios” (Cédice Magliabechi, 1996, 52r-33v, citado por Reyes Equigas, 2005: 107). Esto significa que fa categoria “mantenimniento” o “cereal” se compo- nia de una parte femenina (el maiz) y otra mascult na (el amaranto). Hay que advertir que era posible conformar otras parejas, como ef malz hembra y €l fro] rnacho ©, en el mito nahua que recogi en ‘al estado de Guerrero y comento més adelante, e! maiz hembra y el chile macho. Frente 2 estas parejas de potencias naturales, ef cazador, como el agricultor, aparece dotado de tuna doble naturaleza. En efecto, encabeza una far rmilia que comprende machios y hembras, como ta ‘manada de venados y el conjunto de las plantas cultivadas. Por consecuencia, los dos seres-macho y hem- ‘bra-del mundo humano se encuentran frente a los - ~aesarle (n ys pacaga frmeande de Fgura 1:81 akar dl dot (cot) en ta Nesta de Octpanitt (Cie Borodin, pa. 29, Meese, decade tao, las dos fores de emacent y lacanadedobiemazorca El verado, el maiz yal sacrificado. =~ dos seres-macho y hembra~del mundo natural. La concepcisn de la alianza entre el cazador y su pre- sa, por una parte, y el agricultor y sus cultivos, por fa otra, se basa en el juego complejo de relaciones cruzadas entre estos cuatro seres. Veremos que, en Ja alianza entre el hombre y sus recursos alimen- ticios, la familia humana desempefia el papel del macho, mientras la presa y el cultivo se consideran como hembras. Pero existen dualidades envaradas susceptibles de poner en relacién la mujer con un macho animal o vegetal. Bstas observaciones preliminares permiten el analisis de los mitos de alianza, Los mitos Varios grupos indigenas contermporineos ofrecen relatos de alianza. A. Elcazador en residencia uxorilocal Existe una gama de relatos que tratan de la seduc- ci6n de una cierva por el cazador y la depredacion se asimila 2 una corte (Braakhuls 2001, p. 392- > "Goa Nadie se espa ‘lose rernlet". El rezandero comenta es ‘el ich conju, y paraze que alava alas ave de Alarcén, 1892, p. 161, cap. 7, comercado por Breakthuls, ura 8 Una ca de dabe mazocea ert as manos de Mos (Ce yer Mayer. p88 34. i tenga temor de mi, que s510 os llevaré a que véais a mi herman fragmento de piegara del mado siguiente ale hermosura de 2004, p: 393). Del mistno modo, al venado y al pez “est experando mi 1593), en conformidad con el principio de dualidad que presenté artiba Sin embargo, por el juego de las dualidades en- varadas, la mujer del cazador (su parte femenina) puede seducir un anitnal macho. Es lo que hace al bafiarse en un lago antes que su marido salga de caceria, De este modo, el ciervo se encuentra attaido hacia of lago, donde fo mataré el cazador, entre los cakchiqueles dé San Antonio Palopo en Guatemala (citado ibid, p. 395), Del mismo modo, en un rezo de principios def siglo XVI recopitado por un cura en el actual estado de Guerrero, el ca- zador de colmenas se dirige al enjamibre como a lun ser masculino y le sugiere que venga @ admirar Ja belleza de su mujer’ . Los relatos mas prolijos ponen en escena al sue- gto del cazador. Para permanecer en el estado de Guerrero, es preciso recordar el relato recopilado por Francoise Neff en un pucblo mixteco. Reza que un muchacho no se queria casat, Pero el dia de la Candelaria (2 de febrero), ve pasar delante de su puerta a dos muchachas y jas sigue. Ellas se ale 12, la diosa Xechiquetza, llamada pre "0 ya se entienda a mujer del que haze 1a mujer para efcionaris a que vayan 8 vivir con ella (ule hermana le diosa Xochiquetzal” (Rutz de Alareén, 1892, p. 166, cap. 9y p. 172, cap. 16) © Cuadernos de Pinaloggs + jan del pueblo y llegan al pie de un cerro en el cual se meten, El oven entra detrds ellas y encuentra al padre y a la madre de las muchachas, que son dos viboras enormes que fe dan de comer carne huma- na y se vuelven sus suegros, La serpiente encarga a su yerno el cutidado de los animales domésticos que viven adentro del cerro, pues la prosperidad de los animales criados por los campesinos en el mundo de afuera depende de los animales de la cueva. El afto siguiente, al volver la fiesta de fa Candelaria, el muchacho sale del cerro: lleva pies y cuiernos de toro (Neff, en Broda, 2001: 357-358, y 2005: 66 y siguientes, citado y comentado en Dehouve 2006: 197) Es posible reconocer en el suegro el duefio de los animales asimilado al Tlaloc prehispanico de aspecto ofidiano, cuya atribucion es, de ahi en ade lante, el culdado de los rebafios introducidos por los espafioles. Aungue se preocupe de la crianza de animales y no de la caceria, este relato presenta ef interés de enunciar de manera clara la existen- cla de una relacién de alianza entre el joven y su suegro, la cual exige el servicio del yerno en resi- dencia uxorilocal | mito del chuparrosas analizado en sus varian- tes mayas por Braakhuis (2001. 394-395) habla del bride service cumplido por el yerno hurmano en casa de su suegro animal, En unas casos mayas de espe- cial interés, este servicio Consiste en regenerar los huesos de las presas por medio de relaciones sextia- les con la “madre de fa caza” (ibid, 396), Estos mitos remiten a las practicas mattimonia- les indigenas*. En efecto, el matrimonio mesoame- ticano preveé en general que la recién casada vaya 2 vivir en residencia pattilocal en casa del padre del muchacho, la cual, de esta manera, gana una trabajadora. A cambio, el muchacho ha efectuado antes un periodo de trabajo en casa del padre de Ja muchacha (y a su beneficio), o bien le paga una compensacién financiera, En el mito mixteco, el servicio del yerno consiste en reproducir el ganado del suegro y, en los mitos mayas, tiene por finali- dad generar nuevos venados. Ambos casos insi ten en la primera parte del casamiento que tiene lugar en residencia uxorilocal. B. Elagricultor en residencia patrilocal Unos mitos paralelos tratan de la alianza del agri- ccultor con las michachas matz, los mas conocidos “ Véase el modelo elaborade por David Robichaux (2006). han sido recopilados entre los huicholes (Furst 1994). E] héroe vive con su madre y ambos se mueren de hambre, por lo tanto, ef muchacho sale ‘buscar maiz. Llega a casa de la madre de los ce- reales, quien fe da en matrimonio una de sus hijas maiz, de uno de los cinco colores rituales ~ ras @ menudo el azul -, La madre avisa el muchacho que construya para su esposa una casa adornada de flores en la cual descansaré {la troje). Ella no debe- +4 trabajar en ninglin caso, Sin embargo, la suegra de la muchacha no tarda en adoptar la actitud de la suegra hacia sus nueras: le pide que rmuela el maiz Como la muchacha es maiz ella mistna, muele sus propios brazos y sangra, Luego se quemna al cocer las tortillas hechas de su came. Finalmente, loran- do, ella deja esta casa para volver a la de su madre. E] muchacho la sigue.y aprende de la madre de los cereales los rituales que tendra que respetar en relaci6n con el maiz. i] Llamalaatencion queeste relato, (aparentemen- te paralelo a la alianza del cazador con la presi, desarrolla en realidad otro aspecto del matrimonio indigena. Mientras el mito que precede habla del servicio del yerno en residencia uxorllocal, éste expone las consecuencias de la residencia patrllo- cal de la casada. Trabajo del yerno en residencta tuxorilocal y trabajo de la nuera en residencia patri- local representan normalimente los dos episodios sucesivos del matrimonio indigena. El primero se adapta bien a la descripcién de las actividades del cazador en el monte, es decir, en residencia uxo- rilocat. En cambio, la preparacién del maiz toma lugar en la casa del agricultor, es decir, en tétminos analdgicos, en residencia patrilocal. ‘Sin embargo, la alianza entre el cazador y su presa, y el agricultor y sus cultivos, es inesta- ble. Los mitos asimilan la caceria y la agricultura a un matrimonio, al mismo tiempo que advierten que este matrimonio es peligroso (para el cazador) Y precario (para el agricultor). Los relatos zutis de las muchachas-mafz rezan que ellas se huyeron, porque los muchachos las miraban como st fueran verdaderas muchachas en espera de matrimonio (Cushing, 1896: 435 y siguientes). En realidad, log mitos comparan las actividades de consumo a una alianza, al mismo tiempo que advierten tos auditores que no deben tomar la metafora al pie de la letra. Es porque la alianza es de una na- turaleza especial que pide una serie de regias y

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