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Unas de las fiestas de mayor trascendencia patriótica, era sin lugar a duda el aniversario de la
independencia de México, en vista de que nuestros padres y abuelos nos heredaban un amor patrio
haciendo de esta festividad un recuerdo inolvidable, máxime que en esa fecha todos los habitantes
teníamos que estrenar cualquier prenda de vestir, y sin temor a equivocarme todo era fiado.

En víspera de tal fiesta se observaba un clima de comentarios que varios obreros de la fábrica
cubrían de adorno lo que era un símbolo de los habitantes de este poblado, (el famoso salón de
diversiones cubierto de cadenas de papel verde blanco y rojo, sin faltar los indispensables FESTONES
y al frente nuestra insignia nacional.

Por su parte la empresa proporcionaba la materia prima necesaria para el adorno de casas, calles y
la avenida principal que chulo se veía nuestro pueblito, mencionando que para esos gastos que en
ocasiones duraban tres días seguidos la empresa, obreros y comerciantes proporcionaban el dinero
suficiente para las finanzas.

Recuerdo que en esas fechas la avenida principal aún no se encontraba pavimentada y ahí se
celebraban carreras de caballos, los jinetes competían a practicar una especie de deporte que
consistía en ensartar una pequeña argolla auxiliándose con una herramienta que parecía un lápiz y
los triunfadores eran premiados y galardonados con su respectiva banda colocada por una dama,
que al parecer eran las madrinas, esta fiesta no solo la disfrutaban los habitantes de San Rafael era
tan popular que acudían gentes de todos los pueblos aledaños y del mismo Distrito Federal sin
excluir a nuestro municipio de Tlalmanalco.
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La fiesta era toda una ceremonia al baile se acudía con elegancia y presencia, con el correo del
tiempo me entero porque tanto interés en esa fecha era acudir al famoso baile, la clave consistía
que se prestaba para conseguir novia o cumplir con un compromiso pendiente y algo que parece
chusco y el resultado de tanta cartas de amor ya que en ese tiempo existía esa costumbre.

Uno de chiquillo se metía en medio de tanta gente con riesgo de lastimarse, pero no importaba ni
los empujones o aventones que nos ocasionaban las parejas, que gusto nos daba cuando del
templete aventaban bolas que contenían confeti y dulces, el efecto consistía que parecía un premio
al que las cachaba para después el confeti regarlo en las cabezas o el cuerpo de los asistentes esto
también servía para que a otro día se presumiera como una señal de haber acudido al baile, una
detalle que nos divertía mucho era observar cómo había personas que se desprendían de sus
zapatos o guaraches y bailaban descalzos hasta parecía que con sus pies andaban recogiendo el
confeti.

Siguiendo la secuencia del baile había otro que no se quedaba atrás en entusiasmo estos eran las
famosas quermes, ya que estas también se organizaban en el salón de diversiones y en su interior
parecía un pueblito porque se instalaban en su interior puestos con todo tipo de antojitos, pero sin
faltar las oficinas del registro civil y la temible cárcel con sus gendarmes o policías y cuando uno se
encontraba bien entretenido con la dama los gendarmes se presentaban de improviso y con
cualquier pretexto lo remitían a la comisaria y al galán lo tenían detenido en la cárcel improvisada
para que después más tarde lo sacaban y presentarlo ante el señor juez para hacerle la advertencia
de que la única forma de dejarlo en libertad era tenía que aceptar casarse con la dama que lo habían
sorprendido, todo esto se presenciaba con tanta ejecución que parecía una realidad ya que la
secretaria del señor juez contaba con su máquina de escribir y le hacía entrega al contrayente de su
documentación por la cual había sido remitido, terminada la ceremonia también te hacían entrega
de tu respectiva acta de matrimonio con tu respectiva multa que era una especia de gratificación
para la siguiente ceremonia.

Cuantos recuerdos dejo el famoso salón de diversiones porque en esos tiempos era para usos
múltiples como cine, bailes, bodas, box, basquetbol, asambleas y despido de personajes como fue
el señor Ing. Don Fernando de la Macorra y otros más.

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