erase que esta señora era mi vecina de enfrente, erase su ropa tirada en el suelo y ella acostada en mi cama. Erase que un hombre llama a la puerta preguntando si he visto a su esposa, erase que este hombre era mi vecino y me dice estoy muy preocupado por ella pues nunca ha faltado así de casa. Erase que vuelvo a mi cuarto y la encuentro riendo a mandíbula suelta y montándose encima me susurra al oido el pobre cornudo todavía me ama. Erase que su risa me hiela la sangre y sus palabras bajan mi deseo que ya no se levanta en toda la noche. Es que ya no me gusta mi vecina porque a mí me gustan mucho las mujeres pero no soy un hombre insensible. Eladio Parreño Elías 22-Enero-2018