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3º++DOMINgo de Adviento
3º++DOMINgo de Adviento
Ciclo A
Las relaciones entre Juan Bautista y sus discípulos y entre Jesús y los
suyos, resultan un tanto inciertas en las tradiciones primitivas. Los
versículos del 2-6 son un debate de escuela, probablemente de origen
pospascual, sobre la naturaleza de la misión de Jesús, desarrollado
entre los discípulos del Bautista y los cristianos.
Juan sabe de las obras de Jesús, lo que dirige la discusión del debate
a preguntarse sobre cuál es la naturaleza de su mesianismo. ¿Sería
Jesús un mensajero divino como Elías?
Juan al oír hablar de las obras realizadas por Jesús, envía desde la
cárcel a sus discípulos para que pregunten directamente a Jesús, si es
o no el Mesías. Esta iniciativa de Juan concuerda con el
reconocimiento de la superioridad de Jesús manifestado en el
bautismo. Juan no es un predicador oportunista, ni un lujoso
cortesano. Juan es un profeta, es el precursor del Mesías; es Elías el
que tenía que preparar el camino. Sin embargo, a pesar de ser el más
grande entre los nacidos de mujer, los que han entrado en el reino a
través del seguimiento de Jesús son más que él.
Para nosotros los cristianos nos queda claro quién es Jesús, es el Hijo
de Dios, nuestro Salvador. Pero es necesario reconocer que aunque
muchos han oído hablar de él no creen en él, sigue siendo un
completo desconocido. No basta con saber que existe, es necesario
acogerlo en el corazón, no poner ningún otro ídolo que sustituya el
lugar que le corresponde en nuestra vida. Estamos llamados a ser
imitadores de Juan Bautista en el celo misionero para que Jesús llegue
a todos los corazones y los transforme.
4. ORACIÓN
(Se puede hacer alguna oración en voz alta donde participen quienes
gusten dando gracias a Dios por la Palabra escuchada. Se puede
recitar algún Salmo o alguna oración ya formulada)
Dios nuestro,
que has querido anunciar
la llegada de tu Hijo al mundo
por medio de la predicación de Juan el Bautista;
concédenos vivir de tal modo,
que nuestras palabras y obras
anuncien la grandeza de tu amor,
que en tu Hijo querido nos ha redimido.
Enséñanos el camino que conduce hacia Ti,
y danos la gracia de tu Espíritu,
para que junto con María,
nos preparemos a recibir a Cristo
en nuestras vidas.
Amén.