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3º DOMINGO DE ADVIENTO

Ciclo A

1. LECTURA DEL TEXTO: Mt 11,2-11


(Se pide la luz del Espíritu Santo)

Divino Espíritu Santo,


ilumínanos con tu luz
para descubrir la presencia
del Mesías entre nosotros,
y así seamos testigos de la Luz
que viene a iluminar las tinieblas
del mundo y de nuestro corazón.
Así enderezaremos nuestro sendero
para encontrarnos con el Mesías
que viene a salvarnos,
y desde nuestra pequeñez
dejarnos salvar por Él.
Amén.

(Cada uno lee en su Sagrada Escritura)

En aquel tiempo, Juan se encontraba en la cárcel, habiendo oído


hablar de las obras de Cristo, le mandó preguntar por medio de dos
discípulos: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a
otro?” Jesús le respondió: “Vayan a contar a Juan lo que están viendo
y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios
de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se
les anuncia el Evangelio. Dichoso aquel que no se sienta defraudado
por mí”. Cuando se fueron los discípulos, Jesús se puso a hablar a la
gente acerca de Juan: “¿Qué fueron ustedes a ver en el desierto?
¿Una caña sacudida por el viento? No. Pues entonces, ¿qué fueron a
ver? ¿A un hombre lujosamente vestido? No, ya que los que visten
con lujo habitan en los palacios. ¿A qué fueron, pues? ¿A ver a un
profeta? Sí, yo se lo aseguro; y a uno que es todavía más que un
profeta. Por que de él está escrito: He aquí que yo envío a mi
mensajero para que vaya delante de ti y te prepare el camino. Yo les
aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más
grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino
de los cielos, es todavía más grande que él”. Palabra del Señor.

Repasar el texto leído


(Se pregunta a los participantes y responden leyendo los versículos
en su Biblia)

¿Dónde se encontraba Juan el Bautista? v.2


¿Qué preguntaron a Jesús los discípulos enviados por Juan? v.3
¿Qué respondió Jesús a los enviados de Juan? vv.4-6
¿Qué hizo Jesús cuando se marcharon los discípulos de Juan? v.7a
¿Qué preguntas hizo Jesús a sus oyentes? vv.7b-8
¿Quién es Juan el Bautista para Jesús? v.9
¿Qué estaba escrito de Juan en las Escrituras? v.10
¿Quién es mayor que Juan? v.11

Explicación del texto

La pregunta que hace Juan el Bautista por medio de sus discípulos a


Jesús nos desconcierta. Pareciera que no sabe a ciencia cierta si Jesús
es el Mesías o no, y que necesita que se lo diga claramente.

Las relaciones entre Juan Bautista y sus discípulos y entre Jesús y los
suyos, resultan un tanto inciertas en las tradiciones primitivas. Los
versículos del 2-6 son un debate de escuela, probablemente de origen
pospascual, sobre la naturaleza de la misión de Jesús, desarrollado
entre los discípulos del Bautista y los cristianos.

Con la escasa información que tenemos sobre la persona de Juan,


podemos suponer que el énfasis en el juicio escatológico que ponía en
su predicación no apareció en la predicación de Jesús y que esto le
causó gran asombro. El mesianismo y el escatologismo de Juan fueron
corregidos por la proclamación de Jesús.

Juan sabe de las obras de Jesús, lo que dirige la discusión del debate
a preguntarse sobre cuál es la naturaleza de su mesianismo. ¿Sería
Jesús un mensajero divino como Elías?

En la narración de una serie de milagros realizados en presencia de


los discípulos de Juan, son tomados algunos de la cita de Is 29,18-19;
35,5-6; 61,1. Esta respuesta de Jesús, si bien nos es una afirmación
formal de mesianidad, alude a unos fenómenos que en el Antiguo
Testamento y en el judaísmo se tenían como característicos de la era
mesiánica.

Más importante es el hecho de que las citas establecen el tipo de


mesianidad que Jesús deja entrever a los que saben mirar. La
mesianidad de Jesús no consiste en el juicio escatológico de ira, ni en
la instauración de un imperio mesiánico sobre todos los reinos de la
tierra, ni en una guerra de exterminio contra todos los enemigos del
pueblo elegido. Su mesianidad consiste en curar enfermos y repartir
bendiciones.

En los versículos del 7-10 presentan en testimonio de Jesús a favor de


Juan Bautista: es mucho más que un profeta; es el mensajero de Dios
y el más grande entre los seres humanos, aunque no explica el
porqué. Así aunque deja claro Jesús que él es el Mesías, reconoce la
importancia de Juan en la obra salvadora.

2. MEDITACIÓN DEL TEXTO


(Cada participante puede compartir su reflexión personal)
Juan el Bautista es el precursor o heraldo, el mensajero que trae
buenas noticias. No es ni el Cristo, ni Elías, ni el Profeta como
pensaban los judíos. Los tres títulos tienen significado mesiánico. Los
judíos decían que Elías era una figura mesiánica, no como el
precursor del Mesías sino como el precursor de Dios. Juan Bautista
identificado con Elías era tenido como el Mesías, cosa que aclara este
evangelio de San Mateo.

Juan al oír hablar de las obras realizadas por Jesús, envía desde la
cárcel a sus discípulos para que pregunten directamente a Jesús, si es
o no el Mesías. Esta iniciativa de Juan concuerda con el
reconocimiento de la superioridad de Jesús manifestado en el
bautismo. Juan no es un predicador oportunista, ni un lujoso
cortesano. Juan es un profeta, es el precursor del Mesías; es Elías el
que tenía que preparar el camino. Sin embargo, a pesar de ser el más
grande entre los nacidos de mujer, los que han entrado en el reino a
través del seguimiento de Jesús son más que él.

Juan el Bautista es modelo de verdadera identidad, es un testigo


eminente de Jesús. Él mismo se reconoce como testigo excepcional al
presentarse realizando en su persona la predicación de Isaías: voz del
que clama en el desierto… Él encarna en su vida el mensaje de
salvación, no sólo la escucha la Palabra sino que se deja mover por
ella, actúa conforme a ella. Así reconoce su papel preparatorio para
que el Mesías sea acogido.

Para nosotros los cristianos nos queda claro quién es Jesús, es el Hijo
de Dios, nuestro Salvador. Pero es necesario reconocer que aunque
muchos han oído hablar de él no creen en él, sigue siendo un
completo desconocido. No basta con saber que existe, es necesario
acogerlo en el corazón, no poner ningún otro ídolo que sustituya el
lugar que le corresponde en nuestra vida. Estamos llamados a ser
imitadores de Juan Bautista en el celo misionero para que Jesús llegue
a todos los corazones y los transforme.

¿Hemos reconocido a Jesús que está en medio de nosotros, en cada


hombre o mujer que vive a nuestro lado? ¿Vivimos en la certeza de
que Jesús es la luz verdadera que nos muestra el camino que lleva a
Dios? ¿Hemos asumido la tarea que tenemos como cristianos de ser
testigos de Jesús, al igual que el Bautista? ¿Cómo hemos anunciado a
las gentes que Jesús ya está entre nosotros?

3. COMPROMISO PERSONAL Y COMUNITARIO


(Cada participante puede proponer compromisos personales y
comunitarios)

 Vivir el tiempo de adviento como tiempo de conversión,


asumiendo actitudes de verdadera fe cristiana.
 Asumir nuestro compromiso cristiano de ser testigos de Cristo
anunciando la buena noticia de su presencia entre nosotros.

 Cultivar la virtud de la humildad reconociendo lo que somos


tomando el lugar que nos corresponde y siendo responsables
con nuestra misión personal.

 Mirar la necesidad que nuestro mundo tiene de Dios, para que


colaboremos en darlo a conocer.

 Leer la Palabra de Dios que es la Luz de Cristo para que ilumine


nuestra vida.

 Que la fiesta de la Navidad sea un tiempo de conversión para


que las obras que Jesús se realicen en nosotros.

4. ORACIÓN
(Se puede hacer alguna oración en voz alta donde participen quienes
gusten dando gracias a Dios por la Palabra escuchada. Se puede
recitar algún Salmo o alguna oración ya formulada)

Se recita el Salmo 84 todos juntos y se concluye con la siguiente


oración:

Dios nuestro,
que has querido anunciar
la llegada de tu Hijo al mundo
por medio de la predicación de Juan el Bautista;
concédenos vivir de tal modo,
que nuestras palabras y obras
anuncien la grandeza de tu amor,
que en tu Hijo querido nos ha redimido.
Enséñanos el camino que conduce hacia Ti,
y danos la gracia de tu Espíritu,
para que junto con María,
nos preparemos a recibir a Cristo
en nuestras vidas.
Amén.

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