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CUADERNO DE CÁTEDRA Nº 2
La medición de la calidad. El caso de los
servicios públicos privatizados
- 2001 -
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A partir de la década de los años ´80, nuestro país inició un proceso de reforma dirigido a
transformar la estructura del Estado y a lograr que su funcionamiento sea más eficiente. Ese
proceso, que implicó una redefinición de las relaciones con la sociedad, el sistema
económico y la gestión de gobierno, comprendió dos etapas. En primer lugar, una respuesta
a la crisis fiscal del sector público basada en la transferencia de actividades de la órbita
pública a la privada, la desregulación de la economía destrabando los mercados, la
contención del gasto y la reducción de personal.2 Sin abandonar las consideraciones de
índole fiscal, alrededor del año 1996, la segunda etapa enfatizó la denominada
“modernización del Estado”, proponiendo un nuevo gerenciamiento público basado en
procesos de mejora continua y una gestión orientada a resultados.
privada o del ciudadano/ usuario. A partir del énfasis que adquirió en los Estados Unidos y
su repercusión en los países latinoamericanos, la difusión del modelo termina con la
propuesta de incorporarlo a la administración pública. “Este fenómeno - dice Chumbita
(1993: 1)- es ambiguo: puede verse como una demanda desde el sector empresarial
reclamando al Estado una especie de “privatización” de su comportamiento y también
como un interés del propio sector público en aprovechar la experiencia de la actividad
privada”. Para las empresas, el interés se asienta en la convicción de que al mejorar la
calidad de un producto/ servicio se generan ventajas competitivas. En esa línea, la
interrelación existente entre la noción de “calidad” y los conceptos estratégicos del
marketing es clara: la diferenciación, el posicionamiento y la segmentación de los mercados
asumen la forma de suministrar a los destinatarios un nivel de calidad superior al de los
competidores que, en la medida en que logre mantenerse y/o mejorar, permitirán consolidar
la satisfacción a largo plazo.
Si una aproximación hacia la evaluación de la calidad difiere según se trate de una empresa
o del Estado, merece una atención especial la opinión y la evaluación sobre la calidad
percibida del otro actor social considerado en este análisis: el ciudadano/ usuario. Este
artículo presenta los hallazgos de una investigación por encuestas destinada a conocer la
evaluación acerca de la calidad de cuatro servicios públicos domiciliarios privatizados (luz,
agua, gas y teléfono), y el conocimiento y la opinión sobre los respectivos entes reguladores
por parte de los ciudadanos/ usuarios residentes en la ciudad de Buenos Aires.
Estudiar esta temática nos remite a dos vertientes analíticas: por un lado, a la discusión
acerca de la medición de la calidad y la satisfacción del usuario; por otro, más cerca de las
reflexiones sobre el papel del Estado en una economía desregulada, al debate acerca de los
modelos -consumerista, ciudadano (López 1997; López y Felder 1997)- subyacentes en los
cambios habidos en la gestión pública y en la consideración de las instancias de
participación de los usuarios en el control de los servicios públicos de gestión privada.
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Montgomery (1985) sostiene que calidad es el grado en el que los productos y servicios3
cumplen con las exigencias de la gente que los utiliza. Dicho autor distingue entre calidad
“de diseño” y calidad “de conformidad”. La primera refleja el grado en que un producto o
servicio posee aquellas características en las cuales se pensó al crearlo. La segunda refleja
el grado en el cual el producto o servicio está de acuerdo, para el usuario, con la intención
del diseño. Esa distinción da cuenta de dos tipos de indicadores de la calidad. Los objetivos,
o estándares fijados por la organización, y los subjetivos, que se refieren a la calidad
percibida por el cliente. Si bien ambos indicadores deberían tender a coincidir, no es ello lo
que comúnmente ocurre.
El modelo postula que la calidad del servicio es el resultado de la discrepancia entre las
expectativas y la calidad percibida. Las expectativas son estándares con respecto a los
cuales se compara el desempeño de un servicio. Se forman a partir de la comunicación boca
a boca, las necesidades personales, las experiencias previas de uso, la comunicación externa
de los proveedores del servicio (publicidad) y también por el precio (Parasuraman et al,
1988). Teóricamente, se basa en el paradigma de la disconfirmación de las expectativas, el
cual sostiene que las expectativas individuales son confirmadas cuando el servicio se
comporta de la manera esperada tanto en el cumplimiento de una alta como de una baja
performance, o bien cuando las expectativas iniciales son positivamente confirmadas
porque el servicio funciona mejor de que se esperaba o porque las expectativas fueran
demasiado bajas. La insatisfacción se produce cuando las expectativas son negativamente
desconfirmadas porque el desempeño del servicio cae por debajo de las expectativas o
porque puede tener -la causa más frecuente- un desempeño peor del que se esperaba (Oliver
1980).
Las críticas a este modelo enfatizan la performance en lugar de las expectativas. Entre ellas
merecen mencionarse los trabajos de Cronin y Taylor (1992; 1994) -autores del
denominado SERVICE PERFORMANCE (SERVPERF)- y Teas (1993; 1996). Los dos
primeros concluyen que es innecesario medir la satisfacción del cliente en la investigación
sobre calidad del servicio dado que, a juicio de esos autores, es suficiente con la sola
medición de la percepción. También encuentran problemas en la dimensionalización de la
calidad del servicio utilizada por el SERVQUAL.
Richard A. Spreng, Scott B. Mac Kenzie & Richard W. Olshavsky (1996) sostienen dos
cambios con respecto al SERVQUAL que, más que una crítica al modelo, pueden ser
entendidos como una ampliación del mismo. Por un lado, consideran que el sentimiento de
satisfacción surge cuando los consumidores comparan sus percepciones de la performance
de un producto o servicio no sólo con sus expectativas (creencias acerca de la probabilidad
de que un producto esté asociado con ciertos atributos, beneficios o resultados; están
orientadas al futuro - de ahí su definición como predictivas- y son relativamente maleables)
sino también con sus deseos (evaluaciones del alcance de que los atributos, beneficios o
resultados de un producto conduzcan al logro de los valores de una persona; están
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orientados al presente y son relativamente estables). Por otro lado, este proceso de
comparación se produce no solamente con respecto a los sentimientos de satisfacción con
los atributos del producto o el servicio sino también con respecto a la información.
Metodología
6
. Ficha técnica:
Técnica de recolección de la información: encuesta telefónica. La encuesta fue realizada en base a Petracci,
M. y Dalia Szulik. 1998. Evaluación de la calidad de los servicios privatizados", Informe de investigación.
Tamaño de la muestra: 500 casos
Ámbito: Ciudad de Buenos Aires
Trabajo de campo: octubre de 1998
Universo: Población de 20 años y más.
Muestreo: Al azar. El entrevistado final fue seleccionado según cuotas por sexo y edad, de manera
proporcional a la distribución de la población.
Márgenes de Error: +-4.38% para un nivel de confianza del 95% y p=q=50% en estimaciones globales.
Controles de calidad: Supervisión in situ; Codificación y edición del 100% de los cuestionarios; Clean-up del
100% de la información grabada.
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. Las personas entrevistadas en cada ente regulador fueron los responsables de las áreas técnica y/o de
relaciones institucionales.
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. Los indicadores para cada dimensión fueron los siguientes: confiabilidad (“La seriedad de la empresa en el
cumplimiento del servicio”); seguridad (“la seguridad del servicio ofrecido por la empresa”); capacidad de
respuesta (“la voluntad de la empresa de ayudar a los clientes con problemas”, “la rapidez de respuesta a los
problemas de los clientes”, “la resolución efectiva de los problemas de los clientes”, “el tiempo de espera
cuando concurre a realizar un trámite”, “la resolución de los reclamos por errores de facturación”); empatía
(“la atención al público por parte de los empleados de la empresa”, “la claridad de la información brindada”);
tangibilidad (“publicidad”, “la claridad de la información contenida en la factura”).
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Evaluación global
Servicio eléctrico
La calidad del servicio ofrecido (calidad percibida) por la empresa de luz es inferior a las
expectativas (calidad esperada) de 1992 cuando la empresa fue privatizada. La
discrepancia entre la calidad percibida y la esperada aumenta entre las personas de mayor
nivel educativo y económico- social y entre los usuarios de Edenor con respecto a los de
Edesur.10 El promedio resultante de ambas evaluaciones de la calidad del servicio de luz es
7.00. El ranking promedio de las dimensiones de calidad para este servicio es el siguiente:
seguridad: 8.0; confiabilidad: 7.9; tangibilidad; 7.5; empatía: 7.65; capacidad de respuesta
7.42.
El 75% de los entrevistados se encuentra "muy + bastante" satisfecho con el servicio de luz
recibido desde su privatización en 1992. Ocho de cada 10 entrevistados no tuvieron
problemas con la prestación del servicio en los últimos 5 años. Entre quienes tuvieron
problemas no se produce una respuesta uniforme con respecto a la evaluación de la
resolución que la empresa dio a los mismos: 3 de cada 10 se encuentra muy conforme, 3 de
cada 10 adopta una posición intermedia y 4 de cada 10 manifiesta disconformidad.
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. En el modelo, cada uno de los indicadores de la calidad correspondientes a estas dimensiones es evaluado a
través de tres escalas de nueve puntos. Para facilitar la fluidez de la entrevista telefónica, en este estudio se
requirió una única evaluación de 1 a 10.
10
. Edenor y Edesur son las empresas que ofrecen el servicio en las zonas norte y sur respectivamente.
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Servicio de agua
La calidad del servicio ofrecido (calidad percibida) por la empresa de agua es inferior a las
expectativas (calidad esperada) de 1993 cuando la empresa fue privatizada. La
discrepancia entre la calidad percibida y la esperada aumenta entre las personas de mayor
nivel educativo y económico-social. El promedio resultante de ambas evaluaciones de la
calidad del servicio de agua es 6.95. El ranking promedio de las dimensiones de calidad
para este servicio es el siguiente: confiabilidad: 7.9; seguridad: 7.7; tangibilidad; 7.6;
empatía: 7.6; capacidad de respuesta 7.04.
Servicio de gas
La calidad del servicio ofrecido (calidad percibida) por la empresa de gas es inferior a las
expectativas (calidad esperada) de 1992 cuando la empresa fue privatizada en todos los
casos excepto entre las personas de nivel educativo y económico medio. La discrepancia
entre la calidad percibida y la esperada aumenta entre las mujeres, las personas de alto y
bajo nivel económico y educativo y las de 35 a 49 años. El promedio resultante de ambas
evaluaciones de la calidad del servicio de gas es 7.30. El ranking promedio de las
dimensiones de calidad para este servicio es el siguiente: seguridad: 8.1; confiabilidad: 8.0;
tangibilidad; 7.7; empatía: 7.7; capacidad de respuesta 7.42.
El 80% de los entrevistados se encuentra "muy + bastante" satisfecho con el servicio de gas
recibido desde su privatización en 1992. Nueve de cada 10 entrevistados no tuvieron
problemas con la prestación del servicio en los últimos 5 años. Quienes manifiestan haberlo
tenido son las personas de mayor nivel económico y educativo. La evaluación de la
respuesta de la empresa es de disconformidad.
Servicio telefónico
La calidad del servicio ofrecido (calidad percibida) por la empresa de teléfono es inferior a
las expectativas (calidad esperada) de 1991 cuando la empresa fue privatizada. La
discrepancia entre la calidad percibida y la esperada aumenta entre las personas de mayor
nivel educativo y económico- social y entre los usuarios de Telefónica con respecto a los de
Telecom. El promedio resultante de ambas evaluaciones de la calidad del servicio de
teléfono es 6.75. El ranking promedio de las dimensiones de calidad para este servicio es el
siguiente: seguridad: 7.7; tangibilidad: 7.65; confiabilidad: 7.3; empatía: 7.3; capacidad de
respuesta 6.56.
personas de mayor nivel económico y educativo. Entre quienes tuvieron problemas, el 66%
está muy disconforme con la resolución que dio la empresa.
Síntesis y discusión
Más de la mitad de esta muestra de la Ciudad de Buenos Aires -en los 4 casos analizados-
evidencian satisfacción con los servicios recibidos.12 En orden de importancia decreciente:
1. El servicio público privatizado de gas -privatizado en 1992- es el que reúne un mayor
nivel de satisfacción de los usuarios (80%), una menor diferencia entre la calidad
percibida y la esperada y una mayor evaluación promedio general.
2. Los servicios públicos privatizados de luz -privatizado en 1992- y agua -privatizado en
1993- son los que ocupan una posición intermedia, si bien el nivel de satisfacción de los
usuarios es mayor en el caso de la luz (75%) que en el del agua (70%).
3. El servicio público privatizado de teléfono -privatizado en 1991- es el que reúne un
menor nivel de satisfacción (56%) de los usuarios, una mayor diferencia entre la calidad
percibida y la esperada y una menor evaluación promedio general.
Con relación a las dimensiones de calidad del modelo, la primera conclusión es la escasa
diferenciación en las evaluaciones promedio. Probablemente ello se debió a una tendencia a
la repetición de respuestas dada la medición de cuatro servicios conjuntamente y a la no
rotación de las alternativas de respuesta. Entre las especificidades de cada uno encontramos
que la seguridad y la confiabilidad son las dimensiones mejor evaluadas en el caso del
agua, la luz y el gas. En el servicio telefónico se destaca la tangibilidad, especialmente por
la buena evaluación de la publicidad. Aquellas dimensiones más relacionadas con el trato
con los empleados y con la resolución de los problemas figuran en último lugar en todos los
servicios. El precio - indicador medido aparte de la dimensionalización- fue el atributo peor
evaluado en los cuatro servicios.
Estos datos van configurando un panorama del cual se desprende que el ciudadano
promedio de la Ciudad de Buenos Aires no tiene problemas serios con el servicio recibido,
esto es: “tiene gas cuando hace frío”, “los problemas en la calidad del agua pueden deberse
a la suciedad del tanque del edificio y no al servicio provisto por la empresa”. Aún así,
podría también desprenderse la hipótesis -a verificarse en otro tipo de estudios- de la
presencia en la población de una disconformidad latente que podría llegar a asomar en el
momento en que la presencia de problemas o cuestiones vinculadas a la gestión y/o
11
. Bases para cada servicio: luz, 71 entrevistados; teléfono, 64 entrevistados; agua, 57 entrevistados; gas, 54
entrevistados.
12
. Reliability Coefficients 4 ítems. Alpha = ,6026.
10
resolución de los trámites, unidas a los altos precios de la tarifa, no logren ser opacadas por
la provisión regular y sin inconvenientes.
10% o menos tuvo Más del 10% pero Más del 20%
problemas en los últimos menos del 20% tuvo tuvo problemas
5 años problemas en los últimos en los últimos 5
5 años años
Disconformidad más baja con la Luz
respuesta de la empresa (inferior
al 50%)
Disconformidad más alta con la Gas Agua Teléfono
respuesta de la empresa (superior
al 50%)
Si bien una exigua proporción de casos ha tenido problemas en los últimos 5 años con la
provisión del servicio, quienes sí los han tenido -en general residentes de la Ciudad de
Buenos Aires de alto nivel económico y educativo- manifiestan disconformidad con la
resolución que la empresa dio a los mismos. Este punto es central: no obstante la existencia
o surgimiento de inconvenientes con un servicio, la disposición a resolverlos por parte de la
empresa prestataria tiende a influir positivamente en la evaluación que los usuarios realizan
de aquél, porque es frente a una situación extraordinaria que las personas prestan más
atención a los detalles que en una situación rutinaria del servicio.
Esta conclusión acerca de la mala resolución de los problemas cuando existieron, realizada
a fines de diciembre de 1998, se vio confirmada en febrero del corriente año por los sucesos
desatados a raíz del apagón eléctrico que afectara a un sector amplio de la ciudad atendido
por la compañía Edesur. Este hecho tuvo un gran impacto en la opinión pública, una fuerte
cobertura y repercusión mediática y visibilizó el escenario conformado a partir de las
privatizaciones. Todo ello desencadenaría no sólo un particular interés de la ciudadanía
hacia hechos que demostraban diferentes tipos de negligencia por parte de las empresas, por
ejemplo algunos accidentes ocurridos en la vía pública, sino también hacia la función de los
entes reguladores.
13
. Las deficiencias de los entes reguladores habían sido señaladas en mayo de 1998 en un informe de la
Auditoría General de la Nación (Clarín: 17/5/98).
11
demandas y necesidades, teniendo que asumir su doble rol, el de clientes de las empresas
privadas por un lado, y el de ciudadanos demandantes de cara al Estado, por el otro.
Referencias bibliográficas
Documentación
ETOSS. Memoria y Balance 1994/95.
ETOSS. Informe sobre reclamos ingresados 1996.
ENRE. Control de la Calidad de Servicio en la distribución de energía eléctrica. Etapas 1 y
2. 1996.
ENARGAS. Informe ENARGAS 1996.
ENARGAS. Marco Regulatorio de la Industria del Gas.
CNC. Resolución 25839 SC/96; Resolución 83 SC/97; Resolución 2021 SC/97.