Está en la página 1de 71
Bacay, Jorge 20 pasos hacia adelante Jonge Bucay ;cootdinado por Tomas Lambré.- 1a ed, - Buenos Aires Del Nuevo Estzeme, 2007. 144 p.: 22x15 cm. ISBN 978-987-609.073.5 1. Superacin Personal. L. Toms Lambré, coord. Thule DD 158.1 20 pasos hacia adelante ‘Autor: Jorge Bucay © Jorge Bucay, 1997 © de esta edicién: Editorial del Nuevo Extremo $.A., 2007 Carranza 1852 (C1414COV) Buenos Aires, Argentina ‘TelfBax: (54-11) 4773-3228 e-mail: editorial@delnuevoextremo.com nww.delnuevoextremo.com Director Editorial: Miguel Lambré Coordinador de Eicidn: Tomés Lambré Imagen Editorial: Marta Cénovas ISBN: 978-987-609-073-5 Primera edicién: septiembre 2007 Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicacién. puede ser reproducida, almacenada o transmitida por ningrin medio sin permiso del editor. Hecho el depésito que marca la ley 11.723 Impreso en la Argentina - Printed in Argentina Introduccién Desde que empect.a escribir para otros, hace mds de veinte afios, y sobre todo desde que alguien decidié acompafiar mi osadia publican- do lo que yo eseribia, he intentado centrar cada una de mis palabras cen aquellas ideas, sugerencias y propuestas que enconcré utiles en mi propio camino, y que por esa razdn cref que podrfan servir de ayuda a ‘otros que transitan por espacios patecidos en su propia brisqueda. ‘Alo lango de estas dos décadas, intenté hacer en cada libro, en cada articulo y en cada columna, lo mismo que hice durante toda mi vida como profesional de la salud, por un lado, aportar una pequefia luce- ita, quizs ingenua o insignificance, con el propésito de ayudar a otros a iluminar las zonas que encuentren oscuras en sui camino y, por otro, ofrecer el tipo de ajuda que yo personalmente necesité en muchos momentos dificil, (Més sorprendido aun que halagado he recibido y aceptado cn varias ‘oportunidades la inviucén de periddicos de Argentina, de Méjico y 20 PASOS HACIA ADELANTE 7 de Espafia, para publicar mi manera y estilo de ver y explicar algunos aspectos de la conducta humana. Muchas de estas columnas semanales son las que de alguna manera hicieron de semillas a este libro. He querido en ellas, lo mismo que pretendo aqui: Aportar la palabra, a idea 0 el cuento que nos ayude a renovar la conviccién de que lo que sigue puede ser y seré mejor; el pensamiento, El estimulo que desde afuera de uno mismo sea capaz.de actuar como un disparador positive ‘para cada uno individualmence y, desde all, para todos en conjunto. “Te propuse tantas cosas, que a fuerza de repetidas, muchas veces ya sabfas: Repasar lo aprendido para compartirlo con los dems Pensar en vos para poder después pensar en los demds, adecuadamente, ‘Anticipar el puedo al quiero, para que el deseo no quede condiciona- do por la fantasia de una limitacién de tiempos pasados, donde posi- blemente otro yo anterior no podia, no sabfa o no querfa saber. ‘Terminar con el tiempo en el que aquellos que fuimos se quedaban, dependiendo del cuidado de algunos y de la decisién de otros. Y dos cosas, para m{ fundamentales: ‘Te propuse que te ocuparas de sentirte cada vez més vivo. ‘Te propuse que trabajaras para volverte cada vez. més sabio. No ereo que necesite contarte cules fueron las herramientas que utili- oé para ayudarte en estos desafios, lo sabés, Me he valido de unas ppocas ideas propias y de muchas aprendidas; me he valido de centena- res de cuentos de todas ls épocas y de todas las culturas. Pensamicnto vivo y vigente de muchos maestros, enredado, expuesto y oculto, en miles de historias, anéedotas y leyendas urbanas que nos confirman tuna y otra yeu que no estamos solos en nuestro camino, ni en el dolor, ni en las creencias, nien los temores, ni en Jos buenos momentos. Historias y conceptos que nos obligan a nuestra primera conciencia ‘gregaria: no somos los tinicos que sentimos el deseo de construirnos vidas cada vex més flies y mucho menos los inicos que tenemos el derecho de intentatlo, 8 /aoRee aucer “Todo se puede simplificar y todo se puede complica; y la dos cosss se pueden hacer con intencién de ayudar a aclarar 0 como intento de confundir 0 esconder un pedazo de la verdad. Elijo empezar con este cuento como homenajea la decisién de aque- llos que trabajan a favor de que la ayuda sea ayuda y no solamente informacién iniiil. Una manera de agradecer a los que, como yo mismo, deciden siempre no complicar la realidad y un reconocimien- to a todos los que generosamente comparten dia a dia lo poco o mucho que saben, con amor, profesionalidad y vocacién de servir. Hace muchos aios, en plena carrera espacial, los Estados Unidos y la Unidn Sovitsica se esforzaban por ser los primeros en Uegar a la Luna, La vanidad, el reconocimiento mundial, el pretigio cientifico 19 el presupuesto de la NASA y su equivalente ruso estaban en juego. La tecnologia era, por supuesto, la clave. Teonologia y desarrollo al servicio de cada problema, de cada detalle cde cada sieuaciin que con seguridad se iba a presentar 0 gue imprevis- tamense podia llegar a presenters; sobre tado de cara a los efectos de la causencia de gravedad ya los dems factores de la vida en el espacio, La experiencia significaba dos grandes pasos, comunes a toda explora- ciin cientifiea: primero, bacerla posible y, segundo, registrarlo todo, Dado que la computacién no contaba todavia con microchips era obviamente exencial que les acronautas eftctuaran registros exactos «en vivo y por escrito de cade vivencia, situacién, problema o descu- brimiento, Esto condujo avn problema tan menor en apariencia, que nadie habta pensado en, antes de lanzarse al proyecto: sin gra- vedad, la tinta de los bollyafos no corre. Este pequefio punto parecé voverse erucial en aquellos tiempos. El _grapo que consiguiera soluconar esta dificultad ganaria, ol parecer, Ja carrera espacial. Nunca ames en toda la bistoria del mundo la caligrafia habia sido tan inportante. 20 PRSOS HACIA ADELANTE / 9) EL gobierno de los Estados Unidos invirtid millones de délares en (financiar a un grupo de cientificos que pensara exclusivamente en cate punto. Y al cabo de algunos meses de tarea incansable, ls inven- ores presentaron un proyecto ultrasecreto, Se trataba de un boligrafo gue contenta un mecanismo de minibombeo que desafiaba la fuerza de gravedad. Este pequetio invento permitié, despuds de destrabar el primer viaje a la Luna, que toda una generaciin de jévenes pudiera escribir grafitis cobscenos en los techos de sus aula y en los batios de todo el mundo. Los Estados Unidos, en efecto, legaron primero a la Luna, pero no {fie porgue los rusos no hubieran podide resolver el ema de la vinta. En la Unitn Sovittica habtan solucionado el problema apenas unas horas desputs de darse cuenta de la dificulrad planteada por la ausencia de gravedad... los cientificos rusos simplemente renunciaron 1 los boligrafos y decidieron reemplazarlos por Idpices, Sin complicarnos, pero sin perder de vista el objetivo, te propondé en las préximas paginas que nos animemos a dar algunos pasos en la direecién de nuestro crecimiento y aurorrealizacién. Ninguno de estos veinte pasos te seré desconocide ni noyedoso. Si aparecen aqui ¢s, como siempre, para ordenat lo que ya sabés y, en todo caso, para invi- tarte a que ratifiques en cada capitulo que aceptas el reto que irteme- diablemente significa enfrentarse al desafio de volverse uno mismo. 10 /sn6e Buea 1. Trabajd en conocerte ‘Mrexrnas diagcamaba los conceptos y escribia gran parte de los conte- nidos de este libro cumpli cincuenta y siete afios. Casi me sosprendié darme cuenta de lo mucho que me alegré la fecha esta vez. Yo mismo, «en otro momento de mi vida, hubiera discutido, como quiaés lo hagas vos ahora, el valor del ritual de cumpli alos. Hasta no hace tanto yo sostenla que estas «nifierias» son pertinentes y razonables solamente en el mundo infantil de los més pequefios, nuestros hijos 0 nietos. Para ellos, solia decir yo, el fesjo de cumpli un aiio més se justifica ampliamente silo pensanos como una minima compensacién anticipa- dade lo que se avecina oon el crecimiento: el desembarco de mis res- ponsabilidades, mas debers y cada ver més obligaciones. Pero a nuestra edad, segufa argumentando, esto no patece motivo de ningsin festejo. Nuestro propio fenguajsa veces tan esclarecedor, parece hacernos saber desde el principio que el dfa del cumpleafios no trac consigo cdemasiadas buenas noticas, Desde el vamos, combina en su nombre, dos palabras que no én Yano nos agobia pronunciar: «cumplir» y cafioss, como si quisierseandenaenos a envejecer y obedecer hacién-~ donos olvidar, quizs notun ingenwamente, lo que sf se debe festejar. 20 PASOS HACIA ADELANTE (1 Porque el dia del cumpleafios, ese mismisime dia, se festeja nada mis y nada menos que un aniversario més del dfa de nuestro nacimiento {en la mayoria de los idiomas, inglés, francés, catalin, hebreo y chino por nombrar sélo algunos), la palabra que se usa para cumpleafios se puede teaducir literalmente como adia del nacimiento» o «dia del ani- Decididamente no pretendo empezar ninguna rebeldia lingiistica para cambiar el idioma, pero sf quiero conseguir que tomemos conciencia de este hecho més que condicionante para evitar que el peso etimols- giico de la palabra «cumpleafios» nos arruine la Festa. De hecho sostengo que Simos hemos dado cuenta de que vivir es una cosa deseable y nos sabemos contentos por ello, Si hemos descubierto que queda mucho por hacer y que lo haremos... Si podemos sentir més que «muy de ver en cuando» gratitud por des- pertar cada mafana, Entonces, tal vex podamos recuperar de corazin el deseo de festejar ‘nuestros cumpleafios, y por qué no, de compartir con otros laalegrla de estar vivos un afio més. Y llegados agus, no seré dificil establecer naturalmente esta sana cos- tumbre que recomiendo casi a cada persona que me consulta: Hacernos en ese dia el regalo que mas nos gustaria que nos hhiciera nuestro amigo mds incondicional. Es muy sugestivo ver cémo muchos vivimos pensando y comprando regalos de cumpleafios para los que queremos y casi nunca lo hacemos con nosotros mismos, Vuelvo a mi novedoss experiencia. Quizds por mi mayor conciencia de una vida més que afortunada. 12. /JoR6e oucay Tal vez por la certeza de sentirme transitando el camino que yo mismo elegt para mf. Posiblemente por la alegeia de que mis afios me encuentren embarca- do en un nuevo proyecto, el de este libro. Seguramente por estar asistiendo orgulloso a la madurez de mis dos hijo. Probablemente por la suma de todo lo dicho y mds cosas, este afio fes- tej cumpli 57. Fiel a lo que ensefio, me regalé la tltima grabacién de Rigoletro en las ‘Arenas de Verona y también una més que discreta reunién, a la que ime di el gusto de invitar a mis amigos més queridos, a algunos colegas y a muchos compafieros de ruta a los que hacfa mucho tiempo que no vela, All brindando con ellos en la fiesta que me habfa armado para compartir con cllos mi alegria, confirmé lo que sostengo desde hace muchos afios: ningiin vinculo constructive con los demds se puede establecer y fortalecer si no se apoya en una buena relacién de cada tuno consigo mismo. Y este concepto no es més que la mejor expresin de la necesaria cuota de sano egofsmo, Un camino cuyo tltimo paso coincidird con la autorrealizacion, y ‘cuyo primer paso no puede ser otto que el de conocetse, saberse, des- ccubtirse. Des-cubrirse, es decir, qutar la coberrura que me impide verme. Animarme a sacarme lis méscaras. Mostratme ante mf y ante los demas tal como soy. Asumir la responsabilidad de todo lo que soy; que incluye todo lo que hhago y todo lo que digo, Conocernos es el primer paso si pretendemos dejar de pedirles a los otros que sean veedorss de nuestras vidas. Conocernos es comatnoral tiempo de mirarnos interiormente, conce- tar con Jo que creemes,con lo que pensamos, con lo que sentimos y con Jo que somos, més ali de todo lo que 2 otros les gustarfa. 20 FASOS HACIA ADELANTE 113 Conocemmos es empezar por el principio. Por la primera de aquellas {ues preguntas existenciales que acompafian al hombre desde los tiem- pos més lejanos y que aparecen en todas y cada una de las culturas ancestralest Quin soy? sAdénde voy? {Con quién? ‘Tres preguntas que, como siempre digo, deben ser contestadas en ese rigurovo orden, aunque ms no sea para impedir que sea mi rambo el que determine quién soy y yo acabe volviéndome esclavo de mi camino. Ties preguntas que respondidas en orden, una y otra ver, alcanzardn para evitar que mi compaficra, © compaficro, de ruta se «rea con el derecho o la responsabilidad de decidir por mf el camino a seguir. Un cuento algo kafkiano nos ayudard en este punto a refmos de nos- ‘otros mismos, Un hombre viaja en el metro cupa su cabeza en ef rabajo que le espera en la oftcina De repente alza la vista y le parece que otro hombre en el asiento de enfrente lo mira fijamente. En su abstraccin ni siquiena nota que lo que ve es solamente su ima~ gen reflejada en un espejo —gDe dinde conosco a este tipo? —se pregunta al notar que si ros- 10 lees familiar Vuelve a mirar y la imagen, como es obvio, le devuelve la sonrisa —Y dl tambitn me conoce —se dice en silencio, Por mds que intenta dejar de pensar en esa imagen de la cara fami- iar, no consigue alejarla de su pensamiento. El hombre llega a su destino y antes de ponerse de pie para bajar del 14 aon wey tren, saluda a su supreesto compaitero de viaje con wn gesto, que como no podia ser de otra manera, el otro devuelve inmediaramente, En su trabajo, no puecle dejar de preguntarse: —2De dinde conosco yo a ese tipo? Cémo le gustaria tener una fotografia de ese hombre para poder mos- trdrsela a sus compatteros, Quizts alguno de ellos podria ayudar a identificarlo... Al finalizar su jornacta decide caminar hasta su casa para darre el tiempo de buscar en su memoria. Una hora mas tarde entra en su departamento, todavia sin respuesta. Se ducha, cena, mira la relevisiin, pero no puede presear atencién. —2Dénde he visto a ese hombre? —se pregunta todavia al acostarse A la manana siguiente se despierta con una sonrisa.. Vis sé —dice en voz alta, sentindose de golpe en la cama y golpe- ndose la frente con la palma de su mano—. ;Cimo no me di cuenta antes? Ha resuelto el problema que lo tenia interrumpido, —jLo conozco de la peluguerta...f Si no empezamos por conocemnos ser imposible saber quiénes somos, reconocernos en nuestas actos y hacernos responsables de cada uno de ellos. Nunca sabremos con clatidad cual es l Ifmite entre el aden- troy el afuera. Si es cierto que queremos conocernos, deberemos aprender a mirarnos con valentia decidiendo simplemente ser, aun a riesgo de perdemnos por un rato. Sélo asi podremos logar que sea nada mas que lo interior lo que nos defina. Una tarea de por sf dificil, sobre todo si uno pretende encarat- fa sin aislarse de los dens, sin renunciar a sus grupos de pertenencia social, familiar 0 labval. Y que quede claro que esto no significa igno- rar a todos ni volverssordo a sus opiniones, entre otras cosas porque no ignoro que necestamos de sus miradas para completar nuestra per~ 20 PASOS HACIA ADELANTE (15 cepeién de nosotros mismos, para ver todas esos aspectos que se ocul- fan en puntos ciegos a nuestra mirada; s6lo significa no condenarnos ‘andar por el mundo preguntando a los demés quiénes somos © ‘cémo deberiamos ser. {No deberlamos anticipar lo social a lo individual? Ahora y aum a riesgo de ser acusado (una vez més) de individualista, sigo sosteniendo que al objetivo del bienestar comin le vendria muy bien que cada uno empezara por ocuparse de su propio desarrollo, aunque sélo sea para poder ayudar de la forma més apropiada, més justa y més eficaz al projimo. Durante toda la semana el nifo habla perseguido literalmente al padre por toda la casa con su tablero de ludo debajo del braze. Queria que el hombre se sentara con él a cumplir su promesa de jugar una partida para estrenar el nuevo tablero que le hablan rega- lado para su cumpleatios. —Ahora no puedo, Huguito le habla dicho el padre mds de una eo—, tendremos que esperar al fin de semana... Por eso el sdbado, apenas se levanté y al ver que su padre estaba sen- tado al escritorio, Huguito corrié a su cwarto a buscar el tablero todavia sin estrenar, —Hoy es fin de semana, jno, papi? —pregunté el pequefio. St, hijito —reconocié el padre—, pero abora tengo que serminar sun trabajo atrasado. Pidele a tu madre que juegue contigo... No, no —protesté la pulga de seis anitos—. Ti me prometiste.. —Es verdad. Pero en este mamento tengo otras cosas mds urgentes (que atender.. ZV cundo vas a terminar de atender ests cosas? —Deniro de dos horas —dijo el padre exagerando, con la intencién de desanimarlo, Buf... —dijo el nito, 9 dndose la vuelta salié de la habisacién. 46 /0no6 wucay La-aguja grande haba aleanzado ta pequeta justo cuando éata lle gba al niimero 12, y eso segtin le dijo su madre, significaba que habian pasido exactarnente dos horas. —augamos abors, papi? —No, hijo. Lo siento. Tedavia no be terminado con mis cosas. —Pero me dijiste denro de dos horas... Eso es ment —No seas ash, Huguito, tengo trabajo pendiense. El nifio ya empezaba a dejar excapar un par de lagrimas, cuando su padre suve una idea. Toms de su escritorio una revista que mostraba en la tapa un colorido mapa del mundo con division polttica. —Mira, hijito, te voy a proponer un juego —le dijo, mientras arran- caba ta hoja y buscaba en el cajén de su excritorio un par de tijeras. Et hombre hizo varios cortes, transformando la boja en un monién de papeles de forma irregula —Eito es un rompecabecas, Un puzale, como los lamas wi. EL juego consiste en armar el mapa del mundo poniendo cada pals en su sitio —dijo el padre. Cuando termines de montar el mundo, juga- remos al ludo, El padre sabia que, sin tener idea de como se configsuraba el planisfe- rio, el nito tardarta mds de una hors en armarlo y que exo los leva- ta hasta el almuerzo. Después de (a siesta quiads podria finalmente senvarse a jugar con si hijo, coma se lo habia prometido. Osra vez resoplando, pero intuyendo que si no aceptaba esas condi- ciones no habria ludeeljovencito tomé los papeles que su padre le dabay se fue a su cusr, Pasaron cinco minutes quiads seis, cuando Huguito entré en la habitacién com ef mapa del mundo perfectamente armado. Cada pats en su sitio yoda la hoja pegada con cinta scotch, —Ya esed, papi. :Abon vamos a jugar al ludo? El padre sonrié, confi. —sPero cbmo lo bist? —pregunts examinando el perfcto resultado — Si munca viste un mape de! mundo, gedmro lo armaste tan rhpida? —No, papi... Yo nurs habla visto un mapa del mundo, como éste.. 20 PASOS HACIA ADELANTE 137 Pero cuando cortabas la hoja, yo me fijé que del otro lado habfa una ‘foto de un hombre. Entonces, cuando legué a mi cuarto di vicelea los ipapelit y puse una al lado de la otra las partes del sefor.... Cuando terminé de armar al hombre, el mundo... se armé solo. Puede que sea una deformacién profesional, pero después de tantos afios, estoy convencido de que solamente trabajando con los indivi- duos el cambio que queremos para el mundo se volverd posible. Serd por una deformacién profesional, pero me pasa con demasiada frecuencia, tanto hablando con un paciente en mi consulta como con- testando a las preguntas de un reportaje; sin darme cuenta me sor- prendo hablando de todos cuando yo sélo queria hablar de cada uno. (Quiads sea la demostracién de que no hay diferencia entre todos y cada uno. Serd por una deformacién profesional, pero después de tantos afios, sigo creyendo que solamente sabiendo quignes somos podcmos ‘empezar el trabajo de ser mejores para nosotros mismos y para la humanidad. 18 /soRce aucar 2. Decidi tu libertad ‘St EL PRIMER PASO, segtin hemos dicho, es conocerse, el segundo debe- rfa ser, sin duda, su necesario acompafiante: concederse la libertad. Y digo concederse y no conseguir ser libre porque me refiero al pro . Es muy importante establecer esta diferencia, porque, como tantas veces lo he dicho, aquella definicién corresponde a la omnipo- tencia y no a la libertad. Aquélla es sobrchumana y no existe: mien- tras que ésta es posible, deseable y real. A veces patecerfa que nos {gusta 0 que nos conviene confundir estos dos conceptos: posiblemente pata poder justficar ante nosotros mismos nuestro «miedo a la liber- tad» como maravillosamente lo enuncia Erich Fromm en el libro que lleva ese mismisimo ticulo, La libertad, tal como la entiendo y la propongo, consiste nada més (y nada menos) que en la posibilidad o el derecho que tiene cada uno de clegir una (y 2 veces més de una) de las alternativas que se presentan ‘en un determinado momento. 20 PASOS HACIAAUELANTE / 19 La libertad es la capacidad de elegir dentro de lo posible. Esta libertad incluye y necesita, por supuesto, a honestidad de no calificar como imposible lo que ficticamente no lo es, solamente para nnegat que descarté todas las otras opciones por mis principios, por zis temores 0 por mi conveniencia, La consecuencia de dar este paso hacia nuestra libertad es también saceptar que algunas situaciones donde no podemos elegir son, en rea- lidad, producto de una eleccién previa. Sin embargo, parece demasia- do tentador para muchos decir que no se podia hacer otra cosa, para disminuis asf su responsabilidad en el resultado de su eleccién, Declararse libre es dar el paso hacia la definitiva auronomia, asumir el costo de mis decisiones aunque hoy me dé cuenta de que me equivo- ‘qué, aceptar que era posible hacer todo lo contratio y que yo no lo hice, admitir que, de hecho, otros lo hicieron aunque siga parcciéndo- me lo més Iégico haber hecho lo que hice. ‘Casi ninguno de los que nos dedicamos a pensar y ensefiar los meca~ nismos que relacionan nuestra vida cotidiana con el deseo de una mejor calidad de vida dejamos de remarcar una y otra vez que este desaffo, el de vivie ms y mejor, equiete, entre muchas otras cosas, una cuora nada despreciable de valentéa. Hace falta coraje y solider para enfrentarse a los precios que casi siempre la sociedad querré cobrarnos por la osadia de enfrentarnos a cll, por la frescuta de declararnos libres de decidir pot nosotros mis- ‘mos, por el desplante de desconocer la inviolabilidad de sus manda- tos o por la insolencia de pedir explicaciones a las actitudes de los mds poderosos. Hace algo més de medio siglo, una fila tarde en Mosct, el entonces sccretario general del Partido Comunista, Nikita Kruschev, denun- ciaba en el Vigésimo Congreso de su partida, los horrores cometidos durante el gobierno del despético hombre fuerte de todas las Rusias, 20. /0R6E BUCA Jusip Stalin, muerto ines ais antes, después de haber ejecutado sumariamente a miles de opositores y mandado matar a todos los vie- jes companeros de la Revoluciin de Octubre, entre ellos al mismisimo Lein Tratski. Por primera vez, el premier ruso Kruschev conté frente a un centenar de sorprendidos representantes partidarios, cbmo, despiadadamente, Stalin habla encarcelado y torturado a miles de los que osaron opo- nnerse a su autoridad, habla ordenado departaciones en masa para otros santos y habla mandado recluir a todos los demds de por vida cn las edreeles de la helada Siberia. El secretario general relaté con detalles los planes siniestros para oprimir alos pates sardlites de la entonces Uamada Unién Sovidtica, aplastando en cada lugar a las fucrzas rebeldes con el poderto de la fuerza militar del soviet Stalin (en la realidad Tésiv Zissariénovich Deugahsvibli) no habia escatimado crueldad para hacer saber al mundo, dentro y fuera de Rusia, que nada frenarta su intencién de decidir los destinos de la parte del planeta que quedé baja su «control» desputs de los acuerdos de Yalta. Los que allt estaban contarlan después que la situaciin era tan tensa que podta escucharse la respiracién de algunos después de que el seere- tario general diena su minucioso e impresionante informe. De pronto, una voz se escuché saliendo de entre las cabezas aglutina~ das de los dirigentes. La vox preguntaba casi increpando a Kruschew: —2¥ dinde estabas ti, eamarada, mientras todo esto pasaba? Todas entendieron lo que la frase insinuaba sin decirlo, Nikita Kruschev habia trabajddo muy cerca del fallecide tirano, habla sido depositario de su conftanza, habla sido parte de la dirigencia de saguella cruel etapa estalinista de la Unién Sovidtica La pregunta ponta en evidencia que, con st silencio, el abora denun- ciante habia sido de alguna manera cémplice de las mismas infamias que en ese momento denunciaba. Elsecretario Kruschev bien silencio. La pregunta a viva voz habla conseguido callar a todos. 20 PASDS HACIA ADELANTE / 2 2 Quite dijo es0? —pregunté luego, con firmeza, No hubo respuesta —;Dinde esta el que hizo esa pregunta? —volvié a preguntan,esti- rando el euello como buscando una mano levansada entre la mulitud. Rusia no era ya la Rusia de Stalin, pero estaba muy lejos de ser wn modelo de democracia 0 un estado que pudiera garanticar la integri- dad de los que se oponéan al régimen. Los servicios secresos del soviet {que luego se convirtieron en la famosa KGB, seguian siendo poderosos y temibles. Nadie contests a la pregunta de Nikita Kruschev. Fue entonces cuando el secretaria del Partido dio la respuesta genial a la incémoda pregunta: Ya que no te animas a decirme dénde estds, voy a contestar a tw ‘pregunta de manera que no te quede duda de mi respuesta. :Dénde cstaba yo en aquellos dias?... Yo estaba exactamente en el mismo lugar y en la misma posicién en la que ti estds ahora. ‘Todos hemos vivido situaciones en las que nos ha sido muy difteil hacernos del centro de la escena para denunciar un atropello 0 una injusticia... ¥ con mayor © menor éxito nos hemos planteado si debfamos o no animarnos 2 tamafa rebeldia. Reflexionando acerca de esta historia tan real como reciente uno se ‘queda pensando qué podemos y debemos animarnos a hacer, a pregun- ‘ar, protestar y a cuestionar, aun en minorfa, frente a los eaprichos de algunos o las injusticias de muchos; quizas con la tinica restriccién de ccuidar que esa libertad sea ejercida dentro de! estado de derecho, que no involucremos en nuestra queja a quien no quiere estar involucrado yy que nuestra forma de protesta 0 de rebeldia no esté disefiads para destrui alos que piensan diferente, sino para sumar & todos en la consteuccién de un mundo mejor. Como en todas las cosas, los problemas empiezan en las peque- fas cosas En nuestra vida cotidiana, vos y yo hemos pasado y seguiremos pasan- 22 / JORGE BueKY do por esos momentos en los cuales, sin demasiada conciencia, decidi- ‘mos renunciar a algunas libertades. 2Qué me euesta —pensamos a veces— renunciar a mi elecci6n? Después de todo —nos decimos— es un tema tan poco importante.. Para qué hacer de esto una cuestién? —terminamos argumentan- do—. Ademés de ser ciertamente un tema menor... Seguramente sea transitozio. Y hasta respiramos hondo antes de dar por cerrado el asunto y nos conformamos con la renuncia a nuestro rumbo, convencidos de que la Jucha por Ia libertad es la batalla de las grandes cosas y no la de las ‘Sin embargo, muchas veces estas ideas son el disfraz con el que escondemos fa falta de energia que le ponemos al defender nuestras fibertades, sed muy bien ser eapaz de desapegarse de algunas actitudes, preten- siones y caprichos, pero habré que temerle aun a las «pequefiasy renuncias, cuando no son elegidas con nuestro corazén, con concien- «ia y con responsabilidad. Es necesario recordar que la libertad ¢s tan importante como para no renunciar a ella ni siquiera por un momento. Puede sonar casi heroico cl desafio, pero estoy absolutamente convencido de que todos somos ‘capaces de esa cuota de sana osedia ‘Tan trascendente es este paso que te propongo, que para algunos pensadores lo que define el paso de ser un individuo a ser una Persona Adulta (asf, con maytisculas) es justamente nuestra libertad, la capacidad de optar entre dos © més posibilidades y la responsabili- dad que se debe asumir después de cada decisién. Y aunque a veces ‘no podremos elegir lo que pasa, siempre podemos clegir cmo actuar frente a ello, Decfa Octavio Paz que la libertad es simplemente la diferencia entre dos monostlabos: Sf y NO. Esl derecho que me doy de elegir una u otra respuesta lo que me 20 PASOS HACIA ADELANTE / 23, hace libre 0 eselavo (y no el alto precio que con frecuencia debo pagar por mi eleccién), Dar este paso seré una manera de decidirnos a enearar nuestra vida con absoluto protagonismo, con responsabilidad sobre todo lo que nos ocurre, entendiendo los hechos de nuestra vida como ; una consecuencia deseada o indeseable de algunas de nuestras decisiones. Soy responsable de las decisiones que tomo y, por lo tanto, soy libre de quedarme o salir, de decir o callar, de insistir 0 abandonar, de correr los riesgos que yo decida y de salir al mundo a buscar lo que necesito. Una viejbima y conocida leyenda cuenta que todas las vivencias y las emociones bumanas sollan encontrarse en un frondoso bosque magico «jugar, AU, el odio, la esperanca, la envidia, el amor y el miedo correteaban riendo sin parar, perseguidos por el rencor, la locura, la sraicin, la alegria y la curiosidad. Dicen que un dta, jugando a las escondidas, at locura buscaba at amor, que se habla escondido entre una montata de hojas, cuando la traicién le acercé un tridente de afiladas puntas y la insté a pinchar cenire las bojas para descubrirlo, Ast lo hizo la lacura sin medir el dao que resultarta de su accibn, Cuenta la leyenda que, desde entonces, el amor se quedé ciego y que la lacura llena de eulpa deci- ib guiar sus pasos. Mi genial amiga, escritora y cuenta cuentas, Vivi Garcia dice que, después de tanto andar juntos, el amor y la locura terminaron haciendo parcja y disfruraron inmensamente. Pocas cosas son eter- nas, y legs un momento en el gue el amor, cansado de santo delirio, descontrol ¢ incertidumbre, dejé a su lazarillo y decidié casarse con la razin. El amor wo se equivoch en su decision, porgue guiado por la razin los peligros desaparecieron y las inseguridades se desvanecieron junto «on elles 224, /soRGe aucay Nad es perfecto, porque pasado un tiempo el amor empezé a darse cuenta de que en medio de tanta seguridad estaba muy tranguilo, pero se aburria como una ostra Dice Vivi que después de mucho pensarlo y consultarlo con su amiga a fantasta, el amor tomé una decisién, 0 mejor dicho dos: seguiria casado con la razén, pero se daria la libertad, de vez en cuando, de encontrarse con su vieja y amante compatiera, para dejarse llevar por ella y perderse en la locura, por un rato, antes de volver, renovado, a os brazos seguros de li razén. 20 PASOS HACIA ADELANTE J 25 3. Abrite al amor EL TERCER Paso es descubrir el amor. No existe la realizacién personal si no somos capaces de sentirnos amados y de sentir que amamos a alguien, intensa, comprometida y desinteresadamente. La palabra «amor» es posiblemente una de las més usadas en los dlti- mos doscientos afios. A st sombra se han justificado las atrocidades sis espantosas y se han explicado las actitudes mds solidarias. Los santos, los dictadores, los bondadosos, los ascsinos, los sacerdotes y los hechiceros: los eruditos y los analfabetos, los amantes y los desamora~ dos; todos hablan de amor; aunque muchos de ellos ni siquiera sepan de qué estin hablando. Es cierto que definir sentimicntos es de todas maneras un gran desaflo yun reto imposible de salvar del todo, sin embargo, podemos aproxi- ‘marnos, compartiendo algunas ideas acerca de ellos, ara comenzar, vale la pena aclarar que el amor verdadero y trascen- dente del que hablamos no es el amor «inconmensurabler de las nove- las roménticas, supuestamente eterno y por decreto excluyente. 20 PASOS HACIA ADELANTE / 27 ‘Tampoco es necesariamente el amor de las tragedias griegas, dramético ¢ irvesistible. No es ninggin sentimiento sublime, reservado para unos pocos, ni tampoco algo que se siente exclusivamente en un momento de la vida frente a una tinica persona. E] amor al que debemos abrirnos es el amor de nuestro dia a dia, el sentimiento posible y cotidiano al que nos referimos cuando sentimos ‘que squeremos mucho a alguiens. Si partimos del concepto del queter como el més puro interés por el ienestar de otra persona, seréficil entender que lo que estoy propo- ido como tercer paso es animarnos a sentir con honestidad, verda- dero interés por lo que les suceda a otros, ya sea tu hijo, tu madre, cu pareja, tu vecino 0 un alguien andnimo y desconocido, Estoy convencido de que para llegar ala meta es imprescindible que seamos capaces de cosechar por lo menos una relacién con alguien {que no sélo sea importante para nosotros, sino que ademds consiga hacemos saber que somos importantes para dl. Alguien que festeje sinceramente cada uno de nuestros logros. Alguien que quiera acompafiarnos tanto en los momentos files ‘como en los dificiles. Alguien que sea capaz de respetar nuestros tiempos y nuestras elecciones. Alguien que disfrute de nuestra compafa sin pretender ponernos en la lista de sus posesiones. Alguien por quien nos sigamos sintiendo queridos aun en los desen- cuenttos, aun después de esos momentos de discusi6n o de enojo. Una persona, en fin, cuyo bienestarsiga importéndonos, aun en los momentos en Jos que furiosa por alguna razén o cegada por su bron: a, nos asegure que ya no nos quiere; aun cuando lastimada y dolorida se empefie en prometer que jamés nos perdonard. Todos los filésofos, pensadores, religiosos y terapeutas de la historia deben de haber creado su propia definicién acerca del amor. De entre las que Hlegaron a mi, elijo la de mi colega Josef Zinker, que propone cen su libro El proceso creative... 28 /soRse aucay Elamor es el regocijo por la sola existencia de la persona amada, Quizis a vos no te satisfaga, Quizés prefieras apoyarte en tu propia defini PPor si acaso, te dejo también mi particular manera de poner en pala~ bras el significado y el aleance del mejor de los amores. Para mf, el amor es la sincera decisién de crear para la persona amada un espacio de libertad tan amplio, tan amplio, tan amplio, como para que ella pueda elegir hacer con su vida, con sus sentimientos y con su cuerpo lo que desee, aun cuando su decision no me agrade, aun cuan- do su eleccién no me incluya. Quiero compartir con todos mi versién de un cuento que siempre me fue muy significativo, una historia originalmente escrita hace medio siglo por uno de los grandes de la literatura, que se hizo conocer como OHenry. in. Esta bistoria transcurre en la Francia de 1900, en los comienzas de un durksimo invierno. Marie era una nifta de 11 aos que vivia en una antigua casa pari- sina. Desde que el flo se habla hecho sentir ella empezh a quejarse de un intenso dolor en la espalda que se voluta intolerable al toser, Cuando el médico Uegé a verla le dio a su madre el diagndstico que mds temias suberculosis, En esa época, todavia sin antibisticos, la infeciém eva casi una garantia de muerte. Lo tinico que los médicos podian hacer ena rece- tar algunos paliatives para el dolor, cuidados generates, reposo... y fe. —Estos pacientes como casi todos —les dijo el profesional— tienen ‘ads posibilidades de curarse si le dan pelea a la enfermedad: si Marie dejara de luchar por su vidd, morirfa en algunas semanas. —Y luego agregé, sabiendo que era més un deseo que un prondsti- co—: Estey seguro de que si la mantenemos calentita, bien alimenta- day con muchos deseos de vivir, cuando el invierno pase, ella estard fuera de peligro y la tuberculosis serd sélo un mal recuerdo, 20 PASOS HACIA ADELANTE / 29 Cuando el doctor se fue, la madre de la nitza miré el calendario. Faltaban todavia dos largos meses para que llegara ta primavera. Sabiendo que ninguno de sus compatieros de clase vendrta a verla, ‘por el comprensible aungue injustificado temor al contagio, la madre se legd hasta ea eseuelita de Marie para rogarle a la maestra a gue se acercara a su casa a darle algunas clases, no tanto por el aprendivaje como por gastar algo de su tiempo de encierro y aburrimiento, La maestra le dijo que no podia hacerlo. Lo sentla, pero habla cuatro ninos en el curso en la misma situtcién, ella no podia ocuparse de ellos, debsa cuidar de los que todavia asistian a clase. Al dia siguiente, mientras colgaba guirnaldas caseras por la casa tra- tando de contagiar la alegria que no sentia por las fiestas, la madre vio la pallida cara de su hija y la tristeza reflejada en su expresién. Fue entonces cuando tuvo la idea. Con la ayuda de la casera se dedi- é la mafiana completa a mover todos los muebles de la casa para poder llevar la cama de Marie junto a la ventana de la sala que daba al pequeno patio central compartide. Desde alli, penss la madre, por lo menos verd ese paticcito interior, el ciprés en el centro del jardin, las enredaderas en las paredes, las ventanas de los otros das edificios. Seguramente, se dijo, se distracrd aungue sea viendo a la gente pasar de ida y de vuelta de sus ocupaciones 0 de sus compras de fin de af. Entrado enero, el invierno se volvié mds y mas frio, y con ello la nitia se agravd, Mas de und noche wn atague de tos termind con un vori- 10 de sangre y la consiguiente desesperacién de la pobre jovencita y de su madre. Una manana, al volver de las compras, la madre encontré a Marie con la mirada perdida de cara al ventanal. Nada tenda que ver ya sa nifia con la Marie que ella recordaba de apenas unas semanas satrds, La madre se acereé a preguntarle cbmo se sentia esa mafiana y la nina le dijo que tenia mucho miedo de morirse. La madre la abra- 26 con fuerza, sosteniendo la cabeza de su hija contra su pecho tra- 30 /s0RGE aucay tando de que su hija no se diera cuenta de que loraba, La nifia sefialé hacia el patio y le dijo: —Mira, mami, cues esa enredadera en la pared del edificio de enfrente? Hace semanas estaba llena de hojas, algunas mds verdes, otras mds amarillas, Mirala abora qué pocas hajas le quedan. Acabo de pensar que cuando la tiltima de las hojas de la enredadera catia, mi vida también legard a su fin. —No tienes que pensar en es0 —le dijo su madre, acomodando las al™mobadas y secindose las lagrimas de espaldas a la nifia—. En pri- mavera todas las enredaderas fubrican nuevas hojas y la vida verde ouelve a nacer «Pero son otras hojas...», penss la jovencita sin decirlo. La enfermedad seguia su curso con altas y baja, pero cada dia la madre vela cémo el dnimo de la paciente decata en la misma magni- tud que su estado general Hasta que una manana la madre descubrié. a Marie muy interesada mirando hacia arriba por la ventana. Sin querer interrumpin, se acercé con cuidado tratando de ver qué era lo que Hamaba la aten- itn de su bifa, Se trasaba de un joven pintor que junto a su ventana en el tercer piso del edificio de enfrente, pintaba con colores vivos imagenes de Parts: Notre-Dame, Montmartre, el Moulin Rouge... Por primera vee en muchos dias, vio a Marie entusiasmada y alegre. La madre compartia esa alegria, algo por fin habia capturade su interés, quizds ella pudiera convencer al pintor para ayudarla, Esa misma tarde, eruss al edificio y golped en la puerta del artista, Cuando el joven y estrafalario pintor abrié, le conté gue era la madre de una nina que vivia en la planta baja, en el edificio de enfrente, le conté de su grave enfermedad y lo que el médico habla dicho. —Lo siento mucho, sefiora —dijo el pintor—, pero no entiends para qué me ba venido a contar todo esto. —Vine a pedirle que se acerque a darle algunas clases de dibujo, 0 de 20 PASOS HACIA ADELANTE / 3 ‘pintura a Marie. A ella siempre le interesb el arte, ;sabe? Si usted ipudiera bajar a la casa de vex en cuando a charlar con Marie... yo ipor supuesto, le pagaré lo que pida... —y con un tono de rucgo ter- ‘miné diciendo—... Su vida ;rabe? quizds dependa en alguna medida de que usted acepte mi pedido, No por el dinero sino por la pena que le daba la imagen de la nia ‘que ya habta visto desde la ventana, el joven artista empecd a bajar un dia s1y otro tambitn a la casa de Marie, levando consigo algunas telas, carbones y colores para hablar de pintura y para animar a la joven a que utilizara su tiempo en cama para dibujar y pintar. Durante las siguientes semanas crecid entre ellos una extrafia amistad. Una tarde, cuando el pintor bajé a verla, Marie Uoraba en su cama. Qué sucede, mon cher? —le pregunté. Marie le conté de su relacién con la enredadera y luego le dijo: —Ayer cuando te fuiste, hubo mucho viento y muchas hojas se eaye- ron, Cuando la tormenta pasb conté las bojas que quedaban, De las miles que habia entre sus ramas quedan nada mds que 28. ¥ yo sé lo que eso signifia, si se cayeran todas hoy mismo no habria un maita- nd para mic El pintor intenté convencer a Marie de que esa asociaci6n era una tonterta: —La vida seguird de todas maneras —le dijo—, no debes pensar ask. Tienes que practicar las escalas de colores y dibujar las manzanas que se pedi; si no, munca Uegards a exponer. De hecho, gracias a haber practicado mucho en mi vida me ba llegado una invitacién para ‘exponer mis pinturas en América. Ik ins? —pregunté Marie, sin querer escuchar la respuesta. —Volveré en mayo a més tardar —le dijo el pintor—. Alls, si bas practicado iremos a pintar en la campi te enseharé a pintar con dleo. t recorreremos los museos y —No sé si estaré cuando regrees, pintor —contesté Marie— De- pende de la enredadera, El artista, encaritado con la jovencita, la abvazd y prefirié no 32 / JORGE Bucky hablar de esa fantasia, Sélo la bess en la frente y le dejé indicactones de qué hacer para estar ocupada hasta que él regresara. Cuando se fue, Marie sintié como si el mundo se le derrumbara y en tun negro presagio vio como, mientras el pintor eruzaba el patio, el tiento arrancaba de la enredadera tres hojas de golpe y las dejaba caer violentamente en el patio. Desde ese dla, cada maiiana la nina controlaba desde su ventana la cantidad de bojas que quedaban en la enredadera... y cada matiana registraba un agudo dolor en el pecho cuando comprobaba que en la noche alguna de sus acompahantes habla caido para siempre —2Qué pasa, hija? —le pregunté su madre, después de una agitada y febril noche. —Mira, mama —dijo Marie, senalando la ventana—, Sélo quedan tres hojitas: wna abajo, junto al cuadro, otra en misad de la pared y na mds sliea, arriba de todo, al lado de la ventana del pintor. Tengo miedo, mama. —No te asustes —contesté la madre, con wna conviccién gue no tenla—. Esas hojitas van a aguantar; som las mds fuerteszentiendes? Faltan nada mds que dos semanas para que llegue la primavera. La mirada divertida de Marie se volvié la oscura expresién de un ‘obsesivo control de las pobres tres hojitas. ¥ una noche de febrero, en medio de una feros tormenta de viento y luvia, la hoja del medio se solté de su amarra y volé lejos. Marie no dijo nada, pero redoblé sus rezos para pedirle al buen Dios que protegiera a sus hojitas. Mama —grité una mahana—, Mamd, ven iQue pasa, hija? —Queda séla una, mami, sblo una, La de abajo del todo se cayé anoche. Me vay a morin, mami, me vey a morir. Por favor, abréza- ‘me, tengo miedo, mamita, Mucho miedo. —Hay que tener fe, bijita —dijo la madre sragando saliva y repri- miendo el lanto de su propio miedo—. Ademds, faltan pocos dias 20PASOS HACIA ADELANTE / 33 para la primavera y todavia queda una hoja, Bs la boja campeond, sabes? —St, pero hace un rata la vi temblar... Tdpame, mamd, tengo flo. La madre la arropé con sus mantas y salié por unos pastas flor, La nina volaba de fiebre. Cada momento que Marie estaba despierra miraba por la ventana la tinica hoja que todavia resissla. En la punta de la enredadera la pequeia hoja marrén verdoso se aferraba solitaria a su base, y la znifia al verla cruzaba instintivamente los dedos pidiéndole interna mente que resistiera para que ella también pudiera salvarse. ¥ la hoja resstia. Nieve, luvia y viento, pasaron los dias y la hoja aguanté... Hasta que wn dia, mientras Marie miraba su esperanta, vio que sun rayo de sol iluminaba la hoja. y descubrié que a su lado y mds abajo en la enredadera pequefos botones verdes hablan empezado a parecer. —Mami, mami, la hoja ba resstido, Iegd la primavera, mami. No es maravilloso? La madre corvié junto a su hija y la abrazd con otras ldgrimas en sus ‘jos, ella no estaba pensando en la enredadera sino en su bifa que también se habla salvado, Si, hija, es maravilloso. Pasarom los dias y la nifia comenzé muy despacio a recuperar sus fuerzas, En la primera salida a la calle que el médico autorizs, Marie corrié al edificio de enfrente para preguntar por su amigo el pintor. La casera se sorprendié al verls, quizds porque no ent habitual que alguien sobreviviera a la tuberculosis, —Me alegro de que estés bien —le dijo mientras la besaba con since- ra alegrla—. Tu amigo todavia no vuelve, pero me ha asegurado que en unas semanas lo tendremos por agui. Mandé esto para ti ¥ remetiendo la mano en su escote le alargé una carta para ella: 34 / Jone aucay PARA ENTREGAR A MI AMIGA MARIE. «Hola, Marie: Tad como ves, todo ba pasado. Para cuando leas esto faltarin dias para retomar nuestras clases de pintura Yo he comprado nuevos colores y pinceles: ast que quiero regalarte lor que fueron mios. Dile a la casera que te abra mi apartamento y llévate mis cosas. Practica mucho, recuerda las manzanas... 9 las escalas de colores La nia saliaba de alegrta. Después de pedirle la lave a la casera subié a la pequetia bubardilla por sus pinturas. Una vex alli se acercd a recoger el asril que estaba como siempre junto a la ventana, Mirando hacia afuera vio desde arriba su propia ‘cama en el edificio de enfrente ‘Sin pensarlo, Marie abrié la ventana e instintivamente buseé a su amiga, la boja heroica, la que aguanté todo, la mas fuerte de todas las hojas ¥ le vio, Alt estaba en la pared, a un costado, muy cerca del marco de madera de ta ventana, AUls estaba. Pero no era una hoja verdadera, era una hoja que habia pintado en el ladrillo su amigo el pintor... Seremos capaces de amar as?

También podría gustarte