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c 0 5 & E © so % 3 i o ? Se siluacidn y tareas de la teologia hoy Y.-M. J. CONGAR SITUACION Y TAREAS VERDAD F IMAGEN DE LA TEOLOGIA HOY 11 EDICIONES S{GUEME Apartado 332 SALAMANCA 1970 Tradujeron: Sercio Gomez y Acustin REDERo, sobre el original francés: Situation et taches présentes de la théologie. - Censor: GermAn MArtit. Imprimase: Mavzo Rusro, obispo de Salamanca, 19 de junio de 1970. © Les Lditions du Cerf, 1967 © Ediciones Sigueme, 1970 Num. Edicion: ES. 478 Es propiedad Printed in Spain Depésito Legal: B. 40444-1970 - Imprenta Altés, s, ., Barcelona CONTENIDO Introducci6n 6 6 we ee La TEOLOG{A A PARTIR DE 1939 . La INVESTIGACION TEOLOGICA ENTRE 1945 ¥ 1965 . LA TEOLOGIA EN EL CONCILIO. EL «TEOLOGIZAR» DEL CON- CIO. 2 ee SITUACION Y TAREAS ACTUALES DE LA TEOLOGIA. . . . I. A nivel del cdato» 2 2. 2. 1 ee II. A nivel de lo «construido» . 2 2 2. 1 we Addendum 2. we ee ee CRISTO EN LA ECONOMIA SALVIFICA Y EN NUESTROS TRA- ‘TADOS DOGMATICOS SoBRE EL BUEN USO DEL «DENZINGER» . I. El «Denzinger» en la intencién y realizacién de Heinrich Denzinger, en el contexto de su época y en el trabajo de sus continuadores. . . . 1. II. El «Denzinger-Bannwart» en el uso del clero y de los tedlogos . 1. El contenido . : : 2. Observaciones de critetiologta teoldgica . 3. La nocién de tradicién y de fuentes de teologia que se desprende de la coleccién Conclusion. 2 2 ee LENGUAJE DE LOS ESPIRITUALES Y LENGUAJE DE LOS TEG- LOGOS 2. ee ee ee toe Addendum 2... Nota bibliografica it 15 31 51 71 88 99 105 135 135 142 142 149 152 159 163 189 191 AAS AnGr AT BLE BZ Chr DIC DzS Eccl EB ETL GEM Gr ICI KuD LIK LV MThSt (S) NRT OT PL QLP RB RHPR SIGLAS Acta Apostolicae Sedis, Roma 1909. Analecta Gregoriana, Roma 1930. L’Année Théologique, Paris. Bulletin de Littérature Ecclésidstique, Toulouse 1899. Biblische Zeitschrift, Freiburg 1903-1929. Christus, Cahiers Spirituels, Paris. Dictionnaire de Théologie Catholique, Paris 1930. H. Denzincer, Enchiridion Symbolorum..., "1957. DENZINGER-SCHONMETZER, Enchiridion Symbolorum..., 1963. Ecclesia, Madrid. Etudes bibliques, Paris 1907. Ephemerides Theoiogicac Lovanienses, Bruges 1924. Decreto Gravisitmum educationis momentum. Gregorianum, Roma 1920. Constitucién pastoral Gaudium et spes. Informations Catholiques Internationales, Paris. Kerygma und Dogma, € . Lexikon fiir Theologie und Kirche, Freiburg 1930- 1938. Lumitre et Vie, Lyon. Miinchener Theologische Studien, Syst. Abt., Miinchen 1950. Nouvelle Revue Théologique, ‘Tournai-Louvain-Paris 1879. Decreto Optatam totius. Patrologie graeca (J.-P. Micnr), Paris 1857-1866. Pairologia latina (J.-P. Micnr), Paris 1878-1890. Decteto Presbyterorum ordinis. Questions Liturgiques ct Paroissiales, Louvain 1921. Revue d’Ascétique et de Mystique, Toulouse 1920. Revue biblique, Paris 1892. Revue d’Histoire Ecclésiastique, Louvain 1900. Revue d’Histoire et de Philosophie Religieuse, Stras- bourg 1921. 10 RSPT RSR RThom StdZ SVS ThGl ThWNT TS TThZ ZKTh 71K SITUACION Y TAREAS DE LA TEOLOG{A HOY Revue de l’Histoire des Religions, Paris 1880. Revue des Sciences Philosophiques et Théologiques, Paris 1907. Recherches de Science Religicuse, Paris 1910. Revue Thomiste, Paris 1893. Stimmen der Zeit, Freiburg 1871. La Vie Spirituelle, Supplément, Paris. Theologie und Glaube, Paderborn 1909. Theologisches Wéorterbuch zum Neuen Testament, Stuttgart 1933. Theological Studies, Baltimore 1940. Trierer Theologische Zeitschrift. La vie intellectuelle, Paris. Zeitschrift fiir Katolische Theologie, Innsbruck- Wien 1877. Zeitschrift £, die ntl. Wiss. u. die Kunde der alteren Kirche, Berlin 1934, Zeitschrift fiir Theologie und Kirche, Tubingen 1891. INTRODUCCION Las ciencias religiosas atraviesan hoy un momento de esplendor. No nos referimos sélo a las ciencias mas téc- nicas y especificas que afectan a las bases documentales més positivas del cristianismo: exégesis y critica biblica, patristica, historia de la Iglesia y de los dogmas, historia de las formas littrgicas, sociologia religiosa, etc. Nos refe- rimos a la teologia como reflexién sobre el contenido de la fe. Esta teologia tiene también su técnica: cada aio aparecen estudios especializados que nos presentan los nucvos especialistas. Esto es necesario y esté bien. Sin embargo, para una mayoria, el trabajo de los tedlogos se desarrolla en estrecho contacto con la vida de la Iglesia, y consiguientemente con las cuestiones que plantean al cristianismo los hombres de hoy. En efecto, el hombre de hoy plantea algunas cuestio- nes al cristianismo. No sdlo porque el mundo implica una impugnacién formidable de la fe, sino porque un grupo de fieles cada vex mds numeroso exige a sus sacerdotes que les ayuden a profundizar en su fe para realizar mejor su responsabilidad en el mundo, fieles al evangelio. Los tedlogos se ven interpelados y han de esforzarse por . dar una respuesta. A esto les invitaba Pablo VI en su alocucién al Congreso internacional de teologia celebrado en Roma el 1 de octubre de 1966, cuando decta: El Concilio exhorta a los tedlogos a desarrollar una teo- logia que sea no menos pastoral que cicntifica; que perma- nezcan en estrecho contacto con las fuentes patristicas, littir- gicas y sobre todo biblicas; que especialmente tengan siem- 12 SITUACION Y TAREAS DE LA TEOLOG{A HOY pte en sumo honor el magisterio de la Iglesia, y en particular el del vicario de Cristo; que no pierdan contacto con los hombres, considerados en Ia historia y en Ja actualidad con- creta!, Los textos recogidos en el presente volumen giran en torno al movimiento seguido por la teologia en este sen- tido desde 1939. Los tres ultimos, de estilo menos sin- tético y mas técnico, abordan problemas que, no por concernir mas directamente a los especialistas, pierden su interés general. Reservamos para otro libro, de cardcter cientifico mas acusado, la recopilacién de otros estudios més elaborados sobre el «teologizar» de santo Tomas de Aquino, aparecidos en colaboraciones, revistas especiali- zadas o todavia inéditos. Somos conscientes de que las pdginas que siguen no son completas. El movimiento continia. Apenas aparece un texto, esté ya superado. Nos hemos limitado a recoger los estudios, por lo demés timidos y poco abundantes, en la linea de la apologética o de la teologia fundamental. No hemos concedido el espacio suficiente, por ejemplo, @ la conmocién, sugerencias, apertura y fuerza que el dialogo ecuménico aporta a la presente reflexién teold- gica. Ni tampoco, a lo que se investiga o se anuncia ya sobre «una teologia histérica y concreta» de la historia de la salvacién. Ni mucho menos a la urgencia de nuevas elaboraciones en el dominio de la ética. Esto se debe a que, de haberlo hecho, hubiese sido necesario no tanto presentar adquisiciones como plantear problemas, hacerse eco de las llamadas. Esta temética va a convertirse en un lugar en el que el esfuerzo creador de la reflexién teold- gica se experimentard como el mas urgente. El concilio lo ha abordado poco. Ha abierto sin embargo las vias, a través de la constitucidn Gaudium et spes, emprendiendo 2 Eccl 1318 (1966) 2333-2335. INTRODUCCION 13 la creacién de cinco «secretariados» que son drganos de contacto y de diélogo, modo de actuar que ha sido conti- nuado en la Populorum progressio. ¢De qué se trata? De llevar la reflexién teoldgica en materia ética al nivel del hombre tal como comprende hoy sus responsabilidades en el mundo. Este hombre esté profundamente especificado y, en este sentido, determi- nado por su insercién en una sociedad cada vez mas amplia y mas compleja; el hombre no se balla simple- mente ante tareas definidas en [uncién de cuadros estéti- cos, sino que esta comprometido en la historia, en la difi- cil construccién de un mundo mds bumano. Respecto a los problemas reales, a veces urgentes, ast planteados, las adquisiciones de la teologia moral tradicional, por vdlidas y preciosas que sean, parecen limitarse a la persona indi- vidual situada ante obligaciones ya conocidas y definidas. Falta en ella cierta dimensidn prospectiva y dindmica, la de la accién del cristiano en el mundo tal como se busca y estd a punto de realizarse. Uno se da cuenta de esto cuando se nos interpela, por ejemplo, sobre los problemas de una «teologia de la revolucién»: problemas muy reales y, para cierto ntimero de personas, experimentados personalmente con gran fuer- xa. Si la palabra «revolucién» nos produce miedo, se podria sustituir por «desarrollo». Pero aun en este caso nos encontrariamos con las mismas exigencias a no ser que tratdramos de eludir los verdaderos problemas. Se trata de las exigencias que recordaba J. B. Metz en el Cologuio de Marienbad (abril 1967) cuando decia: Amar al prdjimo como a sf mismo implica que se quieran eficazmente para otro Jas mismas posibilidades de justicia, libertad y desarrollo que se quieren para uno mismo. Consi- guientemente debemos ver y situar esto, no en un marco abs- tracto, mucho menos en un clima de buenas e ineficaces inten- ciones, sino en la situacién histérica y concreta del mundo 14 SITUACION Y TAREAS DE LA TEOLOGIA HOY actual que no cesa de evolucionar avanzando hacia su por- venir. Dos breves notas a este respecto: 1. Los problemas alos que hemos aludido constituyen el objeto de investi- gaciones muy interesantes en el marco del Consejo ecu- ménico de las Iglesias. La teologia catélica tiene cierta- mente sus principios, su criterio y su tradicién propias. Sin embargo podra y debera aprovechar ampliamente la reflexién de otros cristianos para las nuevas elaboraciones a las que todo invita hoy. 2. A estas elaboraciones nece- sarias debera responder algo dentro del dominio de la vida de la Iglesia y del culto litérgico. Hasta aqui esta vida y este culto no han asumido apenas mas que la existencia personal y privada de los creyentes, y han de- jado demasiado a un lado su compromiso en el trabajo, la politica, la construccién del mundo, es decir, la parte més considerable de su vida real de hombres. iCudntas tareas en perspectiva! El mundo se realiza todos los dias. La Iglesia también, y de igual modo la teologia, a pesar de que lo hagan a partir de un dato que no cambia —y que no por eso deja de plantear numero- sos problemas —: Jesucristo, bendito en los siglos y su evangelio de paz. 1 LA TEOLOG{A A PARTIR DE 1939 L: situacién teolégica, incluso el mismo concepto de trabajo teoldgico, han sufrido variaciones en un cuar- to de siglo. También es verdad, y nos complacemos en prtoclamarlo, que las lineas de continuidad son mds pro- fundas que las diferencias. Después de todo, lo que se dio en Ilamar en un momento «teologia nueva» eta in- comparablemente mds tradicional que algunas aspiracio- nes de la época modetnista: a pesar de todo no hay una medida comtin para todas las cosas. Lo que buscamos hoy en los tedlogos de més valor, muy a menudo esté ligado a orientaciones y datos profundamente tradicionales: eco- nomfa o historia de la salvacién, escatologia, antropolo- gia, etc. De forma que podemos preguntarnos si el mo- vimiento de las ideas no consistir4 en enlazar, més alld de Ja edad media, con inspiraciones mds antiguas y pro- fundas. Sin duda podremos esbozar una respuesta a esta cues- tidn cuando hayamos trazado de manera sumaria Ja evo- lucién de las ideas a partir de 1939, limitdéndonos ex- clusivamente a lo que se tefiere a la concepcién de la teologia!. Vemos por otra parte, que en la medida en 1 Disponemos de bastantes estudios sobre el movimiento de las ideas teolégicas: R. Ausert, La théologie catholique au milien du XXe sidcle. 16 SITUACION Y TAREAS DE LA TEOLOG£A que asistiésemos a una denuncia real del pacto que la teologia catélica parecia haber establecido con Ia escolés- tica medieval o postridentina, este mismo hecho plantea- tia problemas muy serios. Los afios que van de 1944 a 1946 fueron en Francia afios de intensa fermentacién. Dos nuevas colecciones de obras teoldgicas salen por entonces a la luz: Sources chrétiennes (1942) que publica la traduccién de muchos libros de los padres griegos, sobre todo de Origenes, y Theologie que aparece en 1944 con Conversion et grice chez saint Thomas d’Aquin, del padre H. Bouillard, pu- blica después, también en 1944, Corpus mysticum, y en 1946, Surnaturel del padre H. de Lubac. Se ha querido ver en estas publicaciones la expresién de una intencién concertada y el primer fruto de una nueva teologia, cuyo manifiesto habria sido un articulo del padre J. Daniélou®. A veces se relacionaba este movi- miento, desde el punto de vista de la concepcién de la teologfa, con un folleto del padre M-D. Chenu distribui- do pro manuscripto en un pequefio ntimero de ejempla- res*, y con el libro del padre L. Charlier citado frecuen- temente en nuestros propios trabajos‘, puestos ambos en el Indice el 6 de febrero de 19425. El padre Charlier ha- Casterman, Paris r9s4; G, Tums, Orientations de ta théologie. Louvain 1958; S. Taxt, Les tendances nouvelles de Veclesiologie, Roma 987; A. H. Mavta, Die neue Theologie. Miinchen 1960; A. Kouric, Katholische Theologie gestern und heute, Thematik und Entfaltung deutscher katholischer Theo- logie vom I. Vaticanum bis zur Gegenwart. Bremen 1964; ¥.-M. J. Concar, Veinte afios de teologie, en Diario del concitio, wv sesién. Estela, Barcelona 1967; E. O'Brien, Theology in Transition. A. Bibliographical Evolution 1984-1964. Herder, New York 1965; J. M. Connoriy, Le renowveaw théo- logique dans la France contemporaine. Saint Paul, Paris 1966; E, Mé- ward, L’eclésiologie hier et aujourd'hui. Paris 1966. 2 Les orientations présentes de la pensée religiense: tudes 249 (1946) gat. ® Une école de théologie: Le Saulchoir, 1937. El padre Chenu ha mostrado el valor de la vida de la Iglesia como «lugar teoldgicon en EI evan- gelio en el tiempo. Estela, Barcelona 1966. 4 Essai sur le probléme théologique. Thuillies 1938. ® AAS 34 (1943) 37. LA TEOLOG{A A PARTIR DE 1939 7 bia procedido a una critica de la conclusién teoldgica a Ja que hay que reconocer que apenas se le ha dado relieve posteriormente, destino del que el padre Charlier no es absolutamente responsable; Chenu subraya por una parte el papel de la experiencia espiritual en la orientacién pro- funda dada a una teologia, y por otra parte, el valor que tiene la vida de la Iglesia como «lugar teolégico». De ma- nera bastante discutible se relacionaban estas ideas con una concepcién religioso-vitalista de la teologia presen- tada, en cada caso segtin su propia perspectiva, por el padre Th. Soiron, por G. Koepgen (Gnosis des Christen- tums 1939), y por el padre H. Urs von Balthasar. La eleccién de algunos tratados traducidos en Sources chrétiennes, Ja introduccidn a un escrito de Origenes, etc., hacfan pensar que se queria hacer Ja apologia de la exé- gesis tipoldgica, espiritual y alegérica de los padres, en detrimento del sentido literal. Un capitulo de Corpus mysticum titulado: «Del simbolo a la dialéctica», hacia creer que se preconizaba un retorno a la rica percepcidn, aunque global, que permite el simbolo, con detrimento del andlisis conceptual del que ha vivido Ia escoldstica. Se citaba por Ultimo una frase del padre H. Bouillard: Cuando el espiritu evoluciona, una verdad inmutable sélo se mantiene en virtud de una evolucidn simultdnea y corre- lativa de todas las nociones, manteniendo entre ellas una misma relacién. Una teologia que dejase de ser actual seria una teologia falsa®, Se vefa en esta frase una profesidn de relativismo histético y filoséfico, Parecfa que aqui lo invariable del dogma, que se profesaba respetar formalmente, perma- necfa extrafio a las nociones en las que Ja teologia habia conceptualizado este contenido en una época determi- ® O.c., 219. A menudo sélo se citaba la frase subrayada por nosotros. 18 SITUACION Y TAREAS DE LA TEOLOG{A nada. Desde este momento, ¢a dénde iba a parar no sdlo la teologia de santo Tomas, sino también la ciencia teo- Idgica tal como él la habia definido? ¢A qué quedaba reducido el valor de las férmulas dogmaticas? Conocidos tomistas exptesaron en seguida su inquietud y sus pro- blemas?. Los autores encartados, en concreto los colabo- radotes jesuitas de Sources chrétiennes, y de Theologie se defendieron y dieron explicaciones *. Estos autores no profesaban la filosofia decadente que esencialmente caracterizaba a Jas posiciones modernistas y que se puede resumir en estos dos puntos: 1. una dis- tincién, mds atin una separacidn, entre fe y creencia, como si ésta fuese la estructura ideolégica en que aquélla se expresa; 2. la concepcién de Ja relacién entre los enun- ciados dogmaticos y las realidades religiosas, como una relacién de simbolo a realidad, no de expresidn propia (aunque permaneciese inadecuada) a realidad. Los escritos de 1944 a 1946, que versaban sobre puntos de la histo- tia de los dogmas, se habian encontrado, al menos en parte, con el mismo problema que el de los modernistas: el de las variaciones en las representaciones y en la cons- truccién intelectual de las afirmaciones de la fe. Bastaba sélo mirar a la historia. Las dificultades se resolvian dis- tinguiendo entre lo fijo de las afirmaciones y el uso va- tiable de las nociones técnicas que traducian la verdad en contextos histéricos, culturales y filosdficos diferentes. 7 Ver R. Gannicou-Lacranar, La nouvelle théologie of va-t-elle?; Vérité et immutabilité du dogme: Angelicum 23 (1946) 126-1453 24 (1947) 124-139; M. Lazourperre, La théologie et ses sources; Fermes propos: RThom 46 (1946) 353-3713 47 (1947) 5-03 M. Lapourperre - M.-J. Ni covas-R.-L. Brucksercer, Dialogue théologique. Piéces du débat entre la «Revue thomistes d’une part, les RR, PP. de Lubac, Daniélou, Bouillard, Fessard, von Balthasar, S.J., d’autre part, Saint-Maximin, 1947; ef. E. Sau: nas, La immutabilidad de la tcologia y ef actual problema teotégico: La Ciencia Tomista 76 (1949) 53-85. ® La Théologie et ses sources. Reponse aux études critiques de ta «Revue thomistey: H. Bousttarp, Notions conciliaires et analogie de la vérité: RSR 33 (1946) 385-402 y 35 (1948) 251-271. Hay que afiadir B. ve Sotaces: BLE (1947) 65-84. LA TEOLOG{A A PARTIR DE 1939 19 Para ellos, 1. lo fijo era lo que las afirmaciones tenian de contenido real de verdad; 2. en las diferentes traduccio- nes nocionales que habfan dado los tedlogos, existia una analogia de relaciones 0 una equivalencia funcional entre Jas nociones empleadas. De este modo se libraban de la acusacién de antiintelectualismo ruinoso y de relativismo dogmético, lanzada con razén contra los modernistas. Bien es verdad que quedaban algunas sospechas, que un profundo andlisis filosdfico no habia dejado en claro, respecto al concepto, el razonamiento y la sistematizacién teoldgica®. Parecia atacarse, mas que la ensefianza sim- plificada de las escuelas y los manuales, la misma autori- dad de santo Tomas. Parecfa que con esta forma de actuar se cuestionaban conceptos y formulaciones considerados como algo ya adquirido y casi canonizado. La inquietud creada era en gran parte artificial. Algu- nos se obsesionaron entonces con la fantdstica idea de una «teologia nueva» que por otra parte eran incapaces de definir. Esto lo he expcrimentado yo personalmente mds de cien veces en los afios de 1946 a 1950”. Es verdad que Pio x1 habia empleado la expresién en su discurso de setiembre de 1946 a la Congregacién general de los jesuitas", y habfa vuelto a tocar el tema (sin utilizar esta expresién) en un discurso al Capitulo general de los dominicos ". Poco mds tarde (12 de agosto de 1950) la enciclica Humani generis especificé los pun- tos en los que el santo padre veia el peligro de algunas * Cierto que en el debate no se planted filoséficamente el problema acerca del lugar que ocupa el concepto en nuestra percepcién de la verdad, su naturaleza y su valor, Reflexiones interesantes, sobre este tema, de E, Scumeaseckx, Revelacién y teologia, Sigueme, Salamanca 21969, 249- 3233 387-303. 19 Bibliografia sobre el tema puede encontrarse f4cilmente en las re- vistas de la época: por ejemplo A. A. Estexan, Nota bibliogréfica sobre la Hamada «Nueva teologiay: Rev. espaiiola de teologia 9 (1949) 303-318, 527+ 546; ETL (1949) 450; Divus Thomas (Frib.) (1950) 328. MAAS 38 (1946) 384-386. 12 [bid., 386-388. 20 SITUACION ¥ TAREAS DE LA TEOLOGEA «novedades», Los peligros denunciados procedian de las excesivas concesiones hechas a la filosofia moderna: materialismo dialéctico, existencialismo, historicismo, o bien al itenismo. Fruto de ello era una desconfianza frente al uso de la razén en apologética 0 teologia, un debilita- miento de la teologia especulativa y del valor de las fér- mulas dogmiticas, un desinterés por el magisterio ordina- tio y un abuso en el retorno hacia las fuentes escrituris- ticas o patristicas. La crisis ha pasado hoy, si es que alguna vez existié verdaderamente. Como siempre, los problemas permane- cen. Se plantean en una situacién cuyos caracteres con- viene recordar brevemente. Percibimos tres caracteres principales a los que seria necesario afiadir la influencia del ecumenismo; sin embargo, ésta es dificil de apreciar, tratandose de la nocidn de teologia... 1. Una renovacién de las fuentes de las que se ali- menta el pensamiento teoldgico. Este retorno a las fuentes supuso nuevas exigencias. E] mismo Pfo xu, en el do- cumento en el que defendia la razén y la teologia especu- lativa de tipo cldsico, reconocfa que «el estudio de las fuentes ha sido siempre principio de rejuvenecimiento para las ciencias sagradas, mientras que la especulacién, que descuida escrutar con asiduidad el depésito, se revela estéril» ¥, Hoy los medios de investigacién biblica y patristica son incomparablemente mejores y mds abundantes que en el siglo xxx. El conocimiento de la historia y el estu- 18 AAS 42 (1950) 5618.; DzS 3875-3899. Al articulo del padre G. Wercet, The historical Background of the Encyclical Humani Generis: TS 12 (1951) 208-230 le hicimos algunas reservas, pero es instructivo el boletin bien documentado publicado por el mismo autor sobre los comentarios suscitados por la enciclica: Gleanings from the Commentaries on Humani Generis: ibid., 520-549. 14 Humani generis: AAS i. c., 568-69; DzS 3886. LA TEOLOGIA A PARTIR DE 1939 21 dio filolégico han permitido renovar nuevas cuestiones. El contacto con las fuentes ha planteado algunos proble- mas que afectan al mismo trabajo teolégico, como el des- cubrimiento del concepto de revelacién realizado en el marco de una historia o de una «economia». Un método conceptual deductivo o un ordo disciplinae que se atienen exclusivamente a tazonamientos formales ¢son aptos pata asumir y ordenar todo el dato revelado? 5 Y en el terreno de los conceptos, ¢no nos vemos obligados a admitir que los conceptos empleados por la escoldstica y que a veces fueron tomados de Aristételes —por ejemplo en santo Tomds—, encubren el contenido de los conceptos utili- zados por la sagrada Escritura incluso en su mismo aspecto exterior? ¢Dénde aparecen, en las grandes sintesis escolsticas, las nociones biblicas de alianza, de agapé, de carne, conocer, hesed, justicia, las de palabra, reino, ver- dad? gNo se da una fisura entre lo que hallamos bajo estos conceptos en una buena exposicién o en un buen diccionario de teologia biblica y entre lo que encontramos en los grandes escoldsticos o en nuestros manuales cl4- sicos? Finalmente, las cuestiones y las dificultades suscitadas por los modernistas y — aunque en condiciones muy di- ferentes—— en 1944-1946, se refieren esencialmente a la nocidén de revelacién. La fisura de la que acabamos de hablar afecta fundamentalmente a este problema. Por una parte se ha procedido como si la revelacién consistiese en una serie de enunciados de tipo filosdfico sobre rea- lidades que escapan en su mayorfa a nuestra experiencia, como si estuviera formada por un conjunto de teoremas cuya demostracién hubiera quedado sin explicar por el Maestro. Pero desde hace sesenta afios hemos compren- 45 Ver nuestro estudio sobre Le moment «economiques et le moment «ontologiques dans la Sacra dactrina, en Mélanges M.-D. Chenu. Paris 1967. 22 SITUACION Y TAREAS DE LA TEOLOGIA dido mejor, por una parte, la estructura econdmica o his- térica de la revelacién y, por otra, su intencién esencial de alianza, es decir, de establecer una relacién interper- sonal entre Dios y su pueblo. La constitucién dogmatica Dei Verbum del Vaticano II (18 de noviembre 1965) por fin ha podido incorporar estos valores sin perjuicio de un contenido intelectual definido. Esto es muy importante para el porvenir de la teologia catdlica. Muchos proble- mas surgieron por no haberse dado este paso. 2. Hay otra fuente de renovacién que se ha mani- festado muy eficaz: la conciencia que han tomado los tedlogos no solamente del estado real del mundo desde el punto de vista de la fe, sino del papel que ellos han de desempefiar en esta situacién. Los tedlogos han tra- bajado siempre en la Iglesia y al servicio de la Iglesia. Durante largo tiempo, sin embargo, la mayorfa hacfan teologia como si el mundo estuviera ajeno a las afirma- ciones de la fe sobre Jas que ellos trabajan multiplicando razonamientos y distinciones. Esta es todavia hoy la situa- cién que reina en algunas escuelas y en algunos proble- mas, como el de [a mariologia. Sin embargo un gran nu- mero de tedlogos ha tomado una conciencia mas clara del vinculo que existe entre el trabajo teoldgico como refle- xidén sobre la fe y el cumplimiento por parte de la Igle- sia de su deber de presentar la fe a los hombres de hoy. Semejante lazo impone al tedlogo tareas que desbordan el servicio que puede hacer interpretando cientificamen- te el sentido teoldgico y aclarando teoldgicamente la rea- lidad de la actividad misionera o del ministerio pastoral. Es necesario desarrollar en la teologia — por ejemplo en la teologia de la encarnacidn del Hijo, de los sactamentos, de Ia escatologia, y aun en la del misterio de las tres personas — todo cuanto pueda acoger los problemas de los hombres en funcién de darles una respuesta. Este LA TEOLOGIA A PARTIR DE 1939 23 programa esté en la linea del Vaticano I cuando hablaba sobre el provecho que nuestra inteligencia obtiene de los misterios al considerar la relacién que tienen con el ulti- mo fin del hombre". Pero el problema no se reduce tan sdlo a enriquecer un tratado afiadiéndole un pérrafo nuevo: se trata de poner de relieve una dimensién de toda la realidad, en consonancia con la naturaleza de Ia revelacién que habla tanto del hombre como de Dios, sin perder de vista el vinculo religioso que los une a ambos. No podemos calibrar suficientemente la importancia de la nueva conciencia que los tedlogos han tomado de ser responsables de la Iglesia y de la credibilidad interna de la fe que la Iglesia ha de presentar a los hombres. Vaya por delante que no se tratarfa tanto de detalles técnicos que pusiesen de relieve sistemas teoldégicos: el interés por las posiciones de escuela, tan a menudo unidas a las drdenes religiosas, sélo se mantiene en ratos islotes que todavia no han sido alcanzados por la gran interpela- cién que el mundo nos hace; también el interés por una Konklusionstheologie ha disminuido mucho... 3. Las corrientes de pensamiento més activas estén ligadas al método fenomenolégico y a Ia filosoffa de la existencia; consiguientemente tienden a centrar la refle- xién sobre el hombre. Tres grandes rasgos 0 tres grandes temas se han impuesto a partir de esta reflexidn sobre la experiencia existencial del hombre. a) En primer lugar lo especifico de la persona humana y de cuanto se refiere a ella, con respecto a las cosas: no se la puede tratar como a una simple cosa o como a un objeto. El descubrimiento de este rasgo de la persona proyecté una nueva luz sobre algunas realidades como, por ejem- plo, el cuerpo, los sacramentos, las realidades del amor 38 Ses, ILI, c. 4: Dz 1796 (3016), 24 SITUACION Y TAREAS DE LA TEOLOGEA conyugal, las realidades escatolégicas...; pero al mismo tiempo, hizo que resultara insatisfactorio cierto cosismo 0 fisicismo de la.teologia cl4sica: cosismo y fisicismo que habfan sido histéricamente la consecuencia del método escoldstico de interrogacién: «Quid sit... sacramentum (=causa instrumentalis), quid sit... ignis purgatotius?, etc.» E] nuevo planteamiento, por tanto, no sdlo afectaba a determinados tratados 0 capitulos de la teologia”, sino al tratamiento, al way of approach, al mismo «teologizar». EI nuevo paso era rico en posibilidades, pero también implicaba peligros. Permitfa una aproximacién existencial, una referencia a la vida humana que habia buscado, a su manera, la «teologia kerigmética». Corria el riesgo de sdlo prestar atencién a los significados existenciales, olvi- dando la ontologia que es su tiltimo fundamento, descui- dando establecer las relaciones entre Ja fe salvifica y el pensamiento racional: cosa que la Iglesia catdlica nunca ha aceptado. &) A partir de esto se ha originado lo que Ilamamos ontologia intersujetiva o interpersonal; es evidente que esto afectard al tratado de gracia, del pecado, pero tam- bién a la cristologia y a la teologfa trinitaria. c) Por ultimo, se ha iluminado de una manera nueva la historicidad de la condicién humana, del ser en el mundo y de las demés caracteristicas de la persona humana. Es evidente que todo esto supone la aparicién en es- cena de otros valores y otros caminos de teflexién teold- gica distintos de los que han seguido las escuelas desde la edad media. De esto se sigue un someter a juicio el monopolio ejercido de hecho por la escoléstica y el tipo de teologia que se ha llamado Konklusionstheologie. Aun cuando no renuncia a tratar los temas clésicos de una reflexién sobre los misterios — renunciar a ello setia una 1 E, ScHILLEBEECKX ha esbozado un panorama de estos cambios en Revelacién y teologia, 393-440. LA TEOLOG{A A PARTIR DE 1939 25 abdicacién, casi una traicién—, la teologia prefiere des- arrollarse como reflexidn sobre la fe en funcién de su anuncio a los hombres, y consiguientemente como una reflexién sobre la fe de cara a ofrecer una respuesta a esta cuestién fundamental: gcémo la fe —no la fe en general, sino la fe cristiana— es posible en un mundo seculari- zado donde se da por supuesta o se admite, al menos prdcticamente, la «muerte de Dios» como condicién im- prescindible para que el hombre pueda afirmarse? De esta forma, la teologia tiende a constituirse en una teflexién sobre el conjunto de la revelacién, hecho y contenido, en cuanto que se refiere al hombre. Asi, pues, desde este punto de vista, no se habria ganado nada en Ja prdctica si la antigua apologética sdlo hubiese dado por sentado el hecho de la revelacién —con el deber de que el hombre se someta a ella—, sin considerar su conte- nido y, dentro de este contenido, Ja relacién de la revela- cién con el hombre. Evidentemente se puede, seguin la sugerencia del padre K. Rahner®, desarrollar estas consideraciones en una teologia formal, previa a la teologfa especial en la que se hallan nuestros tratados cldsicos, simplemente comple- tados allf donde parece conveniente. Esta dogmitica for- mal asumirfa de esta forma, al menos en parte, la misién de Ja teologia fundamental. Implicarfa un amplio des- arrollo de la «antropologia trascendental», es decir, del estudio de las condiciones @ priori que hacen posibles la revelacién y la fe. Pero el conjunto de la teologia y el mis- mo «teologizar» se verian necesariamente afectados. Es verdad que se puede adaptar una teologia de tipo clésico injertando en ella los nuevos problemas o desarro- +8 C#. en 2LTK, los articulos Dogmatik (III, col, 449-481), Formale u. Fundamental Theologie (IV, col. 205); K. Rannen, Escritos de teologta, 4. Taurus, Madrid 1964, 16-52, el plan de una dogmatica; P. G., An interview. Kart Rahnor; Theologian at Wark: The American Eccles. Rev. 153 (1965) 217-230. 26 SITUACION Y TAREAS DE LA TEOLOG{A Ilando los nuevos aspectos que se refieren al hombte y a su experiencia existencial. Es lo que ha hecho, por ejem- plo, M. Schmaus en su Teologia dogmédtica: renovacién del tratado De Deo a partir de una primera consideracién de las personas divinas, insercién de Ja teologfa en la economia de la salvacién, renovacidn de la eclesiologia y de la escatologia, etc. Es lo que ha intentado la serie de monogtaffas que llevan por titulo «El misterio cristia- no». En estas teologfas se quiere devolver al «dato» su primacia y darle un amplio desarrollo. Pero la teologia «se construye» a partir de este dato fijado previamente con diligencia —como una organizacién racional —, a lo que sigue una elaboracién de este dato recurriendo, entre ottos, a elementos de la filosoffa tradicional; eventual- mente y de manera subsidiaria a elementos de filosofia moderna. Otro tipo de teologia aparece en Ia escuela de K. Rah- ner y de sus discfpulos. No obedece al esquema de suce- sién de un intellectus fidei a un auditus fidei; no intenta procurarse ante todo un amplio conocimiento de Jas apor- taciones de la tradicién para recoger alli elementos de respuesta a los problemas eventualmente nuevos. Se trata més bien de una reflexién de tipo filosdfico sobre la rela- cién que la afirmacidn de Ia fe, tomada globalmente, tiene con el hombre. Cuando se aplica a cuestiones de dogmiatica especial, se procede, no a establecer o criticar tesis a partir de un dato fundamental, sino mds bien a una critica de los conceptos que entran en la cuestidn y del sentido de las aserciones. De esta forma se llega a renovar los conceptos en los que se plantea la cuestién o la relacién que guardan entre sf esos conceptos. Pensemos por ejemplo en proble- mas como naturaleza y gracia, condicién laica y funciones de la Iglesia, pertenencia a la Iglesia, etc. Se trata de una ® Y.M. J. Conar, La fe y Ja teologia, Herder, Barcelona 1970. LA TEOLOG{A A PARTIR DE 1939 27 verdadera teologia, pues la reflexidn se aplica a realidades testimoniadas por la fe, pero una teologia de cardcter me- nos histérico, mas filosdfica y critico-reflexiva. Resumiendo, nos encontramos hoy con muchas formas de hacer teologia: la forma conceptual, argumentativa, deductiva, la derivada de la baja escoldstica; la investiga- cién, a partir del dato de la tradicidén, no sdlo acerca de un intelectus fidei racionalmente elaborado, sino acerca de una respuesta a las cuestiones del tiempo y de los hom- bres; una interpretacién y una reflexién de tipo més filo- sdfico sobre el conjunto de Ja realidad cristiana vistas a la luz de Ia experiencia existencial del hombre. El! Vaticano 11 apenas ha aportado una indicacién re- fleja sobre el trabajo teolégico a realizar, EL mismo ha Ilevado a cabo una teologia derivada de la tradicién co- miin de las escuelas de la Iglesia latina, pero algo modifi- cada por su intencidn pastoral. Durante el primer periodo del concilio, sobre todo en el curso de la discusién de las «fuentes de revelacién», se enfrentaron dos mentalida- des”. Por una parte, una mentalidad conceptualista; su ideal es definir con precisién los contornos de una deter- minada nocién aislada cuidadosamente de otras y consi- derada intemporalmente. Se llega asi a f6rmulas de aristas claras, sin perspectivas de revisién o recurso a una tradi- cién més profunda, sin margen que permita un enrique- cimiento gracias al didlogo con los otros. Por el mero razonamiento es posible extender las consecuencias de lo que se ha definido en la nocidn a nuevas conclusiones; sin embargo el concilio ha seguido otro camino, ha tratado 2 Ver R. Lavrentix, Vaticano II; Balance de la 1. sesién. Taurus, Madrid 1964; G. Pumres, Deux tendances dans la théologie contemporaine: NRT 85 (1963) 225-238; E. Scruvteneeckx, La Iglesia de Cristo y el hom- bre moderno segtin el Vaticano II. Fax, Madrid 1969, 41-33; M. Novax, The open Church. Vatican II, Act. II. London 1964; ¥.-M. J. Concar, El concilio dia tras dia. Estela, Barcelona 1963, 59-69; Diario det concilio, 3. Estela, Barcelona 1968, 28-29; La teologia en el concilio, infra 51 s. 28 SITUACION Y TAREAS DE LA TEOLOG{A de acercarse a la realidad concreta, ha querido abrirse a las cuestiones de los otros... A menudo, en este camino se- guido por el concilio los hechos han precedido y guiado a las ideas; el concilio no ha desembocado en proposicio- nes bajo forma de c4nones sino en amplias exposiciones doctrinales, alimentadas a menudo con Ia savia biblica y tradicional. Juan xx trazé el camino cuando dijo en su discurso del 11 de octubre de 1962: El espiritu cristiano, catélico y apostdlico de todos espera que se dé un paso adelante hacia una penetracién doctrinal y una formacién de las conciencias que esté en cotresponden- cia més perfecta con Ja fidelidad a la auténtica doctrina, estu- diando ésta y poniéndola en conformidad con los métodos de la investigacién y con la expresién literaria que exigen los métodos actuales, Una cosa es la sustancia del depositum fidei, es decir, de Jas verdades que contiene nuestra veneranda doc- trina, y otra la manera como se expresa; y de ello ha de te- Nerse gran cuenta, con paciencia, si fuera necesario, atenién- dose a las normas y exigencias de un magisterio de cardcter frecuentemente pastoral *1. Todo el fenédmeno conciliar se hizo eco de estas pala- bras, in actu exercito; pero de manera mds especial, in actu signato, aparece en algunos pasajes de sus documen- tos: la teologia debe buscar un lenguaje adaptado a nues- tro tiempo”; para esto, debemos utilizar los recursos que surgen incesantemente de las diversas culturas™. Las fa- cultades 0 escuelas de teologia deben mantenerse en rela- cién con otros centros donde se elabore el saber huma- no. La ensefianza de la teologia a los futuros sacerdotes se debe centrar en el misterio de Cristo y debe alimen- tarse también de un conocimiento de las fuentes biblicas 2 AAS 54 (1962) 792. Eccl r10g (1962) 1278-1283. 2 Cf. cs 62. Comp., desde el punto de vista de Ja predicacién con e} decreto Po 4. 2 Ch. os 44, 58. * Gs 62; GEM ro. LA TEOLOG{A A PARTIR DE 1939 : 29 y tradicionales®. Seiialando a santo Tomds como el me- jor guia en teologia especulativa, el concilio pide que se tengan en cuenta en filosofia las investigaciones mds re- cientes y da lugar al conocimiento de otras teologfas cris- tianas y, eventualmente, de otras religiones*. Desde el punto de vista de los temas tratados, el con- cilio ha pasado de la Iglesia en si misma a la Iglesia para los hombres. Ha comenzado por detenerse ampliamente en la vida de oracidn de la Iglesia, y ha terminado hablando de los problemas de la vida terrestre del hombre y de la relacién entre este hombre y Dios, entre su obta en la tierra y el reino de Dios. Entre ambos, ha hablado de la Iglesia de la revelacién divina, etc. De este modo nos hace caer en la cuenta de la amplitud panordmica que debe abarcar la teologia, y del lugar del hombre insepa- table de la consideracién acerca de Dios, si este Dios es el de la revelacién. Pero el concilio ha fijado igualmente las fuentes en las que debe beber Ja teologia y las normas segtin las cuales debe hacerlo. La teologia ha de estar siempre alimentada y controlada por sus fuentes: Escri- tura y tradicién. De esta forma, en el momento en que el concilio proclamaba como su principal preocupacién teoldgica la insercién de «la religién del hombre» en «la religién de Dios» (por utilizar las expresiones de Pablo v1 en su inolvidable discurso del 7 de diciembre de 1965), trecotdaba al mismo tiempo que la luz decisiva para lo- grar esa insercién se debfa buscar en la revelacién po- sitiva. *% or 14, 16. B Ibid, 15, 16. 2 LA INVESTIGACION TEOLOGICA ENTRE 1945 Y 1965 ENUNCIAMOS deliberadamente a hacer una crénica, un suplemento de boletin bibliogréfico, o un inventa- rio! No pretendemos proponer un catdlogo de las obras més notables: olvidariamos muchas. Por lo demés, un co- mité muy competente publica cada aiio Ia lista de los cua- renta mejores libros religiosos. Esperamos que se incluya en ella, en 1966, el ntimero especial del c.c. 1. F... Qui- siéramos simplemente, tras haber esbozado un rapido ba- lance material o analitico de los trabajos, intentar un balance formal y sintético, sacando en conclusién las li- neas caracteristicas del movimiento de las ideas en el do- minio de las ciencias religiosas. La posguerra conocié el nacimiento de gran nimero de revistas: La Maison-Dieu, Masses ouvriéres, Dieu vi- vant (una estrella extinguida...), Lumen vitae, Recher- ches et débats, Eglise vivante, Parole et mission, Istina (que sustituye a Russie et chétienté), Lumiére et vie, Re- + Siempre ser interesante la referencia a R. Avner, La théologie catholique au milieu XXe siecle. Casterman, Paris 1934; G. Tums, Orienta- tions de ta théologic. Louvain 1958; 8. Jaxt, Les tendances nouvelles de Pecclesiologie. Roma 19573 J. Lectenco, Morale chrétienne et requétes con- tomporaines. Casterman, Paris 1954. Un error de transmision nos ha impe- dido conocer a A. Kotrixc, Katolische Theologic gestern und heute. Thematik und Entfaltung deutscher katolischer Theologie vom I. Vaticanum bis zur Gegenwart. Bremen 1964. 32 SITUACION Y TAREAS DE LA TEOLOGIA vue de Qtmram, Cahiers de la Pierre-qui-vire, Conci- lium... Y tantas nuevas colecciones: Théologie, Lex oran- di, Lectio divina, Je sais -je crois, Bibliothéque de théo- logie, Patristica sorbonensia, Travaux de VInstitut catho- lique de Paris, Cahiers de Vactualité religieuse, Cogitatio fidei... Estamos seguros de que olvidamos alguna. Apenas pasados diez afios tras la muerte del padre Teilhard de Chardin, su visién de las cosas ha alcanzado audiencia mundial, sin haber tenido todavia una influencia clara sobre la teologia culta. No obstante, sin olvidar nuestra negativa de redactar una lista exhaustiva de las obras mds notables, quisiéra- mos citar algunos de los titulos mds importantes, los que segtin nuestro parecer se han impuesto. Es un simple mues- trario. L. Bouyer, El misterio pascual, un clasico accesible ahora a cualquiera; Romano Guardini, El Sefor, que in- mediatamente después de la guerra nos ha hecho tan cer- cano al Cristo de la fe; J. Mouroux, Sentido cristiano del hombre, que anuncia una nueva visién de la antropologta; Raissa Maritain, Las grandes amistades, donde se nos de- muestta con evidencia que existen los ojos del corazén y que la caridad los abre; A. Jungmann, El sacrificio de la misa, donde se muestra que Ia erudicién abre también la puerta a un inteligencia de las cosas santas; E. Gilson, El fi- lésofa y la teologia, que hace presentir lo que puede ser una sabia reflexi6n; M.-D. Chenu, La théologie au XII* siécle, que, con J. Leclercq, Cultura y vida cristiana, nos hacen saborear la edad media y el universo mondstico; El episco- pado y la Iglesia universal (dir. por Y-M. J. Congar y B.-D. Dupuy) que ha venido a alimentar ciertas reflexiones de las que el Vaticano 11 ha sacado provecho; S. Lyonnet y I. de la Potterie, La vida segin el Espiritu, contribucién a veces austera en esta reconstruccién de los tejidos del hom- bre cristiano de que hablaremos més adelante; y Daniel- Rops, y Teilhard, y Mounier, y K. Rahner... Pero, por INVESTIGACION TEOLGGICA ENTRE 1945 ¥ 1965 33 encima de todo, las traducciones de la Biblia, que se han visto multiplicadas a lo largo de estos veinte afios: Ja Ila- mada Biblia del cardenal Liénart, Biblia de Maredsous, traduccién de E. Dhorme, Biblia de Jerusalén, accesible en cinco formas diferentes... ;Qué abundancia! Estas no son més que algunas de las obras mds impor- tantes. La época actual, sin embargo, se caracteriza por una generalizacién de Ja cultura en todos los campos. También en literatura, no son sélo algunos nombres los que mantie- nen su cartel; existe una difusién del talento que se mani- fiesta en una multitud de ensayos, novelas, tevistas y perié- dicos. Igualmente, la ciencia se difunde por mil canales, y los sabios se sienten responsables de una orientacién de la opinidn y de la vida humana, cuando no de la politica y de la demografia. Este fendmeno afecta también a la teologia. Ciettamente, siempre se ha escrito para ser leido. No siem- pre se ha buscado servir, por medio de la investigacién teolégica, a la vida de los hombres y a las necesidades pastorales de los hombres. Por el contrario, la mayoria de los tedlogos de alguna importancia se preocupan hoy de se- mejante servicio. La teologia se ha convertido en una teologia militante. Por otra parte, un sector bastante am- plio del puiblico quiere interesarse por ella y exige que se escriba para su comprensién. Por eso la informacién reli- giosa ocupa un lugar en la informacién ordinaria, y el libro religioso representa del 5 al 6 % del total de publicaciones en Francia, estando también a la cabeza en la exportacién y en las traducciones a Jenguas extranjeras. Por todas par- tes, los cursos de cultura religiosa, los circulos béblicos, las conferencias sobre temas teoldgicos, son seguidas por los laicos. La teologia y el interés de los hombres encuentran muchos puntos de convergencia. Estas observaciones nos evan al nticleo de nuestro tema. El movimiento de la reflexién teoldgica se ha visto caracterizado, en su conjunto, por una transferencia de la 34 SITUACION Y TAREAS DE LA TEOLOG{A atencién a Jas realidades sobrenaturales en si mismas, a la relacién que tienen con el hombre, con el mundo, con Jos problemas y las afirmaciones de todos aquellos que, para nosotros, representan a los otros. No es que los ted- logos se hayan vuelto de la contemplacién de Dios y sus misterios a un humanismo puramente terreno: seria una traicién y no la han cometido. Nunca se pierde el tiempo escudrifiando el en-si de los misterios. Y a veces lo mas inactual manifiesta pronto una notable fecundidad en la actualidad mds terrena. Tan es asi que en estos ultimos afios han aparecido cantidad de estudios biblicos sobre el misterio de Dios uno y trino, sobre cristologia, la uni- dad de ser en Cristo, la ciencia de Cristo, la predestina- cién, la maternidad y la misién de la madre de Dios, la gracia y los sacramentos, Ja estructura de la Iglesia, sin contar los trabajos mds técnicos de exégesis y de historia. Nos queda sefialar que la teologia, en su conjunto, ha seguido un movimiento andlogo al que ha trazado el con- cilio, Este, tras haber asegurado las bases y consagrado mucho tiempo a la liturgia, a la Iglesia misma y a sus estructuras, a las fuentes y a las normas del conocimiento religioso (De revelatione), se abrié ampliamente al mun- do a la luz de Jesucristo: apostolado de los laicos, misio- nes, decreto sobre ecumenismo, declaraciones sobre las religiones no cristianas y sobre la libertad religiosa cons- titucién Gaudium et spes... La teologia se ha visto impulsada en este sentido por dos lados a Ia vez y, si nos es permitido expresarlo, por delante y por detrds. Toda la teologia viva del ultimo cuarto de siglo se ha caractetizado por la vuelta a las fuentes. Consiguientemente, ya fuese biblica o patristica, consideraba a la economia de la salvacién como fuente y como eje de toda la teologia cristiana. En la Biblia, las afirmaciones sobre el hombre no estén nunca separadas de las afirmaciones sobre Dios —¢no seria mejor de- INVESTIGACION TEOLOGICA ENTRE 1945 y 1965 35 cir: de las afirmaciones de Dios? —. La revelacién es «econémica». La teologia de los padres, elaborada ordina- riamente con fines pastorales y referida a las necesidades de la Iglesia, es toda ella una exposicién del «misterio cristiano», en el que desemboca toda la «economia». Asi, en cualquier fuente que bebiese, por el mero hecho de tratarse de una fuente, la teologia no encontraba a Dios sin encontrar con él al hombre y al destino del mundo. Pero al mismo tiempo se veia urgida ardientemente «por delante», por los problemas de los hombres, Los problemas eran tan acuciantes, tan densos, tan cargados de serios andlisis, tan ineludibles en su mayor parte, que no se podia considerarlos como resueltos por las f6rmulas heredadas de una ensefianza meramente escolar. Tanto mds cuanto que la historia, finalmente escuchada, cono- cida y aun cultivada por el clero?, daba a conocer los condicionamientos que fueron la base de ciertas estreche- ces e insuficiencias. Ademds, la condicién minoritaria de los creyentes en la sociedad moderna, la mezcla general de los hombres en una sociedad pluralista, la imposibili- dad de mantener las posiciones cerradas y las situaciones adquitidas, planteaban nuevos problemas o ponfan en primer plano antiguas cuestiones tratadas en otro tiempo por los especialistas en un clima m4s académico. Gran mimero de los problemas planteados con més frecuencia, a veces desde los afios escolares, conciernen a la relacién que hay entre las afirmaciones positivas del cristianismo y el mundo inmenso de los que parecen extrafios a esta posi- tividad cristiana. La verdad es que nosotros consideramos los hechos sucedidos en un punto limitado y definido del espacio y del tiempo como concernientes a todos los hom- bres y necesarios para el cumplimiento de su destino. 2 Una de las limitaciones més graves en la formacién del clero del siglo x1x fue la ausencia de dimensién histérica, Sobre este hecho abundan Jos testimonios. 36 SITUACION ¥ TAREAS DE LA TEOLOGIA Pero gcémo puede Ia revelacién dirigitse a todos, si tuvo lugar en un punto mintisculo del globo y fue formulada en una lengua y en una concepcién del mundo particular? Si los hombres han existido desde un millén de afios antes de la vocacién de Abrahdn y la venida de Jesucristo, gqué pensar de su salvacién? ¢Qué pensar de la salvacién de los 2.000 millones de hombres que viven actualmente y a los que no ha Iegado el evangelio? ¢Cémo puede pre- tender el cristianismo ser la tinica via de salvacion y la religién absoluta, cuando existen otras muchas religiones, a veces muy elevadas, que afirman tener un origen tras- cendente? ¢Por qué soy yo creyente, mientras tantos compaiieros mios no lo son? ¢Cémo relacionar el hecho particular de los acontecimientos divinos positivos con el amplio mundo y el gran movimiento de las cosas? Durante diecinueve siglos el cristianismo se ha inte- resado de manera casi exclusiva por Dios. Hoy conocemos el mundo, y éste se nos impone de tal manera que algu- nas afirmaciones cristianas patecen, si no vacilar, al me- nos estar superadas por las evidencias que nos vienen de las cosas. En cualquier hipdtesis, la reflexién cristiana, que es el principio de todo trabajo teolégico, debe desde ahora tener en cuenta lo que los hombres han descubierto acerca del mundo y del mismo hombre. La reflexién teo- Idgica se ha caracterizado durante los ultimos veinte afios por una aceptacidn del hombre y de sus problemas. Antes, frecuentemente la teologia ptoponia tesis elaboradas en las Escuelas, transmitidas por los manuales y que apenas tenfan en cuenta las realidades humanas ni los hechos con- cretos de la historia o de Ia experiencia: éstos se presen- taban mds bien como objecciones; se les respondia, se los refutaba, se justificaba contra ellos la tesis victoriosa. De este modo, surgia y se mantenfa una posicién estaéndar del bloque catélico; Ja relacién entre este bloque y las miiltiples cortientes de la creatividad humana y de la INVESTIGACION TEOLOGICA ENTRE 1945 y 1965 37 vida era a menudo una relacién defensiva y apologética. El ultimo cuarto de siglo se ha visto sefialado por una abertura a las corrientes de la creatividad humana y de la vida, y casi podfamos decir que por una aceptacién del hombre. Nada tan significativo, a este respecto, como la en- trada del amor, de la misma palabra «amor», en la lite- ratura religiosa. La historia de las nociones y del voca- bulario, de 1a aceptacién o del recelo ante las realidades del amor, de la sexualidad, de la mujer, desde principios del siglo xrx hasta nuestros dias, deberia tentar al investi- gador. Hoy se habla con objetividad: se comienza no sélo a sospechar, sino a reconocer el condicionamiento histé- tico de las ideas y de Jas actitudes que han mantenido durante largo tiempo en el ostracismo a todos estos temas. Podriamos hacernos una idea bastante clara del trabajo realizado durante veinte afios sobre este punto al recorrer los fasciculos del Supplément de la vie spirituelle, 0 la bibliograffa de la Nouvelle revue théologique. También merece sefialarse el trabajo, poco espectacular, Ilevado a cabo por el padre Caffarel y por los equipos que él dirige. Seria imposible que tal proceso no Ilevase consigo algin paso en falso. Debemos més bien extrafiarnos de que haya habido tan pocos y de que este trabajo se haya caracteri- zado por su setiedad. A esto hemos de afiadir un conjunto amplio y cohe- rente de investigaciones y reflexiones, en las que el pen- samiento teolégico se mantiene en contacto con las inves- tigaciones y reflexiones del pensamiento contempordneo. Sefialemos algunos capitulos de esta temdtica. 1. Una revisién de la ética>, No se trata de replan- tear sus normas o exigencias, sino por el contrario de 3 Cf. J. Lecurrco, Morale chrétienne et requétes contemporaines, 0. c.; J. Pincwagrs, Le renouveax de la morale. Casterman, Paris 1964; B. HARING,

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