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promoción del Acceso a la Justicia en Zonas Rurales”. En términos generales, este texto analiza las
condiciones de acceso material a la justicia entre las comunidades campesinas e indígenas que
habitan en el Perú. Así mismo, se destacan en él las barreras de acceso a la justicia estatal, las
dinámicas de transformación de la institucionalidad como respuesta a estos límites, y el papel
que ha asumido el Estado frente a las formas alternativas de justicia, denominadas formas de
justicia comunitaria. De igual forma, se analizan las experiencias de justicia comunitaria que se
han gestado y desarrollado en este país, como reflejo de los alcances y las limitaciones que estos
procesos pueden tener en la actualidad. Destaco esta lectura como una posibilidad para
establecer un paralelo comparativo entre las experiencias peruanas y las experiencias de las
comunidades y movimientos sociales que en Colombia se puedan desarrollar, o fortalecer, en el
caso de las ya existentes.
Se introducen aquí los elementos centrales de la discusión, en que se incluyen los planteamientos
y puntos del debate entre los asistentes; se relacionan los cuestionamientos que surgieron frente
a cada temática y se responde a las consideraciones planteadas por el profesor; finalmente se
expone una breve conclusión del debate.
A la pregunta del profesor en este punto: ¿Qué diferencia o similitud puede establecerse en
paralelo con la situación particular que se vive en Colombia?, Respondo: son compartidas
múltiples de estas barreras, pero se destacan algunas evidentemente, en aspectos como la
barrera lingüística o la geográfica. Si bien la composición es diferente, el lenguaje y la movilidad
son algunos de los aspectos más dramáticos a la hora de acceder a la justicia. El desconocimiento
de lenguas nativas en regiones apartadas de la geografía nacional es una limitación del acceso a
la justicia. Las zonas distantes de la geografía nacional implican también una seria limitación. Ya
de por sí se hace latente este hecho cuando se comparan con los casos de acceso a los servicios
de salud, en los que el tiempo que requiere el desplazamiento aumenta los riesgos para las
comunidades. Pero, aun así, uno de los elementos diferenciadores es el escenario de conflicto
armado que se ha vivido ininterrumpidamente por más de cinco décadas, que ha supuesto
complejos escenarios para acceder a la justicia en las zonas en que el conflicto es más dramático.
Cierra la discusión el profesor al exponer las políticas de discriminación que existen en el Perú, a
partir de la exclusión del indígena y del campesino. Se destaca la similitud que encuentra es con
Sudáfrica en el Apartheid, según la cual la discriminación está profundamente arraigada en la
sociedad peruana. Así mismo la justicia tiende a llevar la civilización a los peruanos, lo que implica
formas de asimilación cultural. Es un escenario en que el conocimiento popular es despreciado
por completo.
***
Las Experiencias de administración de justicia comunitaria constituyen el Capítulo 2 del libro
discutido en esta sesión. Se parte de la exposición de los modelos de organización que han
emergido en la sociedad peruana, algunas de las cuales tienen sus raíces en el periodo colonial o
una manifestación de organización en el periodo republicano, a partir de la independencia. Estas
formas organizativas ejercen “funciones jurisdiccionales” determinadas, aunque permanece la
competencia estatal por encima de estas alternativas de justicia, así como instancia última para
dirimir las diferencias o choques en la justicia.
Cuatro formas de organización predominan en este escenario de acción de las justicias
comunitarias. Estas son, las comunidades campesinas (con particularidades propias del pueblo
peruano), comunidades nativas, la organización de las Rondas campesinas y finalmente, y de
forma destacada, los Jueces de Paz.
Estos modelos de organización comunitaria tienen una particularidad, cual es girar alrededor de
la tierra como eje central de la coerción colectiva. En estos escenarios emergen fenómenos
particulares de la justicia comunitaria, como la conservación de tradiciones orales en la
administración de justicia. Sin embargo, la tramitación del conflicto es diferente, y cada uno tenía
figuras e intervinientes distintos. En las comunidades tradicionales la pérdida de los mayores
implica cambios en sus estructuras, pues los jóvenes podían salir de la comunidad y limitar la
unidad cultural. Así mismo, asumen la figura de líderes, en métodos autocompositivos como
característica.
De otra parte, se discute profusamente sobre las Rondas Campesinas, como formas diferentes a
las comunidades campesinas tradicionales, que no tienen ya como característica la ascendencia
indígena de éstas. Pero se destaca que sus formas de organización giran alrededor de la tierra, y
la protección de los territorios.
Por último, se enfatizó y profundizó en la discusión sobre la figura de los Jueces de paz, como
forma alternativa y altamente eficaz de administración de justicia. Aunque sea asumida como una
delegación para sectores pobres por lo general. Se tipifican en este escenario tres tipos de jueces:
i) tradicionales, en la sierra y la costa. La decisión se basa en conocimiento, autoridad moral, habla
el idioma de las partes y se basa en la costumbre; ii) urbanos, resuelve intereses más superficiales,
sobre todo de tipo económico; iii) Jueces de comunidades amazónicas, con rasgos más étnicos
que meramente campesinos.
Finalmente, al igual que en puntos anteriores del debate, se suscitan cuestionamientos por el
conocimiento que tienen estos jueces de Paz sobre delitos, sus formas de educación y las fuentes
sobre las que sustentan sus decisiones. En términos generales se plantea que conocen de
pequeños delitos, y los delitos de mayor envergadura las transmiten a la justicia estatal.
Por último, frente a la Pregunta: Principales aportes de estas figuras a Colombia y lo que
definitivamente no funcionaría de estas figuras, respondo:
Se debe reconocer, como aporte a nuestra situación, que la organización de las comunidades bajo
estas figuras facilitaría la aplicación de justicia bajo dinámicas propias y alternativas, que
provengan del seno de la comunidad misma y no como una carga impositiva de justicia
‘occidentalizada’. No se implantaría así un modelo impositivo de justicia estatal, cuyos preceptos
pueden, y lo hacen, entrar en choque con concepciones sociales, culturales, políticas o
económicas, alrededor de elementos esenciales de la justicia como las, penas, las sanciones, la
reparación e incluso la clasificación de los conflictos.
De otra parte, se sabe que experiencias de organización anteriores han generado conflictos,
incluso armados. La formación de jueces que rediman los conflictos al interior de la comunidad
podrían ser de gran utilidad, pero no así serían formas de organización armada, que impongan
sanciones a través del uso de la fuerza, lo que en algunos casos ha resultado como un panorama
frecuente de imposición de la fuerza por sectores poblaciones superiores en dinero o poder.