Esta conferencia que, de acuerdo con los deseos de ustedes,
me dispongo a pronunciar, sin duda habrá de defraudarles por varias causas. Al tratarse de una exposición acerca de la po- lítica como discernimiento que se hace vocación es de espe- rar, por parte de ustedes, inclusive de un modo no deliberado, que defina una posición frente a los problemas de actuali- dad. Pues bien, esto es algo que habré de hacer solamente antes de finalizar y de un modo puramente formal, en rela- ción estrecha con ciertas cuestiones que se refieren a la im- portancia de las actividades políticas dentro del ámbito global del comportamiento humano. Por el contrario, en esta confe- rencia dejaré afuera cualquier cuestión relativa a la política que se debe seguir, mejor dicho al contenido que debemos dar a nuestra labor política. Tales cuestiones en absoluto tie- nen que ver con el problema general en cuanto a lo que es y lo que significa la política como vocación. Entonces, pues, al tema que nos ocupa. ¿Qué se entiende por política? Este concepto es de tal am- plitud que implica toda índole de actividades directrices au- tónomas. Suele hablarse de política de divisas bancadas, de política del Keichsbank, de la política que rige en un sindicato en huelga; asimismo puede aplicarse a la modalidad educati- va de un país o de una población determinada, a las directivas de una comunidad y hasta la habilidad que emplea una mujer sagaz para manejar a su esposo. Es obvio que en las conside- raciones de hoy no he de basarme en toda la amplitud de este concepto, sino que por política habremos de entender únicamente la dirección o la influencia sobre la trayectoria de una entidad política, esto es, en nuestros tiempos: el Estado. Mas, desde el punto de vista de la consideración so- ciológica, ¿qué es una entidad política? Sociológicamente hablando no podemos tampoco definir el concepto partiendo ministro o un funcionario son políticos y también que una del contenido de su actividad. Apenas existe una labor que de determinación se encuentra condicionada políticamente, se un modo u otro no haya sido emprendida por una entidad quiere dar a entender, invariablemente, que la respuesta en política, así como tampoco existe una labor de la que podamos torno al asunto en cuestión, las decisiones en el ámbito de conceptuar que siempre fue competencia exclusiva de esas cor- actividades de dicho funcionario, así como las condiciones poraciones políticas llamadas hoy en día Estados o de aque- de tal determinación, están sujetas directamente, en lo que llas que históricamente fueron precursoras del Estado concierne a la distribución, al mantenimiento o la transferen- moderno. Sin embargo, sociológicamente cabe definir dicho cia del poder. Quienquiera que haga política anhela llegar al Estado en relación a un medio determinado que él posee, poder; al poder como medio para el logro de otras miras, ya como toda entidad política: la violencia física. "Todo Estado sea por puro ideal o por egoísmo, o al "poder por el poder", se funde en la violencia", dijo Trotsky en Brest-Litowsk. En para disfrutar una sensación de valimiento, la cual le es con- cuanto al objeto, eso es un axioma. De existir únicamente con- cedida por el poder. El Estado, al igual que toda entidad po- figuraciones sociales que ignorasen el medio de la violencia, lítica, es un enlace de dominio de individuos sobre individuos, ya habría desaparecido la concepción de "Estado" y se hu- sostenido mediante la legítima violencia; es decir considera- biese fundado eso que en tal sentido específico llamaríamos da como tal. Para que se sostenga es necesario, pues, que los anarquía. Lógicamente, la violencia no es el medio normal subditos acaten la autoridad que pretenden tener quienes a y tampoco el único de que se vale el Estado, pero sí podemos la sazón la ejercen. decir que es su medio específico. Hoy en día la relación del ¿En qué momento y cuál es la razón de esto?, ¿cuáles son Estado con la violencia está entrañablemente vinculada. En las causas internas que lo justifican y en qué medios exter- otros tiempos las asociaciones de las más disímiles naturalezas, nos se apoya ese dominio? En los fundamentos de la legiti- en primer lugar la familia (sippe), se valieron de la violencia midad de un dominio existen, en principio, tres clases de como medio absoluto normal. En la actualidad, por el contra- justificación interna; primero, la legitimidad del perdura- rio, debemos señalar que el Estado es una comunidad humana ble ayer, la validez de un hábito cuyos comienzos se pier- dentro de los límites de un territorio establecido, ya que den en los tiempos, y la orientación del individuo, por este es un elemento que lo distingue, la cual reclama para ella costumbre, hacia su respeto. Corresponde a la legitimidad —con el triunfo asegurado— el monopolio de la legítima vio- tradicional semejante a la ejercida por patriarcas y príncipes, lencia física. Hoy por hoy, tiene la particularidad de que a pertenecientes al patrimonio de cuño antiguo. Segundo, la fa- cualquiera de las demás agrupaciones o personas se les otor- cultad de la gracia (carisma) personal y extraordinaria, la en- ga el derecho de la violencia física conforme lo permite el trega estrictamente personal, así como la confianza, asimismo Estado, pues éste es el único venero del derecho a la violen- personal, en la aptitud tanto para las revelaciones como para cia. Por consiguiente, el concepto político habrá de significar lo heroico y demás condiciones del caudillo, inherentes a un la aspiración (streberi) a tomar parte en el poder o a influir en la individuo. Tal preponderancia carismática es la que fue de- distribución del mismo, ya sea entre los diferentes Estados, tentada por los Profetas y también, en el plano de la política, ya en lo que concierne, dentro del propio Estado, a los dis- se han valido de ella los guerreros elegidos, los gobernantes tintos conglomerados de individuos que lo integran. Esto se por razones de plebiscito, los demagogos sobresalientes o relaciona intrínsecamente con el sentido usual del vocablo. los jefes de partidos políticos. Por último, una legitimidad Así, pues, al decir que tal o cual asunto es político, que un apoyada en una base legal, que da por cierta la validez de preceptos legales en razón de su competencia objetiva fun- Y, como quiera que el caudillaje político es lo característi- damentada en las normas establecidas conforme a la razón, co de Occidente, de él habremos de interesarnos aquí. mejor dicho en la orientación hacia el acatamiento de las obli- Primero surge como demagogo libre, significado en el ám- gaciones instituidas conforme a derechos; un dominio inhe- bito del Estado-ciudad que es, además, una característica rente al moderno servidor del Estado y a los titulares del poder de Occidente y en especial de la cultura mediterránea; des- en su totalidad, que lo ejercen a semejanza suya. No hay la pués, como jefe de partido en regímenes parlamentarios, menor duda que, en el fondo, el acatamiento de los subditos dentro del marco del Estado constitucional, fruto asimismo del se encuentra condicionado a imperiosos motivos de temor al mundo occidental. espíritu vengativo de los pudientes o de los poderes mágicos No obstante, es evidente que no se puede considerar cate- y de esperanza de un premio terrenal o en el más allá; al góricamente a estas figuras políticas, animadas por una voca- mismo tiempo, son muchos y muy diversos los intereses de ción, corno las únicas dentro de una empresa política que por medio, tema que abordaremos en seguida. lucha por alcanzar el poder; sino que lo determinante en ellas Ahora bien, cuando se plantea la cuestión de los motivos de se debe, más bien, al género de medios de los que dispone el legitimidad del acatamiento, nos topamos siempre con una político para auxiliarse. Veamos cómo los poderes política- de esas tres clases absolutas. Tales conceptos de la legiti- mente dominantes empiezan a consolidar su potestad. Esta midad y sus fundamentos internos son de capital importancia es una cuestión que engloba toda forma de dominio; por con- para la estructuración del dominio. Las clases absolutas rara siguiente, incluye el mando político en cualesquiera de sus vez se encuentran, claro está en la realidad. Mas no es posible aspectos, ya sea tradicional, legal o carismático. En toda ta- detenernos ahora en las modificaciones, por demás complica- rea emprendida que requiera la continuidad de una adminis- das, las interferencias y las combinaciones de dichas clases. tración son necesarios, por una parte encauzar el dinamismo Eso es algo que pertenece a la problemática de la Teoría Ge- humano hacia el acatamiento a quienes pretenden ser porta- neral del Estado. Nuestro especial interés se dirigirá hoy a la dores del mando legítimo y, por otra, la facultad de disposi- segunda de dichas clases, esto es, el dominio meramente perso- ción, mediante dicho acatamiento, sobre los bienes que de nal del caudillo que se resuelve en la entrega total de los some- modo esporádico se consideren necesarios para el empleo del tidos al carisma. En eso estriba, en su más alto significado, el poder físico, esto es: equipo de personal administrativo y concepto de vocación. En efecto, la entrega al carisma que ema- medios materiales correspondientes a la administración. na del profeta, del caudillo en la guerra, o del gran demagogo Es indudable que en el marco de dicha administración, en la Ecclesia o el Parlamento significa que tal figura está pre- visto desde fuera como representativo de la empresa de do- destinada a ser guía de los hombres, en quienes la obediencia minio político, lo mismo que en el de cualquier otra empre- no se debe precisamente a la costumbre o norma legal estable- sa, no existe ningún nexo con el que detenta el poder por las cida, sino a la fe puesta en él quien, de no resultar un ser causas de legitimidad a que nos hemos referido, sino por dos miserable, efímero y jactancioso "vive para su obra" y es su medios que, de un modo directo, afectan al interés personal: persona y son sus cualidades intrínsecas las que atraen al con- la retribución material y el honor social. El feudo concedido junto de discípulos, al séquito o al partido. En todos los tiempos a los vasallos, las prebendas de quienes desempeñaban la y lugares se ha visto surgir el caudillaje bajo uno de dos aspec- función por patrimonio y la paga de los servidores del Esta- tos, los más sobresalientes en el pasado: uno, el de mago o pro- do en la actualidad; así como, por otra parte, el honor del hidalgo, feta; otro, el de príncipe guerrero, jefe de banda o condottiero. los privilegios estamentales y la honorabilidad del funciona- rio, constituyen el premio a los integrantes del cuadro admi- En la comunidad feudal, por ejemplo, los vasallos debían nistrativo y la última razón determinante de su adhesión al pagar de su peculio las expensas administrativas, y debida- titular del poder. Tal afirmación es asimismo válida para el mente, según justicia y razón dentro de su propio feudo, para caudillaje carismático; en cuanto al séquito del caudillo en la el equipamiento y abastecimiento bélicos; de igual modo guerra, para él es el honor y el botín; losspoi/s, la explotación procedían sus subvasallos. Evidentemente, esa situación daba de las personas bajo dominio por medio del monopolio de los origen a consecuencias circunscritas al poder del señor, el cargos, los bienes condicionados políticamente y las satisfac- cual descansaba sólo en el nexo de una lealtad personal y en ciones de vanagloria, corresponden al demagogo. el hecho de que tanto la posesión sobre el feudo como el Para el sostenimiento de todo dominio mediante la fuer- honor social del vasallo derivaban su legitimidad de dicho za se necesitan algunos medios materiales externos, del poder. En todas partes, inclusive en las configuraciones polí- mismo modo que los requiere una empresa económica. A ticas más remotas, nos encontramos igualmente con la orga- las organizaciones estatales, sin excepción, puede clasifi- nización de los medios materiales administrativos en calidad cárseles en dos grandes categorías de acuerdo al principio de empresa propia del señor, el cual trata de retenerlos en a que estén sometidas. Tratábase, en unas, del equipo hu- sus manos, administrándolos por medio de individuos depen- mano (ya sea funcionarios o personas con otra denomina- dientes de él, tanto en calidad de esclavos como de criados, ción) con cuyo acatamiento debe confiar el titular del servidores, favoritos personales o prebendados, a quienes mando, que posee en propiedad los medios administrati- retribuye en especies o con dinero, conforme sus propias re- vos, bien sea en fondo monetario como en inmuebles, servas. Trata, de igual manera, de sufragar de su propio pecu- material bélico, terreno de transporte, conjunto de caba- lio los expendios, con productos de su patrimonio e instaurar llos o cualquier otro medio; y en otras, del cuadro admi- un ejército dependiente sólo de él, puesto que se abastece y nistrativo que se encuentra desconectado de los medios se equipa en sus propios graneros, almacenes y arsenales. Mien- de administración en un sentido semejante al del obrero o tras que la agrupación estamental se encuentra gobernada por el empleado que en la actualidad se hallan desvinculados el señor con el concurso de una aristocrática casta indepen- de los medios materiales de producción dentro de las em- diente, con la que se ve forzado a compartir el poder, esta presas capitalistas. En éstas, el nominal del mando posee otra índole de agrupación se ve regida por su señor, el cual se los bienes que la administración requiere, en calidad de em- apoya en criados o plebeyos, en conjuntos sociales carentes presa propia creada por él; y para cuya administración se de bienes y de un honor social propio, vinculados a él por vale de servidores personales, empleados, favoritos o per- entero en lo material y sin disponer de ninguna base para sonas de su confianza, sin que sean propietarios ni posean poder estatuir un poder concurrente. No ha habido una for- por derecho propio los medios materiales del negocio. En ma de dominio patriarcal ni patrimonial, así como tampoco cuanto a las primeras, ocurre exactamente lo contrario. En to- del despotismo propio de un sultán y del Estado burocráti- das las corporaciones administrativas de otros tiempos ve- co, que no pertenezca a esta índole. Sobre todo el Estado mos tal desigualdad. Por nuestra parte, a la entidad política burocrático, cuya forma arreglada a la razón constituye, pre- que cuenta con los medios administrativos, totalmente o cisamente, el Estado moderno. en parte, como propiedad del cuadro administrativo de- El desarrollo del Estado moderno se inicia en todas partes, pendiente, habremos de llamarla agrupación estamental- a partir del momento en que el príncipe procede a la expro- mente estructurada. piación de titulares privados de poder administrativo que hay junto a él: los dueños originales de los medios administrati- tro de su territorio, para lo cual ha reunido todos los elemen- vos y bélicos, de los recursos financieros y de toda clase de tos materiales a disposición de su dirigente, expropiando a to- bienes aprovechables con fines políticos. En este proceso dos los funcionarios estamentales que por derecho propio hallamos una similitud total con el desarrollo de una empre- disponían de ellos y substituyéndolos con sus propias supe- sa capitalista por medio de la expropiación gradual de quienes rioridades jerárquicas. producen con independencia. Cuando el proceso llega a su Por este motivo, mientras seguía ese proceso político de fin podemos ver cómo, en el Estado moderno, el poder de expropiación que, con éxito variable, se desarrollaba en to- disposición sobre todos los medios de la empresa política se dos los países del orbe, iban apareciendo, en un principio acumula en la cumbre y no existe ya un funcionario siquiera como servidores del príncipe, ciertas categorías de políticos que sea dueño de los fondos que gasta, de los inmuebles, profesionales, diríamos, en un segundo sentido, de indivi- recursos e instrumentos que utiliza o de las máquinas relati- duos que no deseaban gobernar de por sí, en calidad de cau- vas a la guerra. Por consiguiente, en el Estado moderno se dillos carismáticos, sino actuar al servicio de jefes políticos. realiza al máximum (y esto es inherente a su propio concep- Manteniéndose junto al príncipe en sus luchas, el servicio a to) la separación del cuadro administrativo, esto es, emplea- esta política resultó ser un medio para ganarse el sustento, dos u obreros de la administración y medios materiales y además de constituir un ideal de vida. Una vez más es sólo en económicos de la misma. Este es el punto de partida de don- Occidente donde surge este tipo de políticos profesionales, los de arranca la más reciente evolución, que, ante nuestros ojos, cuales aun cuando servían también a otros poderes, y no úni- trata de expropiar de los medios políticos a tal expropiador y, camente a los príncipes, llegaron a ser en su época el instru- por consiguiente, asimismo, del poder político. Así ha pro- mento de más importancia del que estos últimos se valieron cedido la revolución, por lo menos cuando el cargo de las para afianzar su poder y llevar a buen término el proceso de autoridades estatuidas ha sido asumido por dirigentes, los expropiación al que nos hemos referido. Conviene poner en cuales, a base de usurpación o elección, se han adjudicado el claro, antes de continuar, lo que representa desde todos los poder de disposición acerca del cuadro administrativo y los ángulos la existencia de esos políticos profesionales. medios materiales correspondientes a la administración y, Es posible realizar política, mejor dicho, tratar de ejercer conforme a derecho o contra ley, derivan su legitimidad de la influjo en la distribución del poder entre las diferentes con- anuencia de los dominados. Otra cuestión es si en base a su figuraciones políticas y dentro de cada una de éstas, tanto en triunfo, por lo menos en apariencia, esta revolución permite calidad de político ocasional como de profesión ejercida se- concebir esperanzas de hacer también efectiva la expropia- cundaria o primordialmente, tal como ocurre en el terreno de ción dentro de la empresa capitalista, cuya dirección, no la economía. En realidad, todos nosotros somos políticos oca- obstante la existencia de grandes semejanzas, se rige en últi- sionales cuando depositamos nuestro voto; asimismo, cuan- mo término por leyes muy diferentes a las que gobiernan la do aplaudimos o protestamos en una asamblea política; al administración política. Pero no hemos de tratar ahora acerca desarrollar un discurso político, e, igualmente, si realizamos de esta cuestión. Para nuestro análisis nos reservaremos sólo cualquier otra manifestación de asentimiento o a la inversa, lo puramente conceptual, esto es: el hecho de que el Estado en la inteligencia de que para muchos individuos su relación moderno es una unidad de dominación, de índole institucional, con la política se limita a ello. Hay políticos semiprofesiona- cuyos fines, con éxito en los resultados, han sido monopolizar les, como son hoy en día, por ejemplo, aquellos delegados o como medio de dominación, la legítima violencia física den- directivos de agrupaciones políticas, los cuales, por lo gene- ral, realizan únicamente tales actividades en casos necesa- más, también de toda la cultura que llegó a desarrollarse en rios, sin que pueda decirse que vivan primordialmente de ellas. Con más fundamento aún, sintieron la misma urgen- ellas y para ellas, tanto en lo material como en lo espiritual. cia aquellas asociaciones políticas que, una vez hubieron Es el mismo caso en el que se hallan los miembros de un eliminado en su totalidad o limitado al máximo el poder de Consejo de Estado y demás corporaciones consultivas, que los príncipes, se integraron políticamente en comunidades únicamente actúan al requerírseles para tal fin. Ahora bien, de las que se llaman "libres", no precisamente porque se no sólo ellos son semiprofesionales; hay ciertos elementos, consideraban libres de toda denominación violenta, sino en muy numerosos: los parlamentarios, los cuales no ejercen más el sentido de que en dichas comunidades no regía el poder política que cuando se halla reunido el Parlamento. En el del príncipe como fuente única de autoridad, del príncipe a pasado solemos encontrar grupos de esta índole en los esta- quien había legitimado la tradición y que inclusive, en la mentos. Habremos de entender por estamentos el conjun- mayoría de los casos, fue consagrado por la religión. Es en to de aquellos poseedores, por derecho propio, de medios Occidente donde también se originan estas comunidades y destinados a la guerra o a la administración, así como de pode- es su germen la ciudad a modo de asociación política, apa- res señoriales a título personal. En su mayoría estos indivi- reciendo por primera vez en el círculo de la cultura medite- duos estaban muy lejos de entregar sus vidas al servicio de rránea. la política, no ya por entero ni principalmente, sino aun de Ahora bien, en todos esos casos, ¿de qué modo se presen- cualquiera otra forma que no fuese meramente circunstan- tan los políticos profesionales? Hay dos formas para hacer de cial. Su objetivo era, primordialmente, aprovechar el poder la política una profesión: Vivir para la política o vivir de la señorial de que gozaban para recabar rentas o beneficios, y política. Si hay oposición ésta no es, en absoluto, excluyeme. Por sólo desplegaban una actividad política, esto es, una activi- el contrario, en general, se viven ambas al mismo tiempo; al dad al servicio de la asociación política, en el caso de que el menos, dándole un carácter ideal y, muchas veces, también señor o sus iguales se lo exigieran específicamente. En nada material. Aquel que vive para la política hace de ello su vida cambia tampoco la situación por lo que se refiere a una par- en el sentido íntimo o se solaza simplemente en el ejercicio te de esas fuerzas auxiliares promovidas por el príncipe en del poder que conserva, o mantiene su equilibrio y la tran- su afán de instaurar una empresa política propia, de la que quilidad en su conciencia por haber dado un sentido a su sólo pueda disponer él. Lo mismo sucedía con los conseje- vida al haberla puesto al servicio de algo. Entre vivir "para" ros "áulicos" (Rate von Haus aus) y, si vamos todavía más y vivir "de" la política existe una diferencia, ya que el indivi- lejos, lo podemos ver en una parte de los consejeros inte- duo que vive de la política se coloca en un nivel mucho más grantes de la Curia y otras corporaciones consultivas de los burdo, esto es en el nivel económico. Aquel que vive de la príncipes. Estos no se conformaban, claro está, con aque- política como profesión, pretende valerse de ella para con- llos auxiliares por contingencia o semiprofesionales. Se ha- vertirla en fuente permanente de ingresos; mientras que si bían propuesto la creación de un cuerpo que se dedicara vive para la política el nivel en el que se halla es otro. Siendo plena y exclusivamente al servicio de ellos, esto es, un cuer- el propósito de alguien vivir para la política, en el sentido de po de auxiliares profesionales. La procedencia de dichos lo económico y tratándose, claro está, de un régimen funda- auxiliares, o sea la capa social de la que fueron enrolados, do en la propiedad privada, se requieren ciertos supuestos iba a determinar fundamentalmente la estructura de las inci- tal vez muy triviales, si lo consideran ustedes de este modo: pientes formas políticas relativas a determinadas dinastías; es en circunstancias normales, la persona que así viva debe contar con una situación económica independiente de aque- fama y sus cuidados se lo impiden. Por el contrario, debido llos ingresos que pueda percibir de la política. Dicho con más a causas meramente técnicas, tiene mayores posibilidades claridad: es necesario que tenga un patrimonio o que con su de liberarse el abogado y, así, los hemos visto jugar un pa- propia situación le baste a suficiencia. Así ocurre en circuns- pel político de mucha más importancia que el médico y, tancias, repito, normales. Tanto el séquito de los príncipes frecuentemente, un decidido panel de dominación. Pero no guerreros, como el de los héroes revolucionarios, no se preo- hemos de seguir con esta casuística. Nos interesa mucho cupan jamás de las condiciones con respecto a una econo- más poner en evidencia ciertas secuelas desprendidas de esta mía normal. Los unos y los otros viven del botín, el pillaje, situación. las confiscaciones, las contribuciones o también imponiendo Guando la dirección de un Estado o de un Partido está en el empleo ineludible de medios de pago carentes de valor. manos de gente que, en el significado de lo económico, vive En suma, sistemas fundamentales iguales entre sí. No obs- para la política, y no de la política, constituye un reclutamiento tante, se trata de fenómenos que se apartan de la condición plutocrático de los estratos políticamente dirigentes. Tal ase- general. No hay más que el patrimonio personal para hacer veración no infiere, claro está, su inversa. Si de hecho existe factible la independencia en la economía cotidiana; y aún rio semejante dirección plutocrática, no quiere esto decir que el es suficiente, pues se requiere que el individuo que vive para conjunto políticamente dominante no aspire también a vivir la política sea además económicamente libre (abkommlicK), de la política y, asimismo, que no acostumbre valerse de su es decir: que sus ingresos no estén subordinados al hecho de dominio político en beneficio de sus intereses económicos que deba dedicar su esfuerzo, ni tan sólo sus pensamientos, a particulares. Está visto que no se trata de esto. Nunca ha procurárselos. En este sentido no posee la plena libertad sino dejado de haber algún grupo que se ha abstenido de hacerlo. el rentista, el que percibe una renta sin que medie su trabajo, Nuestra afirmación se apoya sencillamente en que políticos ya sea que dicha renta proceda del fruto de la tierra, circuns- de este tipo no están en la necesidad de ir tras una retribu- tancia característica de los señores de tiempos pasados (y re- ción por sus actividades políticas; mientras que, por el con- cordemos que en la Antigüedad y en épocas medievales trario, quienes se encuentran faltos de medios económicos existían asimismo rentas provenientes de esclavos y siervos) tienen la necesidad de hacerlo, sin que quiera esto decir, por o de los terratenientes y los nobles en nuestros días; ya que otro lado, que les anime sólo la intención, y en absoluto como derive de valores bursátiles o de otras fuentes modernas. mira principal, de sufragar lo que han de menester mediante Ahora bien, es preciso tener muy presente que en este as- la política y no consideren la causa por encima de todo. Pen- pecto no son libres el obrero ni el empresario, en especial el sar siquiera en esto sería injusto. empresario importante de la actualidad, pues también él, y La experiencia nos demuestra que el hombre con fortu- precisamente él, se encuentra enlazado a su negociación na tiene siempre el ánimo predispuesto, consciente o in- y, en consecuencia, no es libre, así como tampoco lo es el conscientemente, a velar por la seguridad de su existencia; empresario industrial y éste menos aún que el agrícola, en para él esto constituye un punto cardinal en el que fijar su razón de la naturaleza peculiar de las estaciones del año a más trascendente orientación. Resulta fácil observar cómo las que se sujeta la agricultura. Para aquél resulta muy difi- en periodos extraordinarios, es decir, revolucionarios, el cultoso, la mayoría de las veces, hacerse substituir por al- ideal político, despojado enteramente de interés y exento guien aun cuando sea temporalmente. De ningún modo es de propósitos materiales, es característico sobre todo, si no libre, por ejemplo, el médico, y mucho menos si alcanzó la exclusivamente, de aquellos sectores que, dada su privación absoluta de bienes, carecen de interés alguno en la perma- fin objetivo, y primordialmente, el control de la distribu- nencia del concierto económico de una colectividad deter- ción de los cargos. Todos los encuentros habidos entre ten- minada. Queremos expresar solamente que el reclutamiento dencias centralistas y particularistas de Alemania giran no plutocrático de los elementos políticos, el cual incluye alrededor de la problemática de quién habrá de tener en sus jefes y seguidores, está apoyado en la innegable hipótesis manos la distribución de los cargos, los poderes de Berlín, o de que la entidad política habrá de suministrar ingresos con los de Munich, Karlsruhe o Dresde. En los partidos políticos regularidad y certeza a dicho personal. El cargo político pue- se lamenta más una reducción de su participación en los car- de ser honorario, y en este caso se trata de personas a las que gos, que una maniobra dirigida contra sus específicos fines podríamos llamar independientes, es decir, adineradas, en objetivos. En Francia, un cambio político de prefectos se especial rentistas; más si la dirección recae en personas que conceptúa siempre como una revuelta de mayores alcances carecen de patrimonio, éstas deben ser remuneradas. Si el y más ruidosa que una reforma al programa de gobierno, el político profesional vive de la política puede disfrutar de cual no deja de tener una significación poco menos que alguna prebenda o ser un funcionario a sueldo. Una de dos: únicamente fraseológica. Algunos partidos, pongamos por o percibe ingresos procedentes de tasas y derechos relati- caso los norteamericanos, una vez desaparecidas las polémicas vos a servicios determinados, en el entendido de que las gra- acerca del sentido de la Constitución, se han convertido en tificaciones y cohechos vienen a ser una variante irregular y partidos a la caza de cargos, los cuales varían su programa absolutamente ilegal de esta clase de ingresos; o bien, tie- objetivo según sean las probabilidades de obtener votos. ne asignada una retribución fija en especie o en dinero, in- En España, no ha muchos años, se alternaban los dos parti- cluso en ambos a la vez. Puede personalizarse en empresario, dos de mayor importancia, por medio de elecciones previa- como en el caso del condottiero o el arrendatario o comprador mente elaboradas por el poder y siguiendo un turno fijo, de un cargo en tiempos idos, coincidente en la actualidad establecido convencionalmente para abastecer de cargos a con el boss estadounidense, el cual conceptúa sus gastos como sus respectivos partidarios. En las ex-colonias españolas, lo inversión de capital que habrá de redituar beneficios valién- mismo con las elecciones que con las llamadas revoluciones, dose de sus influencias. Otra alternativa es la de recibir un la importancia la tienen los pesebres estatales en los cuales sueldo fijo, tal es el caso del redactor de una publicación po- anhelan saciarse los vencedores. En Suiza los partidos se re- lítica, o de un secretario de partido, así como de un ministro parten los cargos, con paz y quietud, proporcionalmente a o funcionario político en estas épocas modernas. En el pasa- sus respectivos votos; y algunos de nuestros proyectos cons- do, los príncipes, conquistadores o jefes de partidos triunfantes titucionales revolucionarios, por ejemplo, el primero que fue premiaban a sus seguidores con peculiares remuneraciones, que elaborado para Badén, pretendieron extender el sistema a consistían en feudos, donaciones de tierras, prebendas de toda los cargos ministeriales, considerando al Estado y a los car- índole y, más adelante, con el desarrollo de la economía mo- gos estatales lo mismo que si fuesen simples instituciones netaria, en las gratificaciones privativas, que vienen a ser lo destinadas a la distribución de prebendas. Particularmente que hoy en día dan los jefes de partido, en cargos de toda al partido del Centro (Zentrumspartei) le interesó tanto el sis- índole en partidos, diarios, hermandades, cajas de seguridad tema que, en Badén, adoptó como principio programático la social, organismos municipales o estatales, en calidad de pago distribución proporcional de los cargos entre los diferentes a la lealtad demostrada en el cumplimiento de servicios. En credos, esto es, que los triunfos de cada uno de los partidos toda lucha entre partidos siempre se persigue, además del no fueron siquiera tomados en cuenta. Dado el acrecenta- miento en la cantidad de cargos con motivo de la burocra- ámbito de las finanzas, ya que es al que le resulta más difi- tización general y, asimismo, la ambición que prosperaba al cultoso tolerar el dilettantismo de un gobernante, tratándose considerarla una forma precisa de asegurar el porvenir, esta por añadidura, en esos tiempos, ante todo de un perfecto propensión se intensifica en todos los partidos, ya que sus caballero. Ante el desarrollo de la técnica aplicada a la gue- adeptos los ven como el medio para alcanzar el objetivo de la rra, se hizo necesario el oficial profesional; así como el cui- obtención de un cargo. dado minucioso del procedimiento jurídico hizo necesario Sin embargo, a tal tendencia se contrapone el espíritu el jurista entendido. El ejercicio profesional en estos tres evolutivo de los funcionarios modernos, que se van transfor- campos ganó la batalla, dentro de los Estados más avanza- mando en un conjunto de trabajadores intelectuales exce- dos, en el siglo XVI. Así principia, al mismo tiempo, la pre- lentemente especializados gracias a una intensa preparación, ponderancia absoluta del príncipe sobre los estamentos, y así como con un honor estamental muy perfeccionado, con el renunciamiento paulatino de su autoridad suprema, ce- el altísimo valor de la integridad. De no existir este tipo de diéndola a los funcionarios profesionales de cuya ayuda no funcionario, se cernería sobre nosotros el riesgo de una tre- puede prescindir para derrotar el dominio estamental. menda corrupción y una general incompetencia e, inclusive, Con simultaneidad a la línea ascendente del funcionario peligraría gravemente la positiva acción técnica del aparato profesional, marcha la evolución del político dirigente, aun estatal, que alcanza suma importancia para la economía, a la cuando resulta mucho menos perceptible. Es bien sabido que, que vemos crecer de continuo, y que seguirá creciendo más desde antaño y por todo el orbe los príncipes siempre se rodea- y más gracias a la socialización acelerada. La administración ron de consejeros, dadas las cualidades que en estos apreciaban. de aficionados, apoyada en el spoils system, la cual daba la Así, en Oriente considerándose necesario eximir al sultán de facilidad de substituir, en Estados Unidos de Norteamérica, su responsabilidad por la consecución de su mandato guber- cientos de miles de funcionarios, comprendidos hasta los re- namental, surgió la característica figura del Gran Visir. Por lo partidores de Correos, conforme a los resultados de la elec- que respecta a Occidente, en tiempos de Carlos V, quien ción presidencial, ignorando la existencia de funcionarios coincide con la aparición de Maquiavelo, y debido especial- profesionales vitalicios, se encuentra muy debilitada por la mente al influjo que ejercían los informes de los embajado- Civil Service Reform. Tal evolución se ve estimulada por las res venecianos, informes que eran leídos con irresistible ineludibles necesidades de la administración. Durante su pasión en los círculos diplomáticos, es cuando la diplomacia desarrollo, que viene operándose hace quinientos años, el resulta la primera en convertirse en un arte cultivado de modo funcionario especializado de acuerdo a la división de las ta- consciente. Sus adictos, por lo general humanistas se trata- reas ha ido multiplicándose poco a poco en Europa. El ori- ban entre ellos como profesionales iniciados, lo cual ocurría gen de su evolución surge en las ciudades y señoríos de Italia, de manera semejante entre los estadistas chinos, versados en así como entre las monarquías, en los Estados establecidos el humanismo, pertenecientes al último periodo de la divi- por los conquistadores normandos. Luego, durante la admi- sión del Imperio en Estados. Con la evolución constitucio- nistración financiera de los príncipes, se da el paso decisivo. nal, se hizo palpable la necesidad de confiar a un solo estadista Notorias son las dificultades, en las reformas administrativas directivo el gobierno unificado de toda la política, sin exclu- del emperador Max en lo que respecta a los funcionarios, sión de la interna, y, pese a todo, de un modo definitivo y inclusive cuando se presenta el apuro exterior y la domina- conminatorio. Claro está que nunca habían dejado de existir ción turca, para desposeer al príncipe de sus poderes en este individuos relevantes que ejercían aisladamente como con- sejeros o, mejor dicho, que de hecho ejercían en calidad de ministros conforme a su criterio y entre los funcionarios que guías de los príncipes. Sin embargo, hasta en los Estados más le eran adictos. Simultáneamente, ambas partes se sentían avanzados, eran otros los caminos por donde había seguido inclinadas a que, frente al Parlamento, la dirección política desde un principio la organización de los poderes. En la ta- se mostrara unificada y hermética, lo cual viene a ser lo mis- rea administrativa existieron autoridades de superioridad mo que su preferencia por substituir el sistema colegiado por absoluta con carácter de colegiados. Disminuyendo teórica- un solo jefe de Gabinete. Si el monarca quería permanecer mente de un modo paulatino, y también en la práctica, tales formalmente a salvo de las luchas entre los partidos y de los magistraturas colegiadas celebraban sesiones ante la pre- ataques partidistas, le era indispensable contar con alguien sencia del príncipe, a quien correspondía tomar la decisión. que tomara la palabra en el Parlamento, capaz de enfrentár- Este sistema colegiado implicaba forzosamente dictámenes sele y tratar con los partidos. Aquí se conjugaron todos estos y contradictámenes, así como la emisión de votos dictados intereses encauzados hacia un mismo fin, hasta dar origen a por la mayoría y la minoría. Después se procedió a la institu- un ministro en calidad de funcionario especificado con ac- ción de un consejo compuesto por individuos de la confian- ción de dirigente supremo. Tuvo aún mayor empuje para za del príncipe (el "Gabinete"), cuya actuación era paralela conducir hacia la unificación el desenvolvimiento de la po- a la de las autoridades oficiales y que canalizaban o condu- testad parlamentaria, que fue cuando el Parlamento consi- cían sus decisiones de acuerdo con las propuestas del Conse- guió, como ocurrió en Inglaterra, imponerse al monarca. El jo de Estado (o según se llamara en cada caso a la suprema Gabinete, situado aquí cara a cara ante el dirigente parla- magistratura del Estado). Con todo esto, el príncipe, puesto mentario, es decir, el leader se desenvolvió en calidad de en una situación siempre más y más de dilettante, trató de representación del partido mayoritario, cuyo poder había escapar a la creciente e inevitable presión de los funciona- permanecido ignorado por las leyes oficiales, pero que polí- rios profesionales, reteniendo las riendas de la suprema di- ticamente era el único decisivo. Realmente, los cuerpos rección. Por todos los ámbitos se llevó a cabo esta lucha colegiados oficiales, en cuanto tales, no tenían valor de ór- disimulada entre la autocracia y el cuerpo de funcionarios ganos del poder defacto, dominante, de los partidos; y, por profesionales. consiguiente, no les era dado ser titulares del auténtico go- La situación se modificó cuando el Parlamento y las aspi- bierno. Para que un partido dominante lograra la reafirma- raciones de los jefes de partido se enfrentaron al poder. Sin ción de su autoridad con respecto a lo interno, así como la embargo, condiciones muy distintas llevaron a resultados en- consecución de una política de superiores alcances en lo teramente iguales; aun cuando, por supuesto, hubo ciertas externo, se requería la energía de un órgano en el cual pudie- diferencias. Así como ocurrió en Alemania, en todas partes don- ra confiarse, integrado exclusivamente por sus auténticos de la dinastía retuvo en sus manos un poder real, quedaron los dirigentes; y estos requisitos los reunía el Gabinete. Ahora intereses del Príncipe vinculados con los del cuerpo de fun- bien, ante el público y en especial ante los asistentes parla- cionarios, frente al Parlamento y sus ambiciones de poder. mentarios, se requería un jefe que asumiera la responsabili- El interés de los funcionarios era que hasta los puestos direc- dad de todas las decisiones, esto es, el jefe del Gabinete. Y tivos, esto es, los ministerios, fueran ocupados por hombres es así que tal sistema inglés de ministerios parlamentarios procedentes de sus respectivas filas, cargos que fuesen sien- fue llevado al Continente. Sólo en América y allí donde las do cubiertos por ascenso. Por lo que respecta al monarca, tam- democracias recibieron su influjo se formó, frente a este sis- bién estaba interesado en tener el privilegio de designar los tema, otro diferente, en él se sitúa el jefe del partido triun- fante, por elección popular directa, delante del equipo de te un tiempo prescrito. Entre nosotros, únicamente los mi- funcionarios que él ha elegido, quedando desligado del asen- nistros, es decir, los jefes del aparato político, están exentos timiento parlamentario excepto en lo tocante al presupues- de esta característica que distingue al moderno funcionario to y, también, a la legislación. profesional. Durante el antiguo régimen era posible ejercer El hecho de que la política se transformara en una "em- el cargo de Ministro de Educación de Prusia sin haber asis- presa", haciendo necesaria una preparación sistemática del tido nunca a un centro de estudios superiores; por el con- individuo para la lucha por el poder y bajo las normas adopta- trario, para ser, en principio consejero (VortragenderRat) era das por los partidos modernos, dio la pauta para dividir a los condición indispensable haber merecido la aprobación de funcionarios públicos en dos categorías muy diferentes entre las pruebas ordenadas. Evidentemente, cuando, por ejem- sí, aun cuando no categóricamente. Así, de una parte, se for- plo, Althoff ocupaba el puesto de Ministro de Instrucción de maron los funcionarios profesionales y, de la otra, los funcio- Prusia, los funcionarios profesionales especializados, como narios políticos. Estos últimos, en el justo sentido del vocablo, el consejero o el jefe de sección, se encontraban mejor en- son identificables en lo exterior dado que pueden ser trasla- terados que su superior acerca de las verdaderas cuestiones dados o destituidos a voluntad, o bien quedan colocados en técnicas de la materia. En Inglaterra acontecía igual. Por con- situación de disponibilidad, como es el caso de los prefectos siguiente, tales funcionarios eran quienes tenían una au- franceses; y, a semejanza de los funcionarios de otros países, toridad real frente a las necesidades comunes, lo cual no resulta diametralmente opuestos a la situación de "independencia" en sí carente de sentido. El ministro representaba simple- propia de los funcionarios judiciales. En Inglaterra se consi- mente, la constelación de poderes políticos existente; su fa- deran funcionarios políticos todos aquellos cuyos cargos, de cultad consistía en la defensa de las medidas políticas que acuerdo con una convención sólidamente establecida, finali- dichos poderes determinaran, y en resolver, de acuerdo con zan cuando se produce el cambio en la mayoría parlamenta- ellas, las proposiciones de los especialistas subordinados a él, ria y, por consiguiente cambia el Gabinete. En algunos de así como asignarles las respectivas directrices de orden po- los funcionarios políticos suele recaer particularmente la lítico. Exactamente lo que ocurre en una empresa económica responsabilidad del cuidado de la administración interna en particular. El genuino "soberano", la asamblea de accionis- general, correspondiéndoles, como tarea de mayor enjundia, tas, carece tanto de poder sobre la dirección de la empresa la parte política con miras a mantener el orden; mejor dicho, las como un pueblo gobernado por funcionarios profesionales. relaciones de dominio que prevalecen. Después del Decreto de A su vez, aquellos que determinan la política de la empre- Puttkamer, dichos funcionarios, en Prusia, asumían el deber sa, los que constituyen el Consejo de Administración, al que disciplinario de representar la política del Gobierno, y se les los Bancos dominan, se ven limitados a dar las directivas utilizaba en calidad de aparato oficial para ejercer su influjo económicas y a elegir a quienes deben administrarlas, aun- en las elecciones, de igual modo como acontecía con los pre- que no sean capaces, sin embargo, de llevar adelante por sí fectos franceses. En Alemania, el sistema es diferente del solos la dirección técnica. Hasta el presente, la estructura- que rige en los demás países, pues, por lo que concierne a la ción actual del Estado revolucionario, que ha conferido el adquisición de los cargos, los funcionarios políticos en su poder del orden administrativo a unos simples dilettantes, los mayoría, como cualquier otro funcionario, requerían, según cuales podían disponer de las ametralladoras y habrían que- norma general, contar con un título académico y haber pasa- rido utilizar a los funcionarios profesionales sólo en calidad do por pruebas de capacitación y de servicios previos duran- de mente y brazo ejecutor, tampoco ha introducido nada fundamental en este terreno. Otros son los escollos en este sos en latín y versos en griego, para merecer el puesto de nuevo tipo de Estado, más no habremos de dedicarnos a su consejero político y mucho más de historiógrafo político al análisis ahora. servicio de un príncipe. En aquel entonces florecieron las Nuestro interés va dirigido a la cuestión que atañe a la fi- primeras escuelas de humanistas, así como las primeras cáte- gura característica del político profesional, así sea la del "cau- dras de poética fundadas por los príncipes. Esta época, entre dillo" como la de sus seguidores. A través del tiempo, esta nosotros, transcurrió con mucha celeridad y, a pesar de haber figura se ha modificado y, además, se nos presenta hoy en día modelado perdurablemente nuestros métodos de enseñan- bajo aspectos muy distintos. Gomo pudimos advertir ante- za, no tuvo hondas consecuencias políticas. En el Extremo riormente, en otros tiempos surgieron políticos profesionales Oriente los resultados fueron otros. Él mandarín chino es, que servían al príncipe en su lucha frente a cada uno de los mejor dicho, era en un principio, lo que el humanista fue en estamentos. Veamos, pues, así sea brevemente, cuáles han nuestro Renacimiento: un literato, de hechura humanística, sido los principales tipos de este género. buen conocedor de las monumentales obras literarias de la Para hacer frente a estos estamentos, el príncipe se apoya- antigüedad. Al leer el diario de Li Hung Tchang podemos ba en las clases sociales de que podía disponer, cuyo carácter comprobar que lo que más lo enorgullecía era componer ver- no era estamental. Eran parte integrante de estos estratos, sqs y dominar la caligrafía. A esta esfera social, con todos sus primeramente, los clérigos, tanto en tierras de Indias occi- convencionalismos erigidos sobre el modelo de la China re- dentales como orientales, los lamas, en las de Mongolia los mota, se debe por entero el destino de ese país; de haber sacerdotes budistas en China y Japón, del mismo modo que tenido los humanistas en su época la mínima posibilidad si- la iglesia en los reinos cristianos de la Edad Media. La enor- quiera de alcanzar el mismo éxito que ellos lograron, tal ha- me trascendencia que los brahmanes, los sacerdotes budis- bría sido probablemente nuestro destino. tas, los lamas y los obispos y sacerdotes cristianos alcanzaron La nobleza cortesana constituía un tercer estrato. En cuanto en su calidad de consejeros del príncipe, tiene su razón en el se logró desposeerla de su preponderancia política estamen- hecho de que era factible estructurar con ellos un cuerpo tal, fueron los príncipes quienes la atrajeron hacia la Corte, administrativo docto para la lectura y escritura, apto para ser utilizándola para el servicio político y diplomático. El nuevo utilizado en la lucha entablada por el emperador, el príncipe encauzamiento de nuestros métodos de enseñanza durante el o el khan frente a la aristocracia. Contrariamente a lo que curso del s. XVII, fue determinante debido al hecho de que acontecía con el feudatario, el clérigo, en especial el célibe, se políticos profesionales provenientes de esa nobleza entraron hallaba desligado de la estrategia que ameritan los intereses al servicio del principe en substitución de los literatos huma- políticos y económicos sistemáticos y no le asaltaba la tenta- nistas. ción de procurarse un poder político personal frente al amo o Una cuarta esfera se ve integrada por la figura singular- para el goce de su propia descendencia. Asimismo, sus pecu- mente inglesa del patriciado, la cual reúne a la pequeña no- liares cualidades con respecto al estamento lo mantenían ais- bleza, así como a los rentistas del país y que recibe el nombre lado de los bienes materiales relativos a la administración del dcgenfry. Desde su origen, a los miembros de este grupo so- príncipe. cial, cuya voluntad fue captada por el principe con miras a A un segundo estrato, de naturaleza semejante, pertene- oponerlo a los barones, él les dio cargos de self-government, cían los literatos entendidos en humanidades. Existió cierto hasta irse haciendo de un modo paulatino cada vez más de- tiempo en que se practicaba el ejercicio de elaborar discur- pendiente de ellos en lo sucesivo. Esta agrupación llamada gentry conservó para sí todos los cargos de la administración tos jueces al servicio de los príncipes de los países del Conti- local sin percibir ninguna retribución monetaria, ya que su nente, los monarcómacos y los teóricos del Derecho natural único interés era el de mantener socialmente su predominio. en Holanda; también, los juristas de la Corona y del Parla- De este modo Inglaterra se ha preservado de la burocratiza- mento en Inglaterra, la noblesse de robe de los Parlamentos ción, de cuyo destino no han escapado los Estados continen- franceses y, finalmente, los abogados pertenecientes al pe- tales en su totalidad. riodo de la Revolución. No es posible ya imaginar el Estado Por último, la quinta de estas capas sociales, característica absoluto ni la Revolución si no está de por medio este ra- del Continente europeo más que ninguna otra y que resultó deci- cionalismo. El conjunto de individuos que ostentan la re- siva en grado sumo para la estructura política, estaba forma- presentación de los Parlamentos de Francia, así como los da por los juristas universitarios. No existe nada en donde se Cahiersde. los Estados Generales de dicho país están satura- evidencia mayormente la poderosa influencia que ejerció el dos del espíritu de los juristas, en todo lo que va desde el s. Derecho Romano, tal como lo configuró el tardío Imperio XVI hasta 1789. Si examinamos la profesión de cada uno de burocratizado, como en el hecho de que la transformación de los integrantes de la Convención francesa, todos ellos se- la empresa política convertida en Estado racionalizado se deba leccionados conforme a iguales normas, damos con un solo a los juristas universitarios. En Inglaterra también aconteció proletario, muy pocos empresarios burgueses y un nutrido así, aun cuando la admisión del Derecho Romano se vio. obsta- conjunto de juristas de toda índole, y que, de no ser por culizada por las grandes corporaciones nacionales de juristas. estos últimos se haría imposible pensar en el espíritu carac- En ningún otro lugar del orbe ha surgido un fenómeno simi- terístico que animó precisamente a estos intelectuales radi- lar. Nada, ni los principios de un pensamiento jurídico racio- cales y a sus propósitos. Desde ese momento vemos la figura nal en la Escuela Mimamsa en la India, ni el culto a la antigua del abogado estrechamente vinculada a la moderna demo- concepción jurídica en el Islam, fue capaz de contener la cracia. Ahora bien, una vez más advertimos que sólo en sofocación del criterio jurídico racional como substituto del Occidente existen abogados con tal significado, en calidad teológico. Especialmente no consiguieron racionalizar el méto- de estamento independiente, y sólo a partir de la Edad Me- do, lo cual sólo fue posible gracias a la recepción, por los ju- dia, en que, por el influjo que ejercía la racionalización del ristas italianos, de la antigua jurisprudencia romana, fruto de método, los intercesores (Fiirsprecti) del germánico sistema una forma política como no hay otra, que se origina como formalista fueron adquiriendo este sentido. El avance de Ciudad-Estado y llega a convertirse en Imperio mundial. los abogados en la política occidental, en cuanto se hubieron A la par con dicha recepción, también han coadyuvado para constituido los partidos, no es en absoluto fortuito. Cuando el mismo fin, claro está, el "Usus modernas" de los canonistas una empresa política es llevada a cabo mediante partidos ello y pandectistas de la Baja Edad Media y las teorías jusnatura- significa, ni más ni menos, que se trata de una empresa de listas, cuyo origen parte .del pensamiento cristiano, seculari- interesados, lo cual quedará expuesto en seguida. zándose después. Como representantes de este racionalismo La función del abogado es la de llevar adelante con efi- jurídico se encuentran el podestá italiano y los juristas del ciencia el asunto que los interesados le han confiado. Natu- rey, en Francia, a quienes se les debe la creación de los medios ralmente, en esto, según nos lo ha demostrado la supremacía formales utilizados por el poder real para dar fin al dominio enemiga, el jurista es superior a cualquiera de los funciona- de los señores; asimismo, los canonistas y los teólogos jusna- rios. El abogado es capaz de lograr el éxito de un asunto, turalistas del Conciliarismo, los juristas cortesanos y los doc- apoyándolo en argumentos lógicos, aunque sea débil y, en este sentido, "malo", convirtiéndolo en un asunto técnica- se la responsabilidad de todo cuanto hace, incumbencia a la mente "bueno". Por el contrario, muchas veces hemos pre- que no debe ni puede negarse o dejar que recaiga en otro. Los senciado cómo el funcionario que juega a político ha hecho funcionarios con sentido elevado de lo ético, tales como aque- mediante su gestión técnicamente "mala", que un asunto que llos que por desgracia han desempeñado uno tras otro, entre en tal sentido era "bueno" se convirtiera en "malo". En la nosotros, puestos directivos, se consideran malos políticos, irres- actualidad, cada vez es más frecuente conducir la política de ponsables, en el sentido político, y, por consiguiente, ética- cara al público, de modo que el medio que se utiliza es la mente aborrecibles desde ese punto de vista. A esto le palabra hablada y escrita. La máxima peculiaridad del abo- llamamos "gobierno de funcionarios" y no es envilecer el gado, su labor central, es medir las palabras; sin embargo, honor de nuestro cuerpo de funcionarios el decir tal sistema esto no concurre en el funcionario, ya que no es un dema- es falso políticamente, desde el punto de vista del éxito al- gogo, ni debe serlo, conforme a su naturaleza, a más de que canzado. Pero volvamos una vez más, a los distintos tipos cuando trata de serlo, pese a todo, suele resultar un pésimo representativos del político. demagogo. Al verdadero funcionario, fiel a su auténtica vo- Desde que el Estado constitucional hace su aparición y, cación (y esto es determinante si hemos de juzgar nuestro aun más plenamente, a partir del momento en que se ins- régimen anterior) no le atañe hacer política, antes bien debe taura la democracia, el "demagogo" se convierte en la clá- limitarse a la "administración" y, ante todo, de manera im- sica figura del jefe político en Occidente. La desagradable parcial. Tal aseveración es valedera, por lo menos oficial- repercusión generalizada del vocablo no debe hacernos ol- mente, con respecto al funcionario político, en tanto que no vidar que no fue precisamente Cleón, antes bien Pericles, esté de por medio la razón de Estado, es decir, los intereses el primero en merecer este nombre. Desprovisto de algún más vitales del orden preponderante. El funcionario debe cargo o asumiendo el único cargo electivo que existía, esto ejercer su cargosine ira etstudio, esto es: desprovisto de ira y es, el de estratega supremo, ya que en las democracias an- de prevención. Así pues, le está vedado precisamente aque- tiguas cualquier otro cargo se ocupaba mediante sorteo, Pe- llo que siempre y necesariamente corresponde a los políti- ricles dirigió la ecdesia soberana del demos ateniense. La cos, no sólo a los jefes sino también a sus seguidores demagogia moderna se vale asimismo del discurso; pero aun Parcialidad, lucha y pasión, diríamos ira etstudio, son los ele- cuando abusa de él en cantidades abrumadoras (resulta su- mentos del político y en especial los del caudillo político. ficiente considerar el número de discursos electorales que Toda la labor de éste parte de un principio de responsabilidad hoy en día debe pronunciar cualquier candidato), se sirve diferente y hasta opuesto al que rige la tarea del funciona- de la palabra impresa como instrumento permanente. En la rio, el cual se ennoblece con sus aptitudes para cumplimen- actualidad, el publicista político y en especial el periodista tar, con precisión y a conciencia, como si correspondiese a son los representantes más notables de la figura del dema- sus propias convicciones, las prescripciones de la autoridad su- gogo. perior, aunque a él le parezcan contrarias a la verdad y sobre Resultaría del todo imposible en esta conferencia hacer las cuales el funcionario descarga, claro está toda la responsa- el intento de un esbozo siquiera con respecto a la sociología bilidad. De no existir esta negación de su yo y esta disciplina del periodismo moderno. Desde cualquier punto de vista que ética, en el sentido más elevado, se desmoronaría toda la ma- hayamos de examinarlo, constituye el tema de un capítulo quinaria administrativa. Por el contrario, el pundonor del aparte. No obstante, consideramos necesarias unas cuantas caudillo político, o del estadista directivo, estriba en arrogar- observaciones acerca del asunto. El periodista comparte con todos los demás demagogos, de una jefatura. Por lo que se refiere a los partidos burgue- así como con el abogado y el artista (por lo menos en el Con- ses, las probabilidades de alcanzar el poder siguiendo este tinente, exceptuando lo que al respecto acontece en Inglate- camino son en la actualidad, por lo regular, menores que las rra y lo que se dio antes en Prusia), el destino de evadirse de que tenía la generación precedente. Claro está que, enton- cualquier clasificación social determinada. Pertenece a la casta ces, a todos los políticos de importancia les era necesaria la de los parias, conceptuada infaliblemente por la sociedad influencia sobre la prensa y los nexos con ella; sin embargo, según el peor proceder moralmente de sus miembros. Es así salvo excepciones, no era de esperar que los jefes políticos como cunden las ideas más raras con respecto al periodista y surgieran de sus filas. De esto hallamos la razón en la as- a su labor. Son pocas las personas que caen en la cuenta de cendente falta de libertad (IJnablommlichkeit) del periodista, que una obra periodística en verdad "buena", aunque origi- sobre todo de aquel que, carente de recursos, está ligado a nada en situaciones muy distintas, requiere al menos tanto su profesión, determinada hoy en día por el aumento de la em- esfuerzo como lo exige otra obra intelectual cualquiera; tan- presa periodística, tan sorprendente como su intensidad. El to más si se reflexiona que debe realizarse con prontitud, por hecho de que el político necesita ganarse el pan escribien- mandato y con el fin de que dé resultados inmediatos. Natu- do artículos diaria o semanalmente constituye un grillete que ralmente, aquello que acude a la mente que juzga suele ser entorpece la acción. Conozco ejemplos de individuos naci- la obra periodística irresponsable, dadas las funestas conse- dos para mandar, a los cuales esa urgencia los ha frenado en cuencias que ocasiona. Por eso, poca gente es capaz de apreciar su intento de abrirse camino hacia el poder causándoles difi- que la responsabilidad del periodista es mucho mayor que cultades externas y, en especial, impedimentos en el orden la del sabio, y también que, por término medio, el periodis- interno. Ciertamente, en el antiguo régimen las relaciones ta honrado en nada disminuye su sentido de responsabili- de la prensa con los poderes del Estado y con los partidos dad ante cualquier otro intelectual. Por lo general, no hay eran dañinas en grado sumo para el periodismo; pero este quién quiera creer que la discreción del buen periodista es tema requeriría capítulo aparte. También es cierto que en aun mayor comparada con la que asiste a las demás perso- países enemigos dichas relaciones eran muy distintas. Pero se nas, no obstante es así. Las tentaciones que rodean al pe- diría que es válida la afirmación de que, tanto para ellos como riodista en su actividad profesional, sin que, por lo fuertes, para todos los Estados modernos, quien labora en el periodis- admitan comparación alguna, amén de las demás condicio- mo goza cada vez de menos influencia política, mientras que nes en las que se desenvuelve el periodista moderno, dieron el magnate capitalista de la prensa, de la índole, por ejemplo, origen a consecuencias que han habituado al público a consi- de un /or¿/Northcliffe, la tiene cada vez más. derar la prensa con una deplorable mezcla de menosprecio y Los poderosos consorcios capitalistas de la prensa, entre cobardía. No es posible ocuparnos ahora de lo que al respec- nosotros, los cuales se habían hecho dueños especialmente to habría de hacerse. De lo que se trata aquí es de analizar la de los periódicos con "anuncios por palabras" (el clásico Ge- cuestión del destino político de los periodistas; es decir, de neralanzeiger), cultivaban la indiferencia política, poniendo las posibilidades que tienen de alcanzar puestos directivos. en ello gran atención. A base de una política independiente Hasta ahora esto ha sido factible únicamente en el seno del nada tenían que ganar, pero por el contrario corrían el riesgo partido socialdemócrata y, aun dentro de él, los puestos para de quedarse sin la munificencia de la economía con calidad de redactores eran por lo regular los de funcionarios, más nun- rentable, de los poderes políticos instituidos. El comercio de los ca en calidad de escalones que los condujeran a la conquista anuncios pagados facilitó de este modo el camino por el que, durante la guerra, se intentó, y supuestamente se sigue in- débií, en especial tratándose de quienes sólo cuando cuen- tentando aún hoy en día, ejercer sobre la prensa un influjo tan con una situación estamental bien asegurada pueden lo- político de gran estilo. Por mucho que sea de esperar que la grar su equilibrio interno. Pese a que la vida del científico es gran prensa logre substraerse a esa influencia, la situación azarosa en sus principios, por lo menos él encuentra a su derre- para los pequeños periódicos es mucho más difícil. Cualquiera dor una sucesión de convencionalismos estamentales defi- que sea su atractivo y su capacidad para conceder influencia nidos, en los que se apoya para no extraviarse. Por el contrario, a quien la sigue, así como sus posibilidades de acción y, en desde cualquier punto de vista, la vida del periodista es aza- especial, su responsabilidad política, hoy en día la carrera rosa y está rodeada de condiciones que ponen a prueba su periodística en Alemania no es (tal vez habría que decir no es firmeza interior como tal vez no las habría en ninguna otra ya, o no es aún) una vía normal para alcanzar la jefatura polí- situación, y probablemente en su vida profesional existan con tica. Es difícil aducir en torno a si esta situación se transfor- frecuencia experiencias aún más amargas que aquellas que maría o no con renuncia del anonimato, el que consideran dicha situación les haya deparado. Y son precisamente los necesario muchos periodistas, aunque no todos. Con la ex- periodistas victoriosos quienes se ven enfrentados a retos di- periencia que nos ha dado la prensa alemana, en el curso de fíciles en grado sumo. No es algo insignificante y sin valor el la guerra, al confiar la dirección de ciertos periódicos a cali- hecho de moverse en los salones entre los grandes de este ficados escritores, los cuales siempre habían firmado con mundo e inclusive, a menudo, cercado de halagos, suscitados sus verdaderos nombres, se ha hecho evidente, a través de por el temor, a sabiendas de que tan pronto como uno se haya algunos casos bien sabidos, que por desgracia no es absoluta ausentado, es muy posible que el propio anfitrión tendrá que la seguridad de que por esta vía, como podría imaginarse, se excusarse con sus otros invitados por tener trato con los "pillos adquiera un más alto sentido de responsabilidad. Sin que de la prensa". Y tampoco es algo sin importancia el deber que sea admisible hacer distinciones entre los partidos, resulta- obliga a pronunciarse con rapidez y convincentemente acerca ron ser en gran número los periódicos de la peor reputación de todos y cada uno de los temas que el "mercado" exige y los que, siguiendo este camino, lograron una mayor tirada. todos los problemas concebibles, esquivando el descenso Quienes así procedieron, editores y reporteros, a base de sen- hacia la superficialidad, y eludiendo además el indigno ex- sacionalismo, quizá consiguieron por este medio ganancias hibicionismo que tan desagradables consecuencias acarrea. monetarias, pero con segundad no han obtenido honra. Sin Si, por una parte, existen muchos periodistas humanamen- embargo, es también inadmisible que uno se apoye en esta te descarriados o despreciables, no es esto lo verdaderamente experiencia para impugnar el principio. El punto en discu- asombroso, pues resulta mucho más sorprendente que en- sión es muy complejo, y ese fenómeno carece de validez tre ellos los haya muy valiosos y en verdad auténticos, en general. Hasta el presente esta vía no ha conducido, sin mayor cantidad de lo que la gente cree. En tanto que el pe- embargo, hacia la verdadera jefatura o en dirección a la res- riodista, en su calidad de político profesional, tiene en su ha- ponsabilidad de la empresa política, y no es posible prede- ber un pasado digno de aprecio, la figura del funcionario cir de qué modo se irán a configurar las cosas en lo futuro; político se ha ido desarrollando únicamente en los últimos pero lo que hay de cierto es que la carrera periodística sigue decenios y, en ciertos aspectos, sólo en los últimos años. Así siendo una de las vías más importantes para la actividad po- pues, para comprender esta figura con respecto a su evolu- lítica como profesión. Claro está que este camino no es acce- ción histórica, hemos de tener en cuenta ahora los partidos y sible para toda la gente, y mucho menos para la de carácter su organización. estrictas prganizaciones militares y también con los premios En cada una de las agrupaciones políticas medianamente otorgados a los denunciantes, nos sentimos tentados de pen- extendidas, mejor dicho, en todas las que cuentan con terri- sar en los soviets del bolchevismo; en las organizaciones, me- torio y actividades superiores a los de los pequeños cantones ticulosamente seleccionadas, de milicias (en especial en rurales, y en las que se llevan a cabo, con regularidad, elec- Rusia) de espionaje; en sus confiscaciones, el desarme y la ciones para designar a los titulares del poder, se trata de una privación de derechos políticos a los burgueses, esto es: a los empresa política, precisamente, de interesados. Con esto empresarios, comerciantes, rentistas, clérigos, miembros de queremos expresar que, en primer lugar, los interesados en la dinastía destituida y agentes policíacos. La analogía nos la vida política, en el dominio político, se allegan con liber- resulta aún más impresionante si analizamos, por una parte, tad conjuntos de adeptos; se presentan por sí solos o bien que la organización militar del partido güelfo estaba integra- presentan a sus favoritos como candidatos a las elecciones, pro- da por caballeros verdaderamente disciplinados, y que la curando reunir los medios económicos necesarios y enta- mayoría de los cargos dirigentes estuvieron ocupados por blando la lucha por la conquista de votos. No es concebible nobles; por otra parte, los soviets han sabido mantener al em- que en las grandes agrupaciones lleguen a efectuarse elec- presario con buena retribución; asimismo, el salario a des- ciones excluyendo semejantes empresas, por lo general ade- tajo, el trabajo en cadena y la disciplina tanto militar como cuadas a sus fines. Este hecho determina, prácticamente, la laboral o, con más exactitud, ¿de partido? ¿socialista? ¿mili- división de los ciudadanos; esto es, unos, con derecho a,voto, tante? han introducido nuevamente todas estas instituciones en elementos políticamente en actividad, y otros en elemen- y han gestionado la aportación de capital extranjero; en suma, tos políticamente pasivos. Ahora bien, como esta desigual- si tomamos en cuenta que para mantener el funcionamiento dad parte del asentimiento de cada quien, no es posible del Estado y de su economía ha sido necesario que aceptaran de excluirla recurriendo al voto obligatorio o a la representación nuevo precisamente todas aquellas instituciones a las cuales "corporativa", por ejemplo; así como tampoco por cualquier ellos se opusieron por ser burgueses, e inclusive han tenido otro medio que explícita o implícitamente pretenda oponer- que recurrir una vez más a los agentes de la antigua Ukrania se a esta realidad, es decir, que trate de enfrentarse al dominio como el instrumento primordial de su prepotencia. de los políticos profesionales. Tanto la jefatura como la mili- Pero en lo que hemos de interesarnos aquí no es en lo refe- tancia, en su calidad de factores activos para el alistamiento rente a estos instrumentos de fuerza, sino en los políticos pro- libre de nuevos adeptos y, mediante éstos, del electorado pa- fesionales que tratan de conseguir el poder mediante el vulgar sivo con miras a lograr el triunfo del jefe, son factores de vital y "pacífico" reclutamiento del partido en el tráfico electoral. importancia para cualquier partido. No obstante, unos y otros Dichos partidos de referencia, dando al vocablo el sentido que difieren con respecto a la estructura. Tenemos, por ejemplo, tiene en la actualidad, en su origen fueron, como por ejemplo que los partidos de las ciudades del medioevo, tales como los en Inglaterra, simples séquitos de la aristocracia. Así, cuando un Güelfos y los Gibelinos, eran séquitos meramente personales. Par cambiaba de partido, también ingresaban a su nuevo par- Al estudiar los Statuto dellaparte Guelfa y encontrarnos con tido todos los que de él dependían. Hasta la promulgación la confiscación de los bienes de los no bilí (como se concep- del Reformbill, las grandes familias de la nobleza, incluida la tuaba en su origen a todas las familias que vivían a la manera familia real, tenían el patronato de un extraordinario número caballeresca y eran, por consiguiente, acreedoras a un feu- de distritos electorales. Inmediatos a dichos partidos de la aris- do), que se hallaban asimismo excluidos de los cargos y del tocracia se hallaban los partidos de notables (Honoratiorenpar- derecho a voto, con los comités interlocales del partido, sus teten) surgidos en todos los ámbitos al tomar el poder la bur- I de hay centros partidistas que se sostienen con módicas apor- guesía. Cobijados bajo la dirección espiritual de los núcleos taciones de sus afiliados y tienen reuniones periódicas e, in- de intelectuales clásicos del Occidente, los grupos sociales cluso, organizan asambleas públicas en las que se da a conocer con educación y bienes se dividieron en partidos, determi- los ijnformes de los diputados. La vida activa se reduce al nados ya sea por diferencias de clase, ya por tradiciones de periodo de elecciones. La implantación de vínculos más sóli- familia y también, en parte, por razones de ideología. Con- dos entre los diferentes núcleos que forman el partido, se ve juntos de clérigos, maestros, profesores, abogados, médicos, impulsada por el interés que ponen los parlamentarios en los farmacéuticos, agricultores ricos, fabricantes y todo ese gru- probables compromisos electorales interlocales, y debido tam- po social que, en Inglaterra, comprende los llamados gentle- bién a que disponen de la fuerza que les da, supuestamente, men, constituyeron en un principio asociaciones ocasionales una agitación aunada, así como un programa unificado que o, pongamos por caso, clubes políticos pertenecientes al lu- en todos los sectores del país resulte de dominio público. gar. Cuando lo exigían los momentos de crisis, se les añadió Sin embargo, el carácter del partido no deja de ser simple- la pequeña burguesía y, accidentalmente, hasta el proletaria- mente el de una agrupación de notables, a pesar de que ya se do, en los casos en que se contó con caudillos no procedentes ha extendido una red de centros partidistas hasta en las ciuda- de sus filas, por regla general. En esta fase del desarrollo no des de mediana importancia, y se cuenta con una serie de hom- aparecen aún en el país los partidos en calidad de asociacio- bres de confianza por todo el país, lo cual hace factible que un nes que permanezcan con organización interlocal. La unidad miembro del Parlamento, en su calidad de dirigente de la de los diferentes grupos locales se logra consolidar únicamen- oficina central del partido, puede mantener con ellos una co- te mediante los parlamentarios, y los notables de cada una rrespondencia continua. A excepción de dicha oficina cen- de las localidades poseen una decisiva influencia en la pro- tral, todavía no hay funcionarios retribuidos. Las personas mulgación de los candidatos. Los programas de acción se ori- "bien vistas", que por distintas razones son merecedoras de ginan, por un lado, de las declaraciones de los candidatos dadas estimación, se encargan de dirigir los círculos locales, y se tra- a conocer, y de la adhesión, por otro, a los congresos de nota- ta de notables extra-parlamentarios, quienes gozan de una bles y a las resoluciones tomados por los grupos parlamen- influencia semejante a la de notables políticos que tienen tarios. La directiva del club o, en su defecto, como en la mayoría puestos de diputados en el Parlamento. La corresponden- de los casos, donde éste no existe o donde la gestión de la em- cia editada por el partido constituye, cada vez más, el ali- presa política no está organizada, se encuentra en manos de unos mento espiritual para la prensa y las asambleas locales. Los cuantos individuos, que si bien en tiempos normales demues- gastos del organismo central son cubiertos con las contribu- tran un interés permanente en ella, consideran la tarea esporá- ciones regulares de los miembros, de las cuales no se puede dica y la realizan como profesión secundaria o meramente a prescindir. La mayoría de los partidos alemanes estaban has- título honorífico. Tan sólo el periodista es político profesional ta hace poco en esta fase. Los de Francia, se encontraban y tan sólo la empresa periodística es, por lo regular, una em- todavía parcialmente en la primera fase, consisten en una presa política persistente. La sesión parlamentaria es la única frágil vinculación entre los parlamentarios, en un reducido que existe a la par que ella. Naturalmente, era bien sabido de número de notables locales en todo el territorio del país y los parlamentarios y sus dirigentes el notable local a quien de- con programas elaborados por los propios candidatos o por ben acudir en el momento en que una actividad política se sus patrones en cada uno de los distritos y con motivo de presenta codiciable. No es sino en las grandes ciudades don- cada elección; si bien el apego local a las resoluciones y pro- gramas de los parlamentarios es cada vez mayor. El número de aquellos que hacían de la política su principal profesión era por eso reducido, limitándose primordialmente a los di- 1 parlamentarias que elaboren los programas convenientes; tam- poco son los notables locales quienes determinan la procla- mación de los candidatos. Los miembros del partido, reunidos putados electos, a los pocos funcionarios de organismos cen- en asambleas, asumen estas actividades y designan candida- trales, a los periodistas y también, en Francia, a los "cazadores tos; asimismo, comisionan a los que habrán de asistir a las asam- de puestos" que desempeñaban un cargo político o trataban de bleas superiores, que de ser posible deberán ser varias antes encontrarlo. Tanto el número de diputados "ministrables" de celebrarse la asamblea general del partido (Parteitag). Sin como el de candidatos, dada la índole del sistema de nota- embargo, conforme a su propia naturaleza, claro está, el po- bles, estaba sumamente limitado. Sin embargo, muchos eran der se encuentra en manos de aquellos que realizan el traba- los que, de un modo indirecto, se interesaban en la política jo continuo de la empresa o de quienes ésta depende principalmente desde el punto de vista material. Para cual- particular o peculiarmente, que pueden ser, por ejemplo, me- quiera de las medidas adoptadas por un ministerio, así como cenas o directivos de clubes políticos del tipo de Tammany- para solucionar todos los problemas personales, era tomada Hall. Lo categórico es que todo este aparato humano (la en cuenta su eventual repercusión acerca de las fortuitas po- "máquina", como simbólicamente se le llama en los países sibilidades electorales y, si se trataba de lograr algo, se recu- anglosajones), mejor dicho, los hombres que asumen la di- rría a la mediación del diputado correspondiente al distrito, rección, se encuentran en condiciones de neutralizar a los pues si el ministro era de su mayoría (razón por la cual to- parlamentarios e imponerles en gran parte su propia volun- dos procuraban que lo fuese) se veía obligado, con gusto o tad, hecho que constituye singular importancia para elegir la con poca voluntad, a escuchar la petición. Cada diputado, directiva del partido. Ahora vemos convertido en jefe a quien dentro de su distrito, asumía el patronazgo de todos los car- sigue esta "máquina" del partido, así sea pasando por sobre gos y, generalmente, de todos los asuntos, manteniendo, al el cuerpo parlamentario. El establecimiento de esta maqui- mismo tiempo, sus nexos con los notables, dado su interés en naria representa, dicho de otro modo, la instauración de la ser reelegido. democracia plebiscitaria. Ante tan idílicas circunstancias con respecto al predomi- No cabe duda que la colectividad del partido, especialmen- nio de los notables y, en especial, de los parlamentarios, hoy te sus funcionarios y empresarios, espera recibir, tras el triunfo en día se yerguen abruptamente sistemas de los más moder- del jefe, alguna retribución personal, ya sea en cargos o en nos en la organización de partidos. Nacen de la democracia, privilegios de otra índole, en la inteligencia que es de él de del derecho de las mesas al sufragio, de la inevitable urgen- quien lo esperan mas no de los parlamentarios o no únicamen- cia de hacer propaganda, de organizar las mesas y de promo- te de éstos y, sobre todo, que confían en que el resultado de- ver el desenvolvimiento de una dirección más unificada y magógico de la personalidad del jefe beneficie al partido en la una más rígida disciplina. La preponderancia de los notables contienda electoral, consiguiendo votos y mandatos, dándole y el mando de los parlamentarios se acabó. La empresa polí- de este modo poder y de ahí, aumentando las máximas proba- tica subsiste en manos de "profesionales" a tiempo comple- bilidades de sus partidarios para recibir dicha ambicionada re- to, los cuales permanecen fuera del Parlamento. Ora son tribución. Idealizando, existe también un móvil poderoso de empresarios (como el boss norteamericano o el election agent de la acción, que consiste en que el individuo se siente complaci- Inglaterra), ora funcionarios con sueldo fijo. En forma debida do en ella no precisamente con respecto al programa abstracto va tomando cuerpo la democratización. Ya no hay fracciones de su partido integrado por elementos de calidad media, antes