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AMIGOS FAMILIA

PERSONA
ENFERMA

COMPAÑEROS
DE TRABAJO Y
OTROS GRUPOS

El Alzheimer en el núcleo familiar / cambios en las relaciones sociales.

Cuando un miembro del núcleo familiar es diagnosticado de la enfermedad de Alzheimer, se


produce una modificación de los roles. Desde el comienzo, esta situación deriva de una adecuada
atención al enfermo para lograr un nivel óptimo de cuidado y dedicación; la responsabilidad debe
ser organizada en cada uno de los miembros del núcleo. En este sentido, Wolf, Freedman y Soldo
(1997), afirman contradictoriamente que no se da una colaboración adecuada entre los afectados
sino que, en muchas ocasiones, es el cuidador principal el que asume todo el cuidado y el
compromiso y que éste recae habitualmente sobre la mujer.

Cuando el abuelo enferma, los padres deben bridar más tiempo al cuidado del anciano, acumulan
estrés y reducen el tiempo que pasan con los hijos. En este escenario, es necesario explicarles a los
más pequeños lo que está ocurriendo y procurar brindarles suficiente atención.

Los hijos, especialmente cuando están pequeños, pueden verse afectados por el cambio de
relación con sus padres cuando alguno de ellos asume el cuidado de un paciente con Alzheimer,
sentirán que no se les brinda la misma cantidad de tiempo que se les entregaba cuando el abuelo
o el familiar estaba sano, por esa razón se debe velar porque el niño no se sienta desatendido. En
el proceso los niños pueden aprender a tratar a los mayores con respeto, si observan un trato
cálido y amable hacia el anciano al cuidado de la familia; además pueden participar en el cuidado
del enfermo en algunos momentos puntuales.

Cuando hay adolescentes en la familia, es necesario brindarles un espacio para que puedan
expresar sus emociones y vivencias respecto a la situación que vive la familia. Además se debe
procurar que los jóvenes pasen suficiente tiempo con sus amigos y participen del cuidado del
anciano en ciertos momentos.

Las relaciones sociales con amigos y compañeros también cambian, y se vuelven menos frecuentes
debido al deterioro que se va generando, pero mantener una estrecha red de apoyo informal,
puede ser clave para conseguir un apoyo emocional. Las visitas, el influjo de las frecuentes
interacciones y la toma de contacto habitual con amigos, conocidos, compañeros, vecinos,
profesionales convocados en torno al enfermo, proporcionarían desahogo al cuidador y un
sustento emocional y cálido al enfermo. Debido a que muchos de los cuidadores y sus familias se
sienten aislados y con altos niveles de estrés, la atención y el apoyo externo cobran gran
importancia. Por tanto, el hecho de padecer esta demencia no implica que se deban terminar las
relaciones con sus amistades y otros compañeros, sino al contrario, la familia debe procurar
fortalecer estos vínculos aún más para incrementar el apoyo. En conclusión, la intervención no
solo debe abarcar a la familia sino también a aquellos grupos sociales (amigos, compañeros,
vecinos etc.) que rodean al enfermo.

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