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TECNICATURA SUP.

EN HIGIENE Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO


I.E.S Nº 6034 “JUAN C. DÁVALOS” - ANEXO EL GALPÓN
Lic. Ricardo Quintana
DOSSIER DE ÉTICA APLICADA

UNIDAD 1
.- Ética y moral, desde la etimología
La palabra ética proviene del griego êthos y significaba, primitivamente, estancia, lugar donde se habita.
Posteriormente, Aristóteles afinó este sentido y, a partir de él, significó manera de ser, carácter. Así, la ética
era como una especie de segunda casa o naturaleza; una segunda naturaleza adquirida, no heredada como
lo es la naturaleza biológica. De esta concepción se desprende que una persona puede moldear, forjar o
construir su modo de ser o êthos.
¿Cómo se adquiere o moldea este êthos, esta manera de ser? El hombre la construye mediante la creación
de hábitos, unos hábitos que se alcanzan por repetición de actos. El êthos o carácter de una persona estaría
configurado por un conjunto de hábitos; y, como si fuera un círculo o una rueda, éste êthos o carácter,
integrado por hábitos, nos lleva en realizar unos determinados actos, unos actos que provienen de nuestra
manera de ser adquirida.
La palabra moral traduce la expresión latina moralis, que derivaba de mos (en plural mores) y significaba
costumbre. Con la palabra moralis, los romanos recogían el sentido griego de êthos: las costumbres
también se alcanzan a partir de una repetición de actos. A pesar de este profundo parentesco, la palabra
moralis tendió a aplicarse a las normas concretas que han de regir las acciones.
Así, pues, desde la etimología, hay poca diferencia entre ética y moral: una y otra hacen referencia a una
realidad parecida. Pero hoy, pese a que a menudo se usan de manera indistinta como si fuesen sinónimos,
se reconoce que tienen significados divergentes.

.- Ética y moral, hoy: dos niveles diferentes


Tan antiguo como la misma humanidad es el interés por regular, mediante normas o códigos, las acciones
concretas de los humanos; en todas las comunidades, en todos los pueblos, sociedades o culturas
encuentran prescripciones y prohibiciones que definen su moral.
Ahora bien, junto al nacimiento de la filosofía apareció otro tipo de interés, el de reflexionar sobre las
normas o códigos ya existentes, comparándolos o buscando su fundamento. Estos dos diferenciados
niveles de interés o de actividad humana constituyen lo que conocemos hoy, respectivamente, por moral y
ética.
La moral es un conjunto de juicios relativos al bien y al mal, destinados a dirigir la conducta de los humanos.
Estos juicios se concretan en normas de comportamiento que, adquiridas por cada individuo, regulan sus
actos, su práctica diaria. Ahora bien, ni las normas o códigos morales se proclaman como el código de
circulación, ni cada persona asume o incorpora automáticamente el conjunto de prescripciones y
prohibiciones de su sociedad, ni cada sociedad o cultura formulan los mismos juicios sobre el bien y el mal.
Es por todo eso que la moral a menudo es un conjunto de preguntas y respuestas sobre qué debemos
hacer si queremos vivir una vida humana, es a decir, una vida no con imposiciones sino con libertad y
responsabilidad.
La ética, por otro lado, es una reflexión sobre la moral. La ética, como filosofía de la moral, se encuentra en
un nivel diferente: se pregunta por qué consideramos válidos unos y no otros comportamientos; compara
las pautas morales que tienen diferentes personas o sociedades buscando su fundamento y legitimación;
investiga lo qué es específico del comportamiento moral; enuncia principios generales o universales
inspiradores de toda conducta; crea teorías que establezcan y justifique aquello por el que merece la pena
vivir.
La moral da pautas para la vida cotidiana, la ética es un estudio o reflexión sobre qué origina y justifica
estas pautas. Pero las dos, si bien son distinguibles, son complementarias. Del mismo modo que teoría y
práctica interaccionan, los principios éticos regulan el comportamiento moral pero este comportamiento
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incide alterando los mismos principios. A menudo los conflictos de normas morales que aparecen cuando
tenemos que tomar decisiones son el motor que nos impulsa a una reflexión de nivel ético. Es por ello que
Aranguren, reconociendo la vinculación entre teoría y práctica, llama a la ética moral pensada y a la moral,
moral vivida.

Estamos a nivel moral cuando: Estamos a nivel ético cuando:

Cumplo una promesa hecha ayer pese a que hoy Razonamos que los pactos han de cumplir siempre,
me doy cuenta de que su cumplimiento me crea del contrario, en lugar de acuerdos entre amigos,
problemas. tendríamos que hacer contratos legales.

Me pregunto sobre qué tiene más valor moral, la


Ayudo voluntariamente a un compañero de clase si
intención que inspira un acto o los resultados que
bien me arriesgo a herir su orgullo.
con él se obtienen.

Decido si tengo que ser o no sincero con un Reflexiono sobre valores, preguntándome si el valor
compañero de clase que parece quiere ser amigo de la autenticidad es preferible el valor de la
mío. amistad.

Tengo presente la máxima o regla de oro: "No


Rechazo robar la calculadora de un compañero de
hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a
clase sabiendo que nadie me ve.
ti".

.- ACTOS HUMANOS
Se llama acto humano aquel que procede de la voluntad deliberada del hombre, son aquellos actos que nos
diferencian de los demás animales.
• Actos naturales: son los que proceden de las potencias vegetativas y sensitivas, sobre las que el
hombre no tiene ningún control voluntario y son enteramente comunes de los animales, es como si
estuviéramos programados, así como los castores lo están para ser ingenieros hidráulicos, haciendo la
salvedad de que estos actos están dentro de nuestra libertad.
• Actos del hombre: son los que proceden del hombre sin ninguna deliberación o voluntariedad, sea
porque esta habitualmente destituido de razón en el momento de realizar el acto. Ninguno de estos actos
afecta la moralidad, un ejemplo fehaciente en nuestras vidas, es al que diariamente nos enfrentamos cada
mañana, nos levantamos o nos levantan, para lo cual no objetamos, corremos al baño, y nos duchamos sin
muchas veces darnos cuenta de lo que estamos haciendo, luego nos lavamos los dientes y desayunamos,
todo esto en un ambiente de rutina único, luego nos dirigimos ya sea al trabajo, al estudio, en fin, actuamos
por decirlo así, si ninguna voluntad.
• Actos violentos: son los que el hombre realiza por la coacción de un agente que lo obliga a
ejecutarlos, contra su voluntad interna. Es cuando dejamos por un momento de ser racionales y actuamos
como aquel perro callejero tratando de marcar el territorio, es decir instintivamente.
En todo acto humano se pueden distinguir tres elementos o factores principales que son: los cognoscitivos,
los volitivos y los ejecutivos.
• Elemento cognoscitivo: es el conocimiento de lo que se hace, aunque no se sepa cual sean las
consecuencias de esos actos, son el primer fundamento del acto humano, todo acto debe ir acompañado
de este, de lo contrario no se diese tal acto, ya que este pertenece al entendimiento.
• Elemento volitivo: todo acto humano va influenciado por la voluntad la cual presiona tal acto; de
nuestra voluntad dependen todos nuestros actos y de cuan morales sean o no.
• Elemento ejecutivo: es la consecuencia de nuestra libertad interna, ya que esta la impulsa a la
realización de actos externos, este momento del acto ya ha sido influenciado por los dos elementos
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anteriores: el entendimiento y la voluntad, lo cual indica de que nuestros actos ya han sido analizados
previamente.
En fin, hablar de los actos humanos seria hablar de la vida misma y de cómo nosotros afrontamos tales
actos, bajo qué grado de libertad los tomamos, si son influidos por ordenes, costumbres o caprichos a
simplemente porque me da la gana de hacerlos y lo hago, está bien, eso es la ética *< haz lo que quieras>,
el no preguntarle a nadie lo qué hacer con mi vida, eso me lo pregunto yo mismo.
Hay una innumerable lista de actos humanos como por ejemplo los actos elícitos que son tales como amar,
entender, en fin; los actos imperados que son aquellos que hacemos por una orden de la voluntad y son
naturales como son el abrir y cerrar los ojos, parpadear. Hay otros actos que se manejan a nivel interno y
hacen uso de nuestras facultades, la imaginación, el entendimiento y la misma razón. También hay actos
buenos y actos malos, a estos los determina el grado de moralidad que apliquen; hay actos lícitos e ilícitos,
al primero lo mide el grado de autorización de las leyes o patrones culturales, y al segundo el grado de daño
a la sociedad, como robar, injuriar, en fin.
Para finalizar, podemos tomar un ejemplo que muy bien nos planteo Aristóteles “un barco lleva una
importante carga de un puerto a otro. A medio trayecto, le sorprende una tremenda tempestad. Parece
que la única forma de salvar el barco y la tripulación es arrojar por la borda el cargamento que además de
importante es pesado. El capitán del navío se plantea el problema siguiente: ¿Debo tirar la mercancía o
arriesgarme a capear el temporal con ella en la bodega, esperando que el tiempo mejore o que la nave
resista?”
Ahora imaginen el conflicto que está viviendo este capitán, si arroja el cargamento es porque prefiere hacer
eso que a afrontar el riesgo; pero sería malo decir que el quiere tirarlo porque no es así, el quiere llegar a
puerto con su tripulación, su barco y su mercancía. El es libre de hacer lo que prefiera, pero no es libre de
cierto modo por que el no eligió la tormenta.

.- NIVELES DE REFLEXIÓN EN EL CAMPO DE LA ÉTICA


La reflexión es un acto consciente que posibilita el autoconocimiento, debido a que implica una toma de
distancia, una posición excéntrica por parte del sujeto respecto de sus vivencias, una ruptura, una
duplicación subjetiva, por medio de la cual los individuos se construyen a sí mismos.
Siguiendo la clasificación efectuada por RICARDO MALIANDI], se pueden distinguir cuatro niveles de
reflexión en el campo de la ética, considerando el grado de normatividad presente en cada uno de ellos:

0. ESTADO PRERREFLEXIVO: En este estado, la conciencia se dirige hacia fuera del sujeto. Nos encontramos
aquí con una ausencia total de reflexión, por lo que en este caso la normatividad no es cuestionada, las
acciones y les juicios efectuados respecto de tales acciones se desprenden únicamente de esta
normatividad; así, las normas condicionan y determinan los actos y los juicios morales individuales sin que
los sujetos reflexionen al respecto, tomando a la normatividad a modo de prédica moral.
1. REFLEXIÓN MORAL: La reflexión moral se caracteriza por ser espontánea, es motivada en un principio por
la duda, respecto del modo de aplicación de las normas, y de la elección de normas por las cuales regirse a
la hora de cometer un acto moral. Este tipo de reflexión responde a la pregunta: ¿qué debemos hacer?
2. ÉTICA NORMATIVA: En este caso, hay una toma de conciencia respecto de la necesidad de desarrollar
una reflexión racional y sistemática, debido a que tal actividad del pensamiento es ineludible. Aquí, la
reflexión se convierte en filosofía práctica, en ética: se buscan los fundamentos de la normatividad, y se
apela a la razón para efectuar un análisis crítico de la misma. Este tipo de reflexión responde a la pregunta:
¿por qué debo actuar de este modo?
3. METAÉTICA: Este estadio se ubica por encima de la ética, para analizar los usos y significados de los
términos morales, constituyéndose así como un metalenguaje, en reflexión sobre la semiosis propia de la
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ética. Este tipo de reflexión responde a la pregunta: ¿está bien planteado el problema ético en estos
términos?
4. ÉTICA DESCRIPTIVA: Nos encontramos aquí con una actividad más científica que filosófica, y que se
acerca más a la antropología y a la sociología que a la ética normativa o a la metaética. La ética descriptiva
pretende obtener neutralidad valorativa; es decir, no tomar posición respecto de si un acto o un juicio
moral está bien o mal. Este tipo de reflexión responde a la pregunta: ¿cómo se actúa o cómo se cree que se
debe actuar?

PRINCIPALES PROBLEMAS DE LA ETICA


1.- INTRODUCCIÓN A LOS PROBLEMAS ETICOS.
La ética plantea su problemática con el rigor propio de toda ciencia y crea una terminología especial para
nombrar y caracterizar cada uno de sus problemas.
Puede decirse que la ética y la estética son los dos campos de la filosofía de mayor aplicación de lo que
se denominará la teoría de los valores, aunque es difícil definir lo que es el valor, ejemplo: lo bueno, lo
justo, lo bello, etc.; Son valores que atribuyen el perfeccionamiento humano, al pensamiento del hombre,
soslayando su actividad.

2.- TEORIA DE LOS VALORES Y SU PROBLEMÁTICA:


Se le llama teoría de los valores o axiología. Disciplina filosófica que se ocupa de estudiar los valores.
Esta disciplina es re relativamente reciente, esto no significa que anteriormente los filósofos no repararan
en las diversas entidades que se conocen con el nombre genérico de valores, lo que sucede es que no
tenían conciencia clara de su importancia y, además los confundían entre sí ejemplo: la belleza con la
bondad y ésta a su vez con la utilidad.
Antes que se hubiera constituido la axiología, los valores eran comprendidos en forma aislada y
asistemático. Uno de los primeros filósofos que habla de valores es el alemán Federico Nietzsche, este
concepto es empleado por los discípulos de Brentano.
Una de las obras más importante sobre la Teoría de los Valores, apareció en este siglo, un año antes que
estallara la primera guerra mundial; esta obra se debe al filósofo Max Scheler y se llama: Der formalismus in
der Ethik un die Materiale Watethik

a) Problemas de la existencia del valor: Este problema pregunta ¿existen los valores? ; ¿Qué tipo de
existencia tienen? ¿Cuál es su naturaleza?
Los valores pertenecen a una región independiente, no son cosas, no pertenecen a la realidad, sino a un
mundo aparte y autónomo.
Volviendo al problema que pregunta sobre la existencia de los valores, puede decirse, en general, que
los filósofos están de acuerdo en que los valores existen, pero difieren en cuanto al modo de existir; de ahí
que pueda hablarse de las siguientes corrientes:

- Corriente subjetiva de los valores. Afirma que los valores son el resultado de las reacciones, individuales y
colectiva.
El subjetivista se pregunta ¿Puede algo tener valor si nadie lo ha percibido ni puede percibirlo?,
evidentemente que no, el valor no tiene sentido ni existencia propiamente sin que exista el sujeto.
Según el subjetivismo, los valores no existen en sí y por si, sino que son meras creaciones de la mente,
existen solamente para mí; lo que hace a una cosa valiosa es el deseo o el interés individual.
Los subjetivistas defienden su posición apoyándose en argumentos de este tipo:
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-Discrepancia: Es obvio que no puede uno ponerse de acuerdo en problemas éticos, estéticos, religiosos,
políticos, donde a menudo se producen conflictos o desacuerdos de valores.
-Constitución biológica: Los valores están supeditados a la constitución, peculiar y subjetiva.
-Interés: Una cosa adquiere valor en la medida en que se le confiere un interés. Por ejemplo: ¿Dónde
radica el valor de los sellos de correo? Es obvio que sin el interés de los filatélicos los sellos no tendrían
ningún valor.
-Historicidad de los valores. La relatividad de los valores se debe a su carácter concreto e histórico, gracias a
este, los valores están condenados a quedar encerrados en la prisión
-Del hombre demuestran que no es posible una valoración universal.

b) Problema del método: Otro problema que presenta la Axiología es acerca del método que debe
emplearse para dilucidar la naturaleza del valor.
La historia de la Axiología registra dos métodos opuestos en el tratamiento de los valores: el método
apriorístico, que se basa en una intuición emocional y el método experimental, que considera que el único
criterio para determinar la esencia del valor es la experiencia. Sólo acudiendo a la experiencia puede
conocerse que es el valor.

c) Problema de la jerarquía de los valores: Una de las características peculiar de los valores es que éstos
implican un orden jerárquico, pues es evidente que hay valores superiores y valores de rango inferior
Ejemplo: un escritor afirma que si durante un incendio, en un cuarto, estuvieran un cuadro famoso y un
niño, preferiría salvar al niño y dejar que la obra de arte fuera consumida por las llamas.
Ahora bien si los valores suponen un orden jerárquico, puede preguntarse: ¿Existe acaso una jerarquía
objetiva y definitiva que sirva de referencia para ordenar todas las valoraciones? Este es el planteamiento
que formula el problema de la jerarquía de los valores.
Este es uno de los problemas más difíciles que la Axiología tiene que resolver y en realidad no lo ha
resuelto satisfactoriamente.

d) Problema del conocimiento de los valores:


Este contempla las siguientes cuestiones:
Si los valores pueden ser conocidos, ¿Qué tipo de conocimientos es el que permite captar los valores?,
¿Es un conocimiento intelectual o, por el contrario, emocional e intuitivo? ¿Qué limites tiene este
conocimiento?
Si los valores fueran captados por una operación intelectual, entonces éstos serían conceptos u objetos
ideales; si fueran objetos reales, serían captados por los sentidos, Aunque esto se argumenta que un bien,
o sea donde está depositado el valor, puede ser captado sensiblemente, pero el valor no.

e) Características de los valores: Si bien es difícil definir los valores, pueden caracterizarse a partir de las
siguientes notas:
-Su dependencia: Los valores no existen por si mismo, necesitan depositario en quien descansar; son como
las cualidades de esos depositarios llamados bienes: la belleza de un cuadro, la elegancia de un vestido, etc.
Estas cualidades no son esenciales para la existencia del objeto. Un cuadro no puede existir sin extensión,
por ejemplo: El valor no es como la extensión o el peso; el valor no agrega ni confiere ser a una cosa, es una
especie de cualidad irreal.
-Polaridad: El valor oscila siempre dentro de una polaridad. Toda polaridad encierra los dos valores limites:
lo bueno- malo (moral); verdadero- falso (ciencia); bello-feo (arte)
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-Jerarquía: Esto significa que los valores se presentan dé acuerdo con una gradación: hay valores superiores
y valores inferiores; es necesario distinguir entre una clasificación y una jerarquía.
-Valores y bienes: Los valores no existen por sí mismo, necesitan apoyarse, plasmarse en realidades
concretas llamados bienes, los bienes son objetos en los que se depositan cualidades valiosas.

3.- ENTORNO A LA DEFINICIÓN DE VALOR:


A manera de conclusión se dirá que la esencia del valor es concebida en forma diversa por los filósofos.
La Axiología entraña una diversidad de corrientes, pero a todas ellas les interesa saber que es el valor,
conocer la naturaleza del valor.
¿Qué es lo bueno? Esta pregunta que formula el problema de la valoración moral conduce a una serie de
tentativas, de soluciones encaminadas a establecer una concepción de lo bueno. Bajo el nombre de teoría
de lo bueno o criterios estimativos se analizaran algunas de estas soluciones. Es necesario hacer notar que
el conjunto de todas estas soluciones y respuestas al problema de la esencia de lo bueno, constituyen la
historia misma de la ética.

1.- Teoría de lo bueno o criterios estimativos. Se denomina teoría de lo bueno o criterios estimativos a las
diversas doctrinas que intentan solucionar el problema de investigar qué es lo bueno; estas doctrinas son,
fundamentalmente las siguientes:
a) Hedonismo: El hedonismo sostiene que el sumo bien, que lo bueno consiste en el placer.
b) Eudemonismo: Este dice que lo bueno se cifra en la felicidad; el hombre persigue de manera innata y
espontánea la felicidad. La felicidad es lo eternamente apetecible a sí mismo.
c) Utilitarismo: Esta sostiene que lo bueno consiste en lo útil. También se considera el utilitarismo como
aquella doctrina que declara que lo moralmente bueno radica en una legítima aspiración hacia el bienestar.
d) Formalismo: Se conoce también como ética formal, la cual es una teoría que no se basa en el mundo de
los hechos (experiencia)
e) Vitalismo: Es la tendencia filosófica que considera la vida como el principio fundamental del cosmos.
También puede decirse que es la doctrina que toma la existencia humana como objeto central de la
filosofía.
f) Perfeccionismo: Se puede señalar como otro criterio estimativo o modo de valorar lo bueno, este se trata
de una doctrina que considera que el fin ético de la vida es la perfección moral.

2.- Problemas de la Obligatoriedad Moral:


Una nota esencial de la moral es su carácter obligatorio, toda norma moral establece obligaciones. El
problema de la obligatoriedad moral consiste, por un lado, en determinar de dónde viene el carácter
obligatorio de las normas morales, y por otro, aclarar que es la obligación moral, cual es la fuente de la que
brota la conciencia del deber, que estamos obligados hacer.
a) Ética Heterónoma: Afirma que la fuerza obligatoria deriva de normas impuestas por una autoridad
exterior.
b) Ética Autónoma: Afirma que la voluntad se determina a sí misma; aquí la conducta se rige por una libre y
propia decisión de la gente moral

-Teorías Deontológicas: Afirman que la bondad o maldad de una opción no depende de las consecuencias
sino de una primacía del concepto del deber.
-Teorías Deontológicas de la Norma: Sostiene que lo que se debe hacer en cada caso depende de una
norma objetiva, universalmente válida.
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-Teoría Deontológicas del Acto: Sostienen que, debido a lo concreto de cada situación, no puede hablarse
de normas generales, por lo que es necesario decidir por propia cuenta ateniéndose a los sentimientos y
convicciones, como debe uno obrar en cada caso.
-Teorías Teleológicas: Según estas teorías, la bondad o maldad de una acción depende únicamente del
efecto o consecuencia que tenga, de ahí que también se les llamen teorías consecuenciales.

3.-PROBLEMA DE LA ESENCIA DEL ACTO MORAL:


Este problema está encaminado a caracterizar el acto moral.
El acto moral, como se verá, entraña todo un procesa en el que se interrelacionan una serie de
elementos y pasos. Podríamos definir el acto moral diciendo que es el proceso mediante el cual un sujeto
moral realiza un comportamiento susceptible de ser valorado bajo un sentido moral.
- Estructura del acto moral: Pueden distinguirse los siguientes elementos que integran el acto moral:
a) Sujeto moral. Es un individuo dotado de conciencia moral.
b) Motivos e intensiones: se puede decir que un mismo acto se puede realizar por diferentes motivos:
buenos o malos, conscientes e inconscientes.
c) Conciencia del fin que se persigue: Se entiende por ello la anticipación ideal del resultado que se
pretenda alcanzar.
d) Decisión: Esta es la capacidad que tiene el sujeto para actuar por si mismo, en concordancia con lo que
cree que es la mejor elección o alternativa.
e) Elección: Esta implica una elección entre varios fines posibles.
f) Medios: Se necesita, además, la conciencia de los medios para realizar el fin escogido, los medios deben
ser tan morales como los fines.
g) Resultado: El empleo de los medios permite alcanzar, al fin, el resultado deseado

4.- PROBLEMAS DE ORIGEN DE LA MORAL:


Ya se ha visto que la ética se encarga de estudiar la moral; al hacerlo, tiene que preguntarse cómo surge
esta; ello nos lleva a tratar el problema del origen de la moral, el cual se podría formular, en términos
generales, dos aspectos:
a) Orígenes de la moral: han aparecido muchas hipótesis para resolver este problema:
- Tesis naturalista: Algunos autores consideran que la moral es semejante a los impulsos instintivos de los
animales, esta teoría, empero, olvidan que la actividad humana se caracteriza por seguir una finalidad
consciente, que está ausente en los animales, que el hombre transforma la naturaleza animal bajo la
influencia de las relaciones sociales.
- Origen Social de la Moral: Frente a la tesis naturalista de la moral, cuyas directrices fundamentales ya se
han mencionado, se encuentra la corriente que sostiene que la moral se origina en la sociedad, a medida
que el hombre abandona el reino animal y comienza a sentirse miembro de la comunidad.
b) Origen de lo bueno y lo malo del hombre: En lo que respecta a la pregunta: ¿Es bueno o malo el hombre
por naturaleza? La historia de la ética registra la siguiente respuesta:
El optimismo ético: sostiene que el hombre es bueno por naturaleza.
- El pesimismo: Contrariamente al optimismo considera que el hombre es malo por naturaleza.
- Meliorismo: Entre el optimismo y el precisismo esta una doctrina intermedia que afirma que el hombre no
es absolutamente bueno ni malo por naturaleza.

5.- PROBLEMAS DE LA RELACION DE LA MORAL.


No basta aprender o conocer los valores morales, es necesario realizarlos, asimilarlos para ponerlos en
práctica.
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Los medios con los que cuenta el individuo para llevar a efecto la moralización reciben el nombre de
bienes morales o agentes moralizadores, y pueden ser los siguientes:

a) La familia: Esta, en un sentido escrito, es la sociedad formada por los padres y los hijos; y en un sentido
amplio, es aquella sociedad formada por todos los parientes, es decir, por aquellos individuos que tienen
un mismo origen biológico conocido.
Esta presenta dos formas fundamentales:
- El matriarcado: Es el sistema social en donde predominan el reconocimiento y la influencia de la mujer.
- El Patriarcado: Encuentra sus raíces en la consolidación de la propiedad y en la subordinación de la mujer
al hombre.

b) El estado: El estado es el derecho, la suma de los imperativos sociales que ordenan coactivamente, el
conjunto de las prescripciones de incondicionada obligatoriedad.

6.- REALIZACIÓN DE LA MORAL.


LA MORALIZACION DEL AMBIENTE:
- Las virtudes Morales: Es necesario conformar la conducta individual con la teoría ética. La ética no es
solamente un estudio puramente académico, sin conexión alguna con la vida cotidiana del hombre. La
teoría ética debe servir de apoyo para la planeación y realización de una vid moral pletórica de valores
éticos.
La justicia puede ser comprendida en dos grandes sectores, a saber:
a) Justicia del bien común: aquí se puede ubicar al ajusticia social y la justicia internacional
b) Justicia particular: dentro de esta puede hablarse de la justicia distributiva.

- Historia de las virtudes: Debemos tener en cuenta que las dimensiones axiológicas o núcleo de valores
básicos son susceptible de cambios y de futuros enriquecimientos merced a la evolución de os pueblos.
- La moral profesional: Dentro de todos los derechos de hombre figura el derecho a la libre elección de una
profesión, gracias a la cual el ciudadano tiene la prerrogativa de ejercer sus facultades y desarrollar su
personalidad coadyuvando, al mismo tiempo, al beneficio social.
- La deontología: Esta es la teoría de los deberes particulares propios de una profesión o situación.
- El concepto de persona: la moralización del hombre debe culminar en una formación valiosa moralmente.

.- TP Nº 1: INVESTIGAR SOBRE: “Principales conceptos de la ética moderna: libertad, responsabilidad,


conciencia, fines y medios”. Presentar en un informe escrito.
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UNIDAD 2
.- Sentido de la “ética aplicada”
La ética aplicada es la parte de la ética que se ocupa de estudiar cuestiones morales concretas y
controversiales. Por ejemplo, algunos objetos de estudio de la ética aplicada son el aborto inducido, la
eutanasia y los derechos de los animales. Algunas de estas cuestiones se agrupan por similitudes y son
estudiadas por subdisciplinas:
 La bioética estudia las controversias morales que son producto de los avances en la biología y la
medicina.
 La deontología profesional se ocupa tanto de buscar justificación para valores morales que
deberían guiar a los profesionales, como de estudiar los valores que de hecho guían a los
profesionales. En el primer sentido la deontología profesional es una disciplina normativa y
filosófica. En el segundo sentido, se trata más bien de una disciplina descriptiva y por lo tanto
científica. La deontología profesional también cuenta con subdisciplinas como la ética médica, la
ética de negocios y la ética de la ingeniería.
 La ética ambiental se ocupa de la relación ética entre los seres humanos y el medio ambiente.
Quizás las dos preguntas fundamentales de esta disciplina sean: ¿qué deberes tienen los seres
humanos hacia el medio ambiente, y por qué? En general, la respuesta a la primera pregunta es
una consecuencia de la respuesta a la segunda. Distintas respuestas o aproximaciones a respuestas
han dado lugar a distintas éticas ambientales.
 Ética militar

¿En qué consiste la ética aplicada?


Entre las tareas de la Ética no solo figura la aclaración de lo que es la moralidad y la
fundamentación de la misma, sino su aplicación de sus descubrimientos a los distintos ámbitos de la vida
social: a la política, la economía, la empresa, la medicina, la ingeniería genética, la ecología, el periodismo,
etc.
En la tarea de fundamentación se descubren varios enfoques o principios éticos:
• El utilitarismo: lograr el mayor placer del mayor número;
• El kantismo: tratar a las personas como fines en sí mismos, y no como simples medios;
• El dialógico: no tomar como correcta una norma si no la deciden todos los afectados por ella, tras un
diálogo celebrada en condiciones de simetría.
Ahora la tarea de aplicación consistirá en averiguar cómo pueden esos principios ayudar a orientar
los distintos tipos de actividad. A esto se le suma que no basta con reflexionar sobre cómo aplicar los
principios éticos a cada ámbito concreto, sino que es preciso tener en cuenta que cada tipo de actividad
tiene sus propias exigencias morales y proporciona sus propios valores específicos. No parece conveniente
hacer una aplicación mecánica de los principios éticos a los distintos campos de acción, sino que es
menester averiguar cuáles son los bienes internos que cada una de esas actividades debe aportar a la
sociedad y que valores y hábitos es preciso incorporar para alcanzarlas. En esta tarea no pueden actuar los
éticos en solitario, sino que tienen que desarrollarla cooperativamente con los expertos de cada campo
(sanitarios, empresarios, periodistas, etc.). La ética aplicada es necesariamente interdisciplinaria.
Un planteamiento ético correcto tiene que aclarar cuál es su método propio, cuál es el marco de los
valores cívicos que ha de tener en cuenta, y cuáles son los valores propios de cada actividad.

.- Conceptos de:
“Ética de la economía”
La ética económica se ocupa de las relaciones éticas que deberían guiar las relaciones económicas
entre los seres humanos y el efecto que tales normas tendrían sobre la economía de nuestras sociedades.
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De hecho gran parte de los economistas que desarrollaron la teoría moderna de la economía partieron de
bases éticas. El ejemplo más cercano es el utilitarismo desarrollado primero como doctrina moral y luego
usado para la teoría del valor neoclásica.

“Ética de los negocios” y “ética empresarial”


La ética de los negocios, o ética empresarial, suele aparecer en la prensa al lado de noticias sobre
escándalos financieros y contables, estafas, catástrofes industriales y ambientales, y abusos protagonizados
por empresas y sus ejecutivos. Se relaciona con daños directos a consumidores, trabajadores, ahorradores,
inversores, gobiernos, al medio ambiente, etcétera.
La ética en los negocios es el comportamiento que una empresa adhiere en su trato diario con el
mundo. Las éticas de una empresa en particular pueden ser muy diversas. No sólo se aplican a cómo la
empresa interactúa con el mundo en general, sino también a su ética moral para el trato uno a uno con el
cliente.
La ética de los negocios es el intento de someter a crítica a estas instituciones omnipresentes,
cuyos propietarios, directivos u órganos de dirección ejercen un inmenso poder de dudosa legitimidad.
Actualmente, la ética de los negocios ha sido aceptada parcialmente entre las ciencias y técnicas de
gestión o dirección de empresas (management). El enfoque basado en la ética personal de los directivos y
sus dilemas morales, dominante en los setenta y ochenta, ha cedido el paso a un enfoque basado en la
organización y sus retos como miembro legítimo de la sociedad. Así, el término “responsabilidad social
empresarial" o "empresaria” sirve de referencia para la reflexión ética sobre qué es una organización con
ánimo de lucro y cómo debe relacionarse con la sociedad. Indirectamente, esta noción puede servir para
proponer qué obligaciones morales corresponden a directivos, empleados, clientes y consumidores,
gobiernos, y los demás actores que forman o se relacionan con las empresas.

.- “Ética ambiental”: Particularidades y problemas específicos


Durante la segunda mitad del siglo XX, el desarrollo tecnológico y las consecuencias que éste
desencadenó llevaron a diferentes pensadores a centrar su reflexión ética en un nuevo tema, del que hasta
ahora no se habían ocupado de un modo específico: la naturaleza. Surge así la ética ambiental, cuyo
crecimiento y expansión es en nuestros días incuestionable. La aparición de nuevos problemas y amenazas
en la naturaleza provocados por la acción del hombre ha terminado convirtiendo a esta rama de la ética en
una de las que más atención acapara, tanto por la actualidad de los problemas que aborda, como por la
urgencia de encontrar soluciones teóricas y prácticas a los retos planteados. Veamos a continuación
algunos de los rasgos característicos de la ética ambiental.
Particularidades de la ética ambiental
Podríamos definir la ética ambiental como la reflexión racional y práctica sobre los problemas
derivados de la relación del hombre con la naturaleza. Partiendo de esta definición, cabe destacar dos
aspectos propios de la ética ambiental:
En primer lugar, se debe subrayar que la ética ambiental implica claramente una redefinición de la ética.
Tradicionalmente, la ética había venido ocupándose de valores y normas propias del ser humano. La
pregunta por la felicidad o por la justicia estaba circunscrita a la acción del hombre, y a su relación con
otros hombres. Pensar que en la naturaleza pueda haber valores morales o plantearse la posibilidad de
establecer normas en la relación entre el hombre y el resto de seres vivos supera claramente los límites
propios de la perspectiva ética tradicional. Piénsese, por ejemplo, en la conocida crítica de Hume: según la
“falacia naturalista”, no podemos dar el salto del ser al deber ser, con lo que también cabría deducir que en
la naturaleza no es posible encontrar normas, ni valores. La ética era un asunto humano claramente
delimitado, y no podía concebirse que hubiera problemas morales derivados de nuestra relación con la
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naturaleza. Por tanto, y esta es una de las notas definitorias de la ética ambiental, el concepto mismo de
ética, su objeto y muchos de sus conceptos tradicionales, deben ser repensados para amoldarse a las
exigencias de los nuevos problemas planteados.
En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, se replantea necesariamente el tipo de relación
del ser humano con otros seres vivos, y con la naturaleza en general. Se redescubre así un nuevo espacio de
calificación moral: los seres vivos, los ecosistemas, la naturaleza. La división tradicional entre el sujeto
moral y el mundo comienza a derribarse, de manera que las acciones y decisiones de los seres humanos
respecto a la naturaleza pueden comenzar a recibir una evaluación moral. Desde la aparición de la ética
ambiental, la reflexión no se puede desarrollar de un modo aislado y conceptual, sino que es necesario
fijarse en las relaciones entre el hombre y su medio. Los conceptos tradicionales de la moral necesitan
adaptarse a las particularidades de la ética ambiental.

.-Problemas específicos de la ética ambiental


Podemos dividir los problemas de los que se ocupa la ética ambiental en 3 categorías básicas:
Problemas internacionales: son aquellos que se plantean en las relaciones entre diferentes naciones. Los
problemas de la ética ambiental nos obligan a transferir, gestionar y distribuir riesgos: las consecuencias de
un comportamiento irresponsable de un solo país, pueden ser fatales para todo el planeta. El estado
nacional, unidad de soberanía en el terreno político, se muestra completamente ineficaz cuando los
problemas son transnacionales, cuando van más allá de las fronteras de un determinado país. Entre estos
problemas estarían, por ejemplo, el efecto invernadero, el calentamiento del planeta, la lluvia ácida, el
agujero de la capa de ozono, la deforestación, accidentes radiactivos… Todos estos problemas nos obligan a
buscar nuevos espacios y órganos políticos desde los que acordar una solución: los países se han quedado
pequeños para solucionar estos problemas y la responsabilidad y eficacia son asunto de todos. Las
dificultades que plantean estas unidades políticas supranacionales son también importantes: ¿dónde radica
su legitimidad? ¿Son realmente equitativas y justas o reflejan las desigualdades existentes en el orden
internacional?
Problemas intergeneracionales: son aquellos en los que los intereses de una generación pueden entrar en
conflicto con los de las próximas, o incluso poner en peligro la existencia de éstas. Parece que todos
tenemos conciencia de que el planeta debe ser legado a las futuras generaciones en las mejores
condiciones. Sin embargo, esto puede ir en detrimento del desarrollo tecnológico y económico de las
generaciones presentes. Es necesario buscar un fundamento para las responsabilidades frente a las
generaciones futuras. Así, Hans Jonas ha formulado el principio de responsabilidad en los siguientes
términos: “Obra de tal manera que no pongas en peligro las condiciones de la continuidad indefinida de la
humanidad en la tierra.” La primera y más grande obligación del hombre es, entonces, que la vida humana
siga siendo posible, lo que evidentemente requiere la existencia de otras formas de vida. El problema es
que esto no puede convertirse en un argumento para impedir el acceso a una vida digna de la mayor
cantidad de seres humanos de la generación presente, con lo que se plantea el reparto de riesgos,
responsabilidades y recursos bajo condiciones de justicia e igualdad.
Problemas interespecíficos: son aquellos que afectan a la relación del hombre con otras especies vivas,
con los individuos de otras especies, y con la biosfera en su conjunto, es decir, con seres vivos no humanos.
Lo que se discute es si estos seres tienen también un valor en sí mismo, o solamente tienen valor en la
medida que aporta algo al ser humano (valor utilitario). Reconocer algún tipo de valor a otras especies nos
trae otras cuestiones: ¿debe otorgarse a todas las especies el mismo valor? ¿O acaso existen grados entre
ellas? Encontrar un criterio de este tipo es lo que en ética ambiental se conoce como el dilema del
antiespecista. El “especismo” consistiría en pensar que una especie (por ejemplo, la humana) tiene más
valor que cualquier otra especie animal. El antiespecista, por el contrario, defiende que ésta es una forma
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de discriminación que no debe permitirse. Sin embargo, si todas las especies tienen el mismo valor, ni
siquiera estaría justificado que los humanos se alimenten de otras especies (las terneras o las sardinas
también tendrían “derecho a la vida”). Por ello, es preciso un criterio gradual, que deberá establecerse en
función de las capacidades o características de cada ser vivo: sistema nervioso, capacidad de aprendizaje,
comportamientos sociales… Si se establece un criterio de este tipo, ¿qué ocurriría con aquellos seres
humanos que, por los motivos que sea, no cuentan con las propiedades que fije ese criterio? Preservar la
igualdad esencial entre los seres humanos y fijar un criterio antiespecista pueden entrar en conflicto. Es
necesaria, por tanto, una teoría del valor de los seres vivos que cumpla estas condiciones: que reconozca
valor objetivo a los seres vivos, que permita una cierta gradualidad, y que no rompa la igualdad entre los
seres humanos.

.-LA ÉTICA EMPRESARIAL EN UN CONTEXTO DE UNA ÉTICA CÍVICA


Vivimos en un mundo en el cual todos compartimos ideales diferentes, en el cual se cumple aquella
máxima antigua de que "todos somos diferentes", y es en ese mundo donde surge una propuesta
de igualdad y justicia social denominada " ética civil".
Todos los estudios demuestran que el ser humano, desde los tiempos remotos, ha buscado su felicidad
y que esa felicidad se ha resumido en algunos parámetros sociales y morales, e incluso religiosos (placer,
ataraxia, imperturbabilidad, Dios), pero más allá de todos esos ideales de felicidad que el hombre se ha
planteado, está el hecho de que compartimos un mundo, y no podemos pasar inadvertidos o con
una actitud despreocupada ante las realidades que atentan contra la vida humana, por tal motivo este
trabajo se enfoca en cómo se complementa la ética empresarial con la ética cívica, ya que las dos buscan el
bienestar de las personas.

I) primera aproximación a una ética cívica


La ética cívica se caracteriza como aquella que “cualquiera sean nuestras creencias últimas, debe
obligarnos a colaborar lealmente en la perfección de los grupos sociales. Sin un consenso tácito entre los
ciudadanos acerca de lo que sea esencialmente esa perfección, la moral cívica no parece posible.

II) el hecho del pluralismo moral


En la historia en cualquier caso, la ética parecía como parte de la religión y como fundamentada
exclusivamente en ella, pero en la reforma de la constitución española de 1978 no sigue el vacío moral, sino
el pluralismo, que solo es posible por una moral cívica, que en realidad ya había ido abriéndose paso. El
pluralismo solo se puede fomentar si existen unos mínimos morales compartidos.

III) el nacimiento de una ética cívica


Las guerras de religión habían sido especialmente crueles en Europa y habían manifestado con
crueldad lo nefasto de la intransigencia de quienes son incapaces de admitir que alguien piense de manera
distinta, impidiendo así a toda costa el pluralismo.
Precisamente la experiencia del pluralismo nace con la de una ética cívica, porque la ética cívica
consiste en ese mínimo de valores y normas que los miembros de una sociedad comparten sean cuales
sean sus creencias en todos los ámbitos de la vida; mínimo que les lleva a comprender la diversidad
humana y que cada quien puede llevar sus proyectos de felicidad como quiera.

IV) características de la ética cívica


* Ética de mínimos: significa que cada persona tiene su propio ideal de vida buena, dentro del marco de
una concepción del mundo religiosa, agnóstica o atea, y ninguno tiene derecho a imponérsela a otros por la
fuerza, es decir que es una sociedad pluralista donde conviven personas y grupos que se proponen distintas
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ética de máximos, de modo, que ninguno de ellos puede imponer a los demás sus ideales de felicidad, sino
que, los invita a compartirlos atreves del dialogo y el testimonio personal.
* Ética de ciudadanos, no de súbditos: cuando una sociedad se vuelve súbdita de un poder (ya sea
religioso político, etc.) se vuelve menor de edad, es decir una persona dependiente de los ideales de otro,
es decir son personas que carecen de autonomía y determinación. Para poder llegar a una ética cívica hay
que cambiar el concepto de súbdito por ciudadano.
* Ética de la modernidad: el escrito kantiano nos introduce a la mayoría de edad, en virtud de quienes no
quieran seguir siendo súbditos de autoridades de quien no hayan ganado crédito, sino que quieren
convertirse en su propia razón. Es solamente atrévete a pensar para formar una idea autónoma.

V) contenidos mínimos de una ética cívica


* Los valores e libertad, igualdad y solidaridad: con la ética cívica las personas se vuelven ciudadanos
autónomos capaces de tomar decisiones morales adecuadas sin necesidad de recurrir a los proyectos de
autoridades impuestas. Además con la ética cívica los ciudadanos tenemos igualdad que significa lograr
iguales oportunidades de desarrollar sus capacidades, corrigiendo las desigualdades sociales y naturales, y
ausencia de dominación de unos hombres por otros, ya que todos somos igual de autónomos y capacitados
para ser ciudadanos. La ética cívica exige la solidaridad porque es necesaria si es que en realidad se cree
que la meta en común es conseguir que todos los hombres se realicen igualmente en su autonomía.
* Los derechos humanos: también reciben el nombre de derechos morales porque, aunque son la clave
del derecho positivo, no forman parte de él (no son derecho), sino que pertenecen al ámbito de la
moralidad, en el que el cumplimiento de lo que no debe ser no viene castigado con sanciones externas al
sujeto y representadas legalmente.
La libertad promueve los derechos de primera generación, es decir, los civiles y políticos que resultan
indispensables para la idea de ciudadanía; la igualdad origina la segunda generación de derechos que son
aquellos que deberían respetarse y son los derechos económicos, sociales y culturales; la tercera
generación de derechos viene guiada por el valor de la solidaridad ya que se refiere al tipo de derechos que
no puede ser respetado, entre estos se incluye la paz o el derecho a vivir.
* La tolerancia activa: la tolerancia en un sentido activo como una predisposición a respectar proyectos
ajenos que pueden tener un valor, aunque no los compartamos. Para construir un mundo juntos es
necesario de tolerancia activa.
* Un ethos dialógico: El ethos dialógico que se propone como universalizadle coincide con un ethos
democrático, que supone el cultivo de un estilo de vida, unos hábitos y unas virtudes. Vemos pues como la
ética de principios necesita de una serie de actitudes concretas que la posibiliten. Principios y actitudes no
aparecen ya como elementos que se excluyen, sino que se complementan y reclaman.

VI) la ética empresarial en el contexto de una ética cívica


No es posible una ética empresarial sin una ética cívica. La meta de la actividad empresarial es la
satisfacción de necesidades humanas a través de la puesta en marcha de un capital, del que es parte
esencial el capital humano. Por tanto, el bien interno de la actividad empresarial consiste en lograr
satisfacer esas necesidades y, de forma inseparable, en desarrollar al máximo las capacidades de sus
colaboradores, metas ambas que no se pueden alcanzar si no es promocionando los valores de libertad,
igualdad y solidaridad desde el modo especifico en que la empresa puede y debe hacerlo.
Si queremos una sociedad de alta moral, es indispensable que las organizaciones se apresten a
remoralizarlas, a poner en forme sus peculiares actividades, ya que estamos en el tiempo de las
responsabilidades y no solo de las exigencias.
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VII) funciones de una ética cívica
* Criticar por inmoral el comportamiento de personas e instituciones que violan tales mínimos
* Diseñar desde un esfuerzo conjunto las instituciones y organizaciones de nuestra sociedad, como es el
caso de las empresas.

VII) ética, derecho y religión


Son tres tipos de saber práctico, tres formas de orientar la conducta, que se encuentra
estrechamente conectado entre sí, pero no se identifican. La diferencia descansaría en 4 elementos
formales: a) quien es el que promulga el mandato y exige, por tanto, su cumplimiento; b) quienes son los
destinatarios; c) ante quien debe responder el que lo infringe; d) de quien se puede esperar obediencia.
El derecho y las normas morales aunque no se identifican tienen gran semejanza entre si y son
complementarios entre ellos: a) ambos saberes prácticos que intentan orientar la conducta individual; b)
ambos sirven de normas para orientar la acción; c) los dos se ocupan de las normas.
En este sentido se puede decir que lo específico del derecho es que la coacción para cumplir la ley
es externa al individuo y que la transgresión viene acompañada por una sanción también externa. Mientras
que en el caso moral, quien infringe una norma se siente culpable ante su conciencia y la sanción que sufre
es más bien el remordimiento.
Ahora bien, aquí se presenta una seria dificultad para la ética cívica, para la ética de las
instituciones y las profesiones, y muy concretamente para la ética empresarial, porque se trata de un tipo
de éticas que no surgen de cada uno de los hombres, sino en el caso de la ética cívica, es la ética que nos
obliga como ciudadanos , en el caso de la ética de las profesiones, es la propia de cada actividad
profesional, y por eso los distintos cuerpos profesionales elaboran códigos de normas o bien
recomendaciones que se espera sean seguidos por todos los profesionales.
Concluyendo, la ética cívica busca la convivencia entre los seres humanos en una sociedad
moralmente pluralista, mediante la definición de unos mínimos éticos, que permitan el desarrollo de las
individualidades y de los proyectos colectivos, mediante el dialogo, la responsabilidad, la solidaridad, el
respeto, el reconocimiento de la igualdad y de la diferencia entre los seres humanos.
A partir de lo que busca la ética cívica, la ética empresarial la debe que complementar, ya que
primeramente el fin de la empresa sobre todos sus fines lucrativos, está el de satisfacer las necesidades de
una sociedad, es decir que primeramente esta la sociedad ante las demás cosas.

.- La justicia como equidad


Justicia como equidad (o como imparcialidad) es la frase usada por el filósofo John Rawls para
referirse a su teoría de la justicia y corresponde también al título de un ensayo sobre el tema escrito en
1958.1 Justicia como equidad consiste en dos principios: Primero, cada persona debe tener un derecho
igual al esquema más extenso de libertades básicas iguales compatible con un esquema similar de
libertades para otros. Segundo, "Las desigualdades sociales y económicas deben de resolverse de modo tal
que: 1. resulten en el mayor beneficio de los miembros menos aventajados de la sociedad (el principio de la
diferencia) y; 2. Los cargos y puestos deben de estar abiertos para todos bajo condiciones de igualdad de
oportunidades (justa igualdad de oportunidades)."
El primero de los dos principios es conocido como el principio de la libertad, mientras que el
segundo, reflejando la idea que la inequidad es sólo justificada si permite la ventaja de los más
desposeídos, es llamado el principio de la diferencia.
Rawls explica que los dos principios deberían ser escogidos por las partes representantes en la
posición original — un experimento mental en el que las partes escogerán los principios de justicia de la
estructura básica de la sociedad detrás de un velo de la ignorancia — despojando a los representantes de la
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información sobre las características particulares (como la salud y las habilidades naturales) de las partes a
quienes ellos representan. La justicia como equidad es desarrollada por Rawls en su clásico libro, Teoría de
la justicia.

PARTE PRIMERA. IDEAS FUNDAMENTALES


La justicia como imparcialidad es una concepción política de la justicia diseñada para la estructura
básica de la sociedad. Hay dos ideas fundamentales en la reformulación que hace J. Rawls de su teoría de
justicia como imparcialidad:
• La idea de la posición original. Rawls parte de la idea organizadora de la sociedad como un
sistema justo de personas libres e iguales. Los términos justos de cooperación han de venir dados por un
acuerdo imparcial de los que participan en esta sociedad, a partir del supuesto del pluralismo razonable (en
una sociedad en las que los ciudadanos profesan diferentes credos y concepciones de la vida, los
ciudadanos no pueden convenir en ninguna autoridad moral, como una institución religiosa o una tradición,
ni en un orden moral de valores dictados por el derecho natural).
Este acuerdo debe darse bajo condiciones de imparcialidad que concuerden con el punto de vista
de la justicia política y que no estén condicionadas por los rasgos característicos de las instituciones de
trasfondo de la estructura básica. La idea de justicia como imparcialidad pretende extender la idea de
acuerdo justo a la propia estructura básica.
La posición original es un modelo hipotético de representación en el que no se permite a las partes
conocer las posiciones sociales, las doctrinas comprehensivas, la raza, el grupo étnico, el sexo ni otras
dotaciones innatas (como el vigor o la inteligencia), de las personas a las que representan. Este “velo de
ignorancia” en la posición original, establece el punto de vista desde el que puede alcanzarse un acuerdo
justo entre personas libres e iguales que quede al margen de los rasgos y circunstancias particulares de la
estructura básica existente y no quede distorsionado por ellos.
• La idea de las personas libres e iguales. La justicia como imparcialidad concibe a los ciudadanos
como personas que participan en la cooperación social, plenamente capaces de hacerlo. Para ello poseen
dos facultades morales: la de poseer un sentido de la justicia y la de poseer una concepción propia del bien.
La base de la igualdad de las personas es poseer el grado mínimo de facultades morales que les
permiten participar plenamente en la vida cooperativa de la sociedad. La igualdad de los ciudadanos se
modela en la posición original mediante la igualdad de sus representantes.
Los ciudadanos son personas libres en dos sentidos:
- Son libres para poseer, revisar y cambiar su propia concepción del bien. Su identidad pública o
legal no se ve afectada por los cambios que con el tiempo pueda sufrir su concepción determinada del bien
(por ejemplo, al abandonar o convertirse a otra religión).
- Son libres en el sentido de que se entienden a si mismos con derecho a presentar exigencias a sus
instituciones con ánimo de promover sus concepciones del bien.
Hay cinco ideas fundamentales estrechamente relacionadas entre si cuando se exponen en el
siguiente orden:
- Arrancamos de la idea organizadora de sociedad como sistema equitativo de cooperación
- si aclaramos y precisamos que es lo que resulta cuando esta idea se realiza plenamente llegamos a
la idea de sociedad bien ordenada
- si nos preguntamos a que se aplica llegamos a la idea de estructura básica.
- si nos preguntamos cómo se determinan los términos equitativos de la cooperación, decimos que
por las partes en la posición original
- si nos preguntamos cómo deben ser las personas que participan en la cooperación, llegamos a la
idea de ciudadanos libres e iguales.
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PARTE SEGUNDA. LOS PRINCIPIOS DE LA JUSTICIA.


Rawls plantea tres cuestiones básicas a partir de las cuales formula dos principios de justicia,
partiendo de su concepción de la sociedad como un sistema de cooperación entre ciudadanos libres e
iguales:
• ¿Qué principios le son más propios?
• ¿Mediante qué principios se legitiman las diferencias de clase?
• ¿En virtud de qué valores pueden legítimamente los ciudadanos ejercer el poder unos sobre
otros?
Los dos principios de justicia son:
• Cada persona tiene el mismo derecho a un esquema plenamente adecuado de libertades básicas
iguales que sea compatible con un esquema similar de libertades para todos.
Las libertades básicas iguales quedan determinadas por la siguiente lista: libertad de pensamiento y
libertad de conciencia; libertades políticas; derechos y libertades determinados por la integridad física de la
persona y los derechos y libertades amparados por el imperio de la ley.
• Las desigualdades económicas y sociales tienen que satisfacer dos condiciones: en primer lugar,
tienen que darse en condiciones de igualdad equitativa de oportunidades. En segundo lugar, las
desigualdades deben redundar en un beneficio de los miembros menos aventajados de la sociedad (el
principio de diferencia).
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UNIDAD 3
.- El principio de utilidad o principio de máxima felicidad
La relación directa entre “mayor placer” y mayor “felicidad” se conoce como el principio de utilidad
o principio de la máxima felicidad posible. Este principio según Bentham, no solo es válido para el individuo,
sino también para la comunidad: Nuestro deber es buscar la máxima felicidad para mayor número de
personas. De aquí deriva la idea tan extendida de que la única finalidad del estado seria proporcionar
bienestar material a los ciudadanos.
Las acciones son buenos en la medida en que aumentan el placer o disminuya el dolor; las acciones
son malas en la medida en que disminuye el placer aumenta el dolor. El principio de máxima felicidad viene
a decir que es mejor la acción que logra más placer durante más tiempo mayor número de personas. El
alcoholismo de un padre de familia no sería la mejor acción, pues el no puede estar gozando todo el día del
alcohol, y hace sufrir a su familia luego las acciones que conducen al alcoholismo no son las mejores
acciones posibles, no son acciones útiles.
Para Bentham, placer, felicidad y utilidad se identifican. “La utilidad es cualquier propiedad de
cualquier objeto por la cual este tiende a producir provecho, ventaja o placer, bien o felicidad, o evitar que
se produzca daño, dolor, mal o infelicidad”.

.- Límites al principio de utilidad


Desde un punto de vista de la política, el principio de utilidad (egoísmo) se ha interpretado de dos
maneras distintas. Una de ellas descansa en la creencia en una identidad natural de intereses, y la otra en la
creencia en una identidad natural, que depositaba una gran confianza en el orden natural y la armonía. El
creía que los egoísmos individuales de la naturaleza humana se armonizan espontáneamente en una
economía libre; en consecuencia, su prescripción básica promovía esencialmente una política de laissez
faire1. Bentham, sin embargo, tomó un rumbo diferente. Aun admitiendo que los individuos son sobre todo
egoístas, Bentham negaba cualquier armonía natural de los egoísmos. El delito, por ejemplo, brinda un caso
de comportamiento egoísta que viola el interés público. El mismo hecho de la existencia del delito
constituía para Bentham la prueba suficiente de que la armonía natural no existe. Por tanto, el principio
central de la filosofía de Bentham era que el interés de cada individuo debe identificarse con el interés
general, y que la tarea del legislador consistía en producir esta identificación a través de la mediación
directa. Así, Bentham adopto en primer lugar el principio de utilidad en forma de un marco de identidad
artificial de intereses. Su doctrina fue conocida como utilitarismo.
A primera vista, la doctrina de Bentham muestra un parecido con la antigua filosofía griega del
hedonismo, que también sostenía que el deber moral se satisface en el disfrute de los intereses que buscan
el placer. Pero el hedonismo prescribe acciones individuales sin referencia a la felicidad general. El
utilitarismo añadió al hedonismo la doctrina ética de que la conducta humana tenía que ser dirigida hacia la
maximización de la felicidad del mayor número de gente.
Según Bentham, el interés general de la comunidad se mide por la suma de los intereses
individuales en la comunidad. El planteamiento utilitarista era democrático e igualitario. No importaba que
uno fuera un pobre o que fuera el rey: cada uno de los intereses individuales tenía que tener el mismo peso
en la medición del bienestar general. Así, si algo añade más al placer de un campesino de lo que quita a la
felicidad de un aristócrata, es deseable desde el punto de vista utilitarista. Asimismo, si una acción

1
La frase laissez faire, laissez passer es una expresión francesa que significa «dejad hacer, dejad pasar», refiriéndose a
una completa libertad en la economía: libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado
laboral, y mínima intervención de los gobiernos. Fue usada por primera vez por Jean-Claude Marie Vicent de Gournay,
fisiócrata del siglo XVIII, contra el intervencionismo del gobierno en la economía.
De forma completa, la frase es: Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même; «Dejad hacer, dejad pasar, el
mundo va solo».
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gubernamental de cierto tipo aumenta la felicidad de la comunidad más de lo que disminuye la felicidad de
algún sector de la misma, la intervención, por lo mismo queda justificada.

EL CÁLCULO DE LA FELICIDAD
El intento de Bentham para medir el bienestar económico en sentido científico tomo la forma de cálculo de
la felicidad, o suma del placer y del dolor colectivo. Ya en 1780, en su Introduction to the Principles of
Morals and Legislation, Bentham describía las circunstancias en las que tenían que medirse los valores del
placer y del dolor. Para la comunidad, se componían de los siete factores siguientes:

1. La intensidad del placer y del dolor.


2. Su duración.
3. Su certeza o incertidumbre.
4. Su proximidad o lejanía.
5. su fecundidad, o la posibilidad de que las primeras sensaciones fuesen seguidas de otras de la misma
clase (es decir, placer seguido de más placer, o dolor seguido de más dolor).
6. Su pureza, o la posibilidad de que las primeras sensaciones no fuesen seguidas de otras de la clase
opuesta (por ejemplo, el parto tiene un bajo índice de pureza, porque representa una mezcla de dolor y de
placer)
7. Su extensión, esto es, él número de gente afectada.

CALCULOS DEL BIENESTAR


Bentham también explicó detalladamente el mecanismo por medio del cual debían efectuarse los cálculos
de bienestar. Entonces, para hacer un cálculo exacto de la tendencia general de cualquier acto que afecten
los intereses de la comunidad, exhorta a proceder como sigue:

1. Del valor de cada placer identificable que parezca producido por él en primer lugar.
2. Del valor de cada dolor que parezca producido por él en primer lugar.
3. Del valor de cada placer que parezca producido por él después de la primera sensación. Esto constituye
la fecundidad del primer placer y la impureza del primer dolor.
4. Del valor de cada dolor que parezca producido por él después de la primera sensación. Esto constituye la
fecundidad del primer dolor y la impureza del primer placer.
5. Súmense todos los valores de todos los placeres por una parte y los de todos los dolores por otra. El
saldo, si es favorable al placer nos dará la tendencia buena del acto en conjunto, con respecto a los
intereses de ese individuo; si es favorable al dolor dará la tendencia mala del acto en conjunto.
6. Realícese un cálculo del número de personas cuyos intereses parecen estar implicados, y repítase el
proceso anterior con respecto a cada uno. Súmense los números que expresan los grados de la tendencia
buena en relación con el conjunto: hágase de nuevo con respecto a cada individuo, en relación con el cual
la tendencia sea mala en su conjunto. Hágase balance que si es favorable al placer, dará la tendencia buena
general del acto, y si es favorable al dolor dará la tendencia mala general con respecto a la misma
comunidad.

EVALUACIÓN DEL UTILITARISMO


Hay varias dificultades analíticas y prácticas en la teoría de la medición del bienestar de Bentham,
algunas de las cuales reconoció, ignorando otras. Uno de los muchos problemas a los que Bentham tuvo
que enfrentarse era el de las comparaciones interpersonales de utilidad. La felicidad de un hombre, para
parafrasear un viejo tópico, puede ser veneno para otro hombre. El hecho de que diferentes individuos
tengan gustos diferentes, rentas diferentes, objetivos y ambiciones diferentes, etc., hace que las
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comparaciones de utilidad ganada o perdida entre individuos sean ilegitimas, en relación con cualquier
criterio objetivo. Bentham admitía esta dificultad, pero consideraba que había que realizar tales
comparaciones, o la reforma social sería imposible. Por lo tanto, su teoría del bienestar tiene un contenido
subjetivo.
Otro problema de la teoría del bienestar se refiere a la ponderación, si es que existe alguna, de los
placeres cualitativos. ¿Debían recibir los placeres de la mente, por ejemplo, más o menos énfasis que los
placeres del cuerpo? Bentham fue incapaz de resolver esta cuestión, aunque era consciente de la dificultad.
Como tantos economistas posteriores, recurrió al dinero como la mejor medida disponible de la utilidad,
aunque las medidas monetarias no registran siempre los cambios cualitativos de un modo inequívoco.
Un defecto de la teoría del bienestar del que aparentemente no tuvo conciencia, se refiere a la
dificultad lógica que los economistas llaman falacia de composición. Esta falacia afirma que si algo es cierto
en relación con una parte, también lo es en relación con el todo. Con referencia a Bentham, hay una falacia
lógica en la afirmación de que el interés colectivo es la suma de los intereses de los individuos. Aunque la
afirmación pueda ser cierta en muchos casos, no lo es necesariamente en todos.

.- Responsabilidad Social de la Empresa (RSE)


a) Un poco de historia
Desde su surgimiento, la especie humana ha transformado el medio ambiente para lograr la
satisfacción de sus necesidades. Aunque los primeros Homo Sapiens vivieron en relativa armonía con el
entorno, debido al paulatino desarrollo socio económico de la civilizaciones humanas, a la actividad
agrícola, ganadera, al control y uso del fuego en un inicio; a la Revolución Industrial, al descubrimiento, uso
y explotación de los combustibles fósiles y la explotación intensiva de los recursos minerales de la Tierra,
así como a la revolución científico – tecnológica posteriormente; se ha incrementado considerablemente la
capacidad de impacto de los seres humanos sobre el medio ambiente, disminuyendo ostensiblemente y de
manera acelerada la calidad de éste, y su capacidad para sustentar la vida, lo cual ha provocado la actual
crisis ambiental.
Esta crisis ambiental se manifiesta en la existencia y agravamiento de diversos problemas
ambientales que afectan el planeta a nivel global; entre los que se encuentran, el calentamiento global de
la atmósfera, el agotamiento de la capa de ozono, la contaminación del agua, el aire y los suelos, el
agotamiento de la cubierta forestal, la degradación del suelo, y la pérdida de especies, en el ámbito natural;
así como la acentuación de las inequidades y contradicciones entre diversos grupos humanos, el
menosprecio de múltiples identidades culturales, religiosas y étnicas de minorías, el incremento del
desempleo, de la exclusión y marginalidad social, la discriminación por concepto de género o raza, la
pobreza, el analfabetismo, así como las dificultades en la alimentación, la educación y la salud pública, en el
ámbito social.
A partir de la década del ´60, se aprecia un proceso de concienciación acerca de esta problemática,
que paulatinamente ha incorporado a científicos, académicos, políticos, organizaciones, empresas,
gobiernos, la sociedad civil, comunidades, etnias, culturas y diversos grupos sociales; que de una manera o
otra declaran la urgente necesidad de movilizar la actuación humana en función de lograr la solución estos
problemas ambientales. Como resultado de este debate ambiental, y del cuestionamiento de modelos de
desarrollo imperantes que se orientan predominantemente hacia el crecimiento económico, industrial y
tecnológico, y que implican altos costos sociales, económicos, culturales y ambientales vinculados al
consumo y manejo irracional e indiscriminado de los recursos del medio; surge como alternativa la teoría
del desarrollo sostenible o sustentable.
Este concepto adquirió verdadera relevancia en 1987, en Nuestro Futuro Común, Informe de la
Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, conocido también como informe de la Comisión
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Brundtland, en la cual se definió el Desarrollo Sostenible como "aquel que satisface las necesidades de la
generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas
propias".
El desarrollo sostenible no es una concepción del todo novedosa. En la historia de la humanidad,
numerosas culturas y civilizaciones han reconocido la necesidad de establecer estilos de vida y de
relaciones armónicas entre la sociedad, la economía y la naturaleza. En la actualidad este proyecto se
articula en el marco de la globalización y del vertiginoso avance industrial, tecnológico e informativo,
enfatizando la necesidad de lograr en este contexto la justicia, la satisfacción de las necesidades de todos
los seres humanos, la equidad en el acceso a los recursos, y a las oportunidades de desarrollo y el
incremento de la calidad de vida, sin usar los recursos naturales más allá de las capacidades del medio
ambiente. En sentido general, "…este paradigma supone el logro de una armonía entre las diversas aristas
que incluyen el desarrollo humano, tales como la economía, la sociedad, la naturaleza, la cultura y la
tecnología, donde la dimensión ambiental atraviese este proceso" (Alea, 2005).
El proceso de construcción y fundamentación teórica de este modelo propuesto en consenso a
todas las culturas y sociedades contemporáneas, con la intención de constituir un nuevo paradigma de
desarrollo para la humanidad; ha sido muy polémico y controvertido, pero independientemente de las
discrepancias entre las diferentes tendencias, estas coinciden, según (Muñoz, 2003), en su orientación
hacia el logro de un crecimiento con eficiencia económica, que no deteriore ni utilice de manera irracional
los recursos naturales, que garantice el progreso y la justicia y equidad social, que respete y estimule la
diversidad y riqueza de las identidades culturales, así como el precepto de la eficiencia ecológica de los
sistemas biofísicos.
Para abordar la complejidad del reto del proyecto de desarrollo que incluya al medio ambiente en
su más amplia acepción, resulta imprescindible modificar modos tradicionales de pensamiento y
afrontamiento de los problemas y conflictos de la realidad. El nuevo estilo de pensamiento debe
caracterizarse por el establecimiento de una concepción sistémica y holística del conocimiento que conlleve
a la consideración del ambiente como totalidad dinámica en permanente cambio, que contemple y analice
las relaciones dialécticas entre los elementos causales y explicativos de los diversos fenómenos de la
realidad y los diversos subsistemas que la conforman.
Adoptando entonces, una perspectiva sistémica del ambiente en sus dimensiones natural, social y
económica, resulta indudable que apremia la incorporación de argumentos ecológicos y sociales a la
planificación económica del desarrollo. Es decir, "enfrentar probablemente el más complejo reto que los
negocios han enfrentado, que consiste en organizarse de manera armónica con los sistemas naturales y
sociales, y asegurar prosperidad a corto y a largo plazo". (Dixon, 2003).

b) La Responsabilidad Social Empresarial


Por todos estos argumentos, es evidente que la sociedad actual demanda que las organizaciones y
compañías, reconozcan su capacidad de ocasionar serios impactos negativos sobre el medio, en sus
dimensiones social, natural y económica; por lo cual deben ser totalmente responsables en la gestión de la
actividad empresarial. "Los entornos naturales sanos que tienen capacidad de renovarse, y los recursos
humanos mejor educados, sanos, y motivados, son la base que asegura la continuidad de la producción y el
éxito de la empresa moderna". (Correa, 2004).
La responsabilidad en este sentido, no reclama sólo la ética individual de las personas que
componen las empresas, sino que ven en la organización en sí misma un ente con responsabilidad propia
económica, social y medioambiental a la que debe exigírsele comportamientos acordes con dicha
responsabilidad.
"Desde una perspectiva puramente macroeconómica, la gestión con criterios de responsabilidad
social empresarial contribuye sin duda al desarrollo sostenible y equilibrado del planeta. Si lo que
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perseguimos es generar riqueza de forma sostenible sin agotar los recursos naturales y minimizando la
huella medioambiental de nuestra generación, pensando en las generaciones venideras, está claro que
todos tenemos que mejorar los procesos para que así sea". (González, 2004).

c) ¿Qué significa responsabilidad social empresarial?


La idea de "la responsabilidad social empresarial", desde finales de los años noventa, comenzó a ser
asumida por numerosos actores del contexto político y económico mundial, incluidos instituciones
financieras, empresas, organizaciones, agencias de desarrollo, escuelas de negocio, inversores y algunos
gobiernos. Aunque este concepto es relativamente novedoso, según (Melling y Jensen, 2002), citados por
(Bull, 2004); sus raíces se identifican en diversas concepciones acerca de la gestión empresarial que existen
en los archivos de los Estados Unidos entre los años 1950 y 1960, donde la responsabilidad social era
considerada una obligación moral y responsabilidad personal del empresario.
A partir de ese momento, han ido apareciendo en el contexto internacional diversas experiencias e
iniciativas que promueven el establecimiento e implementación de nuevos códigos y normas, orientados al
logro de un comportamiento empresarial ético y respetuoso con la sociedad y el medioambiente, que
contribuya por tanto, al desarrollo sostenible. "La mayoría de estas recomendaciones, pretenden animar al
desarrollo de políticas y estrategias empresariales que incorporen estos criterios argumentando su
necesidad desde diferentes puntos de vista: morales, económicos y sociales". Bull (2004).
La responsabilidad social empresarial es un concepto que implica la necesidad y obligación de las
empresas e instituciones que desarrollan algún tipo de actividad económica, de mantener una conducta
respetuosa de la legalidad, la ética, la moral y el medio ambiente. Es el compromiso de la empresa en la
contribución al desarrollo sostenible; lo cual implica la adopción de una nueva ética en su actuación en
relación a la naturaleza y la sociedad, un motivo de solidaridad, el sentido de responsabilidad por salvar las
condiciones que sustentan la vida en el planeta, el tributo la calidad de vida de los grupos de interés (o
stakeholders), sus familias y la comunidad.
Las empresas por tanto, no solo desempeñan una función económica, sino además una función
social y ambiental, que se valora en diversos aspectos tales como la calidad de vida laboral, el respeto y
protección a los recursos ambientales, el beneficio a la comunidad, la comercialización y marketing
responsables y la ética empresarial.
"Bajo este concepto de administración y management se engloban un conjunto de prácticas y
sistemas de gestión empresariales voluntarios que, con el objetivo último de la sostenibilidad, persiguen la
atención de las demandas de los colectivos con los que se relaciona, (grupos de interés -o stakeholders),
generando un nuevo equilibrio entre sus dimensiones económica, social y ambiental. Además, dentro del
concepto de RSC caben también las prácticas relacionadas con el buen gobierno de las compañías, como es
el compromiso de transparencia que adquieren las empresas con la sociedad y que hacen efectivo a través
de la rendición de cuentas en forma, normalmente, de informes o memorias anuales verificables por
organismos externos" (Wikipedia. Enciclopedia Libre, 2003).
Por otra parte, (Vives, 2004), afirma que la responsabilidad social empresarial, consiste en
"…prácticas de la corporación que, como parte de la estrategia corporativa, en complementariedad y apoyo
de las más importantes actividades empresariales, busca evitar daño y promover el bienestar de
"stakeholders" (clientes, proveedores, empleados, fuentes financieras, la comunidad, el gobierno y el
medio ambiente); a través de cumplir con reglas, regulaciones y voluntariamente ir más allá de ellas".
La responsabilidad social empresarial supone por consiguiente, que la empresa se oriente no solo
hacia la maximización de los beneficios económicos, sino también al bienestar social y protección
ambiental. Los indicadores de comportamiento responsable de la empresa, se analizan tanto en cuanto a
las actividades externas como internas; se consideran en este sentido, categorías de elevada relevancia
tales como la calidad de los productos y servicios que se ofertan, la creación de empleos, la capacitación
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ambiental, salud y seguridad laboral, y los programas de promoción a través de los medios, en los cuales no
se debe manipular las emociones, ni distraer al público de las fuentes reales de satisfacción de sus
necesidades.
La responsabilidad social empresarial es probablemente uno de los más complejos retos que la
gestión empresarial ha de enfrentar, el éxito en este caso radica en la habilidad para prosperar, de una
manera responsable, y en trabajar con otros actores sociales y económicos para lograr modificaciones en el
sistema económico.
Teniendo en cuenta que las organizaciones no son solamente centros económicos, productores de
bienes y servicios, sino también agentes socializadores, en los cuales se crean valores, patrones morales y
éticos, se construyen y desarrollan procesos sociales y culturales; resulta imprescindible, en la
implementación de estrategias, experiencias e iniciativas de responsabilidad social empresarial, el
desarrollo y la promoción de una cultura y valores organizacionales coherentes con el modelo de la
sostenibilidad, tales como apertura, participación, trabajo en equipos, colaboración, responsabilidad y
procesos democráticos, solidaridad, compromiso, justicia, contribución, consenso, persistencia, equidad,
sensibilidad, y honestidad.
"Los valores son los creadores de la integridad y la responsabilidad, son los forjadores del
optimismo y la autoestima, y de las definiciones de quiénes somos. Se vuelven manifiestos y vivos
mediante la acción, incluso la acción de la declaración sincera. Un compromiso con la línea de fondo de la
ética, los valores y la integridad, contribuye al desarrollo de poderosas fuerzas relacionales, tales como
comprensión, libertad, igualdad, justicia, imparcialidad, respeto, responsabilidad, moral y cohesión social,
que son superiores en su propio derecho, y cuando no se cumplen, obstruyen la capacidad de alcanzar,
incluso, las líneas de fondo financieras de la empresa. Para las organizaciones, es por tanto esencial,
reconocer que los valores representan un "capital ético" que apalanca la capacidad de crecimiento
financiero al aumentar la unidad interna, moral, coherencia, orgullo, y la honestidad". (Goldsmirth, Cloke;
2002).
La responsabilidad social de la empresa supone, en sentido general, además del logro de los
objetivos económicos; la aportación de beneficios al individuo, a los colaboradores y a la comunidad; el
cumplimiento cabal de los principios éticos, cívicos y la normatividad legal; la capacitación de los
empleados, no solo en asuntos relacionados con su desempeño laboral, sino también en aspectos
relacionados con el mejoramiento personal, familiar y social; el aseguramiento de las condiciones laborales
y de salud de las personas; así como la consideración de las decisiones en función de cuestiones éticas y
ambientales.
Según Gonzales (2005), las acciones que se pueden realizar en una empresa u organización, en los
esfuerzos por desarrollar una verdadera responsabilidad social empresarial y contribuir con ello al
desarrollo sostenible, deben orientarse hacia:
 Tener una política de uso racional de los recursos que evite el derroche, minimiza los problemas de
basura e impacto ambiental por esta causa.
 Participar con la junta de vecinos o la acción comunal en los temas y acciones de interés del sector
o comunidad a la que se pertenece.
 Servir a las entidades educativas, policiales y diferentes grupos comunitarios en la medida que sea
posible.
 El manejo ético de la imagen de los productos en los diferentes medios publicitarios.
 Crear sistemas de aislamiento de la contaminación, del ruido, de la generación de olores que creen
molestia y similares a los vecinos del sector.
 Encargarse de algunas zonas verdes de la comunidad.
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 Apoyar actividades de servicio comunitario del sector, escuelas, parques, deportes y otros, en la
medida de sus capacidades.
 Mejorar procesos productivos no contaminantes.
 Crear sistemas de tratamiento de aguas residuales y de otras formas para la protección del medio
ambiente por la contaminación de chimeneas u otras formas que afectan el suelo, el aire y las aguas.
 Patrocinar, promover e involucrarse directamente en campañas cívicas, sociales, ambientales,
educativas y de beneficio a la comunidad.
 Patrocinar eventos comunales, de organismos cívicos, de voluntariados y similares.
 Invertir en investigaciones sociales, en la capacitación integral de los empleados.
 En procesos de retiro o desvinculación, invertir en la preparación del grupo de personas afectadas,
para que se preparen en un nuevo estilo de vida, ayudando a abrir la visión y enseñando a manejar el
poco capital con que cuentan.

Indudablemente son muchas las acciones que pueden realizar las empresas como parte de sus
estrategias y programas de responsabilidad social empresarial; dirigidas hacia el respeto por los derechos
humanos, la libertad de asociación, el derecho a un sitio de trabajo seguro y sano, la compensación
adecuada, la no discriminación, el respeto a la dignidad de las personas, el apoyo programas de salud
pública y el control de los impactos ambientales.
Permitir la cooperación entre diferentes grupos de interés de la empresa; facilitar la identificación
de soluciones prácticas a los problemas a través de diálogos, proyectos de aprendizaje y de alianzas;
Informar, motivar e incentivar la participación de otras empresas en los programas de responsabilidad
empresarial; capacitar acerca de esta temática; contribuir a la creación de una cultura de responsabilidad
social empresarial; promover el diálogo y el aprendizaje mediante el intercambio de las experiencias
concretas y buenas prácticas de las empresas; son algunos de los elementos centrales que se señalan en el
Pacto Global, que además contiene nueve principios relacionados con los derechos humanos, los
estándares laborales y el medio ambiente; que establecen pautas de comportamiento responsable de la
empresa.

d) Nueve Principios del Pacto Global


Derechos Humanos
1) Las empresas deben apoyar y respetar la protección de los derechos humanos proclamados
internacionalmente.
2) Asegurarse de no convertirse en cómplices de abusos de los derechos humanos.

Estándares Laborales
3) Las empresas deben permitir la libertad y el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación
colectiva.
4) La eliminación de todas las formas de trabajo forzado y obligatorio.
5) La eliminación del trabajo infantil.
6) La eliminación de la discriminación en lo relacionado al empleo y la ocupación.

Medio Ambiente
7) Las empresas deben apoyar el abordaje precautorio de los retos ambientalistas.
8) Llevar a cabo iniciativas para promover mayor responsabilidad ambiental.
9) Promover el desarrollo y difusión de tecnologías amigables al medio ambiente.

e) Ventajas de la responsabilidad social para la empresa


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Además de contribuir a la sociedad, a la conservación y protección de los recursos naturales y al medio
ambiente en general; la responsabilidad social empresarial resulta con frecuencia también favorable para la
empresa en términos económicos; representando una inversión que repercute en beneficios financieros,
produciendo retornos en utilidades a largo y mediano.
La responsabilidad social empresarial favorece la confianza, el sentido de pertenencia de los
empleados, lo cual permite que aumente la disposición hacia el trabajo, que disminuya la rotación de
personal y por consiguiente los costos de reclutamiento; se beneficia la calidad y con ella la satisfacción de
clientes. Además, se mejora la imagen de la empresa, lo que contribuye a mantener la clientela y el acceso
a nuevos mercados; se incrementa el apoyo de la comunidad y de autoridades locales, lo cual facilita el
flujo de procedimientos y la seguridad; se reduce, recicla y reutilizan muchos recursos, permitiéndose así el
ahorro de grandes sumas, la recuperación de inversiones y la optimización de recursos. Todo esto
contribuye a la disminución de los gastos, el aumento de la productividad y el logro de las metas de la
organización.
"En pocas palabras la responsabilidad social produce reducción de costos operativos, mejora la imagen
de la marca en el mercado y logra mayor identidad y sentido de pertenencia de sus colaboradores, lo que
se convierte en el mejor negocio, no con visión cortoplacista, sino también con miras al futuro. La
aplicación de programas de RSE, mejora el desempeño financiero, aumenta la lealtad de los consumidores
e incrementa las ventas, aumenta la productividad y calidad, mejora la capacidad para retener y contratar a
los mejores empleados y favorece el acceso a capitales de las empresas". (Correa, 2004).

f) ¿Cómo contribuir desde el comportamiento empresarial al cambio responsable?


Las organizaciones son sistemas sociales dotados de un conjunto de características, tales como la
interrelación con el ambiente, a través de los insumos de energía y salidas de energía; y la manifestación de
procesos internos de transformación de la energía, información de retorno, diferenciación y coordinación,
equifinalidad y entropía negativa. Cada una de estas propiedades o características constituyen una
condición de cambio o transformación. Por tanto, en la propia particularidad de las empresas y
organizaciones están dadas las condiciones, tanto para la conservación del carácter esencial, como para la
consecución de cambios.
Según (Schein, 1980), citado por (Smith, 2004); existen ciertos requisitos fundamentales a tener en
cuenta para lograr el cambio organizacional:

1. Una motivación fuerte de querer cambiar una situación que se percibe como indeseable o al menos,
mejorarla.
2. La participación de personas claves en la organización, equipo directivo y mandos intermedios. Personas con
capacidad de liderazgo aunque no estén en posiciones de autoridad.
3. La formación de una red de relaciones entre personas que se sientan comprometidas con el proceso iniciado
y movilizan los recursos necesarios en momentos de duda desánimo.
4. Pequeñas experiencia de éxito ya desde el principio para dar confianza de que las cosas van por buen camino.
5. Un marco conceptual científico que avale el proceso de cambio tal como se ha planteado. Dentro de esto
reiterar tres factores:
o Objetivos claros
o Agentes de cambio internos y externos bien adiestrados y compenetrados entre si
o Un plan flexible
6. Un proceso de ejecución con un ritmo debidamente acompasado según la complejidad de la situación.
Demasiada rapidez en una situación muy compleja puede aumentar la confusión y crear desconcierto.
Asimismo, una lentitud excesiva puede sembrar desinterés y apatía.
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Resumiendo, podemos afirmar que para lograr el cambio organizacional en función de lograr un
comportamiento empresarial verdaderamente responsable, debe existir una fuerte motivación para el
cambio, la percepción de la necesidad del cambio, el planteamiento de objetivos claros y precisos en este
sentido, la existencia de liderazgo y agentes de cambio internos y externos, de planes y programas de
acción, así como de mecanismos de control del proceso y sus resultados.

g) Conclusiones
Ahora bien, a pesar de todos los esfuerzos, programas, estrategias, iniciativas y experiencias
concretas que se han implementado de responsabilidad social empresarial; estas no resultan aún
suficientes para lograr la solución de la actual crisis socio-ambiental que enfrenta el planeta. Para alcanzar
el objetivo de una verdadera sostenibilidad del modelo de desarrollo socioeconómico, resulta
imprescindible la actuación desde una perspectiva sistémica, orientada precisamente hacia el cambio
estructural y funcional del actual sistema social, económico y político, que predomina en el planeta.
La actividad económica es a la vez, producto de la civilización humana, y e instrumento de
transformación de la sociedad. Por consiguiente, las empresas y organizaciones son agentes y también
resultado de los procesos de cambio social. Ahora bien, si el resto de los agentes sociales no actúa en la
dirección del cambio, es muy improbable que por si sola la responsabilidad social empresarial logre la
transformación del modelo de desarrollo establecido en la actualidad.
"La sostenibilidad solo puede ser alcanzada mediante la acción coordinada de todos los grupos y
agentes sociales que actúan en el escenario económico, político y social tanto a nivel global, regional como
local; las empresas no pueden hacerlo por sí solas, no obstante, teniendo en cuenta que estas son una
parte importante del problema, también deben serlo de la solución. Para lograr la sostenibilidad, el
liderazgo en los negocios debe alcanzar un nuevo nivel. Un nivel visionario, proactivo, que trabaje
intensamente en función del cambio en el sistema". Dixon (2003).
Otra visión de la RSE dice que la misma pretende buscar la excelencia en el seno de la empresa,
atendiendo con especial atención a las personas y sus condiciones de trabajo, así como a la calidad de sus
procesos productivos.
Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la responsabilidad social de la empresa es el
conjunto de acciones que toman en consideración las empresas para que sus actividades tengan
repercusiones positivas sobre la sociedad y que afirman los principios y valores por los que se rigen, tanto
en sus propios métodos y procesos internos como en su relación con los demás actores. La RSE es una
iniciativa de carácter voluntario.
Para el Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi) la RSE es el compromiso consciente y congruente
de cumplir integralmente con la finalidad de la empresa tanto en lo interno, como en lo externo,
considerando las expectativas de todos sus participantes en lo económico, social o humano y ambiental,
demostrando el respeto por los valores éticos, la gente, las comunidades y el medio ambiente y para la
construcción del bien común.
La gestión responsable de la empresa implica que esta actúe conciliando (punto de equilibrio) entre los
intereses del negocio y las expectativas que de ella tiene la comunidad. Podríamos resumir las principales
responsabilidades éticas de la empresa con los trabajadores y la comunidad:
 Servir a la sociedad con productos útiles y en condiciones justas.
 Crear riqueza de la manera más eficaz posible.
 Respetar los derechos humanos con unas condiciones de trabajo dignas que favorezcan la
seguridad y salud laboral y el desarrollo humano y profesional de los trabajadores.
 Procurar la continuidad de la empresa y, si es posible, lograr un crecimiento razonable.
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 Respetar el medio ambiente evitando en lo posible cualquier tipo de contaminación
minimizando la generación de residuos y racionalizando el uso de los recursos naturales y
energéticos.
 Cumplir con rigor las leyes, reglamentos, normas y costumbres, respetando los legítimos
contratos y compromisos adquiridos.
 Procurar la distribución equitativa de la riqueza generada.

.- Comportamiento ético y bien de la empresa


El tratamiento de este tema está basado en la línea de pensamiento que considera la empresa
como una comunidad de personas que tiene una responsabilidad social, lo que determina que debe
contribuir al bien común. Y, dentro de este contexto, una valoración del hombre profundamente
humanista, de la que se deriva que el hombre es el centro de las relaciones sociales.
Como consecuencia de ello, creemos que la ética debe de estar presente en toda la gestión de la
empresa, pero al mismo tiempo que ética y negocios no son incompatibles.
En esta materia, desarrollar el concepto de ética es un primer paso, y el segundo es definir unos
Códigos de Conducta. Dando por sentado que las empresas deben de actuar con ética, el reflejo de asumir
este principio debe ser la posibilidad de crear unos Códigos de Conducta que recojan aquellas normas que
rigen la actuación de la empresa.
Cuando se habla de Ética, al igual que cuando se habla de otros conceptos, como puede ser la
calidad o la seguridad, es muy frecuente que las empresas declaren “nosotros actuamos de acuerdo con
principios éticos” o “uno de los activos fundamentales de esta empresa es la ética”. La experiencia
demuestra que en muchos casos estas formulaciones son meras declaraciones, y que no se establece una
estrategia adecuada para llevar a cabo lo que hemos dado en llamar la “gestión con ética” o la “gestión de
la ética”. Indudablemente si hay una simple declaración “aquí se asumen principios éticos”, y no se
gestionan como se hace con los demás objetivos de la empresa, lo que se acaba produciendo son
desviaciones éticas en las actuaciones de las empresas.
Para evitar esto, para conseguir esa gestión con ética es para lo que consideramos un instrumento
adecuado los Códigos de Conducta Empresarial.
Un elemento de sospecha que, frecuentemente, cae sobre las empresas que poseen un Código de
Conducta, que ponen de manifiesto ante la sociedad, es la utilización del mismo como un instrumento de
imagen. Sin entrar a debatir este aspecto, lo que nos interesa es la ayuda que suponen para una actuación
ética.
¿Cómo se materializa su utilidad? En primer lugar porque suponen la asunción de un compromiso
por parte de la empresa; organizan el respeto a la ética; informan de los valores que la empresa está
asumiendo, tanto a nivel interno como externo; ayudan a formar a las personas que se incorporan a la
empresa y que tienen que asumir una nueva cultura, lo que siempre es más fácil si está escrita; ayudan a
configurar la conducta de los empleados y tiene un efecto disuasorio sobre desviaciones que se podrían
producir.
Un Código de Conducta no es un conjunto de prohibiciones, aunque lógicamente debe tenerlas,
sino que debe tender a la promoción de valores positivos que deben estar adaptados a la singularidad de la
empresa. Aunque existen valores de carácter universal, no se puede pedir la coincidencia de normas de
actuación entre empresas de diverso ámbito y características dispares. Por otro lado, un Código de
Conducta debe llevar anejas sanciones por su vulneración. De nada serviría dictar normas si su
incumplimiento no es corregido, porque entonces se desprestigiaría el propio Código.
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Otro aspecto positivo de los Códigos de Conducta es que contribuyen a la transparencia de la
empresa, que es uno de los valores fundamentales para el buen funcionamiento de la empresa y para su
actuación ética.
Los Códigos de Conducta generan confianza en la sociedad, y cuando esto se produce, la sociedad
demanda más los servicios de esa empresa, porque piensa que es una empresa más seria. En este sentido
los Códigos pueden resultar un elemento de marketing.
La empresa en nuestra sociedad es una institución importante, y lo que hace la empresa no puede
pasar desapercibido en la sociedad. Cabe pensar que, aparte de la gestión empresarial, se puede conseguir
cierta regeneración ética, cierto incremento de determinados valores. La empresa, como institución social,
tiene una responsabilidad en su entorno, pero, indudablemente, para ser un ejemplo, o una referencia para
la sociedad o para otras instituciones, tiene que hacerlo bien, y en esa línea los Códigos de Conducta
Empresarial son un instrumento útil.
Un buen comportamiento ético redunda en bien de la empresa. En realidad, hay que afirmar que
un buen comportamiento éticamente bueno, trae beneficios a la empresa buena en los dos sentidos de la
palabra.
Sea por esta motivación egoísta de buscar por la vía de la ética el mayor beneficio empresarial, sea
por el convencimiento de los empresarios de que están obligados a cumplir unas normas morales en una
actividad capital en el mundo moderno, lo cierto es que últimamente se viene hablando con toda
naturalidad de la ética de los negocios, de la ética empresarial, como una exigencia indubitada. Son muchas
las empresas que se esfuerzan en confeccionar códigos éticos o pautas de normas éticas de conducta o lo
que hemos denominado “Códigos de Conducta Empresarial”.
Debemos celebrar este movimiento que influirá, sin duda alguna, en la forma de actuación de las
empresas y en la proyección de su actividad y de su influencia en la sociedad en que se desarrollan.
La excelencia de la empresa no se mide hoy sólo por su cifra de negocio o de beneficios. La idea de
excelencia está asimilando un factor más: la contribución a conseguir la realización humana de sus hombres
y a mejorar la calidad integral de vida de los hombres de la comunidad en que se encuentra inmersa.
Los códigos de conducta empresarial han tomado gran relevancia, en un momento en que las
empresas exploran con mayor profundidad su responsabilidad social y el impacto de las acciones que
tienen en los diferentes grupos de interés con quienes se vinculan, ya sean empleados, accionistas,
entidades financieras o bien la comunidad en general.
Un código de conducta es una declaración expresa de las políticas, los valores o los principios en
que se inspira el comportamiento de una empresa en lo que atañe al desarrollo de sus recursos humanos, a
su gestión y a su interacción con los consumidores, clientes, proveedores y las comunidades en las que
desarrolla su actividad, con lo cual se marcan las pautas de comportamiento y relación que se consideran
mínimas para guardar congruencia con los planteamientos socialmente responsables de la organización.
Los códigos de conducta no sólo son un listado de comportamientos aceptables o no aceptables
para la empresa, sino también pautas de conducta íntimamente relacionadas con su marco estratégico y
sus valores, y que, por lo tanto, plantean a todo directivo el reto de alinear constantemente conducta con
estrategia.
El tratamiento de este tema está basado en la línea de pensamiento que considera la empresa
como una comunidad de personas que tiene una responsabilidad social, lo que determina que debe
contribuir al bien común. Y, dentro de este contexto, una valoración del hombre profundamente
humanista, de la que se deriva que el hombre es el centro de las relaciones sociales.
Como consecuencia de ello, creemos que la ética debe de estar presente en toda la gestión de la
empresa, pero al mismo tiempo que ética y negocios no son incompatibles.
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En esta materia, desarrollar el concepto de ética es un primer paso, y el segundo es definir unos
Códigos de Conducta. Dando por sentado que las empresas deben de actuar con ética, el reflejo de asumir
este principio debe ser la posibilidad de crear unos Códigos de Conducta que recojan aquellas normas que
rigen la actuación de la empresa.
Cuando se habla de Ética, al igual que cuando se habla de otros conceptos, como puede ser la
calidad o la seguridad, es muy frecuente que las empresas declaren “nosotros actuamos de acuerdo con
principios éticos” o “uno de los activos fundamentales de esta empresa es la ética”. La experiencia
demuestra que en muchos casos estas formulaciones son meras declaraciones, y que no se establece una
estrategia adecuada para llevar a cabo lo que hemos dado en llamar la “gestión con ética” o la “gestión de
la ética”. Indudablemente si hay una simple declaración “aquí se asumen principios éticos”, y no se
gestionan como se hace con los demás objetivos de la empresa, lo que se acaba produciendo son
desviaciones éticas en las actuaciones de las empresas.
Para evitar esto, para conseguir esa gestión con ética es para lo que consideramos un instrumento
adecuado los Códigos de Conducta Empresarial.
Un elemento de sospecha que, frecuentemente, cae sobre las empresas que poseen un Código de
Conducta, que ponen de manifiesto ante la sociedad, es la utilización del mismo como un instrumento de
imagen. Sin entrar a debatir este aspecto, lo que nos interesa es la ayuda que suponen para una actuación
ética.
¿Cómo se materializa su utilidad? En primer lugar porque suponen la asunción de un compromiso
por parte de la empresa; organizan el respeto a la ética; informan de los valores que la empresa está
asumiendo, tanto a nivel interno como externo; ayudan a formar a las personas que se incorporan a la
empresa y que tienen que asumir una nueva cultura, lo que siempre es más fácil si está escrita; ayudan a
configurar la conducta de los empleados y tiene un efecto disuasorio sobre desviaciones que se podrían
producir.
Un Código de Conducta no es un conjunto de prohibiciones, aunque lógicamente debe tenerlas,
sino que debe tender a la promoción de valores positivos que deben estar adaptados a la singularidad de la
empresa. Aunque existen valores de carácter universal, no se puede pedir la coincidencia de normas de
actuación entre empresas de diverso ámbito y características dispares. Por otro lado, un Código de
Conducta debe llevar anejas sanciones por su vulneración. De nada serviría dictar normas si su
incumplimiento no es corregido, porque entonces se desprestigiaría el propio Código.
Otro aspecto positivo de los Códigos de Conducta es que contribuyen a la transparencia de la
empresa, que es uno de los valores fundamentales para el buen funcionamiento de la empresa y para su
actuación ética.
Los Códigos de Conducta generan confianza en la sociedad, y cuando esto se produce, la sociedad
demanda más los servicios de esa empresa, porque piensa que es una empresa más seria. En este sentido
los Códigos pueden resultar un elemento de marketing.
La empresa en nuestra sociedad es una institución importante, y lo que hace la empresa no puede
pasar desapercibido en la sociedad. Cabe pensar que, aparte de la gestión empresarial, se puede conseguir
cierta regeneración ética, cierto incremento de determinados valores. La empresa, como institución social,
tiene una responsabilidad en su entorno, pero, indudablemente, para ser un ejemplo, o una referencia para
la sociedad o para otras instituciones, tiene que hacerlo bien, y en esa línea los Códigos de Conducta
Empresarial son un instrumento útil.
Un buen comportamiento ético redunda en bien de la empresa. En realidad, hay que afirmar que
un buen comportamiento éticamente bueno, trae beneficios a la empresa buena en los dos sentidos de la
palabra.
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Sea por esta motivación egoísta de buscar por la vía de la ética el mayor beneficio empresarial, sea
por el convencimiento de los empresarios de que están obligados a cumplir unas normas morales en una
actividad capital en el mundo moderno, lo cierto es que últimamente se viene hablando con toda
naturalidad de la ética de los negocios, de la ética empresarial, como una exigencia indubitada. Son muchas
las empresas que se esfuerzan en confeccionar códigos éticos o pautas de normas éticas de conducta o lo
que hemos denominado “Códigos de Conducta Empresarial”.
Debemos celebrar este movimiento que influirá, sin duda alguna, en la forma de actuación de las
empresas y en la proyección de su actividad y de su influencia en la sociedad en que se desarrollan.
La excelencia de la empresa no se mide hoy sólo por su cifra de negocio o de beneficios. La idea de
excelencia está asimilando un factor más: la contribución a conseguir la realización humana de sus hombres
y a mejorar la calidad integral de vida de los hombres de la comunidad en que se encuentra inmersa.
Los códigos de conducta empresarial han tomado gran relevancia, en un momento en que las
empresas exploran con mayor profundidad su responsabilidad social y el impacto de las acciones que
tienen en los diferentes grupos de interés con quienes se vinculan, ya sean empleados, accionistas,
entidades financieras o bien la comunidad en general.
Un código de conducta es una declaración expresa de las políticas, los valores o los principios en
que se inspira el comportamiento de una empresa en lo que atañe al desarrollo de sus recursos humanos, a
su gestión y a su interacción con los consumidores, clientes, proveedores y las comunidades en las que
desarrolla su actividad, con lo cual se marcan las pautas de comportamiento y relación que se consideran
mínimas para guardar congruencia con los planteamientos socialmente responsables de la organización.
Los códigos de conducta no sólo son un listado de comportamientos aceptables o no aceptables
para la empresa, sino también pautas de conducta íntimamente relacionadas con su marco estratégico y
sus valores, y que, por lo tanto, plantean a todo directivo el reto de alinear constantemente conducta con
estrategia.

.- Modelos de gestión
El término modelo proviene del concepto italiano de modello. La palabra puede utilizarse en
distintos ámbitos y con diversos significados. Aplicado al campo de las ciencias sociales, un modelo hace
referencia al arquetipo que, por sus características idóneas, es susceptible de imitación o reproducción.
También al esquema teórico de un sistema o de una realidad compleja.
El concepto de gestión, por su parte, proviene del latín gesĭo y hace referencia a la acción y al
efecto de gestionar o de administrar. Se trata, por lo tanto, de la concreción de diligencias conducentes al
logro de un negocio o de un deseo cualquiera. La noción implica además acciones para gobernar, dirigir,
ordenar, disponer u organizar.
De esta forma, la gestión supone un conjunto de trámites que se llevan a cabo para resolver un
asunto, concretar un proyecto o administrar una empresa u organización.
Por lo tanto, un modelo de gestión es un esquema o marco de referencia para la administración de
una entidad. Los modelos de gestión pueden ser aplicados tanto en las empresas y negocios privados como
en la administración pública.
Esto quiere decir que los gobiernos tienen un modelo de gestión en el que se basan para desarrollar
sus políticas y acciones, y con el cual pretenden alcanzar sus objetivos.
El modelo de gestión que utilizan las organizaciones públicas es diferente al modelo de gestión del
ámbito privado. Mientras el segundo se basa en la obtención de ganancias económicas, el primero pone en
juego otras cuestiones, como el bienestar social de la población.
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Los modelos de gestión más utilizados
Los modelos de gestión empresarial representan una nueva concepción sistemática que sirve como
impulso para la búsqueda de diferentes modelos conceptuales mediante los cuales se pueda desarrollar la
gestión empresarial optimizando en gran medida los resultados de la misma.
Por lo general, y teniendo en cuenta que la mayoría de los modelos de gestión empresarial trabajan con
sistemas informáticos e implementos tecnológicos, el desarrollo de estas herramientas han elevado a un nivel
muchísimo más alto la eficacia con la cual los recursos humanos en una empresa trabajan, posicionándolos en
un lugar fundamental para que la empresa puede lograr concretar cada uno de los objetivos planteados. Los
modelos de gestión son muy diferentes entre sí, pero es importante destacar que todos y cada uno de ellos
poseen niveles de eficiencia que deben aplicarse según el tipo de empresa en la que se practique la gestión
correspondiente.
A continuación, nombraremos algunos de los modelos de gestión más utilizados por la mayoría de las
grandes empresas. En primer lugar podemos nombrar el modelo de gestión de Harper y Lynch, que suele
comenzar a desarrollarse a partir de de un plan estratégico que lleva a cabo una previsión de todas las
necesidades que presenta la gestión de una empresa, en el cual se desarrollan algunas actividades determinadas
tales como el análisis de impuestos, las curvas profesionales, los planes de sucesión, la formación y el clima y
motivación laboral.
Con estos elementos, es probable que se logre una optimización en cuanto a la gestión de recursos
humanos, lo cual necesita de un seguimiento continuo que se verifique en la coincidencia provocada entre los
resultados que se obtienen y las exigencias correspondientes por parte de la empresa gestionada. Una de las
características principales de este modelo de gestión es que el mismo posee un cierto carácter descriptivo ya
que muestra todas aquellas actividades que se encuentren relacionadas con la gestión de recursos humanos con
el fin de lograr un mejoramiento en su desarrollo, pero no en su operación y dinámica. Otro de los modelos de
gestión que podemos presentar es el de Werther y Davis en donde se plantea una supuesta dependencia entre
las actividades que se encuentran relacionadas con los recursos humanos en una empresa, y que suelen ser
agrupadas en cuatro categorías: objetivos sociales, objetivos organizativos, objetivos funcionales y objetivos
personales.
No obstante, este modelo de gestión no posee con una proyección estratégica de los recursos humanos
pero es importante destacar que el papel inicial mediante el cual recibe todos aquellos fundamentos y desafíos
no solo resulta ser positivo si no que también, el mismo incluye al entorno laboral como base de apoyo para que
se pueda llevar a cabo la estabilización del sistema, reflejando de esta forma a la auditoria como un electo de
continuidad en la operación correspondiente a la gestión de recursos humanos. El tercero de los modelos de
gestión utilizados en hoy en día, es el correspondiente a Adalberto Chiavenato.
En este caso de plantea el hecho de que los principales procesos correspondientes a la gestión de una
empresa se focalizan en seis vertientes: la admisión de personas, que se encuentra relacionada directamente
con la selección y posterior contratación de personal eficiente; en la aplicación de dichas personas (para que
puedan ayudar en la compensación laboral, mediante la evaluación y el análisis del desempeño; en el desarrollo
de las actividades que se llevan a cabo incluyendo también el de las personas en sus áreas laborales; en la
retención del personal utilizando en este caso los cursos de capacitación como medio para llevarla a cabo; y en
el monitoreo y control de todas aquellas personas mediante diferentes sistemas de información y bases de datos
informáticos. Es importante tener en cuenta que en este modelo de gestión empresarial, los procesos
mencionados se ven influenciados por las condiciones externas e internas correspondientes a la empresa
gestionada. El último de los modelos de gestión más utilizados es el de Beer y sus colaboradores, en donde se
abarcan todas aquellas actividades que resultan determinantes en la gestión de los recursos humanos, en cuatro
campos diferentes pero que poseen las mismas denominaciones en cuanto a las políticas correspondientes. En
este modelo de gestión se explica detalladamente el hecho de que la participación de cada uno de los
empelados es fundamental para poder llegar al alcance de los objetivos pertenecientes a la empresa.
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UNIDAD 4

.- La ética y la deontología profesional


La ética anida en la conciencia moral de todo ser humano y le sirve de motor, de freno o de
dirección, según los casos, al momento de actuar. Por otra parte, el comportamiento ético, lo que
llamamos rectitud, no es ingrediente ajeno al ejercicio profesional, como la pintura de una casa que es sólo
un aspecto decorativo del cual puede prescindirse. El elemento ético es un componente inseparable de la
actuación profesional, en la que pueden discernirse, al menos, tres elementos:
• Un conocimiento especializado en la materia de que se trata,
• una destreza técnica en su aplicación al problema que se intenta resolver y
• un cauce de la conducta del docente cuyos márgenes no pueden ser desbordados sin faltar a la ética.
La ética profesional está constituida por el conjunto orgánico de derechos y obligaciones morales,
deriva sus finalidades y normas específicas, de la condición básica de persona en armonía con los anexos
que implican exigencias del bien común.
El objetivo de la ética en el terreno de la práctica profesional, es principalmente, la aplicación de las
normas morales, fundadas en la honradez, la cortesía y el honor. La Ética tiene entre otros objetos,
contribuir al fortalecimiento de las estructuras de la conducta moral del individuo.
El hombre como ente social tiene misiones que cumplir para hacerse útil dentro del ámbito donde
se desenvuelve. La formación profesional es un esfuerzo del individuo para el logro de una rango
intelectual, que le permitirá una calificación superior y eficiente, así, ganará el profesional la obligación de
disponerse, en toda ocasión, a devolver en parte siquiera, a la sociedad, algo de lo mucho que a ella debe
reconocerle, justificando lo que no se puede dudar, que el profesionalismo es el orgullo de una sociedad y
el triunfo de su futuro.
El término deontología profesional hace referencia al conjunto de principios y reglas éticas que
regulan y guían una actividad profesional. Estas normas determinan los deberes mínimamente exigibles a
los profesionales en el desempeño de su actividad. Por este motivo, suele ser el propio colectivo
profesional quién determina dichas normas y, a su vez, se encarga de recogerlas por escrito en los códigos
deontológicos. A día de hoy, prácticamente todas las profesiones han desarrollado sus propios códigos y,
en este sentido, puede hablarse de una deontología profesional periodística, de una deontología
profesional médica, deontología profesional de los abogados, etc.
Es importante no confundir deontología profesional con ética profesional. Cabe distinguir que la
ética profesional es la disciplina que estudia los contenidos normativos de un colectivo profesional, es
decir, su objeto de estudio es la deontología profesional, mientras que, tal como se apuntaba al comienzo
del artículo, la deontología profesional es el conjunto de normas vinculantes para un colectivo profesional.
El término deontología procede del griego: to deon (lo conveniente, lo debido) y logía
(conocimiento, estudio…); lo que significa, en términos generales, el estudio o la ciencia de lo debido. El
objeto de estudio de la Deontología son los fundamentos del deber y las normas morales. El concepto de
deontología fue acuñado por Jeremías Bentham en su obra Deontología o ciencia de la moral, donde ofrece
una visión novedosa de esta disciplina. Para Bentham, la deontología se aplica fundamentalmente al
ámbito de la moral; es decir, a aquellas conductas del hombre que no forman parte de las hipótesis
normativas del derecho vigente, aquellas acciones que no están sometidas al control de la legislación
pública. Esto sugiere una de las intenciones de la redacción de los códigos deontológicos: explicitar la
dimensión estrictamente moral de una profesión, aquellos comportamientos exigibles a unos
profesionales, aunque no estén delimitados jurídicamente, o quizá, por ello mismo.
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Objetivos de la deontología
Todo profesional está y debe estar sometido a controles sociales más o menos rigurosos que
permitan exigirle responsabilidades de muy diversa índole en relación con sus actos, de ahí la necesidad de
establecer unos principios éticos. Independientemente de la propia conciencia, que debiera ser quién más
rigiera el cumplimiento de los códigos morales, existe la figura de los colegios profesionales para mantener,
promover y defender la deontología. Éstos vigilan el cumplimiento de determinados niveles de exigencia,
de competencia y de calidad en el desempeño del trabajo de sus colegiados.
El Estado, al convertir a los colegios profesionales en corporaciones a través de mecanismos legales,
propicia el modo de mantener la deontología profesional. Les encarga funciones públicas y les dota de la
potestad de imponer una determinada disciplina a todos los profesionales pertenecientes a este colectivo.
Para que se pueda pedir responsabilidad por actuaciones profesionales se precisan dos requisitos:
la independencia y la libertad. El profesional debe ser independiente en el momento de tomar decisiones y
debe ser enteramente libre de ejecutarlas.
La deontología es de sumo interés para el mundo profesional, y en concreto, para profesiones que
comportan una elevada responsabilidad social (médicos, abogados, docentes, psicólogos, periodistas…).
Esa deontología busca un equilibrio entre un determinado estilo de vida moral (lo que antes
denominábamos êthos o carácter moral) y un alto nivel de profesionalidad técnico-científica. Esta doble
dimensión ha de tratarse con armonía y equilibrio para una mayor dignificación de cualquier actividad
laboral.

Deontología y Ética profesional: diferencias


Estos dos términos suelen usarse como sinónimos, pero no lo son. Es importante destacar las
principales diferencias entre ellos:

Deontología Profesional Ética profesional

Orientada al deber Orientada al bien, a lo bueno

No se encuentra recogida en normas ni en códigos


Recogida en normas y códigos "deontológicos" deontológicos, está relacionada con lo que piensa el
propio individuo (conciencia individual/profesional)

Esas normas y códigos son mínimos y aprobados


No es exigible a los profesionales de un determinado
por los profesionales de un determinado colectivo
colectivo (periodistas, médicos, abogados,...)
profesional (periodistas, médicos, abogados,...)

Se ubica entre la moral y el derecho Parte de la ética aplicada

Una de las diferencias cuando hablamos de "ética" y "deontología" es que la primera hace
directamente referencia a la conciencia personal, mientras que la segunda adopta una función de modelo
de actuación en el área de una colectividad. Por ello, con la concreción y diseño de códigos deontológicos,
además de autorregular una profesión, se invita al seguimiento de un camino muy concreto y a la
formación ética de los profesionales.
La ética de las profesiones se mueve en el nivel intermedio de las éticas específicas o “aplicadas”. El
profesional se juega en el ejercicio de su profesión no sólo ser un buen o mal profesional sino también su
ser ético. No acaba de ser considerada una persona éticamente aceptable quien en todos los ámbitos
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actuase bien y cumpliese con sus deberes menos en el ejercicio de sus responsabilidades profesionales. La
ética general de las profesiones se plantea en términos de principios: el principio de beneficencia, el
principio de autonomía, el principio de justicia y el principio de no maleficencia El deontologismo plantea
los temas éticos en términos de normas y deberes.
Los principios se distinguen de las normas por ser más genéricos que éstas. Los principios ponen
ante los ojos los grandes temas y valores del vivir y del actuar. Las normas aplican los principios a
situaciones más o menos concretas, más o menos genéricas. Las normas suelen hacer referencia a algún
tipo de circunstancia, aunque sea en términos genéricos. Pero también los principios se hacen inteligibles
cuando adquieren concreción normativa y hacen referencia a las situaciones en las que se invocan y se
aplican. En términos generales un principio enuncia un valor o meta valiosa. Las normas, en cambio,
intentando realizar el principio bajo el que se subsumen, dicen cómo debe aplicarse un principio en
determinadas situaciones.
Tanto las normas como los principios son universales aun cuando el ámbito de aplicación de los
principios sea más amplio y general que las normas específicas que caen bajo dicho principio.
Desde la perspectiva de la ética profesional, el primer criterio para juzgar las actuaciones
profesionales será si se logra y cómo se logra realizar esos bienes y proporcionar esos servicios (principio de
beneficencia). Como toda actuación profesional tiene como destinatario a otras personas, tratar a las
personas como tales personas, respetando su dignidad, autonomía y derechos sería el segundo criterio
(principio de autonomía). Las actuaciones profesionales se llevan a cabo en un ámbito social con demandas
múltiples que hay que jerarquizar y recursos más o menos limitados que hay que administrar con criterios
de justicia (principio de justicia). Y, en todo caso, habrá que evitar causar daño, no perjudicar a nadie que
pueda quedar implicado o afectado por una actuación profesional (principio de no maleficencia).

La conciencia profesional
La conciencia humana es individual, pero tiene varias dimensiones: la conciencia reflexiva (porque
es consciente de sí misma) y la conciencia ética, que añade a la conciencia individual la condición de ser,
además, una conciencia responsable. Es decir, que con la primera cada persona se relaciona con las demás,
pero la conciencia ética nos responsabiliza en la forma de trato hacia esas otras personas. Además de estas
dos hay una clase de conciencia más, constituida como un concepto muy importante relacionado con la
deontología profesional: la conciencia profesional.
La conciencia profesional es una dimensión esencial de la conciencia ética, a la que añade la
responsabilidad que cada persona tiene. Se manifiesta en un comportamiento socialmente responsable
acerca de los deberes específicos de una profesión después de haber interiorizado, asumido y
personalizado un código de valores referentes a dicha profesión, para después analizar, aplicar y resolver
problemas específicos de la profesión con la mejor competencia y rectitud posibles y socialmente exigibles.
Se puede hablar de cuatro niveles de la conciencia profesional:
1) La conciencia profesional es intransferible e individual, nadie es responsable por ninguna otra persona.
2) Nivel de los deberes específicos, aprendidos, asumidos y personalizados por socialización ética. Cada
persona tiene que haberse socializado en el código deontológico de su profesión.
3) Nivel de madurez y equilibrio psíquico. Para que la conciencia profesional pueda funcionar hay que gozar
de un grado de madurez mínimo.
4) Aptitud profesional para el ejercicio digno de una profesión.
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La costumbre y la responsabilidad profesional


La costumbre son normas que crean una sociedad y que le dan un hecho jurídico palpable. Tienen
al igual que ocurre con las leyes, consecuencias cuando son violadas. El profesional debe regirse por su
código de ética propio, pero también tiene que tener en cuenta un marco de costumbre.
La gran mayoría de los autores coinciden al señalar que el fundamento de la responsabilidad es la
libertad de la voluntad.
El sentimiento de responsabilidad también se puede ir desarrollando a lo largo de la trayectoria
vital y profesional de una persona.
Una profesión cualquiera debe tener un periodo de aprendizaje, una preparación previa
especializada y casi siempre formal, que se debe completar con una formación permanente que se
completa con el paso del tiempo y la vivencia de distintas situaciones en la vida profesional a las que
enfrentarse.
El periodista, por ejemplo, en virtud de los imperativos éticos que emanan de su profesión, es el
responsable de facilitar al lector la comprensión y el conocimiento de la realidad compleja en la que se
desenvuelve. La veracidad y la evaluación de los posibles efectos que sobre el lector pudiera tener
publicación o la omisión de determinadas informaciones, es fundamental para la consolidación de los
valores democráticos y la creación de una opinión pública responsable.

Donde está la importancia de la Ética Profesional.


El comportamiento ético no es un asunto exclusivo de los profesionales. Concierne, sin duda, a toda
actuación humana; pero compromete con mayor énfasis a quienes han tenido el privilegio de una
formación de nivel superior a costa de toda la sociedad que ha debido contribuir a ella y que espera,
justificadamente, una actuación correcta de quienes han disfrutado de esa preferencia selectiva.
No olvidemos que, sin perjuicio de sus fundamentos religiosos, la ética es un valor cultural, propio
de la sociedad y el tiempo en que se vive. Que la Universidad, principalmente agente receptor, generador y
transmisor de la cultura de un pueblo, ha inculcado o debido inculcar en los estudiantes ese patrimonio
valórico que todos compartimos. Y que, por lo mismo, cada Facultad o Escuela universitaria no sólo debe
enseñar cómo ejercer una profesión, sino como ejercerla bien.
Cabría, en este punto, formular una crítica enérgica a la actitud que se viene imponiendo en nuestras. En
lugar de impartir la formación ética con la jerarquía que ella merece, Ética Profesional o está ausente del
Programa de Estudios o sólo se ofrece como ramo optativo, siendo excepcional que ella constituya un
soporte de la educación sistemática de un profesional.
Es verdad que la formación ética llega a veces por otros cauces; y que la mejor enseñanza moral
proviene del ejemplo del maestro y no del mero discurso. Pero cada profesión afronta problemas
conductuales específicos que difícilmente se podrán resolver correctamente si no se les ha previsto y
analizado en la etapa formativa, por eso mismo existen los Códigos de Ética de cada profesión, sin
perjuicios de los principios y normas de la Ética General.
Por lo que nos preguntamos: -¿con qué grado de confianza se le puede exigir a un profesional, en el
juramento de estilo, cumplir las reglas de su Código deontológico si ni siquiera lo conoce?.
A primera vista pareciera que las actuaciones antiéticas afectan sólo a las víctimas que las sufren.
Desde luego, éstas son las primeras perjudicadas. Pero no son las únicas. Ellas disminuyen la honra y la
autoestima de quienes las cometen; dañan notoriamente el prestigio de la respectiva profesión, cuya
defensa constituye el primer objetivo de los Colegios Profesionales; pero, sobre todo, hiere a la comunidad
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de dos maneras: erosionan la confianza pública que es el cimiento necesario para el ejercicio de toda
profesión y frustran la esperanza de un correcto servicio al que la sociedad tiene derecho por haber
contribuido a formar esos profesionales a costa del sacrificio colectivo.
No debemos olvidar que toda profesión no es sólo un modo de ganarse la vida y realizarse
personalmente. Esta es sólo su dimensión individual. También las profesiones tienen un fin social y éste
consiste en servir adecuadamente cada una de las necesidades que la sociedad debe satisfacer para
posibilitar el bien común. Así, las necesidades de educación, de salud, de justicia, de comunicaciones, de
obras de ingeniería y arquitectura y tantas otras, encuentran cobertura en el correcto ejercicio de las
respectivas profesiones.
De esta manera, las actuaciones contrarias a la ética no sólo dañan a quienes las sufren sino -
principalmente- a la comunidad humana en que acontecen.

Deberes y derechos del profesional


En virtud de su profesión, el sujeto ocupa una situación que le confiere deberes y derechos
especiales, como se verá:

Derechos:
• La Vocación. La elección de la profesión debe ser completamente libre. La vocación debe entenderse
como la disposición que hace al sujeto especialmente apto para una determinada actividad profesional.
Quien elige de acuerdo a su propia vocación tiene garantizada ya la mitad de su éxito en su trabajo. En
cambio, la elección de una carrera profesional sin tomar en cuenta las cualidades y preferencias, sino, por
ejemplo, exclusivamente los gustos de los padres, o los intereses de la familia, fácilmente puede traducirse
en un fracaso que, en el mejor de los casos, consistiría en un cambio de carrera en el primero o segundo
año, con la consiguiente pérdida de tiempo y esfuerzo.
• Finalidad de la Profesión. La finalidad del trabajo profesional es el bien común. La capacitación que se
requiere para ejercer este trabajo, está siempre orientada a un mejor rendimiento dentro de las
actividades especializadas para el beneficio de la sociedad. Sin este horizonte y finalidad, una profesión se
convierte en un medio de lucro o de honor, o simplemente, en el instrumento de la degradación moral del
propio sujeto.
• El beneficio propio. Lo ideal es tomar en cuenta el agrado y utilidad de la profesión; y si no se insiste
tanto en este aspecto, es porque todo el mundo se inclina por naturaleza a la consideración de su provecho
personal, gracias a su profesión. No está de más mencionar el sacrificio que entrañan casi todas las
profesiones: el médico, levantándose a media noche para asistir a un paciente grave; el ingeniero, con
fuertes responsabilidades frente a la obra, etc. La profesión también gracias a esos mismos trabajos, deja,
al final de cuentas, una de las satisfacciones más hondas.
• Capacidad profesional. Un profesional debe ofrecer una preparación especial en triple sentido: capacidad
intelectual, capacidad moral y capacidad física.
La capacidad intelectual consiste en el conjunto de conocimientos que dentro de su profesión, lo
hacen apto para desarrollar trabajos especializados. Estos conocimientos se adquieren básicamente
durante los estudios universitarios, pero se deben actualizar mediante las revistas, conferencias y las
consultas a bibliotecas.
La capacidad moral es el valor del profesional como persona, lo cual da una dignidad, seriedad y
nobleza a su trabajo, digna del aprecio de todo el que encuentra. Abarca no sólo la honestidad en l trato y
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en los negocios, no sólo en el sentido de responsabilidad en el cumplimiento de lo pactado, sino además la
capacidad para abarcar y traspasar su propia esfera profesional en un horizonte mucho más amplio.
La capacidad física se refiere principalmente a la salud y a las cualidades corpóreas, que siempre es
necesario cultivar, como buenos instrumentos de la actividad humana.

Deberes:
Los Deberes Profesionales. Es bueno considerar ciertos deberes típicos en todo profesional. El secreto
profesional es uno de estos, este le dice al profesional que no tiene derecho de divulgar información que le
fue confiada para poder llevar a cabo su labor, esto se hace con el fin de no perjudicar al cliente o para
evitar graves daños a terceros. El profesional también debe propiciar la asociación de los miembros de su
especialidad. La solidaridad es uno de los medios más eficaces para incrementar la calidad del nivel
intelectual y moral de los asociados. En fin al profesional se le exige especialmente actuar de acuerdo con la
moral establecida. Por tanto, debe evitar defender causas injustas, usar sus conocimientos como
instrumento de crimen y del vicio, producir artículos o dar servicios de mala calidad, hacer presupuestos
para su exclusivo beneficio, proporcionar falso informes, etc. Cuando un profesional tiene una conducta
honesta, dentro y fuera del ejercicio de su profesión, le atraerá confianza y prestigio, lo cual no deja de ser
un estímulo que lo impulsará con más certeza en el recto ejercicio de su carrera.
Los deberes son exigencias, imposiciones indeclinables, recaídas sobre la responsabilidad del
individuo, que mientras mejor los cumple, más derecho tiene a la feliz convivencia social.
El deber puede catalogarse en el grupo de las obligaciones morales. Estas son deudas morales de
obligado acatamiento por la fuerza de la razón sana del individuo. El cumplimiento del deber es un rasgo
enaltecedor, relevante de la conducta humana. En el orden privado, habla elocuentemente de la educación
del individuo y de la pureza de sus propias concepciones, en el ámbito público afianza sus relaciones
sociales y le aseguran el éxito, que es aspiración constante del hombre.
Por ende cada profesional tiene la indeclinable obligación de convertirse en medio ejecutor de sus
deberes. Para ello le es ineludible disciplinar sus actuaciones técnicas y científicas, perfeccionar su carácter
y fortalecer su conducta dentro de las normas éticas. Este es el medio más apropiado para organizar una
verdadera actuación profesional.
Entre los principales deberes profesionales podemos mencionar: honradez, honestidad, estudio,
investigación, cortesía, probidad, independencia, discreción, carácter, distribución del tiempo, equidad en
el cobro de honorarios, prestigiar la profesión, cuidar de su cultura, puntualidad, solidaridad, etc.

Responsabilidad del profesional


La responsabilidad debe trazar el rumbo hacia los actos aceptables, a las acciones fecundas, actos
justos y conscientes, reveladores de la buena fe y la capacidad profesional.
Un profesional tiene la obligación de tener orden ético como afianzamiento de su personalidad.
El profesional responsable trata por todos los medios de que sus actos sean aceptables, para no
cargar con una censura justa, ni con el conflicto de una retractación.
El profesional que se hace cargo de determinada tarea o trabajo propio de su carrera, asume
responsabilidad ante quien le hace la encomienda. Debe tratarlo con el cuidado que le impone su dignidad
de profesional, estudiarlo con dedicación, tratarlo con interés técnico y resolverlo conforme a los medios y
conocimientos que su real saber y entender le dictan. Sin embargo, puede darse el caso de que se tenga
dudas respecto al resultado del problema planteado en el asunto, razón suficiente para que, por el mismo
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sentido de responsabilidad profesional, recurra a la consulta y a cualquier fuente orientadora para darle la
adecuada terminación; pues lo censurable sería dar al cliente una respuesta descabellada, sin fundamento
o en forma errada, por falta de diligencia o dedicación al caso.
La responsabilidad profesional se opone a la opinión ligera, vana. Es más, la responsabilidad se
manifiesta en la postura de sinceridad demostrada por el profesional, cuando prefiere rechazar un trabajo
del que no está consciente o con el cual puede poner en juego su prestigio.
La responsabilidad es una distinguida expresión de la personalidad y por eso el profesional que
adviene a la sociedad, tiene la obligación de adoptar una conducta opuesta al charlatanismo.
La idea de la responsabilidad no se limita exclusivamente al aspecto moral, sino que, por su misma
fuerza ética compromete y obliga a la reparación del daño causado por la culpa personal o de quien se
debe responder. Así que la responsabilidad abarca además otras actividades humanas: en las relaciones
internacionales, en derecho público, en derecho penal, y en derecho privado.
El secreto profesional
El secreto profesional es un deber del profesional, este le dice al profesionista que no tiene derecho
de divulgar información que le fue confiada para poder llevar a cabo su labor, esto se hace con el fin de no
perjudicar al cliente o para evitar graves daños a terceros.
El secreto profesional entre los derechos humanos.
«La mejor fuente de información son las personas que han prometido no contárselo a otros.»
Marcel Mart
En una sociedad que demanda información, rebosante de curiosidad y con exceso de morbo, el
reinado de los medios de comunicación ha desencadenado un hecho que debe llamar a todos a la reflexión.
Actualmente, las personas actuamos, de forma muy frecuente, como clasificadores de los derechos
humanos, defendiendo a ultranza unos y despreciando manifiestamente otros. Este hecho se hace más
evidente si se analiza lo que está sucediendo con tres de aquellos: el derecho a la vida, el derecho a la
integridad personal y el derecho a la intimidad.
Estos derechos, que han encontrado su reflejo en nuestro ordenamiento constitucional, reciben un
trato que bien puede calificarse como discriminatorio. Así, existe un consenso general en condenar los
actos que comprometen la vida y la salud de las personas, pero al mismo tiempo, sea con nuestra
curiosidad o con nuestra imprudencia, fomentamos un desprecio manifiesto hacia su derecho a la
intimidad.
Esta situación se ha plasmado, en el ámbito de la medicina, en una actitud laxa y poco rigurosa en
la custodia del secreto profesional, que se encuentra indisolublemente ligado a ella.

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