Está en la página 1de 18

‰6c!Hf!ÁR!

PROVINCIA DE BUENOS AIRES


Tribunal de Casación Penal

A C U E R D O

En la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires,

Sede de la Sala III del Tribunal de Casación Penal, a los

8 días del mes de febrero de dos mil dieciocho, se reúnen

en Acuerdo Ordinario los señores jueces doctores Ricardo

Borinsky y Daniel Carral, con la presidencia del

primero de los nombrados, a fin de dictar sentencia

definitiva en la causa Nº 22841 (Registro de Presidencia

Nº 83765) caratulada “Vizcarra, Débora Ruth y Veck, Juan

Carlos s/ recurso de casación interpuesto por el Agente

Fiscal”, conforme al siguiente orden de votación:

BORINSKY-CARRAL

A N T E C E D E N T E S

El Tribunal en lo Criminal Nº 5 de la Plata

pronunció veredicto absolutorio en relación a Débora Ruth

Vizcarra y Juan Carlos Veck, en orden al delito de

homicidio agravado por el uso de arma de fuego.

Contra dicho pronunciamiento, interpuso recurso de

casación la Agente Fiscal (fs. 112/120vta.), denunciando

arbitraria y absurda valoración de la prueba y violación

del artículo 210 del Código Procesal Penal.


Concedido el recurso (fs. 121/122) se radica en Sala,

con debida noticia a las partes (fs. 141/vta.), y el

Fiscal ante esta instancia (fs. 142/vta.) mantuvo en

todos sus términos el presentado por su par de instancia.

Encontrándose la Sala en condiciones de dictar

sentencia, se tratan y votan las siguientes,

C U E S T I O N E S

Primera: ¿Es admisible el recurso del Agente Fiscal?

Segunda: ¿En caso afirmativo, resulta procedente?

Tercera: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?

V O T A C I O N

A la primera cuestión planteada, el señor juez

doctor Borinsky dijo:

Es doctrina de Sala que la facultad de recurrir la

sentencia condenatoria o absolutoria por el acusador no

quebranta la prohibición de doble valoración.

Si bien conforme la doctrina establecida por la

Corte Suprema de Justicia de la Nación en “Arce” el

derecho al recurso del Ministerio Público Fiscal no es

asimilable al del imputado, la facultad de recurrir la

sentencia por el acusador no quebranta la prohibición

aludida.

Tanto en el derecho procesal europeo continental


como en el nuestro, se concibe al recurso contra la

sentencia de modo bilateral.

Se trata de remedios contra las resoluciones

judiciales consideradas injustas por y para alguno de los

protagonistas del procedimiento, legitimados para

intervenir en él y a quienes la resolución alcanza, bajo

la condición básica de que el pronunciamiento les

provoque un agravio, esto es, decida en contra de sus

intereses expresados en el procedimiento, concediéndoles

algo menos de aquello que pretenden.

Frente a una sentencia emanada de un juicio público,

tanto el acusador como el acusado tienen, en general, la

facultad de impugnarla, cuando ella en su dispositivo

perjudica el interés de quien recurre o de aquél en

nombre de quien se recurre.

Por tanto, la posibilidad de que el acusador impugne

la sentencia de un tribunal no lesiona la prohibición de

la doble persecución, pues dicha facultad encuentra

fundamento en el principio de bilateralidad, en cuya

virtud el Tribunal se encuentra facultado para anular un

pronunciamiento como el dictado en origen, por

quebrantamiento de sus formas esenciales, como es el

caso.

Tampoco puede sostenerse que afecte la garantía del

doble conforme en atención a la casación con reenvío y la


multiplicidad de instancias recursivas.

Por ende, el recurso es admisible (artículos 18 de

la Constitución Nacional y 15 de la Constitución de la

Provincia; 210, 373, 448, 451, 452 inciso 1° del Código

Procesal Penal). ASI LO VOTO.

A la primera cuestión el señor juez doctor Carral

dijo:

Que voto en igual sentido que el doctor Borinsky,

por sus fundamentos. ASI LO VOTO.

A la segunda cuestión el señor juez doctor Borinsky

dijo:

Primero. El Agente Fiscal entendió que se encontraba

acreditado, palabras más palabras menos, que el 25 de

septiembre de 2001, aproximadamente a las 2:00 horas,

Débora Vizcarra pasó a buscar, con su vehículo Chevrolet

Corsa, a Valeria González por su casa, quien se ubicó en

el asiento del acompañante, y se dirigieron hacia calle 2

y 519 de La Plata, para encontrarse con Juan Carlos Veck,

quien ascendió a dicho rodado en la parte trasera, y una

vez que se encontraban los tres en el interior de aquél,

Veck le efectuó a Valeria González un disparo con el arma

de fuego que portaba que impactó en su cráneo y le

provocó la muerte.

Luego, antes de las 7:00 horas, Vizcarra y Veck se


descartaron del cuerpo, montando un escenario con el fin

de simular un suicidio, dejándolo en la vereda de calle 1

entre 518 y 519 de La Plata, junto con el arma utilizada.

Segundo. En primer lugar debo señalar como lo hizo

el tribunal, que sobre los aspectos vinculados a la

escena o lugar donde se halló el cuerpo sin vida de

Valeria González, existe un pronunciamiento judicial del

Tribunal Oral en lo Criminal número 3 Departamental con

alcance de cosa juzgada, del 7 de diciembre de 2009, en

causa caratulada “Giusti, Sergio Gabriel, Fernández,

Rodolfo Hugo e Hinojo, Víctor s/ incumplimiento de los

deberes de funcionario público” que versó sobre las

conductas del personal policial que se hizo presente en

aquél, a las 7:00 horas del 25 de septiembre de 2001, y

que, en lo que interesa aquí, concretamente se expidió

sobre cuestiones referidas a la posición del arma de

fuego encontrada y la modificación de la posición en que

se encontraba el brazo izquierdo de la víctima, siendo

oída la doctora Vilma Elizabeth Álvarez –fs. 4962/4972-.

Tercero. En el control sobre la constitucionalidad

de las pruebas, la fundamentación del veredicto resiste

adecuadamente el agravio introducido por la defensa.

El Tribunal fundó su convicción principalmente en

base a la testifical de la médica Silvina Mariela


Cabrera, Perito Médico Forense de la Asesoría Pericial La

Plata, quien por entonces se desempeñaba como médico

autopsiante de la Policía de la Provincia de Buenos

Aires, y se expidió, con un relato preciso y claro,

prescindiendo de conjeturas que no fueran propias de su

especialidad, sobre el relevamiento del lugar del hecho,

explicando que a las 7:30 horas recibieron un llamado en

la morgue y que arribó al lugar 8:15 horas. Que ya

estaban presentes peritos en fotografía, planimetría y

rastros, y que había entre quince y veinte personas,

algunos uniformados y otros no.

La perito constató que el cuerpo tenía sangre en la

frente y en la campera, en el puño derecho con sangre a

modo de salpicadura o goteo, y en relación al brazo

izquierdo expresó que seguramente estaría por debajo de

la cabeza o mirando hacia el otro lado y en algún momento

fue desplazado por alguien previo a su llegada.

Especificó, que creía recordar que sobre la pared,

sobre los ladrillos, a nivel de la cabeza, había una

mancha de sangre que pudo haber sido producto del pasaje

de la manga.

Señaló que es algo habitual que los lugares no estén

preservados, no sólo por la policía sino también porque

ingresó el Fiscal con gente, con lo cual uno trabaja a


partir del momento que llega.

A preguntas de la Fiscalía sobre si es factible que

una persona que se disparó, haya quedado en la posición

final en que fue encontrada González con el arma de la

forma en que fue hallada, respondió que son dos

cuestiones distintas. El hecho de haber advertido que el

miembro superior fue modificado de su posición, sólo

indica que hubo una modificación parcial o total del

cuerpo anterior al momento de su llegada, y la otra

cuestión versa sobre si es posible que alguien que se

infringe un disparo quede en posición de decúbito ventral

con los miembros como los tenía, aseverando la perito que

es posible.

En cuanto a las conclusiones de autopsia sostuvo que

la víctima tenía por un lado una herida única por

proyectil de arma de fuego en extremidad encefálica con

orificio de entrada fronto temporal derecha y salida

fronto temporal izquierda, además signos en cuero

cabelludo, golpe de mina de Hoffman y signo de Benassi,

que son signos indicadores de que el cañón del arma fue

apoyada en la extremidad encefálica, y que la trayectoria

del proyectil fue de derecha a izquierda, adelante hacia

atrás y levemente de abajo hacia arriba, casi en un mismo

plano.
Por fuera de la herida referida sostuvo que el

cuerpo tenía múltiples contusiones, excoriaciones,

equimosis y hematomas en cara, cuello, tórax, miembros

superiores e inferiores y en los párpados los hematomas

fueron producto de la herida. Indicó asimismo que las

contusiones señaladas sólo se dan en personas con vida,

que no se pueden formar en un muerto, y que las heridas

tenían diferente data, las de las manos tenían data

inferior a las de las rodillas.

Aseveró que había muchas lesiones de defensa en

manos, pero detalló que las contusiones que presentaba en

brazo izquierda, muñeca derecha, muslo derecho y rodilla

derecha tenían data de tres días anteriores al hecho,

entre las que ubicó a las denominadas lesiones de

defensa, entendiendo que se defendió de alguna agresión o

que luchó y utilizó sus manos.

Y respecto de si la caída luego del disparo produjo

alguna excoriación señaló que no necesariamente cuando un

cuerpo se cae desde su propia altura produce una

excoriación, depende de cómo cae, y no necesariamente las

víctimas por proyectil de arma de fuego tienen lesiones

del momento de la caída o relacionadas a la caída, y de

producirse, no serían excoriaciones sino

apergaminamientos, porque cuando una persona se está


muriendo todo ese proceso que se requiere para que se

forme una excoriación no se produce porque no hay

reacción inflamatoria, el sistema inmune no trabaja,

entonces esa zona en vez de formarse una costra queda

libre, se seca y queda como si fuera un pergamino.

En relación al lugar donde se produjo el disparo, la

doctora Cabrera expresó que creía que el disparo había

ocurrido ahí, toda vez que la cantidad de sangre que

había debajo de la extremidad encefálica resulta

compatible con la sangre del orificio de entrada en el

cráneo de ese proyectil, porque no había regueros de

sangre en la vereda, las prendas no tenían signos de

arrastre, por la posición en que estaba el cuerpo.

Resaltando que la cantidad de sangre que había es

compatible con la herida, y que a su entender, si la

herida se hubiera producido en otro lugar y el cuerpo

hubiere sido colocado posteriormente en la vereda, la

cantidad de sangre no hubiera sido la observada, sin

embargo, señaló que no hay manera ni de cuantificar la

cantidad de sangre que sale de una herida ni determinar

el tiempo durante el cual sale.

Los regueros se describen para indicar la posición

del cuerpo, señalando que los que partían del orificio de

entrada tenían una dirección hacia abajo, y dos hacia


adelante, lo que a su entender indican una sola posición,

alguien erguido que cae, y los regueros en rostro tienen

dos posiciones, las de abajo refieren una víctima erguida

y hacia adelante, hacia la comisura labial y nariz

indican una víctima que va cayendo.

Respecto de si se la pudo haber vestido o agregado

alguna prenda después del disparo, indicó que creía que

no, en primer lugar porque si bien estaba en flacidez,

vestir y desvestir un cadáver no es fácil, es un peso

muerto, y para colocarle una campera se necesita moverle

los brazos y el tronco, y por el otro, porque la campera

estaba bien apoyada, González estaba correctamente

vestida, y mover el cuerpo para distintos lados lo hace

sangrar, y los regueros deberían haberse dirigido hacia

otros lugares y manchar las prendas.

Con respecto al disparo remarcó que las

características del golpe de mina de Hoffman y el signo

de Benassi indican un cañón apoyado, y en el 90 % de los

casos es compatible con un disparo autoinfringido.

Por otra parte, la salpicadura o goteo que presenta

en el puño estaría avalando que se trata de un disparo

autoinfringido, por la sola salpicadura que se produce,

resultando lógico pensar que la sangre salió hacia abajo

y salpicó el puño.
Así, la doctora Cabrera tuvo por acreditado con un

grado elevado de probabilidad que el disparo que terminó

con la vida de Valeria González fue realizado en el lugar

donde se encontró el cuerpo, por la cuantía de sangre que

había debajo de la extremidad encefálica, compatible con

la sangre del orificio de entrada en cráneo de ese

proyectil, porque no había regueros de sangre en la

vereda, las prendas no tenían signos de arrastre y por la

posición en que estaba el cuerpo.

Realizada la autopsia concluyó que la víctima tenía

por un lado una herida única por proyectil de arma de

fuego en extremidad encefálica con orificio de entrada

izquierda, trayectoria de derecha a izquierda, de

adelante hacia atrás y levemente de abajo hacia arriba

casi en un mismo plano, presentaba además signos en cuero

cabelludo de golpe de mina de Hoffman y signo de Benassi,

indicadores de arma apoyada en la extremidad encefálica.

Como referí anteriormente, sostuvo que en esos

fenómenos el noventa porciento de los casos son

compatibles con un disparo autoinfringido, cuestión que

interpretó en consonancia con la salpicadura en el puño

de la campera que llevaba la víctima y la trayectoria de

los surcos de sangre en el rostro.

Asimismo, ubicó las lesiones de defensa en el grupo


de contusiones que tenían una data aproximada de tres

días anteriores al hecho, y contextualizadas en el hecho

son las marcas que presentó González el día anterior a su

muerte.

En concordancia, el tribunal valoró los dichos de

Norma Edith Defeis, madre de Valeria González, quien dejó

en claro el vínculo de noviazgo que mantenía su hija con

el coimputado Juan Carlos Veck, y el contexto de

violencia en que se desarrollaba la relación, refiriendo

que la madrugada del 24 de septiembre su hija había

llegado tarde, que la trajo Veck que había tirado tiros,

y que ella ese día no quería ir a trabajar porque volvió

golpeada en los brazos, tenía moretones en sus piernas y

brazos, expresando que Veck siempre fue violento.

En igual sentido, José Orlando González, padre de la

víctima, manifestó que le había explicado que Veck era un

golpeador, y señaló que el 24 de septiembre Valeria no

fue a trabajar porque estaba toda golpeada.

Edith Alejandra Vera de Luca relató que Valeria era

su mejor amiga, el domingo 23 de septiembre tuvieron una

salida con Débora Vizcarra, se encontraron con Juan Veck

y Valeria les pidió que la dejaran sola con éste porque

tenían que hablar como pareja. Y el lunes 24 de

septiembre fue a ver a su amiga a la casa, a pedido de su


madre porque Juan le había pegado, observando que estaba

llena de moretones.

En este orden de ideas el tribunal merituó el

informe pericial realizado por la doctora Irene de

Amezola, incorporado por lectura al debate –fs. 180/181-

del cual surge que del examen microscópico del material

remitido como uñas mano derecha y uñas mano izquierda en

el raspado de las superficies cóncavas ungueales no se

observan estructuras histológicas visibles, es decir

periciadas las uñas de Valeria González no arrojaron

rastros de material biológico, restándole esta pericia

sustento a la hipótesis de defensa minutos antes de su

fallecimiento.

Así, nada permite inferir que la víctima haya sido

ultimada de un disparo dentro de un vehículo, sentada en

el lugar del acompañante y que su cuerpo haya sido

descartado en el lugar donde fue encontrada, habiéndose

montado un escenario con el fin de simular un suicidio,

como sostiene la parte acusadora.

En este sentido, el perito Alfredo Oscar Gardes

debilitó tal conjetura, toda vez que sostuvo que fue

convocado para realizar una pericia planimétrica en el

lugar donde fue hallado el cuerpo sin vida de González, y

establecer la pendiente de la vereda de ladrillos que


había en el lugar.

Explicó que la mancha hemática siguió la pendiente

del suelo, con lo cual el supuesto traslado del cadáver

luego de haber recibido el disparo, no sólo que carece de

sustento probatorio alguno, sino que se contrapone con el

resultado de la pericia. En correspondencia con el curso

de la mancha hemática que siguió el declive del suelo

debe contemplarse que no se encontró en el lugar rastros

de goteos o corrimientos de la sangre proveniente de la

herida provocada por el proyectil que impactó en el

cráneo de la víctima, lo que se corrobora por lo señalado

por la doctora Cabrera, pudiendo ser observado en las

placas fotográficas de fs. 77/78 tomadas por Héctor

Daniel Delle Ville, perito fotógrafo.

El tribunal sumó al plexo valorativo los dichos de

la perito en rastros Claudia Irma Sosa, quien se

desempeñaba como Técnico Superior en Levantamiento de

Rastros en Papiloscopía de la Policía Bonaerense,

señalando que no le pareció que el lugar estuviera bien

resguardado, que no había faja perimetral.

Indicó que cuando llegó el cuerpo de la víctima

estaba sobre la vereda, con la cabeza hacia el paredón,

las piernas casi al cordón de la vereda, los pies en el

cordón o pasándolo en forma oblicua, no recta, boca


abajo, decúbito ventral.

En relación al arma refirió que el arma estaba como

se muestra en las fotografías, y que el arma estaba como

si la hubieran metido entre las piernas y la cola.

Continuó señalando que había relevado tres rastros

papilares, los levantó del cargador del arma y no tenían

valor identificatorio al ojo humano, indicando que se

descartaron, no le podía dar identidad porque no tenían

los puntos suficientes.

Dijo que relevó tejido hemático que intentó sacar de

la pared, indicó que encontró un soporte de un celular

que no se correspondía con el de la víctima, y por último

detalló el levantamiento de una vaina servida.

Con respecto al dermotest que realizó, explicó que

lo hizo con parafina en la morgue, las manos estaban sin

preservar, y dio negativo.

La perito Sosa conjeturó que la muerte de González

no se produjo en el lugar, pues no encontró punto de

apoyo en el cuerpo, las zapatillas que calzaba la víctima

estaban demasiado limpias, no había tanta sangre en la

vereda, manifestando que no le gustó la posición en que

estaba el arma.

Sin embargo, más allá del parecer subjetivo de la


testigo, y si bien levantó la vaina servida del calibre

del arma hallada en el lugar, no pudo relevar rastros

papilares con valor identificatorio, como tampoco obtuvo

del levantamiento por medio de guantes de parafina en las

manos no resguardadas de la víctima, resultado positivo

al estudio de dermotest.

Y en relación a esta última circunstancia, las

perito Cabrera y Sosa, y la perito Balística Silvina

Andrea Soto sostuvieron que el resultado negativo se pudo

deber a la falta de resguardo de las manos como a la

ubicación del arma cuando se provocó el disparo.

Por consiguiente, la testifical de la Perito Sosa no

pudo determinar la intervención de terceros en el

escenario donde se halló el cuerpo y menos aún indicios

claros de que se halla movilizado el cuerpo desde un

lugar distinto del hallazgo.

En relación al arma reglamentaria de la fuerza

policial, pistola marca Astra modelo A-75 identificable

con la numeración Y-2135, secuestrada en el lugar, Mario

Federico Rojas, Silvana Andrea Soto y Roberto Cejas, no

aportaron ningún dato relevante en cómo se pudo producir

el disparo, si bien explicaron con acabado detalle el

mecanismo de funcionamiento del arma, lo cierto es que no

descartaron que el disparo haya sito autoinfringido, como


tampoco la perito Soto sostuvo la imposibilidad de que el

arma haya quedado en la ubicación encontrada.

Así, analizado el plexo probatorio referido,

entiendo no se acreditó con la certeza que un

pronunciamiento de condena requiere, que Vizcarra y Veck

le hayan disparado con el arma de fuego referida a

Valeria González, y en razón del artículo 1 del Código

Procesal Penal, cabe una duda insuperable, y “favor rei”

el recurso interpuesto por la Fiscal no progresa.

Congruo con lo explayado, propongo al Acuerdo el

rechazo del recurso, sin costas (artículos 18 de la

Constitución Nacional; 8.2.h. de la CADH; 171 de la

Constitución Provincial; 1, 210, 373, 374, 448, 451, 452

y 459 del Código Procesal Penal).

En su mérito, a esta cuestión, VOTO POR LA

NEGATIVA.

A la segunda cuestión el señor juez doctor Carral

dijo:

Adhiero, por sus fundamentos, al voto del doctor

Borinsky, y a esta primera cuestión, voto en igual

sentido.

A la tercera cuestión el señor juez doctor Borinsky


dijo:

De conformidad al resultado que arroja el

tratamiento de la cuestión precedente corresponde

rechazar el recurso interpuesto, sin costas (artículos 18

de la Constitución Nacional; 8.2.h. de la CADH; 1, 210,

373, 374, 448, 451, 452, 459, 530 y 532 del Código

Procesal Penal). ASÍ LO VOTO.

A la tercera cuestión el señor juez doctor Carral

dijo:

Adhiero al voto del doctor Borinsky, por sus

fundamentos. ASI LO VOTO.

S E N T E N C I A

Rechazar el recurso interpuesto, sin costas.

Rigen los artículos 18 de la Constitución Nacional;

8.2.h. de la CADH; 1, 210, 373, 374, 448, 451, 452, 459,

530 y 532 del Código Procesal Penal.

Regístrese, notifíquese y oportunamente, remítase a

origen.

FDO. DRES. : BORINSKY-CARRAL. ANTE MI: DRA. ECHENIQUE.

SECRETARIA. REG. 20.

También podría gustarte