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En junio de 1999 sufrió una caída en su lugar de trabajo, que provocó un

traumatismo en rodilla y pérdida momentánea de conciencia, y otra en su domicilio en


octubre de ese mismo año. En ambos accidentes el paciente presentó una puntuación a la
llegada del hospital de 15 puntos en la Escala de Coma de Glasgow. El principal síntoma que
manifestó a raíz del segundo episodio fue el de un cuadro amnésico muy severo y global que
afectaba a su memoria retrógrada, registro de acontecimientos tanto personales como
públicos específicos enmarcados en unos parámetros espacio-temporales concretos; como
conocimientos generales sobre el mundo cuyo registro se mantiene aunque no se recuerde
necesariamente el momento y el lugar donde fueron adquiridos. Destrezas y hábitos se
hallaba también gravemente afectada, siendo el paciente incapaz de realizar actividades
básicas e instrumentales de la vida diaria aseo personal, manejo de dinero, utilización de
transportes públicos y vehículo privado.

Con respecto al resto de las funciones cognitivas superiores, no existían problemas


de orientación, atención, visopercepción/visoconstrucción ni razonamiento. Mostraba una
menor fluidez verbal, no existiendo ningún otro déficit de carácter lingüístico.

Un año y medio después del accidente sigue sin existir mejoría del déficit de
memoria retrógrada, aunque la capacidad de adquirir nuevos conocimientos permanece
intacta, existe consolidación de los nuevos aprendizajes y mantiene la capacidad para
desarrollar tareas.

Cabe destacar la insistencia del paciente en que toda la información que conocía la había
reaprendido después del TCE y que no la recordaba antes de que se la comunicaran. Estos
datos se referían tanto a personas conocidas (incluyendo familiares de primer grado) como
a acontecimientos vitales muy significativos (boda, profesión). En el momento de la
evaluación aún existían pérdidas de información muy importantes sobre acontecimientos
vitales (cambios de residencia, tiempo de permanencia en esos lugares).

Se le pidió que realizase diferentes actividades como: poner una cafetera, conducir un
automóvil, encender el motor, usar los diferentes pedales, cambiar una rueda. Las
respuestas por parte del paciente ante este tipo de actividades fueron de absoluto
desconocimiento, lo cual resulta altamente llamativo teniendo en cuenta que eran tareas
previamente conocidas por el sujeto. Esta información fue contrastada y confirmada en la
entrevista con la familia (esposa).

El primer estudio que se realizó fue el de EEG en junio de 1996, en el cual se apreció la
existencia de una actividad cerebral completamente normal. Debido a la persistencia de los
síntomas se realizó un TAC craneal (imagen 3) en septiembre del mismo año en el cual no
se apreciaba ninguna alteración. También se llevó a cabo un estudio de RMN (imágenes 1 y
2) informado como normal. La última prueba de neuroimagen se realizó en noviembre de
1999 tratándose de un SPECT cerebral de perfusión. Únicamente se apreció perfusión
irregular en ambos hemisferios cerebrales, no siendo indicativo de patología vascular.
Es muy importante descartar la posibilidad de que el paciente esté fingiendo. Si bien siempre
resulta difícil de averiguar, hay algunos factores que se pueden considerar y que en un
momento dado pueden ayudarnos a diferenciar un caso real de una simulación.

- La posibilidad de obtener un beneficio secundario al mantenimiento de la sintomatología


o bien la evitación de algún tipo de responsabilidad legal.

- La falta de consistencia entre el malestar del paciente y los resultados obtenidos en la


neuroimagen.

- La sintomatología clínica no es coherente con las categorías diagnósticas conocidas.

- La opinión del paciente resulta discrepante con la de otros observadores (profesionales,


familiares).

- El funcionamiento intelectual del paciente no coincide con el funcionamiento premórbido.

- Los resultados en pruebas que exploran los mismos procesos y habilidades, y mediante
tareas de una dificultad similar son diferentes.

- Ejecución pobre en tareas fáciles con formato de dificultad aparente.

- La memoria de reconocimiento aparece exageradamente alterada.

- Existe un reducido efecto de primacía o de recencia en las pruebas de evocación libre.

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