Está en la página 1de 2

En el cuento “Barranca Grande”, del escritor Jorge Icaza, es posible realizar un análisis sobre los

roles del gamonalismo y de la religión como formas de poder que cumplen la función del control social.

En primer lugar, en la obra de Jorge Icaza es posible observar el modo en que la religión ejercía
un gran control sobre la sociedad. Esto se ve claramente en la parte en que se describe la misa que tenía
lugar todos los domingos y a la que asistían José Simbaña y Trinidad Callahuazo. Allí, el cura daba un
discurso mediante el cual condenaba todos los crímenes (desde el amancebamiento hasta desobedecer al
patrón o emborracharse) y, al mismo tiempo, describía con fervor el aspecto y la apariencia del infierno
(afirmando que era igual a Barranca Grande). Con este discurso, el cura, cumpliendo así una función
manipuladora, no sólo lograba infundir el miedo y el pánico en los fieles (la mayoría de ellos indios), sino
que también adaptaba la religión a las necesidades de la sociedad gamonalista de ese tiempo. Así, por
ejemplo, el cura rechazaba y condenaba desde su cargo eclesiástico ciertas acciones que sabía que los
indios hacían (poder a través del saber) pero que, sin embargo, no eran consideradas pecados por parte de
la religión cristiana, como es el caso de la desobediencia al patrón o al mayordomo. Esto se refleja en el
siguiente fragmento: “Ante la evocación apocalíptica del sacerdote, la masa de indios y cholos
campesinos que llenaba las tres cuartas partes de la iglesia estremecíase en quejas, ruegos, temblores
irrefrenables (…) Desde el púlpito el señor cura –manos crispadas en santa cólera, ojo retador de
aguilucho– dominaba en esos momentos su obra con verdadera imponencia.” De esta forma, con el fin de
ejercer un claro control social sobre los indios y mantener un status quo, la religión transformaba algunos
accionares en crímenes y pecados, mientras que a la vez recordaba a modo de castigo y amenaza
(mediante una serie de descripciones y comparaciones exageradas) y de manera constante a Barranca
Grande como el lugar que representaba al infierno, adonde descenderían los indios que cometiesen
crímenes. Con este objetivo, el cura decía: “¡Como la Barranca Grande con su aliento de queja y sus
dilatadas fauces rocosas! ¡Así…! ¡Así es el infierno! ¡Así como la Barranca Grande!”.

Al mismo tiempo, esta estructura de poder impuesta por el cristianismo colaboraba y tenía una
relación estrecha con otra estructura de poder, la cual también funcionaba como control de la sociedad
peruana y de sus tierras: el gamonalismo. Este sistema de poder era básicamente una forma de control
sobre la tierra que había tomado las propiedades que pertenecían a los indios y las había transformado en
latifundios que estaba bajo control del gamonal (el latifundista). A su vez, el gamonalismo iba contra
todas las leyes, ya que el gamonal hacía uso del trabajo forzado (servidumbre) a través de los indios. No
obstante, los gamonales eran inmunes a la ley, puesto que se hallaban protegidos y contaban con el apoyo
de estructuras como la eclesiástica. En “Barranca Grande”, el gamonalismo se muestra a partir de la
existencia de un “patrón grande, su mercé”, que no hablaba la lengua indígena, a quien José Simbaña y
Trinidad Callahuazo servían en su hacienda. Además de la relación de servidumbre en la que se
encontraba la pareja de indios, José Simbaña estaba endeudado y le debía plata a su patrón, por lo que
puede verse la relación de poder que ejercían los gamonales sobre los indios mediante el control de sus
tierras y del uso de ellos mismos como mano de obra forzada.

En contraposición al gamonalismo que tiene lugar en la sociedad peruana y que se plasma en el


cuento “Barranca Grande”, durante el incanato la distribución de tierras era principalmente tripartita: una
parte para el Sol, otra para el Rey y la otra para los naturales. A cada inca se le otorgaba un tapu, que era
una porción de tierra donde se podía sembrar maíz, y bajo ningún punto de vista existía la propiedad
privada, por lo que no se podía ni vender ni comprar ni arrendar. Estas tierras se dividían siempre
teniendo en cuenta que los naturales tuvieran bastante lugar donde sembrar, para así evitar que alguna vez
les faltase comida.
Puntos clave a analizar en “Agua”:

- Inca Garcilaso de la Vega:


- paralelismo entre la repartición de agua (“Agua”) y la repartición de tierras (Inca Garcilaso
de la Vega).
- injusta repartición de agua, lo cual no se corresponde con la repartición justa de tierras
característica del imperio incaico. Incas repartían aguas no según capacidad económica, sino
según la necesidad de los cultivos.
- Mariátegui:
- gamonalismo, figura de Don Braulio como gamonal.
- Foucault:
- falta de alianza dentro de la estructura social (entre sanjuanes y tinkis), lo que provocó que
fracasara la rebelión.
- relación de poder entre Don Braulio (dominio y control del agua y su repartición) y los
naturales (son la resistencia).

En “Agua”, cuento escrito por José María Arguedas, es posible analizar el papel que cumple el
agua a través de una comparación con el régimen de tierras del imperio Inca y el gamonalismo peruano
que tuvo lugar posteriormente. A su vez, también se puede analizar la relación de poder existente entre los
principales de San Juan (sobre todo Don Braulio) y los naturales (Pantaleoncha, sanjuanes y tinkis).

También podría gustarte