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Poemas - Cruz Salmeron Acosta PDF
Poemas - Cruz Salmeron Acosta PDF
POEMAS
Poemas
© Cruz Salmerón Acosta
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elperroylaranaediciones@gmail.com
Poemas
Hoy, hasta la esperanza la he perdido; Cuando leas los versos de esta triste poesía
suspiro más por amoroso nido, sabrás tú quién he sido y por qué todavía
que por la gloria vana y el renombre, otra vez a tu encuentro no he podido volver.
pues muy bien sé que de las penas crueles Pero acaso no creas que aún tu ausencia lamento,
alivian más el corazón del hombre ni que mientras te escribo, la emoción que yo siento
las rosas del amor, que los laureles. está haciendo la pluma de mi mano caer.
Quiero cantar a tanta poesía Salobre como el agua que empapó mis pupilas,
que habla a los ojos, y a la mente encanta, ancho e ilimitado como el dolor sin fin,
pero la alondra de la musa mía ese mar de mi golfo me dio mil fantasías
aun sin querer, solloza cuando canta. y mi alma de niño cabalgó en un delfín.
Nací del mar en infeliz ribera, Con su oleaje irisado rezumando armonía,
y esta aflicción que mi alma desespera con sus buques fantasmas en las noches de luna,
cuando empiezo a rimar lo que he vivido, con sus celestes luces en el alba dormida,
me enseñó a resignarme de mi gran desventura.
me hace pensar, por el sufrir inquieto,
que acaso llevo en mi interior secreto Y una tarde bendita en mi nido de rocas
el paisaje del suelo en que he nacido. oí una voz dulcísima que me llamaba, Cruz;
yo corrí hacia la playa y contemplé en las olas
rozando las espumas al divino Jesús.
II
Se va volviendo todo claro el día
con el sol que en la cumbre centellea,
y en la paz de la inmensa serranía
el incensario de una rosa humea.
. Infeliz Olvido aparece, en el manuscrito dictado por el autor, con el título origi-
nal de Ausencia.
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Su balandra que arriba a mi ribera, Cuando vieron mis ojos tu silueta querida
lirios de espuma sobre el mar deshoja, acercarse a la puerta de mi eterna clausura,
y luce al sol la tricolor bandera me creí que volvía para mí la ventura
cual una llama gualda, azul y roja. que perdí en los mejores abriles de mi vida.
Soy feliz cuando me habla la viajera Emoción inefable, dicha nunca sentida,
a pesar del pesar que me acongoja, me causó la presencia de tu regia hermosura,
y del llanto que ayer vertí en su espera y tu sana alegría derramó su dulzura
y del que hoy aún mis ojos moja. en la inmensa amargura de mi alma dolida.
¡más, me alivié al notar que ella, tan mía, Y profundo sollozo se me escapa del pecho,
era al fin la mujer que recibía porque en vano deseo levantarme del lecho
la última caricia de mis manos! en que ha tiempo me angustio, para irme contigo.
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Veinte años hace ya que una doncella Vierte entre las florestas silenciosas
que apenas trece abriles contaría, un resplandor, su aparición de estrella,
prometióme que siempre sería mía y acariciando va todas las cosas
y me reí de la promesa y de ella. su mirada que la hace ser más bella.
Ya se secó la mata que abrió un día No, no era amor lo que ella me tenía;
la dalia que en el pecho te pusiste era tal vez piedad, lástima era,
la tarde aquella, en que creer me hiciste porque mi oculta pena comprendía
que yo amor inspiraba todavía. y ella se compadece de cualquiera.
Gustaste del Edén, frutas y flores Quiero que cuando ese astro azul destella
y si el dolor ahogaste en los placeres pienses en mí, siquiera con el triste
también sentiste en el placer dolores, amor con que se piensa, mujer bella,
pero cantando tus dolores, mueres. en un amado ser que ya no existe.
Ya no hay quien por tu tierno sentimiento Anhelo hacer de ese lucero el cirio
se apropie de mi moral marchitamiento, que arda en la obscuridad de mi martirio
¡Oh corazón, que siempre eres mi lira! hasta que el resto de mi vida acabe;
Te fuiste ayer de mi nativo suelo ¡Se me murió mi amor! Tan sólo, dijo,
para otro suelo que se me hizo arcano, el nombre de la amada indiferente.
y sufro todavía un desconsuelo, Yo le puse en el pecho un crucifijo,
desesperado de esperarte en vano. cerré sus ojos y besé su frente.
Antes, todos los años, Primavera, Los dos ojos azules que yo había perdido
engalanabas mi jardín con flores, los hallé al fin en otra linda faz de mujer;
cuando la juventud para mi era pero apenas mirarlos un momento he podido,
un hada que me hartaba de favores. pues lo mismo que antes los he vuelto a perder.
Como ahora no tengo quien me quiera Esos ojos celestes para siempre se han ido
y ya están mustios todos mis amores, como todas mis bellas ilusiones de ayer,
ya no visitas mi jardín siquiera pues no hará la fortuna que tan mal me ha querido
como ayer en mis épocas mejores. que yo alcance la dicha de volverlos a ver.
Último abril de mis floridos años, De sufrir por su ausencia hoy estoy más enfermo;
vivido entre crueles desengaños, pero yo me consuelo cuando pienso en mi yermo,
cuando en la senda del Edén anduve. que después que esos ojos se apartaronde aquí,
Haz que florezca hasta el rosal más pobre desde el mar dirigieron una dulce mirada
para depositar sus rosas sobre a la lámpara sola de mi sola morada,
la tumba del postrer amor que tuve. se pusieron muy tristes y lloraron por mí.
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Miróme ayer una mujer hermosa Quisiera que me amase esta doncella
y su presencia me causó tortura, que me visita con piedad cristiana,
vi la herida más honda y dolorosa como un tiempo me amó la dama aquella
que he sufrido en mi vida de amargura. que ya no alienta mi esperanza vana.
Me ha entristecido tanto como aquella
mortal tortura que sufrí al hallarme Que fuera yo, para esta niña bella,
ayer tan repulsivo ante la bella el ser que sueña su alma sobrehumana,
que a mi retiro vino a visitarme. y en cambio, para mí, que fuera ella
una novia, una amiga y una hermana.
Todo ese día estuve arrepintiéndome
de la hermosura aquella, y prometiéndome Antes le hubiera hablado de mi anhelo;
por siempre de sus ojos esconderme. hoy, aunque el limpio azul del cielo
de su mirada en mi ventana radie,
Y hoy tengo el corazón más dolorido
de vivir vanamente deseando a callar mi cariño me resigno,
sufrir de nuevo la mortal tortura, porque pienso, Señor, que no soy digno
de ser visto otra vez por la hermosura ni de su amor, ni del amor de nadie.
que con mirarme ayer me dejó herido
y con no mirarme hoy, me está matando.
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Nunca te he visto, mas te pienso y siento La hora en que fue mío tu cariño
que llego a ti bajo la dulce tarde a cada instante con pesar la evoco
y te hallo hermosa cual la estrella que arde fue en el velorio de aquel pobre niño
ahora en el vistoso firmamento. que como nuestro amor duró tan poco.
Dejo, pues que otros canten tu hermosura, Aquella noche en que jugamos tanto
y que mi verso, estrella de la obscura a los pies de un humilde crucifijo,
noche de mi vivir en mi alma irradie, una madre infeliz vertía llanto
por la partida eterna de su hijo.
hasta que al fin se muera como esas
perlas que mueren en la concha presas Noches para otras ánimas de duelo
¡sin haberse dejado ver de nadie! y para nuestras almas de alegría
cuando tu mano al darme tu pañuelo,
otro pañuelo iba entre las mías.
EN EL BAÑO BIENVENIDA
Una alegre mañana de músicas y aromas Para el alto poeta Andrés Eloy Blanco
una bella princesa se bañaba en el río
y entre la corriente que ahogaba un murmurío Un pobre poeta, que casi no existe,
su albo seno saltaba con temblor de paloma. de los que han quedado, como ayer dijiste,
aquí con sus llagas, que no olvida Dios,
Perfumaban el agua las olorosas pomas perfumadas siempre de flor de poesía
de sus frescas mejillas. Jugo de uva en rocío un tierno e ingenuo saludo te envía
vestían sus pestañas, tremulando de frío, que por ser tan triste parece un adiós.
mientras el sol volvía las sombras polícromas.
Desde mi sombrío y eterno retiro,
Brillaban sobre el agua las manos de la ninfa esta tarde, el buque donde viajas, miro,
y a su breve caricia se quebraba la linfa y sufro mirándote ante mí pasar,
que hecha flores de espuma corría por su enagua. pues quiero y no logro dar unas palmadas
con mis dolorosas manos mutiladas
Mas cuando su cabeza se hundía entre las ondas, que ya ni la pluma pueden empuñar.
semejaban los hilos de sus guedejas blondas
culebrillas de fuego que incendiaban el agua. No sé por qué, viendo tu buque, he pensado
en el barco donde me vine abrumado
de la misma pena que debe sufrir
el que para siempre se ha despedido
de todas las cosas que más ha querido
con una infinita ansia de morir.
Mientras que sus versos mi musa te canta Poeta: eterna será tu memoria.
la queja que a veces sube a mi garganta Más grandes laureles reserva la gloria
con una sonrisa logro contener; para coronarte. Vé de ellos en pos,
y el corazón mío palpita tan duro, mientras yo me quedo aquí con el alma
que a mí me da miedo, porque me figuro ya sin ilusiones y una sola palma
que dentro del pecho se me va a romper. la que da a los mártires la mano de Dios.
Tal vez sus versos líricos mejores Él, que calles alegres recorría
los ensayaba en medio de la orgía; a mi lado, en mis días de ventura,
mas, yo no sé qué hiel de sinsabores vino también a hacerme compañía
vertió en el llanto de su poesía. en la tan prolongada y tan sombría
calle de mi amargura.
Su vida de poeta vagabundo
que lástima inspiróle a todo el mundo, Largas horas pasó junto a mi puerta
se fue agotando tras de azul quimera. echado sobre el suelo
en perenne desvelo
Quién sabe si por burla del destino y hasta al más leve ruido, siempre alerta.
lo sorprendió la muerte en el divino
sueño mejor de su embriaguez postrera. Otras veces, después de vana espera
el perro se dormía
como si por instinto comprendiera
que ninguno vendría
a consolar mi vida prisionera.
Llega Jesús y junto al mar murmura Jesús de Nazareth cena una santa
Jairo, y dice: “Señor, mi hija adorada tarde en Betania en donde ha tiempo habita
está expirando, pon tu mano pura Lázaro, sirve Marta la hemanita
sobre su cuerpo y me será salvada. mayor, y en el hogar la dicha canta.
Jesús halla la niña ya sin vida, Después, para limpiar con la melena
mas dice: “No está muerta, está dormida”, los pies de Dios, María inclina el busto,
y al tocar con sus manos a la muerta, en la tierra posadas las rodillas,
Otro tiempo en el mundo tu alba imagen alcanza, Mas, cien veces, contigo me he abrazado
por los campos floridos a anunciar el Señor, junto a una tumba, entre otras mil perdida,
y más tarde tu vuelo en el céfiro avanza y con gran reverencia te he llevado
conduciendo azucenas en misivas de amor. en mi nombre, en mi sangre y en mi vida.
Hoy, odioso destino te han confiado en la tierra, ¿Qué importa que después, cuando yo muera
pues con vuelo sonoro los mensajes de guerra, y acompañes mi tumba, nadie quiera
entre nubes de humo, sólo sueles portar; regarnos rosas ni piadoso lloro?
mas yo sueño, ave tierna de las alas sedosas, Los abrojos que nazcan en mi fosa
que en el pico le llevas a mi amada las rosas han de ofrecernos — oblación piadosa —
que a sus plantas mis manos no le pueden llevar. su siempre triste floración de oro.
58 Cruz Salmerón Acosta Poemas 59
Hoy está emocionada el alma mía Baja la tarde al campo. Los rumores
porque ha vuelto cantando a mi morada con que me arrulla la Naturaleza
el bello pajarillo que mi amada me infunden una lírica tristeza
ayer cerca de mí cantar oía. y despiertan en mí puros amores.
Con tu canción mientras el sol destella: Que pienso mientras sueña mi alma inquieta,
enséñame a cantar como tú cantas, que los mejores versos del poeta
para seguir cantado junto a ella. son los que escribe con su propio llanto.
60 Cruz Salmerón Acosta Poemas 61
Componen la sociedad
de tahures, no se alarmen:
Eulogio, Andrés, Pedro Carmen,
los tres menores de edad
que entrando en la pubertad,
62 Cruz Salmerón Acosta Poemas 63
De mis andanzas / 5
Rosas y laureles / 6
Evocación avileña / 7
Infortunio / 8
Martirio eterno / 9
Desolación espiritual / 10
Revelación / 11
Música de la jaula / 12
Cielo y mar / 14
Perspectiva / 15
Azul / 17
Mirándonos / 18
Como el rayo de sol / 19
En tu día de abril / 20
La siega de tus cabellos / 21
Lo que era mi poesía / 22
Infeliz olvido / 23
Poema de la espera de la muerte / 24
Caricia postrera / 26
Suplicio / 27í
Veinte años / 28
Advenimiento / 29
Mi nueva pena / 30
Piedad / 31
Primavera extinta / 32
Corazón otoñal / 33
Corazón invicto / 34
Estrella piadosa / 35
Amor sin esperanza / 36
Amor infortunado / 37
Último abril / 38
Los ojos perdidos / 39 Poemas
de Cruz Salmerón Acosta
Mirada fatal / 40 se imprimió en la Imprenta de Caracas
Ambición frustrada / 41 adscrita al Sistema Nacional de Imprentas
de la Fundación Editorial El perro y la rana
La canción recóndita y a la Red Nacional de Escritores
En tacarigua durante el mes de julio de 2009