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“Derecho Constitucional I”

TEMA 7: LA CONSTITUCIÓN COMO FUENTE DEL DERECHO

En nuestro ordenamiento jurídico piramidal, la cúspide está ocupada por la Constitución


que es, por un lado, norma jurídica suprema y, por otro, norma de norma. Esto último quiere
decir que la Constitución es la que establece como se produce el derecho o, en otras palabras,
como se desarrolla el resto del ordenamiento jurídico. La Constitución como norma suprema
(ley) surge gracias a la revolución americana (1176) y francesa (1789), suponiendo ésta el
cambio de una monarquía absolutista al liberalismo. Por tanto, podemos afirmar que la
Constitución surge como mecanismo para limitar el poder y además, para reconocer ciertos
derechos fundamentales. Sin embargo, durante este cambio la idea de Constitución era más
una idea política que una norma, basándose teorías políticas como el liberalismo en el
constitucionalismo para limitar el poder. Fue en EEUU donde se impone, por primera vez, la
Constitución como norma suprema. En Europa, el proceso fue mucho más largo.

Para cumplir con el objetivo de limitar el poder, la Constitución declara, en primer lugar,
la existencia de unos derechos de los ciudadanos y, por otra parte, controla y regula las
relaciones entre los distintos poderes, surgiendo así la división de poderes. Según estos dos
aspectos, las Constituciones han tenido históricamente tres partes: un preámbulo y una parte
diferencial, donde se distingue una parte dogmática, donde se detallan los derechos
fundamentales y otra orgánica, que regula las relaciones entre los distintos poderes del Estado.
Además, la mayoría consta de una última parte donde se regula la forma de revisión de esa
Constitución.

Para analizar las características debemos saber primero las distintas clasificaciones de las
Constituciones. Así, distinguimos:
 Por la fuente: hay Constituciones históricas, que proceden de prácticas o costumbres y
teóricas o revolucionarias, que proceden de un cambio del orden establecido. Estas revoluciones
producen un cambio de régimen político y jurídico (Estado totalitario democrático)
 Por la forma: hay Constituciones escritas, cuando estas codificadas o compiladas y no
escritas, como la británica.
 Por su origen (quien las crea): hay Constituciones otorgadas, concedidas por el rey en
virtud un acto, siendo expresión de su voluntad; pactadas, cuando surgen de un acuerdo entre
el rey y determinados estamentos, como la burguesía; impuestas, cuando aparecen por una
imposición revolucionaria e instituyentes, cuando proceden de un pronunciamiento
democrático prácticamente consciente.
 Por su posibilidad de reforma: existen Constituciones rígidas, cuando se establece un
procedimiento especial de reforma, dificultándose ésta, y flexibles, cuando la reforma es la
misma que para otra ley, sin utilizar un procedimiento especial, por lo que es bastante fácil su
modificación.
 Por su extensión: distinguimos Constituciones extensas y breves.
 Por su aplicación: están las Constituciones normativas, cuando se aplican efectivamente,
y las semánticas, cuando se aprueban pero no hay voluntad de cumplirla.

INICIOS DE LA CONSTITUCIÓN COMO NORMA JURÍDICA:


Es la evolución de la Constitución como norma jurídica lo que permitió el paso de los
Estados absolutistas a los liberales, destacando el proceso inglés, el francés y el germánico. Al
principio del liberalismo la norma fundamental era la ley, siendo la Constitución un simple
ideario. Es a comienzos del siglo XX cuando se produce la plena normatividad de la Constitución,
ya que hasta ese momento, lo que posteriormente plasmó en ella, se hacía efectivo a través de
diversas leyes. Sin embargo, el hecho de que la ley estuviera sometida a la voluntad de los
partidos políticos daba una gran inestabilidad al sistema. Por ello, fue necesaria la normatividad
de la Constitución, convirtiéndose en una norma suprema de aplicabilidad directa. Esto genera
la aparición del Principio de Jerarquía, que se basa en la superioridad de la Constitución, lo que
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genera la aparición de la pirámide normativa. La garantía de su superioridad y normatividad


implicaba: su aplicación directa, que fuese escrita, teórica (el liberalismo surge por revolución),
impuestas o instituidas y rígidas (para poderla diferenciar formalmente). Además, las
Constituciones modernas se caracterizan por ser extensas. Como esencia común a todas ellas se
encuentra el carácter democrático, es decir, el poder que la crea tiene que tener legitimidad
democrática. Para ello es necesario que se respeten los derechos fundamentales de los
ciudadanos y que exista una división de poderes. En relación a el lugar donde emana la
consideración de Constitución como norma suprema, Kelsen plantea la norma hipotética. Así,
los propios individuos decidieron que fuera así, siendo aceptada por el carácter democrático del
pueblo. Así, da una estructura formal al ordenamiento jurídico en forma de pirámide, situando
en la cabecera a esa norma hipotética que indica que la Constitución es norma suprema y, a
partir de ahí se despliega el resto del ordenamiento.

El poder que se encarga de crear la Constitución es el Poder Constituyente, tal y como se


establece en el art. 2 de la CE. Esto es el pueblo soberano. Este poder es democrático, ya que el
sujeto de éste es el pueblo, es originario, ya que viene directamente del pueblo, extraordinario,
dado que, una vez que se crea la Constitución este se autolimita convirtiéndose en cuerpo
electoral, permanente, ya que no se extingue con la aprobación de la Constitución, unitario o
indivisible, porque no hay más poderes a su mismo nivel y, finalmente, es soberano e ilimitado,
al no estar subordinado a ningún otro poder superior. Una vez aprobada la Constitución, ésta
misma crea los Poderes Constituidos, como Gobierno, Cortes, Corona, etc. Es decir, estos son
poderes que emanan de la Constitución, por lo que están sometidos y limitados por ella. El
objetivo de los Poderes Constituidos es cumplir las funciones del Estado, siendo éstos
necesarios para alcanzar los fines y propósitos de una sociedad organizada. Y, finalmente, nos
encontramos con el Poder Constituyente Constituido, que sería el encargado de reformar la
Constitución, según lo que ella misma indica. Por eso, es una mezcla de los dos anteriores; ya
que, por un lado, crea la Constitución pero, a su vez, está sometido y limitado por ella misma. La
rigidez es uno de los mecanismos de defensa de la Constitución, donde se utiliza un
procedimiento distinto a cualquier otro para su modificación, dándole forma, es decir,
permitiendo la distinción entre la Constitución y cualquier otra ley, gracias al Pº de Jerarquía.
Además, este proceso es súper agravado, necesitando para su reforma una mayoría cualificada.
Una de las primeras Constituciones en introducir mecanismos de defensa para ella misma fue la
austríaca 1915. En el caso de España, existen dos mecanismos para llevar a cabo una reforma:
*Según el art. 168 de la CE. Este procedimiento se utiliza para reformar el Título
preliminar, parte del Título Primero y el Título Segundo. Para llevar a cabo esa modificación es
necesaria la aprobación de 2⁄3 de cada una de las Cámaras, disolución de éstas, elecciones,
formación de nuevas Cámaras, volver a apoyar la reforma 2⁄3 de cada una de ellas y
Referéndum. Estas rigideces rompen con el principio democrático, donde las decisiones se
toman por mayoría (la mitad mas uno)
*Según el art. 167 de la CE. Este procedimiento se utiliza para reformar el resto de la
Constitución. Es necesario el apoyo de las 3⁄5 partes de cada una de las Cámaras y, si lo pide más
de un 10% de las Cámara, se somete a Referéndum.

Aún así, esta rigidez no es suficiente para garantizar la completa supremacía de la


Constitución ni la pureza del ordenamiento jurídico. Por ello, surge la justicia constitucional, que
se encarga de detectar las contradicciones existentes dentro del ordenamiento, expulsando la
norma que contradiga a la Constitución de él. Así, se da cumplimiento a la segunda formulación
del Pº de jerarquía (Norma superior deroga a inferior). Existen dos modelos de procedimiento
dentro de la justicia constitucional: el Pº de Justicia constitucional difuso, propio del modelo
anglosajón y el modelo de Justicia constitucional concentrado, propio del modelo Kelseniano.
En el primero, cualquier tribunal puede declarar ineficaz cualquier norma que contradiga a la
Constitución. En el segundo, sólo el Tribunal Constitucional, órgano de justicia no ordinario,
puede declarar inconstitucional una norma con rango de ley y, por tanto, declarar su invalidez,
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pudiéndola expulsar del ordenamiento jurídico. Por eso decimos que el Tribunal Constitucional
es un tribunal negativo, ya que no crea normas sino dice lo que no es derecho, quitándole a las
normas su presunción de validez. En resumen, hay dos mecanismos para garantizar el principio
de Jerarquía, la rigidez constitucional, que se encarga de darle forma a la Constitución, y el
Tribunal Constitucional, que se encarga del aspecto material, es decir, del contenido.

FUNCIONAMIENTO DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL EN ESPAÑA:


El Tribunal Constitucional español se inspira en el estilo de justicia rogada, ya que al estar
fuera de los tres poderes, siendo un órgano jurídico-político, no puede actuar de oficio sino
cuando alguien se lo pide. Su función es eliminar las contradicciones que puedan existir en el
ordenamiento, ya que los tribunales ordinarios solo pueden controlar hasta la ley (Normas
secundarias). El mandato de los tribunales constitucionales es de nueve años, no más. De sus
doce componentes, 4 los elige el Congreso, 4 el Senado, 2 el Gobierno y 2 el Consejo Gral del
Poder Judicial. Su renovación es parcial, eligiéndose cada 3 años 4 nuevos miembros, para evitar
cambios bruscos en la jurisprudencia. Solo determinados sujetos pueden acudir al Tribunal
Constitucional, como es el caso del presidente del Gobierno, 50 diputados o senadores, el
defensor del pueblo y los gobiernos o parlamentos autonómicos.
Se acude a él o bien mediante el recurso de inconstitucionalidad, en un plazo máximo de
tres meses desde la publicación de la norma, para evitar que este se utilice según motivaciones
políticas. O a través de la cuestión de inconstitucionalidad, que también versa sobre las normas
con rango de ley, siendo los tribunales ordinarios los que la ponen en marcha para verificar la
validez de una norma a través del Tribunal Constitucional. Este procedimiento no tiene plazo, ya
que se planteará cuando se aplique la norma a un caso concreto. Por lo tanto, en este
mecanismo no hay motivaciones políticas, solo jurídicas. Encontramos otros dos procedimientos
para recurrir al Tribunal Constitucional: el conflicto de competencia, que se dirige a las normas
sin rango de ley, es decir, normas secundarias (reglamentos), cuando se duda de que se estén
extralimitando las competencias, bien por parte del Estado o de las Comunidades Autónomas.
Esto ocurre porque la línea que establece las competencias de uno y otro es bastante inexacta.
Es el Estado o las CCAA las que pueden presentar este procedimiento. Y, por otra parte estaría el
recurso de amparo, cuando se producen actos que presumiblemente vulneran los derechos de
los ciudadanos (art.14-29). Es decir, que el Tribunal Constitucional no se encarga de las normas
en sí, si no de resolver los actos. Este recurso se presenta una vez que se ha agotado la vía
ordinaria. Esta tarea se le encomendó a este Tribunal, ya que durante la Transición el único
poder que no se democratizó fue el judicial, por lo que los tribunales ordinarios no tenían
práctica en aplicar las normas democráticas. En la actualidad los recursos de amparo suponen
un 90% del trabajo del TC.
A parte de estos cuatro mecanismos están: los directos, cuando se producen conflictos
entre órganos constitucionales, se permite que un órgano pueda recurrir las decisiones de los
otros, ayudando al control de los poderes. O conflictos en defensa de la autonomía local,
cuando una ley pueda ir en contra de la autonomía local, determinados entes pueden recurrir al
Tribunal Constitucional. Y los indirectos, que no van directamente en contra de leyes pero
pueden alcanzarlas. Así, por ejemplo, no sirve de nada declarar inconstitucional un reglamento
si la ley en la que se basa dicho reglamento no se modifica. En este caso la cuestión de
constitucionalidad de convierte en un recurso de inconstitucionalidad (art.67.2 LOTC). O, si una
sala ve que hay una ley que produce una vulneración de los derechos de los ciudadanos, el
recurso de amparo se eleva al pleno, convirtiéndose en una cuestión de inconstitucionalidad
(art.55)

En resumen, la Constitución es la norma fundamental del Estado, encargándose de


controlar y limitar las relaciones entre los poderes y de garantizar los derechos de los
ciudadanos.

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