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CIENCIA POLÍTICA

LOS DEBATES SOBRE


LA MEMORIA HISTÓRICA
PALOMA AGUILAR FERNÁNDEZ

La memoria Por lo que se refiere al su- que sentimos que pertenece- (1993): monumentos, cere-
y sus adjetivaciones jeto depositario de la misma, mos. De hecho, la memoria monias, símbolos, relatos ofi-
Existe una gran confusión en ni el DRAE ni el Diccionario se mantiene mientras segui- ciales, etcétera. Según otro
torno al significado de las ex- de uso del español, de María mos activamente vinculados investigador de origen galo,
presiones “memoria históri- Moliner, reconocen más que a las “comunidades afectivas” hay que estudiar el recuerdo
ca”, “memoria colectiva” y al individuo; se trata funda- de las que formábamos parte social a través de sus diversos
“memoria social”, que tanta mentalmente, o bien de la fa- cuando el recuerdo se produ- tipos de “portadores”, que
fortuna han hecho en tiem- cultad mental para recordar jo. Son los individuos los que son “cualquier medio que se
pos recientes, pues se ha re- el pasado, o bien de un so- recuerdan pero gracias a su propone la reconstrucción
currido a ellas para denotar porte físico para el almacena- adscripción social; cada re- deliberada de un aconteci-
cuestiones muy diferentes, miento de datos, además de cuerdo constituye un punto miento con un propósito so-
empleándolas generalmente otras acepciones relacionadas de vista respecto a la memo- cial” (Rousso, 1991: 219).
de forma sumamente impre- con el homenaje a seres o he- ria colectiva, que cambia a Lo que más controvertido
cisa. A esto se añade que en chos pretéritos, o con su uso medida que lo hace la posi- resulta de la memoria es que
los últimos años en el caso específico en los campos jurí- ción del individuo dentro de aparezca acompañada de los
español –aunque no sólo en dico y académico. Ni siquiera su grupo de referencia. Preci- adjetivos “histórica”, “colecti-
él– se ha acudido a estas lo- el Diccionario del español ac- samente por ello, el olvido se va” o “social”. Mientras que
cuciones, particularmente a tual, de Manuel Seco et al., produce cuando perdemos sólo unos pocos han concebi-
la primera, con evidente afán reconoce las hoy tan manidas determinados vínculos socia- do estos términos de forma
reivindicativo, lo que ha ge- expresiones de “memoria his- les que nos ayudaban a evo- holista, algunos se han empe-
nerado no pocas disputas en tórica” o “memoria colectiva”. car y a reelaborar periódica y ñado en atribuir una concep-
diversos ámbitos. Sólo el Diccionario de Sociolo- colectivamente nuestros re- ción organicista de la socie-
Resulta sorprendente que gía recoge el uso colectivo, cuerdos. Halbwachs, lejos de dad a todos los que los han
la primera acepción que ofre- social y cultural del concepto considerar la memoria como empleado, desatendiendo su
ció de “memoria” el Diccio- de “memoria” cuando aborda, algo estático, insiste en la uso fundamentalmente meta-
nario de la Real Academia Es- en dicha entrada, la obra de continua reelaboración a que fórico. En palabras de No-
pañola (DRAE), desde la edi- Maurice Halbwachs (Ramos, se ve sometida desde el pre- vick, “[c]uando hablamos de
ción de 1734 hasta la de en Giner et al., eds., 1998: sente. Los recuerdos persona- memoria colectiva, con fre-
1992, fuera “potencia del al- 472). les no son inamovibles sino cuencia olvidamos que esta-
ma”, sobre todo porque, a su Si nos atenemos a los orí- que se ven continuamente mos utilizando una metáfora
vez, el primer significado que genes del concepto, Hal- modelados, influidos, en de- –de tipo orgánico– que esta-
se da de “alma”, hasta ésta bwachs (1950) entendía por finitiva transformados, por blece una analogía entre la
penúltima edición, es “sus- memoria histórica la “memo- los recuerdos y los relatos de memoria de un individuo y
tancia espiritual e inmortal”. ria prestada” de aconteci- los demás. la de una comunidad” (No-
Sólo en la última edición, de mientos del pasado que el su- Otros autores posteriores vick, 2000: 267). Según la
2001, se brinda una defini- jeto no ha experimentado han asociado la memoria his- atinada interpretación que un
ción de memoria desprovista personalmente; pero lo cierto tórica con sus vestigios físi- conocido historiador británi-
de connotaciones religiosas: es que sus postulados teóricos cos, muchos de los cuales son co hace de la obra de Hal-
“Facultad psíquica por medio estuvieron mucho más cen- fruto de las “políticas de la bwachs: “Son los individuos
de la cual se retiene y recuer- trados en la memoria colecti- memoria”, que no son sino los que recuerdan en sentido
da el pasado”, circunscribién- va, de la que subrayó su di- los usos públicos de un acon- literal, físico, pero son los
dose a su ámbito apropiado mensión social. Según él, to- tecimiento histórico inspira- grupos sociales los que deter-
la otra acepción: “En la filo- do recuerdo se produce en un dos por las demandas, intere- minan lo que es ‘memorable’
sofía escolástica, una de las contexto social y necesita de ses y anhelos del presente. y cómo será recordado. Los
potencias del alma”; algo si- conceptos elaborados social- Esta memoria se plasma en individuos se identifican con
milar ocurre con el término mente para registrarse y pos- los múltiples “lugares de la los acontecimientos públicos
“alma”: “En algunas religio- teriormente evocarse. Siem- memoria” que han sido obje- importantes para su grupo.
nes y culturas, sustancia espi- pre que recordamos, lo hace- to de tanta atención en Fran- ‘Recuerdan’ muchas cosas
ritual e inmortal de los seres mos desde el punto de vista cia de la mano de Pierre Nora que no han experimentado
humanos”. de uno o varios grupos a los (1984) y Jean Davallon directamente”. Halbwachs

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“[n]unca afirmó (...) que los do un relato esquemático, moria –en ocasiones, como con más insistencia ha teori-
grupos sociales recordaran en simplificado y con no pocos decía, con cierta desespera- zado sobre la necesidad de li-
el mismo sentido literal que componentes mitológicos de ción, Michel de Montaigne– berarse mediante el olvido de
los individuos” (Burke, 2000: un pasado a partir del cual se nos representa, no precisa- la abrumadora carga del pasa-
66-7). De este debate se ocu- han derivado unas lecciones mente lo que queremos, sino do. En tiempos más recientes,
pa Paul Ricoeur, quien pro- que, en caso de ser comparti- lo que buenamente le place; y Tzvetan Todorov (2002) ha
pone “explorar los recursos das por la mayor parte del nada se imprime de un modo recordado que la memoria no
de complementariedad que grupo de referencia, pueden tan vivo en nuestra mente co- es neutral y que, según cómo
ocultan los dos enfoques an- desempeñar una importantísi- mo aquello que deseamos ol- se plantee su reivindicación,
tagonistas” pero sin poner en ma labor aglutinadora del vidar”. En sentido estricto, puede llegar a tener una fun-
cuestión la existencia de una mismo. Es precisamente a tra- no cabe duda de que la me- ción en absoluto positiva pa-
“memoria colectiva” basada vés de la rememoración perió- moria es una facultad mental ra la convivencia.
en los recuerdos compartidos dica de un pasado compartido que se produce a partir de Frente a estas voces surgen
“que tenemos en cuanto como las élites políticas y cul- una experiencia personal. Pe- otras, quizá más abundantes,
miembros de un grupo” (Ri- turales generan los vínculos – ro cuando ésta aparece incar- que claman por la rememora-
coeur, 2003: 159; 163). con frecuencia, imaginados– dinada en un acontecimiento ción periódica del pasado
Con mucha frecuencia se entre los miembros, presentes cuya compresión excede con (obviamente, no de cualquier
utilizan las expresiones “me- y pasados, de la comunidad de creces los límites de nuestra pasado, sino de aquel que ca-
moria histórica”, “memoria pertenencia, independiente- experiencia individual, acaba da grupo considera digno de
colectiva” o “memoria social” mente de las vivencias parti- siendo enriquecida con apor- ser recordado, lo que siempre
de forma intercambiable. Sue- culares de cada uno. Así se taciones de muy diversas conlleva algún tipo de selec-
le acudirse a ellas cuando el genera la ficción de que los fuentes, lo que conferirá, ade- ción y de sesgo) y alertan
recuerdo atañe a un aconteci- hechos históricos forman par- más de relieve público, una contra los peligros de incurrir
miento cuya relevancia excede te de nuestra memoria común incuestionable dimensión co- en el olvido. Aunque la bús-
con creces la que pueda tener pues, aunque no los hayamos lectiva o social al recuerdo en queda de la verdad es siempre
para un individuo particular o vivido, los sentimos como cuestión. Además, la memo- una buena causa y las autori-
para su entorno más próximo; propios. ria histórica tiende a aparecer dades deben velar porque se
o, dicho de otra forma, cuan- Entiendo por memoria inextricablemente ligada al den las condiciones para que
do se trata de un hecho que histórica el conjunto de aque- aprendizaje que, con el tiem- pueda llevarse a cabo, no sue-
tiene una trascendencia públi- llos acontecimientos del pasa- po y de forma conjunta, se va le considerarse la posibilidad
ca incuestionable para un gru- do retenidos (lo que conlleva adhiriendo a la misma (Agui- de que hayan sido los propios
po que comparte una identi- una selección) y mayoritaria- lar, 1996; segunda edición testigos del pasado traumáti-
dad común. El recuerdo indi- mente compartidos por los prevista para 2007). co los que hayan decidido vo-
vidual de un paseo solitario o miembros de un país, o de luntariamente dejarlo de lado
de una discusión familiar otras unidades de convivencia Memoria, olvido, como única forma posible de
nunca podrá adquirir la di- casi siempre menores, cuyos amnesia y silencio superar el dolor con frecuen-
mensión pública que tendrá la miembros gocen de un senti- Otra cuestión fundamental cia insoportable que les pro-
experiencia de haber combati- miento de identidad común. de carácter general es la rela- duce su recuerdo.
do en un frente de guerra o de Podría, en este sentido, ha- ción que se establece entre la Los ecos de estos debates
haber presenciado un magni- blarse también de “conciencia memoria, el olvido, la amne- nos conducen directamente
cidio. Son estas experiencias histórica” pero con el mismo sia y el silencio. En los países al caso español. A lo largo de
–como todas, individuales– las inconveniente: la conciencia occidentales se está desarro- los últimos años se han veni-
más proclives a enriquecerse es también una facultad indi- llando un culto a la memoria do planteando una serie de
con aportaciones externas que vidual; y aún con otro: la que desoye algunas voces que, discusiones entre quienes
contribuyen a dotarlas de con- conciencia no incorpora los tanto en el pasado como en consideran que la democracia
tenido y de perspectiva histó- elementos subconscientes de nuestros días, subrayan las española se ha asentado en el
rica. Al final, lo que suele en- los que con frecuencia se virtudes del olvido. Posible- olvido, conculcando el deber
tenderse por memoria históri- compone la memoria y está, mente haya sido Friedrich de memoria hacia los represa-
ca, colectiva o social es fre- por tanto, más sometida a los Nietzsche (1932) uno de filó- liados del bando vencido y de
cuente que acabe constituyen- dictados de la razón. “La me- sofos contemporáneos que la dictadura, y los que pien-

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LOS DEBATES SOBRE L A MEMORIA HISTÓ R I CA

san que las medidas destina- sado más ampliamente com- años en irrumpir en el debate insuficiente, tanto en térmi-
das a la reparación de las víc- partido por la sociedad espa- político español. Cuando lo nos materiales como simbóli-
timas han sido suficientes y ñola a lo largo del proceso de hizo, se puso en evidencia el cos, en comparación a las del
que en todo caso los arreglos cambio político puede resu- fin del consenso sobre el pa- franquismo), no han podido
fundacionales de la democra- mirse de una forma muy sim- sado que se había alcanzado sustraerse por completo a las
cia, que obligan a no remover ple: todos, de alguna forma, en la transición, de tal forma reivindicaciones promovidas
los aspectos más espinosos cometieron barbaridades du- que al “todos fuimos culpa- desde algunos sectores de la
del pasado, deben ser respeta- rante la guerra y nunca más bles por las atrocidades de la sociedad civil y apoyadas por
dos por el bien de la convi- debe repetirse esa catástrofe. guerra”, que en todo caso varios intelectuales de iz-
vencia pacífica entre los espa- No había, ni hay, acuerdo so- continua siendo hegemónico quierdas, que buscaban la re-
ñoles. Disputas de esta natu- bre quién fue el responsable en la sociedad española, algu- habilitación moral, visible y
raleza encajan, por otra parte, de que se desencadenara la nos responden ahora con “del con carácter oficial, de las
con el carácter intrínseca- contienda, ni acerca de quién inicio de la guerra civil fue- mencionadas víctimas. Entre
mente polémico del concepto cometió más crímenes ni so- ron responsables los que ges- las organizaciones que han
que aquí se estudia: bre qué tipo de violencia es taron el golpe de Estado del contribuido en tiempos re-
más reprobable. El denomi- 18 de julio” y, en todo caso, cientes a ubicar estas cuestio-
“Con frecuencia se condena la nador común que permite “tras la guerra, pueden y de- nes en la agenda política des-
politización de la memoria del ho- hablar de una memoria histó- ben establecerse fronteras ní- taca en primer lugar, por su
locausto. Pero la memoria colectiva,
cuando tiene sentido, cuando mere-
rica –con aprendizaje com- tidas entre las víctimas y los protagonismo mediático e
ce ese nombre, suele ser objeto de partido– no suele basarse en verdugos” y “éstas no han re- implantación territorial, la
un combate político en el que se hechos concretos y ricos en cibido, en pago por su lucha Asociación para la Recupera-
enfrentan y negocian relatos contra- detalles sino en generalizacio- contra la dictadura y por su ción de la Memoria Históri-
dictorios sobre los símbolos capita- nes acerca de los mismos discreción durante la transi- ca, creada en 2000. Sus acti-
les del pasado colectivo y la relación
(culpabilidad hasta cierto ción, el reconocimiento a que vidades, centradas en la loca-
de la colectividad con ese pasado,
con el fin de redefinir el presente punto común) y en los apren- tienen derecho”. lización y exhumación de fo-
común. En Estados Unidos, la me- dizajes derivados de éstas Tras años de denuncias sas comunes, han desempe-
moria del holocausto es tan banal, (nunca más debe producirse contra la amnesia de los espa- ñado un papel crucial a la
tan intrascendente, es decir, no es una guerra civil entre los es- ñoles en varios medios inte- hora de dar visibilidad social
en absoluto una memoria, precisa- pañoles). En estos recuerdos lectuales, Santos Juliá escribió a una serie de asuntos pen-
mente porque no es objeto de polé-
mica, porque es ajena a las divisio-
y lecciones se apoyaron, en un artículo que habría de te- dientes que eran desconoci-
nes reales existentes en la sociedad buena medida, las invocacio- ner impacto en el que soste- dos por la mayor parte de la
estadounidense, porque es apolítica” nes a la reconciliación y al nía que era preciso establecer ciudadanía. En segundo lu-
(Novick, 2000: 279). consenso de los años setenta. una distinción clara entre la gar, destacan las actividades
Uno de los hitos más im- amnesia, como pérdida invo- promovidas a través del Foro
El recuerdo del pasado bé- portantes de la transición fue luntaria de la memoria, y por la Memoria, fundado en
lico estuvo muy presente du- la aprobación en octubre de “echar al olvido” o “en olvi- 2002 y enfrentado en sus ob-
rante la transición y subyació 1977 de la Ley de Amnistía. do”, lo que supone “olvidarse jetivos básicos a la organiza-
a la toma de algunas de las Mediante esta norma se con- voluntariamente de alguna ción anterior, pues el Foro
decisiones políticas más im- sagró simultáneamente el cosa” (Juliá, 2003: 16-17). Si considera que el traslado de
portantes del periodo. En es- perdón de quienes habían bien es cierto que varios au- restos de las fosas comunes
te punto cabe distinguir, de combatido a la dictadura acu- tores habían acudido a la pa- contribuye al olvido. Entre
forma esquemática, lo ocurri- diendo incluso a la violencia labra “olvido” queriendo de- 2003 y 2005 el número de
do en tres ámbitos: en el cul- y la imposibilidad de juzgar a cir eso mismo, y otros habían organizaciones destinadas a
tural, hubo una abrumadora los responsables de haber vio- empleado expresiones como estos fines ha pasado de 30 a
oferta de productos consagra- lado derechos y libertades ba- “soslayar el pasado” o “dejarlo casi 170, lo que permite ha-
dos al pasado (Juliá, 2006; jo el franquismo. En el deba- de lado”, que implicaban una blar de auténtica “explosión
Aguilar, 2007); en el social, te parlamentario que la pre- decisión consciente de arrum- asociativa” (Gálvez, 2006:
se decidió mirar hacia el fu- cedió, a pesar de todas las barlo, no estaba de más re- 34). Ello no quiere decir que
turo y arrumbar la historia apelaciones que se hicieron al cordar que, frente a algunas no existieran asociaciones de
reciente, desde el convenci- recuerdo (en sentido aleccio- versiones, lo que había ocu- índole similar con anteriori-
miento de que ésta era la me- nador y para rendir tributo a rrido en España poco tenía dad pero ni tendían a presen-
jor forma de transitar pacífi- quienes habían padecido la que ver con la acepción pato- tarse bajo la bandera de la
camente hacia la democracia; represión de la dictadura) y a lógica del término “amnesia”. “memoria histórica” ni dispu-
finalmente, en el político, se la necesidad de olvido (los Aunque los sucesivos go- sieron de la presencia social
acordó no utilizar el pasado sufrimientos pasados no de- biernos estatales han tratado de que hoy gozan algunas de
de forma arrojadiza sino con bían en ningún caso, obsta- hasta hace poco de mantener ellas. Tanto el cambio genera-
un propósito aleccionador, culizar el tránsito pacífico a la los arreglos fundacionales de cional como el desarrollo ex-
relegándose al olvido los re- democracia), ni una sola vez la transición (consistentes en perimentado por el derecho
cuerdos más dolorosos y con- salieron a relucir las expresio- ir ofreciendo de forma paula- penal internacional han con-
trovertidos (Aguilar, 2006A; nes “memoria”, y menos aún tina y discreta una reparación tribuido a dar un renovado
2006B). “memoria histórica”. Ésta úl- material amplia a las víctimas impulso a estas reivindicacio-
El aprendizaje sobre el pa- tima aún tardaría algunos de la guerra pero claramente nes. La impunidad y la falta

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PA L OMA AGUILAR FERNÁNDEZ

de justicia hacia las víctimas de que la “memoria histórica” moria histórica sobre aquella era apoyar una serie de activi-
resultan ahora mucho más es sólo una cuando lo cierto atrocidad que fue la guerra dades que habrían de tener
intolerables que en el pasado. es que la memoria es siempre civil española, tal y como la lugar a lo largo de esos 12
plural. La propia heteroge- entiende Zapatero, sólo pue- meses, demuestra lo contro-
El debate político en España neidad interna del bando de reabrir las heridas que la vertida que resultó su trami-
En el contexto de creciente vencido y sus feroces luchas transición consiguió cicatri- tación. El representante del
visibilidad de estas demandas intestinas durante la contien- zar. No retornemos al destino PP, al explicar el voto negati-
sociales es cuando se produjo da constituyen una prueba cainita de nuestra nación. La vo de su grupo, sostuvo que
el vuelco electoral del 14 de evidente de que cualquier re- radiante juventud criada en “[l]a mal llamada recupera-
marzo de 2004. El PSOE, cuperación de la memoria de la democracia no quiere ver ción de la memoria histórica
que había experimentado un aquella etapa tendría que ser cómo caen de nuevo ensan- no es otra cosa que la utiliza-
importante relevo generacio- necesariamente diversa. grentadas las hojas de la His- ción del pasado como arma
nal entre sus dirigentes, que Frente a lo anterior, desde toria de España” (El Mundo, política”, así como que dicha
había apoyado numerosas ini- posiciones conservadoras se El Cultural, 1 de marzo de recuperación era “contraria al
ciativas reivindicativas de las considera que este reciente 2007, pág. 3). pacto constitucional porque
víctimas de la represión fran- afán por “recuperar” la me- Efectivamente, cuando pretende establecer una ver-
quista y condenatorias de la moria es innecesario e in- desde unos años a esta parte, dad oficial, porque pretende
dictadura en las dos legislatu- oportuno, cuando no direc- se habla en España de “me- revisar la transición política y
ras populares y que ahora tamente revanchista e incluso moria histórica” los aconteci- porque incumple el acuerdo
contaba con unos socios de “guerracivilista”. La derecha, mientos que primero acuden unánime que entre todos al-
Gobierno particularmente in- a quien sin duda benefició a la mente de todos son la canzamos el día 20 de no-
teresados en promover estas más el prudente silencio de la guerra civil y el franquismo. viembre del año 2002 en la
cuestiones, no dudó en ser fiel transición, se niega a consi- Para avalar dicha aseveración Comisión Constitucional”. A
a sus promesas electorales derar la necesidad de ofrecer se muestran algunos ejemplos cambio, propuso que 2006
comprometiéndose a llevar a determinados tipos de resar- recientes: en primer lugar, fuera declarado “año de la
cabo una ambiciosa política cimiento a las víctimas y se uno de los principales objeti- concordia”.
de la memoria que sirviera empeña en hacer equivaler la vos a los que responde la Aunque en dicha norma se
para llenar las lagunas de la demanda de justicia retros- creación, por Ley de 2005, aludía a la próxima aproba-
legislación vigente. pectiva con el ánimo de ven- del Centro Documental de la ción “de un proyecto de ley
Entre finales de la década ganza. Para el PP, la expre- Memoria Histórica en Sala- para la recuperación de la
de los noventa y los primeros sión “memoria histórica”, es manca es que los fondos del memoria histórica”, cuando
años del siglo XXI, coinci- sinónimo de revancha y pone Archivo General de la Guerra el Gobierno socialista decidió
diendo con la llegada del PP en peligro la concordia sobre Civil Española se enriquezcan presentarlo ante las Cortes a
al Gobierno de la nación, la la que se asientan los arreglos con otros documentos adicio- finales de julio de 2006 dicho
apelación a la “memoria his- fundacionales de la democra- nales acerca de este mismo proyecto ya no contemplaba
tórica” se convirtió en el le- cia. En palabras de Manuel periodo y el inmediatamente aquella expresión sino que,
ma reivindicativo por exce- Fraga: “Me irrita que hoy posterior. En segundo lugar, en su lugar, había elegido un
lencia de la izquierda y los surja algún botarate que ali- las investigaciones promovi- título mucho más extenso:
nacionalistas, llegando a mente el guerracivilismo, co- das desde la Cátedra Extraor- “Proyecto de Ley por la que
constituir en la VIII legisla- mo se está haciendo de forma dinaria de la Memoria Histó- se reconocen y amplían dere-
tura el banderín de enganche irresponsable y peligrosa, rica del Siglo XX (Universidad chos y se establecen medidas
del conjunto de las fuerzas desenterrando fantasmas del Complutense de Madrid, en favor de quienes padecie-
políticas presentes en el Par- pasado, promoviendo desde 2005) han versado funda- ron persecución o violencia
lamento Español, salvo el PP. la reivindicación de la me- mentalmente sobre la guerra durante la Guerra Civil y la
Desde el punto de vista de moria histórica un encarniza- civil y la represión franquista. Dictadura”. Dicha elección
los primeros, se trata de una do ajuste de cuentas” (El Finalmente, 2006 fue decla- no era casual sino premedita-
memoria necesaria para recu- País, 30 de abril de 2006). El rado por ley Año de la Me- da. Prueba de ello es que, en
perar una tradición democrá- principal partido conservador moria Histórica, con el fin de la parte declarativa del pro-
tica con la que estas forma- ha tratado de apropiarse del “recordar y honrar a quienes yecto, se habla de la memoria
ciones políticas no se atrevie- legado de la transición como se esforzaron por conseguir “personal” y “familiar”, y se
ron a enlazar en los procelo- si de algo propio y exclusivo un régimen democrático en afirma que “no es tarea de la
sos tiempos de la transición se tratara; y a la idea de “me- España, a quienes sufrieron ley, o de las normas jurídicas
por miedo a ser tildadas de moria” contrapone, como se las consecuencias del conflic- en general, fijarse el objetivo
revanchistas o de nostálgicas; verá más adelante, la de “con- to civil y a los que lucharon de implantar una determina-
de una memoria imprescin- cordia”. Desde medios de co- contra la dictadura en defen- da ‘memoria histórica” y “que
dible para resarcir a las vícti- municación afines al PP tam- sa de las libertades y derechos no le corresponde al legisla-
mas que fueron insuficiente- bién se ha tratado de equipa- fundamentales de los que hoy dor construir o reconstruir
mente reconocidas en los pri- rar memoria con venganza y disfrutamos”. una supuesta ‘memoria colec-
meros años de la democracia. se ha vuelto a agitar el fantas- El hecho de que esta últi- tiva’”. No obstante, en dicho
La izquierda, tanto parla- ma de la resurrección de la ma ley no fuera aprobada texto no sólo se contempla la
mentaria como social, juega, contienda. Luis María Anson hasta julio del mismo 2006, posibilidad de conceder la
no obstante, con el equívoco decía recientemente: “La me- cuando lo que se pretendía Gran Cruz del Mérito Civil a

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LOS DEBATES SOBRE L A MEMORIA HISTÓ R I CA

todos cuantos “se hayan des- municación siguen refirién- a plantearlo en el Parlamento. CLAVES DE R AZÓN PRÁCTICA , núm.
tacado (...) en la contribución dose al mismo como el “pro- Ello no quiere decir que todo 129, 2003, págs.14-24.
–– “Memoria, historia y política de
a la recuperación de la memo- yecto de la memoria”. Tam- valga en esta disputa ni que
un pasado de guerra y dictadura”,
ria histórica” sino que tam- bién lo hicieron así en no- vayan a resolverse allí cues- en Santos Juliá (ed): Memoria de la
bién se especifican las funcio- viembre de 2006 el conjunto tiones que conciernen de mo- guerra y del franquismo, Madrid,
nes del Centro Documental de 110 asociaciones que for- do particular a los historiado- Taurus/Fundación Pablo Iglesias,
de la Memoria Histórica. Y man parte de la Coordina- res, pero sí parece razonable 2006.
tan sólo unos meses antes, en ción Estatal de entidades que en nuestras instituciones NIETZSCHE, Friedrich: Consideracio-
diciembre de 2005, se había “vinculadas directamente a la representativas se discuta sin nes intempestivas, M. Aguilar, Ma-
aprobado una Orden Presi- recuperación de la memoria tapujos sobre las diversas po- drid, 1932.
dencial “para la concesión de histórica y democrática” al líticas de la memoria posi- NORA, Pierre (comp.): Les lieux de
subvenciones destinadas a ac- presentar un “manifiesto uni- bles, haciéndose eco de la mémoire (4 vols.), Gallimard, París,
1984.
tividades relacionadas con las tario” en contra del “Proyecto pluralidad de interpretacio-
víctimas de la guerra civil y de la Ley de la Memoria” del nes que existen en torno a NOVICK, Peter: The Holocaust in
American Life, A Mariner Book,
del franquismo” en la que se Gobierno español, al que nuestro pasado y dando cabi-
Boston, 2000.
afirmaba que la Comisión In- consideran claramente insufi- da a varias demandas que, sin
RAMOS, Ramón: ‘Memoria’, en Sal-
terministerial, a la que se ha- ciente a pesar de que por vez ser abrumadoramente mayo-
vador Giner et al., eds: Diccionario
bía encargado en 2004 la ela- primera éste se entrevistó con ritarias, han venido obtenien- de Sociología, Alianza Editorial, Ma-
boración del citado proyecto, muchas de ellas para conocer do suficiente respaldo social, drid, 1998.
se había entrevistado con sus puntos de vista. algunas de las cuales se han RICOEUR, Paul: La memoria, la his-
múltiples asociaciones a las Más allá de la incuestiona- venido postergando en dema- toria, el olvido, Trotta, Madrid,
que reconocía su labor en “la ble diversidad de memorias y sía. ■ 2003.
recuperación de la memoria del carácter sectario que en ROUSSO, Henry: The Vichy Syn-
histórica” (las cursivas son ocasiones han adquirido las drome. History and Memory in
mías). reivindicaciones hechas en Bibliografía France since 1944, Harvard Univer-
El cambio de orientación nombre de la “memoria his- sity Press, Cambridge, 1991 (la ver-
AGUILAR, Paloma: Memoria y olvido
sión orginal en francés es de 1987).
en la actitud del Gobierno – tórica” (ya que algunos acto- de la guerra civil española, Alianza
no exento de contradiccio- res sociales se consideran los Editorial, Madrid, 1996, (segunda TODOROV, Tzvetan: Memoria del
edición prevista para 2007). mal, tentación del bien. Indagación
nes– ha estado al menos par- únicos depositarios de la mis-
––‘Presencia y ausencia de la guerra sobre el siglo XX, Ediciones Penínsu-
cialmente motivado por la ma y no parecen dispuestos a civil y del franquismo en la demo- la, Barcelona, 2002.
presión ejercida por el PP. El negociar su contenido), a na- cracia española. Reflexiones en tor- Abril de 2007
PSOE, uno de los partidos die se le escapa lo que la ma- no a la articulación y ruptura del
que más contribuyeron a la yor parte de los agentes invo- ‘pacto de silencio’, en Julio Aróste- [Este texto es una versión de la voz
política de reconciliación na- lucrados entiende al menos gui y François Godicheau (eds), “memoria histórica” que saldrá
Guerra Civil. Mito y memoria, Mar-
cional de la transición, cons- de forma genérica por su re- próximamente publicado en el Dic-
cial Pons, Madrid, 2006A. cionario de conceptos sociales y políti-
ciente del gran respaldo po- cuperación: la rehabilitación ––‘La evocación de la guerra y del cos del siglo XX español (Madrid:
pular que obtiene ésta en las moral de los vencidos en la franquismo en la política, la cultura Alianza Editorial). Agradezco a Ja-
encuestas, se ha mostrado contienda y de quienes lucha- y la sociedad españolas’, en Santos vier Fernández Sebastián y a Juan
particularmente sensible a las ron contra la dictadura para Juliá (ed.): Memoria de la guerra y Francisco Fuentes, coordinadores de
acusaciones de revanchismo, traer la democracia a este del franquismo, Taurus/Fundación esta obra, su autorización para publi-
Pablo Iglesias, Madrid, 2006B. carlo como artículo en esta revista].
sectarismo y ruptura del con- país. Se trata de hacer justicia ––‘Cultura política, consumo cultu-
senso fundacional vertidas sin recurrir a la vía judicial, ral y memoria durante la transición’,
desde el PP. También ha po- clausurada por la Ley de Am- en Roberto Dorado y Ma José Mi-
dido vislumbrar, con mayor nistía de 1977 y nunca real- llán (coords): La transición: 1975-
claridad que cuando estaba mente demandada por la ciu- 1982, Fundación Pablo Iglesias,
Madrid, 2007..
en la oposición, la dificultad dadanía española ni por los
de llegar a un acuerdo sobre partidos políticos. BURKE, Peter: Formas de historia cul-
el contenido de la “memoria Los españoles estamos le- tural, Alianza Editorial, Madrid,
2000.
histórica” que se dice querer jos de haber resuelto los
recuperar, habida cuenta de agrios debates suscitados en DAVALLON, Jean et al.: Politique de
la mémoire, Presses Universitaires de
que las propias asociaciones torno a nuestra historia de las Lyon. Lyon, 1993.
que aspiran a ello tienen gra- últimas siete décadas. Pero
GÁLVEZ, Sergio: ‘El proceso de recu-
ves desavenencias internas en frente a los pronósticos ago- peración de la ‘memoria histórica’
torno a qué debe recuperarse reros y tremendistas, que ven en España: una aproximación a los
y a cómo hacerlo. en ello un síntoma de “gue- movimientos sociales por la memo-
En todo caso, la expresión rracivilismo”, el disenso polí- ria’, International Journal of Iberian Paloma Aguilar Fernández es
ha hecho tanta fortuna que, a tico abierto en torno al pasa- Studies, 19, 1, 2006, págs. 25-51. Profesora Titular de Ciencia Política
en la Universidad Nacional de Edu-
pesar de la modificación del do podría también interpre- HALBWACHS, Maurice: La mémoire
collective, Presses Universitaires de cación a Distancia y Doctora Miem-
título del proyecto (en trámi- tarse como un signo de ma- bre del Instituto Juan March de Es-
France, París, 1950.
te parlamentario en el mo- durez democrática, puesto tudios e Investigaciones. Autora de
mento de redactar estas lí- que por fin se han vencido las JULIÁ, Santos: Echar al olvido. Me- Memoria y olvido de la guerra civil
neas), en los medios de co- otrora prudentes resistencias moria y amnistía en la transición, española.

6 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA Nº XX


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