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Espartaco

La rebelión
Espartaco era un tracio que fue tomado como prisionero de guerra por los romanos y,
por consiguiente, convertido en esclavo. Gracias a su fuerza le compraron para
adiestrarlo como gladiador. Alrededor del año 74 o 73 a.C., la fecha exacta no se
sabe, escapó con otros 70 gladiadores que le nombraron jefe y se dirigieron hacia el
Monte Vesubio. En su huida tomaron un convoy de armas para gladiadores y se
enfrentaron con varios grupos pequeños de soldados romanos. Gracias a numerosas
conquistas liberaron a más esclavos y en pocos meses fueron creciendo hasta ser un
grupo de 10.000 hombres.
Al principio, el gobierno no le dio importancia a la rebelión y, tomándolos por
una pandilla de bandidos, envió un ejercito de 3.000 soldados al mando del pretor
Claudio. Éste intentó dejarlos sin provisiones y bloqueó todos los accesos. Entonces,
Espartaco, construyendo cuerdas a partir de las viñas, hizo trepar a sus soldados por
una parte del Vesubio que parecía inaccesible y, por lo tanto, no vigilada. Los
soldados, subestimando a Espartaco, estaban dormidos y fueron arrasados con muy
pocas bajas por parte de los esclavos, que de esta forma consiguieron armamento
romano. Ésta fue la primera gran victoria de Espartaco.
La República reaccionó enviando 7.000 soldados más al mando de Varinio que
igualmente fueron exterminados. La moral de los esclavos subió y la República
empezó a desesperarse. Por ello, el gobierno mandó al mando de parte de su ejército,
en esos tiempos de unos de 105.000 hombres, a sus dos cónsules más preciados:
Lucio Gelio y Cneo Cornelio Léntulo.
Al mismo tiempo, del ejército de Espartaco se excindieron 20.000 hombres
dirigidos por Crixus. Éste se dirigió a Roma y fue derrotado por Gelio. Por el
contrario, Espartaco salió victorioso tanto de sus batallas contra los cónsules; como
contra Cassius, el gobernador de la provincia de Módena. Para vengar la muerte de
Crixus ejecutó a 350 prisioneros, obligándolos a luchar como gladiadores.
Pero entonces, cuando Espartaco se encontraba frente a los Alpes, su ejército se
negó a huir y quisó atacar Roma. Espartaco, sin elección, tuvo que ceder y se dirigió
hacia el sur, a la Península Itálica. Otra vresión es la que describe que Espartaco
cambió de opinión y quiso atacar Roma. Entonces, Roma se jugó su última gran
carta: Reunió a todo su ejercito bajo Craso, Pompeyo y Licinio, que rodearon a
Espartaco. De nuevo, se separó un grupo de 30.000 soldados de Espartaco, al que, en
consecuencia, quedaban 80.000. Tras varias derrotas, llegaron también Pompeyo y
Licinio. En una última batalla contra Craso, Espartaco murió con la grán mayoría de
sus hombres. Se dice que antes de su última batalla mató a su caballo y luchó con los
demás soldados de a pie. Craso fue el primero que no cometió el principal error de los
demás generales, cónsules y pretores: subestimar a Espartaco. Pompeyo envió una
carta al senado en la que se atribuía para si el mérito de haber sofocado la rebelión de
Espartaco.
Análisis
Para entender la rebelión de Espartaco, es conveniente explicar la situación de
los romanos en ese momento. La sociedad se dividía en dos clases: patricios y
plebeyos. La tierra representaba la riqueza. Los plebeyos, la clase baja, solía estar en
mala situación economica. En consecuencia, tenían que endeudarse y al final ceder
sus tierras y convertirse en esclavos. Mientras ese proceso de expropiación tenía
lugar, el número de esclavos iba subiendo, a pesar de los esfuerzos del gobierno para
ocupar las “nuevas” tierras con agricultores endeudados. Además, las guerras dejaban
tras de si a cada vez más terratenientes agrícolas y esclavos.
La rebelión de Espartaco no fue la única revuelta, aunque sí la única que afectó
seriamente a los romanos. Hubo tres guerras más, también conocidas como Guerras
Serviles o Guerras de los Esclavos. La primera tuvo lugar en Sicilia entre los años
135 y 132 a.C., donde se rebelaron unos 100.000 esclavos. Aunque fue aplastada,
dejó en ellos una conciencia de poder.
Hubo otra segunda revuelta de alrededor de 30.000 siervos, aunque carecía de
organización y propositos, así que fue aniquilada rápidamente.
Entonces, surgió la rebelión de Espartaco. La mayoría de los historiadores
antiguos creían que tenía como objetivo eliminar el sistema esclavista, junto con
agrícultores que querían recuperar sus tierras. Pero los historiadores modernos no
están de acuerdo, él no estaba en contra del sistema esclavista, simplemente quería
vencer a los romanos, haciendo asimismo esclavos.
Esta situación llevó a los romanos al fin de la República y Espartaco le asestó
el último golpe al gobierno romano. Intentando sostener el sistema, el gobierno hizo
dos triunviratos seguidos. De todas maneras, César, uno de los componentes del
segundo triunvirato, se proclamó emperador. Desesperado, el gobierno lo asesinó,
pero es sucedido. Así, comenzó el Imperio Romano.

La interpretación marxista
La rebelión de Espartaco es muy importante para los comunistas y socialistas.
El mismo Karl Marx lo mencionó en la versión “antigua”, es decir, como persona que
quería llegar a un mundo igualitario y sin clases sociales ni esclavos. Como ya
mencionamos, esta versión está superada, ya que la esclavitud era algo normal en
esos tiempos, un modo de utilizar prisioneros de guerra.
De hecho, el director de la película “Espartaco”, Stanley Kubrik, era
comunista y fue acusado de anti-americano. En el cartel de su película usó una
imagen de Espartaco como salvador y revolucionario. Los comunistas utilizan el
nombre Espartaco muchas veces para proyectos como el Movimiento-Estudiantil-
Espartaco.

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