Está en la página 1de 4

Perdiendo la cuenta

“Cuando veas a un gigante,


examina antes la posición del
sol, pues puede ser sólo la
sombra de un enano......”

Me gustan las personas que no envidian al que va


adelante, ni subestiman al que va detrás.
Podemos encontrarnos en muchos momentos de
nuestra vida, en posiciones que no nos dan mucha
ventaja, nos limitan las opciones o por el contrario, nos
brindan oportunidades que nos impulsan
considerablemente en nuestro camino, el caso es que
durante este recorrido, vamos a encontrarnos con
muchas personas en situaciones iguales, mejores o no
tan ventajosas, lo importante es no compararse, sino
aprender a ir a nuestro propio ritmo.
“La envidia en los hombres muestra cuán
desdichados se sienten, y su constante atención a lo
que hacen o dejan de hacer los demás, muestra
cuánto se aburren. “Arthur Schopenhauer
Todos tenemos el momento perfecto para cada
cosa que llega a nuestra vida, no podemos recibir un
hijo si no estamos preparados, aunque no hagamos
consciencia de eso, no nos graduamos en alguna
profesión hasta que hemos terminado de cursar todas
las materias y definitivamente no llegamos a
comprender el pesar ajeno hasta que lo enfrentamos
en carne propia.
El caso es que siempre habrán personas en
distintas situaciones, quizás mejor o peor, más felices
o más tristes, no es necesario ni envidiarlos ni
subestimarlos, pues cada quien debe llevar su propio
ritmo, sin entorpecer ni ir en detrimento del camino de
nadie.
Cuando vivimos en razón al avance o retroceso de
los demás, caemos constantemente en una
comparación permanente, compararse con alguien
más que no sea consigo mismo, nos suele llenar de
frustración, de desesperanza o de orgullo vano, pues
subestimar a aquel que no tiene nuestro nivel, no nos
hace mejores. Simplemente alimenta un ego falso que
únicamente nos complace a nosotros mismos, pues de
seguro muchas personas que vemos atrás, no quieren
bajo ningún concepto estar en nuestro lugar, cada
quien tiene sus propias razones de vida y aunque no
podamos creerlo, a menudo lo que suele hacer felices
a unos, para nada representa la felicidad de otros.
“En cualquier situación suele existir una persona
cuyo poder jamás debemos subestimar” Ken Kesey
Más allá de que seamos más o menos
espirituales, se trata de aprender a vivir tu propia vida,
sin tener la necesidad de vivir atento a la vida de los
demás, a sus éxitos y fracasos, simplemente tener la
sutileza de saber apreciar el éxito ajeno y de saber
respetar el ritmo de otros, por pacientes, por tomarse
un tiempo que consideramos innecesario, nadie tiene
por qué complacer el ritmo que deseamos o pensamos
que se debe llevar en la vida.

La envidia es una emoción que suele tener


muchos matices, pero ninguno deriva en buenas
intenciones, genera además energía que suele
opacarnos, y que de alguna manera nos llena de
confusión, pues nos mantiene en una constante
competencia innecesaria y que únicamente nos distrae
de nuestra propia vida.
Por otra parte, subestimar a los demás, pensando
que están por debajo de nosotros, no es más que una
actitud que pertenece a la mera ignorancia, pues si
miramos profundamente, nos daremos cuenta que
nada puede diferenciarnos de los demás más que la
manera en como manejamos nuestra vida, pues en
esencia, todos llegamos y nos vamos de la misma
manera y en muchas circunstancias nos daremos
cuenta, como lo demuestra la historia, que los héroes
declarados jamás fueron anunciados, por el contrario,
en algún momento nadie los pensó capaces.
“En cuanto nace la virtud, nace contra ella la
envidia, y antes perderá el cuerpo su sombra que la
virtud su envidia.” Leonardo Da Vinci
Recorre tu camino mirando hacia adelante, pero
en tu visión, en tus aprendizajes, respetando a los
demás, los que van adelante, los que continúan detrás
y a quienes se encuentran a tu lado, pues el respeto a
los otros es condición importante en la vida humana,
nos enaltece en moral y sensatez y especialmente nos
crea afinidades y anula rivalidades inútiles, pues a la
larga, la vida nos da demostraciones maravillosas de
solidaridad por parte de quienes menos lo esperamos.
Vive la vida a tu ritmo y considera siempre el ritmo
de los demás. Cada quien tiene su propio tránsito,
asume el tuyo, sin envidia, comparaciones o
discriminaciones.

También podría gustarte