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Dios busca adoradores

Juan 4: 19-26

Stephen Hawking, teórico físico y cosmologista inglés, investigador de la gravedad


cuántica, está de moda en estos días por la publicación de su nuevo libro El gran diseño.
En la sección Ten Questions de Time, Hawking responde a la pregunta sobre la existencia
de Dios: “I don't claim that God doesn't exist. God is the name people give to the reason
we are here. But I think that reason is the laws of physics rather than someone with whom
one can have a personal relationship. An impersonal God”. Time magazine, 15 nov. 2010.
No hay duda que Hawking es un físico admirable. Eistein fue considerado el personaje
más importante del siglo XX por Time. Hawking podría ser considerado en lo que va del
siglo XXI, el científico más destacado. Su búsqueda se concentra en el universo y cómo
se formó. Es un tema de gran importancia. Y los cristianos debemos estar involucrados en
estos temas. Pero por supuesto, sabemos que ni la física, ni la ciencia, ni el arte, tienen la
respuesta última a las preguntas importantes de la vida, y sobre todo al sentido de la
existencia. Jean Paul Sartre, filósofo existencialista, quien tampoco creía en un Dios
personal, dijo sin embargo que “todo ser finito necesita un punto de integración infinito
para tener significado”. Para el cristiano ese punto de integración es Dios. El Salmo
14:1a, 2 que Dios mira desde los cielos sore los hijos de los hombres, para ver si había
algún entendido que buscara a Dios”. ¿Cómo debemos realizar esa búsqueda? Cristo la
definió cuando dijo “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es
necesario que adoren” (Juan 4:19-26). Quiero solamente mencionar cómo podemos
expresar nuestra adoración a Dios.

Le da tiempo a Dios. Nuestra vida está continuamente llena de ocupaciones. Aquí en la


escuela, todo el tiempo clases, tareas, presentaciones, etc. Pero no importa qué tan
ocupada esté tu vida, tu ocupación más importante en que podemos involucrarnos es en
entregarle nuestra vida a Él, convertirnos a Él de todo corazón (nacer de nuevo). Luego
seguir buscando la presencia y la dirección en cada aspecto de nuestra vida y la llenura
del ES. Albert Einstein dijo que reconocía que no había dado tiempo suficiente en su vida
para reflexionar sobre Dios. Cristo dijo, “Buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todo lo demás vendrá por añadidura” (Mateo 6:33).

Vive una vida de fe. Hawking, como muchas otras personas, es un ejemplo de una
manera distinta de enfocar la vida, basada enteramente en la razón y la ciencia. Eso no es
una novedad. Millones de personas viven de esa manera, con una indiferencia práctica
hacia Dios. Nosotros, como personas de la Universidad, hemos decidido mantenernos
abiertos a la ciencia, al debate con la cultura de nuestro tiempo, pero a la vez hemos
optado por el camino de la fe. Muchas veces nos asalta la duda religiosa, la relevancia de
nuestra fe en el mundo actual. La Biblia dice; “Mas el justo vivirá por la fe” (Romans
1:17). Billy Graham cuando estaba rodeado de dudas mientras era un estudiante en el
seminario, tomó la decisión de creer completamente en el mensaje de la Biblia y esa fe
transformó su vida y su ministerio de ahí en adelante. La fe, por supuesto, no nos cierra a
la razón, ni a la ciencia. Al contrario, debe abrirnos a ella de una manera inteligente y con
una perspectiva fresca e inteligente. Potencialmente, ninguno de los descubrimientos que
se hagan sobre el universo, pueden dañar nuestra fe en Dios. Por el contrario, siempre la
fortalecerán, porque nos confirmarán que detrás de todo, siempre está Dios.

Vive una vida de servicio. Dios busca adoradores que le adoren verdaderamente. Una
adoración verdadera se completa a través de nuestro servicio diligente a Él y al prójimo.
No vive su vida encerrado en una concha egoísta y autocomplaciente, sino que nos
capacita para ir y servir a los necesitados tanto espiritual como materialmente.

Como cristianos somos llamados a vivir la fe cristiana de una manera relevante,


conectados con el debate cultural y científico de nuestro tiempo. Todo lo que ocurre a
nuestro alrededor debe fortalecernos y afirmarnos en nuestra fe. La manera de hacerlo es
dándole mucho de nuestro tiempo a Dios, vivir por la fe y servir al Señor de una manera
que lo glorifique, ya sea en cosas grandes y visibles o en cosas que sólo Dios y unas
pocas personas conozcan. No hay duda. El llamado más importante y vital de cada
cristiano es convertirse en un adorador de Dios. Pero esta adoración no es un escape de la
realidad de la vida diaria. Todo lo contrario: la verdadera adoración nos muestra la
realidad de un mundo que le ha dado la espalda a Dios y nos lleva a proclamar el
evangelio de Cristo a todos aquellos que estén dispuestos a aceptar la salvación. Si no lo
has hecho hasta ahora, a partir de hoy conviértete en un adorador. Cántale a Dios. Adórale
con tu manera de vivir. Ve a la gente, a los necesitados, a los que no conocen a Cristo. Y
compárteles de la vida abundante que sólo hay en El.

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