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Mt 25,1-13
Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes que, con
su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas
eran necias, y cinco prudentes. Las necias, al tomar sus lámparas, no se
proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas
llevaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardaba, se adormilaron
todas y finalmente se durmieron. Mas a medianoche se oyó un grito: ¡Ya
está aquí el novio! ¡Salgan a su encuentro! Entonces todas aquellas
vírgenes se levantaron y dispusieron sus lámparas. Las necias dijeron a
las prudentes: Dennos de su aceite, que nuestras lámparas se apagan.
Pero las prudentes replicaron: No, no sea que no alcance para nosotras y
para ustedes; es mejor que vayan donde los vendedores y se lo
compren. Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban
preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!
Pero él respondió: Les aseguro que no las conozco. Velen, pues, porque
no saben ni el día ni la hora.
Este evangelio ¿qué me dice? Que hay que estar preparados siempre,
que en el camino de la vida con Cristo, no puede haber descuido, que
nuestras lámparas deben estar siempre encendidas: “Tengan ceñida la
cintura y las lámparas encendidas” (Lc 12,35), nos recuerda el
evangelista Lucas. Para el seguidor de Cristo es imperiosa la Vigilancia,
como decían los Padres del Desierto: “El monje debe ser todo ojos,
como los querubines y serafines” (Sentencias de los Padres del
Desierto).
Esta enseñanza de Jesús nos pone en guardia, que las puertas del cielo
se nos pueden cerrar por negligencia, por falta de interés hacia su
persona, por no querer entrar en algo tan sagrado e importante en
nuestra vida: Hacer la Voluntad de Dios.
Hoy, quiero pedirte que me ayudes a velar, a orar, que sepa darte un
poco de tiempo en medio de mis fatigas, penas y trabajos de cada día, y
así llevarte en mi corazón. Ayúdame a esperarte con ansias, que pueda
rezar junto a la Iglesia en este tiempo de gracia, que pueda participar del
banquete de la misa tantas veces pueda, y así ser conocido por Ti en ese
banquete de bodas de tu reino. Amén.
¡Dios nos conceda velar y orar con sencillez todos los días, para no caer
en la tentación! Hasta el próximo martes por este tu programa radial:
“Cristo, Noticia para todos los pueblos”. Dios los bendiga.
P. Wuilians Moreno
NATIVIDAD DEL SEÑOR
Lc 2,1-14
Esta procedencia de David hace que María y José deban moverse hacia
la región de Judea, donde estaba ubicada Belén (“casa del pan”), y
poder hacer allí el censo. El relato nos dice que mientras se encontraban
allí, María dio a luz a su hijo primogénito, y que fue envuelto en pañales
y acostado en un pesebre. ¿Qué nos dicen estas dos cosas?