El ozono es una molécula compuesta por tres átomos de oxígeno.
Fue descrito por Christian
Friedrich Schönbein en 1839. Su nombre deriva de la palabra griega ozein(ὄζειν) que significa “oler”, debido al peculiar olor de las tormentas eléctricas.En la naturaleza, el ozono se produce en la estratosfera (a unos 25-30 km de la superficie de la Tierra), donde la radiación ultravioleta (UV) causa la división de una molécula de oxígeno (O2) en dos átomos de oxígeno altamente reactivos. Estos átomos reaccionan con moléculas de O2 vecinas para dar lugar al ozono, O3. Además de la radiación UV, las descargas eléctricas de los rayos pueden catalizar esta reacción. Esta es la famosa “capa de ozono”, que absorbe la gran mayoría de la radiación ultravioleta de media frecuencia. A nivel de la superficie terrestre (troposfera), el ozono se forma por la acción de la radiación solar sobre el aire contaminado con compuestos orgánicos volátiles y óxidos de nitrógeno. Las principales fuentes de estos compuestos son las emisiones de los vehículos de motor y las fábricas. Este ozono formado en la troposfera es tóxico al ser inhalado, y puede además dañar distintas plantas, debido a su alto poder oxidante [1].