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Viajes en la frontera colonial.

Historias de una expedición


de límites en la América Maria de Fátima Costa

Meridional (1753-1754)
Universidad Federal de Mato Grosso
(Brasil)

Journeys to the colonial frontier. History of a boundary


expedition in Southern America (1753-1754)

Resumen everyday life. The commission’s relations


with the indigenous peoples are also dis-
En 1750, España y Portugal firmaron en cussed, along with its members’ views
Madrid un tratado mediante el que se pro- and descriptions of the landscape.
ponían resolver las cuestiones de límites
en sus territorios coloniales. Poco después Keywords: boundary expedition, Third
fueron enviadas las Comisiones Demarca- Party, Indians, landscape.
doras a las zonas en litigio en América del
Sur, con el objetivo de reconocer y demar-
car las fronteras. En este artículo se estu- I.  Introducción
dia una de estas empresas, a saber, la Ter-
cera Partida de Límites, acompañándola Después de la llegada de Colón al
en el viaje que realizó río arriba por el Pa- continente que recibiría el nombre de
raguay, hasta la desembocadura del río América, castellanos y lusitanos, con la
Jaurú. Se intenta recrear el universo móvil bendición del Papa Alejandro VI –y des-
de esta expedición, retratando diversos preciando cualquier territorialidad pre-
aspectos de su quehacer cotidiano. Y tam- existente–, dividieron entre sí las tierras
bién se discute la relación que los demar- y los océanos conquistados y por con-
cadores establecieron con los indígenas, quistar. Fueron hilvanados algunos
así como la forma como vieron y descri- acuerdos preliminares, pero será el Tra-
bieron el paisaje. tado de Tordesillas, en 1494, el que re-
gulará esta división. A través de un do-
Palabras clave: Viaje de demarcación, cumento breve se creaba una línea
Tercera Partida, indios, paisaje. imaginaria que se extendía de un polo
al otro, pasando 370 leguas al oeste del
Cabo Verde; al oriente se encontrarían
Abstract las posesiones del monarca portugués y,
en el sentido opuesto, las de los Reyes
In 1750, Spain and Portugal signed a Católicos.
treaty in Madrid designed to solve the Pero ya en el curso del siguiente si-
issues around the boundaries between glo, los propios signatarios de este tra-
their colonial territories. Shortly thereaf- tado fueron dando muestra de que la
ter, their Demarcation Commissions cuestión era bastante más compleja. En
were sent to the areas in dispute in Oriente se desentendieron a causa de
South America to survey and stake out las islas Molucas o, más bien, de las Is-
the borders. The present article descri- las de las Especias, y en América la lí-
bes one of these undertakings, namely nea divisoria variaba en la cartografía, a
the Third Party of Borders, in a journey depender de la procedencia de los ma-
up the Paraguay River to the mouth of pas. La Unión Ibérica (1580-1640) dio
the Jaurú River. The mobile world of this una nueva fisionomía al asunto. De he-
expedition is re-created, with portraits of cho, hubo un relajamiento de los pre-

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Maria de Fátima Costa

ceptos de Tordesillas. Pero al acabar el do de Comisarios Subalternos; eran las


período filipino, los conflictos recrude- tropas que, de hecho, viajarían por el
cieron: en la América Meridional, los interior sudamericano realizando el difí-
portugueses avanzaron en la Amazonía, cil trabajo de reconocer y demarcar la
en el sur –en la margen oriental del río frontera.
de la Plata– fundaron la Colonia de Sa- Este artículo centra su atención en
cramento (1680) y en el oeste encontra- uno de estos equipos demarcadores,
ron oro y crearon los núcleos de pobla- concretamente, las Terceras Partidas
ción en Cuiabá y Mato Grosso. Sin de Límites, que recorrieron ríos de la
embargo, oficialmente estos territorios cuenca platina en los años de 1753 y
aún eran españoles. 17542. La tarea que les cabía realizar ha-
Empeñados en resolver las cuestio- bía sido estipulada en el artículo VI del
nes pendientes, en 1750 los reinos ibé- Tratado: «Desde la boca del Igurey con-
ricos firmaron, en Madrid, un tratado tinuará, aguas arriba, hasta encon-
sobre las fronteras de sus dominios co- trar su origen principal, y desde él bus-
loniales, anulando los acuerdos prece- cará en línea recta, por lo más alto del
1
 Tratado de Madrid: 1750. Aquí y en las demás dentes y estableciendo nuevas propues- terreno, la cabecera principal del río
citas tomadas de documentos que fueron tas de límites. Regía el principio de más vecino que desagua en el Para-
incluidas en este texto, la ortografía fue reconocer «lo que se tiene ocupado», guay por su ribera oriental, que tal vez
actualizada y las abreviaturas explicitadas. conocido como uti possidetis. Como será el que llaman Corrientes; y baja-
2
 La referencia a las Partidas está en plural, puntos de referencia serían tomados los rá, con las aguas de este río, hasta su
debido a que, si bien portugueses y españoles monumentos de la naturaleza, tales entrada en el Paraguay; desde cuya
viajaban juntos, formaban de hecho dos como ríos y montañas. boca subirá, por el canal principal
equipos distintos, cada uno con su respectivo Pero se trataba de una convención de que deja el Paraguay en tiempo seco, y
jefe, siendo denominadas, por separado, de gabinete, basada en informaciones de se- por sus aguas, hasta encontrar los
Tercera Partida portuguesa y Tercera Partida gunda, a veces incluso de tercera mano. pantanos que forma este río, llamados
española. En la América Meridional, el trazado se la Laguna de los Xarayes, y atravesan-
3
 La Laguna de los Xarayes fue el nombre dado refiere a toda la región que, desde la do esta laguna, hasta la boca del río
por los conquistadores españoles a la región perspectiva de Brasil, atañe al norte, oes- Jaurú» [subrayado en el original] 3 .
inundable del interior sudamericano que en la te y sur del territorio. Ante estas circuns- La intención es estudiar estas Partidas,
segunda mitad del siglo xviii se transformará tancias, ya en el texto del acuerdo se recreando las condiciones del viaje reali-
en el Pantanal luso-brasileño. Traté de este preveía que fuesen constituidas dos Co- zado a lo largo del río Paraguay, y a con-
asunto en Costa (1999). misiones Demarcadoras de Límites. A tinuación centrar la atención, por una
4
 Para la versión española se consultó el Diario éstas cabría realizar lo que estipulaba el parte, en la relación de los demarcado-
de la Tercera Partida de Límites, Ms. Doc. 3 artículo XI del Tratado de 1750, o sea, res con los indígenas y, por otra, en la
(1) 1753, Museo Naval, Madrid; para la versión realizar «las observaciones necesarias forma en que el paisaje fue observado y
portuguesa, la Cópia do Diário feito por ordem para formar un mapa individual de toda registrado.
de Suas Magestades F e C que compreende a ella» [la frontera]1. Una debería recono- En la elaboración de este artículo se
Demarcação da Linha de Divizão desde o cer y demarcar la región norte; por el trabajó con documentos –manuscritos e
Salto grande do Rio Paraná athé a boca do Rio lado portugués estaría al mando el capi- impresos– de la propia demarcación,
Jauru na América Meridional, executada pelas tán de fragata Francisco Xavier de Men- además de bibliografía complementaria.
Terceiras Partidas, que subiram pelo Rio donça Furtado –hermano del Marqués Se prestó especial atención al Diario de
Paraguay. Anno de 1753. Ms. Yan 11, 1759. de Pombal–, y por la parte española, el la Tercera Partida de Límites, por tratar-
Instituto de Estudos Brasileiros-IEB / USP, São capitán de escuadra José de Iturriaga. La se del relato oficial de la expedición, es-
Paulo. El texto publicado forma parte de la otra tendría como destino la región sur y crito de forma conjunta por portugueses
Collecção de notícias para a História e sería comandada por Gomes Freire de y españoles al final de cada jornada; se
Geografia das Nações Ultramarinas que vivem Andrade y por Gaspar Tello y Espinosa utilizaron dos versiones manuscritas de
nos Domínios Portugueses ou lhes são –el Marqués de Valdelirios–, dos altos este documento, una en castellano y otra
vizinhas. Lisboa: Academia Real das Sciencias, funcionarios de Portugal y España, res- en portugués, además de una versión
1841. Para este artículo, las referencias fueron pectivamente. Éstos serían los Comisa- publicada en portugués en el siglo xix4.
tomadas de la versión en español (Ms. Doc. 3 rios Principales de la empresa montada El Diario fue escrito en el tiempo
(1) 1753) y serán señaladas apenas como para reconocer la línea de límites. considerado de descanso, cuando los re-
Diario. Se observan errores en la paginación Debido a que el territorio a ser de- presentantes de las dos coronas pasaban
de este documento, en vista de lo cual se marcado era muy extenso, cada una de al papel una descripción de los trechos
optó por indicar en las citas el día en el que estas comisiones fue subdividida en tres recorridos y registraban las observacio-
fueron registradas las anotaciones. Cuando se tropas o partidas. Éstas estaban consti- nes astronómicas de acuerdo con los da-
utilizan citas tomadas de las versiones en tuidas por astrónomos, ingenieros, geó- tos obtenidos mediante los instrumen-
portugués, éstas serán indicadas grafos, capellanes, cirujanos, escoltas y tos, según reza el artículo 29. o de las
explícitamente. gente de servicio, todos bajo el coman- Instrucciones.

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Viajes en la frontera colonial. Historias de una expedición de límites en la América Meridional (1753-1754)

Que todos los días, en las horas de ciones precisas sobre las tierras de su 5
 Tratado pelo qual os Ministros
descanso, se reúnan y compilen las vecino para, llegada la hora, poder tomar Plenipotenciários de S. S. M. M. Fidelíssima e
mencionadas noticias de los dos dia- decisiones estratégicas. Ésta es una cues- Catholica ajustarão, e determinarão as
rios que se han de remitir a las dos tión que no puede perderse de vista Instrucções, que havião de servir de governo
Cortes, firmadas y certificadas por los cuando se analiza el Diario. aos Comissários das duas Coroas na
dos Comisarios Astrónomos y Geógra- Demarcação dos limites respectivos na
fos de ambas naciones5. América meridional, em execução do Tratado
II.  Las Terceras Partidas de Limites, assignado em Madrid a 17 de
Analizando comparativamente las de límites Janeiro de 1751. En Collecção de notícias...,
distintas versiones de este documento, 1841; Aqui, Instrucciones 1751
se observa que apenas existen peque- Igual que las otras comisiones demarca- (passim; traducido del portugués al español).
ñas diferencias entre ellas, sin que esto doras destinadas a la América a media- 6
 Sabemos que en el siglo xviii no se utilizaban
comprometa su contenido. En el Diario dos del siglo xviii, también ésta, que re- las palabras «cartografía» y «cartógrafo»,
no caben las discordancias, cada palabra corrió el río Paraguay, se compone de mucho menos el verbo cartografiar, ya que, tal
y cada línea fue escrita de común acuer- una partida portuguesa y otra española. como informa Martín Merás (s/d, p. 13) «la
do por los comisarios de los dos impe- Al mando estaban los primeros «comisa- palabra cartografía es un neologismo puesto
rios ibéricos. Da, pues, la impresión de rios subalternos», en este caso, el espa- en circulación por el estudioso portugués
que los demarcadores realizaron el re- ñol Manuel Antonio de Flores y el portu- Manuel Francisco de Barros e Souza, vizconde
conocimiento de la frontera de forma gués José Custódio de Sá e Faria. En sus de Santarém, en la segunda mitad del siglo
armoniosa, a tal punto que, al final, los equipos, cada una traía un cosmógrafo, xix, para referirse al estudio de los mapas
astrónomos y los geógrafos sellaron el responsable por los trabajos de astrono- antiguos. El significado de la palabra se ha
documento con sus firmas. mía y cartografía6, un alférez al mando ampliado desde entonces, pues incluye
Esto, sin embargo, no significa que de la tropa de soldados, un capellán para también el arte y la ciencia de construir mapas
los equipos tuviesen una relación de to- los remedios espirituales y un cirujano contemporáneos». La empleamos aquí para
tal confianza y complicidad. Si bien el para las enfermedades del cuerpo. A és- facilitar la construcción y comprensión del
trabajo realizado por las Terceras Parti- tos se sumaba, tanto en la parte portu- texto.
das se desenvolvió en buenos términos, guesa como en la española, un gran con- 7
 La tropa española estaba compuesta por:
la relación amigable era tan solo proto- tingente de hombres compuesto por Manuel Antonio de Flores, capitán de fragata
colar, y pertenecía al ámbito de las apa- soldados indios, negros de servicio, pilo- de la Real Armada, Primer Comisario;
riencias. Enemigos seculares, España y tos y demás trabajadores7. El encuentro Athanasio Varanda, teniente de fragata de la
Portugal aprovecharon esta extraordina- de estos equipos tuvo lugar en la isla Real Armada, Segundo Comisario y
ria oportunidad para conseguir impor- Martín García –en la desembocadura del cosmógrafo; Alonso Pacheco, alférez de navío
tantes informaciones sobre las tierras río de la Plata– en mayo de 1753. Fue allí de la Real Armada, cosmógrafo; Manuel de la
que pertenecían al adversario. Y en que Sá e Faria y Antonio de Flores reci- Quintana, teniente de infantería; José Quiroga,
cuanto viajaban, unos y otros efectiva- bieron, de manos de los Comisarios Prin- de la Compañía de Jesús, capellán, y Pedro
mente utilizaron los más modernos ins- cipales, las Instrucciones que orientarían García, cirujano del ejército. Llevaban además
trumentos de medición para la recípro- todos los pasos del largo viaje fluvial8. Se 40 soldados para la guarnición de la tropa. La
ca inspección. trata de un compendio normativo que partida portuguesa estaba compuesta por:
Tanto es así, que Gomes Freire de An- complementaba y elucidaba las indica- José Custódio de Sá e Faria, sargento mayor
drade y el Marqués de Valdelirios habían ciones del tratado de 1750, detallando de infantería con práctica de ingeniero, Primer
recibido instrucciones secretas sobre las cuestiones prácticas. Junto con éstas, Comisario; el doctor Miguel Ciera,
cómo proceder para obtener informacio- cada comisario recibió también una co- cosmógrafo; Gregório de Moraes e Castro
nes sigilosas, no obstante esto significase pia del mapa de la región que debía de- Pimentel, Segundo Comisario, capitán de
un incumplimiento de lo que establecía marcar, el Mapa de las Cortes, de 1751. infantería y ayudante de orden del Primer
el propio tratado de límites. Estos comi- Este documento cartográfico había sido Comisario; João Bento Pinthon, ayudante de
sarios, a su vez, transmitían a los jefes de mandado hacer por el representante de infantería con práctica de ingeniero y
cada Partida, en el caso de las Terceras Portugal en las negociaciones, Alexandre cosmógrafo; Manuel da Silva, teniente de
Partidas, a José Custódio de Sá e Faria y de Gusmão, con el fin de orientar las dis- infantería y Tercer Comisario; Antonio Alvez
a Manuel Antonio de Flores, las normas, cusiones sobre la línea divisoria. Machado, capellán, y José Poliani, cirujano.
igualmente secretas, indicando lo que Y ya el 2 de junio la expedición se en- Por su parte, los portugueses viajaban con 62
debía ser observado y cómo crear sub- cuentra en marcha. Nuestros viajeros su- soldados y 47 marineros, éstos para el
terfugios para obtener más datos sobre ben por el río de la Plata, de ahí al Para- servicio de las canoas.
el territorio vecino. El hecho es que du- ná, para después llegar a las aguas del 8
 Instrucções que nós os Commissarios
rante toda la jornada, portugueses y es- Paraguay. El trabajo de reconocimiento Principaes de S. M. F. e de S. M. C. Gomes
pañoles se espiaban recíprocamente. de la frontera propiamente tan sólo se Freire de Andrade, e Marques de Val de Lírios
Bajo la apariencia de estar realizando ob- iniciaría cuando las Terceras Partidas lle- temos acordado, e firmado para governo dos
servaciones para poner fin a un serio gasen al río Corrientes y a través de él Commissarios da terceira Partida de
problema de frontera, los representantes alcanzasen el Igurei, conforme lo dis- demarcação, o Sargento Mor Engenheiro José
de los dos imperios reunieron informa- puesto en aquellas Instrucciones de Custodio de Sá e Faria e D. Manuel Antonio

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Maria de Fátima Costa

 9
 de Flores Tenente Coronel, e Capitão da 1753. Pero como esto no fue posible, la carga y los instrumentos de las inju-
Fragata Real Armada para que se executem puesto que las informaciones de gabine- rias del tiempo, y a los remeros de los
como aqui se prescrevem. Ilha Martins te no pudieron ser confirmadas in loco, rigores del sol. Las más pequeñas, más
Garcia, 30/05/1753. Passim: Instrucciones, Sá e Faria y Antonio de Flores redactaron ligeras, eran utilizadas para la pesca y
1753. En Collecção de notícias..., 1841. y firmaron el «Instrumento de declaração para rápidas incursiones de reconoci-
 9
 Instrumento de declaração sobre se não sobre se não achar noticia do rio Co- miento.
achar noticias do rio Correntes, que devia rrientes». En él, explicando la necesidad Cuando había viento de popa, las ca-
servir de principio ao lanço de demarcação de adelantar las diligencias –conside- noas navegaban a vela. A falta de éste, se
que cabe sobre o rio Paraguay. Firmado por rando que debían atravesar la Laguna de navegaba a remo y, cuando el río lo exi-
Sá e Faria y Manuel de Flores, en el río los Xarayes antes de que las aguas trans- gía, a sirga, sirviéndose de la fuerza de
Paraguay, a 11/11/1753. En Colecção de bordasen– resolvieron: «[…] de común los indios remeros. Sin lugar a dudas, las
notícias..., 1841. En los documentos, este acuerdo comenzar a demarcar del tró- canoas eran el locus de la demarcación;
Instrumento se encuentra únicamente en las pico para arriba, porque el propio tra- constituían el lugar de trabajo y de vida
versiones en portugués del Diario. tado dice que se localiza al norte del de esta empresa. Los viajeros pasaban la
10
 La afirmación se refiere al viaje de Trópico de Capricornio; y al sur del río mayor parte del día en su interior. Y era
demarcación; hasta llegar a Asunción, los Tepoci, de acuerdo con el mapa que fue también en ellas que se llevaba todo lo
portugueses utilizaron falúas, pero debido a entregado a los primeros comisarios; que era necesario para el viaje, desde los
su inadecuación en las aguas platinas, en el para después, cuando vayamos demar- modernísimos instrumentos de observa-
corto plazo estas embarcaciones fueron cando el territorio intermedio entre los ción y medición, hasta los alimentos,
sustituidas por canoas apropiadas para la ríos Paraguay y Paraná, unir la men- tales como el charqui y la harina, ade-
región. cionada demarcación con su primer más de las boticas de los cirujanos y los
punto, vale decir, el comienzo del men- altares portátiles para que los religiosos
cionado río Paraguay, bajando por el celebrasen misa. Cuatro canoas, las de
antes mencionado Corrientes o por otro porte mediano, estaban destinadas a la
que corresponda»9. carga principal: los cuatro bloques de
mármol labrado, traídos de Lisboa, que
serían montados en la desembocadura
III.  El viaje del río Jaurú, formando el marco monu-
mental que definiría de forma visible los
Habiendo tomado esta decisión, inicia- límites.
ron el viaje de demarcación el 11 de no- La jornada coincidía con la temporada
viembre de 1753. Ésta fue una gran jor- de la crecida de las aguas, cuando las co-
nada fluvial que duró tres largos meses, rrientes comienzan a subir; consecuente-
hasta que los expedicionarios alcanzaron mente, el aumento de volumen de los
la boca del río Jaurú el 9 de febrero del ríos –considerando que viajaban río arri-
año siguiente, cumpliendo con éxito la ba– exigió un gran esfuerzo de los expe-
misión que les había sido encomendada. dicionarios. Lluvias, truenos y relámpagos
En total, contando con la primera etapa, eran compañeros constantes, obligándo-
fueron ocho meses de viaje continuo. los a detenerse jornadas enteras. Y con
Durante este tiempo, los dos equipos las lluvias llegaban las enfermedades y los
enfrentaron el desafío de reconocer y infernales mosquitos. Así pues, el tiempo
cartografiar un mundo que les resultaba era precioso y no se podía desperdiciar.
totalmente extraño. Y esto los colocaba frente a dilemas sin
Todo el viaje fue realizado por las solución: si por un lado los trabajos exi-
aguas del Paraguay, o de sus tributarios, gían rapidez, por otro, las condiciones
utilizando siempre embarcaciones de atmosféricas, las enfermedades y los in-
tecnología indígena: las canoas10. Éstas, sectos imponían un ritmo más lento.
sin embargo, fueron adaptadas a las exi- Como elementos de esta ecuación deben
gencias del trayecto y a las necesidades considerarse, además, la estructura y ta-
que debían satisfacer. Había canoas gran- maño de la expedición, así como la incer-
des, medianas y pequeñas. Las primeras, teza del camino.
de mayor tamaño y casi siempre llama- La línea de la frontera había sido tra-
das de balsas, estaban armadas con dos zada de forma abstracta y era justamente
piezas de artillería, los pedreros, y po- por eso por lo que las expediciones de-
seían un mástil al centro, en el que se marcadoras fueron enviadas a América.
sustentaba una vela redonda. En sus bor- Se viajaba, pues, sin informaciones segu-
des llevaban también puntales de quitar, ras sobre cuáles eran los caminos que se
y poner, que en casos de necesidad sus- deberían seguir. Es cierto que existían
tentaban toldos de cuero para proteger los mapas de los misioneros jesuitas,

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pero en aquella época incluso estos reli- Cuiabá y había trabajado como piloto de
giosos poco sabían sobre cómo navegar las Canoas, que hacen el Comercio de
por el curso superior del río Paraguay11. San Pablo, Cuyaba, y Matogroso. Era,
También es efectivo que los comisarios pues, un fugitivo que, como tantos otros,
habían recibido una copia del Mapa de había entrado en territorio español para
Demarcación –el Mapa de las Cortes–, huir de la justicia. Pero, dadas las cir-
en el que la línea roja indicaba los límites cunstancias, poco importaba su pasado;
y el camino a ser reconocido. Pero esto fue acogido por el comisario portugués y
apenas servía de ayuda. Durante el trans- asumió la función de práctico en aquella
curso del viaje, los expedicionarios fue- Partida14.
ron constatando los numerosos errores Remediado el problema, la tropa se
contenidos en esta carta12. puso en marcha. Los desplazamientos
Cada verificación que se hacía me- eran difíciles; la escuadrilla de canoas na-
diante los instrumentos de medición po- vegaba contra la corriente subiendo por
nía en evidencia los errores de aquella las abundantes aguas del Paraguay. Se
carta. Por ejemplo, al llegar a la boca del encontraban en el Pantanal, una región
río Jaurú, donde colocaron el marco de fluvial-lacustre, entrecortada por cente-
límites, los demarcadores observaron: «Y nas de cursos de agua de pequeño y me-
aunque hallemos que por nuestras ob- diano tamaño, con numerosas bahías y
servaciones de Latitud que la boca del lagunas. Una y otra vez ocurrían peque-
Jaurú está en mayor que aquella en ños accidentes, barcos que encallaban en
que se ve colocado en el Mapa de la De- bancos de arena o que raspaban en las
marcación que nos dieron los Señores piedras, derivando todo en peligros y en
Comisarios Principales[,] no puede ser- más demoras.
vir de embarazo porque este mismo Siempre debemos tener en cuenta
error hemos hallado en todos los para- que se trata de un arduo viaje de traba-
jes conocidos como bocas de Ríos y Pue- jo, que exigía enorme resistencia de los
blos y más siendo evidente que por estos participantes. Regularmente las jornadas
sitios no anda quien tenga la Inteligen- se iniciaban hacia las cinco de la mañana
cia suficiente para este genero de labo- y se extendían hasta la puesta del sol, es
res»13. Por lo que se desprende de la decir, hasta aproximadamente las siete
documentación, de hecho, estos demar- de la tarde. Era entonces cuando se bus- 11
 Para la cartografía jesuita, consultar Furlong
cadores dispusieron de poquísima infor- caba un puerto para pasar la noche. (1936) y (1946). Para la representación
mación segura sobre los lugares por Existían otras paradas indispensables, cartográfica de la región del Pantanal,
donde deberían circular, lo que hizo del para que se realizasen las mediciones y, v. Costa (1999). Debe tenerse en cuenta,
viaje una gran aventura. siendo día de guardar, para que los ca- también, que los españoles contaban en su
Al iniciar su recorrido, los expedicio- pellanes celebrasen la misa; pero todo Tercera Partida con la presencia de José
narios imaginaban que podrían encon- dependía de las condiciones climáticas, Quiroga. Este jesuita viajaba en calidad de
trar datos sobre los caminos a seguir en de modo que muchas veces el mal tiem- capellán, y no se puede olvidar que era uno
los archivos de Asunción. ¡Craso error! po contribuía a que se impusiese un rit- de los más competentes matemáticos y
En esa ciudad ni siquiera consiguieron mo muy lento. cartógrafos. Pero el propio mapa que Quiroga
contratar un práctico que los guiase has- Lo más importante en este viaje eran publicó en 1749 también pone en evidencia
ta la boca del Jaurú: «[…] después de ex- las mediciones (fig. 1). Había que regis- que los propios jesuitas no conocían el curso
quisitas diligencias [anotaron en el Dia- trar la latitud y la longitud, consultar sis- superior del río Paraguay.
rio], no se hallo en toda Provincia temáticamente termómetros y baróme- 12
 Los errores contenidos en el Mapa de las
quien hubiese echo esta navegación, ni tros, en fin, las tareas esenciales para Cortes han sido analizados por varios autores.
noticia de que español alguno de los componer mapas precisos. Estas tareas Para Cortesão (2001) se trata de
que los mas viejos carecieron diese ra- debían realizarse dos veces al día. Y ade- deformaciones puestas intencionalmente por
zón de lo que se solicitaba[;] solo se en- más, era necesario realizar continuamen- los portugueses, a modo de un artificio para
contró un viejo que ejerció aquí el em- te levantamientos topográficos y carto- sus negociadores. Carneiro de Mendonça
pleo de Maestre de Campo[,] el cual en gráficos, y dibujar mapas, quehaceres que (1985), por su parte, disiente de Cortesão.
persecución de los Indios enemigos se sólo podían ser ejecutados a la luz del Esta cuestión fue tratada más recientemente
alejó lo mas hasta la boca del Río Em- día, imponiendo siempre viajes diurnos. por Clemente Ferreira (2007).
botetei» [hoy río Miranda]. Y aun antes de dormir –como vimos–, los 13
 Diario 1753-1754, Conclusión de la
Pero fue poco lo que este hombre comisarios debían escribir el diario. Demarcación, enero 1754; subrayados de la
pudo ayudar: estaba sumamente cadu- Así, poco a poco, avanzaban. El 11 de autora.
co, y enfermo, además de ciego. Para su diciembre registraron el paso por la gran 14
 Todas las referencias a esa cuestión fueron
suerte, consiguieron localizar un portu- desembocadura del Taquarí; dos días tomadas de la Introducción del Diario,
gués que había vivido un tiempo en después vieron al río Paraguay dividir su septiembre de 1753.

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Maria de Fátima Costa

Figura 1.  «Carta Plana de


parte del río Paraguay que
expresa sus inundaciones
anuales hecha por los
Demarcadotes de Limites
Españoles y Lusitanos
acordadamente y con
buenos ynstrumentos
el año de 1753, Félix
de Azara, 1793».
Museo Naval, Madrid.

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Viajes en la frontera colonial. Historias de una expedición de límites en la América Meridional (1753-1754)

curso: al oriente quedaba el Paraguay- manecerían acampados, a la espera, en la


Mini, del otro lado seguía el Paraguay- boca del Paraguay-Mini.
Açu. Llegaban finalmente a las proximi- Las piezas de mármol fueron traslada-
dades de los tan esperados pantanos das a cuatro canoas más pequeñas y,
llamados La Laguna de los Xarayes, de cumplida esta tarea, continuaron viaje a
acuerdo con las indicaciones del artículo una velocidad bastante mayor. Pero el 31
VI del Tratado de Madrid. Ahí tuvieron la de diciembre de 1753 se registró la pre-
grata sorpresa de encontrar un convoy sencia de otro personaje: «[...] y estos
de canoas con víveres y noticias. El go- días han molestado mucho los Mosqui-
bernador de Mato Grosso, Antonio Ro- tos[,] particularmente ha sido tal la
lim de Moura Tavares, había enviado una multitud, que no daban lugar a otras
tropa para auxiliar a la expedición cuan- ocupaciones que la precisa de sacudir-
do ésta pasase por ahí, respondiendo así los[;] la gente ocupada en el remo pa-
a un pedido hecho anteriormente por dece mucho por la necesidad de que
Gomes de Freire de Andrade (Artículo tienen en tener las dos manos para el
3.o Instrucción, 1753). trabajo».
Desde la salida de Asunción, el 21 de Se iniciaba el nuevo año y con él lle-
septiembre, con la única excepción gaban, además de los mosquitos, las en-
del embate que tuvieron con los indios fermedades. Los remeros y los soldados,
–del que se hablará más adelante–, éste más vulnerables por el exceso de trabajo
era el primer encuentro de las Partidas y la pobre alimentación, fueron los pri-
con el mundo exterior. Ella dará aliento meros en sufrirlas. Era verano y el calor
a los viajeros e imprimirá un nuevo rit- se hacía insoportable. Todo iba configu-
mo a la jornada. Los inexpertos expedi- rando una verdadera orquestación de
cionarios se reunieron con los Prácticos molestias.
del Cuiabá, hombres fogueados en el Al fin, el 9 de febrero avistan la boca
arte de navegar por aquel laberinto de de un río desaguando en el Paraguay;
aguas. Era como si los cartógrafos y as- eran las tres y media de la tarde cuando
trónomos europeos hubiesen consegui- un Práctico del Cuiabá lo identificó: era
do accesar una enciclopedia viva que los el río Jaurú. Es fácil imaginar cuál sería el
instruía sobre las singularidades de ese alivio que sentirían esos viajeros.
lugar de tierra adentro. A partir de ese Y no había tiempo que perder. Des-
momento, los Prácticos serán los perso- pués de su llegada hicieron las debidas
najes más citados en el Diario. mediciones y se pusieron manos a la
Conocedores de los secretos de esos obra para montar y «plantar» el Marco de
caminos, los prácticos diagnosticaron rá- Límites en la boca del río Jaurú. Pero
pidamente las dificultades de la comi- (fig. 2), tal y como escribieron en el Dia-
sión. Habían demorado demasiado en rio, los demarcadores no colocaron el
llegar al Paraguay-Mini y ya los ríos esta- marco exactamente en la desembocadu-
ban casi desbordando; las incomodida- ra, pues «[...] reconocido el Terreno o
des y los peligros eran grandes, puesto punta que forman los dos Ríos[,] que-
que además del crecido volumen de dando toda la boca del Jaurú libre ha-
agua, existía el riesgo de los troncos que cia arriba o al Norte en cuyo sitio se
frecuentemente «rodaban» río abajo. Si debía colocar el Marco referido[,] pero
querían llegar al Jaurú, debían actuar con se halló anegadizo de Tierra Floja y
rapidez. Esto los obligaría a disminuir el baja que anega las crecientes y así por
número de hombres y a navegar en bar- no exponerlo a que se enterrase y cai-
cos de menor tamaño. Efectivamente, así ga[,] se no se determino la colocación
lo hicieron. De común acuerdo, Sá e en él sino en el mismo acampamento
Faria y Antonio de Flores siguieron los sobre unas Ruinas de una casa en don-
consejos que les proporcionaba el saber de vivió algunos años un Portugués con
empírico y reorganizaron sus tropas, su familia natural de Cuyabá, persua-
reduciéndolas a lo sustancial. Junto a didos por este de que estaba seguro de
ellos viajarían hasta la desembocadura inundaciones[,] el Terreno era duro y
del Jaurú, por la parte de España, el geó- en alta Barranca» (Diario: Conclusión
grafo y el capellán, y por la parte de Por- de la Demarcación).
tugal, el astrónomo y el cirujano, más 16 El 15 de enero, finalmente, estaba ya
hombres en armas y los remeros. Los de- todo dispuesto, y en la tarde de ese día,
más, es decir, el grueso de la tropa, per- en aquel desierto de aguas, pudieron oír-

Anales del Museo de América 16 (2009) Pags. 113-126  [119]


Maria de Fátima Costa

Figura 2.  Miguel Ciera, 1758.


Vista del lugar donde los demarcadores
«plantaran» el Marco de Limites.
Biblioteca Nacional, Río de Janeiro.
se repetidas salvas de ¡Vivan los Reyes!. que la mortificación de los insectos [...]
El jesuita matemático celebró misa y ben- (Diario, 13 de enero de 1754). En medio
dijo el monumento15. En ese momento de estos infortunios, el teniente de infan-
se daba por concluida la misión. Faltaba tería y Tercer Comisario de la tropa por-
ahora emprender el viaje de retorno. tuguesa, Manuel da Silva, no resistió a las
Liberados, por fin, del peso psicológi- enfermedades y murió. Así, esforzándose
co de la misión y del peso físico de las por vencer las distancias y las aflicciones,
cuatro grandes piedras, la vuelta fue bas- la tropa se apresura y ya el 8 de febrero
tante más rápida: ya no era necesario llega a Asunción.
consultar instrumentos ni cartografiar, lo Concluye la misión, pero no los traba-
que permitía que también se navegase jos de las Terceras Partidas. De vuelta en
de noche. Aun así, la jornada no fue tran- Paraguay, este equipo aun deberá hacer
quila. Muchos habían enfermado y todos otros viajes de reconocimiento por el río
eran perseguidos por una enorme «plaga Paraná. Pero, como se sabe, todo el es-
de mosquitos», tábanos y abispas que fuerzo realizado por las Comisiones De-
no dejaban a nadie dormir, ni siquiera marcadoras en América del Sur fue des-
comer, solo había algún descanso junto echado después que las coronas ibéricas
a las hogueras, que eran encendidas in- firmaron en 1761 el Tratado del Prado,
cluso en el interior de las embarcaciones. que anuló lo acordado once años antes
15
 Este monumento se encuentra hoy en la Éstas hacían mucho humo y el calor, en Madrid. Sabemos, eso sí, que las coro-
plaza de la ciudad brasileña de Cáceres (Mato pero para los expedicionarios el fastidio nas ibéricas acumularon un sólido cono-
Grosso), siendo el único de los marcos de del humo en una estación tan rigurosa cimiento sobre las tierras del interior de
demarcación que se conserva. en la Zona Tórrida era más sufrible la América Meridional.

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Viajes en la frontera colonial. Historias de una expedición de límites en la América Meridional (1753-1754)

IV.  La Demarcación cia activa a la presencia colonizadora de


y los indios los españoles y, después, de los luso-bra-
sileños. Sus tácticas defensivas hicieron
La mayor parte del recorrido hecho por de ellos un pueblo de indios enemigos,
la comisión luso-castellana en el interior ganándose los epítetos de falsos y traicio-
de la cuenca hidrográfica del Alto Para- neros. Eran considerados como un flage-
guay tuvo como escenario territorios en lo de la colonización. Son muchos los
los que vivía una numerosa población relatos sobre sus ataques fluviales, en los
indígena. Ya en los relatos del siglo xvi que ponían en evidencia una absoluta
se verifica que la región por donde las sintonía con el elemento agua, llegando a
Terceras Partidas llevaron a cabo sus jor- ser considerados como indios anfibios,
nadas abrigaba a decenas de diferentes según observó el jesuita Martín Dobri-
naciones y pueblos indígenas que rivali- zhoffer: «[...] podía venir abajo monta-
zaban entre sí, procurando definir el do- ñas de agua unas sobre otras, bramar
minio de sus territorios. Ya a mediados tempestades hasta el cansancio, que el
del siglo xviii, sin embargo, nada se sabía Payaguá, de pie sobre la yunta extrema
de muchos de ellos como, por ejemplo, de su embarcación, proseguirá reman-
de los agricultores xarayes, tan presen- do completamente impávido frente a
tes en los relatos de los siglos xvi y xvii. ellas, mientras que la canoa que en su
Primero fueron las encomiendas espa- mayor parte emerge por sobre agua y
ñolas, después las entradas de los ban- mira hacia arriba, cruza veloz cual
deirantes paulistas, y el proceso coloni- viento las olas. Así como jamás un pez
zador en el Cuiabá también contribuyó se ahoga debajo del agua, lo mismo no
fehacientemente en este exterminio cul- se ahoga tampoco un Payaguá, pues él
tural y humano. Aun así, en la década de nada tan fácilmente como un pez».
1750 vivía ahí por lo menos una decena (Dobrizhoffer, 1967, I: 214).
de pueblos indígenas. Tampoco faltaban las historias sobre
En el Diario, los demarcadores deja- expediciones «punitivas» que salían de
ron numerosas referencias sobre los pa- Asunción y después también de Cuiabá,
yaguá, los guaikurú y los guaná, naciones en la tentativa de impedir sus acciones.
que siempre ofrecieron resistencia a la Pero para 1740, los payaguá habían esta-
presencia colonizadora. Son menciona- blecido un acuerdo de paz con los asun-
dos también otros pueblos, como los po- ceños, de manera que en tiempos de la
rrudo y los caracará. Éstos, sin embargo, demarcación podían ser considerados
aparecen apenas como topónimos. Po- como «amigos» de los españoles. La gue-
rrudo da su nombre a un río, el río de los rra continuaba, en cambio, con los lusita-
Porrudo: dos naciones de Indios que ha- nos (Vangelista, 1993). La relación de
bitaban y de que ahora no ay vestigios este pueblo anfibio con los expediciona-
[...]16. Los caracará, por su parte, son cita- rios comienza ya a la salida de Asunción,
dos en relación a una boca de una Lagu- cuando la tropa fue abordada por canoas
na grande que según los prácticos se de los payaguá, y algunos indios, incluso
llama de Caracarás, nación de Indios un jefe, se ofrecieron para guiarlos hasta
que ahora no se sabe si permanecen el río Jaurú.
(Diario, 26 de diciembre de 1753). Para Esta aproximación nos induce a pen-
los viajeros del siglo xviii, Porrudo y Cara- sar que los indios estaban conscientes de
cará representaban apenas vestigios so- las dificultades que enfrentaban los viaje-
noros de territorialidades aniquiladas, ros, como consecuencia del desconoci-
que la cartografía evocaba como un pun- miento de la ruta que debían seguir y
to más en la línea limítrofe a ser demar- también de la falta de guías capaces en
cada entre las tierras de los imperios ibé- Asunción. Probablemente es en vista de 16
 Diario, 25 de diciembre de 1753. El río
ricos. Ganan protagonismo, en cambio, esto por lo que se dirigirían al comisario Porrudo recibe hoy el nombre de São
los mencionados payaguá, guaikurú y español ofreciéndose para tal función. Lourenço; en el siglo xviii fue de gran
guaná; éstos sí aparecen en carne y hue- Sin lugar a dudas, los payaguá eran los importancia para la colonización portuguesa,
so desempeñando belicosos papeles en mejores conocedores de aquellos cami- ya que era a través de él que las flotas
el escenario de la frontera. nos acuáticos. Pero para los peninsulares comerciales –las monções– realizaban el
Los payaguá eran indios que se pasa- –principalmente para los portugueses– trayecto fluvial entre São Paulo y las Minas
ban la vida encaramados en sus canoas el temor a posibles emboscadas fue ma- del Cuiabá. En relación a los Porrudo, algunos
navegando en su río, el Paraguay. Desde yor que el recelo de rutas incógnitas. No antropólogos piensan que pertenecían al gran
el siglo xvi habían ofrecido una resisten- aceptaron la oferta y, más aún, crearon grupo de los Bororo.

Anales del Museo de América 16 (2009) Pags. 113-126  [121]


Maria de Fátima Costa

subterfugios para alejarlos, según regis- char lazos ni buscaba ayuda para el viaje;
traron en el Diario el 13 de noviembre lo que pretendían era convencer a los
de 1753: «[...] el Comandante de Su Ma- mbayá para que les vendiesen algunas
jestad Católica le dio una carta [al in- vacas de su bello rebaño.
dio] para que llevase al gobernador de La tropa demarcadora ya llevaba días
la Asunción por despacharlo». de viaje, alimentándose de charqui y, de
Con los Guaikurú y los Guaná la rela- vez en cuando, de alguna pieza de caza o
ción fue distinta. Los mbayá-guaikurú de pescado; así, ciertamente, al ver el ga-
son indios oriundos del Chaco, que ha- nado suelto, pensaron en la posibilidad
bían aprendido a dominar el caballo in- de conseguir algunas reses que les pro-
troducido por los españoles. Ya ecues- porcionasen un buen pedazo de carne
tres, en el siglo xvi se trasladaron a la fresca para enriquecer su dieta. Los in-
cuenca hidrográfica del Alto Río Para- dios, a su vez, no veían con buenos ojos
guay, llegando a dominar la región. Ahí una expedición de esa envergadura, bien
se apropian del ganado bovino abando- pertrechada de hombres y armas, aden-
nado por los misioneros jesuitas de Ita- trándose en su territorio; menos aún los
tim, cuando estos religiosos huyeron de complacería ver que sus dos grandes
los bandeirantes paulistas. En su compa- enemigos –portugueses y españoles–
ñía vivían los txané-guaná, un pueblo aparecían ahí reunidos en la ejecución de
agricultor y de índole menos guerrera. una empresa común. Así pues, el apetito
Estos dos grupos habían establecido una que despertaban las vacas en el paladar
alianza en la que los guaná –a cambio de de los viajeros bien podría ser transfor-
protección– dividían sus cosechas, cerá- mado en una excelente oportunidad para
micas y tejidos con los mbayá. llevar a cabo un ataque bien pensado.
El encuentro de los demarcadores Y fue efectivamente así cómo actua-
con estas dos naciones tuvo lugar a fina- ron los indios. Aceptaron la transacción
les de noviembre de 1753, cuando los y pasaron a afinar los detalles del nego-
viajeros avistaron algunos caballos e in- cio. Ése fue el momento que los Guaikurú
dios ecuestres en ambas márgenes del aprovecharon para acabar con la vida
río Paraguay, en la región próxima al mo- de un marinero de la Partida española,
rro Pan de Azúcar. El Diario demuestra desencadenando una situación de abier-
que los peninsulares ya conocían algunas ta beligerancia.
de las costumbres de estos indios, en Según se desprende del Diario, los
particular que los guaikurú vivían asocia- mbayá armaron una emboscada, para lo
dos a grupos guaná, pues el 21 de no- que contaron con la ayuda de los paya-
viembre registraron: «[...] Vimos en la guá. Los demarcadores dedujeron que
playa mazorcas secas de Maíz, y algo- había una alianza entre ellos [payaguá y
donales. Se sabe por varias noticias que guaikurú] «para destruir las Partidas,
estos Bayas [mbayá-guikurú] son 3 tolde- así por tierra como por río [...]». Llega-
rías, y dos de los Guanás, sus aliados[:] do ese punto, los Primeros Comisarios
éstos sirven de labrar la tierra en don- ordenaron, de común acuerdo, «que se
de siembran Maíz, calabazas y otras haga todo el mal posible a los indios
semillas[:] plantan algodón y tabaco y que se vean como enemigos declara-
los otros crían bacas, caballos y ovejas dos» [Diario, 23 de noviembre de 1753
y hacen la guerra a los Indios sus ene- (ambas citas); subrayado de la autora].
migos y de los Guaná que confinan con Y esto fue llevado a la práctica rápida-
estas dos naciones y que viven en el in- mente. Ya al día siguiente, cuando los
terior del chaco, por lo cual dicen que mbayá y los demarcadores se vuelven a
se sirven de los Guaná como si se hubie- encontrar, estos dispararon «matando
ran sometidos a ellos por pusilánimes e un indio y hiriendo dos, que según la
incapaces defenderse de sus enemigos. posición en que estaban juzgamos por
Estas 5 tolderías están situadas por am- imposible que escapasen» (Ídem, 24 de
bos lados del Río y cogen algunas leguas noviembre de 1753). En el tercer día de
a lo largo de el [...]». la contienda se les presentó otro grupo
A diferencia del comportamiento que que identificaron como guaná; éstos
habían tenido con los payaguá, ahora es «gritaban diciendo paz. Pero para los
la propia comisión de límites la que pro- expedicionarios todo aquello era enga-
cura establecer contacto. Pero la tentati- ño de ellos para hacer otra infamia
va de aproximación no aspiraba a estre- como la pasada y nosotros procurába-

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Viajes en la frontera colonial. Historias de una expedición de límites en la América Meridional (1753-1754)

mos volverles la paga con otro tanto» bemos entender que los «ataques» te-
(Ídem, 25 de noviembre de 1753). nían, pues, una connotación estratégica.
Una vez que consiguieron vencer el Eran los artificios militares utilizados por
bloqueo indígena por la fuerza de las ar- los indios contra la presencia de la expe-
mas, la comisión de límites olvida las va- dición invasora. De hecho, los guaikurú,
cas y sigue su camino río arriba por el payaguá y guaná no estaban atacando,
Paraguay. sino defendiendo sus vidas y su territo-
Es interesante observar, sin embargo, rio de los pretendidos nuevos dueños.
que en toda la documentación sobre La cuestión adquiere incluso otro ca-
este viaje existe una constante preocupa- riz si tenemos en cuenta el principio del
ción con la presencia de los indios, siem- uti possidetis que los peninsulares esta-
pre mencionados como un factor de pe- ban aplicando. Basado en ese presupues-
ligro. Esto está patente ya en el artículo to, las tolderías, las plantaciones y los
1.o de las Instrucciones que los comisa- rebaños indígenas que los demarcadores
rios Freire de Andrade y el Marqués de vieron y registraron en su Diario consti-
Valdelirios habían pasado a los jefes de tuían señales inequívocas de que aque-
las Terceras Partidas, con ocasión del en- llos territorios estaban efectivamente
cuentro en la isla Martín García, en mayo ocupados. Pero tratándose de «bárbaros»
de 1753. Considerando que «los natura- indígenas, esas señales no tenían el mis-
les de este país no permiten, por sus cos- mo significado; el uti possidetis era váli-
tumbres, y genio, ser gobernados con do únicamente para los nuevos poblado-
las reglas», ponen en evidencia que en res europeos. De este modo, declarando
«caso de guerra con los indios bárba- como enemigos a los indios que defen-
ros», los europeos podían aplicar la pena dían su territorio y su existencia, los co-
de muerte. Y así lo hicieron en el conflic- misarios ordenan que «se les haga todo
to con los guaikurú y los guaná, abrién- el mal posible». Así lo hicieron y, una vez
dose camino para que la expedición pu- más, se configuraba una «guerra justa»,
diese realizar su trabajo. como había sido la práctica de los con-
A fin de cuentas, para los demarcado- quistadores en todos los tiempos.
res se trataba de «bárbaros». Y los regis-
tros que dejaron los expedicionarios re-
flejan esa imagen de los payaguá, guaikurú V.  Vistas de paisaje como
y guaná como «bárbaros», tal como existía construcción cartográfica
desde el siglo xvi.
Verificamos, además, que si bien el ar- Por lo que se ha visto, la comisión demar-
tículo 25.o de las Instrucciones de 1751 cadora de hecho procuraba reconocer y
orienta a los «comisarios, geógrafos y apropiarse del territorio fronterizo. Con
demás personas inteligentes» para que este objetivo, además de imponerse mili-
observen las «cualidades naturales del tarmente sobre los señores de la tierra,
país, los habitantes y sus costumbres» es decir, los indios, también se apropia-
(Instrucciones, 1751), en el Diario no se ban simbólicamente de la geografía, ha-
encuentra ningún registro en ese senti- ciendo uso de sus modernos instrumen-
do. Estos viajeros, algunos de ellos edu- tos científicos, con los que reducían los
cados bajo las luces de la Ilustración eu- lugares a proporciones que permitiesen
ropea, no manifiestan ningún indicio de una lectura a la distancia, mediante el po-
curiosidad o preocupación por conocer deroso instrumento que eran y continúan
y registrar los rasgos culturales de aque- siendo los mapas. Cabe recordar aquí
llos pueblos. Los indios sólo ganaron que «[...] La causa principal del poder
protagonismo en su relato cuando fue- de los mapas radica en que, gracias al
ron capaces de interferir en el buen re- mecanismo reductor de la escala que
sultado de la expedición. introducen, permiten la representación
Debemos tener en cuenta, no obstan- gráfica de realidades espaciales que el
te, que eran precisamente las tierras ha- hombre no podría percibir sin su ayu-
bitadas por payaguá, guaikurú y guaná da. Es esa capacidad la que hace posi-
las que españoles y portugueses intenta- ble que sean utilizados como instru-
ban reconocer, viéndolas como suyas; mentos para conocer el espacio real y,
era ahí que se proponían demarcar las en cierto modo, como medio para susti-
fronteras de las potencias coloniales ibé- tuir o reemplazar a éste.» [Fundación
ricas en Sudamérica. En este sentido, de- Carlos Amberes (ed.), 1995:11.]

Anales del Museo de América 16 (2009) Pags. 113-126  [123]


Maria de Fátima Costa

De este modo, haciendo uso de la con mediana barranca y bosques[;] en-


cartografía, los expedicionarios trazaban contramos dos bocas[,] tomamos la Oc-
sobre el papel los recovecos y las parti- cidental por ser mayor. Estas forman
cularidades de cada lugar, con sus ríos, una Isla cubierta de árboles y baja. En
montañas y pueblos. Además de definir la entrada del brazo que tomamos se
la localización, esto permitía un control dejó una boca de arroyo en la parte
efectivo sobre el espacio. Occidental que sale de una Laguna.
Pero también cabe llamar la atención Más adelante en la misma parte Occi-
de que la jornada de límites tuvo como dental de este brazo que seguimos que-
escenario las tierras interiores bañadas da una boca ancha con una Islita en
por el río Paraguay, un espacio que cobi- medio[,] dentro tiene dos bocas al lado
ja algunos de los más bellos y singulares derecho y otra al lado izquierdo si se
ecosistemas de nuestro planeta: el Panta- entra por ella. En el brazo chico ay
nal. En sus registros, no obstante, lo que poca agua, y muchos bancos de arena.
los expedicionarios retenían era sola- Quedaron a la parte Occidental del río
mente la fisionomía cartográfica. cerros cubiertos de árboles y poco des-
Las anotaciones del Diario dan la im- viados de la orilla[;] se halló un cerro
presión de que los comisarios de límites mediano también cubierto de bosques
sólo vieron el paisaje a partir de la pers- que lleva con pie a la orilla occidental
pectiva de los mapas. Aunque se quejen del río [...]».
de los mosquitos y del calor y se atemo- En esta como en otras descripciones,
ricen con la presencia indígena, fueron el espacio va siendo calibrado, pero
incapaces de cualquier tipo de adjetiva- siempre con una preocupación cartográ-
ción con respecto al espectáculo que fica; es como si estuviesen realizando un
diariamente les proporcionaba la natura- mapa en palabras.
leza. Nada se dice sobre la belleza y la La ausencia de una valoración del pai-
enorme diversidad de aves que habita saje puede estar asociada a la propia na-
ese espacio, ni tampoco se encuentran turaleza del documento: un diario en el
referencias a otros tipos de animales. La que se narra un viaje de demarcación de
única excepción es una anotación del 18 fronteras y cuyos autores son empleados
de noviembre sobre los «muchos pesca- de imperios rivales. Qué duda cabe que
dos que andan saltando» contra la co- éste es un dato que debe ser considera-
rriente del río. Ciertamente, con estas do; los territorios debían ser resguarda-
parcas palabras los demarcadores esta- dos y no adjetivados. Este hecho gana
ban registrando un fenómeno que hasta aún más consistencia cuando compara-
hoy constituye un gran espectáculo de mos el relato de las jornadas con algunas
movimiento, sonido y vigor en las aguas de las instrucciones secretas que Sus
del Paraguay y sus afluentes: la migración Reales Majestades de España y Portugal
de los peces hacia las nacientes, para la enviaron a sus respectivos Comisarios
reproducción, la piracema. Y aparece Demarcadores.
otra mención a una gran cantidad de ya- Esas Instrucciones permiten identifi-
carés que vieron el 3 de diciembre en un car cuáles eran de verdad los criterios
barranco. que orientaban la mirada de los viajeros;
La vegetación, por su parte, tampoco y al leerlas observamos esencialmente
merece ningún tipo de tratamiento espe- que éstas iban en dos direcciones: inte-
cial por su singularidad; ven invariable- resaban los puntos estratégicos y los re-
mente árboles, bosques o palmeras, sin cursos naturales, asuntos que siempre
ningún comentario cualitativo que los aparecen de forma complementaria. De-
individualice. En verdad, en la narrativa bían prestar atención a los cursos de las
prima una inacabable relación de ríos, aguas, observar las sinuosidades de los
bocas de ríos, islas, riachuelos, lagunas, ríos, su navegabilidad, reconocer las
cerros, barrancos, en fin, referencias áreas que éstos bañaban y la naturaleza
geográficas que, sin duda, formaban par- de los suelos a su alrededor. De la misma
te del paisaje, pero que no atienden a su manera, debían observar las montañas,
individualidad. De acuerdo con el Dia- estudiándolas con perspicacia, puesto
rio, la jornada se caracterizó por una to- que eran lugares estratégicos. Pero ellas
tal monotonía. Por ejemplo, el 20 de di- también interesaban como recurso natu-
ciembre escriben: «Salimos a las 5 de la ral: ¿contenían minerales?, ¿o quizá ca-
mañana al remo[,] ambas costas van vernas? Es en ese mismo sentido que

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Viajes en la frontera colonial. Historias de una expedición de límites en la América Meridional (1753-1754)

observan la vegetación, si es rala, si alta, españolas e iberoamericanas– pone de


si densa y qué maderas aparecen, ¿servi- manifiesto el inmenso trabajo realizado
rían para construir embarcaciones, para por estas comisiones y muestra el empe-
la fabricación de muebles o para la cons- ño que aplicaron para proporcionar da-
trucción de casas? Todos estos asuntos tos fehacientes sobre esas tierras interio-
fueron bien especificados en la carta que res. En ellos está registrado cada uno de
Manuel Antonio de Flores envió al Mar- los ríos, montes, lagos, pueblos indíge-
qués de Valdelirios en 1756, es decir, nas, los mismos a los que los demarca-
poco después de que las Terceras Parti- dores hicieron referencia tanto en su
das concluyesen el viaje. De nada menos Diario como, y sobre todo, en los docu-
que ochenta ítems consta la respuesta mentos secretos.
del Primer Comisario español a las ins- No cabe duda de que para las coronas
trucciones secretas que había recibido ibéricas el viaje realizado por las Terceras
antes de iniciar la jornada (Publicada en Partidas de Límites se cubrió con éxito.
Cortesão, s/d). Al comparar rápidamente Llevando en sus canoas los más moder-
el contenido de esta carta con las anota- nos instrumentos de medición produci-
ciones del Diario queda en evidencia dos en Europa, este equipo venció barre-
que fue mucho lo que se observó, más ras, reconoció la frontera y cartografió.
allá de la interminable lista de ríos, lagos, Era conocido el hecho de que estaban
bahías, etc. en territorios habitados por diversos
Los registros cartográficos son ele- pueblos indígenas. Pero éstos son prota-
mentos esenciales de este viaje; todas las gonistas sólo cuando aparecen como un
informaciones escritas sólo adquieren impedimento para la demarcación. Y en-
consistencia cuando son confrontadas tonces fueron identificados como indios
con su traspaso a los mapas. Es en ellos enemigos y recibieron de los peninsula-
donde se definen las localizaciones con res todo el mal que se les podía hacer;
sus respectivas coordenadas. Esto expli- sus territorios pasaron a ser considera-
ca por qué se realizó tanto trabajo de dos como parte del dominio de las po-
cartografía en estos viajes. El rico acervo tencias coloniales ibéricas, integrándose
de mapas legado por las tropas demarca- al proceso de toma de posesión –efecti-
doras –que hoy se encuentra disperso en va y cartográfica– que llevaba a cabo la
archivos de instituciones portuguesas, empresa de demarcación.

Anales del Museo de América 16 (2009) Pags. 113-126  [125]


Maria de Fátima Costa

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