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Iapacio taizareta Unitarios Historia de a faci politica «que sei a Argentina moderna "(ni “fot Drow ulamerian, 204 sin pn en ‘gine toe mga ete, ni ‘eos ao pageants APRS EN LA ARGENTINA unt ace dt sacpeteratent ander 355 Buea emcalaersm at aa 3100 ome wen de impin on Pritig Ba SA. ‘ai ray 65 Avante, Beran iyo moo op de 34 pice Introduccion. 1. EI momento rivadaviano (1820-1824). Las reformas rivadavianas, Comienzo de las divisiones politicas ¥¥ primeros proyectos de unin. Entreacto I. ;Buenos o malos? La historiogratia y la construccién de la imagen de los unitarios. La historiografia liboral y un legado favorable. Hacia un paulatino viraje interpretativo. El revisionismo historico y su mirada mordaz 2. El proyecto unitario nacional y las Asambleas Constituyentes (1824-1828) cmon Los debates constituyentesy el nacimiento de las facciones, ' Rivadavia y su fugaz experiencia presidencial, Entreacto I. Una relaci6n compleja: los unitarios y los sectores populares. : Las tensiones con los campesinos y con la plebe ported {Los unitariosy los sectores populares del Interior 8. Le guerra civil: auge y caida del unitarismo en armas (1828-1831). : 17 28 98 37 a 45 6a 54 a 13 ™ Bllevantamiento de Juan Laval... 4 La Liga del Interior del general Par cn 102 Entreacto IIL La violencia se hace cotidiana: uun dia en la vida de tres unitarios. 110 Las contingencias de un hombre de letras cont Hiuyendo de las garras de la Mazoreat.ou. 16 IvTRoDuCCION Vine, vi, perdi la derota de Lamadrid en Rede del Medio. sn vce 2B 4. Los unitarios en el exilio (1831-1840), 133 {Bi quicbremnce Hacer l eapasimento de buocer 60 Lp06gie win SS ee {un reconocido servidor de aplicaciones de mapas de internet) ease Coe aa aoe ‘l nombre de “Bernardino Rivadavia", esa pesquisa nos lovardé Ce eek ‘los siguientes resultados, Bn In ciudad de Buenos Aires en- cannepamnee Sere eee ue contraremos que Rivadavia es una de sus principales avenidas. Entreacto 1V. Las dicotomfas internas En otros puntos de la capital, nos toparemos con el "Hospital del unitarismo. sos 149 General de Agudos, Bernardino Rivadavia", o con el "Museo Provineianos y porteis. cnn 150 ‘Argentino de Ciencias Naturales’. También hallaremas con esa ‘Los gobieros Hlo-unitarios de Mendoza, denominacién a un gran parque, donde ce venden libros y discos San Juan y Salton . 158 ‘usados, o a tna reconocidaestacién de radio, Si ampliamos atin ‘Los unitarioa de “La Espada y Ia Pam 162 méa nuestra perspectiva geogrifica,loelizaremos la "Bsoucla 1a pluma y sus eolaborador 12 N*1 Bernardino Rivadavi en Capilla dl SeRor, la “Biblioteca Publica Rivadavia’, de‘Trenque Lauguen, un imponente monu- 5. Nuevas campatias contra Rosas y disolucion ‘mento que lo homenajes en Bahia Blanca o una plaza que leva de Ia agrupacion (1840-1852) ce TOD ‘su nombre on la ciudad de Lincoln. Existen también loelidades Las logias se organizan en Buenos Aires 180 ast bautizadas, como aquella stuada en la parte més Jnascampafias de Lavalle y Lamar... 184 la provincia de Salta, Toda la geografia argentina est Lalenta descomposicion de la face tada de ejemplos similares los mencionados: en casi todos los 1yla caida de Rosas. : see 190 pueblos y ciudades, al menos, una calle, una plaza, un mon | ‘mento, hacen referencia a su persona. Eso nos parmite inducir ae a 83} ‘que tiempo atrés existié una suerte de eulto por Rivadavia. No ‘obstante, obsorvando los listades de nombres utilizados en las Bibliografia y fuentes ore ronnie BOB inauguraciones piiblicas recientes, tanto de la esfera nacional ‘como provincial, os casi imposible toparse con ol de quien fuera Agradecimientos 221 ol primer presidente argentino, Bsa ust oe dept en primer intemal bea wen, 06min gu una pera re tn sean sano ncros numer pr se ele fremp depute? So on guste, la propecia aces tance deo donde a siclad ete ctrpreta cups los aus cambiam rodcend ln deplerasent eninge ¥ proses histo evindedy, Poe ers gustan nea bretacones aad etblec con u pala Infuides por aqell que lointonaree ene prs anaroe sels ane Ena rmnt sortae a eno fe profane ivestigdopr es hinradoer tes tion at De alin md tain he sdo petro Como cen deiner or are dela la, Hacemos een Sia al nian argentina dl cul Beran vader ne Sennen Iompobore interés por ces loon algunos cass sel devaeve Lan untarioe hace mudi gue dejan de ie Sr, Coan nance aioe lw eats eles, sj retanes eanciones populares dengan, van erie Ing po el paso dons, ator y guint dela Seva, de alin mods, un po me eapie, Se ominza Scr y saber de muse pando sa tenve deo oe ios manuals exelars cor inten fron hchados dete tn gabinete, Se arene a gue pls e historian de Signa come imprint. Nos ated una eric io den oowaati Todavia «pence del siglo XX exian muchas fami au divin sua perenne ete niarin yor, Ho ‘erin pit an a over a de dacs Pk mas cloraize debe spun enn urd fom Catia, Aguas fling incense mestreondsancadne © mantavinrn reenter anaeincos chon fond A mcs los de erentaeefantamontos entre antes 9 ecraos. Por arom jenplo cme el pace Mish ot fran mansin de la faia Dovrge ue ae encontraba eo ‘centev porte, estaba ubicado frente a una plaza, Una ordenanza ‘municipal, a fines de siglo XIX, a bautiz6 como “Plaza Lavalle”, hhaciemlo homenaje al antigua militar unitario. Glpeados en su ‘orgullo, los miembros de la familia Dorrego, descendientes direc- tos del lider federal Manuel Dorrego —fusilado por orden de Juan, Lavalle en 1826, decidieron tapiar las ventanas que daban ala plaza, Por muchos afios esas ventanas no ofrecieron sino penum- bras a sus moradores, proyectando la oscuridad de las heridas ‘que parecian no haber eicatrizado ain. Otras familias, sin llegar ‘ose extreme, mantuvieron vivas sus tradiciones y preferencias por una de las agrupaciones politcas reign aludidas. Extraido de Ta literatura, un buen ejemplo de ello To representa la idolatria © idealizacién por el pasado unitario de la familia de Alejandra, la protagonista de Sobre Aéroes y tunbas, considerada por muchos ‘como la mejor novela eserita por Ernesto Sabato, Pero con el devenir del tiempo, aquellos testigos —directos « indirectos— que tenian algo para decir averca de ese pasado violento y particular que experiments nuestro pats durante las fguerras entre unitarios y federal, fueron dejando lentamente de existir. Sumado a ello, los traurnétios afos vividos durante la segunda mitad de la centuria pasada, obligaron a pririzar el presente, relegando la atoncién hacia el pasado y concentrando ladiseusisn en las apremiantes cuestiones polticas y econémicas del momento, De esa manera, unitarios y federates se volvieron viejas entelequias que ya silo podian alimentar los debates de famantes de Is historia, de estudiantes en humanidades o de al: {gunas personas que por cierta inclinacign familiar conservaron Ja memoria de ese pasado desvanceido. Ello no signifies, sin em- Dargo, un absoluto desconacimiento de la sociedad por los hechos ‘que transeurrieron en ese tiempo pretérito, La historia argentina fe siguid ensefiando en las eseuclas; muy pocas personas pueden desconocer lo elemental en Ia materia. Poro la interpretaciones hhstévieas por ellasrecibidas, cargadas en su mayor parte de con- notaciones ideclégicas,colaboraron a fortalecer un relato mani: ‘queo, antittico, en eleual unitaros federales encarmaron lo més ” eanot sublime oo més exerabla qu pod imaginars dl pando transi do ats no do, deeafortunndamente, Lagann Intereacén moderads,dvante»grern dessa Cimints Reva on las tine cas In Nts fo potid hacer una rls sbre ee pride de un mod ie neutral profs ‘Laintocin del presente Hho radia en presenta un ito ‘a heel unarim deel perspective ele lida es tray potion, einteduciona sever nresadae ‘eres pots Consider gue slaborara una mejrcanpneste (situs) de nests proto pus cotrbuirn genera scien mis inorentda preety mds aerante de verges clturln plas de isteprants, Petr brstendofavorecer si irada dla ister qe cunpa cos Sebi nada seni tars de sinpifenr mists conn I complidd de on ferdmenos queso analzan Es doce, heat txpletcones cars do fonsmenos complony que levaron aoe Ae investgecin para promover al mtrpeaons abe nose sada ase un vaso ple pre sinqus por elope Sereducconstaso manquens 1s nario son una prisons insslayale de nso pa sado. Marcaron, dee el poder como fared sou sly eran gs Se, Su alti son mola ‘lee hombres que tanta pats ln segun ita Gel sil XIK Eatin siompre presenta nls erg ba expat dea historia naina tem, orm pate de rons del pnd artigadaen as epresentacnesolaivae a ls aetna eis a Porto ns mie, tmaritaban un explo gue placer thst soa profundidad. “er abr qu promt omen, prinpamens una tra rola dl uniteriamo latte ser de chor soe A trae, dade mi tse daira! hasta ol presente Guan fn spins qu la compen raster cine pnasban tae tegrantes por qué atuarn como lo hicieron, qué as mtn a ‘mantenerse unidos y qué los Mev6 a enfrentarse de forma tan violenta con otras agrupaciones de su tipo. Bl libro se divide en capitulo y entreactos. [Los eapituilos an cinco, y se carneterizan por respetar siempre tun sentido eronoldgico. El primero de ellos comienza con el inicio el unitarismo, allé por 1820, mientras que el ltimo refleja la ‘afd defintiva del régimen de Juan Manuel de Rosas y el egreso de los exiliados unitarios al pais (1852). Los entreactos, que son ‘cuatro en total, e encuentran intercalados entre los capitulos y tienen por finalidad dar wn deseanso a la narracién cronoldgica ‘mientras permiten brindarle un lugar a cierto aspectos especifi- 08 sobre el unitarismo que no podrian ser desarrollados de otra De este modo, el libro ofrece dos alternativas alos loctores. i ‘uno quisiera, padia leer los cinco eapitulos de corrido y, asi, no perder el hilo sucesivo de los acontecimiontos. ¥ luego, en otro ‘momento, introducirse en las paginas de los entreactos, pues al trotar teméticas diferenciadas pueden ser leidos como pequefios ‘ensayos independientes. Pero también es posible encarar la obra respetando el orden continuo de péginas leyendo consecutivamen- te capitulosy entreactos puesto que estos iltimos fueron escritos ¥y ordenados de modo tal que permiten ser comprendidos sin la ‘necesidad de haber lefdo proviamente todos los capitulos.. ‘Antes de dar lugar al inicio de nuestra historia, ereo conve- niente presentar el teldn de fondo donde se desarrllaré la mis- sma, Dicho en otras palabras y en el lenguaje propio de los his- toriadores, inroduciré un breve contexto histérico de Tos hechos fundamentales que antecedieron (y en buena medida explican) al surgimiento del unitarismo, En el aio 1810, Buenos Aires, capital del Virreinato det Rio de la Plata, se sublevaba contra el dominio eapaftol. Aunque {nicialmente esa ruptura no fue absoluta —pues se continué ju rando fidelidad al rey Fernando VIL, eautivo do Napoledn— un ‘erupo de crillos que tenfa el control del Cabildo logré destituir ‘al virray Cisneros y erear un gobierno aut6nomo. Ese osado paso, ‘meramente local, es conocido hoy como Revolucién de Mayo, Be interesante recordar que uno de los principales problemas que el primer gobierno patrio debié afrontar se vincula at rol de los pueblos del interior —Iuego denominadas provineias-— en ese ‘mismo gobierno que acabuba de conformarse. Desde ese mo- ‘mento inieil, dos tendencias comenzaron a diferenciarse: una Droclive a permitir una activa participacién de los pueblos det interior y otra que defendia la voberania que Buenos Aires habi «jervido como capital vireinal pretendiendo dominar desde ella ¥ sin disputa el nuevo escenario politico. Los protagonistas de las dos tendencias opuestas no sorian atin bautizados coma fe- rales y unitarios, Las facciones poiticas que por ese entonces surgieron en el érea rioplatense fueron conocidas como “more- nistas” y “saavedristas”. La primera, portefoeéntries, seguin al bogado Mariano Moreno, de tendencia jacobina, La segunda, ‘mas conciliadora con los intereses del interior, al presidente de Ia Primera Junta y lider militar Cornelio Saavedra. Ambas agrupaciones fueron efimeras, extremadamente personalistas ¥y jams gozavon de la envergadura que tendrian Iuega las de ‘unitarios y fodera ‘Los primeros diez afios que siguieron a la Revolucién de ‘Mayo dojaron como corolavio Ia caida de los dos proyectos po- liticos mas ambiciosos de Ia regién rioplatense: el Directorio Supremo de las Provincias Unidas y su antagonista, la Liga de os Pueblos Libres. El primero, centralsta y con sede en Buenos Aires pero con apoyo en algunos pucblos de! interior. EI sogun- ‘do, de mayor influencia en la regién del Litoral y liderada por l oriental José Gervasio Artigas. Bn los tiempos en que tivo lugar el Directorio (desde 1814 hasta 1820), este régimen apoyé ‘dctica y materialmente alas principales eampatias libertadoras (ecordemos, por ejemplo, el incondicional respaldo del Director Supremo Juan Martin de Pueyeredén a José de San Martin). Pero también, persiguié a los opositores portefios (Manuel Dorrego, Feliciano Chiclana, entre otros) y combatié encarnizadamente a los ejécitos acausillados por Artigas, in 1419 ol Directorio promalgé una Constituci6n wnitaria| {os decir, que implaaba un sistema de gobierno contralizado en ‘unos Aires) daspertando el rechazo de la mayoria de los pueblos ‘dol interior. Finalmente, las eruentas guerras que enfrentaron ‘a dirgctoriales y federalistas —mas otras euestiones que alar- itnrinn demasindo nuestro relato— los debilitarian al punto de ovarlos a su desaparicién, Unitarios y ederales, como se veri tngjo on el caso de los primeres, fueron y no fueron una continu ‘in de las propuestas politicas recidn expuestas. Pero loconcreto ‘on que a partir de 1820 los distintos pueblos que habian constitui- do Ins Provincias Unidas y la Liga Federal de Artigas quedaron ten plena autonomia de sus funciones politico-ndministrativ ‘nda uno de ellos regido por un gobernador. De esa forma nactan Ing provincias. Buenos Aires habia proclamado a la eabeza de ‘au gobierno al militar y hacendado Martin Rodriguez, quien en 1821 nombré como ministro a Bernardino Rivadavia, un liberal y ‘udmirador de la cultura europea que comenz5 una profunda serie de roformas. ‘CAPATULOL EL MOMENTO RIVADAVIANO (1820-1824) En 1820, como consecuencia de la disolucién del Directorio, se ‘niciaba una renovacin politica que lev6 al poder de la provinei ‘de Buenos Aires al denominado “grupo rivadaviano” 0 “partido dol Orden”, Aunque nunca aetuaron bajo esas denominaciones, ‘entre 1820 y 1822 se fue conformando gradualmento wn elenco ‘doactores algo indefinide que acompaié las medidas dal ministro ide gobierno Bernardino Rivadavia y al que sus contemporineos tildarfan de “ministerial”. La base de ese movimiento, origi- nnalmente de exclusiva raigambre portefa, seria poco después Ia plataforma del futuro unitarismo, En este primer capitulo trata: ‘remos de comprender cémo pensaba y actuaba dicha agrupaci6n, pero también el ol de sus protagonistas, las condiciones histér ‘eas que lo generaron y el proceso en el que se iefa transformando ‘en Ia posterior faccién unitaria, Juan Manuel Berut, un testigo de époce, nos brinda un dota lado panorama de la situacién en la que se encontraba Buenos Aires en 1820, luego de haber eaido el Directorio y de ser oeupada por las tropas milicianas de Bstanislao Lipezy Francisco Ramirez: ‘La gran ciudad (..) después de tantasglorias y nombre inmortal ‘que adquirié, ha venido a quedar reducida a un gobierno de pro ‘inca, perdiendo a preeminencia que obtenia de capital yenrte de las provincia de ln Uni: agando atl ou infeliciad, que un er ‘ito que se nombeafaderado, compuesto de ily mis hombres mal frmados, de un triste pusblo come Santa Fe, lo haya hecho coder, y fntrar por euanta ha pedido, redusiéndoio a ceder en mucha parte ‘on deshonory bajza, que se vio precsudo a deponcr al supremo directa, disolver el suberano Congzeso admitir el gobierno federal 1yfinslmente con desaive dl puch? ‘Asi, observamos que existia un terreno propicio para el sur stimiento de un nuevo y vigoroso movimiento politico que res- tauraze el orden social y politico de Buenos Aires. Este naceria de una coalicién entre algunos pocos antiguos directoriales y ‘un grupo de j6venes completamente nuevos en la arena poli tica porteda. Entre éstos, podemos mencionar los nombres de Bonifacio Gallardo, Juan Gil, Ramén Diaz, Juan Cruz, Jacobo y ‘José Vatela; Fortunato Lemyone y Juan C. Lafinur. Destacando, fl origen social tanto de sus intograntes como de muchos de sus simpatizantes, Vicente Fidel Lépe aseguraba que con esta renovacién politica “venian los rcoa, los propistarios, el gremio los abogados, los estudiantes, los tenderos, los hijos de familia, y todo ese potente conjunto de fuerzas sociales en: gendradas por la tradieién de mayo, agrupadas en Ia ciudad, y fesencialmente centralistas y directoriales"* Los lideres de este ‘movimiento se fueron incorporando al proyecto que encarnaba cl flamante gobernador Martin Rodriguez, quien habia sido ele- ‘ido por la recientemente creada Sala de Representantes. Poco tiompo antes, en marza de 1820, durante el inestable gobicrno de Martin de Sarratea se habia inaugurado esta tltima institucién, ‘que con eardcter deliberativo y legislativo venia a reemplazar al tradicional pero algo desprestigiado Cabildo. El objetivo del 1. Bera Juan Mooel Memoria curser. Buenos Airs: Bee, 2001p. 907 2. Lipes, Viento Fil Historia do ts Repbi Argentina: su orem, a auc yeu devarollo plc hasta 1852, omo IV. Buenos Alves: Calas (Casual, 1885, p. 444 ‘nuevo cuarpo representative no diferia, en ciertos aspectos, de su antecesor, puesto que buscaba reflejar las inguietudes ¢ in- tereses de los vecinot notables de Ia ciudad, Pera la novedad radicaba en quo se incorporaban representantes del érnbito rural y sus integrantes debian ser elegidos por ol sufragio de todos Jos varones mayores libres, tal como lo establecia la nueva ley electoral implementada en 1821. La agrupacién politica que algunos comensaben a denominar ‘come “partido de los principios, ‘partido ministerial” o “partido liberal” tomé mayor impulso con la incorporacién de quienes oct parian respectivamente los ministerios de Gobierno y Hacienda, Nos referimos a Bernardino Rivadavia y Manuel J. Garcia. Al hhaber vivido arsbos en el exterior ~el primero como envindo ex- ‘traordinario en Francia ¢ Inglaterra y el segundo con cargo ai- tilar en Rio de Janciro—, fueron vistos por sus eontempordineos ‘como personas independientes de lus vieja facciones ¢ ideal para ocupar sus respectivos cargos. A pesar de las amistades y relaciones que se fueron estrechando dentro del grupo gobernan- te, sus integrantes no desarrollaron, en una primera etapa, und ‘verdadera conciencia de portenencia a un movimiento o partido. Recién lograrfan dentificarse con un proyecto politico ms defini {do cuando so comenzaron a debatir en la Sala de Repretentantes Jas medidas modernizadoras que arraigaron on la historia como ls “reformas rivadavianss". En su primera aparicin piblica on el recinto parlamentario, Bernardino Rivadavia agradecis el honor de haber sido elegido para ese cargo, pero tambidn sefialé la importancia de aper: ‘sonarse con frecuencia en la Sala y la nevesidad de que am. bos poderes —ejecutivo y legislativo— trabajaran de manera ‘conjunta para restablecer el orden de la provincia en todos los ramos. Su primera inieiativa, de resonancia extra-provineial, ‘se orienté a desalontar el congreso que ae realizaba por ese en. tonces en Cérdoba, bajo los auspicios de su gobernador Juan Bautista Bustos. Poco después, el nuovo gobierno bonaerense lograba dosarticular los Cabildos de Buenos Aires y de Lujan. $i 2 wns bien In primera apuesta fuerte de Rivadavia, os decir, debilitar los aleances del congreso cordabés, tuvo razonable aceptacién parlamentaria, no sucedié lo mimo con su segunda propuesta, In ley del indulto, Bsta exoneraba a los participantes de los varios levantamiontos sucodidos en 1820, pero luego de haber sido debatida intensamente fue rechazada por mayoria y recién volveria a ser objeto de debate algan tiempo despuds. De ex modo, y como se observa a través de las diferentes iniciativas ‘que surgieron de los ministros de Martin Rodriguez, la construc: cidn del poder simblico y politico se lograria de forma gradual. El peso de a oratoria, la potencia argumentativa y la eapacidad ae convencimiento hacia el auditorio resultaron determinant 4 la hora de hacerse de loa votos necesarios para materializar las propuestas, en un momento en que, como se advirtié, ain no Ihabia delimitaciones facciosas precisas. Durante esos ats, la politica no era percibida coma un asunto que involuerara gru- pos o faeciones detarminadas, sino individues independientes, racionales y preferentemente ilustrados. La Sala se vio colmada do abogados, de juriatas y de aquellos que habian recorrido la ‘movediza "earrera de Ia revolucién”. No obstante, hacendados: y comerciantes tanto de la eiudad como de In campatia tambien ‘se contaban entre los nuevos representantes, aunque sus inter venciones eran algo esporidicas dejando la inieiativa de piblica” alos hombres de la pluma y Ia palabra, Las reformas rivadavianas tuyeron un conjunto de medidas tondientes @ un tipo de regula. cidn social. No sélo sbarcaban la idea de regular as relaciones 1 sociales, sino también aquellas que se daban en el interior del Patado,viéndose refejado eto sitio en divin de funsion fe ‘uadros directivos. Una audaz reforma eclesidstica y la {i reformas que impuls6 la administracién rivadaviana consti- ! suptesin de los eabildos significaron pasos importantes hacia, In concentracin del poder politico. Otra ley de reform, aplicada al Ambito militar, potendia no aslo dar forma a un ejército mas educido y menos peligroso para el orden piiblico, sino y sobre todo mis decididamente sometido ala administracién civil. Esto ‘timo se logré mediante cambios como la reduceién en el simero de oficiales y Ia prescindencia de hombres que guardaban pres- tigi y autonomia. Por otro lado, con el abjetivo de lograr mayor estabilidad politica y, debido a la estrecha relacin entre los fre ‘uentes alzamientos y los ideres castrenses, se opté por alejar a las tropas permanentes de Ia ciudad de Buenos Aires. De esta forma, el grueso de la estructura marcial fue desplazado hacia las fronteras para extenderlas y resguardarlas de las tribus pampas y ‘sraucanas. Asi, Rodriguez ensanchaba “ls limites dela provincia [com el eonsecuente} deseo de emplear los eaptales en un negocio el mis lucrativo, {mientras} dio fomento ala industria dela ria do ganados, que hasta entonces se haba mirado en poco a pesar de Ja foracidad del suelo Las roformas qu bajo influencia de Rivadavia dieron resultados muy pronto: “Los ‘ngresos al tesoro eran més cuantiosos, oe empleados civiles y nilitars, el clero reformado, eran escrupulosamente pagados: se construyé el mercado piblico. Se mejoré el servicio del hos pital de caridad publica. Se fund6 una sociedad denominada de ‘Beneficencia; surgieron como por encanto nuevas poblaciones (ha. ado también} estimables garantias publica: Ins del derecho de propiedad, la individual, le de la prensa libre™* Este panorama Tegado por un testigo de époea pucde ser complementado por re ferencias sobre la eficacia de las rformas en otros ramos, como ‘en el dela educacin: 8 nat, Tomas, Memoria Riad, Mona la utr Argentine Brose Beeoos Aire: Bicone Argentinas, 1944,» 35 4 Tem, pp. 5258 a nos ut inteucsi pblicn ha reibido un considerable ineremento: on ‘eda diteito de a Camspaia, qu por lo goneral co compone de dos ‘cuatro mil alma, el erario ha dotado una escuela de primeras letras: en la ciudad ha formado més de veinte pars jovenes do isos sexo, sn incr ni on una ni en ora malitud de excuelas particulares See evigido una universidady esablerdo un clesio| Ae cencias morales, otto de eiencias naturales, y otro de estudios cclesidaticn.* Bl centro académico aludido ora la Universidad de Buenos ‘Aires. A pesar de que la ciudad homénima habia crecido conside- rablemente, y que incluso habia Ilegado a ser capital virreinal, ‘hasta Ia Fundacion de dicha casa de estudios on 1821 los portiios debian trasladarse a Santiago de Chile, Chuquisaca o Cérdoba para instruirse, Las reformas también afectaron el rubro de la justicia. Se tablecié para el dmbito urbano un régimen judicial de primera letrado y rentado, Se dvidié la campafia en departa: zmentos asignando a cada jurisdiccién un juoz de paz, cargo de cardcter lego y ut honorem. Bn el mbito dela economia so cred ol Banco de Descuentos, entidad que estaba autorizada a emitir ‘moneda. También se fundé la Bolea Mereantil buscando dinami- ‘ay el comereio kiego de tantos afios de guerras y estancamiento {econdmico. Se entablaron negociaciones para lograr un emprés tito con la casa britéiniea Baring Brothers al objeto de realizar obras publicas. Se instituyé el Departamento Topogrfieo, fil indicador del repunte del sector rural y de la importancia de contar con rogistros catastralos mas precisos de una terra que, ‘racias a los avances de las milicas, se extendia cada dia més Ihacia et sur y el oeate. Con ello, l proyecto rivadaviano buseaba, promover la posesign de esas tierras por parte de los hacendados ¥y establecer asi nuevos derechos de propiedad que terminarian, 5. Nike, Benito Ignacio, Nona Altres, poten y etadatizos de fax Provineiae Unidas det Rode ls Plat. Londen Ackermann, 125, 30. afectaudo los intereses de numerosos pobladores rurales con an tiguos derechos de posesién, Bn relacién alas politicas de la tierra, lrivadavianismo tam: bin pretendié impulsar la inmigraci6n europea para fomentar Ins tareas agricolas. A mediados dela década de 1820 una colonia fescocesa se asentaria en Santa Catalina y se dedicaria prineipal- ‘mente a Ia elaboracién de productos Licteo. Otras colonias con contingentes de diversas latitudes, principalmente de Francia, fueron por entonees planificedas pero fracasarian coma cons cuencia de la inestabilidad genorada por las posteriores quer «ives. Las reformas clericales fueron sin duda las més proble maticas entre aquellas que encaré la gestién de Rodriguez, Inspiradas por las ideas de la Tustracién yen la constitueién ci vil del clero implemontada en Francia poco después de iniviada la Revolucién (1790), a través de ollas se suprimieron algunas 6rdenes religiosasy el Estado se apropié de sus biencs, También se pusieron en practica una serie de reglamentaciones que di- flcultaban ol ingreso a Ia vida conventual y se suprimieron los diezmos. Los impuleores de laa reformas entendian que den- ‘ro del giro modernizador que querian implementa, la Iglesia representaba, en varios aspectos, una institucién retrégrada ‘que ademas habia gozado de mucko influjo politico. A través ‘do estas medidas se buscaba reforzar al Estado y escindir con mayor claridad la esfera religioea de la civil, fortaleciendo la Ultima, Aunque las medidas no eran propiamente anti eclesids- ticas, pues con ellas se pretendia priorizar y sostoner al clero secular en desmedro del regular, despertaron resistencia entre ‘un amplio sector dela Iglesia. A su ver, provacarian desconten- to entre sectores conservadores y subalternos. Pero, por sobre todo, brindaban fundamentos a ios disconformes, que eon cada reforma iban en aumento, para amalgamarlos bajo un mismo estandarte. A través de la prensa, clérigos come Cayetano José Rodriguez o Francisco de Paula Castafeda criticaban con iro- ‘fa Ia politics eclesisstica impulsada por Rivadavia y todo el basamont ideologue servi como sustento para It gone tala de In retran Lar de Cartaods een ey Plein de sus pee Inexistencia do "un acisn mimoroea de Sanculoteny teats se aborecon a Venerable Cer ‘partir de eta covuntua, ron mand forma“ oto partido, de os que queria stoner el pblerae ya de ls aoe uerian absisties lan comunidades religions? Fialnente como consecusnia del matesar genera por las tomes 1825 ntl un mot digo porel ex directorial Gregor Teg Sestenidopor certs oiales tornados, sua aPambnes os canon aI Iglesia, el ovine, sin apoyo mai tenn an aco, Si bien pu ser repre por un redid coor te toldados qu estab apostado nel Fuerte yqusemanture ah él matin desnud as prieras fara des plfen riadove, nat A su ver, demoatr In ipratoncin que hala senfcnds "a pail desmiltarizasién den cudnt, Bn una enreiata sos or ese enonces habia maneni ivadavn con Joba M. Posies ~repreventantenoramercan en Bunon Aer al tee Porte le habria onerado quel Gobierno hata mates ata prevenir la postldad deer derocado por ron, pers ‘is miembros eatin reeling a raiare de ence ica i leg etablocere que no esta cone apy de I pein public’? La afrmacin de Rivadavn sj aioma Se eee ae ly ntentorncultvabany defendant forma de oheroe ue ntentabansliicar dba apayarae siempre en la opinion psblien. En otras plabran, retendlan preocndi delapoyo de {6.De Paulo Catan, Francis, “Prospect de un new peri intitlads ‘Ma Guardia vend por el centinala ya ein seria yore ial dl i’, 28 de ast de 1822. 7. Bera, unm Manuel. Memoriag cries. pi. 4 8 Forbes John Murray. Once aos on Bue Aire, 188.44, Bunn Aires mei, 1968, 200 lag fuoruae militares diferenciéndose de todas las experiencias politeas que los habian precedido. De este modo, “lo que hasta fentonees habia sido el asunto exchisivo de la espada, pasé a ser cl prineipal negocio de gabinete."° dando lugar al predominio del elemento civil por sobre el militar. Betas ideas eran compar: ‘tidas por gran parte de la intolectualidad de Ia époea, la que se convoruba en Tos eafés cercanos a la plaza de Ia Vietoria —ae- tual Plaza de Mayo, la que se reunia en tertulias como Ia de Beteban de Luca. En e808 encuentvos se leian y comentaban las ‘obras de moda del abad de Pradt, Benjamin Constant, Antoine Destuts de Tracy, Jeremy Bentham y otros autores. Dicho circulo ‘apoyabea al gobierno y era frecuentado por hombres como Miguel Darregucira, Avelino Diaz, Aimé Bonpland, Juan Lafinur y Juan Cruz Varela. Muchos miembros de ese grupo formaban parte de la vida asociativa de entonces, divdiendo sus ecupaciones entre I reciente ensefiana universitaria, la actividad elentfica, 1a le toraria y el periodismo. También participaban activamente en las flamantes academia de Jurisprudencia, Fisica, Matematica, ‘Misica, Medicina, adema de hacerlo en otras agrupaciones hi ‘manistas como Ia Sociedad Literaria 0 la logia Valeper. Dado que recientemente remareamos que Rivadavia asegus aba que gobernaria sélo con el consentimiento de la opinién pi blica, vale la pena indagar brevemente qué ontendian los actores de ese tiempo por aguel concepto, Para el grupo rivadaviano, la vor “opinign piblica", primera vista, constituiia el dictamen de Jas mayorias o del “puchlo’, Pero no justamente de las mayorias ineultas, ya que podian degenerar en "tirania de opinién’, y eso ssucedia cuando eran manipuladas por un “eaudillo” oder do una “acciin’. Es por ello que Ia opinién piblica, para los adeptos de Rivadavia, debia gestarse, iustrarse, pulirse, siendo tarea del robierno la de instaurarse en pedagogo del pueblo. Con este 8, Nien, Beit Ignacio, Notas Aistrico, politica y estado de las Procnciae Unidas del Bio dle Pata, et p29. ™ wean tido, se aflrmaba “la opinién publica no es una cosa que se ‘merea, 0 que se encuentra en el medio de la calle: es menester organizarla".® De ali, como vimos, el gran impislso dado fa edueacidn y a la divulgacién de Ia prensa, Los rivadavianos invitaban a sus compatriotas “en us diferentes condiciones y ap- titudes, a que se ocupen atontamente de la cuestién que se agita, cen los peridieos: a que la miren con un espiritu deinvestigaci ‘que se empapen en ella, yformen por resultado el buen juicio". ‘Au ver, pretendian qué los ciudadanos “aprendan a cbrar por [Esta exhortacién al acceso de informacién y ala participacién ciudadana estaba relacionada on la vida politiea que se pretendia promover en Buenos Aires. Ignacio Niiez, tl ver el mas estrecho colaborador de Rivadavia, _Asequraba que se habia refrendado tn deereto por el eual el go. {bierno *proseribié como una obligacién la publicidad en sus actos; {su gjecucin llevada hasta el téemino de haberse asegurado (..] ‘que no existe en todos los departamentas un sole documento reser- vado, ha puesto al aleance del pueblo las leyes, los decretos,y las Jordenes que ha producido..”." De aqui se desprende la manifesta «= | intencidn de transmitirtransparencia en ef manejo de lo public | por parte de los mandatarios hacia sus gobernados, Se buscaba difundir ls medidas gubernamentales, pero también los debates | de Ia Sala de Representantes. Para esto timo ae construyé el | recinto parlamentario con una configuracién arguitectnica que yermitia la concurroncia de los ciudadanosfacilitandoles la fsea- 12 Bin 1 ne. itn ys Cn iar’ Setanoe pao Hats epnin ons ae ‘Senado de In Nacién, 1960, “ 1, Ent, 0 de vee 8 Brea Mae Cte Shrry acute praia etn oe 12 BP de pt G6 ies Mal Ss Te 1 Nite, ni pm Hk hire, Prt Unda Paap tas y stadt de lax memento mADARANO 8 1H e lizacién de la activided politica do sus representantes. As, mitad realidad, mitad deseo, el periico filorivadaviano Bl Centinela, ‘aseguraba en noviembre de 1822: “Aquel mismo pueblo retraido ‘en unas 6pocas; mudo en muchas, escasamente oxpresivo en la sesién del 21, en Ia de este ao se ha desplegado de tal modo ‘que he tomado el eardeter node un espectador atento, sino de un, rigid fiscal en muchos casos” ‘La particular forma con que se habia disefiado la Sala de Representantes habia tenido como fuente de inspiracién los eseri tas del filécofo briténico Joremy Bentham. Una relacién epistolar 1 de amistad unia a este diltimo pensador con Rivadavia, Bl fruto, de eve diglogo permitia @ ambos imaginar la instauracién de una ‘nueva ingenieria social que facilitara maximizar la felicidad y sa- tisfacein de los ciudadanos reduciondo su sufrimiento, seein las saximas de Ja flosfia uiltarista en boga por ese tiempo. Si el tencorsetado contexto politico europeo luego de la Restauracidn im- ppedia aplicar muchas de esas innovadoras propuestas, la América recién emancipada resultaba un campo virgen y permeable alos, {dearios benthamianos. As, algunas de las reformas emprendidas por Rivadavia llevan la clara impronta dl pensador britsnico, Por ar un ejemplo, el roglamento de la Sala de Representantes que rogulaba el comportamicnto de sus integrantes esti basado por ‘entero en sus obra “Téctica de las Asambleas Legislativas”. Sin ‘embargo, no todas las reformas rivadavianas fueron incentivadas por la doctrina de Bentham, Muchas do ellas nacieron como una réplica de Ins medidas impulsadas por Carlos THI en Bspaia du- ‘ante la segunda mitad del siglo XVIIL Detras del relormismo bis ‘pénico, se enconteabs el activo Conde de Floridablanca, méximo fexponente del despotismo ilustrado peninsular. Desde un papel, similar al que a Rivadavia le tooS ocupar en relacién a su gober- nador, Floridablanca, en tanto Seeretario del Estado, modernizé, contrliz6 y fortalecié a la monarquia espaftola, Lo pudo lograr ‘promoviondo Ia edueacién y robusteciendo la ensefanza secun- daria y universtaria, Pero también, debilitando la autonomia de la Teles (fue uno de los mayores artifices de In expulsisn de los, jesuitas on América) A su veg, fomenté la agricultura y crué las sociedadesliterarias y de beneficencia. Demasiadas casualidades. Rivadavia parece, en muchos aspectos, haber obrado siguiendo la traza legada por Floridablanca. El objetivo principal de las reformas impulsadas en Buenos Aires ge sostuvo en un basamento ideol6gico muy mareado, Sus promotores estaban convencidos de que los cambios Nevador ‘cabo eran en beneficio de la sociedad, Pero también eran conscien- tes de que emprendian uns aventura inédita en muchos aspectos x que, para llevar a buen puerto ese conjunto de medidas, se debia, ‘pagar un importante costo politico. Rivadavia y Garefa, en mayo 4e 1825, presentando un balance en la Sala de Representantes e todo lo que se habia realizado hasta ese momento, sefalaban ‘que no oe habian: *Podido plantificarse las nuevas instituciones, sin romper y arranear con vielencia antiguos cimientos, sobre los ‘que el cureo de los afios habia amontonado memorias venerables, ¥y dejando arraigar intereses de todo género. Psta andua obra he ‘sido ordenada con valentia por las dos logislaturas precedentes, ¥y el gobierno, para ejecutarlas, ha debido vencer resistencias, y ‘chocar con sentimientos personales y preocupaciones communes". Comienzo de las divisiones politicas _y primeros proyectos de union E115 dejunio de 1822, Manuel Moreno, hermano del lustre y mal aventurado Mariano, iniciaba sus funciones como representante. Esta figura emblemstia, cua, federal por doctrina pero, sein sus contompordneos, de caricter complejo, colaboré tal vez como ‘ning otro en iniciar una completa ruptura dentro de In Sela de Representantes. Silas reformas eclesaticas tuvieron opositores 14. Le Ata Argentina, 18 de mayo de 182, on Biblia do Mayo, Coleen dt bros y documento para la Mitra Argentina, pt ‘ocasionalus, Moreno inaugurd una tendencia politica que seria ad- ‘versa ala gestin rivadaviana por definicin, por sistema y de la ‘que no se apartaria jamés, Esta situacidn colaboré a que algunos, de los principales referentes do la Junta provincial, quienes an- tes oe mostraban dubitativs frente al miniatro Rivadavia, luego ‘cervaran fas por eu causa, Durante el afo 1823 se eomenzaban ‘a distinguir dentro del recinto deliberativo dos frentes més deli mitados, con algunos diputados que si bien se resistian a ciertas medidas del Bjecutivo —incluso con scalorados discursos—, por”) lo general tendian a favorecerlo, De ese modo se conformé un | [grupo integrado por quienes entonces fueron denominados “opo- |_| ‘itores entre los que ya encontramos «Manuel Dorreg, Manuel» ‘Moreno, José M. Diaz Vélez, Pedro Medrano y Esteban Gascén; | ‘rente a otro mas cereano a Rivadavia, en el que se ubicaban Diego | Zavaleta, Julién S, de Aguero, Juan M. Fernindez de Aguero y | ‘Valentin Gémes, entre otros. ) Estas erecientes tensiones politicas entre los sectores dir agentes deben ser contextualizadas en un escenario que excede cl mero marco bonaorense. Aunque sea certo que desde la eaida del Directorio cada provincia habia emprendido el eamino de la | | ‘autonoméa, no lo era menos que aquello que sucedia en la vieja | * capital virrinal no resultaba indierente para ninguna de ellas, Por dar un ejemplo, el modelo de la Sala de Representantes im- plantado en Buenos Aires durante 1820 fue lege introducido con ‘entusiasmo en el resto de las provincias. Algunas noticias de la prensa porteda,y otras que eran recopiladas yreproducidas en las ‘escasaa publicaciones existentes en el Interior, permitian estar al ‘orriente de las reformas implementadas en la ciudad-puerto, las ‘que repereutieron entre curiosos, entusiastas y detractores. Sin lugar a dudas, aquellas que se efectuaron en el Ambito religioso fueron las que también més pasiones despertaron en todo el pais. Paralolamente, lo que sucedia en el exterior, como veremios acto soguido, comenzaba a tener un peso eada ver mis decisivo, acele- rando los procesos que ayudarian a defini la situacién de un con- junto de soberanis regionales que no parecian ponerse do acuerdo intograrse bajo una sola. Buenos Aires tomar Ia iniciati {de acercamiento con el resto de las provincias justificando sus ‘maniobras en cuatro cuestiones quo pasaremoe a detallar. [La primera, en loa numerosos antecedentes de organizacién ‘nacional: desde la Asamblea del afio 1813 hasta el infructuoso ccongreso cordabés anteriormente mencionado, se buses repetid ‘veces organizar un nuevo Estado rogido bajo una carta const ‘sucional, Si bien esos intentos habian fracasado rotundamente, ‘no es menos cierto que reflejaban una cierta inclinacién por la ‘unidad. Incluso les propuestas politicas més opuestas a las del centralista gobiorno directorial habian promovido la existencia ‘de un gobierno general regido por una ciudad eapital. Un: _gunda euestin quo también colaboré a un acereamiento entre Jas provineins surgié de Ia necesidad de dar una respuesta con- sensuada a los representantes que Espatia envi6 a Buenos Airos para negociar una salida a sus diferencias diplométicas. Mientras tanto Rivadavia buscaba cerrar un acuerdo con Gran Brotaia, para que esta potencia reconcciera Ia independencia, Lo que no parecia claro era Ia jurisdiccién en Ia que dicha independenc ‘dobia ser reconocida. Por esa razén un entendimiento ent I provincias resultaba vital, Un tercer motivo que incentivaba ‘2 renovar los antiguos vinculos entre los peblos del extinta virreinato lo constituyé el intorés que existia en ciortas provin cias por conformar un Hstado general a imagen y semejanza de Jn experiencia bonaerense. En pequefo y sogin sus modestas posibilidades, cierias administraciones del interior (San Juan, Salta, Mendoza) habian reproducido algun: vvadavianas con diverso grado de éxito. Exist ‘motivos que, acriterio de las elites provincianas, jusifieaban tn Estado centratizado: el temor ala influoncia desbordante de los ‘audillos que dominaban —formalmente como de facto diver- rogiones del pais. Existia, finalmento, una cuarta motiva- ign alin mas acuciante —y que ahora profundizaromos— pat tratar de unificar las provincias: el emergente conflito con el Imperio del Brasil por le euestién de la Banda Oriental, Result ‘me woounec nA i ” cevidente quo, pera este caso, se pensaba que la unién hac fuerza. Hl temor ala agresion de un enemigo externo podria ace- lerar y motivar lo que de otro modo levaria aos. ‘Brasil, Argentina y Uruguay no eran ni remotamente las nas cones que hoy dia conocemos; ni sus sistemas politicos, ni sus go biernos, ni sus alcancea geografics estaban claramente definides nise eorresponden con los actuales. Argentina era un conjunto de provinciasfragmentadas que tenian como antecedente inmediato tl hecho de haber formado parte de las Provineias Unidas del Rio de la Plata. fos antes, habian sido parte de una misma admi- nistracién vireinal con cabeza en Buenos Aires, junto @ 10 que hoy son Bolivia, Paraguay y Uruguay. Este ltimo terrtorio—por ‘ese tiempo denominado Banda Oriental, habia sido permanen- ‘te motivo de disputa entre las coronas de Espafia y de Portugal, logrando sua habitantes wna brevisima autonomia entre 1816 1816. Antes y después de ese lapao ese territorio estuvo bajo influ jodel dominio espafal, luego fue depondiente de a supremacia del Directorio porto; més tarde estuvo bajo soberania portuguesa, pata finalmente constituir la més austral de laa provincias del ‘lamante Imperio del Brasil: la Cisplatina. En cambio, e! Imperio ‘rasilesio habia nacido como fruto de la desobediencia de Pedro, hijo del ey de Portugal hacia su padre, Juan VI. Actuando como, rogente de su progenitor en Brasil, a través del célebre Grito de Ipiranga —“Independencia 0 muerte", Pedro opté por plegarse tas brasileios que buscaban independizarse de la los nacional ‘metrOpoli nombrdndolo su emperador. El nuevo Imperio, a posar de su enorme extensién, tenia limites inciortos. Adolecié de una ‘gran inestabilidad politica durante sus primeros arios de vida y ‘debié afrontar una sucesiva serie de conflictos militares contra, ‘Buerzasleale a Portugal, nsurrecciones de los rebeldes orentales ¥ finalmente haciendo frente al eéreito republicano rioplatense. Como dijimos, la Banda Oriental habia sido motivo constante de disputa entre Espaiia y Portugal. Por eao, resulta légico que Jos problemas no retueltos antoriormente hayan. persistido en Tos nuevos estados que surgieron como heredoros de las antiguas 2 wanes juriadicciones coloniales. Las tierras que cubrian el este del rfo ‘Uruguay y el norte del Rio de la Plata hasta el auente del Tbicuy formaban, para fines del siglo XVIII, parte del virreinato del Rio ela Plata, i séloa partir do 1815 e territoro oriental logré una fiagaz autonoméa, un afo mas tarde seria nuevamente invadido ‘por las tropas husas al mando de Carlos Lecor. Recién en 1820 es- ‘tas ltimas fuerzas lograron derrotardefinitivamente a ls orien- tales que haban resistido Ia ocupacién siguiondo las directivas de ‘Artigas, As, la situacién siempre inestabe del territorioconguis- tado se agité cuando en 1822 Brasil se independizs de Portugal “Aprovechando a ceyuntura,fuerzas locales intontaron sublevarse y pidieron ayuda a sus vecinos riaplatenses, quienes no estaban ‘onvencidos de colaborar por temor a enfrentarse con un ene: {0 algo aturdido pero atin muy poderaeo, Buenos Aires luego de ‘muchas afos, ozaba de una paz general y de una prosperidad que ro tenia intencin de abandonar para aventurarse en una senda tan riesgosa como impravisible. Desde que se habia disuetto el Directorio, la élite portefia habia podido al fin dedicarse a sanar ‘sus horidas y administra las riqueras desu provincia y aquellas ‘que legaban a tavés do su préspero puerto, Pero esa tranquilidad no estaba destinada a durar mucho tiempo. A pesar de que los pedidos orientales de colaboracién recibieron una respuesta poco tentusiasta de los gobernantes bonaerenses, los opositores politicos 4e estos sltimos y amplios seetores dela opinin piblica portefia se volearfan forvorosamente en su favor. Auxiiar al pueblo inva-

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